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Hoy
concurrimos
ante
ustedes
para
presentar
la
decimosexta
edición
del
Estado
de
la
Nación.
Estamos
en
proceso
de
preparación
casi
final
del
tercer
Informe
Estado
de
la
Educación
y
el
Cuarto
Informe
Estado
de
la
Región.
Traemos
resultados
en
años
agitados
en
los
que
ha
resultado
parBcularmente
diCcil
diagnosBcar.
Sí,
siempre
resulta
complejo
apreciar
una
situación,
idenBficar
con
relieves
y
prioridades
algunas
tendencias
relevantes
para
señalar
desaCos
y
sugerir
políBcas
públicas,
sin
alejarse
de
las
personas,
con
sus
opciones,
libertades,
necesidades
y
hasta
alegrías.
En
estos
años
la
dificultad
ha
sido
mayor,
por
varias
razones,
como
veremos.
Nuestra
portada
se
deBene,
sin
embargo,
en
algo
harto
conocido,
aunque
con
espíritu
y
fundamento
disBntos.
El
Informe
aporta
nuevos
enfoques
y
resultados,
y
además
el
arBsta
Héctor
Gamboa
agrega
la
consideración
de
que
es
muy
diCcil
quitarle
el
gusto
a
la
vida,
y
es
imposible
quitárselo
a
mejengueros.
Ya
lo
decía
Debravo:
“Creo
en
todos
los
frutos
que
Benen
jugo
dulce,
y
creo
que
no
hay
frutos
que
tengan
jugo
amargo.
No
es
culpa
de
los
frutos
si
tenemos
el
paladar
angosto
y
limitado”.
El
Estado
de
la
Nación
es
una
obra
colecBva
como
refleja
la
breve
consideración
de
créditos
que
pueden
apreciar.
Destaco
a
Leda,
hoy
en
hermosas
tareas
que
nos
la
alejan
un
poco,
pero
de
quien
seguiremos
esperando
apoyo
compromeBdo,
sesudo
consejo
y
…también
trabajo.
El
Estado
de
la
Nación
es
un
programa
de
invesBgación
y
formación
sobre
desarrollo
humano
sostenible,
cuyo
fin
es
dotar
a
la
sociedad
costarricense
de
instrumentos
de
fácil
acceso
para
conocer
su
evolución,
desarrollar
instancias
de
rendición
de
cuentas,
fortalecer
mecanismos
de
parBcipación
y
negociación,
y
contribuir
a
la
construcción
de
consensos
nacionales.
Está
asentado
en
un
mecanismo
de
parBcipación
informada
de
la
sociedad
y
en
un
proceso
de
invesBgación
parBcipaBvo,
plural
y
pluralista;
no
es
gubernamental,
pero
tampoco
anBgubernamental.
Sí,
ha
sido
complejo
el
trabajo
para
captar
movimientos
y
cambios
abruptos
e
inesperados.
2
Efec%vamente,
el
cierre
de
esta
primera
década
del
siglo
desafió
los
pronós%cos
sobre
la
evolución
del
país.
Tres
botones
para
muestra:
La
crisis
económica
internacional
de
2007
y
2008
no
tuvo
los
efectos
mas
traumá%cos
que
se
previeron,
aunque
ocasionó
aumentos
en
el
desempleo,
como
resultado
de
una
contracción
en
la
agricultura,
la
construcción
y
el
turismo.
Aún
la
crisis,
los
riesgos
de
una
recaída,
o
los
problemas
para
encarar
una
reacBvación,
ocupan
un
lugar
en
las
discusiones
y
acciones
políBcas
de
los
países.
La
entrada
en
vigencia
del
Tratado
de
Libre
Comercio
con
Estados
Unidos
no
llevó
a
la
sociedad
y
la
ins%tucionalidad
costarricenses
al
despeñadero,
pero
tampoco
trajo
los
beneficios
promeBdos.
La
dinámica
polí%ca
de
la
úl%ma
década
se
difuminó
en
un
proceso
electoral
calmo,
y
la
crisis
del
sistema
de
par%dos
desembocó
en
la
reconsBtución
del
Par%do
Liberación
Nacional
como
el
pivote
de
la
polí%ca
costarricense,
pues
ganó
cómodamente
la
elección
presidencial.
3
Los
pronósBcos
fueron
retados,
así
como
el
conocimiento.
Por
esto
los
instrumentos
de
diagnósBco
requirieron
precisión
y
adaptación.
Veamos
algunas
de
estas
tendencias:
4
La
crisis
y
sus
efectos
aún
no
son
un
capítulo
cerrado:
el
impacto
sobre
el
crecimiento
económico
fue
menor
al
previsto
y
duró
menos
de
lo
esperado.
En
la
economía
costarricense,
los
efectos
más
directos
y
profundos
de
la
crisis
internacional
se
reflejaron
en
las
exportaciones
y
la
inversión
privada.
Las
caídas
en
estos
dos
rubros
explican
en
gran
parte
la
contracción
que
registró
la
producción
nacional.
La
recuperación
que
empezó
a
mostrar
la
economía
en
la
segunda
parte
del
2009,
parBcularmente
en
el
úlBmo
trimestre,
coincidió
con
un
mejor
desempeño
del
sector
exportador,
en
contraposición
con
las
inversiones,
que
siguieron
deprimidas
a
lo
largo
de
todo
el
año.
Esto
sugiere
que
las
empresas
decidieron
reducir
sus
inventarios
y
posponer
sus
planes
de
inversión,
en
espera
de
signos
más
claros
de
reacBvación.
5
El
consumo
privado
se
desaceleró,
pero
no
se
contrajo,
e
incluso
mostró
un
comportamiento
más
favorable
que
el
registrado
durante
la
crisis
del
2001.
En
esta
oportunidad
creció
más
(1,6%
en
2009
versus
1,2%
en
2001)
a
pesar
de
que
la
producción
decreció.
