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El origen de los huicholes es incierto, aunque se han elaborado algunas hipótesis basadas en datos
lingüísticos, mitológicos y arqueológicos. Es probable que los huicholes desciendan de distintos grupos que,
en algún tiempo, se fueron asentando en la sierra.
Algunos de estos grupos fueron, posiblemente, tribus que pertenecieron a la familia yuto-azteca y que huyeron
del poderío de algún imperio mesoamericano, en cuyo territorio se encontraron con otros grupos ya
establecidos allí.
Al parecer, los ancestros de los huicholes mantuvieron una vida independiente de los grandes imperios. Los
mitos hablan de cómo los antepasados huicholes eran atacados por águilas y jaguares en sus peregrinaciones
a la tierra del peyote.
Es probable que entre los ascendientes de los huicholes hubiera algunas tribus teochichimecas (indios del
norte). En el Códice Florentino de fray Bernardino de Sahagún se describe un ritual de los teochichimecas
parecido al que realizan los huicholes con el peyote.
También es probable que algunos grupos de las tierras bajas de la costa se hayan mezclado con los
antepasados huicholes en distintas épocas. La tradición oral narra cómo los dioses salieron del mar y fueron
peregrinando hacia el oriente de la sierra.
En el periodo de la Conquista, las tropas de los españoles que incursionaron en la zona estuvieron
comandadas por Nuño de Guzmán, quien atravesó el estado de Nayarit en su recorrido hacia el noroeste,
dejando a su paso una estela de destrucción. Muchos sobrevivientes huyeron a la sierra. Ésta, por su difícil
acceso, no fue conquistada. Se poblaron sus alrededores durante la última década del siglo XVI y principios
del XVII. Los pueblos de Colotlán, Mezquitic, Huajimic, Huejuquilla y Tenzompa fueron fundados por los
españoles como fronteras para delimitar el territorio conquistado.
El periodo Independiente fue escenario de despojo de tierras debido a las leyes de desamortización. La
rebelión de Manuel Lozada, el "Tigre de Álica", recibió un gran apoyo de algunos huicholes. En 1887 el
gobierno porfirista intentó nuevamente deslindar las tierras, lo que provocó enfrentamientos entre las propias
comunidades.
La Revolución trajo un periodo de violencia a la sierra, que fue escenario de paso de distintos grupos armados.
Aunque los huicholes no se aliaron a ningún bando en particular, la situación se tornó caótica.
La guerra cristera significó otro periodo de violencia en la zona.
Actualmente, los huicholes siguen defendiendo sus tierras de los abusos e invasiones de mestizos, quienes
ejercen una constante presión para apoderarse de los recursos de su territorio.
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El pueblo huichol se llama a sí mismo u  u   (en plural). Se desconoce hasta el momento si la
palabra huicholes proviene de una deformación del término Wirrárika.
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Los huicholes habitan en los municipios de Mezquitic y Bolaños, al norte del estado de Jalisco, así como en La
Yesca y el Nayar, en el estado de Nayarit, y hay grupos minoritarios en los estados de Zacatecas y Durango.
Son cinco los centros ceremoniales en donde se instalan los gobiernos tradicionales: San Andrés Cohamiata
(Tateikie), Santa Catarina Cuexcomatitián (Tuapurie), San Sebastián Teponahuaxtlán (Wautia) y Tuxpan de
Bolaños (Tutsipa) en el estado de Jalisco, y Guadalupe Ocotán (Xatsitsarie) en Nayarit.
La población huichola se asienta de manera dispersa en el territorio. Mientras que en Jalisco los huicholes han
logrado impedir el asentamiento de mestizos al interior de sus comunidades, en Nayarit es frecuente la
convivencia en el mismo territorio con coras o con mestizos.
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El huichol está emparentado con el náhuatl, así como con el pima, el yaqui, el pueblo, el cora y el tepehuano,
que forman parte de la familia yuto-azteca. Tanto el cora como el huichol forman un subgrupo dentro del grupo
sonorense de la rama meridional. Los huicholes utilizan la expresión tewi niukiyari, que significa "palabras de
la gente", para designar a su propia lengua. El huichol contiene préstamos importantes del náhuatl y del
español.
La destreza en la expresión es muy importante para su vida en colectividad. La lengua tiene también una
dimensión sagrada, la cual se manifiesta en los cantos de Tsaurírrika (el cantador) y en las expresiones
cifradas que ahí aparecen.
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Aunque la procedencia de los chontales de Oaxaca no ha sido esclarecida, se piensa que están emparentados
con grupos californianos. Los lingüistas relacionan su idioma con las lenguas hokanas provenientes del norte:
seris, coahuiltecos, tamaulipecos del norte, tlapanecos, subtiatas, xincas (éstos, provenientes de América
Central), sin embargo, de acuerdo con la tradición oral, vinieron del sur.
Según los historiadores, cerca del año 300 d. C., chontales y mixes ocuparon terrenos de Villa Alta y
Choapam. Los mixes expulsaron a los chontales y éstos se establecieron en la sierra del Aire, actual municipio
de Santa María Ecatepec. Hacia 1374 el fundador de la nación chontal, el rey Alfane Leochine, entra en guerra
con los zapotecos debido a su constante expansión territorial. En 1425, el rey Zaachila II envía un emisario al
rey Abahsi Tlapique para firmar la paz duradera con los chontales. Once años después se declara
nuevamente la guerra y los zapotecos someten a los chontales. En un manuscrito hallado en 1930, pero que
data del siglo XVII, quedó asentado que durante el reinado de Moctezuma I los chontales se dividieron en dos
bandos: los aliados y los inconformes con la invasión zapoteca. Nuevamente expulsados, se trasladaron al
territorio que ahora habitan.
La primera incursión española a la región la dirige Pedro de Alvarado, quien conquista Tututepec, venciendo a
mixtecos, chatinos y luego a los chontales. Durante la Colonia, la región queda bajo la administración de
Nejapa. En 1570 una epidemia diezma a la población. Los chontales se sublevaban constantemente hasta que
los frailes los someten definitivamente.
Catorce años después, los chontales prosperan debido al cultivo de la cochinilla y a la cercanía con el puerto
de Huatulco. Para finales de siglo, el Estado prohíbe la explotación de las salinas de Tehuantepec a los
zapotecos del Istmo, a los huaves y a los chontales, que pierden una importante fuente de trabajo e ingresos.
Durante la guerra de Independencia algunos grupos de indígenas se unen a los insurrectos. En 1834 se
levanta un grupo de zapotecos, huaves, zoques y chontales, comandado por Gregorio Meléndez; 15 años
después, huaves y chontales se rebelan y reclaman la propiedad histórica de las salinas. Para los chontales, la
Revolución fue una etapa dedicada a la producción de maíz, cerámica y textiles.
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Desde tiempos prehispánicos a este grupo se le conoce con el nombre de chontales. Chontal proviene del
náhuatl O  , que significa "extranjero" o "extraña". En la literatura antropológica se ha usado la
denominación "tequistlatecos", para diferenciarlos de los chontales de Tabasco. Ellos se llaman a sí mismos

