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Señoras, señores, buenos días:

Me presento, soy, Ingeniero Industrial y Perito Tasador de Seguros.

Muchos de Uds se preguntarán el motivo por el que estoy aquí, y no es otro que el
de poner en evidencia diversos problemas que encontramos en nuestra profesión,
al evaluar las pérdidas generadas por grandes siniestros e intentar ajustarlas a las
condiciones de un contrato de seguro que se pretendía cubriera ese riesgo. Y que
pone de manifiesto diferencias bastante comunes entre la realidad material y
financiera de la empresa y la realidad contractual que consta en la póliza de
seguros.

Bien y porqué esto y ahora, aquí en este foro. Bueno, atendiendo a la amable
petición de esta Junta Directiva, que como Uds ya conocerán han sufrido en sus
propias empresas, los estragos devastadores de varios siniestros de incendios en
los últimos meses, han promovido su inquietud para que este colectivo de
empresarios, al menos esté sobre aviso de la posible existencia de las
consecuencias irreversibles de una póliza mal confeccionada. Y el dirigirme a Uds
con esta pretensión, no es solo para que puedan conocer un problema para Uds
desconocido hasta la fecha, si no para que conozcan también que existen
soluciones “a priori” que los pueden evitar.

No ya evitar el propio incendio, que por causas fortuitas o accidentales se pueda


generar en cualquier actividad empresarial, si no a que una vez producido éste,
llegado ya el momento de hacer efectivo el contrato de seguro, éste sea eficaz para
el propósito de recuperar la pérdida sufrida en toda su extensión y no solo en parte
de la misma.

Del mismo modo quiero hacer constar que no se pretende invadir parcelas que
constituyen el ámbito profesional de la actuación de agentes y corredores de
mediación. Si no mas bien, lo que se pretende es alertar al empresario de lo que
debe o puede exigirle a su contrato y que el intermediario de seguros lo intente
conseguir en el mercado asegurador, para una mas y mejor cobertura y protección.

Ya que suelen haber situaciones en las que se considera que es función del
intermediario que alguna circunstancia conste en la póliza, cuando en realidad ha
de ser desde el interés de la empresa donde se promueva la optimización de las
pólizas de seguros, en beneficio de la propia empresa.
No hay por que obviar que sus empresas hoy son el resultado de una evolución,
que con el esfuerzo de diferentes equipos humanos se han conseguido los logros
para que tales empresa sean hoy en día o que son.

Hace 25 años, casi nadie pensaba todavía en la excelencia empresarial, en


conseguir cumplir normas de calidad, en gestionar residuos adecuadamente, en
prevenir los riesgos laborales y, en definitiva, en gestionar todo este tipo de
objetivos que se centran en uno y principal, ser competitivos.

También es cierto que la mayoría de normas vienen promovidas desde la


Administración, por lo que resultan impuestas, pero entendidas necesarias para la
protección de las vidas humanas que desarrollan su actividad en las empresas.

Del mismo modo la Administración se inhibe a la hora de reglamentar y promover


acciones para la protección de los patrimonios empresariales, entendiendo que es
una parcela propia del empresario el gestionar sus riesgos.

Así tenemos al empresario ante una avalancha de materias diversas, como las
fiscales, laborales, de calidad, de accidentes laborales, de gestión de residuos, etc,
… que colman la capacidad del empresario y a veces de la propia empresa y se
deben mantener con equipos humanos debidamente formados a cada fin y
especialidad (léase Asesor fiscal, laboral, …)

Quiero hacerles notar, que las empresa es un ente vivo y, por tanto, cambiante, ya
sea en métodos de trabajo y producción, ya en equipos e instalaciones, materias y
mercaderías, dependiendo principalmente de la tendencia del mercado en el que
está instalada y en los resultados de la Investigación, Desarrollo e Innovación de
cada empresa. Con ello quiero hacer ver que el contrato de seguro deberá
evolucionar del mismo modo, para que continúe siendo un fiel reflejo de esa
realidad.

Por poner un ejemplo muy simple y cotidiano; nadie encargaría un traje de padrino
para la boda de su hija y no realiza pruebas y ajustes previos. Puede llegar el día
de su utilización y advertir que el mismo no es todo lo adecuado que necesitamos
para ese evento.

