Una perspectiva popular que tienen muchos de los defensores de una
tierra antigua es conocida como el “hipótesis del marco”. Esta es la creencia que los “días” de la creación no son eras distintas, pero superposiciones de las fases de un proceso evolucionario largo. De acuerdo con esta perspectiva, los seis días descritos en Génesis 1 no ponen una cronología de cualquier clase, pero en vez de eso, un “marco” metafórica por la cual el proceso creativo es descrito para nuestras mentes humanas finitas.
Esta perspectiva aparentemente fue establecida por teólogos
liberales alemanes en el siglo diecinueve, pero ha sido adoptada y propagada en años recientes por algunos líderes populares, siendo el más notable Dr. Meredith G. Kline del seminario teológico Westminster.
La hipótesis de marco empieza con la perspectiva que los “días” de la
creación en Génesis 1 son expresiones simbólicos que no tienen nada que ver con el tiempo. Los defensores del marco notan el paralelismo obvio entre el día dos y cuatro (la creación de la luz y la colocación de las luces en el firmamento), días dos y cinco (la separación del aire y el agua y la creación de los peces y las aves para habitar el aire y el agua), y los días tres y seis (la aparición de la tierra seca y la creación de los animales de la tierra)—y sugieren que tal paralelismo es una pista que hace la estructura del capítulo sea solamente poético. Entonces, de acuerdo con esta teoría, la secuencia de la creación puede ser esencialmente ignorada, como que si la forma literaria en el pasaje nulifica su significado literal.
Naturalmente, los defensores de esta perspectiva aceptan la teoría
científica moderna que la formación de la tierra necesitó varios billones de años. Claman que la cuenta bíblica no es nada más que un marco metafórico que debe superponer nuestro entendimiento científico de la creación. Dicen que el idioma y los detalles de Génesis 1 no son importantes; la única verdad que este pasaje nos enseña es que la mano divina de la Providencia guió el proceso evolutivo. El registro de la creación en Génesis está reducida a una forma literaria —una metáfora extendida que no debe ser aceptada en sentido literal.
Pero si el Señor quiso enseñarnos que la creación tomó lugar en solo
seis días literales, ¿cómo lo pudo haber dicho de una manera más clara que lo que nos dice Génesis? La longitud de los días es definida por periodos de días y noches que son gobernados después del día cuatro por el sol y la luna. La semana misma define el patrón de la labor y descanso humano. Los días son marcados por el pasaje de la mañana y la tarde. ¿Cómo es que estas no significan el progreso cronológico de la obra creativa de Dios? El problema con la hipótesis de marco es que emplea un método destructivo de interpretación. Si el significado claro de Génesis 1 puede ser cancelado y el idioma tratado como nada más que un recurso literario, ¿por qué no podemos hacer lo mismo con Génesis 3? En efecto, muchos liberales teológicos sí insisten que la serpiente que habló en el capítulo 3 señala una fábula o una metáfora, y entonces rechazan ese pasaje como un registro literal e histórico de cómo la humanidad cayó en pecado.
¿Dónde termina la metáfora y dónde empieza la historia? ¿Después
del diluvio? ¿Después de la torre de babel? ¿Y por qué allí? ¿Por qué no decir que todos los milagros bíblicos son recursos literarios? ¿Por qué no decir que la resurrección misma es una mera alegoría? En las palabras de E.J. Young—Si la hipótesis del “marco” fuera aplicada a las narrativas del nacimiento virgen o la resurrección o a Romanos 5:12ff., puede tan efectivamente minimizar la importancia del contenido de esos pasajes así como ahora lo hace al contenido del primer capítulo de Génesis. [Studies in Genesis One (Estudios en Génesis uno) (Phillipsburg, NJ; Presbyterian & Reformed, n.d.), 99.]
Young apunta hacia el fallo de la hipótesis de “marco”:
La pregunta debe ser hecha,--Si la perspectiva no cronológica de los
días fuere admitida, ¿cuál es el propósito de mencionar los seis días? —Pues, una vez que rechazamos la secuencia cronológica que nos da Génesis, nos trae al punto donde verdaderamente podemos decir muy poco acerca del contenido de Génesis uno. Es imposible afirmar que hay dos tríos de días, cada uno en paralelo al otro. Día cuatro… habla de Dios colocando las luces del firmamento. El firmamento, sin embargo, había sido hecho el segundo día. Si el cuarto día y los primeros días son dos aspectos de la misma cosa, entonces el segundo día también (hablando del firmamento) debería preceder los días uno y cuatro. Si este procedimiento fuere permitido, con la indiferencia total a la gramática, ¿por qué no ser consistentes e igualar todos los cuatro días con el primer versículo en Génesis? No hay defensa contra tal procedimiento, una vez que abandonamos el idioma claro del texto. Con toda seriedad debe preguntarse, ¿podemos creer que el primer capítulo de Génesis intenta enseñar que el día dos precedió los días uno y cuatro? Hacer esa pregunta es contestarla. [Ibid.]
El hecho sencillo y muy obvio es que nadie hubiera pensado que el
marco de tiempo para la creación fue algo más que una semana normal de siete días al leer la Biblia y permitiro que se interprete ella misma. El cuarto mandamiento no hace ningún sentido aparte del conocimiento que los días de la obra creativa de Dios hacen paralelo con una semana normal del trabajo humano.
La hipótesis de marco es el resultado directo de haber hecho la teoría
científica moderna una pauta hermenéutica para interpretar la Escritura. La presuposición básica detrás de la hipótesis de marco es la noción que la ciencia habla con más autoridad sobre los orígenes y la edad de la tierra que la Escritura. Aquellos quienes defienden tal perspectiva, en efecto han hecho de la ciencia la autoridad sobre la Escritura. Están permitiendo que las hipótesis científicas—meras opiniones humanas que no tienen autoridad divina alguna—sean la regla de hermenéutica por la que la Escritura debe ser interpretada.
No hay garantía para ello. La opinión científica moderna no es una
hermenéutica válida para interpretar el libro de Génesis (o cualquier otra porción de la Escritura). La Escritura es inspirada por Dios (2 Tim. 2:16) —inspirada por la verdad de Dios. –Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo (2 Ped. 1:21). Jesús resumió este punto perfectamente cuando dijo—Tu palabra es verdad (Juan 17:17). La Biblia es verdad suprema, y entonces es el estándar por la que la teoría científica debe ser evaluada, no viceversa.