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EL HOMBRE Y LOS MATERIALES

Autor: GUILLERMO AGUILAR SAHAGÚN

COMITÉ DE SELECCIÓN
EDICIONES
PRÓLOGO
INTRODUCCIÓN
I. DE LA EDAD DE LA PIEDRA AL ACERO
II. DEL ACERO A LOS PRIMEROS POLÍMEROS
III. POLÍMEROS Y SEMICONDUCTORES
IV. LOS MATERIALES HOY
V. LOS MATERIALES EN EL ESPACIO
RECONOCIMIENTOS
COLOFÓN
CONTRAPORTADA
COMITÉ DE SELECCIÓN

Dr. Antonio Alonso

Dr. Gerardo Cabañas

Dr. Juan Ramón de la Fuente

Dr. Jorge Flores Valdés

Dr. Leopoldo García-Colín Sherer

Dr. Tomás Garza

Dr. Gonzalo Halffter

Dr. Raúl Herrera

Dr. Jaime Martuscelli

Dr. Héctor Nava Jaimes

Dr. Manuel Peimbert

Dr. Juan José Rivaud

Dr. Julio Rubio Oca

Dr. José Sarukhán

Dr. Guillermo Soberón

Coordinadora:

María del Carmen Farías


EDICIONES

Primera edición (La ciencia desde México), 1988

Tercera reimpresión, 1995

Segunda edición (La Ciencia para Todos), 1997

Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra

—incluido el diseño tipográfico y de portada—,

sea cual fuere el medio, electrónico o mecánico,

sin el consentimiento por escrito del editor.

La Ciencia para Todos es proyecto y propiedad del Fondo de Cultura Económica, al que pertenecen también sus
derechos. Se publica con los auspicios de la Secretaría de Educación Pública y del Consejo Nacional de Ciencia y
Tecnología.

D. R. © 1988 FONDO DE CULTURA ECONÓMICA, S. A. DE C. V.

D. R.© 1997 FONDO DE CULTURA ECONÓMICA

Carretera Picacho-Ajusco 227, 14200 México, D.F.

ISBN 968-16-5265-7

Impreso en México
PRÓLOGO

Material es lo que no es espiritual: todas las sustancias con las cuales están hechas las cosas y los seres. Así, casi
lo único que identifica al campo de los materiales es su propio nombre; esto es, la etiqueta, la palabra
"materiales". Madera, plásticos, metales duros y blandos, vidrio y cerámicas, telas, las llamadas tierras raras, el
cemento, son todos ellos materiales. Su disponibilidad, sus propiedades y características físicas y químicas, sus
usos y aplicaciones son radicalmente diferentes, pero todos forman parte del mundo de los materiales. ¿Cómo
definir tan vasta extensión? Guillermo Aguilar hace bien en acudir a nuestra intuición; más aún porque cuando de
materiales se habla no siempre se incluyen todos los que, estrictamente, lo son. Generalmente se dejan fuera
elementos y sustancias que no se utilizan para la manufactura de objetos y cosas. El agua rara vez se incluye
como material, aun cuando estrictamente lo es; lo mismo ocurre con el aire que respiramos y (afortunadamente)
con la carne que nos constituye.

Dejando a un lado los problemas de definición y clasificación, y si tomamos en cuenta que el hombre es el homo
faber, el animal constructor de herramientas por excelencia, y que éstas y los objetos que con ellas se logran están
hechos de materiales, buscar paralelos entre la historia del hombre y la de los materiales no sólo es natural sino
obligatorio. Así lo bosqueja atinadamente el autor al pasearnos con rapidez por la Edad de la Piedra, del Cobre, de
Bronce, de Hierro, del Acero, y del Plástico (¿por qué no habrá la Edad de la Madera, del Papel, o del Cuero?). Su
relato sobre el descubrimiento y uso de algunos materiales es accesible e interesante, aunque quizá, para mi gusto,
hubiera resultado aún más atractivo si profundizase en la relación histórica bidireccional entre los materiales y la
organización social y económica, en particular en el caso de México.

El tránsito de las sociedades nómadas a las agrícolas sedentarias y de éstas a las urbanas industriales, modificó sin
duda la demanda de materiales, lo que a su vez fue posible gracias a la disponibilidad, domesticación y
transformación de éstos. Los grandes rascacielos y las ciudades de hoy serían imposibles sin el uso de los metales
y el concreto. La gran industria electrónica mundial no podría haberse desarrollado como lo ha hecho si no fuese
gracias a nuestro manejo de los materiales semiconductores. La producción y adquisición de este libro habría sido
otro cantar sin el papel de que está hecho. Podríamos repasar así cada área de las actividades humanas y en su
evolución trazar los cambios en el uso de diferentes materiales; cascos de embarcaciones que pasan del cuero a la
madera, de ésta a los metales y de ellos a las fibras de vidrio, incluso con algunas incursiones del concreto.
Vestidos que van del cuero a la lana y la seda, al algodón y a las fibras sintéticas (plásticos). La disponibilidad de
los materiales limita o abre posibilidades de desarrollo. El comercio y la conquista han estado ligados desde
siempre a la obtención de materiales. Hay indicios de que Colón no fue el primero en pisar tierras americanas;
probablemente los vikingos y los celtas lo hicieron antes en varias ocasiones para obtener metales americanos. En
México la Colonia no puede dejar de asociarse con la extracción minera del oro y la plata. La economía entera de
muchos países descansa en su producción de uno o unos cuantos materiales. Los nuevos permiten cubrir las
necesidades que van planteándose o cubrir las viejas a menor costo. Buscamos materiales resistentes a las altas
temperaturas para poder incrementar la velocidad de los transportes aéreos, o reducir el peso y, por ende, el
consumo energético de los transportes; fibras de vidrio que nos permitan transmitir cantidades enormes de
información de un lugar a otro empleando señales ópticas y cables de mucho menor diámetro (y peso) que los
actuales de cobre; envases de plástico más resistentes, ligeros y baratos que los de vidrio para almacenar y
transportar bebidas y alimentos.

El ascenso del hombre está marcado por una continua conquista sobre los materiales. Hasta hace muy poco, este
ascenso se realizó aprovechando los materiales disponibles en la naturaleza y buscando aplicaciones para los
descubrimientos recientes y cada nuevo material encontrado y dominado permitía desarrollar mayores avances.
Pero hoy en día este proceso empieza a sufrir un cambio cualitativo: ya no se trata simplemente de encontrar otros
usos para cada material, sino de diseñar y sintetizar los materiales más adecuados para los nuevos requerimientos.
Hoy se especifican las características del material necesario para una aplicación dada y después se fabrica.

Así, tenemos que admitir que los materiales son indispensables, determinantes para cualquier economía, y que los
avances científicos y desarrollos tecnológicos nos permiten hoy obtenerlos, manipularlos, procesarlos,
transformarlos y utilizarlos como nunca antes en la historia. Vivimos en contacto continuo con los materiales y a
todos nos cuestan más de lo que generalmente imaginamos.
Pagamos más por la lata que por su contenido; más por el envase de vidrio o de metal que por el refresco. Sin
embargo, por esas extrañas asociaciones de ideas que no siempre pueden explicarse del todo, cuando pienso en la
atención que damos en México a los materiales, frecuentemente recuerdo el título de una vieja pero excelente
película de Luis Buñuel: Los olvidados. Quizá porque creo que en nuestro país hemos descuidado su estudio
sistemático. Nos hemos preocupado muy poco por desarrollar la ciencia de los materiales, por investigar sus
límites y sus posibilidades. Y esto es paradójico, porque México tuvo durante la Colonia una importante industria
minera; incluso hoy en día, nuestro país sigue ocupando un lugar muy destacado a nivel mundial en la producción
de varios minerales. El oro y la plata fueron los principales productos de exportación de México hasta los años
cuarenta; el cobre, el cinc y el plomo (junto con el algodón), lo fueron desde fines de los cuarenta hasta principios
de los sesenta, el azúcar en los setenta y el petróleo desde mediados de dicha década. México ha sido exportador
de materias primas; con demasiada frecuencia sin agregarles valor, sin convertirlas antes en productos terminados
o semiterminados.

En México hemos prestado una atención tan marginal a los materiales que ni siquiera tenemos en claro cuáles son
indispensables para nuestros objetivos como país, para nuestra seguridad nacional; tampoco hemos estimado en
qué cantidades mínimas los requerimos, ni nos hemos preocupado por tenerlas en reserva. Prevalece entre
nosotros la imagen de que son importantes para México sólo aquellos materiales que la naturaleza nos
proporcionó en abundancia y solemos ignorar aquellos que nos permitirían generar mayores riquezas al
transformarlos, agregándoles valor, dándoles nuevos usos, independientemente de si los tenemos o no disponibles
dentro de nuestras fronteras. La riqueza de las naciones está en su tecnología, en su saber transformar los
materiales en objetos con gran demanda, y no tanto en su dotación natural de recursos (aunque es obvio que esto
último ayuda). Por esta razón, sea bienvenida la presente obra de Guillermo Aguilar que, como lo hacen ya otras
de esta bella e importante colección del Fondo de Cultura, seguramente contribuirá a despertar nuestras
inquietudes e interés por los materiales y por aprender cómo han ido y van de la mano con nuestro desarrollo
social, económico y cultural. Entre los retos que nos traerá el porvenir seguramente ocupará lugar prominente la
ya próxima revolución tecnológica en los materiales, con cerámicas y superconductores, con nuevas aleaciones,
con materiales compuestos; con una mirada más profunda a la estructura molecular. Todo esfuerzo por dotarnos
de mejores armas intelectuales para comprenderla mejor, en esencia y alcances, aunque sólo sea en algunas de sus
partes, debe ser aplaudido.

ANTONIO ALONSO C.

México, D.F., mayo de 1988.


INTRODUCCIÓN

Desde la misma aparición del hombre sobre la Tierra se dio la eterna lucha de éste por obtener una mejor manera
de vivir. Explotar los recursos naturales y transformarlos a su mejor conveniencia fue uno de sus primeros retos y
continúa siendo una de sus principales preocupaciones.

Productos evidentes del ingenio del hombre son los que ahora conocemos bajo el nombre de "materiales", a tal
punto que prácticamente nos resulta imposible imaginar actividad humana alguna en la que los materiales no sean
determinantes: muchas veces, éstos nos resultan tan familiares que ni siquiera cobramos conciencia de su
intervención en nuestra vida cotidiana.

Los grandes avances de la humanidad han sido posibles gracias a un material o a un conjunto de ellos. Para
ejemplificar, citemos algunos de los avances más espectaculares de los años recientes: los transistores, el rayo
láser o la fibra óptica.

En este libro hablaré, a grandes rasgos, de la lucha que la humanidad ha sostenido para disfrutar de los beneficios
de la explotación y adecuación de los recursos naturales.

Mi mayor satisfacción sería que quien terminara de leer este libro tuviera la sensación de haber participado en una
gran hazaña que aún no ha concluido. Si no lo consigo, esperaría al menos que los lectores se hubieran divertido.
I. DE LA EDAD DE LA PIEDRA AL ACERO

CUANDO uno se propone escribir sobre algún tema, lo más frecuente es recurrir a los conocimientos previos que
sobre los temas relacionados tenga el lector. Pero no es usual que el tema mismo a tratar se considere como
bagaje cultural del lector. Otra cosa que se acostumbra es definir de manera inicial los términos que habrán de
utilizarse. En este libro romperé con esas tradiciones. Quiero decir con esto que no daré una definición de lo que
se entiende por materiales, y recurriré a la noción intuitiva que todos tenemos de lo que es un material.

Puedo tomarme esta licencia con el convencimiento de que, de una u otra manera, cuando se habla de materiales
todo mundo tiene una idea de a qué nos referimos. Probablemente esto se ha derivado del importantísimo papel
que los materiales han desempeñado en el desarrollo de la civilización. Hagamos pues una somera revisión.

LOS MATERIALES CERÁMICOS

a) El pedernal

Si nos remontamos hasta la aparición del homo sapiens, encontramos justamente la era llamada del Paleolítico
Superior, donde podemos observar una destreza considerable en el manejo del pedernal, la madera y algunas
fibras vegetales, indudablemente los primeros MATERIALES utilizados por el hombre.

Figura 1.

Precisamente en esta época se empiezan a utilizar astas y marfiles, aprovechando que sus propiedades hacían
posible el desarrollo de nuevos utensilios para la caza, tales como puntas de lanza, cabezas de arpones, lanzas y
quizás arcos de varias piezas.

Gracias a la existencia de estos artefactos y por supuesto de los materiales que los hicieron posibles, se mejoraron
los niveles económicos y culturales, pero por otra parte, surgió la necesidad de elaborar herramientas especiales
para trabajar estos nuevos materiales. La figura 1 muestra una herramienta primitiva de piedra (¡de hace 1 750
000 años!).

Así, como satisfactor a una demanda de la humanidad, surgió un material que vendría a revolucionar la vida del
hombre primitivo: el pedernal.
Este mineral de color amarillento con vetas grisáceas y blancas tiene la propiedad de ser duro y a la vez
quebradizo, es decir, difícil de rayar y fácil de fracturar con un impacto. Para aprovechar estas propiedades se
desarrolló un alto grado de pericia, por medio de la cual los bordes de largas y estrechas hojas de pedernal eran
golpeados, y las herramientas, cuidadosamente conformadas de esta manera, se empleaban para cortar, tallar,
taladrar, pulir y raspar.

Al realizar esta tarea, el hombre primitivo observó que cuando se golpeaba el pedernal con ciertas piedras y de
cierta manera surgían chispas, hecho que habría de marcar otro gran paso en la historia de la humanidad.

Por este tiempo también hicieron su aparición las herramientas y artefactos compuestos de varias piezas de
materiales diferentes, en los que se aprovechaban las propiedades de cada uno de ellos para la función más
adecuada a realizar. Las primeras lanzas en las que el mango, la punta y la sujeción eran de materiales distintos
son un ejemplo.

Las necesidades humanas no son sólo las de supervivencia. También lo son las expresiones artísticas y de ornato,
y los materiales no han permanecido ajenos a ello.

Figura 2.

Una muestra de la combinación de materiales diferentes y de gran contenido estético es la que se presenta en la
figura 2, que es un cuchillo cuya hoja es de pedernal y su mango de marfil. Los relieves representan a los egipcios
del delta del Nilo remontando el curso del río con sus naves; se estima que es anterior al periodo dinástico, es
decir, antes del siglo XXX a.C. ¿Cómo se habrán hecho los relieves en el marfil?

Simultáneamente, se empezaron a utilizar principios mecánicos elementales como la rotación y el


apalancamiento. Estos adelantos, que ahora nos parecen tan triviales, tuvieron un papel decisivo para el desarrollo
futuro de la humanidad, ya que le permitieron adaptar de manera útil su modo de vida a los grandes cambios que
representaban el clima, el medio ambiente y la vida silvestre.

Los materiales fueron particularmente favorables al hombre en la búsqueda del alimento que le permitiría
sobrevivir. Vivía de la pesca, de la recolección de plantas y frutos y sobre todo de la caza, de la cual obtenía no
sólo carne y grasa sino también huesos y astas para herramientas y combustible, es decir, también conseguía
materiales. Además, adquiría pieles y tendones para fabricar sus vestidos y tiendas. Con objeto de llevar a cabo la
caza de las diferentes especies existentes tenía que desarrollar nuevos equipos, ya que no era lo mismo cazar un
mamut que un bisonte, un caballo salvaje, un reno o un ciervo, de manera que tuvo que desarrollar nuevos
métodos y equipos especiales para la caza según la especie.

Los hábitos de las distintas presas animales determinaban el modo de vida del hombre y aun su situación. Con
frecuencia los poblados eran campamentos provisionales situados cerca de los lugares frecuentados por las
distintas presas según la estación, lo que obligaba a que los cazadores fueran de aquí para allá dentro de un
territorio determinado. En la actualidad subsiste muy poco de sus frágiles tiendas y abrigos, aunque se han
localizado algunos grupos de chozas subterráneas. Particularmente en algunas regiones calizas de Europa, donde
existen cuevas naturales, se observa que éstas fueron empleadas como bases permanentes o refugios en el
invierno.

De esta misma época se tienen muestras de manifestaciones artísticas en las que se puede observar que la práctica
del enterramiento ceremonial de los familiares da cuenta de una creencia en otra vida después de la muerte. La
indicación más significativa del desarrollo de ideas mágicas y religiosas, se presenta en el arte del Paleolítico
Superior europeo, que se desarrolla tomando formas diversas: alto y bajorrelieves en tallas y grabados sobre
herramientas, armas, cantos rodados, esculturas en hueso, astas, marfil y piedras, así como moldeados en arcilla, y
lo más notable de todo, tallas y pinturas en los muros y techos de profundas cuevas del centro y sur de Francia y
del norte de España. También existen evidencias de que el arco y la flecha fueron las principales armas de caza, y
es característico del Mesolítico el uso de puntas de pedernal pequeñas y finas incrustaciones en mangos de
madera o hueso. Las comunidades nórdicas europeas se distinguen por el amplio uso que hicieron de la madera
como materia prima y por haber introducido el hacha de carpintero.

b)La alfarería (cerámica)

Pasemos ahora a ver cuáles fueron los avances en el Neolítico. Las herramientas de los campesinos de la Europa
neolítica se limitaban a hoces, hachas y azadones que eran de pedernal u otra piedra afilada y pulimentada, arte en
el cual, como ya lo mencionamos, se alcanzó gran destreza, muy especialmente en el norte de Europa. En el
Neolítico surgió en Europa la cerámica. Cada grupo local llegó a tener su propio estilo de vasijas. Casi no había
armamento porque las productivas comunidades agrícolas de aquel periodo vivían aisladas y eran prácticamente
autárquicas; el comercio se limitaba principalmente al pedernal u otras piedras de alta calidad y ocasionalmente a
artículos de lujo. Los proveedores de pedernal y de otras piedras muy probablemente eran especialistas de la
comunidad u hombres organizados por su cuenta, que obtenían alimento mediante el trueque de sus productos.

Después del tallado de la piedra, la siguiente destreza (tecnología, diríamos ahora) para manejar materiales
inorgánicos fue probablemente la selección y molienda de colores minerales para pigmentos, que fueron
utilizados con carácter decorativo o ceremonial, como se muestra en la pintura rupestre reproducida en la figura 3.
Es muy notorio en esta época que la gran mayoría de las pinturas sean representaciones de los animales que el
hombre cazaba y de los cuales dependía para su alimento y vestido. Antes del Neolítico, en muy pocas ocasiones
el hombre primitivo retrató a sus semejantes.

Figura 3.

Por lo que toca a lo que podríamos llamar la artesanía doméstica, hay que destacar los tejidos de lino, a veces de
muy buena calidad; los trabajos en madera, entre los que destaca la manufactura de tazas y cuencos para uso
doméstico, así como la construcción de cabañas y embarcaciones y la cestería y los trabajos con cortezas
vegetales y cuero.

LOS METALES

En la búsqueda de piedras útiles para la fabricación de sus primeras herramientas, seguramente el hombre topó
con algunos terrones de cobre y de oro maleables, ya que la naturaleza suele proveerlos de esta manera.

Los objetos metálicos más antiguos conformados artificialmente de los que se tiene noticia son unas cuentas de
cobre encontradas en el norte de Irak; se calcula como fecha probable de su manufactura entre el octavo y noveno
milenio a.C. Al parecer, estas piezas son de cobre natural y fueron conformadas mediante martillo y yunque.

