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Dirección: 2.

Editorial
Roberto Rinaldi
5.El Tema Central
Redacción: Teotihuacán, La Ciudad de los
Fernanda Seisdedos Dioses(Parte II de II).
Roberto Rinaldi
16. El Mate (Amaro Villanueva)
Colaboradores: Planta que da botellas
Miguel Borra Planta que da vajilla
Alfredo ("El Umbral")
Gerardo Rodríguez 21. Historia
Adrián López Caudillos y Montoneras
-Pedro Peiretti-
Diseño:
Roberto Rinaldi 25. Cuentos
Mi primer Cuerpo a Tierra
Redacción: -El Chúcaro-
Padre Feliciano Nº752 Generadores de Momentos
El Bolsón - Río Negro -Adriano-
Argentina
33. Poesías
ISSN:1853-4929 ¿Poesía?, Rescátame Amor
-Tanaka-
Página Web: Resurrección
www.lacomunadeelbolson.blogspot.com -Roberto Bolaño-
Mail: Sangre, La caña..., Último...
lacomunadeelbolson@gmail.com -Raymond Carver-
Hombre Pequeñito, Borrada
Agradecimientos: -Alfonsina Storni-
A mi mujer, por su apoyo
incondicional.A Alfredo («El 39.La Edad Media
Umbral») por mostrarme la De la Historia del Cine...
herramienta, a Miguel Borra por -Gerardo Rodríguez-
enseñarme a usarla y a todos los
que, directa o indirectamente, 46. El Personaje
apoyaron y apoyan este humilde
proyecto. 49. Entretenimiento
«La alfabetización es una experiencia creadora»

Con la intención de dar conocimiento al abundante bagaje cultural


que tienen los habitantes de la comunidad de El Bolsón surgió la
revista socio-cultural "La Comuna...de El Bolsón". Dicha publi-
cación tendrá dos versiones: la impresa (la cual se conseguirá
sólo en los revisteros de la localidad) y la virtual (a la que acce-
derán en: www.lacomunadeelbolson.blogspot.com).
La finalidad de la publicación es brindar la posibilidad, a las perso-
nas que no tienen un renombre o no disponen del dinero necesario
como para editar sus propios cuentos, relatos, poemas, etc., de
publicar parte de su arte sin más requisitos que el de hacer llegar
su creación a "La Comuna...de El Bolsón" junto con los datos
que quieren que aparezcan en la revista (nombre, o apodo, lugar
de residencia, etc.). Para ello pueden utilizar el medio electrónico
(al correo electrónico que detallo más abajo) o, simplemente,
dejar el material escrito en cualquiera de los tres revisteros de El
Bolsón.
Intentando hacer hincapié en la diversidad cultural e ideológica
que existe en nuestro querido pueblo, no se prohibirá ningún tipo
de producción excepto aquellas que sean de un marcado mal
gusto, agresivo (sin finalidad alguna), o si se descubren extrañas
similitudes con otra obra ajena. En caso de que un artículo sea
rechazado se informará debidamente al autor o autora con la
explicación correspondiente y, como es debido, se le dará un
derecho a réplica que, de ser necesario, será publicado por la
edición digital, por la impresa o por ambas.
Este emprendimiento tiene como única necesidad real la partici-
pación de las personas, se preguntarán "¿Cómo puedo partici-
par?", pues muy fácil: envían su cuento, relato, ficción u opinión
a lacomunadeelbolson@gmail.com y de este modo están
dando una mano generosa a este proyecto sin fines de lucro (el
costo de la publicación impresa es el necesario para pagar la
« Me gustaría que me recordaran como un sujeto que amó a las
personas, animales y a la vida»

producción de ese único ejemplar, tengan en cuenta que la revis-


ta no consta de publicidad ni de "apadrinamientos", para que el
placer de la lectura no sea interrumpido por esas odiosas distrac-
ciones). De más está decir que les daremos pronta respuesta,
dentro de nuestras posibilidades. ¡Nos estamos leyendo!
La Comuna...de El Bolsón.

En este Número de "La Comuna...de El Bolsón":


Comenzamos con la última parte del artículo sobre "Teotihuacan,
La ciudad de los Dioses"; nos adentramos en la sociedad
Teotihuacana y desvelamos qué promedio de vida tenían, qué
enfermedades padecían y por qué. ¿Cómo disfrutaban en el día a
día?. Nos enteraremos de los ritos, los sacrificios humanos y la
triste decadencia de una de las ciudades más importantes de
América y del mundo en su época.
Ya un clásico es el artículo que nos descubre las cuestiones
básicas e históricas de nuestro querido mate, en este número
analizamos -junto a Amaro Villanueva- la planta que nos dá el
"poro" y, descubrimos azorados, que brindaba un espectacular y
variado juego de vajillas para nuestros sabios antepasados, de los
tamaños y formas más extrañas que nos podemos imaginar.
El historiador Pedro Peiretti nos cuenta sobre "Caudillos y
Montoneras", creando un pequeño artículo indispensable para la
comprensión de nuestra Historia como Nación y Sociedad. Con
definiciones muy claras y concisas que nos ayudaran de ahora en
adelante a identificar lo que es un pueblo en armas y un caudillo.
Llegamos a los cuentos y nos encontramos con uno que nos
dejará pensando...¿Es un hecho real o es una ficción?..."Mi primer
cuerpo a tierra" (El Chúcaro), contundente por su brevedad, nos
muestra la vida de la familia de un policía honesto y su suplicio.
Continuando arribamos al cuento de Adriano intitulado "Los Gene-
radores de Momentos" que es la sagaz secuela del cuento que se
incluyó en el número uno de "La comuna..." ("Los buscadores de
Idilios"). El accionar de estos buscadores de idilios generó una
contraofensiva emocional a gran escala, dando a luz a estos
«Es necesario desarrollar una pedagogía de la pregunta. Siempre
estamos escuchando una pedagogía de la respuesta. Los profesores
contestan a preguntas que los estudiantes no han hecho.»

generadores de momentos que nos dejarán boquiabiertos con sus


ocurrentes estrategias.
Inaugurando la sección "Poesía", abrimos el panorama con dos
poemas de un vecino de nuestra localidad apodado Tanaka que
nos muestra un poco de su obra callejera ("¿Poesía?" y "Rescáta-
me Amor"). No tienen desperdicio estos pareceres que vuelca
sobre el papel. Continuando encontraremos una obra del conocido
Roberto Bolaño ("Resurrección") y tres de Raymond Carver ("San-
gre", "La Caña de pescar del Ahogado" y "Último Fragmento").
Cerramos con la genial Alfonsina Storni y dos de sus poemas:
"Hombre Pequeñito" y "Borrada".
Gerardo Rodríguez, en su habitual apartado, nos cuenta cómo es
eso de la Edad Media Imaginada, haciendo hincapié en el Cine.
¿Qué relación hay entre la Historia y la Literatura?. ¿Qué relato es
verídico y cuál es una ficción?, ¿Existe realmente un relato que no
sea ficción en cierta medida?. Sabiendo que el cine es una expre-
sión artística y literaria al mismo tiempo, ¿Puede ser considerado
como verdaderamente histórico un film?.
El Personaje de este número es alguien muy querido en toda
Latinoamérica...el enorme Paulo Freire, un luchador por la emanci-
pación intelectual de todos los Humanos pero, principalmente, de
los desposeídos, de los desprotegidos, los siempre olvidados. Este
pedagogo del Brasil nos enseñó que todos sabemos algo y, por lo
tanto, todos ignoramos algo. No hay título que nos exima de la
ignorancia y de la posibilidad de aprender (¡por suerte!). Un
ejemplo de ética, respeto, amor y lucha.
Para finalizar y distendernos un poco...se nos plantean un par de
problemas de pensamiento lateral y, por otro lado, se nos brindan
las soluciones del número anterior. ¡Nos leemos!.

Para bajar la versión gratuita digital:


Página Web: www.lacomunadeelbolson.blogspot.com

Para participar activamente:


Dejar el material en los revisteros de El Bolsón o enviar un mail
Mail: lacomunadeelbolson@gmail.com
«Mi visión de la alfabetización va más allá del ba, be, bi, bo, bu.
Porque implica una comprensión crítica de la realidad social,
política y económica en la que está el alfabetizado»

Comida, Nutrición y Salud:


Algunas habitaciones pequeñas de los conjuntos habitacionales
parecen haber funcionado como almacenes. En ellas se han
encontrado grandes vasijas de barro, empleadas para guardar
semillas y quizá agua, y se han detectado restos de vegetales
comestibles.
El estudio de los restos de flora y fauna encontrados en los
conjuntos nos permite reconstruir la dieta de los teotihuacanos.
Así sabemos que comían maíz, frijol, calabaza, chile, amaranto,
etc. y que usaban como hierbas de olor el epazote y el orégano.
Entre las frutas disponían de tejocote, el calpulín, la ciruela y el
zapote blanco. La fauna comestible era muy variada e incluía las
siguientes especies: perro, guajolote, venado, liebre, conejo,
jabalí, armadillo, diferentes tipo de peces, etc. En relación a la
fauna que servía de alimento, alguna pintura mural de aquella
época documenta el uso de cerbatana y lanza dardos, armas
indispensables para la caza en Mesoamérica.
Un vistazo a la lista de los alimentos teotihuacanos basta para
percibir que se trata de la misma dieta que
tenemos documentada para los mexicas, mil
años después.
Los teotihuacanos tuvieron que modificar su
Tlaloc
dieta justo cuando la ciudad estaba en su
(Dios de la
Lluvia y la
apogeo. Hacia el año 450 D.C., se produjo una
Fertilidad) reducción en el consumo de maíz y un incre-
«Enseñar exige respeto a los saberes de los educandos»

mento en el consumo de amaranto. En la misma época se aprecia


un incremento en el consumo de especies animales, lo cual pare-
ce ser también una respuesta a la disminución en el consumo de
maíz. Esto nos indica dos cosas: por una parte, que el entorno les
proporcionaba diferentes alternativas para su nutrición y que, al
parecer con relativa facilidad, un producto podía ser reemplazado
por otro, al existir cierta abundancia regional. Pero por otra parte
estos datos no hablan de una presión demográfica y de una
posible falla en la organización de la producción regional; una falla
de tal magnitud como para motivar un cambio en la dieta por la
disminución de uno de los ingredientes principales.

Una nota sobre la esperanza de vida:


Entrando en un terreno más que nada especulativo (por la falta
de estudios al respecto) podemos decir que en los teotihuacanos
se detectan patologías bucales con mucha frecuencia y se señala
la artritis degenerativa como un padecimiento común. La espe-
ranza de vida era pobre comparada con la nuestra, y el principal
problema era nacer y mantenerse con vida los primeros meses;
cruzado ese umbral, las expectativas de sobrevivencia empeza-
ban a mejorar. La esperanza de vida promedio de un recién nacido
era sólo de 16 años y medio, pero quien llegaba a cumplir los 20
años tenía una esperanza de vida de 38 años.
Curvas de mortalidad de diferentes pueblos indígenas de
Norteamérica son semejantes a la que empieza a perfilarse para
Teotihuacan. Sin embargo, la metrópoli del Valle de México tuvo
una serie de logros tecnológicos, relacionados, por ejemplo, con
la productividad agrícola y la integración de una gran variedad de
recursos alimenticios en su dieta, y también relacionados con la
calidad de la vivienda y el drenado de las aguas. No deja de
sorprender el magro impacto de estos logros sobre el problema
central de la existencia de las comunidades: mantenerse con
vida. La única explicación a la mano por el momento sería atribuir
«Enseñar exige la corporización de las palabras "por el ejemplo"»

la mortalidad a "las infecciones por estafilococos y las virales, las


gastroenteritis, la tuberculosis, las septicemias y las parasitarias".