   O. Aunque no se tiene certeza, su autodenominación en español, al parecer, significa "habitante


de las montañas".
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El territorio chontal se encuentra distribuido en la Sierra Madre del Sur y en la planicie costera sudaccidental.
En los Altos habitan en los distritos de Yautepec y Tehuantepec. La región chontal abarca los siguientes
municipios: el sur de San Carlos Yautepec, Santa María Ecatepec, Asunción Tlacolulita, San Miguel Ecatepec
y Santa Magdalena Tequisistlán; en la costa habitan en los municipios de Santiago Astata y San Pedro
Huamelula. Tanto a nivel territorial como étnico los chontales comparten esta región con mestizos y zapotecos
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Varios lingüistas han señalado la diferencia entre el chontal de Oaxaca y el de Tabasco. El primero es del
tronco de las lenguas hokanas, que se hallan distribuidas en porciones de California, Arizona, Baja California,
Baja California Sur, Honduras y Nicaragua. Esta familia chontal pertenece al tronco sioux-hokano. En cambio,
el chontal de Tabasco pertenece al tronco maya. El chontal hablado en la sierra de Oaxaca es más
conservador y tiene varios dialectos
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Las fiestas de las comunidades chontales son una mezcla de elementos indígenas tradicionales y católicos. El
sistema festivo de San Matías Petalcatepec consta de 13 celebraciones anuales, una por mes, a excepción de
julio y agosto. El santo patrono se festeja el 24 de febrero. En Santa María Ecatepec se celebran las fiestas
dedicadas a la virgen de Juquila, del 7 al 9 de enero, el 7 de agosto, día de san Cayetano, y el 23 de
noviembre, día de san Clemente. En Chontecomatlán, durante las fiestas de Semana Santa se bendice la
semilla que se ofrenda el 3 de mayo, día de la santa Cruz; el 4 de agosto festejan a santo Domingo, su
patrono; el 8 de diciembre, día de la santísima Concepción, se prepara la fiesta de la virgen de Juquila. Otras
fiestas comunes son los santos Difuntos y las fiestas decembrinas, además de las del santo patrono de cada
lugar. Hay un mayordomo para cada fiesta.
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Hay dos clases de huipiles: los blancos y los rojos, ambos de tres lienzos de 0.95 metros de largo. Los
primeros son de algodón hilado y tejido a mano; la tela bastante gruesa con rayas de gasa que las mujeres
logran cruzando los hilos en el telar. El huipil está cubierto de bordados con puntadas a rayas oblicuas de
algodón rojo y tiene una greca ancha y tupida sobre el pecho. En los huipiles rojos las franjas blancas se
alternan con otras coloradas tejidas en hilo de algodón rojo comprado con rayitas longitudinales azules o
amarillas. Las chinantecas no bordan sobre las franjas rojas, sino sobre las blancas. La costura que une estos
tres lienzos se oculta bajo un ribete de unos tres centímetros de ancho en que se alternan los colores que más
se antojan a las costureras. La manga está formada por un listón de artisela y un encaje blanco, cosidos a la
orilla de la abertura por donde pasa el brazo. Adornan el escote con un listón de color casi siempre recortado
en picos que parecen rayos, sobre el pecho aplican un pequeño rectángulo de tela, negro para las casadas y
rojo para las solteras. Llevan dos trenzas sueltas sobre la espalda sin entretejerlas con listones
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No existen muchas referencias sobre la historia de este grupo. Es difícil precisar su territorio y toponimia original
aunque se considera que en términos generales han conservado su territorio prístino. Existen algunas
referencias de imágenes rupestres dispersas en la región, los macurawe las atribuyen al tiempo en que sus
antepasados vivían en cuevas o regiones como La Mesa Matapaco, por donde también pasaban los seres
gigantes. Los vestigios rupestres como El Cura han sido parcialmente destruidos por las corrientes del arroyo.
La cultura guarijía aparece como un vínculo que relaciona a los tarahumaras con los cahítas, tienen una
cercana relación con los yoreme mayo. Su presencia en documentos históricos es escasa y poco conocida. En
términos generales, su historia queda entreverada y sujeta a referencias a través de los tarahumaras o de los
mayos.
La evangelización y conquista de esta región se inició hacia 1620, fueron los jesuitas quienes se encargaron de
la evangelización de este territorio y atrajeron el interés de los varohíos, guazaparis, ihíos y temoris, llamados
así según interpretaciones de los religiosos y militares europeos. Hacia 1632 hubo un levantamiento de estos
pueblos, comandado por el jefe Cobameai, en contra de los religiosos españoles; una fuerte represión hacia
todos los indios de la región ocasionó que los guarijíos se desplazaron hacia lo que hoy es el estado de
Chihuahua. Posteriormente, algunos guarijíos regresaron a sus tierras originales. Fue entonces cuando el grupo
se dividíó en dos grandes núcleos: los guarijíos de Chihuahua, influenciados por los tarahumaras, y los de
Sonora por los yoreme mayo.
Ante el desarrollo de la industria minera y ganadera, ambas concentradas en Álamos, los guarijíos, en condición
de aislamiento, fueron confundidos con indios mayos. Despojados de su territorio original se les aisló del
proceso de mestizaje. Al no reconocérseles una identidad propia se creó un espacio que les permitió mantener
su sentido de grupo e identidad cultural que los mantiene unidos y, hasta cierto punto, diferenciados de otros
grupos.
En la historia reciente de los guarijíos confluyen elementos que jugaron un importante papel en la
transformación de este pueblo, en la recuperación de su identidad y territorio
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Los guarijíos se autodenominan ^O ^O  término que significa "los que agarran la tierra" o "los
que andan por la tierra". Varios documentos históricos hacen referencia de nombres como ihíos, varohíos,
warijíos, guarojíos y guarijíos. Actualmente, sólo se conservan dos de éstos.
El término guarojío designa a los integrantes de este pueblo indígena que habita en el actual estado de
Chihuahua y que está emparentado con la cultura tarahumara; el de guarijío, corresponde a los que habitan en
el estado de Sonora, relacionados con los yoreme. Este trabajo se refiere específicamente a estos últimos.
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Los guarijíos viven en el sureste del estado de Sonora en las faldas de la Sierra Madre Oriental, donde colindan
los estados de Sonora y Chihuahua. El terreno es escabroso y con escasas planicies; por él cruzan varios
arroyos y ríos, afluentes del río Mayo que baja al valle del mismo nombre y que anteriormente desembocaba en
el mar; entre éstos están el arroyo Guajaray y el Mochibampo.
La zona donde habitan los guarijíos está comprendida básicamente dentro de los municipios de Álamos y
Quiriego; al norte limita con el municipio de Tesopaco y al este con el estado de Chihuahua. La población está
dispersa entre varias comunidades principales y rancherías menores para el mayor aprovechamiento de
algunas pequeñas zonas de riego en las márgenes de los arroyos y de las condiciones del terreno. Los
principales poblados son Mesa Colorada, Bavícora, Guajaray y Los Bajíos, además de comunidades más
pequeñas como Todos Santos, San Pedro, La Mesa del Matapaco, La Mesa del Tuburi, Basicorepa, el
Chinagüiro, Chorijoa y Mochibampo, entre otros; muy pocos viven en Burapaco. En Sonora establecen contacto
con la población de San Bernardino, comisaría del municipio de Álamos. Las ciudades cercanas más
importantes son Álamos y Navojoa
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Los guarijíos lingüísticamente pertenecen al grupo nahua-cuitlateco, tronco yuto-nahua, familia pima-cora. De
esta lengua se reconocen dos variantes, que representan un vínculo entre los tarahumaras y los mayo.
En general la población es bilingüe, a excepción de algunos ancianos que no saben español. Entre ellos hablan
el guarijío; para comunicarse con autoridades y funcionarios no indígenas emplean el español. En algunas
ceremonias dicen en español partes del discurso ritual.
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Sus fiestas principales son las tuguradas. La tugurada o tuburada es la fiesta con mayor presencia a lo largo del
año; un hombre guarijío debe realizar en su vida tres de estas fiestas, una mujer cuatro pues se considera que
ella es más propensa al pecado y debe pagar más por él.
Esta fiesta se hace por diversos motivos comunitarios además de fechas del calendario católico. Es el maynate
o cantor quien entona los cantos en esta ceremonia que inicia al caer el sol y termina hasta la madrugada del
día siguiente; mientras él canta las mujeres danzan, colocándose éstas entre el cantor y la cruz, cubiertas por
un paño y un rosario, al lado de una barra de hierro que delimita el espacio esencial de la ceremonia. El
maynate recibe una contribución en especie por su participación. La organización de la tugurada es familiar;
sacrifican un chivo y preparan "chivabaqui", consiguen dinero para comprar café, azúcar, harina, frijoles,
etcétera.
La ceremonia de cava-pizca es la más importante en la vida religosa de los guarijíos. En ella se reproduce su
mundo natural y simbólico a través de la música, la danza, el teatro y la religión. Es una ceremonia en la que se
celebra el ciclo agrícola anterior y se pide uno bueno para el año que inicia. De diciembre a mayo se realizan
tres cava-pizcas, generalmente se hacen el día de san Isidro Labrador.
Otro día festivo es el 10 de mayo, día en que se conmemora la muerte de José Zazueta; en torno a esta fiesta
se organizan actos públicos y comunitarios
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La vestimenta de la mujer -considerado trajae típico de Sonora- es uno de los mas bellos de nuestro país,
quizá por ser uno de los más sencillos, caracterizándose por su armoniosa combinación de colores.

Consiste en blusa de manga larga abotonada al frente, llevando a la altura de la cintura un vuelo u olán que
define la esbelta figura de las jóvenes. La falda es larga y el ruedo tiene adornos de cintas en colores
contrastantes, así como en los puños y el pecho de la blusa. Llevan el cabello largo y las mayores lo cubren en
ocasiones con un paliacate anudado bajo la barbilla.

Se adornan con los típicos collares elaborados por ellas mismas con huesos pequeños de pescado, chaquiras,
semillas silvestres, conchas, caracolillos y en algunas ocasiones especiales añaden figuras pequeñas talladas
en madera palofierro o piedras semiduras.