También se tiene información de que en la región de los Grandes Lagos en Estados Unidos los nativos utilizaron
cobre natural alrededor del segundo milenio a.C. Por otra parte, existen evidencias de que el hombre manipuló
compuestos metálicos con mucha anterioridad a las fechas mencionadas. La figura 4 muestra un antiquísimo
jarrón de cerámica decorado con óxidos metálicos. Esta pieza actualmente se encuentra en el Museo de Louvre,
París, y data del cuarto milenio a.C.

Figura 4.

En la actualidad podemos explicar con bastante claridad cómo ocurrió esto. En la naturaleza, la mayoría de los
metales aparecen abundantemente sólo en forma de compuestos minerales, tales como óxidos, carbonatos,
sulfatos, etc., es decir, es muy escaso el metal puro, el que aquí llamaremos natural.

En general, estos compuestos no poseen la maleabilidad del metal natural: son de distinta densidad y de colores
más llamativos, por lo que indudablemente despertaron la curiosidad del hombre primitivo. En el caso particular
del jarrón de Susa que se muestra en la fig. 4 es altamente probable que haya sido elaborado con dos tipos
distintos de "cerámica", un barro normal para el cuerpo del jarrón y algunos trozos de piedras diferentes para
decorarlo, que resultaron ser óxidos metálicos que al ser sometidos al recocido de todo el jarrón probablemente
fueron fundidos o estuvieron muy cerca de serlo. Este procedimiento estaría de acuerdo con la hipótesis de
algunos arqueólogos que afirman que el proceso de fundición fue descubierto hacia el año 5 000 a.C. en alguna
alfarería. Esta hipótesis es muy plausible y tiene como fundamento lo siguiente:

Para separar el metal del mineral se requiere de temperaturas muy elevadas que no son fáciles de obtener
directamente al fuego, mientras que el cocido del barro en las alfarerías se efectúa en hornos que tienen el fuego
confinado, donde se alcanzan temperaturas un poco mayores que resultan ser lo suficientemente elevadas para
trabajar los óxidos, aunque no lo son para fundir el cobre.

De hecho, aún en la actualidad no es clara la manera en que el hombre empezó a servirse de los metales. Una
apreciable cantidad de datos colectados por los arqueólogos y que se muestran resumidos en el cuadro 1 parecen
sugerir que el hombre empezó por "golpear y martillar" el oro y el cobre nativos o el hierro de los meteoritos,
pero no comprendió la utilidad y carácter de estos nuevos materiales hasta que aprendió a fundir y moldear
algunos de ellos. Indudablemente que el paso crucial fue el descubrimiento de la fundición, lo cual hizo del cobre
el primer metal industrial y propició el veloz descubrimiento del plomo, la plata, el estaño y probablemente el
hierro.

El cuadro 2 presenta la evolución temporal de las tres principales artes pirolíticas, a saber: alfarería, metalurgia y
vidriería, y los lugares donde es más probable que se hayan desarrollado.

Resulta fácil comprender la dificultad para precisar estos hechos cronológicamente. Sin embargo, si se pretende
establecer algún orden en el desarrollo que condujo al hombre a dominar lo que hoy conocemos como metalurgia,
se pueden distinguir cuatro etapas:

Cuadro 1. Sitios y fechas aproximadas en las que se han encontrado metales antiguos.
Una muestra de los metales con mayor antigüedad.

Sitio Fecha aproximada a.c. Objetos

Sialk I-III ( Irán ) 4500-4000 Objetos de cobre, botones de plata


Arpachyah ( Irak ) Finales del quinto milenio Piezas de plomo, objetos de cobre
Chagar-Bazar ( Irak ) Finales del quinto milenio Cuentas de cobre
Mesin ( Anatolia ) Finales del quinto milenio Objetos de cobre
Beycesultan ( Anatolia ) Finales del quinto milenio Anillos de plata, objetos de cobre
Chagar-Bazar ca. 3000 Cúmulos de hierro terrestre
Espada u hojas de daga de hierro
Tell Asmar ( Irán ) ca. 2700
terrestre

1) Martilleo forjado en frío: se puede considerar una técnica propia de la Edad de la Piedra, que aplicada al cobre
natural posibilitó la obtención de piezas tales corno cuentas, punzones, agujas o arillos de dimensiones pequeñas.

Cuadro 2. Evolución de las primeras industrias mineras que utilizaron fuego.

Alfarería Metales Esmaltes, pinturas y vidrios

Ocre usado
en prácticas
funerarias;
cuevas
pintadas
Anterior a empleando
6000 a.c. óxidos
triturados.

Hallazgos de
colorete y
sombra para
los ojos que
muestran
polvo de
hematita,
galena y
malaquita.

La alfaraería 6000-5500 a.c.


de Çatal
Hüyük Tubos de cobre
muestra fases Çatal Hüyük.
de la
evolución de
la alferería.

5000-4500 a.c.
Alfarería
original de Primer metal
Jarmo, acumulado en
mercaderías Anatolia e Irán
rojas de que indica el
Sialk usando uso de cobre
óxido de templado
fierro. martillado.

4000 a.c.

Objetos de
Cast Halaf y
Hornos Sialk indican Vidrios de
cerrados en fusión de Badaria en
Sialk III. cobre, fusión Egipto
de plomo y contienen
Utensilios plata. Gran mineral
Halaf cantidadde aglomerado y
polícromos metal álcalis en
que encontrado en depósitos
conservan Irán. En cerrados a
formas Badarian, temperaturas
metálicas. Egipto, se no mayores a
muestran las 850°C.
primeras
evidencias de
cobre.
3500 a.c.

Piezas de cobre
fundidas
dispersas en la
meseta Near
Los Eastern
utensilios de contienen Escorias
Ubaid muchas empiezan a
muestran la impurezas, sugerir la
utilización particularmente naturaleza de
de altas arsénico, los vidrios.
temperaturas, plomo, níquel
primeros y estaño. El azul
indicios del Objetos de egipcio entra
proceso de hierro de a la moda.
reducción. meteoritos
encontrados en
Gerzeh. Nueva
metalurgia
gradualmente
diseminada por
Egipto, junto
con otras
influencias de
Mesopotamia.

3000 a.c.

La edad de los
metales inicia
una gran y
floreciente
expansión en
Mesopotamia
con la
aparición
inicial del
bronce. A
partir de ahí se
Torno de mantiene la Cuentas de
alfarero fuerza vidrio
aparece para industrial. aparecen en
el uso en Piezas fundidas Egipto,
Amouq y en de bronce- pronto
otra parte. plomo de Uruk aparecerán
dan curso para tambieén en
los bronces- Mesopotamia.
estaño puros de
Ur. Desarrollos
similares en
Siria,
Azerbaijan y
otros lados. La
plata es medio
de intercambio,
aparece el oro
en estatuas y
joyería. Bronce
y plomo
dominan en
piezas
fundidas.
Herramientas
de metal para
cortado,
excavación y
moldeo son
comunes en la
fase Jemdet
Nasr.

Piezas de
vidrio,
utilizando
2500 a.c.
colores
matálicos,
empiezan a
florecer en
Egipto.

2000 a.c.

El comercio en
metales está
diseminado en
el Oriente
Medio.

2) Recocido: la aplicación moderada de calor que permite el reblandecimiento del metal a fin de facilitar su
conformación mediante el martilleo. Indudablemente esta técnica fue el antecedente directo de la fundición.

3) Fundición: fue posible cuando el hombre aprendió a confinar el calor para que alcanzara temperaturas cada vez
mayores, hasta lograr que el metal fuera "líquido", condición que le impuso o le sugirió la necesidad de darle
forma una vez que se enfriara, lo que desembocó en la cuarta y última etapa.

4) Moldeo: para darle una forma específica al metal ya fundido es preciso depositarlo en algún recipiente
adecuado que lo aloje mientras se lleva a cabo el enfriamiento con la consecuente solidificación del metal.
Entretanto, cabe la posibilidad de utilizar el martilleo para obtener la forma deseada.

¿Cómo se fueron alcanzando cada una de estas etapas? ¿En qué materiales fue más rápido su desarrollo? Son
preguntas cuyas respuestas distan mucho de ser categóricas, y lo más que se puede hacer al respecto es continuar
investigando y plantear ciertas hipótesis lógicas como la siguiente: una de las propiedades fundamentales para
distinguir y denominar los distintos metales es sin lugar a dudas la temperatura a la cual ocurren las distintas
transformaciones que los caracterizan, ya sea que se trate de separar el metal nativo del mineral, de la
transformación de sus óxidos u otros compuestos o de alcanzar su punto de fusión. Si se considera, como ya lo
hemos indicado en este libro, que el paso crucial es el descubrimiento de la fundición, resulta lógico suponer que
la Edad del Cobre precedió a la Edad del Hierro por algo así como 4 000 o 5 000 años, ya que el cobre funde a 1
083 °C mientras que el hierro lo hace a 1 537°C.

El hombre que enfrentó primero el problema de la fundición no se encontró con materiales aislados que funden a
temperaturas bien definidas. Por el contrario, tuvo frente a sí a todos los materiales, y sin saberlo fue testigo de
hechos como estos: a 100°C, en algunos materiales aparecen capas de óxido; las piritas y el óxido de plata
empiezan a descomponerse a 330°C mientras que el estaño y el plomo puros ya se fundieron. 500°C es la
temperatura a la que recristalizan y se reblandecen el cobre y el bronce. Cuando se alcanzan 600°C, los barros de
alfarería se endurecen, algunos de ellos presentan un acabado vítreo y algunos vidrios ya se pueden moldear a esta
temperatura.

Fue así, de manera empírica, como el hombre fue descubriendo materiales y estableciendo la manera de producir
cambios en ellos. La importancia de muchos de estos materiales y procesos debió pasar inadvertida hasta que
algún hecho repetido de manera casual o premeditadamente les dio la relevancia que ahora tienen.

Tal vez el caso más sobresaliente corresponde al zinc, que fue utilizado largo tiempo y sin saberlo en una aleación
(el latón), mucho antes de que se le descubriera como metal.

Digno también de atención resulta el estaño, cuyos orígenes son sumamente nebulosos. Sin embargo, su
importancia en el desarrollo de la humanidad llega al punto de marcar en una aleación con el cobre toda una era
en la historia: la Edad del Bronce.

Cabe señalar en este punto que por aleación se entiende la composición metálica obtenida por la fusión y mezcla
íntima de dos o más metales. También se consideran aleaciones a las soluciones de metaloides en metal, como el
caso del carbono en el hierro para dar origen al acero.

LA EDAD DEL BRONCE

Abarcó todo el segundo milenio y parte del primero a.C. La importancia del cobre y del bronce (aleación de cobre
y estaño), radica sobre todo en la reorganización básica de la estructura social y económica que su adopción trajo
consigo. Dada la escasez de los yacimientos de cobre y más aún de los de estaño y oro, se inició un gran comercio
de estos metales con anterioridad a la existencia de la industria del bronce, de modo que las rutas comerciales se
hicieron no sólo para transportar minerales y productos acabados sino también para un muy intenso intercambio
de ideas de otro tipo, En el Neolítico, las comunidades campesinas aisladas continuaron su género de vida; en la
Edad del Bronce se establecieron contactos con comunidades vecinas o alejadas. Los grupos aislados dependieron
cada vez más del exterior para equiparse, y de organizaciones sociales poderosas para su seguridad. Nuevas zonas
adquirieron importancia, ya fuera porque poseían los minerales básicos, o bien por su excelente situación en las
rutas de comercio. Consecuentemente, sus pobladores se enriquecieron, y debido al monopolio del suministro y
distribución de los metales se hicieron políticamente fuertes. La conservación de su poder fue debido en gran
parte a las armas metálicas que poseían. Al mismo tiempo, la sociedad se fue dividiendo en clases, destacándose
la casta guerrera, en cuyas manos estaba la autoridad política.

Simultáneamente, las civilizaciones del Cercano Oriente habían desarrollado el arte de trabajar los metales, de
modo que éste fue introducido en Europa donde las culturas minoica y micénica de Creta y Grecia dieron gran
impulso al desarrollo de la industria. Ésta se basó en el cobre, el oro y el estaño procedentes de Irlanda, norte y
suroeste de Britania, Bretaña, noroeste de España, Bohemia, Hungría, este de los Alpes y norte de Italia. Por otra
parte, se comerciaba con el preciado ámbar, por rutas que, desde Jutlandia, ascendían por los ríos Elba y Saale
hasta la Europa central, el paso Brennero y bajaban por el río Po hasta el Adriático. Así se constituyó el eje de una
complicada red comercial que iba de Irlanda al Mediterráneo y de España a Escandinavia.
De esta manera surgió la primera comunidad de artesanos del bronce, altamente desarrollada y, podría decirse, de
carácter internacional. En esta comunidad, el secreto de manejar el bronce pasaba de generación en generación.
Al mismo tiempo, se desarrollaron métodos de minería, aleación y fundido, conocimientos que se extendieron
muy rápidamente.

En el inicio de la Edad del Bronce los materiales se emplearon, más que en los utensilios de valor económico
directo, en la fabricación de puntas de lanza, dagas y espadas cortas, hachas que probablemente eran a la vez
armas y objetos de culto y herramientas, así como en la confección de ornamentos personales.

Por lo que toca a la construcción, el monumento más impresionante de esta época es el extraordinario santuario de
Stonehenge, consagrado al Sol. La habilidad mostrada en su construcción confirma que hubo contactos entre los
ricos jefes guerreros de Wessex (Inglaterra) y la Grecia micénica. La idea de templos abiertos procede, sin
embargo, de las tradiciones autóctonas de finales del Neolítico, mientras que los relieves de hachas en las piedras
Stonehenge son un eslabón con Escandinavia, donde se encuentran representaciones similares y el ritual de las
hachas asociado con otras formas de simbolismo solar. La creencia de que el Sol recorría el cielo en una lancha o
en un carro tirado por caballos se haya reflejada en los grabados de las rocas y en los modelos rituales, aunque no
hay indicación de que los objetos de estos cultos fueran considerados dioses con cualidades o formas humanas. El
oro y el ámbar, que desempeñaron un papel tan importante en el comercio de la Edad del Bronce, quizá debieron
su popularidad a las propiedades religiosas o mágicas que los hombres les atribuían. Aquí cabe recordar que el
ámbar frotado con piel de gato fue el origen de lo que ahora conocemos como electricidad.

La caída de la Grecia micénica y la adopción del hierro en substitución del bronce en el Mediterráneo oriental,
hacia el año 1000 a.C., originó la decadencia de las viejas rutas comerciales y el colapso de los mercados. Su
producción se limitó ahora a atender el consumo local, y por primera vez hubo metal en abundancia para la
fabricación de utensilios domésticos, herramientas para artesanías y utensilios para la agricultura (Figura 5).

Figura 5.

Al mismo tiempo, se adoptó un sistema más avanzado de agricultura sedentaria, basado en el arado y en el cultivo
intensivo de tierras acotadas. Con esto se sentaron las bases de la agricultura para los siglos posteriores. Con los
nuevos materiales, los vehículos de rueda fueron mejorados y se utilizó el caballo para los viajes y los transportes.
Asimismo, apareció la espada larga cortante, que vino a revolucionar el arte de la guerra. Las marcadas divisiones
sociales de la Edad del Bronce casi desaparecieron y la mayor riqueza estuvo mejor distribuida entre todos.
También se introdujo un nuevo rito funerario en forma de cremación con cementerios y urnas, en los cuales solía
haber hasta 300 o 400 sepulturas, sin duda pertenecientes a aldeas enteras. De ahí que a estas culturas se les llamó
culturas de las urnas. Fueron ellas las que dominaron el último periodo de la Edad del Bronce en Europa, que va
desde el año 1000 hasta el 600 a.C.

Esta fue una época de emigraciones masivas causadas fundamentalmente por dos factores: la expansión territorial
de los pueblos de las urnas y un ansia creciente de nuevas tierras.

La gran mayoría de estos desplazamientos fueron debidos, sin duda, al grupo de las urnas, que se situaba al norte
de los Alpes y alcanzó gran preminencia durante el siglo VII a.C., gracias a que introdujeron la manufactura del
hierro así como a la llegada de una poderosa aristocracia de príncipes guerreros procedentes del este. El hierro, a
diferencia de los metales anteriores, repercutió inmediatamente en la economía rural. En comparación con las
minas de cobre y de estaño, los yacimientos de hierro eran sumamente abundantes y fáciles de explotar. Por otra
parte, el proceso de forja del hierro no requería la técnica especializada de la fundición del bronce, así que cada
comunidad pudo tener sus herrerías locales, cuyos productos eran tan baratos que estaban prácticamente al
alcance de todas las clases sociales tanto para uso industrial como doméstico. La agricultura se benefició
grandemente con el nuevo metal, ya que era de gran utilidad para rejas de arados, hoces, guadañas y podadoras
que se utilizaban para la siega de cereales y forrajes para el ganado. Igualmente se hizo posible la fabricación de
gran variedad de herramientas nuevas para carpintería y carretería.

La cultura de Hallstatt de la Edad del Hierro surgió de la fusión de los pueblos de las urnas transalpinos con la
casta guerrera inmigrante. A esta cultura debemos la aparición de la historia escrita, pues se trata de los celtas
citados por Herodoto y los escritores griegos y romanos posteriores. Gracias a estos autores estamos al tanto de
los aspectos materiales y económicos de la vida de aquel pueblo, conocemos su lenguaje, sus instituciones
sociales y sus ideas religiosas. Los celtas constituyeron la primera verdadera nación de la prehistoria europea; se
componían de gran variedad de tribus unidas por un lenguaje, una estructura social y una tradición comunes.

Los grupos de Hallstatt empezaron a ejercer un dominio en una zona muy extensa de Europa durante los siglos
VII y VI a.C., y finalmente ocuparon buena parte de Alemania, los Países Bajos y la Britania Meridional,
dirigiéndose por el sur de Francia hasta España. Su economía se basó principalmente en la agricultura sedentaria.
En las tumbas de los jefes guerreros Hallstatt, se dejaba junto al muerto un carro de cuatro ruedas muy engalanado
y toda clase de armas, vasijas de cerámica, alimentos e incluso artículos exóticos que demuestran el alcance de
sus tratos comerciales.

LOS POLÍMEROS

Proteínas, celulosa y almidón son materiales que han estado con el hombre desde siempre, así como en árboles,
arbustos y plantas de todo tipo han estado las resinas y la lignina. A pesar de ello el hombre no cobró conciencia
de su importancia y tal vez ni siquiera de su existencia, sino hasta hace menos de un siglo. Por esta razón, estos
compuestos no fueron protagonistas centrales de esa época de empirismo de los materiales.

Todo parece indicar que estos materiales fueron descubiertos por el hombre cuando éste ya habitaba América. A
nuestro continente le correspondió ser el escenario de la aparición de los polímeros.

Se tiene información de que durante su segundo viaje a América, Cristóbal Colón quedó maravillado al ver que
los nativos jugaban con una bola negra cuya elasticidad era realmente notoria. Los nativos se referían a este
material con un vocablo parecido a "koo-choo", que se transformó en "caucho", nombre que hasta la fecha se usa
en varios países de habla hispana a excepción de México, donde lo denominamos hule, de la voz nahua ulli, de
donde proviene también el nombre que se ha dado a la cultura olmeca, voz que significa "habitante del país del
hule".

En México, además de la planta Castilla elastica Cerv. —la usada por los antiguos mexicanos—, existe un
arbusto que produce hule de muy buena calidad: el guayule.