Uno
de
los
factores
que
ayudaron
a
miBgar
el
efecto
de
la
crisis
sobre
el
consumo
de
las
familias,
fue
la
mejora
que
experimentaron
los
salarios
reales
en
el
2009,
como
resultado
de
la
imprevista
reducción
en
la
inflación
y
el
rezago
con
que
se
ajustan
los
salarios
nominales
en
el
país.
La
brusca
caída
que
sufrieron
los
precios
internacionales
del
petróleo
y
los
alimentos
favoreció,
a
través
de
una
menor
inflación,
el
poder
adquisiBvo
de
los
costarricenses.
También
tuvo
un
notable
impacto
sobre
los
términos
de
intercambio.
6
La
crisis
también
repercuBó
principalmente
en
el
empleo
informal.
En
el
sector
privado
no
agropecuario
se
perdieron
16.452
trabajos
informales,
asociados
a
la
microempresa.
Del
total
de
empleos
perdidos,
el
62%
correspondió
a
los
sectores
de
construcción
y
agricultura.
La
crisis
también
afectó
de
manera
especial
a
los
ocupados
no
calificados.
En
2009,
el
número
de
estos
se
redujo
en
26.900
personas,
mientras
el
de
calificados
aumentó
en
24.699.
A
lo
largo
del
período
1990‐2009,
el
empleo
calificado,
es
decir,
de
personas
con
once
años
o
más
de
educación
formal
(secundaria
completa
o
más),
creció
en
forma
sostenida,
tal
como
se
documentó
en
ediciones
anteriores
del
Informe
Estado
de
la
Nación.
Esta
situación
se
refleja
en
el
porcentaje
de
ocupados
calificados
con
respecto
al
total
de
ocupados,
que
pasó
de
26,3%
en
1990,
a
40,6%
en
2009.
7
En
cuanto
a
las
principales
tendencias
que
Costa
Rica
ha
venido
mostrando
en
la
acumulación
de
las
capacidades
en
sus
habitantes,
el
balance
del
2009
Bene
maBces
importantes:
el
dictamen
es
posiBvo
en
el
acceso
al
conocimiento
y
a
una
vida
larga
y
sana,
pero
negaBvo
en
el
acceso
a
vivienda
digna
y
a
la
posibilidad
de
que
las
personas
se
desempeñen
en
sociedad
sin
que
su
integridad
Csica
y
patrimonial
se
encuentren
amenazadas.
El
acceso
a
un
ingreso
digno
tuvo
resultados
dispares,
con
mejoras
en
inversión
social
y
salarios
mínimos,
pero
con
desmejoras
en
pobreza
y
desigualdad.
Se
manBenen
logros
importantes
en
la
aspiración
de
una
vida
larga
y
sana:
elevada
esperanza
de
vida
y
disminuciones
en
la
mortalidad
infanBl,
cuya
tasa
del
2009
es
la
más
baja
hasta
la
fecha
(8,8
por
mil).
Los
datos
del
2009
confirman
los
avances
que
el
país
ha
logrado
en
la
asistencia
a
la
educación,
aunque
la
cobertura
de
la
enseñanza
secundaria
aún
dista
de
ser
universal,
pues
ni
siquiera
la
mitad
de
las
y
los
jóvenes
con
edades
de
cursar
el
ciclo
diversificado,
asiste
a
ese
nivel.
Los
indicadores
para
monitorear
la
escolaridad
de
la
población
y
el
logro
educaBvo
exhiben
una
situación
“sin
cambios”
a
través
de
la
década,
con
aumentos
cercanos
a
los
promedios
del
período.
La
escolaridad
promedio
de
la
población
de
18
a
64
años
llega
hasta
el
noveno
año
de
educación
y
solo
el
37,7%
de
sus
integrantes
logra
completar
la
secundaria.
8
La
desigualdad
en
la
distribución
del
ingreso
mostró
un
fuerte
incremento
entre
2008
y
2009:
la
relación
entre
los
ingresos
de
los
hogares
más
ricos
y
los
de
los
más
pobres
aumentó
de
16,0
a
19,2
veces
en
el
caso
de
los
hogares
del
primer
decil
(10%
más
pobre)
con
respecto
al
décimo
decil
(10%
más
rico),
y
de
9,0
a
10,1
veces
entre
los
quinBles
quinto
y
primero.
El
coeficiente
de
Gini
pasó
de
0,421
en
2008,
a
0,437
en
2009,
el
valor
más
elevado
del
período
1990‐2009.
9
En
diversas
ocasiones
el
Estado
de
la
Nación
ha
señalado
que
la
inversión
social
pública
Bene
efectos
redistribuBvos,
tanto
sobre
la
pobreza
como
sobre
la
desigualdad
social,
pero
que
esos
efectos
no
alcanzan
para
compensar
las
desigualdades
generadas
en
la
economía
real.
Ahora
se
sabemos,
en
comparación
con
lo
que
sucedía
veinte
años
atrás,
el
impacto
redistribuBvo
de
la
inversión
social
pública
es
significaBvo
y
creciente
y
que,
por
tanto,
no
puede
atribuirse
el
aumento
de
la
desigualdad
a
un
debilitamiento
de
la
acción
pública
actual.
En
efecto,
cuando
se
considera
la
inversión
social
pública
como
un
ingreso
en
especie
de
los
hogares,
para
así
obtener
el
ingreso
familiar
disponible,
el
indicador
de
desigualdad
para
el
2009
se
reduce
en
casi
trece
puntos
porcentuales,
en
contraste
con
la
disminución
de
seis
puntos
en
1990
y
de
nueve
puntos
en
2002.
No
obstante,
mientras
el
menor
efecto
redistribuBvo
de
la
inversión
social
del
2002
alcanzó
a
reverBr
el
incremento
de
la
desigualdad
en
ese
año,
el
mayor
efecto
redistribuBvo
en
el
2009
no
fue
suficiente
para
lograr
el
mismo
resultado.
