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¿Qué intereses deciden la política educativa oficial en Colombia?

De los representantes estudiantiles al anterior Consejo de la Universidad Nacional: Uriel


Ramírez, Juan José Arango y José Joaquín Rudas.

Tras una cortina oficial de demagogia y lugares comunes sobre "conjuras" y "planes
nacionales de subversión" se pretende ocultar cuidadosamente a la opinión pública nacional
la verdadera situación educacional y universitaria.

Dos consejos universitarios y dos políticas diametralmente opuestas

Decíamos, el 19 de noviembre de 1971, en la declaración que firmamos como


representantes del estudiantado de la Universidad Nacional al organismo del gobierno
universitario de ese entonces:

"En desarrollo de nuestro papel de representantes del movimiento estudiantil... en el nuevo


organismo de gobierno nos esforzaremos al máximo por estar a la altura de la tarea
fundamental de los estudiantes de Colombia: combatir hasta el fin la agresión del capital
monopolista de los Estados Unidos sobre nuestra patria... declaramos, así mismo, que
consideramos necesario impulsar un programa universitario anti-imperialista de largo al-
cance encaminado a configurar un sistema democrático de gobierno universitario a escala
nacional; eliminar la injerencia financiera de las agencias, bancos y universidades
norteamericanos y establecer la financiación exclusivamente estatal de toda la educación
superior en Colombia, poner en práctica un criterio democrático en la enseñanza, en la
escogencia del profesorado y el ingreso de los estudiantes a la universidad; defender la
soberanía nacional en la cátedra y la investigación científica y ejercer el derecho de
organización estudiantil y profesoral con plena independencia y autonomía". Estos claros
objetivos habían sido adoptados como suyos por todo el movimiento nacional estudiantil en
el II encuentro nacional de estudiantes universitarios en marzo de 1971, y consignado en lo
que se ha llamado programa mínimo de los estudiantes colombianos. Y estos objetivos de
ser te-nidos en cuenta de modo imprescindible por la opinión pública nacional cada vez
que, como en la hora actual, se interrogue: ¿Por qué luchan los estudiantes colombianos?
¿Cuál es la causa del actual conflicto universitario?

En octubre del año pasado, como resultado de la lucha tenaz sostenida en medio de duros
sacrificios por el movimiento nacional estudiantil se conquistó una reivindicación
importantísima: la participación democrática de estudiantes y profeso-res en el gobierno de
la Universidad Nacional, mediante el decreto 2070 y posteriormente, en enero de este año,
un gobierno similar en la Universidad de Antioquia. La actuación de estos consejos
universitarios se ajustó, en lo fundamental, consecuentemente a la declaración que
citábamos más arriba. Estas posiciones asumidas por dichas consejos, in-discutiblemente en

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defensa de la independencia y la soberanía de nuestra patria y de los intereses del pueblo
colombiano, como se verá a continuación, fueron calificadas por el gobierno de "caos" y
"fracaso del cogobierno" en medio de una creciente campaña de hostilización contra el
mismo que culminó en el cierre de los consejos de las Universidades Nacional y de
Antioquia.

