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cuerpos significados,
sujetos estudiados nomadas@ucentral.edu.co • PÁGS.: 104-117
O presente artigo propõe uma aproximação a três dos principais sentidos sobre o sujeito jovem que têm delineado
momentos e perspectivas dos estudos elaborados no marco da linha de pesquisa em Jovens e Culturas Juvenis do IESCO
– Universidade Central. Um primeiro aspecto é o irrompimento dos jovens: da violência às culturas juvenis. O outro é a
passagem da “identidade” às experiências de subjetivação. Em terceiro lugar, desenvolve-se a proposta de uma corporalidade
juvenil em disputa. Para finalizar, propõem-se alguns desafios metodológicos que em concordância com estas propostas
têm enfrentado várias das investigações no tema da juventude aqui referenciadas.
Palavras-chaves: jovens, culturas juvenis, subjetividade, corporalidade, metodologias de pesquisa.
This article is an approach to three different meanings about the youths that have been studied by IESCO – Universi-
dad Central in the framework of Youths and Juvenile Cultures research. The first aspect is youths break into: from violence
to juvenile culture. The second one is going from “the identity” to subjetivation experiences. The third one develops the idea
of a struggle for a juvenile body. Finally, as a consequence of the approaches reported here, it suggests some methodological
challenges that several researches have met while studying this subject matter.
Key words: youths, juvenile culture, subjectivity, subjectivation, body, research methodology.
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en ellos/as, etc. En consecuencia, gencia del joven como un nuevo ficante hueco que se llene de asig-
de la singularidad juvenil –con su sujeto social. Así, la heterogeneidad naciones. Las consecuencias son más
variedad de expresiones y manifes- emerge en su esplendor. Ni la tota- que teóricas, constituyen formas de
taciones– las sociedades occidenta- lidad de los jóvenes son “promesa de lo social e inciden en la conforma-
les contemporáneas esperan una futuro” o “rebeldes sin causa”, ni ción de las subjetividades. Los dis-
inserción educativa, laboral y fami- todos los adultos se constituyen en tintos predicados que se dan a ese
liar que precisamente es lo que de- sinónimo de adaptación y autono- sujeto joven configuran sentidos vi-
fine el ideal de un adulto productivo mía, de manera que los imaginarios tales, prácticas sociales e incluso
y consumidor. Lo paradójico es que sobre unos y otros identidades. El efecto de esas
dichos lugares son cada vez menos se multiplican. nociones es performativo en
probables para la adscripción el sentido de que producen
de buena parte de las perso- las realidades que enun-
nas del planeta, lo que no cian 3, tienen la fuerza de
evita que los ideales de su- constituir experiencias espe-
jeto operen con fuerza: cíficas en que la categoría
constituyen el cuerpo, joven toma diversos significa-
circunscriben la experien- dos. Por tanto, el surgimien-
cia e incluso definen los to de los/as jóvenes como
procesos sociales. sujetos con determinados
contenidos y lugares sociales
Sin embargo, el cuerpo se resis- amerita interrogantes sobre los
te una y otra vez. En la práctica so- poderes implicados, tanto como
cial existen muchos gradientes y por los momentos sociohistóricos
matices entre el par joven-adulto. Si que hacen posible tal emergencia.
