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Publicado en: Laguna Sicca, N.A., Moreira da Costa, A.D. y Sousa Fernández de, S. A.,
(organizadoras) Processo Curricular, diferentes dimensões, Cap 1:17-36, Editora Insular,
Florianópolis, 2009.

LA IMPORTANCIA DE LAS GEOCIENCIAS PARA LA CONSTRUCCION DE


CIUDADANÍA EN EL CURRICULO DE LA ENSEÑANZA BASICA

Hector L. Lacreu
lacreu@unsl.edu.ar
Jamás acepté que la práctica educativa debería
limitarse sólo a la lectura de la palabra, a la lectura
del texto, sino que debería incluir la lectura del
contexto, la lectura del mundo.
Paulo Freire

INTRODUCCION
Agradezco a los editores la invitación y la oportunidad para exponer reflexiones e
ideas que quizás no sean novedosas (Lacreu, 2009), pero que con el transcurso del tiempo,
al reelaborarlas y articularlas con experiencias personales y colectivas en el campo de la
praxis, se van resignificando y, como las semillas, es posible que algunas de ellas tengan
valores latentes que al caer en un terreno fértil puedan, germinar y crecer, quizás mutar y
transformarse, siempre que las condiciones sean favorables.
El bagaje conceptual, metodológico de las geociencias constituyen herramientas
cognitivas que enriquecen la mirada sobre las problemáticas ambientales. En efecto,
permiten poner en perspectiva y dimensionar con mayor precisión el impacto (global,
regional y/o local) de las actividades que el hombre realiza en diferentes regiones del
planeta. Hace casi 20 años, ya se ha señalado (Compiani, 1990) que en una sociedad
democrática, la actuación de los sujetos y su capacidad transformadora, se relacionan con
su bagaje cultural.
Me propongo analizar la alfabetización geocientífica como un acto político, en el
sentido de cambiar la realidad y mejorar la calidad de vida en diferentes ámbitos sociales
procurando desarrollar competencias geocientíficas para comprender el funcionamiento del
planeta y advertir y actuar asertivamente para evitar el inicio de emprendimientos mientras
no se demuestre que contribuyen al desarrollo sostenible. Se propone cambiar la “visión”
intuitiva sobre algunos procesos naturales, y “desnaturalizar” y “humanizar” las causas de
muchos de los daños erróneamente adjudicados a procesos naturales. La comprensión
profunda de los efectos que tienen los fenómenos geológicos en el condicionamiento (actual
y pasado) para la evolución de los ecosistemas y el desarrollo de la vida, requiere de
ciudadanos que perciban y asimilen el carácter transitorio y cambiante de los paisajes
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geológicos. Para ello, es necesario el acceso a explicaciones relativas a la evolución de las


interacciones entre los subsistemas terrestres y entre estos y la sociedad.
Muchos de estos aspectos ya fueron analizados ampliamente en varios artículos
previos y recientemente en Carneiro et al. (2004), se ofrece una visión actualizada e incluye
una exhaustiva bibliografía sobre los antecedentes referidos a la justificación de la presencia
de la geología en la enseñanza básica.
En esta contribución, he tenido en cuenta dichos artículos, pero he preferido hacer
una defensa político-ideológica sobre la necesaria presencia curricular de las geociencias en
la enseñanza básica, a fin de sensibilizar ý responsabilizar políticamente a quienes se
oponen o se hacen los distraídos.

RAZONES POLITICO-IDEOLOGICAS PARA LA ENSEÑANZA DE LAS GEOCIENCIAS


Actualmente, es habitual que en la enseñanza de las ciencias naturales se afirme
que sus contenidos son importantes para poder explicar y comprender el mundo que nos
rodea. Compartiendo esa idea, creo que esa finalidad, en la formación ciudadana, debe
complementarse con la expansión de la capacidad de formular buenas preguntas sobre
diferentes tópicos y en especial sobre las diversas relaciones entre la sociedad y la
naturaleza y, en cada caso, cuestionarse sus fundamentos.
De este modo estaremos promoviendo una idea de la ciencia que excede a los
conceptos “en apariencia puros” y la sitúa en el terreno de la política, lugar donde se espera
que actúen más activamente los ciudadanos, independientemente de la profesión y el
ámbito en el que se desempeñen.
Así, para “politizar” e “ideologizar”, como corresponde al uso de los conocimientos
geocientíficos relacionados con problemáticas actuales, estimo conveniente compartir las
siguientes preguntas:
 ¿En qué medida, la sociedad del siglo XXI podrá compatibilizar la demanda de
recursos mineros (metalíferos y no metalíferos) indispensables para la sociedad, y la
necesidad de asegurar la continua y creciente demanda de agua limpia para el
consumo humano y la industria?
 ¿Es posible prevenir y evitar los efectos negativos de las inundaciones, los terremotos
o la destrucción y degradación de los suelos?
 ¿Quiénes habrán de ocuparse de encontrar dichas respuestas, cómo, cuándo?
Las respuestas a este tipo de preguntas son complejas porque requieren poner en
juego perspectivas y saberes de muy diversa índole. Esa complejidad constituye un desafío
que debe aceptarse porque se hace imprescindible y urgente avanzar en la construcción de
algunas respuestas (hipótesis) a fin de garantizar buenas y mejores condiciones de vida a la
sociedad y sobre todo, evitar que sean peores que en la actualidad. Sobre el desafío de la
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complejidad es conveniente recordar lo expresado por Morin (1999, p.14) “…existe


