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15/11/2010 ¿Son marxistas los padres jesuitas?

¿Son marxistas los padres jesuitas?

ECONOMIA Y SOCIEDAD

Lunes, 13 de Septiembre de 2010 00:01

El gurú de la derecha en Colombia sostuvo hace poco que el


provincial de los jesuitas es un “marxista trasnochado”. El
autor analiza su argumento y propone una conversación más
razonable sobre el origen de nuestros grandes conflictos
sociales.

Todo reformista es marxista

El 9 de septiembre el ex ministro Fernando Londoño Hoyos en su


columna “Marx no ha muerto” en El Tiempo critica fuertemente al
padre superior de los jesuitas, Francisco De Roux, por “la homilía
que su Reverencia pronunció el día de San Ignacio, especialmente
difundida entre decenas de miles de estudiantes de ese venerable
claustro.”

Como evidencia, el ex ministro cita al padre De Roux: "La Javeriana


está en el corazón de la clase dirigente de Colombia, y este mundo
de la dirigencia de Colombia es desde hace décadas una reunión
donde hay de todo, y donde hay muchos cínicos, y en la mayoría de
los escenarios los cínicos controlan. Por eso hoy el 65 por ciento de
los campesinos están en la pobreza, por eso hay en el país 14
millones de pobres y hay 7 millones de miserables con hambre. Por
eso la comunidad internacional nos vive preguntando por qué los
demás países solucionaron en 10 o 20 años la desigualdad social,
la guerra de guerrillas, los secuestros, las grandes bandas
criminales y la dominación de la droga... y en Colombia, dirigentes
de los más brillantes del mundo, en cocteles y congresos prolongan
el espectáculo inhumano de una crisis irresuelta, que hace pensar
que beneficia a los cínicos que disfrutan la vida sobre ella. Este es
el mundo en que vivimos los javerianos y donde tenemos que ser
claros, veraces, profundos en el discernimiento."

El ex ministro Londoño, bachiller de San Bartolomé La Merced y


abogado-economista de la Javeriana, interpreta ese párrafo como
una expresión de marxismo obsoleto: “El lenguaje es el de un Marx
trasnochado, y la idea central también. La desgracia de un
proletariado irredento esculpida a mano por una burguesía, que se
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la llama ahora la reunión de los ‘cínicos’, no supone nada nuevo.”

De Roux, Stalin y Pol Pot

Más aun, ¡las palabras del padre son una incitación a la violencia!: “Si
cambian algunas palabras, el fondo es perfectamente reconocible.
Y el mensaje también. El mensaje de vindicta que justifica la guerra
contra los cínicos, y por supuesto su eliminación. No merecen otra
cosa los que se benefician de la desgracia de 21 millones y luego la
celebran en congresos y cocteles.

No fue muy distante el discurso que justificó las purgas estalinianas,


los gulags y las masacres de Mao. Con uno muy semejante, el Che
Guevara ordenó el fusilamiento de miles en La Cabaña, y Pol Pot
arrojó al mar a tantos infelices. Perdón. A tantos cínicos.”

¿Cínicos? No. Cínicos

Al leer el párrafo del padre De Roux mi interpretación es bien distinta


de la del ex ministro: “La Javeriana está en el corazón de la clase
dirigente de Colombia”. Efectivamente, una parte muy importante de
la dirigencia del país, incluyendo al ex ministro, fue formado
profesionalmente en la Universidad Javeriana.

“Y este mundo de la dirigencia de Colombia es desde hace


décadas una reunión donde hay de todo, y donde hay muchos
cínicos”. Sin duda la dirigencia colombiana es muy diversa. La
palabra “cínicos” es la más ofensiva para el ex ministro. Realmente el
uso de esa palabra es desafortunado porque su significado no es
claro. Puede significar ser un seguidor de un grupo de filósofos
griegos del siglo IV antes de Cristo o, según la Real Academia de la
Lengua, el cinismo es la “desvergüenza en el mentir en la defensa y
práctica de acciones vituperables”. Estas a su vez son aquellas que
“causan injuria”. Otras definiciones son “despreciar en las acciones
personales los estándares aceptados de honestidad y moralidad”, y
un cínico es alguien “que cree que la única motivación de las
acciones humanas es el egoísmo y que no cree en puntos de vista
desinteresados o generosos”. Aunque no creo que haya muchos
seguidores de los antiguos filósofos griegos, debo concluir que
concuerdo con el padre De Roux en cuanto hay muchos dirigentes
colombianos a los que se les aplican las últimas definiciones.

