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La maquínica en la juventud deseante

Mauricio Garrido, Diciembre, 2010

Con la premisa de que el sistema capitalista por medio del capital, y todas
sus implicaciones, es capaz de controlar todos los segmentos sociales y verse
incluido en todas las instancias de la vida de cada individuo, es posible ver las
implicancias que conlleva en la vida de los jóvenes. La juventud es conocida por
su gran variabilidad para significar el mundo con distintos valores y grados de
importancia, que pereciera buscar ser un aparente contra-sistema, no por nada se
nos presenta asociados, a fenómenos de violencia escolar y tribus “urbanas”.
Lo anterior como un afán de singularizar un fenómeno social y llevarlo a un
nivel especifico dentro de los distintos tipo de sujetos de acción, presentándonos
además como dimensión exclusiva de los jóvenes, siendo que sabemos que la
violencia es dada también en el trabajo adulto de toda índole y que, además la
identificación con ciertos grupos específicos, que se evidencia en la adolescencia
característicamente, existe en toda la vida, y no es singular de esta edad.
Entonces, ¿por qué se da esta segmentación? ¿Cómo esto puede ser
beneficioso para el sistema capitalista?. Al parecer el capitalismo aprovecha el
pluralismo y las significaciones que otorgan los jóvenes según cada discurso
identitario. Se aprovecha de estas cargas de deseo y afectos 1, y trata de conocerlos
para incluirlos en la maquina productiva 2, hacerlos cuantificables. Entonces se
forma una economía fundada en las dependencias que crean los individuos a estas
nuevas necesidades, que remplazaron a antiguas satisfacciones de orden simbólico,
como pueden ser la ideologías. Ya no sólo basta con pertenecer a un grupo de
pares, ni mucho menos creer en un discurso, pues para pertenecer a una cierta
identidad debo poseer, al mismo tiempo, los valores capitales que me hagan
1 Guattari, F. (1989): “cartografiás del deseo”. Caps. El capital como “integral” de formaciones de poder (p. 96). Chile:
Editorial Lord Cochrane S.A.
2 Guattari, F. (1989): “cartografiás del deseo”. Caps. El capital como “integral” de formaciones de poder (p. 96). Chile:
Editorial Lord Cochrane S.A.
acreedor de dicha identidad.
Por supuesto la juventud ha sido excluida socialmente como sujeto de
derecho; pero no así como sujetos de consumo 3, los cuales se ven satisfechos ante
estas posibilidades controladas de libertad... ¿libertad controlada?.
Es decir, estamos ante un abanico de posibilidades para un joven, desde
respirar o defecar, hasta hablar con la propia familia, o vestir acorde a la identidad
“propia”, que es llenada de montos libido 4, y de deseo por su obtención,
elementos dados desde el empoderamiento por parte del capitalismo, de las
pulsiones.
Esto es porque los intereses que parecen individuales son vueltos hacia la
economía deseante5. Lo que parece un pluralismo y diversidad de pensamiento e
identidades, es parte de una maquina que entiende hacia donde se enfocan los
deseos, y produce lo que Guattari y Deleuze llaman desterritorialización 6, algo
como la vía de huida para el deseo desde donde estaba instalado antes, y que luego