bien cotidianamente pesan unos
imaginarios estereotipados de uno y Lo joven es entonces una
otro, las formas de encarnar lo jo- categoría construida social-
ven y lo adulto varían, oscilan, mente, construcción que ob-
son plurales. Las designaciones viamente no está exenta de
polares pierden así la univer- tensiones; es una categoría que
salidad de representación y la no alude a un universal ni a una
homogeneidad de este par simbó- generalización, sino que justa-
lico se desgrana en diversidades. Por mente se configura con significa-
ejemplo, al “mundo adulto” se le pro- ciones plurales y contextuales,
pone cada vez más la posibilidad de que además van cambiando. De
poseer los rasgos de los/as jóvenes. hecho, las distintas acepciones
Un adulto juvenil se va abriendo sobre el joven, los distintos senti-
paso, al extremo que la vitalidad, Ludwig Zeller (Chile 1927), “El General Arsenio Oran dos que implica un nombramien-
la lozanía y el afán de experiencia von Gutan”, 1966, del libro 50 collages, Canadá 1981. to u otro, con frecuencia entran
se constituyen en fetiches que cir- en conflicto, se contraponen, im-
culan en el mercado contemporáneo plican maneras contradictorias y
para quien pueda poseerlos; no son El punto es que el nombramien- hasta opuestas de entender las na-
ya atributos exclusivos de la juven- to de un sujeto como joven, y la sig- rrativas vitales, las trayectorias
tud. Por su parte, los “mundos juve- nificación del cuerpo respectivo, existenciales y los lugares sociales
niles” se visibilizan a medida que su implica ejercicios de poder. Si bien de dicho sujeto. Así, la categoría
presencia y propuestas interpelan el la juventud resulta “un concepto joven está en permanente disputa,
hoy: constituyen huella en el pre- vacío fuera de su contexto socio- hay luchas por su uso, por su apro-
sente más que tránsito hacia el cultural” (Valenzuela, 1998: 38), no piación, por la predominancia de
futuro, se habla incluso de la emer- se trata simplemente de un signi- unos significados sobre otros. La
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políticas y programas específicos– así so a la del sujeto inmerso en las tra- apariencia para constituirse en modo
como a la academia y sus procesos mas de la muerte y el caos. Todo un de presentarse ante los otros, de po-
de investigación de tales realidades. dispositivo orientado hacia las “po- nerse en escena, de performancia de
Tampoco hay que obviar la especta- líticas de juventud” extendió un identidad. Como lo propone Ángela
cularidad de los medios de comuni- horizonte de participación juvenil en Garcés:
cación, que hicieron visible casi aras de incentivar esta acepción de
exclusivamente un solo imaginario la política. Las culturas juveniles urbanas
del joven (el sicario, de sectores ofrecen un campo de investiga-
populares, vinculado a la delincuen- Una “tercera” imagen que apa- ción que supone el surgimiento
cia del narcotráfico y al control te- reció con fuerza hacia finales del si- de nuevos procesos de socializa-
rritorial de las urbes, se superpuso a glo XX en los escenarios urbanos del ción e identificación grupal, ello
otros jóvenes existentes, como por país fue la de un joven cuya expe- implica un proceso de visibi-
ejemplo, las organizaciones juveni- riencia vital se narraba estrecha- lización del joven durante el siglo
les de corte comunitario y/o artísti- mente atravesada por músicas y XX. Para reconocer ese proceso,
co con gran tradición en varias objetos culturales relacionados. Se- es necesario revisar la tensión
regiones del país pero con escasa vi- rrano (2000) señala cómo los modos entre el mundo del consumo ju-
sibilidad). Como consecuencia, sur- de acceso al consumo, particular- venil y el mundo undergound.
gió “un nuevo relato sobre los mente en los jóvenes de ingresos Considerando que mientras el
jóvenes del país […] así como nue- medios y altos, implican ciertas di- primero posiciona la juventud
vas estrategias institucionales para námicas de apropiación de los obje- paradigmática de la sociedad del
la producción de dicho sujeto” tos culturales en que la posesión bienestar, el segundo, se relacio-
(Quintero, 2005: 98). constituye un marcador del lugar na con la juventud marginal. Y
social del grupo desde una lógica del entre unos y otros, jóvenes inclui-
Pero si bien, “ratificando la cons- “gusto y del tener”, posible de satis- dos o excluidos, veremos que no
tante trágica de Colombia la juven- facer en las redes del mercado. Sin es lo mismo participar de la socie-
tud se convierte en actor público embargo, otra manera se da cuando dad desde dentro que desde sus
mediante la activación de la vio- el consumo se vincula a expresiones márgenes (2005: 43).