En
síntesis,
la
economía
real
provoca
desigualdades
cada
vez
más
amplias,
que
los
mayores
niveles
de
inversión
social
no
logran
reverBr.
Este
es
un
dato
nuevo,
que
debe
complementarse
con
el
análisis
del
efecto
redistribuBvo
de
los
impuestos
y
de
otros
gastos
públicos
que
redistribuyen
el
ingreso,
como
por
ejemplo
el
pago
de
intereses
por
tenencia
de
la
deuda
interna,
un
gasto
por
lo
demás
muy
amplio
en
el
país
(unos
280.000
millones
de
colones
(como
10%
del
gasto
público
del
gobierno
central
en
el
2009).
10
Aunque
el
número
de
desastres
ocasionales
por
eventos
naturales
se
redujo
significaBvamente
en
el
2009,
las
tendencias
generales
en
el
país
se
han
mantenido.
Los
eventos
hidrometeorológicos
siguen
teniendo
un
fuerte
impacto,
sobre
todo
en
zonas
de
riesgo
recurrente
(especialmente
en
cantones
como
Desamparados).
Además,
se
evidenció
lo
que
se
conoce
como
riesgo
intensivo,
es
decir,
en
un
solo
evento,
como
el
terremoto
de
Cinchona
los
impactos
económicos
y
humanos
fueron
muy
altos.
Fueron
años
propicios
para
la
prevención
…
que
pareciera
simplemente
pasaron.
Desde
el
punto
de
vista
polí%co,
la
desalineación
electoral
y
par%daria
de
la
ciudadanía
se
mantuvo,
con
algunas
variaciones,
dentro
de
los
umbrales
observados
a
inicios
de
la
década.
La
evidencia
muestra
que
una
buena
parte
del
electorado
(1
de
cada
3
electores),
se
decidió
en
los
días
finales
de
la
campaña
lo
cual
indica
que
los
cierres
de
campaña,
se
tornan
más
importantes
para
los
parBdos,
y
que
el
voto
se
está
haciendo
más
frágil.
Estos
hallazgos
son
consistentes
con
la
volaBlidad
electoral
que
también
se
dio
en
los
comicios
del
2006
y
el
referéndum
del
2007.
No
obstante,
cabe
mencionar
que
esta
incerBdumbre
afectó
de
modos
diferentes
a
los
parBdos:
menos
al
PLN,
cuyo
apoyo
estaba
más
consolidado,
y
bastante
más
al
PAC
y
al
Movimiento
Libertario.
Cuando
las
lealtades
parBdarias
son
más
débiles,
se
abre
espacio
en
lo
electoral
más
incierto,
donde
los
parBdos
deben
emplear
más
acciones
para
captar
el
voto.
En
ese
contexto,
las
razones
para
decidir
el
voto
pueden
ser
muy
diversas
e
inestables.
12
Fue
arduo
el
trabajo
de
análisis
de
la
realidad
nacional,
pues
se
dieron
eventos
no
previstos.
Veamos.
13
Un
primer
evento
imprevisto
fue
el
aumento
que
se
registró
en
los
ingresos
de
los
trabajadores.
Aquí
destaca
el
notable
incremento
de
los
salarios
del
sector
público,
proveniente
en
buena
parte
de
ajustes
extraordinarios
por
concepto
de
equiparación
salarial
a
profesionales
y
técnicos
en
el
Gobierno
Central.
Estos
ajustes,
y
el
efecto
generado
por
la
imprevista
baja
en
la
inflación,
llevaron
a
que
los
salarios
reales
en
el
sector
público
aumentaran
en
más
del
17%
en
el
2009,
mientras
que
en
el
sector
privado
el
crecimiento
fue
de
poco
más
del
2%.
14
Por
otra
parte,
la
polarización
políBca
de
los
años
previos
no
se
reflejó
en
las
elecciones.
La
ciudadanía
dio
un
uso
estratégico
al
voto
y
eligió
un
gobierno
dividido,
a
pesar
del
mayoritario
apoyo
al
oficialismo
en
el
Poder
EjecuBvo.
Al
analizar
el
voto
presidencial
y
legislaBvo,
se
observa
que
hubo
un
importante
grupo
de
electores
que
quebraron
su
voto,
en
un
espacio
electoral
sin
preferencias
claras.
Quienes
votaron
por
el
PLN
en
la
elección
presidencial
quebraron
su
voto
indisBntamente
a
otras
fuerzas
minoritarias
(aunque
en
menor
grado
que
en
los
otros
parBdos).
Votantes
del
PAC
en
la
presidencial,
se
inclinaron
tanto
por
el
PLN
como
por
el
Movimiento
Libertario
en
la
legislaBva,
y
una
lógica
similar
sucedió
entre
los
libertarios.
En
síntesis,
el
elector
dejó
patente
que
no
quiere
concentrar
el
poder
en
un
solo
parBdo.
15
La
dinámica
polí%ca
de
la
úl%ma
década
se
difuminó
en
un
proceso
electoral
calmo,
y
la
crisis
del
sistema
de
par%dos
desembocó
en
la
recons%tución
del
Par%do
Liberación
Nacional
como
el
pivote
de
la
polí%ca
costarricense
pues
ganó
cómodamente
la
elección
presidencial.
A
pesar
de
la
polarización
de
los
úlBmos
años,
generada
por
la
discusión
en
turno
al
Tratado
Libre
Comercio
con
Estado
Unidos,
esta
no
se
tradujo
en
una
mayor
conflicBvidad
políBca,
ni
en
la
configuración
de
un
bloque
políBco
que
impulsara
un
cambio
de
rumbo
en
el
país.
Por
el
contrario,
el
oficialismo
se
mantuvo
e
incluso
se
fortaleció
en
la
elección
presidencial.