Una pausa: De Placer y Ocio


¿Cómo harían más grata su vida los teotihuacanos?¿Cómo endul-
zaban los días, y cómo se distraían, cómo se evadían, cómo
obtenían placer?, nos faltan respuestas.
Si contamos, en cambio, con restos botánicos que nos permiten
asegurar la familiaridad de los teotihuacanos con el maguey y con
el tabaco. Lo cual nos autoriza a imaginar que tenían la costum-
bre de ingerir pulque y de inhalar el humo del tabaco (aunque aún
no se utilizaba la pipa, se podía consumir con largas cañas). Si
efectivamente fumaban tabaco, el aroma producido por su humo
debe haber enriquecido el ambiente festivo de algunos banquetes
o reuniones, del mismo modo que lo harían las flores empleadas en
la elaboración de ofrendas, como el cempasúchil. Los aromas de
leña y de copal, para un pueblo que veía en la ofrenda del fuego
el rito más cotidiano, tienen que haber dominado en la atmósfera
doméstica.
Y los teotihuacanos jugaban, sólo que no sabemos exactamente
qué jugaban, cómo y dónde. En algunos conjuntos habitacionales
se han encontrado figuras esgrafiadas en el estuco del piso. Entre
estos grafitos hay algunas figuras humanas, figuras de templos, y
también cintas o franjas individuales en casillas que sin duda
servían para colocar fichas o frijoles. Algunos de estos tableros
presentan aspas en ángulo recto, a la manera de los patolli
descritos y pintados en las fuentes coloniales; en otros casos la
franja tiene el aspecto de un cuerpo de serpiente, con cabeza y
cola, que describe varias vueltas. La división en casillas y la
ubicación de estos diseños, en patios y pórticos, nos indican que
no son meros dibujos hechos por entretenimiento, como otros
grafitos, sino auténticos tableros de juego.
El "gran juego" de los mesoamericanos también parece haber
estado presente en Teotihuacan, el juego de pelota. A juzgar por
algunas figuritas de cerámica y por las pinturas del mural conoci-
«Enseñar exige respeto a la autonomía del ser del educando»

do como Tlalocan, en el conjunto habitacional de Tepantitla,


debieron practicarse varias modalidades de juego de pelota.
También es una buena pista el poste de piedra encontrado en el
barrio teotihuacano de La Ventilla, cuyo diseño coincide con la de
un marcador en la muy probable representación de una cancha de
juego de pelota en el mural de Tepantitla.

Materiales, Instrumentos, Vajilla:


Los fósiles botánicos y faunísticos recuperados en las
excavaciones de Teotihuacan no sólo nos instruyen sobre la
alimentación de los teotihuacanos, también nos permiten estable-
cer algunas infererencias sobre los materiales e instrumentos que
eran comunes en las casas de los teotihuacanos. La presencia de
fitolitos de agave y algodón nos señala la posibilidad de que las
fibras de ambas plantas hayan sido usadas en la elaboración de
telas para el vestido. Además, los dos tipos de fibras pudieron
utilizarse para la elaboración de hilos y cordajes. La presencia de
restos de Ficus Amate hace probable el uso del papel; si comple-
tamos este dato con la observación de varias esculturas
teotihuacanas que ostentan adornos circulares con la típica
forma del papel plisado, en abanico, podemos aceptar como muy
probable que, al menos para fines ornamentales, el papel ya
estuviera en uso.
El carrizo y las cañas de maíz les permitían contar con varas
adecuadas para las portezuelas o empalizadas de los corrales.
Usaban madera de pino y de otros tipos para sus postes, batones
e instrumentos de labranza.
Las pieles de conejo y de venado se encontrarían sin duda entre
las prendas de abrigo y las cobijas más comunes. Probablemente
la piel de venado serviría también para los parches de los tambo-
res.
Las plumas y las conchas marinas, a las cuales los
mesoamericanos eran tan aficionados, se representan infinidad de
veces en el arte teotihuacano y no hay duda de que eran piezas
fundamentales en el vestido y la ornamentación.
«Enseñar exige seguridad, capacidad profesional y generosidad.»

La Vajilla teotihuacana y algunos problemas de la vida


cotidiana:
En ninguna ciudad de Mesoamérica se reunió nunca la cantidad
de artesanos que encontramos en Teotihuacan. Quizá por ello la
cultura teotihuacana produjo la muestra más rica y variada de
objetos de cerámica del México antiguo: gran variedad de pastas,
de colores, de técnicas decorativas y de formas. La mayor parte
de las vasijas y figuras del repertorio de Teotihuacan tienen sus
usos y funciones más o menos conocidos, pero todavía hay varias
piezas sobre cuya función se especula y que, a ciencia cierta, no
sabemos para qué servían.
El repertorio de la cerámica teotihuacana incluye ollas de diferen-
tes tamaños para almacenar y calentar agua y alimentos, y
platos y cajetes para comer. También se han encontrado comales,
vasos trípodes (utilizados en contexto funerario), copas con y sin
asa, tapaderas (o tapa platos), etc.

De pies a cabeza:
Muchas figuritas teotihuacanas antropomorfas, algunas articula-
das y otras rígidas, presentan una cabeza que se antoja desme-
surada, irreal o caricaturesca. Vistas de perfil, las cabezas con
muy planas; se alargan demasiado hacia arriba y ligeramente
hacia atrás. Vistas de frente son exageradamente anchas. Ade-
más, presentan una hendidura en su parte central superior; la
cabeza queda así dividida en dos lóbulos, y recuerda el diseño
esquemático de un corazón.
Estas figuras no solo esquematizan el cuerpo humano, sino que
evocan un modelo ideal, alimentado por las consideraciones
estéticas y de identidad colectiva. Para acercarse en los hechos
al modelo era preciso que los bebés fueran sometidos a una
rutina, que por momentos puede haber sido dolorosa, y que
consistía en aprisionarles el cráneo con una banda, y probable-
mente con tablillas. La banda oprimía la frente y la nuca, con
tanta fuerza que en algunos cráneos dejaba su huella a la altura
«Nadie es, si se prohíbe que otros sean.»

del occipital. La compresión producía un ensanchamiento de la


frente y el occipital y la prolongación del cráneo hacia atrás.
La estatura de los teotihuacanos tenían como promedio 1.50 m
para las mujeres y 1.64 para los hombres.
La mujer usaba falda y una especia de quechquémitl. El hombre
usaba el máxtlatl o braguero -cuya modalidad más elegante es la
que tiene las faldillas más largas- y se cubre con diferentes tipos
de mantos. Se utilizaban sandalias con talonera para proteger los
pies y existían una gran variedad de tocados que suele incluir las
plumas con mucha frecuencia, particularmente las de quetzal,
largas y verdes.

La ciudad de los Creyentes:


Hay una pieza de cerámica muy abundante
en Teotihuacan que ha recibido en el pasa-
do el nombre de "candelero", porque tiene
un par de orificios que hacen recordar los
artefactos que en la actualidad se utilizan
para colocar velas. Se sabe desde los años
sesenta, por lo menos, que estos objetos
no eran candeleros, aunque su función era Quetzalcoatl: La Serpiente Emplumada
similar, en lo que tiene de expresión indivi- (Tercer Dios de los cuatro más relevante de la
cosmogonía Mesoamericana)
dual de devoción.
Estos, que sería mejor llamar brasero manuales, eran recipientes
diseñados para contener una pequeña cantidad de brasas en su
interior, y unas briznas de copal, que de esa manera producirían el
humo aromático tan apreciado por los mesoamericanos. La mayor
prueba que tenemos de que estos pequeños objetos correspon-
dían a una manifestación religiosa personal, individual, es su
número. Este dato nos sugiere que cada persona tenía, al menos,
un braserito particular.

La Familia, El conjunto Habitacional y el Barrio:


Sabemos que en cada conjunto habitacional había un altar de
mampostería situado en el centro del patio principal, y no es
«La Pedagogía del oprimido, deja de ser del oprimido y pasa a ser la
pedagogía de los hombres en proceso de permanente liberación.»

imposible que algún otro patio secundario haya tenido en algunos


casos un altar, ya fuera de mampostería o bien un altar portátil de
piedra. Uno de los aspectos que nos falta comprender es la
relación que guardan con el altar las habitaciones que rodean ese
patio, generalmente tres o cuatro.
Por el momento podemos estar seguros de que el altar es muy
importante en los conjuntos habitacionales; debe haber sido el
punto receptor de la mayor parte de las ofrendas comunitarias de
fuego y copal. Además, algunas ofrendas (de víctimas
sacrificiales, navajas o punzones, conchas, etc.) enterradas
dentro o a un lado de estos altares nos indican el propósito de
destacar su sacralidad. Los habitantes del conjunto habitacional
compartían ese centro religioso, que algunas veces tenía, ade-
más, un teplete en uno de sus lados y otras veces tenía sólo
habitaciones alrededor del altar.
En varios conjuntos habitacionales se han encontrado esculturas
de piedra en las proximidades de los altares o dentro de alguna de
las habitaciones que tenían su puerta en dirección al altar. Se
trata de imágenes del viejo encorvado, Huehuetéotl -que es lo
más frecuente-; también se han encontrado felinos, y en el
conjunto de Oztoyahualco se descubrió un conejo de piedra.
Huehuetéotl podría ser una divinidad más o menos universal,
ligada a la ofrenda de copal sobre las brasas ardiente; pero en el
caso de los felinos y el conejo podríamos estar frente a dioses
protectores de comunidades específicas.

La Ciudad:
Apenas podemos sugerir o imaginar los gestos y ritos que acom-
pañan los diferentes niveles de religiosidad. Del encendido, quizá
íntimo, del braserito manual en un amanecer en la alcoba, a la
congregación con los primos en el patio del conjunto, cerca de
una imagen sagrada, cerca de un altar, oliendo el copal que dale
por el tubo-chimenea de un brasero con variados adornos que
imitan plumas y caracoles. De la congregación con otros vecinos,
acaso del mismo oficio, probablemente conocidos y amigos, en la
«No hay palabra verdadera que no sea unión inquebrantable entre
acción y reflexión.»

plazoleta del barrio o el distrito, cerca de los tres templos princi-


pales, a la multitudinaria congregación o desfile en la calzada de
los Muertos, o en la plaza de la pirámide de la Luna.
Teotihuacan hoy (Foto)

Matar, sangrar, obsequiar:


Hay señales muy claras de que la violencia guerrera era uno de
los recursos que la prestigiosa ciudad del Valle de México tenía a
su alcance para consolidar y extender su dominio. También hay
señales muy claras del uso de la violencia dentro de la ciudad,
bajo la forma del sacrificio ritual, cuyas víctimas parecen haber
sido lo mismo enemigos prisioneros, que individuos de la propia
ciudad, particularmente niños.
En los inicios de la historia teotihuacana -hacia el año 150 D.C.-
se inició la construcción del monumental templo de Quetzalcóatl
(de un tamaño mucho mayor a las dos pirámides que ya existían
en ese momento). Las obras se iniciaron con una jornada
sacrificial masiva que sirvió para marcar el sitio sagrado: más de
un centenar de individuos fueron asesinados simultáneamente, en
un estilo que recuerda los mejores días de los mexicas. Las perso-
nas murieron con las manos atadas a la espalda (imagen escalo-
friante) y ello indicaría que se trataba de prisioneros de guerra
que tuvieron que desfilar hasta el sitio del templo -entonces un
llano todavía- para ser ejecutados y enterrados posteriormente,
por grupos, en fosas comunes de forma alargada (escalofriante
«Decir la palabra verdadera es transformar al mundo.»

también).
El sacrificio de niños de diferentes edades, pero también bebés,
también fue una práctica común en Teotihuacan.

