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#LES RELATOS DE DIVERSIDAD SEXUAL Verdnica Dema y Alejandro Viedma Ym BULLYING POR HOMOPONIA ¥ TRANSFORIA: JQUALDADES Y DEY NCIAS TN TENSION Hullying, ex wn LeeMINO en Liphés que reflere Al Acoso ‘coal hoxtigamiento escolar, Se trata de cualquier for: ina de maltrato paleolagico, verbal o fisico producido: entre alumnos de forma reiterada a le targo de un tiompo doterminado, La palabra apareeié por ver primera en 1973, en una investigneion realizada en Bélplea por el psicdlogo sue= 60 Dan Ohweus, sobre la problematien de los agresores y sus vietimas en Tas excuelas, por ende el concepto bullying fie utilizado como sindnimo de maltrato por abuso entre semejantes, Esta forma de violencia no es sdlo fisien, sino que todo maltrato (incluyendo la burla, cl insulto, la amenazi y la segregacion social que se desarrollan dentro del Ambito escolar) sistemética por parte de un pares considerado bullying: La homofobia ex el miedo, la aversién o el odio irra- clonal hacia las personas homosexuales y, extensivas Mente, a Codos los que manifiestin una orientacién sexual O una identidad de género distinta a la de los patrones hetoronormativos, A la fob ia lay pers oe PEDIA QUE ME GOLPEARAN SI ME VE{AN AFEMINADO* La historia que nos envfa Juane combina varios puntos Algidos que dan cuenta de una violencia generalizada de los dems con- tra una persona gay. Mezcla de bullying con incomprensién de Jo mas diversa al salir del cléset. Juane cuenta que nacié en un pequefio pueblo y padecié so escolar (bullying) por su orientacién sexual, Dice que escribe su historia —“que ya no es mfa sino de millones”, aclara~ para “brindar lo que unx ha vivido, para que ello sirva de ejem- plo y no ocurra ms”. Es un acto solidario el suyo, de puro desventuras que lo cruzaron desde pequefio. E] titulo delata una de las formas de violencia a las que se sometié por su condicién sexual: como sus compafieros lo ac amor, pese a le acusaban de_ tener “modos anormales’, voz “amanerada’, de gesticular mucho, de caminar raro, él les pidié a sus amigas confidentes que le pegaran cuando lo vieran “afeminado”. Pretendia aprender a ser distinto @ los golpes. La crueldad de la vida por Juane ocho ucho El comienzo de todo quizas sea alrededor anes ie u aos, un dfa incierto de otofo. Me oe pee uniforme puesto, en la enor de “sana * Publicado el 06.02.12 tanto me decian mis compafieros y algunay alabra que a a ee nase Qué era puto? Yo no lo sabia, sabfa que peer compafieras, “put a cuestior aba mal, lo ¢ a - mi familia. Me dijeron: puto es aquel a ; 4 mis autoridades, mi madre, mi pac dre, los mayores de que yo no lo era, me dijeron, por- an los hombre que le gustan } ee oe ea mf me gustaban las chicas. Asf lo cref, eran mis padre que quienes lo habfan dicho y no podian equivocarse, mas la duda era incesante y el acoso tan constante que no podfa creerlo, “Puto” tenfa que ser algo mas. ‘ 6? oP 6 mis docente: Todavia me pregunto: ¢Por qué? ¢Por qué mis docentes simplemente lo dejaban pasar? (como si eso no se hubiera s/08). No sabfa cudl era su raz6n para obviar ese tema. Las recuerdo bien: simplemente me miraban, se daban la vuelta y a lo su- mo callaban a mis compafieros. Esa indiferencia fue la prime- ra vez que me enfrenté al dolor del silencio. En algin lugar de m{ pensé que era cuestién de tiempo, que ignorarlos los calmarfa, pero me equivoqué, con los afios la burla era inso- portable, hasta habia comenzado a volverse violencia fisica contra mf, dicho jamés, ni siquiera cuando era frente a elle No podré olvidar nunca los empujones, incluso el dfa en el que en medio del recreo tuvieron la gentileza de trabar la cadena de mi bicicleta, pinchar sus ruedas f asegurarse mi ridiculo pu y aseg bian que al subir caerfa al suelo, y asf con los autos frenando frente a mf, estupefacto sin