Entrevista a

Henry Jenkins
Cultura participativa y nuevas alfabetizaciones

Se ha dicho que Jenkins es el

McLuham del siglo XXI. Sus trabajos
sobre los medios de comunicación
nos ayudan a entenderlos como
elementos culturales. En esta
entrevista habla de una cultura
participativa y de una inteligencia
colectiva, que se fija menos en la
expresión individual que en la
presencia activa en la comunidad.
Explora qué cambios pueden
introducir fenómenos como
You Tube o My Space, o Tuenti en
España; escenarios en los que las
personas dejamos de ser
receptores pasivos de información
para convertimos en emisores
activos. Y también explica el
IMAGEN CEDIDA POR WWW.HENRYJENKINS.ORG

proyecto que dirige actualmente,

New Media Literacies.

PILAR LACASA
Universidad de Alcalá.
Puede consultarse una versión más ámplia de esta
entrevista en http://www.henryjenkins.org/

52 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. Nº398 FEBRERO 2010 } Nº IDENTIFICADOR: 398.016


Ud. habla de medios de comunicación
en lugar de tecnología ¿cómo entiende
estos conceptos, que a veces se usan de
forma indistinta en el mundo educativo?
Para mí, un medio es algo más que
una simple tecnología. Incluye las
prácticas sociales y culturales que sur-
gen alrededor de él. Por ejemplo,
cuando hablamos de la TV, no lo hace-
mos sólo de un aparato electrónico,
sino también de las estrategias de pro-
gramación y de todo lo que nos per-
mite ir construyendo nuestra experien-
cia sobre ella. Los comentarios que
hacemos sobre la TV surgen de ideas
concretas, cuando la vemos en casa,
quizás de forma pasiva. Cuando habla-
mos de Internet, también lo hacemos
desde nuestras ideas sobre la partici-
pación en esta gran conversación pú-
blica. Hoy estamos ante un mundo en
el que los medios de comunicación de
masas, sistemas construidos de arriba
hacia abajo, coexisten con otros que
surgen desde abajo y que aportan
oportunidades de participación mucho
más amplias. Estamos comenzando a
entender qué ocurre cuando esos dos
sistemas se entremezclan.
¿Qué aportan los conceptos de cultura
participativa y de inteligencia colectiva
al ámbito de la educación?
La cultura participativa no comienza o
termina en Internet. Mucho de lo que
describo con estos términos puede en-
contrarse en la riqueza de cualquier cul-
tura popular, que se define por las
oportunidades que abre a la participa-
ción. Quien tenga algo que decir es
bienvenido. Los expertos comparten lo
que saben con los novatos, de manera
informal. Los intercambios son recípro-
cos. Estas formas dispersas de expre-
sión surgen a finales del siglo XX, cuan-
do gran parte de la producción cultural
se había profesionalizado y comerciali-
zado. Antes se consumía cultura, pero
no se producía. Existía, sin embargo, en
algunos contextos una necesidad de
participar. Esas prácticas han vuelto a
emerger y se han hecho mucho más vi-
sibles en la era de Flickr y You Tube.
¿Son competencias individuales?
No sólo. En una sociedad en red la alfa-
betización es una habilidad social, no
sólo una competencia individual.
tema del mes
Comprender cómo circula la información
es tan importante como saber expresar
las ideas a través de palabras, sonidos o
imágenes. La creación es iterativa: volve-
remos a dar forma a lo que creamos res-
pondiendo al feedback crítico de los de-
más, a través de procesos de innovación
y refinamiento. Alrededor de los princi-
pios de la inteligencia colectiva han sur-
gido nuevas formas de autoría, que no
es sólo individual.
¿Por ejemplo?
Si nos fijamos en Wikipedia, observa-
mos que cada entrada puede tener
múltiples autores, que cada revisión me-
jora lo que se ha escrito antes y se aña-
de a las contribuciones anteriores.
Estamos ante algo que va más allá del
conocimiento individual y del aprendiza-
je autónomo. Pierre Levy nos dice que
en una sociedad en red nadie lo sabe
todo (se ha olvidado el ideal de Hombre
Renacentista), pero todo el mundo sabe
algo (se amplía el rango de posibles ex-
pertos) y lo que alguien conoce está
disponible para toda la comunidad. El
resultado es una nueva ética de la infor-
mación. Aparece la obligación de com-
partir lo que se sabe con los demás; sur-
ge un respeto crítico que compromete Un referente para
con múltiples formas de conocer; emer- comprender
ge un impulso activo para aceptar la di- los nuevos medios
versidad porque en la red se amplía la Henry Jenkins ha pasado gran parte de su
capacidad creativa y el poder de cono- vida académica en el Comparative Media
cer. Evolucionamos hacia un sistema de Studies del Massachusetts Institute of
información mucho más fuerte, en el mar- Tecnologie (MIT, USA) del que fue co-director.
co del cual los grupos que trabajan jun- Hoy es Provost’s Professor of Communications,
tos pueden resolver problemas mucho Journalism, and Cinematic Art at the
más complejos que los que pueden so- University of Southern California.
lucionar los individuos de forma aislada. Conviene consultar dos espacios web ligados
a este profesor:
http://www.henryjenkins.org/: su blog es
Estos nuevos medios asustan a docentes una referencia para quienes se interesan
y familias. Temen que su uso conlleve por las implicaciones sociales de los nuevos
