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Características psicoevolutivas

Los alumnos de Secundaria se encuentran en un período evolutivo en el que se


producen los cambios propios de la adolescencia que afectarán a su desarrollo como personas.
En la adolescencia, la persona experimenta notables transformaciones físicas y fisiológicas,
accede a un nuevo estadio de pensamiento que le permitirá construir razonamientos más
elaborados, atraviesa un momento decisivo en la configuración de su identidad, cambia los
modelos de referencia en su conducta y se ve obligada a tomar decisiones sobre normas y
sobre formas personales de comportamiento, respecto a sí misma y a los demás.
En su camino hacia la vida adulta, el adolescente necesita autonomía para afianzarse
como persona independiente, pero aún mantiene una importante dependencia de los adultos.
Entre los 12 y los 16 años, los adolescentes pasan de una estructura centrada en la familia a
una mayor integración en un sistema de iguales. Es el momento, también, en el que comienzan
a sentirse miembros de una cultura propia con unos hábitos, unas modas y unas inquietudes
que suelen ser distintas a las de la propia familia.

Desarrollo psicomotor
Con la llegada de la pubertad y la adolescencia, el aspecto físico de los chicos y chicas
sufre unos cambios paulatinos, se desarrollan los caracteres sexuales secundarios y se adquiere
la madurez sexual. En este período, los jóvenes conceden una gran importancia a la estética
personal y a la comparación con los demás. Los cambios en la imagen que tienen de sí mismos
pueden llegar a originar conflictos relacionados con la aceptación del propio cuerpo.
Durante la adolescencia culmina el desarrollo de las potencialidades físicas. Gran parte
de la actividad se orienta hacia su ejercicio y perfeccionamiento. El aumento de la potencia
muscular, la resistencia, la agilidad, la habilidad..., marcarán el desarrollo psicomotor de estas
edades. Es un período en el que resulta importante estimular el deporte y la actividad física, ya
que contribuyen a la aceptación del propio cuerpo, favorecen la adquisición de hábitos de salud
y son, además, un importante vehículo de descarga emocional y de relación interpersonal.

Desarrollo cognitivo
Durante la adolescencia se produce el tránsito al período de las operaciones formales.
Las habilidades propias del pensamiento abstracto empiezan a aplicarse en aquellas áreas y
actividades en las que el alumno muestra un mayor conocimiento. Se va pasando, pues, del
pensamiento concreto (centrado en la realidad, basado en los objetos realmente presentados e
incapaz de formular y comprobar hipótesis) al pensamiento formal, cuyos rasgos más
característicos son:
Se empieza a argumentar a partir de la deducción; los alumnos se inician en la
búsqueda de las distintas causas que pueden explicar un fenómeno, seleccionan las que
consideran más influyentes y las verifican.
Se desarrolla la capacidad para aislar variables, combinarlas según las distintas
posibilidades e imaginar las consecuencias de una hipótesis.
Se realizan comprobaciones de las propias ideas y se contrastan con la
realidad de manera intencionada.
Se perfecciona la capacidad de análisis: la etapa educativa exige acercarse
al conocimiento de los hechos y de las cosas de la manera en que lo haría un científico.

Desarrollo afectivo
Los cambios físicos en estos cuatro años repercuten en el desarrollo de la afectividad de
los adolescentes. Su gran interés y preocupación por su aspecto físico suele deberse a que
tienden a establecer una relación directa entre la apariencia física y la aceptación social. Al
principio, los chicos y chicas se observan y juzgan según cómo perciben que son valorados por
los demás. Progresivamente, van aceptando la propia persona a la vez que abandonan, de
manera paulatina, la dependencia de las opiniones de los otros para dar un mayor valor al
autoanálisis.
La adolescencia es un período de revisión e integración de la imagen corporal y del
autoconcepto que determinará el tipo de relación que se establece con los demás. El
adolescente encuentra dificultades para conseguir una autonomía personal, debido a las nuevas
exigencias sociales, académica..., y a que le resultan insuficientes los modelos de identificación
que hasta ahora le habían sido válidos. Es un período de progresivo afianzamiento de la
identidad individual frente a los demás, en que el adolescente tiende a adoptar ciertos
compromisos ideológicos o culturales y camina hacia la formación de un proyecto de vida más o
menos definido. Lógicamente, en esta etapa adquiere una importancia capital la orientación
personal y vocacional de los alumnos, porque de este modo se fomenta que los estudiantes
reflexionen para tomar decisiones.