se instalará en un nuevo mecanismo dentro de la máquina capitalista.
¿Cómo poseer un derecho de consumidor siendo que la mayoría de los
jóvenes no posee un poder económico como lo poseen los profesionales, o todo
trabajador, haciendo ilusión de su propia potencia?.
Claro está que este análisis se reduce a esta población de jóvenes no
profesionales, cesantes o estudiantes. Increíblemente, el sistema económico no
deja fuera a esta población, si no, no existirían los jóvenes que se endeudan por
millones y que no tienen cómo pagar; al contrario, el sistema los incluye dándoles
la posibilidad de obtener sus tarjetas de créditos, las cuales son una forma de la
economía deseante de producir objetivos y subjetivar, lo que es llamado
3 Hurtado, D. (2004): “Globalización y exclusión de la invisibilizacion a la visibilizacion consumista de los jóvenes y los
imaginarios de resistencia” (pp.115 y 116). Revista Ultima Década, Nº 20 (pp. 107-120). Viña del mar: Editorial CIDPA.
4 Deleuze, G.; Guattari, F. (1972): “El Anti Edipo”. Cap. IV, Introducción al Esquizoanalisis (p. 309). Argentina: 1ra
Edicion (2005), Editorial Paidós SAICF
5 Guattari, F. (1989): “cartografiás del deseo”. Caps. El capital como “integral” de formaciones de poder (p. 73). Chile:
Editorial Lord Cochrane S.A.
6 Deleuze, G.; Guattari, F. (1972): “El Anti Edipo”. Cap. IV, Introducción al Esquizoanalisis (p. 313). Argentina: 1ra
Edicion (2005), Editorial Paidós SAICF
producción de deseantes7.
Lo interesante de todo esto es que, aunque el individuo no tenga dinero,
como forma principal del la lógica del capital, de igual forma se nos da la
posibilidad de consumir, el capitalismo nos dice “eres libre y aunque no tengas
dinero, puedes consumir”; a pesar de que las deudas produzcan problemas legales
o de otra índole, el joven ya ha producido el deseo suficiente para mantener el
sistema tal cual se encuentra, es decir ya ha cumplido con la tarea de dirigir el
deseo para el cual le fue dada la tarjeta, sentirse en definitiva con identidad.
El deseo es producción dentro de un sistema y en el caso nuestro, en un
sistema basado en la economía, pero una economía que utiliza a los jóvenes como
productores de significaciones. La máquina se atraviesa en el territorio de los
jóvenes fragmentando sus deseos para luego reterritorializarlos 8 con un fin
mercantil, adecuándose a cualquier otro valor humano posible.
Esto individualiza a los jóvenes provocando que estos fijen su deseo en los
valores de uso paralelamente a los de cambio9. Pareciera que los mecanismos de
modernización están presentes tanto en ideologías como en afectos en la juventud,
o sea el sistema es inclusivo/controlador desde esta perspectiva, ya que dentro de
ésta, ubicamos a todos aquellos que no poseen poder monetario, sin embargo
capacidad de consumo, como antes se mencionaba. Los jóvenes en su mayoría
pertenecen a esta clasificación y aun así no es impedimento para la manipulación
en su producción deseante y el interés de los ojos que se posan en ella.
¿Desde qué punto y a qué niveles pareciera que se instala la maquinaria
capitalistica10 en la producción de deseo en los jóvenes? Tengan por seguro que a
pesar de que es una población aparentemente segmentada, es afectada en los