lencia” (Perea, 1998: 130), otras de corte alternativo, como por ejem-
imágenes surgieron ampliando la plo, las culturas del rock. En ambos Los primeros estudios se orien-
polifonía de significados circulantes casos se instaura un orden del estilo taron al vínculo de los jóvenes con
sobre dicho sujeto. Hacia 1990 la como referente fundamental en la el rock en nuestros contextos, con
cultura política nacional asistió a conformación de iden- lo que la presencia de las industrias
una iniciativa en buena parte tidades, estilo que va culturales se hizo evidente en tér-
agenciada por ciertos jóvenes uni- más allá de modas o minos de la configuración de “nue-
versitarios y vinculados a la vas” formas y estilos de vida tanto
formación en leyes: la individuales como colectivos. Pron-
convocatoria a la Asam- to, las denominadas culturas
blea Nacional Constitu- juveniles atrajeron la mirada
yente. La invitación a académica. Estudios sobre
esta reforma de la carta grupos metal, hardcore, punk,
constitucional del país skinhead, hip hop, góticos,
impregnó la noción del etc., enunciaron un jo-
joven con protagonismo ven muy protagónico
en la ciudadanía demo- en la producción de
crática y como esperan- significados y símbo-
za de las transformaciones los sociales. Emergie-
hacia el futuro. Pronto esta ron como constructores de
imagen, más cercana a la vida culturas singulares, con cos-
y al orden social, se contrapu- Ludwig Zeller (Chile 1927), del libro 50 collages, Canadá 1981. movisones y prácticas diferen-
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particular, y en los escenarios y mo- de horizontes políticos comunes (que impone, con lo que reiterativamente
dos específicos en que se presenta. no iguales) más allá de las particu- se tensionan los procesos de sociali-
Es evidente que varias de ellas con- lares concepciones de cada cultura zación de las instituciones, sus prác-
frontan la certeza de la representa- juvenil, puede resultar no sólo difí- ticas formales de subjetividad y su
ción y la primacía de lo institucional cil sino pertinente para sistemas, intento de fijar la identidad (la es-
sobre la acción política en la coti- como por ejemplo, el neoliberalismo. cuela es una buena muestra de esto).
dianidad de los sujetos. También La fragilidad de la memoria en es- Es preciso aclarar que dicha tensión
interpelan ejercicios de poder cen- tos colectivos, en tanto recuperación no es generalizable a todos los/as jó-
trados en el autoritarismo, así como de los orígenes globales y locales de venes, tampoco es constante en
en la homogeneidad de la expresión su cultura, de los procesos e hitos aquellos que la ocasionan, ni siem-
y la participación que se considera que la han configurado, incluso de pre es “exitosa” en términos de que
como ciudadanía legítima. Además, los personajes que la han liderado, devenga en resistencia. Tampoco
re-significan lo público dotando de es un asunto crítico en varias de las obedece necesariamente a un pro-
sentidos políticos tanto los territo- culturas juveniles, y explica esa rei- ceso intencionado o regido por la
rios inmediatos como las prácticas terada adscripción tan sólo desde el voluntad del sujeto. Sin embargo, su
artísticas. Sin embargo, no se puede registro de un estilo desconectado aparición en algunos jóvenes y cul-
obviar la reproducción en algunas de los referentes ideológicos que lo turas juveniles irrumpe en los órde-
dimensiones de ellas de los órdenes soportan. La cooptación y trivia- nes de la subjetividad, mostrándonos
que cuestionan. Piénsese en la pri- lización de las disidencias de las que las maneras de ser y existir que
macía del modelo masculino machis- culturas juveniles pueden entonces presuponemos como normales, espe-
ta en varias de las culturas del hip abrirse paso: “Los símbolos de la era rables, casi naturalizadas, no lo son;
hop o en ciertos rasgos de fascismo de la globalización poseen otros mo- y que siempre existen posibilidades
de algunas vertientes skin head. In- dos de significar. Se mueven anima- de fuga, de escape, de interpelación
cluso el recurso a la violencia es dos por un nomadismo incesante, a los poderes que someten al sujeto4.
