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Jóvenes:

cuerpos significados,
sujetos estudiados nomadas@ucentral.edu.co • PÁGS.: 104-117

Manuel Roberto Escobar C.*


El presente artículo propone un acercamiento a tres de los principales sentidos sobre el sujeto joven que han delineado
momentos y perspectivas de los estudios elaborados en el marco de la línea de investigación en Jóvenes y Culturas Juveniles
del IESCO - Universidad Central. Un primer aspecto es la irrupción de los jóvenes: de la violencia a las culturas juveniles.
El otro es el paso de “la identidad” a las experiencias de subjetivación. En tercer lugar, se desarrolla la propuesta de una
corporalidad juvenil en disputa. Para finalizar, se proponen algunos retos metodológicos que en concordancia con estos
planteamientos han enfrentado varias de las investigaciones en el tema de juventud aquí referenciadas.
Palabras clave: jóvenes, culturas juveniles, subjetividad, subjetivación, corporalidad, metodologías de investigación.

O presente artigo propõe uma aproximação a três dos principais sentidos sobre o sujeito jovem que têm delineado
momentos e perspectivas dos estudos elaborados no marco da linha de pesquisa em Jovens e Culturas Juvenis do IESCO
– Universidade Central. Um primeiro aspecto é o irrompimento dos jovens: da violência às culturas juvenis. O outro é a
passagem da “identidade” às experiências de subjetivação. Em terceiro lugar, desenvolve-se a proposta de uma corporalidade
juvenil em disputa. Para finalizar, propõem-se alguns desafios metodológicos que em concordância com estas propostas
têm enfrentado várias das investigações no tema da juventude aqui referenciadas.
Palavras-chaves: jovens, culturas juvenis, subjetividade, corporalidade, metodologias de pesquisa.

This article is an approach to three different meanings about the youths that have been studied by IESCO – Universi-
dad Central in the framework of Youths and Juvenile Cultures research. The first aspect is youths break into: from violence
to juvenile culture. The second one is going from “the identity” to subjetivation experiences. The third one develops the idea
of a struggle for a juvenile body. Finally, as a consequence of the approaches reported here, it suggests some methodological
challenges that several researches have met while studying this subject matter.
Key words: youths, juvenile culture, subjectivity, subjectivation, body, research methodology.

ORIGINAL RECIBIDO: 09-XII-2008 – ACEPTADO: 02-III-2009

* Magíster en Educación Comunitaria. Estudiante del Doctorado en Estudios


Latinoamericanos de la Universidad Nacional Autónoma de México,
UNAM. E-mail: emanuel_roberto@hotmail.com

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¿Q ué nos lleva a describir-
nos como adultos o jóvenes? ¿Cuá-
“encauzar” su energía, de “brindarle
orientación”, de hacerle parte de un
to? ¿Cómo abordar al joven sin un
correlato imaginario del adulto?
les signos lo señalan en el cuerpo? modelo de civilización predominante.
¿Qué interpretaciones damos a una Dicho par simbólico deriva lu-
u otra condición? A nivel simbóli- Joven y adulto emergen enton- gares y funciones sociales espe-
co, el dúo adulto-joven se vincula ces como espejo de alteridad. Al cíficas, que si bien no llegan a
estrechamente con otros pares marcar los propios atributos, surge concretarse plenamente, operan
constitutivos de las sociedades oc- la diferencia del otro, los contornos como ideales, como derroteros para
cidentales, tales como mismidad- de una noción delimitan la opues- las identidades normalizadas. Si,
alteridad, orden-caos, bien y mal, como se ha dicho, la juventud es
incluso con el de masculinidad-fe- una creación de la modernidad
minidad... El par en mención se (Margulis y Urresti, 1998), los dis-
impregna de las atribucio- positivos institucionales y las tecno-
nes de significado de estos logías del yo1 que caracterizan dicha
binarismos, y aporta a las sociedad se esfuerzan una y otra vez
representaciones de estas socie- por disciplinar ese cuerpo significa-
dades, a las maneras como se ima- do como joven, por forjarlo dócil has-
ginan la acción humana (Serret, ta incorporar sus fuerzas en la
2001). Y es que la categorización máquina socioproductiva. Por tan-
como joven inevitablemente re- to, hacer del joven un sujeto con
fiere a las interacciones entre las plena inserción social sigue siendo
fuerzas del poder, el saber y el de- un empeño de las instituciones y po-
seo, que constituyen a los sujetos y líticas occidentales. Lo joven aplica
que son fundantes de la cultura. como concreción de las bondades de
este modelo civilizatorio (por
La noción de joven aparece como ende, se lo designa como
pareja simbólica de la de adulto. Sin promesa de futuro, motor
embargo, lejos de ser un par com- del cambio social, sujeto de
plementario, ambas categorías sue- derechos, etc.) y, al mismo
len evocar significados opuestos en tiempo, también personi-
virtud de los adjetivos que a fica las desgracias de la
cada una se le imputan. Con trasgresión de dicho or-
frecuencia, y por qué no de- den, se torna en algo así
cirlo con bastante ligereza, lo jo- como nodo simbólico de to-
ven es esbozado como antítesis de Ludwig Zeller (Chile 1927), “Retorno al país natal”,
dos los males (un joven tam-
lo adulto. Mientras que lo segun- 1971, del libro 50 collages, Canadá 1981. bién puede ser portador de violencia
do es referido como autónomo, y muerte, hedonista, consumidor,
capaz del ejercicio de la libertad y ta, los movimientos de una ponen en adicto, etc.)2. No en vano la escuela
gobernado por la razón, lo primero tensión lo designado en la otra, de se sigue preguntando por su papel
parece ser definido por la carencia manera que el par juega un papel en la conformación de las subjetivi-
de tales atributos, y/o por estar en tanto de negación como de consti- dades juveniles, los programas del
proceso de adquirirlos: su potencia tución: “El afuera no es el otro. El Estado buscan incidir en la partici-
se atribuye más al impulso, al afán otro se constituye gracias a una ar- pación de estos “nuevos” ciudada-
de sensaciones, a una supuesta y monía espacio-temporal que esta- nos tanto como en su “desviación”
explícita proximidad al deseo... En blece una zona de intercambio con delincuencial, las ciencias de la sa-
esa lógica, lo adulto florece como en- lo mismo” (Garavito, 1999: 118). lud y la población se inquietan so-
carnación del orden, mientras que ¿Cómo configurar los límites de lo bre su sexualidad y su reproducción,
lo joven más bien alude al caos: de joven sin establecer –así sea arbitra- la Iglesia interroga los múltiples sen-
ahí la urgencia de educarle, de riamente– las fronteras de lo adul- tidos de trascendencia que circulan