Los monjes:
Además de los sacrificios humanos, hay señales de que en
Teotihuacan se practicó el autosa crificio, como ocurrió universal-
mente en Mesoamérica. La presencia de punzones de obsidiana
en algunos depósitos de ofrendas, las espinas de maguey halladas
en algún conjunto habitacional, y representadas en la pintura
mural, señalan en esa dirección. Es probable que se trate de una
rutina practicada po los sacerdotes o "monjes" de la ciudad.

Elocuencia de los muertos:


Los muertos eran enterrados en pequeñas fosas, de aproximada-
mente un metro de diámetro por un metro de profundidad, bajo
los pisos de los conjuntos habitacionales; generalmente bajo los
cuartos. Una excepción a este procedimiento la representan las
tumbas del barrio oaxaqueño: allí la gente era enterrada a la
usanza de Monte Albán, en una cámara funeraria cuyo acceso se
tapaba pero sin rellenar de tierra la tumba.
La mayoría de los muertos eran enterrados (sólo un 2% de la
población estudiada fue incinerada).
La gran mayoría de los cuerpos eran colocados en posición fetal,
y generalmente recostados en uno de sus lados. Eran colocados
en cuclillas poco después de morir y sus cuerpos eran envueltos y
atados fuertemente para conservar la posición flexionada de los
miembros frente al tronco, antes de que adquieran la rigidez
cadavérica.

Quetzalcoatl Quetzalcoatl
(Representado por un (En el arte Maya)
Teotihuacano)
«Decir que los hombres son personas y como personas son libres y
no hacer nada para lograr concretamente que esta afirmación sea
objetiva, es una farsa.»

Las ofrendas:
La gran mayoría de los entierros teotihuacanos tienen ofrendas,
pero su riqueza varía considerablemente. Dentro de un mismo
conjunto habitacional puede encontrarse un entierro con un par
de vasijas sencillas y otro con abundantes piezas de diferentes
materiales y de factura muy sofisticada.
Entre las ofrendas más frecuentes se encuentran las piezas de
cerámica en miniatura (como si fueran juguetes), estas podrían
tener relación con el oficio desempeñado por el difunto.
Otra ofrenda frecuente son los muñequitos de barro, los cuales,
probablemente, sean una "personificación" del difunto. En caso de
ser así, las figuritas podrían tener la función de ofrecerle un
receptáculo con forma humana al alma de la persona cuyo cuerpo
material entraba en descomposición.

La fuga del alma y la última compañía: Arte Teotihuacano

En varios entierros teotihuacanos se han localizado


restos de perros o vasijas con forma de perro ha-
ciendo compañía al difunto. Asimismo se ha identifi-
cado, en varios casos, la presencia de una cuenta
de jade u otro material en la boca del esqueleto, al parecer con el
objeto de retener el alma. Asimismo, sabemos que la compañía del
perro se relaciona con la creencia de que el difunto debía recorrer
un camino difícil y peligroso antes de llegar al mundo de los muer-
tos, en el último nivel del cosmos. El perro era su guía y compa-
ñero.

Los últimos días (los hombres asesinados, los templos


suprimidos:
La ciudad fue abandonada de forma abrupta, en algún momento
entre el año 650 y el año 700 de nuestra era. Se han encontrado
huellas de lo que parece ser un asalto violento. Podemos afirmar
que alguien entró al conjunto habitacional norte para destruirlo
con violencia; mutilaron imágenes, arrojaron una pequeña estela
«El hombre es hombre, y el mundo es mundo. En la medida en que
ambos se encuentran en una relación permanente, el hombre trans-
formando al mundo sufre los efectos de su propia transformación.»

por los suelos y quebraron otros objetos. En el pórtico de entrada


al conjunto mataron a alguien, quizá uno de los residentes; le
arrancaron la cabeza y lo dejaron allí.
Los fuertes golpes y las llamas provocaron la destrucción de los
techos que finalmente se desplomaron.
Aún si no fue esa misma gente, incluso si no ocurrió ese mismo
día, si fue en ese lapso, entre el 650 y 700, que los templos y
plazas, desde la Ciudadela hasta la pirámide de la Luna (unos 400
sitios en total), fueron incendiados y parcialmente demolidos. Tal
destrucción sistemática hace pensar en una metódica anulación
del valor religioso de cada estructura..
Teotihuacán dejó de ser la "Meca" de su región y de su tiempo.
Decenas de miles abandonaron la ciudad; muchos fueron a poblar
y enriquecer otras ciudades, como Cholula y El Tajín, que ahora
se alzaban orgullosas. Una porción de la antigua urbe siguió dando
cobijo a varios miles de habitantes, acaso una quinta parte de lo
que había sido la población en el apogeo. Y así sobrevivió, reduci-
da a la extensión de unos cuantos barrios, la otrora gran ciudad,
en espera de nuevos centros, como Azcapotzalco y Tula, que
serían su relevo.
Teotihuacan en su apogeo

Texto íntegramente extraído del libro «Mesoamérica y los


ámbitos indígenas de la Nueva España (escalante Gonzalbo).
«Enseñar exige saber escuchar.»

Planta que da botellas:

Ya hemos visto que la calabacita en que se ceba el mate -cuyas


dos formas típicas se denominan entre nosotros "poro" y "galleta"-
es el fruto de una variedad de "lagenaria vulgaris". [...]
Es planta que, para prosperar, necesita un clima cálido.
Según la variedad de que se trate, su fruto, hueco y leñoso, es
de muy diverso tamaño: Desde el que puede compararse a un
pequeño huevo de gallina o de perdiz, hasta el que asume las
dimensiones de una damajuana o una botija, es decir, cuya capa-
cidad suele superar los veinte litros.
El nombre científico de esta especie vegetal se ha inspirado en la
forma peculiar de alguno de sus frutos y el uso que de ellos hacía
el aborigen, empleándolos como botellones o botellas, pues
"lagena", en latín, significa "botella". Estamos, pues, en presencia
de una de las maravillas del mundo vegetal: la planta que da
botellas.
Para adecuar el concepto a la realidad original, tendríamos que
decir: la planta que da "limetas".
Porque esas botellas o botellones que el indígena fabricaba con
"porongos" medianos, de vientre alargado o de cuello largo, se
conocieron clásicamente en América del Sur con el nombre de
"limetas", por ser las más características las usadas en la región
del Valle del Rimac, donde estuvo el primer asiento de los con-
quistadores del Perú, que de "Rimac" hicieron "Lima", por corrup-
ción fonética. Y de "Lima" derivó "Limeta": botella indígena típica
de esa región.
«El estudio no se mide por el número de páginas leídas en una
noche, ni por la cantidad de libros leídos en un semestre. Estudiar
no es un acto de consumir ideas, sino de crearlas y recrearlas.»

Planta que da vajilla:

Pero no todo es limetas o botellas, en esta maravilla del mundo


vegetal, aunque eso haya sido, al parecer, lo que más sugestiva-
mente tocó la inspiración del científico que bautizó a la planta:
"Lagenaria Vulgaris".
Desde los primeros días de la conquista del Perú, llamó la atención
de los cronistas la variedad de formas y tamaños de su fruto, así
como la diversidad de aplicaciones que le daba el indígena en su
vida doméstica o social.
"El padre Cobo -dice Lafone Quevedo- trae una larga relación de
lo que son los "mates" o "porongos". Pondera el tamaño de algu-
nos que, después de secos, calzan "dos arrobas de agua y más".
Es la arroba de líquido, más o menos, cuatro de las otras. Cuenta
que de éstos hacen platos y escudillas, "porcelanas", "lebrillos o
bateas", etc. y aún balsas para cruzar ríos, vasos, jarros, etc., y
hasta corchos o tapas de botijas de vino"[*1]
Confirmando tan añejo testimonio, el pintor peruano José Sabogal
decía, en nuestros días, que la escala de tamaños de calabacito
que cabe en el hueco de la mano y se usa como sonajero para
entretenimientos del niño tierno, hasta las enormes calabazas,
grandes como fardos de momias, de gruesa corteza resistente,
que sirven como tinajones para el agua o para la chicha y, en las
artes de la navegación, sujetas con redes de pita o de totora a
los flancos de las balsas, hacen de flotadores.
Y escribía esta página, tan cargada de emotividad como de
información:
"La vida doméstica india tiene en la calabaza su más precioso
auxiliar. Ella provee el servicio de mesa y las más grandes "lapas",
seccionadas de gigantes calabazas, hacen de fuentes amplias en
las que, hasta nuestros días, se sirven las picantes y sabrosas
"causas" en las comarcas de cadencia india norteña. Hacen los
servicios de pocillos y platillos para la sal, el recoto y los ajices
verdes pintones, gratos al paladar indígena.
Cuando la calabaza redonde, de ancha boca, contiene la dorada
«Solo educadores autoritarios niegan la solidaridad entre el acto de
educar y el acto de ser educados por los educandos.»

chicha ancestral y hace flotar en el caldo embriagador el


"cojudito", vaso minúsculo para las libaciones, el mate cobra
mayor prestancia sintiéndose que tal vasija es para tal bebida;
se realiza una plena conjunción.
Emplearon el buen fruto en diversas necesidades: colgadas del
techo, sirvieron las calabazas para hamacar a las "huahuas", y
para guardar la vajilla, los víveres y los hilados laboriosos. Sirvie-
ron como cantimploras de soldados y viajeros, como cornetas de
guerra y como medidas de capacidad y de peso en las balanzas
de vara. Y en la guerra, en las labores campestres, en la pesca y
en la cotidiana vida india, el mate desempeñaba su utilísimo rol.
Este fruto, tan adherido a la vida india peruana y a su expresión
artística, es conocido en nuestros días con los nombres de "coco
del Marañón", "tutuma", "mate" y, en el lenguaje de los quechuas,
con el de "Puru"[*2].

