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harine A, MacKinnon Hacia una teoria feminista del Estado Fecuftad de Filosofia y Humantsedos «| BIBLIOTECA “LMA K. de ao DIELIOTEGA FAG, FIL. Y HUMAN. W4S2EG WVENTARIO N'Y HA Feminismos Consjosesoe: (in Cola Unive da Minasrs Unrate Vlei ‘ura Tees Cale: Unvcsida Astor de Madre ise! Mate Balok: Usivra e Van Mevooes Reg Inc dela Mae e Mads ‘ry Na Uae! Czoral de Darelons \Wcees Soke Unvernd Auton de Brelona “snl acer Uses be Oviedo clon Oufones oat dt Mj de Mad ‘irc y corte: be! Moa Dee BIBLIOTECA erm] » JIG 170-04 i HOF Hay | Teta een ann ee WHI Bo cbc Cvs Poee Brier era os bere, De elo nto pues SIS EEpetent gene pure esta “SS pss ty pte tena ees eave eg centae beng ano lien eee encima pes CTE ‘Srapeepsncnaun Niup0: 375-95.058.x 6 1989 Catucee A Mackleson abisted by urangernn wah Hara Un vers PSS chon Cae, S.A 193 Sn gnacio Une der, 1S 38027 Mond "Peso est M. 39 9781095 ISBN BESTEST tdi Arps Gress ROS, S.A, Pot fed Cone Caleyt estrada (Macht) Para Kent Harvey 10 Aborto: lo pibiico y lo privado En une sociedad ea fa que las mujeres nica: vin una relaci6n sexual volantariament, em Is {ue una euticoncepeién adeeuada fucse tna a: ‘easca procidad social, 0 existiria wel ema del aborton. El aborto ee violencia. Ese rerltado ¥y continua siendo a acuzacioa de une viola: Ga nds general y prevalente, le violencia de la volscie. Apnucowe Rac, Of Woman Barn La mayoria de las mujeres que abortan se quedaron em- bbarazadas al mantener relaciones sexuales con un hombre, gsi ninguna queria concebit. Fn le experiencia de las mu- jeres, sexualidad y reproduccién son inseparables una de la otra y del géfero: El debate sobre el aborto, en contrast, Se hha centrado en separar cl control sobre la sexualidad del control sobre la reproducciéa, y en separar ambos del géne- 10. Los liberales han respaldado la posibilidad de elewir el aborto como si la mujer se encontrara de pronto con el feto!, rnormalmente con la idea implicita de que el control de la reproduccin es esencial para la libertad sexual y la inde- | Vése D-H. Rogen, «Rewriting Roe v Widken:77 Michie Law Remow 1369 (1979), el buen samartang se encventra com fet. 329 pendencia econémica. El derecho politico imagina que la ‘elacién que precede a la concepcién es nomalmente vo- Juntatia, solo para instar a I abstinencia, como si el sexo de- ppendiera de la mujer, A! mismo tiempo, e! derecho defien- de la autoridad masculina, incluyendo especificamente el deber de la esposa de someterse al sexo, Continuando esta Jogiea, muchos de los que se qponen a que el Estado pague los abortos permitirian que se pagaran cuando el embarazo es consecuencia de una violacion a del incest. Hacen ex- ccepeiones para esas ocasiones especiales en la que suponen gui Ia mujer no coutroié el sexo. Defensores y detractores {| aborto comparien le presuncibn theta de que lis muje~ es casi siempre controlan el sexo. Las investignciones feministas sugieren otra cosa, La re- laciOn sexual, que sigue siendo la causa més frecucnte de cermbarazo, no puede suponerse sencillamente determinada de forma igualitaria. Las mujeres se sienten obligadas a ‘mantener la apariencia —apariencia que, al actuarse sobre ella, 9¢ convierte cn realidad-— de que ei hombre dirjge la expresién sexual, como si fuera la propia iniciativa masculi- 1a To que quieren las mujeres, como si fuera eso lo que en- cuentran exeitante. Los hombres respaldan esta idea. Es bbuzna parte de Jo que los hombres quieren en la mujer, fo ‘que la pornografia crotiza y las prostitutas ofreven. La vio- lacién —es decir, el coito con fuerza que se reconoce vomo