No
menos
importante
fue
la
reducción,
de
cuatro
puntos
porcentuales,
que
mostró
el
abstencionismo
con
respecto
a
las
elecciones
del
2006.
No
obstante,
este
indicador
se
mantuvo
todavía
muy
por
encima
de
los
niveles
que
prevalecieron
en
la
segunda
mitad
del
siglo
XX.
El
índice
de
fragmentación
parBdaria
aumentó,
y
alcanzó
el
segundo
punto
más
alto
desde
1986,
solo
superado
por
el
resultado
obtenido
en
el
periodo
2002‐2006.
Ello
plantea
desaCos
importantes
por
el
lado
de
la
gobernabilidad
y
la
gesBón
legislaBva
para
los
próximos
cuatro
años.
16
A
su
vez,
la
discrepancia
entre
tendencias
y
resultados
obliga
a
reevaluar
temas
y
a
preparar
nuevos
estudios.
17
Un
tema
a
reevaluar
es
el
de
la
políBca
social,
para
lo
cual
el
Informe
ofrece
instrumentos.
El
principal
hallazgo
es
que
el
efecto
distribuBvo
de
la
inversión
social
pública
es
mayor
que
hace
diez
años,
pero
insuficiente
para
reducir
la
desigualdad
que
emerge
de
la
economía
real;
otro
hallazgo:
las
políBcas
universales
le
llevan
más
recursos
a
clases
bajas
que
las
selecBvas.
Los
niveles
de
ingreso
y
desempleo
variaron
de
modos
muy
disBntos
para
los
hogares
según
su
distribución
por
deciles
y,
además,
los
cambios
fueron
mayores
en
los
extremos.
Por
ejemplo,
la
caída
del
empleo
registrada
en
el
2009
afectó
con
más
fuerza
a
los
hogares
pobres,
en
una
proporción
varias
veces
superior
a
la
que
experimentaron
los
de
mayores
ingresos.
Esta
edición
del
Informe
analizó
la
distribución
de
la
inversión
social
pública
entre
grupos
de
personas
beneficiarias,
según
clases
sociales,
grupos
de
edad,
sexo
y
lugar
de
residencia.
Las
políBcas
selecBvas
Benen
una
orientación
centrada
en
aquellos
que
la
necesitan,
aunque
con
algunas
filtraciones
hacia
otros
sectores.
Las
políBcas
universales
son
las
que
con
mayor
medida
apoyan
a
los
sectores
que
más
lo
requieren,
y
son
muy
importantes
para
las
clases
obreras
y
de
trabajadores.
Hay
dos
clases
sociales
que
reciben
una
inversión
por
habitante
superior
a
de
la
media:
los
hogares
de
inacBvos
(por
las
pensiones,
principalmente)
y
los
hogares
de
medianos
empresarios
y
expertos.
Los
resultados
según
el
ciclo
de
edad
de
las
personas
muestran
que
la
inversión
social
no
se
distribuye
de
manera
sistemáBca
en
contra
de
los
sectores
que,
en
principio,
pueden
catalogarse
como
“débiles”.
18
En
el
período
comprendido
entre
julio
de
2008
y
julio
de
2009,
en
el
cual
la
economía
costarricense
experimentó
con
mayor
intensidad
la
crisis
financiera
internacional,
se
perdieron
canBdades
similares
de
empleos
en
las
acBvidades
producBvas
no
tradicionales
(10.241),
que
el
Informe
Estado
de
la
Nación
agrupa
bajo
el
ntulo
de
“nueva
economía”,
y
en
las
acBvidades
producBvas
tradicionales
(8.151),
reunidas
en
la
categoría
de
“vieja
economía”.
Si
bien
estas
cifras
son
parecidas,
las
repercusiones
sociales
de
la
crisis
han
sido
disBntas
para
cada
uno
de
estos
grupos,
en
virtud
de
las
diferencias
que
existen
en
las
caracterísBcas
y
en
la
composición
de
sus
ocupados.
Si
se
analiza
la
composición
porcentual
de
los
ocupados
al
interior
de
cada
Bpo
de
economía,
es
posible
observar
que
las
categorías
de
los
obreros
y
los
pequeños
propietarios,
en
conjunto,
representan
el
81,4%
en
la
“vieja
economía”.
En
la
“nueva
economía”,
por
el
contrario,
estas
dos
categorías
Benen
una
importancia
menor
(59,4%).
19
El
carácter
permanente
de
buena
parte
del
gasto
que
efectuó
el
Gobierno
en
el
2009,
plantea
interrogantes
acerca
de
la
jusBficación
de
una
políBca
fiscal
centrada
en
la
crisis,
sobre
todo
si
se
considera
que
el
gasto
en
remuneraciones
ha
sido
históricamente
sensible
a
los
años
electorales.
Con
excepción
de
la
administración
Figueres
Olsen,
este
rubro
de
gastos
se
ha
incrementado
al
cierre
y
al
inicio
de
cada
período
de
gobierno.
Pese
a
que
la
economía
viene
mostrando
signos
de
recuperación,
y
ello
conduce
a
que
mejoren
los
ingresos
del
Gobierno,
esto
no
será
suficiente
para
enfrentar
el
crecimiento
inercial
de
los
egresos
en
rubros
como
salarios
y
pensiones,
que
en
virtud
de
su
histórica
inflexibilidad
a
la
baja
se
convierten
en
“disparadores”
del
gasto.
Esta
situación
ha
empezado
a
reflejarse
en
un
progresivo
deterioro
del
superávit
primario
y
del
déficit
financiero
del
Gobierno
Central.
20
El
efecto
de
la
crisis
fue
mayor
para
la
mano
de
obra
menos
calificada,
específicamente
para
los
obreros
industriales.
La
crisis
golpeó
sobre
todo
a
la
mano
de
obra
menos
calificada
y
a
los
trabajadores
con
edades
menores
de
18
años
y
superiores
a
59.
