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“PLANEACIÓN DE VIDA Y CARRERA”.

Ensayo Capitulo 1 y 2.

Por: Edgar Modesto Barrera.

Nos podemos identificar dentro de los contornos, ya que el hombre de ahora esta en constante
cambio, esto nos ha demandado estar alerta ante los problemas que se nos presentar a diario y vivir
en un continuo reto en la búsqueda de nuestro centro tanto interior como exterior. Esta necesidad
de buscar nuestro centro proveniente de la continua actualización sin dejar turno alguno a la
disposición de padre, profesional, artista, hombre político, religioso o educador…, nos obliga a
maniobrar el tiempo en aislarnos y reflexionar sobre la propia vida.

Entre esta actualización y cambio se encuentra también la familia del siglo XX, ya que se a
contribuido a la lucha y liberación femenina por una igualdad de derechos y obligaciones en el
hogar, trabajo y en la sociedad modificando con ello el rol del padre dentro de la familia. Generado
al mismo tiempo que las familias del siglo XX cambien la forma de educación hacia los procedentes
centralmente en la estabilidad, consistencia y congruencia de los valores.

Así mismo las empresas están involucradas con el cambio, favoreciendo la enajenación social,
formando un engranaje más de la maquinaria económica y productiva al hombre combinado con las
empresas.

Exhortándonos a estar preparados y adaptar a las organizaciones para el cambio, exigiendo al


hombre un antecedente firme para enfrentarse con éxito a tales situaciones de cambio.
Asumiendo esto las organizaciones pretenden unir sus intereses con los individuales para crear un
ambiente sinérgico.

El cambio individual, familiar e institucional nos lleva a formar el miedo a perder nuestra propia
identidad y sentido de vida, dejando de vivir satisfacciones y dejarnos llevar por caracteres
exteriores, económicos, sociales y de estatus.
Originando diversas corrientes hacia el autoconocimiento, meditación e integración mente-cuerpo,
ofreciéndonos un énfasis en el aprendizaje experiencial que conlleva una educación liberadora y
una visión optimista del ser humano.

De esta corriente humanista y de redescubrimiento brota la planeación de vida y carrera, como se


forja íntimamente en el escrito, se sostiene que la planeación no es sino un criterio de vida y la
carrera a la trayectoria vital de nuestro trabajo. Y estos estudios son las herramientas básicas para
iniciar nuestra carrera. Entonces, “La vocación y carrera de cada quien es una aventura y un
proceso de realización personal, profesional y social”.

De los enfoques del cambio, desarrollo, crecimiento y autorrealización nos surgen conceptos como
vitalidad; como la fuerza que no solo nos mantiene vivos, sino que también en constante
crecimiento de nuestras potencialidades.

El conocimiento de uno mismo tiende a ser un conocimiento objetivo y realista de como me percibo
a mi mismo, a partir del cual puedo construir mayores posibilidades de crecimiento, creatividad y
gozo, para mi y para los que me envuelven.

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Para que seamos personas vitales debemos recapacitar también en la importancia de la energía,
basada en una buena salud del organismo humano tanto físicamente, fisiológicamente,
psicológicamente y espiritualmente, es decir, un equilibrio entre vida y trabajo. Por lo tanto una
persona vital es aquella que tiene la capacidad y actitud de aprender.

Si una persona entonces quiere ser vital, trata de aprender de cualquier experiencia podría ser una
insignificante o hasta una trascendente, aquella persona que tiene por objetivo adquirir algún
beneficio de cualquier experiencia se le puede llamar sabia.
Encontramos que el conocimiento solo es el conjunto de fundamentos de una persona, erudito y
sabiduría es la capacidad de ser feliz a partid de las enseñanzas de la vida. Representando esto
como un aprendizaje significativo.

Por lo tanto decimos que hubo aprendizaje significativo si una persona muestra nuevas conductas,
una de las características para adquirirlo es contemplar con simplicidad, humildad y sencillez los
fenómenos de la naturaleza.

Varios han expresado que el cambio es una determinante de supervivencia, pero para nosotros es
un signo de vitalidad, refiriéndonos al cambio evolutivo a partir del cual se presenta un crecimiento
y madurez, en donde debemos clasificar los valores; cuestionando, analizando, rechazando,
adoptando o confirmando nuestros valores.

Además de todo esto hay que entender que el trabajo es un fenómeno liberador, actualizador y
trascendente para nosotros, así como una expresión creativa de nuestras fuerzas afirmando
concientemente nuestra relación con el mundo y semejantes, con esto podemos decir entonces que
el trabajo es un lanzamiento y orientación de nuestra energía vital, física, emocional y mental.

Todo esto nos sitúa en una posición capaz para la planificación de vida y carrera,
fundamentalmente para la conjetura de los objetivos vitales y profesionales, los cuales se deben
trasforman en resultados en los que debemos tener un pleno control.

Para poder cubrir la planeación de vida y carrera hay varias áreas que debemos destacar, en primer
lugar tenemos la planificación de vida en un ámbito estrictamente personal, el dialogo con uno
mismo, para su prolongación tiene que haber un dialogo familiar en el que hay una mayor
importancia, ya que esta es una prolongación de uno mismo, al mismo tiempo el trabajo entra en
uno de los campos trascendentes para la persona formando una capacidad de influencia social, y
por ultimo pero menos importante frente al mundo de la naturaleza, esto para averiguar que tan
sana está mi vida en relación a esta.

El crecimiento personal es el cambio conductual adquirido del aprovechamiento de las experiencias


e información conseguida, de los cuales pueden ser físico, espiritual, psicológico, personal;
liderazgo. Conocimientos, habilidades y aprendizaje. Ante este crecimiento existen una disminución
a la cual atendemos como obsolescencia, el no estar al día en los cambios, y la vejez que muchas de
las veces es solo excusa y para combatir a estos se requiere como ya antes lo alistamos de un cambio
y adaptación ante un mudo versátil.

Este mundo versátil despliega fácilmente a que la persona ingrese en un estado de crisis y en sus
características más destacadas se encuentran el aburrimiento, la vejez biológica, obsolescencia,
cambio de motivación de valores, de vida familiar, miedo a crecer o envejecer y una aparente
reducción del potencial del trabajo.

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Para esto tenemos que mantener un equilibrio vital, desarrollando el conocimiento de uno mismo y
descubriendo las principales fuerzas, que para construir este equilibrio se requiere un compromiso
total para asegurar la vida en plenitud.; dimensionando al ser en seis facetas, el yo privado, familiar,
social, físico, laboral y el yo espiritual.

El yo privado es la capacidad de autoconocimiento, donde se construyen los sentimientos de


aprecio, afecto, auto confianza, fortaleza, seguridad personal, entre otros, los cuales son
proyectados por la persona en función a los percibidos en nuestra educación inicial. Y ya que el
hombre tiene la necesidad de pertenencia busca un lugar seguro, con afecto y refugio, y
encontrándolo en el núcleo familiar en donde se dan lazos de sangre y lealtad, aquí se facilita el
intercambio amoroso, afecto de manera cotidiana y permanente, dando por consecuencia el Yo
familiar.

Y para el yo social al igual que en el familiar el hombre busca una expansión de sí mismo, las
amistades y relaciones grupales propician trascendencia a la persona favoreciendo al incremento
político, cultural recreativo y de nuevas lealtades.

Para el Yo físico es una percepción de mi mismo ante los demás, ya que de el captamos al mundo
exterior y al mismo tiempo manifestamos nuestras emociones, por eso debemos tener un equilibrio
vital, una imagen positiva y realista de nosotros mismos.

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