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Crónica de una Muerte Anunciada

(guía de lectura)

2. GUÍA DE LECTURA

2. 1. INTRODUCCIÓN

La denominación de Crónica la conecta con un subgénero de la hª y de larga tradición y


presente en la literatura de este sigo (Crónica del alba o Crónicas de Sochantre). Otras
características son:
- Cierta semejanza con las novelas policíacas (crimen, asesinos, juicio y enigma
de la inocencia o culpabilidad de Nasar)
- Semejanza con las técnicas del periodismo de investigación
- Conexiones con la tragedia griega por el “fatum”
- Paralelismo con textos bíblicos, porque la persecución y muerte de Santiago
Nasar nos recuerda a la de Jesucristo
- Presencia de lo fantástico y relación con el realismo-mágico

Gran parte de esta hª se basa en un hecho real: el 22 de enero de 1951, se casaron en


Sucre Margarita Chica Sales y Miguel Reyes Palencia. El esposo descubre en la noche
de bodas que su esposa no es virgen, y, a la mañana siguiente, la devuelve a su familia

2.2. ESTRUCTURA DE LOS CAPÍTULOS

La novela se sitúa en el periodo que transcurre desde el fin de las fiestas de la boda
hasta la consumación del tan anunciado crimen. A lo largo de cinco capítulos se realiza
una detallada investigación enriquecida con los diversos testimonios de los personajes
(perspectivismo) de la obra, pero al mismo tiempo recorre numerosos aspectos de la
vida de los protagonistas, desde la infancia a la vejez, y con gran maestría el autor
consigue que se sucedan multitud de acciones paralelas (técnica del contrapunto).

El primer capítulo recorre la fatidica hora entre las cinco y media y las seis y media en
que Santiago Nasar sale de su casa «para esperar el buque en que llegaba el obispo» (p.
7), la narración sigue con el protagonista y revela algunos datos sobre sus hábitos y
personalidad; y se cierra con el anuncio de su muerte: «Ya lo mataron» (p. 29).

El segundo se centra en la pareja formada por Bayardo San Román y Angela Vicario,
concretamente desde agosto, en que la llegada de Bayardo despierta una enorme
curiosidad en el pueblo y motiva el siguiente comentario: «Bayardo San Román no era
un hombre de conocer a primera vista» (p. 32). Después de proporcionar detalles sobre
el personaje de Ángela Vicario y su familia, el relato se extiende en la descripción de la
fiesta y termina a las dos de la mañana, cuando Ángela es devuelta a su casa y el
nombre fatídico de Santiago Nasar es pronunciado.

El tercer capítulo vuelve a reconstruir las horas que oscilan entre las tres y las seis y
media de la mañana, y se sitúa en torno a los gemelos Pablo y Pedro Vicario y el único
argumento que esgrimen en su defensa: «Fue un asunto de honor» (p. 58). Continúa
con la peregrinación de los hermanos por el pueblo anunciando «Vamos a matar a
Santiago Nasar» (p. 61) y la opinión generalizada de sus habitantes que coinciden en
afirmar que no eran más que «puras bravuconadas, [ ... 1 porque no estaban tan
borrachos como yo creía» (p. 66), pero culmina con el anuncio de la consumación del
crimen.

El cuarto capítulo se abre con el episodio de la esperpéntica autopsia al cuerpo de Nasar


(«Fue como si hubiéramos vuelto a matarlo después de muerto», p. 83) y se detiene en
la narración del futuro destino que aguarda a los gemelos, que en los momentos de
lucidez, al repetir la imagen de la matanza, no dudan en afirmar que «era como estar
despierto dos veces» (p. 90). El narrador concluye explicando la extensa conversación
que tuvo con Ángela Vicario, en la que ésta le relata lo sucedido la noche de la boda,
cómo se dio cuenta de que realmente estaba enamorada de su marido («Me volví loca
por él, [...1 loca de remate», p. 105), y cuál fue la estratagema que utilizó para
recobrarlo («Escribió una carta semanal durante media vida» p. 106).