Sin
embargo,
el
Gobierno
benefició
en
parBcular
a
las
clases
intermedias,
un
sector
en
el
que
más
bien
aumentaron
los
empleos
y
el
crecimiento
de
los
salarios
reales
fue
mayor.
Casi
el
40%
de
las
nuevas
contrataciones
que
se
dieron
en
esta
categoría
provino
del
sector
público.
Uno
se
come
la
piña
y
a
otro
le
duele
la
panza.
21
La
situación
de
los
ingresos
tributarios
contrasta
con
el
dinamismo
que
mostraron
los
gastos
públicos
en
el
2009.
Los
egresos,
sin
considerar
intereses,
aumentaron
1,8
puntos
porcentuales
del
producto
interno
bruto,
provenientes
en
un
64,4%
del
rubro
de
remuneraciones,
que
se
incrementó
en
1,2
puntos
porcentuales
del
PIB
y
representó
el
43,3%
del
total
de
los
gastos
sin
intereses
de
Gobierno
Central.
La
importante
redcción
de
la
deuda
publica
y
su
servicio
generaron
holgura
fiscal,
pero
tenderá
a
reducirse.
La
políBca
fiscal
expansiva
del
2009
estuvo
asociada
principalmente
a
un
mayor
gasto
de
Bpo
permanente.
Así
lo
corroboran,
como
ya
he
comentado,
las
acBvas
contrataciones
laborales
y
los
diversos
ajustes
en
las
escalas
salariales
que
se
dieron
en
el
sector
público.
Por
el
contrario,
los
gastos
de
capital
registraron
una
parBcipación
menor
‐con
respecto
a
los
dos
años
previos‐
en
el
aumento
que
experimentaron
los
gastos
totales
sin
intereses
en
el
2009.
También
las
transferencias
sociales,
entre
las
que
se
contabilizan
el
programa
“Avancemos”
y
las
pensiones
del
régimen
no
contribuBvo,
se
vieron
menos
beneficiadas
si
se
comparan
con
lo
observado
en
2008.
Ojo
con
el
gasto
estrujado
en
compras.
22
Tuvimos
una
agresiva
políBca
exterior.
Se
buscó
la
ampliación
de
la
frontera
comercial
y
diplomáBca
en
zonas
estratégicas
para
diversificar
los
riesgos,
evitar
la
dependencia
de
pocos
mercados
y
lograr
que
Costa
Rica
emerja
como
un
actor
internacional
con
cierta
influencia.
Hacia
Centroamérica
el
desempeño
no
fue
sobresaliente,
por
falta
de
una
estrategia
clara
de
políBca
exterior
hacia
la
región.
El
comercio
con
CA
Bene
un
potencial
anBcrisis
muy
importante.
23
Otro
asunto
que
se
debe
revaluar
es
el
de
los
niveles
de
ingreso
y
desempleo
de
la
población,
que
variaron
de
modos
muy
disBntos
para
los
hogares
según
su
distribución
por
deciles.
Los
cambios
fueron
mayores
en
los
extremos.
Los
ingresos
promedio
de
los
hogares
del
primer
decil
experimentaron
una
severa
caída,
de
‐6,9%,
mientras
que
en
los
hogares
más
ricos,
es
decir,
en
el
décimo
decil
se
incrementaron
de
manera
notable,
en
un
11,6%.
24
El
año
2009
arrojó
resultados
dispares
en
el
acceso
a
ingresos
para
tener
una
vida
digna,
con
mejoras
en
indicadores
de
ingresos
reales
e
inversión
social,
pero
con
retrocesos
en
el
mercado
de
trabajo,
la
pobreza
y
la
desigualdad
en
la
distribución
de
los
ingresos.
Las
cifras
de
desempleo
mostraron
una
desmejora
importante
en
el
2009.
Las
mujeres
fueron
las
más
perjudicadas.
Por
efecto
de
la
baja
inflación
que
se
registró
durante
el
2009,
situación
que
no
fue
prevista
en
las
políBcas
de
fijación
de
salarios
mínimos
para
ese
año,
se
revirBó
el
estancamiento
que
mostraba
el
índice
de
salarios
mínimos
reales
desde
1999,
al
crecer
4,5
puntos
porcentuales,
la
cifra
más
alta
desde
1987.
Los
ocupados
vieron
incrementado
su
ingreso
promedio
real
en
un
7%,
muy
superior
al
2,5%
del
año
anterior.
Mientras
el
ingreso
promedio
en
el
sector
formal
aumentó
7,5%
en
términos
reales,
el
de
los
ocupados
agropecuarios
lo
hizo
en
2,1%,
y
el
de
los
ocupados
informales
cayó
en
‐0,1%.
Así
se
defendió
el
consumo,
elemento
que
como
dijimos
permiBó
aminorar
el
efecto
de
la
crisis.
25
El
esBlo
de
desarrollo
de
Costa
Rica
Bene
debilidades,
como
se
ha
venido
señalando.
En
este
informe
se
incorporan
nuevos
estudios
y
precisiones.
26
En
la
úlBma
década,
el
dinamismo
que
han
experimentado
las
acBvidades
de
alto
contenido
tecnológico
y
los
servicios
empresariales
internacionales,
ha
favorecido
la
demanda
por
mano
de
obra
con
mayor
nivel
educaBvo
y
más
destrezas
en
la
“nueva
economía”,
con
predominio
de
jóvenes
calificados.
La
escolaridad
de
los
ocupados
en
la
“nueva
economía”
es
de
9
años
(promedio
de
la
úlBma
década),
casi
2,5
años
superior
a
la
de
los
ocupados
en
la
“vieja
economía”.
El
cuadro
muestra
que
en
todas
las
categorías
laborales,
con
excepción
de
los
obreros
agrícolas,
existen
disparidades
entre
ambas
economías
en
los
años
de
educación
formal.
