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EL PRINCIPE - NICOLAS MAQUIAVELO

EL PRINCIPE, de Maquiavelo, es una obra fundamental dentro de la historia,


filosofía y lo político, que para analizarla debemos remontarnos a su época
histórica filosófica y política, ya que de eso trata la obra.
Después de la Edad Media, en las primeras décadas del siglo XVI se vivió una
catarsis colectiva. Se tomaba conciencia de los problemas sociales, aunque su
estudio y la búsqueda de soluciones no se consolidaron hasta siglos después.

La novela se compone de treinta capítulos en los que se entrecruzan la vida de


los dos niños. En el primer capítulo se da cuenta del nacimiento de Tom Canty
en un sórdido barrio de Londres, y en contraposición con este nacimiento, el de
Eduardo Tudor en el lujoso palacio de Westminster. A partir de este capítulo
hasta el tercero, se describirá la vida de ambos chicos y su entorno familiar.
Estas vidas paralelas se contraponen drásticamente: la de Tom, rodeada de
miseria y violencia; la de Eduardo, de pompa y de lujo.

En el capítulo 3, se produce el encuentro que cambiaría radicalmente sus


vidas. Tom accede al palacio de Westminster y luego de conversar con
Eduardo, deciden cambiar sus ropas y representar la vida del otro por un día.
Eduardo ansía comportarse como un niño, compartir juegos con otros chicos
de su edad y ser libre, sin estar atado al protocolo real; Tom, que siempre soñó
con ser un príncipe, tiene la oportunidad por un corto lapso de comportarse
como tal. Pero todo no saldrá como lo planearon, ya que el intercambio se
extenderá por mucho más tiempo que el deseado; hasta tal punto que ambos
añorarán regresar a su vida anterior.

A partir del capítulo 4, el autor centrará dos o tres capítulos seguidos en las
aventuras de cada uno de los chicos y, a través de las peripecias individuales,
ambos realizarán un aprendizaje que les servirá cuando retornen a su
verdadera vida.
Eduardo se enfrenta a castigos corporales infligidos por el padre de Tom en la
humilde casa de la calle de los Desperdicios, es burlado y golpeado por chicos
de su edad que no creen su discurso, vaga desalentado por los barrios bajos
de Londres, casi muere a manos de un ermitaño loco, es coronado
farsescamente como el rey de los mendigos, es culpado de un delito, va a la
cárcel, conoce en carne propia las injusticias impartidas al pueblo por parte de
la gente de sangre real. Todas sus ansias de libertad, su anhelo ferviente de
sentirse un niño de su edad, alejado de sus compromisos reales, se ven
frustrados. Pero sí logra algo muy positivo: la amistad incondicional de sir Miles
Henton, que lo defiende en las situaciones más peligrosas y es capaz de
arriesgar su propia vida por él sin pedir nada a cambio.

Eduardo aprenderá a ver las necesidades de su pueblo, a conocer en carne


propia las penurias de la pobreza y también a sentir que alguien lo quiere por lo
que realmente es como ser humano, sin saber de sus investiduras reales.

Tom, quien -influenciado por las lecturas del padre Andrés- siempre soñó con
conocer un príncipe y que delante de sus amigos se comportaba como tal, una
vez en el palacio de Westminster en su papel de príncipe de Gales, se siente
sofocado por sus obligaciones y, por momentos, ansía volver a su vida anterior.
Una vez en su papel real, se comporta como un soberano sensible y juicioso,
atento a las necesidades de su pueblo, ya que él ha experimentado
personalmente la pobreza y la injusticia. Sale fortalecido también por este
intercambio y recupera finalmente una vida más digna para él, su madre y sus
hermanas, convirtiéndose en hombre de confianza de Eduardo VI y en Director
del Orfanato, el mismo lugar donde había compartido tantos momentos de
esparcimiento junto a pequeños huérfanos.

Recién en el Capítulo 29 ambos chicos volverán a encontrarse y cada uno


volverá a su nueva vida realmente fortalecido. Eduardo asume como nuevo rey
y en el capítulo 30 la novela se cierra con un final feliz para todos los
personajes principales y se da una breve reseña de la labor de Eduardo VI
como rey de Inglaterra
Comentario:

Esta novela transcurre en Inglaterra, durante el reinado de Enrique VIII, en el


siglo XVI. Un mismo día nacen, en diferentes partes de Londres, dos niños: el
mendigo tom Canty y el futuro rey Eduardo VI. El mayor anhelo del pequeño
mendigo es conocer un príncipe y u deseo se hace realidad cuando la
casualidad lo lleva ante la presencia del Príncipe de Gales. Durante su
encuentro, los dos chicos se sienten tan parecidos que deciden, a modo de
juego, cambiar sus ropas y durante unas horas cada uno representar el rol del
otro.

El príncipe, ya como mendigo, descubre un mundo para él desconocido donde


es maltratado, pasa hambre y fío, mienras tom ocupa el lugar del heredero del
trono en la placentera vida de palacio, pero termina por sentirse solo y cautivo.
Los dos chicos se enriquecen con las experiencias que les depara esta extraña
aventura ya que aprenden una lección: en la vida hay que alimentar la
inteligencia y el corazón, y también aprender a ser justo.

Ami parecer el individuo es el príncipe, y la sociedad son los gobernados pero


estos a su vez son individuos de hay parte mi opinión por que al examinar a El
Príncipe es enfrentarnos al circundar la parte más creadora y opaca de los
individuos en la peligrosa e indefinida labor de beneficio de la razón humana y
de la sociedad. Habitualmente se alega que la historia es la investigación de los
tropiezos entre contextos y organizaciones extremas. Es la suma de la
disolución de un universo, de un nuevo principio de la realidad en el que el
hombre, regresaba a formar la inquietud principal de todas las cosas, si la
política concierne al ser el arte de lo permitido, para Maquiavelo ello
simbolizaba que ésta debía de organizarse en medios reales, las necesidades
de cambio que él expresó, fueron extraídas de su reflexión del mundo basto y
del estado de coraje agrupado de sus contemporáneos. Sin embargo en el
centro del Príncipe se encuentra la reclamación del Estado moderno como
articulador de las relaciones nacionales y la necesidad de que los individuos
estén en libertad.

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