Este material, cuyas características más notables son la impermeabilidad y la elasticidad, es producido por más de
1 000 plantas distintas. Las principales de ellas son la Hevea brasiliensis, que abunda en el valle del Amazonas
(Brasil); el guayule que ya mencionamos; el llamado árbol de la goma en la India, que es una especie de higuera,
y otros árboles y enredaderas del África. A partir de 1875 existieron plantíos de Hevea en Ceilán, Málaga,
Sumatra, Java e Indochina.

El hule se obtiene del látex que segregan estas plantas al hervir su corteza. Este látex contiene diminutas
partículas que van creciendo bajo la acción del calor. Éste es propiamente el hule.

Este capítulo distaría aún más de ser completo si se omitiera uno de los materiales más antiguos y más bellos que
vino a satisfacer una de las demandas más perentorias de la humanidad y que aún en nuestros días goza de
especial aprecio. El material que ha requerido tanto preámbulo para su presentación es la seda. Cuenta la leyenda,
ignoro si se conoce la historia, que en el siglo XXVI a.C. la princesa Liu-Tsu, que al casarse con el emperador
Huang-Ti tomó el nombre de Si-Ling-Chi, ideó tejer las hebras que hilaban en sus capullos los gusanos de seda.

Por mucho tiempo esta "tecnología" permaneció en poder exclusivo de China, de donde pasó a India, Persia y
Japón. Posteriormente se conoció en Roma y llegó a Grecia con anterioridad a Alejandro Magno. El cultivo del
gusano de seda llegó a España en el siglo VIII, a Sicilia y a Nápoles en el siglo XII y a Francia en el siglo XVII.
Se han hecho muchas tentativas para criar gusanos de seda en otras zonas de Europa y América, pero sin mayor
éxito.

En esta revisión somera que hemos hecho del concepto de material y su evolución a través del tiempo queda,
entre otras cosas, plenamente justificado el no haber dado una definición precisa de lo que es un material, ya que,
como hemos visto, todos tenemos una idea intuitiva de lo que esto es.
II. DEL ACERO A LOS PRIMEROS POLÍMEROS

EN El capítulo anterior hemos descrito someramente cómo el hombre fue satisfaciendo sus necesidades mediante
el manejo de nuevos materiales, que, en la inmensa mayoría de los casos, le eran proporcionados directamente por
la naturaleza. Como ya lo hemos mencionado, esto no quiere decir que los metales en sí se encuentren en estado
natural, pues salvo el mercurio, el oro y en ciertos casos el cobre y la plata, la mayoría de los metales se
encuentran en estado combinado en forma de minerales. Los más importantes, en razón del papel que han
desempeñado en la obtención de cobre, plomo, cinc, estaño y hierro se muestran en el cuadro 3.

En términos generales, se puede decir que de estos minerales es posible extraer los diferentes metales mediante el
proceso llamado de reducción por carbón, y justamente gracias a ello fue que hacia el tercer milenio a.C., todos
estos metales ya eran conocidos para el hombre.

Cuadro 3.

Cobre ( Cu ) Plomo ( Pb )

Cuprita Cu2O Cerusita PbCO3


Malaquita CuCO3Cu (OH)2 Galena PbS
Calcocita Cu2S Anglesita PbSO4
Calcopirita Cu FeS2

Cinc ( Zn ) Hierro ( Fe )

Esfalerita ZnS Hematita Fe2o3


Calamina Zn4(OH)2Si2O7·H2O Magnetita Fe3O4
Cincita ZnO Limonita Fe2O3H2O
Willemita Zn2SiO4 Siderita FeCO3

Estaño ( Sn )

Casiterita SnO2

El proceso de reducción por carbón consiste, grosso modo, en lo siguiente: cuando un mineral que contiene
oxígeno (hematita, cuprita o casiterita) es calentado en presencia de carbón, éste captura parte del oxígeno que se
libera y ambos se combinan, produciéndose algún compuesto de oxígeno y carbono y dejando al metal libre de
oxígeno, es decir, puro. En el caso de la hematita, por ejemplo, la reacción química que se lleva a efecto es la
siguiente:

He aquí pues, una posible explicación de la manera casual en la que el hombre llegó a la Edad del Hierro. Ya
hemos visto cómo el hombre aplicó el fuego para tratar los distintos materiales de que iba disponiendo, dando
origen a lo que hemos denominado "artes pirolíticas". Cabe suponer que este fuego lo producía por la combustión
de madera o incluso carbón de piedra, y muy probablemente en configuraciones tales que favorecían la mezcla de
mineral con la fuente de calentamiento. El resultado empírico fue que el mineral resultaba beneficiado o reducido
(términos actuales para describir este proceso).

Experiencias similares debieron dar por resultado el descubrimiento del cinc, estaño, plomo y plata. Resulta
oportuno en este punto hacer la observación de que, salvo el hierro, ninguno de los metales que inicialmente
conoció el hombre son de los que más abundan en la naturaleza. Más de la mitad de la corteza terrestre está
constituida por sólo siete elementos, a saber: silicio (Si), 27.6%; aluminio (Al), 8.1%; hierro (Fe), 5.1%; calcio
(Ca), 3.6%; sodio (Na), 2.8%; potasio (K), 2.6% y magnesio (Mg), 2.1%.

¿Cuál sería, entonces, la razón por la cual, siendo tan abundante el aluminio, no fue de los primeros en
descubrirse? La respuesta la encontramos en los párrafos anteriores, pues resulta que no es posible reducir el
aluminio por carbón y consecuentemente, el hombre no pudo realizar un descubrimiento casual de este proceso
tan valioso.

Estos hechos dan pie para concluir que en el desarrollo de la humanidad ha resultado definitivo no sólo el que la
naturaleza proporcione de manera más o menos directa un determinado material, sino también que el hombre
realice el descubrimiento de los procesos para transformar los materiales.

¿HIERRO O ACERO?

En relación con la Edad del Hierro, son muchos los metalurgistas de la época actual que se han planteado y
tratado de explicar una serie de dudas que surgen justamente ahora que disponemos de mayor información sobre
lo que es el hierro y sus compuestos. Una de estas preguntas, tal vez de las más profundas, es la siguiente:
actualmente sabemos que, en buena medida, las propiedades mecánicas del hierro puro son inferiores a las que
presentan el cobre y el bronce. Así pues, ¿cómo es que el hierro pudo llegar a sustituir a esos materiales?; y, por
consecuencia, ¿cómo es posible que se haya considerado que el paso de la Edad del Bronce a la Edad del Hierro
fue un avance sustancial en la historia de la humanidad?

En primer lugar, cabe mencionar que la secuencia histórica Edad del Bronce a la Edad de Hierro no es
universalmente aceptada y existen bastantes estudios que presentan hechos bien fundamentados que se oponen a
ella. T. A. Wertime lo resume de esta manera: "... las 'edades' según los metales son clasificaciones útiles para una
visión general de la historia, pero no dicen nada acerca de los verdaderos orígenes de la metalurgia."

En segundo lugar, y considerando como válida la sustitución del bronce por el hierro, es posible explicarla de la
manera siguiente: el hierro aparece inicialmente como producto de reducción de sus minerales, proceso que
requiere de una temperatura menor que la del punto de fusión. El resultado de esto es una esponja metálica que, al
ser martillada, se libera de sus escorias y permite formar una masa compacta y dúctil. Prueba de ello serían las
muestras que se han encontrado y a las que se les ha asignado, de acuerdo a técnicas actuales, un origen que data
del tercer milenio a.C. Pero además, y como lo mencionamos al iniciar este capítulo, el proceso de reducción por
carbón consiste precisamente en el calentamiento en presencia de este elemento, y sabemos que si al hierro se le
da un tratamiento consistente en elevar su temperatura y en presencia de carbón, lo que se obtiene es justamente el
acero. Es decir, es altamente probable que lo que el hombre del siglo XV a.C. conoció y manipuló haya sido lo
que hoy conocemos como acero al carbón y no el hierro. La figura 6 muestra una espada corta del año 800 a.C., o
aún más antigua. La hoja es de acero al carbón endurecida por tratamiento térmico y el mango está formado por
varias piezas de hierro. Algunas de ellas son piezas forjadas.

No sería remoto que en este proceso de consecución del acero se hubiera tenido el convencimiento de que el
simple calentamiento de los minerales seguido del enfriamiento consecuente diera por resultado un nuevo
material, quebradizo a veces, más duro y menos maleable que el cobre, menos útil que el bronce pero más
abundante y fácil de obtener.
Figura 6.

Pronto debió haberse observado que si el calentamiento se prolongaba, se mejoraba la condición de fragilidad y se
aumentaba notoriamente su dureza. Esto no podía ser otra cosa que el "resultado obvio" de la purificación del
material, es decir, se pensaba que el acero era una forma más pura del hierro.

LOS ACERO DE DAMASCO

Estas ideas prevalecieron hasta finales del siglo XVIII, cuando el metalurgista sueco Swen Rinman, en 1774,
logró establecer ya de una manera científica que la diferencia entre hierro dulce, acero y hierro colado radica
fundamentalmente en la cantidad de carbón que entra como aleante con el metal. Este descubrimiento empezó a
dar luz sobre lo que por muchos años constituyó un gran misterio, conocido como el misterio de los aceros de
Damasco, sobre los cuales existían consejas de todo tipo, como veremos en seguida.

Los aceros de Damasco son famosos por su resistencia, dureza y por la belleza de sus marcas. Las descripciones
más antiguas sobre ellos datan del año 540 de nuestra era, pero seguramente se utilizaron desde la época de
Alejandro Magno, es decir alrededor del año 330 a.C. Durante las Cruzadas, los europeos encontraron en
Damasco espadas y dagas con propiedades excepcionales y por ello fue que se difundió este nombre a pesar de
que el acero de que estaban hechas provenía de la India, donde se conocía con el nombre de wootz. Se cree que las
mejores hojas de acero fueron forjadas en Persia con el wootz proveniente de la India, material que también se
usó para hacer armaduras. Entonces, bien pudieron llamarse aceros de la India o de Persia.

Las propiedades excepcionales de este material se traducían en superioridad guerrera, pues influía de manera
decisiva tanto en la protección como en la acción de ataque. Estos motivos fueron suficientes para alentar a los
europeos a indagar sobre la fabricación de esos aceros, y fue en esa búsqueda que se encontraron con una serie de
leyendas o consejas tan inverosímiles como las siguientes: "el acero debía ser templado", es decir enfriado
bruscamente, "con los orines de un niño pelirrojo", o bien "con los orines de una cabra de tres años que hubiera
sido alimentada por tres días sólo con helechos". Otros procedimientos igualmente fantásticos eran más
detallados, como el siguiente: "el acero debe calentarse hasta que cese de brillar, justo como la salida del sol en el
desierto; después de esto debe enfriarse hasta que llegue al color púrpura de rey y, en esta condición, insértese en
el cuerpo de un esclavo lo más musculoso posible, así la fuerza del esclavo será transferida a la hoja de acero, lo
que se traducirá en la resistencia del metal".

Por muchos años y con estos procedimientos o tal vez otros similares, muchos herreros, forjadores y aun
científicos de renombre intentaron reproducir las propiedades de los aceros de Damasco. En 1819 el científico
inglés Michael Faraday publicó un artículo, en el que proponía como solución al problema la adición al acero de
pequeñas cantidades de sílica y alúmina. La propuesta no tuvo éxito pero consiguió inquietar a Jean Robert
Breant, a la sazón inspector de ensayos de la casa de moneda de París, para que éste iniciara una serie de
experimentos consistentes en añadir distintos y variados elementos al acero. Para 1821, Breant había llegado al
meollo del asunto v pudo establecer que era el alto contenido de carbón el responsable de la resistencia y dureza
poco comunes de los aceros de Damasco.

Breant logró producir espadas con propiedades muy similares a las de Damasco, pero nunca explicó en detalle los
procedimientos y cabe también suponer que no fue capaz de discernir sobre la importancia de los distintos
factores que intervenían en el proceso. De hecho, las bases sólidas para la comprensión científica de los aceros de
Damasco se dieron hasta el presente siglo, al conocerse las transformaciones de fase que presenta el acero como
función de la temperatura y el contenido de carbón.

Ante un misterio como éste, que duró más de 2 000 años, no queda otra cosa más que aplicar el viejo proverbio
ruso que dice: "Frecuentemente lo mejor de lo nuevo resulta ser lo largamente olvidado del pasado".

EL MISTERIO SE DESPEJA

En un intento por esclarecer en este libro el misterio de los multicitados aceros de Damasco a la luz de los
conocimientos actuales, reproduciremos aquí la interpretación hecha por Sherby y Wadsworth de la patética
receta que menciona el sacrificio del esclavo musculoso.

Caliéntese la hoja de acero a alta temperatura, pongámosla a 1 000°C ("sol naciente en el desierto"), después
déjese enfriar al aire hasta una temperatura aproximada de 800°C ("púrpura de rey"). Finalmente témplese a
temperatura del cuerpo humano, 37°C en un medio salobre ("entrañas de un esclavo fuerte"). De seguirse este
procedimiento, muy probablemente se obtendrá un acero con la dureza requerida pero quebradizo, problema que
se supera si en vez de calentársele hasta 1000°C se hace sólo hasta unos 727°C, siempre que el contenido de
carbón sea entre 1.5 y 2%. Con estas condiciones y procedimientos se habrán reproducido las propiedades de las
misteriosas espadas de Damasco.

Desde el punto de vista formal, resulta esencial para reproducir las propiedades de resistencia y dureza de los
aceros de Damasco lo siguiente:

Fundición. Lo importante es contar con un metal para el forjado con el contenido de carbón adecuado (1.5 a
2.0%). La figura 7 muestra esquemáticamente la manera de obtenerlo.
Figura 7.

Figura 8.

El mineral de hierro mezclado con carbón se calienta hasta una temperatura de alrededor de 1 200°C, con objeto
de extraer el oxígeno del mineral (reducción por carbón). Se obtiene entonces un hierro esponjado que mediante
martilleo es liberado de impurezas. El resultado es pedacería de hierro dulce (hierro con bajo contenido de
carbón), al cual se le agrega carbón para someter nuevamente la mezcla a una temperatura de 1 200°C en
atmósfera inerte para evitar la oxidación. A esta temperatura, el hierro dulce permanece sólido y sus cristales
presentan una estructura cúbica centrada en las caras (Figura 8), la cual consiste en una disposición de átomos de
hierro en las esquinas de un cubo y en las caras de éste. Esta disposición de átomos deja huecos entre ellos, los
que son llenados por átomos de carbón, dando origen a una aleación denominada "austenita". Una vez que se ha
fundido el material se le deja enfriar muy lentamente, en un proceso que puede llegar a tardar varios días. Durante
el enfriamiento, al pasar por los 1 000°C aproximadamente, el carbón que no ha intervenido en la formación de la
austenita se combina con el hierro, formando carburo de hierro (Fe3C), también llamado "cementita". Este
compuesto es resistente pero quebradizo, de tal modo que si en tal estadio se hiciera una espada, ésta resultaría
muy resistente pero quebradiza a temperatura ambiente. Simultáneamente, en este mismo proceso de enfriamiento
lento, la austenita se transforma en "perlita", que consiste en la alternación de capas de ferrita suaves (pobres en
carbón) y capas de cementita. La estructura de la ferrita es una estructura cúbica centrada en el cuerpo, y consiste
en la disposición de un átomo de hierro en cada una de las esquinas de un cubo y un átomo en el centro del mismo
cubo (Figura 9). El proceso seguido garantiza una distribución homogénea de 1.5 a 2.0% de carbón en el acero.
Ahora se pasa a la forja.

Forjado. Probablemente éste sea el paso crucial en el proceso que lleva a una "verdadera" espada de Damasco. He
aquí el procedimiento. El material obtenido de acuerdo al paso anterior se somete a calentamiento hasta una
temperatura entre 650°C y 850°C, entre rojo sangre y rojo cereza dirían los antiguos forjadores, causando su
reblandecimiento al punto de poder ser conformado mediante martillo y yunque. Atendiendo al punto de vista
microscópico, lo que está ocurriendo en esta etapa es el rompimiento de la red construida por la cementita,
transformándola en simples cúmulos de este compuesto, de modo tal que aporta su característica de resistencia
alta pero se disminuye su característica quebradiza al restringirse a cúmulos aislados.

Templado. Para terminar con la reproducción de una espada de Damasco, sólo nos resta revisar el proceso de
templado.
Después del forjado, la hoja de la espada se encuentra ya conformada pero la estructura del material es de ferrita,
lo cual quiere decir que es muy resistente pero no lo suficientemente dura. La dureza requerida se le dará
mediante este procedimiento: se calienta la hoja hasta una temperatura ligeramente superior a 727°C y se le enfría
bruscamente hasta llegar a la temperatura ambiente, para lo cual resulta ideal sumergirla simplemente en agua.

Figura 9.

Figura 10.

Lo que ha ocurrido al elevar la temperatura a 727°C es que se ha alcanzado la temperatura a la cual la ferrita
centrada en el cuerpo empieza a transformarse en "austenita" centrada en las caras (Figura 8), y al enfriarla
bruscamente (templarla) se detiene la transformación hacia "perlita", quedando los cristales de hierro con
estructura centrada en el cuerpo en forma tetragonal (Figura 10) en vez de cúbica.
Esta nueva estructura, llamada martensítica, contiene la resistencia de la ferrita (centrada en el cuerpo) y aloja a
los átomos de carbón como la austenita. En consecuencia, dará origen a un material resistente y duro para
satisfacer las necesidades humanas que exijan estas características. El misterio de las espadas de Damasco se ha
despejado.

En un párrafo anterior, al seguir la receta del esclavo sacrificado, comentamos que de seguirse el procedimiento
propuesto se obtendrá una espada resistente pero quebradiza, y esto tenía relación con la temperatura de templado
(sol naciente en el desierto). Pues bien, lo que ocurre si se trabaja por encima de 850°C es que se propicia
nuevamente una disolución de la cementita en la austenita, provocando que el material en conjunto sea muy
quebradizo.

El conocer o no los más íntimos secretos de las espadas de Damasco no impidió o limitó siquiera que la
humanidad diera uso al acero. Esta aleación, hija de la casualidad o del empirismo (lo mismo da), ha resultado ser
uno de los materiales más utilizados por el hombre. El dominio de la tecnología para producirlo en forma
controlada pronto se tradujo en cambios sociales profundos, pues sus características físicas permitieron la
fabricación de maquinarias más complicadas, estructuras más resistentes, procesos en los que intervenían
condiciones más difíciles de obtener, etcétera.

Lo que propiamente se puede llamar tecnología del acero tuvo sus inicios en los albores del siglo XIX, y alcanzó
su consolidación alrededor de 1861, con la invención de hornos que permitieron su producción masiva y la
sucesión vertiginosa y abundante de nuevas aleaciones a base de este material.

La primera de ellas fue la obtenida a nivel experimental por Faraday, al fundir una mezcla de acero y níquel y una
mezcla de acero y cromo, lo que ocurrió alrededor de 1819. Posteriormente se obtuvo el acero al tungsteno en
1858, y diez años más tarde, el acero al manganeso, que ha resultado ser una aleación con propiedades idóneas
para la fabricación de herramienta. Ya en 1877, se obtiene el acero al cromo.

Cada una de estas aleaciones posee características que permiten su utilización de manera específica, y podríamos
escribir muchísimo acerca del desarrollo que ha tenido este material, al punto de que aún en la actualidad, a más
de un siglo de su surgimiento, se continúa trabajando intensamente en las aleaciones del acero. Existen programas
de investigación tendientes a resolver el problema de la creación de aceros especiales, ya sea que se busque
obtener mayor resistencia mecánica de éstos, mayor dureza o flexibilidad, o se busquen aleaciones que resistan
temperaturas cada vez más elevadas con objeto de obtener materiales que vengan a resolver problemas en
aeronáutica, en perforación de pozos petroleros o extracción de petróleo, o que se trate de producir materiales más
resistentes a la corrosión por salinidad o acidez, etcétera.