El quinto capitulo (analéptico con respecto al anterior) le sirve al narrador para


reflexionar hondamente sobre la actitud del pueblo después de la muerte y finalmente,
tras tantos aplazamientos, coincidencias infortunadas y anuncios desde el inicio de la
novela, asistimos con curiosidad y horror a la escena de la barbarie, la muerte de
Santiago Nasar.

Durante toda la obra el misterio se conserva intacto y en ningún momento nos será
desvelado, ya que el autor juega con un motivo propio del suspense: cómo sucede el
episodio de la matanza, lo que no revelará hasta el desenlace de la historia.

2.3. LA MUERTE COMO TEMA ESENCIAL DE LA NOVELA

La muerte en la narrativa actual se caracteriza por surgir de un hecho, un accidente o


una circunstancia ante la que los personajes actúan de una manera precisa. Todo el
mundo muestra una actitud psicológica peculiar ante la muerte. Sin embargo, en este
libro adquiere un matiz distinto: la muerte en esta obra es el personaje principal y como
muestra de ello tenemos no sólo el título del libro, sino también su comienzo: «El día en
que lo iban a matar, Santiago Nasar ... » (p. 7) y su final: «que me mataron, niña Wene»
(p. 135). Es decir, desde la primera línea del libro hasta la última el autor nos presenta a
este simbólico personaje que va a ser el leit motiv de la mayoría de las páginas de la
novela.

El lector, por tanto, ya conoce desde el comienzo la inevitabilidad de la muerte; una


muerte que viene acompañada por una serie de símbolos: «por un instante fue feliz en el
sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaro» (p. 7),
dice la madre de Santiago Nasar, Plácida Linero, al referirse al sueño que habla tenido
su hijo la noche anterior a su muerte. Sin embargo, ni su madre, que «Tenía una
reputación muy bien ganada de intérprete certera de los sueños» (p. 7), ni Santiago
Nasar, que había pasado una mala noche, son capaces de interpretar esta funesta
premonición «Tampoco Santiago Nasar reconoció el presagio» (p. 8).
En la novela hay innumerables coincidencias que se refieren a la muerte de Santiago
Nasar: la mayoría de los habitantes del pueblo conoce de antemano lo que va a suceder;
y sin embargo nadie, absolutamente nadie tiene ocasión de prevenirlo. Tanto es así que
«Nadie podía entender tantas coincidencias funestas» (p. 16), nos dice el autor. Santiago
Nasar tiene su destino ya fijado. La muerte dirige la acción, maneja a los personajes
como si fueran marionetas. Es la dueña de la acción en todo momento. Es una triste
víctima del destino. Los propios asesinos son meros instrumentos de la muerte, de la
fatalidad: «los hermanos Vicario no hicieron nada de lo que convenía para matar a
Santiago Nasar de inmediato y sin espectáculo público, sino que hicieron mucho más de
lo que era inimaginable para que alguien les impidiera matarlo y no lo consiguieron»,
(p. 58). La muerte del protagonista es sumamente dura: es trágica, fatal, sin atenuantes.
Es el fin drástico, pero inevitable, de la vida.

Los temas de la violencia y la muerte son constantes en la obra de García Márquez. En


ella la violencia es casi sinónimo de opresión política. Los personajes se sorprenden
cuando adquieren bruscamente la autoconciencia de la situación en que viven. Sin
embargo, en Crónica no es el tema político el origen del asesinato de Santiago Nasar,
aunque si puede serlo, de fondo, su estatus social.

2.5. TIEMPO, ESPACIO Y ACCIÓN

La acción empieza cuando Santiago Nasar ya está muerto y termina precisamente


cuando éste muere. Estructura circular. Se crea una simetría en los hechos. Sin embargo,
la narración se sucede de forma alternada: hay un constante flash-back. El narrador
avanza y retrocede en el relato, reproduciendo acontecimientos, diálogos y testimonios
de los personajes. Más aun: llega a relatarnos la vida de alguna de estas personas, como
la de Ángela Vicario o Bayardo San Román, muchos años después de ocurrido el
crimen

El espacio parece limitarse a una plaza central y varias casas alrededor: « La plaza del
pueblo y la casa de Santiago Nasar son centros de fiesta, reunión, refugio, peligro, duelo
y muerte.