asunto muy cuestionable en varias desconectados de las prácticas so-
culturas juveniles. ciales de referencia. En este contex- En términos de la relación en-
to ¿cómo construimos sentido?” tre poder-saber y constitución del
En la medida en que el énfasis (Perea, 2007: 44). sujeto, a la producción de una sub-
del sujeto no está esencialmente en jetividad rígida, consolidada como
la institución, y dado el ímpetu que “la” identidad, se oponen formas de
la acción de ciertas culturas juve- De la “identidad” a las subjetivación juvenil que pliegan
niles pone en el orden simbólico, es experiencias de tales órdenes e intentan ubicarse
posible, como ya se dijo, pensar en subjetivación externamente a ellos: algo así como
prácticas de resistencia que anidan identidades liminales, que oscilan
tanto en el cuerpo como en la expe- Una pregunta que trasiega los entre el adentro y el afuera5. Especí-
riencia y el territorio inmediato de estudios sobre los/as jóvenes, tanto ficamente, aludo aquí a procesos de
los sujetos. La fuerza está en el nivel como las prácticas sociales con ellos/ subjetivación en los que de mane-
de lo micropolítico, donde se inter- as, es la identidad. Dicha categoría ra particular los/as jóvenes ponen
pelan y horadan los poderes domi- se ha utilizado para explicar aspec- en conflicto los presupuestos de
nantes pero de manera singular, tos variados, desde sus comporta- aquella identidad moderna que pri-
variada y cambiante. La diferencia mientos sexuales hasta sus acciones vilegia un modelo civilizatorio y lo
emerge así como posibilidad política políticas. En tanto producto de la hace universal mediante la preemi-
concreta y contigua a la subjetividad, conjunción de las fuerzas del poder nencia de un sujeto ideal: racional,
como potencia de fuga, como deslin- con formas específicas del saber, la blanco, adulto, burgués, varón,
de de órdenes sociopolíticos que se identidad del joven suele aparecer heterocentrado, patriarcal, etc.
constituyen hegemónicos y naturali- como problemática: aquí y allá, en Ante la pretensión de esa identidad
zados. Sin embargo, se avizora un uno y otro grupo o situación, tiende consolidada, correspondiente a un
riesgo de fragmentación social en a escapar de las normalizaciones y yo nítido, unívoco del sujeto, a par-
tanto la posibilidad de constitución las estrategias que el poder-saber le tir del cual la subjetividad juvenil
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toda la trayectoria vital de un sujeto: ción identitaria como algo “para sujeto. Entonces éste interviene,
se transforman más allá de un su- toda la vida” e irreconciliable con creando en sí mismo formas de exis-
puesto paso por condiciones univer- otros grupos definidos como sus tencia diferentes, distintas a las
sales de cognición, de desarrollo contrarios u opositores (es el caso normalizadas y/o a las predominan-
moral o psicosexual, se articulan en de algunas “barras bravas” que no tes. Formas de re-creación de la
estrecha relación con las condicio- se relacionan entre sí más allá del existencia, a veces alternativas, a
nes discursivas que operan en una “tropel”, o ciertos grupos de metal veces radicales, con frecuencia
época y contexto específicos. Por que rechazan a los hip hop y vice- contradictorias, variadas.
