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Disponemos de unas ideas aceptadas de nosotros mismos, unos “yo soy así” y otros “yo no soy así” en oposición a un yo
integrado (self).
Sin poder acceder a la conciencia de esas “zonas no permitidas” es imposible cerrar los asuntos inconclusos.
Hay “zonas” de la perspectiva mental polar que quedan respectivamente apartadas o ausentes de la conciencia, relegadas a
“la sombra”.
La gestalt trabaja diferenciando e identificando las partes en lucha separándolas aún más para luego, naturalmente,
acompañar el proceso de integración donde los extremos se juntan
Los dos polos de un mismo conflicto, sea el que fuere, no sólo no son incompatibles, sino que se necesitan mutuamente y cada
uno contiene, sostiene al otro.
La observación atenta en la práctica terapéutica nos va desvelando aparentes paradojas. Por ejemplo:
- quien ama sin unos límites mínimos, acaba agrediendo
- quien sobreprotege, genera desprotección
- quién da en exceso esperando compensación, deja en deuda al otro y se encuentra con su egoísmo y dependencia
- quien sufre patológicamente, evita el dolor
- quien actúa temerariamente, niega su miedo interior
- quien se aferra a la omnipotencia ya está abrigando una impotencia
- quien basa su seguridad en la rigidez, pierde creatividad y se hace frágil.
El trabajo con las polaridades va a seguir una secuencia que, en esencia, pretenderá:
- detectar la polaridad en conflicto de que se trata.
- separar, perfilar, tomar conciencia, comprender y hacerse cargo de cada una de esas polaridades infra desarrolladas o
rechazadas.
Cuando en el individuo o en la organización se da un conflicto entre partes diferentes o posturas diferentes, a menudo
ninguna de ellas deja expresarse con claridad a la otra. Lo primero que necesita cada una de estas partes es diferenciarse y
expresarse. Es decir, que cada uno de los polos opuestos se defina con claridad. Permitir que el conflicto que está sucediendo
se muestre a la conciencia y que se exprese ampliamente qué está provocando ese conflicto. Esta diferenciación es
importante, pues si se está indiferenciado y se boicotea la expresión y la información, no puede haber diálogo, ni conciencia
ni integración.
- tomar conciencia de qué aporta/limita cada parte y cómo se están relacionando entre ellas. Es probable que se peleen entre
sí y se polaricen mutuamente.
- observar cómo es la dinámica de interacción entre ellas, qué las enfrenta.
- facilitar que las partes en conflicto establezcan un diálogo entre ellas y lleguen a pactos.
- sobre la base de la conciencia y la comprensión, acompañar en el camino de la integración de ambos extremos en lucha por
medio de una visión más amplia que los incluya.
Perls: "La conciencia y la capacidad para soportar emociones no deseadas son la conditio sine qua non para una curación con
éxito; se descargarán estas emociones cuando hayan llegado a ser funciones del Ego. Este proceso, y no el proceso de
recordar, constituye la vía regia a la salud."
Invariablemente escogemos como pareja matrimonial a alguien que representa cualesquiera opuestos o polaridades con las
que no estamos en contacto con nosotros mismos".
Un ejemplo de cómo se puede trabajar directamente con las Polaridades en el ámbito de la sesión terapéutica: "Un cliente
llega a la consulta y dice:"Tenía mucho miedo de venir hoy". El terapeuta propone explorar la otra polaridad:"¡Trata de ver
qué es lo que deseabas también al venir aquí hoy!"; frunce el ceño, piensa durante algunos segundos, después su cara se
ilumina. Sí, acaba de experimentar que es cierto tener a la vez miedo y ganas, y este descubrimiento aporta un equilibrio
interior.
Silla vacía
La silla, o el cojín, nos ayuda a dar voz a lo subjetivo, de forma que se vuelva tangible y por tanto, más compresible y
manejable.
Al exponer de forma vivencial en el exterior lo que le conflictua puede descubrir con más claridad lo que está ocurriendo en
su interior.
Usada con habilidad, la silla vacía pone en acción sentimientos, asuntos, situaciones, personajes, voces internas… inconclusos
para verlos en el aquí y ahora.
