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CAPÍTULO II

HISTORIA DEL DERECHO PENAL

La Historia del Derecho es una disciplina científica que permite


establecer los sujetos que concurren a la formulación de la vida
jurídica, la forma en que cada uno de ellos lo hace en cada época y la
relación que se entabla entre ellos, permitiendo ponderar así la
importancia que a cada uno compete.

Derecho e Historia se complementan y de alguna manera se co-


implican.

Los pensadores se han cuestionado el por qué del derecho de penar a


alguien; ¿Cuál es el eje generador que otorga la facultad de
sancionar?. Existen infinidad de teorías sobre la justificación del
privilegio concedido a alguien para infligir castigos. La pena surge
coincidentemente con el punto de partida de la convivencia social de
los hombres. Hasta el más remoto periodo, accesible a la indagación
histórica, entre las razas más duras y degeneradas, hallamos la
reacción social, aunque oscuramente presentida, contra el miembro
de la sociedad que ha transgredido las normas de la convivencia y,
por lo tanto, ha vulnerado o puesto en peligro los intereses de la
comunidad.

En toda sociedad encontramos obligatoriamente el fenómeno


criminal: el hecho evidente, constatado en todas las comunidades
organizadas y en todos los grupos sociales, de que individuos de los
mismos atentan contra valores que la mayoría consideran
fundamentales y dignos de respeto para mantener las bases de la
convivencia. A las concretas acciones que atentan o ponen en peligro
esos valores fundamentales, se les viene conociendo por delito o
crimen. Al conjunto de éstos, se les llama criminalidad o delincuencia.
A sus autores delincuentes o criminales.
Desde que la sociedad existe como tal, el hombre conoce el
fenómeno de la criminalidad. Esta se manifiesta en todas las
sociedades. Puede variar la naturaleza de sus manifestaciones con el
transcurso del tiempo, pero su presencia se mantiene en todo tipo de
sociedad, hasta el punto que hoy no se considera la criminalidad
como un fenómeno anormal del grupo social, sino como algo
connatural a toda sociedad organizada, siendo sólo lo anormal los
bruscos crecimientos o decrecimientos de las tasas de delito. Con
base en ello se han señalado como características del fenómeno
criminal, su permanencia y su actualidad.

La mayoría de los tratadistas describen la facultad para castigar,


derivándola de: Venganza Privada; Venganza Divina; Venganza
Pública; Defensa del Poder Absoluto; Periodo Humanitario y Etapa
Científica.

Daremos un repaso al manejo que en forma común han transmitido


los juristas como acontecido en el devenir histórico.

• LA VENGANZA

La venganza significa que el hombre, ante una agresión recibida,


obtiene la satisfacción mediante un acto violento. En esta fase, cabe
distinguir cuatro subfases: venganza privada, venganza divina,
venganza familiar y venganza pública.

Venganza Privada. Durante esta época, la función punitiva, la


ejercían los particulares, pues cada particular, cada familia y cada
grupo se protege y se hace justicia por sí mismo, sin embargo, debido
a los excesos cometidos por los ofendidos al realizar su “venganza”,
surgió lo que se conoce como la ley del talión, que no fue otra cosa,
sino una medida moderadora, pues sólo se le reconocía al ofendido el
derecho de causar un mal de igual intensidad al sufrido. Fue poco
después que nació la compensación, mediante la cual se autorizaba
para que ofendido y ofensor, nombrasen representantes que
moderaran los reclamos recíprocos y acordaran la cantidad del
castigo.

Venganza Familiar. En este periodo, un familiar del afectado realiza


el acto de justicia y causa un daño al ofensor.

Venganza Divina. Al lado del periodo conocido como venganza


privada, se gestó dentro de las organizaciones sociales más cultas, el
principio teocrático y éste vino a convertirse en fundamento del
Derecho Penal, pues no se castigaba al culpable para satisfacer al
ofendido, sino para que aquél expiase la ofensa Causada a Dios por
su delito. En general esta época fue manejada por la clase sacerdotal.

Venganza Pública. Durante esta etapa, se empieza a hacer


distinción entre delitos privados y públicos, según el hecho lesione de
manera directa los intereses de los particulares o el orden público. Es
entonces cuando aparece la etapa “venganza pública” o “concepción
política”; los tribunales juzgan en nombre de la colectividad. Esta fue
una inmensa época, de propósitos retributivos y a lo sumo
intimidantes, con fines de prevención general, en el que se aspiraba a
utilizar al delincuente en provecho del Estado.

Defensa del Poder Absoluto. En este período, el motivo para


prohibir o para castigar no fue ni la ofensa al individuo, ni la ofensa a
la divinidad; fue la ofensa a la majestad y la voluntad soberana, que
imponía el castigo, al tornarse autócrata, encontró su razón en sí
misma, mediante un circulo vicioso: Las penas no tuvieron otra
medida que el capricho o el temor de los gobernantes, o la necesidad
de consolidar con sangre un centro empleado como azote de la
nación.

• ETAPA HUMANITARIA

Como respuesta a la fase anterior, surge una reacción humanista en


materia penal, de manera que se pretende dar un giro absoluto y
radical a la dureza del castigo.
Grandes pensadores, filósofos y humanistas, con su obra e ideas, han
influido en el derecho penal y ciencias afines. Cesar Beccaria y John
Howard, con su valiente y enérgica manifestación de principios
humanistas, trataron de devolver al hombre el respeto a su dignidad.

En su libro “Tratado de Delitos y Penas”, Cesar Beccaria destaca


diversos aspectos, tales como los procedimientos arbitrarios e
inhumanos para obtener confesiones; se refiere a la tortura y rompe
con ancestrales creencias relacionadas con la eficacia de la pena.

Estas ideas, expresadas en 1764, se encuentran vigentes, al igual que


los principios emanados de la Revolución Francesa, con la cual surge
la contemplación y tutela de los derechos del hombre.

• ETAPA CIENTÍFICA

En esta etapa se mantienen los principios de la fase humanitaria,


pero se profundiza científicamente respecto del delincuente.
Considera que el castigo no basta, por humanizado que sea, sino que
además se requiere llevar a cabo un estudio de personalidad del
sujeto y analizar a la víctima; es indispensable conocer el porque del
crimen, saber cual es el tratamiento adecuado para readaptar al
sujeto y, sobre todo, prevenir la posible comisión de delitos. En la
pena estima que un tratamiento y el sujeto son productos de las
propias fallas sociales, con influencias de factores de índole diversa
interna y externa.

Esto a la fecha no ha resuelto el problema tan delicado que


representa la delincuencia.

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