ejemplo, un o una joven se puede versa), con frecuencia sorprende
narrar desde el rap, el hardcore o lo encontrar agrupaciones donde lo Nos encontramos con el cuerpo
gótico, porque tales discursos, tales “inconciliable” coexiste6. Por ejem- como categoría nodal para la com-
concepciones de cultura y de sujeto plo, son varios los integrantes de prensión de las subjetividades a pro-
circulan en su época, y son suscep- culturas hip hop que no excluyen pósito de la relación jóvenes e
tibles de resignificación en las con- su amistad con jóvenes de otras institución. De una parte, ha emer-
diciones socioculturales en las que agrupaciones; también surgen gru- gido toda una constelación de sen-
él o ella están. No es un asunto de pos donde se combina la narrativa tidos políticos en los atuendos e
inmadurez o carencia, sino que cons- skin head (cabeza rapada) de corte inscripciones que ciertos jóvenes
tituye sentidos circulantes a los que obrero o naturalista con ideologías portan en su cuerpo. La apatía ha-
justamente no sólo se adscriben jó- y estéticas punkeras, e incluso con cia la institucionalidad del Estado,
venes: permean también adultos jóvenes que se nombran simpatizan- la desconfianza hacia los sistemas
narrados como artistas, cantantes, tes más que miembros. democráticos de representación y
productores, aficionados, etc. Pero frente a los vicios de la tradición
además, es posible que tal subje- política local, no siempre implica un
tivación implique una creación en Corporalidad juvenil abandono de la subjetividad políti-
sí mismos de diferencia, de un nue- en disputa ca: las reivindicaciones como suje-
vo modo de existencia que les dé to social, las críticas a la sociedad,
otra idea de sí y otros saberes, y les El cuerpo es el locus en el que las demandas de inclusión y prota-
separe de lo idéntico normal y espe- algunos/as jóvenes tensan el poder gonismo, literalmente se trasladan al
rado, reivindicando muchas otras y el saber que los circunda. Esto no cuerpo, se encarnan en tatuajes,
maneras de ser y de interpretar en constituye una generalidad, no adornos, vestuarios, estilos y puestas
el mundo. ocurre en todos ni todo el tiempo. en escena extremadamente dotados
Es más bien una singularidad, una de significado. Ejemplifiquemos con
Entender que los procesos de “revolución” en un microcosmos el caso del prendedor, que con una
subjetivación de los/as jóvenes son subjetivo y particular. Es un suce- señal de tránsito de prohibición ta-
contingentes e incluso mutables, so, un acontecimiento, en que se cha la imagen de un policía. El
no quiere decir necesariamente mueve la propia subjetividad, pues significado producido interpela
que nos hallemos ante la destruc- cuestiona las fuerzas que actúan específicamente el autoritarismo de
ción del sujeto y nos aboquemos a sobre ella, con lo que a los poderes las fuerzas armadas, su arbitrariedad,
una subjetividad errante. El punto de sujeción se les opone un proceso a veces el rechazo a la obligatorie-
es que estas narrativas de los/as jó- de subjetivación, de resistencia. dad del servicio militar en el ejérci-
venes parecieran ser flexibles y Entonces, esa identidad en la que to estatal, es decir, toda una posición
proclives al cambio a lo largo de la el sí mismo habitualmente se reco- política.
trayectoria vital. Dan una enuncia- noce, deja de darse por sentada, y
ción de la subjetividad pero no pasa a ser mirada con extrañeza. Ex- De otra parte, al preguntarnos
siempre definitiva, y sobre todo, no trañamiento sobre la propia condi- por las identidades en el contexto
acabada. Se encuentra en perma- ción, sobre el relato de sí, los de la escuela pública en la ciudad
nente renovación y adaptación. De lugares sociales que se ocupan, y por de Bogotá7, el cuerpo apareció como
hecho, si bien aparecen culturas ra- supuesto, sobre los otros y las fuer- la zona privilegiada en la que se
dicales, que expresan su adscrip- zas del entorno que determinan al materializan las disputas por la sub-
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táculo forzando el vestuario y el En tanto en estas investigacio- guiendo a Alicia Lindón (1999), las
cuerpo mismo de acuerdo con las nes se ha dado un papel central a la ideas, los valores, las creencias, el
posibilidades de consumo que se cultura, las metodologías han en- ethos de una cultura, el conoci-
tengan. Madonna, Britney, Rebel- frentado varios retos. De una parte, miento de sentido común, esbozan
des, Eminem, y tantos más se asien- se ha procurado rastrear la experien- el campo de una subjetividad so-
tan en la propia corporeidad así sea cia juvenil reconociendo el papel cial en cuya re-creación participan
mediante copias y marcas “piratas”. protagónico de los/as jóvenes en la cotidianamente los/as jóvenes. Su
creación de significados en contex- memoria interpela los relatos pre-
Estas dos formas de presentación tos y culturas específicas. Jóvenes dominantes de lo social, disputa las
del poder, entre otras tantas, coexis- rockeros en el centro de una ciudad pretensiones de univocidad y
ten tensamente en el cuerpo joven. como Bogotá o vinculados a un gru- totalización.