complejidad cuando no se pueden separar los componentes diferentes que constituyen un
todo (como lo económico, lo político, lo sociológico, lo psicológico, lo afectivo, lo mitológico)
y cuando existe un tejido interdependiente, interactivo e inter-retroactivo entre las partes y el
todo, el todo y las partes. Ahora bien, los desarrollos de nuestro siglo y de nuestra era
planetaria nos enfrentan cada vez más y con mayor frecuencia y de manera cada vez más
ineluctable con los desafíos de la complejidad”
El manejo de los recursos naturales y la prevención de los efectos negativos
causados por las intervenciones humanas requieren de políticas de estado y de
funcionarios técnicos altamente especializados. Sin embargo, es indispensable la presencia
de una sociedad científicamente-alfabetizada que adquiera competencias ciudadanas para
actuar con responsabilidad y compromiso social.
Este compromiso debe manifestarse no sólo en la actitud individual de conservación
del ambiente sino también en la acción colectiva, oportuna y asertiva para reclamar la
efectiva implementación de las audiencias públicas establecidas por ley. Además, participar
con opiniones responsables cada vez que es necesario realizar un balance entre los
impactos ambientales positivos y negativos resultantes de cualquier modificación humana en
el espacio natural y el entorno social.
Además de las competencias ciudadanas, uno de los requisitos para el desarrollo
sostenible, es la comprensión del funcionamiento de los sistemas naturales, en particular el
Sistema Tierra, tanto a nivel global como regional y local. Dicha comprensión es
científicamente imposible sin el aporte teórico y metodológico de las Geociencias y mas aún,
sin las estrategias didácticas que faciliten la construcción de conceptos contraintuitivos. Me
refiero a que intuitivamente y fundados en el sentido común se aprende erróneamente que
el paisaje es estático, las rocas son inalterables y siempre resistentes o bien, que las
inundaciones se producen, simplemente, a causa de la lluvia…
Consecuentemente, intentaré situarme desde una perspectiva política e ideológica
para reflexionar sobre la importancia de la Enseñanza de las Geociencias y para exponer
algunos fundamentos que intentan mostrar una visión estratégica según la cual, sin las
Geociencias, no puede pensarse asertivamente en la formación de ciudadanos.
Consecuentemente, bajo las actuales condiciones debo denunciar que en Argentina y
seguramente en varios países, la ausencia de las geociencias, o su eventual y reducida
presencia en el currículo básico, provoca una deficiente y falaz construcción de ciudadanía.
La enseñanza de la Geociencias aborda el conocimiento de algunos aspectos que
inciden en la vida cotidiana de esta sociedad capitalista, que los sectores liberales prefieren
que no cambien. Por ejemplo, dichos sectores pretenden mantener la falta de control y
regulación pública y estatal sobre la expoliación de recursos no renovables (mineros,
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suelos, aguas, paisajes, etc.). De igual modo, les conviene que no haya obstáculos para la
venta, urbanización u ocupación de territorios sometidos a riesgos geológicos, ni para la
realización de acciones como la deforestación, construcciones de rutas o de embalses de
agua, que alteran los procesos naturales existentes, o que desencadenan otros derivados
de acciones humanas negligentes.
La intencionalidad de la educación siempre es política. Lo es cuando intenta
introducir cambios en la cultura para hacer un mundo “sostenible”, diferente al actual.
También lo es, cuando renuncia tácitamente o inconcientemente (nunca explícitamente) a la
formación de ciudadanos críticos con el propósito (no declarado o no percibido), de ofrecer
una educación para el sometimiento y la naturalización de la pobreza, la desigualdad y la
conservación de un mundo “insostenible” como en la actualidad.
Con estas reflexiones intento contribuir a fundamentar el aporte insustituible de las
Geociencias para a mejorar la Formación Ciudadana y la necesidad de su intervención tanto
en el currículo de la educación formal como en los diseños de la educación no formal.
Dicha intervención procura ayudar a generar una “cultura emancipatoria”, la que
postula la utopía de la participación ciudadana a fin de transgredir la cultura de la
modernidad, a través de sujetos que estén efectivamente presentes en la vida ciudadana
y que “sean capaces para defender propuestas con argumentos, que tengan capacidad de
decisión y de construcción colectiva. Para ello no es suficiente analizar la situación en los
planos técnicos ya que el éxito y la amplitud de los resultados suponen el trabajo con la
subjetividad de los participantes” (Sposati, 2001,p. 24-25)
Lamentablemente, los modelos educativos, en general, defienden tácitamente la idea
cartesiana del hombre que debe “dominar la naturaleza” y ese dominio se expresa en
conductas arbitrarias mediante las cuales algún elemento (vivo y no vivo) es usado,
sometido, expoliado para satisfacción de un deseo o conveniencia particular, sin tener en
cuenta el bien común. Sin embargo, recientemente se produjo un nuevo intento para
modificar el sentido de la relación entre la sociedad y el Planeta Tierra. Me refiero a la
reciente declaración del “Día de la Madre Tierra” (22 de abril de 2009) por parte de la ONU
(Organización de las Naciones Unidas), conforme a la propuesta del presidente boliviano Evo
Morales, que, en un discurso de corte humanista expresó: “la tierra no nos pertenece sino que
nosotros pertenecemos a la tierra, y que la tierra también tiene derechos, no sólo los humanos”.
En ese sentido, de un modo metafórico y animista agregó algunos conceptos polémicos que
deben analizarse críticamente: “Tenemos el desafío de consensuar una declaración para la
Madre Tierra, por ello quiero proponer cuatro derechos: el derecho a la vida, que significa el
derecho a existir; segundo, el derecho a la regeneración de su capacidad, sus recursos no
pueden ser ilimitados, es más importante producir oxígeno que dióxido de carbono; tercero, a
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tener una vida limpia, la Madre Tierra tiene derecho a vivir en un ambiente sano y, cuarto, el
derecho a la armonía entre todos y de todo”.