dedicar menos tiempo a leer, escribir y medios. En este momento, coincidiendo con
trabajar los contenidos tradicionales la aparición de este número de Cuadernos,
del currículo. recoge una versión más amplia de esta en-
Mi filosofía ha sido conservadora en el trevista, también en castellano.
contenido e innovadora en el método. http://newmedialiteracies.org/: desde este
Creo que estas nuevas habilidades han nuevo proyecto de Jenkins se abren espa-
de estar presentes incluso en el currícu- cios de comunicación y participación en el
lo más tradicional porque son relevan- mundo global, tanto para el profesorado
tes para todos los temas que se tratan como para los estudiantes.
en la escuela. En la actualidad cada Uno de los libros más relevantes de Henry
campo de conocimiento ha de ser re- Jenkins ha sido traducido recientemente
configurado a partir de los cambios que al castellano Convergence culture: la
se están produciendo en la forma en cultura de la convergencia de los medios
que se accede a la información. de comunicación.
{ Nº 398 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. 53
 ¿Cómo se consigue esto?
Como ya he comentado, no se trata sólo
de la tecnología ni de las pantallas por sí
mismas, ni tampoco de que el ordena-
dor vaya a reemplazar al libro. Lo rele-
vante es el valor de la información y las
prácticas culturales que se han ido con-
formando en torno al ordenador y a
otras tecnologías interactivas. Es preferi-
ble pensar en un mundo en el que los
estudiantes aprenden con un libro en
una mano y un ratón en la otra, que en
uno en el que se enseña que la cultura
del libro es tan frágil que ha de ser pro-
tegida frente al ordenador. Jenna
McWilliams, que participa en el proyecto
de New Media Literacies, describe de
forma muy gráfica la idea de leer con un
ratón en la mano. Comenta que a veces
el profesorado anima a los estudiantes a
leer con un lapicero en la mano. Se trata
de algo más que de ojear las palabras,
se busca que se comprometan crítica-
mente con ellas, tomando notas, plan-
teando cuestiones, pensando. Cuando
los estudiantes leen con un ratón en la
IMAGEN CEDIDA POR WWW.HENRYJENKINS.ORG
54 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. Nº398 }
mano dan un paso más: asumen que
deben responder activamente a lo que
está frente a ellos; se les empuja a parti-
cipar, a ser responsables de la calidad
de la información que reciben y a corre-
girla públicamente, si es incorrecta.
¿Los docentes no lo ven así?
Muchas veces los docentes se han defi-
nido a sí mismos como defensores de
la cultura del libro, y a menudo la perci-
ben en oposición a la nueva cultura di-
gital. Esta postura protectora refleja, sin
duda, una retórica de la revolución digi-
tal que imagina que los nuevos medios
van a sustituir, incluso a destruir, a los
viejos. Es decir, a veces se asocia la
prosperidad de la cultura digital con la
muerte del libro, pero de hecho lo que
ha ocurrido es justo lo contrario. Los
nuevos medios han aparecido en torno
a formas de comunicación ya existen-
tes. Por ejemplo, el porcentaje de per-
sonas que accede hoy a una amplia
gama de libros es mayor que nunca,
gracias a las editoriales on line. Por tér-
mino medio, los niños de diez años es-
criben ahora mucho más que los de las
generaciones anteriores gracias al e-
mail o a los foros de discusión en la
red. Viviremos en un mundo donde los
libros y el material impreso importarán
más que antes, incluso aunque los estu-
diantes obtengan información a través
del ordenador. Es importante que los
estudiantes sepan buscar la información
allí donde esté y valorar su credibilidad
cuando no se conocen las fuentes con
claridad. De este modo sabrán comuni-
car sus ideas utilizando múltiples cana-
les y teniendo en cuenta audiencias
muy diversas.
Entonces, ¿siguen vigentes las mismas
habilidades?
En términos generales podemos pensar
que las habilidades que hemos enseña-
do tradicionalmente, como la lectura y
la escritura, se amplían y, en este senti-
do, los docentes están ya familiarizados
con ellas por lo que pueden encajar fá-
cilmente en las disciplinas ya existentes.
En alguna medida representan una am-
pliación de las habilidades que se nece-
sitan para investigar en otros entornos,
en los que ya está presente la informa-
ción. Es decir, se trata de una extrapo-
lación de lo que significa leer y escribir
hacia un conjunto amplio de prácticas
comunicativas. Pero también reflejan
hábitos mentales, que emergen como
respuesta a nuevas redes de comunica-
ción o al paisaje que ofrecen múltiples
medios convergentes. La alfabetización
se considera como una práctica social y
colectiva, y no tanto como un proceso
individual de aprendizaje. Estas nuevas
habilidades no emergen tanto de las
nuevas tecnologías como de las nuevas
oportunidades sociales, culturales y
educativas, nacidas en torno a estas
nuevas plataformas.
El proyecto New Media Literacy lleva
todas estas ideas al campo educativo.
¿En qué consiste?
Nuestra idea de alfabetización es muy
amplia. Incluimos todas las formas po-
sibles de comunicar nuestras ideas a
los demás y esto es lo que queremos
compartir con los docentes. El concep-
to va más allá de un consumo crítico,
que es lo que habitualmente se entien-

