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Enfoque del trabajo

Apuntes sobre las polaridades en gestalt


Silla vacía
Perro de arriba/Perro de abajo
Pasos perro de arriba / perro de abajo
Autointerrupciones
Algunas claves finales para el trabajo práctico con la silla
Enfoque del trabajo
Este trabajo le hago desde mi, desde las dudas que tenía sobre la técnica de la silla vacía o silla caliente.
Y está pensado para ayudarme a mi y a vosotros.
Se podría titular ‘lo que usted siempre quiso saber sobre las sillas y nunca se atrevió a preguntar’
Son recursos terapéuticos sobre todo, útiles para nosotros que queremos ser terapeutas.
Después de haber vivido lo vivencial, creo que necesitamos una comprensión intelectual y unos recursos.
Todo lo que ya sabemos sobre las sillas, no lo voy a decir para no perder el tiempo.
Por tanto, este trabajo nos sirve a nosotros, no a otra persona que no sepa previamente qué es una silla.
Apuntes sobre las polaridades en gestalt

Disponemos de unas ideas aceptadas de nosotros mismos, unos “yo soy así” y otros “yo no soy así” en oposición a un yo
integrado (self).
Sin poder acceder a la conciencia de esas “zonas no permitidas” es imposible cerrar los asuntos inconclusos.
Hay “zonas” de la perspectiva mental polar que quedan respectivamente apartadas o ausentes de la conciencia, relegadas a
“la sombra”.
La gestalt trabaja diferenciando e identificando las partes en lucha separándolas aún más para luego, naturalmente,
acompañar el proceso de integración donde los extremos se juntan

Los dos polos de un mismo conflicto, sea el que fuere, no sólo no son incompatibles, sino que se necesitan mutuamente y cada
uno contiene, sostiene al otro.

La observación atenta en la práctica terapéutica nos va desvelando aparentes paradojas. Por ejemplo:
- quien ama sin unos límites mínimos, acaba agrediendo
- quien sobreprotege, genera desprotección
- quién da en exceso esperando compensación, deja en deuda al otro y se encuentra con su egoísmo y dependencia
- quien sufre patológicamente, evita el dolor
- quien actúa temerariamente, niega su miedo interior
- quien se aferra a la omnipotencia ya está abrigando una impotencia
- quien basa su seguridad en la rigidez, pierde creatividad y se hace frágil.

El trabajo con las polaridades va a seguir una secuencia que, en esencia, pretenderá:
- detectar la polaridad en conflicto de que se trata.
- separar, perfilar, tomar conciencia, comprender y hacerse cargo de cada una de esas polaridades infra desarrolladas o
rechazadas.
Cuando en el individuo o en la organización se da un conflicto entre partes diferentes o posturas diferentes, a menudo
ninguna de ellas deja expresarse con claridad a la otra. Lo primero que necesita cada una de estas partes es diferenciarse y
expresarse. Es decir, que cada uno de los polos opuestos se defina con claridad. Permitir que el conflicto que está sucediendo
se muestre a la conciencia y que se exprese ampliamente qué está provocando ese conflicto. Esta diferenciación es
importante, pues si se está indiferenciado y se boicotea la expresión y la información, no puede haber diálogo, ni conciencia
ni integración.
- tomar conciencia de qué aporta/limita cada parte y cómo se están relacionando entre ellas. Es probable que se peleen entre
sí y se polaricen mutuamente.
- observar cómo es la dinámica de interacción entre ellas, qué las enfrenta.
- facilitar que las partes en conflicto establezcan un diálogo entre ellas y lleguen a pactos.
- sobre la base de la conciencia y la comprensión, acompañar en el camino de la integración de ambos extremos en lucha por
medio de una visión más amplia que los incluya.

Perls: "La conciencia y la capacidad para soportar emociones no deseadas son la conditio sine qua non para una curación con
éxito; se descargarán estas emociones cuando hayan llegado a ser funciones del Ego. Este proceso, y no el proceso de
recordar, constituye la vía regia a la salud."