LAS RELACIONES ENTRE SOCIEDAD Y EL PAISAJE GEOLOGICO


Respecto de las relaciones entre la sociedad y el “paisaje geológico”, puede
afirmarse que las características naturales de las diferentes regiones del planeta,
inicialmente han condicionado la evolución de la especie humana ha limitando o facilitando
su desarrollo. En efecto, las singulares características topográfico-geológicas (en equilibrio
inestable) de cada territorio contribuyeron han generar los rasgos culturales de cada
comunidad, derivados de las formas de interacción entre los integrantes de las comunidades
y entre estas y el territorio en el que se localizan.
Las comunidades nómades o sedentarias en sus asentamientos temporales o
permanentes, han tenido especial consideración (y aún lo hacen) por ciertos atributos del
territorio cuya presencia o ausencia sólo puede ser comprendida y anticipada predecida con
el auxilio de las Geociencias.
Me refiero a la estrecha dependencia que el hombre tiene de los recursos mineros, el
agua y los suelos así como de los rasgos geomorfológicos y de la selección mas o menos
segura de los territorios respecto de amenazas geológicas endógenas (vulcanismo y
terremotos) y exógenas (inundaciones, avalanchas, derrumbes, etc.) que pueden provocar
graves daños en una comunidad.
Dichas interacciones sociedad-naturaleza han estado influenciadas y aún lo hacen,
por la distribución del poder dentro de las comunidades así como de los intereses por la
ocupación del territorio, la disponibilidad de recursos naturales y la seguridad frente a las
amenazas geológicas. Así, se advierte un desarrollo innegable desde los trogloditas hasta la
actualidad, en el cual existe un común denominador consistente en la antropización del
territorio (transitoria o permanente) con su inevitable y progresiva modificación del paisaje.
Es interesante considerar las grandes diferencias entre las sociedades del pasado
y las actuales. En este aspecto Diamond (2006), menciona que “la diferencia mas obvia es
que hay mucha mas gente viva, usando una tecnología mucho mas capaz de impactar en el
medio ambiente que en el pasado. Hoy tenemos mas de seis billones de personas
equipadas con maquinas pesadas, como excavadoras y energía nuclear, sin embargo la
Isla de Pascua, tenía algunas decenas de miles de habitantes armadas con cinceles de
piedra y la fuerza de los músculos humanos. A pesar de ello, los pascuenses desvastaron
su medio ambiente y llevaron su sociedad al borde del colapso. Estas diferencias
aumentan los riesgos para la sociedad actual”
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La desvastación del medio ambiente no sólo se refiere a los cambios evidentes en la


biodiversidad, también afecta al relieve mismo y a los procesos naturales, propios del lugar,
como pueden ser el flujo superficial y subterráneo del agua, o la interrupción en la evolución
de los suelos. Dichos cambios conllevan al deterioro, en ocasiones irreversible, de algunos
de sus recursos como el agua, el suelo y el aire.
Dichos cambios, insisto, son inmanentes a la evolución de la humanidad y es de
prever que lo seguirá siendo. Por esta razón, la comprensión de los fenómenos geológicos
debe formar parte de la alfabetización científica para que los ciudadanos puedan analizar
críticamente las consecuencias de las acciones, individuales y/o colectivas, en relación con
la sostenibilidad en el uso del territorio.
Con frecuencia se apela a una supuesta racionalidad en la relación sociedad-
naturaleza, sin embargo, pocas veces se explicitan los criterios que identifican esa
racionalidad. Pese a ello, tácita e ingenuamente se los asimila a corrientes ambientalmente
sostenibles, aunque un breve análisis crítico permitiría concluir que habitualmente dicha
sostenibilidad se traduce sólo en el crecimiento económico de los sectores con mayor poder.
De este modo se configura un uso falaz del concepto de desarrollo sostenible, toda vez que
queda marginada la consideración de dos factores clave como son el equilibrio ecológico y
la equidad social y sólo sobrevive el concepto de crecimiento referido a los aspectos
puramente económicos. Además, es interesante reflexionar sobre las diferencias que
propone Brügger (2004, p.71), entre crecimiento económico y desarrollo económico, ya que
el primero posee una connotación exclusivamente cuantitativa sobre incremento en tanto el
segundo, además de incremento involucra los aspectos éticos de dicho incremento.
Es aquí donde cobra mayor sentido la impostergable incorporación formal de las
Geociencias en la enseñanza obligatoria ya que la ausencia de dichos factores se advierten
de modo patético en las diversas intervenciones de la sociedad en la permanente ampliación
de la ocupación de territorios propios y ajenos.
Para que las intervenciones humanas en el territorio neutralicen o minimicen un
desequilibrio ecológico negativo, además de actuar contra las transformaciones evidentes
(tala de bosques) se deben evitar otras que son igualmente perjudiciales pero menos
evidentes en las escalas de tiempo y espacio humanos pero innegables y muy bien
conocidas en las escalas geológicas. Es el caso de los recursos naturales antes llamados
renovables: aguas y suelos, que ya no lo son, en virtud de la explotación abusiva.
Otras intervenciones humanas consisten en la ocupación de un territorio bajo una
supuesta racionalidad que considera que la construcción de barrios es un indicador positivo
de desarrollo. Sin embargo, en muchos casos se perciben diversas situaciones promotoras
de inequidad, como por ejemplo que las tierras elevadas, (a resguardo de las inundaciones)
son más caras que las tierras bajas e inundables. Ello es inadmisible, pero el hecho es mas
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grave aún ya que en general no se percibe la efectiva aplicación de las normas existentes
que impidan la urbanización de regiones con riesgo de inundación. Por otra parte, esta
situación se agrava cuando se introduce otro indicador de desarrollo como son las obras de
pavimentación realizadas prioritariamente en las calles de las urbanizaciones mas cotizadas.
Dichas obras aumentan la superficie de suelos impermeabilizados (ya iniciada por las
superficies cubiertas por las casas). Consecuentemente, en las épocas de lluvia, un mayor
volumen de agua se escurre hacia las zonas mas deprimidas y el citado indicador de
desarrollo válido para una región “elevada”, se traduce, paradójica y simultáneamente, en
mayor subdesarrollo e inequidad social para los barrios de las zonas deprimidas.
Obviamente se trata de un problema que podría evitarse realizando obras de
desagües pluviales apropiados o, en su defecto, diseñando una ocupación territorial que
evite estos problemas. Sorprendentemente, estas situaciones se repiten con una frecuencia
que llama la atención de aquellos ciudadanos que poseen competencias geocientíficas y
una mirada crítica. En efecto, se puede inferir que además de la obvia inescrupulosidad de
algunos funcionarios y empresarios, también existe un analfabetismo en la población que ha
“naturalizado” el problema de las inundaciones sin advertir que estas son previsibles y
controlables en la gran mayoría de los casos.
Este ejemplo puede extrapolarse a otras situaciones en la que los procesos naturales
causan daños, sólo porque hubo imprevisión o negligencia como es el caso de
construcciones cercanas a ríos de caudales variables o bien a obras en regiones sísmicas,
volcánicas o bajo amenazas de derrumbes o avalanchas sin que se tengan en cuenta la
posibilidad de impedir la ejecución de dichas obras, o al menos, concretar obras
complementarias para evitar/mitigar daños.
En los párrafos precedentes intenté fundamentar la necesidad de que los ciudadanos
deberían dominar algunos criterios básicos sobre el funcionamiento de los procesos
geológicos exógenos y endógenos que han sido los responsables de la configuración
(relieve y materiales constituyentes) del territorio en el que habitan ya que dichos procesos,
seguirán actuando, con diferentes ritmos, oportunidades e intensidades. Esta concepción es
la que permite comprender las posibilidades de predecir y prevenir daños y comprender que
muchos de los problemas atribuidos a los procesos naturales no son tales sino que son
“problemas antrópicos” derivados de una inapropiada intervención del hombre en el entorno
natural.
Además del aspecto territorial antes mencionado, el desarrollo de la humanidad, ha
requerido sigue y seguirá requiriendo del abastecimiento de recursos vitales como el agua y
los materiales (metalíferos y no metalíferos) para la construcción de sus moradas y
artefactos cotidianos, como así también del aprovechamiento del suelo para la producción
de sus alimentos.
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También en estos casos, las Geociencias contribuyen a la formación de ciudadanos,