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en ellos/as, etc. En consecuencia, gencia del joven como un nuevo ficante hueco que se llene de asig-
de la singularidad juvenil –con su sujeto social. Así, la heterogeneidad naciones. Las consecuencias son más
variedad de expresiones y manifes- emerge en su esplendor. Ni la tota- que teóricas, constituyen formas de
taciones– las sociedades occidenta- lidad de los jóvenes son “promesa de lo social e inciden en la conforma-
les contemporáneas esperan una futuro” o “rebeldes sin causa”, ni ción de las subjetividades. Los dis-
inserción educativa, laboral y fami- todos los adultos se constituyen en tintos predicados que se dan a ese
liar que precisamente es lo que de- sinónimo de adaptación y autono- sujeto joven configuran sentidos vi-
fine el ideal de un adulto productivo mía, de manera que los imaginarios tales, prácticas sociales e incluso
y consumidor. Lo paradójico es que sobre unos y otros identidades. El efecto de esas
dichos lugares son cada vez menos se multiplican. nociones es performativo en
probables para la adscripción el sentido de que producen
de buena parte de las perso- las realidades que enun-
nas del planeta, lo que no cian 3, tienen la fuerza de
evita que los ideales de su- constituir experiencias espe-
jeto operen con fuerza: cíficas en que la categoría
constituyen el cuerpo, joven toma diversos significa-
circunscriben la experien- dos. Por tanto, el surgimien-
cia e incluso definen los to de los/as jóvenes como
procesos sociales. sujetos con determinados
contenidos y lugares sociales
Sin embargo, el cuerpo se resis- amerita interrogantes sobre los
te una y otra vez. En la práctica so- poderes implicados, tanto como
cial existen muchos gradientes y por los momentos sociohistóricos
matices entre el par joven-adulto. Si que hacen posible tal emergencia.
bien cotidianamente pesan unos
imaginarios estereotipados de uno y Lo joven es entonces una
otro, las formas de encarnar lo jo- categoría construida social-
ven y lo adulto varían, oscilan, mente, construcción que ob-
son plurales. Las designaciones viamente no está exenta de
polares pierden así la univer- tensiones; es una categoría que
salidad de representación y la no alude a un universal ni a una
homogeneidad de este par simbó- generalización, sino que justa-
lico se desgrana en diversidades. Por mente se configura con significa-
ejemplo, al “mundo adulto” se le pro- ciones plurales y contextuales,
pone cada vez más la posibilidad de que además van cambiando. De
poseer los rasgos de los/as jóvenes. hecho, las distintas acepciones
Un adulto juvenil se va abriendo sobre el joven, los distintos senti-
paso, al extremo que la vitalidad, Ludwig Zeller (Chile 1927), “El General Arsenio Oran dos que implica un nombramien-
la lozanía y el afán de experiencia von Gutan”, 1966, del libro 50 collages, Canadá 1981. to u otro, con frecuencia entran
se constituyen en fetiches que cir- en conflicto, se contraponen, im-
culan en el mercado contemporáneo plican maneras contradictorias y
para quien pueda poseerlos; no son El punto es que el nombramien- hasta opuestas de entender las na-
ya atributos exclusivos de la juven- to de un sujeto como joven, y la sig- rrativas vitales, las trayectorias
tud. Por su parte, los “mundos juve- nificación del cuerpo respectivo, existenciales y los lugares sociales
niles” se visibilizan a medida que su implica ejercicios de poder. Si bien de dicho sujeto. Así, la categoría
presencia y propuestas interpelan el la juventud resulta “un concepto joven está en permanente disputa,
hoy: constituyen huella en el pre- vacío fuera de su contexto socio- hay luchas por su uso, por su apro-
sente más que tránsito hacia el cultural” (Valenzuela, 1998: 38), no piación, por la predominancia de
futuro, se habla incluso de la emer- se trata simplemente de un signi- unos significados sobre otros. La

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pugna se da en distintos registros Algunos/as jóvenes dan sus lu- te abocada al asunto. Se pretende
de la vida social. Un buen ejemplo chas por la apropiación de la cate- presentar algunos de los plantea-
está en el plano teórico, en donde goría en el orden participativo que mientos, con sus desplazamientos y
se debate constantemente sobre los/ la institucionalidad les propone, por tensiones, que han señalado buena
as jóvenes, se los investiga desde ejemplo, en escenarios como la es- parte del quehacer de varias perso-
variadas perspectivas y disciplinas, cuela y los sistemas de participación nas que se vincularon de distintas
se configuran lentes epistemoló- juvenil, y mediante formas colecti- maneras y en diferentes momentos
gicas y metodológicas para estudiar- vas del tipo organización juvenil con esa apuesta que formalmente se
les. La academia se ha abierto a la (Escobar y Mendoza, 2005). Unos denominó línea de investigación en
especialización en el tema, incluso asumen modos mucho más simbóli- Jóvenes y Culturas Juveniles del Insti-
existimos “expertos/as” en este asun- cos y singulares, signados por prác- tuto de Estudios Sociales Contem-
to. Las interpretaciones de aquí sur- ticas estéticas que también son poráneos, IESCO (antes DIUC), en
gidas –investidas de la rigurosidad éticas, como es el caso de la varie- la Universidad Central de Bogotá.
de un conocimiento producido des- dad de culturas juveniles que Se asume que este recorrido consti-
de las ciencias sociales– tienen emergen en los contextos urbanos tuye una interpretación particular,
consecuencias en diversos niveles; (Marín y Muñoz, 2002). Otros se y quizás hasta sesgada, de quien es-
una de las más evidentes es alimen- expresan en dinámicas, en las que cribe sobre pensamientos, búsquedas
tar las decisiones políticas hacia la trasgresión de la ley no es para y procesos que, por supuesto, no solo
ellos/as. nada un asunto exclusivamente ju- atañen a este grupo de investigación,
venil (Salazar, 1998), y en donde la sino a otros/as pensadores sobre el
Obviamente, además de la aca- vida y la muerte constituyen concep- tema en Colombia con quienes he-
demia muchas otras instituciones ciones centrales en su experiencia mos coincidido en varios espacios y
entran en esta apropiación de la vital (Serrano, 2004). Ciertos qui- tiempos.
categoría joven, buscando designar- zás interpelan en el plano más indi-
le e intervenir según el sentido que vidual, desde sus decisiones y
consideran debe prevalecer. Pero entornos más personales. Y de otros La irrupción de los
también ingresan las/os propios jó- simplemente no sabemos (por ejem- jóvenes: de la violencia
venes. La cuestión de las identidades plo, desconocemos notoriamente la a las culturas juveniles
juveniles cobra para ellos/as una experiencia juvenil en los distintos
importancia más que teórica. La contextos rurales). Para el caso de Colombia, los
apropiación, creación y resigni- estudios suelen señalar que los jó-
ficación de los significados circulan- La disputa por el nombramien- venes “surgieron” en la década de
tes sobre lo que es un joven les atañe to, por el sentido de lo que es o no los ochenta cargados de imágenes de
en tanto posibilita su acceso a esce- ser joven es entonces central en la violencia: acarreaban la muerte y el
narios, a recursos, les inmiscuye en experiencia social contemporánea. desconcierto social justo cuando
las relaciones de poder que les de- El interrogante por los/as jóvenes, demográficamente parecían aumen-
terminan. Hay en especial una lu- por las significaciones atribuidas y tar. Incluso hay coincidencia en que
cha por la apropiación de la palabra, encarnadas, y sus consecuencias su irrupción pública tuvo en el país
por apoderarse también de sus efec- para la vida social cotidiana, nos como hito el asesinato el 30 de abril
tos performativos, por hacer visibles aboca a indagar las posibilidades de de 1984 del entonces ministro de
sus ideales y cosmovisiones, sus sub- la existencia en el interjuego entre justicia Rodrigo Lara Bonilla por dos
jetividades. La tensión con los la potencia del cuerpo y las fuerzas jóvenes que se movilizaban en moto
vectores que las/os constituyen pasa que buscan constituirlo. El presen- (Salazar, 1998; Martín-Barbero,
muy centralmente por la interpela- te artículo busca entonces aproxi- 1998; y Perea, 1998). El fenómeno
ción a la representación: una y otra marse a unos sentidos particulares del sicariato propició que se consti-
vez cuestionan la legitimidad de la que han “impregnado” la categoría tuyeran en “objeto” de una preocu-
voz de quienes dicen hablar en su joven desde la experiencia de una pación social hasta el momento
nombre, liderar sus intereses y sus línea de investigación que por más inusitada, que convocó la interven-
saberes. de diez años ha estado centralmen- ción del Estado –con la creación de

