Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Alumnas:
Simonetti Silvia
González Arismendi Soledad
“Desplegando el Universo”
David Bohm
1
PARTE I
A comienzos del siglo pasado, Max Planck concluía que la unidad mínima de
energía sólo podía ser concebida a través de la unidad denominada “cuantos de
energía”, o en múltiplos de la misma. Y además, afirmaba que el valor del “momento”
y del “lugar” de los “cuantos de energía”, únicamente podía ser establecido con rigor
probabilístico, a través de ciertas leyes de distribución estadística, en lugar de poder
ser determinado utilizando las leyes de la mecánica clásica.
Pero el problema se vuelve aún más complejo hacia el año 1927. Para esta
época, Heisenberg presentaba el denominado “principio de indeterminación”, mediante
el cual concluía que resultaba imposible determinar -por definición- en el nivel de la
microfísica, el momento y la posición de una partícula en modo conjunto. Más aún, la
investigación llevada a cabo, afirmaba que, cuanta más precisión se lograra en la
determinación de la ubicación de una partícula, menos precisión se tendría en
relación con la determinación de su momento, y viceversa.
2
“X”, en ese momento el electrón que ha “chocado” con la partícula “X”, será despedido
y enfocado por unas lentes magnéticas, hasta que finalmente caerá en una placa
fotográfica, realizando un pequeño deslizamiento, de modo tal que dejará trazada, en
dicha placa un estela “Y”. Es decir, la primera impresión del electrón sobre la placa
fotográfica, solamente podrá ser utilizada para deducir de la misma, una distribución
de probabilidades de esos posibles “puntos” de “X”, desde los cuáles podría haber sido
difractado. De allí que, pueda ser utilizada la impresión para calcular la posición de “X,
dentro de un campo de incertidumbre, ΔX.
ΔX. ΔP ≥ h.
Frente a tal estado de cosas, los físicos se han posicionado en dos vías
alternativas. Por un lado, quienes adhieren a la interpretación de Copenhague,
admiten la ineludible necesidad del probabilismo cuántico; por otro lado, encontramos
a aquellos que afirman que sí es posible la extensión de las leyes causales del mundo
de la mecánica clásica al nivel subatómico.
3
Como ya se mencionó, los resultados del principio de indeterminación,
significaron un problema substancial para toda la comunidad científica, pero en
particular constituyeron una objeción insoslayable para aquellos especialistas que
insistían en una interpretación realista de la teoría.
1
Lombardi Olimpia, “Mecánica Cuántica y No-Localidad: ¿Con cuántos dados juega Dios?”, CONICET-Universidad
Nacional de Quilmes.
4
PARTE II
En principio, esta nueva versión del EPR presentaba algunas ventajas, ya que
permitía la posibilidad de hacer participar más observables, y además era susceptible
de ser trasladada como experimento concreto al interior del laboratorio, cuestión que
la versión inicial no permitía. No obstante, rápidamente comenzaron a surgir serias
objeciones en torno a la característica de no-localidad de la teoría. Esta cualidad,
implica que la descripción de un sistema físico “permite que el resultado de una
medición sobre un subsistema dependa de las mediciones efectuadas sobre otro
subsistema.”2 Es decir que, admite que haya correlaciones entre dos o más
2
Lombardi, Olimpia, El Debate Bohr-Einstein, Buenos Aires, Facultad de Ingeniería UBA, 1993 , p.3
5
observables espacialmente separados, que comúnmente se han interpretado –y por
esta lectura se ha visto rechazada- como acción a distancia instantánea.
El análisis de esta versión continuará con los trabajos que se conocen como
desigualdades de Bell, quien en 1966, en un nuevo análisis del EPR, introdujo la
posibilidad de una nueva interpretación de la mecánica cuántica de Copenhague: ésta
ya no sólo podía ser entendida como “incorrecta” o “incompleta”, sino que de acuerdo
a las desigualdades de Bell, podría ser ahora también considerada “inconsistente”.
6
2.2-Una teoría de variables ocultas no-locales
3
Bohm, D., La totalidad y el orden implicado, Kairos, Barcelona, 1988, p.129
7
modo de pensamiento característico del ámbito de la física, ya que nos veríamos
obligados a postular un único sistema, es decir, un sistema holístico. Sin embargo,
para Bohm, es simplemente en los estados altamente correlacionados, donde las
propiedades del todo no pueden explicarse por sus partes componentes. A medida
que penetramos en la materia nos encontramos con partículas de una sutileza
creciente, que no pueden presentarse como “los bloques básicos de construcción del
mundo” a la manera de Newton y en general de la visión moderna del mundo. Estas
habrían sido meramente construcciones teóricas, útiles para una época determinada,
pero sin significación ni referencia directa. El pensamiento cartesiano, como
exponente de la modernidad, nos dice que a medida que dividimos algo en sus partes
componentes, nos encontraremos con “los elementos más simples y más fáciles de
conocer”4. Esto es precisamente lo que el pensamiento de Bohm ha puesto en tela de
juicio, y que por los desarrollos de la cuántica es manifiesto: la complejidad interna de
las partículas elementales se incrementa cuanto más profundizamos en su estructura y
comportamiento. A mayor división, se muestra mayor correlación entre los elementos
“supuestamente” más simples.
