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INAH SEP
ENAH
CONSTRUCCIÓN Y RECONSTRUCCIÓN
DE TENOCHTITLAN A LA CIUDAD DE MÉXICO
ACULTURACIÓN Y URBANISMO EN EL MAPA DE NÜREMBERG Y EN EL MAPA DE
UPPSALA A TRAVÉS DE UN SISTEMA DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA
TESIS
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE
LICENCIADO EN ARQUEOLOGÍA
PRESENTA
DIRECTOR DE TESIS:
GERARDO GUTIÉRREZ MENDOZA
ASESORES:
FIORELLA GINA FENOGLIO LIMÓN
HECTOR PATIÑO RODRÍGUEZ-MALPICA
Créditos
Genealogía
No se puede mencionar a pocos porque son muchos y no Cuando la reunión llevaba como catorce horas,
se puede a todos porque son muchos. Faltaba una hora llegaron Christian, Homar, Genaro y Wendy. Luego otros
para que fuera el diecinueve, pero no importaba porque de que habían llegado y otros que llegaron después, se
todos modos ahí estaba. Era tarde y no podía abrir sus dispersaron pero ahí andaban, como Rodrigo, Memo,
ojos, faltaba que llegara más gente; al final de cuentas, no Olga y Cecilia -que sería mejor llamarla Ivet-. Cuando por
se pudo esperar más y salió. No tuvo idea de quién la fin dieron las 5:00PM, más de la mitad dejó el jolgorio,
despertó aunque igual no abrió sus ojos. Primero su madre cansados y aburridos. Afortunadamente todos la vieron
la tomó y luego vino la tía y las hermanas y el papá. De abrir sus ojos. Hasta los profes que en su cabeza pasaron
eso nada se acuerda. Los primeros minutos del como de rebote.
diecinueve, se preparaba para su primer tropezón, Primero llegó la ENAH y luego la Enah, Dante
ignoraba que un humano tropieza muchas veces con la y Malena; en seguida el Chaco y el Gordo -que qué bueno
misma piedra. El tropezón fue con un vidrio y luego con que no se casaron-.; luego aparecieron Olinca, y los dos
otro y luego fue con cinta adhesiva. La madre y el padre Yones, el Pakal e Isis, que tenían en común, que se
de su madre y de los tíos que venían con sus hijos, conocían. Nando y Poncho, el uno con caguamas y el
también fueron a verla. La familia completa se otro con pulque y libro pa’ la panza. Y luego llegaron más
congregaba. y más personas, un Jorge, una Gaby, una Bere, un Julk, un
A las 12:00AM hubo fiesta y dicen que abrió sus Paco y un Rodrigo Pacheco, entre otras personalidades,
ojos, pero la verdad es que fue inútil porque la gente seguía que así como llegaron se fueron y regresaron. Como a las
llegando -primos y más primos, tíos y más tíos-. La fiesta 8:00PM entraba tu tocayo, el Coste, el Cristian y todos los
siguió en la madrugada, todos dando lo mejor de sí grandulones. Ya no había con qué brindar pero en eso
mismos, pero mirándola con gravedad porque se les hacía llegó la Fis con un tal Gerardo y atrás de ellos Héctor y
que se veía muy triste como se veía, sola. Alejandro; la primera llegó de Zacatecas, el segundo del
Y entonces todo el vecindario supo de su gabacho y los terceros de San Mateo con un poco más de
existencia, y así llegaron Pepe, Iván y Manuel –el de la veneno.
central, el de enfrente y el Cozumel, que iban juntos pero Se fue la ENAH y permanecía Enah. Al final
cada quien iba por su lado-. Durante horas el cuarto se fue sólo quedaron los que se quedaron los que se quedaron
llenando de gente hasta que no cupo más. Llegaron los de (Rosa es una rosa es una rosa es una rosa) y son los que al
la primaria, el profe Bernardo y las profas de antaño, final se la tomaron. Todos salieron bien en la foto, pero
también llegaron Julio, Kato, Gerardo, César, los qué difícil resultó acomodar a todos para que todos
“vampiros” y otros más. salieran. No cabe duda que es difícil hacer que en una foto
Cuando amaneció ahí estaba, rodeada de gente quepan muchas fotos. Luego se revelaron, ora por el sur
ansiosa por saber cómo era. El día de hoy miramos el ora por todos lados, pero las fotos todos las miraron. Al
espejo y aparecieron más de nosotros. Al principio nos dio final se hizo el silencio y esto fue lo que todos dijeron:
miedo pero avanzaba el día y así como se multiplicaban Hoy iniciamos un cambio en nuestro cuerpo, en
menos miedo nos daba. Llegaron Juan, Juan, Jorge, Jorge, nuestra mente. Nuestro corazón late con más fuerza que
Laura, Laura y el Adrián, y demás personas que crecieron nunca. Nuestros brazos se sienten agotados de tanto
con Neurisma -sin a-. Y luego llegó Oscar que enseguida pensarte. Nuestras piernas y abdomen sufrirán tu gran
brindó por más de cinco horas de fiesta. Y vinieron todos peso pequeña. Tan insignificante para algunos, tan liviana
los de la secundaria pero los únicos que se quedaron a ver para otros. Te sufrimos porque nos pesas, te deseamos
si abría sus ojos fueron Adolfo, Omar, Boris, Soraya, porque te queremos en las manos; leer cada rincón que
Venecia y Cristian, los demás sólo fueron por un trago y ocultes. Cada pliegue, cada palabra, cada impulso. Hoy
haber si encontraban a Rutilio y otros profesorcillos. nos iniciamos, te inicias, mañana seremos uno mismo, en
un año, serás única; hace un año.
| ix
Índice General
Créditos ...................................................................................................................... vii
Genealogía ......................................................................................................... viii
Índice General............................................................................................................. ix
Índice de Figuras ........................................................................................................ xi
Índice de Tablas ......................................................................................................... xii
Introducción ............................................................................................................. 13
1. Delimitación espacio-temporal. .......................................................................... 20
2. Justificación y objetivos ..................................................................................... 21
3. Hipótesis ............................................................................................................. 23
Capítulo 1
Aculturación y Urbanismo ........................................................................................ 27
1.1. La Cultura ........................................................................................................ 27
1.2. Aculturación .................................................................................................... 31
1.2.1. Problemas en torno al estudio de la aculturación ...................................... 35
1.3. Sobre el urbanismo, lo urbano y la historia ..................................................... 41
1.3.1 El Urbanismo y lo Urbano ......................................................................... 44
Capítulo 2
Sistemas de Información Geográfica......................................................................... 53
2.1. El espacio y el tiempo. Los Sistemas de Información Geográfica .................. 54
2.1.1. El espacio .................................................................................................. 55
2.1.2. Los Sistemas de Información Geográfica ¿Una forma de ver el espacio-
tiempo? ................................................................................................................ 58
2.2. Los mapas históricos. Su inclusión en un Sistema de Información Geográfica
................................................................................................................................ 62
2.2.1. La georeferencia ........................................................................................ 65
2.2.2. Sobre las proyecciones geográficas........................................................... 70
2.3. Cómo se hizo lo que se hizo ............................................................................ 75
2.3.1. El objeto de estudio: De la destrucción de Tenochtitlan a la Ciudad de
México. ................................................................................................................ 81
x|
Capítulo 3
Construcción y Reconstrucción ................................................................................. 85
3.1. Apuntes preliminares sobre la Conquista: la traza .......................................... 85
3.2. La cartografía indígena ................................................................................... 92
3.3. El Mapa de Nüremberg ................................................................................... 97
3.3.1. Elementos iconográficos en el Mapa de Nüremberg .............................. 107
3.4. El Mapa de Uppsala. Breve recuento histórico. ........................................... 117
3.4.1. Sobre los orígenes del mapa y el proceso de aculturación en su
manufactura. ...................................................................................................... 120
Capítulo 4
¿Qué es lo que SIGue? ............................................................................................ 129
4.1. Distorsión y precisión: El caso del Recinto de Tlatelolco en el Mapa de
Uppsala................................................................................................................. 130
4.1.1. Reconstrucción de la plataforma que rodeaba al Recinto Sagrado de
Tenochtitlan: coatepantli................................................................................... 137
4.2. Georeferencia y vectorización: Transformando el Mapa de Uppsala al
lenguaje de los SIG ............................................................................................... 150
4.2.1 La representación de chalchihuites en el Mapa de Uppsala .................... 156
4.3 Similitudes entre el Mapa de Uppsala y el Mapa de Nüremberg ................. 160
Conclusiones ........................................................................................................... 165
Propuestas para la aplicación de un SIG en arqueología .................................. 171
Obras Consultadas ................................................................................................... 175
Anexo....................................................................................................................... 197
I. Diferentes datos cartográficos que se incluyeron en el SIG ............................. 198
II. Atributos para algunos elementos en el Mapa de Uppsala ............................. 199
III. Mapa de Uppsala georeferenciado con ID de elementos clasificados........... 206
IV. Mapas elaborados a partir del archivo SHP ................................................... 207
V. Parte central del Mapa de Uppsala. ................................................................ 215
VI. Mapa de Nüremberg....................................................................................... 217
| xi
Índice de Figuras
Índice de Tablas
Introducción
"In quexquichcauh maniz cemanahuatl ayc pollihuiz yn
itenyo yn itauhca in Mexico Tenochtitlan"
"En tanto que permanezca el mundo, no acabará la fama
y la gloria de México-Tenochtitlan"
(Chimalpahin, 1998)
1
En adelante cuando se mencione al Capitán, se hace referencia a Hernán Cortés, haciendo alusión
a la forma como se le menciona en los Anales de Tlatelolco.
2
Sobre la historia de México-Tenochtitlan desde el punto de vista urbano se puede consultar a
Lombardo, 1973. Para una revisión breve sobre el crecimiento urbano de la Ciudad de México,
desde sus orígenes, consúltese Gutiérrez, 1998. Sobre la Recuperación del pasado Teotihuacano
véase Luján, 1988. Otra hipótesis acerca de la traza de México-Tenochtitlan retomando el modelo
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(Martínez, 1990: 398). Una vez construidas las atarazanas,6 Cortés llevó a los
naturales “ausentados desde la guerra” a poblar la ciudad “con toda la gente” de su
compañía. Se repartieron los solares y se construyeron las casas donde habitarían
“los vecinos”. De los dos mercados que existían, uno se encontraba donde habitarían
los españoles y otro donde les tocó residir a los indios, separados de los primeros
por un “brazo de agua, aunque en todas las calles que por ella atraviesa [la
población] hay puentes de madera, por donde se contrata de la una parte a la otra”
(Cortés, op. cit.: 197).
El alarife encargado de delinear el espacio que ocuparían los españoles fue el
“jumétrico” -o geómetra- Alonso García Bravo,7 que tenía “ciertos estudios, pues
6
Primera edificación hispana sobre las ruinas mexicas que servía de cuartel y almacén. Una de las
características que llama mucho la atención es que tenían salida al lago y podían resguardar los
bergantines.
7
Perteneció a las huestes de Pedrarias Dávila (oficial que estaba a cargo de Alonso García Bravo y
de donde se supone este último retoma las ideas para construir la Ciudad de México, tomando como
base las experiencias de Panamá y Veracruz) y esto es lo que lo hace conocedor de ciertas cosas,
dado que a Pedrarias se le dieron instrucciones sobre los nuevos asentamientos (Stanislawski, 1947
y Toussaint et al, 1990). El rey Carlos V le ordenó a Pedrarias Dávila: “One of the most important
things to observe is that […] the places chosen for settlement […] be healthy and not swampy, good
for unloading goods [if ports]; if inland to be on a river if posible […] good water and air, close to
arable land […] In view of these things necessary for settlements, and seeking the best site in these
terms for the town, then divide the plots for houses, these to be according to the status of the
persons, and from the beginning it should be according to a definite arrangement; for the manner of
setting up the solares will determine the pattern of the town, both in the position of the plaza and the
church and in the pattern of streets, for towns being newly founded may be established according to
plan without difficulty. If not started with form, they will never attain it” (Carlos V en Stanislawski,
1947: 96, las cursivas son mías). O sea que en primer lugar, la ciudad no debió fundarse ahí;
segundo, que algo esté ordenado, no necesariamente implica que deba ser en forma de damero y,
tercero, aunque según Stanislawski, la descripción se refiera al plano Romano, para que la
ordenanza tenga sentido, tanto el rey, como Pedrarias Dávila y Alonso García Bravo, debieron saber
que esa forma de construir las ciudades correspondía a la base Romana. Pero ni la cuadrícula ni el
campamento de Sante Fé se reflejan en la Ciudad de México, las manzanas rectangulares, largas de
Norte a Sur y también de Este a Oeste y la orientación de las calles con respecto a los edificios
prehispánicos, hablan por sí solos. Por otro lado, Kubler dice: “Puesto que la tradición escrita tardó
mucho tiempo en adquirir peso en España, no podemos suponer una adhesión a los cánones del
gusto clásico en América hasta la segunda mitad del siglo XVI” (op. cit.: 109-114). En una obra
anterior a Arquitectura Mexicana, Kubler indica que “el estilo y la técnica de la construcción
americana fue firmemente establecida antes de 1550. Después de eso, la llegada de verdaderos
profesionistas simplemente significó el refinamiento de una fórmula existente de construcción” (La
traducción es mía. “The style and technique of American building were firmly established before
1550. Later arrivals of European professionals simply signify the refinement of an existing formula
of construction” (Kubler, 1944: 19).
16 | I n t r o d u c c i ó n
8
Lo interesante de esto es que Cortés nunca menciona en sus Cartas de Relación a Alonso García
Bravo, y que además, nunca se habla de construir una nueva ciudad. En cambio, se habla de poblar
una ciudad y edificarla con mejores construcciones: “y porque hay mucho aparejo de piedra, cal y
madera, y de mucho ladrillo, que los naturales labran, que hacen todos tan buenas y grandes casas,
que puede creer vuestra majestad que de hoy en cinco años será la más noble y populosa ciudad que
haya en lo poblado del mundo, y de mejores edificios” (Cortés, 1981: 197).
9
Se pueden revisar las Actas de Cabildo y podrá observarse que se refieren a la traza como si fuera
un espacio que limita espacios. Por otro lado, tanto las preguntas como las respuestas del
Interrogatorio General presentado por Hernando Cortés para el examen de los testigos de su
descargo relacionadas con la destrucción de la Ciudad de México [preguntas 169 y 171] no dejan
claro qué se destruyó o “derrocó por el suelo” ni tampoco permiten dilucidar a qué se le llama traza
(Martínez, 1991b: 252, 327, 341, 365).
10
Para una revisión sobre las inconsistencias alrededor del personaje Alonso García Bravo
confróntese: Lira, 2005; Martínez, 1990; Sánchez, 1991; y las Actas de Cabildo de la Ciudad de
México donde se hace referencia a la repartición de solares y donde de mencionan a varios alarifes
que se encargaron de la medición de los mismos, e.g. el acta del día 16 de mayo de 1525 donde “se
acuerda pagar el tercio del salario anual de Alonso García “albañil” por sus servicios como maestro
de obras del consejo (Mier y Terán, 2005: 174).
| 17
[…] habiendo platicado en qué parte haríamos otra población alrededor de las lagunas,
porque de ésta había más necesidad para la seguridad y sosiego de todas estas partes; y
asimismo viendo que la ciudad de Temixtitan, que era cosa tan nombrada y de que
tanto caso y memoria siempre se ha hecho, pareciónos que en ella era bien poblar […]
(Cortés, 1981: 165).
[…] cuando se hobo poblar de españoles, todos quisieran que fuera la población en
Cuyuacan, ques dos leguas desta cibdad o en Tacuba, ques una legua de aquí o en
Tezcuco ques ocho leguas, e que sólo el dicho don Fernando fue de opinión que aquí
poblasen […] e que todos sospechamos questo hacía el dicho don Fernando por se
facer fuerte, creyendo que como había preso a Narváez e echado a Tapia de la tierra,
temía que habían de venir sobre él, e que viniendo en esta cibdad estaba más fuerte
para defenderse que no en otro lugar ninguno, puesto quel dicho don Fernando decía
que, pues esta cibdad en tiempo de los indios había sido señora de las otras provincias
a ella comarcanas que también era razón que lo fuese en tiempo de los cristianos […]
(Bernardino Vázquez de Tapia en Martínez, 1990b: 41).
Según Francisco Cervantes de Salazar, las casas construidas parecen
fortalezas porque “así convino hacerlas al principio, cuando eran muchos los
enemigos, ya que no se podía resguardar la ciudad, ciñéndola de torres y murallas”
(2002: 33). Pero a pesar de que Cervantes de Salazar hable de las primeras
construcciones con nostalgia, en realidad no había pasado mucho tiempo desde la
conquista y aún menos desde que la ciudad como un todo viviente11 había logrado
estabilizarse. Pues, incluso, Lucía Mier y Terán indica que alrededor de 1535 existía
11
La ciudad no sólo es un espacio físico, “la ciudad no está en sus formas sino en las prácticas de
los habitantes” (Monnet, 2003: 32).
18 | I n t r o d u c c i ó n
12
Obsérvese que a menos de 20 años de distancia, es la razón que adjudica Cervantes de Salazar,
para el tipo de casas que se observan sobre la Calzada a Tacuba (Cervantes de Salazar, 2002). Sin
embargo, el primer registro de un levantamiento en la Ciudad de México, poco tiene que ver con
indígenas. En 1548 el virrey Mendoza “prohibió la venta de armas a negros y las reuniones públicas
de tres o más negros sin la presencia de su dueño” ante la amenaza de la creciente población negra y
la primera noticia de una posible rebelión en 1537 (Mejía, 2004: 15).
