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El campo de estudio de la Arqueología. Todos tenemos una idea más o menos clara
del campo de estudio de la Arqueología. Películas sobre el tema o visitas a museos y
yacimientos nos han familiarizado con esta Ciencia. Existen muchas definiciones de
Arqueología. Cada arqueólogo y cada escuela de arqueología ponen el énfasis en un
rasgo o en un aspecto de la Ciencia. Aquí hemos optado por recoger la definición
contenida en el Título V, de la Ley 13/85 de 25 de junio de 1985 que señala en el Punto
1 del art. 40: “forman parte del Patrimonio Histórico Español los bienes muebles o
inmuebles de carácter histórico, susceptibles de ser estudiados con metodología
arqueológica, hayan sido o no extraídos y tanto si se encuentran en la superficie o en el
subsuelo, en el mar territorial o en la plataforma continental. Forman parte, asimismo,
de este patrimonio, los elementos geológicos y paleontológicos relacionados con la
historia del hombre y sus orígenes y antecedentes”
1. “forman parte del Patrimonio Histórico Español los bienes muebles o inmuebles…”
En primer lugar se señala que el campo de estudio de la arqueología lo constituyen
bienes muebles e inmuebles de carácter histórico (humano). Ello implica que no se
incluyen aquéllos otros que no poseen carácter histórico. Se fija como campo de estudio
todos los bienes históricos, sean muebles (útiles, artefactos, herramientas, etc,) o
inmuebles (yacimientos, edificaciones, talleres, sitios, etc.)
a. Sin localizar
c. Ya extraídos
Los remanentes físicos, ya sean artefactos o estructuras de mayor escala, son fuentes de
información sobre las épocas en que se construyeron y operaron. Esta información es
necesaria para complementar la que proviene de documentos históricos y testimonies
orales. Hay casos en que los objetos reflejan la realidad de la época más fielmente que
muchos documentos. Podemos tomar como ejemplo de esto la información que se
desprendía de un estudio de las características de las residencias de algún municipio en
particular; probablemente ésta sea más confiable que la información del nivel
económico de la población que podríamos obtener de documentos oficiales tales como
las planillas de contribución sobre ingresos. La localización de un puente de carreteras
es resultado de la interacción de varios factores. Algunos de éstos son: la topografía del
terreno, la localización de los puntos que se desea unir por medio de la carretera, los
recursos disponibles para la construcción del puente y la carretera, el costo relativo del
puente comparado con el de la carretera, y el poder político de aquellos que se
beneficien de la ruta a mejorarse en comparación con el poder de aquellos que se
puedan sentir perjudicados y del poder de los que prefieran que los recursos se inviertan
en otra región, en otra ruta o en otro sistema de transporte que les traiga mayores
beneficios directos. Al analizar la localización de un puente con respecto a la topografía
y otros factores que son aún evidentes, podemos inferir cierta información sobre los
factores históricos y sociales presentes en la época en que se construyó.
Arqueología industrial.
Arqueología industrial = arqueología de la producción
Es aquella que se ocupa de los restos industriales, de fabricación o productivas desde
la Prehistoria hasta la actualidad.
Por todo ello, se hace necesario su conocimiento para poder interpretarlo y valorarlo
como parte de nuestra herencia histórica. Así, el primer paso es la elaboración de un
catálogo que recoja todos los restos físicos que perviven, generados por las actividades
productivas de los sectores industriales, los relacionados con los transportes y las
comunicaciones, la vivienda, los servicios de utilidad pública, los objetos de la vida
cotidiana y los tecnológicos. De tal forma el catálogo se convierte en un instrumento de
trabajo que nos permite, entre otras cosas, 1) conocer el patrimonio industrial a través
de los restos que todavía conservamos para poder interpretarlo y valorarlo como parte
de nuestra herencia histórica; 2) valorar su estado de conservación y sus usos actuales;
3) estudiar en profundidad los ejemplos más destacados; 4) declarar Bien de Interés
Cultural los monumentos más significativos o asignar cualquier otro nivel de protección
jurídica; 5) y proponer nuevos usos que permitan su conservación.
Las actuaciones más destacadas llevadas a cabo en este sentido las podemos reunir en
dos grupos. En primer lugar, aquellas fábricas convertidas en museos industriales. En
segundo lugar, se encuentran aquellas fábricas adaptadas a otros usos, como los
culturales y de servicios. En el caso del uso cultural destaca la labor realizada por las
instituciones (universidades) (ampliando el conocimiento que de estos restos poseemos
a través de proyectos de investigación e incorporando materiales, cursos y asignaturas a
los currículos universitarios). Estas intervenciones y algunas más no han evitado que el
patrimonio industrial se encuentre infravalorado y sea un desconocido para la mayoría.
Por ello, es necesario un esfuerzo por parte de todos para difundir sus rasgos y sus
peculiaridades y así gracias a su conocimiento disponer de los instrumentos adecuados y
de la sensibilidad social necesaria que evite su destrucción indiscriminada, tal y como
actualmente estamos observando.