Así, la póliza de seguros se suele conformar y confeccionar adecuadamente en la


fecha de su suscripción o efecto, pero después de varios ejercicios no se afecta de
los cambios y evoluciones que se han dado en la empresa, por lo que la póliza será
deficiente a efectos de cobertura. Y pudiendo comprobar, posteriormente, que
ajustarla a las necesidades actuales solo representa un coste insignificante, frente a
la pérdida que esta deficiencia puede generar en el momento del siniestro.

Pero dejando a un lado ya los preámbulos, fijemos la atención en los tres


problemas principales que se pueden presentar en la aplicación de una póliza tras la
generación de un siniestro de gran envergadura.

Básicamente son:

1.- La falta de contratación de garantías opcionales


2.- La aplicación de cláusulas condicionales sobre exigencias requeridas en su
cumplimiento.
3.- La deficiencia de capitales asegurados.

Sobre la primera cuestión, es la más evidente, y que se suele dar por


desconocimiento de su existencia o por falta de tiempo en el estudio de la póliza,
pero que tras un siniestro importante puede representar una pérdida notable. Este
sería el caso habitual de los molde, matrices, clichés , planos y diseños en general,
o la garantía de Pérdida de Beneficios, además de por siniestros derivados de
incendio, de los derivados del Consorcio de compensación de Seguros, o de Riesgos
Extensivos. En fin, existen una serie de garantías opcionales en las póliza que,
dependiendo de la actividad, podrían ser muy necesarias.

Sobre la segunda cuestión, que a primera vista parecen cláusulas engañosas para
el Asegurado, no dejan de ser elementos de protección para el Asegurador,
exigiendo que las condiciones de funcionamiento de la empresa sea el mas
adecuado. Por ejemplo se suele imponer que las instalaciones contraicendios
cumplan las Normas Cepreven, aplicando en caso contrario Reglas de Equidad que
aminoran sustancialmente la indemnización, o baremar una serie de franquicias en
base a los diferentes cumplimientos o incumplimiento en las condiciones de las
instalaciones de protección de incendio y/ o robo.

Y en tercer lugar y como cuestión mas trascendental, está la deficiencia de


capitales de la póliza, respecto a los existentes en la empresa. Aquí si que se
presenta esta circunstancia como la más habitual y la que mayor quebraderos de
cabeza y minoraciones de indemnización implica en la resolución de los siniestros.
Verdaderamente dificultosa es la empresa de mantener una póliza en sus justos
términos en cuanto a valoración y asignación de los capitales que ha cada capítulo
le corresponden. Ya que la técnicas de valoración a efectos de seguro, son dispares
y diferentes a las de la práctica contable, a las de la práctica fiscal y a las de la
práctica de las leyes de mercado.

Otra cuestión fundamental y que excede del ámbito de la protección del propio
patrimonio, y que en la práctica es obviada por todas las partes, y es la gestión de
los riesgos por daños a terceros; ya que casi nadie toma en consideración el riesgo
de la Responsabilidad Civil inherente al desarrollo de la actividad y/o a
consecuencia de un siniestro.

No se puede hacer un planteamiento idéntico cuando una actividad se desarrolla


exenta de cualquier vecindad, que cuando se desenvuelve integrada en los mismos
edificios o en otros colindantes.

No se suelen tener en cuenta los posibles riesgos inherentes al desarrollo de un


incendio propio y que quede extendido a las empresas colindantes.

Estos vecinos afectados, suponiendo que dispongan de póliza de seguros, serán


atendidos por sus Aseguradoras y entonces serán éstas, como perjudicadas
económicamente, quienes reclamarán el resarcimiento de los gastos
desembolsados, siempre – claro está – que se puedan imputar responsabilidades y
se acrediten y dictaminen por la instancia judicial.

Bien, pues si se dictamina sentencia por un juez y se declaran culpable la empresa,


se deberán realizar los desembolsos solicitados, suponiendo que nuestra póliza.

Por ello les recomiendo que apliquen en la gestión de riesgos de su empresa


aquellas precauciones necesarias para que sea efectiva la vigilancia de los contratos
de seguros y se adecuen en cada momento a la realidad de la empresa. Si no con
equipo humano propio, recurran a consultores externos que les podrán asesorar de
la forma y fondo de esta cuestión.

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