13
En las Actas de Cabildo se refiere a la repartición de solares en “la calle del agua”, otros por la
Acequia Real (Mier y Terán, 2005). La delimitación entre la población de los indios y los españoles
es un “brazo de agua” (Cortés, op. cit..: 197).
| 19
1. Delimitación espacio-temporal.
Esta tesis intenta estudiar las trasformaciones que sufrió el primer cuadro de la
Ciudad de México entre los años 1519 y 1554, área que ocupaba el Recinto
Ceremonial de Tenochtitlan, aproximadamente, y las áreas aledañas inmediatas. Las
fechas que delimitan este trabajo son figuradas puesto que el proceso de
transformación de la Ciudad de México no inicia en 1519 ni termina en 1554, en
realidad es un continuum desde su fundación -alrededor de 1325- hasta el día de
hoy. Sin embargo, se toma 1519 como punto de partida –límite inferior- ya que en
este año comenzó el punto de quiebre y encuentro entre ambas sociedades, la mexica
y la hispana. En este año los conquistadores europeos vieron por primera vez la
ciudad de Tenochtitlan y se crearon las condiciones para que estallara la guerra de
conquista, es el momento cuando se creó -de alguna u otra forma- un desequilibrio
político en el Altiplano mexicano cuando los pueblos tributarios de los mexicas
unieron fuerzas para derrocar al régimen mexica.
Se toma el año de 1554 como límite superior por ser el año en que se escriben
los famosos Diálogos de Cervantes de Salazar. La fecha es aproximada y enseguida
se muestra por qué. Para empezar, debe ensamblarse con otra fecha muy particular,
1535-1541. En 1535 entró en funciones el primer virrey de Nueva España y fue en
los primeros años de su gobierno cuando el bello ejemplar cartográfico que se
conserva en la Universidad de Uppsala (Mapa de México o Mapa de Uppsala, mal
llamado de Alonso de Santa Cruz),14 fue dibujado. Ambas fuentes esbozan la imagen
de la ciudad con tan sólo tres décadas de diferencia desde aquel día de San Hipólito
(13 de agosto), aquél 3 calli (1521). La Ciudad de México comenzó a transformarse
paulatinamente en lo que ahora se conoce, en gran medida por las Ordenanzas de
Felipe II (1573) en una ciudad reticulada a manera de damero. Por eso, 1554 es el
límite superior aproximado de esta investigación, porque lo que interesa averiguar
14
A partir del análisis iconográfico del mapa y la comparación con los códices elaborados por los
tlacuilos del Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, se piensa que este mapa no fue elaborado por el
cosmógrafo Alonso de Santa Cruz (León-Portilla y Aguilera, 1986). Sobre la corrección en la fecha
de origen de dicho mapa véase: Capítulo 3. Mapa de Uppsala y Calnek (2003).
| 21
2. Justificación y objetivos
15
Edward Calnek afirma que el término traza “se refiere originalmente a un mapa de papel indígena
de fibra de maguey en el cual fue registrada la localización de los solares y los nombres de sus
propietarios”, según un documento del Archivo General de Indias (2003: 171).
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3. Hipótesis
• Hipótesis general
• Hipótesis particulares
1. Si la traza española respetó el trazado de la ciudad prehispánica, entonces
no fue necesario destruir todos los edificios indígenas mientras la ciudad se
acondicionaba para ser repoblada. En lugar de destruir los remanentes de la
ciudad, se limpiaron los escombros de las calles, se azolvaron acequias con
los restos de algunos edificios que fueron destruidos durante la guerra -
especialmente aquellos que sirvieran como refugio-, se restauraron algunas
obras de infraestructura -como los albarradones- y se construían nuevas
edificaciones -como las atarazanas-. Conforme el Cabildo otorgaba los
solares para su construcción, es probable que algunos edificios
prehispánicos se fueran destruyendo, es decir, era tarea de los vecinos
acondicionar su terreno para edificar su casa. Cuando el edificio indígena
era lo suficientemente macizo como para reutilizarse (e.g. templos o casas
de élite), se usaba parte de su estructura para construir sobre de ellos, y los
escombros, para nivelar el terreno y construir la casa. Además, si se
| 25
considera que los cimientos indígenas estaban diseñados para “flotar” sobre
el terreno fangoso, debió ser impensable arrasar la base de la construcción
indígena, pues el edificio hispano quedaría por debajo del nivel del suelo, de
lo contrario, hubiera requerido una base lo suficientemente alta para evitar el
hundimiento o las inundaciones.
2. Si algunas propiedades indígenas permanecieron dentro de la planificación
urbana española, entonces, se puede sugerir, que la presencia de los nobles
nativos en el ámbito de gobierno de la ciudad colonial continuó siendo
importante durante el siglo XVI.
3. Si el conocimiento indígena para la urbanización en espacios lacustres fue
fundamental para construir la ciudad española, entonces los españoles
consultaban a los gobernantes indígenas para la construcción y
remodelación de obras de infraestructura. La tradición hispana no tenía
referencias para construir ciudades en terrenos pantanosos o lacustres, el
proceso de aculturación no sólo fue un efecto del choque entre ambas
culturas sino un proceso necesario para que la ciudad volviera a ser
poblada.
4. Si la traza urbana que se observa en el Mapa de Uppsala tiene
correspondencia con la traza prehispánica, entonces debería encontrarse una
correspondencia espacial entre el mapa y los vestigios arqueológicos
encontrados en el Recinto Sagrado de Tenochtitlan y sus inmediaciones. Así
mismo, debería existir una correspondencia entre la documentación
cartográfica e histórica –Mapa de Nüremberg y documentación del siglo
XVI- y la ubicación de edificios, calles y acequias representadas en el Mapa
de Uppsala.
como se concibió, parecía dejar ideas sueltas y sin relación. Aunque la figura
general del trabajo se preservó -marco teórico, metodología, desarrollo y
conclusiones-, algunas secciones se cambiaron de lugar y otras, por salirse del
planteamiento principal, fueron eliminadas. Al final, se trató de que cada sección
fuera comprensible de forma independiente, tratando sin embargo, de que tuvieran
relación con las hipótesis, el marco conceptual y el método, de tal forma que el
resultado final estuviera lo más hilado posible.
Cuando dos culturas permanecen en contacto continuo, se crean las
condiciones para que pueda surgir una forma distinta de concebir y darle significado
al mundo, es decir, se crea una nueva cultura. Para esta investigación, la Ciudad de
México -durante la primera mitad del siglo XVI- es una muestra de ello, por tal
motivo, en el primer capítulo se decidió abordar el problema de la aculturación y de
la urbanización, con el fin de dotar al lector del bagaje teórico necesario para
comprender cómo la organización social del espacio puede ser modificada en un
proceso de aculturación. El análisis de distintos mapas puede hacer evidente las
modificaciones urbanas y culturales que sufre determinada ciudad; sin embargo,
para lograr acceder a tal información es necesario generar un modelo que permita
estudiar este proceso. Así, en el segundo capítulo se muestra el modelo de análisis
que se propone para estudiar este fenómeno social a través de la inserción de la
información arqueológica, histórica y cartográfica a un Sistema de Información
Geográfica.
Ambos capítulos dan pie al tercero, el capítulo de análisis y resultados. En él
se detalla la cartografía indígena y se hace referencia a la traza española, se pone a
prueba el modelo y se analizan los dos mapas que se consideraron fundamentales
para comprender el proceso de cambio cultural y urbano de la Ciudad de México: el
Mapa de Nüremberg y el Mapa de Uppsala. Finalmente, con esta investigación se
espera mostrar que la ciudad española es, también, un reflejo parcial, pero vivo, de
lo que alguna vez fue la afamada y gloriosa Mexico-Tenochtitlan.
| 27
Capítulo 1
Aculturación y Urbanismo
1.1. La Cultura
Sólo existe por la relación organizada entre los miembros de una sociedad. Cada
individuo tiene su cultura, que puede diferir en ciertos aspectos de la cultura común de
su sociedad, pero nunca al grado de llegar a ser una cultura diferente, porque entonces
deja de existir la posibilidad de interactuar y convivir con los demás (Bonfil, 1991:16).
16
El texto en inglés dice a la letra “that complex whole which includes knowledge, belief, art, law,
morals, custom, and any other capabilities and habits acquired by man as a member of society”
tomado de Hervé Varenne en http://varenne.tc.columbia.edu/hv/clt/and/culture_def.html
17
O comunidades científicas que es el término que emplea Gándara (1994:75) para definir al grupo
de investigadores en un tiempo y espacio específicos que comparten una posición teórica.
18
Traducción de Varela “The matrix, both conscious and incounsciuos (sic), that gives meaning to
social behavior and belief” (Varela, op. cit.: 66).
30 | A c u l t u r a c i ó n y U r b a n i s m o
Según la postura de Varela, los signos y símbolos de los que habla Ackerman,
deben transmitir conocimientos e información sobre algo, pero además deben portar
valoraciones, emociones y sentimientos, e ilusiones y utopías. Al mismo tiempo,
estos signos y símbolos se comparten con otros, pues para que una cultura sea tal,
debe compartirse. La matriz, siguiendo a nuestro autor, es la combinación particular
que de los cuatro rubros (es decir, incluyendo los conocimientos y la información)
cada cultura conforma un conjunto integrado (Varela, op.cit.). Para que exista una
cultura debe existir una relación multilateral entre individuo e individuo, grupos
sociales, sociedad y, actualmente, el mundo entero. Empero, esta relación no es
simétrica dado que el individuo comparte sólo algunos signos y símbolos que el
grupo o los grupos al que pertenece portan y, así, el grupo o grupos pueden mostrar
sólo algunos de estos.19
Esta maraña de signos y símbolos que dan sentido al comportamiento,
consciente e inconscientemente, se transforman históricamente creando,
20
reproduciendo o desechando lo que se puede llamar, reglas culturales, con lo cual
la cultura se convierte en un modelo diacrónico que, irónicamente, define o
caracteriza a un individuo o grupo de individuos en un tiempo y espacio definidos.
Dado que la cultura es aprendida, las relaciones entre los diversos actores sociales
modifican el espectro sígnico y simbólico, siempre enmarcado por las reglas que
modelan la cultura que pueden modificarse por agentes externos, esto es, individuos
o grupos de individuos pertenecientes a otro sistema de reglas culturales. Para
caracterizar una cultura, “lo significativo está en el mundo compartido, en el sentido
de aprobar, consentir, aceptar, sentir, experimentar” (ídem). La cultura de los
agentes externos se modifica en este proceso de compartición, porque si las
19
Como quedó demostrado en la obra de George Foster, Cultura y Conquista (1962) y que autores
como Linton han hecho ver (Cuche, op. cit.) o como expresa Roberto Varela: “El panorama es más
complicado, pues se puede compartir […] un rubro de los cuatro anteriormente expuestos sin hacer
suyos los demás. Más aún, los rubros no son necesariamente unitarios sino múltiples de tal modo
que se pueden aceptar ‘paquetes’, pero difícilmente la totalidad” (Varela, op. cit.: 68).
20
Y aquí sí, siguiendo a la escuela Cultura y Personalidad, con autores como Linton, Kardiner y
Benedict según Cuche, op. cit.
A c u l t u r a c i ó n | 31
relaciones entre los individuos transforman los signos y los símbolos que dan
sentido al comportamiento de un grupo social, entonces el contacto entre individuos
con diferentes reglas culturales, automáticamente, imprime en ambos un “sesgo” de
las reglas culturales que caracterizan a uno y otro, en diferentes grados y de
diferentes formas.
El hecho de que una cultura pueda ser compartida es uno de los elementos
más importantes para poder explicar un proceso de aculturación, pues cuando dos o
más culturas entran en contacto es, justamente, esta compartición -en el sentido que
Varela le otorga- la que permite que esas culturas puedan interactuar o convivir. A
continuación se hablará de este proceso, el cual ayudará a entender mejor el
urbanismo desarrollado en América a partir de la llegada de los españoles en 1492.
1.2. Aculturación
21
La traducción es mía “Acculturation comprehends those phenomena which result when groups of
individuals having different cultures come into continuous first-hand contact, with subsequent
changes in the original cultural patterns of either or both groups” (Redfield, R., R. Linton, y M.
A c u l t u r a c i ó n | 33
Esta definición, anterior a la que propone Aguirre Beltrán, olvida los cambios
que experimentan los grupos en contacto, que es el mismo problema que Aguirre
identifica en la definición propuesta por Barnett, et al. (en Aguirre, 1992). Por otro
lado, la Escuela Funcional Inglesa, hablando sobre el contacto cultural (que no de
aculturación, aunque posteriormente confluyeran ambos conceptos), enfatiza que el
cambio se da en los individuos y las comunidades, no en las costumbres (Fortes en
Aguirre, 1992). Por su parte, Kroeber expone un definición que sintetiza ambas
posiciones, partiendo de la idea de que una “definición amplia es comúnmente más
útil si se centra en la parte medular del significado involucrado” y entonces define
aculturación como “el efecto sobre las culturas del contacto con otras culturas [y] el
efecto sobre las sociedades que portan las culturas” (Kroeber en Aguirre, 1992).
El término de aculturación, según el Memorandum, encontraría adeptos en
varias partes del mundo (occidental al menos). En México su impacto se evidencia
con Aguirre Beltrán, por ejemplo, pero se cuenta con evidencia que indica que en
Francia el término fue adoptado y renovado. Para Denys Cuche (1999), se le debe a
Roger Bastide la incursión del término en Francia y fue él, más que nadie, quien
hizo posible el reconocimiento de este campo de estudio en la antropología. Roger
Bastide critica el culturalismo estadounidense por la visión limitada sobre la relación
entre lo cultural y lo social. Este problema es similar al que se presentaba en
Inglaterra con los estudios funcionalistas y su crítica a los estudios culturales. Para
los franceses, tal parece que la sociedad (o los actores sociales), es parte
fundamental del cambio histórico y/o cultural, lo que podría explicarse por el fuerte
vínculo con sus vecinos del norte como Inglaterra, Bélgica o Alemania y, por
supuesto, por las ideas emanadas de la Revolución Francesa (Cuche, 1999; Aguirre
Rojas, 2002; Wallerstein, 2003). En concreto, la aportación de Bastide a los estudios
de aculturación consiste en incluir el factor social a la ecuación, que imprime en ésta
última resultados diferentes a los que se esperaban:
Herskovitz, 1935:145-146).
34 | A c u l t u r a c i ó n y U r b a n i s m o
22
La traducción es mía “An examination of literature on acculturation would indicate that it is
connotatively a bidirectional process; however, because of their research or theoretical perspectives
many writers are given to treating it as a unidirectional process while not denying its reciprocal
nature. It should be acknowledged, though, that this two-way process is not necessarily egalitarian”
(Teske y Nelson, 1974: 354).
A c u l t u r a c i ó n | 35
parece indudable que, cuando una situación de contacto se halla compuesta por un
individuo que participa de una cultura y un grupo de individuos que corresponden a
otra cultura, la acción recíproca que caracteriza al proceso queda desequilibrada. […]
Mas, cuando el individuo no rompe, ni real ni simbólicamente sus relaciones con la
cultura madre, sino que actúa como un representante de su propio grupo [...] estamos
en presencia de una situación de contacto aculturativa y no asimilativa (Aguirre, 1992:
31).
analizar el proceso, qué factores intervienen en el mismo e, incluso, cuáles son sus
resultados (Redfield, R., R. Linton, y M. Herskovitz, 1935). Algunos años después
de que se elaboró el Memorandum, seguía “siendo […] una buena definición
operativa”, en palabras de Aguirre Beltrán (1992: 14). No obstante, es difícil
catalogar y tratar de tipificar un fenómeno social como la aculturación. Aunque la
definición del Memorandum y la de Aguirre sirvan como definiciones operativas
óptimas, caracterizar el fenómeno con base en sus diferentes manifestaciones puede
resultar una tarea abrumadora. Es necesario mencionar los tipos de aculturación que
se indican en el Memorandum para después contrastar esos tipos con los que
propusieron, sucesivamente, otros investigadores. Como podrá observarse, es difícil
catalogar el fenómeno, aunque estas premisas permiten comprender las diversas
formas en que puede presentarse.
Para Redfield, R., R. Linton, y M. Herskovitz los tipos que pueden
presentarse se resumen de la siguiente manera:
1) Cuando los contactos son entre grupos enteros o cuando son entre una
población entera y grupos selectos de otra población
2) Cuando el contacto es hostil o amigable
3) Cuando el contacto es entre grupos de igual tamaño o cuando difieren
mucho
4) Cuando el contacto es entre grupos con diferente grado de complejidad o
por el contrario tienen un grado similar
5) Cuando es resultado de migraciones o colonización.
los indígenas (Benedict y Vaillant, 1943). El grupo español era reducido y, según
Foster, superior tecnológicamente (Foster, op.cit.: 391). Finalmente, el contacto a
partir de 1492 fue resultado de migraciones, anhelos de colonización, conquista,
exploración. El problema radica en que durante la Conquista pudieron darse diversos
tipos de contacto, así como diversas combinaciones. Porque además, ¿cómo podría
entenderse el tipo de contacto entre los grupos indígenas en contra de los mexicas,
aliados con los españoles? ¿Cómo podría explicarse el proceso de aculturación
sufrido por un sólo misionero que impartía la doctrina cristiana a miles de
indígenas?