fuerza— no se sentencia de acuerdo con el poder o ia fuer- 7a que aplica el hombre, sino de acuerdo con los indices de intimidad entre las partes. Cuanta rds intimidad haya eon el 3 En 1973, diez estados que habia declaido delito el abot te ssn etcepciones para a sci yt incest al nen tes slo con ‘sul avin cor ec: Macs de nas xepens esta tomas ct Cio Pal (eopoced OF it Drak NED eae 4 en Dee v Bolin (173), Pusken conte referents lose svete lenis obi See Wali. A pms vesones defn earuenda Hyde, qe probe In diac oe ‘Endos pies pes Shas ar cone nepoes rs fos eases ce wlio ince Sempre Se eoge a dea inmediata del incidents. - —< “= 330 vviolador, menos probable es que un tribunal considere que Jo que ocurrié fue una violacion. A menudo, los indices de {a intimidad inclayen el propio coito. Si un «no» puede to- arse como «sin, hasta qué punto puede ser libre el «sin? En estas condiciones, es habitual que las nmujeres no uti- licen um método de control de is natalidad por su significa {0 social, tin significado que no erearon Tas mujeres, Util 2zar la anticoncepeién significa reconocer y planificar la po- Sibilidad del corto, aceptar la propia disponibilidad sexual y parecer falta de espontaneidad. Significa presentarse pré- parada para las incursiones masculinas. También signiZiea Gue hay que queter tener relaciones sexuales, Una buena tsuaria dé anticonceptivos puede ser considerada presi blemente dispuesta al sexo y, entre ots consecuencias, puede ser violada con relativa impunidad (quieties lo ducen ‘eberian pensar en fos casos de violacidn en los que el he- cho de que la mujer Hevara disfragma se considers indica- cidn de que lo ocurrido fue un coito, no 1ma violacién). Los estudios en clinicas abortistas indican que las mujeres que recurren varias veees al aborto, sobre toc las delimeuentes reincidentes que ccupan los primeros puestos de It list de malvadas de la justicia —su mejor baza para oponerse al aboro como irresponsabilidad sexual femenina—, cuando se les pregunta por que, dicen algo parecido a que sencilla: mente hubo relaeiones. Todas las noches durante dos aos ¥ medio’. ;Puede suponerse que una mujer controls el acceso ‘su sextalidad 510 siente incapez de interrumpir un coito para colocarse el diafragma? O peor ain, ,puede suponerse cuando ni siquiera quiere hacerlo, consciente de que se arriesya 2 un emnbarazo que sabe que no desea? {Detendria al hombre por cualquier otra razin, por ejemplo el autéatico tabi, la falta de deseo? Si no, ;cOmo es el sexo, y por tanto sus eonsecuencias, voluntario de forma significativa para las mujeres? Las rormas del ritmo sexual y del amor que se consideran interrumpidas por las necesidads de la mujer se 2 Véese Kristin Lker, Zing Chances: Abvrion andthe Decision Not to Coneracep: (Baakeley: University of California Press, 1975) 3B consiruyen en contra de Tos intereses de la mujer. El sexo 0 tiene mucho aspecto de libertad cuando aparece por norma _menos grave para Ia mujer arriesgnrse a una situacién no de- seada, a menudo dolorosa, traumatica, peligrosa, a veces legal y posiblemente con amenaza para su vida que prote- _g013¢ de antemano. Pero le politica de aborto nunca ha sido ‘enfocada explicitamente en el contexto de cémo se quedan embarazadks las mujeres, como consceuercia de un coito en condiciones de desigualdad entre los sexos, 0 sea, como ‘euestién de sexo forzado. Este enfoque abarca varias exploraciones importantes, La primera es qué significan los bebés para los hombres, En un sentido, los hombres responden al derecho de a mus Jer a abortar como si se enfrentaran a la posibilidad de su propia no existencia potencial, como