Desarrollo social
Entre los 12 y los 16 años, el estudiante reorganiza sus ideas sobre el entorno social. En
sus relaciones con los demás, comenzará a tomar como referente la personalidad del otro y
percibirá que los demás sienten y piensan de manera distinta a él, gracias a la mayor capacidad
que tiene para inferir los sentimientos y pensamientos de las otras personas. Los estudiantes de
estas edades comienzan a interesarse por contextos y situaciones más amplios. Así, en ámbitos
como la economía, la política o la religión, se inician en la elaboración de una imagen de cada
sistema que les servirá de base para configurar una explicación global de la sociedad.
La familia sigue constituyendo un núcleo vital en la toma de decisiones, en la conducta y
en las motivaciones. Los adolescentes necesitan todavía el afecto y el cariño familiares, pero
rechazan las actitudes de sobreprotección. El grupo de amigos adquiere una gran importancia
en su vida, como punto de referencia en sus intercambios e interacciones sociales.

Desarrollo moral
Poco a poco el estudiante adolescente empieza a tomar decisiones de forma autónoma
sobre cuestiones personales y morales. Su madurez de juicio está muy relacionada con el
desarrollo intelectual y con el contexto social que le rodea. No obstante, no se debe establecer
una correspondencia directa entre la edad, el desarrollo cognitivo y el desarrollo moral: un
cierto nivel de pensamiento es condición necesaria, pero no suficiente, para adquirir un mayor
desarrollo moral.
El progresivo descentramiento que vive la persona en esos momentos le permitirá pasar
paulatinamente hacia posiciones morales más autónomas. Su desarrollo moral estará muy
ligado a la adopción de valores relacionados con la identidad personal. Es un momento en que,
además, los jóvenes tienden a cuestionarse muchos de los valores que habían mantenido en su
niñez. Se plantean interrogantes en torno a la existencia y tienen un fuerte sentido de la justicia
social. Comienzan a discutir la razón de algunas prohibiciones y plantean preguntas antes de
aceptar la norma. Discuten libremente sus ideas con el grupo de amigos y uno de los temas de
conversación suele ser la disciplina familiar o escolar.

Concepción del aprendizaje


Los recientes estudios de psicopedagogía coinciden en afirmar que hay aspectos del
desarrollo personal del individuo que éste no puede adquirir de forma autónoma, sino a través
de otras personas. Esta evidencia justifica la intervención educativa; es decir, la ayuda
específica del docente para que se produzca ese desarrollo personal. Sin embargo, es el
estudiante quien debe construir sus propios conocimientos y es el máximo responsables de su
aprendizaje.
Los presupuestos del constructivismo tienen su origen en la teoría del conocimiento de
Piaget que puede resumirse en esta frase del autor: “El conocimiento no está en las cosas ni
previamente en nosotros. Es el resultado de un proceso de construcción en el que, por tanto,
debe estar implicado directa y activamente el sujeto”. Para Piaget, el desarrollo intelectual es
un proceso de reestructuración del conocimiento que comienza con una forma de pensar
determinada que resulta desequilibrada por la nueva información, de manera que crea un
conflicto interno que el sujeto resuelve con su propia actividad intelectual para llegar a un
nuevo estado de equilibrio que proporciona comprensión y satisfacción. Las conclusiones que
pueden extraerse de esto son:
1. El estudiante es el que construye su propio conocimiento.
2. El profesor es el encargado de facilitar esa tarea de construcción.
3. Las ideas previas del estudiante son el punto de partida en su proceso cognitivo.
4. Este progreso se produce si el sujeto realiza actividad mental.

Metodológicamente hablando, parece lógico por todo lo anterior que el estudiante de


esta etapa realice una serie de actividades, adecuadamente secuenciadas, programadas y
dirigidas por el profesor, con el fin de construir su propio aprendizaje.
A estas bases hay que añadir los que Vigotsky llama “Zona de desarrollo potencial” y
que hace referencia a que la enseñanza debe adelantarse a la etapa de desarrollo lo suficiente
como para que el estudiante dinamice y asiente las condiciones que favorezcan el desarrollo
deseado; dicho de otro modo: La buena enseñanza debe situarse en esa zona donde el
estudiante no llega por sí solo, pero que puede alcanzar con la ayuda de otros.
Un tercer autor al que conviene citar en esta breve justificación teórica es Ausubel, cuya
frase resume su teoría del aprendizaje: “El factor más importante que influye en el aprendizaje
es lo que el alumno ya sabe. Averígüese esto y enséñese en consecuencia”. Otra aportación
especialmente relevante es su clasificación de los aprendizajes. Considera Ausubel que los
aprendizajes pueden ser por recepción (cuando se da el concepto elaborado), por
descubrimiento (cuando se ayuda a descubrir el concepto) y cada uno de éstos puede ser a su
vez memorístico (palabra por palabra y sin relación cono los conocimientos anteriores) o
significativo (que sí se relaciona con lo que se sabía antes). Se sostiene que el aprendizaje
tradicional es básicamente memorístico y que no perdura porque no está conectado
significativamente con algo; por eso, desde la concepción del aprendizaje que se propugna en
este Proyecto, se plantea como ineludible la adquisición de aprendizajes significativos.