8
del mundo cuántico estarían contenidos dentro de los rasgos esenciales de este
potencial, siendo sus efectos la diferencia fundamental entre el comportamiento del
mundo clásico y el cuántico. El límite de comportamiento clásico sería precisamente
aquel para el cual los efectos de Q se hacen insignificantes o despreciables.
2 22 2 2
Q= -h ∇ R -h ∇ Ψ
= 2
2m R 2m Ψ
9
esquema de interferencia a manera de onda que resulta incompatible con el
comportamiento clásico de las partículas. Sin embargo, la teoría de Bohm, sigue
manteniendo -como era esperable- una interpretación causal de este fenómeno. Se
sabe que el electrón se dirige a una pantalla en la que hay dos hendiduras, pudiendo
atravesar una u otra. Ahora bien, la onda cuántica puede atravesar ambas. A la salida
del sistema de hendiduras, las ondas cuánticas interfieren y producen un potencial
cuántico altamente complejo que normalmente no desciende al alejarse las
hendiduras. Las propiedades de onda no surgen de una dualidad esencial de la
partícula cuántica, sino de los complejos efectos del potencial. La forma o la
información contenida en el potencial cuántico determinan el resultado del proceso
cuántico.
10
de la interpretación actual. Por ejemplo, las trayectorias de partículas antes descritas
podrían ser sólo promedios de un conjunto más complejo de trayectorias, que
recuerdan a las del movimiento browniano, y que fluctúan sin orden, para arrojar a la
larga el mismo tipo de distribución estadística que se prevé en la mecánica cuántica
actual. Esto es lo que muestra que la interpretación, aunque sea causal, no es
estrictamente determinista, como ya habíamos adelantado, brindando la posibilidad de
una mayor creatividad dentro de un marco causal. Bohm habla asimismo de la
posibilidad de la existencia de ordenes “superimplicados”, conectados todos por lo que
él ha denominado como “holomovimiento”.
11
En palabras del propio Bohm:
“se piensa que sólo puede considerarse real lo que puede medirse con un
instrumento. Lo que puede decirse es que el estado actual de la física teórica
implica que el espacio vacío tiene toda esa energía, y, por consiguiente, la
materia es como un pequeño rizo en este océano tremendo de energía, con
cierta estabilidad relativa, y que es manifiesto. Por lo que yo sugiero que este
orden implicado implica una realidad que va mucho más allá de lo que
llamamos materia. La materia misma no es más que un rizo sobre este fondo.” 5
5
AAVV, “Entrevista Weber–Bohm”, El paradigma Holográfico, Kairos, Barcelona, 1987
12
PARTE III
3.1-Conclusiones
Por ende, concluirá Bohm, cada subdivisión resulta necesariamente artificial y toda
la naturaleza no es otra cosa que una inmensa red interminable de imágenes
holográficas. En un universo con características holográficas, el tiempo y el espacio no
serían conceptos significativos, ya que en un universo en donde nada se halle
separado, los conceptos mismos de ubicación y momento carecerán de importancia
para el conocimiento estricto, y por ende cada una de las partes puede ser pensada
como una proyección de un sistema mucho más complejo.
13
Esta nueva perspectiva ontológica para la comprensión de la teoría científica
ha sido denominada como “paradigma holográfico” y aunque muchos científicos lo
hayan acogido con escepticismo, ha entusiasmado a muchos otros. Existen buenas
razones para adoptar la perspectiva de Bohm: la teoría resulta atractiva por diversos
motivos, es realista, causal, no-local y al reproducir las mismas predicciones que son
posibles con el planteo del formalismo de la mecánica cuántica de Copenhague, no
contradice los resultados de su contrastación empírica.
Creemos que resulta un sueño ingenuo, tal vez desde una perspectiva también
ingenua, la pretensión de los físicos de querer desarrollar una teoría completa que en
términos absolutos pueda absorber y contener dentro del “campo de la física”, un
formalismo intachable, desde el punto de vista empírico y estético, y que al mismo
tiempo posea, además un correlato ontológico que resulte armonioso, y cuyos
elementos constitutivos puedan alcanzar una interpretación clara y distinta. Por este
motivo, también valoramos la decisión conciente de nuestro físico de haber creado
imágenes o metáforas que sin pretender el fin de las explicaciones, nos presentan
cierta inteligibilidad o acercamiento a su visión del universo.
14
Bibliografía
Clemente de la Torre, A., Física Cuántica para Filo-sofos, Buenos Aires, FCE,
1992.
Wick, D., The Infamous Boundary. Seven Decades of Heresy in Quantum Physis,
New York, Copernicus an Imprint of Springer Verlag, 1995.
15