Otra forma de abordar esta problemática la proporciona Emory S. Bogardus
(en Teske y Nelson, 1974) quien diferencia entre tres tipos de aculturación: 1) ciega
(que puede entenderse como simple ósmosis por cercanía); 2) impuesta y 3)
democrática (prevalece el pluralismo cultural). De la misma forma, Roger Bastide
(en Cuche, op. cit.) sugiere tres situaciones tipo, aunque no para los procesos de
aculturación sino de interpenetración -término que prefiere utilizar para evitar el
problema direccional que plantea el primero-: 1) Aculturación espontánea (similar a
la aculturación ciega); 2) Aculturación organizada, pero forzada (parecida la
aculturación impuesta) y 3) Aculturación planificada (difiere de la aculturación
democrática de Bogardus, en tanto que tiende más a la homogenización).23 Como se
puede observar, llegan a conclusiones similares y aún así, no existe ningún problema
en agregar a la ecuación la homogenización, por un lado, y la pluralidad, por otro.
Para Foster sólo existen dos tipos procesos de aculturación, y aunque en su
marco conceptual limita estos procesos al estudio de la cultura de conquista, se
podrían retomar en este trabajo dado que quedan incluidas diferentes situaciones de
contacto cultural. Estos dos procesos son:
1) Formales: “todas aquellas situaciones en las que las instituciones y los
individuos que tienen una posición autoritaria desempeñan un papel
23
Bastide prefiere utilizar el término interpenetración en lugar de aculturación; sin embargo, Cuché,
parafraseando a Bastide, emplea el término de aculturación para definir las tres situaciones tipo
señaladas (Cuché, op. cit.).
38 | A c u l t u r a c i ó n y U r b a n i s m o
24
Laiou menciona 3 diferentes patrones de conquista: 1) Economía mercantil, depende del
intercambio y la colaboración (adoptada por los comerciantes italianos); 2) La religión cuando
funciona como justificación ideológica para la Conquista (que se da con la expansión germana en el
Báltico; 3) Grupos militares y comerciantes foráneos asentados entre una población local de judíos,
musulmanes y cristianos nativos de sectas diferentes, con un régimen de explotación “a distancia”
donde el contacto es fiscal. Los grupos conquistados conservan sus leyes, costumbres, etcétera -
ejemplificada con el Reino Latino de Jerusalén establecido en el siglo XI y hasta 1291 d. C.- (Laiou,
1998: 17-23).
25
La traducción es mía. “By the fact each situation is the result of the interplay of many factors on
both sides; the permutations allow for similarities between historical experiences, but hardly for
model building. […] nevertheless, possible and useful to identify the factors that eventually
determine colonial attitudes and native response; overall, there is a dialectic relationship between
the colonizers and the native populations, in which each factor may have a different effect,
depending on the other factors operating at the same time” (Laiou, 1998: 26).
A c u l t u r a c i ó n | 39
cultura de conquista” (op.cit.: 390). En una situación como ésta, el grupo dominante
dirige y, de alguna forma, establece el grado de aculturación, pero hay que
considerar que esto no siempre ocurre de esta manera, sobre todo cuando el grupo
dominado opone resistencia en el proceso. Otras veces el grupo dominante se
acultura más que el grupo dominado (Teske y Nelson, 1974). Además, se debe
considerar que en un proceso de aculturación -un proceso bidireccional- poco
importaría reconocer a la cultura dominante, es decir, por poner un ejemplo extremo,
si el indígena se convirtió en siervo, el conquistador se convirtió en encomendero.
Siguiendo con una idea similar, los indios que resisten la imposición de ciertas
reglas culturales, durante el contacto cultural y/o el inicio del proceso de
aculturación o punto cero (Aguirre, op.cit.), en realidad ya están siendo aculturados
por el simple hecho de crear reglas culturales contra una cultura que busca
imponerse. Por otro lado, la cultura que quiere imponer ciertas reglas culturales a los
indios, parte del supuesto de que los indios son inferiores y/o su cultura no es la
mejor y/o algún otro prejuicio acerca de los indios. No obstante, lo que está
ocurriendo es que este grupo tiene prejuicios porque, en realidad, comienza a crear,
igual que el indio, reglas culturales contra la cultura a la que quiere imponerse:
también ha comenzado su proceso de aculturación.
Ahora bien, son bastantes los problemas que ha acarreado el concepto de
aculturación, al grado de que, en la actualidad, ha perdido impacto en la
antropología o al menos eso es lo que parece. Sin embargo, se apela a Julian H.
Steward y Frank Tannenbaum cuando dicen que “de hecho, cualquier campo de
investigación moderno [en antropología] es un estudio de gente aculturada”
(Steward y Tannenbaum, 1943: 203),26 ya que sin importar que lo haya dicho en
1943, es evidente que en la actualidad es difícil encontrar pueblos aislados en el
mundo -si es que alguna vez los hubo- (Cuche, op. cit.).
Pero ¿por qué se perdió el interés? Pareciera que después de la Revolución
Cultural de 1968, las Ciencias Sociales le dan la espalda al concepto. No está de más
26
La traducción es mía “In fact, any modern field investigation is a study of an acculturated people”
(Steward y Tannenbaum, 1943: 203).
40 | A c u l t u r a c i ó n y U r b a n i s m o
decir que la mayoría de los autores que hasta ahora se han mencionado, escribieron
antes de 1970. Pues bien, el principal problema que se detecta en los estudios de
aculturación es que denotan un sesgo de nacionalismo. Según Immanuel
Wallerstein, los movimientos revolucionarios del 68 pusieron en evidencia que “la
orientación del reformismo nacional era en sí misma un medio esencial para el
mantenimiento del sistema-mundo que ellos querían rechazar” (Wallerstein, 2002:
129). Las críticas que se le hacen a Aguirre Beltrán y a los aculturalistas (Palerm,
1976; De la Peña y Vázquez, 2002; Robichaux, 2002; Pérez, 2003) no son gratuitas,
y resulta interesante pensar que su obra no se criticó sino hasta las décadas de los 70
y los 80 (casi 30 años después de haberse escrito), fundamentalmente, por su
“reduccionismo histórico” donde el indio no podía más que ser asimilado en la
sociedad mestiza, aunque también por su “visión negativa de la cultura indígena y de
las formas locales de representación política, y su irrelevancia para muchas
situaciones en el país” (De la Peña y Vázquez, 2002: 25).
Pero si la aculturación inducida se convirtió en política del Estado Mexicano
-y aún en su libro sobre El proceso de aculturación, Aguirre Beltrán expone los
mecanismos para integrar a la sociedad mexicana a los pueblos indios- entonces por
qué a los indios se les consideraba marginados y por qué se creía, fervientemente, en
su integración para evitar su supuesto rezago.27A pesar de las críticas que se le hacen
a Aguirre al respecto, también es cierto que es considerado como “el indigenista de
mayor consistencia teórica y que logró construir una teoría del cambio cultural”
(Pérez, 2003: 123). No sólo desarrolló una definición de aculturación que criticaba a
las definiciones de sus colegas estadunidenses, sino además, esta definición tenía
correspondencia con la realidad concreta que vivía el país (y el mundo). Su
“problema” fue haber vivido en una época donde se exacerbaba el nacionalismo,
tratando de poner en práctica su teoría para dar una solución a la exclusión de los
pueblos indígenas. Por lo demás, se entenderá que la definición operativa de
Gonzalo Aguirre Beltrán, sigue siendo adecuada para intentar explicar los procesos
27
En el capítulo 7 del libro Conocer el mundo, saber el mundo: el fin de lo aprendido. Una ciencia
social para el siglo XXI, Immanuel Wallerstein abunda sobre los problemas de la marginación y la
integración (2002).
U r b a n i s m o | 41
Más importante, muchas ciudades llegan a ser sin la asistencia de los diseñadores, o
una vez diseñadas, instantáneamente se adaptan ellas mismas a los rituales de la vida
diaria y los pormenores de la historia […]. Miles de actos conscientes e inconscientes
U r b a n i s m o | 45
cada día alteran sus líneas en formas que sólo son perceptibles en un cierto periodo de
tiempo (Kostof, 1991: 12-13).28
[…] designará una forma particular de ocupación del espacio por una población, o sea,
la aglomeración resultante de una fuerte concentración y de una densidad relativamente
elevada, que tendría, como correlato previsible, una diferenciación funcional y social
cada vez mayor (op. cit.: 16).29
Podría deducirse de lo dicho, que el sistema de valores y los sistemas de normas de los
diferentes grupos ayudan a entender las formas urbanas producidas por su diseño
selectivo. Los valores, por lo tanto, afectan la definición de los problemas, los datos
que se tienen en cuenta y las soluciones que se proponen. En este sentido, la
planificación y el diseño urbanos reflejan el sistema de valores de las personas
participantes, profesionales o no-profesionales (op. cit.:38).
30
Castells, en 1970-1975, propone variables similares de análisis para el fenómeno urbano. Lo
interesante es que Monnet no cita a Castells, el primero es geógrafo y el segundo es sociólogo.
U r b a n i s m o | 49
término de urbanidad y lo define como “las relaciones sociales que las personas
sostienen entre sí por intermediación del espacio urbano” (op. cit.: 31-32). Para
Monnet, la geografía urbana y la arqueología confluyen en sus postulados porque los
usos sociales “‘informan’ los espacios, definiendo, limitando, ordenando y
adaptándolos continuamente” (ídem), no obstante, un OSEI existe si y sólo si la
sociedad tiene conciencia de su existencia.
Aunque ambas posturas son muy similares -la de Castells y aquella propuesta
por Monnet-, en su forma de abordar el espacio urbano, difieren mucho cuando
incorporan en su discurso a la sociedad. Por un lado, Castells parte de una postura
materialista histórica, otorgándole mayor peso a la construcción de la realidad
espacial, una realidad que se construye históricamente. Propone un estudio
diacrónico y sistémico, en tanto que la sociedad urbana tiene normas y valores y el
actor social se comporta de acuerdo a esas normas y a esos valores. Por otro lado,
Monnet parte de una postura llamada “in transit”31 que significa que va y viene de lo
subjetivo a lo objetivo, de lo material y lo ideal. Para él, no existe una construcción
de la realidad espacial, sino una percepción del espacio, es decir, propone un estudio
sincrónico donde los actores sociales, dependiendo de sus valores, crean una
conciencia social.
Esta investigación se adhiere a la posición de Castells porque, -como ha sido
señalado por diversos autores enfocados a los estudios en arqueología (Wiesheu,
2002; Gutiérrez, 2003; Hirth, 2003)- no se puede prescindir del aparato económico
ni del político-jurídico, en sus diversos niveles y/o escalas, para explicar el
fenómeno urbano. Dicho de otra forma, para que exista una consciencia de ciudad,
por ejemplo, debe existir algo a lo que se le pueda llamar ciudad.32
En este sentido, es importante retomar los planteamientos de Hirth (2003) y
Gutiérrez (2003), que señalan que la mayoría de los enfoques para el estudio de las
ciudades se basan en la experiencia urbana del Viejo Mundo, adoptando modelos
31
Este término se traduce como “trayectiva”. Monnet retoma este término de Berque (Monnet,
2003).
32
Se retoma la definición sociológica de ciudad propuesta por Louis Wirth, criticada y explicada
por él mismo, por Castells (1980:95-106) y por Wiesheu (2002: 174-181): “Localización
permanente, relativamente extensa y densa, de individuos socialmente heterogéneos” (Wirth, 2005:
4).
50 | A c u l t u r a c i ó n y U r b a n i s m o
como el de Weber o Gordon Childe. Tanto Hirth como Gutiérrez, consideran que
para el caso concreto de Mesoamérica, es necesario definir las ciudades en sus
propios términos y tratar de responder a preguntas como estas:
“¿en la cultura o grupo que estudiamos existía un concepto de ciudad propio y si lo
había cómo se concebía? y ¿qué tan diferentes o similares serían esos conceptos
político-territoriales autóctonos, de los conceptos europeos en el momento del contacto
con Europa?” (Gutiérrez, 2003: 92).
33
Véase Gutiérrez, 2003:90-92 y Hirth, 2003: 60-66.
U r b a n i s m o | 51
36
Una revisión exhaustiva sobre las diferentes formas de concebir el urbanismo, desde un punto de
vista arqueológico, puede encontrarse en Walburga, 2002; Sobre el urbanismo en Mesoamérica
véase Sanders y Webster, 1988 y sobre los modelos occidentales y la perspectiva emic para estudiar
el urbanismo consúltese Hirth, 2003 y Gutiérrez, 2003.
| 53
Capítulo 2
Sistemas de Información Geográfica
2.1.1. El espacio
Aunque en principio resulta difícil de creer, la física ha mostrado que la materia no
se crea ni se destruye, sólo se transforma; por tal motivo, cuando se hace referencia
al espacio físico, en tanto materia, necesariamente se transforma o es transformado.
Para Castells, el espacio es un producto material en relación con otros productos
materiales, los cuales, al contraer determinadas relaciones sociales, dan a ese espacio
una forma, una función y una significación social (Castells, 1999 y Castells, 1980).
El hombre “se transforma y transforma su medio ambiente en su lucha por la vida y
por la apropiación diferencial del producto de su trabajo […]. El espacio es la
expresión concreta de cada conjunto histórico en el cual una sociedad se especifica”
(Castells, 1980: 141). Consecuentemente, -desde el punto de vista sociológico- el
espacio se diferencia del medio ambiente porque el primero resulta de la relación
dialéctica entre el segundo y “una especie biológica particular”, en este caso, el
hombre.
Según el Gran Diccionario de las Ciencias la
[…] extensión que contiene y rodea todo cuanto existe y cada una de sus partes es un
espacio de tres dimensiones al cual puede aplicarse nuestra geometría común o
geometría del espacio, que es la de Euclides, para medir cuanto en él se halla: una
línea puede ser considerada como un espacio de una sola dimensión, un plano como un
espacio de dos dimensiones, y un cubo como uno de tres dimensiones (1987: 398).
Pero, desde el punto de vista físico e histórico, un espacio no puede ser
comprendido si no es por la relación intrínseca con el tiempo. De acuerdo con las
teorías de la relatividad, un acontecimiento puede ser situado en el espacio con las
56 | L o s S i s t e m a s d e I n f o r m a c i ó n G e o g r á f i c a
37
Según Rapoport, "La cognición es un proceso taxonómico y el mundo obtiene significado a través
de ser nombrado, clasificado y ordenado mediante determinados instrumentos conceptuales. Cada
cultura realiza este trabajo a su manera basándose en significados relativos, aunque existen algunas
regularidades específicas de la especie humana” (1978: 114). De los análisis que se desprenden de
la explicación de los procesos cognitivos, Rapaport concluye que “[...] el medio ambiente cognitivo
y subjetivo ha de corresponderse en algo con el medio real, ya que sin esta correspondencia la gente
ya se hubiera muerto «Sprout y Sprout, 1956». Una de las funciones esenciales de estos procesos
cognitivos es la de reducir la información y la de convertir la base caótica de un medio ambiente
cualquiera en algo manejable, predecible y mínimamente ordenado” (1978: 118).
E l e s p a c i o y e l t i e m p o | 57
Los mapas históricos -así llamados porque son antiguos y porque, normalmente,
representan realidades espaciales diferentes a las actuales38-, se pueden transformar
en un dato de tipo raster. Normalmente, los mapas antiguos se encuentran en medios
perecederos, como papel, madera, piel, entre otros; sin embargo, pueden encontrarse
mapas históricos que, desde su origen, fueron hechos en medios digitales, dado que
pueden considerarse mapas históricos aquéllos que representan realidades espaciales
que ya no existen o que han sido modificadas, como aquéllos que se elaboraron por
medio de SYMAP (Synagraphic Mapping System) por Howard Fisher, una
aplicación automatizada para la creación de mapas a partir de caracteres.
Un mapa elaborado por medios analógicos puede convertirse en un dato
raster, o sea, en un dato que pueda utilizarse en un SIG. Su transformación no es, en
esencia, difícil, sin embargo puede ser costosa, sobre todo cuando se intenta
transformar un mapa elaborado sobre material perecedero y antiguo. La mayoría de
las veces sólo se necesita una copia del mapa original, se escanea y, posteriormente,
se agrega a un software que admita el formato de archivo en que se guarda la
imagen. En término generales, esto es crear un dato raster: transformar una imagen
análoga en formato digital. No obstante, los mapas antiguos -e incluso la fotografía
aérea- tienen errores de origen que deforman la imagen y, la mayoría de las veces,
hacen imposible emparejar los datos vectoriales o ya georeferenciados con las
imágenes digitalizadas. Por ello, para emparejar los datos, es necesario
38
No se necesitan muchos años de antigüedad para considerar a un mapa, mapa histórico, de hecho,
un mapa de la Guía Roji con un año de antigüedad puede considerarse como tal si la información
vertida en el mismo se puede contrastar con un mapa actualizado. Un mapa histórico continuo con
menos de un día de antigüedad puede ser aquél que represente el clima o a un poblado después de
una catástrofe; en este caso, conforme aumenta la antigüedad del dato cartográfico se va
convirtiendo cada vez más en un mapa que puede utilizarse como apoyo a la investigación para
entender transformaciones espaciales, migraciones, abandono de poblados o su desaparición, entre
otras.
L o s m a p a s h i s t ó r i c o s y l a g e o r e f e r e n c i a | 63
2.2.1. La georeferencia
39
La traducción es mía. “When you georeference your raster dataset, you define its location
using map coordinates and assign a coordinate system. Georeferencing raster data allows it to
be viewed, queried, and analyzed with other geographic data” (ESRI, 2008).
40
Digitalizar entendido no como transformar en digital datos analógicos (transformar en datos
binarios la imagen de un mapa sobre papel), dado que esto es lo que hace un escáner, sino en el
sentido de convertir el dato digital (dato raster) y transformarlo a vectores a partir de un dispositivo
digitalizador como una pluma o un ratón. En inglés se usa la palabra digitise.
