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En los portafolios se incluyen las mejores producciones de los estudiantes luego de sus
procesos de elaboración éstos no son iguales. Los portafolios constituyen una manera de
presentar los trabajos de los estudiantes con el objeto de favorecer la evaluación y
realizar una retroalimentación permanente.
Desde el punto de vista material, la forma que el portfolio tome es tan variada como su
autor lo decida: puede ser una carpeta con folios donde se van guardando las diferentes
entradas, una caja donde se recopila la información, un portfolio efectivamente
testimonian momentos y razones del autor.
El principal objetivo del portfolio -independientemente del tipo del que se trate o del
formato de presentación- está asociado a:
1) almacenamiento de trabajos;
2) evaluación de contenidos;
3) proceso de interacción entre el autor y otras personas y
4) como objeto de aprendizaje.
Para ahondar en su significado educativo tomaremos la definición elaborada por Lee
Shulman tratando de detallar sus principales características.
“Un portafolio didáctico es la historia documental estructurada de un conjunto
(cuidadosamente seleccionado) de desempeños que han recibido preparación o tutoría,
y adoptan la forma de muestras del trabajo de un estudiante que sólo alcanzan
realización plena en la escritura reflexiva, la deliberación y la conversación”
(Shulman, 1999: 62)
Los estudiantes sostienen que en una buena evaluación se cumple con lo que se
prometió y el profesor valora el esfuerzo y la dedicación. Los docentes esperan, en el
mejor de los sentidos, que las evaluaciones permitan dar cuenta de apreciaciones y
fracasos justos. Diseñar y llevar a cabo buenas evaluaciones implica también tender un
puente entre lo que esperan los estudiantes y lo que pretenden los profesores. Una
manera posible de orientar la evaluación consiste en proponer a los estudiantes la
confección de un portafolio. Los portafolios forman parte de las actividades de los
estudiantes y pueden ser el instrumento elegido para la evaluación
Difícilmente encontremos una propuesta para la evaluación que nos asegure que su
implementación sea siempre provechosa y productiva. La evaluación no puede reducirse
a la búsqueda del instrumento más certero. Las buenas prácticas posibilitan
evaluaciones en circunstancias no previstas en donde una respuesta oportuna del
estudiante o una buena pregunta que da cuenta de su proceso de pensamiento permite
reconocer mejor los conocimientos adquiridos o el nivel de reflexión poseído.
Si pudiéramos caracterizar a las buenas prácticas que recorren los diferentes niveles del
sistema educativo elegiríamos las que satisfacen las siguientes condiciones: prácticas
sin sorpresas, enmarcadas en la enseñanza, sin desprenderse del clima, ritmo y tipo de
actividad de la clase en la que los desafíos cognitivos no son temas de las evaluaciones
sino de la vida cotidiana del aula.
“Una buena evaluación debe otorgar confianza y generar, por el contrario al clima
habitual que se instala con las evaluaciones, un espacio para permitir que los
aprendizajes fluyan y se expresen con naturalidad. Posibilitar reconocer nuestros
límites, reírnos de nuestras propias exigencias y recuperar el sentido de lo humano en
el acto de aprender. Desde esta perspectiva, la evaluación recupera y es proveedora de
seguridad y protege a los estudiantes y por tanto, se imbrica en la buena enseñanza”
Edith Litwin
Y para terminar ¿Cuáles son los beneficios del trabajo con portafolios?
Permiten el seguimiento y la documentación de situaciones de enseñanza y de
aprendizaje a lo largo de un período de tiempo más prolongado.
Fomentan la articulación entre el proceso y el producto de aprendizaje.
Instauran normas de colaboración, reflexión y análisis.
Facilitan la comunicación entre los colegas.
Tienen que tener impacto en la propia práctica.
Permite tiempos diferentes y pensamiento complejo.
Puede plantear aspectos de colaboración
Los docentes que trabajen con portafolios ponen especial cuidado en la producción de
los estudiantes entendiendo que los procesos de comprensión seguramente implican
diferentes propuestas de elaboración de proyectos, de solución de problemas, trabajos
en relación con temas, ideas o preguntas relevantes. Cada una de las propuestas
demanda tiempo. Los folios se hacen y rehacen o se completan paulatinamente. No se
trata de evaluaciones que se pueden realizar en un plazo breve sino de trabajos que
demandan un tiempo considerable. Los beneficios tienen que ver con las producciones
sostenidas que favorecen mejores procesos de construcción del conocimiento.
Bibliografía
-Lyons, Nona (comp.) (1999) El uso de portafolios. Propuestas para un nuevo
profesionalismo docente. Buenos Aires: Amorrortu.
-Martín-Kniep, G.O. (2001). Portfolios del desempeño de maestros, profesores y
directivos. Buenos Aires: Paidós.
-Rieman, P. (2000). Teaching portfolios. Boston: Mc Graw-Hill.
-Seldin, P. (1997). The teaching portfolio (2th Ed.). Bolton, MA.: Anker
Sólo a título de enunciado ofrecemos bibliografía y links de interés para abordar
portafolios para alumnos:
-Allen D. (Compilador) (2000). La evaluación de los aprendizajes de los estudiantes.
Buenos Aires: Paidós.
-Danielson, C. Y Abrutyn, L. (1999) Una introducción al uso de portafolios en el aula.
Brasil: Fondo de Cultura Económica.