En la plaza es donde la noche anterior se han celebrado los festejos de la boda. Una
plaza que va a ser también testigo mudo de un asesinato, porque es allí donde los
hermanos Vicario van a cometer el crimen: «El único lugar abierto en la plaza era una
tienda de leche a un costado de la iglesia, donde estaban los dos hombres que esperaban
a Santiago Nasar para matarlo» (pp. 19-20). La casa de Santiago Nasar, que podría
haberle servido de refugio para que no se realizara la venganza, tiene la puerta cerrada
con llave: «La puerta de la plaza estaba citada varias veces con un nombre de folletín»:
la puerta fatal (p. 17), y allí, en el umbral de esa puerta que podía, de haber estado
abierta, salvarle la vida, es donde va a recibir Santiago sus heridas de muerte: «Tres
veces herido de muerte, Santiago Nasar les dio otra vez el frente, y se apoyó de espaldas
contra la puerta de su madre» (p. 132).

La novela se desarrolla según las tres unidades clásicas: la acción: concentrada en la


muerte principalmente; el espacio: la plaza del pueblo, la casa de Santiago.
Estudiaremos ahora qué ocurre con la concentración temporal.
En este sentido, el tiempo de la novela parece puramente lineal. La misma palabra
«Crónica» que procede del griego chronos, significa tiempo. Según María Moliner
(Diccíonario de uso del español), una crónica «es una historia en que se van exponiendo
los acontecimientos por el orden en que han ido ocurriendo». Este orden es, por
supuesto, lineal.

Comprende también el momento del crimen y las horas y minutos anteriores y


posteriores («El cuchillo le atravesó la palma de la mano derecha, y luego se le hundió
hasta el fondo en el costado», p. 132) y los sucesos después del crimen: el
encarcelamiento de los hermanos Vicario, el juicio, la condena y las vivencias de los
condenados en los años posteriores.

2 6 ELEMENTOS DE COMPARACIÓN CON LA TRAGEDIA GRIEGA

García Márquez utiliza el hecho público de un crimen para dar vida a su obra, y lleva a
cabo una minuciosa investigación que documenta con los testimonios de sus personajes.

El clima trágico de la obra va en aumento, hasta el punto de que es la propia madre


quien entrega su hijo a sus asesinos: «corrió hacia la puerta y la cerró de un
golpe»(p.131). Pero este crimen no se hubiera realizado sin el paso arrollador de esta
fatalidad o destino -la moira de los griegos que teje su telarafia sobre la voluntad de
todo el pueblo.

Así, esta fatalidad se alza con el protagonismo de la historia. Una fatalidad drástica pero
inevitable que pone fin a una vida.. Ni siquiera el quizá premonitorio sueño de Santiago
fue un indicio para su madre, reconocida como «intérprete certera de los sueños ajenos»
(p. 7). Estos y otros ejemplos demuestran que esta fatalidad-muerte viene precedida por
numerosos símbolos y coincidencias que enhebran la trama de esta muerte anunciada y
consiguen acallar los buenos deseos de los habitantes que intentan evitar esta muerte.
Esta serie de coincidencias acentúan el sentido de inevitabilidad. de cambiar un destino
prefijado.