L o s m a p a s h i s t ó r i c o s y l a g e o r e f e r e n c i a | 67
Mapa Base
Imagen raster
sin georeferencia
Transformación polinomial
Transformación polinomial
de tercer orden
puede parecer un romboide). Bajo los mismos fundamentos, aún cuando el error
puede incrementarse cuando se añaden más puntos, la precisión general de la
transformación se incrementará también.
Entre mayor sea el nivel de transformación -orden-, más compleja es la distorsión que
puede ser corregida, sin embargo, las transformaciones de mayor orden son raramente
necesitadas. Este tipo de transformación requiere más vínculos y, por tanto,
progresivamente involucra más tiempo de procesamiento. En general, si los datos
raster necesitan ser redimensionados o escalados y rotados, se usa la transformación de
primer orden, pero si los datos deben ser inclinados o curvados, se usa una
transformación de segundo o tercer orden (ESRI, 2008).41
Por ello, la cartografía se puede definir como “el conjunto de documentos que
de una manera selectiva, abstracta y simbólica, representan los rasgos físicos y
ficticios de la superficie de la Tierra” (Alegre, 1995: 307), pero además, se “concibe
ante todo como una herramienta que permite a los sujetos ver su propia posición en
un espacio de relaciones” (Quintero, 2000: 187),43 y en tanto que los mapas son
hechos por sujetos, no sólo tienen imperfecciones, sino que además son subjetivos
(Pickels, 2004).44 Hace algunos años, se pensaba que un mapa tenía que ser
42
“La representación cartográfica es selectiva, por cuanto no es posible introducir todos los rasgos
físicos o ficticios del ámbito geográfico cartografiado. La selección de rasgos efectuada por el
cartógrafo dependerá de la finalidad para la cual se ha producido” (Alegre, 1995: 307). También
puede verse Pickles (2004) y Quintero (2000).
43
Una definición más ortodoxa se encuentra en Errázuriz et al.: “una representación exacta y
detallada de la superficie terrestre, referente a la posición, forma, dimensiones e identificación del
terreno, así como de los objetos concretos que se encuentran permanentemente sobre él" (1988: 16).
44
“El objeto ante la cámara dibuja su propia imagen a través de una operación óptica y un proceso
químico. La imagen en un mapa es dibujada por manos humanas, controladas por las operaciones
L o s m a p a s h i s t ó r i c o s y l a g e o r e f e r e n c i a | 71
de una mente humana «Wright 1966: 33». Cada mapa, entonces, es un reflejo en parte de realidades
objetivas y en parte de elementos subjetivos…Ningún mapa…puede ser completamente objetivo”
(La traducción es mía; Pickels, 2004: 36), “The object before the camera draws its own image
through the operation of optical and chemical processes. The image on a map is drawn by human
hands, controlled by operations in a human mind' «Wright 1966: 33». 'Every map is thus a
reflection partly of objective realities and partly of subjective elements ... No map ... can be wholly
objective' «Wright 1966: 33»).Y cabría preguntarse si el que una máquina inventada por el hombre
con capacidades determinadas por la programación de los hombres, para que realice ciertas tareas
enmarcadas por los límites que el hombre le puso, podría considerarse totalmente objetiva. Incluso,
aunque existiera inteligencia artificial y sin leyes de la robótica como en Fundación de Isaac
Asimov, el hecho de que un robot piense por cuenta propia podría considerarse subjetivo. Con leyes
de robótica, la objetividad regresaría al humano, con lo que el círculo vicioso de la objetividad
absoluta es tan pequeño que podrían darse miles de vueltas en poco tiempo.
72 | L o s S i s t e m a s d e I n f o r m a c i ó n G e o g r á f i c a
activado dentro de un contexto específico” (op. cit.: 47).46 Los mapas no se explican
a sí mismos, así como el cartógrafo les da vida y sentido, el lector también les da
vida y significado. Los mapas son interpretables y si la cartografía es un reflejo
selectivo de la realidad, ¿cómo saber lo que un mapa omite, inventa, exagera o
ignora? Tal vez la única forma de saberlo, es interpretándolo, tratando de darle un
nuevo sentido sin que, por ello, el mapa pierda su integridad y precisión: en tanto
que un mapa tenga correspondencia con la realidad, se puede decir que es preciso y
útil y, por tanto, susceptible de manipularse para medir distancias euclidianas. El
cartógrafo muestra una parte del mundo, esa realidad construida que fue
selectivamente sesgada por él, pero puede dejar pistas que al ser rastreadas permiten
reconstruir lo que él no quiso o no pudo mostrar.
Por tanto ¿qué es proyectar? Categóricamente, proyectar es representar una
parte de la superficie terrestre sobre una superficie plana y, dado que la superficie
terrestre tiene la forma de un geoide, no hay forma de representar en plano la
tridimensionalidad sin evitar la deformación, es por ello que algunas proyecciones
modernas, a partir de modelos matemáticos, han tratado de resolver “la cuadratura
del círculo”.47 En esta definición de ninguna forma se excluyen los mapas sin
proyección aparente que algunas culturas han desarrollado, pues el no conocer la
forma como proyectaron la superficie del globo en una superficie plana, no significa
que las proporciones y medidas de esos mapas no correspondan con la realidad,
además, las formas de representar un espacio determinado pueden ser tan variadas
como variables son las culturas. El grado de correspondencia entre los mapas “sin
proyección” o paisajísticos y la realidad representada, se puede evaluar a partir de su
inclusión en un Sistema de Información Geográfica porque, considerando que al
utilizar este sistema se parte de distancias euclidianas basadas en una proyección
geográfica conocida, el grado de deformación que pueda presentar un mapa
46
La traducción es mía: “maps are neutral until activated within a specific context”.
47
Sobre las proyecciones geográficas y la cartografía en general se puede consultar Larousse
Temático (1995); Gran Diccionario de las Ciencias. En color, (1987); “Proyección Geográfica” en
Google (http://www.google.com); Alegre (1995) y Silva (2001).
L o s m a p a s h i s t ó r i c o s y l a g e o r e f e r e n c i a | 75
48
El Mapa de Uppsala fue el único que se vectoriza. Ver Capítulo 3 apartado 3.4.2.2. Georeferencia
y vectorización: Transformando el Mapa de Uppsala al lenguaje de los SIG.
78 | L o s S i s t e m a s d e I n f o r m a c i ó n G e o g r á f i c a
análisis del Mapa de Uppsala -donde se funden las edificaciones que parecen
hispanas sobre una traza urbana mexica- es esencialmente morfológico, en tanto que
trata de mostrar la correspondencia espacial de las formas, la ubicación de lugares y
los elementos urbanos representados en el mapa, con la configuración de la Ciudad
de México.
Capítulo 3
Construcción y Reconstrucción
55
Para el caso de Tenochtitlan otros lo han hecho anteriormente, como Maudslay, 1990 [1912]; Toussaint
et al., 1990 [1938]; Marquina, 1951; González, 1968 ó Calnek, 1974.
86 | C o n s t r u c c i ó n y R e c o n s t r u c c i ó n
[…] a dos años de ocupación, no existía una traza definida, lo que nos lleva a sacar dos
conclusiones: la red de calzadas ya existía con anterioridad a la elaboración de la traza; y
Alonso García Bravo no pudo haber elaborado su plan maestro antes de 1524. En otras
palabras, el “trazador” modificó el existente, mas no lo creó. Este plano preestablecido,
posterior a la reocupación y anterior a la creación de la traza, seguía probablemente las
principales arterias y manzanas de la ciudad azteca (Kubler, 1982: 78).
al., 1990: 38), los cuales van desde zanjas y calzadas, hasta elementos como la Plaza
Mayor.
Por otro lado, recurriendo a la topografía y los fundamentos de la arquitectura, Luis
González Aparicio dice:
[…] García Bravo seguramente trazó la ciudad hispánica sobre las bases de la prehispánica.
No puede haber otra posibilidad […].
De manera que hubo una modulación no dictada por García Bravo, sino una modulación
impuesta por la ciudad prehispánica […] (González Aparicio en González y Cué, 2006: 207).
No son pocos los investigadores que suponen que la ciudad española es un reflejo
de la ciudad indígena,56 y a pesar de ello, se considera que la Ciudad de México fue
trazada con base en un modelo español. En este trabajo lo que se propone es que la
Ciudad de México, en efecto, es reflejo de la ciudad indígena, pero que sufrió un proceso
de aculturación que, al menos en la primera mitad del siglo XVI, hizo posible la fusión de
dos formas de concebir el espacio en diferentes niveles y que pueden percibirse el Mapa
de Uppsala; la traza urbana y la infraestructura de la ciudad es esencialmente indígena,
mientras la traza arquitectónica en el centro de la ciudad, es esencialmente española. En el
proceso, estos elementos se fueron fusionando de forma gradual y, con el paso del tiempo,
el espacio se organizó socialmente de tal forma que se sintetizaron las concepciones de
ambas culturas.
56
Georges Kubler dice al respecto: “Después de la Conquista, la forma de los pueblos indígenas pudo
haber afectado y condicionado las trazas españolas […]. En otras palabras, la disposición urbana indígena
se consideró bastante adecuada, y más fácilmente adaptable que los modelos contemporáneos europeos”
(1982:108). Vicente Bielza de Ory (2002) -retomando a Juan Manuel Sánchez Carmona (1991)- habla
sobre un proceso de innovación-difusión en el proceso de urbanización español en América, y dice que
México-Tenochtitlan se adaptaba de alguna forma a las ideas renacentistas de configuración del espacio,
por lo cual esta ciudad se convierte en un modelo teórico cuya evidente puesta en práctica y su supuesta
funcionalidad, trata de repetirse en las posteriores fundaciones. Por otro lado, Holguer Lira Medina en su
tesis de licenciatura habla sobre un Urbanismo Mestizo apelando a la teoría sobre la planificación y
construcción de ciudades desarrolladas por Eiximenic o Vitruvio, los cuales pudieron ser impulsores
indirectos de una tradición urbana fundada en el castrum romano en la tarea de urbanización española que
se llevó a cabo en América.
88 | C o n s t r u c c i ó n y R e c o n s t r u c c i ó n
57
Ya sea que se haga referencia a la delimitación del espacio que se supone habitarían exclusivamente los
españoles; o al trazado de calles y manzanas; o al registro y delimitación de solares para los españoles; o
incluso a un plano maestro que ubicara las propiedades de los vecinos (sobre cómo puede entenderse la
traza véase: Kubler, op. cit.; Toussaint et al, op. cit.; Martínez, op. cit.; Bielza de Ory, op. cit. Además, se
pueden revisar las Actas de Cabildo donde se observa que se refieren a la traza como si fuera un espacio
que limita espacios. Por otro lado, tanto las preguntas como las respuestas del Interrogatorio General
presentado por Hernando Cortés para el examen de los testigos de su descargo relacionadas con la
destrucción de la ciudad de México [preguntas 169 y 171] no dejan claro qué se destruyó o “derrocó por el
suelo”, ni tampoco permiten dilucidar a qué se le llama traza (Martínez, 1991b).
A p u n t e s p r e l i m i n a r e s s o b r e l a c o n q u i s t a : l a t r a z a | 89
La primera cosa, mandó Cortés a Guatemuz que adobasen los caños de agua de Chapultepec,
según y de la manera que solían estar, y luego fuese el agua para sus caños a entrar en la
ciudad de México; que limpiasen todas las calles de los cuerpos y cabezas de muertos, que
los enterrasen, para que limpias, y sin hedor ninguno la ciudad, y que todas las puentes y
calzadas que las tuviesen muy bien aderezadas como de antes estaban, y que los palacios y
casas los hiciesen nuevamente, que dentro de dos meses se volviesen a vivir en ellas y les
señaló en qué parte habían de poblar y la parte que habían de dejar desembarazada para que
poblásemos nosotros (Díaz del Castillo, 1980: 373-374).58
58
Las cursivas son mías.
59
Las cursivas son mías.
90 | C o n s t r u c c i ó n y R e c o n s t r u c c i ó n
su parte, Luis Marín -quien apoya las versiones de Cortés y se había casado con una
indígena (Martínez, 1991b)-, dijo que se hizo nueva traza porque la que tenían “los indios
en la dicha cibdad para su vivienda, no era conveniente a la nuestra, porque ellos viven de
un modo e nosotros de otro” (Luis Marín en Martínez, 1990b:327).60
Si se analizan los testimonios de Díaz del Castillo, Terrazas, Vázquez, Marín y
Hernán Cortés, se puede inferir que la traza de Tenochtitlan fue respetada, pero los
edificios tuvieron que destruirse y, tal vez, sobre ellos construir nuevos, porque no
correspondían con la forma de vivir de los españoles. Para Georges Kubler el urbanismo
indígena era rico en la variedad de sus trazas y, seguramente los conquistadores realzaban
el esplendor de sus hazañas por medio de comparaciones con las grandes ciudades de
España, pero los edificios indígenas -con su peculiar estructura de terrazas y materiales
permeables- no eran útiles a los colonos europeos (Kubler, op. cit.). Aunque las
afinidades de la traza urbana de Tenochtitlan con la teoría italiana fueran asombrosas, la
traza arquitectónica parece que era radicalmente diferente.61 Carlos Chanfón Olmos
expone elocuentemente estas diferencias:
60
Las cursivas son mías.
61
“Una arquitectura tan incomprensible como inútil para la mentalidad y los usos hispanos sólo podía
tener como destino su rápida demolición” (Luján, 2006: 23-24). También puede leerse al respecto la
“Introducción” de Carlos Chanfón en el libro Arquitectura y Urbanismo en Nueva España. Siglo XVI
(Sártor, 1992: 11-17).
A p u n t e s p r e l i m i n a r e s s o b r e l a c o n q u i s t a : l a t r a z a | 91
Tras la visión indígena del espacio urbano, está su concepto de espacio vital, su conciencia
del entorno geográfico y su modo de vida a cielo abierto apoyado en condiciones climáticas.
Para el indígena el espacio cerrado y cubierto era solamente para dormir, y a nivel hogareño
quizá también para honrar a sus dioses; todas sus demás actividades en la vida diaria eran a
cielo abierto. Por este camino logró a través del tiempo desarrollar una gran capacidad de
percepción del entorno que le llevó a la planeación minuciosa de los espacios urbanos, con
ordenamientos a la escala apropiada, con visión panorámica tanto itinerante como radical, en
el sentido de Giedion, pero en espacio abierto. Esta capacidad aparece ya plenamente
desarrollada en Teotihuacan, Tula y Tenochtitlan que continuaron la tradición imprimiéndole
cada una, su personalidad individual.
Los abundantes espacios abiertos -que molestan a Benévolo- así como las capillas abiertas y
los grandes atrios, no son más que resultados de esa visión del espacio vital. Es explicable
que quienes han desarrollado un modo de vida cubierto y en espacios cerrados, en casa
habitación y en ciudad amurallada sientan miedo al espacio abierto (agorafobia), tanto como
el indígena contemporáneo de la conquista, sintió miedo del espacio cubierto y encerrado
entre muros en los nuevos edificios de tipo europeo (claustrofobia) (Chanfón, 1990: 14).
62
Más adelante se hablará con detenimiento sobre este mapa y la importancia de la corrección en la fecha.
63
Como el caso de un sacerdote en Tlaxcala que -vistiendo ropas de sacerdote indígena y masticando
navajas de obsidiana- fue asesinado a pedradas por unos catecúmenos indígenas, quienes justificaron su
acción ante los frailes argumentando que habían matado al demonio. Otro ejemplo es Martín Ocelotl, un
92 | C o n s t r u c c i ó n y R e c o n s t r u c c i ó n
Asimismo rogué al dicho Mutezuma que me dijese si en la costa de la mar había algún río o
ancón en que los navíos que viniesen pudiesen entrar y estar seguros. El cual me respondió
que no lo sabía; pero que él me haría pintar toda la costa y ancones y ríos de ella […]. Otro
día me trajeron figurada en un paño toda la costa […] (Cortés, op. cit.: 57).
“brujo” que se convertía en jaguar y cuyas acciones lo llevaron al exilio una década después de la muerte
del sacerdote en Tlaxcala (Escalante y Rubial, 2004).
64
Los testimonio son de Adriana Baliño Zamora y Rebeca Zamora Serdán, pero también puede escucharse
la narración de Jacobo Zabludovsky que hizo la mañana del 19 de septiembre de 1985 en
http://www.youtube.com/watch?v=gA5GLHFPe90&feature=related
L a c a r t o g r a f í a i n d í g e n a | 93
Para León-Portilla y Aguilera, cuando Cortés dice “otro día”, no sólo significa que
de un día para otro los mexicas pudieron obsequiarle un mapa a Cortés, sino además, que
los mexicas, seguramente, tenían una especie de mapoteca (León-Portilla y Aguilera,
1986). No se sabe con seguridad si el mapa le fue entregado a Cortés al día siguiente o un
día de tantos que estuvieron rondando por la ciudad, pero lo que sí se puede asegurar es
que había personas encargadas de elaborar mapas y que tenían conocimientos de
cartografía, si se prefiere, cartografía a la manera indígena, con cánones y convenciones
que los europeos desconocían. Cartografía al fin, que reproducía los accidentes
geográficos que requería el Capitán.
Figura 7. Representación del mapa costero que acompañaba la Tercera Carta de Relación de Hernán
Cortés a Carlos V.
Sólo como referencia se agregó un fondo con la silueta de México, tratando de mostrar la relación entre
ambos mapas. De igual forma, se agregó la ubicación real de México-Tenochtitlan con respecto al mapa
de México, para mostrar la relación entre el mapa histórico y el moderno con respecto a la ciudad.