Un
resultado
que
va
más
allá
de
las
dos
economías
bajo
análisis
es
la
notable
diferencia
de
escolaridad
que
se
observa
entre
los
obreros
agrícolas
y
los
medianos
empresarios
y
expertos.
En
este
caso
la
brecha
es
de
casi
diez
años
de
educación
formal,
en
promedio.
27
Como
puede
observarse
en
el
gráfico,
año
a
año
entran
al
esfuerzo
exportador
poco
menos
de
mil
empresas
(línea
azul),
pero
también
sale
del
mercado
una
canBdad
semejante
(línea
en
color
vino).
Las
que
permanecen
exportando
en
el
largo
plazo
consBtuyen
un
núcleo
que
concentra
muy
mayoritariamente
la
exportación.
Son
compañías
que
Benden
a
crecer
en
tamaño
y
en
volúmenes
de
exportación.
De
2.403
empresas
que
exisnan
en
1998,
sobreviven
732.
El
reto
es
incorporar
y
mantener
en
el
esfuerzo
exportador
a
pequeñas
y
medianas
empresas.
La
trasferencia
tecnológica
y
la
asociaBvidad
son
elementos
clalve
para
resolver
este
asunto.
28
La
dualidad
monetaria
plantea
retos
para
la
políBca
monetaria.
El
uso
de
instrumentos
de
políBca
monetaria
orientados
únicamente
hacia
el
control
de
los
colones,
reduce
su
efecBvidad
para
mantener
baja
la
inflación
y
controlar
el
Bpo
de
cambio.
Opciones
uBlizadas
en
países,
como:
Impuestos
a
las
transacciones
Encajes
diferenciados
Provisiones
para
los
créditos
de
deudores
expuestos
a
riesgo
cambiario
Desarrollo
de
mercados
de
deuda
en
moneda
nacional
Restricciones
para
el
ingreso
de
capitales
Tendría
que
ser
consideradas
en
la
políBca
cambiaria.
29
En
este
Informe
se
ha
podido
avanzar
en
invesBgaciones
específicas
para
evaluar
el
principio
de
jusBcia
cumplida.
Una
de
ellas
explora
el
grado
de
cumplimiento
de
las
sentencias
de
la
Sala
ConsBtucional.
El
resultado
es
preocupante.
El
grado
de
cumplimiento
de
las
sentencias
es,
en
general,
bastante
bajo.
Pero
existen
importantes
diferencias
cuando
se
evalúa
en
detalle
el
comportamiento,
según
sea
la
insBtución
recurrida
o
el
plazo
de
la
orden.
Con
respecto
a
los
plazos,
más
del
80%
de
las
sentencias
se
cumple
cuando
la
orden
emiBda
por
la
Sala
es
de
acatamiento
inmediato.
Los
promedios
ocultan,
sin
embargo,
importantes
diferencias,
que
quedan
al
descubierto
cuando
se
analiza
el
comportamiento
por
insBtuciones.
Solo
la
Caja
Costarricense
Seguro
Social
y
el
Poder
Judicial
muestran
niveles
de
acatamiento
superiores
al
50%,
mientras
que
el
Ministerio
de
Educación
Pública
(la
enBdad
más
recurrida),
el
Ministerio
de
Obras
Públicas
y
Transportes,
el
Minaet,
el
Ministerio
de
JusBcia
y
los
sujetos
de
derecho
privado
Benen
un
muy
bajo
cumplimiento.
30
Durante
los
úlBmos
años,
las
autoridades
priorizaron
la
acBvidad
producBva
por
encima
de
la
protección
ambiental.
Acciones
contradictorias
y
débiles
del
Estado
han
vulnerado
recursos
clave.
Un
ejemplo
de
esta
situación
es
la
reciente
“intervención”
de
la
Setena.
Desde
diciembre
del
2006,
esa
Secretaría
ha
sido
objeto
de
un
“proceso
de
agilización”
coordinado,
no
por
el
Minaet,
sino
por
el
Ministerio
de
CompeBBvidad;
representantes
de
la
IniciaBva
Paz
con
la
Naturaleza
han
criBcado
el
debilitamiento
de
esta
enBdad
y
pretensión
de
converBrla
en
una
instancia
de
mero
trámite
rápido,
para
la
obtención
y
aprobación
aceleradas
de
las
evaluaciones
de
impacto
ambiental.
Hay
más:
existe
un
débil
control
de
la
contaminación
generada
por
la
acBvidad
piñera.
El
Minaet
apenas
Bene
un
12%
de
cumplimiento
de
resoluciones
(Sala
ConsBtucional).
Pero
la
preocupación
más
reciente
es
que
la
competencia
por
la
Berra
se
ha
trasladado
a
las
áreas
protegidas:
la
gesBón
y
resguardo
del
patrimonio
natural
enfrenta
nuevos
conflictos
(en
el
año
2009
se
registraron
15
situaciones
conflicBvas
por
el
uso
del
patrimonio
territorial).
31
El
uso
del
territorio
para
acBvidades
de
minería
a
cielo
abierto
se
ha
tornado
un
ejemplo
de
fronteras
conflicBvas
entre
la
protección
y
la
acBvidad
producBva.
Los
territorios
con
potencial
de
poseer
yacimientos
de
minerales
metálicos
se
traslapan
en
un
60%
con
áreas
de
bosque
natural,
en
un
90%
con
las
áreas
silvestres
protegidas,
reservas
indígenas
y
corredores
biológicos,
y
un
60%
se
localiza
sobre
áreas
de
recarga
acuífera
de
diverso
potencial.
En
la
actualidad
hay
40
expedientes
de
exploración
minera
acBvos;
23
Benen
permisos
otorgados
pero
están
suspendidos
por
la
moratoria
decretada
recientemente
y
17
se
encuentran
en
trámite.
Tres
de
ellos
se
ubican
en
territorios
de
reservas
indígenas.