Las formas de "poro" y "galleta", que se dan en nuestro mate de


cebar, se dan también en las calabazas de gran tamaño:
"porongo" llaman en el Perú -como clásicamente se lo llamó entre
nosotros- al gran calabazo en forma de pera y con alto cuello; en
cambio, llaman "poto" al que remeda el diseño del planeta, siendo
ancho en la zona ventral y chato en los polos, como nuestra
"galleta".
Con respecto al porongo, nos dice Jiménes Borja, el escritor
peruano ya citado, que de él se hacen las limetas, cortando la
parte superior del cuello, usadas para contener agua, chicha,
leche, miel, etc.; si el corte toma la mitad del fruto, adquiere la
forma de una copa: le llaman "quimbolo" en Piura, donde se usa
para beber chicha, "macacha" en Ica, donde sirve para llevar la
«Enseñar no es transferir conocimiento.»

semilla, ciñéndola a su cintura el labrador por medio de dos cordo-


nes, mientras realiza la siembra al voleo; "porongo cuajero" o
"cuajo-mate", en Canta y Mala, zona de Lima, donde es usado
para guardar el cuajo o cuajada de leche y añade: "Algunos
porongos sirven como instrumentos musicales. Se llaman "purus".
Les introducen pequeñas piedras cuyo alegre entrechocar anima
la danza. Los bailarines se mueven al compás de estos mates que
toman por el cuello y agitan al aire. Otros porongos, por ser muy
pequeños y graciosos, se los destina como juguetes. El nombre
porongo se ha hecho extensivo a recipientes de barro(inspirados
probablemente en calabazas) y también a recipientes de me-
tal"[*3].
Del mate gigante en forma de galleta o poto, nos dice Jiménez
Borja: "Cuando el fruto es muy grande, después de abrirle una
amplia boca, se lo utiliza para lavar ropa. Se llaman "angaras", en
Ica. Si el fruto se corta por la mitad, aparecen dos platos hon-
dos: cada uno se llama "pucu". Si el corte toma una tercera
parte, aparece un plato casi plano: este plato se llama "mate",
nombre común en casi todo el Perú. Si el fruto es voluminoso y el
corte toma una tercera parte, como en el caso anterior, el resul-
tado es una "lapa"(fuente). Las chinas (mujeres jóvenes) de Piura
y Lambayeque las llevan sobre la cabezacon singular donaire:
conducen en ellas pescado, frutas, flores, etc."[*4]
También en nuestro país, como en todos los del Río de La Plata, la
industria del pobre se ingenió para procurarse la vajilla doméstica
utilizando los frutos gigantes de la lagenaria: el porongo o
"yerúa". En las zonas rurales de las distintas provincias argenti-
nas, ese fruto a proporcionado a la familia, indígena o criolla, no
solamente el vaso o la taza, el botellón o la limeta, la botija o
tinaja y el gran recipiente - reemplazado después por la damajua-
na- para transportar leche, vino o cualquier líquido frío, sino hasta
la escupidera o bacín.
Pero es muy casual ver -en el litoral, al menos- ese fruto gigante
en forma de galleta, es decir la variedad que los peruanos llaman
poto. Lo corriente es el porongo.
«Todos nosotros sabemos algo. Todos nosotros ignoramos algo. Por
eso, todos nosotros siempre aprendemos algo.»

Conservo como pieza muy rara y muy estimada, en mi colección,


una de esas galletas gigantes. Tiene un diámetro de dieciocho
centímetros y su ancho o distancia entre sus polos es de nueve.
Vale decir: calza más de dos litros de capacidad. Su boca está
decorada con una hermosa boquilla de plata. Y no le falta su más
digno complemento: una extraordinaria bombilla de plata, de
paletilla, a usanza litoralense, que mide treinta y ocho centíme-
tros de largo. [...]
También la industria del juguete, en nuestro país, viene sacando
buen partido de los mates comunes, con los que se fabrican
muñecos verdaderamente simpáticos en su colorinesca rusticidad.
Y no debemos olvidar que la clásica calabacita de cebar ha dado
ya su oportuna contribución a la artesanía de la creación de
títeres.
Corresponde notar, asimismo, que en otros países de América el
fruto de la calabacera, en sus diversos tamaños, es materia de
primorosas labores artísticas que lo vuelven apreciado objeto de
decoración, y que comienza a serlo de calificadas obras de escul-
tura moderna. Limeta

Notas:
1) Lafone Quevedo, Samuel A. Tesoro de catamarqueñismos, Tucumán,
Universidad Nacional de Tucumán, 1927, p.166.

2) Sabogal, José. Mates Burilados, Buenos Aires, Nova, 1945, pp. 13 y 14.

3) Esos instrumentos musicales llamados purus, a que se refiere el autor


peruano, no son otra cosa que el primitivo "mbaracá" de los guaraníes,es
decir, la muy conocida maraca antillana de hoy.

4) Jiménes Borja, Arturo. Mate peruano, Perú, Cuadernos de Cocodrilo, s/f.

Extraído del libro «El Mate. El arte de cebar y su lenguaje»


1ªed. de Amaro Villanueva. Buenos Aires:R.P. Centro Editor
de Cultura: Edicol Ltda, 2008. (Páginas 41-46).
«La cultura no es atributo exclusivo de la burguesía. Los llamados
"ignorantes" son hombres y mujeres cultos a los que se les ha nega-
do el derecho de expresarse y por ello son sometidos a vivir en una
"cultura del silencio".»

Caudillos y Montoneras

Montoneras, guerrillas, milicias populares, soldados de línea,


ejércitos populares, ejércitos profesionales. Nomenclaturas que
teniendo entre sí muchos puntos de contacto; cuentan con
importantes diferencias en su estructura, forma de manejo y filosofía
de vida.
Pero todas ellas parten de un punto único e inevitable; su
composición o materia prima es un pueblo en armas.
Mientras en los ejércitos de línea o profesionales, su tropa
es tradicionalmente de personas reclutadas en forma compulsiva y
de «enganchados» (ganchos); las montoneras y guerrillas componen
sus huestes de personas que voluntariamente, en defensa de lo
«suyo» – su patria, familia, bienes, sistema social y político que los
contiene – van en seguimiento de aquel que supo ganarse el respeto
y la confianza, a través de una vida de resultados visibles.

Caudillo (el que es cabeza). Etimológicamente viene de cabdiello


(del latín capítulum) años 1.220 – 1.250.
Caudillo; jefe militar y político natural de una res pública. Se entiende
por res pública a la zona geográfica, población e intereses sociales
y económicos en conjunto, es decir la idea de un proto-estado.
Montonera: pueblo en armas.; ejército natural de «esa» res pública
unido en defensa de su soberanía.

¿Qué le debemos a los caudillos y las montoneras? El hecho


de que todavía estemos luchando para realizar de manera integral
un país federal.
¿Qué significa la idea de caudillo a lo largo de la Historia? Los
caudillos se han comportado como los grandes revulsivos de sus
épocas. Entre ellos podemos nombrar a Atila, Tamerlán, Gengis Khan,
«Alfabetizarse no es aprender a repetir palabras, sino a decir su
palabra.»

Ruy Díaz de Vivar (Mío Cid), quienes han sacudido las cadenas que
aprisionaban a los pueblos esclavizados por Reyes, Condes, Duques,
Papas y Emperadores.
La Historia Oficial o Académica, siempre que pudo, sepultó
todo lo que viniera de los caudillos y montoneras bajo un «sello
infamante» o desdibujando sus logros.
Nuestros caudillos lucharon encarnizadamente contra los
enemigos de la libertad de esa Patria que nació «oficialmente» el 25
de Mayo de 1.810 y se declaró a la faz del mundo el 9 de Julio de
1.816. Esta lucha fue contra el absolutismo español, francés, el
feroz imperialismo inglés y la solapada «monarquía patricia» nacida
en Buenos Aires, por «derecho divino» que luego tomó la
denominación de unitarismo.
La actividad de los caudillos y montoneras es la reacción
«natural» de una comunidad organizada frente a una agresión
«externa», como por ejemplo el caso de Martín Miguel de Güemes y
su comunidad – Provincia de Salta – que se vio agredido desde
1.810 hasta su muerte en 1.821 por nueve invasiones españolas,
pero también fue atacado por las tropas de Buenos Aires en 1.815,
al comando de José Rondeau, a la sazón Director Supremo de las
Provincias Unidas del Río de la Plata. También es de resaltar el caso
de José Gervasio Artigas que luchó en defensa de la Banda Oriental
contra españoles, portugueses y también el gobierno de Buenos
Aires. Como último ejemplo de lo mencionado más arriba, podemos
citar a las Guerras Civiles que enlutaron a nuestro país por largos
años y que determinaron constantes invasiones de las tropas
porteñas en general para dominar las provincias dirigidas por caudillos
que no obedecían las órdenes de la gente del puerto, cooptada por
el imperialismo británico.
Para comprender cómo es el pensamiento de Buenos Aires
sobre el tema, citaremos algunos casos: Juan José de Anchorena
en 1.820 le dice a Juan Manuel de Rosas «… Juan Manuel, no
estamos hablando de perder nuestros campos. Estamos hablando
de perder la ciudad y nuestras vidas en manos de esa horda de
asesinos» (N. del autor: por Francisco Ramírez y Estanislao López,
«Defendemos el proceso revolucionario como una acción cultural
dialogada conjuntamente con el acceso al poder en el esfuerzo serio
y profundo de concientización.»

caudillos de las Provincias de Entre Ríos y Santa Fe,


respectivamente). En otra cita digna de mención, Juan Martín de
Pueyrredón dice; «… que era menester obrar de un modo formal y
definitivo contra la inmunda plaga de bandoleros alzados contra los
poderes nacionales.»
Vicente Fidel López, en su obra Historia Argentina, Tomo IV,
página 348, se cuestiona, «…¿Por qué pelean los anarquistas?
¿Quiénes son ellos? ¿Cuáles sus cualidades y sus medios de establecer
un sistema cualquiera regular? Se les atribuye la pretensión de
establecer la federación. ¿Y hay alguno entre sus jefes que sepa
pronunciar correctamente siquiera esa misma palabra?» El mismo
autor en la página siguiente dice: «… en una palabra, que se
establezca una igualdad física entre Buenos Aires y las demás
provincias ‘corrigiendo’ la naturaleza que nos ha dado un puerto,
unos campos, un clima y otras circunstancias que le han hecho
físicamente superior a otros pueblos, y a la que por las leyes
inmutables del orden del Universo está afecta ‘cierta’ importancia
moral de un ‘cierto’ rango.»
En tanto García Camba en sus Memorias compara a los caudillos
y su gente con los mamelucos del Imperio Otomano y los cosacos
de las estepas rusas; comparación ésta que se puede considerar
elogiosa desde el punto de vista militar.
No conforme con ello, Vicente Fidel López en el Tomo III,
página 13, titula el Capítulo I como «Antagonismo de las masas
bárbaras del Uruguay y de sus caudillos contra las tendencias
orgánicas y cultas de la Capital», lo cual demuestra a las claras la
postura ideológica del autor en cuestión y de la clase social a la
que pertenece respecto del tema puesto bajo análisis.
Bartolomé Mitre en la Historia de San Martín escribe «… tenía
que crear nuevas fuerzas reparadoras y conservadoras con que
hacer frente a la revolución interna que al echar por tierra el orden
viejo, amenazaba atacar el gobierno de la sociedad en su esencia,
barbarizándola y aniquilando los principios vitales del organismo
nacional.»
«La ciencia y la tecnología, en la sociedad revolucionaria,
deben estar al servicio de la liberación permanente
de la HUMANIZACIÓN del hombre.»

El concepto del centralismo porteño, que no es exclusivo de


los nativos de Buenos Aires, sino de toda una concepción política
que ve a la ciudad-puerto como cabeza suprema de un armado de
Nación que dista de la idea federal (unitarismo), es encarnado de
manera trascendente por figuras de estirpe provinciana como
Sarmiento, Avellaneda, Roca, Aráoz de Lamadrid, Juárez Celman,
etc. Para esta ideología los caudillos y montoneras eran hordas
bárbaras, brutales, analfabetas y, por lo tanto, sólo podían ser
«disolventes federales».