94 | C o n s t r u c c i ó n y R e c o n s t r u c c i ó n
65
Son varios los testimonios que apoyan la idea de la existencia de mapas prehispánicos, entre los que
destacan el de Hernán Cortés, Bernal Díaz del Castillo, Pedro Mártir de Anglería, Fernando de Alva
Ixtlilxóchitl y fray Juan de Torquemada, que en unas pocas líneas mencionan lienzos o paños que
mostraban diversos accidentes geográficos, pintados por expertos en retratar los términos, límites y
mojoneras de las ciudades, provincias, pueblos y lugares (León –Portilla y Carmen Aguilera, op. cit.;
Toussaint et al, 1990; Reyes, 2003).
66
En el Capítulo II, Apartado 1 se dijo que el espacio euclidiano es insuficiente para representar fielmente
una realidad física, de ahí en gran medida el surgimiento de los SIG. Por otro lado, en la actualidad, uno de
los mayores retos de la cartografía es justamente representar visualmente aconteceres históricos a través
de un mapa, o sea, representar la dimensión temporal. Para conocer más sobre el tema, Gregory, 2005.
L a c a r t o g r a f í a i n d í g e n a | 95
A veces es importante señalar los ríos y qué tipo de Era importante señalar los ríos con diferentes
corriente tienen: ríos en general, río navegable, colores y símbolos, dependiendo el tipo de
riachuelo, río intermitente, canal y acueducto. agua y la corriente: corriente perenne68 de agua
dulce, corriente perenne (el agua podría ser
salitrosa o azufrosa), corriente perenne en
general, riachuelos, corrientes intermitentes,
canales artificiales y ¿acueducto?69
67
En el libro Cartografía de Tradición Hispanoindígena (Montes de Oca et al, 2003) se incluye un
extenso catálogo de los elementos iconográficos de diversos mapas elaborados en el siglo XVI en las
regiones de Hidalgo, Estado de México, Morelos y Puebla.
68
El autor de este interesante texto incurre en el error de llamar perenne a las corrientes intermitentes,
haciendo una diferencia entre permanente y perenne.
69
Todas la imágenes relacionadas con la simbología indígena, con excepción de la última (serie agua-
extremo inferior derecho) fueron tomadas del libro Cartografía de tradición indígena. Mapas de Mercedes
de Tierra siglos XVI y XVII de Mercedes Montes de Oca Vega, Dominique Raby, Salvador Reyes
Equiguas y Adam T. Sellen (2003). Con respecto a la imagen final (serie agua-extremo inferior derecho)
fue tomada del Mapa de Uppsala y es una pequeña porción del acueducto que iba desde Chapultepec
hasta la Ciudad de México. Equiguas no menciona una simbología indígena para los acueductos, sin
embargo, es de notar que la imagen con dos franjas cafés, como caminos, paralelas a la franja azul (el
agua), no se repite aún en los caminos llamados de agua, por donde corría agua de un lado y el camino iba
por otro. Es probable que no exista una simbología para acueductos, pero no es común encontrar la
representación de agua cuya anchura está limitada por dos caminos que corren paralelos al canal.
E l M a p a d e N ü r e m b e r g | 97
Precisas y detalladas han sido las descripciones sobre el mapa que acompañaba la Tercera
Carta de Relación de Hernán Cortés, actualmente conocido como Mapa cortesiano o
Mapa de Nüremberg -por haberse publicado en Nüremberg, Alemania- y, en realidad,
poco se puede agregar al corpus literario sobre el tema, aunque sigan existiendo
discrepancias.70 La importancia de este mapa radica en que es el único documento
cartográfico de Tenochtitlan antes que fuera destruida, además, muestra elementos
urbanos -calzadas principales, albarradas, plazas, palacios o templos, acequias y canales-,
simbología indígena que permite hacer una reconstrucción hipotética de la plataforma que
rodea el Recinto Sagrado de Tenochtitlan y hacer inferencias sobre la construcción de la
ciudad novohispana.
70
Se puede consultar una descripción detallada y un análisis exhaustivo en el trabajo de Manuel Toussaint,
Justino Fernández y Federico Gómez Orozco (1990), en donde se propone que el mapa fue elaborado por
un soldado a cargo del Cortés. Por otro lado, Barbara Mundy propone que el mapa original, de cuyos
trazos se basaron los dibujantes de Nüremberg, fue elaborado por tlacuilos, inclusive llega a ver algún
parecido con la lámina 42 del Lienzo de Tlaxcala (Mundy, 1998). Para León-Portilla y Aguilera, es
incuestionable que este mapa fuera realizado por europeos, porque son evidentes las pautas de un
sinnúmero de planos de ciudades del Viejo Mundo (op. cit.).
98 | C o n s t r u c c i ó n y R e c o n s t r u c c i ó n
El origen enigmático del mapa ha generado al menos tres hipótesis sobre su origen:
La primera dicta que el mapa no fue elaborado por Hernán Cortés, pero sí por algún
soldado de su compañía. Manuel Toussaint (1990) desechó la hipótesis de que el mapa
fuera elaborado por Cortés pues dice que en ningún documento consta que el
conquistador fuese dibujante y, además, si él hubiese hecho el mapa, no hubiera dejado de
mencionarlo; por lo cual, propone que el mapa lo elaboró algún soldado de su compañía.
Por su parte, Martínez Baracs (2006) dice que el mapa fue mandado a hacer a amantecas
durante el sitio a la ciudad y luego -ya con modificaciones y “mejorado”- se envió una
copia a Carlos V que, posteriormente sería la que utilizaran en Nüremberg.71
La segunda hipótesis indica que el mapa se basa en un diseño elaborado por un
tlacuilo. Esta hipótesis es muy aceptada y el biógrafo de Cortés, José Luis Martínez,
parece confirmarla cuando dice que el testimonio de Pedro Mártir y el del Cortés -que
señala que había gente diestra en la elaboración de planos-, son pruebas de que existió un
plano elaborado por algún tlacuilo que conocía la topografía de la ciudad, del cual se
basaron los soldados de Cortés para hacer el que seguramente utilizaron para la conquista
de la ciudad mexica (Martínez, 1990a: 311).72 Se cree que el mapa original fue elaborado
71
“Al emprender el sitio de la ciudad de México en 1521, Hernán Cortés (1485-1547) mandó a amantecas
indios dibujar un mapa de la ciudad de México, del sistema lacustre y las calzadas, para poder coordinar el
ataque por tierra y por mar con los bergantines, a la gran ciudad. El plano fue reelaborado por un español,
como mapa de guerra. Probablemente se hicieron copias para los capitanes Pedro de Alvarado (1485-
1541), Cristóbal de Olid (1488-1524) y Gonzalo de Sandoval (1497-1528). Luego se sacó una nueva copia
mejorada, que Cortés envió a Carlos V junto con su Tercera Carta de Relación, firmada el 15 de mayo de
1522, días antes de iniciar el sitio” (Martínez, 2006). Aunque esta hipótesis reforzaría la propuesta de José
Luis Martínez, se debe hacer notar que los amantecas eran los especialistas en el arte plumario y no creo
que hayan sido diestros en cuestiones de cartografía. Sobre los amantecas se puede revisar el artículo
Oficial de pluma. Recuento de una Tradición Alada de María de los Ángeles Olay Barrientos (2001).
72
José Luis Martínez al igual que Barbara Mundy (op.cit), observan algún parecido entre la lámina 42 del
Lienzo de Tlaxcala y el Mapa de Nüremberg, además de que “el pequeño bolsón” al Sur del mapa,
identificado por Toussaint y Fernández como el lago de Xochimilco (op. cit.), “los amontonamientos
rocosos que hay al Sureste y Suroeste, y el convencional diseño en círculos tienen alguna semejanza con
la imagen de la siete cuevas de Chicomoztoc, que aparece en el folio 16 r de la Historia Chichimeca”
(Martínez, 1990a: 311-312). Según Martínez, en el mapa no hay un propósito de realismo geográfico, sino
una intención esquemática a partir de la cual, los pilotos españoles como Antón de Alaminos (que según
Toussaint hizo el mapa del Golfo), Galdín y Lorenzo Ginovés, o los jumétricos como Alonso García
Bravo, Alonso Martín Velázquez y Alonso Yañez (Toussaint, op. cit.), pudieron haber hecho algunos
E l M a p a d e N ü r e m b e r g | 99
por un tlacuilo, pero modificado por algún soldado de Cortés y, posteriormente, la copia
modificada fue enviada a Carlos V. Según José Luis Martínez, el mapa tuvo que ser
dibujado después de que los españoles fueran expulsados de Tenochtitlan, porque de otra
forma Cortés lo hubiera enviado con la Segunda Carta de Relación en donde por cierto,
no se menciona. El plano originalmente debió ser táctico porque los conquistadores
necesitaban un esquema donde se indicaran las calzadas, sus cortes y la ubicación de
monumentos, pues preparaban un ataque a la ciudad (Martínez, 1990a). Esta versión es
contraria a la propuesta por Toussaint pues para él se tuvo que dibujar antes de que los
mexicas le declararan la guerra a los españoles -después de la matanza del Templo
Mayor- porque después ya hubo mucha agitación (Toussaint et al., 1990).
La tercera hipótesis es la menos aceptada y difundida de todas, aunque no por ello
la menos apegada a la realidad. De acuerdo con esta versión, el mapa es una idealización
de la ciudad indígena que se elaboró a partir de las descripciones de Hernán Cortés, y que,
posteriormente, envió a España, pero no se conoce -hasta la fecha- ningún mapa que haya
llegado a Europa que muestre la Ciudad de México y sus contornos que pueda
considerarse como el modelo original en cual se basaron los impresores de Nüremberg.
Por otro lado, la similitud entre el Mapa de Nüremberg y el mapa que se incluye en
Utopía (Figura 8) de Tomás Moro es tal, que hay quien afirma que los impresores de
Nüremberg basaron sus trazos en este mapa utópico y en las descripciones plasmadas en
las Cartas de Relación para elaborar el de México-Tenochtitlan (Apenes, 1947; Martínez,
1990a; Martínez Baracs, 2006; Medina, 2007; Toussaint et al., op. cit.; León-Portilla y
Aguilera, op.cit.).73
ajustes y sustituyeron los glifos toponímicos por las glosas con caracteres latinos (Martínez, op. cit.).
73
Un estudio detallado sobre este mapa lo se encuentra en Toussaint et al., 1990 y Martínez, 1990. Llama
la atención el estudio realizado por Federico Gómez Orozco acerca del posible impresor que modificara el
plano original, porque refuerza la idea de un plano elaborado por un tlacuilo. Según Orozco, el impresor
Martín Plinius -grabador en Nüremberg entre 1510 y 1536 y cuyas obras pudieron estar influenciadas por
Alberto Durero (Martínez, 1990a; León-Portilla, 2007)- fue quien pudo realizar el grabado en madera por
una serie de obras que llevan su firma y que “acusan un estilo perfectamente identificado con el del Plano
atribuido a Cortés” (Apenes, 1947: 20). Por un lado, el Mapa de Uppsala -de manufactura indígena- no
está firmado y Alonso de Santa Cruz nunca se lo atribuyó. Por otro lado, el Mapa de Nüremberg tampoco
100 | C o n s t r u c c i ó n y R e c o n s t r u c c i ó n
está firmado por el supuesto autor -Martín Plinius-, cuyas obras están firmadas y gracias a la cuales es
posible establecer un relación de estilo-autoría. Entonces, dicho lo anterior ¿acaso ambas obras no están
firmadas porque tanto Alonso de Santa Cruz como Martín Plinius, no quieren darse crédito de algo que no
hicieron?
E l M a p a d e N ü r e m b e r g | 101
Lo que aquí se quiere señalar, es que las tres hipótesis no son totalmente
excluyentes, de hecho, es probable que el diseño original haya sido indígena, pero con
añadiduras españolas y que en Nüremberg se haya idealizado la ciudad representada con
base en el mapa de Utopia. No se sabe con certeza si el mapa original fue elaborado en
México-Tenochtitlan durante la ocupación pacífica de la ciudad o, en cambio, lo
elaboraron los aliados indígenas de los españoles durante la guerra, pero, en efecto, hay
indicios que hacen pensar que fue elaborado por un tlacuilo. No obstante, con los datos
que se disponen, sólo es posible plantear nuevas suposiciones; por ejemplo, si el mapa fue
dibujado en la Ciudad de México antes de la guerra, probablemente lo dibujó algún
mexica, pero si se hizo después de la matanza de Templo Mayor, es poco probable que los
tlacuilos fueran mexicas, a no ser que se tratara de un prisionero o acaso un desertor. Por
otro lado, si el tlacuilo fue aliado de los españoles (tlaxcalteca, por ejemplo), entonces se
explicaría hasta cierto punto la relativa simpleza del mapa, porque el tlacuilo estaría
dibujando un territorio desconocido y enemigo, aunque de ser así, son notables algunos
detalles que se observan dentro de la ciudad y que, difícilmente, podrían haber sido
conocidos por los aliados españoles. Tlacuilo mexica o no, el mapa fue manipulado por
algún europeo que conocía la ciudad, el uso de caracteres latinos para indicar el nombre
de lugares y cosas, así como la cruz que aparece arriba y al costado izquierdo de lo que
era el Templo Mayor -Templum ubi sacrificant- son indicios que permiten asegurarlo y, si
se parte del análisis que hicieron Toussaint et al. (1990), seguramente fue un europeo que
conocía la ciudad, por lo tanto, es muy probable que haya sido español y como las glosas
están en latín, la posibilidades se reducen; seguramente, Hernán Cortés, con sus
conocimientos de latín, fue quien modificó el mapa indígena.
En 1525, Pedro Mártir de Anglería escribió acerca de dos mapas que llevaba Juan
de Ribera -enviado de Cortés- hecho por indígenas. En uno de ellos, probablemente,
estaba representada una porción de la Cuenca de México dado que quedaron dibujados un
posible albarradón y quizá la ciudad de Tenochtitlan. Mártir de Anglería describe el plano
y -a juzgar por lo que menciona- parecería conocer su orientación:
102 | C o n s t r u c c i ó n y R e c o n s t r u c c i ó n
[…] Hay por el Norte unos montes, distantes en algunas partes, y separados unos de otros
por valles fertilísimos, a través de cuyas gargantas penetran con gran violencia en la llanura
los vientos septentrionales; por eso el costado de la ciudad de Tenustitán que mira en la
susodicha dirección, está protegido con anchos parapetos de vigas clavadas y enormes
piedras a fin de ponerlo al abrigo de ímpetu de los torbellinos […] (Pedro Mártir de Anglería
en León-Portilla y Aguilera, op. cit.: 14-15).
En efecto, parece que estaban representados el albarradón y la ciudad de México
porque de los dos mapas que revisó, uno representaba “pintada en manos de sus naturales,
con sus dos lagunas, la propia ciudad de Tenustitán” (Pedro Mártir de Anglería en
Martínez, 1990: 309). Aunque Pedro Mártir estaba observando el mapa mal orientado
porque el albarradón -que tal vez sea el que construyera Nezahualcóyotl en 1449-74 no
estaba hacia el septentrión sino al oriente, es notable la cantidad de detalles que sobre el
mapa menciona: grandes montes, valles fertilísimos, piedras y vigas, de forma tal que el
europeo fue capaz de leer un mapa de manufactura posiblemente indígena.
Si los mapas que Juan de Ribera enseñó a Pedro Mártir iban con la Tercera Carta
de Relación, entonces, es probable que el mapa que se usó en Nüremberg haya sido
elaborado por tlacuilos y quizá, incluía glosas con caracteres latinos para hacerlo
comprensible, tal y como ocurrió con muchos otros mapas del siglo XVI.75 En este
sentido, esto apoyaría la tesis de Barbara Mundy, pues ella dice que en el Mapa de
Nüremberg, a pesar de que está reelaborado con métodos indudablemente europeos,
74
Sobre este albarradón puede consultarse Lorenzo, 1991 y Carballal y Flores, 2004.
75
Mercedes Montes de Oca Vega afirma que “la eficacia con la que los mapas transmiten la información
acerca de las relaciones espaciales sobrepasa la comunicación verbal, [por eso] la presencia de glosas
junto a las imágenes de los mapas significa la imposición de una visión del mundo diferente, y siempre
occidental. […] Sin embargo, en el ámbito de la Colonia, privilegiar el empleo de la forma escrita en los
contextos de la impartición de justicia, administración de la propiedad, [y] tenencia de la tierra se
transforma en un problema de hegemonía lingüístico-escritural y la imposición de las glosas es una
evidencia de la necesidad de establecer este sistema desde una perspectiva prescriptiva como el más
adecuado y correcto para la comunicación” (Montes de Oca, 2003:145-146). Por otro lado, refiriéndose al
plano conocido como Plano en papel de Maguey o papel de Izote (Toussaint et al., 1990: 59 o papel de
amate (León-Portilla y Aguilera, op. cit.: 19), Miguel León-Portilla y Carmen Aguilera, se preguntan si
“los elementos europeo-cristianos que se observan localizados en su parte derecha […] no fueron
añadidos, en diversos tiempos, a la elaboración original de tan vigoroso estilo indígena” (León-Portilla y
Aguilera, op. cit.: 19), de hecho, como se ha observado, existen añadiduras al plano original que se
identifican porque son de otro material (González, 1992; León-Portilla y Aguilera, ídem; Toussaint et al.,
1990).
E l M a p a d e N ü r e m b e r g | 103
todavía pueden observarse algunos indicios que permiten vincularlo con tlacuilos
(Mundy, 1998).