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políticas y programas específicos– así so a la del sujeto inmerso en las tra- apariencia para constituirse en modo
como a la academia y sus procesos mas de la muerte y el caos. Todo un de presentarse ante los otros, de po-
de investigación de tales realidades. dispositivo orientado hacia las “po- nerse en escena, de performancia de
Tampoco hay que obviar la especta- líticas de juventud” extendió un identidad. Como lo propone Ángela
cularidad de los medios de comuni- horizonte de participación juvenil en Garcés:
cación, que hicieron visible casi aras de incentivar esta acepción de
exclusivamente un solo imaginario la política. Las culturas juveniles urbanas
del joven (el sicario, de sectores ofrecen un campo de investiga-
populares, vinculado a la delincuen- Una “tercera” imagen que apa- ción que supone el surgimiento
cia del narcotráfico y al control te- reció con fuerza hacia finales del si- de nuevos procesos de socializa-
rritorial de las urbes, se superpuso a glo XX en los escenarios urbanos del ción e identificación grupal, ello
otros jóvenes existentes, como por país fue la de un joven cuya expe- implica un proceso de visibi-
ejemplo, las organizaciones juveni- riencia vital se narraba estrecha- lización del joven durante el siglo
les de corte comunitario y/o artísti- mente atravesada por músicas y XX. Para reconocer ese proceso,
co con gran tradición en varias objetos culturales relacionados. Se- es necesario revisar la tensión
regiones del país pero con escasa vi- rrano (2000) señala cómo los modos entre el mundo del consumo ju-
sibilidad). Como consecuencia, sur- de acceso al consumo, particular- venil y el mundo undergound.
gió “un nuevo relato sobre los mente en los jóvenes de ingresos Considerando que mientras el
jóvenes del país […] así como nue- medios y altos, implican ciertas di- primero posiciona la juventud
vas estrategias institucionales para námicas de apropiación de los obje- paradigmática de la sociedad del
la producción de dicho sujeto” tos culturales en que la posesión bienestar, el segundo, se relacio-
(Quintero, 2005: 98). constituye un marcador del lugar na con la juventud marginal. Y
social del grupo desde una lógica del entre unos y otros, jóvenes inclui-
Pero si bien, “ratificando la cons- “gusto y del tener”, posible de satis- dos o excluidos, veremos que no
tante trágica de Colombia la juven- facer en las redes del mercado. Sin es lo mismo participar de la socie-
tud se convierte en actor público embargo, otra manera se da cuando dad desde dentro que desde sus
mediante la activación de la vio- el consumo se vincula a expresiones márgenes (2005: 43).
lencia” (Perea, 1998: 130), otras de corte alternativo, como por ejem-
imágenes surgieron ampliando la plo, las culturas del rock. En ambos Los primeros estudios se orien-
polifonía de significados circulantes casos se instaura un orden del estilo taron al vínculo de los jóvenes con
sobre dicho sujeto. Hacia 1990 la como referente fundamental en la el rock en nuestros contextos, con
cultura política nacional asistió a conformación de iden- lo que la presencia de las industrias
una iniciativa en buena parte tidades, estilo que va culturales se hizo evidente en tér-
agenciada por ciertos jóvenes uni- más allá de modas o minos de la configuración de “nue-
versitarios y vinculados a la vas” formas y estilos de vida tanto
formación en leyes: la individuales como colectivos. Pron-
convocatoria a la Asam- to, las denominadas culturas
blea Nacional Constitu- juveniles atrajeron la mirada
yente. La invitación a académica. Estudios sobre
esta reforma de la carta grupos metal, hardcore, punk,
constitucional del país skinhead, hip hop, góticos,
impregnó la noción del etc., enunciaron un jo-
joven con protagonismo ven muy protagónico
en la ciudadanía demo- en la producción de
crática y como esperan- significados y símbo-
za de las transformaciones los sociales. Emergie-
hacia el futuro. Pronto esta ron como constructores de
imagen, más cercana a la vida culturas singulares, con cos-
y al orden social, se contrapu- Ludwig Zeller (Chile 1927), del libro 50 collages, Canadá 1981. movisones y prácticas diferen-