Y es de ese hecho del que hay que partir en el análisis de la actual situación de la
universidad. Los decretos 865 y 886 restauraron el mando unipersonal del rector en la
persona de Duque Gómez y Duque Ramírez, y mutilaron escandalosamente la
representación del profesorado y- del estudiantado en los nuevos consejos universitarios de
bolsillo de estas universidades. En la Universidad Nacional, comparar los hechos
cumplidos por el anterior y el actual consejo, destaca el antagónico contraste (que se oculta
tras las declaraciones oficiales) entre un consejo universitario que defendió los intereses
nacionales y el actual, antinacional, antidemocrático y represivo por naturaleza. Así,
mientras el anterior consejo universitario, donde participábamos democráticamente
estudiantes y profesores, estableció para la universidad un presupuesto de 630 millones de
pesos para este año, el actual consejo presidido por Duque Gómez lo rebaja a 280 millones
de pesos (!), mientras el consejo anterior suspendió el pago de un contrato de la universidad
al Banco Internacional de Desarrollo (entidad controlada por los Estados Unidos) por lesivo
a la soberanía nacional, el consejo actual le da "vía libre" y abre las puertas de la
universidad al control norteamericano (¡cuántos nuevos "programas" y posiciones claves
estarán ocupando o preparándose a desarrollar en la Universidad Nacional toda clase de
organismos y "misiones" norteamericanas a espaldas de la opinión pública nacional!),
mientras el anterior consejo exigió la participación democrática de estudiantes y profesores
en la elaboración de la reforma universitaria y rechazó públicamente la que se pretendía
imponer por arriba oficialmente, el actual consejo no solo recibe órdenes dictadas por el
gobierno sino que impide cualquier participación democrática de quienes constituimos los
fundamentos de la universidad, estudiantes y profesores, mientras el anterior consejo
reintegró estudiantes y profesores destituidos arbitrariamente por el rector Fonseca y se
pronunció contra la ocupación militar de la universidad, el actual consejo expulsa 80
estudiantes y constituye la fuerza de las bayonetas en el supremo argumento de su presencia
y estadía en la universidad, mientras el anterior consejo amplió el número de cupos para los
aspirantes a ingresar a la universidad, el actual consejo cancela los dos primeros semestres,
aquel consejo elevó la partida para bienestar estudiantil de 14 a 28 millones de pesos,
rebajó el costo de la alimentación de las cafeterías estudiantiles de las seccionales de
Palmira y Medellín y terminó la de Manizales, así como también el ser-vicio médico de la
universidad fue extendido a las familias de los trabajadores de la misma. El actual consejo
desarrolla una política totalmente opuesta; ha cerrado la cafetería central de la seccional de
Bogotá e implantando un régimen policivo en las residencias estudiantiles a las que no se
sabe actualmente que destinación se les prepara. Esta es la comparación de los hechos
cumplidos de los dos consejos. Corresponde al pueblo colombiano reconocer qué política
de las dos que representan ambos está de parte de sus intereses fundamentales.

Con la ilustrativa comparación anterior no pretendemos afirmar que este punto agota la
explicación de la actual situación universitaria ni mucho menos, sino con el de llamar la
atención sobre este problema: si como es visible, hay un rechazo oficial a toda política
universitaria elaborada con la participación democrática de estudiantes y profesores,
mientras que el respaldo oficial es "incondicional" a la actual política a centralizar todos los
poderes en el rector y eliminar toda la democracia en la universidad, entonces es lógico pre-
guntar: ¿qué intereses deciden esto? o más claramente: ¿qué intereses deciden la política
educativa oficial en Colombia?

Estados Unidos programa, "financia" y "recomienda"

En marzo de 1961, Rudolph Atcon, el principal "experto" norteamericano en asuntos


