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EXAMEN FINAL EPIS III

TEMA: RECORRIDO DE LA UNIDAD UNO: CONCEPTO Y


CARACTERÍSTICAS DE LA HISTERIA Y CASO DORA.

En “Estudios sobre la Histeria”, Freud conceptualiza que el curso


típico de una histeria se produce en un estado hipnoide donde se
forma un grupo de representaciones intensificadas, que por
inervación somática, se traducen en síntomas duraderos para
desaparecer por un tiempo, pero dejando restos que retornan en
ataques histéricos, regresando así al sujeto a los estados hipnoides y
dejándolo susceptible para presentar nuevos traumas, de ésta
manera se logra un equilibrio patológico, en donde la vida normal y el
ataque caminan de forma paralela sin influirse entre sí. La disposición
histérica tendría una tendencia a la disociación temporaria del
contenido de la conciencia y a la separación de complejos
ideacionales que no están asociativamente conectados. El contenido
invariable y esencial de un ataque histérico es el retorno de un estado
psicológico que ya se ha vivido (recuerdo). Este recuerdo es
inconsciente, si se hace consciente se elimina su capacidad de
producir ataques. Se vuelven inconscientes si se quieren olvidar,
inhibir o suprimir una intención o si se recibió una impresión durante
un estado extraordinario. El método psicoterapéutico anula la eficacia
de la representación no descargada por reacción, dando salida por
medio de la expresión verbal al afecto que estaba estancado,
haciéndolo consciente (a través de la hipnosis o sugestión (y
favoreciendo la conexión asociativa.
Luego en “las neuropsicosis de defensa” nos habla sobre la
etiología específica de la histeria. En 1894 clasifica dentro de las
neuropsicosis de defensa a la histeria, a las representaciones
obsesivas y a la locura alucinatoria. La causa de la histeria es un
suceso relacionado con la vida sexual que se hace patógeno por la
represión de un afecto penoso y que se da en la temprana infancia
(antes de la pubertad). La escisión de conciencia no es primaria, es
en realidad producto de la consecuencia de un acto voluntario del
enfermo. No sostiene que el enfermo se proponga producir un estado
de escisión de la conciencia, sino que su propósito es otro pero no lo
logra genera esa escisión. Esos pacientes gozaron de salud psíquica
hasta el momento en que sobrevino un caso de inconciabilidad en su
vida de representaciones, hasta que se presentó a su yo una vivencia,
una representación que despertó un afecto tan penoso que la persona
decidió olvidar. La solución es convertir la representación intima en
una débil, arrancarle el afecto. La representación inconciliable se
vuelve inocua transponiendo a lo corporal la suma de excitación.
CONVERSIÖN que puede ser total o parcial y que sobrevendrá en la
inervación motriz o sensorial que mantenga un nexo con la vivencia
traumática.
Ya en el texto “La etiología de la histeria” define a la misma
como el efecto retardado de larga permanencia de la emoción que
una vez sobrevino. Los síntomas de la histeria derivan su
determinismo de vivencias de eficacia traumática. La terapia consta
de orientar la atención del enfermo desde el síntoma hasta la escena
en la cual se engendró y a raíz de la reproducción de la escena
traumática, se rectifica el efecto retardado del decurso psíquico. La
escena para ser traumática debe cumplir dos condiciones: que posea
la pertinente idoneidad determinadora y fuerza traumática.
Las escenas traumáticas no forman nexos simples sino
ramificados a modo de un árbol genealógico, pues a raíz de cada de
cada vivencia entran en rigor dos o más vivencias tempranas. Ningún
síntoma histérico puede surgir de una vivencia real sola, sino que
todas las veces el recuerdo de vivencias anteriores, despertado por
vías asociativas, coopera en la causación del síntoma. El
determinismo de los síntomas hay que buscarlos en escenas
anteriores de la niñez temprana, anterior al desarrollo de la vida
sexual. Las vivencias son escenas infantiles de contenido sexual que
son rememoradas como algo ajeno, inconciliable y que produce
disgusto, por lo que se tiende a querer olvidar y negar.
Esto último es lo que ya queda claro en el texto de “La
sexualidad en la etiología de la neurosis” en donde aclara que la
etiología de las psiconeurosis se sitúa siempre en lo sexual que los
sucesos que están en la base de toda psiconeurosis no corresponden
a la actualidad, sino a una época de la vida del remoto pasado, por
así decir prehistórica, de la primera infancia y por eso no son
consabidos para el enfermo, este los ha olvidado. A su vez, en este
texto hace la diferenciación entre neurastenia y las neurosis de
angustia. La neurastenia se deja reconducir siempre a un estado del
sistema nervioso como el que se adquiere por una masturbación
excesiva o el que engendran unas frecuentes poluciones y en las
neurosis de angustia generalmente se hallan unos influjos sexuales