2.7. EL HUMOR

En los momentos de máxima intensidad trágica, de máxima expectación o repulsión,


García Márquez muestra una fina ironía, un aparente absurdo que envuelve hechos y
palabras y que recorre la obra de principio a fin. Algunas de estas situaciones se relata
en el episodio de la autopsia, llevada a cabo por un cura que «se vio obligado a hacer
[la] por ausencia del doctor» (p. 83). Divina Flor bregando con los perros porque «lo
que quieren es comerse las tripas» (p. 84), unas moscas atraídas por la pestilencia de las
heridas, y una medalla que Nasar se tragó a la edad de cuatro años y que es encontrada
ahora. En definitiva, «Fue una masacre» (p. 86) en la que decidir si torcer la boca en un
acto de repulsión o esbozar una sonrisa no resulta fácil. En otros momentos existe una
clara intención humorística, por ejemplo, la de ridiculizar a los bárbaros gemelos en su
estancia en el calabozo mostrándolos como dos seres miedosos y débiles («se le cerró la
orma» p. 91; «Estuve despierto once meses» p. 91, «Hasta entonces había desbordado
dos veces la letrina portátil» p. 92) que al final tiene que ser trasladados. Uno de los
episodios más absurdos es el del crimen de Santiago Nasar, una situación que roza lo
grotesco, incluso lo esperpéntico, y que se regocija en ello. El propio Pedro Vicario
confiesa a su interlocutor, refiriéndose a la víctima «me pareció que se estaba
riendo» (p. 132). El mismo Nasar parece jactarse ante la ridícula imagen de sus asesinos
asestándole golpes y cuchillazos sin tregua; e incluso después de vaciarle el estómago,
el protagonista «se echó a andar (...) sosteniendo con las manos las vísceras colgantes»
(p. 134) y fue capaz de dirigirse a la casa vecina cuando sus ocupantes desayunaban y
dedicarles una sonrisa para después responder: «Que me mataron, niña Wene» (p. 135).

2.8. LA SOCIEDAD RECREADA

En el tipo de sociedad de Crónica predominan la moral conservadora, determinados


tabúes, una religiosidad casi fetichista, sus deseos de venganza y su apego a ciertas
tradiciones. Esta sociedad con sus formas de vida determinadas continúa aún vigente en
muchos pueblos de diferentes países e incluso continentes. Hay, por lo tanto, una gran
diferencia con la sociedad urbana que parece tener un papel preponderante a finales del
siglo xx. Estudiaremos más detalladamente estas características.

En la sociedad que nos presenta el libro, existe, como acabamos de decir, una moral
conservadora: el honor es una cuestión de relevante importancia para ellos, es una
norma de vida y por él se deber incluso matar. En este sentido podemos retroceder a los
dramas del Siglo de Oro español, donde esta temática era prácticamente ineludible: El
castigo sin venganza de Lope de Vega, El médico de su honra y El alcalde de Zalamea
de Calderón, o Del rey abajo ninguno de Rojas Zorrilla. Este asunto del honor reaparece
ahora en Crónica ya que forma parte del costumbrismo interno de esta sociedad;
Prudencia Cotes, la novia de Pablo Vicario dice respecto a la obligación del gemelo de
vengar la deshonra de su hermana: «Yo sabia en qué andaban [ ... ] y no sólo estaba de
acuerdo, sino que nunca me hubiera casado con él si no cumplía como hombre» (p. 72).
Esta frase nos revela el sentir de una sociedad que oprime y actúa obligada por unos
sentimientos más típicos del barroco o incluso del romanticismo que del momento
actual. Pero hemos de detenernos ante otro aspecto importante: los hermanos Vicario no
quieren matar a Santiago Nasar, sino que se ven impelidos a ello por esa sociedad que
los guía y conduce como si fueran marionetas, y porque así debe ser: Los hermanos
Vicario no hicieron nada de lo que convenía para matar a Santiago Nasar de inmediato
sino que hicieron mucho más de lo que era imaginable para que alguien les impidiera
matarlo, y no lo consiguieron» (p. 58). La sociedad entera les considerará cobardes si no
lo matan, porque no habrán sabido mantener en su sitio el buen nombre de la familia
Vicario. Aparece claramente, entonces, una sociedad vengativa que no perdona ningún
ultraje a su honor.