El cuadro 4 muestra los elementos principales que se utilizan para realizar aleaciones con acero, y los efectos que
se obtienen.

Para dar una idea de la rápida evolución e influencia que el acero y sus aleaciones tuvieron hacia finales del siglo
pasado, cabe mencionar que entre 1870 y el fin de ese siglo, la producción mundial de acero aumentó de 500 000
a 28 000 000 de toneladas y, por otra parte, generó el surgimiento de un sinnúmero de tecnologías.

Cuadro 4.

Elementos Funciones principales

º Desoxida
Aluminio eficazmente

º Restringe el
crecimiento del grano1
º Aumente la
resistencia a la
corrosión y a la
Cromo oxidación

º Aumenta la
templabilidad

º Añade resistencia a
altas temperaturas

º Resiste la abrasión y
el desgaste

º Contibuye a
Cobalto conservar la dureza a
alta temperatura

º Contrarresta la
fragilidad debida al
Manganeso
azufre

º Aumenta la
templabilidad

º Eleva la temperatura
del inicio del
crecimiento del grano

º Favorece el
endurecimiento desde
la superficie hacia el
Molibdeno interior del material

º Contrarresta la
tendencia a la
fragilidad

º Aumenta las
resistencias a alta
temperatura, a la
fluencia y la dureza a
alta temperatura

º Mejora la resistencia
a la corrosión en
aceros inoxidables
º Forma partículas
resistentes a la
abrasión

º Hace resistentes los


Níquel aceros no templados o
recocidos

º Aumenta la
resistencia del acero al
bajo carbón
Fósforo
º Aumenta la
resistencia a la
corrosión

º Mejora la
maquinabilidad en los
aceros de cortado libre

º Desoxidador de
propósito general

º Elemento de
Silicio aleación para láminas
eléctricas y
magnéticas

º Mejora la resistencia
a la corrosión

º Hace resistentes los


aceros de baja
aleación

º Reduce la dureza y
Titanio templabilidad en
aceros al cromo
º Forma partículas
duras y resistentes a la
abrasión en acero para
Tungsteno
herramientas

º Promueve la dureza
y la resistencia a altas
temperaturas

º Eleva la temperatura
de inicio de
Vanadio crecimiento del grano

º Aumenta la
templabilidad

º Produce
endurecimiento

1 Se entiende por "grano" la región de un sólido que tiene la misma orientación cristalográfica. De esta
manera, el sólido estaría formado por muchos granos que difieren en orientación cristalográfica, y cuando
todos los granos que constituyen un sólido tienen la misma orientación cristalográfica, se tiene un
monocristal.

Como muestra, vale la pena mencionar la construcción del Crystal Palace en el año de 1854, y la construcción de
la Torre Eiffel en 1889 (Figura 11), que trajo consigo el diseño y construcción de ascensores eléctricos y, por
supuesto, el diseño y construcción de una nueva maquinaria que permitiría dar nuevas formas y encontrar
aplicaciones novedosas a este material.

LA QUÍMICA

En la época en que el acero empezó a producirse masivamente, surge también el desarrollo vertiginoso de la
química orgánica, que condujo al hombre a la explotación de uno de los recursos más importantes de nuestro
tiempo: el petróleo.

A continuación revisaremos de manera muy breve la evolución de la química, que ha hecho posible que estemos a
finales del siglo XX viviendo la "edad del plástico". Los orígenes más remotos de la química los encontramos en
la explotación de las salinas y la fabricación de colorantes, perfumes y sustancias medicinales a partir de la
extracción de sustancias activas de las plantas.
Figura 11.

Figura 12.

Posteriormente se tiene la época alquimista, cuyo objetivo más conocido era encontrar la piedra filosofal,
sustancia mágica que permitiría transmutar los metales, curar todas las enfermedades y rejuvenecer al individuo.
Con esos fines, se hicieron algunas contribuciones importantes al conocimiento, como por ejemplo, el "aceite de
vitriolo", el cual se obtenía de "vitriolo verde" —compuestos, que en el lenguaje actual, son ácido sulfúrico y
sulfato ferroso, respectivamente (Figura 12).

Pero no se puede hablar de química propiamente dicha sino a partir de los experimentos de Joseph Black y Joseph
Priestley, entre 1754-1774, consistentes en la obtención de bióxido de carbono y de oxígeno, respectivamente.
(Este último, mediante calentamiento del óxido rojo de mercurio.) Desde entonces, la evolución de la química
hasta nuestros días ha sido vertiginosa. En ella se pueden distinguir tres etapas: la química mineral, que se inicia
con la fabricación del ácido sulfúrico concentrado y el carbonato sódico; la química orgánica, que tiene como
objeto de estudio el carbono, por lo que también se le denomina "carboquímica", y cuyo desarrollo histórico se
ubica en el siglo XIX; y ya en pleno siglo XX, la petroquímica, que consiste en el estudio sistemático del gas
natural y el petróleo.

Como se mencionó antes, de la primera etapa se tiene la obtención del ácido sulfúrico a nivel industrial, que se
realiza mediante la quema de azufre y nitrato de potasio en un recipiente suspendido en un gran globo de vidrio
parcialmente lleno de agua. Este procedimiento se ha venido modificando hasta llegar a un proceso continuo de
fabricación. El carbonato sódico necesario para la fabricación de jabones inicialmente se obtenía de las cenizas de
algas marinas y posteriormente fue sujeto a un procedimiento a escala industrial, consistente en convertir la sal
común en sulfato sódico mediante el tratamiento con ácido sulfúrico concentrado. Dicho procedimiento,
desarrollado por Leblanc, no entró en operación hasta los albores del siglo XIX (1807).

Paralelamente, se desarrolló la industria del vidrio, dando origen a la fabricación de vidrios para lentes,
microscopios, etc., de modo que el vidrio pasó de ser un objeto de lujo a un objeto de uso común. La necesidad de
nuevas composiciones de vidrios para funciones diversas obligó a que los silicatos se estudiaran de manera más
sistemática.

En 1868 se inició la fabricación industrial de cloro a través del proceso ideado por el inglés Henry Beacon. En
este proceso, el cloro se obtiene del ácido clorhídrico gaseoso.

La segunda etapa de la carboquímica nació a principios del siglo XIX, con el surgimiento de la industria del gas
para alumbrado, cuyos subproductos más importantes fueron colorantes artificiales, fármacos y perfumes, que
vinieron a sustituir a los extraídos de la naturaleza.

La combustión incompleta de la hulla produce coque y alquitrán. Este último compuesto tiene una gran diversidad
de derivados, que se emplean en aplicaciones igualmente variadas: el ácido fénico, de gran utilidad para
desinfectar heridas e instrumental médico; la aspirina, la sacarina, sulfamidas y otras drogas de uso en medicina.
La industria de los materiales plásticos y de fibras sintéticas utiliza derivados del alquitrán para producir
baquelita, nylon, rayón, etc. El trinitrotolueno (TNT) es otro derivado del alquitrán.

La tercera etapa se mezcla con el final de la segunda, mediante la sustitución progresiva de la carboquímica por la
petroquímica, proceso en el cual el petróleo surge como combustible alrededor de 1859, y hay que esperar hasta el
siglo XX para que a partir de su destilación se empiecen a obtener destilados como el propano, del cual a su vez
se obtiene la acetona. A partir de 1920, aproximadamente, el petróleo sustituye al carbón como combustible y
como materia prima en la industria química orgánica.

Si la destilación fraccionada de la hulla proporcionó al hombre tantos y tan útiles compuestos, los procesos
desarrollados en la petroquímica y las soluciones a las demandas humanas obtenidas de ellas son literalmente
pasmosas, sobre todo cuando un análisis a las entrañas de estos compuestos nos muestra que estamos frente a
moléculas gigantes o macromoléculas, y lo impactante, lo pasmoso y a la vez lo obvio es que justamente con
ellas, con las moléculas grandes, es con las que la humanidad ha vivido y se ha desarrollado desde siempre. Los
organismos vivientes trabajan con macromoléculas, la naturaleza misma se desarrolla mediante macromoléculas,
de modo tal que parece que desde siempre nos ha estado diciendo, nos ha estado sugiriendo, que intentemos ese
camino, del que nos ocuparemos en el capítulo siguiente.
III. POLÍMEROS Y SEMICONDUCTORES

COMO se mencionó en el capítulo anterior, el siglo XX parece traer consigo la optimación de los productos de las industrias del carbón y del petróleo. En este desarrollo, como en muchos otros o la totalidad, para ser más precisos, es la
propia naturaleza quien sugiere los pasos iniciales y es el ingenio del hombre el que permite y da lugar a desarrollos que son realmente impresionantes. En la naturaleza existe de manera abundante el elemento carbono, que es la base de lo
que denominamos materia orgánica. Este elemento tiene la capacidad de combinarse con él mismo y con otros elementos en series continuas, de modo que se crean moléculas muy grandes. De hecho, la vida misma no hubiera sido posible sin
esta capacidad del carbono, puesto que toda la materia viviente está formada por moléculas gigantes. De hecho, cuando comemos, lo que hace nuestro organismo es absorber moléculas gigantes de proteínas, disolverlas y transformarlas en
otras moléculas también gigantes para alimentarnos. Tratando de imitar a la naturaleza, el hombre ha aprendido a crear moléculas gigantes en el laboratorio y, de manera industrial, sustituir a las materias orgánicas que se utilizan en la vida
cotidiana. A estas cadenas de moléculas creadas en el laboratorio se les denomina polímeros sintéticos, que han hecho posible que sustituyamos en la actualidad materiales tales como la seda, la lana, la piel, la goma, la madera y distintas
fibras vegetales; materiales que inicialmente, de una u otra manera, han sido provistos por la propia naturaleza.

Desde cierto punto de vista, hemos sustituido o acelerado el trabajo del gusano de seda, el proceso de trasquila del borrego y el trabajo de los telares.

¿INORGÁNICO VS. ORGÁNICO?

Para poder comprender cómo el hombre ha llegado a reproducir algunas de las propiedades y características de la materia viviente, resulta indispensable el revisar aunque sea de una manera muy rápida el desarrollo de la química, esbozado en
los párrafos anteriores.

A principios del siglo XIX, la humanidad contaba con los conocimientos siguientes: en 1754, en Edimburgo, Joseph Black había logrado extraer bióxido de carbono (gas) de la piedra caliza, quedando como residuo cal, la que al quedar
expuesta al aire reabsorbía el mismo gas, volviendo a transformarse en piedra caliza. Aquí había, por una parte, un indicio de que el aire contenía bióxido de carbono y, por otra, la evidencia de un proceso reversible. El propio Black logró
descomponer la molécula de carbonato de calcio (CaCo3) en dos moléculas más pequeñas, —cal (CaO) y bióxido de carbono (C02)—, para volverlas a unir y obtener de nuevo CaCO3.

Alrededor de veinte años más tarde Joseph Priestley obtuvo "un aire extraño" en presencia del cual las velas ardían vivamente y las brasas de leños o carbón desprendían llamas. Este aire extraño era el oxígeno.

Poco tiempo después Henry Cavendish descubrió el "aire inflamable", gas que se desprendía al atacar metales con ácido y que al combinarse con el "aire extraño" producía, en presencia de una chispa, una explosión y unas gotas de agua en
las paredes del recipiente que había alojado a los gases. Este "aire inflamable" es lo que hoy conocemos por hidrógeno, y lo que ocurrió durante la explosión fue la síntesis de la molécula de agua (H20). Sin embargo, no se tenía aún
conciencia de la existencia del hidrógeno y el oxígeno como elementos, y menos aún se sabía la manera en que se combinaban éstos para formar un compuesto: el agua.

Hubo de revisarse entonces lo que la humanidad había desarrollado y hablar nuevamente de los átomos de Demócrito y de las teorías de Robert Boyle, que sostenía que la materia podía estar compuesta de muchos "corpúsculos" en
movimiento, y volver a considerar las ideas de Newton acerca de que la materia podía estar compuesta por partículas sólidas, macizas, duras, impenetrables y móviles". Así, en los albores del siglo XIX, John Dalton y Joseph Proust, cada uno
por su cuenta, lograron demostrar que algunos elementos químicos, al combinarse con otro cualquiera, lo hacen de tal manera que las cantidades de ambos intervienen siempre en proporción a sus pesos y serán siempre múltiplos enteros uno
del otro, lo cual, sugirió Dalton, es explicable sólo si se supone que los elementos están formados por átomos.

Amadeo Avogadro establece claramente la diferencia entre átomo y molécula, siendo ésta la unión de varios átomos.

En esta época, se descubrieron muchos elementos hasta entonces desconocidos, realizándose todo tipo de reacciones químicas, pero siempre con materiales minerales, con lo no vivo: agua, sales, metales y gases, sustancias compuestas por
moléculas pequeñas, formadas por pocos átomos. La mayoría de estas moléculas se podían descomponer en sus elementos, preparar compuestos con ellos y casi siempre hacerlas intervenir en procesos reversibles.

Mientras tanto, los materiales del mundo vivo, la madera, los azúcares, las grasas, aceites, etc., seguían en el misterio y apenas se sabía que lo que tenían en común era ser combustibles, carbonizar y tomar parte en procesos químicos
irreversibles. Antoine Lavoisier se dio a la tarea de investigar estos productos de manera sistemática y en esa labor quemó sus objetos de experimentador dentro de una campana, encontrando que invariablemente se producía bióxido de
carbono y agua, de lo que dedujo que deberían contener carbono e hidrógeno; pronto se descubrió que entre los residuos había oxígeno y nitrógeno. Más y más experimentos con sustancias orgánicas llevaron a la conclusión de que todas
ellas, a pesar de sus notorias diferencias y sin importar su complejidad, estaban compuestas en lo fundamental sólo por un conjunto de cuatro elementos: carbono (C), hidrógeno (H), oxígeno (O) y nitrógeno (N), los cuales ya habían sido
aislados de los compuestos del mundo no vivo.

Puestas las cosas así, el camino a seguir estaba trazado; había que combinar, con los procedimientos adecuados, los cuatro elementos CHON para producir lo que la naturaleza sola ponía en nuestras manos: seda, madera, azúcares, etc. Mucho
se intentó y poco o nada se obtuvo, incluso hasta llegó a pensarse en la existencia de algo extra, un elemento misterioso que recibió el nombre de "fuerza vital" y que poseían sólo los compuestos de los mundos animal y vegetal y del que la
naturaleza había privado al mundo mineral. Esta tendencia llegó a cobrar tal importancia que hasta el propio Jacob Berzelius, a quien se debe la distinción entre la química orgánica y la inorgánica, la notación atómica por símbolos y el
descubrimiento del selenio, llegó a compartir tal idea y a pensar que entre la química de la materia viviente (la orgánica) y la inorgánica existía un abismo infranqueable. Este fue tal vez el origen de un reto más para el intelecto humano:
¿sería posible franquear tal abismo?

DE LO INORGÁNICO A LO ORGÁNICO

Como suele suceder, fue un discípulo de Jacob Berzelius quien dio el primer paso para salvar el abismo que alguna vez mencionara su maestro. En 1828, Friedrich Wohler, trabajando con una solución de cianato de plata y cloruro de amonio,
ambos compuestos inorgánicos, obtuvo cianato de amonio, el cual después de calentado, produjo cristales transparentes e incoloros que resultaron idénticos en su composición química a la urea, principal compuesto orgánico de desecho en la
orina. De inmediato escribió a Berzelius: "Debo decir que puedo hacer urea sin la intervención de un riñón animal, sea de hombre o de perro." ¡Se había sintetizado el primer compuesto orgánico fuera de un organismo vivo! ¡La química y la
biología se habían unido!

El abismo empezaba a ser salvado; la teoría de la fuerza vital se tambaleaba y los logros de los investigadores se sucedían uno a otro con mayor frecuencia. Adolph Kolbe sintetiza el ácido acético, que antes sólo se encontraba en el vinagre o
en destilados de madera y, de pronto, como resultado del trabajo tenaz que caracteriza a los investigadores científicos, surgen los primeros compuestos artificiales. Marcellin Berthelot "fabrica" sustancias grasas parecidas a las grasas
naturales, ninguna de las cuales se hallaba en la naturaleza.

Nuevamente se estaba frente a resultados espectaculares sin que se supiera bien a bien qué estaba sucediendo, es decir, sin tener una teoría que explicara lo obtenido. La respuesta la encontraron Joseph Gay-Lussac y Berzelius en lo que éste
llamo "isómeros" ('partes iguales'), concepto que puede resumirse en lo siguiente: un grupo idéntico de átomos de los mismos elementos puede formar compuestos químicos muy diversos, dependiendo de la manera en que se encuentren
colocados en la molécula. Consecuentemente, mientras mayor sea el número de átomos en un compuesto, mayor es el número de sus isómeros. De esta manera fue posible entender que el cianato de amonio y la urea, isómeros en fórmula
CH4N2O, eran 10 mismo, de modo que lo observado por Wohler fue que el calor aplicado al cianato sirvió para reacomodar los átomos para producir urea.

Gay-Lussac hizo otra observación importante: en algunos compuestos (cianuro de hidrógeno (HCN), por ejemplo) hay conjuntos de átomos (la pareja carbono-hidrógeno en este caso) que ante determinadas reacciones químicas pasan de un
compuesto a otro sin separarse, es decir, se comportan como si fueran un solo átomo. A estos conjuntos de dos o más átomos que permanecen fielmente unidos a través de las reacciones químicas les llamó "radicales" (raíz, en latín).

A Jean Baptiste Dumas le tocó encontrar la riquísima veta de los compuestos del carbono que aún continuamos explotando. Hizo reaccionar cloro con varias sustancias orgánicas y descubrió en el átomo de cloro la capacidad de sustituir
átomo por átomo al hidrógeno. Intentó hacer lo mismo con los parientes directos del cloro, es decir con bromo y yodo y obtuvo resultados similares, de lo que concluyó que en los compuestos orgánicos los elementos pueden ser sustituidos
por otros, produciéndose familias de compuestos de carbono que, a pesar de su parentesco, son muy diferentes entre sí.

Ilustremos estas ideas con un ejemplo muy simple. Uno de los hidrocarburos (compuesto de hidrógeno y carbono) más sencillos es el metano, conocido por la mayoría de las personas por ser el componente principal del combustible para
calefacción en el hogar. Contiene un átomo de carbono y cuatro átomos de hidrógeno. Si se hace uso de la ley de sustitución de Dumas y se sustituye uno de los hidrógenos por un cloro, el metano (CH4) cambia a clorometano (CH3CI), que
es útil como refrigerante y es totalmente inútil como combustible.

Si en vez de tres de los hidrógenos del metano se ponen tres cloros, se obtiene el triclorometano, que no es otra cosa que el cloroformo anestésico. Finalmente, si en vez de los cuatro átomos de hidrógeno del metano se colocan cuatro cloros,
lo que resulta es un compuesto cuyas propiedades lo hacen útil para extinguir incendios, para quitar manchas y como poderosísimo solvente, cuyo nombre científico es tetracloruro de carbono (CCl4).

