En “Estudios sobre la Histeria”, Freud conceptualiza que el curso
típico de una histeria se produce en un estado hipnoide donde se forma un grupo de representaciones intensificadas, que por inervación somática, se traducen en síntomas duraderos para desaparecer por un tiempo, pero dejando restos que retornan en ataques histéricos, regresando así al sujeto a los estados hipnoides y dejándolo susceptible para presentar nuevos traumas, de ésta manera se logra un equilibrio patológico, en donde la vida normal y el ataque caminan de forma paralela sin influirse entre sí. La disposición histérica tendría una tendencia a la disociación temporaria del contenido de la conciencia y a la separación de complejos ideacionales que no están asociativamente conectados. El contenido invariable y esencial de un ataque histérico es el retorno de un estado psicológico que ya se ha vivido (recuerdo). Este recuerdo es inconsciente, si se hace consciente se elimina su capacidad de producir ataques. Se vuelven inconscientes si se quieren olvidar, inhibir o suprimir una intención o si se recibió una impresión durante un estado extraordinario. El método psicoterapéutico anula la eficacia de la representación no descargada por reacción, dando salida por medio de la expresión verbal al afecto que estaba estancado, haciéndolo consciente (a través de la hipnosis o sugestión (y favoreciendo la conexión asociativa. Luego en “las neuropsicosis de defensa” nos habla sobre la etiología específica de la histeria. En 1894 clasifica dentro de las neuropsicosis de defensa a la histeria, a las representaciones obsesivas y a la locura alucinatoria. La causa de la histeria es un suceso relacionado con la vida sexual que se hace patógeno por la represión de un afecto penoso y que se da en la temprana infancia (antes de la pubertad). La escisión de conciencia no es primaria, es en realidad producto de la consecuencia de un acto voluntario del enfermo. No sostiene que el enfermo se proponga producir un estado de escisión de la conciencia, sino que su propósito es otro pero no lo logra genera esa escisión. Esos pacientes gozaron de salud psíquica hasta el momento en que sobrevino un caso de inconciabilidad en su vida de representaciones, hasta que se presentó a su yo una vivencia, una representación que despertó un afecto tan penoso que la persona decidió olvidar. La solución es convertir la representación intima en una débil, arrancarle el afecto. La representación inconciliable se vuelve inocua transponiendo a lo corporal la suma de excitación. CONVERSIÖN que puede ser total o parcial y que sobrevendrá en la inervación motriz o sensorial que mantenga un nexo con la vivencia traumática. Ya en el texto “La etiología de la histeria” define a la misma como el efecto retardado de larga permanencia de la emoción que una vez sobrevino. Los síntomas de la histeria derivan su determinismo de vivencias de eficacia traumática. La terapia consta de orientar la atención del enfermo desde el síntoma hasta la escena en la cual se engendró y a raíz de la reproducción de la escena traumática, se rectifica el efecto retardado del decurso psíquico. La escena para ser traumática debe cumplir dos condiciones: que posea la pertinente idoneidad determinadora y fuerza traumática. Las escenas traumáticas no forman nexos simples sino ramificados a modo de un árbol genealógico, pues a raíz de cada de cada vivencia entran en rigor dos o más vivencias tempranas. Ningún síntoma histérico puede surgir de una vivencia real sola, sino que todas las veces el recuerdo de vivencias anteriores, despertado por vías asociativas, coopera en la causación del síntoma. El determinismo de los síntomas hay que buscarlos en escenas anteriores de la niñez temprana, anterior al desarrollo de la vida sexual. Las vivencias son escenas infantiles de contenido sexual que son rememoradas como algo ajeno, inconciliable y que produce disgusto, por lo que se tiende a querer olvidar y negar. Esto último es lo que ya queda claro en el texto de “La sexualidad en la etiología de la neurosis” en donde aclara que la etiología de las psiconeurosis se sitúa siempre en lo sexual que los sucesos que están en la base de toda psiconeurosis no corresponden a la actualidad, sino a una época de la vida del remoto pasado, por así decir prehistórica, de la primera infancia y por eso no son consabidos para el enfermo, este los ha olvidado. A su vez, en este texto hace la diferenciación entre neurastenia y las neurosis de angustia. La neurastenia se deja reconducir siempre a un estado del sistema nervioso como el que se adquiere por una masturbación excesiva o el que engendran unas frecuentes poluciones y en las neurosis de angustia generalmente se hallan unos influjos sexuales que tienen en común el factor de la contención o