en la medida que éstos puedan comprender que dichos recursos pueden agotarse o
destruirse y que las alternativas serán obtenerlos de sitios mas lejanos con mayores costos,
emigrar, o bien (utópicamente?), desarrollar una nueva cultura prescindente de los “recursos
perdidos”. Dicha ciudadanía se adquiere no sólo con esta comprensión, sino con el
desarrollo de competencias para la identificación oportuna de los problemas, la realización
de diagnósticos adecuados y la adopción de medidas asertivas que neutralicen o reduzcan
los efectos negativos derivados del uso no sostenible del territorio y sus recursos.
Finalmente se destaca la necesidad de fomentar el uso y la comprensión de las
escalas de tiempo y espacio a fin de poder explicar el origen y las consecuencias globales
de proceso geológicos locales (terremotos, volcanes etc.) así como las consecuencia local y
regional de procesos globales (fusión de hielos, cambios en el nivel de los océanos). Dichos
conceptos contribuyen al fomento de acciones solidarias y comprensión de las
problemáticas sociales que ocurren en diferentes lugares de nuestro planeta y que se
relacionan con el deficiente uso de los recursos y la falta de previsión de riesgos geológicos.

LAS COMPETENCIAS GEOCIENTIFICAS


La alfabetización geocientífica permite “desnaturalizar” y “humanizar” el origen de
algunos daños erróneamente adjudicados a procesos naturales. Esta nueva visión involucra
un cambio de concepción sobre los mismos hechos, derivada de la asimilación de nuevos
marcos teóricos para interpretarlos. Aunque aisladamente esta alfabetización no sea
suficiente, es un paso necesario e imprescindible para que el ciudadano se constituya en un
sujeto político capaz de interactuar con otros e intentar mejorar aquellos aspectos de la
realidad que permitan mejorar su calidad de vida, tanto en aspectos culturales y económicos
como en los estéticos. Sin embargo, junto con el deseable deseo de mejoramiento existen
otras necesidades más urgentes como modificar aquellos aspectos de la realidad que
atentan o puedan llegar a desmejorar la calidad de vida propia, de su familia y/o de su
comunidad. La alfabetización también aportará a la calidad de la democracia, toda vez que
los “mandantes” es decir los integrantes del pueblo tendrán mayor conciencia y capacidad
crítica para evaluar las acciones políticas de sus mandatarios.
No se trata de impedir cualquier actividad económica o social que involucre al
entorno paisajístico, se trata de exigir que las mismas sean sostenibles, es decir, que se
orienten claramente al bien común y junto con el desarrollo económico, incremente la
equidad social y preserve el equilibro ecológico en la región de influencia. Al mismo tiempo
será necesario que las competencias geocientíficas sean ejercidas con responsabilidad
social y solidaridad con el objeto de evitar que las acciones, en apariencia sostenibles, lo
sean sólo localmente y no respondan a la sostenibilidad regional o global. Una prolija y
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exhaustiva enumeración y valoración política de estas problemáticas ambientales y los