32
La
elaboración
e
impulso
de
políBcas
de
ordenamiento
territorial
es
uno
de
los
desaCos
más
claros
y
urgentes
que
Bene
Costa
Rica.
Esta
tarea
encuentra,
sin
embargo,
un
complejo
marco
para
impulsar
políBcas
claras
en
esa
dirección.
No
hay
un
marco
legal
adecuado,
que
permita
idenBficar
atribuciones
claras.
Al
menos
treinta
enBdades
públicas
y
unas
setenta
normas
ejecutan
funciones,
regulan
y
administran,
de
forma
directa
o
indirecta,
total
o
parcial
el
ordenamiento
del
territorio
nacional.
En
otros
informes
hemos
señalado
que
un
obstáculo
mayor,
si
no
el
mayor,
es
la
incapacidad
de
la
insBtucionalidad
costarricense
y
su
sistema
políBco,
para
adaptarse
a
los
cambios
y
necesidades
del
entorno.
Al
comparar
la
legislación
aprobada
(oferta)
con
la
agenda
potencial
(demanda),
se
constata
que
entre
ellas
existe
una
brecha
considerable.
Entre
2009
y
2010,
el
75%
de
la
legislación
que
aprobó
el
Congreso
no
concordó
con
la
agenda
de
temas
prioritarios
señalados
por
los
principales
formadores
de
opinión,
y
solo
en
el
restante
33%
hubo
coincidencia
entre
ambas
agendas.
Ello
indica
que
las
leyes
que
se
están
produciendo
parecieran
no
adecuarse
a
las
necesidades
más
apremiantes
idenBficadas
en
el
país.
34
Y
a
estas
debilidades
se
agregan
tres
desaCos
el
cambio
demográfico,
el
envejecimiento
de
la
población
y
el
aprovechamiento
del
llamado
bono
demográfico.
Se
trata
de
no
dejar
pasar
la
oportunidad
para
reconverBr
la
vieja
economía.
El
segundo
desaCo
llama
a
modificar
nuestros
patrones
insostenibles
de
consumo,
especialmente
en
lo
que
concierne
a
la
huella
de
carbono
y
la
dependencia
energéBca
de
combusBbles
fósiles,
en
un
contexto
de
estancamiento
de
la
construcción
de
hidroeléctricas.
Y
en
tercer
lugar
enfrentamos
un
entorno
internacional
que
impone
amenazas:
narcotráfico,
extorsión,
negocios
ilícitos.
La
falta
de
atención
a
la
exclusión
social
y
la
desigualdad
genera
condiciones
propicias
para
el
incremento
de
la
delincuencia
y
al
mismo
Bempo,
la
precariedad
de
los
estados
de
derecho
en
Centroamérica
crea
un
escenario
de
inestabilidad
políBca.
Ilustremos algunos detalles de estos desaCos:
35
En
materia
de
cambio
demográfico,
el
gráfico
muestra
la
variación
de
la
composición
de
la
población
por
edades.
La
población
nacional
se
estabilizará
en
alrededor
de
seis
millones
de
personas,
crecerá
el
peso
de
la
población
mayor
y
se
reducirá
el
de
la
población
menor.
Esto
abre
una
oportunidad
para
reconverBr
lo
que
denominamos
“la
vieja
economía”.
36
En
materia
ambiental,
Costa
Rica
manBene
patrones
inadecuados
de
uso
de
sus
recursos
naturales
y
presiones
sobre
el
territorio
que
comprometen
la
sostenibilidad.
Según
la
el
indicador
de
la
huella
ecológica,
en
el
2009
el
país
mostraba
una
deuda
ecológica:
con
el
ritmo
prevaleciente
de
uso
de
los
recursos
naturales,
cada
costarricense
requería
un
12%
más
del
territorio
disponible
para
saBsfacer
su
consumo.
Esto
es
lo
que
se
conoce
como
biocapacidad.
37
Por
otro
lado,
el
país
no
logra
reducir
la
dependencia
de
agroquímicos
y
esta
crece
en
un
área
de
culBvo
que
se
manBene
estable.
Algunos
sectores
han
realizado
esfuerzos
de
cerBficación
y
transformación
de
sus
prácBcas
producBvas,
cuyo
impacto
para
una
agricultura
más
amigable
con
el
ambiente
deberá
analizarse
en
los
próximos
años.
Una
noBcia
posiBva
es
que
la
cobertura
de
agua
potable
mejoró,
de
83,4%
a
87,3%
de
la
población,
en
el
2009.
Más
del
60%
del
agua
para
consumo
humano
y
más
del
36%
de
la
de
uso
industrial
se
obBene
de
fuentes
subterráneas.
Pero
el
estado
de
los
acuíferos
se
desconoce
en
gran
medida.
Además,
la
débil
infraestructura
de
saneamiento
pone
en
riesgo
las
fuentes
de
agua.
La
cobertura
de
alcantarillado
sanitario
es
de
solo
un
25,6%
de
la
población;
el
70,9%
posee
tanque
sépBco.
En
consecuencia,
el
96%
de
las
aguas
residuales
urbanas
recolectadas
por
los
alcantarillados
sanitarios
desemboca
en
los
ríos,
sin
ningún
tratamiento.
El
mapa
muestra
zonas
de
alta
vulnerabilidad,
precisamente
donde
se
ubican
acuíferos
de
los
que
depende
el
consumo
de
agua
de
una
cuarta
parte
de
la
población
nacional,
como
son
los
de
Colima
y
Barva,
actualmente
en
alto
riesgo
de
contaminación.
En
el
ámbito
energéBco,
tres
cuartas
partes
de
toda
la
energía
uBlizada
en
el
país
provienen
de
hidrocarburos
importados,
y
más
de
la
mitad
de
la
energía
comercial
corresponde
al
sector
transporte.