Invariablemente escogemos como pareja matrimonial a alguien que representa cualesquiera opuestos o polaridades con las
que no estamos en contacto con nosotros mismos".

Un ejemplo de cómo se puede trabajar directamente con las Polaridades en el ámbito de la sesión terapéutica: "Un cliente
llega a la consulta y dice:"Tenía mucho miedo de venir hoy". El terapeuta propone explorar la otra polaridad:"¡Trata de ver
qué es lo que deseabas también al venir aquí hoy!"; frunce el ceño, piensa durante algunos segundos, después su cara se
ilumina. Sí, acaba de experimentar que es cierto tener a la vez miedo y ganas, y este descubrimiento aporta un equilibrio
interior.
Silla vacía

¿Para qué sirve una silla vacía?


Para sentarnos, para subirnos en ella, para adornar, para jugar al juego de la silla…
Y aparte de todo eso, sirve para sentar en ella a los fantasmas del paciente, que pueden ser personas o aspectos suyos que no
reconoce como propios. En cualquier caso, fantasmas con los que tiene conflictos.

La silla, o el cojín, nos ayuda a dar voz a lo subjetivo, de forma que se vuelva tangible y por tanto, más compresible y
manejable.

Al exponer de forma vivencial en el exterior lo que le conflictua puede descubrir con más claridad lo que está ocurriendo en
su interior.
Usada con habilidad, la silla vacía pone en acción sentimientos, asuntos, situaciones, personajes, voces internas… inconclusos
para verlos en el aquí y ahora.

Si hay temas sin resolver con una persona significativa, que emergen de vez en cuando, en terapia es necesario identificar,
experienciar y expresar los sentimientos asociados para que se movilicen las necesidades que no han sido satisfechas.
Los asuntos pendientes son todos aquellos sentimientos y emociones no resueltos, que no han podido ser expresados porque
la persona no se ha atrevido o no ha tenido oportunidad de expresarlos en el momento en que surgieron o tomó conciencia de
ellos.
Todo el mundo tiene gran cantidad de asuntos pendientes con sus padres, amigos, hijos, parejas o hermanos.
Durante la terapia gestalt, cada vez que se logra identificar uno de estos asuntos pendientes, el terapeuta le pide al paciente
que trate de completarlo y lo más fácil es a través de un encuentro con dicha persona utilizando la silla.
Se trata de expresarle abiertamente aquellos sentimientos que no se atrevió a expresar en otro tiempo.

Algunos ejemplos de cuando hacer una silla


1) Si aparece alguna situación donde el paciente se sintió dañado, podemos hacer una silla expresando el enfado a la
persona y luego conectar con su niño herido expresando lo que siente.
2) Cuando hay un síntoma, la persona se puede convertir en el síntoma explicitando cual es su función…
3) Si el paciente ha sido abandonado por alguien o por una persona fallecida, hacemos una silla para que exprese lo que
faltó por decir…
4) Cuando una persona vaya de fuerte, como mi amiga Esther, puede trabajar con la polaridad de Super Esther y la Esther
débil. Se trataría de dejar hablar a la segunda para que coja su fuerza, su sitio, su valor…
5) Se puede hacer una silla entre el mecanismo de conservación (cómo el carácter responde, siendo esta la mejor forma que
ha encontrado) y el del crecimiento (que se da cuenta del daño y quiere trascender).

Como vemos, hay dos posibilidades:


1) Hacer dialogar a las distintas partes que se oponen en el individuo.
Normalmente una está negada o rechazada.
Así tiene la oportunidad de mirarse desde afuera.
Al ubicar físicamente expone ante sus ojos aquello que no quiere mirar.
Para sentirnos bien, hemos de escuchar a todas las partes de nosotros mismos, integrándolas.
En el fondo, el objetivo es que integre las partes que están alienadas y proyectadas para que las haga suyas y las reincorpore
a su personalidad.
2) Diálogo con otra persona significativa en torno a la cual se ha desarrollado un asunto inconcluso.
Se trata de que exprese los sentimientos que no pudo en su día.
Con esto el paciente aprende a ponerse en el lugar del otro y también, y más importante, a reincorporar partes suyas
proyectadas en esa otra persona.
Se trata de hacerle ver como esa persona con la que tiene un conflicto, aunque no esté físicamente, tiene una realidad
psicológica dentro de él. Esto le ayuda a reintegrar la proyección.
Por ejemplo, yo hice una vez una silla con mi padre, criticándole su indiferencia, y en un momento dado, la silla pasó de
representar a mi padre a representar a mi aspecto indiferente. Así pude empezar a asumirlo.
Y entonces volvemos al caso 1. Yo pasé a dialogar con mi aspecto indiferente, que tenía rechazado.
Perro de arriba/Perro de abajo

Tenemos tanta norma social introyectada que nos cuesta percibir nuestras necesidades y preferencias personales.
Cuando estas normas prohíben o suprimen sentimientos o necesidades organísmica, experimentamos confusión, conflicto y
depresión.

Indicadores que nos señalan la aparición de un conflicto de este tipo:


>>> debería hacer esto, pero no puedo.
>>> no valgo nada… soy un fracasado…
>>> me siento culpable… me da vergüenza…

El cambio implica una forma de auto aceptación en la que las personas son capaces de aceptar sus necesidades y deseos.
Se reevalúan los ‘deberías’ y las normas para discriminar qué aspectos de éstos son verdaderamente sostenidos por los
valores personales y se reconocen los sentimientos y necesidades previamente repudiados.
Cuando se han clarificado los propios valores internos y los propios deseos y necesidades, la resolución se da al desarrollar
una nueva organización que incorpore a ambos de una forma armoniosa.

El trabajo es sobre todo explorar y dar voz a la silla vivencial o perro de abajo hasta llegar a sentimientos primarios que
suelen ser de tristeza y soledad. Cuando este sentimiento es totalmente oído suele emerger un nuevo sentimiento, quizás de
enfado por no ser escuchado. Este sentimiento es elaborado hasta dar con el deseo o necesidad asociado, por ejemplo, una
afirmación asertiva de la necesidad de ser validado.

El crítico se dulcifica un poco suele evolucionar de un ‘has fracasado’ por ejemplo, a un ‘siempre he querido que tú fueras algo
más que un cualquiera”. Su mensaje deja de ser culpabilizado yendo de las normas hacia las esperanzas y los ideales.

En resumen, los dos procesos de resolución cruciales parecen ser:


la expresión de sentimientos, deseos y necesidades de la parte vivencial.
La suavización del duro crítico.

La clave es que el cliente reconozca lo que verdaderamente siente y quiere, que no es lo mismo de lo que debería hacer, ni de
sus reacciones habituales emocionales. Líneas

El terapeuta facilita la búsqueda vivencial reflejando sentimientos, validando y apoyando la experiencia emergente del
cliente.

El terapeuta facilita el diálogo entre las dos partes hostiles, y ayuda a las dos partes a diferenciarse esto se hace porque
ayuda a que el cliente abandone la lucha por controlarse a sí mismo y el proceso de censurase a sí mismo, y poner energía en
escucharse y oírse asimismo.

Etapas:
Se empieza a hablar desde el lado del conflicto que parece más vivo en ese momento. Normalmente es el lado autocrítico
severo y auto culpabilizado.
El terapeuta hace explícito el qué y el cómo de las autocríticas para aclarar las críticas nucleares y ayudar al cliente a ser
consciente de cómo las críticas son presentadas. Por ejemplo si el cliente dice "eres un inútil", el terapeuta le insta a que sea
más específico y que diga en que es un inútil. El terapeuta le señala que si es consciente de cómo se está hablando asimismo.
En cuanto aparece algún tono de voz despectivo el terapeuta le dice que se exagere ese tono.