Autor: Pedro Peiretti


«La lucha ya no se reduce a retrasar lo que acontecerá
o asegurar su llegada; es preciso reinventar el mundo.
La educación es indispensable en esa reinvención.»

Mi primer cuerpo a tierra:

De chico supe que en la sociedad argentina, el policía nunca fue


el bueno, pero como las brujas… que los hay, los hay.

Esta historia no me la contó el amigo de un amigo y, a diferencia


de otras, las semejanzas con la irrealidad, son "reales".

Corría el año 1986, la Selección Argentina era campeona del


mundo y Maradona el verdadero rey. En Río Negro el gobernador
era Horacio –más conocido como "Chorracio", los más memoriosos
saben por que-.
En ese tiempo yo era un nene y, como todo pibe, no tenía
mucha idea de la vida política, aunque estaba creciendo en
democracia y hoy sé que eso fue muy bueno…bueno, creíamos
que era democracia, aunque ahora ya no estoy tan seguro.

Un día de ese mismo año me enteré el precio que tiene que pagar
alguien que se destacaba por su honestidad...y su familia
también.
Mi viejo (el policía honesto) con sus defectos y virtudes se
esforzaba por hacer cumplir la ley aún a aquellos que por sus
altos cargos en la función pública se creían sobre ella, impunes.
Por aquel entonces yo no entendía nada de lo que les estaba
contando, pero hoy sé que ese día marcó a fuego mi "yo", mi
"súper yo" y mi "ello".

Estaba jugando al rugby en el interior de mi casa, una común de


tres habitaciones y cocina-comedor, con una pelota en estado
deplorable y una cancha cuyos límites estaban sólo en mi
«Jamás acepté que la práctica educativa debería limitarse sólo
a la lectura de la palabra, a la lectura del texto, sino que
debería incluir la lectura del contexto, la lectura del mundo.»
imaginación, y en la de mi compañero de juegos -mi hermano, "el
Gordo" (el más inteligente de los dos, pero esa es otra historia)-.
Mi papá salía a buscar la ropa que había lavado mi mamá un rato
antes de irse a la facultad, donde estaba a punto de recibirse de
docente. Si bien la ropa estaba en el patio trasero, siempre
usábamos la puerta de adelante, donde había un porche con una
vereda de cemento cuadrada que terminaba en un jardín sin
flores y se extendía por uno tres metros hasta el paredón bajito
del frente.
En el momento en que mi papá abría la puerta, nuestra deplorable
pelota de juegos volaba hasta el fondo del pasillo impulsada por
un patadón que le dí en el comedor, obligándonos a correr detrás
de ella hasta el fondo de la casa, ¡cosas del destino!, ya que en
ese preciso momento se sintieron detonaciones, el ruido de vidrios
rotos, pedazos de chapas y cielorraso cayendo arriba de la mesa
y por todo el comedor. Quedamos congelados. Al principio, con mi
hermano, pensamos: "¡Papá se volvió loco y empezó a los tiros!",
pero ni siquiera terminamos la idea cuando lo vimos entrar a toda
carrera con una expresión en la cara que nunca me voy a olvidar,
era de terror, bronca e impotencia sintetizadas en una. Al grito
de: "¡Tírense abajo de la cama!" mientras buscaba su revólver
arriba del ropero y salía a toda carrera nuevamente hacia el
frente.
En ese momento nuestras
cabecitas relacionaron los
disparos, las caras, la orden y
hasta las convicciones de mi
viejo (que no se casaba con
nadie).
Fue la primera vez en mi vida que
recibí un golpe "adrenalínico" tan
grande, al que luego me haría
adicto –según mi psicóloga-.
El miedo a la muerte de
cualquiera de mis seres queridos
«El mundo no es, el mundo está siendo.»

fue mayúsculo. Nunca en el resto de mi vida volví a sentir tanto


temor (ya que las demás veces estaba bastante acostumbrado).
A pesar de eso, fue como si toda nuestra corta vida nos hubieran
preparado para esa situación.
Ese fue nuestro primer cuerpo a tierra, una reacción innata.
(Luego para mí vendrían otros muchos).
Venía llegando mi mamá a casa, entró rápidamente, tiró el sillón
de costado para protegernos de otra posible balacera que, por
suerte, nunca llegó. Mi viejo se salvó por un pelo al igual que
nosotros. Por segundos no estuvimos parados en la línea de
fuego.
Por supuesto, esa noche ninguno de nosotros durmió. El temor se
apoderó de la familia del policía honesto, que como las
brujas…que los hay, los hay.

Autor: El Chúcaro.
«Si soy puro producto de la determinación genética o cultural
o de clase, soy irresponsable de lo que hago en el moverme
en el mundo y si carezco de responsabilidad no puedo
hablar de ética.»

Los Generadores de Momentos

El movimiento emocional inspirado en contrarrestar el accionar


de los Buscadores de Idilios ha dado lugar a la aparición de los
Generadores de Momentos, quienes alejados de toda innecesaria
melancolía son partidarios de vínculos menos ortodoxos.
Apelan a la nostalgia sólo en el caso de situaciones inevitables,
pero cultivan una aguda percepción de la realidad que los rodea.
En sus reuniones puede que se contradigan, pero conservan un
carácter reflexivo que les permite pensar hasta el unísono cuál
será su mejor jugada.
Los Generadores de Momentos tienen la peculiar habilidad de ser
siempre promotores de vínculos cercanos. Se los ha visto muchas
veces merodeando las hamacas, ahuyentado a los buitres que
atenten contra la mujer amada, e incluso han aguardado en esquinas
oscuras siguiendo el caudal de su sentir.
Aman personas y no ideas, siendo siempre concientes de sus
propias limitaciones, y no ansían lo imposible sino que se adaptan a
las circunstancias en la medida de sus posibilidades.
Cultivan un amplio repertorio que los hace acercar a todo tipo de
personas. Su conocimiento del mundo exterior ha alcanzado límites
inimaginables: configuran cada parte de su ser acorde a la naturaleza
del sujeto a conquistar.
Olfatearon el mundo aristocrático de la clase alta sin caer en el
pecado de pasar inadvertidos. Manejaron la jerga de códigos
diferentes a los suyos. Improvisaron espontaneidad al penetrar el
planeta de los countries. No mostraron sorpresa al encontrarse
ante enormes piscinas con esbeltos trampolines, ni tampoco se
inmutaron al pasear en lujosos descapotables.
Pero nada les fue fácil. El suyo fue un trabajo tan minucioso
como silencioso. Se infiltraron hábilmente entre el círculo más
cercano a la mujer a conquistar, y desde ese lugar privilegiado, lo
observaron todo: los gestos, las actitudes, los gustos, las miradas
derivadas. Y en ese lapso de tiempo prepararon la corbata,
«Somos seres condicionados pero no determinados.»

plancharon el moño, lavaron la camisa, lustraron los zapatos y


relucieron una billetera desinflada.
Hicieron contactos. El camino de la piadosa extorsión estuvo en
marcha. Se hicieron amigos de los dueños de los catamaranes,
consiguieron caballos prestados para intentar suerte en el polo y
buscaron información sobre las reglas de juegos como el golf. Todo
al costo de la simpatía.
Así lograron provocar situaciones en prestigiosos bares, logrando
invitar a sus amadas a los más recónditos lugares. Muchas veces
llevaron consigo ropas ajenas a la cultura del lugar, cambiaron sus
voces y sus ojos delataron confusión, logrando así el efecto de
simular ser extranjeros, rango indispensable para el acercamiento
de ese tipo de damas que buscan afuera lo que no tienen adentro.
Cuando se cansaron de aquellas damas que rescataban lo
superficial, intentaron extender sus horizontes ingresando lentamente
al sentir de las clases populares.
Como si se tratara de una apología de la contradicción, los
Generadores de Momentos arriesgaron sus vidas al transitar por
las oscuridades de los barrios marginados. Los celos de los varones
de aquel sitio no pudieron evitar que su camino se viera entorpecido.
Hacia allí fueron, ansiosos por hallar otros modos de sentir, ofreciendo
lo que las muchachas oriundas de aquel sitio no encontraban a
menudo.
Con la identidad determinada, fueron precursores de un amar
imperialista. Las Tropas Aliadas marcharon en dirección del abandono
y prepararon el ataque.
Las esquinas fueron tomadas por sorpresa, siendo las mujeres
detenidas con brutal honestidad. Transmitieron su mensaje todo el
tiempo, no queriendo dejar para mañana lo que pudieran hacer hoy.
Su fortín fueron los bancos de las plazas. Allí se recluyeron mientras
sus ojos detectaban la figura caminante. Las embestidas del rechazo
fueron aplacadas por el escudo de su orgullo. Si has de dar un paso
en falso, mejor no darlo. Parecía una máxima legítima. Nada de eso:
el combate requería de estrategia.
«El compromiso sería una palabra hueca, una abstracción, si no
involucra la decisión lúcida y profunda de quien lo asume. Si no se
diera en el marco de lo concreto.»

Utilizaron las ramas de los árboles para colgarse de allí y atentar


contra las que dudan en amar. Sorprendieron en extrema demasía.
Siempre provistos de golosinas, rompieron con la lógica de los
amaneceres, engañando a los estómagos y jugando con el poder
de la dulzura.
Eso no fue todo. También conspiraron para recibir una ayuda que
jamás les iba a ser negada. A las biólogas les preguntaron por el
destino de las flores secas, a las altas les pidieron que les observen
si no tenían una lastimadura en la cabeza y a las petisas les rogaron
que les ataran los cordones. A las cajeras de supermercado, en
cambio, las confundieron al cambiarle intencionalmente el valor a
los productos. A las monjas lindas les preguntaron cómo había que
hacer para sobrellevar lo que no tenía cura, y a las profesoras de
idioma les hablaban con errores para que les corrigieran la
pronunciación.
Con las heladeras, la historia fue distinta. Hecho el pedido, los
Generadores de Momentos se disponían a pensar muy lentamente
cuáles gustos pedirían. Lo mismo sucedió con las empleadas de
panaderías y con las vendedoras de comidas rápidas.
Mandaban a cortar la luz en situaciones importantes para relucir
su astucia al ser guías y protectores de las Asustadas. Fueron
guardavidas en verano y, con la complicidad de sus secuaces,
hicieron que las jóvenes bellas desafiaran al oleaje peligroso, para
luego ir ellos mismos a rescatarlas del ahogo. El valor heroico se
extendió hacia otras situaciones: contrataron un grupo de supuestos
amantes depravados que tenían que dejarse vencer por su propia
valentía. También se disfrazaron de bomberos para apagar los
incendios apenas provocados. Ni que hablar de transitar las esquinas
con sus autos convertidos en precarios taxis.
Además, aprovecharon al máximo las oportunidades brindadas
por la obra de los Arquitectos de Ciudades y se comprometieron a
usufructuar cada vez más las bondades de la infraestructura del
lugar, donde hicieron increíbles esfuerzos al aprender de memoria
las letras de las clásicas canciones amorosas, para tararearles en
momentos de romance.
«La primera condición para que un ser pueda
ejercer un acto comprometido está en que éste sea
capaz de actuar y reflexionar.»