Este ejemplo pone en claro la trascendencia de la química del carbono en favor de la satisfacción de las demandas de la humanidad, pero la permanente inquietud y el quehacer científico ha ido más allá y no le ha satisfecho al hombre el que
algo funcione, que le sea útil; quiere, necesita, exige conocer cómo ocurren las cosas, por qué suceden, para con estas respuestas continuar sirviendo a la humanidad, satisfaciendo sus demandas.

Las preguntas centrales por contestar en la segunda mitad del siglo XIX eran: ¿Cómo se eslabonan los átomos de las moléculas orgánicas y qué reglas siguen? ¿Cómo se reflejarán estas reglas en las propiedades? ¿Por qué es posible ir
sustituyendo hidrógeno por cloro y obtener compuestos con propiedades tan diversas? ¿Se podrá continuar haciendo sustituciones?

Las primeras respuestas fueron proporcionadas por el entonces joven químico francés Friedrich August Kekulé, en un artículo publicado en la revista alemana Anales de Química en 1858. El artículo tiene como título: "Sobre la constitución y
metamorfosis de los compuestos químicos y sobre la naturaleza química del carbono." Kekulé tomó como punto de partida las ideas expuestas en 1852 por Edward Frankland, en las que éste señalaba que cada especie de átomo sólo puede
combinarse con un determinado número de otros átomos, según su "aptitud" (valencia) para combinarse.

Con esto, todo cobra sentido: un átomo de hidrógeno que tiene valencia uno, sólo puede combinarse con otro átomo más; el carbono con valencia cuatro puede combinarse con otros cuatro átomos, etc. Así, podemos imaginarnos al átomo de
carbono como una esferita con cuatro brazos que le servirán para enlazarse (combinarse) con los otros átomos para formar compuestos. Veamos cómo funciona este modelo y demos comienzo por la molécula más simple de la que habíamos
hablado párrafos atrás: el metano.

Como ya se mencionó, la molécula de metano está formada por un átomo de carbón y cuatro átomos de hidrógeno (CH4), y se encuentra representada en la figura 13, donde se aprecia que cada uno de los cuatro brazos del carbono se
entrelaza con el brazo disponible del hidrógeno, no dejando posibilidad alguna de otra combinación. Los átomos de carbono pueden combinarse con cualquier otro átomo, pero tienen una cierta "predilección" por hacerlo con sus semejantes,
con otros carbonos, de modo tal que cuando las condiciones les son propicias se unen a otros átomos de carbono haciendo cadenas larguísimas de este elemento.

Figura 13. Metano.

Figura 14. Unión de dos átomos de carbono.


Figura 15. Etano.

Figura 16. Propano.

Pensemos ahora en dos átomos de carbono. Estos utilizarán uno de sus brazos para unirse entre sí, quedándole a cada uno tres brazos libres para otras uniones (Figura 14).

Si estos brazos los ocupan para unirse con hidrógenos, se tendrá un esquema similar al de la figura 15, que en forma condensada se puede escribir como C2H6, fórmula que representa al etano, un gas que se encuentra en la naturaleza.

Si agregamos ahora otro carbono, quedan 8 enlaces (brazos) libres, ya que el carbono del centro tendrá ocupados dos de sus brazos en ligarse con los carbonos vecinos. Al ocuparse los brazos restantes con hidrógenos, lo que resulta es el gas
propano (C3H8), representado en la figura 16, que tal vez sea el más conocido de los hidrocarburos, pues forma parte de la mezcla gaseosa que generalmente se usa en las cocinas.

De esta manera, se puede continuar con este proceso para formar innumerables hidrocarburos, pero el carbono es más versátil y no sólo se combina con él mismo y con el hidrógeno, sino que lo hace con muchos otros elementos y de maneras
diversas. Un átomo de carbono, incluso, puede unirse con otro átomo de carbono utilizando dos o hasta tres de sus brazos, dando como resultado compuestos distintos. En la figura 17 se muestra el esquema de un enlace doble entre carbonos.
Al saturarse cada brazo libre del carbono con hidrógeno, se obtiene el etileno, compuesto que proporciona la naturaleza en el petróleo y el gas natural.
Figura 17. Etileno.

Figura 18. Acetileno.

En la figura 17 se muestra el esquema de un enlace doble entre carbonos. Al saturarse cada brazo libre del carbono con hidrógeno, se obtiene el etileno, compuesto que proporciona la naturaleza en el petróleo y el gas natural.

Cuando dos átomos de carbono ocupan tres de sus brazos para unirse entre sí y saturan el brazo que les queda libre con hidrógeno (Figura 18), se tiene un compuesto altamente explosivo que recibe el nombre de acetileno.

Antes de pasar a discutir algunos ejemplos de combinaciones con otros átomos distintos del hidrógeno, hagamos la siguiente pregunta: ¿Las uniones en los hidrocarburos, necesariamente harán cadenas lineales? La respuesta es NO y, de
hecho, al establecerse cadenas no lineales las propiedades de los compuestos resultan harto distintas, a tal punto que se pueden distinguir claramente dos grupos o familias: la familia de las grasas, que comprende compuestos como ceras,
jabones, glicerina, lubricantes, detergentes y alcoholes, denominados alifáticos, cuya unidad básica es el metano. La otra es la familia de los aromáticos, que son compuestos extremadamente volátiles, reactivos, muy olorosos y cuyo elemento
básico es el benceno, molécula en forma de anillo con seis átomos de carbono que se ligan entre sí por enlaces simples y dobles en forma alternada, saturando sus brazos libres con hidrógenos (Figura 19), y cuya expresión condensada es
C6H6

Es innegable que el mundo de las moléculas compuestas por átomos de carbón e hidrógeno (hidrocarburos) es amplio y de gran utilidad para la humanidad, pero en la naturaleza están presentes otros muchos elementos, de tal forma que
cuando éstos se combinan con los hidrocarburos, el espectro de posibilidades de nuevos compuestos para emplearse en las más diversas aplicaciones es realmente enorme.

Para nosotros, habitantes del planeta Tierra en el final del siglo XX, este mundo de los plásticos nos resulta harto familiar, al punto que ni siquiera somos conscientes de la enorme cantidad de objetos y productos que tienen su origen en el
petróleo, y nos resulta sorprendente cuando nos enteramos de que el acetato de rayón, el acrilán, el dacrón o el orlón usados en la fabricación de prendas de vestir; el acetato de etilo o el alcohol etílico utilizados como disolventes de lacas y la
aspirina o las sulfas que alguna vez habremos tomado para reestablecer nuestra salud son todos ellos derivados del etileno (C2H4), el cual es un gas incoloro e inodoro.

Sin duda alguna todos y cada uno de nosotros hemos tenido entre nuestras manos recipientes de plástico para muy diversos usos y habremos observado que unos son mas rígidos que otros, característica que se aprovecha para su aplicación,
pues mientras que los recipientes rígidos se utilizan generalmente para envasar líquidos muy ligeros, los que no lo son se destinan para sustancias un tanto "pastosas" como la salsa de tomate, la mostaza, el champú, etc., en los cuales el
deformar la botella contribuye a que el contenido salga más fácilmente.

Figura 19. Benceno.

Pues bien, ambos recipientes están hechos de lo mismo: polietileno. Su composición química es la misma y, sin embargo, su comportamiento es distinto. Surge de inmediato la pregunta: ¿Qué es entonces lo que hace la diferencia en el
comportamiento de este material?

En repetidas ocasiones hemos insistido en la importancia que en un material tiene la estructura, y este es un ejemplo claro. Lo que hace la diferencia en el comportamiento mecánico (y térmico también) entre ambos tipos de polietileno, es la
manera en que se juntan sus cadenas moleculares, cada una de las cuales se forma por la unión de miles de monómeros de etileno. De aquí proviene su nombre: polietileno (poli: muchos).

Los polímeros son moléculas formadas mediante la repetición sucesiva de un mismo grupo de átomos. A este grupo de átomos se le denomina monómero.

El polietileno rígido tiene sus moléculas no ramificadas (Figura 20(a)), mientras que el polietileno que se presenta más flexible tiene sus moléculas en cadenas ramificadas (Figura 20(b)), lo cual impide que las moléculas gigantes se alineen
en filas compactas, dando como resultado un plástico que, además de ser más flexible, es menos denso y más maleable al calor.
Con el ejemplo anterior, se pone en evidencia que en el comportamiento y características de un plástico en su presentación final no sólo es importante la composición química de los materiales que intervienen, sino también la forma de la
cadena y el alineamiento de la misma.

En un polímero, los monómeros que lo constituyen se unen entre sí como los eslabones de una cadena y, como en ésta, existen posibilidades de ramificarse, cerrarse, enlazarse, alinearse, etc. Dependiendo de la manera como estén hechos los
eslabones, la cadena puede ser flexible o rígida (Figura 21). Estas posibilidades de estructura de la cadena polimérica y las combinaciones que se obtengan es lo que dará las propiedades del polímero en su forma final.

Figura 20.
Figura 21.
Figura 22.
Figura 23.

Esto da lugar a una verdadera ingeniería de moléculas y abre la posibilidad de diseñar y construir materiales (en este caso poliméricos) a la medida, al gusto del consumidor, adecuados a la demanda de la humanidad.

Ejemplifiquemos con el polietileno que, como mencionamos párrafos atrás, es una molécula de las más pequeñas y simples en el inmenso mundo de los hidrocarburos. Si con ella hacemos una cadena no ramificada como la que se muestra en
la figura 20(a), obtendremos polietileno de baja densidad y flexible, cuyo punto de fusión se encuentra alrededor de los 134°C, ideal para ser utilizado en la fabricación de las bolsas que nos suministran en cualquier tienda de autoservicio.

Si a esta cadena le ponemos ramificaciones como las mostradas en la figura 20(b), pero sin permitir que éstas lleguen a unir una parte de la cadena principal con otra, entonces lo que se obtiene es un polietileno con punto de fusión
ligeramente menor y, finalmente, cuando las ramificaciones llegan a unir dos regiones de la cadena, entonces se obtiene una elevación del punto de fusión hasta de 200°C aproximadamente. Pero aún hay otra posibilidad: si las moléculas de
polietileno se alinean como lo muestra la figura 21(a), entonces lo que se obtiene es polietileno de alta densidad, con punto de fusión alto y mayor rigidez mecánica.

Resulta evidente que el espectro de aplicaciones es amplísimo y más aún si exploramos la posibilidad de incorporar otras moléculas y combinarlas entre sí. Tal es el caso de la mezcla poliestireno-polietileno que origina una cadena
desalineada como la mostrada en la figura 21(b) y que por sus características resulta ideal para la fabricación de juguetes, implementos caseros y tantos objetos de uso común hoy en día.

Para finalizar este capítulo y con el propósito de mostrar la gran variedad de aplicaciones de los hidrocarburos, en la figura 22 se muestra un diagrama de los principales compuestos obtenidos de la refinación del petróleo.

La figura 23 muestra esquemáticamente algunos productos derivados del benceno. Obsérvese, por ejemplo, que la aspirina forma parte de ellos, al igual que la resina de fibra de vidrio.

DE LA MANO CON LOS POLÍMEROS

Decíamos que en este siglo ha sido impresionante la manera en que se desarrollaron los polímeros, cuyos primeros productos tuvieron su origen en el siglo pasado. En forma prácticamente paralela se desarrollaron los semiconductores, que en
la actualidad son dispositivos de uso totalmente generalizado. Podríamos decir que no existe un solo lugar en el mundo urbano o aun rural donde no estén presentes.

La primera observación importante sobre semiconductores se debe a Michael Faraday, quien observó, en 1833, que a diferencia de los metales, en general buenos conductores de la electricidad y cuya resistencia aumenta al aumentar la
temperatura, el sulfato de plata presentaba un decremento en resistencia al aumentar la temperatura. Pocos años más tarde, en 1839, Becquerel observó que al iluminar la superficie de ciertos materiales aparecía un voltaje, lo que vino a
complementarse con la observación de W. Smith en 1873 sobre la reducción de resistencia en el selenio al ser iluminado, fenómeno conocido como fotoconductividad. Un año más tarde se da a conocer el hecho de que en ciertos materiales la
relación lineal entre el voltaje y la corriente, conocida como ley de Ohm, no se cumple, sino que ésta depende tanto de la magnitud como del signo del voltaje aplicado. Es decir, se está frente al fenómeno de rectificación. F. Braun lo observa
en contactos entre metales y varios sulfatos o sulfuros como la galena y las piritas y A. Schuster lo encuentra en contactos entre conductores de cobre opacos y brillantes.

La conductividad eléctrica, en general, se ha logrado explicar en términos de la movilidad de los electrones en el material. Así, por ejemplo, en un cristal metálico, los electrones de valencia (los más externos de cada átomo) no están atados a
un sitio particular en la red cristalina sino que son libres de moverse a través del cristal. Esto da cuenta del porqué los metales son buenos conductores eléctricos. Por otra parte, en los cristales covalentes como el diamante, por ejemplo, los
electrones de valencia están ocupados en establecer las ligaduras que determinan la estructura del cristal y por tanto no están libres para moverse; consecuentemente, no hay cargas disponibles para la conducción y los materiales así formados
son aislantes. Algo similar ocurre con los cristales iónicos como el cloruro de sodio (NaCl), por ejemplo, en el que no hay cargas libres de moverse y el NaCl sólido es un aislante. Sin embargo, cuando se funde la sal, los iones dejan de estar
atados a los sitios del cristal y pueden moverse; entonces, el NaCl fundido es un buen conductor.

Otro hecho importante es la dependencia que observa la conductividad de todos los materiales con la temperatura. Para los aislantes aumenta con la temperatura, mientras que para los buenos conductores disminuye cuando la temperatura
aumenta.

LOS SEMICONDUCTORES

Como lo implica el nombre, la resistividad eléctrica de un semiconductor es intermedia entre la de un buen conductor y la de un buen aislante, pero como lo mencionamos, este es sólo uno de los aspectos interesantes de estos materiales.

Ejemplificaremos estos materiales con los casos más simples: el germanio y el silicio. Ambos elementos tienen cuatro electrones en su capa electrónica más externa y cristalizan en estructura de diamante (Figura 24). Como puede observarse,
cada átomo está en el centro de un tetraedro regular ligado por covalencia con cuatro vecinos cercanos en las esquinas, de modo tal que sus cuatro electrones externos están ocupados y por tanto los materiales deberán ser aislantes.
Figura 24.

Sin embargo, las ligaduras de estos átomos se rompen muy fácilmente, de modo que con una pequeñísima cantidad de energía es posible liberar electrones para que deambulen por la red cristalina. Al arrancar de la ligadura covalente uno de
estos electrones, se genera un agujero de electrón que lucirá como una carga positiva, agujero que de inmediato será ocupado por otro electrón de un átomo vecino, generando de nuevo otro agujero y así sucesivamente, de modo tal que los
agujeros viajarán por la red cristalina dando origen a una corriente de agujeros. Obsérvese que esta corriente se ha generado por medio de la adición de energía al sistema y no ha habido adición de cargas, de modo que el número de electrones
es igual al número de agujeros y, no obstante, hay corriente eléctrica. Por ello, a esta conductividad se le denomina conductividad intrínseca.

Un símil útil para entender la conducción en un semiconductor es el siguiente: imaginemos un cristal sin ligaduras rotas, como un estacionamiento de automóviles completamente lleno. En sus pisos inferiores ningún auto (electrón) se puede
mover pues no tiene a donde ir. De pronto, un automóvil del primer piso ocupado decide subir a alguno de los pisos superiores donde sí hay espacio, y puede moverse libremente. Entonces, se ha creado un hueco que pasará a ocupar otro
automóvil, el que a su vez dejará un hueco. Si observamos los huecos, nos parecerá que son éstos los que se están moviendo. Si agregamos a nuestra analogía la condición de que los automóviles sólo pueden ocupar algunos niveles
específicos en el estacionamiento debido a que, por ejemplo, ciertos pisos están reservados para el dueño del edificio y por tanto son niveles prohibidos, habremos añadido el concepto de cuantización del sistema, creando un modelo de
bandas de energía que consta de grupos de niveles energéticos separados por "bandas prohibidas".

Esto fue, grosso modo, lo que propuso A. H. Wilson en 1931 como modelo para un sólido semiconductor intrínseco, que vino a ser la culminación de todo un conjunto de investigaciones anteriores.

En 1888, H. Hertz demuestra la existencia de las ondas de radio, descubrimiento que genera la demanda de detectores adecuados que, después de 16 años de búsqueda, son hallados en los semiconductores de contacto puntual, tales como
galena, carburo de silicio, telurio, silicio, etc. Se encontró que los detectores de silicio eran los más estables, y los de galena los más sensibles.

Los tubos al vacío (bulbos), que también se desarrollaron en la misma época, tuvieron un progreso vertiginoso, relegando a los semiconductores hasta 1920, cuando surgieron los rectificadores de óxido de cobre y la fotocelda, que
encontraron aplicaciones industriales inmediatas en cargadores de baterías, exposímetros para fotografías, moduladores y elementos no lineales en circuitos electrónicos. Sin embargo, no se tenía un conocimiento claro de su funcionamiento,
lo que hubo de esperar hasta el advenimiento de la mecánica cuántica y las aplicaciones de ésta al estudio de los sólidos. Con esta poderosísima herramienta fue posible explicar que, por ejemplo, la rectificación y el fotovoltaje son fenómenos
de superficie que ocurren en la interfase de dos semiconductores o entre un semiconductor y los contactos metálicos; mientras que el mecanismo de conductividad eléctrica da origen al coeficiente de resistividad de temperatura negativa y al
cambio de resistencia bajo iluminación (fotoconductividad), que son propiedades que derivan del cuerpo como un todo y no sólo de la superficie.

Los experimentos de C. J. Davisson y L. H. Gerner y los de G. D. Thomson, que condujeron a demostrar la naturaleza ondulatoria de los electrones, los conceptos de niveles de energía con un electrón por nivel, espín electrónico, principio de
exclusión de Pauli y estadística de Fermi-Dirac, fueron de gran ayuda para que A. Sommerfield y colaboradores lograran esclarecer la conducción eléctrica en los metales. El concepto de electrón como onda de Bloch en un cristal fue
definitivo para entender el comportamiento de los electrones en todo tipo de sólidos.

LAS IMPUREZAS OTRA VEZ PRESENTES

En páginas anteriores vimos cómo una pequeña cantidad de carbón adicionada al hierro dio origen al acero, que resultó ser más versátil que el hierro mismo. Algo similar ha ocurrido con los semiconductores intrínsecos: una pequeña cantidad
de un elemento ajeno aumenta la conductividad eléctrica en relación con la conductividad del elemento puro.

Si al germanio fundido se le agrega una cantidad pequeña de arsénico y se deja solidificar la mezcla, ocurre lo siguiente: el arsénico tiene cinco electrones en su capa más externa y una carga eléctrica de 33 veces la carga del electrón en su
núcleo, mientras que el germanio tiene cuatro electrones externos y 32 veces la carga del electrón en su núcleo, de modo que, siendo tan similares los átomos, el arsénico puede sustituir al germanio en la red cristalina, ocupando cuatro de sus
electrones de valencia en ligarse covalentemente a sus cuatro vecinos cercanos, quedando prácticamente suelto el quinto electrón disponible para participar en la conductividad eléctrica. Por supuesto que además existe la conductividad
producida por los agujeros que describimos con anterioridad, pero ciertamente es minoritaria comparada con la de los electrones de la impureza y por esta razón se dice que el material es un semiconductor tipo n, de impurezas negativas o
donadores.