Si hay temas sin resolver con una persona significativa, que emergen de vez en cuando, en terapia es necesario identificar,
experienciar y expresar los sentimientos asociados para que se movilicen las necesidades que no han sido satisfechas.
Los asuntos pendientes son todos aquellos sentimientos y emociones no resueltos, que no han podido ser expresados porque
la persona no se ha atrevido o no ha tenido oportunidad de expresarlos en el momento en que surgieron o tomó conciencia de
ellos.
Todo el mundo tiene gran cantidad de asuntos pendientes con sus padres, amigos, hijos, parejas o hermanos.
Durante la terapia gestalt, cada vez que se logra identificar uno de estos asuntos pendientes, el terapeuta le pide al paciente
que trate de completarlo y lo más fácil es a través de un encuentro con dicha persona utilizando la silla.
Se trata de expresarle abiertamente aquellos sentimientos que no se atrevió a expresar en otro tiempo.
Tenemos tanta norma social introyectada que nos cuesta percibir nuestras necesidades y preferencias personales.
Cuando estas normas prohíben o suprimen sentimientos o necesidades organísmica, experimentamos confusión, conflicto y
depresión.
El cambio implica una forma de auto aceptación en la que las personas son capaces de aceptar sus necesidades y deseos.
Se reevalúan los ‘deberías’ y las normas para discriminar qué aspectos de éstos son verdaderamente sostenidos por los
valores personales y se reconocen los sentimientos y necesidades previamente repudiados.
Cuando se han clarificado los propios valores internos y los propios deseos y necesidades, la resolución se da al desarrollar
una nueva organización que incorpore a ambos de una forma armoniosa.
El trabajo es sobre todo explorar y dar voz a la silla vivencial o perro de abajo hasta llegar a sentimientos primarios que
suelen ser de tristeza y soledad. Cuando este sentimiento es totalmente oído suele emerger un nuevo sentimiento, quizás de
enfado por no ser escuchado. Este sentimiento es elaborado hasta dar con el deseo o necesidad asociado, por ejemplo, una
afirmación asertiva de la necesidad de ser validado.
El crítico se dulcifica un poco suele evolucionar de un ‘has fracasado’ por ejemplo, a un ‘siempre he querido que tú fueras algo
más que un cualquiera”. Su mensaje deja de ser culpabilizado yendo de las normas hacia las esperanzas y los ideales.
La clave es que el cliente reconozca lo que verdaderamente siente y quiere, que no es lo mismo de lo que debería hacer, ni de
sus reacciones habituales emocionales. Líneas
El terapeuta facilita la búsqueda vivencial reflejando sentimientos, validando y apoyando la experiencia emergente del
cliente.
El terapeuta facilita el diálogo entre las dos partes hostiles, y ayuda a las dos partes a diferenciarse esto se hace porque
ayuda a que el cliente abandone la lucha por controlarse a sí mismo y el proceso de censurase a sí mismo, y poner energía en
escucharse y oírse asimismo.
Etapas:
Se empieza a hablar desde el lado del conflicto que parece más vivo en ese momento. Normalmente es el lado autocrítico
severo y auto culpabilizado.
El terapeuta hace explícito el qué y el cómo de las autocríticas para aclarar las críticas nucleares y ayudar al cliente a ser
consciente de cómo las críticas son presentadas. Por ejemplo si el cliente dice "eres un inútil", el terapeuta le insta a que sea
más específico y que diga en que es un inútil. El terapeuta le señala que si es consciente de cómo se está hablando asimismo.
En cuanto aparece algún tono de voz despectivo el terapeuta le dice que se exagere ese tono.
Es muy importante ir identificando y clasificando los aspectos opuestos de la personalidad. Si identifica la verdadera
posición de la personalidad, el diálogo no será efectivo.
Un diálogo del conflicto menudo empieza con el perro de arriba ocupando una posición de entrenador diciendo: asestó, haz
aquello, que más confianza en ti mismo, al alto, aparentemente diseñado para ayudar. Pero este modo de actuar tiene el
efecto opuesto, al hacer que la persona se sienta incierta y poco segura.
El diálogo de los dos sillas ayuda clarificar como la parte vivencial o perro de abajo se siente inseguro por este proceso de
exigencia y autocrítica.