Por otra parte, la sociedad de este pueblo caribeño está apegada a una serie de
costumbres o tradiciones típicas del ambiente rural: «A diferencia de los noviazgos de la
época que eran largos y vigilados, el de ellos fue de sólo cuatro meses» (p. 41). Son
compromisos que deben ser aceptados por ambas familias. Tenemos también como
ejemplo del apego a las tradiciones el respeto por el luto que guarda la familia Vicario,
especialmente la madre: el noviazgo. Son curiosas, por otra parte, las costumbres de
abrir los comercios a una temprana hora, tan distinta a la que estamos habituados en el
viejo continente: «Clotilde Armenta la abría (la tienda) a las 3.30 de la madrugada»

Por último, cabe mencionar que es una sociedad supersticiosa (religiones africanas
como por ejemplo el budú) y fetichista: cuando Santiago Nasar sale de su casa la
mañana de su muerte, e intenta, como era su costumbre, un escarceo amoroso con
Divina Flor, ésta se asusta porque «él la agarró por la muñeca con una mano que sintió
helada y pétrea, como una mano de muerto (vaticinios, augurios)»

2.9. EL MISTERIO DE LA INOCENCIA 0 CULPABILIDAD DE SANTIAGO


NASAR

¿Cómo es posible que una persona que ha cometido un delito de honra, y más en una
sociedad tan cerrada y conservadora, esté tan tranquila al día siguiente de la boda de su
presunta víctima? ¿Acaso no supone que la verdad se va a conocer casi
instantáneamente? Este es el gran misterio que se deja sin solucionar

Cuando ya todo parece inevitable, el padre de su novia, Nahir Miguel, logra


comunicarle el destino que le espera. Pero incluso su futuro suegro no está convencido
de la inocencia de Santiago («Tú sabrás si ellos tienen razón, o no», p. 128). Sin
embargo, el narrador vuelve a sorprendernos al comentar la actitud de Nasar: «No
entiendo un carajo» (p. 128). Y el mismo autor-narrador hace más hincapié todavía en
la no culpabilidad de Nasar al decir: «cuando supo por fin en el último instante que los
hermanos Vicario lo estaban esperando para matarlo, su reacción no fue de pánico [ ... 1
sino que fue más bien el desconcierto de la inocencia (p. 114). ¿Cuál es, por tanto, el
motivo de que todo el mundo se ponga, al menos aparentemente, en contra de la
víctima? ¿Por qué no goza de estima entre su sociedad? ¿Es acaso «el enemigo público
numero uno»? Lo analizaremos a continuación.

2.10. EL PAPEL DE LA MUJER. CONTRADICCIÓN ENTRE EL ANTES Y


EL DESPUÉS DE ÁNGELA VICARIO

La sociedad que refleja la obra es sumamente machísta. La mujer ocupa un segundo


plano, es una especie de objeto decorativo, pero si analizamos un poco más la jerarquía
de este pueblo del Caribe, veremos que la mujer tiene un papel esencial en la obra y
existe un trasfondo matriarcal, porque si la sociedad es machista eso obedece a que las
mujeres quieren que así sea.

La propia madre de Ángela Vicario, ante la decisión de su hija de no casarse con


Bayardo San Román por el inconveniente de la falta de amor, hace que calle con esta
frase demoledora: «También el amor se aprende» (p. 41). Y exige postergar unos meses
más la boda para «esperar a que terminara el luto de la familia» (p. 41).

Ante estos ejemplos, vemos subyacer una sociedad matriarcal que defiende el poder y la
felicidad para el hombre y considera que- el papel de la mujer es el del matrimonio. La
madre de los Vicario «Se consagró con tal espíritu de sacrificio a la atención del De ahí
el gran problema que va a provocar la pérdida de la virginidad de Ángela Vicario, ya
que ha roto con todas las normas establecidas por esa sociedad aparentemente machista
pero, como ya hemos dicho, con un subyacente dominio matriarcal.

El personaje de Ángela Vicario sufre una transformación radical a lo largo de la obra.