Es muy importante ir identificando y clasificando los aspectos opuestos de la personalidad. Si identifica la verdadera
posición de la personalidad, el diálogo no será efectivo.
Un diálogo del conflicto menudo empieza con el perro de arriba ocupando una posición de entrenador diciendo: asestó, haz
aquello, que más confianza en ti mismo, al alto, aparentemente diseñado para ayudar. Pero este modo de actuar tiene el
efecto opuesto, al hacer que la persona se sienta incierta y poco segura.
El diálogo de los dos sillas ayuda clarificar como la parte vivencial o perro de abajo se siente inseguro por este proceso de
exigencia y autocrítica.

Es importante que diálogos como "deberías moverte. No estés tan depresivo o ansioso" y la respuesta del trabajo "tiene
razón, a ver si lo hago", necesitan diferenciarse en una posición más fundamental. Debajo de eso suele haber un lo estás
haciendo mal y el trabajo siente "me siento mal". Cuando se han identificado estos verdaderos aspectos opuestos del diálogo,
el diálogo procederá más fructíferamente.

Cuando se habla del de el perro de Rivera hacer afirmaciones "tú" para enfatizar la cualidad culpabilizado de esta parte.
Cuando se habla desde el perro de abajo, promover la elaboración de frases en primera persona "yo" para captar los
sentimientos.
Pasos perro de arriba / perro de abajo