El hecho de que el mapa haya sido elaborado por tlacuilos o por españoles
parecería un detalle minúsculo, pero para los efectos de esta investigación resulta
apremiante tratar de dilucidarlo, ya que es probable que existan elementos en el Mapa de
Nüremberg que permitan correlacionarlo espacial e iconográficamente, con el Mapa de
Uppsala, por una serie de convenciones cartográficas indígenas que permanecieron en el
tiempo. De hecho, la vista de la ciudad a ojo de pájaro es un rasgo que podría catalogarse
como meramente indígena, después de todo, según Linné (1948), el primer plano de
Viena data de 1547 y otro del Cairo data de 1546, es decir, posterior al Mapa de
Nüremberg.76 Además, el mapa del Cairo según Erich Bier -de Copenhague- tendría cierta
similitud con los mapas que se tratan en esta investigación, pues según su descripción, es
un mapa preciso al centro, pero distorsionado en los alrededores (ídem). Si bien es cierto
que la comparación que se hace en el libro de Linné se refiera al Mapa de Uppsala, el
mismo fenómeno -precisión al centro y distorsión en los alrededores- puede observarse en
el de Nüremberg.
Una suma de tradiciones y estilos (Figura 9) pueden verse reflejados en el Mapa de
Nüremberg; el cual, entre su origen prehispánico, las añadiduras españolas y la
recomposición que se hizo en Nüremberg es, en esencia, producto de la aculturación.
76
En la Crónicas de Nüremberg (Morse Library, 2003), prácticamente ninguna ciudad está representada a
ojo de pájaro y las crónicas se pueden considerar un antecedente directo del Mapa de Nüremberg
104 | C o n s t r u c c i ó n y R e c o n s t r u c c i ó n
Figura 9. Fusión de estilos y formas en el Mapa de Nüremberg
De arriba abajo y de izquierda a derecha: Las ciudades de Jerusalén, Turquía, Ulma y Salzburgo en la Crónica de Nüremberg (tomadas de Morse Library, 2003); Isla de Utopía en la segunda edición de Utopía de Tomás Moro (tomada de Barreda, 2006); Recinto
Sagrado de México-Tenochtitlan según el folio 269r del Códice Matritense (tomada de Barrera, 2008); Las siete cuevas de Chicomóztoc, folio 16r de la Historia tolteca-chichimeca (a propósito se ha orientado con el cerro de Culhualcán hacia abajo para que
pueda compararse con “el bolsón” hacia abajo de la imagen del Mapa de Nüremberg, identificado por Toussaint como el lago de Xochimilco, pero que según Mundy, es una tergiversación del glifo toponímico de Culhuacán (Mundy, 1998).
E l M a p a d e N ü r e m b e r g | 107
77
La traducción es mía “Given the importance of Culhuacan to the Culhua-Mexica, it is likely they
would have included it on an early sixteenth century map of Tenochtitlan and environs; yet
Europeans, among them Cortes and the Nuremberg engraver, could not have known the importance
that Culhuacan had to the Mexica” (Mundy, 1998: 23).
108 | C o n s t r u c c i ó n y R e c o n s t r u c c i ó n
imagen con el cerro que representa el glifo de Culhuacan hacia abajo para mostrar la
similitud entre éste y el “bolsón” del Mapa de Nüremberg, que se orientó con el
“bolsón” hacia abajo. De la misma forma, se podría pensar que los españoles o los
grabadores de Nüremberg confundieron la franja horizontal en la parte inferior del
símbolo “cerro” con un albarradón, el cual parece figurar la boca del “bolsón” que
formaría, según Toussaint et al., el lago de Xochimilco. Como se aprecia en la
figura, las albarradas se pudieron representar de manera similar al topónimo de
Tenayuca. ¿Acaso el edificio representado dentro del “bolsón” azul es una
tergiversación del tecpan de Culhuacán combinado con una albarrada o incluso con
el topónimo de Tenayuca? Si se observa con detenimiento el mapa, puede notarse
que los edificios que se ven en esta parte, son diferentes al resto, tanto por los
“cuadritos” como por las torres en punta. Los cuadritos debajo de las torres dentro
del “bolsón” ¿no se parecen a los círculos del tecpan de Culhuacán o a los del
topónimo de Tenayuca? Luis González Aparicio descubrió que si se traza una línea
imaginaria desde la Pirámide de Tenayuca hasta Culhuacán, su trazo pasaría sobre
los templos mayores de Tlatelolco y Tenochtitlan. González Aparicio (en González
y Cué, 2006) atribuye esta sorprendente coincidencia al vínculo ancestral entre
ambos lugares, el cual puede inferirse por las representaciones de ambos en la
primera lámina del Códice Mendoza y por las representaciones en la fachada de la
capilla de Tenayuca, donde se observan dos glifos tallados en piedra, uno al Sur -el
de Culhuacan- y otro al Norte -el de Tenayuca-.78
78
Sobre la relación entre Tenayuca y Culhuacan consultar Lombardo, 1973 y Smith, 2006.
E l M a p a d e N ü r e m b e r g | 109
al pie del templo, como fue descubierto con las excavaciones del Templo Mayor en
1978 (Matos, 1990).
La ubicación del Templo Mayor (Templum ubi sacricant -Templo donde
sacrifican-) no corresponde con la ubicación real según los recientes datos
arqueológicos (Matos, 1990; Barrera Rivera, 2006); sin embargo, al rotar los
elementos al interior del Recinto unos 180 grados, los elementos parecen coincidir
con la ubicación real aproximada según las excavaciones (Gutiérrez, 2003b); es
probable que el error en la ubicación de estos elementos al haberse rotado, se deba
más a un convencionalismo de la cartografía indígena que a un error del tlacuilo o
del grabador de Nüremberg, pero lamentablemente no se tienen los elementos para
poder esclarecer esta incógnita. Por el contrario, el cuadro que rodea al Recinto
Sagrado de Tenochtitlan, curiosamente, corresponde con el ancho que se propone
más adelante y, si los grabadores de Nüremberg hicieron una copia del mapa
indígena respetando las proporciones del mismo, confirmaría la idea de que la
cartografía indígena es precisa.
Llama la atención la cruz sobre el Templo del lado izquierdo (que
correspondería al Templo dedicado a Tlaloc), lo cual hace pensar que Hernán Cortés
ya había tumbado las figuras de los dioses mexicas y puesto en su lugar las
imágenes cristianas que menciona en su Segunda Carta; sin embargo, la cruz está
ubicada al margen de los templos, como si en el dibujo original ya no hubiera
espacio para ponerla y entonces se hubiera tenido que agregar en un espacio vacío.
A la postre, los impresores o grabadores de Nüremberg probablemente pusieron la
cruz donde la vieron dibujada, aún cuando el remate del Templo esté
conspicuamente vacío, a diferencia del templo del lado derecho (que correspondería
al Templo de Huitzilopochtli), que tiene -en su remate- rayas verticales.
E l M a p a d e N ü r e m b e r g | 111
Figura 11. Diferentes elementos representados dentro del recinto ceremonial de México-
Tenochtitlan en el Mapa de Nüremberg.
puede observar en el Códice Osuna, sólo que ya presenta detalles de origen español
como los arcos en las puertas o, incluso -como seña por demás evidente- la imagen
del virrey Mendoza de frente al tlatoani o gobernador tenochca en turno; la imagen
que presenta este códice es del tecpan calli de México-Tenochtitlan hacia 1565.
Resulta interesante observar la imagen del palacio de Moctezuma que aparece en el
Mapa de Nüremberg puesto que se asemeja a las imágenes antes referidas. Se debe
señalar, no obstante, que la tridimensionalidad para representar construcciones
podría tener origen europeo, empero, la similitud planimétrica es la que interesa
(Figura 13).
Por su parte, el zoológico (Figura 14) se representa en el Mapa de Nüremberg
como una serie de cuadros que contienen una especie animal determinada, como si
fueran corrales representados a la manera indígena (Montes de Oca et al., 2003).
Cabe decir que entre los animales que pueden identificarse se incluye una garza -
animal emblemático del lago-, un felino, varias especies de aves y -como si se
tratara de animales- pueden observarse dos siluetas humanas que, probablemente,
hagan referencia a las personas “monstruos” que Moctezuma reclutaba y que
incluían enanos, jorabados, deformes y albinos (Cortés, op. cit.: 67). En el Mapa que
se atribuye al Conquistador Anónimo, el género de animales ya había cambiado y se
redujeron; llama la atención que se haya dibujado lo que parece ser un elefante,
evidentemente, fruto de la ignorancia y la fantasía del dibujante.80.
80
Una copia de este mapa puede verse en Apenes, 1947, lámina no. 7.
114 | C o n s t r u c c i ó n y R e c o n s t r u c c i ó n
resta interés en cierto aspecto, pero por otro lado constituye una gran ayuda para su
estudio” (ídem: 166).
Diez años después del estudio de Manuel Toussaint, Justino Fernández y
Federico Gómez apareció el trabajo que, de acuerdo con León-Portilla y Aguilera,
puede considerarse como una de las dos aportaciones más relevantes sobre este
mapa. Sigvald Linné, después de diez años de haber realizado la copia fiel del Mapa
de Uppsala, publica -también en Estocolmo- El Valle y la ciudad de México en
1550. Relación histórica fundada sobre un mapa geográfico que se conserva en la
Biblioteca de la Universidad de Upsala (Linné, 1948; León-Portilla y Aguilera, op.
cit.: 35). En este trabajo, el autor invita a recorrer cada detalle del mapa con ayuda
de los Diálogos de Francisco Cervantes de Salazar y, al mismo tiempo, hace un
estudio etnográfico mostrando fotografías de la Cuenca de México donde se
observan imágenes de la vida humana que aún sobrevivían cuando él escribió su
libro y que se observan en el Mapa de Uppsala, haciendo que el estudio sea ameno y
fácil de leer. Linné, además identifica varios elementos del códice cartográfico y
hace un pequeño estudio histórico de cada uno, con lo cual, autores como Edward
Calnek, lograron plantear otra hipótesis acerca de la fecha de elaboración del mapa
(Calnek, 2003).
Después de Sigvald Linné, prácticamente no se realizaron estudios tan
profundos sobre el mapa y, por desgracia, su libro tuvo una distribución un tanto
restringida. De hecho, hasta 1988 se publicó una segunda edición en español. En
1989, Miguel León-Portilla y Carmen Aguilera -con ayuda de Kjell Holm de la
embajada de Suecia en México- publicaron el Mapa de México-Tenochtitlan y su
contornos hacia 1550, que además de poner en relieve alrededor de 200 glifos
toponímicos contenidos en el mapa, hacen un estudio extensivo complementando los
trabajos de Toussaint et al. y Linné. Caracterizan algunos de los elementos de la
cartografía indígena, retomados por Reyes Equiguas en su estudio sobre Los
elementos topográficos de tradición indígena en los mapas de la región de Tula
(2003), donde se excluye la intencionalidad de la manufactura, la variación de los
E l M a p a d e U p p s a l a | 119
formatos o la base en que fueron hechos los mapas, so pretexto de que estas
características las comparten otros documentos de manufactura indígena. Este libro,
que también tuvo una distribución restringida, contiene un análisis cartográfico que
se puede dividir en dos tipos. Por un lado, a través de un estudio histórico, se trata
de caracterizar las dos formas de cartografía que pueden observarse en el mapa y,
por otro, se presenta un análisis por sectores a partir de una división que se hizo ex
profeso para el estudio. Finalmente, una de las características más importantes de
esta obra es que incluye una reproducción facsimilar doble, “una, integrada al libro,
para ser estudiada, y otra, para enmarcarla y, así, disfrutarla” (León-Portilla y
Aguilera, op. cit.: 9). Estas reproducciones toman como base las fotografías que los
autores mismos tomaron, gracias a las facilidades que les otorgaron en la Biblioteca
de la Universidad de Uppsala. Empero, como ya se había dicho, la obra tuvo una
distribución restringida y, como dice Rodrigo Martínez Baracs, “urge reeditar
porque se ha vuelto inaccesible” (2006b).
Afortunadamente, en 1997 -gracias a los adelantos tecnológicos disponibles
para un público cada vez más amplio- la Biblioteca de la Universidad de Uppsala en
colaboración con el Laboratorio de Medios Audiovisuales (Media Lab) de la
Universidad de Helsinki y el Departamento de Fotogrametría de la Universidad de
Tecnología de Helsinki, iniciaron un proyecto para reproducir digitalmente y crear
lo que ellos llaman, un facsímile digital del Mapa de Uppsala, el cual permite
visualizar el mapa y estudiarlo sin necesidad de tenerlo en nuestras manos y con
detrimento del mismo (Nuikka et al., 2004; Díaz-Kommonen, 2007). Gracias a
dicha labor es posible hacer un estudio como éste, ya que el mapa utilizado en esta
investigación se compiló a partir de las imágenes del Facsímile Digital de México
1550, que son ofrecidas por el sitio web Systems of Representation.81
Dicho lo anterior, se comprenderá que no se pretende repetir lo que ya otros
autores, de manera profunda y extensiva, han dicho sobre el mapa, y eventualmente
81
http://systems_of_representation.uiah.fi/map_of_mexico/project
120 | C o n s t r u c c i ó n y R e c o n s t r u c c i ó n
sus estudios son retomados para realizar el análisis de este mapa porque de ellos
depende la fiabilidad de los datos.
El Mapa de Uppsala fue considerado por mucho tiempo obra del cosmógrafo de
Carlos V -Alonso de Santa Cruz-, pero después del análisis historiográfico e
iconográfico -y hasta paleográfico- exhaustivo, así como la identificación de
alrededor de 200 glifos con distintas representaciones de pueblos y lugares diversos,
de sitios antiguos, cerros, etcétera (León-Portilla y Aguilera, op. cit. y Aguilera,
1990), se puede decir -con toda certeza- que el mapa fue elaborado por un tlacuilo
(Linné, 1948; Toussaint, 1990; Díaz-Kommonen, 2004; Martínez Baracs, 2006;
Medina, 2007 y León-Portilla y Aguilera, op. cit.).
Por otro lado, Carmen Medina considera que el mapa es muy interesante
porque “no es ni un típico mapa azteca, ni uno español, lo cual lo hace único en su
género” (Medina, op. cit.: 6); idea que sería apoyada por León-Portilla y Aguilera
dado que los mapas indígenas antes de la llegada de los españoles no eran “mapas-
paisaje”, los cuales tienen su origen en el contexto renacentista, y como puede
observarse en el Mapa de Uppsala, “perduraron algunos de los rasgos y elementos
hasta aquí identificados como mesoamericanos pero ya en fusión con otros de
insoslayable origen europeo” (León-Portilla y Aguilera, op. cit.: 25 y 27). No
obstante, no se debe obviar el acertado comentario de Barbara Mundy:
Cuando Keen escribió, era aceptado ampliamente entre los historiadores y los
historiadores del arte, que el estilo era, tal vez, el mejor índice de autoría -si algo
parecía europeo, entonces su dibujante o grabador o artista, era europeo-. Lo mismo
aplicaba para lo azteca, y el trabajo influyente de Robertson acerca del estilo indígena,
explicaba cómo distinguir ese estilo del europeo. Desde que Robertson escribió, sin
embargo, numerosos trabajos de arte del Nuevo Mundo colonial que parecen europeos
cuya autoría es indígena, contradicen cualquier ecuación simple de estilo acerca de la
autoría. Nuevas investigaciones históricas sugieren que la cultura indígena persiste más
allá de sus más visibles y altamente organizadas formas (como la religión) que fueron
erradicadas. Como resultado, ahora se tiende a pensar en la cultura del Nuevo Mundo,
E l M a p a d e U p p s a l a | 121
82
La traducción es mía. “When Keen wrote, the Widely accepted view among historians and art
historians was that style was perhaps the best index of authorship-if something looked European,
then its painter or carver or artist was European. The same held for the Aztec, and Donald
Robertson's influential work on native style systematically laid out how to distinguish that style
from European. In the years since Robertson wrote, however, numerous art works from the colonial
New World that look European but were authored by indigenes disprove any simple equation of
style to authorship. New historical research also suggests that indigenous culture persisted long after
its most visible and highly organized forms (like religion) were suppressed. As a result we now tend
to think of culture in the New World, and with it visual culture, as a cross-pollination of the
European and the indigenous, and of its artifacts as hybrids” (Mundy, 1998: 13).
83
El mapa es un regalo que el cosmógrafo Alonso de Santa Cruz da a Carlos V, cuando todavía es
rey de España, y aunque la dedicatoria que aparece en el mapa, en la esquina inferior derecha,
resulta difícil de leer, en ningún lado figura que el mapa lo haya elaborado el cosmógrafo, aunque sí
parece que es un regalo para el rey (Toussaint et al., op. cit.; Linné, op. cit.; León-Portilla y
Aguilera, op. cit. y Medina, 2007).
122 | C o n s t r u c c i ó n y R e c o n s t r u c c i ó n
El hecho de que la construcción de dos iglesias (Santa Catalina [#21] y San Agustín
[#90]), comenzadas en 1537, se muestren en el mapa «Orozco y Berra, 1867: 108;
Rosell, 1961: 39, 191» y, que el área ocupada por el Convento de la Concepción [#36],
comenzado en 1541 «Linné, 1948:56; Orozco y Berra, 1867: 108; Rosell, 1961: 255»,
esté conspicuamente vacía, sugiere que el mapa fue creado entre estas dos fechas
(Calnek, 2003: 158).
85
El hecho de que en el Mapa de Uppsala no se representen casas con torres no quiere decir que no
las hubiera, de hecho, es probable que el elemento pictográfico anteceda al elemento arquitectónico;
los edificios no necesariamente están representados como fueron en realidad, aún cuando su
ubicación y área ocupada corresponda con ésta, según se demostró con el SIG. Los edificios pueden
estar representados a través de una serie de convenciones para diferenciarse entre si, por jerarquías
o tipos, más que por diferencias de materiales y formas.