Si en vez de utilizar arsénico para "envenenar" al germanio utilizamos galio, que tiene sólo tres electrones en su capa más externa, lo que ocurre es que le "roba" un electrón a su vecino más cercano, creando un agujero de electrón,
generándose una situación completamente equivalente a la de la conductividad intrínseca, pero ahora generada por una impureza. A este tipo de semiconductores se les denomina tipo p, de impurezas positivas o aceptadores. La variación del
contenido de impurezas se traduce en el control de la conductividad en un semiconductor, y la combinación de éstos hace posible la realización de muchas funciones que en el pasado se realizaban mediante tubos al vacío (bulbos), con las
ventajas de reducción considerable de tamaño, mejor aprovechamiento de la energía y robustez mecánica.

Después del descubrimiento del transistor en 1948, la tendencia mundial ha sido la miniaturización de los componentes electrónicos, lo cual permite hacer cada vez más especializados los equipos. El ritmo al que se ha desarrollado esta
miniaturización es realmente impresionante, como puede deducirse de los datos siguientes: para 1960, la línea más estrecha que podía trazarse en un circuito era de 30 micrómetros, es decir treinta millonésimos de metro. Veinticinco años
después, es posible trazar un ancho de sólo medio micrómetro (.5 µ) que equivale a una ciento cincuentava parte del grueso de un cabello humano. Esto ha permitido la construcción de chips que contienen más de 100 000 transistores para la
realización a alta velocidad de operaciones lógicas en las computadoras, y chips para almacenar hasta 16 millones de bits de información (un bit o dígito binario es la unidad fundamental de información en computadoras y es equivalente al
resultado de escoger entre dos alternativas excluyentes: "sí" o "no", "prendido" o "apagado").
IV. LOS MATERIALES HOY

LA INVESTIGACION sobre materiales es en nuestros días una de las disciplinas más cultivadas. En este libro he
querido hacer énfasis en el aspecto social que presenta la ciencia-ingeniería de materiales. A lo largo del mismo
se ha comentado con insistencia que en la actualidad la ciencia-ingeniería de materiales se enfoca a la satisfacción
de las demandas de la humanidad mediante la creación de materiales hechos a la medida. Consecuentemente, el
estado actual de la investigación atiende tanto a necesidades de la humanidad de orden muy general como a
requerimientos muy particulares de ciertas comunidades.

En el primer caso se obtienen resultados universalmente aplicables y en el segundo soluciones de importancia


local y que pudieran tener poco sentido para otra comunidad.

Son muchos los ejemplos útiles para dar un panorama general sobre el estado actual y las perspectivas de la
ciencia-ingeniería de materiales. De entre ellos he escogido tres temas de gran relevancia a nivel mundial y que
actualmente se desarrollan con muy buen éxito en los laboratorios del Instituto de Investigaciones en Materiales
de la Universidad Nacional Autónoma de México (IIM-UNAM).

ALEACIONES CON MEMORIA DE FORMA

La primera vez que uno escucha que un pedazo de material ha "aprendido" algo, no puede menos que prepararse a
escuchar algún cuento tradicional o de ciencia ficción en el que los objetos inanimados se mueven por sí solos,
hablan y aprenden. La disposición a escuchar la fantasía se incrementa cuando se nos afirma que, una vez que el
material ha aprendido algo, es capaz de recordarlo. Sin embargo, nuestra curiosidad por dicha narración se
convierte en curiosidad científica cuando podemos presenciar el experimento siguiente: Una cinta de material
similar al latón, en forma de semicírculo, se aproxima a una flama. Pronto empieza a enderezarse hasta tomar la
forma de una regla, es decir, ahora está recta. A continuación se le sumerge en un vaso que contiene agua y
súbitamente se curva para tomar su forma inicial de semicírculo. El experimento se repite una y otra vez, y la
cinta invariablemente "recuerda" que cuando está en presencia de una flama (60°C) debe estar recta, y que cuando
está expuesta al ambiente (20°C) debe tomar la forma de semicírculo.

Si ahora se nos preguntase el nombre que le asignaríamos a tan sorprendente fenómeno, estoy seguro que el más
apropiado sería: memoria de forma doble", pues el material guarda memoria de las formas que debe adoptar
cuando se encuentre a dos temperaturas bien determinadas. ¿Qué es lo que provoca que el material se comporte
de esta manera?

Microscópicamente, el llamado efecto memoria de forma consiste en el desplazamiento de los átomos en ciertas
aleaciones cuando éstas se enfrían bruscamente. Técnicamente se trata de un cambio de fase denominado
transformación martensítica, de la cual ya se habló en este libro al tratar el "misterio" de los aceros de Damasco.
Cuando hablamos sobre ellos, mencionamos como responsable de su dureza a un proceso de transformación de
una fase estable a alta temperatura (austenítica) a otra fase, generalmente metaestable, llamada martensítica, que
ocurre como consecuencia del enfriamiento brusco. Esta transformación tiene la particularidad de llevarse a
efecto sin difusión, es decir, sin migración de moléculas. Lo que ocurre es simplemente un desplazamiento de
átomos en forma organizada, de modo que la estructura cristalina se modifica.

Si bien fue el acero el primer material en el que se observó este tipo de transformación, no es el único en el que
ocurre, y tal proceso cobra particular significación cuando se observa en aleaciones no ferrosas como níquel-
titanio, en la que se traduce en el efecto memoria de forma. Además, en estas aleaciones es posible obtener la
transformación martensítica no sólo mediante cambios de temperatura sino también por esfuerzo mecánico
Considérese, por ejemplo, una tira (plaqueta) de la aleación níquel-titanio en fase austenítica (A) a la temperatura
T1 Figura 25 (a)). Mediante enfriamiento rápido pasemos la muestra a su fase martensítica (M) y tendremos la
(Figura 25 (b)), en la que la tira tendrá la misma forma geométrica pero estará en una fase distinta (martensítica) y
a temperatura T2. Si en esta fase y a la temperatura T2 se aplica un esfuerzo creciente, la plaqueta se deformará en
dos etapas: primero de manera elástica, para continuar deformándose por reorientación de granos de diferente
orientación cristalográfica (Figuras 25 (c) y 25 (d)). En esta segunda etapa se llegan a obtener deformaciones
hasta de un 10% sin que se inicie la deformación plástica del material. Al retirar el esfuerzo la muestra se
encuentra en las condiciones siguientes: en fase martensítica, deformada en relación con su forma original, sin
esfuerzo externo y a temperatura T2. Si ahora se eleva la temperatura de T2 a T1, lo que ocurre es que la plaqueta
regresa a su fase austenítica y recobra su forma original (Figura 25 (e)). Dicho de otra manera, el material
recuerda la fase y forma que tenía a la temperatura T1, y de aquí el nombre de fenómeno de "memoria de forma
simple".

Existe además el fenómeno de "memoria de forma doble", que consiste en que el material recuerda tanto la forma
geométrica observada en la fase austenítica o fase a alta temperatura, como la de la fase martensítica o de baja
temperatura, de tal modo que siempre que el material se encuentre a la temperatura T1 tomará la forma que
"aprendió" en tal condición y ocurrirá lo mismo a la temperatura T2.

En el cuadro 5 se muestran ejemplos de la gran variedad de aplicaciones que habrá de tener este fenómeno. (Este
cuadro fue tomado del artículo "Aleaciones con memoria de forma" del doctor David Ríos Jara, aparecido en la
revista ICYT, noviembre de 1987.)

Figura 25.

Cuadro 5. Aplicaciones tecnológicas de las aleaciones con memoria de forma.

Aplicación Aleación ( es ) Observaciones

EFECTO MEMORIA DE FORMA SIMPLE

Fusibles
térmicos Cu-Zn-Al Rearmables

Cu-Zn-Ni Rearmables
Detectores y
El elemento
accionadores de
con memoria
dispositivos de
Cu-Zn-Al de forma
control térmico
puede efectuar
(alambres contra Cu-Al-Ni las dos
incendios, por
funciones al
ejemplo)
mismo tiempo

Detectores de
Elimina la
calentamiento
Cu-Zn-Al detección
excesivo de
manual
celdas en cuñas Cu-Al-Ni
electrolíticas

Elimina la
necesidad de
Anillos de Cu-Zn-Al soldadura en
ensamblaje tubería
rápido de tubería Cu- submarina (Ti-
Al- Ni).
Ni
Procesos
económicos

Barras de
tratamiento de Implantable en
escoliosis Ti- el cuerpo
severas Ni humano
(desviaciones de
la columna Aleación
vertebral) inerte

Grapas para
ligadura de
Ti-
Trompas de Contracepción
Ni
Falopio
Dispositivos Aleación
Ti-Ni inerte.Buena
diversos para
ortopedia resistencia
mecánica

Antenas
Ti-Ni Ya han sido
autodesplegables
para satélites utilizadas

DOBLE EFECTO MEMORIA DE FORMA SIMPLE

Controles
Cu-Zn-Al
térmicos de flujo Válvulas
de agua o gas Cu- térmicas
Al-
Ni

Relevadores
No necesitan
térmicos Cu-Zn-Al
ser rearmables
Cu-Al-Ni

De baja
Motores de eficiencia pero
Cu-Zn-Al
estado sólido económicos y
Cu- de
Al- mantenimiento
Ni simple

Ayudan a la
Alambres para introducción
guías de fibras de una fibra
ópticas Ti-Ni óptica en el
interior del
cuerpo
humano
Sistemas de
abertura Invernaderos,
automática de Cu-Zn-Al automóviles,
aereación etc.
Cu-Al-Ni

PSEUDOELASTICIDAD

Resortes con
Aplicaciones
geometrías
Cu-Zn-Al de alta
diversas
tenacidad
Cu-Al-Ni

AMORTIGUAMIENTO

Partes de Se han usado


aviones y también en
Cu-Zn-Al
automóviles cohetes
Cu-Al-Ni militares

Sistemas de
Cubren el
reducción de
Cu-Zn-Al espectro
ruido
audible
Cu-Al-Ni

BIOMATERIALES

La pérdida de un miembro o parte del organismo es sin duda alguna uno de los eventos que más ha preocupado a
la humanidad desde siempre. Consecuentemente, son muchos los esfuerzos que ésta ha hecho para remediar estas
pérdidas, desarrollando implantes o prótesis como medios correctivos sustitutos del miembro natural. Los
materiales más apropiados para estas funciones han tenido que investigarse en términos no sólo de la función que
habrán de realizar sino del medio en el que estarán y de su interrelación con el resto del organismo.

La ciencia médica ha conseguido con éxito el trasplante de órganos, sustituyendo el órgano dañado por otro igual,
perteneciente a otra persona. La ciencia de materiales, por su parte, ha hecho posible la sustitución de elementos
vivos por elementos artificiales y así es como hemos oído hablar —o la hemos experimentado— de la
implantación de un pedazo de hidroxiapatita en sustitución de un hueso o de la colocación de una válvula cardiaca
construida con titanio y nylon en vez de una válvula "original". Esta rama de la ciencia-ingeniería de materiales
que se ha desarrollado en apoyo directo a la vida recibe en nuestros días una gran atención a nivel mundial. El
cuadro 6 muestra en forma resumida algunos de los dispositivos para implantes que actualmente están en proceso
de prueba para su aplicación real, o tienen ya un uso generalizado.

En México, esta rama de la ciencia-ingeniería de materiales no se ha desarrollado en forma organizada, si bien los
esfuerzos aislados de algunos laboratorios y de investigadores independientes han logrado ciertos éxitos.

Cuadro 6. Dispositivos de implante en uso o probados, su función y los biomateriales empleados.

Dispositivo Función Biomaterial

SISTEMAS SENSORIALES Y NERVIOSOS

Humor artificial Llenar la cavidad Esponja de silicón


vítreo vítrea del ojo teflón: pologliceril
metacrilato (PGMA)

Prótesis de Proprociona una


vía óptica a la Polimetil metacrilato
córnea
retina (PMMA); hidrogel

Corregir
Lentes problemas PMMA (lentes);
intraoculares causados por nylon, polipropileno,
cataratas Pt, Ti, Au (aros)

Ducto artificial Corregir la


del saco lagrimal obstrucción PMMA
crónica
Trompa de
Propiciar tránsito
Eustaquio Goma elástica de
de ventilación
artificial silicón, teflón
pura

Tubulación Poner en línea Membrana de


nerviosa recta diversos silicón, metales
nervios quirúrgicos porosos

Reemplazar PMMA; hilo


Prótesis oído metálico; proplast
huesos dañados
medio (PTEE+fibra de
del oído medio
carbón); biovidrio

Conducir
potencia o
Guías
electricidad a Nylon o dacrón
percutáneas
dispositivos terciopelado, PMMA
sensoriales

Alambres y
Prótesis electrodos de Pt y Pt-
Restauración de Ir; electrodos de Ta-
auditivas, prótesis
oído y visión Ta2O5, acero
visuales
inoxidable, goma
elástica de silicón;
PMMA

Alambres y
electrodos de Pt y Pt-
Analgesia Eliminar dolor Ir; electrodos de Ta-
eléctrica crónico Ta2O5, acero
inoxidable, goma
elástica de silicón;
PMMA
Control eléctrico
Conducir señales
de ataque
eléctricas al El mismo
epiléptico
cerebro

Estimulación Control de la
frénica respiración El mismo
eléctricamente

Estimular la
Control de vejiga liberación de
El mismo
lavejiga

CORAZON Y SISTEMA CARDIOVASCULAR

Acero inoxidable,
Estimulación al contenedores de Ti,
Mantener el
miocardio y goma elástica de
ritmo cardiaco
endocardio silicón, cera epoxy
(marcapasos de encapsulada;
corazón) electrodos de Pt o
aleaciones Pt-Ir

Desviaciones
Polietileno,
crónicas y Auxiliar en
revestimientos
caréteres hemodiálisis
hidrofilicos

Aleaciones Co-Cr;
Reemplazar carbón isotrópico a
Válvulas
válvulas baja temperatura,
cardiacas
enfermas injertos porcinos;
aleaciones de Ti con
silastic o discos de
carbón pirolítico
Segmentos de
poliuretano, goma
elástica de silicón o
Prótesis arteriales Reemplazar ejes de carbón
y vasculares; arterias dañadas pirolítico con mallas
componentes y vasos de dacrón; heparina
artificiales del sanguíneos; +GBH o TGBH
corazón; reemplazar el revestimientos sobre
dispositivos corazón teflón o goma
auxiliares del elástica de silicón;
corazón PHEMA revestidas
con polímeros;
dacrón terciopelado,
fieltros y tejidos;
tejidos de
poliolefinas (TP), TP
con superficie de
gelatina enlazada
transversal; tan sólo
teflón (PTFE)

REPARAR Y REEMPLAZAR EL ESQUELETO

Vástagos: acero
inoxidable 316L;
aleaciones T-Al-V;
aleaciones
ahuecadas de Co- Cr-
Mo-Ni; polietileno
Cadera total Reconstrucción de alta densidad;
artificial, rodilla, artrítica o "cemento" PMMA;
hombro, codo, fractura de alúmina de baja
carpo, etc. articulaciones densidad; polímero
poliacetal;
recubrimientos de
metal-carbón
pirolítico;
recubrimiento de
metal-biovidrio;
politetrafluoroetileno
poroso (PTFE);
recubrimientos de
PTFE-carbón sobre
metal; fibras de
PMMA-carbón,
polvos compuestos
de PMMA-cervital;
acero inoxidable
poroso; Co-Cr; Ti y
aleaciones de Ti
Acero inoxidable
316L; aleaciones Co-
Cr; Ti y aleaciones
Placas de hueso, de Ti; fibra
Reparar fracturas
tornillos, alambre compuesta de
polisulfona-carbón;
fibra compuesta de
biovidrio-metal;
compuesto de ácido
poliláctico-ácido
poliglicólico

Clavos
intramedulares Alinear fracturas El mismo

Corregir la
Varillas curvatura
Harrington crónica de la El mismo
espina

Reemplazar El mismo, además


Miembros del de nylon o dacrón
extremidades
cuerpo artificiales terciopelados sobre
perdidas
implantados silastic para tejido
permanentemente suave con
crecimiento interno

Separadores y
Corregir
extensores
deformidades Al2O3
vertebrales
congénitas

Inmovilizar
vértebras para
Fusión espinal
proteger la Biovidrio
médula espinal
Estimulación
Controlar Electrodos de Pt, Pt-
funcional
músculos Ir; silicón;
neuromuscular
eléctricamente aislamiento de teflón

DENTAL

Reposición de Restaurar el PTFE carbón


hueso alveolar, soporte alveolar compuesto
reconstrucció para mejorar la (proplast); Al2O3
mandibular dentadura poroso; cervital; HEMA
adecuada hidrogel-relleno, apatita
porosa; fosfato tricálcico;
copolímero PLA/PGA;
biovidrio, apatita densa

Acero inoxidable,
Implantes de aleaciones Co-Cr-
Reemplazar
reemplazo de Mo, Ti y aleaciones
dientes
dinetes (aletas, de Ti Al2O3,
enfermos,
anclas, biovidrio,carbón
lesionados o no
espirales,cilindros LTI, PMMA,
existentes
en forma natural proplast, aluminato
o con base de calcio poroso,
modificada) mineral de
MgAl2O4, carbono
vítreo, hicroxiapatita
densa

Implantes de Soportar el
puente de trabajo Acero inoxidale,
reemplazo o de
o directamente aleación de Co-Cr-
dientes
dientes sobre el Mo, recubrimientos
subperiósticos
hueso alveolar de carbón LTI
Proporcionar
postes para la
Anclas
aplicación del
ortodónticas Biovidrio bañado de
esfuerzo
Al2O3; biovidrio bañado
requerido para
de Vittalium
cambiar
deformidades

PROTESIS PARA RELLENO DE TEJIDO BLANDO

Contorno de cara Reemplazar Goma elástica de


y prótesis de tejido enfermo, silicón (silastic),
relleno (nariz, traumatizado o polietileno, PTFE,
oreja, mejilla) con tumores silicón fluido, fluido
de colágeno disuelto

Gel y goma elástica


Prótesis Reemplazar o de silicón, tejido de
mamarias aumentar el seno dacrón, esponja
hydrón

Resina acrílica
curada-uniforme;
Huesos para
acero inoxidable,
defectos Rellenar aleación Co-Cr,
craneales y defectos lámina de Ta,
prótesis de
polietileno y uretano
reconstrucción
poliéster cubierto de
máxilofacial
tereftalato de
poloetileno
recubierto de malla
tejida

Reemplazar los Hodrogel PVA


Cartílago cartílagos cristalizado y
articular artificial deteriorados por polímeros de
artritis poliuretano; PFTE
con fibras de grafito
(proplast)
MISCELANEA DE TEJIDO SUAVE

Teflón, nylon-
Reemplazar poliuretano
Uretra, vejiga y
tejido dañado compuesto;
pared intestinal
pericardio tratado de
artificiales
bovino; banda
elástica de silicón

Colágeno procesado;
Tratamiento en membrana de silicón
Piel artificial quemaduras ultradelgada de
severas espuma de
policaprolactona
(PCA); película
PCA compuesta

Desviación Propiciar el
drenaje y reducir Cinta elástica de
hidrocefálica
la presión silicón

Parches suaves Reparar hernias Acero inoxidable,


malla de dacrón

Propiciar el
Desviaciones acceso rutinario
Colágeno
internas a las unidades de
modificado; silastic
diálisis

Desviaciones Propiciar el
acceso rutinario Silastic-teflón o
externas
para diálisis dacrón
Mantener el
Acero inoxidable,
contacto suave
Suturas cera, nylon, PGA,
para ayudar a la
dacrón, cuerda de
cicatrización
tripa, polipropileno

Reemplazar Cinta elástica de


Sistemas de drogas silicón, hidrogels de
liberación de progresivamente; copolímero etileno-
drogas inmovilizar acetato de vinilo;
enzimas PLA/PGA
polisacáridos-
polímeros de vinil

Malla de dacrón
Reconstrucción poroso-poliéster
Tráquea artificial
de la tráquea uretano, malla de Ta,
esponja Ivalon y
malla de
polipropileno

Tal es el caso de la producción de prótesis mamarias para uso externo, cuyo proceso fue desarrollado en el
Instituto de Investigaciones en Materiales de la UNAM ante los requerimientos presentados por el Grupo RETO,
A.C., como parte de su programa de rehabilitación física y psicológica de mujeres con mastectomía (extirpación
del seno por tumor canceroso). Desafortunadamente, el número de mujeres en México que tiene que sujetarse a
una cirugía de esta naturaleza alcanza la cifra de 5 000 a 6 000 por año.