educativos de América Latina, expone en el informe que lleva su nombre, en forma
sistemática las tesis que desde entonces hasta el momento 'fundamentan la política
educativa de los países latinoamericanos so-metidos a la opresión norteamericana. Afirmó
entonces Atcon la necesidad de "integrar" toda la política educativa a escala de América
Latina es un solo plan de coordinación con los planes económicos del mismo alcance, bajo
la dirección de una "agencia superior... calificada y autorizada para establecer programas de
acción educativa en todos los niveles y para todos los países", esto enfatizó, "debe recibir la
máxima prioridad". R. Atcon, "La Universidad latinoamericana", Revista ECO Nº 37-39,
1963 ps. 156-157). En 1961 también, "coincidencialmente" la reunión del CIES (Consejo
Interamericano Económico y Social) en Punta del Es-te, que elabora el plan decenal de
educación de Alianza para el Progreso, en la segunda de sus recomendaciones señala la
necesidad de crear centros "regionales" (latinoamericanos) y "nacionales" que formen el
personal requerido para poner en marcha, una extensa red de organismos de planeación y
administración educativa. Vale la pena transcribir este revelador párrafo de la memoria del
ministro de Educación, Pedro Gómez Valderrama: "El Ministerio de Educación de
Colombia solicitó en el año de 1962 a la Unesco, a la Agencia Internacional de Desarrollo
de los Estados Unidos y al Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, la
designación de una comisión conjunta de dichos organismos para que previos un examen
de labor de planeamiento realizada en el país y del estudio de su situación educativa,
formulase recomendaciones sobre la elaboración de un plan integral de la educación" (se
puede preguntar: en qué queda la autodeterminación del país cuando se entrega a los
Estados Unidos la facultad de decidir la política educativa de Colombia?). De in-negable
significación es esta afirmación hecha por el representante de los Estados Unidos, Lucius
D. Battle, en su intervención en la III Conferencia Interamericana de ministros de
Educación, en 1963, "A fin de contribuir al desarrollo (?) de los centros universitarios
estamos colaborando con un programa de 30 millones de dólares que enlaza más de 50
universidades de los Estados Unidos con 60 instituciones de América Latina".

En este mismo año, la Asociación Colombiana de Universidades realiza un seminario sobre


"asuntos académicos" en El Paso, Texas, Estados Unidos, preparatorio del posterior plan
básico para la educación superior en Colombia. Entre 1966 y 1967, una comisión de la
Universidad de California elabora el mencionado plan básico para la educación superior,
con la financiación de la AID de los Estados Unidos y en "cooperación" con la Asociación
Colombiana de Universidades. Este plan generalizó en Colombia la implantación del
sistema de los "estudios generales", de los "créditos", la financiación a base de préstamos
de carácter progresivamente "privada" (o sea norteamericana) de la educación superior, el
alza del pago de matrículas, todas estas, cuestiones que habían sido "recomendadas" ya por
el citado informe Atcon).
"La educación superior en Colombia —documentos básicos para su planeamiento",
publicado por el ICFES en 1970, que contiene las recomendaciones de la mencionada
comisión de la Universidad de California, con el citado informe Atcon, ps. 140-147, 162).
Para esta misma época, el "Informe Patiño" del rector de la Universidad Nacional consigna
en esta la existencia de tres facultades "integradas" y del desarrollo del sistema de los
"estudios generales" en las Universidades del Valle y de Antioquia, siguiendo en ambos
casos las "recomendaciones" de Atcon (véase "Informe Patiño", Vol. I, p. 27-31 y ob. cit.
de Atcon, p. 158). En 1967 se firma entre la Universidad Nacional y el Banco
Interamericano para el desarrollo, entidad que controla los Estados Unidos, un contrato de
préstamos (todavía hoy vigente) por US$ 7.700.000, según el texto del cual, el BID impone
el mantenimiento de un gobierno universitario antidemocrático (Art. V, sección 4.01,
numeral d), establece una descarada injerencia en la política docente universitaria (Art. III,
secc. 3.01, numeral d), obliga a la universidad a comprar bienes exclusivamente en los
Estados Unidos y a trasportarlos en barcos norteamericanos (Art. V secc. 5.03, 5. 04 y 5.06
num. c).

Además de esto, las condiciones de pago constituyen un prolongado endeudamiento para la