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ciadas, y con formas de socialidad donde el poder ya no sólo busca con- La noción de culturas juveniles
que no se pueden entender como centrar a los sujetos en espacios ce- pone entonces el acento en una po-
previas a la adultez. La temporali- rrados (como la escuela, el ejército, tencia de autoconstitución de la
dad del actor social cambió en tan- la prisión o el hospital) con miras a subjetividad juvenil. Sin embargo,
to sus producciones culturales se la regularización y homogenización el concepto enfrenta varias dificul-
orientaron a la construcción de necesaria para un capitalismo de tades. Una es la generalización con
narrativas y referentes para el pre- producción industrial, sino que ade- que pareciera utilizarse frecuente-
sente, y no simplemente a la incor- más se apropia de las mentalidades, mente. En los dos estados del arte
poración por etapas o procesos de los los flujos de la comunicación coti- ya referido, sobre la investigación
códigos necesarios para insertarse en diana y la generalidad de las rela- en juventud tanto de Bogotá como
la cultura dominante. Por tanto, el ciones sociales (Hardt y Negri, de Colombia, realizados desde el
énfasis se trasladó de los procesos 2002), las culturas juveniles quizá IESCO, se destaca un forzamiento
de socialización juvenil al agen- resultan un ejerci- de esta categoría para realidades
ciamiento cultural de los propios cio de creación juveniles que quizá no lo son. Toda
jóvenes. agrupación juvenil no intenta for-
mas y actos de creación propios, sin-
Mientras que categorías como gulares y contextuales. Por ejemplo,
las de subculturas o contraculturas el consumo y la resignificación
pacieron entender estos grupos simbólica de músicas trasnacionales
como reactivos a las “anomalías” puede estar presente en muchos jó-
societales e identitarias generadas venes pero limitándose a un carác-
por la modernidad industrial, con ter lúdico, con lo que los estilos se
un énfasis en su marginalidad y tornan simplemente en
oposición respecto a los órdenes modas. En
culturales predominantes, los tra-
bajos de investigadores como
Marta Marín y Germán Muñoz
resaltaron una perspectiva de las
culturas juveniles que las entien-
de esencialmente como creación,
tanto de nuevas formas de comu-
nidad, como de variados modos de
existencia, de marcos de referen-
cia y de saberes singulares. Cons- Ludwig Zeller (Chile 1927), del libro 50 collages, Canadá 1981.
tituyen algo así como apuestas
desde la estética, pero estética de resistente a este biopoder que apun- tanto prime la forma, el estereotipo
la existencia y no simplemente del ta al control de la vida en su totali- pesa más que el fondo de lo que se
estilo como forma vacía y recepción dad y desde su interior mismo. Así: quiera significar. Por dar un ejem-
pasiva del consumo. Tampoco se ex- plo, no todo joven que usa cabello
plican sólo como agrupaciones Al sujeto contemporáneo no sólo en forma de cresta hace parte de la
neotribales en las selvas de cemen- le cabe liberarse, sino también cultura punk, ni todo punkero ex-
to, en donde las hordas des-identi- crearse, y en ese proceso definir presa indefectiblemente su concep-
ficadas de jóvenes establecerían prácticas de libertad, es decir, for- ción del poder con un atuendo.
afinidades emocionales efímeras mas aceptables de existencia […]
como reacción al individualismo No se trataría solamente de ejer- El otro asunto en tensión respec-
utilitario de estas sociedades. Si se cer unos derechos determinados to de la noción de cultura juvenil es
entiende un tránsito desde la mo- sino de definir nuevas formas de el de la dimensión política. Tal vez
dernidad racional, institucional y ser y existir (Marín y Muñoz, habría que sopesar el lugar de lo
disciplinaria a unas sociedades en 2002: 21-22). político en cada cultura juvenil en

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particular, y en los escenarios y mo- de horizontes políticos comunes (que impone, con lo que reiterativamente
dos específicos en que se presenta. no iguales) más allá de las particu- se tensionan los procesos de sociali-
Es evidente que varias de ellas con- lares concepciones de cada cultura zación de las instituciones, sus prác-
frontan la certeza de la representa- juvenil, puede resultar no sólo difí- ticas formales de subjetividad y su
ción y la primacía de lo institucional cil sino pertinente para sistemas, intento de fijar la identidad (la es-
sobre la acción política en la coti- como por ejemplo, el neoliberalismo. cuela es una buena muestra de esto).
dianidad de los sujetos. También La fragilidad de la memoria en es- Es preciso aclarar que dicha tensión
interpelan ejercicios de poder cen- tos colectivos, en tanto recuperación no es generalizable a todos los/as jó-
trados en el autoritarismo, así como de los orígenes globales y locales de venes, tampoco es constante en
en la homogeneidad de la expresión su cultura, de los procesos e hitos aquellos que la ocasionan, ni siem-
y la participación que se considera que la han configurado, incluso de pre es “exitosa” en términos de que
como ciudadanía legítima. Además, los personajes que la han liderado, devenga en resistencia. Tampoco
re-significan lo público dotando de es un asunto crítico en varias de las obedece necesariamente a un pro-
sentidos políticos tanto los territo- culturas juveniles, y explica esa rei- ceso intencionado o regido por la
rios inmediatos como las prácticas terada adscripción tan sólo desde el voluntad del sujeto. Sin embargo, su
artísticas. Sin embargo, no se puede registro de un estilo desconectado aparición en algunos jóvenes y cul-
obviar la reproducción en algunas de los referentes ideológicos que lo turas juveniles irrumpe en los órde-
dimensiones de ellas de los órdenes soportan. La cooptación y trivia- nes de la subjetividad, mostrándonos
que cuestionan. Piénsese en la pri- lización de las disidencias de las que las maneras de ser y existir que
macía del modelo masculino machis- culturas juveniles pueden entonces presuponemos como normales, espe-
ta en varias de las culturas del hip abrirse paso: “Los símbolos de la era rables, casi naturalizadas, no lo son;
hop o en ciertos rasgos de fascismo de la globalización poseen otros mo- y que siempre existen posibilidades
de algunas vertientes skin head. In- dos de significar. Se mueven anima- de fuga, de escape, de interpelación
cluso el recurso a la violencia es dos por un nomadismo incesante, a los poderes que someten al sujeto4.
asunto muy cuestionable en varias desconectados de las prácticas so-
culturas juveniles. ciales de referencia. En este contex- En términos de la relación en-
to ¿cómo construimos sentido?” tre poder-saber y constitución del
En la medida en que el énfasis (Perea, 2007: 44). sujeto, a la producción de una sub-
del sujeto no está esencialmente en jetividad rígida, consolidada como
la institución, y dado el ímpetu que “la” identidad, se oponen formas de
la acción de ciertas culturas juve- De la “identidad” a las subjetivación juvenil que pliegan
niles pone en el orden simbólico, es experiencias de tales órdenes e intentan ubicarse
posible, como ya se dijo, pensar en subjetivación externamente a ellos: algo así como
prácticas de resistencia que anidan identidades liminales, que oscilan
tanto en el cuerpo como en la expe- Una pregunta que trasiega los entre el adentro y el afuera5. Especí-
riencia y el territorio inmediato de estudios sobre los/as jóvenes, tanto ficamente, aludo aquí a procesos de
los sujetos. La fuerza está en el nivel como las prácticas sociales con ellos/ subjetivación en los que de mane-
de lo micropolítico, donde se inter- as, es la identidad. Dicha categoría ra particular los/as jóvenes ponen
pelan y horadan los poderes domi- se ha utilizado para explicar aspec- en conflicto los presupuestos de
nantes pero de manera singular, tos variados, desde sus comporta- aquella identidad moderna que pri-
variada y cambiante. La diferencia mientos sexuales hasta sus acciones vilegia un modelo civilizatorio y lo
emerge así como posibilidad política políticas. En tanto producto de la hace universal mediante la preemi-
concreta y contigua a la subjetividad, conjunción de las fuerzas del poder nencia de un sujeto ideal: racional,
como potencia de fuga, como deslin- con formas específicas del saber, la blanco, adulto, burgués, varón,
de de órdenes sociopolíticos que se identidad del joven suele aparecer heterocentrado, patriarcal, etc.
constituyen hegemónicos y naturali- como problemática: aquí y allá, en Ante la pretensión de esa identidad
zados. Sin embargo, se avizora un uno y otro grupo o situación, tiende consolidada, correspondiente a un
riesgo de fragmentación social en a escapar de las normalizaciones y yo nítido, unívoco del sujeto, a par-
tanto la posibilidad de constitución las estrategias que el poder-saber le tir del cual la subjetividad juvenil