si estuvieran en manos Ge las mujeres, nada menos. En otro sentido, las cuestiones de la potencia de los hombres, de su continuidad como compensacién por la mortalidad, de 1a necesidad de encar- ‘arse 0 ercarnar su imagen en ef mundo, subyacen en su re- lacién con los bebés (y muchas otras cosas). La segunda cuestin que abarea es una dela que, aciferencia de a pri ‘mera, se ha hablado mucho en el debate sobre el aborto: la Justicia moral del ubarto. La eleccién de abortar debe exis- tury debe ser de le mujer, pero no porque el feto n0 sea una forma de vida. {Por qué no pueden las mujeres tomar deci- siones de vida 0 muerte? El problema ha sido que si cl feto tiene aigiin peso en el debate, es un peso mayor que el de la ‘mujer. La penosa necesidad de las mujeres de sobrevivir en ‘un mando hosti a su supervivencia ha evitado en gran me- dida la exploracién de estos temas. Esto es, la perspectiva desde Ia cual las ferninistas han tratado el ahorto ha estado ‘moldeads y constrefida por las mismas condiciones de de- sigualdad entre los sexos que han convertido el acceso al aborto en el problema que es. Las mujeres no han podido arriesgarse a pensar en esias cuestiones por si mismas por- que el mando no ha sido suyo ni en el sexo ni en la vida s0- cial ni en los tribunales, En 1973, el Tribunal Supremo declar6 que una ley que 332 cconsideraba delits todas los abortas excepto aquellos con Jos que se pretendia salvar la vida de la madre violaba cl de- recho constitucional ala intimidadt. El derecto @ la intimi- dad se habia exgio antes en principio constinconal en un ‘easo que despenslizaba la prescripcida y el uso de anticon- ceptives, Eu ors palabras fos trbunales llizan la tiga. ta de intimidad para relacionar la anticoneepcion con | aborto a través de aquélla de la misma forma que hace el fe- minismo a través de la sexualidad. En el caso «Roe» ve dic- tamind que el derecho a la intimidad era «suficientemente ampli para inchit la decisién de la mujer de interrampir o xo Su etnbarazo>. En 198i, tes jueces expresaron su desi cuerdo: «in el contexto del aborto, hemos considerade que el derecho a la intmicad protege a ia mujer de uma intrusion inaceptable del Estado y de su escrutinio externa ce una op- cidn enteramente persona’. Fn 1981, el Tribunal Supremo dictamin en —ni que el Esiado no esté exento de las cues- tiones de distribuciin de la riqueza. La cuestion €s que «Roe contra Wade presupone qu la no intervencién gubernamen- tal en la esfera privada favorece la libertad de etecci6n de ia ‘mujer. Cuando Ia alternativa es la edcel, hay mucho que de- cit sobre eta prsuposn, Pero oresiado del cas «@MlcRaen respakia el significado de la intimidsd-en el. caso «Roo»: jo piblico garantiza a las mujeres s6lo lo que puieden 34 conseguir en lo privado, lo que pueden sacar de su asociacin {inima con ef hombre. Las mujeres con privilegios, ine)uidos Jos privilogios de clase, son las que consiguen los derechos. ‘A las mujeres se les concede el derecho al aborto como privilegio privado, no como derecho piblico. Las mujeres consignieron un control sobre la reproduccién que esta coo- trolado por «an hombre 0 Fl Hombre», un hombre conere- to los médicos 0 et gobierno. No fue tanto que se despena- ligaba el aborto como que se legalizaba. En «Roe contra ‘Wade», el gobierno preparé el escenario para las condicio- res en las que las mujeres tenian este derecho. Casi todo el ‘control que las mujeres consiguieron con In levalizacién ha xo a parar dicectamente a manos de los hombres —mari- dos, médicos o padres— y fo que queda en manos de las mujeres esti ahora sometido 2 los intentos de