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Pero no hay que entender este tipo de huelga, que rebasa las concepciones de las huelgas
estudiantiles, únicamente en el sentido que moviliza a varios sectores determinados por la
estructura de la Universidad, sino que hay que entender que la huelga de masas, en el
sentido como se presenta en la actual lucha, constituye una unidad de los aspectos
reivindicativos y políticos: la lucha reivindicativa, —elección de de-cano en propiedad,
etc.— ha sido el hilo que ha permitido vincular los diferentes aspectos políticos; a su vez la
lucha política —movilización anti-imperialista ha fecundado el terreno de las luchas
reivindicativas. La causa y el efecto se suceden y alternan sin cesar y de este modo el factor
reivindicativo y el factor político, lejos de distinguirse completamente o incluso de
excluirse recíprocamente, constituyen en la actual huelga dos aspectos complementarios de
la presente confrontación clasista. Entender esta óptica, nos permite clarificar y ante todo
poner de manifiesto el carácter global de masas del movimiento. Este, el movimiento
apunta en su conjunto a logros reivindicativos y políticos. Suprime la unilateralidad y
enfatiza la complementaridad y la articulación de los objetivos.
La articulación entre los sistemas financieros del BID, las fundaciones y la FES y la
estructura de poder y el sistema de gobierno de 'la Universidad, plantea que la
reestructuración de la Universidad, objetivo que unifica a los sectores de los trabajadores,
estudiantes y profesores, implica una posición de cuestionamiento y de rechazo a los
empréstitos del BID y a las onerosas exigencias de tipo financiero y político, lo mismo reza
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para las fundaciones extranjeras.
Si además la legalidad, Ley orgánica universitaria, reviste de forma jurídica una posición
de clase, la lucha involucra este aspecto dominante. La reestructuración no puede
entonces, ser entendida sino a partir de deslindar acerca del problema del BID, las Funda-
ciones, la FES, el estatuto orgánico universitario.
Responde pues a los intereses y aspiraciones más sentidas a las fuerzas participantes del
polo revolucionario de la contradicción.
Los estudiantes apoyamos la lucha de los trabajadores por la defensa de sus sindicatos y en
la resistencia contra el capital. Así mismo apoyamos la lucha de los campesinos por la
tierra y por su liberación social, Sin embargo subrayan el carácter de la dirección Utecista
como representante de las tendencias más reaccionarias en el seno del movimiento obrero.
Subraya además y advierte la utilización que de la movilización del campesinado trata de
hacer un sector del partido liberal.
Lo que pretendía castrar el movimiento, quitarle su base de operación, tenía que producir
una respuesta como la dada. Miles de estudiantes universitarios y del bachillerato
plantearon la recuperación de la Universidad. Lo que se ubicó como un “combate de a
piedra dar y a gases respirar”, produjo por parte de los militares, después de las primeras
escaramusas, y que aseguraban la perspectiva de la victoria, la respuesta a bala. Un muerto
inicial, estudiante-compañero Edgar Mejía, produjo la cólera como reacción. El repliegue
necesario entonces, enfatizó el ataque a las propiedades fundamentales del capital
monopolista: los bancos, bombas de gasolina, grandes almacenes. La consigna del respeto
al pequeño y mediano propietario en el contexto de una movilización de miles de personas
agitadas, radicalizadas y con una positiva sed de venganza se cumplió con relativo acierto.
Pero ya esta acción incluyó a otros sectores. El papel de detonador que en otras ocasiones
ha jugado el movimiento estudiantil en la práctica social en Cali volvió a darse. Arrastró
por un lado a sectores de lumpen-proletariado y por el otro activó la movilización de
sectores de barrios populares que agitaron la bandera de la protesta. La conmoción social
sacudió la tranquilidad burguesa. El plomo de los esbirros fue la respuesta. Varios muertos,
ocho reconocidos oficialmente y múltiples heridos a bala, piedra y garrote es el saldo
humano. Ya en la noche del 26 las dependencias del SENA habían sido también mili-
tarizadas. La verdadera dimensión de los acontecimientos, de la movilización y de la
bestialidad del régimen no han podido ser medidos. La respuesta del estado de sitio y de la
represión acelerada destacan la trascendencia que en la actual crisis socio-política jugó la
explosión de Cali.
La jornada universitaria nacional, programada se realizó, en casi todas las partes acordadas.
Algunas de ellas como Medellín y Bucaramanga alcanzaron la confrontación con la
represión. El paro propuesto para los días iniciales de marzo debe levantar entonces la
bandera contra el estado de sitio, la represión militar, la masacre al pueblo en Cali y la
solidaridad con el movimiento de la Universidad del Valle que involucra el retiro
inmediato de la fuerza pública de sus predios. Lucha ésta iniciada heroica y eficazmente
por los estudiantes y el pueblo de Cali.
El hecho de la renuncia de Ocampo Londoño, por otro lado, presenta para el movimiento el
aspecto de un triunfo político, al golpear al sector más reaccionario en el seno de la
educación superior y al mostrarles a las masas el producto de su propia lucha. No
desarticula el programa planteado sino por el contrario, acelera una perspectiva para sus
logros.
Ante el estado de de sitio, ante el toque de queda, ante la invasión militar a la Universidad,
el movimiento estudiantil tenía una respuesta. Había sido lanzado fuera de su escenario
natural y su dirección trabajaba entonces en la clandestinidad. Una clandestinidad ante la
cual no se hallaba preparado pero que logra cuajar con relativo acierto. Los allanamientos y
la persecución policial, no impiden a la dirección experimentar sobre su nuevo escenario y
decidir su política. La única política era la que correspondía a la naturaleza de su
movimiento y actuara conforme a la situación que se vivía y se vive. Cuestionaba entonces
las tendencias que en sus polos se encontraban.
Como producto de la brutalidad y del terror, el pánico se había apoderado del ambiente. Se
da entonces la tendencia a la pasividad, a ocultarse, a ser para decirlo drásticamente,
consecuentes con la desbandada. La respuesta de la acción extremoizquierdista se había
apoderado de algunos sectores. Las posibilidades de la acción de masas, como táctica que
rompiera el estado de sitio y demostrara la existencia del movimiento y el planteamiento de
sus tareas era el imperativo. La acumulación de fuerzas para el movimiento estudiantil y su
propio reagrupamiento no se podía dar sino donde se ha logrado: en la calle, Ganando el
derecho, mediante la fuerza de su presencia, a la audiencia pública. El martes 2,
masivamente se ha roto el estado de sitio, con miles de pañuelos blancos, es el día de la
segunda jornada nacional. El primero, en asamblea pública se había logrado reagrupar
fuerzas y ubicar el debate de tal manera que canalizara las tendencias antes mencionadas.
La movilización, la práctica de las masas demuestra el acierto de interpretar el momento,
como de necesaria resistencia de masas organizada y colectivamente. El movimiento se
mantiene no en la desbandada como ha sido la intención de la reacción, sino en el
reagrupamiento y en un proceso acelerado de cualificación político-orgánica.
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NOTA: Estas líneas han sido elaboradas sobre la acción. Escribiendo en la coyuntura
sobre la coyuntura.