saber cual era is razon de la averfa de mi bicicleta terminé por notar, al levan- tarme, que las ruedas tenfan chinches y la cadena ann bada con un extrario gancho de ie Luego de ese ciera nada para ay dos puntas. hecho, luego de que ninguna autoridad hi- eriguar quiénes habfan sido ni cudl era su 24. wield (hay me atrowo a ereer que lo sabian: el 2 hl motivo era earn, el odio al diferente, el nee odio al puto, al homosexual, la Wisonatracian por mi orrentacion sexual), , mi madre me penmied hai: tenia 12 aos o algo asi cu a all Atty recuerdo el halito del fin de una guerra, pestad de esa violencia se terminaba. N ando pude es apar ja tem~ ‘© lo entend{fa atin, este no ene el tin: era tan sdlo el inocente principio. Darante un tiempo en el nuevo colegio softaba con difi- ewltades mas simples, tenia mi delantal y mis libros nuevos, ahora empezaba a creer que era mi posibilidad de hacer ami- gas os, Pensaba todo el tiempo en que la tortura anterior no ame perseguia: hacia lo posible para que no se repitiera, atin estaba may sensible la herida abierta por tanto abuso desme- aito © hive todo lo que estaba a mi aleance pero no pude evi- tar el insulto. La palabra “puto” volvié a mi vida, de la mano de un compaitero que, como gripe, se lo transmitié al resto, que aceptd con beneplicito la noticia de tener alguien a quien hostigar. Lo recuerdo en sus ojos, el placer de perseguir a alguien. Sus risas me retrotrajeron a los recuerdos de ins risas en mi antiguo lugar. Por ese entonces yo no era mis fuerte, pero si tuve otra suerte: aqui no era genefalizado, aqui tenia al menos a dos personas que, sin saber ninguno muy bien por qué, terminamos siendo confidentes. 3 “Un dia, se cansaron de escucharme preguntar por @ 2 S Jas respuestas de siem- me dicen puto. Entonces, arrgjaron “eee anormales”, de “hablar con tus nena » Opté por In desesperada Y ‘ a mis amigas Y ‘Giinia inane eee a parave Sree ysuytuenaty gamer sere Oe jodan mas con yo ) ”, Mis ami Jeo que no Soy as, hermosas pre-adolescentes, no algo que no soy”. ; . Io vieron normal; ellas también querfan tuvieron problema, 1 de insultos, empujones y amenazas de librarme de esa car cualquier tipo hacia ™! : En ese instante no lo sabfa, pero sf dfa puse sobre mf una nueva violencia, las manos de mis amigas, perd{ de nue- mi humanidad, todo eso en pos de entrar en sitaba, No soportaba las bur- yo un poco ma ese esquema de “chico” que nece por los: pasillos de gente las y las persecuciones, las. ris conalando hacia mi, Pensaba que algo en mf estaba tan en- fermo que necesitaba ser extirpado, devorado, abolido a gol- pes, no sabfa entonces que ese extrafio fragmento era ml autenticidad, mi puro yo. En él transcurso de esa renuncia a ser yo mismx, para frenar la suma de los golpes de este colectivo enorme de s res, en primera Iinea mis compafieros, en segunda mis com- si con un ritmo continuo, era mi paferas golpeéndome persona la que se iba hundiendo. Otra vez el fantasma de la huida, ini vez la sensacién de no tener salida, otra vez la contradiecién de no ser uno mismo. Por primera vez el acer- camiento de una compafiera muy fiel en e: a ta nueva etapa de mi vida, la brillante idea de la finalizacién de las huidas, la idea del suicidio que acosaba mi vida tan fuerte como el feo que no llegaba y que podrfa probar la “hombria” que atin 4 golpes no surgia. cl Entone ; k emergié de entre todas las posibilidades un im- ae mi cae se mudaba de ciudad, de provincia, nos a Iejos, “otra oportunidad para que esto no me. pase mis’, pensé al instante de saber la noticia de nuestra pronta mudan- 26 za. Tbamos al pueblo de mis abuelos, al que no recordaba, e no tendrfa le; ‘azos a sutiles mas ine pueblo de mis vacaciones de la infancia, slado- antes golpes, ya ‘a riéndose de mis ras que muelan mis no tendria a mi alrededor a una divisi6n enter formas, ni