profundos cambios que provocan en la Tierra puede consultarse en Gil et al, 2008.
Las competencias geocientíficas contribuyen a la formación de ciudadanos porque
les permitirá:
1) Comprender que los hombres somos una entre las tantas especies que habitan este
planeta, que como tenemos un biocrón indeterminado y que seguramente podríamos
manipular para extenderlo. Sin embargo hasta ahora, a través de conductas no
sostenibles, parece que lo estuviéramos acortando.
2) Reconocer en el relieve como recurso natural, que configura el sustrato físico único y
singular del paisaje, donde conviven los individuos de una sociedad que se aprovecha de
este recurso. En efecto, todo paisaje está constituido por formas y materiales (rocas,
suelos, agua, vida) que condicionan las actividades económicas, sociales y culturales de
la comunidad, y le imprimen rasgos particulares de identidad.
3) Valorar el paisaje y sus constituyentes a través del conocimiento de su historia
geológica para comprender que no siempre estuvieron allí como hoy se los encuentra
(Lacreu, 2007). En efecto, en la actualidad representan el resultado parcial y transitorio
de varios ciclos en los que interactuaron procesos geológicos endógenos y exógenos
entre sí y con otros agentes de la atmósfera, hidrosfera, biosfera y la sociosfera.
4) Reestructurar algunos conceptos contraintuitivos construidos fuera de la influencia de
las escalas de tiempo y espacio geológico. En efecto, será necesario “desaprender”
aquellos conceptos aprendidos a través de experiencias personales e intuitivas dentro de
las escalas de de tiempo y espacio humanas como es el caso de las concepciones sobre
la inmutabilidad del relieve y las rocas o bien, las concepciones erradas sobre las
reservas inagotables de recursos como el agua y los productos del suelo y de la minería,
5) Desnaturalizar las causas de algunos daños, como suele ocurrir cuando se le
atribuyen a los procesos naturales responsabilidades que no tienen. Las inundaciones de
barrios marginales, el desmoronamiento de edificios y de favelas así como el
arrasamiento de casas por avalancha o coladas de lava, el sepultamiento de ciudades
por cenizas volcánicas e inclusive los daños causados por terremotos, salvo algunas
excepciones, son hechos previsibles. Los estudios geológico-geomorfológicos y la
historia geológica de una región ofrecen anticipaciones sobre los cambios que en ella
podrían ocurrir. En consecuencia esos daños, sólo habrían constituido “inocentes”
cambios en el paisaje si esos territorios no hubiesen estado colonizados. Entonces, la
pregunta es porque se colonizan o se permite la colonización/urbanización de regiones que
se saben “peligrosas” y la respuestas hay que buscarlas en un probable desconocimiento
genuino de la población afectada, pero sobre todo en la negligencia y muchas veces en la
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corrupción de funcionarios técnicos y políticos que privilegiaron sus intereses particulares por
sobre el bien común.
La alfabetización geocientífica permitirá distinguir entre los daños geoambientales
naturales y los de origen antrópico que suelen naturalizarse para evitar el señalamiento y
castigo de los responsables que por acción u omisión los han provocado. Ello implica, por un
lado, identificar las verdaderas causas de los procesos geológicos que generaron los daños
y a la vez, develar en que medida los daños podrían haberse evitado mediante la
intervención preventiva o correctiva del los organismos estatales o privados responsables.
Por otro lado se reauiere evitar la confusión entre la realidad y los modelos explicativos.
Estos aspectos poseen cierta complejidad por la multiplicidad de factores intervinientes, ya
que es necesario interpretar a los daños como producto de los cambios (rápidos o lentos) en
el entorno geográfico. Esta noción de daño/cambio es la que posibilitará reconocer las
causas y consecuencias y actuar preventivamente para evitar las consecuencias negativas
(daños) derivadas de los cambios.
La carencia de dichas competencias contribuyen al analfabetismo geocientífico y
este impide a los integrantes de una comunidad completar el desarrollo de su propia
identidad como personas en un determinado contexto. En efecto, este condiciona las
relaciones sociales en función de los recursos que dispone (o de los que carece) en el
territorio dentro del cual el municipio tiene jurisdicción. Este analfabetismo es equivalente a
la desnutrición en la niñez temprana, impidiendo el desarrollo del cerebro y por ende de sus
funciones cognitivas condicionando “a futuro” la calidad de vida y la posibilidades de
desarrollo de dichos individuos.

La alfabetización geocientífica serviría para romper la persistencia de concepciones


erróneas, ideas intuitivas, mitos, etc. (en maestros y alumnos) que conforme a la propuesta
bachelardiana (Lopes,1993), pueden ser obstáculos epistemológicos en la medida que
constituyen hábitos intelectuales incrustados en el conocimiento aún no cuestionado, e
invariablemente bloquean el proceso de construcción de nuevos conocimientos. En los
siguientes cuadros (1.1 a 1.5) se presenta una organización temática (Lacreu, 2001)
respecto de algunos obstáculos epistemológicos más comunes relacionados a Riesgos y
Recursos Naturales y se intenta una sistematización para comprender la influencia que
dichos Obstáculos tienen en la inhibición de competencias ciudadanas y las consecuencias
actitudinales ambientales negativas que resultan de estas carencias educativas.

1.1. RIESGOS NATURALES

Obstáculos epistemológicos Competencias inhibidas Promueve o tolera


• Impredictibilidad absoluta de • Pensar críticamente la verdadera • Las consecuencias depredatorias
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los procesos catastróficos: causa de los daños. como “hechos consumados e


como inundaciones, • Reconocer que existen grados irreversibles”
terremotos, volcanismo, de predictibilidad y certezas • La naturalización del origen de
deslizamientos, etc. probabilísticas sobre lugares de daños provocados por mala praxis y
• Explicación naturalista - riesgo, aunque sea imprevisible el renunciamiento a promover juicio
teológica de la mayoría de el momento preciso en la escala y castigo a los responsables.
los desastres. humana del tiempo. • La imprevisión y falta de selección
• Creencia que la erosión es • Criticar y denunciar las previa de los mejores sitios para la
un proceso lento que sólo explotaciones ilegales de áridos instalación de obras y/o
ocurre en ámbitos no (arena, ripio, etc.) explotaciones.
urbanos. • Asumir actitudes firmes y • La urbanización y obras en zonas
• Los pueblos y ciudades eficientes para mejorar los con riesgos de erosión y/o
deben ubicarse siempre desagües pluviales en el ejido sepultamiento.
cerca de fuentes de agua urbano. • La pavimentación, sólo en sentido
superficial (ríos) • Identificar los procesos erosivos transversal a la pendiente regional.
evitables.

1.2. SUELO

Obstáculos epistemológicos Competencias inhibidas Promueve o tolera


• Convicción de que los • Comprender a) la evolución • La labranza en zonas vulnerables
horizontes resultan de la lenta y simultánea de los a la erosión (v gr. a favor de la
acumulación de capas horizontes. b) el carácter pendiente).
sucesivas tridimensional de los suelos. c) • La salinización por riego
• Creencia que la “Roca la existencia de procesos inadecuado.
Madre” siempre debajo del químicos y microbiológicos en • La utilización del suelo como
suelo. la edafogénesis. recurso minero (arcillas)
• Concepción del suelo • Asumir el deber y el derecho • Las construcciones con riesgos
como un recurso para exigir la reparación de los de: inestabilidad estructural,
renovable. suelos degradados. inundación, sepultamiento, etc.
• Convicción que las plantas • Controlar la planificación • La Urbanización y consiguiente
se alimentan de minerales. adecuada de obras públicas y impermeabilización de superficies
privadas cultivables.
• La naturalización (aceptar como
obvio y natural) del uso del
Capital Natural Suelo, como renta.