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“Y en la mayoría de los escenarios los cínicos controlan.” Esta sin
duda es una estimación sobre la realidad que idealmente debería
poder ser verificada empíricamente. Como esto no es posible,
termina siendo una apreciación personal. Sin embargo, los
problemas con enriquecimiento ilícito, fraudes, desfalcos, robos,
corrupción, etc., en Colombia, sí indican que en muchos escenarios
predominan los comportamientos cínicos. Obviamente estos no son
monopolio, ni mucho menos, de los javerianos.

Supervivencia y negación del otro

Un problema persistente en Colombia es la negación de que existen


problemas generalizados de comportamiento en la sociedad. En la
dirigencia se acepta que es necesario reformar o eliminar a “los
malos”, pero ellos actúan legítimamente, sus acciones no han tenido
nada que ver con la reacción de estos últimos y simplemente son sus
víctimas.

Si el padre De Roux afirma que debido a acciones u omisiones de la


dirigencia “el 65 por ciento de los campesinos están en la pobreza,
[y] por eso hay en el país 14 millones de pobres y 7 millones de
miserables con hambre”, estos hechos se interpretan como
evidencia del marxismo del sacerdote. Y lo mismo cuando afirma que
“por eso la comunidad internacional nos vive preguntando por qué
los demás países solucionaron en 10 o 20 años la desigualdad
social, la guerra de guerrillas, los secuestros, las grandes bandas
criminales y la dominación de la droga... y en Colombia, dirigentes
de los más brillantes del mundo, en cocteles y congresos prolongan
el espectáculo inhumano de una crisis irresuelta, que hace pensar
que beneficia a los cínicos que disfrutan la vida sobre ella”.

Los “molestias del subdesarrollo”

Infortunadamente, es cierto que en Colombia nunca ha habido un


proyecto que busque construir nación, que genere identidad nacional
y que forje solidaridad, respeto mutuo, confianza y reciprocidad. Lo
que hemos tenido es una lucha individualista por sobrevivir y subir en
la escala social, que ha generado grupos tanto de la élite como del
resto de la sociedad, en los que prevalece la anomia, un sentimiento
personal de falta de normas, valores e ideales, y que está en la raíz
del “todo vale”.

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La violencia en casos de anomia es muchas veces sutil porque
trasciende las metas económicas y políticas y se convierte en una
forma de lograr identidad y auto-afirmación o estima. Por eso, en
sociedades donde prevalece la anomia, muchos de los que han
resuelto su “problema económico” simplemente no “ven” a los pobres
o indigentes, o los consideran simplemente como molestias del
subdesarrollo. Por consiguiente, como ellos no son parte de la
sociedad a la que pertenece o aspira la persona, sus problemas no
son de la sociedad, y no se busca resolverlos: “ellos deben
resolverlos como yo resolví el mío”. Así se puede mantener una
enorme desigualdad. Los pobres no se organizan porque tienen
anomia, y a los ricos no les importan los pobres por lo mismo. En esa
lucha individual hay mucha movilidad social, hacia arriba y hacia
abajo, y el sistema coopta a los que suben, que aceptan el statu quo
como normal.

Y los demás… peores

En el resto de la columna, Londoño ataca al CINEP (Centro de


Investigación y Educación Popular) por abogar internacionalmente
por el respeto de los derechos humanos y pedir la descalificación del
pasado gobierno en ese campo, y al padre Javier Giraldo por haber
enviado una carta al rector de la universidad jesuita de Georgetown
en la que protestaba el nombramiento del ex presidente Uribe como
catedrático. La referencia al padre Giraldo es especialmente grave:
“También del padre Javier Giraldo, con el que es mejor no
disgustar. Tres dirigentes negros del bajo Atrato, Moya, Blandón y
Marmolejo, lo aprendieron muy bien.”

Manuel Moya, Graciano Blandón y su hijo Jair fueron asesinados el 17


de diciembre de 2009 en el bajo Atrato. Germán Marmolejo había
sobrevivido un atentado un poco antes. Estos eran líderes afro-
colombianos que abogaban por la protección de las tierras
comunitarias. Al respecto hay dos versiones:

- Una, basada en testimonios de guerrilleros capturados, según la


cual miembros del Frente 34 de las FARC los asesinaron, y el padre

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cual miembros del Frente 34 de las FARC los asesinaron, y el padre
Giraldo era colaborador de las FARC.