Es importante que diálogos como "deberías moverte. No estés tan depresivo o ansioso" y la respuesta del trabajo "tiene
razón, a ver si lo hago", necesitan diferenciarse en una posición más fundamental. Debajo de eso suele haber un lo estás
haciendo mal y el trabajo siente "me siento mal". Cuando se han identificado estos verdaderos aspectos opuestos del diálogo,
el diálogo procederá más fructíferamente.
Cuando se habla del de el perro de Rivera hacer afirmaciones "tú" para enfatizar la cualidad culpabilizado de esta parte.
Cuando se habla desde el perro de abajo, promover la elaboración de frases en primera persona "yo" para captar los
sentimientos.
Pasos perro de arriba / perro de abajo
Estos pasos no pueden ser impuestos. La postura del terapeuta es de facilitar, no modifican instruir.
El diálogo necesita implicar al cliente en un proceso vivencial, no conceptual
1) llevar a la conciencia del cliente de las autocríticas y las imposiciones.
Esto se hace pidiéndole que exprese su conjunto de expectativas o su lista de deberías es elástica al perro de abajo.
Hay que concretar y afinar, pidiendo que exprese concretamente las críticas.
El terapeuta llama la atención del cliente sobre la forma y el estilo de las auto evaluaciones, ayudándole a ser consciente
no sólo de lo que está diciendo, sino también de cómo lo dice. Así los clientes se dan cuenta de cómo se relacionan
consigo mismos.
2) Identificar las auto afirmaciones nucleares negativas
se pide el cliente que repita y exagere frases con expresiones normales asociadas a la desaprobación de sí mismo
El terapeuta le invita ofreciéndole frases como: Que vergüenza, deberías… Estoy cansado de Estoy harto de… Lo que
más me molesta de ti es… Estoy enfadado contigo porque…
Invitarle a que su cuerpo exprese también enfado.
¿Cuál es tu función? ¿Para qué estás ahí? Soy necesario para… Gracias a mi… Si no fuese por mi…
¿Cuándo apareces?
3) Acceder y expresar los sentimientos del perro de abajo.
Para esto el terapeuta cayó el cliente acceder a sus sentimientos y emociones.
¿Cómo sientes eso que te dice tu parte exigente?: Cuando tu me dices esto, yo…
Siento que… y por eso te pido que Me gustaría que… A mi lo que me sale es… Respétame.
Para sentirme mejor te pido por favor que…
Eres un monstruo. No me ayuda nada que…
Siento que no me comprendes
Me siento derrotado.
Díselo a la otra parte.
El terapeuta encauza los sentimientos a medida que cambian, se centra en la nueva experiencia emergente y fomentar su
exploración expresión.
El terapeuta ayuda a estar con cada sentimiento en lugar de alejarse de él. Sé todo el paciente pueda apropiarse del y
ponerle palabras
La pregunta ¿cómo te sientes por dentro? Es más eficaz que ¿qué está sintiendo?, porque es más abierta.
4) Identificar recursos internos
El terapeuta aporta la seguridad que necesita la persona para poder sentir sus emociones difíciles. Al permitir sentirse
las, tiene lugar un proceso transformador en que la persona contacta con sus propios recursos internos, sus capacidades
organismo y caso y su confianza. Paradójicamente, esto ocurre a menudo al apropiarse y al afirmar con confianza: "me
siento inseguro" o "me siento como si no supiera qué hacer". Desde esta base congruente y de auto aceptación del
sentimiento que es, la persona empieza a sentirse más capaz de hacerle frente.
Al descubrir que se sobrevive al sentimiento, se liberan recursos internos.
5) Identificar la necesidad asociadas a esas emociones y afirmarlas
Las emociones son tendencias a la acción basadas en valoraciones relacionadas con las necesidades. Por eso una vez que
se identifica de la emoción emergente es crucial identificar la tendencia a la acción y la necesidad asociada a ella.
Normalmente aparece una petición al perro de arriba de que necesitas apoyo en lugar de crítica
"Me siento exhausto" generalmente contiene dentro una tendencia a retirarse o interrumpir el esfuerzo, y una
necesidad de relajarse.
"Me siento enfadado" generalmente contiene un lanzarse y una necesidad de defenderse o liberarse.
Aunque es importante señalar que todas las experiencias humanas son, en último término, idiosincrásicas.