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es indagada para determinar la una identidad que no sólo les resul- nicas y sus prescripciones para el
autenticidad del sujeto –su fideli- ta incómoda, sino que sobre todo sujeto. Miradas alternativas, cos-
dad a sí mismo en términos de su interpelan por sus consecuencias movisiones variadas, contradictorias
propia sujeción al modelo preva- para la convivencia humana. Ser y, tal vez, hasta bizarras, circulan
leciente–, emergen pluralidades de racionales, productivos para un in- destituyendo la verdad del conoci-
subjetivación. cesante consumo, y estables en la miento tanto como la unidireccio-
díada pareja-familia no constituyen nalidad de la existencia.
Siguiendo al filósofo
Edgar Garavito, y sus inter- En consecuencia, he-
pretaciones de Foucault, mos planteado distancias
“sucede que la identidad es con aquellas perspectivas
una forma del saber y una que asumen a los/as jó-
estrategia del poder” (1999: venes, sus expresiones,
135). En su concepto, pese estéticas y acciones, sus
a la multiplicidad de mane- culturas, como construc-
ras del poder, su presenta- ciones momentáneas de
ción puede darse en tres una subjetividad inaca-
formas que no son exclu- bada, inmadura, incomple-
yentes ni aisladas: la domi- ta; y que, por tanto, sus
nación, la explotación y la saberes son menos valiosos
sujeción. En la primera hay que los de las disciplinas
un factor ético-cultural que científicas, el “mundo
prevalece para la coloniza- adulto” y/o los acerbos cul-
ción de unos pueblos sobre turales que las institucio-
otros cuya diferencia es anu- nes tratan de inculcar.
lada. En la segunda, el én- Desde tal enfoque se corre
fasis está en la dinámica el riesgo de una visibilidad
político-económica que se- de lo juvenil que deriva en
para al trabajador de aque- la escucha y la “tolerancia”
llo que produce. En la sujeción de expresiones valoradas
el factor relevante es ético- como exóticas pero de bajo
existencial, en tanto se so- rango. El encuentro con
mete al sí mismo a una una alteridad así ilegítima
identidad que le es impues- e incompleta se torna in-
ta sutilmente por otro. Qui- viable, con lo que la nega-
zás es esta tercera forma de ción de ese otro signado
presentación del poder la como joven aparece para
que con más frecuencia po- desvirtuarlo. Se ha preferi-
nen en tensión ciertas ex- Ludwig Zeller (Chile 1927), “Los vicios de la memoria”, 1967, do la noción de subjeti-
presiones juveniles, lo que del libro 50 collages, Canadá 1981. vación a la de identidad,
no obvia resistencias rela- para dar cuenta de unos
cionadas con la clase y con la etnia. trayectorias vitales deseables por procesos que no asumen la identi-
Aspectos tanto éticos como estéti- todos/as, ni consideradas como in- ficación como una esencialidad que
cos evidencian luchas juveniles con- defectiblemente convenientes para se consolida definitivamente en una
tra la sujeción. La potencia de la la sobrevivencia del planeta. La ex- etapa o momento de la vida, ni de
re-creación de estéticas, de la enun- trañeza juvenil ante esos “proyectos manera homogénea y desconectada
ciación de éticas particulares radi- de vida” se acompaña además por de las dinámicas de poder. Los pro-
ca entonces en la extrañeza que ciertos distanciamientos de los cesos de subjetivación serían más
evidencian estos jóvenes respecto de saberes de las disciplinas hegemó- bien una posibilidad permanente en