universidad y una estafa para la Nación. Muy importante que la rectoría actual de la
Universidad Nacional diese a .conocer a la prensa del país el texto original de dicho
contrato, identificado como préstamo N° 25/SFCO, y al mismo tiempo fijara su posición
sobre el mismo, la que no es difícil de deducir puesto que fue Duque Gómez quien en 1963,
siendo decano de ciencias de la educación en esa época, conjuntamente con los decanos de
las demás facultades de la universidad hizo la solicitud para el primer préstamo del BID a la
Universidad Nacional por un monto de 3 millones de pesos (esto consta en el respectivo
documento de solicitud de préstamo de 1963 de la oficina de planeación de la Universidad
Nacional). Importante sería también que el país conociera los documentos que la rectoría de
la Universidad de los Andes hizo retirar de los predios de la misma, apresuradamente,
durante el paro estudiantil que levantó la bandera de la participación democrática en el
gobierno de la universidad. Si no hubiese nada turbio en el contenido de dichos documentos
¿por qué se ocultan al conocimiento de los estudiantes, y por tanto del dominio público
nacional? ¿No será porque se teme que la lucha estudiantil destape, como el año pasado en
la Universidad del Valle y la de Antioquia, y en la misma Nacional, el contenido
flagrantemente lesivo a nuestra soberanía nacional de muchos de esos documentos y el
carácter colonial de las relaciones impuestas por Estados Unidos a nuestras universidades?
¿Con qué fundamento una burocracia soberbia, rueda y tornillo del engranaje estatal,
mantiene en riguroso secreto estos documentos en las principales universidades del país y
los sustrae al dominio público nacional? ¿Acaso es que materia tan estratégica como la
determinación de la política cultural y científica de la nación no es asunto de vital interés,
no solo para estudiantes y profesores, sino para la inmensa mayoría del pueblo colombiano?
¿No es asunto acaso del que deban enterarse, opinar y decidir por tanto, las organizaciones
de masas obreras y campesinas, las asociaciones de los sectores sociales objetivamente
interesadas en nuestro desarrollo independiente, y todos los partidos políticos distintos y
opuestos a los que tradicionalmente sustentan el monopolio del poder del Estado?

Por ahora, el país debe a la heroica lucha estudiantil el haber destapado al conocimiento
público contratos de préstamos "ayuda" entre el BID y las Universidades Nacional, de
Antioquia, y del Valle. En este último hay una violación explícita de la soberanía nacional:
el Art. VII. secc. 7.03 del texto del contrato señala que las estipulaciones del mismo no son
modificables ni están sujetas a ninguna otra disposición legal vigente en Colombia(!). Y
recientemente, un columnista comenta alborozado el préstamo de 7 millones de dólares del
BID a la Universidad Industrial de Santander y ufano señala candorosamente que Colombia
tiene "poder decisorio" en el BID (!) (El Tiempo, octubre 7 de 1972, pág. 4A).

Es también en 1967 cuando la lucha masiva de los estudiantes hace salir del departamento
de sociología de la Universidad Nacional la "filantrópica y desinteresada" fundación Ford
que controlaba el programa de post-grado y la orientación de la carrera que desde entonces
hasta hoy ha avanzado efectivamente en el terreno académico sin la tutela norteamericana,
y que tal vez por eso, se ha convertido a los ojos del imperio y de sus portavoces —como
todas las carreras de ciencias sociales que se sacuden de su control— en "focos de
subversión" que hay que cerrar ya que dejan de ser controlables. En febrero-marzo de 1968
se realiza el seminario de "ciencia y tecnología" en Fusagasugá por iniciativa de la AID, la
Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos y la participación de funcionarios del
gobierno colombiano. Bueno es recordar que esto se hace después de que, en 1967, la
declaración de los presidentes de América que fue suscrita por Lindon Johnson, recomendó
en su conclusión quinta la creación de un "fondo interamericano para la formación
científica y tecnológica", y después de que seminarios similares al de Fusagasugá se habían
realizado bajo la orientación de los Estados Unidos en países típicamente neocoloniales
como Brasil, Taiwán y Filipinas. Una vez concluido dicho seminario en Colombia y
poniendo en práctica una de las "recomendaciones" es expedido el decreto 2869 que crea
Colciencias (verifíquese dicha recomendación en "Report of Thc Colombian-US Workshop
on Science and Technology in Development", National Academy of Science, Washington,
D.C. T. II p. 13). Así mismo el decreto 3156 del mismo año crea el ICFES siguiendo las
"recomendaciones" de la mencionada comisión de "expertos" de la Universidad de
California que elaboró el plan básico. En 1970, se firma un convenio para un vasto plan de
programas de post-grado en Colombia entre la AID, la Academia nacional de Ciencias de
los Estados Unidos, Colciencias y el ICFES, para desarrollarlo en las principales
universidades del país (esto se consigna en "impulso a la investigación científica y a los
programas de post-grado en las universidades colombianas", publicado por Colciencias,
1970, p. 17-18). Actualmente hay en marcha 91 programas de post-grado en Colombia.