De la población campesina norteña: pantalón de mezclilla, camisa lisa ó a cuadros con manga larga y sombrero
tipo texano. Los Yaquis, Mayos y Guarijíos calzan en su mayoría huaraches de tres puntadas y como sello
distintivo llevan paliacates ó mascadas de colores vivos anudadas al cuello; éstas últimas traen algún bordado y
otros adornos.
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En la época prehispánica, durante el periodo clásico, los teenek ocupaban un amplio territorio que comprendía
parte de los actuales estados de Veracruz, Hidalgo, Puebla, Tamaulipas y San Luis Potosí. La hipótesis más
aceptada sobre su origen señala que provienen de una extensión que habitaba la población maya a lo largo de
la costa del Golfo de México, cuya continuidad se rompió con la llegada de totonacos y mexicas, principalmente,
a fines del periodo formativo.
La Huasteca contaba entonces con la presencia de varios pueblos indígenas, como los huastecos, nahuas,
pames, totonacos, chichimecas y tepehuas. Su presencia respondía a diferentes procesos migratorios y a las
etapas de expansión de los imperios azteca, teotihuacano y olmeca. La Huasteca tuvo influencia tolteca y
chichimeca durante el siglo XII, y probablemente migraciones de grupos nahuas en el siglo XIII. En la época de
Moctezuma I, una parte de este territorio fue conquistada y sometida al imperio mexica; este dominio continuó
hasta 1506.
Al momento de la Conquista, el territorio de los huastecos estaba dividido en señoríos independientes entre sí,
sin autoridad centralizada. En los primeros años del siglo XVI los señoríos estaban sometidos al pago de
tributos a los texcocanos, lo cual no modificaba las estructuras de gobierno huasteco. Se trataba de una región
densamente poblada, cuyos asentamientos estaban cerca de las orillas de los ríos y en las serranías. En cada
uno de los pueblos, los principales organizaban la producción y los macehuales trabajaban la tierra.
En 1519 llegaron a la Huasteca los primeros españoles, los cuales dejaron destacamentos que fueron
exterminados por la resistencia huasteca en Pánuco. Hasta 1525 los españoles lograron establecerse y
comenzaron una violenta colonización mediante guarniciones, lo que provocó un fuerte descenso de la
población. Se vendían a los huastecos en calidad de esclavos a cambio de ganado vacuno. Tal política dio
inicio a las encomiendas. Así, se estableció un "corredor ganadero" de bovinos en la planicie y la población
indígena se concentró en las serranías.
Posteriormente se estableció un equilibrio social entre españoles e indígenas; las dos sociedades subsistían
una al lado de la otra, con sus leyes y sus formas de vida, sin mezclarse y sin tener gran conflicto. Esta región
Huasteca, aislada de los caminos comerciales de la época colonial, limitó su economía a los latifundios y a la
economía autárquica de las comunidades indígenas
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Los huastecos se laman a sí mismos Ê que quiere decir "los que viven en el campo con su idioma, sangre
y comparten la idea".
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La mayoría de los teenek de San Luis Potosí viven en la región de la Huasteca, al oriente del estado, localizada
dentro de la cuenca del río Pánuco. Esta región está distribuida en 18 municipios.
Los teenek comparten este espacio con mestizos y nahuas que ocupan el sur de la región. Once municipios
concentran 90% de los teenek, de los cuales sobresalen Aquismón, Tanlajás, Ciudad Valles, Huehuetlán,
Tancanhuitz, San Antonio, Tampamolón y San Vicente Tancuayalab
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Las festividades más importantes son las de los santos patrones, como las de san José (19 de marzo), san
Isidro (15 de mayo), Santiago Apóstol (25 de julio), san Agustín (28 de agosto), san Miguel (29 de septiembre) y
otras, así como Año Nuevo y Día de Muertos. Estas fiestas se celebran religiosamente por la mañana, con
danzas y cohetes la noche anterior.
Las principales danzas de los teenek son: El Tzacanson o danza pequeña (los hombres se colocan en fila con
listones de colores colgando de la cabeza y un espejo en la frente, y las mujeres forman un círculo); Las Varitas
(los hombres bailan con cascabeles en las piernas y varas con listones de colores); La Malinche (un hombre se
disfraza de mujer) y El Rey Colorado (hombres y mujeres bailan en dos círculo concéntricos en sentido
contrario). La danza de El Volador (hombres amarrados con cuerdas sujetas en la parte de arriba de un gran
polín dan vueltas en el aire hasta el suelo, imitando el vuelo del gavilán) ha desaparecido.
La variedad de géneros musicales y dancísticos que se observa actualmente en esta región es amplia, va
desde la música y danza ritual hasta la cumbia norteña, pasando por el famoso huapango huasteco, aunque
este último no es el más importante
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Las huastecas llevan un enredo que les llega pocos centímetros debajo de la rodilla. Es de manta blanca o de
tela negra y liso atrás; al frente tiene cuatro tablones. El enredo está sostenido por una faja hecha en fábrica
con rayas jaspeadas rojas y azules y lleva un fleco trenzado en ambos extremos. La blusa o saco suelto, es de
percal floreado o de artisela rosa o azul; tiene manga abullonada, cuello alto y pechera tableada, termina en la
cintura con un olán o faldilla suelta que cubre la faja. Arriba de la blusa llevan un quechquémel de algodón
blanco enteramente cubierto de bordados de estambre con punto de cruz.
El quechquémel tiene un fleco de lana hecho aparte y unido a la tela con cadeneta en los mismos colores de los
dibujos que son el anaranjado, el rosa, el morado y el verde. Alrededor del escote del quechquémel hay un
borde con picos que forman rayos. Está labrado con estambre de colores en punto al pasado y lleva los picos
volteados hacia arriba.
Las mujeres llevan colgada del hombro una bolsita alargada de manta blanca sin fleco y bordada con los
mismos motivos del quechquémel. Su tocado deriva del peinado prehispánico, en el presente el ³petop´ es una
corona hecha con madejas de estambre sobrepuestas, que las mujeres aumentan por medio de un armazón de
bejuco. El pelo dividido en dos, cruza la nuca sobre el ³petop´ para formar un aspa; pasa otra vez alrededor del
aro sobre las orejas y acaba sobre la frente en otra cruz. Forma seis rombos de pelo que dejan ver el
anaranjado, el morado, el rosa y el verde de los estambres delgados. Arriba de este peinado las mujeres ponen
un pañuelo de artisela, ensartando una de la puntas en el estambre exactamente en el centro de la cabeza y
dejándolo caer por detrás.
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Burgoa, en su Geográfica descripción (1674), sugiere que los huaves son originarios de Nicaragua, a partir de
que un fraile de ese país pudo entender un diálogo en huave entre un sacerdote y su criado. De esta anécdota
se desprendieron dos tipos de hipótesis. Una consistió en buscar inútilmente alguna filiación lingüística con la
subfamilia mangue, y otra, que sostiene que los huaves llegaron al Istmo procedentes de Centroamérica,
desplazando a los mixes que habitaban ese territorio.
A diferencia de los mixes que mantuvieron una resistencia constante ante las incursiones españolas, las
relaciones de los huaves con la administración colonial fueron esencialmente pacíficas. La penetración
española en las costas del Istmo estuvo marcada por una alianza establecida entre el señor de Tehuantepec y
los nuevos conquistadores, que ofreció a los primeros la fuerza para combatir el señorío mixteco de Tututepec y
a los segundos la posibilidad de acceder al Mar del Sur a través del Istmo.
A principios del siglo XVII los dominicos establecieron una doctrina en San Francisco del Mar con San Mateo
como segunda cabecera; esta doctrina, dependiente del priorato de Tehuantepec, posibilitó la creación de
haciendas y cofradías destinadas a sufragar los gastos del culto. Los conflictos entre las órdenes monásticas y
el clero secular trajeron como consecuencia que diversas doctrinas pasaran a la jurisdicción del obispado de
Oaxaca. Esto provocó un proceso discontinuo de evangelización y un vacío eclesiástico de más de dos siglos.
Este vacío tuvo un efecto decisivo en los niveles de aislamiento de la región huave, ajena a los procesos
históricos del resto del país
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Los huaves son también conocidos como mareños o huazantecos. El término huave fue acuñado por los
zapotecos para referirse a la "gente que se pudre en la humedad".
Los huaves clasifican a los hombres en tres categorías: los extranjeros (moel), la gente del Istmo (missig) y el
conjunto de poblaciones que hablan el huave y corresponden a la categoría de „ O o "verdaderos
nosotros".
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Actualmente este grupo habita un litoral del Golfo de Tehuantepec que ocupa las dos terceras partes de una
barra de 40 km que separa al océano Pacífico de dos grandes lagunas, conocidas como Mar Superior y Mar
Inferior. Las principales poblaciones huaves -San Mateo del Mar, San Francisco del Mar y San Dionisio del Mar-
son municipios que dependen políticamente del distrito de Tehuantepec, y económicamente del enclave
petrolero de Salina Cruz; ésta ha sido la ciudad con mayor índice de crecimiento del estado de Oaxaca en las
últimas décadas. También recientemente se crearon dos colonias, Cuauhtémoc y Benito Juárez, que se ubican
en el camino que comunica al puerto de Salina Cruz con San Mateo del Mar.
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La filiación lingüística del huave es incierta. En 1916, Radin lo ubicaba dentro del grupo zoque-maya-totonaco,
mientras que Swadesh, a mediados del siglo XX, atribuía su filiación al grupo macro-mixteco. Para Longacre, en
cambio, el huave conforma un grupo lingüístico totalmente independiente.
Los huaves, por el contrario, opinan que tanto el grupo como la lengua proceden de Perú o Nicaragua,
aludiendo a una crónica del siglo XVI que ubica su origen en ese sentido, dado que un fraile nicaragüense pudo
comprender un diálogo que se desarrollaba en huave entre un sacerdote y su criado
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La vida ceremonial de los huaves está ligada con la naturaleza y con los ciclos estacionales. En San Dionisio
del Mar, una vez transcurridas las festividades de Semana Santa, autoridades y rezadores locales van a pedir
lluvia a Cerro Cristo, pequeña isla que los huaves reconocen como lugar sagrado; otro es Cerro Bernal, visible
desde la playa que une a San Mateo del Mar con el océano y hacia donde se dirigen las peticiones de este
municipio. En su ciclo anual, los huaves de San Mateo cuentan con tres celebraciones importantes: la
Candelaria, a principios de febrero; Corpus Christi, hacia la mitad del año, y la fiesta patronal de san Mateo, el
19 de septiembre. Este esquema, que distribuye la longitud del año en tres segmentos ubicados
proporcionalmente, se reproduce con características similares en las otras comunidades del área. Como en San
Mateo, en San Dionisio se festeja además de Corpus, al Cristo de Esquipulas a mediados de enero y, el 9 de
octubre, a su santo patrono. La serie Cristo de Esquipulas-Candelaria, a principios del año, se prolonga en la
festividad de san Felipe de Jesús, que Huazantlán celebra el 4 de febrero, mientras que la serie San Mateo-San
Dionisio, hacia finales del ciclo, pasa por la celebración de san Francisco el 4 de octubre. Así, la distribución
temporal de los ciclos festivos corresponde con los ciclos estacionales
Traje tradicional
Los huaves fueron los primeros habitantes del Istmo de Tehuantepec; vencidos en el pasado por los zapotecos,
ahora se encuentran reducidos a unos cuantos pueblos, de los cuales San Mateo del Mar es el más importante.
Los huaves adoptaron los trajes de sus vecinos y las mujeres copiaron el huipil y el tocado de las tehuanas. No
imitaron la falda, que sigue siendo un enredo de dos tiras unidas a lo largo, es roja con rayas verticales
amarillas o negras. No está cosida por los lados, y las mujeres la tablean estrechamente fajada a las caderas y
las sostienen con un ancho ceñidor, blanco o violeta. Los hombres desde hace tiempo usan pantalón de
mezclilla y camisas de manta, sombrero de fieltro o de petate con copa alta y cónica.
Las huaves abandonaron por completo su huipil tradicional. Era de tres lienzos de fino algodón blanco con
rayas moradas teñidas de caracol en las uniones de las telas, incluyendo las laterales. Los huaves son casi
todos pescadores; así como es difícil encontrar un mixteco de la Alta que no teja el sombrero de palma, así rara
vez se ven huaves que no labren redes de pesca.
Las mujeres huaves siguen tejiendo servilletas para las tortillas, generalmente son de algodón blanco con
dibujos rojos; en un armonioso desorden se amontonan en ellas figuras de venados, árboles de guajes, águilas,
patos y pelícanos. Todas las mujeres siguen tejiendo estas servilletas, tienen mucho encanto ya que en un
metro cuadrado de dura labor compendian el mundo vegetal y animal de la región huave.
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El actual grupo p'urhépecha deriva de una mezcla de grupos chichimecas, nahuas y pretarascos que habitaron
las riberas e islas del Lago de Pátzcuaro, a finales del siglo XII. Los p'urhépecha-uanacaze establecieron su
señorío en Tzintzuntzan, Ihuatzio y Pátzcuaro, desde donde empezaron a extender sus dominios a la región del
río Balsas, Jalisco, Colima, Zacatula y Guanajuato; en el oriente se aliaron a los matlatzincas para pelear contra
los mexicas. Estos últimos pretendieron someterlos, por lo que se dieron grandes batallas desde mediados del
siglo XV entre mexicas y p'urhépechas, a pesar de lo cual el área p'urhé nunca fue sometida al dominio mexica.
En cuanto a su cultura material, este pueblo destacó por el empleo de instrumentos agrícolas de cobre, hecho
excepcional en el área mesoamericana. Existía una estratificación social en cuya pirámide estaba el rey,
cazonci o irécha, al que le seguían los señores, principales o acháecha, y finalmente los sacerdotes. En la base
de la pirámide se hallaban comunidades de campesinos y pescadores, artesanos y mercaderes.
De su vida ceremonial destacaba la fiesta equataconsquaro, dedicada al dios Curicveri, la deidad más
importante del panteón purhé, a quien honraban durante 20 días y cuya celebración reunía a todos los
pobladores de la región. El último día culminaba con la narración de la vida de sus antepasados que daba el
sacerdote mayor a todos los señores y gente de la provincia.
Nuño de Guzmán inició la conquista de Michoacán en 1521, cuando gobernaba Tangaxoán II, sin que los p'urhé
opusieran resistencia.
Durante el periodo colonial, la sociedad p'urhé sufrió grandes cambios, como por ejemplo, se interrumpió la
interacción entre las tierras altas y las bajas; se introdujo una nueva tecnología agrícola y nuevas especies
vegetales y animales; desaparecieron los oficios destinados a satisfacer la economía de prestigio del antiguo
grupo gobernante como el arte plumario, el pulimento de piedras preciosas, la platería, etcétera, y se combatió
a los especialistas de la medicina indígena. Las instituciones del dominio colonial como la encomienda, los
pueblos realengos y el tributo se impusieron a los vencidos, además del aprovechamiento y expoliación de los
recursos naturales de las tierras indígenas; se introdujo el cultivo extensivo de la caña de azúcar en las tierras
bajas, se trajo gran cantidad de mano de obra esclava para la explotación de las minas; se reordenó
geopolíticamente el territorio y se reformularon las comunidades agrarias
! "#
Este pueblo indígena de las regiones lacustre y montañosa, del centro de Michoacán, se llama a sí mismo
R  O  y cada uno de sus integrantes es un p'urhé o p'uré que significa gente o persona; esto implica una
autoafirmación como seres humanos y pueblo en general.
Desde la Conquista y hasta hace unos cuantos años, este pueblo era conocido como tarasco; sin embargo,
esta denominación es externa y les fue impuesta por los conquistadores.
 $!%$
El actual área p'urhé se extiende a lo largo de 6 000 km2 de los 60 000 que tiene el estado de Michoacán, en la
región norcentral de la entidad. Esta área se ubica entre los 1 600 y 2 600 msnm y se le denomina
P'orhépecheo o Purhépecherhu, que significa "lugar donde viven los p'urhé". El área se ha subdividido
tradicionalmente en cuatro regiones: Japóndarhu (lugar del lago), Eráxamani (Cañada de los once pueblos),
Juátarisi (Meseta), la ciénega de Zacapu y antiguamente se agregaba otra región: Jurhío (lugar de la tierra
caliente).
La población p'urhépecha se concentra sobre todo en 22 municipios: Coeneo, Charapan, Cherán, Chilchota,
Erongarícuaro, Los Reyes, Nahuatzen, Nuevo Parangaricutiro, Paracho, Pátzcuaro, Periban, Quiroga,
Tancítaro, Tangamandapio, Tangancícuaro, Tingambato, Tinguindín, Tocumbo, Tzintzuntzan, Uruapan, Zacapu
y Ziracuaretiro; sin embargo, los hablantes de la lengua p'urhé se distribuyen en 95 de los 113 municipios del
estado.
Las localidades indígenas se caracterizan por tener un asentamiento de tipo compacto; hay municipios y
poblados que tienen anexos, esto es, localidades periféricas con unas cuantas viviendas, por lo que en tal caso,
se puede hablar de asentamientos mixtos. La población mestiza vive sobre todo en los centros urbanos que
rodean el área