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toda la trayectoria vital de un sujeto: ción identitaria como algo “para sujeto. Entonces éste interviene,
se transforman más allá de un su- toda la vida” e irreconciliable con creando en sí mismo formas de exis-
puesto paso por condiciones univer- otros grupos definidos como sus tencia diferentes, distintas a las
sales de cognición, de desarrollo contrarios u opositores (es el caso normalizadas y/o a las predominan-
moral o psicosexual, se articulan en de algunas “barras bravas” que no tes. Formas de re-creación de la
estrecha relación con las condicio- se relacionan entre sí más allá del existencia, a veces alternativas, a
nes discursivas que operan en una “tropel”, o ciertos grupos de metal veces radicales, con frecuencia
época y contexto específicos. Por que rechazan a los hip hop y vice- contradictorias, variadas.
ejemplo, un o una joven se puede versa), con frecuencia sorprende
narrar desde el rap, el hardcore o lo encontrar agrupaciones donde lo Nos encontramos con el cuerpo
gótico, porque tales discursos, tales “inconciliable” coexiste6. Por ejem- como categoría nodal para la com-
concepciones de cultura y de sujeto plo, son varios los integrantes de prensión de las subjetividades a pro-
circulan en su época, y son suscep- culturas hip hop que no excluyen pósito de la relación jóvenes e
tibles de resignificación en las con- su amistad con jóvenes de otras institución. De una parte, ha emer-
diciones socioculturales en las que agrupaciones; también surgen gru- gido toda una constelación de sen-
él o ella están. No es un asunto de pos donde se combina la narrativa tidos políticos en los atuendos e
inmadurez o carencia, sino que cons- skin head (cabeza rapada) de corte inscripciones que ciertos jóvenes
tituye sentidos circulantes a los que obrero o naturalista con ideologías portan en su cuerpo. La apatía ha-
justamente no sólo se adscriben jó- y estéticas punkeras, e incluso con cia la institucionalidad del Estado,
venes: permean también adultos jóvenes que se nombran simpatizan- la desconfianza hacia los sistemas
narrados como artistas, cantantes, tes más que miembros. democráticos de representación y
productores, aficionados, etc. Pero frente a los vicios de la tradición
además, es posible que tal subje- política local, no siempre implica un
tivación implique una creación en Corporalidad juvenil abandono de la subjetividad políti-
sí mismos de diferencia, de un nue- en disputa ca: las reivindicaciones como suje-
vo modo de existencia que les dé to social, las críticas a la sociedad,
otra idea de sí y otros saberes, y les El cuerpo es el locus en el que las demandas de inclusión y prota-
separe de lo idéntico normal y espe- algunos/as jóvenes tensan el poder gonismo, literalmente se trasladan al
rado, reivindicando muchas otras y el saber que los circunda. Esto no cuerpo, se encarnan en tatuajes,
maneras de ser y de interpretar en constituye una generalidad, no adornos, vestuarios, estilos y puestas
el mundo. ocurre en todos ni todo el tiempo. en escena extremadamente dotados
Es más bien una singularidad, una de significado. Ejemplifiquemos con
Entender que los procesos de “revolución” en un microcosmos el caso del prendedor, que con una
subjetivación de los/as jóvenes son subjetivo y particular. Es un suce- señal de tránsito de prohibición ta-
contingentes e incluso mutables, so, un acontecimiento, en que se cha la imagen de un policía. El
no quiere decir necesariamente mueve la propia subjetividad, pues significado producido interpela
que nos hallemos ante la destruc- cuestiona las fuerzas que actúan específicamente el autoritarismo de
ción del sujeto y nos aboquemos a sobre ella, con lo que a los poderes las fuerzas armadas, su arbitrariedad,
una subjetividad errante. El punto de sujeción se les opone un proceso a veces el rechazo a la obligatorie-
es que estas narrativas de los/as jó- de subjetivación, de resistencia. dad del servicio militar en el ejérci-
venes parecieran ser flexibles y Entonces, esa identidad en la que to estatal, es decir, toda una posición
proclives al cambio a lo largo de la el sí mismo habitualmente se reco- política.
trayectoria vital. Dan una enuncia- noce, deja de darse por sentada, y
ción de la subjetividad pero no pasa a ser mirada con extrañeza. Ex- De otra parte, al preguntarnos
siempre definitiva, y sobre todo, no trañamiento sobre la propia condi- por las identidades en el contexto
acabada. Se encuentra en perma- ción, sobre el relato de sí, los de la escuela pública en la ciudad
nente renovación y adaptación. De lugares sociales que se ocupan, y por de Bogotá7, el cuerpo apareció como
hecho, si bien aparecen culturas ra- supuesto, sobre los otros y las fuer- la zona privilegiada en la que se
dicales, que expresan su adscrip- zas del entorno que determinan al materializan las disputas por la sub-

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jetividad juvenil, donde se encarna ancho –en el pantalón– que no en- presto a la obediencia, la eficacia y
la pugna entre los sentidos de las cajan en la medida adecuada, etc., el orden.
fuerzas sociopolíticas que actúan en etc. Es también un cuerpo interve-
el escenario escolar. Procesos de nido pedagógicamente, incluso ma- Sin embargo, las fuerzas que ac-
subjetividad en lucha con procesos nipulado para su rendimiento por túan en el cuerpo del joven no sólo
de subjetivación, sujeción y domi- técnicas de adiestramiento como en son disciplinares. También hallamos
nio, en contraste con desasimiento la educación física. Cuerpo deposi- en la escuela un poder cuyo control
y resistencia, se expresan una y otra tario del conocimiento occidental proviene ya no de la institución sino
vez en el día tras día del cuerpo del (un curriculum con gran intensidad de los flujos del mercado, y que se
o la joven. en matemáticas, física, química, his- instala en la interioridad del sujeto
toria “nacional” y universal, geogra- propiciando la autoconfiguración del
En la escuela contem- cuerpo hacia modelos do-
poránea encontramos el minantes. La blanquitud se
cuerpo dócil que tan ex- impone como representa-
haustivamente describió ción ideal del esquema y
Foucault (2008). Jóvenes la experiencia corporal,
cuyo cuerpo es aquietado con lo que el cuerpo
en escenarios físicamente mestizo y afro queda su-
separados del resto de la bordinado al modelo an-
sociedad, compelidos a glocéntrico que los medios
permanecer varias horas al de comunicación y las in-
día en muy pocos espacios dustrias trasnacionales del
(no se transita libre y entretenimiento circulan
fluidamente por el cole- como el ideal contemporá-
gio) y a cumplir horarios, neo de belleza:
tareas y funciones especí-
ficas, según unos roles dis- Podemos llamar blanqui-
tribuidos. Cuerpo que tud a la visibilidad de la
hace filas, formaciones, identidad ética capitalista
izadas de bandera, bajo en tanto que está sobrede-
formas castrenses (inclu- terminada por la blancura
so presenciamos alguna racial, pero por una blan-
conmemoración de “el día cura racial que se rela-
del soldado”) y también tiviza a sí misma al ejercer
Ludwig Zeller , portada de la revista Gradiva núm. 1, 1987.
celebraciones eucarísticas esa sobredeterminación
en una educación que, sin […] Es la compostura de
embargo, se define como laica. Cuer- fía... y muy poca en filosofía, estéti- los personajes, una compostura
po cuya mente, forma física y fuer- ca y artes) y además analizado por que denota blanquitud, y no blan-
zas se intenta perfeccionar y hacer disciplinas científicas como la psico- cura de raza, lo que impresiona
rendir, en la idea de hacerle “útil a logía y la sexología. En fin, cuerpo en la representación de la nueva
la sociedad”. Cuerpo con vestuario cuya producción se orienta hacia una dignidad humana (Echeverría,
uniforme –literalmente uniformado–, subjetividad adaptativa en el senti- 2007: 19).
examinado hasta el detalle para ubi- do de la normalidad de la mayoría,
car la infracción a la homogeneidad que incluso se torna cuerpo institu- Parecerse a esos cuerpos modelos,
del atuendo: un maquillaje que no cional (por ejemplo, cuando se ex- simular su blancura, modales, es-
corresponde, un adorno que no presa la identificación con el colegio tilos y consumos se convierte
cabe, un tatuaje que se nota, un en rivalidades deportivas o peleas entonces en derrotero para la
corte de pelo que se destaca dema- contra los “otros” de un colegio “ene- subjetividad de algunos/as. Así,
siado, un largo –de falda– o un migo”). Cuerpo que debiera resultar se emulan personajes del espec-