Ya desde 1967 la "misión" de la Universidad de Nebraska de Estados Unidos controla el


post-grado de agronomía, así como desde 1968 la Fundación Ford inaugura el Centro de
Investigaciones para el Desarrollo, en la Universidad Nacional. Colciencias, a principios de
este año, sin comunicarle al consejo universitario de ese entonces pues en él estábamos
estudiantes y profesores, invita al departamento de biología en carta a su director a
integrarse a los programas de post-grado. ¿En qué condiciones funcionan estos programas
de post-grado y estos "centros de investigación? Atcon es sumamente claro sobre esto:
"Una institución que comienza apenas a adelantar investigaciones debe adaptarse y tiene
que hacerlo, a las necesidades de quienes la financian" (ob. cit. p. 116). ¿Con qué
objetivos? También responde Atcon: no con el objetivo de desarrollar la investigación
científica, la ciencia, al más alto nivel mundial, sino con el objetivo asignado por el imperio
a las universidades de los países neocoloniales: la "erudición", la mera recolección y
clasificación de información (ob. cit. p. 117 y 115). En 1971 y 1972 se realizan
respectivamente, la II y III reunión de ministros de Educación de los países del Pacto
Andino, a puerta cerrada, de las que ha trascendido solo que tratan "algunos temas sobre
educación por satélite, de carácter confidencial", actividad en la que, informaciones de
prensa de los últimos días señalan muy interesada a la NASA de los Estados Unidos. Se ha
realiza-do también el II Seminario sobre ciencia y tecnología en Sochagota 1972, en las
mismas condiciones que el anterior.

En el desarrollo de toda esta política hay que destacar un punto clave, el gobierno de la
universidad. Afirmó Atcon en 1961: "La autoridad calificada y centralizada tiene que ser
restablecida en la universidad, una autoridad capaz de imponer las virtudes y las
obligaciones necesarias" (ob. cit. p. 103), y aclaró que antes que los estudiantes obtengan su
grado universitario "es contradicción en los términos pedir para el estudiante el derecho
democrático a determinar la clase de procedimiento educativo que le parezca permisible y
aceptable" (ob. cit. p. 103), puesto que "si hay un poder estudiantil real, un solo estudiante
solitario en el consejo de la universidad puede volver completamente inoperante el augusto
cuerpo... es como tener un espía enemigo en una reunión del estado mayor" (ob. cit. p. 93).
Carlos Lleras Restrepo, en 1966, "advirtió enfáticamente que en la mayor parte de los
casos, las decisiones colectivas (léase con participación de estudiantes y profesores) no son
la mejor manera de que las cosas marchen bien. Las decisiones colectivas, —aclaró— son
fórmulas débiles, transaccionales, y tímidas. Hay que delegar el mando unipersonal (se
refiere a los rectores) porque así se logra un mejor desarrollo", y subrayó "la necesidad de
una más amplia autonomía a los rectores de las universidades" (El Tiempo, octubre 21 de
1966 p. 21). La reforma constitucional de 1968, al tiempo que centraliza la dirección
general de la economía en el Estado, confirió al presidente la suprema inspección y
vigilancia de la instrucción pública y lo facultó para nombrar directamente al rector de la
Universidad Nacional. No es extraño sino perfectamente coherente dentro de esta política
de centralizar la dirección de la universidad en el rector y en el ejecutivo, el cierre de los
anteriores consejos de las Universidades Nacional y de Antioquia, por cuanto en ellos
participaban estudiantes y profesores. Tampoco lo es, en esta perspectiva, la negativa
categórica del rector de la Universidad de los Andes a la exigencia masiva de los
estudiantes de esta universidad —en otro tiempo ya pasado, baluarte modelo y apacible de
institución "norteamericanizada"— a participar democráticamente en la dirección de la
misma. Por el contrario, es un desarrollo consecuente de esta política antidemocrática la
implantación de lo que el movimiento estudiantil ha denominado sistema de los rectores
policías, consistente en la cancelación de atribuciones dictatoriales y centralización de la
dirección de las universidades en el rector: decretos 1250, 865, 886, 815 y 1821 y
resoluciones de gobernación similares en varios departamentos.