reciamacion @ través de la reglamentacién"®. Seguramente es esto lo que se quiere decir con reforna ‘No ¢3 una incoherencia, pues, que, vista como desecho 4 la intimidad, Je decisién de una mujer de abortar no tenga derecho al apoyo pilblico y que no se vea de verdad gue ia ‘mujer sutie una carga con esta privacién. La intervencign estatal habria sido admitir que la esfera privada, en si es una Johnaie Tillmon, «Welfie ts a Women’ Issuer, Libenuion News Serie, 28d febrero de 1972; repeocucide en Rosalyn Bak all Linda Gorcon y Susan Roveroy, eds. America > Wore Boma: 4 Documentary History. 1600 to the Prevent (Ne York. Ransom Howe, 1976), pips. 355.358, "3 Vaase H.C & Matheson (1981); Bolloti v: Baird (1979): per vase Planned Parcathood of Central Missoursv Danforth (1975) Casi {onl es intentos de reracar este derecho han Frscasada; City of Alcon 'y Alzoa Reprocuetive Health Center (1983), Mas recisnfoments, veae = Reproductive Health Service v. Wes (1988). "Tos leigantesrealizargn una visien ms afirmativa de a posbi- lidides de «toe v. Wades despuss de! cictamen, Vase J. Goodin. RC Selienbrod y N Steams, «Doe and Rae: Where Da We Ga form Here» 1 Women ghis Lane Reporter 20, 29 (1973), Steams observa «qv wel derecho I sntimidad es ua derecho pasivo, El derecho ala in ‘umidad dice que e Estado no punde interfer El derecho ala liber, partcularment el findamentae, como en el diction del tbual en 342 esfera que impide la elecciéa de Ia proceeacién, una esfere de desigualdad que necesita rectificacién, La intervencién estatal habria dado « la mujer una eleceida que no tiene ex privado, habria contradicho 1a estructura de la supremacia rasculina en lo privado, El resultado del easo McRae eon- firmé esta estructura. La intimidad concebida como dere- cho frente a la intervencién piblica y la revelacién es lo ccontririo de la ayuda que «McRae pretendia para las mu- jeres pobres. Lo que se consiguié fue que lo privado se in texpretara desde un punto de vista con poder para tomar de- cisioncs en la procreacién sin intervencidn gubernamental, cs decir, lainterpretacién liberal de la eleeeion desae el pun to de vista masculino, Las mujeres del caso «McRae», las mujeres cuya negativa sexual tia contado bien poco, necesi- taban algo positiv, no una abdieacién, para que su int dad fuera teal. La Kégica de Ia respuesta del Tribunal se pa- rece a la ISgica segtin la cual se supone que Jas mujeres tic fnen que gceptar el sexo: impedir las altecnativas y luego decir que la iniea opcién que queda es sst cleccidnn. Las al- temnativas de las mujeres estén excluidas antes de aleanzar la doctrina legal porrazin de sexo, raza y clase: les mismas: zones que el marco de la intimidad deja tacitas y garantiza, | liberalismo converge con la izquierda en este punto de la critica feminista del poder masculino. Herbert Marcu- se habla de «filosoffas que son “politicas” ene! sentido mas amplio, que afectan a la sociedad en su conjunto, trascen- sdiendo de forma demostrabie la esfera de la intimidad>”. lo Sits ened gu ceca vd du ge 0 aorta, jevor irplsar quel Esa Gene agin po de vliscion afta de gata qo rar pacts Gene Jrcho eI bert, Eso ited prsumblementeconsecenelas Je gram nora i pata Tar cuestions de acooro somo Medicakh por ejemplo. Por Alsace, su iu de gus el sao Roe gratizaba el erscaode lt Jer st oma tera pepe esa aati is ie prog cures pasa, no preven en eases posteroe Mover Slats, sRoresoveTelerncen, on Cnaguc of Pa ‘eraces ot Rober Paul Wolf 1 Baringion Morey Meter Ma cease (Besion, Senco Pres, 1965} pg 9 33 Esta formulacién describe y no describe la politica ferinis- 'a, poryue «las mujeres