También fueron ciegos que necesitaron de ayuda para cruzar las


calles. Y muchas veces, al producirse cualquier tanteo físico ocasional
con alguna mujer interesante, gritaron de dolor aparentando ser
rozados en una zona de heridas peligrosas, con lo cual lograron, en
reiteradas ocasiones, el consuelo comprometido de la caricia
femenina.
Los Generadores de Momentos buscan estar en todos lados. Son
pacientes que aguardan tranquilos su oportunidad. No desesperan,
aunque el fluir de sus vivencias diga lo contrario.
Adhieren a la idea de buscar la belleza relativa en sus amadas, no
queriendo decir esto que se nieguen a conocer a las damas
absolutamente hermosas. Esta distinción resulta ser más que
importante, dado que la atracción muchas veces se encarrila por el
lado de lo inexplicable.
No será imposible lo que buscan, aunque quizás pueda ser
demasiado complicado. Las almas solidarias siempre guardarán un
cálido lugar para sus instantes provocados.
El triunfo para ellos no será la concreción de un idilio sólido y
tangible, sino que sólo bastará con llegar a la cima de la atracción
inconfundible: el diálogo naciente, la cómplice sonrisa, el feed -
back prominente. Desde allí comenzarán a edificar lo que consideran
el anhelo de sus vidas.
Dormirán tranquilos en la alcoba de su nítida conciencia, sabiendo
que jamás dejarán pasar la posibilidad de acercarse a un potencial
amor.
Son ellos. Con sus armas secretas escondidas. Aplicando el amor
imperialista. Soportando las rigurosidades de las mujeres con sonrisa
difícil. Amarán la simpatía, se encandilarán con el encanto. Buscarán
lo que existe y deambularán para hallar virtudes ocultas en el interior
profundo de las damas de buen corazón.
Recorrerán el terreno de la ilusión permanente, recibirán al día con
inédita esperanza. Aguardarán siempre el momento justo. No se
anticiparán a los sucesos. Serán cautos y sensibles, pero irán para
adelante.
«Así como no hay hombre sin mundo, ni mundo sin hombre,
no puede haber reflexión y acción fuera de la relación
hombre-realidad...»
Darán testimonio de sus particulares historias. Siempre a través
de analogías, reservando para sí la connotación de lo privado.
Pensarán en mucha gente, conspirarán para arribar a lo casual.
Todo estará planificado. Excepto el camino del asombro. El
procedimiento es válido, la expectativa es lógica.
Lo que no admitirá razón, será la complejidad de su latir. Afilarán
su percepción y obrarán en consecuencia. Sus decisiones se
reservarán el derecho de admisión: sólo ellos pactarán con lo secreto
y podrán dar razón de relativas confusiones.
Podrán perder su documento, pero jamás su identidad. Los
Generadores de Momentos harán honor al desafío. Su vida y obra
quedarán patentadas de aquí a la eternidad.
No se tratarán de meros acontecimientos, sino de un compromiso
con la Anécdota Futura, que no los defraudará al atestiguar cada
uno de sus históricos encuentros con el Universo.
El juego está planteado. Las reglas en la mesa, las estrategias
difundidas. Invitados serán los que quieran divertirse.

Autor: Adriano
«...En efecto, si la realidad, creada por los hombres, les dificulta,
objetivamente, su actuar y su pensar auténticos,

¿Poesía?

Si hacía poesías me preguntaron,


¿Qué entiendes tu por poesía?dije yo;
me contestaron algo de prosa, versos y esas cosas.
Pero para mi es la cosa más hermosa.

Si escribí una poesía, no lo sé, te digo a tí,


pero viví poesías, eso si.
Porque una poesía...es el amor que siento por ti,
porque poesía, es la vida que viví.

Cuando estamos juntos pierdo noción del tiempo,


cierro mis ojos, cuando pasa no lo siento.
Podría pasar mi vida en ese momento,
como un río dentro mío corren los sentimientos.
La vida espera sentada sobre un asiento
como espectadora de ese acontecimiento;
pues nada irrumpe en éste pensamiento
que encierra la risa, la alegría y también un lamento,
como estando todos juntos en el departamento
de mi alma, viviendo en calma todo el momento.

Tan sólo a darte amor estoy atento


y pasa el tiempo, y pasa el tiempo.
La Muerte se queda sin palabras para el testamento
porque eterno es este sentimiento.
Tranquilo, en paz, no lo mueve el viento
de las preocupaciones ni del tiempo...

Si hacía poesías me preguntaron.


Poesía es lo que vivo, poesía es lo que siento.
¿cómo pueden, entonces, transformarla para que puedan pensar
y actuar verdaderamente?...»

Rescátame Amor

Ya no tengo lágrimas, ya no tengo lágrimas que derramar.


La paz se escabulle, ya no la puedo encontrar.
Quisiera ser un niño, quisiera poder reir y llorar,
tan sólo soy un hombre que ya no sabe a dónde va.

Esta noche estaré solo, estaré solo una vez más


pero mi corazón se ha endurecido y, aunque quisiera,
no puedo llorar.
Quisiera que mi corazón no esté tan cerrado,
volver a sentir, volver a amar.
Pero camino sin nadie a mi lado,
ya no quiero lastimar ni ser lastimado.

He ocultado mis armas en un lugar en el que ni yo las pueda


encontrar, porque a veces me entran ganas, ganas de matar.

Llevo cicatrices abiertas, por gente a la que jamás les di motivo


para que me quieran cortar, ensuciar.
Sin embargo así es el hombre, en su estado animal.

Mis instintos me hablan solo de matar,


no sé cuánto tiempo más los pueda controlar
por eso si encuentro mis armas las vuelvo a ocultar.

Dejaré que me pisen, que me escupan, que me peguen


porque ya no soy como ellos, porque ya no quiero matar.
Dejaré que desangren mi cuerpo, que corten mis venas.

Mientras los veo actuar, no puedo dejar de sentir pena.


Sin compasión, sin sentimientos, hinchados de orgullo,
caminan su camino, que ya no es el mío, no es el tuyo.
«...La neutralidad frente al mundo, frente a lo histórico,
frente a los valores, refleja simplemente el miedo
que tiene uno de revelar su compromiso.

Nadie reconoce equivocarse, si pudieran verse


su propio reflejo bien claro,
estoy seguro que se darían asco puro
por eso, aunque me duela,
no quiero pertenecer a este mundo inmundo.

Pero continúo aquí, no puedo partir aún,


porque sé que no soy un tipo común,
me duele el corazón y me aqueja el alma,
pero no puedo llorar ni mantenerme en calma.

Solo espero, solo eso


que un día no muy lejano,
tu puedas venir
y rescatarme de esto...

Autor de ambas poesías: Tanaka

Tanaka hace poesía callejera y la acompaña con música


en : www.escucha.com/mp3web/mp3_tanaka.asp
Este miedo, casi siempre, resulta del hecho de que
se dicen neutros están "comprometidos" contra los
hombres, contra su humanización.»

RESURRECCIÓN

La poesía entra en el sueño


como un buzo en el lago.
La poesía, más valiente que nadie,
entra y cae a plomo
en un lago infinito como el lago Ness
o turbio e infausto como el lago Batalón.
Contempladla desde el fondo:
un buzo inocente envuelto en las plumas
de la voluntad.
La poesía entra en el sueño como un buzo muerto
en el ojo de Dios.

Roberto Bolaño

SANGRE

Éramos cinco a la mesa de juego


sin contar al croupier
y su ayudante. El hombre
de junto a mí tenía los dados
en la mano.
Se sopló los dedos, dijo:
¡Vamos, pequeños! Y se inclinó
sobre la mesa para tirar.
En ese momento, una sangre roja brotó
de su nariz, salpicando
el verde paño de fieltro. Soltó
los dados. Se echó hacia atrás pasmado.
Y luego aterrorizado cuando la sangre
corrió por su camisa abajo. ¡Dios mío!
¿qué me está pasando?
gritó. Se agarró a mi brazo.
Oí funcionar los motores de la Muerte.
«No puedo por ello mismo, burocratizar mi compromiso
de profesional, sirviendo, en una inversión dolosa de
valores, más a los medios que al fin del hombre.

Pero en aquella época yo era joven,


y estaba borracho, y quería jugar.
No tenía por qué escuchar.
Así que me largué. No me volví ni siquiera,
ni encontré esto dentro de mi cabeza, hasta hoy.

LA CAÑA DE PESCAR DEL AHOGADO

Al principio no la quería usar.


Luego pensé, no, me revelará
secretos y me dará suerte
que es lo que entonces necesitaba.
Además, me la dejó a mí
para que la usase cuando fue a bañarse aquella vez.
Inmediatamente después, conocí a dos mujeres.
Una adoraba la ópera y la otra
era una borracha que había pasado un tiempo
en la cárcel. Ligué con una
y empecé a beber y a reñir sin parar.
¡El modo en que esta mujer podía cantar y seguir
bebiendo!
Fuimos directamente al fondo.

ÚLTIMO FRAGMENTO

¿Y conseguiste lo que
querías de esta vida?
Lo conseguí.
¿Y qué querías?
Considerarme amado, sentirme
amado en la tierra.

Autor de las tres poesías anteriores : Raymond


Carver
No puedo dejarme seducir por las tentaciones míticas, entre
ellas la de mi esclavitud a las técnicas, que siendo elaboradas
por los hombres son siervas y no sus señoras».

HOMBRE PEQUEÑITO:

Hombre pequeñito, hombre pequeñito,


Suelta a tu canario que quiere volar...
Yo soy e canario, hombre pequeñito,
Déjame saltar.

Estuve en tu jaula, hombre pequeñito,


Hombre pequeñito que jaula me das.
Digo pequeñito, porque no me entiendes,
Ni me entenderás.

Tampoco te entiendo, pero mientras tanto


Ábreme la jaula que quiero escapar;
Hombre pequeñito, te amé media hora.
No me pidas más.

BORRADA:

El día que me muera, la noticia


Ha de seguir las prácticas usadas,
Y de oficina en oficina al punto,
Por los registros seré yo buscada.

Y allá muy lejos, en un pueblecito


Que está durmiendo al sol en la montaña,
Sobre mi nombre, en un registro viejo.
Mano que ignoro trazará una raya.

