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(guía de lectura)
2. GUÍA DE LECTURA
2. 1. INTRODUCCIÓN
La novela se sitúa en el periodo que transcurre desde el fin de las fiestas de la boda
hasta la consumación del tan anunciado crimen. A lo largo de cinco capítulos se realiza
una detallada investigación enriquecida con los diversos testimonios de los personajes
(perspectivismo) de la obra, pero al mismo tiempo recorre numerosos aspectos de la
vida de los protagonistas, desde la infancia a la vejez, y con gran maestría el autor
consigue que se sucedan multitud de acciones paralelas (técnica del contrapunto).
El primer capítulo recorre la fatidica hora entre las cinco y media y las seis y media en
que Santiago Nasar sale de su casa «para esperar el buque en que llegaba el obispo» (p.
7), la narración sigue con el protagonista y revela algunos datos sobre sus hábitos y
personalidad; y se cierra con el anuncio de su muerte: «Ya lo mataron» (p. 29).
El segundo se centra en la pareja formada por Bayardo San Román y Angela Vicario,
concretamente desde agosto, en que la llegada de Bayardo despierta una enorme
curiosidad en el pueblo y motiva el siguiente comentario: «Bayardo San Román no era
un hombre de conocer a primera vista» (p. 32). Después de proporcionar detalles sobre
el personaje de Ángela Vicario y su familia, el relato se extiende en la descripción de la
fiesta y termina a las dos de la mañana, cuando Ángela es devuelta a su casa y el
nombre fatídico de Santiago Nasar es pronunciado.
El tercer capítulo vuelve a reconstruir las horas que oscilan entre las tres y las seis y
media de la mañana, y se sitúa en torno a los gemelos Pablo y Pedro Vicario y el único
argumento que esgrimen en su defensa: «Fue un asunto de honor» (p. 58). Continúa
con la peregrinación de los hermanos por el pueblo anunciando «Vamos a matar a
Santiago Nasar» (p. 61) y la opinión generalizada de sus habitantes que coinciden en
afirmar que no eran más que «puras bravuconadas, [ ... 1 porque no estaban tan
borrachos como yo creía» (p. 66), pero culmina con el anuncio de la consumación del
crimen.
Durante toda la obra el misterio se conserva intacto y en ningún momento nos será
desvelado, ya que el autor juega con un motivo propio del suspense: cómo sucede el
episodio de la matanza, lo que no revelará hasta el desenlace de la historia.
El espacio parece limitarse a una plaza central y varias casas alrededor: « La plaza del
pueblo y la casa de Santiago Nasar son centros de fiesta, reunión, refugio, peligro, duelo
y muerte.
En la plaza es donde la noche anterior se han celebrado los festejos de la boda. Una
plaza que va a ser también testigo mudo de un asesinato, porque es allí donde los
hermanos Vicario van a cometer el crimen: «El único lugar abierto en la plaza era una
tienda de leche a un costado de la iglesia, donde estaban los dos hombres que esperaban
a Santiago Nasar para matarlo» (pp. 19-20). La casa de Santiago Nasar, que podría
haberle servido de refugio para que no se realizara la venganza, tiene la puerta cerrada
con llave: «La puerta de la plaza estaba citada varias veces con un nombre de folletín»:
la puerta fatal (p. 17), y allí, en el umbral de esa puerta que podía, de haber estado
abierta, salvarle la vida, es donde va a recibir Santiago sus heridas de muerte: «Tres
veces herido de muerte, Santiago Nasar les dio otra vez el frente, y se apoyó de espaldas
contra la puerta de su madre» (p. 132).
García Márquez utiliza el hecho público de un crimen para dar vida a su obra, y lleva a
cabo una minuciosa investigación que documenta con los testimonios de sus personajes.
Así, esta fatalidad se alza con el protagonismo de la historia. Una fatalidad drástica pero
inevitable que pone fin a una vida.. Ni siquiera el quizá premonitorio sueño de Santiago
fue un indicio para su madre, reconocida como «intérprete certera de los sueños ajenos»
(p. 7). Estos y otros ejemplos demuestran que esta fatalidad-muerte viene precedida por
numerosos símbolos y coincidencias que enhebran la trama de esta muerte anunciada y
consiguen acallar los buenos deseos de los habitantes que intentan evitar esta muerte.
Esta serie de coincidencias acentúan el sentido de inevitabilidad. de cambiar un destino
prefijado.
2.7. EL HUMOR
En la sociedad que nos presenta el libro, existe, como acabamos de decir, una moral
conservadora: el honor es una cuestión de relevante importancia para ellos, es una
norma de vida y por él se deber incluso matar. En este sentido podemos retroceder a los
dramas del Siglo de Oro español, donde esta temática era prácticamente ineludible: El
castigo sin venganza de Lope de Vega, El médico de su honra y El alcalde de Zalamea
de Calderón, o Del rey abajo ninguno de Rojas Zorrilla. Este asunto del honor reaparece
ahora en Crónica ya que forma parte del costumbrismo interno de esta sociedad;
Prudencia Cotes, la novia de Pablo Vicario dice respecto a la obligación del gemelo de
vengar la deshonra de su hermana: «Yo sabia en qué andaban [ ... ] y no sólo estaba de
acuerdo, sino que nunca me hubiera casado con él si no cumplía como hombre» (p. 72).