Estos pasos no pueden ser impuestos. La postura del terapeuta es de facilitar, no modifican instruir.
El diálogo necesita implicar al cliente en un proceso vivencial, no conceptual
1) llevar a la conciencia del cliente de las autocríticas y las imposiciones.
Esto se hace pidiéndole que exprese su conjunto de expectativas o su lista de deberías es elástica al perro de abajo.
Hay que concretar y afinar, pidiendo que exprese concretamente las críticas.
El terapeuta llama la atención del cliente sobre la forma y el estilo de las auto evaluaciones, ayudándole a ser consciente
no sólo de lo que está diciendo, sino también de cómo lo dice. Así los clientes se dan cuenta de cómo se relacionan
consigo mismos.
2) Identificar las auto afirmaciones nucleares negativas
se pide el cliente que repita y exagere frases con expresiones normales asociadas a la desaprobación de sí mismo
El terapeuta le invita ofreciéndole frases como: Que vergüenza, deberías… Estoy cansado de Estoy harto de… Lo que
más me molesta de ti es… Estoy enfadado contigo porque…
Invitarle a que su cuerpo exprese también enfado.
¿Cuál es tu función? ¿Para qué estás ahí? Soy necesario para… Gracias a mi… Si no fuese por mi…
¿Cuándo apareces?
3) Acceder y expresar los sentimientos del perro de abajo.
Para esto el terapeuta cayó el cliente acceder a sus sentimientos y emociones.
¿Cómo sientes eso que te dice tu parte exigente?: Cuando tu me dices esto, yo…
Siento que… y por eso te pido que Me gustaría que… A mi lo que me sale es… Respétame.
Para sentirme mejor te pido por favor que…
Eres un monstruo. No me ayuda nada que…
Siento que no me comprendes
Me siento derrotado.
Díselo a la otra parte.
El terapeuta encauza los sentimientos a medida que cambian, se centra en la nueva experiencia emergente y fomentar su
exploración expresión.
El terapeuta ayuda a estar con cada sentimiento en lugar de alejarse de él. Sé todo el paciente pueda apropiarse del y
ponerle palabras
La pregunta ¿cómo te sientes por dentro? Es más eficaz que ¿qué está sintiendo?, porque es más abierta.
4) Identificar recursos internos
El terapeuta aporta la seguridad que necesita la persona para poder sentir sus emociones difíciles. Al permitir sentirse
las, tiene lugar un proceso transformador en que la persona contacta con sus propios recursos internos, sus capacidades
organismo y caso y su confianza. Paradójicamente, esto ocurre a menudo al apropiarse y al afirmar con confianza: "me
siento inseguro" o "me siento como si no supiera qué hacer". Desde esta base congruente y de auto aceptación del
sentimiento que es, la persona empieza a sentirse más capaz de hacerle frente.
Al descubrir que se sobrevive al sentimiento, se liberan recursos internos.
5) Identificar la necesidad asociadas a esas emociones y afirmarlas
Las emociones son tendencias a la acción basadas en valoraciones relacionadas con las necesidades. Por eso una vez que
se identifica de la emoción emergente es crucial identificar la tendencia a la acción y la necesidad asociada a ella.
Normalmente aparece una petición al perro de arriba de que necesitas apoyo en lugar de crítica
"Me siento exhausto" generalmente contiene dentro una tendencia a retirarse o interrumpir el esfuerzo, y una
necesidad de relajarse.
"Me siento enfadado" generalmente contiene un lanzarse y una necesidad de defenderse o liberarse.
Aunque es importante señalar que todas las experiencias humanas son, en último término, idiosincrásicas.
Se afirman y apoyan las necesidades previamente no reconocidas
es importante que el cliente exprese activamente todos sus sentimientos y necesidades a la otra parte.
Con el cliente acceder y expresar los sentimientos subyacentes, finalmente, empieza a hacer afirmaciones emocionales
más efectivas.
Hay que estar atentos para que cuando el cliente exprese algún sentimiento que implique una necesidad o deseo decirle:
"dile que necesitas".
6) Con el perro de arriba
Al perro de abajo se le pide que intente escuchar y dejar entrar lo que te dice.
Hay que dejar hablar a este lado crítico.
El terapeuta le ayuda a identificar sus valores y expectativas y normas.
Preguntarle qué siente o necesita este lado crítico y qué miedo o preocupación tiene.
Tu intención es ayudar, eso está claro, pero eres un exagerado. Mira a ver si podéis llegar a un acuerdo.
Preguntarle a la parte agresiva o exigente por qué está ahí. Que concluya la frase: Si no fuera por mi…
Y así sabemos para que sigue estando. Y podemos buscar otra manera de hacer eso…
El perro de arriba ha de ser firme pero no duro, sustituyendo la vergüenza/culpa por la petición de responsabilidad al
perro de abajo.
Para estar a gusto, te propongo qué…
7) facilitar la negociación y la integración
iremos una y otra vez de un lado al otro haciendo que cada uno exprese sus expectativas y deseos. Esto sólo facilitar la
negociación y a veces aparece una espontánea integración.
8) creación de una perspectiva de significado.
En esta fase, cuando sea apropiado, el terapeuta y el cliente hablan sobre la experiencia del cliente en la sesión. Esto se
hace para ayudarle a simbolizar lo que ocurrido y a extraer significado personal del experimento.
El trabajo ayuda a identificarlos cuando estemos en alguno de ellos y ponernos en el adulto.
Se trata de crear a partir de la confrontación un acuerdo, en el cual ambos contendientes internos sean respetados y
tengan derechos.
El yo, la acción, está en el adulto. A ese es al que hay que apoyar.

Autointerrupciones

Son las interrupciones de la expresión de las emociones por un exceso de control.


Cuando estas auto interrupciones se hacen automáticas, como me pasa a mi, nos sentimos vacíos, desamparados, derrotados,
confundidos e incapaces de actuar para conseguir lo que necesitamos. Suele dar lugar a una pasividad y a una visión cínica del
mundo.

Expresiones afectivas sanas (como la ira ante la agresión, o la petición de contacto cuando se necesita) se interrumpen
muchas veces dejando a la persona sintiéndose pasiva e incapaz.
Por eso es importante que el cliente llegue a ser consciente de sus sentimientos interrumpidos y aprenda cómo expresarnos
de un modo constructivo.

El objetivo de esta intervención es que el cliente deje de interrumpirse a si mismo, se reapropie de su experiencia y pueda
expresarse para satisfacer sus necesidades.
Por ejemplo la ira inhibida en forma de frustración trataremos de transformarla en aserción de necesidades y derechos.

Suele haber una interrupción cuando hay retroflexión. Por ejemplo, la tensión muscular, si se explora, a veces el paciente
descubre que es él quien está haciendo algo para crear esa tensión.