Se afirman y apoyan las necesidades previamente no reconocidas
es importante que el cliente exprese activamente todos sus sentimientos y necesidades a la otra parte.
Con el cliente acceder y expresar los sentimientos subyacentes, finalmente, empieza a hacer afirmaciones emocionales
más efectivas.
Hay que estar atentos para que cuando el cliente exprese algún sentimiento que implique una necesidad o deseo decirle:
"dile que necesitas".
6) Con el perro de arriba
Al perro de abajo se le pide que intente escuchar y dejar entrar lo que te dice.
Hay que dejar hablar a este lado crítico.
El terapeuta le ayuda a identificar sus valores y expectativas y normas.
Preguntarle qué siente o necesita este lado crítico y qué miedo o preocupación tiene.
Tu intención es ayudar, eso está claro, pero eres un exagerado. Mira a ver si podéis llegar a un acuerdo.
Preguntarle a la parte agresiva o exigente por qué está ahí. Que concluya la frase: Si no fuera por mi…
Y así sabemos para que sigue estando. Y podemos buscar otra manera de hacer eso…
El perro de arriba ha de ser firme pero no duro, sustituyendo la vergüenza/culpa por la petición de responsabilidad al
perro de abajo.
Para estar a gusto, te propongo qué…
7) facilitar la negociación y la integración
iremos una y otra vez de un lado al otro haciendo que cada uno exprese sus expectativas y deseos. Esto sólo facilitar la
negociación y a veces aparece una espontánea integración.
8) creación de una perspectiva de significado.
En esta fase, cuando sea apropiado, el terapeuta y el cliente hablan sobre la experiencia del cliente en la sesión. Esto se
hace para ayudarle a simbolizar lo que ocurrido y a extraer significado personal del experimento.
El trabajo ayuda a identificarlos cuando estemos en alguno de ellos y ponernos en el adulto.
Se trata de crear a partir de la confrontación un acuerdo, en el cual ambos contendientes internos sean respetados y
tengan derechos.
El yo, la acción, está en el adulto. A ese es al que hay que apoyar.
Autointerrupciones
Expresiones afectivas sanas (como la ira ante la agresión, o la petición de contacto cuando se necesita) se interrumpen
muchas veces dejando a la persona sintiéndose pasiva e incapaz.
Por eso es importante que el cliente llegue a ser consciente de sus sentimientos interrumpidos y aprenda cómo expresarnos
de un modo constructivo.
El objetivo de esta intervención es que el cliente deje de interrumpirse a si mismo, se reapropie de su experiencia y pueda
expresarse para satisfacer sus necesidades.
Por ejemplo la ira inhibida en forma de frustración trataremos de transformarla en aserción de necesidades y derechos.
Suele haber una interrupción cuando hay retroflexión. Por ejemplo, la tensión muscular, si se explora, a veces el paciente
descubre que es él quien está haciendo algo para crear esa tensión.
Lo importante es que el cliente ponga conciencia en el proceso previamente automático y se responsabilice de él.
Un cliente puede decirnos que alguien le está machacando, desautorizando, etc. Y puede ser verdad. Pero nosotros sabemos
que el sentimiento de desautorización y la dificultad para sentirse con derecho y ser asertivo procede, en última instancia,
de el mismo.
Lo primero es que los clientes reconozcan que son ellos los que se están castigando, restringiendo o parándose a sí mismos y
de cómo lo hacen. Así recobran un sentido de poder personal.
¿Por qué trabajarlo en silla? Porque se puede decir que una parte de nosotros, la parte activa, interrumpe a otra parte, la
pasiva, que se querría expresar.
Por ejemplo, si el cliente dice que siente impotente, posiblemente estemos ante una de estas auto interrupciones.
El trabajo entonces sería que el cliente represente verbal y no verbalmente el proceso de auto interrupción, tanto por una
parte la acción de agobiar o aplastar, y por otra parte el propio agotamiento, pasividad y resignación.
Como en cualquier silla, para promover la apropiación de la experiencia por parte del cliente, se le sugiere que haga
afirmaciones con "yo" cuando hablé desde dentro de la experiencia de cada aspecto.
Todo el rato se enfatiza en hacer que los clientes se hagan cosas a sí mismos en lugar de hablar sobre ellas.