124 | C o n s t r u c c i ó n y R e c o n s t r u c c i ó n
Si, como dicen León-Portilla y Aguilera (op. cit.: 34), el virrey Mendoza
tenía relación epistolar con Alonso de Santa Cruz, no es difícil que el virrey le haya
enviado un mapa de la ciudad recién formado el Colegio de Santa Cruz. Estos
autores -siguiendo a Linné para reforzar su hipótesis sobre el origen del mapa-,
dicen que en abril de 1546 el príncipe Felipe había pedido al virrey Mendoza que se
realizaran trabajos de índole cartográfico para “ordenar mejor la administración del
virreinato” y, luego se preguntan “¿Es mucho imaginar que, en cumplimiento de la
orden del príncipe Felipe, Mendoza se dirigiera al Colegio, qué él mismo había
inaugurado, y solicitara la elaboración de nuestro mapa?” (ídem); con lo cual, llegan
a la conclusión de que fue posterior a esa fecha la hechura del mapa, en 1550. Sin
embargo, se propone una pregunta similar ¿es mucho imaginar que el mapa ya
estuviera hecho y que, en cumplimiento de la orden del príncipe, el virrey se
dirigiera al Colegio para que le dieran una copia? Después de todo, la realización del
mapa tomó bastante tiempo, pero se duda que después de cuatro años, el príncipe
siguiera esperando por algo que ordenó para un objetivo concreto.
Ahora bien, establecer la fecha precisa de elaboración del mapa, no es en sí
mismo importante, lo que interesa es contextualizar lo que se observa en el mapa
con relación a la transformación de la Ciudad de México en los primeros años de
dominio español. Si se considera que la ciudad estaba lista para poblarse dos años
después de conquistada, sólo habían pasado entre 15 y 20 años hasta el momento en
que el mapa fue elaborado, retomando la fecha que propone Calnek. Esto resulta
significativo dado que la ciudad representada en el mapa corresponde a la ciudad
construida por los conquistadores, los frailes y los indígenas, es decir, una ciudad
que, en términos generales, no era muy diferente a la que existía antes de la
Conquista, pero lo suficientemente aculturada para mostrarse diferente.
Este mapa sigue, en cierta medida, las convenciones cartográficas
prehispánicas, pero es evidente que mezcla componentes europeos que, al parecer de
León-Portilla y Aguilera, siguen el modelo renacentista. Sin embargo, debe
recordarse lo que Kubler (op. cit.), y más recientemente Equiguas (2003), dicen al
E l M a p a d e U p p s a l a | 125
86
La búsqueda de los mapas se realizó a través de Internet tratando de localizar fuentes confiables,
como universidades o bibliotecas, que han digitalizado algunos mapas de Europa del siglo XVI y
los han puesto en la World Wide Web (www). Algunas de estas fuentes son: The Jewish National and
University Library & The Hebrew University of Jerusalem (Israel), Library of Congress Geography
and Map Division (EU), Morse Library, Beloit College (EU).
126 | C o n s t r u c c i ó n y R e c o n s t r u c c i ó n
| 127
Capítulo 4
¿Qué es lo que SIGue?
Una de las características principales del Mapa de Uppsala es el detalle con que
representa a la Ciudad de México -representada a una escala cercana a 1:10000-.
Este detalle no es casual, a pesar de que para Justino Fernández (Toussaint et al., op.
cit.) esté dibujado sin medida, proporción o escala y sólo sea un croquis fantasioso.
A partir de la inclusión del mapa a un Sistema de Información Geográfica, se pudo
observar que el mapa se realizó pensando en la isla donde estaba la Ciudad de
México -que para la fecha en que se realizó ya parece más bien península- y no en
los alrededores. Pareciera que la distorsión que sufre el mapa es totalmente
consciente y sólo sirve para contextualizar y ubicar la ciudad, más que para
pretender representar fielmente una realidad, aunque se haya puesto empeño en que
los pueblos, caminos y parajes estuvieran ubicados adecuadamente; en la actualidad,
resulta más fácil poner en un recuadro un mapa a mayor escala -llamado “mapa de
referencia”- que sirve para ubicar el mapa capital.
A partir del análisis se identificó que la parte central del Mapa de Uppsala -
prácticamente sin distorsión- se acopla adecuadamente al trazo del mapa base -que
es un mapa moderno de la ciudad-, considerando la ubicación de lugares conocidos,
calles que se han conservado y, en general, cualquier indicio que permitió ubicarlo
en el espacio a partir del SIG.87 Por otro lado, parece que el mapa se realizó tomando
como base diferentes puntos de observación y contrario a lo que parece, Tlatelolco
no está distorsionado espectacularmente como pensaron Toussaint et al. (op. cit.) o
Miguel León-Portilla y Carmen Aguilera (op. cit.). Según León-Portilla y Aguilera -
siguiendo a Toussaint, Linné y Donald Robertson- esta distorsión puede responder a
87
En el Sistema de Información Geográfica se incluyeron los datos geográficos más recientes:
Fotografía aérea del la compañía Digital Globe de los años 2003 y 2005 y la fotografía aérea de la
Compañía Mexicana de Aerofoto de los años 1934, 1938, 1939, 1946 y 1947.
P r u e b a s y a p l i c a c i o n e s | 131
88
Un interesante estudio sobre esta pintura y otras dos de Adrián Boot, lo ofrece Roberto L. Mayer
(2005). Igualmente interesante es el estudio de Edgar Mejía sobre la ciudad “ideal” y “oficial” que
Trasmonte quiso plasmar en su pintura (2004).
89
La ciudad se dividió en dos a partir de la conquista: la ciudad donde habitarían los españoles,
delimitada por la traza, y la ciudad de los indígenas, fuera de la traza. Según las Actas de Cabildo,
los estudios de Edmundo O’Gorman, así como los de Lucía Mier y Terán, a pesar de las
restricciones para que los españoles habitaran exclusivamente en la traza y los indígenas fuera de
ella, los grupos siempre estuvieron mezclados o, si se prefiere, el proyecto de separación nunca se
llevó a cabo con éxito (Actas de Cabildo de la Ciudad de México, 1889; O’Gorman, 1938 y Mier y
Terán, 2005).
| 132
Figura 16. Grabado francés (1880), Ciudad de México según Trasmonte (1628) y Mapa de Uppsala (¿1537-1556?)
De arriba a abajo: Grabado Francés de 1880 basado, probablemente, en la perspectiva de Trasmonte (autor
desconocido); Forma y Levantado de la Ciudad de México (Juan Gómez de Trasmonte). Mapa de Uppsala
modificado para simular la perspectiva de las otras dos imágenes. Como se puede apreciar, enmarcado en un
rectángulo rojo, el espacio abierto en Tlatelolco es muy grande con respecto a cualquier otro espacio abierto en las
imágenes. Compárense ambas con la imagen del Mapa de Uppsala.
P r u e b a s y a p l i c a c i o n e s | 133
Es decir, Tlatelolco podría ser parte del marco contextual del mapa, pero en
efecto, se trató de emparejar su importancia con respecto a Tenochtitlan y por ello
conserva cierta precisión; una posible explicación sería, justamente, como sugieren
Toussaint et al. (1990) y León-Portilla y Aguilera (op. cit.), que los dibujantes eran
del Colegio de Santa Cruz, aunque no aparezca anunciado el colegio.
Si se observa el Mapa de Uppsala en la región ocupada por Tlatelolco, se
nota un recinto con forma rectangular, alargado en el eje Norte-Sur, al poniente de la
Iglesia de Santa Cruz. Si se pone atención, este espacio está enmarcado por una serie
de cuadros blancos que se parecen a aquéllos que delimitan el Recinto Sagrado de
México-Tenochtitlan en el Códice Matritense, por lo cual, puede suponerse que
estos cuadros representan una barda o muro, o inclusive, una plataforma, si se
consideran los hallazgos arqueológicos (Figura 17). Cuando se hizo la georeferencia
de este espacio de acuerdo con una reconstrucción hipotética del Recinto Sagrado de
Tlatelolco -mostrada en el siguiente apartado-, el RMS90 era tan sólo de 6 con una
deformación de primer orden. A pesar de un error RMS tan bajo, el mapa se alarga
de Este a Oeste; no obstante, la calzada Vallejo y la que va al Tepeyac, se alinean
con unos caminos del Mapa de Uppsala que corresponden a los antiguos caminos
hacia Tenayuca y hacia Tepeaquilla (Martínez, 2006 y González y Cué, 2006).
En efecto, si las inferencias sobre el tamaño del Recinto Sagrado de
Tlatelolco -a partir del SIG y la información arqueológica e histórica- son correctas,
se puede pensar que el espacio cercado que aparece en el Mapa de Uppsala
corresponde al recinto ceremonial antiguo, y de ser así, es otra evidencia de que no
está exageradamente desproporcionado este espacio en el mapa. Ciertamente, el
mapa en esta región está desproporcionado con respecto al tamaño real que pudo
tener; pero el tamaño que muestra en el Mapa de Uppsala es directamente
proporcional al tamaño que pudo haber ocupado el Recinto Sagrado de Tenochtitlan,
90
Los desfases entre el mapa base y el dato raster -perceptibles a través de los puntos de control-
son medidos por la herramienta georeferencing, interpretados como errores o residuos y
computados tomando la suma de la raíz cuadrada media -RMS por sus siglas en inglés, Root Mean
Square- de todos los “residuos”, obteniendo el error RMS (Gregory, 2006 y ESRI, op. cit.). Este
valor indica la consistencia de los datos.
134 | ¿ Q u é e s l o q u e S I G u e ?
como si los dibujantes del Colegio de Santa Cruz Tlatelolco quisieran darle a
Tlatelolco la misma importancia que a Tenochtitlan, aún cuando el trazo de esta
región pudo no ser fundamental para los fines del mapa.
Resulta interesante que la proporción con que está dibujado el recinto de
Tlatelolco corresponde con el espacio que se ha asignado al Recinto Sagrado de
Tenochtitlan. Si los cálculos son correctos y el recinto de Tlatelolco mide 260
P r u e b a s y a p l i c a c i o n e s | 135
metros, aproximadamente, por lado91 -tomando como referencia el eje mayor del
recinto de Tenochtitlan de 378 metros, aproximadamente-, la diferencia entre ambos
recintos serían tan sólo del 40% y no, como aseguran León-Portilla y Aguilera (op.
cit.), hasta 4 veces más grande con respecto al centro de la Ciudad de México.
Ambos autores consideran que los límites del Recinto Sagrado de Tenochtitlan, se
ubican entre las calles de Guatemala y Corregidora -de Norte a Sur- y las calles de
Palma y Correo Mayor -de Oeste a Este-; sin embargo, el espacio que puede
compararse con el recinto de Tlatelolco debe corresponder con el Recinto Sagrado
de Tenochtitlan para que sea comparable. Dicho de otro modo, este espacio debe
compararse desde los recintos ceremoniales, porque la evidencia arqueológica y
cartográfica, hace suponer que el atrio de la Iglesia de Santa Cruz Tlatelolco
correspondía con el Recinto Ceremonial de Tlatelolco, de ahí que en varios mapas y
vistas de la Ciudad de México donde aparece Tlatelolco, representen este espacio
tan grande, porque de hecho lo era.
Para comparar ambos espacios en el Mapa de Uppsala se copió una imagen
del recinto tlatelolca y se montó sobre el espacio que se propone como el ocupado
por el Recinto Sagrado de México-Tenochtitlan (Figura 18). Sorprendentemente, sin
ningún tipo de deformación -exceptuando la que resulta de rotar una imagen con un
programa de cómputo- los límites de este espacio coincidieron casi a la perfección,
lo cual lleva a suponer que el dibujante del mapa deformó la imagen a propósito,
para hacer a Tlatelolco tan grande como Tenochtitlan, pero conservando las
proporciones reales del recinto tlatelolca, como resaltando su importancia histórica y
cultural -como suponen Toussaint et al.(op. cit.) y León-Portilla y Aguilera (op.cit.),
es decir, sí aumentan la escala del Recinto Sagrado de Tlatelolco y del mercado,
pero no exageradamente, sino emparejando este recinto con el de Tenochtitlan.
91
Cabe mencionar que la orientación de dicho recinto, siguiendo la plataforma Este, coincide con la
orientación de la ciudad de Teotihuacan, a diferencia del recinto de Tenochtitlan que está orientada
7 grados al Oeste, aproximadamente, con respecto a Teotihuacan. Es decir, Tenochtitlan tiene una
desviación con respecto al Norte real de 7°, mientras que Tlatelolco tiene una desviación, según la
plataforma oriente del Recinto Ceremonial, de 14°, igual que Teotihuacan.
136 | ¿ Q u é e s l o q u e S I G u e ?
Figura 18. Comparación entre los recintos sagrados de Tlatelolco y Tenochtitlan en el Mapa de
Uppsala.
Arriba, la comparación que se hizo a partir del área que ocupa el Recinto Sagrado de México-
Tenochtitlan, marcado en naranja. Abajo, la comparación que hacen León-Portilla y Aguilera.
P r u e b a s y a p l i c a c i o n e s | 137
Tabla 2). Si se toman como ciertos los datos aproximados de ambos recintos,
según Matos, López Lujan y Guillem, el recinto ceremonial de Tlatelolco sólo es
0.16±0.02 veces más pequeño que el de Tenochtitlan. Sin embargo, José Álvaro
Barrera Rivera (2006), propone otras medidas para el recinto de Tenochtitlan,
reduciendo sus medidas un 11%, aproximadamente (440x380m). Esta medida, sin
embargo, corresponde al interior del recinto y, por lo tanto, se tendría que añadir el
ancho de la plataforma que, según el SIG y un recorrido de superficie somero, tiene
un promedio de 30±1 m al oriente de Templo Mayor.92 Por lo tanto, suponiendo que
este ancho se mantiene a lo largo de toda la plataforma, las medidas al exterior del
92
Tomando como medida la plataforma mejor conservada porque hay indicios de otra que, según
Barrera Rivera, tendría hasta 41 metros de ancho (Barrera Rivera, 2006).
138 | ¿ Q u é e s l o q u e S I G u e ?
Dicho lo anterior, y con base en el SIG, parece que las medidas que proponen
Matos-Luján-Guilliem son exageradas, porque del centro del Templo Mayor de
Tlatelolco al inicio de la plataforma en la parte interna al recinto hay una distancia
aproximada de 100m, y si el recinto de Tlatelolco es parecido al de Tenochtitlan
pero más reducido, es muy probable que la plataforma no sea mayor a los 30m de
ancho. Por tal motivo, y suponiendo que el Templo Mayor de Tlatelolco estaba al
centro del recinto en el eje Norte-Sur, si se suman 100m desde el centro del templo
hacia el Sur, donde posiblemente esté el inicio de la plataforma Sur, más otros 30m
de ancho, entonces, resultaría un total de 260m de largo en el eje Norte-Sur, casi
200m menos que la propuesta mencionada. Curiosamente, el edificio del IMSS -
alargado de Este a Oeste- se encuentra sobre lo que sería la plataforma Norte del
recinto ceremonial. De igual forma, al Oeste del Templo Mayor, cruzando la
avenida Eje Central, se encuentra otro edificio alargado, sólo que de Norte a Sur; si
se hacen corresponder las medidas del recinto de 260m, este edificio estaría sobre la
plataforma Oeste a 170m, aproximadamente, del centro del Templo Mayor. Estos
dos edificios parecerían dibujar los límites Norte y Oeste, respectivamente, del
antiguo Recinto Sagrado de México-Tlatelolco. Desgraciadamente, sólo una
excavación arqueológica podría confirmar esta suposición (Figura 19)
P r u e b a s y a p l i c a c i o n e s | 139
Por otro lado, una tercer propuesta para las medidas del Recinto Sagrado de
Tenochtitlan la enuncia William Sanders (2006), y se basa en el plano de Ignacio
Marquina, algunas fuentes históricas -como el esquema de Templo Mayor que
aparece en el folio 269r del Códice Matritense- y las excavaciones recientes en
Templo Mayor. En esta propuesta, Sanders deja entrever que el recinto ceremonial
abarcaba una superficie similar a la propuesta por Marquina, aunque al Sur el límite
lo marcaba la calle de Moneda, cuyo ancho puede estar delineado por la plataforma.
Sin embargo, a raíz de las excavaciones en el Centro Histórico desde la creación del
140 | ¿ Q u é e s l o q u e S I G u e ?
alta hacia el poniente. En este sentido, no parece una coincidencia que en el Mapa
de Nüremberg se haga una distinción hacia el poniente de la plataforma, mostrando
dos líneas que cortan la continuidad del recinto hacia el Norte y hacia el Sur; como
si la plataforma hubiera sido diferente justamente hacia el poniente (Figura 20).