Todo cuanto aquí se ha afirmado sobre el desarrollo de la política educativa oficial en


Colombia está consignado en documentos que constituyen evidencia irrefutable. Y aún así,
estos datos escuetamente expuestos aunque resalten lo principal, son todavía muy
fragmentarios.

El único camino: la lucha resuelta por la democracia

Sobre la base de lo anterior, podemos sacar las siguientes conclusiones, que como
estudiantes universitarios y representantes estudiantiles al anterior consejo superior
universitario de la Universidad Nacional, estamos dispuestos a debatir y sostener
públicamente, en cualquier foro y frente a cualquier oponente.

En primer lugar, la política educativa oficial tiene como fuente originaria no al Estado
colombiano sino a los Estados Unidos de Norteamérica y al gran capital monopolista
norteamericano. El Estado colombiano es simplemente intermediario-ejecutor de esta
política que viola la autodeterminación de nuestra patria. Esta política es antidemocrática
por excelencia y su medio "natural" de desarrollo es la superación de toda la democracia en
las universidades, o sea, la "cartagenización", liquidación de los derechos de participación
democrática, de huelga, de reunión, de organización, de expresión, etc.

En segundo lugar, para desarrollar esta política educativa neocolonial, Estados Unidos
necesita centralizar al máximo la dirección ejecutiva de la misma en las reuniones y
organismos de carácter supraestatales, en el terreno internacional en el Estado a nivel
nacional, y en los rectores investidos de atribuciones dictatoriales a nivel de cada uni-
versidad. Los Estados Unidos controlan los dos primeros niveles centralizadores de la
dirección de esta política educativa (planos internacional y nacional), pero no han podido
consolidar de modo permanente el eslabón que ponga las universidades en conexión directa
con todo el resto del engranaje. Este eslabón, clave en la situación actual, son los rectores
policías. La política opresora del conjunto de los Estados Unidos requiere la consolidación
de los rectores policías en el sistema universitario colombiano porque de esta forma ase-
gura una completa "integración" de su política educativa con sus nuevos planes económicos
de sojuzgamiento y explotación intensificados de nuestra Nación.

En tercer lugar, la heroica resistencia del movimiento estudiantil contra la represión


desatada contra las universidades y el pueblo, y por la de-defensa de todos sus derechos
democráticos es la forma más eficaz de oponerse a esta política educativa impuesta por la
opresión extranjera y señala certeramente al imperio norteamericano como el enemigo
principal del pueblo colombiano. Viene al caso recordar nuestra declaración como
representantes estudiantiles al consejo de la Universidad Nacional, citada más arriba,
refiriéndose ahora a la imposición de una reforma universitaria oficial; "no se realizará en
la práctica ninguna reforma de la universidad colombiana mientras esta no sea el producto
de la participación y reflexión democrática de estudiantes y profesores. Si persisten en
imponer su reforma, el próximo y los siguientes años serán escenario de nuevas y más
resonantes batallas de los estudiantes colombianos contra la entrega de nuestras
universidades al dominio de los Estados Unidos de Norteamérica".

Bogotá, octubre de 1972.

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