Lo importante es que el cliente ponga conciencia en el proceso previamente automático y se responsabilice de él.

Un cliente puede decirnos que alguien le está machacando, desautorizando, etc. Y puede ser verdad. Pero nosotros sabemos
que el sentimiento de desautorización y la dificultad para sentirse con derecho y ser asertivo procede, en última instancia,
de el mismo.

Lo primero es que los clientes reconozcan que son ellos los que se están castigando, restringiendo o parándose a sí mismos y
de cómo lo hacen. Así recobran un sentido de poder personal.
¿Por qué trabajarlo en silla? Porque se puede decir que una parte de nosotros, la parte activa, interrumpe a otra parte, la
pasiva, que se querría expresar.

Por ejemplo, si el cliente dice que siente impotente, posiblemente estemos ante una de estas auto interrupciones.
El trabajo entonces sería que el cliente represente verbal y no verbalmente el proceso de auto interrupción, tanto por una
parte la acción de agobiar o aplastar, y por otra parte el propio agotamiento, pasividad y resignación.

Como en cualquier silla, para promover la apropiación de la experiencia por parte del cliente, se le sugiere que haga
afirmaciones con "yo" cuando hablé desde dentro de la experiencia de cada aspecto.

Todo el rato se enfatiza en hacer que los clientes se hagan cosas a sí mismos en lugar de hablar sobre ellas.

Etapas 1: Identificar una interrupción y hacer la explícita actuándola.


Si el cliente dice que se siente asfixiado, el terapeuta le devuelve que podría estar el haciendo para asfixiarse asimismo, y le
involucra activa, deliberada y conscientemente en la actividad auto interruptor.
El terapeuta también puede pedir el cliente directamente, sin mucha discusión: " hazte esto a ti mismo".
Después el terapeuta ayuda al cliente a intensificar e identificar la acción auto interruptor.
La silla se suele empezar por la parte activa, el interruptor.
Se implica al cliente a representar el agarrotamiento muscular que impide las lágrimas o a encajar deliberadamente la
mandíbula para expresar ira.
Se trata de incrementar la consciencia sensorial del proceso muscular del cliente.
Se le pregunta qué hace y se le pide que se lo haga al aspecto pasivo.
Incrementar la conciencia corporal del cliente
se pide el cliente que preste atención a las sensaciones físicas asociadas con los aspectos activo y pasivo.
Se le ofrece observaciones con respecto a su posturas y otras expresiones no verbales relacionadas con la auto interrupción,
tales como agarrotamiento dos, cubrirse la boca, golpearse asimismo.
Se le pide al cliente que localicen los puntos de tensión física, tirantes, color y ansiedad para empezar a identificar los
efectos del proceso interruptor.
La conciencia de la actividad autointerruptora.
el terapeuta pone conciencia sobre cualquier actividad tipo optó agarrotamiento, autocastigo o auto interrupción.
El terapeuta pide la persona que experimente cómo se ha auto interrumpe o se impide expresarse
ahora el énfasis está en hacer para descubrir cómo se consigue la auto interrupción e identificar el agente.
Los clientes experimentan haciéndose cosas a sí mismos, con conciencia
se les pone pedir que hagan estas cosas a una almohada o incluso, al terapeuta.
Se intensifica la actividad auto entro pidiéndole cliente que exagere esa actividad y que nuevos al proceso.
El objetivo es llegar a controlar deliberadamente esa actividad, lo que proporciona la posibilidad de ponerla fin.
El proceso es importante el terapeuta pida al cliente que intensifique la acción auto entra para provocar una reacción
orgánica auto preservadora. En ese momento hay que cambiar de silla.

Etapa 2: Cambio al aspecto pasivo.


