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Desarrollo psicomotor
Con la llegada de la pubertad y la adolescencia, el aspecto físico de los chicos y chicas
sufre unos cambios paulatinos, se desarrollan los caracteres sexuales secundarios y se adquiere
la madurez sexual. En este período, los jóvenes conceden una gran importancia a la estética
personal y a la comparación con los demás. Los cambios en la imagen que tienen de sí mismos
pueden llegar a originar conflictos relacionados con la aceptación del propio cuerpo.
Durante la adolescencia culmina el desarrollo de las potencialidades físicas. Gran parte
de la actividad se orienta hacia su ejercicio y perfeccionamiento. El aumento de la potencia
muscular, la resistencia, la agilidad, la habilidad..., marcarán el desarrollo psicomotor de estas
edades. Es un período en el que resulta importante estimular el deporte y la actividad física, ya
que contribuyen a la aceptación del propio cuerpo, favorecen la adquisición de hábitos de salud
y son, además, un importante vehículo de descarga emocional y de relación interpersonal.
Desarrollo cognitivo
Durante la adolescencia se produce el tránsito al período de las operaciones formales.
Las habilidades propias del pensamiento abstracto empiezan a aplicarse en aquellas áreas y
actividades en las que el alumno muestra un mayor conocimiento. Se va pasando, pues, del
pensamiento concreto (centrado en la realidad, basado en los objetos realmente presentados e
incapaz de formular y comprobar hipótesis) al pensamiento formal, cuyos rasgos más
característicos son:
Se empieza a argumentar a partir de la deducción; los alumnos se inician en la
búsqueda de las distintas causas que pueden explicar un fenómeno, seleccionan las que
consideran más influyentes y las verifican.
Se desarrolla la capacidad para aislar variables, combinarlas según las distintas
posibilidades e imaginar las consecuencias de una hipótesis.
Se realizan comprobaciones de las propias ideas y se contrastan con la
realidad de manera intencionada.
Se perfecciona la capacidad de análisis: la etapa educativa exige acercarse
al conocimiento de los hechos y de las cosas de la manera en que lo haría un científico.
Desarrollo afectivo
Los cambios físicos en estos cuatro años repercuten en el desarrollo de la afectividad de
los adolescentes. Su gran interés y preocupación por su aspecto físico suele deberse a que
tienden a establecer una relación directa entre la apariencia física y la aceptación social. Al
principio, los chicos y chicas se observan y juzgan según cómo perciben que son valorados por
los demás. Progresivamente, van aceptando la propia persona a la vez que abandonan, de
manera paulatina, la dependencia de las opiniones de los otros para dar un mayor valor al
autoanálisis.
La adolescencia es un período de revisión e integración de la imagen corporal y del
autoconcepto que determinará el tipo de relación que se establece con los demás. El
adolescente encuentra dificultades para conseguir una autonomía personal, debido a las nuevas
exigencias sociales, académica..., y a que le resultan insuficientes los modelos de identificación
que hasta ahora le habían sido válidos. Es un período de progresivo afianzamiento de la
identidad individual frente a los demás, en que el adolescente tiende a adoptar ciertos
compromisos ideológicos o culturales y camina hacia la formación de un proyecto de vida más o
menos definido. Lógicamente, en esta etapa adquiere una importancia capital la orientación
personal y vocacional de los alumnos, porque de este modo se fomenta que los estudiantes
reflexionen para tomar decisiones.
Desarrollo social
Entre los 12 y los 16 años, el estudiante reorganiza sus ideas sobre el entorno social. En
sus relaciones con los demás, comenzará a tomar como referente la personalidad del otro y
percibirá que los demás sienten y piensan de manera distinta a él, gracias a la mayor capacidad
que tiene para inferir los sentimientos y pensamientos de las otras personas. Los estudiantes de
estas edades comienzan a interesarse por contextos y situaciones más amplios. Así, en ámbitos
como la economía, la política o la religión, se inician en la elaboración de una imagen de cada
sistema que les servirá de base para configurar una explicación global de la sociedad.
La familia sigue constituyendo un núcleo vital en la toma de decisiones, en la conducta y
en las motivaciones. Los adolescentes necesitan todavía el afecto y el cariño familiares, pero
rechazan las actitudes de sobreprotección. El grupo de amigos adquiere una gran importancia
en su vida, como punto de referencia en sus intercambios e interacciones sociales.
Desarrollo moral
Poco a poco el estudiante adolescente empieza a tomar decisiones de forma autónoma
sobre cuestiones personales y morales. Su madurez de juicio está muy relacionada con el
desarrollo intelectual y con el contexto social que le rodea. No obstante, no se debe establecer
una correspondencia directa entre la edad, el desarrollo cognitivo y el desarrollo moral: un
cierto nivel de pensamiento es condición necesaria, pero no suficiente, para adquirir un mayor
desarrollo moral.
El progresivo descentramiento que vive la persona en esos momentos le permitirá pasar
paulatinamente hacia posiciones morales más autónomas. Su desarrollo moral estará muy
ligado a la adopción de valores relacionados con la identidad personal. Es un momento en que,
además, los jóvenes tienden a cuestionarse muchos de los valores que habían mantenido en su
niñez. Se plantean interrogantes en torno a la existencia y tienen un fuerte sentido de la justicia
social. Comienzan a discutir la razón de algunas prohibiciones y plantean preguntas antes de
aceptar la norma. Discuten libremente sus ideas con el grupo de amigos y uno de los temas de
conversación suele ser la disciplina familiar o escolar.
Aprendizaje significativo
Por aprendizaje significativo se entiende aquel en que el estudiante, desde lo que sabe y
gracias a la manera como el profesor le presenta la nueva información, teniendo en cuenta su
capacidad comprensiva, reorganiza su conocimiento del mundo en función de los principios que
lo explican y transfiere el conocimiento a otras situaciones reales, lo que permite mejorar su
capacidad de organización comprensiva. Suele pasar por tres fases:
- Recepción activa (la motivación es la variable esencial).
- Manejo de la información (la comprensión es la variable más significativa, dependiendo
de los conocimientos previos y requiriendo una estructuración jerárquica).
- Integración de la información (lo que mejorará la memoria a largo plazo y posibilitará
ampliar los aprendizajes a otros nuevos).
Por otra parte, los aprendizajes significativos en esta etapa se basan en los siguientes
principios para recibir la nueva información:
- Asimilación activa, cuya clave metodológica es la motivación que debe activar la
atención, hacer ver la utilidad de los conocimientos y la satisfacción de aprender.
- Construcción del conocimiento, cuya clave metodológica es la activación y en la que el
profesor debe utilizar organizadores previos que recojan esquemas esenciales y los alumnos
recurrirán a conceptos inclusores.
- Diferenciación progresiva, cuya clave metodológica es la secuenciación, que disminuye
las disonancias con los conceptos previos.
Reconciliación integradora, cuya clave metodológica es la integración de conceptos y que
recurre a síntesis periódicas y a organizadores sucesivos.