La autora de las dos poesías anteriores: Alfonsina


Storni
«...Si mi compromiso es realmente con el hombre concreto,
con la causa de su humanización, de su liberación,
no puedo por ello mismo

De la Historia al Cine: la Edad Media Imaginada

Mucho se ha dicho y escrito en torno a la relación entre Historia


y Literatura. Desde las posturas que subrayan como exclusivas la
veracidad y la ficción de una y otra respectivamente, hasta
aquellas que afirman que toda forma de escritura implica recrea-
ción y, por lo tanto, la consideración de la historia como una
literatura que intenta ser verosímil. Entre ambos extremos, la
variedad de matices es muy amplia.
El cine, entendido como expresión artística y literaria también
participa de dichos debates, en particular el llamado cine históri-
co. Una pregunta subyace a estas cuestiones: el cine ¿puede
ser considerado como verdaderamente histórico? Las respuestas,
nuevamente, llevan de un optimismo ingenuo a una exagerada
desconfianza.
Al margen de estas controversias, las películas históricas de
argumento son útiles tanto para el historiador como para el
aficionado al cine de dos maneras diferentes. Por una parte,
constituyen un soporte para el relato histórico, que en vez de
ser escrito es filmado. Este desplazamiento de la escritura al
celuloide implica, para muchos y en muchos casos, una vulgari-
zación de la historia en pos de la comercialización de la obra.
Claro está que lo mismo podría afirmarse de los textos escritos.
Por otra, resulta muy sugestiva la doble relación que tiene el cine
con la historia, no sólo en cuanto manifestación cultural que
forma parte de ella, sino como herramienta para hacer historia,
para incidir en las mentalidades, en los deseos y en los compor-
tamientos de masas.
Las lecciones de historia que pueden obtenerse de las produc-
prescindir de la ciencia ni de la tecnología, con
las cuales me vaya instrumentando para mejor
luchar por esta causa.»
ciones cinematográficas son de dos tipos. Una película histórica
sirve para aproximarse a un acontecimiento, a determinados
personajes o a ciertos problemas que constituyen su argumento.
Esta aproximación será más o menos acertada en función de la
seriedad y del rigor histórico con que se haya realizado el film.
Pero, además, una película es siempre una fuente de información
sobre el momento en que fue realizada: guión, dirección, monta-
je, proceso de producción y sistema de financiación son elemen-
tos muy significativos de la sociedad en la que nació y fue con-
sumida cada realización cinematográfica. De allí que el arte
cinematográfico sea tanto un testimonio histórico, de acuerdo a
la consideración de Robert Rosenstone, como un testimonio de la
sociedad de su tiempo, según Pierre Sorlin.
Asimismo, las películas pueden ser, también, un medio didáctico
para la enseñanza de la historia, dado que muchas veces ofrecen
un “contra análisis de la historia oficial”, según expresión de Marc
Ferro, poniendo al descubierto giros y miradas diferentes a las
habituales.
Pero, sea considerado de una u otra manera, el cine siempre es
un relato de ficción, que transmite una lectura parcial y propia de
la historia, en tanto narra una historia.
Sin embargo, algunos críticos y estudiosos consideran que, a
pesar de esta ficción implícita, existen películas verdaderamente
históricas, ya sea porque ofrecen una “reconstrucción histórica”,
una “ficción histórica” o una “reconstitución histórica”.
Los filmes que ofrecen una reconstrucción histórica retratan a la
gente de una época, su modo de vivir, de sentir, de comportase,
de vestir e incluso de hablar. Las películas consideradas como
ficción histórica, en cambio, evocan un pasaje de la historia o
bien se basan en un personaje histórico con el fin de narrar un
relato con visos de historicidad, aunque con cierto de grado de
libertad creadora. Finalmente, las obras consideradas de recons-
titución histórica son aquellas que tienen una voluntad directa
por hacer historia, se trata de trabajos artísticos y creativos que
se encuentran más próximos a la operación historiográfica que al
«Estamos convencidos de que el momento histórico de
América latina exige de sus profesionales una seria
reflexión sobre su realidad, que se transforma
rápidamente, de la cual resulte su inserción en ella.
libro de divulgación.
Por lo general, los historiadores son algo reticentes a la hora de
evaluar el cine histórico, dado que –aunque suene paradójico-,
este tipo de cine ofrece sobrados ejemplos de ahistoricidad, dado
que personalidades y épocas sirven de pretexto o soporte para
situar una historia –épica, burlesca, amorosa, etc.- en el atracti-
vo ambiente de culturas renombradas del pasado, mitificadas y
convertidas en trasfondo adecuado para conseguir teatralidad u
otorgar a los personajes los extremados caracteres que supone
propios de aquellos tiempos lejanos. La creación artística
ambientada históricamente supone, en infinidad de ocasiones,
licencias y anacronismos casi abusivos. Por lo general, a través
de estas películas se transmiten estereotipos e imágenes planas,
carentes de matices, que sirven para reforzar –en la mayoría de
los casos- ideas preconcebidas.
Las explicaciones sobre el pasado más extendidas y difundidas
raramente responden a la investigación rigurosa, sino las imáge-
nes que la literatura, las leyendas, la mitología o bien el cine han
conformado a lo largo del tiempo.
A partir de esta serie de cuestiones se deduce que el cine, a lo
largo del siglo XX, coadyuvó a conformar una imagen particular de
la Edad Media, identificándola ya sea con los castillos y las cruza-
das tanto como con los abusos feudales, la opresión monárquica
y eclesiástica, el oscurantismo religioso, la magia y la supersti-
ción. Incluso algunos de estos tópicos se expresan en filmes
consagrados por la crítica especializada por la “rigurosidad de sus
reconstrucciones”.
A su vez, la “supuesta” Edad Media le aporta al cine una cantera
casi inagotable de situaciones y anécdotas posibles de ser filma-
das, dadas su variedad y exotismo, así como una riqueza de
personajes -reyes, reinas, príncipes, caballeros, doncellas, jugla-
res, pobres de toda talla- y un sinnúmero de elementos imagina-
rios tan caros a las poblaciones occidentales -demonios y maravi-
llas, duendes y dragones, unicornios y ballenas gigantes-.
El resultado de esta relación entre historia y cine es, en muchos
Inserción que, siendo crítica, es compromiso verdadero.
Compromiso con los destinos del país. Compromiso con su
pueblo. Con el hombre concreto. Compromiso con el ser más de
este hombre.»
casos, un verdadero pastiche histórico, afirma Jacques Le Goff,
dado que el pasado medieval aparece vulgarizado y bastardeado.
Un buen ejemplo de cine histórico, entendido tanto como de
reconstrucción como de reconstitución a la vez, es Mahoma, el
mensajero de Dios, biografía monumental del Profeta llevada al
cine en 1976 por el director Moustapha Akkad, con un guión que
respeta escrupulosamente la versión histórica acorde a la tradi-
ción islámica. Es una coproducción británica y kuwaití que se rodó
en el desierto de Libia y fue protagonizada por Anthony Quinn,
Irene Papas y Michael Ansara. La banda sonora es de Maurice
Jarre.
Al poco tiempo de su estreno, la película se había convertido en
una referencia para todos los musulmanes y también fue un éxito
de taquilla en Occidente. En el mundo musulmán supuso un hito,
ya que la reticencia de los musulmanes -por razones religiosas- a
representar seres vivos no había ayudado a que proliferaran
iniciativas de filmar la historia sagrada, en contraste con la profu-
sión con que la Cristiandad ha llevado a la pantalla sus historia del
Antiguo y del Nuevo Testamento.
El film gira en torno a tres fases de la vida de Mahoma: el período
en que era conductor de caravanas (582), antes de empezar a
predicar (613), la oposición que sufrió en su ciudad natal, La
Meca y su regreso a ella en 631, para acabar con la idolatría.
Una filmografía de ficción histórica es, sin duda, la de Mario
Monicelli, en particular La Armada Brancaleone (1966) y
Brancaleone en las Cruzadas (1970), verdaderas películas de
culto de la comedia italiana, con Vittorio Gassman en el papel
protagónico de Brancaleone. En el primer film actúan Catherine
Spaak, Gian Maria Volante y Enrico Maria Salerno, en tanto en la
secuela conforma el elenco principal Adolfo Celi, Stefania
Sandrelli, Beba Loncar, Paolo Villaggio y Shel Shapiro. La banda
sonora es responsabilidad, en ambos casos, a Carlo Rustichelli.
Brancaleone da Norcia, un caballero medieval, pobre pero con
honor, recibe de un extraño grupo un documento robado que
otorga al poseedor la propiedad de la roca y ciudad de
«...Este compromiso con la humanización del hombre, que implica
una responsabilidad histórica, no puede realizarse a través de la
palabrería ni de ninguna otra forma de huir del mundo, de la
realidad concreta, donde se encuentran los hombres concretos.
Aurocastro. Aunque inicialmente rechaza el ofrecimiento, su
vergonzosa actuación en una justa le hace cambiar de opinión.
Camino del señorío, a la heterogénea cuadrilla que conforma la
hueste de Brancaleone le surgen episodios que trastocan sus
planes: desde una contienda en un campo de trigo, que resulta
desastrosa, hasta un frustrado intento por pedir rescate por
Teofillato. Todas estas vicisitudes cambian el rumbo de la Armada,
que incluso que contraer la peste al hacer una escala en un
pueblo abandonado. Se unen entonces a un iluminado que va
hacia Tierra Santa, para purgar sus pecados y a luchar junto a
los cruzados, nuevos contratiempos les hacen cambiar su ruta.
Otra vez hacia Aurocastro, una caravana que custodia a una
doncella les aparta del camino. Esta doncella les trae continuos
problemas, que prosiguen aún tras llegar a la roca prometida.
En la saga, el objetivo de la banda liderada por Brancaleone y
Frate Zenone tiene un objetivo claro y preciso: llegar a Tierra
Santa y conquistar el Santo Sepulcro. Sin embargo, tras cruzar
un lago insignificante, la armada cree haber sorteado el Medite-
rráneo. En su marcha, algunos accidentes irrumpen a su paso:
dos papas intercambian excomuniones; la revelación de un peca-
do desencadena un terremoto; hay un traductor que se jacta de
interpretar los mensajes de los leprosos y un enano descubre,
poco antes de morir, el paraíso de enanos al que nunca irá. Mien-
tras la guerra va diezmando sus huestes, Brancaleone se dedica a
salvar doncellas: primero una princesa llamada Berthe, luego una
doncella, que se enamora de él. Pero el amor no alcanza y
Brancaleone marcha al encuentro de la única rival con la que
acepta medirse: la Muerte
En ambos filmes, los personajes son colocados en una Edad Media
de pacotilla, tenebrosa y cruel -a semejanza de la pintura de El
Bosco-, pero a la vez grotesca y disparatada. Por ello, la risa
festiva y la burla macabra pueden ser evocadas de igual manera
como características salientes de estas obras.
Con una estética y una finalidad diferentes, cine de reconstruc-
ción histórica de alto nivel es El Séptimo Sello, verdadera obra
El compromiso, como propio de la existencia humana, sólo
existe en el engarzamiento en la realidad, de cuyas "aguas" los
hombres verdaderamente comprometidos quedan "mojados",
empapados.»
maestra de la filmografía mundial. Rodada en 1956, escrita y
dirigida por Ingmar Bergman, cuenta con las actuaciones de Max
von Sydow como el caballero, Grunnar Björnstrand, Bibi Andersen,
Bengt Ekerot e Inga Gill entre otros. La música corresponde a Erik
Nordgren.
En este film, un caballero regresa de las cruzadas con su escude-
ro. En el camino encuentran la peste que está asolando el territo-
rio. De repente la Muerte se le presenta al caballero, quien desea
un plazo, no porque tema morir sino porque quiere un poco de
conocimiento. La Muerte le permite jugar con ella al ajedrez, pero
no está capacitada para darle respuestas. Una familia de juglares,
un clérigo desalmado, una muchacha acusada de brujería y otros
personajes son los últimos encuentros del caballero antes de
llegar al castillo.
El propio I. Bergman escribió que “esta película no pretende ser
una imagen realista de Suecia en la Edad Media. Es un intento de
poesía moderna, que traduce las experiencias vitales de un hom-
bre moderno en una forma que trata muy libremente los hechos
medievales ... la película es una alegoría con un tema muy senci-
llo: el hombre, su eterna búsqueda de Dios y la muerte como
única seguridad”. Sin embargo, la crítica rescata en ella el cuida-
do con que se retratan las formas de vida, las maneras de pensar
y de vestir.
Finalmente, El Cid, de Anthony Mann, ofrece sobrados ejemplos
de la utilización de un personaje histórico para la transmisión de
valores y creencias de una época. Esta producción norteamerica-
na fue estrenada en 1961, con los protagónicos de Charlton
Heston y Sofia Loren, acompañados por Ralf Vallone y John
Fraser, entre otros. La música del film estuvo a cargo de Miklos
Rozsa.
La película presenta, en rasgos generales, a un Cid más cercano
a la leyenda literaria que a la historia propiamente. El texto se
halla plagado de anacronismos y recurre a la utilización abusiva
del término España –entidad inexistente como tal en los siglos XI
y XII-. Sin embargo, el franquismo apoyó con entusiasmo la
«No es posible un compromiso verdadero con la realidad y con
los hombres concretos que en ella y con ella están, si de esta
realidad y de estos hombres uno tiene una conciencia ingenua.