La
huella
de
carbono
derivada
de
ese
uso
creció
en
un
177%
entre
1965
y
2009.
en
el
úlBmo
año,
el
consumo
de
hidrocarburos,
aportó
el
70,6%
de
la
huella
de
carbono
y
el
sector
transporte
fue
responsable
de
alrededor
del
84,3%
de
las
emisiones
asociadas
a
ese
consumo.
40
Aunque
Costa
Rica
manBene
una
generación
eléctrica
basada
principalmente
en
fuentes
limpias
(un
94%),
el
73,6%
del
total
de
la
energía
secundaria
que
se
uBliza
proviene
de
hidrocarburos,
y
el
diésel
representa
un
30,9%,
lo
que
lo
convierte
en
la
fuente
energéBca
más
usada
en
el
país.
El
sector
transporte
es
el
mayor
consumidor
de
la
energía
secundaria
total
(57,8%
en
el
2009).
Este
patrón
hizo
que
en
los
úlBmos
tres
años
se
presentara
un
repunte
en
el
indicador
de
intensidad
energéBca,
es
decir,
una
menor
eficiencia
en
el
uso
de
la
energía.
El
abastecimiento
y
uso
sostenible
de
la
energía
es
un
problema
estratégico
para
el
desarrollo
de
Costa
Rica,
con
severas
implicaciones
económicas,
ambientales
y
sociales.
Este
Decimosexto
Informe
presenta
una
contribución
especial
que
analiza
opciones
en
cuanto
al
uso
de
la
energía
que,
concentradas
en
el
corto
plazo.
Esta
enfaBza
algunos
aspectos
no
destacados
en
la
muy
sesuda
políBca
energéBca
nacional,
de
largo
plazo,
presentada
por
el
gobierno:
estas
son
la
eficiencia
en
el
uso
y
opciones
para
trasporte.
Las
acciones
idenBficadas
apuntan
a
mejorar
la
red
vial,
y
a
impulsar
el
desarrollo
de
una
buena
oferta
de
transporte
moderno,
eléctrico
y
autosuficiente.
Entorno
internacional
impone
amenazas:
narcotráfico,
extorsión,
negocios
ilícitos.
La
no
atención
a
la
exclusión
social
y
desigualdad
genera
condiciones
propicias
para
la
delincuencia.
A
su
vez,
la
precariedad
de
los
Estados
de
derecho
en
Centroamérica
crea
un
escenario
de
inestabilidad
políBca.
Siguió
aumentando
la
tasa
de
homicidios,
que
en
el
2009
alcanzó
la
cifra
de
11,8
por
cien
mil
habitantes,
lo
mismo
que
la
tasa
delitos
contra
la
propiedad,
con
1.794
por
cien
mil
habitantes
(263
puntos
porcentuales
más
que
en
2008).
43
Estas
debilidades
y
desaCos
Benen
la
capacidad
de
comprometer,
en
el
mediano
y
largo
plazo,
la
senda
de
progreso
en
desarrollo
humano
e,
incluso,
reverBrla.
44
Nuestro
sistema
políBco
manBene
débiles
fundamentos,
frente
a
un
significaBvo
descontento
ciudadano,
una
baja
calidad
de
la
representación
y
la
deliberación
políBcas,
y
notables
brechas
entre
la
promesa
democráBca
y
la
“capacidad
de
hacer”
del
Estado.
A
esto
se
une
un
contexto
internacional
imprevisible,
que
no
parece
ser
favorable.
Una
nueva
recesión
internacional
encontraría
al
país
con
un
margen
de
maniobra
mucho
más
estrecho.
Costa
Rica
aún
enfrenta
problemas
insBtucionales,
para
ejecutar
acciones
de
políBca
pública
que
acrecienten
el
desarrollo
humano
de
la
población.
El
desaCo
sigue:
mejorar
la
capacidad
de
adaptar
las
insBtuciones,
la
operaBvidad
insBtucional
y
la
efecBvidad
en
la
acción
del
Gobierno.
45
Esta
nuestra
experiencia
del
Estado
de
la
Nación,
como
pudieron
seguir
en
este
repaso
de
asuntos
relevantes,
ilustra
cómo
los
mecanismos
de
peBción
y
rendición
de
cuentas
contribuyen
a
la
gesBón
del
desarrollo
humano,
pues
señalan
desaCos
y
fortalecen
la
definición
de
metas
y
prioridades
de
la
acción
pública.
Los
Informes
no
Benen
carácter
vinculante,
pues
ni
siquiera
son
oficiales.
Sin
embargo,
por
la
legiBmidad
que
han
logrado,
los
temas
y
problemas
que
exponen
ante
la
opinión
pública
son
recibidos
como
planteamientos
sustentados
y
creíbles.
Todos
recordamos
llamadas
de
atención
apremiantes
sobre
desaCos
nacionales
que
tarde
o
temprano
se
han
reconocido
y,
en
ocasiones,
enfrentado.
Esto
ha
sido
arduo
y
complejo,
especialmente
en
estos
años
de
mayor
incerBdumbre
que
ha
tensionado
los
saberes,
las
certezas
y,
por
supuesto,
los
pronósBcos.
Esperamos
que
también
haya
resultado
úBl
para
nuestra
sociedad.
Costa
Rica
navega
por
aguas
procelosas.
El
Decimosexto
Informe
Estado
de
la
Nación,
más
que
a
discuBr
posibles
escenarios,
llama
a
fortalecer
las
capacidades
de
la
sociedad
costarricense
para
enfrentar
un
contexto
internacional
incierto
y
a
ratos
hosBl,
para
corregir
debilidades
ya
conocidas
y
actuar
de
manera
efecBva
sobre
los
nuevos
desaCos
estratégicos.
Esta
segunda
década
del
siglo
XXI
será
clave
para
enfrentar
las
debilidades
estratégicas
del
esBlo
de
desarrollo.
Buenas noches.