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Introducción
Las diferentes prácticas han sacado al hombre de su centro, hacen ver la importancia de las
cosas externas más que de lo interno, lo humano se hace vulnerable, débil, impotente, ahora
lo que importa son las técnicas que le ofrece lo externo, se privilegia todo aquello que se
construye.
El corazón del hombre, lo más íntimo queda relegado, la esencia del hombre queda en
segundo plano. Una nueva naturaleza ha sido generada, la naturaleza artificial, y esta
naturaleza también está usando al hombre, se ha convertido en un nuevo “dios”, el hombre
está siendo visto como un ser artificial, que se puede construir.
Como lo mencionamos antes el ser humano a medida que avanzan la ciencia, está cada vez
más sometido a la naturaleza artificial que ésta le plantea, todo se subordina a esta
naturaleza y a este nuevo reino de la necesidad. El hombre ya no sólo tiene que satisfacer
las necesidades primarias, sino también las que la tecnología plantea a diario. Entonces el
privilegio por las cosas externas ha cambiando la visión del hombre en su naturaleza
primigenia, poniendo su centro de atención en todo aquello que es ajeno a él, que es externo
y por ende dándole mayor importancia a los medios que a los fines e instrumentalizando
todo.
Es a partir de la época moderna que se da ésta pérdida del valor de la cosa en sí, y se la
instrumentaliza, ya no sólo a las cosas sino también al ser humano, toda su acción ahora
depende de la utilidad y de la eficacia, se busca entonces satisfacer las propias necesidades
y los propios intereses y ya no se piensa en el bien común de la humanidad.
Se necesita entonces una vuelta al principio de humanización y por lo tanto se necesita que
el hombre revalore el sentido de la ley natural que como dice San Pablo “está escrita en el
corazón del ser humano”. Este tiene que revalorar todo aquello que es intrínseco a él, saber
volver al centro de sí mismo, “humanizar” todas sus acciones y todo aquello con lo que está
en contacto, devolverle el valor a las cosas en sí, e inclusive “humanizarse”, volver a su
identidad inicial, como ser humano que és.
Aquel que va contra este principio se vuelve manipulador y las relaciones humanas reales
decaen, por ende impide el crecimiento de las demás personas, no hace el bien, que es lo
que busca la ley natural, el principio de humanización que es tan necesario en la actualidad.
BIBLIOGRAFIA