de mi voz, ni de mf, volvia a ser persona, al menos todas esas esperanzas mezcladas volcaba sobre ese viaje, era realmente esperanzador comenzarlo todo de nuevo. Al llegar a la nueva ciudad, me repetia constantemente, Je tanta burla algo he aprendido”, “es momento que haga un inde, tengo que ocultar todo lo que de mf lengo que ser fuerte”, esfuerzo més gr molest ‘no puede ser tan complejo”, “tengo que tener novia’, “ya sobrevivi a lo peor, ahora todo estaré bien” Durante el primer afto la correccién funcioné, no escu- chaba insultos, estaba feliz con mi primer amigo varén, sin embargo algo acontecfa en mf, pues en soledad, cuando ya estaba solx conmigo en mi cuarto, la tristeza era profunda, el dolor era intenso. Cuando no estaba rodeadx, cuando se aca~ baba el “fingir” que tan bien me salfa, nuevamente el morir como necesidad de escapar de esta vida ficticia y vacfa hacia su sangrienta entrada. En ese transcurso mi dolor era mfo, no le pertenecia a nadie més, no podfa controlarlo pero al menos sf ocultarlo, quizas fue por ello que en el verano del siguiente afio, cuando ya hacia mds de un mes de mi soledad, en mi cuarto, de algu- na manera comencé a escribir mi mas definitiva huida, sin saberlo escribf en realidad mi primera novela. Su centro era el amor de dos chicxs diferentes, en ese momento se despert6 en mf una sensacién indeclinable, liberadora y pacificadora, yo era diferente. a7 Cuando volvf ese aflo al colegio, retorné con un espfrit f ny juebr ido, sofocado por la angustia, Esta vez no cra q Aun & re i a itar Jo que no era, esta vez, era de encerrar lo que era gy ocultar 10 ¢ = tre mi cabeza y mis deseos, entre mis hormonas y mis ere, re e é 1. a «, ast pensaba que la parodia de mi mismx que clones, ast pf . habs sonstruido podria mantenerme con vida, ya sabfa del dol dle ser atacadx, no querfa darles el place r de confirmarles sus sospechas, m1 pecado, mi enfermo deseo que tan puro me hal 1 parccido al principio se quedaba conmigo. Ast pues, en esta contradicciGn pasaron seis meses de un intenso ocultamiento y, a su vez, de una intensa liberacién porque al fin el deseo surgfa, por fin tenfa ganas de besar a alguien, mas sabfa algo muy simple: estaba solx, no podia hacerlo piblico, de eso dependia mi vida que, ain siendo re- ducida a una mentira qu raépidamente me llevaba iempre al mismo pensamiento suicida, era mfa y nadie iba a quitarmela sino yo mismx. Cabe decir que en esos meses 1r » enamoré de la persona equivocada, a quien se lo comuniqué. No sélo fracasé ese dfa sin saber muy bien por qué habfa salido del cléset. Sabia que, como éramos compafierxs de escuela, al siguiente dfa la es- cuela enter: a lo sabrfa. Me cuestionaba mis razone por que habfa sido tan imbécil de contarselo?, por qué no me guardé este coraz6n enfermo que tengo?”, me decfa sin cesar. En- tonces sobrevino la peor de las part primeros afios de mi vid: Cuando volvé al de esta historia, los del cléset”, olegio, allf empez6 el primer calvario, & un instante los insult i a} ‘08 y las burlas te acepto”, “sos diferente asquerosos decire; a “fue mezclaban con los “y® Pero sos buena persona’, violentos Y S que no tenfan otro fin que ganarse ™! 28 confianza para que escupiera mi historia sexual, para asf lle. varla de bandera para refrse frente a mf de mis naa “perversas”. De todas esas anécdotas quizds una sea la ae importante, al menos para mf, y por eso quiero darselas, rH quiero volver sobre la descripcién de lo que se fue anid (pues todo volvié a suceder, sdlo que esta ve: ya no atacaban a mi persona ni ignoraban una “broma de chicos”, esta vez atacaban la dignidad de mi identidad), Por ello quiero con- minacion en mis tiltimos tarles lo que hizo de nuevo la dis afios de mi escuela secundaria. Todavia lo recuerdo, fue justo en esa época que ocurrié Jo que sin duda fue el mas duro que los golpes, mas