han tenido y no han tenido un mun- do comntiny#". Las mojeres comparten cl aislamiento en ef hhogar y la degradacin en le intimidad, La esfera privada, que confina y separa alas mujeres ¢s, por tanto, usa esfera politica, un terreno comiin de la desigualdad de las mujeres, En vez de trascender lo privado como predicado de la poli- tica el feminism lo poltiza, Para las mujeres, epistémica y Giariamente, lo privado trasciende necesatiaunente lo privar do, Silo nxis privedo es también lo que mas wafecta a la so- ciedad en su conjunto», Ia separacién entre to publico y lo vado sc hunde como algo distinio de una potente ideolo- ia en la vida y en la ley, aplicada a la vida de las mujeres. Si los marxistas trataran el sexo como tratan la clase, se comprenderia este anilisis. Por ejemplo, Schlomo Avi ‘observa que la situacin privada de una persona esta deter- rminada en la sociedad moderna por las relaciones de pro- Picdad (es decir, por la «sociedad civily), relaciones que ya ‘no son privadias, sino que determinan la politica, La politica sigue stendo una recionalizacién de las relacioues de pro- piedad, como Jo era para Marx, pero lo que era privado es no ‘obstante politico™. La incapacidad del marxismo para tratar correctamente la intimidad por un lado y el gobiemo por ‘ita es la misma incapacidad que la imposibilidad de distin ‘2uir el marxismo del liberalismo en cuestiones de politica sexual Cuando la ley de la intimidad restringe les intrusiones, en la intimidad, prohibe los cambios en el control de esa intimidad. La distribucién existente del poder y de los recur- sos dentro de a esfera privada es precisamente Jo que prote- g¢ la ley de Ia intimidad' con su eaistencia, En un reconoci- 2 Advice Rich, «Contin foe Work: Ibe Common Wes of Women, ee Hone Oat ty tae Homan Hers. atia “ett. and Scholars Tele Ost Thr Lives aed Wore Sua R- Sek) Rael Dates (i Ne Peon See 7) pe 2 Schoen Avan, The Sota and Peal Though ae are (Londres, Cambridge University Press, 1969). aad 344 st LAL toe iiento, notable aunque subliminal, de que el poder msseu- lino en la familia coexiste con el poder estatal, cl Tribunal Supremo afirmé que el Estado no podia conceder alos pa- dres bioldgicos el derecho a impedir el aborto en los res pri- eros meses porque, segiin «Roeo, el Estado no tenia tal poder, Obsérvese que les mismas Cosas gue el feminism. considera basicas cn el sometimiento de la mujer —el mis- ro hugar, el cuerpo; as mismas relaciones, heterasexuaies, las mismas actividades, el coito y la reproduccién; y los, tmismos sentimientos, intimos— forman el niicleo de la co- ‘bertura dela doctrina de fa intimidad. La ley de la intimnicad ) 345 recurso a lo pitico, Fste derecho a la intimidad es un dere- cho de los hombres a que «los dejen en paz para oprimir ‘as mujeres do una en una. Encarna y refleja la definicin actuall de ser mujer de la esfera privada, Este ejemplo de li- bezalismo —detinido desde el punto de vista masculino ‘como si no tuviera particularidad y aplicado a las mujeres como si fueran personas, sin génera”*— refuerza la divisién ‘entre lo publica y lo privado que es muy particular y tiene ‘género. Es uns division ideologica que encubre cl poder 'S Waren y L. Brandes, The Right to Privacy», 4 Nervant Law ‘Renew 205 (1980). Pero obsdrvese qa loc Lanta ea unis corsitcionesineluye I Frnelaci6n de! abort: Cornice to Defend Reproductive fughisv. Meyers (1981), Moe x. Sereiay of A ‘aun, and Finance (1981), 3 El examen de los documeatos de «Ree « Wader y atiantis x MeRavo revela que no kubo mucbos esfacrans legates para ic us lla

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