difusión de la obra, dado que abordaba un personaje considerado


fundamente para la nacionalidad española. En este caso, el cine
resignifica el pasado en función del presente. Pero la cuestión
central es si el film manipula al personaje histórico o si su estreno
en Madrid fue manipulado social y políticamente.
La evocación de la Edad Media tiene, evidentemente, una función
ideológica precisa, ya sea como momento en el que encontrar la
identidad colectiva, ya sea como aquella etapa oscura e irracional
que es preciso dejara atrás. En ambos casos y en todas las
posibilidades intermedias, el resultado es siempre el mismo: una
cierta manipulación que da como resultado una “Edad Media
imaginada”. La ficción medieval es el pretexto tanto la nostalgia
como la para la exaltación o la denigración.
En cualquier caso, el cine ofrece al espectador una representa-
ción de la Edad Media, que conjuga ficción con autenticidad en
grados muy variables: desde las cruzadas como referencia genéri-
ca para un héroe-villano atemporal como Brancaleone a la su-
puesta fidelidad histórica en la reconstrucción de la vida de el
Cid. Imágenes y representaciones que nos acercan a la vez que
nos alejan de los tiempos medievales.
Pero ¿es lícito exigir al cine que cuente la historia como un libro?
Evidentemente no, dado que se trata –y lo reitero- de dos len-
guajes diferentes, con exigencias muy distintas.
En síntesis y para concluir, es posible afirmar que como género
narrativo el cine histórico puede explicar el pasado, de una mane-
ra propia y particular, con giros y matices alejados e incluso
ajenos al discurso histórico. En virtud de ello, estos filmes debie-
ran ser reconocidos como de “ficción histórica”, para evitar malos
entendidos y críticas fuera de lugar, como sostenía Roland
Barthes.

Gerardo Rodríguez es Doctor en Historia - Especialista en


Historia Medieval - Universidad Nacional del Sur - Universi-
dad Nacional de Mar del Plata.
Mail:gerodri@sinectics.com.ar
No es posible compromiso auténtico si, al que se piensa
comprometido, la realidad se le presenta como si fuera algo
dado, estático e inmutable.»

Paulo Freire

Paulo Freire (1921-1997) fue uno de los mayores y más significa-


tivos pedagogos del siglo XX. Con su principio del diálogo, enseñó
un nuevo camino para la relación entre profesores y alumnos.
Sus ideas influenciaron e influencian los procesos democráticos
por todo el mundo. Fue el pedagogo de los oprimidos y en su
trabajo transmitió la pedagogía de la esperanza. Influyó en las
nuevas ideas liberadoras en América Latina y en la teología de la
liberación, en las renovaciones pedagógicas europeas y africa-
nas, y su figura es referente constante en la política liberadora y
en a educación. Fue emigrante y exilado por razones políticas
por causa de las dictaduras. Por mucho tiempo, su domicilio fue
el Consejo Mundial de las Iglesias en Ginebra, Suiza.
Nació en Recife, Brasil, en 1921. En 1947, fue director del Depar-
tamento de Educación y Cultura del Servicio Social de la Indus-
tria. Estudió letras y se doctoró en 1959 en Filosofía e Historia de
la Educación con la tesis «Educación y actualidad brasileña», en
la que se sientan las bases de su método, según el cual todo
proceso educativo debe partir de la realidad
que rodea a cada individuo.
En los años 50, perteneció al primer Conse-
jo Estatal de Educación de Pernambuco. En
1961, fue nombrado director del Departa-
mento de Extensión Cultural de la Universi-
dad de Recife. En 1963 puso en práctica
su primer experiencia educativa de grupo,
dentro de la Campaña Nacional de Alfabe-
tización, consiguiendo la alfabetización de
300 trabajadores rurales en mes y medio.
Fue acusado por la oligarquía y por cier-
«Ahora bien, si nos interesa analizar el compromiso
del profesional con la sociedad, tendremos que reconocer

tos sectores de la Iglesia de agitador político.


Como consecuencia del golpe militar de 1964, debió abandonar su
actividad, calificada de subversiva, y buscó refugio en Chile,
donde participó en diversos planes del gobierno democristiano de
Eduardo Frei, como el programa de educación de adultos del
Instituto Chileno para la Reforma Agraria (ICIRA). En Chile escribe
Pedagogía del oprimido, cuyo contenido desagradó al gobierno de
Santiago.
Profesor de la Universidad de Harvard, colaboró con los grupos
dedicados a la reforma educativa en los ámbitos rurales y urba-
nos. En 1970 se trasladó a Ginebra (Suiza), donde trabajó en los
programas de educación del Consejo Mundial de las Iglesias.
Después de dieciséis años de exilio, en 1980 volvió a Brasil, impar-
tiendo docencia en la Universidade Estadual de Campinas y en la
Pontifícia Universidade Católica de São Paulo, ciudad esta última
de la que fue Secretário de Educação. En 1986, recibió el premio
internacional «Paz y Educación» de la UNESCO. Fue investido
doctor «honoris causa» por una veintena de universidades de
todo el mundo.

El contexto en el que se inició Paulo Freire:


Pablo Freire conoció desde niño la realidad del nordeste brasileño,
en el que hasta hacía poco se vivía en esclavitud y que por
aquellos tiempos las clases rurales vivían en relaciones laborales
de opresión, marginadas del proceso social, político y económico
y sin participación alguna en las decisiones importantes para el
país.
Es ahí donde se introduce Paulo Freire, que
intenta que sus coterráneos rompan su
pasividad y silencio, que reconozcan la fuerza
de su unidad transformadora, que adquieran
la capacidad crítica para relacionarse con la
sociedad y que se liberen de sus ataduras,
única posibilidad de cambio de la sociedad.
Se inserta en las nuevas ideas revolucionarias
que el profesional, antes de serlo, es hombre.
Debe ser compromiso por ello mismo".

que existían en América Latina en los años 60, imbuido del len-
guaje de liberación surgido de de las corrientes más avanzadas
del catolicismo, que provocaron la teología de la liberación, y
utilizando elementos de la dialéctica marxista para la visión y
comprensión de la historia.

«La pedagogía del oprimido, como pedagogía humanista


y liberadora tendrá, pues, dos momentos distintos aunque
interrelacionados. El primero, en el cual los oprimidos van
desvelando el mundo de la opresión y se van comprometiendo,
en la praxis, con su transformación, y, el segundo, en que,
una vez transformada la realidad opresora, esta pedagogía
deja de ser del oprimido y pasa a ser la pedagogía
de los hombres en proceso de permanente liberación»

La biografía de Paulo Freire fue íntegramente extraída de la página:


http://www.uhu.es/cine.educacion/figuraspedagogia/
0_paulo_freire.htm
Daño Colateral:
Durante la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas de los Estados
Unidos perdieron muchos aviones bombarderos en los ataques
sobre Alemania a causa del fuego antiaéreo. Observando el daño
sufrido por los bombarderos que regresaron, pudieron tener una
clara imagen de cuáles era las partes de los aviones que se
dañaban más frecuentemente, y qué partes no recibían ningún
daño. ¿Cómo usaron esta información para reducir las pérdidas?

Pistas:
1)Algunos daños son fatales para el avión y otros no.
2)Los aviones que regresan no son una muestra real de todos los
aviones y todos los daños.
3)El Comando de Aviones de Guerra de los Estados Unidos usó la
información de los daños en los aviones que regresaban para
fortalecer a los aviones y así reducir las pérdidas.

Falsificación:
Un falsificador entra a una tienda con un billete genuino de $50.
¿Cómo lo usa para salir con $20 de ganancia?

Pistas:
1)Usa el billete de $50 para poder pasar un billete falso, pero no
un billete falso de $50.
2)Compra algo que no quiere.

Soluciones...¡en el próximo número!

Los problemas fueron extraídos del libro «105 desafíos de


pensamiento lateral» de paul Sloane y Des Mac Hale.
Soluciones del Número anterior:

Las Huellas de mis ruedas:


La mujer era la única que estaba en una silla de ruedas.

Los círculos en el agua:


La razón de esto es la siguiente. Si el agua no se mueve, las olas
son circulares. ¿Lacorriente produce el cambio? La corriente
arrastra cada punto de la ola en la dirección que
indican las flechas (Imagen izquierda de la Figura 47), además,
todos los puntos se mueven
en forma paralela con la misma velocidad, es decir que recorren la
misma distancia.

Figura 47. La corriente de agua no varía la forma de las olas

“El desplazamiento paralelo” no cambia la forma de la figura.


Exactamente, al final del desplazamiento el punto 1 (Imagen
derecha de la Figura 47) se mueve hasta el punto 1', el
punto 2 se mueve hasta el punto 2’', y etc.; el tetrágono 1 2 3 4
se mueve hasta el tetrágono 1' 2' 3' 4’', ambas figuras son
idénticas, como podemos ver, toman las formas de
los dos paralelogramos, 1 2 y 2' 1', 2 3 y 3' 2', 3 4 y 4' 3', y
etc. Tomando en la circunferencia más de cuatro puntos,
obtenemos polígonos iguales; por fin, cogiendo una
cantidad de infinita de puntos, obtenemos una circunferencia.
Por eso el movimiento del agua no cambia la forma de la ola, en el
agua corriente ellas forman círculos. La única diferencia es, que
en la superficie del agua en reposo los círculos no se mueven
(teniendo en cuenta que ellas divergen entre sí desde su centro);
en la superficie de un río los círculos se mueven junto a su centro
y con la misma velocidad de la corriente.
NOS TIENEN MIEDO

Nos tienen miedo porque no tenemos miedo / Nos


tienen miedo porque no tenemos miedo.
Nos tienen miedo porque no tenemos miedo / Nos
tienen miedo porque no tenemos miedo.

Nos tienen miedo porque no tenemos miedo / Nos


tienen miedo porque no tenemos miedo.
Nos tienen miedo porque no tenemos miedo/ Nos
tienen miedo porque no tenemos,
porque no tenemos, porque no tenemos miedo.

Están atrás / van para atrás,


piensan atrás, / son el atrás,
están detrás de su armadura militar.

Nos ven reír, / nos ven luchar,


nos ven amar, / nos ven jugar,
nos ven detrás de su armadura militar.

Nos tienen miedo porque no tenemos miedo. /


Nos tienen miedo porque no tenemos miedo.
Nos tienen miedo porque no tenemos miedo. /
Nos tienen miedo porque no tenemos miedo.

Nos tienen miedo porque no tenemos miedo. /


Nos tienen miedo porque no tenemos miedo.
Nos tienen miedo porque no tenemos miedo. /
Nos tienen miedo porque no tenemos,
porque no tenemos , porque no tenemos miedo.

Jesusa Rodríguez y Liliana Felipe

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