duro que los encierros, los Iantos, 0 la esperanzadora idea de que pronto me darfa muerte a mf mismo. Era un dfa como cual- quier otro, hacfa unos meses que habia “salido”, justo en un mo sin decir nada, nunca habfa tenido recreo, ese dia entré amigxs, mucho menos amigos varones (el Gnico que tuve al salir del cléset, como la gran mayoria, se esfumé), estaban mis compafieros de clase conversando, no pretendia incluir- me en su conversaci6n, s6lo querfa utilizar el sanitario y salir de ese lugar. Algo podfa pasar, lo presentfa, entonces entré, el bafio no tenia puertas, pensaba que no Jo habfan notado, atin confiaba en que era invisible, mas no fue asf; ellos mis- en ronda a mi alrededor, mirandome cuales hacer una linda travesura. De inmediato, tando al cdntico mos se pusieron nifios a punto de una vez encerrado, comenzaron 4 girar, sal de “el puto puchero se confundié de bao”, “al puto lo ea mos nosotros de aca” y, asi fue, 2 los: empujones me ie de alls, No romp( en Ilanto, pensé: Esté bien, yo n° sy eu ellos’. Ese dia me contuve, sf, contuve todo fluido que tv 29 j cuerpo. Pasaron los meses; YO segufa sin ir al bao, sin marme, nega ; cuerpo la posibilidad de todo y » negandole a mi cuerf animarme, Negi vimiento ajeno al de mis Pies sin embargo, Jas horas eran mi esta vez fue peor, estaba todo mj uchas, por ello un dia de. cid volver a intentarlo; curso gritandolo por toda la escuela. Por suerte no habia més . Me propuse que no pasarfa de nuevo: decids que autoridad no ir més al bafio. Tres afios lectivos pasaron pero no volvia ir, tenfa clases desde las 6:55 a las 13:30, dependia de hacerlo de que algtin profesor me lo permitiera en las a escondide horas de clase, estaba fuera del estatuto, por ello en general no lo hacfan, mas nunca volvi a enfrentarme a ellos. Mas no quiero dejarlo solo alli, esa serie de hechos desafor- tunados produjeron algo mucho peor, mis monstruos de Ia in- fancia devenidos en seres humanos parecfan todas las personas que me rodeaban en ese aula, en esa institucién educativa, de- seos extrafios ¢ irracionales me invadfan. Ante tanto golpe vir nieron mis propios golpes fisicos, cada tanto era una hebilla de cinto sobre mi espalda o un filo sobre mis piernas, mi propio dolor oculto debajo de mi ropa para mantener a raya el deseo ee morir, el propio vacio de alguien que no quiere dejar de vo- — porque en su vida lo tinico que entra es desperdicio, ed lesvalor de i ‘ 6 ney seguir con vida, una vida que s6lo te sirvié para saber que nunca serés feliz... Es asf como co) ; . - ee ee i mi testimonio, entre el recuerdo de ades que hici A eee : q es icieron ofdos sordos, docentes aan mas ip6critas, la violencia cotidian: ii i 4 ae ; a puesta sobre todos mis flui- los, mi vida privada, mi sexualidad Begs all ; lad y el recuerdo roto de ha- enido una adolescencia que no fi Spe A 10 fue, una vida sin amigos ¥ una existencia solitaria sélo acompafiada por la sombra de 30 quien quiere morir, Por esto les repito hasta el cansancio: que esto no sirva como manifiesto desesperanzador, que sirva para concientizar, para anclar mentes en la importancia de la diver- sidad y la educacién sexual integral. Yo sobrevivi, tuve la suerte de poder salir, de superar el mandato que prohfbe la propia felicidad simplemente por una manera que tenemos de vivir. Pero me gustarfa que nadie mas tenga que volver a “so- brevivir”. Para quienes estén pensando en eémo poder ayudar- Jos, denles nombre, no Ixs dejen en silencio, luchemos juntxs por una Argentina mas justa para todxs. ee La vida de Juane terminé muy pronto, a los 29 ahos, como consecuencia de un suicidio. Los militantes de Capiciia y amigos de Juane Alan Otto Prieto y Fa~ cundo Nicolas Garcta escribteron, a cuatro manos, ¢s- ta reflexion que es, al mismo tiempo, un homenaye.

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