Acompañamiento Pedagógico: Un Abanico De Perspectivas.
Ciertamente hay autores que entienden que el acompañamiento, se ha
utilizado de manera indistinta a un conjunto de términos que al parecer sugieren los mismos significados. Como es el caso de Gay y Stephensen (1998) en su titulo “Spectrum of mentoring styles”, donde afirman que “Las formas del acompañamiento pueden definirse como: Dirección - guía, Jerarquía-reciprocidad, Desigualdad-Igualdad…”. Asi, Planella (2008) apoya esta perspectiva abarcadora afirmando que el término acompañamiento es, “un concepto paraguas que abarca múltiples formas de entender y trabajar.” Autores como Mosley, Meginson y Pietri (2005), estudian el término Coaching, y afirman que es “la ayuda que los supervisores y directores prestan a los individuos para que alcancen su máximo nivel de desempeño.” Por lo que ellos también asumen una semejanza teórica de acompañamiento con otro vocablo.
En el mismo enfoque, Ureta (2009) utiliza el término mentoría, donde lo
define como un “proceso de acompañamiento en la tarea y la integración en el grupo o institución de referencia.” También, bajo esta concepción se ubica a Toro (s.f), quien de acuerdo con el informe del FIDEGROUP, sostiene que el acompañamiento es un “nuevo concepto de la supervisión”, que se concibe como conjunto de procedimientos orientados a alcanzar datos e informaciones relevantes para mejorar las prácticas pedagógicas del docente.
Autores como Pons y Diloné (2010), asumen el término acompañamiento
desde una perspectiva humanista. Estos autores asumen que el propósito principal del acompañamiento es revitalizar la profesión docente y aprovechar la experiencia de los pares en las aulas. De la misma manera Urbieta, (2005) concibe al acompañamiento desde un punto de vista humanista revitalizador. Ya que sostiene que el acompañamiento conlleva un proceso de maduración, reflexión y fortalecimiento sentimental en los docentes.
Igualmente Marcelo (2008), entiende que el acompañamiento ayuda a
remover traumas de la profesión docente y favorece a la revalorización de la persona como profesional y ser humano. Otros autores como Ventura (2008), asumen que el acompañamiento es sinónimo de asesorar. Donde este puede ayudar al profesorado a darse cuenta de la necesidad de re significar su trabajo, de construir su identidad como docente y de fomentar un compromiso conductual de cambio.
En cambio, pedagogos como García (2005), suponen que el
acompañamiento pedagógico está basado fundamentalmente en liderazgo, en relaciones de empatía, que promuevan climas de ayuda mutua y cooperación de grupo en el centro educativo. Asi que Chacín (2001), respalda esta perspectiva de construcción colectiva del término. Dicho autor, entiende que al acompañamiento como un proceso horizontal entre pares; por lo que propone que en el acompañamiento se compartan experiencias que enriquezcan los equipos de trabajo.
Asi mismo, Gilligan (1982) plantea al acompañamiento como proceso que se
conforma en un ambiente de relación. Donde otros autores como Requeijo, Lugo y Finol (2004), comparten que con la supervisión horizontal se logra el cambio, el trabajo en equipo, un sistema de comunicación eficiente, la consideración del liderazgo y la existencia de buenas relaciones humanas entre los participantes.
En la concepción de andamiaje, se entiende que hay una conexión con la
perspectiva humanista revitalizadora que se planteo más arriba. Ya que, individuos como Benattig (1999) definen al acompañamiento como “un comodín que integra todas las iniciativas, los métodos y las prácticas con el objetivo de ayudar en las personas sin capacidades de seguir adelante por los suyos propios medios". Esta idea es compartida por Brigg (2004), donde explica que la supervisión es el acompañamiento pedagógico diario “cuyo objetivo es orientar a través de los procesos técnicos y desarrollar las destrezas”. Este autor se refiere a que el supervisor tiene la capacidad de influenciar los comportamientos de los docentes, orientándolos y desarrollando destrezas que conducirán al logro de los objetivos educacionales.
En la misma forma, Gutiérrez (2005) sostiene que cuando se tienen
problemas lo ideal es “intensificar la inspección y exigir a los supervisores que no descuiden su trabajo”. Ocurriendo que muchas veces se detectan los problemas que afectan la calidad educativa. Sin embargo, “está en las manos del supervisor acompañar al docente periódicamente para juntos buscar soluciones a los problemas de raíz”.
En resumen, los autores planteados poseen puntos en común muy fuertes
que se dirigen hacia la mejoría del trabajo en equipo, del liderazgo, del reencantamiento con la profesión docente y sobre todo con la madurez profesional y sentimental del maestro.
Las diferencias entre los autores estudiados es que en su mayoría, como se
explico al inicio, presentan palabras sinónimas del término. El coaching, supervisión, mentoría, asesoramiento, inducción y tutoría son vocablos en los cuales varios autores establecen ciertas diferencias marcadas. Por el contrario, otros entienden que todos los términos apuntan a un mismo significado y objetivo: mejorar la calidad educativa por medio del acompañamiento. Según lo expuesto, se podrían definir al acompañamiento pedagógico como una asesoría diaria, que fomenta la realización profesional y personal en el contexto del docente. Se concluye asumiendo que el acompañamiento pedagógico es un modelo de liderazgo, que ayuda a la gestión y promueve climas de calidad laboral y educativa en los centros escolares.