Su epicentro podría situarse en el momento en que el marido ultrajado la devuelve a su
casa «envuelta con una toalla hasta la cintura» (p. 54), y su madre, entendiendo lo
sucedido, le propina una severa paliza: «Lo único que recuerdo es que me sostenía por
el pelo con una mano y me golpeaba con la otra con tanta rabia que pensé que me iba a
matar» (p. 55).

Un mes de agosto llega al pueblo Bayardo San Román, que «Andaba por los treinta
años, pero muy bien escondidos, pues tenla una cintura angosta de novillero, los ojos
dorados, y la piel cocinada a fuego lento por el salitre» (p. 31). Es el hombre seguro y
dominante al cual, poco a poco, van rindiéndose los habitantes del pueblo (a pesar de las
reticencias iniciales de doña Luisa Santiaga y el viudo de Xius). Este poder orgulloso
también lo ejerce sobre Ángela Vicario, de la que no busca su amor sino su rendición
ante él. Sólo ella se resiste, esta actitud ya indica la personalidad que más tarde
adoptará, y que en un acto de rebeldía «se atrevió apenas a insinuar el inconveniente de
la falta de amor» (p. 41). Su voluntad de enfrentamiento hacia su futuro marido también
se hace visible en la decisión que toma de no seguir los consejos de las amigas para
fingir la virginidad perdida, quizá porque ya se estaba enamorando de él. Un
sentimiento que comenzará a incubarse desde que Bayardo San Román la lleva de
regreso a su casa: «De pronto, cuando mamá empezó a pegarme, empece a acordarme
de él» (p. 104), y que mantendría a pesar de la distancia: «me volví loca por él [ ... 1
loca de rernate» (p. 105).

2. 11. EL LENGUAJE NARRATIVO; TÉCNICAS NARRATIVAS Y ESTILO


DEL AUTOR

García Márquez mezcla dos tipos de géneros: el de la crónica periodística y el de la


novela policiaca, todo ello dotado de una fuerte dosis de realismo.

El autor es al mismo tiempo el narrador de un suceso vivido en su juventud, utiliza por


tanto la primera persona del singular o del plural porque él está implicado en los hechos.
Es el punto de vista del «yo-testigo», más aún, el del «yo-protagonista», ya que en este
caso el narrador es al mismo tiempo uno de los protagonistas de la historia, actor de los
hechos. Al narrar lo hace presentando directamente sus pensamientos, lo que ve o lo que
le cuentan otros. El narrador vuelve al lugar de los hechos, al cabo de muchos años, para
intentar reconstruir la historia del crimen y averiguar la verdad sobre lo sucedido

Con estos ejemplos vemos claramente cómo el autor se implica en los hechos no sólo
como testigo sino también como participe en los mismos. Es, pues, una crónica
periodística y también autobiográfica.

Pero, por otra parte, y según hemos dicho, pone ingredientes de la novela policíaca: «El
abogado sustentó la tesis del homicidio en legitima defensa del honor» (p. 57). «Los
estragos de los cuchillos fueron apenas un principio de la autopsia inclemente que el
padre Carmen Amador se vio obligado a hacer (p. 83). Tenemos también:
- - el móvil: «Ante Dios y ante los hombres -dijo Pablo Vicario-.
Fue un asunto de honor» (p. 58),
- - los asesinos: «Pedro Vicario [ ... 1 fue el que tomó la decisión
de matar a Santiago Nasar, y al principio su hermano no hizo mas que
seguirlo» (p. 70),
- - la víctima: «Dile a Santiago Nasar que aquí lo estamos
esperando para matarlo» (p. 122),
- - la violencia del crimen: «Siete de las numerosas heridas eran
mortales» (p. 86).

Cabe señalar también la técnica del flash-back: empezar a narrar una historia e ir
haciendo retrocesos en el tiempo hasta que la trama queda completamente hilvanada sin
dejar cabos sueltos importantes.

Por último, Crónica es una historia circular: empieza igual que acaba, con la muerte del
protagonista. Resulta innegable la maestría de Gabriel García Márquez al construir una
corta historia que en todos los sentidos revela su arte literario.

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