- Otra, que lo hicieron fuerzas oscuras interesadas en desplazar


campesinos. Actualmente hay solicitudes de investigación de los
hechos de grupos que apoyan ambas versiones.

En la última frase de la columna el ex ministro Londoño afirma que el


padre superior, como jefe máximo de la Javeriana, está educando
para el odio. La impresión que queda luego de esta afirmación es
Francisco E.
que cualquier persona que afirme que la sociedad colombiana es
Thoumi
injusta y que tiene una serie de problemas crónicos no resueltos, es
un comunista o un enemigo social.

Base del capitalismo

Con el propósito de buscar un diálogo, quiero presentar un resumen


de las bases de la teoría económica neoclásica, la rama de la
economía que durante la guerra fría buscó responder una pregunta
fundamental: ¿es el capitalismo superior al socialismo?

Esta vertiente fue desarrollada por Samuelson, Arrow, Koopmans,


Debreu, Hurwicz y otros premios Nobel. Utilizando los métodos
analíticos más sofisticados, sus trabajos concluyen que las
economías descentralizadas llevan a niveles de satisfacción de
necesidades mayores que las dirigidas por el Estado, pero
solamente bajo una serie de condiciones muy restrictivas. En general,
en los textos comunes se afirma que para “maximizar el bienestar”
debe haber competencia perfecta. Esto quiere decir que a lo menos:

1. No deben existir economías de escala en la producción de


ningún artículo o servicio para no generar imperfecciones en la
competencia;
2. Todos los participantes en los mercados deben tener
información completa sobre las características de los bienes y
servicios transados;
3. Los mercados deben ser transparentes, de manera que cada
participante tenga certeza sobre el precio en el cual se transan
los productos sin que haya costos de transacción;
4. No debe darse externalidades ni en la producción ni en el
consumo, es decir, no deben existir procesos productivos que
perjudiquen otras actividades (por ejemplo generadores de
polución) o artículos cuyo consumo disminuya la satisfacción de
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quienes no lo tienen;

Es claro que estas condiciones no se cumplen en ninguna parte.

Para el caso de Colombia

Sin embargo, hay otros requisitos que están en el trasfondo de los


modelos y que en el caso colombiano son muy importantes:

Es necesario que la distribución de la riqueza sea legítima, es


decir, que en la sociedad exista un consenso respecto a que
quien tiene algo, lo merece;
Es necesario que los derechos de propiedad de todos los
miembros de la sociedad estén claramente definidos, que sean
seguros, y que no cueste protegerlos.
Para poder definir bienestar social es necesario que no existan
contradicciones entre las “funciones de utilidad” de los
miembros de la sociedad, y que los consumidores tengan
preferencias consistentes. En otras palabras, que la sociedad
sea muy homogénea en cuanto a gustos, y que cada persona
elija consistentemente los bienes a consumir. Por ejemplo, “si la
persona prefiere A a B y B a C, entonces debe preferir A a C”.
De otra forma, no es posible construir una “función de bienestar”
sumando las “funciones de utilidad” de los ciudadanos que
reflejan las preferencias de cada cual. En realidad, hay que
aceptar que la psicología consistente con los requisitos para
poder definir el bienestar social de acuerdo con la teoría
económica, es profundamente primitiva.

Como estas y otras condiciones no se dan, ni se pueden dar en las


economías de mercado en las que siempre habrá ganadores y
perdedores, la teoría económica neoclásica saca conclusiones
importantes:

No es posible generalizar la superioridad de las economías de


mercado sobre las dirigidas por el gobierno. Es decir puede
haber regímenes capitalistas superiores a los de economías
dirigidas, y viceversa.
Como las condiciones para “maximizar bienestar” son muchas,
hay una enorme diversidad de economías de mercado. Algunas
pueden acercarse a lo óptimo, pero muchas pueden ser
terriblemente ineficaces. En otras palabras, no todo capitalismo
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es igual y hay sistemas de mercado que la teoría simplemente
no puede recomendar como sistemas que contribuyan al
bienestar social.
La defensa de un sistema no puede hacerse de manera
absoluta. En general, cada régimen está influenciado por la
historia, la estructura física (geografía) del país, las jerarquías,
las instituciones y los valores de la sociedad. Por eso, cada
capitalismo, socialismo, comunismo, etc. difiere de los demás.
El problema es poder identificar los factores que hacen que un
sistema lleve a sociedades razonables, y aquellos que tienen el
efecto contrario.