1.3. AGUA

Obstáculos epistemológicos Competencias inhibidas Promueve o tolera


• Comprender la dinámica del • La destrucción por
• Creencia de su carácter de
agua subterránea (cono de salinización y/o
recurso superficial inagotable.
depresión, etc.) la existencia compactación de acuíferos
• Creencia de la existencia de velocidades diferentes en la debido a la sobreexplotación
ríos y/o lagos subterráneos en circulación subterránea de aguas subterráneas.
regiones sin karst. respecto de la superficial. • La contaminación de aguas
• Confianza en los rabdomantes. • Formular críticas y denuncias superficiales y subterráneas
• Ideas indubitable sobre la por la falta de tratamiento en por acumulación de
excelente calidad del agua los efluentes contaminantes, desechos urbanos,
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subterránea. domiciliarios e industriales. industriales o mineros. en


• Aceptación que las autoridades • Exigir estudios de acuíferos y áreas próximas a las
(políticas, técnicas) siempre uso de normas y auditorias ciudades o de recarga de
saben y deben resolver los para garantizar el uso acuíferos
problemas. sostenible. • La naturalización en el uso y
abuso en el uso del Capital
Natural Agua como renta.

1.4. RECURSOS MINEROS

Obstáculos epistemológicos Competencias inhibidas Promueve o tolera


• Existencia de grandes e • Comprender la insostenibildad • El consumismo y la
inagotables reservas de segura y inmanente en la explotación de obsolocencia exacerbada
libre disponibilidad. cualquier recurso no de bienes que usan
• Concepción aventurera y azarosa renovable.. materias primas de origen
de la exploración minera. • Comprender la precaria minero.
• Ocurrencia y extracción de estabilidad laboral de las • El surgimiento y rápida
metales y sales tal como se los familias mineras. decadencia de las
conoce y usa. • Reclamar regulación estatal en regiones con pequeña y
• Confusión entre: elementos – la explotación y procesamiento mediana minería.
minerales – rocas. de la producción de reservas • La naturalización del uso
• Relación causal y proporcionalidad mineras estratégicas. del Capital Natural Minero
entre la riqueza minera y la • Comprender el concepto de como renta.
presencia y tamaño de montañas. vida útil de un yacimiento
minero.

1.5. PAISAJE

Obstáculos epistemológicos Competencias inhibidas Promueve o tolera


• Idea de que está constituido • Percibir la acción de procesos • La realización (a veces es la
sólo por elementos (naturales o artificiales) que demanda) de obras que
naturales (relieve, plantas, modifican el paisaje. modifican el paisaje natural
animales y nubes) • Reconocer que el paisaje actual (rutas de montañas, riego,
• Concepción creacionista: “tiene varias historias”. deforestación, etc.) con un
“se creó de una vez y para • Proteger y conservar las balance ambiental negativo.
siempre” ó “siempre estuvo condiciones naturales originales • La naturalización la mala
allí” por su influencia en la identidad praxis en las intervenciones
• Convicción sobre la cultural de la comunidad. sobre el paisaje.
permanencia de los • Valorar, reducir y/o impedir la • La alteración de los cursos de
materiales y formas del presión depredatorias del ríos y la modificación
relieve (estatismo) turismo indiscriminado. insostenible de su dinámica.
• El uso y abuso en el uso del
Capital Natural Paisaje como
renta.

Parece obvio, pero creo necesario reiterar y hacer “visible” que la ocupación del
territorio, el aprovechamiento de los recursos y la prevención de los riesgos han sido y son
acciones inmanentes al desarrollo de la humanidad. Así, desde los trogloditas hasta el
presente, las relaciones entre la sociedad y el entorno adquirieron diversas formas, siendo
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estas una de las principales causas de las desigualdades económicas, sociales y culturales
que advertimos y que la educación “declarativamente” intenta reducir.

EJES CURRICULARES PARA LA ENSEÑANZA DE LAS GEOCIENCIAS


El aporte singular de las Geociencias, en especial la Geología, para la comprensión
del funcionamiento de la Tierra (Pedrinacci, 2001), deriva precisamente de la naturaleza
histórica de sus conceptos y métodos de estudio. Así, el “Principio del Actualismo” es
fundamental y se puede expresar diciendo que los cambios observados en el presente, son
la “llave” para comprender la historia de la Tierra y a la vez, predecir las futuras
transformaciones naturales en diferentes regiones. El pronóstico de la evolución de los
procesos naturales en un territorio representa una poderosa herramienta teórica para
prever las acciones antrópicas que podrían a alterar el normal desarrollo de dichos
procesos.
Las Geociencias aportan un marco teórico y metodológico para dicha comprensión
sistémica de la naturaleza. Su enseñanza requiere el despliegue de un conjunto de
estrategias didácticas que faciliten la construcción de marcos conceptuales que en muchos
casos resultan contra-intuitivos ya que contradicen el sentido común y el conocimiento
cotidiano (Lacreu, 2007). Estos marcos conceptuales se deberán construir en la escuela, a
partir de cuatro ideas centrales:
 Por un lado, la idea de que los procesos naturales no ocurren aisladamente sino que son
el resultado de interacciones complejas. Por lo tanto, lo que percibimos son resultados
parciales y transitorios, y obedecen a múltiples causas.
 La segunda idea es que la configuración de las geoformas del relieve así como los
recursos no renovables y los riesgos geológicos de cualquier región son el resultado de
una historia jalonada por la interacción de procesos geológicos endógenos y exógenos
que se han sucedido en el tiempo y continúan sucediendo, con diversas intensidades.
 Las dos primeras ideas requieren que los alumnos puedan concebir y reconstruir la historia
geológica con un adecuado manejo de escalas de tiempo geológico que trascienden la
escala humana, así como el desarrollo de la imaginación y la abstracción para concebir la
dinámica de las transformaciones en las tres dimensiones del espacio geológico.
 Finalmente, los alumnos deberán comprender que los hechos y fenómenos naturales y
antrópicos producen efectos en las rocas (y en el paisaje) que pueden ser utilizados
como evidencias para la reconstrucción histórica, siempre y cuando se disponga de una
teoría para interpretarlos. Por otra parte, las observaciones que se realizan pueden ser
interpretadas de maneras diferentes según el marco teórico que se utilice.
Desde el punto de vista didáctico, la construcción de estos marcos conceptuales
requiere la implementación de metodologías de investigación escolar, fundamentalmente de
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naturaleza abductiva, mediante las cuales es posible reconstruir la historia geológica de