Esta frase nos revela el sentir de una sociedad que oprime y actúa obligada por unos
sentimientos más típicos del barroco o incluso del romanticismo que del momento
actual. Pero hemos de detenernos ante otro aspecto importante: los hermanos Vicario no
quieren matar a Santiago Nasar, sino que se ven impelidos a ello por esa sociedad que
los guía y conduce como si fueran marionetas, y porque así debe ser: Los hermanos
Vicario no hicieron nada de lo que convenía para matar a Santiago Nasar de inmediato
sino que hicieron mucho más de lo que era imaginable para que alguien les impidiera
matarlo, y no lo consiguieron» (p. 58). La sociedad entera les considerará cobardes si no
lo matan, porque no habrán sabido mantener en su sitio el buen nombre de la familia
Vicario. Aparece claramente, entonces, una sociedad vengativa que no perdona ningún
ultraje a su honor.
Por otra parte, la sociedad de este pueblo caribeño está apegada a una serie de
costumbres o tradiciones típicas del ambiente rural: «A diferencia de los noviazgos de la
época que eran largos y vigilados, el de ellos fue de sólo cuatro meses» (p. 41). Son
compromisos que deben ser aceptados por ambas familias. Tenemos también como
ejemplo del apego a las tradiciones el respeto por el luto que guarda la familia Vicario,
especialmente la madre: el noviazgo. Son curiosas, por otra parte, las costumbres de
abrir los comercios a una temprana hora, tan distinta a la que estamos habituados en el
viejo continente: «Clotilde Armenta la abría (la tienda) a las 3.30 de la madrugada»
Por último, cabe mencionar que es una sociedad supersticiosa (religiones africanas
como por ejemplo el budú) y fetichista: cuando Santiago Nasar sale de su casa la
mañana de su muerte, e intenta, como era su costumbre, un escarceo amoroso con
Divina Flor, ésta se asusta porque «él la agarró por la muñeca con una mano que sintió
helada y pétrea, como una mano de muerto (vaticinios, augurios)»
¿Cómo es posible que una persona que ha cometido un delito de honra, y más en una
sociedad tan cerrada y conservadora, esté tan tranquila al día siguiente de la boda de su
presunta víctima? ¿Acaso no supone que la verdad se va a conocer casi
instantáneamente? Este es el gran misterio que se deja sin solucionar
Ante estos ejemplos, vemos subyacer una sociedad matriarcal que defiende el poder y la
felicidad para el hombre y considera que- el papel de la mujer es el del matrimonio. La
madre de los Vicario «Se consagró con tal espíritu de sacrificio a la atención del De ahí
el gran problema que va a provocar la pérdida de la virginidad de Ángela Vicario, ya
que ha roto con todas las normas establecidas por esa sociedad aparentemente machista
pero, como ya hemos dicho, con un subyacente dominio matriarcal.
Un mes de agosto llega al pueblo Bayardo San Román, que «Andaba por los treinta
años, pero muy bien escondidos, pues tenla una cintura angosta de novillero, los ojos
dorados, y la piel cocinada a fuego lento por el salitre» (p. 31). Es el hombre seguro y
dominante al cual, poco a poco, van rindiéndose los habitantes del pueblo (a pesar de las
reticencias iniciales de doña Luisa Santiaga y el viudo de Xius). Este poder orgulloso
también lo ejerce sobre Ángela Vicario, de la que no busca su amor sino su rendición
ante él. Sólo ella se resiste, esta actitud ya indica la personalidad que más tarde
adoptará, y que en un acto de rebeldía «se atrevió apenas a insinuar el inconveniente de
la falta de amor» (p. 41). Su voluntad de enfrentamiento hacia su futuro marido también
se hace visible en la decisión que toma de no seguir los consejos de las amigas para
fingir la virginidad perdida, quizá porque ya se estaba enamorando de él. Un
sentimiento que comenzará a incubarse desde que Bayardo San Román la lleva de
regreso a su casa: «De pronto, cuando mamá empezó a pegarme, empece a acordarme
de él» (p. 104), y que mantendría a pesar de la distancia: «me volví loca por él [ ... 1
loca de rernate» (p. 105).
Con estos ejemplos vemos claramente cómo el autor se implica en los hechos no sólo
como testigo sino también como participe en los mismos. Es, pues, una crónica
periodística y también autobiográfica.
Pero, por otra parte, y según hemos dicho, pone ingredientes de la novela policíaca: «El
abogado sustentó la tesis del homicidio en legitima defensa del honor» (p. 57). «Los
estragos de los cuchillos fueron apenas un principio de la autopsia inclemente que el
padre Carmen Amador se vio obligado a hacer (p. 83). Tenemos también:
- - el móvil: «Ante Dios y ante los hombres -dijo Pablo Vicario-.
Fue un asunto de honor» (p. 58),
- - los asesinos: «Pedro Vicario [ ... 1 fue el que tomó la decisión
de matar a Santiago Nasar, y al principio su hermano no hizo mas que
seguirlo» (p. 70),
- - la víctima: «Dile a Santiago Nasar que aquí lo estamos
esperando para matarlo» (p. 122),
- - la violencia del crimen: «Siete de las numerosas heridas eran
mortales» (p. 86).
Cabe señalar también la técnica del flash-back: empezar a narrar una historia e ir
haciendo retrocesos en el tiempo hasta que la trama queda completamente hilvanada sin
dejar cabos sueltos importantes.
Por último, Crónica es una historia circular: empieza igual que acaba, con la muerte del
protagonista. Resulta innegable la maestría de Gabriel García Márquez al construir una
corta historia que en todos los sentidos revela su arte literario.