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La función del microcrédito y la microfinanciación en la erradicación

de la pobreza.
Cerca de mil millones de personas en todo el mundo pertenecen a familias cuyo ingreso
per cápita es inferior a un dólar diario. Los encargados de formular políticas y los
especialistas que han estado intentando mejorar las condiciones de vida de esas
personas enfrentan obstáculos enormes... En medio de fracasos desalentadores, se
están cifrando muchas expectativas en un conjunto de instituciones financieras poco
comunes que están prosperando en lugares muy apartados del planeta, especialmente
en Bangladesh, Bolivia e Indonesia. Lo que se espera es mitigar una parte importante de
la pobreza y transformar profundamente las estructuras económicas y sociales,
proporcionando servicios financieros a los hogares de bajos ingresos. Estas
instituciones, unidas bajo el pabellón de las microfinanzas, comparten la voluntad de
prestar servicios a clientes excluidos del sector bancario formal
En las últimas dos décadas la microfinanciación ha sido considerada un importante
instrumento para luchar contra la pobreza, ya que al facilitar el acceso de los hogares
pobres a servicios financieros formales puede contribuir a mejorar sus condiciones de
vida y promover el desarrollo económico. Además, muchos consideran que es eficiente,
dado que algunas instituciones creadas por la conversión de organizaciones no
gubernamentales en microbancos (upscaling) han mostrado que es posible dar servicio
financiero a esos hogares y a la vez cubrir los costos, e incluso, lograr una moderada
rentabilidad. Sin embargo, en varios estudios recientes se percibe cierto escepticismo
frente a este enfoque, ya que las instituciones de microfinanciación rentables son más
bien excepcionales. Para reproducir en mayor escala esos pocos excelentes resultados se
precisan innovaciones institucionales.
Desde una perspectiva social, la importancia de los microcréditos como instrumento de
lucha contra la pobreza y la exclusión social fue enfatizada en la Encíclica Cáritas in
Veritate. Por su interés, reproduzco el fragmento del número 65 dedicado a los mismos.
“Tanto una regulación del sector capaz de salvaguardar a los sujetos más débiles e
impedir escandalosas especulaciones, cuanto la experimentación de nuevas formas de
finanzas destinadas a favorecer proyectos de desarrollo, son experiencias positivas que
se han de profundizar y alentar, reclamando la propia responsabilidad del ahorrador.
También la experiencia de la microfinanciación, que hunde sus raíces en la reflexión y
en la actuación de los humanistas civiles —pienso sobre todo en el origen de los Montes
de Piedad—, ha de ser reforzada y actualizada, sobre todo en los momentos en que los
problemas financieros pueden resultar dramáticos para los sectores más vulnerables de
la población, que deben ser protegidos de la amenaza de la usura y la desesperación.
Los más débiles deben ser educados para defenderse de la usura, así como los pueblos
pobres han de ser educados para beneficiarse realmente del microcrédito, frenando de
este modo posibles formas de explotación en estos dos campos. Puesto que también en
los países ricos se dan nuevas formas de pobreza, la microfinanciación puede ofrecer
ayudas concretas para crear iniciativas y sectores nuevos que favorezcan a las capas
más débiles de la sociedad, también ante una posible fase de empobrecimiento de la
sociedad”. En esta línea de reflexión, que ha de llevarse después a la acción, en la

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Tel: 4632-7954
propuesta de Decisión se exponía la importancia, para reducir el impacto social de la
crisis, de “favorecer la entrada y la permanencia de más personas en el mercado de
trabajo, especialmente mujeres, trabajadores de más edad y otros grupos que sufren
discriminación a fin de prevenir la inactividad y el desempleo de larga duración”.
En esta misma línea de reflexión social, combinada con su aplicación en el ámbito de la
realidad económica, cabe recordar que la ONU proclamó el año 2005 como “Año
internacional del microcrédito” y pidió que se hiciera la mayor publicidad posible de “la
función de erradicación de la pobreza que cumple el microcrédito, su aportación al
desarrollo social y el efecto positivo que tiene en la vida de las personas que viven en la
pobreza”. Igualmente, se invitó a todos los participantes en los programas de
erradicación de la pobreza a que estudiaran la posibilidad de adoptar nuevas medidas,
como la de reforzar las instituciones de microcrédito antiguas y recientes e incrementar
su capacidad para que se puedan proporcionar crédito y servicios conexos, destinados a
fomentar el trabajo por cuenta propia y las actividades de obtención de ingresos, a un
número cada vez mayor de personas que viven en la pobreza, y la de elaborar, cuando
proceda, otros instrumentos de microfinanciación”.

Link de interés:
http://www.un.org/spanish/events/microcredit/docs.html

http://www.crid.or.cr/

http://www.cadri.net/

http://www.desastres.org/

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