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táculo forzando el vestuario y el En tanto en estas investigacio- guiendo a Alicia Lindón (1999), las
cuerpo mismo de acuerdo con las nes se ha dado un papel central a la ideas, los valores, las creencias, el
posibilidades de consumo que se cultura, las metodologías han en- ethos de una cultura, el conoci-
tengan. Madonna, Britney, Rebel- frentado varios retos. De una parte, miento de sentido común, esbozan
des, Eminem, y tantos más se asien- se ha procurado rastrear la experien- el campo de una subjetividad so-
tan en la propia corporeidad así sea cia juvenil reconociendo el papel cial en cuya re-creación participan
mediante copias y marcas “piratas”. protagónico de los/as jóvenes en la cotidianamente los/as jóvenes. Su
creación de significados en contex- memoria interpela los relatos pre-
Estas dos formas de presentación tos y culturas específicas. Jóvenes dominantes de lo social, disputa las
del poder, entre otras tantas, coexis- rockeros en el centro de una ciudad pretensiones de univocidad y
ten tensamente en el cuerpo joven. como Bogotá o vinculados a un gru- totalización.
Con frecuencia logran la sujeción, po de hip hop en la zona de Ciudad
con lo que la corporeidad se confi- Bolívar; cristianos que confluyen en Sin embargo, lo juvenil irrumpe
gura desde una subjetividad plega- un coliseo justo al lado del estadio en las tramas de significación so-
da a la normatividad institucional El Campín donde la barras bravas se cial no sólo desde el relato oral.
y/o al modelo del consumo. Sin em- disputan emociones y territorios en Sus creaciones estéticas se tornan
bargo, en esa pugna por la produc- torno a los equipos de futbol de un claves no sólo para la expresión de
ción de un cierto sujeto u otro, país como Colombia; otros esco- unas maneras particulares de ser y
también entran los propios jóvenes. larizados en colegios distritales de de comprender el mundo; ponen
No son simplemente depositarios pa- ciertas localidades de la ciudad ca- de manifiesto la otredad, la plura-
sivos de las intenciones de las fuer- pital, con matices y distinciones pese lidad de mundos posibles siempre
zas que buscan determinarlos. Hay a ser “el mismo” proyecto de educa- que se viabilice una intersubjeti-
malestares, oscilaciones, resistencias ción estatal, etc. Siempre una tras vidad en la que ellos/as sean tam-
hacia esos significados del “deber otra investigación en busca de la bién interlocutores legítimos. Por
ser”. Como ya se ha reiterado a lo especificidad, de adentrarse en esa esto, la producción cultural de los/
largo de este escrito, siempre emer- particularidad que implica ser joven as jóvenes se tornó un aspecto cen-
gen aquí y allá subjetivaciones que aquí y ahora. Por ello, la generaliza- tral en el diseño metodológico y no
se deslindan de tales imperativos, ción de los/as jóvenes como un todo un resultado accesorio o adicional
que resignifican territorios, roles, homogéneo de la misma época y es- al proceso de investigación. Es de-
prácticas y consumos, y configuran pacio nos ha sido difícil. Quizá com- cir, se ha buscado el rastreo no sólo
diferentes sentidos de existencia: partimos esa idea de que lo más en los relatos de ellos/as, sino ade-
creaciones estéticas, perspectivas universal que tienen los humanos es más en aquello que producen des-
éticas, saberes y narraciones vitales precisamente su singularidad, su de los diversos lenguajes. Objetos
variadas, con niveles de criticidad diferencia. y obras entendidos como creación
y de interpelación a aquello que de cultura (videos, fotografías,
busca la fijación y la homogeneidad. El trabajo con el relato de los/ composiciones musicales, cartele-
as jóvenes ha sido esencial. La na- ras, fanzines, grafitis, escenas
rración autobiográfica, volcada a la teatrales, performance, etc.), efec-
Trazados propia experiencia juvenil, permite tuadas por los/as jóvenes partici-
metodológicos aproximarse a los vectores socio- pantes en las investigaciones, en
culturales que configuran la trayec- donde caben por supuesto las
Para cerrar este tránsito por al- toria vital de estos actores, así como cartografías de sus contextos y te-
gunos de los sentidos que han orien- a los acontecimientos de la coti- rritorios existenciales, denotan
tado la investigación en juventud de dianidad que se constituyen en me- una extensión de aquello que
unos personajes y grupos de investi- moria. En este sentido, los relatos Borges nombró como extensiones
gación específicos, es importante de estos/as jóvenes, si bien fragmen- del cuerpo (1979), en términos de
plantear algunos de los retos meto- tarios, circulares, no necesariamen- su significación y de sus posibili-
dológicos que las perspectivas ex- te coherentes, nos hablan de las dades de comunicación con “ese/
puestas implican. posibilidades de la existencia. Si- a otro/a” como forma de construir