cualquier región sobre la base de las evidencias que quedaron registradas como “huellas
digitales” en las rocas, sedimentos y estructuras que están presentes tanto en las montañas,
como en el subsuelo profundo y cercano de las regiones llanas.
La abducción, es una forma particular del razonamiento, como lo es la inducción y la
deducción, que permite reconstruir hechos y circunstancias del pasado sobre la base de
evidencias, aunque estén incompletas. Se trata de una forma de razonamiento
“detectivesco” que es inmanente a la aplicación del Principio del Actualismo. En efecto,
dicho principio establece que los procesos geológicos que en la actualidad dan origen a
“productos” como rocas, geoformas o estructuras, también ocurrieron en el pasado, aunque
sus intensidades hayan cambiado.
Consecuentemente, en el caso de hallar analogías (grandes semejanzas
composicionales, texturales y estructurales) entre “un producto” del presente, y otro formado en
el pasado, hace millones de años, entonces se afirma que éste último fue originado por un
proceso equivalente al actual.
La reconstrucción histórica del pasado geológico de una región puede realizarse
frente a cualquier exposición de materiales, sea en la ladera de una montaña, la barranca de
un río o en las excavaciones para la fundación de obras urbanas. La situación más
conveniente, desde el punto de vista formativo, es el planteo de situaciones problemáticas y
la realización de investigaciones escolares fuera del aula escolar o bien a través de
experiencias de carácter virtual, a través de recursos didácticos contextualizados,
constituidos por muestras e imágenes de campo trasladadas al aula.
Tanto en el campo como en el aula, se trata de interpretar los rasgos que presentan
los materiales (tipo de roca, textura, minerales, estructuras, etc,) a fin de establecer la
cronología (edad relativa) de todas las rocas y materiales bajo análisis e interpretar cual fue
el proceso que generó cada una de ellas.
Estos conceptos y métodos para la reconstrucción del pasado geológico de cualquier
región son los que definen la identidad de la Geología como ciencia “madre” de las
Geociencias. Consecuentemente la alfabetización geocientífica, además de proveer al
ciudadano de herramientas para contribuir al desarrollo sostenible, le permite gozar del
placer de conocer y reconstruir la historia de las regiones en las que vive o pasea y poner en
valor y hallar sentido, antes “ocultos”, a las geoformas del relieve, la rocas y los recursos
que sostienen su vida biológica y social.

LAS GEOCIENCIAS EN LA ENSEÑANZA BÁSICA


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Enunciare, brevemente, algunos criterios específicos, a modo de marco teórico, pero


cuyo diseño curricular y contenidos dependerá del, o de los niveles, y la intensidad con que
se decida incluir la enseñanza de las geociencias. Si es que hay decisión política de hacerlo.
El tema central deberá girar alrededor de la comprensión de la Tierra como un
subsitema singular del sistema solar en evolución. La singularidad es que la Tierra posee
una dinámica promovida por procesos endógenos y exógenos que han configurado las
geoformas de la superficie del Planeta y son los responsables de la distribución de los
recursos así como la ocurrencia de riesgos geológicos. En síntesis, se propone conocer el
funcionamiento de la Tierra en el pasado, comprender las actuales interacciones con otros
subsistemas naturales y culturales y sobre esta base, formar competencias para predecir la
evolución de regiones particulares, teniendo en cuenta las acciones humanas.
Poner el eje en el funcionamiento de la Tierra requiere la consideración de la
Tectónica de Placas como la teoría mas moderna que permite organizar el conocimiento que
se tiene del planeta, sus propiedades, procesos y resultados.
En tal sentido, y considerando una situación hipotética (de mínima), en la cual se
dispongan de 3 hs semanales para la enseñanza del las Geociencias en el segundo ciclo del
la enseñanza secundaria (15-17 años) se propone el desarrollo de cuatro unidades a través
de las cuales progresivamente se va profundizando el conocimiento del Planeta.
Se intenta superar la idea generalizada y simplista de que la Geología estudia las
rocas y los minerales de la Tierra. En realidad, estos constituyen objetos de estudio que no
se agotan en si mismos, sino que representan herramientas que persiguen otra finalidades
que pueden ser de orden científico o aplicado. En el primer caso, se trata de utilizar los
datos para establecer los procesos formadores de las rocas, su localización espacio –
temporal y de esta manera alcanzar la reconstrucción histórica de la región donde las rocas
fueron halladas. Esta reconstrucción no solo brinda el placer del y por el conocimiento sino
que es un puente para la comprensión de la identidad y la relaciones económico – sociales
de una comunidad sino que también representa un conocimiento sobra la base del cual es
posible inferir las posibilidades de localizar recursos naturales para el aprovechamiento
social. Otra finalidad es de orden aplicado ya que de su estudio podrán conocerse sus
propiedades para ser utilizadas en diversos destinos industriales.
La enseñanza de las Geociencias es concebida desde una perspectiva
epistemológica a través de la cual se considera a la ciencia como un campo donde los
conocimientos, metodologías específicos son socialmente construidas y condicionados. Este
enfoque se complementa con la intencionalidad de enseñar conocimientos científicamente
relevantes y al mismo tiempo socialmente útiles para aportar al desarrollo sostenible. Esto
es, que tengan sentido para que el ciudadano pueda gozar, aprovechar y comprender
algunas de los sorprendentes procesos que han sucedido y suceden en la actualidad y
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desarrollar su curiosidad. Además, sobre dicha base, puedan imaginar/predecir y desarrollar


un espíritu crítico acerca los procesos (y los resultados) que podrán suceder en el futuro.
Estas competencias son imprescindibles para que puedan valorarse críticamente las
modificaciones humanas en el entorno natural.
En efecto, Piranha y Carneiro (2009), señalan que “una mayor atención en el
funcionamiento de los procesos naturales puede sugerir una mayor atención para la
sostenibilidad de la vida y así estimular una cultura planetaria innovadora”. Esta, requiere
“comprender y dimensionar al planeta en sus componentes físicos y los procesos que los
promueven y sustentan”. “De este modo incorpora la comprensión de la vida (y en ella la
humana) como elemento natural e indispensable en el incesante equilibrio dinámico de la
materia planetaria. Una cultura que ponga en evidencia cuanto de terrícolas somos”.