&'$
El idioma p'urhé no tiene parentesco lingüístico cercano con ninguna de las lenguas originales que se hablan en
México. Se reconocen tres variantes dialectales: la de la región lacustre, central y serrana.
En el registro de los censos se puede apreciar la sensible disminución de los hablantes de la lengua p'urhé a lo
largo del tiempo; sin embargo, a partir de 1980 ha dado inicio un movimiento de apoyo a través de la Academia
de la lengua purhé y el trabajo del Centro de Investigaciones de la Cultura p'urhépecha, para el fortalecimiento
de esta lengua con el establecimiento de su abecedario
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De acuerdo con datos proporcionados por un censo levantado por una institución estatal, en Michoacán había
520 danzas y otras 156 en desuso.
Las danzas del ciclo de la cosecha (otoño-invierno) son las de los Viejitos, los Huacaleros, los Jóvenes y los
Negritos, además de Dos bailadores, la danza del Pescado (en la región del Lago) y las de Pastores y
Vaqueras. El ciclo se cierra con las danzas del carnaval.
Las danzas del ciclo primavera-verano comienzan con el Corpus, donde los gremios bailan y se hace una gran
fiesta para todo el pueblo. Se trata de la gran fiesta del trabajo, pues en ella destaca el gremio preponderante
de cada comunidad. En la sierra es importante el oficio de panalero; en las poblaciones del Lago, el gremio de
los pescadores sobresale en la fastuosidad de la fiesta; los agricultores, que toman parte en la fiesta de todas
las comunidades, tienen también un espacio de representación en esta fiesta
$012 
Hay dos clases de faldas, una llamada ³sabanilla´, es un enredo y consiste en un lienzo rectangular de lana
tejida a mano. Estas faldas sirvieron desde tiempos inmemoriales para abrigar durante la noche a toda la familia
y de ahí su nombre de ³sabanilla´. De día las mujeres la tablean alrededor de su cintura y la sujetan con un
ceñidor del que dejan sobresalir 20 cm de tela. Por su propio peso esta orilla se voltea hacia abajo y forma el
famoso rollo de las tarascas.
La otra falda, llamada ³zagalejo´, es también de lana. Lleva en la parte de arriba una tira de tela de algodón en
color fuerte y, en la parte inferior, una cenefa del mismo material para protegerla del roce con el suelo. Está
montada en angostos pliegues sobre una pretina amarrada en la cintura. Para formar ³el rollo´, se vuelve la tela
hacia adentro y se ata la pretina unos 20 cm más abajo. Al ceñirse la faja, esos veinte centímetros que
sobresalen se doblan hacia fuera.
Hay tres tipos de camisas: el más antiguo deriva del huipil de dos lienzos llamado huananjere, es corto de
manga blanca de una sola pieza metido bajo la faja. Está bordado alrededor del cuello y en los hombros con
punto de cruz o al pasado, en color rojo o azul oscuro. El segundo tipo es de manta blanca, de escote
cuadrado, con una bata tejida de gancho. El tercero es el más usado. Está camisa va plegada sobre el pecho y
la espalda por una jareta a lo largo del escote; se acomoda así a los diferentes tamaños de mujeres, está
bordada a veces en blanco y a veces en color, sobre los hombres y alrededor del escote con un trabajo muy
fino y puntadas diversas.
Las tarascas se peinan con dos trenzas entretejidas con cordones de lana. Las mujeres indígenas michoacanas
se cubren con rebozos de algodón azul marino con rayas azul pálido y blancas. Los flecos están guarnecidos
con motitas y re bordados con motivos de águilas y figuras humanas. Para este trabajo emplean la artisela, que
da la impresión de los antiguos trabajos con plumas