que tienen en común el factor de la contención o la satisfacción
incompleta. Freud va a plantear una nueva comparación entre la
neurosis de angustia y la histeria. El punto en común en los dos
cuadros es que la sintomatología es corporal, en una es por
inervación somática, en la otra por una retención y la diferencia es
que mientras en la neurosis de angustia la excitación sexual es
puramente somática en la histeria es puramente psíquica, o sea que
la imposibilidad de descarga en la neurosis de angustia es por una
causa exterior concreta, mientras que en la histeria es una causa
interior, subjetiva.
En la causación de los síntomas neuróticos se pueden discernir
nexos que provienen de las llamadas fantasías histéricas. Las
fantasías, dice Freud en el texto “Las fantasías histéricas y su relación
con la bisexualidad” son cumplimientos de deseo engendrados por la
privación y la añoranza; llevan el nombre de sueños diurnos
complicados, desfigurados y mal entendidos por la instancia psíquica
conciente. De estas fantasías las hay inconcientes y concientes, y
cuando han devenido inconcientes pueden volverse también
patógenas, o sea, expresarse en síntomas y ataques.
La fantasía inconciente mantiene un vínculo muy importante en
la vida sexual de la persona, es idéntica a la fantasía que le sirvió
para su satisfacción sexual durante un período de masturbación. El
acto masturbatorio se componía en esa época de dos fragmentos: la
convocación de la fantasía y la operación activa de autosatisfacción.
Originariamente la acción era autoerótica pura destinada a ganar
placer de un determinado lugar del cuerpo, que llamamos erógeno.
Mas tarde esa acción se fusionó con una representación-deseo
tomada del círculo del amor de objeto y sirvió para realizar de una
manera parcial la situación en que aquella fantasía culminaba.
Cuando luego la persona renuncia a esta clase de satisfacción
masturbatoria y fantaseada, la fantasía misma, de conciente que era,
deviene inconsciente y si la persona permanece en la abstinencia y
no consigue sublimar su libido, desviar la excitación sexual hacia una
meta superior, está dad la condición para que la fantasía inconciente
se refresque, prolifere y se abra paso como síntoma patológico, al
menos en una parte de su contenido.
La técnica psicoanalítica, permite colegir desde los síntomas
estas fantasías inconcientes y luego hacer que vengan concientes al
enfermo. Y por este camino se ha descubierto que el contenido de las
fantasías inconcientes de los histéricos se corresponde en todos sus
puntos con las situaciones de satisfacción que los perversos llevan a
cabo con conciencia.
Conclusiones acerca de los síntomas histéricos:
• Son el símbolo anémico de ciertas vivencias traumáticas eficaces
• Son el sustituto, producido por conversión, del retorno asociativo
de esas vivencias traumáticas.
• Son las expresión de un cumplimiento de deseo
• Son la realización de una fantasía inconciente para cumplir un
deseo
• Son el retorno de una modalidad de la satisfacción sexual infantil
que fue reprimida
• Son un compromiso entre una moción libidinosa y una moción
represora, y pueden responder a una reunión de dos fantasías
libidinosas de carácter sexual contrapuesto.
• Son la expresión de una fantasía sexual inconciente masculina
por una parte y femenina, por la otra.
En el tratamiento psicoanalítico es muy importante estar
preparados para el significado bisexual de un síntoma; si un síntoma
permanece incólume por más que ya se hay resuelto uno de sus
significados sexuales, es que todavía se apoya en el significado
contrapuesto.
¿Son los síntomas de la histeria de origen psíquico o somático?
Todo síntoma histérico requiere de la contribución de las dos partes.
No puede producirse sin cierta solicitación (transacción) somática.
Pero no se produce más que una sola vez y está en el carácter del
síntoma histérico la capacidad de repetirse si no posee un significado
(valor, intencionalidad) psíquico, un sentido. El síntoma histérico no
trae consigo este sentido, sino que le es prestado. Los síntomas se
solucionan en la medida en que se explora su intencionalidad
psíquica. En todas las psiconeurosis los procesos psíquicos son
durante un buen trecho los mismos y sólo después entra en cuenta la
solicitación somática que procura a los procesos psíquicos
inconcientes una salida hacia lo corporal. Cuando este factor no se
presenta, el estado total será diverso de un síntoma histérico, pese a
lo cual es afín en cierta medida: tal vez una fobia o una idea obsesiva;
en suma un síntoma psíquico.
Los síntomas histéricos casi nunca se presentan mientras los
niños se masturban, sino sólo en la abstinencia; expresan un sustituto
de la satisfacción masturbatoria, que seguirá anhelándose en el
inconciente hasta el omento en que aparezca una satisfacción más
normal de alguna otra clase.

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