Se le pregunta qué siente con lo que le hace el aspecto activo.
Se les pide que atienda a su experiencia interna de pasividad y resignación
que se centre en el sentimiento, hasta que éste emerja a la conciencia.
Suspira con resignación, se sienten pasivos o desesperados pues un lío centrando la atención e identificándose con este
sentimiento, en lugar de alejarse del, el malestar pasa de ser una reacción global a ser un conjunto de aspectos más
específicos.
si el aspecto organismo hizo es particularmente pasivo, derrotado y resignado, se le puede pedir al cliente que exagere su
experiencia de resignación hasta que la participación organísmica reaccione.
A medida que los sentimientos se diferencian aparece y se expresa un nuevo sentimiento (ira/miedo/dolor) previamente
desautorizado. El sentimiento por estar orientado al contacto o a la retirada. Lo importante es que resiente una emoción, en
lugar de la experiencia de bloqueo, entumecimiento o vacío de antes.
al aparecer estos nuevos sentimientos y reconocer el cliente que ha estado interrumpiendo los, se siente autorizado para
expresar sus necesidades por ejemplo el cliente se puede apropiar y reafirmar en una necesidad de amor no satisfecha, o una
necesidad imperiosa autonomía o de separación.
Se le pide que tiendan a cualquier experiencia emergente, o que le ponga voz a lo que sabe que ha sido interrumpido
se le lima entonces a que exprese el sentimiento y la tendencia a la acción asociada, y, por último, la necesidad no satisfecha.
El terapeuta estimula la excepción de la necesidad sino parece se preguntó directamente a la persona que necesita.
Se le ofrece apoyo, validación y ánimo para que exprese de una manera genuina sus sentimientos y necesidades.
Se le ayuda a la persona a generar la habilidad para expresar se y a traducir la expresión en acciones expresivas apropiadas.
Se hace que el cliente identifique un otro a quien podría expresar la necesidad identificada. Entonces se estructura un mini
experimento en el que se le da la oportunidad al cliente expresa su necesidad a un otro imaginado, en una silla o
directamente al terapeuta.
Se le pregunta al cliente que pueda ser en la vida real para satisfacer esa necesidad.

Etapa 3: Crear una perspectiva de significado.


Se discute la experiencia terapéutica con el cliente.
Se pueden asignar tareas para ayudarle a tomar conciencia del proceso interruptor fuera de la sesión.
Algunas claves finales para el trabajo práctico con la silla
• Si se detiene, alentarle a continuar, sin preocuparse demasiado y expresando lo primero que le venga.
• Hacer énfasis en el presente, en el sentimiento y la expresión vigorosa de las emociones.
• Cada vez que se cambia de silla, preguntar ¿Cómo escuchas lo que te dice? ¿Cómo te sientes al respecto?
• Intentar que se explicite todo lo que está implícito en la comunicación verbal y no verbal del cliente.
• Si se trabaja con una persona ausente, se le pide primero que describa a la persona en su aspecto físico para darle
fuerza a tal imagen y presencia.
• Si se trabaja con otra persona: Dile todo lo que nunca le has dicho. Siendo sincero... Dile, “en el fondo lo que me pasa
contigo es qué…”
• Al final, se puede colocar en la silla vacía a un ‘maestro’ o hombre sabio, alguien que tiene la respuesta, y sentar ahí a la
persona para que ella misma de la respuesta.
• La primera vez podemos decirle que vamos a llevar a cabo un experimento y no te preocupes de hacerlo bien o mal.
• Si el proceso se estanca, podemos proponer al cliente que contemple el diálogo desde fuera. Cuando se sitúe como
observador imparcial, desinteresado: ¿Qué ves? ¿Cuál es la dinámica? ¿Qué ganas con ella? ¿Qué podrías hacer
diferente? ¿Qué le dirías a cada parte?
• Muy importante rescatar que necesita una parte de otra.
• Cada vez que exprese algo importante, que se fije en cómo se queda después. (Normalmente se quedará aliviado)
• Que el cliente cambie una y otra vez de lado. Eso hace que el proceso no se estanque.
• Lo más importante, como en cualquier trabajo de gestalt es que las emociones y necesidades sean nombradas y
expresadas.
• Importante no ponerse de lado de una polaridad. Aunque si animar a la más escondida.

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