Riqueza y propiedad

Al comparar sistemas es necesario priorizar las diferentes


características utilizadas para evaluar los regímenes. Por ejemplo, si
la prioridad es satisfacer necesidades esenciales como alimentación,
servicios de salud, educación técnica (no humanista) y vivienda
básica, regímenes autoritarios y tan distintos como China, Singapur y
Cuba salen muy bien librados. Si las prioridades son libertad de
expresión, movilidad y pensamiento, les va muy mal.

El problema de la distribución de la riqueza y de los derechos de


propiedad es clave. Cuando la distribución de la riqueza no tiene
legitimidad social, no es posible afirmar rigurosamente nada sobre
las ventajas de un régimen sobre otro. En otras palabras, si la
distribución de la riqueza se percibe como arbitraria por la mayoría
de la población, los economistas pueden afirmar que el sistema
capitalista produce más bienes y servicios con los recursos
disponibles que otros sistemas. Pero si en ese proceso el ingreso
nacional se distribuye de acuerdo con la distribución de riqueza
existente considerada ilegítima por la mayoría, no importa que tan
eficiente sea el capitalismo, no se puede afirmar que es superior a
otro sistema que produzca menos pero que distribuya el ingreso de
manera más equitativa y aceptable para la mayoría de la sociedad.

Cuando los procesos de acumulación de riqueza individual no son


percibidos como conducentes al bienestar social, esta no se
considera legítima, y se generan incentivos para que surjan grupos
que busquen transferir activos por medios ilegales o violentos. Esto
ocurre cuando la riqueza se asocia con la manipulación de leyes,
especulaciones financieras, corrupción y acciones semejantes.
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Las nubes de humo

En muchos entornos el disenso en Colombia se considera una


agresión, por lo que se descalifica al contradictor de quien no se
puede aprender nada: “mi interpretación de la realidad es la
verdadera y la suya es totalmente falsa”.

De ahí a alegar que el contradictor tiene intenciones escondidas y


oscuras y que sus argumentos son simplemente instrumentos para
lograr otras metas, sólo hay un paso. En un extremo hay quienes
“saben” que quien considere que la sociedad colombiana debe hacer
reformas es un “marxista”. En el otro, hay quienes “saben” que quien
afirme que el mercado puede llevar a un desarrollo satisfactorio es un
“neoliberal ”. Desde ambas perspectivas, “el otro” es irredento y con
él no se puede dialogar para llegar a un acuerdo.

Si se quiere evaluar el régimen colombiano, es imperativo empezar


aceptando que la gran mayoría de los que se consideran problemas
sociales tienen raíces endógenas en la sociedad, no exógenas. Los
datos que proporciona el padre De Roux son ciertos. Colombia es
uno de los países con mayor desigualdad en el mundo. Es un país en
el que dados sus recursos agrícolas, es difícil no aceptar que el
hambre padecida por partes de la población no tenga que ver con la
forma en que el país está organizado, es decir, con el régimen.

Además, después de 200 años de vida republicana no se ha


establecido el imperio de la ley. Al narcotráfico se le atribuyen
muchos de los problemas de Colombia, pero ¿por qué Colombia
concentró la industria mundial de cocaína ilegal? O ¿por qué
Colombia compite por el liderazgo mundial en el sicariato, la
exportación de prostitutas, la fabricación de dólares falsos, el número
de niños guerreros, etc.? Es cierto que en todas partes se viola la ley,
pero ¿por qué en Colombia esos fenómenos son tanto más fuertes
que en muchos otros países?

El punto es que “los malos” esos “otros” que muchos quieren


deslegitimar y acabar, son producto de la sociedad colombiana: han
nacido y crecido, han sido educados y socializados en Colombia, y
en eso, la dirigencia histórica del país tiene una alta responsabilidad.
Acusar al padre De Roux de marxista es una forma de evadir
enfrentar los verdaderos problemas de Colombia.
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Tags: Francisco Thoumi
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