7 Guattari, F. (1989): “cartografiás del deseo”. Glosario de Esquizo-análisis (p. 33). Chile: Editorial Lord Cochrane S.A
8 Deleuze, G.; Guattari, F. (1972): “El Anti Edipo”. Cap. IV, Introducción al Esquizoanalisis (p. 313). Argentina: 1ra
Edicion (2005), Editorial Paidós SAICF
9 Guattari, F. (1989): “cartografiás del deseo”. Capitulo El capital como “integral” de formaciones de poder (p. 73).
Chile: Editorial Lord Cochrane S.A
10 Guattari, F. (1989): “cartografiás del deseo”. Capitulo El capital como “integral” de formaciones de poder (p. 77).
Chile: Editorial Lord Cochrane S.A
mismos niveles que lo son los ancianos, niños, adultos profesionales, etc.,
podríamos decir que la maquínica11 se instala tanto en niveles micro como en
niveles macro, tanto en las políticas públicas como en la idiosincrasia de una
familia o comunidad, es decir que nos encontramos antes pilares tanto
modificables, como son las políticas públicas, o ante pilares mucho más rígidos
dentro de la sociedad como son las identidades de los individuos dentro de una
comunidad deseante (jamas inamovibles).
Desde pequeños, en muchos casos, se nos enseña que el trabajo dignifica, o
que debemos ganar nuestro dinero desde pequeños para que sepamos lo que cuesta
y nos demos nuestros propios gustos. Claro está que estas frases, que pueden
parecer muy “inocentonas” o que son parte del sentir común dentro de una
población, en verdad es una reterritorializacion de producción de una identidad, en
una sociedad que nos ha instaurado como normal lo que es el trabajo alienado,
incluso el gusto por consumir a pesar de no existir una necesidad primordial por
esto de “darse un gusto”, incluso frente a la falta de medios económicos.
Se busca llegar a la juventud por medio de las identidades, conocer sus
significaciones atribuidas a las cosas, y ser capaz de adecuar cualquier elemento
del comercio a esta identidad, no es tan importante el producto en sí, sino más bien
el sentido que se le estará otorgando.
A niveles macro vemos una segregación en la juventud, esto por la
multiplicidad de deseos individuales y que impiden un ordenamiento jerarquizado
en un fin único, esto lo encontramos dentro de las poblaciones jóvenes como las
tribus mal llamadas “urbanas”, las tendencias sexuales, niveles socioeconómicos,
etc.
Dado que ya se ha ubicado donde se encuentran algunos de los mecanismos,
es mejor decir que el análisis debe ser llevado a la dimensión cultural, la cultura
que existe y que se forma en función del deseo consumista creado por la lógica
11 Guattari, F. (1989): “cartografiás del deseo”. Capitulo El capital como “integral” de formaciones de poder (p. 77).
Chile: Editorial Lord Cochrane S.A
maquínica conociendo las significaciones de esta etapa de la vida.
La producción deseante de la juventud es subjetiva y universal 12, referido a
que el fin del capitalismo, sin importar las objetividades socio-culturales, es que
busquen el consumo, la producción de deseo y que claramente será subjetiva en
cada individuo de una población.
Concretamente, ¿Como la juventud es manipulada? ¿Como terminamos
siendo atrapados por la maquinica, por la lógica capital, a pesar de buscar ir en
contra del sistema?. Una de las maneras es mostrarnos la libertad de consumo por
medio de cualquier mecanismo del capital (dinero, tarjetas, etc), como un derecho
que es de todos. Una libertad que se encuentra, a pesar, de la exclusión social o la
segmentación dentro de la sociedad, lo cual es falso.
Es tarea del capitalismo utilizar las cargas de deseo y canalizarlas hacia una
producción deseante en favor del consumo, es entonces, que cuando el joven
siente la libertad de consumo como parte de ser sujeto de derecho, tan solo somos
victimas de la maquinica por asumir pasivamente13 la identidad que en verdad nos
es instaurada.
Cada vez que compramos un producto, cada vez que consumimos un marca,
cada vez que nos identificamos con un discurso, tanto capitán como contra-capital,
somos productores de sentido en una maquinica que las utiliza, sin importar en
valor moral, los deseos producidos para reproducir, simbólica o concretamente, las
lógicas capitales, no por nada, es muchas ocasiones el sistema capitalista es
llamado “liberalismo”. El joven sentirá la libertad y el derecho como consumidor,
la libertad de tener una identidad propia; pero en verdad se vislumbra esta forma
por la cual el sistema atrapa a quienes pertenecen a esta segmento, a través de la
manipulación de las ideologías, las significaciones y los deseos, a nivel macro o
micro, instaurándose en nuestras vidas como parte de idiosincrasias o lógicas
12 Deleuze, G.; Guattari, F. (1972): “El Anti Edipo”. Cap. IV, Introducción al Esquizoanalisis (p. 311). Argentina: 1ra
Edicion (2005), Editorial Paidós SAICF
13 Hurtado, D. (2004): “Globalización y exclusión de la invisibilizacion a la visibilizacion consumista de los jóvenes y los
imaginarios de resistencia” (pp.115 y 116). Revista Ultima Década, Nº 20 (pp. 118-119). Viña del mar: Editorial CIDPA.
familiarizadas, como el que nos dice que consumir es un derecho, por ende, se
entiende como si fuera algo natural y parte de la vida comerciar con los deseos de
los jóvenes, siendo que es solo una parte más de la maquinica del capitalismo que
se adentra más y más en la producción de deseo.

Bibliografía:

Deleuze, G.; Guattari, F. (1972): “El Anti Edipo”. Cap. IV, Introducción al
Esquizoanalisis. Argentina: 1ra Edicion (2005), Editorial Paidós SAICF
Guattari, F. (1989): “cartografiás del deseo”. Caps. El capital como “integral”
de formaciones de poder y Micro política del deseo. Chile: Editorial Lord
Cochrane S.A.
Hurtado, D. (2004): “Globalización y exclusión de la invisibilizacion a la
visibilizacion consumista de los jóvenes y los imaginarios de resistencia”.
Revista Ultima Década, Nº 20 (pp. 107-120). Viña del mar: Editorial CIDPA.

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