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Y pasaré de vosotros…
Primero hace Aarón una señal preparatoria en el palacio: la vara que
se convirtió en una serpiente y que devoró a las varas de los hechiceros que
también se habían convertido en serpientes. ¡Realmente era una señal muy
propia del ambiente egipcio, en el cual las serpientes tienen un papel
importante!
Pero cuando esta señal no tiene el efecto deseado, vienen las diez
plagas que afectan a todo el pueblo egipcio.
Se puede constatar una escalada en estas plagas. Las primeras dos
pueden ser imitadas todavía por los hechiceros egipcios. Pero las siguientes
ya no (8:18, 19). Yahvé se muestra más fuerte que los dioses de Egipto.
Las plagas en su totalidad tienen que ser consideradas como un juicio
contra aquellos dioses (Éx. 12:12; Nm. 33:4).
Vemos que el Señor endurece cada vez más las plagas. Pero el faraón
también se endurece más. Una y otra vez Moisés tiene que orar pidiendo
que cese la plaga. Algunas veces el faraón admite que él está equivocado.
Bajo ciertas condiciones está dispuesto a dejar marchar al pueblo. Pero
cuando la plaga ha cesado, él retracta su palabra. El hecho de que los
israelitas no sufrieran algunas de estas plagas, no le dice nada tampoco. Su
corazón se endurece y el Señor endurece su corazón.
Finalmente viene la última plaga. En Éxodo 4:22-23 el Señor había
dicho a Moisés que tenia que hablar así al faraón: “Así dice el Señor: Israel
es mi hijo, mi primogénito. Ya te he dicho que dejes ir a mi hijo, para que
me sirva, mas no has querido dejarlo ir; he aquí yo voy a matar a tu hijo, tu
primogénito.” A la luz de esta palabra tenemos que ver ahora la décima
plaga. El faraón atenta contra el hijo de Dios, Israel. ¿No dice Oseas 11:1: “De
Egipto llamé a mi hijo”? Ahora que Egipto no quiere dejar ir a eprimogénito,
va a tener que guardar duelo por sus propios primogéni Esta última plaga no
afecta a Israel, el hijo primogénito. Ppodemos decir: ¡Claro que no! Porque
Israel podía llamarse hijo de pero lo era por gracia, por el favor que perdona la
culpa. Si el Señor en juicio con su pueblo, entonces merecería también las
plagaintensas. Y para expresar esto, el Señor instituyó la pascua (esto
sigpasar). Cada padre de familia tenía que tomar un cordero (o unmacho
cabrío). El cordero tenía que ser un macho, de un año y sin defecto. Tenía que
ser sacrificado y su sangre untada sobre los dinlos postes de cada casa. El
Señor iba a herir a los hijos de Egipto noche. Pero,… “cuando veré la sangre,
pasaré de vosotros.” ¿No habsacrificado un día un joven carnero en lugar de
Isaac? Y ahora corrervez sangre propiciatoria sustituyendo a Israel. Y el Señor
quería quaño, en esta fecha concreta (el 14 de Nisán), se repitiera la fiesta
pascua. Igual que nosotros tenemos el bautismo y la santa cena codos
sacramentos que son sello de los actos de salvación de Cristo, astenía la
circuncisión y la Pascua como sacramentos. El pueblo tencomer entonces el
cordero de pascua y con él panes sin levadrecuerdo a la salida apresurada.
Todavía hoy se pueden comprar esasjudías, matzes. La levadura era una
imagen del pecado (cf. Lc. 12:8:15; Mt. 16:11). Pablo dice en 1 Corintios 5:7-
8, que nuestro cordpascua, Cristo, ya fue sacrificado por nosotros, y que por
eso tenemquitar la vieja levadura de malicia y de maldad.