En este tipo de cirugía, aparte del daño físico resultado de la propia operación, se presenta un daño psíquico
severo que impone la necesidad del uso de una prótesis. Los precios de éstas son lo suficientemente elevados
como para quedar fuera del alcance de ciertos estratos socio económicos.

En la actualidad, a nivel mundial, existen prótesis mamarias tanto para uso interno como externo. Las primeras,
claro está, proporcionan una solución más de fondo, y son el resultado de una tecnología más avanzada tanto de
materiales como desde el punto de vista médico, y por consiguiente, tienen un precio más elevado que las
segundas. Éstas, por su parte, observan características en cierta manera opuestas, lo que representa enormes
ventajas económico-sociales.

La figura 26 muestra los moldes que fueron diseñados y construidos para obtener los prototipos de la prótesis de
uso externo y la prótesis misma, la cual es de poliuretano espumado.

Además de este tipo de prótesis, y como resultado de crecientes investigaciones sobre los materiales, se ha
seguido trabajando en forma multi e interdisciplinaria en la obtención de prótesis y dispositivos internos a base de
silicón para el tratamiento de enfermedades muy diversas.
Figura 26.

LOS SUPERCONDUCTORES "CALIENTES"

Durante el proceso de elaboración de este libro, se dio a conocer el resultado de una investigación científica que
ha conmocionado al mundo. Se trata de un fenómeno "viejo": la superconductividad (véase pp. 75-77 del
volumen 3 de La Ciencia desde México) con un material "nuevo": las cerámicas. Lo que se ha obtenido son
materiales cerámicos superconductores de alta temperatura de transición.

El "viejo" fenómeno de superconductividad (descubierto en 1911 por Heike Kamerlingh Onnes) se manifiesta
fundamentalmente en dos hechos experimentales, a saber:

— Un material superconductor es aquel que, en una temperatura determinada, presenta una resistencia eléctrica
igual a cero.

— En el estado superconductor el material se comporta como un diamagneto perfecto, es decir, se opone a que un
campo magnético penetre en él (efecto Meissner).

Las temperaturas a las que se había observado este fenómeno eran, hasta 1986, menores a 24 K (249°C por debajo
de la temperatura de congelación del agua), lo cual representaba enormes dificultades tanto para observarlo como
para utilizarlo en aplicaciones prácticas a costos razonables, ya que la única manera de alcanzar tan bajas
temperaturas es mediante helio líquido, que exige una tecnología muy sofisticada tanto para obtenerlo como para
manejarlo.

Así pues, aunque las posibles aplicaciones de la superconductividad fueron advertidas desde el descubrimiento
mismo del fenómeno, su utilización se veía muy remota, y quedó como gran reto para la ciencia de los materiales
y como gran demanda de la humanidad el encontrar materiales superconductores a temperatura lo más alta
posible, incluso a la temperatura ambiente.

En su intento por satisfacer esta demanda, la humanidad ha dado los pasos que se muestran en la gráfica 1, en la
que es fácil observar que en 64 años (de 1911 a 1973) se logró un incremento de tan sólo 20 grados (de 4.2 K a
23.4 K), mientras que, tan sólo en 13 años (1973 a 1986), ¡se logró un incremento de aproximadamente 67
grados! El avance ha sido enorme, espectacular, sobre todo si se toma en consideración que ahora sólo se requiere
enfriar el material a la temperatura del nitrógeno líquido (-196°C) para obtener una resistencia igual a cero en el
material, así como expulsión del campo magnético.
Gráfica 1.

Por otra parte, no deja de llamar la atención que los materiales que ahora se conocen como "de alta temperatura de
transición" son materiales cerámicos, los cuales tradicionalmente se han venido utilizando como aislantes. ¿No
son acaso de porcelana los aislantes utilizados en las líneas de alta tensión? ¿Y no es la porcelana una cerámica?

Los mecanismos responsables del fenómeno de superconductividad en estos nuevos materiales no han sido hasta
la fecha debidamente dilucidados, y con toda seguridad habrán de llevarse a cabo muchas investigaciones para
explicar lo que está ocurriendo en estas cerámicas superconductoras a alta temperatura. Ya se vislumbra que los
mecanismos no son idénticos a los que dan lugar a la superconductividad de baja temperatura, y la cantidad de
preguntas que están surgiendo en torno a este nuevo fenómeno es enorme: ¿Será posible encontrar otros
materiales que sean superconductores a temperaturas más elevadas? ¿Serán éstos los superconductores
supercalientes? ¿Será acaso posible llegar a temperatura ambiente? Las aplicaciones que se suponían posibles
cuando el fenómeno sólo se observaba a baja temperatura, ¿seguirán como expectativas válidas para estos nuevos
superconductores?

En nuestro país se realizan investigaciones tendientes a proporcionar las respuestas a estas preguntas. La figura 27
muestra la levitación magnética producida por el efecto Meissner. Los superconductores que aparecen en la
fotografía son cerámicas de Y1Ba2Cu3O7-δ, elaboradas en el Instituto de Investigaciones en Materiales de la
UNAM.
Figura 27.
V. LOS MATERIALES EN EL ESPACIO

CON bastante frecuencia se suelen escuchar enconadas discusiones sobre los enormes recursos que las grandes
potencias destinan a programas de desarrollo de investigaciones y tecnologías altamente especializadas y cuyo
beneficio práctico no parece estar muy cercano para la humanidad como un todo; consecuentemente surgen
preguntas como las siguientes: ¿En qué beneficia a la humanidad el que los Estados Unidos o la Unión Soviética
(lo mismo da) hayan puesto un hombre en la Luna? ¿Cuál es el beneficio práctico que se obtiene de los llamados
viajes espaciales? Tal vez no sea ésta la primera ocasión en que surgen tales cuestionamientos; acaso éstos u otros
equivalentes se dieron cuando las expediciones a las Indias o cuando se pretendía que el hombre volara o pudiera
penetrar en las profundidades del océano. Sin embargo, una cosa es clara: entonces como ahora, los beneficios
directos o inmediatos pertenecen sólo a quienes emprenden tales aventuras y cabe hoy en día preguntar: ¿Ha
resultado la humanidad beneficiada por tales hechos? ¿Cuestionaríamos hoy a quienes los realizaron entonces?

En mi opinión, el mundo de nuestros días está fuertemente influido por esos desarrollos y la humanidad ha
resultado muy beneficiada por ellos. Por otra parte, es imposible negar que algunas aplicaciones han sido
altamente nocivas. ¿Quién puede negar que la contaminación de la atmósfera o de las aguas es debida en buena
medida a tantos y tantos desarrollos tecnológicos? ¿Quién puede ver con buenos ojos el que una de las primeras
aplicaciones de la fisión nuclear haya sido la destrucción de seres humanos o que el avión, tan útil para transportar
alimentos, pasajeros, elementos de auxilio, etc., también se utilice para transportar destrucción? Considero
importante hacer notar que, en términos generales, los avances logrados por el hombre siempre le han reportado
un beneficio. El que en ocasiones se haga un uso antihumanitario de estos avances es una cuestión de índole
moral o ética, pero que de ninguna manera debe imponer limitaciones al conocimiento humano y a su labor
creativa. Hagamos votos para que seamos capaces de usar nuestros propios descubrimientos para beneficio de la
humanidad, y aceptemos el reto de que algunos avances científicos y tecnológicos puedan traer consigo
consecuencias nocivas.

LA INVESTIGACIÓN AEROESPACIAL

Los conocimientos adquiridos y las tecnologías generadas como consecuencia inmediata de la investigación y el
desarrollo aeroespaciales ya están influyendo en la vida cotidiana de gran parte de los habitantes del orbe. Los
materiales que se han desarrollado pueden clasificarse en dos grandes grupos:

1) Los que se han desarrollado para poder enfrentarse a las condiciones a las que se ven sujetos los vehículos,
individuos e instrumentos en este tipo de viajes, y

2) Aquellos que se han "fabricado" en esas condiciones.

1. Materiales desarrollados para aplicaciones espaciales

Uno de los problemas más serios en los vuelos en general y particularmente en los espaciales es el de la estructura
de la nave; dicho de otra manera, la resistencia mecánica que debe tener el vehículo para soportar las velocidades,
aceleraciones, impactos y esfuerzos a los que habrá de verse sujeto. También deben tomarse en cuenta factores
como las temperaturas y presiones que encontrará en su recorrido, y el factor igualmente importante del propio
peso de la nave.

Fibras de carbón/grafito. Estas consideraciones y otras similares fueron las que condujeron al desarrollo de las
fibras compuestas de carbón/grafito.

El carbón es el elemento número 6 en la tabla periódica de los elementos, su peso atómico es 12.011, tiene dos
isótopos (núcleos con igual número de protones pero números distintos de neutrones) y tradicionalmente se le
conocen tres formas alotrópicas (presentaciones): diamante, grafito y carbón amorfo.

En el grafito monocristalino, que es la forma alotrópica que nos interesa por ahora, los átomos se encuentran
dispuestos en arreglos hexagonales que se superponen unos sobre otros para formar una secuencia periódica del
tipo A B A B A... Los átomos que se encuentran en un mismo plano (ya sea A o B) están unidos muy fuertemente
entre sí, mientras que la unión entre átomos de planos distintos contiguos (A con B) es mucho más débil. Ésta es
la razón por la cual el grafito se presenta en forma de láminas delgadas, lo que lo hace tan útil para la fabricación
de puntillas para lápices. El espaciamiento entre cada uno de los planos laminares (planos basales) de la estructura
de grafito es de 0.355 micrones.

La investigación destinada a la producción de materiales aeroespaciales ha producido el llamado grafito


turbostático, que es un material muy similar al grafito monocristalino excepto porque sus planos basales no tienen
un empaquetamiento regular en relación con el eje perpendicular, y porque la distancia promedio entre los planos
basales es alrededor de mil veces menor (0.34 nanómetros).

Con este conocimiento fundamental sobre la estructura del carbón y del grafito ha sido posible "diseñar"
materiales con las propiedades adecuadas para satisfacer las condiciones tan severas del espacio exterior y del
vuelo mismo, El secreto está en conseguir que los planos laminares del grafito se alineen paralelos al eje de la
fibra. Y... ¿cómo conseguir las fibras de grafito?

¿Acaso será muy difícil?... Aquí tienen la receta:

El proceso consiste en utilizar una base orgánica (llamada precursor) que debe tener un alto porcentaje de átomos
de carbón. Mediante calor y la aplicación de tensiones se liberan todas las fracciones volátiles para dejar sólo los
átomos de carbón y ¡ya está! Se obtiene un compuesto carbón/fibra de grafito. Sólo me resta dar los detalles de
los precursores y lo hago a continuación para uno de ellos: las fibras de rayón, particularmente las que llevan los
nombres comerciales Thornel-50 y Thornel-75, que son producidas por Unión Carbide. En atmósfera inerte se las
expone a una temperatura de entre 2 700 y 2 800°C y en esa condición se les sujeta a cargas tensiles y se les estira
y comprime a efecto de alinear los planos en una dirección paralela al eje de los filamentos. Estas fibras resultan
irregulares en cuanto a su forma, y su diámetro va de 5 a 50 micrones.

Las propiedades específicas de cada fibra dependen básicamente del precursor particular del cual se hayan
obtenido y del proceso utilizado. Así, por ejemplo, la resistividad eléctrica puede variar desde un intervalo de 800
a 1 200 ohm-cm para fibras carbonizadas entre 1 500 y l 700°C hasta uno de 150 a 200 ohm-cm si la temperatura
de carbonización es de 2 800°C. En términos generales se puede decir que las fibras de compuestos carbón/grafito
ofrecen una combinación de propiedades de bajo peso, alta resistencia mecánica y rigidez muy superiores a las
ofrecidas por los materiales fibrosos metálicos y no metálicos convencionales utilizados para condiciones de
trabajo similares en severidad.

Como se mencionó al iniciar este capítulo, el desarrollo obtenido en la investigación aeroespacial no ha quedado
limitado a estos usos sino que ya ha producido aplicaciones que benefician a sectores más amplios; uno de los
primeros ha sido la aeronáutica civil. Muy probablemente usted ya ha disfrutado de esos nuevos materiales, y si
en alguna ocasión ha abordado un jet DC-lO ciertamente lo ha hecho, pues el sistema de estabilización vertical
utiliza el compuesto epóxico de fibra de grafito conocido comercialmente como Thornel-300. Otras industrias
más "terrenales" ya han empezado a utilizar también las fibras de grafito: la industria automotriz para aligerar los
vehículos y obtener un mejor rendimiento del combustible sin sacrificar propiedades mecánicas, la industria de la
construcción reforzando el concreto con fibras de grafito, y hasta la industria de las bicicletas, cuyas estructuras
resultan más resistentes y ligeras si se fabrican con grafito en vez de usar los materiales tradicionales.

Materiales cerámicos avanzados. Los materiales tradicionales difícilmente soportan las condiciones ambientales
del espacio exterior. Los metales que en general tienen puntos de fusión altos y por ende soportan altas
temperaturas tienen también la característica de que su densidad es alta. Los polímeros, que suelen ser menos
densos que los metales, también tienen puntos de fusión bastante más bajos. La solución parece estar pues en los
cerámicos, y ésta es la razón por la cual han cobrado tanta importancia en los últimos años. También fueron los
materiales "más importantes" en los primeros siglos de existencia de la humanidad. ¿Curioso, no?

La cerámica de nuestros días recibe los nombres de cerámica avanzada o técnica o fina, y se trata de
composiciones con alto grado de pureza, constituidas por partículas ultrafinas, sinterizadas y tratadas bajo
condiciones perfectamente controladas. Su diferencia con los materiales cerámicos tradicionales es que éstos se
basan principalmente en silicatos, mientras que la cerámica avanzada incluye nitruros, carburos, óxidos,
carbonatos, etc. Estos materiales poseen propiedades especiales, como su alta resistencia a la temperatura, a la
corrosión y al uso, y propiedades eléctricas y ópticas que los hacen sumamente útiles para un gran número de
aplicaciones, como se muestra en el cuadro 7.
Cuadro 7. Cerámicas finas.

Funciones Propiedades Aplicaciones

-Sumideros de
calor
- Refractarias
Térmicas -
-Aislantes Revestimientos
de hornos de
- Coductoras alta
térmicas temperatura

- Alta
resitencia - Herramientas
Mecánicas
- Resistente al - Abrasivos
uso
- Alabes de
- Baja turbina
expansión
térmica - Lubricantes
sólidos
- Lubricantes
- Instrumentos
de presición

-
- Huesos
Biológicas y Compatibilidad
artificiales
Químicas biológica
- Prótesis
- Resistencia a
la corrosión - Equipo
geotérmico y
químico
- Aislantes
- Circuitos
Electromagnéticas eléctricos
integrados
- Conductores
- Substratos
eléctricos
- Sensores
industriales

- Diodos láser

- Diodos
- emisores de luz
Condensación
Opticas óptica - Porcelanas
traslúcidas
- Fluorescencia resistentes al
calor
- Traslucidez
- Fibras ópticas
-
para
Conductividad
comunicaciones
óptica
y dispositivos
médico-
quirúrgicos

-
Recubrimientos
- Refractarios
Nucleares de
- Resistencia a contenedores
la radiación de combustible

- Control

El cuadro 8 muestra una clasificación de las cerámicas de alta tecnología según la función que desempeñan.

Resulta evidente la gran cantidad de aplicaciones que ya se han dado y las que habrán de darse utilizando estos
nuevos materiales, producto directo de la "locura" de conquistar el espacio extraterrestre. Las motores de turbinas
de gas y las herramientas de corte son dos ejemplos claros de la utilidad de estos materiales en la vida cotidiana
de un número considerable de seres humanos.

Hacia el futuro inmediato. El desarrollo de materiales y los avances en la tecnología de la fabricación de partes
para la exploración del espacio desempeñarán un papel fundamental en lo futuro. Para el año 2000 habrán de
desarrollarse nuevas aleaciones y materiales compuestos para las partes estructurales, superaleaciones cerámicas y
compuestos vidriados para los sistemas de propulsión.
Metales y aleaciones. Uno de los procesos más novedosos para preparar nuevas aleaciones es el conocido con el
nombre de solidificación rápida, que consiste en un enfriamiento extremadamente rápido del material original
desde su fase líquida a una fase sólida en forma de polvo. Este enfriamiento suele producirse a razón de un millón
de grados por segundo. En la actualidad este proceso ha producido aleaciones de aluminio con rigidez específica y
resistencia mecánica mayores y aleaciones de aluminio o níquel con resistencias a la temperatura superiores a las
conocidas con anterioridad.

Otros procesos desarrollados durante la búsqueda de materiales útiles para la exploración espacial y que son, o
muy pronto serán, de gran importancia en la vida cotidiana son el formado superplástico, la difusión de enlaces o
soldadura por estado sólido y el formado total.

Cuadro 8.

Materiales Aplicaciones

FUNCIONES ELECTRICAS

Materiales - Substratos para circuitos,


aisladores (Al2O3, alambrados, resistores e
BeO, MgO) interconecciones
electrónicas

Materiales
ferroeléctricos
(BaTiO3, Sr TiO3) - Capacitores cerámicos

- Vibradores, osciladores,
filtros, tec.
Materiales
piezoeléctricos - Transductores,
humidificadores
ultrasónicos, generadores
de piezoeléctricos, de
chispa, tec.
- Sensores ycompensadores
de temperatura

- Elementos calefactores,
interruptores,
Materiales compensadores de
semiconductores temperatura, etc.
(BaTiO3, SiC, ZnO-
Bi2O3, V2O5 y otros óxidos - Elementos sensores de
de metales de transición) calor

- Sensores de infrarojo

- Eliminación de ruido

- Absorbedores de
variaciones de corriente,
etc.

- CdS sinterizado para


celdas solares

- SiC como calentador en


hornos eléctricos,
calentadores miniatura, etc.

- Electrolito sólido para


baterías de sodio

- ZrO2 cerámico como sensor de


oxígeno, medidor de pH

Materiales
conductores iónicos
( -Al2O3, ZrO2 )

- Cabezas para grabación


Ferritas blandas magnética, sensores de
temperatura, etc.

- Imanes de ferrita, motores


Ferritas duras de potencia fraccionada,
etc.
FUNCIONES OPTICAS

Alúmina traslúcida - Lámparas de vapor de


sodio a alta presión

Magnesio - Para tubos de


traslúcido, mulita, iluminación, lámparas
etc. especiales, materiales para
ventanas en el infrarojo

Cerámicas
traslúcidas Y2O3-
- Material láser
ThO2

- Elementos de memoria
luminosa, despliegues de
Cerámicas PLZT
video y sistemas de
almacenaje, elementos
moduladores de luz,
válvulas de luz, etc.