la satisfacción incompleta. Freud va a plantear una nueva comparación entre la neurosis de angustia y la histeria. El punto en común en los dos cuadros es que la sintomatología es corporal, en una es por inervación somática, en la otra por una retención y la diferencia es que mientras en la neurosis de angustia la excitación sexual es puramente somática en la histeria es puramente psíquica, o sea que la imposibilidad de descarga en la neurosis de angustia es por una causa exterior concreta, mientras que en la histeria es una causa interior, subjetiva. En la causación de los síntomas neuróticos se pueden discernir nexos que provienen de las llamadas fantasías histéricas. Las fantasías, dice Freud en el texto “Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad” son cumplimientos de deseo engendrados por la privación y la añoranza; llevan el nombre de sueños diurnos complicados, desfigurados y mal entendidos por la instancia psíquica conciente. De estas fantasías las hay inconcientes y concientes, y cuando han devenido inconcientes pueden volverse también patógenas, o sea, expresarse en síntomas y ataques. La fantasía inconciente mantiene un vínculo muy importante en la vida sexual de la persona, es idéntica a la fantasía que le sirvió para su satisfacción sexual durante un período de masturbación. El acto masturbatorio se componía en esa época de dos fragmentos: la convocación de la fantasía y la operación activa de autosatisfacción. Originariamente la acción era autoerótica pura destinada a ganar placer de un determinado lugar del cuerpo, que llamamos erógeno. Mas tarde esa acción se fusionó con una representación-deseo tomada del círculo del amor de objeto y sirvió para realizar de una manera parcial la situación en que aquella fantasía culminaba. Cuando luego la persona renuncia a esta clase de satisfacción masturbatoria y fantaseada, la fantasía misma, de conciente que era, deviene inconsciente y si la persona permanece en la abstinencia y no consigue sublimar su libido, desviar la excitación sexual hacia una meta superior, está dad la condición para que la fantasía inconciente se refresque, prolifere y se abra paso como síntoma patológico, al menos en una parte de su contenido. La técnica psicoanalítica, permite colegir desde los síntomas estas fantasías inconcientes y luego hacer que vengan concientes al enfermo. Y por este camino se ha descubierto que el contenido de las fantasías inconcientes de los histéricos se corresponde en todos sus puntos con las situaciones de satisfacción que los perversos llevan a cabo con conciencia. Conclusiones acerca de los síntomas histéricos: • Son el símbolo anémico de ciertas vivencias traumáticas eficaces • Son el sustituto, producido por conversión, del retorno asociativo de esas vivencias traumáticas. • Son las expresión de un cumplimiento de deseo • Son la realización de una fantasía inconciente para cumplir un deseo • Son el retorno de una modalidad de la satisfacción sexual infantil que fue reprimida • Son un compromiso entre una moción libidinosa y una moción represora, y pueden responder a una reunión de dos fantasías libidinosas de carácter sexual contrapuesto. • Son la expresión de una fantasía sexual inconciente masculina por una parte y femenina, por la otra. En el tratamiento psicoanalítico es muy importante estar preparados para el significado bisexual de un síntoma; si un síntoma permanece incólume por más que ya se hay resuelto uno de sus significados sexuales, es que todavía se apoya en el significado contrapuesto. ¿Son los síntomas de la histeria de origen psíquico o somático? Todo síntoma histérico requiere de la contribución de las dos partes. No puede producirse sin cierta solicitación (transacción) somática. Pero no se produce más que una sola vez y está en el carácter del síntoma histérico la capacidad de repetirse si no posee un significado (valor, intencionalidad) psíquico, un sentido. El síntoma histérico no trae consigo este sentido, sino que le es prestado. Los síntomas se solucionan en la medida en que se explora su intencionalidad psíquica. En todas las psiconeurosis los procesos psíquicos son durante un buen trecho los mismos y sólo después entra en cuenta la solicitación somática que procura a los procesos psíquicos inconcientes una salida hacia lo corporal. Cuando este factor no se presenta, el estado total será diverso de un síntoma histérico, pese a lo cual es afín en cierta medida: tal vez una fobia o una idea obsesiva; en suma un síntoma psíquico. Los síntomas histéricos casi nunca se presentan mientras los niños se masturban, sino sólo en la abstinencia; expresan un sustituto de la satisfacción masturbatoria, que seguirá anhelándose en el inconciente hasta el omento en que aparezca una satisfacción más normal de alguna otra clase.