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tu dinero?
¿Te has preguntado alguna vez qué hace tu banco con tu dinero? ¿A qué empresas les presta tus
ahorros? Tal vez estés manifestándote contra la guerra mientras tu banco financia a una empresa que
fabrica armas… Estas son las reflexiones que plantea Joan Melé, un banquero que cree que lo más
importante no son los beneficios sino los seres humanos. Sí, has leído bien: Un banquero con
corazón. No todo está perdido.
Joan Melé llevaba 30 años trabajando para una caja de ahorros catalana, durante ese tiempo ha visto
de todo y esa experiencia la ha puesto ahora al servicio de una banca con valores. Una banca que
nos plantea un dilema: Podemos cambiar el mundo con nuestro dinero si lo ponemos en el sitio
adecuado
¿Estamos preparados para la banca ética?
En nuestro país hemos estado viviendo por encima de las posibilidades durante muchos años.
De repente ha habido un parón y todo el mundo está endeudado. ¿Qué consecuencias puede
tener este endeudamiento masivo?
El problema es que se siguen buscando soluciones para seguir creciendo. Pero va a venir una
temporada de sufrimiento porque hay que cambiar la mentalidad. No podemos seguir creciendo en
producción. Tenemos que desviar nuestro consumo material hacia un tipo de consumo más cultural.
La gente tiene que consumir bienes culturales y espirituales en lugar de tantos bienes materiales. Se
han construido miles de viviendas que no necesitaba nadie y esto es absurdo. Hay que buscar
soluciones más imaginativas que produzcan bienes no físicos, que también los necesitamos, y que
van a producir más bienestar. Mientras se produce este cambio, creo que es inevitable que haya
problemas y sufrimiento.
Pero resulta casi imposible que un político hable de decrecimiento. (Es casi tan difícil como
encontrar a un banquero que hable de ética).
Porque tienen miedo y porque no conocen otra cosa. Al fin y al cabo, los políticos dicen lo que oyen
de los economistas; ellos no suelen tener grandes ideas. Y los economistas repiten lo que llevan
escuchando en la universidad año tras año: modelos que ya están caducos pero que se siguen
enseñando. Se tiene que producir un cambio en la universidad. Cambiar el modelo educativo es
fundamental. Lo que se enseña en las universidades no sirve para solucionar los problemas que hay
en el mundo. Lo que se necesita en el mundo son centros como el Schumacker College de Satish
Kumar para enseñar otros valores. Y también es necesario que los políticos en lugar de escuchar a
los economistas que tienen las mismas ideas de siempre empiecen a escuchar a la gente que tiene
ideas nuevas y nuevos valores. El gran cambio se producirá cuando en lugar de poner en el centro
de la economía la búsqueda de máximo beneficio, pongamos el bienestar del ser humano. Si no
hacemos ese cambio, no habrá salida.
Todos tenemos grandes ideas y grandes valores, pero cuando se habla de dinero nos quedamos
bloqueados como diciendo: “el dinero, que no me lo toquen”. ¿A qué se debe este
comportamiento?
Las fuerzas que se relacionan con el dinero actúan desde la parte más subconsciente del ser
humano, la parte menos transformada. En este sentido el sexo y el dinero tienen mucha relación.
Son dos ámbitos donde la gente se mueve impulsivamente y sin conciencia. Hay impulsos pero no
se sabe muy bien de dónde vienen y a dónde van. A través de nuestra relación con el dinero se
pueden observar la fuerza del miedo, la codicia y el ansia del poder sobre los demás. En mi trabajo
como banquero durante muchos años he visto como en gente que recibe un golpe de dinero como
una herencia o una lotería se despiertan estas fuerzas desde su interior. Miedo de que te lo roben o
que te lo quiten. Miedo de que te lo pidan. La codicia también emerge. Cuando esta persona no
tenía dinero estaba tranquila, pero al recibir mucho dinero quiere que aumente mucho más. Empieza
a obsesionarse con invertir para obtener más dinero. Ya no poseen el dinero sino que el dinero les
posee a ellos. Y de una manera disimulada surge la creencia de que con el dinero puedes dominar a
los demás. Uno puede conocerse mejor a partir de las reacciones que tiene con el dinero y ver qué
hay detrás de sus reacciones.
Si miramos a nuestro alrededor parece que a nivel colectivo el dinero está sometiendo al ser
humano.