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el mundo 8. Estos lenguajes de los/ que incide de manera micropolítica
as jóvenes (verbales, gestuales, vi- en el orden sociocultural en que
Citas
suales, grafológicos, etc.) condu- están los sujetos. Cuando en el pro-
1 Acudo a la noción de dispositivos de
cen, tal vez, a apostarle a ese nuevo ceso confluyen diversos lenguajes, Foucault, entendidos como prácticas de
paradigma en el cual existen “nue- la potencia creativa del cuerpo po- sí (tecnologías del yo) y como usos del
vas maneras de pensar sobre noso- sibilita una acción que puede ser cuerpo (tecnologías corporales). Así, los
tros mismos, nuestra relación asumida de variadas maneras. La dispositivos disciplinarios actúan no sólo
mutua y la sociedad en la que vivi- sobre el cuerpo sino en el sujeto mismo,
corporalidad y sus apuestas ético- por ejemplo, en su sexualidad.
mos” (Barnett, 1998: 268). Así, las estéticas al ser “convocadas” en la
apuestas metodológicas se impreg- 2 Refiero aquí nociones de joven halla-
investigación, pueden quedarse en das en las investigaciones Juventud.
nan de acción creativa significada el plano básico de la construcción Estado del arte. Saber joven: miradas a
por unos sujetos activos en la in- de una información cuya utilidad la juventud bogotana, 1990-2000 que co-
vestigación, más que investigados. radica en su interpretación por las/ ordinó José Fernando Serrano (2003)
y Estado del arte del conocimiento pro-
os investigadores. Otra manera es ducido sobre jóvenes en Colombia 1985-
Una consideración final a pro- considerar esas creaciones como for- 2003, coordinado por Manuel Rober-
pósito de lo metodológico sería la del mas de “expresión” de lo juvenil, to Escobar C. (2004).
sentido mismo de la investigación. viables en el contexto en tanto no 3 El sentido de performatividad es el pro-
¿Para qué investigar en el tema ju- desborden el orden social estable- puesto por Judith Butler, quien enfatiza
ventud? ¿Por qué investigar con los en la eficacia del lenguaje, en tanto
cido. Murales, fotografías, audiovi-
jóvenes? Una vez terminada la in- aquello que se enuncia y se reitera ter-
suales, bailes… pluralidad cultural
vestigación, ¿qué surge en los/as jó- mina por tener efectos de sentido so-
juvenil es entonces bienvenida en cial (sentidos siempre en disputa y efec-
venes? ¿Cómo les afecta a ellos/as y
tanto “desfogue” pero no como con- tos más allá de la intención inicial).
a nosotros las/os investigadores ese
frontación. Ver su libro Cuerpos que importan
proceso vivido? Desde cierta pers- (2008).
pectiva se entendió la investigación
Sin embargo, resulta interesan- 4 Pienso en los frecuentes ejemplos de cul-
como un dispositivo que interpela en turas juveniles cuya adscripción identi-
distintos niveles la producción de lo te que la producción cultural juve-
taria entra en conflicto en distintos
juvenil. José Fernando Serrano, a par- nil, con sus modos estéticos y sus niveles con las instituciones socia-
tir de los planteamientos del espa- planteamientos éticos, puede evi- lizadoras. Jóvenes punk en franca ten-
ñol Martín Criado (1998), destaca denciar la homogenización y las re- sión con el orden de la escuela y con las
laciones de poder en las que los lógicas de seguridad de las ciudades oc-
que la posesión diferenciada de los cidentales, objetores de conciencia que
capitales económicos, culturales, sujetos viven cotidianamente. En- se oponen a una subjetividad castrense
sociales y simbólicos configura una tonces, más allá de la expresión ju- impuesta por un servicio militar obliga-
red compleja de inclusiones y exclu- venil, hay una potencia de apertura torio en el ejército estatal, jóvenes gay
y de extrañamiento respecto de los en confrontación con la identidad he-
siones que marcan los cursos vitales terosexual esperada por sus familias, jó-
de los jóvenes. Por tanto, “la pre- sentidos que se reifican cotidiana e
venes veganos en tensión con los hábi-
gunta por la producción de lo juve- inadvertidamente como el deber ser tos “carnívoros” de la tradición culina-
nil busca entonces situar la juventud sociocultural. Así, ahondar en los ria latinoamericana, incluso jóvenes
en el sistema productivo para ver la vectores que configuran la propia ex- emo en franca ruptura con los modelos
binarios masculino-femenino del hete-
forma en que las y los jóvenes nego- periencia de un/a joven trastoca, así
rosexismo patriarcal.
cian y determinan los pasos entre sea momentáneamente, la red de
interacciones no sólo entre los/as 5 Propongo el término identidades limi-
esos momentos vitales, entender
nales para recalcar procesos de subjeti-
cómo toman tales decisiones y cómo jóvenes, sino con otros actores so- vación en los que el sujeto se distancia,
resisten o generan posiciones con- ciales, con lo que la indagación por se separa, del orden de poder-saber do-
tradictorias en el sistema” (Serrano, la diferencia como aspecto central minante que le define, relatándose en
2004: 49). de la vida en colectivo posibilita los límites, en las fronteras, sin necesa-
riamente salirse del todo, pero siempre
como mínimo el asombro y quizá la en contraste con la búsqueda de “la”
Otra posibilidad es entender la pregunta crítica por quiénes somos identidad consolidada. Es decir, proce-
investigación como un dispositivo en sociedad. sos de subjetivación en los que tales

ESCOBAR C., M. R.: JÓVENES: CUERPOS SIGNIFICADOS, SUJETOS ESTUDIADOS NÓMADAS 115
fuerzas se ubican en pliegues del afuera, GARCES, Angela, 2005, Nos-otros los jóve-
que son también el adentro, y que cum- Bibliografía nes: polisemias de las culturas y los territo-
plen con tres de las características plan- rios musicales en Medellín, Medellín, Uni-
teadas por Garavito (1999: 132-133): versidad de Medellín.
BARNETT, Pearce, 1998, “Nuevos modelos
hay creación de diferencia, se presenta y metáforas comunicacionales: el pasaje GUATTARI, Félix, 1996, “Regímenes, vías,
pérdida de contacto con las formas del de la teoría a la praxis, del objetivismo al sujetos”, en: Jonathan Crary y Sanford
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no similar, es comprender ciertos jóve- jetividad, Buenos Aires, Paidós. HALL, Stuart, 1996, “¿Quién necesita iden-
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tiempos de la modernidad tardía, están Constanza Mendoza, ¿De JOVENes? num6_1999.pdf>.
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este artículo, el cuerpo emergió como MARTIN-BARBERO, Jesús, 1998, “Jóvenes:
informacion>.
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No se trata sólo de educar un cuerpo veniles y escuela en Bogotá. Estudio pi- Cristina Laverde y Carlos Valderrama
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“encarnar” proyectos de subjetividad
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que pretenden ser dominantes (ante
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Darío Villegas: de sus cuadernos.

ESCOBAR C., M. R.: JÓVENES: CUERPOS SIGNIFICADOS, SUJETOS ESTUDIADOS NÓMADAS 117

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