Aprendizaje significativo
Por aprendizaje significativo se entiende aquel en que el estudiante, desde lo que sabe y
gracias a la manera como el profesor le presenta la nueva información, teniendo en cuenta su
capacidad comprensiva, reorganiza su conocimiento del mundo en función de los principios que
lo explican y transfiere el conocimiento a otras situaciones reales, lo que permite mejorar su
capacidad de organización comprensiva. Suele pasar por tres fases:
- Recepción activa (la motivación es la variable esencial).
- Manejo de la información (la comprensión es la variable más significativa, dependiendo
de los conocimientos previos y requiriendo una estructuración jerárquica).
- Integración de la información (lo que mejorará la memoria a largo plazo y posibilitará
ampliar los aprendizajes a otros nuevos).

Para que se dé el aprendizaje significativo, el proceso de aprendizaje y de enseñanza


debe cumplir las siguientes condiciones:
- Que los estudiantes tengan una actitud positiva hacia el aprendizaje, es decir, voluntad
y disposición para aprender y que tengan una motivación adecuada.
- Que los contenidos se adapten a la estructura cognitiva del estudiante y que se
presenten y desarrollen con coherencia epistemológica.

Por otra parte, los aprendizajes significativos en esta etapa se basan en los siguientes
principios para recibir la nueva información:
- Asimilación activa, cuya clave metodológica es la motivación que debe activar la
atención, hacer ver la utilidad de los conocimientos y la satisfacción de aprender.
- Construcción del conocimiento, cuya clave metodológica es la activación y en la que el
profesor debe utilizar organizadores previos que recojan esquemas esenciales y los alumnos
recurrirán a conceptos inclusores.
- Diferenciación progresiva, cuya clave metodológica es la secuenciación, que disminuye
las disonancias con los conceptos previos.
Reconciliación integradora, cuya clave metodológica es la integración de conceptos y que
recurre a síntesis periódicas y a organizadores sucesivos.

En resumen, el aprendizaje así concebido puede sintetizarse en estas cuatro ideas


básicas:
- Es necesario saber qué concepciones previas tiene el estudiante sobre las nuevas ideas
que el profesor le va a ofrecer y las posibilidades de relacionarlas con las ya existentes.
- Encontrar el sentido implica establecer relaciones; sólo pueden conservarse en la
memoria de manera permanente los hechos muy estructurados y que se relacionan entre sí de
múltiples formas.
- Quien aprende construye activamente los significados; esto quiere decir que la
comprensión implica la existencia de expectativas (no una recepción pasiva de la información) y
el hecho de que hay aprendizaje significativo cuando hay acuerdo entre la realidad y la propia
concepción del hecho.
El sujeto que aprende es el responsable de su propio aprendizaje; esto es, el aprendiz
ha de dirigir su atención hacia la tarea de aprendizaje y hacer uso de sus propios conocimientos
para construir él mismo el significado en tal situación.
Aprendizaje cooperativo
En cuanto a aspectos metodológicos, se asume en este proyecto la
organización cooperativa de las actividades porque tiene la ventaja, frente a la
individualista o competitiva, de que aumenta el rendimiento de los participantes.
Además, la interacción social entre compañeros influye en aspectos importantes, como
el lenguaje o la creación de un clima positivo de trabajo. Otras ventajas de las
actividades cooperativas de aprendizaje son que socializa los valores, las actitudes y
las formas de ver el mundo del grupo, que facilita el conflicto socio-cognitivo, lo que
favorece el proceso de aprendizaje, enseña a tomar en cuenta el punto de vista de
otros, reduce el aislamiento social y ayuda a controlar los impulsos agresivos.

Principios de intervención educativa


Al asumir la construcción del aprendizaje por el sujeto interesado y su
concreción en la significatividad y cooperación, se derivan los siguiente principios que
orientan la intervención educativa durante la etapa:
- Partir del nivel de desarrollo del estudiante y de sus aprendizajes previos.
- Asegurar la construcción de aprendizajes significativos a través de la
memorización comprensiva.
- Posibilitar que los estudiantes realicen aprendizajes significativos por sí solos.
- Proporcionar situaciones educativas en las que los alumnos puedan actualizar
sus conocimientos.
- Proporcionar situaciones de aprendizaje que exijan del estudiante una intensa
actividad mental y que le lleven a reflexionar y a justificar sus actuaciones.
Promover la interacción en el aula como motor de aprendizaje.

Estos principios se concretarán de forma particular en las programaciones de


los departamentos respecto a la elección de las estrategias didácticas más
convenientes.

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