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A la llegada de los españoles, el actual estado de Chihuahua era ocupado por varios pueblos: los tubares, los
tobosos, los cocoyomes, los joyas, los conchos, los guazapares, los chinipas, los tarahumaras, los salineros y
los pimas.
Los tarahumaras ocupaban el territorio que recorre la estribación este de la sierra Tarahumara. Se tiene poca
información acerca de su cultura y forma de vida. Al parecer, su organización se fundaba en el parentesco
basado en relaciones recíprocas y contaban con un cacique o "principal". Se supone que estos caciques
gobernaban una o varias rancherías, pero no existía un gobierno unificado para toda la nación rarámuri. Eran
agricultores, sembraban principalmente maíz y frijol, actividad que complementaban con la caza y la
recolección.
En la segunda mitad del siglo XVI se inició la colonización del actual estado de Chihuahua con la explotación
de una mina en 1557 y la fundación de Santa Bárbara, primer centro de población española. Los jesuitas
establecieron una misión en el Valle de San Pablo, hoy Balleza, hacia 1607; sin embargo, la tarea
evangelizadora se suspendió por la rebelión de tarahumaras y tepehuanes en 1620, reanudándose hasta 1639
con la misión de San Felipe de Jesús.
En 1631 se empezó a explotar la mina de San José del Parral, por lo que Parral se convirtió en importante
mercado de productos y mano de obra para los rarámuri. Pronto, ganaderos y agricultores empezaron a
apoderarse de las mejores tierras, lo cual obligó a los tarahumaras a internarse cada vez más en la sierra.
Éstos, reducidos a pueblos de misión eran forzados a prestar trabajo en las minas cuando esta actividad cobró
auge a mediados del siglo XVII.
Durante el siglo XVII hubo una serie de rebeliones que impidieron la consolidación del sistema misional. En
1651 los tarahumaras se levantaron en armas contra los españoles, debido al descontento que provocó la
ocupación permanente del Valle de Papigochi por parte de los españoles. Dos años después los naturales
fueron obligados a pactar la paz forzados por la destrucción de sus siembras; a cambio, los españoles
abandonaron la sierra.
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Los tarahumaras se llaman a sí mismos ^  , que significa corredores a pie; proviene de las raíces: rara
(pie) y muri (correr). Para ellos es sinónimo de las personas o los humanos. A los mestizos en general se les
designa con el término chabochi, que significa los que tienen barbas, y a los que conviven con ellos y
comparten su cultura, les llaman napurega rarámuri.
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Habitan la parte de la Sierra Madre Occidental que atraviesa el estado de Chihuahua y el suroeste de Durango
y Sonora. Comparten este territorio con los tepehuanes, pimas, guarojíos y mestizos. De los grupos originarios
de la región es el más numeroso y habita un espacio más amplio que los demás, por lo que a su territorio
también se le denomina sierra Tarahumara.
La sierra Tarahumara está formada por elevadas montañas que alcanzan de 2 000 a 3 000 msnm y profundas
barrancas. Se le ha dividido geográficamente en Alta y Baja Tarahumara. Este grupo vive de manera dispersa
en rancherías y pueblos en los municipios de Guadalupe y Calvo, Morelos, Balleza, Guachochi, Batopilas,
Urique, Guazaparez, Moris, Uruachi, Chínipas, Maguarichi, Bocoyna, Nonoava, Carichí, Ocampo, Guerrero y
Temósach
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La lengua tarahumara forma parte de la familia yuto-azteca, que se extiende desde Utah en los Estados
Unidos hasta Centroamérica y está considerada junto con el concho y el guarojío dentro del subgrupo cahíta-
ópata-tarahumara, emparentado con el subgrupo pima-tepehuano y el cora-huichol.
La diversidad de lenguas yuto-aztecas que se hablan en el noroeste de México puede ser indicativa de que los
hablantes de estas lenguas han ocupado el territorio por miles de años.
Existen diferencias dialectales en la lengua tarahumara que, sin llegar a ser muy profundas, provocan una
cierta inteligibilidad entre todos los hablantes de tarahumara
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El calendario festivo está estrechamente relacionado con el ciclo agrícola. Las fiestas más importantes son el
día de La Candelaria, Semana Santa, la fiesta del patrón de la iglesia, la Purísima Concepción, la Virgen de
Guadalupe, la navidad, el fin de año y la Epifanía.
En las ceremonias se llevan a cabo las danzas de Matachines y Yúmari -excepto en Semana Santa en que se
baila Fariseos y Pascola- y se ofrece tesgüino y comida a Onóruame, que se comparte con los asistentes a la
celebración
$012 

En muchas comunidades el tarahumara ha adoptado la indumentaria occidental. Sin embargo, aun conserva la
vestimenta tradicional, preferentemente, en el caso de los hombres, y siempre en las mujeres. Las blusas o
camisas de colores brillantes, estampados, a veces floreados, son usadas por hombres y mujeres.