Con frecuencia logran la sujeción, po de hip hop en la zona de Ciudad
con lo que la corporeidad se confi- Bolívar; cristianos que confluyen en Sin embargo, lo juvenil irrumpe
gura desde una subjetividad plega- un coliseo justo al lado del estadio en las tramas de significación so-
da a la normatividad institucional El Campín donde la barras bravas se cial no sólo desde el relato oral.
y/o al modelo del consumo. Sin em- disputan emociones y territorios en Sus creaciones estéticas se tornan
bargo, en esa pugna por la produc- torno a los equipos de futbol de un claves no sólo para la expresión de
ción de un cierto sujeto u otro, país como Colombia; otros esco- unas maneras particulares de ser y
también entran los propios jóvenes. larizados en colegios distritales de de comprender el mundo; ponen
No son simplemente depositarios pa- ciertas localidades de la ciudad ca- de manifiesto la otredad, la plura-
sivos de las intenciones de las fuer- pital, con matices y distinciones pese lidad de mundos posibles siempre
zas que buscan determinarlos. Hay a ser “el mismo” proyecto de educa- que se viabilice una intersubjeti-
malestares, oscilaciones, resistencias ción estatal, etc. Siempre una tras vidad en la que ellos/as sean tam-
hacia esos significados del “deber otra investigación en busca de la bién interlocutores legítimos. Por
ser”. Como ya se ha reiterado a lo especificidad, de adentrarse en esa esto, la producción cultural de los/
largo de este escrito, siempre emer- particularidad que implica ser joven as jóvenes se tornó un aspecto cen-
gen aquí y allá subjetivaciones que aquí y ahora. Por ello, la generaliza- tral en el diseño metodológico y no
se deslindan de tales imperativos, ción de los/as jóvenes como un todo un resultado accesorio o adicional
que resignifican territorios, roles, homogéneo de la misma época y es- al proceso de investigación. Es de-
prácticas y consumos, y configuran pacio nos ha sido difícil. Quizá com- cir, se ha buscado el rastreo no sólo
diferentes sentidos de existencia: partimos esa idea de que lo más en los relatos de ellos/as, sino ade-
creaciones estéticas, perspectivas universal que tienen los humanos es más en aquello que producen des-
éticas, saberes y narraciones vitales precisamente su singularidad, su de los diversos lenguajes. Objetos
variadas, con niveles de criticidad diferencia. y obras entendidos como creación
y de interpelación a aquello que de cultura (videos, fotografías,
busca la fijación y la homogeneidad. El trabajo con el relato de los/ composiciones musicales, cartele-
as jóvenes ha sido esencial. La na- ras, fanzines, grafitis, escenas
rración autobiográfica, volcada a la teatrales, performance, etc.), efec-
Trazados propia experiencia juvenil, permite tuadas por los/as jóvenes partici-
metodológicos aproximarse a los vectores socio- pantes en las investigaciones, en
culturales que configuran la trayec- donde caben por supuesto las
Para cerrar este tránsito por al- toria vital de estos actores, así como cartografías de sus contextos y te-
gunos de los sentidos que han orien- a los acontecimientos de la coti- rritorios existenciales, denotan
tado la investigación en juventud de dianidad que se constituyen en me- una extensión de aquello que
unos personajes y grupos de investi- moria. En este sentido, los relatos Borges nombró como extensiones
gación específicos, es importante de estos/as jóvenes, si bien fragmen- del cuerpo (1979), en términos de
plantear algunos de los retos meto- tarios, circulares, no necesariamen- su significación y de sus posibili-
dológicos que las perspectivas ex- te coherentes, nos hablan de las dades de comunicación con “ese/
puestas implican. posibilidades de la existencia. Si- a otro/a” como forma de construir
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fuerzas se ubican en pliegues del afuera, GARCES, Angela, 2005, Nos-otros los jóve-
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ESCOBAR C., M. R.: JÓVENES: CUERPOS SIGNIFICADOS, SUJETOS ESTUDIADOS NÓMADAS 117