Figura 20. Plataforma del Recinto Sagrado de Tenochtitlan según el Mapa de Nüremberg
Por otro lado, en la Figura 21, se muestran dos imágenes que tratan de
mostrar la semejanza entre las plataformas que rodean la Ciudadela y la Pirámide
del Sol en Teotihuacan, con la plataforma del Recinto Sagrado de Tenochtitlan. En
primer lugar se muestra una imagen del Centro Histórico con la imagen sobrepuesta
de La Ciudadela, tratando de emparejar el Templo de Quetzacóatl con el Templo
Mayor de Tenochtitlan, según las excavaciones del Proyecto Templo Mayor (cuadro
naranja). Debajo de esta imagen, está una sobreposición del recinto que rodea la
Pirámide del Sol sobre el Centro Histórico, en este caso, haciendo coincidir el lado
oriente de la plataforma del Recinto Sagrado de Tenochtitlan, según la propuesta de
esta investigación (polígono amarillo), con el lado oriente de la plataforma del
recinto de la Pirámide del Sol, cuyo centro se alinea con la calle de Guatemala para
hacerlo coincidir con el centro del Templo Mayor. El área del Recinto Ceremonial
en Tenochtitlan, retomando la propuesta de José Álvaro Barrera Rivera y según el
planteamiento de esta investigación, es más parecida en medidas y proporciones al
P r u e b a s y a p l i c a c i o n e s | 143
94
El límite norte de las Casas de Cortés llegaban, aproximadamente, hasta la parte sur de los patios
marianos, a 160 metros de la calle Corregidora; no abarcaban toda la superficie que actualmente
ocupa el Palacio Nacional, de hecho, en un plano de 1562 –Plaza Mayor de México en 1562
(tomado de Serrera, 2006)-, en el lugar que posteriormente ocuparían los patios marianos, o sea, la
esquina norponiente del Palacio Nacional actual, se lee una leyenda que dice “solares para labrar”, y
es que el área está completamente vacía según el plano (SHCP, 1974 y SHCP, 2005).
P r u e b a s y a p l i c a c i o n e s | 145
dos plataformas, una de las cuales, la mejor conservada, mide sólo 30 metros. La
otra plataforma y que parece ser posterior, es la que mediría hasta 35 metros, pero
sólo pueden identificarse los desplantes al interior del recinto, a unos 10 metros de la
plataforma sobre la que desplanta el Templo Mayor.
Hacia el Sur, como se había dicho, el límite del recinto lo marcan las Casas
Nuevas de Moctezuma o Casas Nuevas de Cortés. Como puede observarse en las
Figura 22 y Figura 23, con líneas punteadas moradas, el espacio que ocupaban las
Casas Nuevas de Cortés era menor que el espacio que actualmente ocupa Palacio
Nacional, lo cual se sabe, en parte, gracias a un mapa de 1562 que se conserva en el
Archivo General de Indias y que muestra la Plaza Mayor de México y sus
alrededores. En cierta medida, esto explicaría que la plataforma oriente del Recinto
Sagrado, se meta en Palacio Nacional casi 35 metros, después de los patios
marianos, sin embargo, se dice que en este espacio había suelo cenagoso y
dificultaba la cimentación (SHCP, 1976), por lo que la existencia de la plataforma
en este punto se podría poner en duda, empero, los estudios de Barrera Rivera
(2006), permiten afirmar que la plataforma si se metía hasta finalizar los patios
marianos. Por otro lado, si bien el límite lo marcan las Casas Nuevas de Cortés, se
dejó un pequeño espacio entre el Recinto y las Casas, de 15±1 metros,95 suponiendo
que entre ambas edificaciones existiera un espacio libre -como la calle que se
observa al lado de la “Casa del Marqués” o Casas Nuevas de Cortés en el Mapa de
Uppsala-.
Los límites del recinto hacia el Norte, se sacaron de forma similar a como
Barrera Rivera (2006) sacó los límites que él propone. Se proyectaron
simétricamente los límites conocidos del Sur hacia el Norte, a partir del centro del
recinto, marcado por el Templo Mayor. Obviamente, partiendo de la idea de que el
recinto era simétrico y que el Templo Mayor estaba ubicado al centro del mismo en
el eje Norte-Sur, y corrido hacia el Este, en el eje Este-Oeste.
95
Medida aproximada de la acequia en el mapa de 1562 según SIG y que corresponde al ancho de
la calle de Corregidora a la altura de Palacio Nacional.
146 | ¿ Q u é e s l o q u e S I G u e ?
Aunque puede ser evidente la relación que se hace entre la plataforma y las
calles, según los límites propuestos del Recinto Sagrado de Tenochtitlan, no es tan
evidente que los basamentos prehispánicos hayan sido utilizados para soportar las
edificaciones hispanas; pero el hecho de que las excavaciones arqueológicas
localicen los pisos de estos basamentos y en algunas ocasiones, los postes de
cimentación clavados en ellos, hacen suponer que así fue como se construyó la
ciudad novohispana. La evidencia más tangible de que la base de los edificios
prehispánicos se utilizó para soportar las edificaciones hispanas es, eventualmente,
el hallazgo de vestigios arqueológicos in situ y semicompletos, seña evidente de que
la ciudad prehispánica no se destruyó por completo Una fotografía que fue tomada
cuando estaba siendo excavada la Casa de las Águilas habla por sí sola; las
columnas de origen español, que demarcan un patio de Oeste a Este y que están
sobre el basamento prehispánico de la Casa, parece que no sólo están ocupando la
base del edificio mexica, sino además, las escaleras que daban acceso al mismo. Es
decir, están reutilizando el edificio de manera funcional y práctica: las escaleras
darían acceso al patio y, el basamento, soporte al nuevo edificio (Figura 24).
A partir del proceso de georeferencia se pudo notar que el Mapa de Uppsala resultó
tener un alto grado de precisión; posteriormente, una vez que se referenció
espacialmente, pudo compararse con otras capas de información o estratos
cartográficos por medio de un Sistema de Información Geográfica. Una vez
georeferenciado fue factible realizar otro tipo de análisis más allá del comparativo.
La complejidad espacial e iconográfica que muestra el mapa, difícilmente podría ser
analizada espacialmente si no se simplifica. En el Capítulo 2, se habló sobre el
supuesto de que cada cosa en el mundo puede clasificarse a partir de sus atributos y,
con ello, una realidad tan compleja como la que muestra el Mapa de Uppsala se
podría abstraer y reducir a vectores.
Tabla 3. Número de elementos descritos en el Mapa de Uppsala a
partir de su forma
Nombre de la Número de formas
forma por tipo
Acequia 13
Albarrada 4
Atrio 2
Barda 1
Calle 19
Calzada 4
Casa 35
Convento 3
Cruz 1
Cuerpo de Agua 3
Fortaleza 1
Fuente 1
Manzana 1
Palacio 3
Plaza 3
Templo 14
(en blanco)
Total general 108
P r u e b a s y a p l i c a c i o n e s | 151
96
En el Anexo se encuentra una imagen del Mapa de Uppsala donde se indican los elementos
clasificados.
152 | ¿ Q u é e s l o q u e S I G u e ?
-Función probable
-Notas
P r u e b a s y a p l i c a c i o n e s | 153
97
Como ejemplo, puede observarse la Figura 25, que muestra un acercamiento a la Casa del
Marqués, donde se aprecia un edificio con tres columnas, similar al del tecpan calli de Moctezuma
del Mapa de Nüremberg o al de Tenochtitlan del Códice Osuna (ver Figura 13. El Palacio de
Moctezuma en el Mapa de Nüremberg)
98
En los mapas se ven unos manchones blancos que están en la parte del centro de la ciudad y en el
P r u e b a s y a p l i c a c i o n e s | 155
distribuyen con relación a esta topografía. Por ejemplo, en la Figura 26 puede verse
que en la parte más elevada del centro de la ciudad no pasan acequias, como si la
topografía hubiese sido decisiva para que el agua fluyera de forma natural o
inclusive, podría ser que las acequias se convirtieran en canales subterráneos.
recinto de Tlatelolco; estos manchones corresponderían a las partes más elevadas y probablemente
indiquen la presencia de las islas originales donde se asentaron los mexicas.
156 | ¿ Q u é e s l o q u e S I G u e ?
1995; Mier y Terán, 2005 y Evans, 2005). El hecho de que allí estuviera el
Uchilobos -como se le conocía al Templo Mayor según las Actas de Cabildo-,99 es
interesante porque los discos podrían indicar que allí estuvo el Templo Mayor, pues
“estas representaciones pudieron servir como recursos mnemotécnicos para los
viejos y a veces prohibidos, mapas cognitivos” (Evans, 2005: 33).100 Según Orozco
y Berra, en los primeros años de vida colonial -en medio de las nuevas
construcciones- subsistían el Templo Mayor de Tlatelolco y de Tenochtitlan
(Martínez, 1990). Por tal motivo, es probable que estos edificios con chalchihuites
en el área que ocupó el Templo Mayor, simbolicen la grandeza del templo y, con
ello, se perpetuara su memoria.
Como puede observarse en el Mapa de Uppsala, a pesar de que sí aparecen
representaciones piramidales, no es posible observar algún indicio del Templo
Mayor de Tlatelolco o Tenochtitlan, lo que indica: 1) que este mapa es posterior al
derrumbe total de ambos templos o 2) que, de existir, eran elementos que no debían
mostrarse en el mapa. No es difícil que los frailes impidieran que se mostrara
cualquier indicio de los restos, aún en pie, de la ciudad mexica, sobre todo
considerando que este documento cartográfico pudo haberse elaborado ex profeso
para el rey Carlos V (León-Portilla, op.cit.). Parece que los tlacuilos tuvieron
cuidado en no dibujar topónimos dentro de la ciudad, como si los frailes del Colegio
lo hubieran impedido. Aún así, las diferentes representaciones arquitectónicas dentro
de la ciudad en combinación con los chalchihuites, reflejan un sesgo de la
iconografía indígena de forma discreta. Aunque no es evidente, algunos de estos
chalchichuites, -más allá de indicar edificios que se consideraran de alto estatus-
pudieron indicar la presencia de nobles indígenas o, inclusive, edificios indígenas
todavía en pie o cuyos restos fueron utilizados como base para la construcción de las
casas españolas. Es notable que las Casas Nuevas de Cortés -anteriormente el
Palacio de Moctezuma- no tengan la representación de chalchihuites, aún cuando se
99
Todavía en 1527 se menciona al Uchilobos como referencia para ubicar un solar (Actas de
Cabildo de la Ciudad de México, Acta del 8 de febrero de 1527 y Mier y Terán, 2005).
100
La traducción es mía: “Thus the hilltops depicted on the Mapa de Mexico served as mnemonic
devices for the old and often forbidden cognitive maps” (Evans, 2005: 33).
P r u e b a s y a p l i c a c i o n e s | 159
Figura 27. Algunos edificios en el centro de la ciudad española según el Mapa de Uppsala.
Aunque son bastantes los edificios con la representación de chalchihuites, en esta imagen sólo se
muestran los que están ubicados en el área que corresponde al Templo Mayor y otros que, según
Evans (2005), son edificios indígenas. Como puede observarse, los chalchihuites no están presentes
en las Casas Nuevas de Cortés.
presencia de chalchihuites puede reflejar su jerarquía. Los edificios que tienen puertas
en arco podrían ser de origen español, pero si tienen chalchihuites podrían pertenecer
a un indígena o indicar funciones de gobierno o poder. No es el momento para hacer
una caracterización de los edificios que se observan en el Mapa de Uppsala, lo que se
quisiera recalcar es que el elemento pictográfico antecede al elemento arquitectónico
–cuestión que anteriormente ha sido señalada por otros autores como Toussaint et al.,
op. cit. y León-Portilla y Aguilera, op. cit.; la representación de las edificaciones
parece corresponder al convencionalismo pictográfico indígena en fusión con algunas
convenciones que los frailes del Colegio de Santa Cruz Tlatelolco pudieron enseñar a
los tlacuilos; en este sentido, puede observarse parte del proceso de aculturación, ya
que, aunque se diferencien los edificios por sus tipos y según las convenciones de los
pictogramas indígenas, la forma general de representarlos corresponde más una
convención europea.
Figura 28. Comparación entre el Mapa de Uppsala y el Mapa de Nüremberg al norte de la ciudad
Abajo se trata de mostrar, esquemáticamente, algunas similitudes entre ambos mapas. De arriba
abajo: 1) Calzada a Tacuba; 2) Calzada a Tenayuca y Azcapotzalco; 3) Calzada a Santa Catalina; 4)
Recinto Ceremonial de Tlatelolco; 5) Posible calzada o canal que entronca con otros caminos que
van hacia el norte, incluyendo la calzada al Tepeyac; 6) Acequia que entronca con el camino
anterior y con la calzada al Tepeyac y 7) Albarradón de Nezahualcóyotl.
162 | ¿ Q u é e s l o q u e S I G u e ?
Figura 29. Comparación del centro de la ciudad en el Mapa de Uppsala y el Mapa de Nüremberg.
En la imagen inferior, de arriba abajo: 1) Acueducto que traía agua de Chapultepec; 2) Calzada a
Tacuba; 3) Plaza Mayor; 4) Calzada a Iztapalapa; 5) Acequia Real; 6) Cuerpo de Agua; 7) Calle a
las Atarazanas y 8) Albarradón de Nezahualcóyotl.
164 | ¿ Q u é e s l o q u e S I G u e ?
| 165
Conclusiones
A lo largo de este intento fallido por develar el hilo negro, se hizo lo posible por
participar en las discusiones en torno a la destrucción de Tenochtitlan y la
construcción de la ciudad novohispana para tratar de develar otra clase de hilos. En
la Introducción se mencionó que el objetivo de esta investigación era reconstruir,
cartográficamente, el proceso de desmantelamiento de Tenochtitlan. Sin embargo, a
pesar de que la validez de una investigación no radique en la comprobación de sus
hipótesis o alcanzar de manera íntegra los objetivos, debe admitirse -con cierto
pesar- que no se logró reconstruir cartográficamente el proceso de
desmantelamiento. Empero, lo anterior no significa que se haya fracasado en el
intento; por el contrario, pues al tratar de reconstruir este proceso, se descubrió que
otro se anteponía a la destrucción: el proceso de aculturación.
En un principio se pensaba que Tenochtitlan había sido desmantelada
sistemáticamente para construir, sobre sus escombros, la Ciudad de México; sin
embargo, durante el proceso de investigación se descubrió que tal aseveración era
errónea. La ciudad de Tenochtitlán no fue destruida sistemáticamente; no se impuso
sobre ella una nueva concepción hispana de ciudad de forma consciente; se
construyó una nueva ciudad, una diferente: una ciudad aculturada, producto de un
proceso paulatino que respondía a diversos factores, pero quizá el menos influyente
de todos era precisamente el factor consciente de destrucción y desmantelamiento.
En efecto, algunos edificios indígenas fueron destruidos durante la guerra de
conquista y, posteriormente, durante la construcción de la ciudad novohispana para
que sirvieran como materiales de construcción para las nuevas edificaciones y como
166 | C o n c l u s i o n e s
soporte; pero la ciudad no fue destruida por completo, de haber sido así, sería casi
imposible hallar vestigios prehispánicos in situ y tan bien conservados como los que
día a día se descubren. En conjunto, los mexicas y los conquistadores hispanos
produjeron una forma particular de organizar socialmente el espacio: la Ciudad de
México. A partir del contacto entre mexicas y españoles se inició un proceso
aculturativo que se desarrolló antes y después de la guerra de conquista y que,
posteriormente, derivó en una cultura mestiza. La influencia y participación directa
de los indígenas en la planificación y construcción de la ciudad fueron vitales en las
obras de infraestructura. La circunstancia ambiental particular de la Cuenca de
México -un entorno lacustre y fangoso- fue la que obligó a los españoles -sin una
referencia directa similar- a recurrir a la experiencia y tradición indígena para
resolver los problemas de poblamiento. El proceso de aculturación no sólo fue un
efecto del choque entre ambas culturas, sino un proceso necesario para que la ciudad
volviera a ser poblada. Este proceso -en el caso particular de la organización social
del espacio- jugó un papel fundamental para que los españoles se adaptaran al nuevo
entorno y, por ello, es probable que hayan permitido que los señores indígenas a
cargo de los macehuales -la mano de obra, heredera de la tradición lacustre-
habitaran en el centro de la ciudad, pues eran los supervisores de las obras, al menos
en los primeros años de dominio español (véase Pérez, 2005 y Rojas, 2005). La
presencia de algunos edificios con la representación de chalchihuites en el Mapa de
Uppsala, así como las diferentes casas que parecen de indígenas y que están
esparcidas por toda la ciudad, podrían ser evidencias que corroborarían dicha idea.
Si el estudio sólo se hubiese basado en las fuentes históricas para tratar de
mostrar la influencia indígena en la construcción de la nueva Ciudad de México,
difícilmente se hubiera observado el impacto del proceso aculturativo en la
urbanización de la ciudad. Por otro lado, la escasez de fuentes indígenas sobre la
reconstrucción de Tenochtitlan lleva irremediablemente a que las inferencias
históricas resulten unilaterales y, como el objeto de estudio fue producto de la
aculturación, sería absurdo hablar de aculturación si sólo se retoma el punto de vista
| 167
Obras Consultadas
176 | B i b l i o g r a f í a
| 177
178 | B i b l i o g r a f í a
| 179
180 | B i b l i o g r a f í a
| 181
182 | B i b l i o g r a f í a
| 183
184 | B i b l i o g r a f í a
| 185
186 | B i b l i o g r a f í a
| 187
188 | B i b l i o g r a f í a
| 189
190 | B i b l i o g r a f í a
| 191
192 | B i b l i o g r a f í a
| 193
194 | B i b l i o g r a f í a
| 195
196 | B i b l i o g r a f í a
| 197
Anexo
198 | A n e x o
Los archivos SHP son los archivos predeterminados para utilizarse con ArcMap y se han convertido en
un estándar para el manejo de datos vectoriales en un SIG. Un archivo SHP está asociado a una base de
datos en formato dBase y en el caso de este trabajo, esta base de datos fue la que se utilizó para
desarrollar los siguientes mapas; corresponde con la base de datos para la descripción de los elementos
arquitectónicos en el Mapa de Uppsala y es la misma que se utilizó para la elaboración de las fichas
que se presentaron en el Anexo II y el mapa del Anexo III.
208 | A n e x o
| 209
210 | A n e x o
| 211
212 | A n e x o
| 213
214 | A n e x o
| 215
La versión completa –con el mapa del Golfo de México- se encuentra en el Disco Compacto.