Las faldas son muy apreciadas por la mujer, quien viste muchas a la vez, una encima de otra, lo que le da esa
apariencia de bellamente esponjada. Le sirve de adorno, de abrigo y, además, parece envolverla en mil colores.
Los hombres visten un calzón de manta llamado Tagora. El ceñidor o cinturón lo usan por igual hombres y
mujeres. Están tejidos con dibujos propios y los utilizan para sostener pantalones, zapatos y faldas.

El huarache rarámuri (akaka) es muy peculiar: tiene una suela ligera, y correas hasta el tobillo; actualmente
utilizan llantas usadas para la suela de sus huaraches. Aunque también es muy común ver a mujeres y a niños
descalzos.

La ³2´, cinta usada para mantener el pelo en su lugar, es la prenda más distintiva del pueblo tarahumara y
la portan con orgullo hombres, mujeres y niños. En algunas comunidades el largo de las puntas da referencia
sobre la condición económica del portador, cortas para cuando tienen poco dinero y largas para cuando su
condición es holgada.

La cobija es una prenda muy importante que sirve para abrigo durante los días fríos y como cama en la noche.
Generalmente, las tejen de la lana de sus propias ovejas y la aprecian mucho, de tal manera que sólo la
intercambian o apuestan en ocasiones importantes.
X  4   

 
Si bien esta zona estaba ya ocupada desde fechas anteriores, se estima que los primeros pobladores de habla
zapoteca arribaron a la región de los Valles Centrales a principios de 1 500 a.C. La parte fundamental de la
historia prehispánica de Valles se inicia alrededor de 500 a.C. y culmina con la llegada de los conquistadores en
1521. Este periodo se divide en dos etapas: la de los centros urbanos (500 a.C.-750 d.C.), donde se forman los
primeros grandes asentamientos como Monte Albán. Ésta fue una época de florecimiento de la arquitectura, las
artes y las ciencias. La etapa de los señoríos siguió a ésta; abarcó de 750 a 1521. Se crearon una serie de
señoríos autónomos relacionados entre sí por alianzas matrimoniales y políticas. Las sedes más conocidas de
estos centros son Mitla, Yagui y Zaachila. En estos periodos se desarrollaron a plenitud los sistemas hidráulicos
que sustentaban a las poblaciones y centros ceremoniales y político religiosos. De acuerdo con las relaciones
geográficas de Cuilapan y Teozapotlán, que datan de 1581, la llegada de grupos mixtecos a los Valles
Centrales se dio alrededor del año 1280. Antes de la conquista, el crecimiento demográfico generó entre los
zapotecos y sus vecinos mixtecos presiones para controlar los mejores terrenos agrícolas, especialmente en las
fronteras de las áreas que ocupaban ambos pueblos indígenas. En esta situación, el Imperio azteca somete a
los pueblos de los Valles Centrales a un fuerte tributo a partir del siglo XV.
La conquista se realizó de forma relativamente pacífica puesto que los zapotecos se aliaron con los europeos
en contra de los aztecas. En 1529 se constituyó el Marquesado del Valle de Oaxaca, otorgado a Cortés. Para
proteger los dominios de los colonizadores hispanos, Cortés otorga la categoría de ciudad a la antigua
guarnición azteca que había en el lugar, creándose así la ciudad de Oaxaca
! "#
El término zapoteco proviene del vocablo náhuatl Tzapotécatl, que significa "pueblo del Zapote". La
denominación les fue impuesta por los mexicas debido a la profusión de árboles de zapote en los territorios de
los Ben'Zaa o "gentes de las nubes", término en zapoteco con que se identifican entre ellos.
Los zapotecos no constituyen un grupo cultural homogéneo; la etnografía los agrupa en cuatro ramas:
zapotecos de Valles Centrales, del Istmo de Tehuantepec, de la Sierra Norte o Juárez y zapotecos del Sur. Al
interior de cada una existen, a su vez, diferencias culturales, históricas y lingüísticas específicas. Esta
monografía se refiere a los zapotecos de Valles Centrales.
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Los Valles Centrales de Oaxaca se ubican en la parte centro del estado. La región es una de las ocho en que
se divide geográfica y administrativamente la entidad. Limitan al oeste con la región de la Mixteca, al noroeste
con la Cañada, al norte con la Sierra de Juárez, al este con el Istmo de Tehuantepec y al sur con la Sierra del
Sur. En conjunto abarcan 89 municipios en los distritos de Ejutla, Etla, Ocotlán, Tlacolula, Zaachila, Zimatlán y
Centro; con una extensión total de 4 873.65 km2. Las alturas oscilan entre los 1 318 msnm en su punto más
bajo en el municipio de Santa María Zoquitlán; llegando a 2 050 msnm en San Miguel Peras, Zaachila
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El zapoteco pertenece a la familia lingüística zapotecana del grupo otomangue. Es un idioma tonal, del cual
existen diversas variantes en la entidad. En Valles Centrales hay diferencias subregionales que hacen difícil la
comunicación entre hablantes de los distintos distritos y, como acontece en el distrito de Tlacolula, entre
poblados de la misma jurisdicción administrativa, donde las comunidades aledañas a la sierra están influidas
por las variantes zapotecas serranas. En términos generales se puede afirmar que el zapoteco de Valles
Centrales se subdivide a su vez en las variantes de Etla, Zaachila, Tlacolula, Ejutla y Ocotlán
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Existen diversos tipos de festejos: los de carácter familiar que incluyen bautizos, bodas, matrimonios y ritos
funerarios. En estas fiestas existe una amplia gama de padrinazgos que cubren los gastos de las diferentes
etapas de las ceremonias; para los padrinos esto implica un alto gasto económico. Donde persiste la división en
barrios es frecuente la presencia de festividades alusivas a los patrones de los mismos. A nivel comunitario,
cada poblado festeja, por lo menos, la fiesta del santo patrón, donde se mezclan danzas tradicionales con
grupos tropicales y norteños. También es frecuente la presencia de ferias con juegos mecánicos, puestos de
comida y juegos electrónicos. La organización de estos festejos está a cargo de comités electos por las
autoridades. Destacan las celebraciones de la Cruz de Mitla el 1 de enero, La Candelaria, el Carnaval y la
Virgen de la Soledad, patrona de la ciudad de Oaxaca
$012 
Los huipiles choapeños son finísimos, de textura muy elaborada y probablemente son algunas de las prendas
más esmeradas de todo México. Las mujeres doblan el huipil hasta la cintura, y recogen toda la tela en la
espalda, la cruzan y le dan una vuelta sobre sí misma; vuelven a llevarla hacia delante y la esconden a la altura
de la cadera. De esta maniobra resulta una blusa holgada.
En tiempo de fríos las choapeñas visten dos huipiles uno arriba del otro. El de diario es de manta o de tela lisa
de algodón. La falda, llamada ³chiapaneca´ tiene pretina y es de tela roja de fábrica con rayitas negras; la de
fiesta está adornada en la orilla inferior con listones cosidos. Un pedazo cuadrado de la misma tela roja es el
pañuelo que sirve para protegerlas del sol, lo acomodan doblado en la cabeza y lo mantienen firme con la
trenza dispuesta de rodete.
Quedan todavía en Choapan algunos collares antiguos de coral ensartado con cuentas y pajaritos de plata y
con monedas antiguas de los que cuelgan cruces triples de plata. Se repujaban en el pueblo, con gran variedad
de tamaños y dibujos y también se labraban en oro.
Las casas oscuras por falta de ventanas son de troncos y sólo algunas están construidas de cal y canto. Para
sentarse ofrecen a los huéspedes bancos rústicos de troncos ahuecados, con una agarradera de un lado, a
veces en forma de cabeza de animal.