FUNCIONES QUIMICAS

Sensores de gas - Alarmas para fugas de


(ZnO, Fe2O3, gas, ventiladores
SnO2) automáticos, detectores de
flúor o carbón, etc.

Sensores de
- Elementos de control de
humedad
conocimiento en hornos de
(MgCr2O4-TiO2)
microondas, etc.
Portadores
- Portadores catalíticos por
catalíticos
control de emisión

Catalizadores
- Portadores de enzimas,
orgánicos
zeolitas

Electrodos
(titanatos, sulfatos y - Procesos fotoquímicos,
boratos) producción de cloro

FUNCIONES TERMICAS

Cerámicas ZrO2,
TiO2 - Radiadores infrarrojos

FUNCIONES MECANICAS

Herramientas de - Herramienta cerámica,


corte (Al2O3, TiC, herramienta cerment,
TiN, otros) diamante artificial,
herramienta nitrurada

Materiales - Sensores de presión,


resistentes al uso selladores mecánicos,
(Al2O3, ZiO2) tiralíneas cerámicos,
cojinetes, guías de tarraja
- Motores cerámicos,
Materiales álabes de turbina,
resistentes al calor intercambiadores de calor,
(Al2O3, Si3N4, SiC, quemadores para
soldadura, crisoles para
otros) combustión a alta
frecuencia

FUNCIONES BIOLOGICAS

Implantación de
cerámica de - Maxilares y raíces de
alúmina y biovidrio dinetes artificiales, huesos
de hidroxiapatita artificiales

FUNCIONES NUCLEARES

Combustibles
nucleares (UO2,
UO2-PuO2)

Material para
revestimiento (C,
SiC, B4C)

Material para
blindaje (SiC,
Al2O3, C, B4C)

El formado superplástico consiste en producir grandes cambios en la forma del material, generalmente un metal o
una aleación, mediante altas temperaturas y bajas presiones. De hecho el material adquiere una consistencia casi
pastosa (plástica), lo que permite que se le conforme casi a placer.

La difusión de enlaces o soldadura por estado sólido es un proceso de unión de dos metales realizado a altas
temperaturas y presión. La unión se lleva a efecto por la difusión, a través de las superficies que han de unirse, de
los átomos de los distintos materiales. Es algo así como utilizar los propios enlaces químicos de los materiales en
juego para hacer la soldadura.

El formado total es una técnica en la que partiendo de un material en forma de polvo se le da su forma final
comprimiéndolo contra un contenedor de cerámica, vidrio o acero que tiene ya la forma deseada. Se trata de una
especie de rechazado a muy altas presiones teniendo como material a un polvo.

Los nuevos materiales compuestos. Los nuevos materiales compuestos consisten en una matriz, que lo mismo
puede ser una resina orgánica o un metal y fibras de alta resistencia que se embeben en la matriz. Como se ha
mencionado, la fibra más común es el grafito, pero también las hay de vidrio, boro, carburo de silicio, Kevlar (una
fibra orgánica) y metales filamentarios. El papel de la matriz es el de mantener unido el compuesto y permitir que
el material se pueda conformar en formas diversas.

Debido a la matriz, es posible diseñar el material para que tenga propiedades tales como resistencia y rigidez. Los
materiales compuestos son más resistentes que el acero, más rígidos que el titanio y más ligeros que el aluminio.
Además ofrecen otras propiedades importantes como resistencia a la corrosión y a las altas temperaturas. Por
estas razones son particularmente efectivos en las estructuras espaciales, las que deben ser tanto resistentes como
ligeras. La tecnología relativa a los recubrimientos también está recibiendo especial atención y se han
desarrollado recubrimientos de cromo, aluminio y aleaciones de itrio con hierro, cobalto o níquel que ofrecen
protección a temperaturas tan altas como 1 700°C.

Una de las aleaciones que ha despertado mayor interés en la actualidad para aplicaciones aeroespaciales es la de
aluminio-litio, cuya principal virtud radica en su muy baja densidad. Otras aleaciones de aluminio, tales como
aluminio-hierro-molibdeno-zirconio funcionan suficientemente bien a altas temperaturas como para competir con
el titanio por encima de 1 000°C.

2. Materiales desarrollados en el espacio

Extraer de la Tierra los materiales que ésta nos suministra, tomar ventaja de las propiedades de cada uno de ellos
y ponerlos al servicio del hombre es lo que puede llamarse la primera etapa en la historia de los materiales.
Violentar algunas propiedades innatas mediante agentes externos como el golpeteo mecánico o la temperatura fue
la segunda gran etapa. La tercera etapa consiste en combinar materiales con propiedades distintas, valiéndose de
agentes externos y obteniendo "nuevos materiales" con "nuevas propiedades" en ocasiones superiores a las
poseídas por los constituyentes de origen, pero siempre sujetos a las condiciones impuestas por nuestro hábitat
natural.

Liberarse de alguna de estas condiciones, disminuyendo, por ejemplo, la presión atmosférica (hacer el vacío), o
simular algunas otras como la humedad, la radiación ultravioleta, la infrarroja (intemperismo acelerado), etc.,
constituye la etapa siguiente, que puede considerarse aún vigente a pesar de los grandes avances descritos en los
párrafos inmediatos a éste. Pero estamos en el umbral de una nueva etapa en esta fascinante historia: aquella en la
cual, una vez diseñados los materiales que le permiten hacerlo, el hombre abandona su entorno natural y en
nuevas condiciones intenta repetir algo de lo ya realizado. Se empeña en seguir aprendiendo, seguir avanzando,
continuar tomando ventaja de aquello que le queda o poner al alcance de su mano lo inaccesible para,
nuevamente, ponerlo al servicio del hombre mismo.

Materiales fabricados en el espacio. La fabricación de materiales en la superficie terrestre se realiza siempre bajo
la influencia de la aceleración gravitacional y la presencia de la atmósfera, que puede introducir contaminación
adversa, la cual, sin embargo, puede eliminarse utilizando atmósferas artificiales con gases inertes. Prácticamente
estamos imposibilitados para eliminar todos los efectos gravitacionales, y éstos son los responsables de
fenómenos como la separación de fases, la segregación por densidad, los sobreenfriamientos y algunos tipos de
contaminación. La posibilidad de realizar procesos de fundición, difusión, crecimiento de cristales, etc., en el
espacio exterior brinda la oportunidad de eliminar los efectos derivados de la aceleración gravitacional y,
consecuentemente, hace que esta posibilidad resulte sumamente atractiva.

En el espacio exterior, en adición a la ventaja de la "pérdida" parcial o incluso total del peso se tiene la ventaja
potencial de la energía solar y una situación de vacío más favorable. La producción de cristales ultrapuros, la
separación de sustancias, la homogenización de compuestos, la obtención de productos farmacéuticos de alta
pureza, vidrios y semiconductores son algunas de las áreas en las cuales es más promisorio utilizar las ventajas
del espacio exterior.
La idea de realizar experimentos en ausencia de corrientes convectivas o vibraciones, en un ambiente estéril, en
vacío casi perfecto y gravedad prácticamente nula no surgió como resultado instantáneo de los primeros éxitos en
los vuelos espaciales, sino que fue una idea acariciada mucho tiempo atrás por los teóricos. De esta manera, al
abrirse las posibilidades reales de llevarla a la práctica lo que tuvo que hacerse de inmediato fue investigar la
manera de realizar esos experimentos en forma enteramente autónoma.

En la actualidad ya se han realizado varios experimentos con resultados muy exitosos, al grado de que se
encuentran en curso los estudios económicos respectivos para ver la conveniencia de lo que podríamos llamar la
comercialización del espacio exterior.

Productos para la vida. De éstos, el experimento más avanzado es un experimento sobre electroforesis, que es
una técnica para separar sustancias orgánicas en presencia de un campo eléctrico y que es muy utilizada para la
producción de medicinas. Este proyecto se inició en 1977 y se llevó a efecto por primera vez en el transbordador
espacial. Por lo que toca a la comercialización, las expectativas más optimistas predicen la existencia de un
mercado de varios miles de millones de dólares para la década de los noventa, aunque hasta la fecha solamente
existe un solo producto "espacial" en el mercado, que son unas pequeñísimas esferas de látex.

Semiconductores. Dado que los procesos de manufactura en el espacio son sumamente caros, resulta evidente que
los mejores candidatos para procesarse en el espacio son los productos con el mayor valor por unidad de volumen.
Sin duda, unos productos que reúnen esta cualidad son los materiales electrónicos cuya base fundamental son los
cristales, que al obtenerse con gran pureza y perfección competirán muy favorablemente en el negocio de las
componentes electrónicas. Para los futuros programas se han identificado muy buenos prospectos, entre los que se
incluyen materiales para detectores de tipos muy diversos, así como materiales apropiados para chips de
computadoras. La extremada limpieza y la ausencia de gravedad existentes en el espacio exterior son condiciones
ideales para producir estupendos cristales semiaisladores libres de disoluciones. Los compuestos que se han
trabajado son el arsenuro de galio y el fosfuro de indio. Los mejores cristales de arsenuro de galio se han
obtenido, hasta la fecha, mediante un procedimiento conocido como crecimiento electroepitaxial, con un
rendimiento menor del 17% cuando se obtienen en la Tierra y hasta de 97% cuando se fabrican en el espacio.

El crecimiento electroepitaxial es un procedimiento consistente en hacer pasar una corriente a través de una
solución, estimulando por este medio la migración de átomos hacia la interfase de crecimiento del cristal. El
proceso emplea menos energía que los otros métodos comúnmente usados debido a que la temperatura que se
requiere para la solución es menor que la temperatura de fusión del cristal. Se ha pensado que con este novedoso
método se pueden hacer crecer cristales que incluyan combinaciones de elementos de las columnas III y V de la
tabla periódica de los elementos y otros más complejos en los que intervengan tres o hasta cuatro elementos
distintos.

Una más de las ideas que pueden llevarse a la práctica en las condiciones que brinda el espacio exterior es la
denominada "proceso sin paredes" o sin "recipiente".

En ella lo que se pretende es eliminar la contaminación que en el proceso de crecimiento de los cristales en la
Tierra proviene del propio contenedor, ya que, en el caso de los dispositivos utilizados en la microelectrónica, la
presencia de elementos extraños, aun en cantidades sumamente pequeñas, produce efectos eléctricos indeseables.
En la Tierra ha resultado imposible eliminar del proceso al contenedor, pero en el espacio esto es posible
restringiendo el movimiento de la solución mediante levitación acústica, campos magnéticos muy intensos o por
tensión superficial entre la solución y una barra del mismo material. He aquí un ejemplo muy claro de cómo el
hombre ha aprendido a sacar ventaja de las condiciones que le impone la naturaleza. Primero en su hábitat natural,
después en el espacio exterior.

Son dos las fuerzas que determinan principalmente las corrientes de convección, las que a su vez constituyen el
mayor obstáculo en el crecimiento de cristales en la Tierra, y una de ellas, la de flotación, se ve eliminada al
suprimir la aceleración gravitacional, mientras que la otra, la tensión superficial, permanece, y entonces se la
utiliza como ya se mencionó.

zable en el espacio exterior (10-14 torr.) supera en tres o cuatro órdenes de magnitud al más alto alcanzable en la
superficie terrestre (l0-l1a 10-12 torr.).+*+*+*
La metalurgía. La posibilidad de realizar experimentos en el espacio representa también una enorme oportunidad
para aprender sobre los procesos fundamentales de la metalurgia, ya sea la de los metales puros o la de las
aleaciones. Resulta una ocasión propicia para comprobar o refutar las viejas teorías y proponer, de ser el caso,
algunas nuevas. Seguramente se originarán nuevas aleaciones y se optimarán los procesos de producción de
algunas ya conocidas.

Cuadro 9. Experimentos propuestos para futuros viajes al espacio exterior

Area Sistemas meta/aleación Objetivos

Determinar
Control sin Aleaciones a límites de
contenedor / base de Nb Y sobreenfriamiento
sobreenframiento Nb y formación de
fases metaestables

Nitronic 40 y 40 Dtereminar las


W relaciones entre
microestructuras
y propiedades
micromagnéticas

Aleaciones base Fenómenos de


Fe y base Ni solidificación y
recocido

Determinar la
influencia de la
gravedad y el
Succinonitrilo
transporte
puro
difusivo y
correctivo sobre
el crecimiento de
dendritas a bajo
sobreenframiento
Obtener al 100%
Aleación Ni-Al la fase peritéctica
NiAl3

Entender los
Aleaciones base mecanismos
Fe y Ni físicos de
sobreenframiento

Clarificar el
proceso de
Aleación Ni-Sn
solidificación
rápida

Procesado sin Determinar cómo


Aleación Fe-Cr-
contenedor el itrio mejora la
Y
resistencia a la
oxidación a alta
temperatura

Determinar
Metales de capacidades
transición de la caloríficas,
Medición de
tercera fila; calores de fusión
propiedades a
metales e incrementos en
alta temperatura
extremadamente la función
sin contenedor
refractarios W, entalpia.Medir
Mo propiedades a alta
temperatura por
fluorescencia
inducida por láser
Determinar
origen,
espaciamiento y
diámetro de los
Sinética de canales de
Pb-Sn segregación.
solidificación
Estudiar los
fenómenos
básicos de la
solidificación.
Desarrollar un
modelo simple
del crecimiento
dentrítico

Succinonitrilo Estudiar efectos


Solidificación de gravedad y
puro con y sin
direccional microgravedad en
etanol
el flujo de fluidos
y en la
segregación

Estudiar
Aleación Sn-Bi mecanismos de
desestabilización
en la interfase de
solidificación

Estudiar la
influencia
Aleación Bi-Mn
gravitacional
y Sm-Co
sobre la
convección

Reducir o
eliminar la
Aleaciones Bi- influencia
Mn y Pb-Bi gravitacional en la
convección
aplicando un
campo magnético
transverso
Estudiar los
papeles de la
nucleación
Hierro colado homogénea,
multiplicación de
grano e
inoculantes en la
formación de la
microestructura

Determinar cómo
se desarrollan los
Aleaciones Al-
Aleaciones no- hechos
In, Cu-Pb, Te-
misibles microestructurales
Tl
de la fase líquida
e la brecha de
misibilidad de la
aleación

Medir
coeficientes de
difusión en la
Aleación Pb-Zn
región no
misisble líquido-
fase

Espumas Cu-grafito y Investigar


metálicas aleación Pb-Bi formación de
espuma metálica

Evaluar el
electroplateado
Varias
Electroplateado producido en el
aleaciones
espacio para
mejorar el
plateado en la
Tierra
¿Cuál es la mínima cantidad de aleante que modifica la estructura de un metal y sus propiedades? ¿Cuáles son los
límites de sobreenfriamiento de los metales y aleaciones? ¿Cómo influyen en el proceso las corrientes de
convección y su dependencia de la gravedad, la segregación y el crecimiento dendrítico? Éstas son sólo algunas
de las preguntas que se pueden resolver con los resultados de los experimentos en el espacio.

Son muchos y muy variados los experimentos que se planean realizar o ya se han realizado en las primeras
incursiones del hombre al espacio exterior. Los resultados son muy halagadores y en muchos casos se espera
poder simular en la Tierra condiciones parecidas a las encontradas en el exterior.

Con las variantes del caso, los experimentos imaginados para el caso de metales y aleaciones son muy parecidos a
los descritos en párrafos anteriores para los cerámicos y semiconductores. Se tiene en común la situación de
microgravedad y de ultraalto vacío, con los efectos que esto conlleva.

El cuadro 9 muestra de manera resumida algunos de los experimentos ya realizados o planeados para futuros
viajes al espacio exterior.

El colofón apropiado para este capítulo podrían ser, en mi opinión, las siguientes palabras que el doctor Robert
Goddard, pionero de la investigación espacial, enviara en una carta a H. G. Wells en 1932:

No puede pensarse en terminar, porque apuntar a las estrellas, tanto en el sentido


literal como en el figurado, es un problema que ocupará a varias generaciones; y así,
por mucho que se avance, siempre se sentirá la emoción de estar apenas empezando.

Seguramente que la naturaleza nos tiene reservada una enorme cantidad de sorpresas e interrogantes. La
humanidad, por su parte, también habrá de buscar las correspondientes respuestas, y sin duda para obtenerlas
demandará materiales. Así pues, el libro que aquí termina seguirá vigente.
RECONOCIMIENTOS

Este libro no habría alcanzado su forma final sin la valiosa colaboración de las siguientes personas: Susana
Ramírez como crítica, organizadora y revisora de las versiones previas; Eduardo Ferrer como "lector piloto" y
Patricia Murillo y Jesús Camacho en la labor mecanográfica y de apoyo técnico.
COLOFÓN

Este libro se terminó de imprimir y encuadernar en el mes de agosto de 1997 en los talleres de Impresora y
Encuadernadora Progreso, S.A. (IEPSA), calzada de San Lorenzo 244, 09850 México, D.F.

Se tiraron 3 000 ejemplares.

La ciencia para Todos

es una colección coordinada editorialmente

por Marco Antonio Pulido

y María del Carmen Farías.


CONTRAPORTADA

Pese a que casi todo mundo entiende lo que son los materiales, definirlos resulta ya una empresa más complicada.
Materiales son, entre una infinidad, los metales, el vidrio, las telas, las tierras raras. Su disponibilidad, sus
propiedades y características fisicoquímicas, sus usos y aplicaciones son radicalmente diferentes. ¿Cómo definir
tan vasta extensión? Sin embargo, cuando se habla de materiales todo el mundo tiene una idea sobre lo que
comprende el concepto. Puede decirse que el ascenso del hombre está marcado por una conquista continua sobre
los materiales, a partir de los primeros que utilizó la piedra, la madera y algunas fibras vegetales. "Hasta hace
muy poco el hombre aprovechó los materiales que se encuentran disponibles en la naturaleza; hoy en día este
proceso empieza a sufrir un cambio cualitativo: ya no se trata de encontrar usos nuevos para cada material, sino
de sintetizar los materiales más adecuados para los nuevos requerimientos de la civilización moderna." De este
proceso larguísimo, cuya trayectoria ocupa toda la historia del hombre, trata El hombre y los materiales. Hoy se
sabe que ayuda indispensable para la relación entre el hombre y los materiales fue la química, por más que el
nombre sea relativamente moderno. Tal ciencia, entonces todavía sin nombre, tuvo sus orígenes más remotos en
la explotación de las salinas, la fabricación de colorantes, perfumes y sustancias medicinales.

La investigación sobre los materiales constituye en nuestros días una de las disciplinas más cultivadas. En este
libro se subraya el aspecto social de la ciencia-ingeniería de los materiales, especialidad enfocada a la satisfacción
de las demandas de la humanidad mediante la creación de materiales confeccionados literalmente, "a la medida".
El estado de las investigaciones y los alcances de la tecnología moderna atienden a las necesidades de orden muy
general y aquellos requerimientos más complejos que demandan las sociedades avanzadas.

"Seguramente —dice el autor— la naturaleza nos tiene reservada una enorme cantidad de sorpresas y también,
por supuesto, nuevos interrogantes a los que habrá que buscar respuestas. Sin duda, para obtenerlas se requerirá
de materiales nuevos. Así, el libro que aquí empieza y termina seguirá vigente."

Guillermo Aguilar Sahagún, coautor del volumen 3 de esta colección, Una ojeada a la materia, es doctor en física
por la Facultad de Ciencias de la UNAM. Durante el periodo 1982-1988 fue director del Instituto de
Investigaciones en Materiales, donde actualmente continúa trabajando como investigador

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