El gran reto de la humanidad es dejarse de comportamientos subconscientes o inconscientes y
trabajar con conciencia todo aquello que hacemos. Tenemos una división entre lo que uno piensa y
lo que uno hace. Es decir, uno tiene unos ideales pero luego hace cosas con su dinero que lo
contradicen. En la medida en que esto sea así no somos libres y el dinero nos está dominando. Pero
también es una oportunidad para desenmascarar estas fuerzas y decir: a partir de ahora yo decido lo
que quiero hacer en función de mis ideales y de mis convicciones, y no de mis miedos y de mis
codicias y mis ansias de poder. No es fácil porque hay que luchar con cosas que llevamos dentro,
muy escondidas, desde toda la historia de la humanidad. Tenemos un subconsciente colectivo que
vamos arrastrando y esta posibilidad de cambio requiere una transformación personal muy grande.
Para lograrlo uno tiene que dedicar tiempo a la meditación, al estudio, a la lectura, al silencio. Tener
tiempo para encontrarse con uno mismo y ver como viven en él estas fuerzas y reconocerlas.
Tras unos años de especulación galopante hemos sido testigos en los últimos meses de un
colapso del sistema financiero. ¿Cómo describes tú lo que ha pasado?
Es la muestra de una economía sin sentido. La crisis financiera es la señal de que hay otro tipo de
crisis: una crisis de valores. Hemos tenido un modelo económico en el que la economía no era un
conjunto de relaciones para mejorar la sociedad sino una lucha competitiva absurda para obtener el
máximo beneficio posible en el mínimo tiempo posible. Detrás no hay ningún tipo de producción ni
creación de riqueza. Esto ha producido un desastre.
Desde hace mucho tiempo, algunos de los que estamos en este mundo de los bancos denunciábamos
que el 98% de las transacciones internacionales, de las transacciones económicas que se hacen en
un día, no se corresponden con la economía real. Es pura especulación: mercados de valores,
mercados de divisas, mercados de futuros… Todo esto no tiene sentido porque el dinero tiene que
reflejar lo que está haciéndose detrás.
Tanto hablar de economía y de crisis financiera parece que nos hemos olvidado de las otras
crisis…
Los problemas económicos están dejando en un segundo plano otros problemas que también son
muy importantes y que también han sido provocados por esta situación. En primer lugar, una crisis
medioambiental: estamos destruyendo la Tierra. También hay un gran problema social, cada vez hay
más gente en la miseria. En el planeta hay más de tres mil millones de personas que viven en
condiciones precarias. Es un sistema que no funciona a ningún nivel. Lo preocupante es que solo se
quieren poner parches para hacer lo mismo. Esta es una gran oportunidad para reconocer y
reflexionar que lo hemos hecho mal, que esto no tiene sentido y que toca buscar el sentido en otra
dirección. No tenemos que refundar el capitalismo, necesitamos fundar una economía basada en el
ser humano. Para que esto se dé la gente tiene que reaccionar; no podemos esperar que lo decidan
otros por nosotros.
¿Hay suficiente fuerza como para dejar de poner parches y realmente ir hacia un cambio de
sistema?
La fuerza para provocar el cambio la tenemos toda, lo que pasa es que los ciudadanos no somos
conscientes de ella. El problema es que se nos ha acostumbrado a vivir en la comodidad. Nos han
conducido y nos dejamos conducir. Por ejemplo, hemos dejado que con fondos públicos se tapen los
agujeros de entidades bancarias privadas. No ha habido dinero para acabar con el hambre en el
mundo pero para tapar los agujeros de entidades bancarias privadas ha habido muchísimo más. Hay
suficiente fuerza pero la gente tiene que tomar conciencia de que el cambio lo tenemos que
provocar nosotros, pero cambiando nuestro comportamiento a la hora de consumir. Hay que hacer
un consumo responsable, es decir consumir menos. No podemos consumir todo lo que nos da la
gana en cualquier momento; esto es insostenible.
¿Y si no lo hacemos?
Si yo no pongo conciencia en mis decisiones, participo en la destrucción del planeta. Por esto, el
tema del consumo ecológico es urgente. La mayoría de la gente no sabe que el 60 % de las causas
del cambio climático viene de la agricultura convencional. Es absurdo que en diciembre queramos
comer cerezas y que nos las tengan que traer de Nueva Zelanda. Lo suyo es esperar a que llegue la
primavera y comer cerezas que están alrededor de mi ciudad. El coste de traer las cerezas de Nueva
Zelanda, no lo pago yo, lo paga el planeta.