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A la llegada de los españoles los otomíes vieron la posibilidad de liberarse del imperio azteca, razón por la cual
les dieron todo su apoyo. Quienes no quisieron hacerlo se retiraron hacia las montañas, desplazamiento que se
acentuó cuando brotó una epidemia de viruela. Durante el siglo XVII la ocupación de sus tierras, seguida por el
establecimiento de una misión, creó situaciones de inestabilidad; con la colonización de las montañas ocupadas
por los chichimecas, se pretendió obligar a los nómadas a modificar su estilo de vida pasando de la cacería a la
agricultura. Los misioneros trataron de convencerlos en forma pacífica, al mismo tiempo que los inducían al
catolicismo. A cambio prometieron ayudarlos con la distribución periódica de artículos básicos, lo cual
cumplieron pocas veces.
Al fallar el intento de los misioneros, los españoles optaron por acelerar la conquista. En 1700 invadieron tierras,
convirtieron las propiedades de las misiones en pastizales o en tierras de cultivo, y a los otomíes en
asalariados; quienes no se sometieron fueron asesinados u obligados a huir. A partir de ese momento los
indígenas ya no estuvieron bajo la tutela de los misioneros, sino bajo la dominación militar española y racista.
La situación empeoró para todos ellos con el desarrollo de la ganadería, los medios de transporte controlados y
el acaparamiento de tierras
! "#
Se considera el término otomí como la forma moderna del vocablo arcaico totomitl, que aparece en
totomihuacan y totomihuatzin, palabras del Códice Xolotl que representan aves flechadas. Algunos autores
señalan que la palabra otomí deriva del nahua y significa cazadores que llevan flechas.
Los otomíes de la Sierra Oriental se autonombran n'yühü que proviene de n'yu que designa al grupo autóctono
y del patronímico hü. En cambio, los otomíes del Valle del Mezquital se autodenominan   de hñä hablar y
hñü, nariz; es decir los que hablan la lengua nasal o los que hablan dos lenguas. El vocablo ñäñü, según ciertos
autores, proviene de Otou, antepasado mítico, o bien se deriva del término othó, que significa "pueblo sin
residencia".
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El Valle del Mezquital se divide a la mitad por la serranía de San Miguel, que se ramifica a su vez en diferentes
desniveles: al norte, el Valle de lxmiquilpan, situado entre los 1 700/1 800 metros de altitud; al sur, el Valle de
Actopan, levemente más bajo; al noroeste, una llanura que comprende la parte septentrional del municipio de
Ixmiquilpan y el de El Cardonal sobre los 1 900 metros. Estos tres valles no son uniformes y comprenden otras
plataformas en niveles ligeramente desiguales, separados por ondulaciones del terreno. Los montes que rodean
al Mezquital son macizos con alturas entre los 2 500 y 3 000 msnm.
El Valle del Mezquital abarca 28 municipios, entre los más importantes se encuentran Actopan, Alfajayucan, El
Cardonal, Chilcuautla, Ixmiquilpan, Nicolás Flores, San Salvador, Santiago de Anaya, Tasquillo y Zimapán. La
población indígena está ubicada en estos municipios, sobre todo en las cabeceras municipales. También
encontramos mestizos en las comunidades indígenas que son maestros, médicos, vendedores, curas, etcétera
&'$
La lengua otomí pertenece a la gran familia otomí-pame, grupo lingüístico cuyos componentes poseen historia y
tradiciones culturales altamente diversificadas. Dentro de esta familia, existen cinco divisiones: 1) otomí-
mazahua, 2) pame del norte, 3) pame del sur, 4) matlazinca-ocuilteco, y 5) chichimeca.
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Desde la época Colonial, las fiestas católicas son un verdadero pivote secular de la vida comunitaria. En los
territorios locales, la celebración del santo patrono es el símbolo espiritual de la coalición de pequeñas unidades
familiares, vinculadas entre sí por relaciones de parentesco, vecindad y compadrazgo. Los diferentes aspectos
del ritual católico están coordinados de alguna manera mediante una fiesta única del calendario anual
$012 
En el presente, los otomíes emplean en su vestimenta algodón en telas de manta. que llegan a los lugares más
aislados por medio de los varilleros, comerciantes ambulantes que llevan en la espalda los bultos de mercancía
y, en la mano, un metro de madera, antiguamente una vara. Las mujeres otomíes son trabajadoras incansables,
mientras se dedican a los quehaceres domésticos, cuidan a sus hijos o acuden al mercado, sentados o
caminando siempre llevan consigo el huso que sigue laborioso con sus vueltas veloces.
Las mujeres usan una blusa o camisa de manta blanca con escote cuadrado y con un pequeño bordado
alrededor de la pechera. Usan quechequémeles de lana azules, morados o negros con delgadas rayas blancas
una greca bordada alrededor y fleco. El ceñidor, hecho en telar de cintura, lo usan por igual hombres y mujeres.
Tiene hasta 20 cm. de ancho, y una longitud de 2.50 metros para que puedan dar algunas vueltas alrededor del
talle. Utilizan un ancho rebozo de lana, con rayas azules y blancas y un fleco anudado con un punto de
macramé que forma dibujos.
Las mujeres otomíes entrelazan la punta de sus trenzas con un cordón de lana o una cinta tejida a mano. Los
hombres visten bajo el sarape una camisa de manta; el calzón va sostenido por un ceñidor igual al de las
mujeres. Los huaraches tienen suela de llanta y el pie queda cubierto casi por completo por cinco tiras de cuero.
El sombrero llamado de ³vuelta y vuelta´ de copa cónica con las alas anchas está hecho con una trenza muy
apretada de zacate enrollada en espiral y cosida con hilo de ixtle















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La hipótesis más aceptada hasta el momento sobre el origen del grupo es la del investigador George Foster,
que coincide con la filiación lingüística propuesta por Swadesh y que vincula al mixe-zoque-popoluca-
tapachulteco con el tronco macro-maya. Esta hipótesis sugiere que los mixes debieron haber ocupado una
franja del Istmo de Tehuantepec.
A mediados del siglo XVI, los españoles utilizaron como táctica de conquista, la evangelización, ésta estuvo a
cargo de los dominicos, quienes fundaron vicarías en lugares como Villa Alta, Totontepec y Najapa de Madero,
en esta última localidad introdujeron un Cristo negro en su centro ceremonial.
En 1938 se estableció oficialmente el distrito mixe, y el municipio de Zacatepec como cabecera de las
autoridades judiciales y hacendarias. A partir de este nombramiento, se han presentado en la región serios
conflictos políticos originados por cacicazgos locales. También se han presentado luchas violentas debido a
conflictos agrarios
! "#
Los mixes se llaman a sí mismos `  . La lengua que hablan es ayuuk, que es el nombre con que
históricamente se conoce al grupo. La palabra ayuuk está compuesta de los siguientes morfemas: a = idioma,
palabra; yuuk: montaña, florido; y yä'äy: gente, muchedumbre. Por lo tanto, su significado es "gente del idioma
florido". Según la tradición oral, la palabra mixes es una corrupción del vocablo mixy (varón-hombre), al que se
le agregó el plural "es". Otros piensan, que mixes pudo haber surgido de la dificultad de los españoles de
pronunciar el vocablo original.
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La región mixe se encuentra al noreste del estado de Oaxaca. Colinda al noroeste con los ex distritos de Villa
Alta; al norte con Choapam y con el estado de Veracruz; al sur con Yautepec y al sureste con Juchitán y
Tehuantepec. El territorio abarca una superficie total de 4 668.55 km2.
La topografía es accidentada, se pueden encontrar varios microclimas en un espacio geográfico reducido. La
región ayuuk ha sido dividida en tres zonas climáticas: alta o fría, con altitudes superiores a los 1 800 m, media
o templada, con alturas de 1 300 a 1 800 m, y baja o caliente que se localiza desde los 35 m hasta los 1 000
msnm.
La región tiene un total de 19 municipios: la zona alta está integrada por Tlahuitoltepec, Ayutla, Cacalotepec,
Tepantlali, Tepuxtepec, Totontepec, Tamazulapam y Mixistlán; la zona media por Ocotepec, Atitlán, Alotepec,
Juquila Mixes Camotlán, Zacatepec, Cotzocón, Ouetzaltepec, e lxcuintepec y la zona baja por Mazatlán y
Guichicovi.
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La familia lingüística mixe-zoqueana está integrada por el mixe (ayuuk), el zoque y el popoluca; aunque hay
quienes incluyen el tapachulteca (lengua extinta).
Entre los ayuuk jä'äy existen variantes dialectales inteligibles entre sí; sin embargo, cada pueblo dice hablar el
ayuuk "más correctamente".
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El sistema de fiestas de la región mixe es importante por varias razones: se celebran eventos de carácter
religioso cristiano en honor a un santo patrono en donde generalmente subyace un culto prehispánico; vinculan
y refuerzan los lazos de unión entre localidades, genera el ascenso social al interior de la comunidad al
desempeñar cargos (como son las mayordomías) y, por último, propicia el comercio e intensifica las relaciones
sociales interregionales.
Las fiestas que se celebran en la zona alta y media de la región ayuuk se caracterizan por el enfrentamiento
entre diversas bandas en "duelos musicales". Las danzas cumplen funciones de integración comunitaria. Los
carnavales permiten el relajamiento social del grupo; finalmente encontramos las peregrinaciones, que por lo
general se realizan al exterior de la región a sitios sagrados como Santa Catarina Albarradas, San Pablo Güila
Tlacolula, Otatitlán, en Veracruz y a visitar el Cristo negro de Esquipulas en Guatemala.
$012 
Los trajes de los hombres no conservan nada en particular mientras que las mujeres todavía visten huipiles.
Son blancos sin dibujos, de tres lienzos unidos por una randa roja. El escote cortado en redondo, tiene como
adorno una cinta negra con pespuntes de colores, bordados a mano, lo rematan delgados picos en hilo rojo.
También la bocamanga está rematada con un bordado de hilo rojo. Aunque el huipil llega a las rodillas está
escondido debajo de la falda, de manera que parece una blusa. El enredo, de dos lienzos cosidos a lo largo es
también de tela de fábrica, de algodón azul marino, y tableada con pliegues todo alrededor. Lo sostiene un
ceñidor tubular de palma trenzada cubierto por una faja de algodón con dibujos de figura humana y de grecas
en dos colores.
El pelo está partido con una raya en el medio y cae suelto por la espalda, las mixes lo amarran en la nuca con
una doble vuelta de dos cintas de lana, de color rojo encendido que cuelgan con el pelo. Usan aretes y collares
generalmente de vidrio en colores pálidos rematados con cruces o medallitas de estaño y borlas de estambre.
Muchas de las costumbres provienen de sus antepasados, como la de ofrecer dádivas a las fuerzas de la
naturaleza, sobre todo cuando se enferman. Tienen fama de buenos curanderos y los zapotecos acuden a ellos
muy seguido. El día de la siembra, hacían un plato con hojas de maguey y lo llenaban con tamales especiales y
de harina de maíz, en medio del mismo campo degollaban un gallo y rociaban la ofrenda con la sangre, que
dejaban escurrir en forma de cruz con unas gotas de tepache.