Sobre la base de lo expuesto, se propone la organización de los contenidos en


cuatro unidades en las cuales se va profundizando, progresivamente, el conocimiento sobre
el funcionamiento del Planeta y de las relaciones que se establecen entre sus procesos y
productos con la sociedad, a saber:
a) La geosfera y su dinamica: Se propone comenzar por el conocimiento de la estructura y
composición del subsistema geósfera lo cual permitirá comprender la importancia del calor
interno residual como la causa principal de los procesos endógenos así como del origen de
algunas propiedades del planeta tales como el magnetismo y la densidad. Sin embargo, se
pondrá mayor énfasis en la caracterización de las Placas Litosfericas, así como en los
efectos de sus movimientos en la generación de cambios en la configuración de la superficie
terrestre, tanto en las tierras emergidas (continentes) como en los fondos oceánicos. En esta
unidad se desarrollarán nociones acerca de la distribución y caracterización del volcanismo,
los sísmos y los terremotos así como la formación de las grandes cordilleras del presente.
En consecuencia, esta primer unidad de la Materia Geociencias tiene por objeto presentar a
la Tectónica de Placas como la mas reciente teoría geológica que permite comprender el
funcionamiento de la Tierra y, en su desarrollo se analizarán algunos aspectos históricos
que ilustrarán los cambios en las concepciones acerca de la dinámica terrestre así como la
influencia de esta teoría revolucionaria en otras disciplinas científicas.

b) El paisaje geológico: Se continúa con el estudio de los Materiales (rocas y minerales) y


las Geoformas del relieve, originados por los procesos endógenos desarrollados en la
unidad anterior. Sin embargo, se deberá complementar con el estudio de algunos procesos
exógenos y de las interacciones entre ambos. Se aclara que se trata de las nociones
básicas, alejadas de toda sofisticación instrumental y sistemática. Estos contenidos serán
contextualizados en el denominado “paisaje geológico” ya que éste precisamente estará
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caracterizado por unas geoformas del relieve que, en todos los casos, estarán constituidas
por materiales sueltos (edafizados o no) o por algún tipo de roca (ígnea, sedimentaria o
metamórfica). Dicho paisaje estará disponible en cualquier región del Planeta y, obviamente,
en cada región escolar. Consecuentemente el paisaje geológico será un recurso didáctico
para el estudio del entorno, a través de la resolución de problemas que faciliten la
introducción de metodologías e investigación científica escolar. Cabe aclarar que en todas
las regiones existen lugares donde realizar trabajos de campo, tanto si poseen montañas
costas de mares, lagos o ríos e incluso en las regiones de llanuras ya que en todos estos
lugares, además de contar con exposiciones de rocas, minerales y suelos, se suele contar
con una bibliografía geológica de superficie y del subsuelo que representarán importantes
fuentes de información.

c) Recursos y riesgos geológicos: En tercer lugar se desarrollarán contenidos orientados


a profundizar y sistematizar el conocimiento de las relaciones que la sociedad establece con
los materiales, las geoformas y con los procesos geológicos. Consecuentemente se
introducirán los conceptos de “recursos” y “reservas” para el caso de la minería, el agua, los
suelos y el territorio, los cuales estarán complementados con el desarrollo de algunas
nociones sobre los criterios de búsqueda, extracción y/o uso que en todos los casos se
apoyan en razones geológicas vinculadas tanto a los ambientes geológicos en los que se
formaron esos recursos, como a las propiedades de cada uno. La sociedad, tanto de
manera consciente o no, como por razones históricas o culturales, también convive con
procesos geológicos que tienen influencia beneficiosa o perjudicial para su calidad de vida.
En esta unidad, se pondrá énfasis en el conocimiento sobre aquellos procesos que podrían
representar riesgos para la población. Estos procesos pueden ser endógenos o exógenos y
podrían suceder en áreas cercanas o muy alejadas, pero que, en caso de ocurrir podrían
representar riesgos. Tal es el caso de las inundaciones o erosión costera, cuyo origen y
consecuencias podrían ser locales, pero también podrían repetirse caídas de cenizas
volcánicas y/o lluvia ácida en el caso de la explosión volcanes alejados y con vientos
apropiados. Se presentarán otros cambios provocados por el hombre, que reciben la
denominación de impactos ambientales los cuales podrán ser positivos o negativos
conforme contribuyan o no a la sostenibildad.

d) Historia geológica del paisaje: Finalmente, se promueve la comprensión acerca de la


capacidad predictiva de las Geociencias, para lo cual es necesario desarrollar conceptos y
metodologías que ponen en evidencia el carácter esencialmente histórico de la Geología, y
su aplicación para la resolución de situaciones problemáticas específicas y contextualizadas
en la región de cada comunidad educativas. Esta unidad representa una integración de las
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tres unidades anteriores ya que introduce algunos conceptos acerca del tiempo geológico y
los Principios Básicos de la Geología, los que deberán aplicarse (no sólo enunciarse), bien a
investigaciones de campo o bien a investigaciones bibliográficos sobre una región
determinada. Ello involucra necesariamente la consideración del paisaje geológico y su
origen lo que se pondrá en evidencia a través de las geoformas y sus materiales
constituyentes. Respecto de estos materiales (rocas-sedimentos-suelos) importa la
caracterización composicional y tridimensional individual para aplicar la metodología del
actualismo y establecer los procesos formadores (y deformadores de las rocas). En efecto,
además, será necesario considerar las relaciones de contacto existentes entre ellos
(concordancias, discordancias, fallas, etc.) a fin de establecer las edades relativas que
permitan establecer la cronología de dichos procesos. Al finalizar esta unidad los alumnos
podrán reconstruir la historia de un paisaje geológico (local o lejano), y a partir de dichas
conclusiones se deberá realizar predicciones para establecer cual sería la evolución del
lugar y si serían o no aceptables aquellas intervenciones humanas que pudieran alterar la
identidad del territorio y su comunidad.

AGRADECIMIENTO:
Deseo agradecer al Dr. Pedro W. Gonçalvez por la invitación para exponer mis
ideas y participar de esta publicación y al mismo tiempo al arbitro Dr. Celso Dal Re Carneiro
por las criticas y sugerencias realizadas.

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