http://www.cdi.gob.mx/index.php?option=com_content&view=frontpage&Itemid=1

http://www.cdi.gob.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=696&Itemid=63

http://www.cdi.gob.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=758&Itemid=68

http://www.cdi.gob.mx/index.php?option=com_content&view=category&id=39&Itemid=56

http://www.cdi.gob.mx/localidades2005/index.html
ESCUELA SECUNDARIA TÉCNICA
No. 75
³IGNACIO RAMÍREZ´

TEMA

³PUEBLOS INDÍGENAS
EN LA ACTUALIDAD´

NOMBRE: JOVANI CRUZ HERNÁNDEZ

MAESTRO: MÓNICA RAMÍREZ

GRADO: 3º GRUPO: ³H´

CICLO ESCOLAR

2010 ± 2011
INTRODUCCIÓN

Los Pueblos Indígenas han sido los "grandes ausentes" en la constitución de las sociedades modernas; aunque
numerosos, son minoritarios en la atribución social del poder de decisión y control.

Los pueblos indígenas de México están integrados por ciudadanos mexicanos que se asumen étnicamente
como indígenas y son considerados como tales por otros indígenas. En el segundo artículo de su Constitución
Política, México se define a sí mismo como una nación   O   , en reconocimiento a los diversos 2'#! 
1&$ que habitan en su territorio. La Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI)
considera que la población indígena mexicana es de unos doce millones de personas, que corresponden
aproximadamente al 11% de la población en México que se registraron en el I Conteo de Población (1995).1

En contraste con otros países de América Latina, donde los pueblos indígenas corresponden en su mayoría a
un solo grupo lingüístico, cuyo idioma ha sido elevado a la categoría de cooficial en compañía del español, en
México existen alrededor de 62 pueblos indígenas que hablan entre sesenta y dos y más de una centena de
lenguas diferentes (dependiendo de la fuente consultada).

Como parte de las leyes de derechos lingüísticos de los pueblos indígenas, que son leyes reglamentarias del
artículo 2º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, las lenguas de estos pueblos son
reconocidas como  O  , en la misma categoría que el español, pero en la práctica su uso oficial
está extremadamente limitado: publicación de algunas leyes, educación bilingüe en los niveles más bajos,
publicación de materiales de divulgación, ocasionalmente estaciones radiodifusoras transmitiendo, parcial o
totalmente, en lengua indígena y algunos sitios de Internet.

En México, la población indígena está distribuida por toda la nación pero se concentra especialmente en la
sierra Madre del Sur, la Península de Yucatán y en las zonas más remotas y de difícil acceso, tales como la
Sierra Madre Oriental, la Sierra Madre Occidental y áreas vecinas a éstas, no es numerosa la población
indígena en México debido al mestizaje, pero la presencia de los nativos mexicanos dentro de la identidad
nacional está muy presente por el alto desarrollo de las culturas mesoamericanas; al igual que sucede en el
Perú, Bolivia y Guatemala, la población mestiza y blanca de México se ve fuertemente influenciada e
identificada por el indigenismo a diferencia de otras naciones americanas.

El estado con mayor población indígena es Oaxaca aunque mucho de élla ha emigrado y el que tiene mayor
población indígena viviendo en su propio territorio es Yucatán. Grupos étnicos como los zapotecos, mayas,
nahuas, purépechas, mixtecos, yaquis, kikapúes y otomíes han logrado mejorar sus condiciones de vida y se
han adaptado fácilmente a la cultura del comercio y la globalización; a pesar los esfuerzos realizados por
diferentes organismos gubernamentales y no-gubernamentales en pro del reconcimiento legal de la cultura y de
la calidad de vidad de los pueblos originarios de México, existe aún en otros grupos indígenas con un alto grado
de marginación, discriminación, desnutrición y pobreza extrema que los está llevando a la extinción de su
cultura.


"Hubo un tiempo en el que todo era bueno. Un tiempo feliz en el que nuestro dioses velaban por nosotros.

No había enfermedades entonces, no había pecado entonces, no había dolores de huesos. No había fiebres,
no había viruela, no había ardor de pecho. No había enflaquecimientos. Sanos vivíamos.

Nuestros cuerpos estaban entonces rectamente erguidos. Pero ese tiempo acabo, desde que ellos llegaron con
su odio pestilentes y su nuevo dios y sus horrorosos perrosde caza, sus sanguinarios perros de guerra de ojos
extrañamente amarillos. Sus perros asesinos.

Bajaron de sus barcos de hierro: sus cuerpos envueltos por todas partes y sus caras blancas y sus cabellos
amarillos y la ambición y el engaño y la traición y nuestro dolor de siglos reflejados en sus ojos inquietos, nada
quedo en pie, todo lo quemaron, todo lo arrasaron, lo aplastaron, lo torturaron, lo mataron. Cincuenta y seis
millones de los nuestros cincuenta y seis millones de hermanos indios esperan desde su oscura muerte, desde
su espantoso genocidio, que la pequeña luzque aun arde como ejemplo de lo que fueron algunas de las mas
grandes culturas del mundo, que se propague y arda en una llama enorme y alumbre por fin nuestra verdadera
identidad, y de ser así que se sepa la verdad, la terrible verdad de cómo mataron y esclavizaron a un continente
entero para saquear el oro, la plata y la tierra. De cómo nos quitaron hasta las lenguas, el idioma y cambiaron
nuestros dioses atemorizándonos con terribles castigos, como si pudiera haber castigo mayor, que el de
haberlos confundido con nuestros propios dioses y dejarlos que entraran en nuestras casas y templos y valles y
montañas.

Pero no nos han vencido, hoy, al igual que ayer todavía peleamos por nuestra propia identidad."

Pero es en la actualidad cuando comienza a reencontrarse con sus raíces, comienza a rechazar la
universalidad de la historia europea para creer en la propia, callada por varios siglos. Es precisamente en ésta,
junto con la cotidianidad de sus costumbres y la repetición de sus ritos ancestrales, en donde reside la base de
la nueva identidad india. Ésta, ya no será de pseudoinferioridad, sino que se basará en una escala de valores
propia de su cultura, que es la continuación de la aborigen previa a la invasión.

Finalmente, el europeo transforma al aborigen (un ser humano pensante, racional, con un patrón cultural propio)
en un ente casi animal, sin capacidad de pensar y gobernado por instintos viles, que no es otro que el indio.
Esta concepción, que tilda a los pueblos americanos autóctonos de inferiores, perduró casi cinco siglos en la
mente de todos los pueblos, y es en la actualidad cuando el indio se reconoce como igual, ve en su historia una
continuidad que no ha sido interrumpida por la invasión y gracias a eso, es que puede rescatar parte de su
antigua identidad cultural para conformar la nueva.

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