de por alfabetización en los medios.
Desde una perspectiva tradicional, una
persona no está alfabetizada si sólo
sabe leer pero no escribe un texto.
Tampoco puede considerarse alfabeti-
zado a quien consume pero no produ-
ce nada en los medios. En los últimos
cincuenta años se han ampliado los re-
cursos que permiten a los humanos co-
municarse entre sí. Por ejemplo, utili-
zando videocámaras o, en otros casos,
creando una infraestructura que permi-
te transmitir al mundo las propias ideas
a través de Internet. Las escuelas han
de formar, en el uso de estas tecnolo-
gías, a los jóvenes que vivirán en el si-
glo XXI, de forma creativa y eficaz, te-
niendo en cuenta que puede haber
abusos si no se les enseña a usarlas
con responsabilidad. Los docentes han
de saber reconocer las posibilidades y
los riesgos asociados a las nuevas
oportunidades de expresión humana
que generan los medios.
¿Cuentan con alguna ayuda para ello?
En un libro blanco que elaboramos
para la Fundación MacArthur, http://
www.newmedialiteracies.org/files/wor-
king/NMLWhitePaper.pdf, identificamos
un conjunto de competencias que nos
parecían necesarias para que los jóve-
nes puedan estar presentes activamen-
te en una cultura participativa. Para ello,
deben adquirir habilidades que inclu-
yen la capacidad de enfrentarse a mun-
dos simulados y a nuevas formas de vi-
sualización y de explorar el entorno a
través del juego y la identidad por me-
dio de la acción en la pantalla. Es im-
portante poder organizar y procesar la
información en las redes sociales y,
también, saber negociar en diversas co-
munidades online entre las que existen
grandes diferencias culturales. El pro-
yecto NML ha desarrollado un conjunto
de recursos para ayudar a los educado-
res a adquirir y a promover esas nuevas
habilidades.
¿Con ejemplos?
En el proyecto hemos elaborado lo que
llamamos Guías de Estrategias, relacio-
nadas con la lectura en una cultura par-
ticipativa y con cómo navegar en ella.
Ofrecemos modelos para integrar esas
habilidades en las clases. Por ejemplo,
en el proyecto de lectura hemos toma-
do como punto de partida la novela
americana Moby Dick. Se trata de com-
prender la base de la expresión creado-
ra de su autor, Herman Melville, y de
descubrir que combina y descontextua-
liza historias que se encuentran en
Homero, en la Biblia, en Shakespeare y
en la caza contemporánea de las balle-
nas. Hemos explorado también cómo
otros artistas y autores han utilizado
Moby Dick como base de sus propias
creaciones y que todo esto hace que
Melville siga vivo en nuestra cultura
contemporánea. Me imagino que algo
similar podría hacerse con Cervantes.
Don Quijote es una novela que se cen-
tra en un personaje figurado, en un mo-
mento de profundo cambio en los me-
dios, y que no sólo se fija en el
protagonista o en sus relaciones con
ficciones románticas, sino que también
reflexiona sobre los libros de caballería
y el mundo impreso. Hay muchas for-
mas de acercarse a esta novela para
comprender mejor las consecuencias
personales y sociales de transformar el
modo en que la sociedad recibe y
transmite la información.
¿Recursos?
Nuestra Biblioteca de Aprendizaje in-
cluye múltiples actividades, como la
que comentaba. Ofrecemos retos edu-
cativos que permiten a la gente joven
encontrar, explorar, experimentar y eva-
luar éticamente algunas de las prácticas
emergentes relacionadas con los nue-
vos medios. Los recursos de esta biblio-
teca son modulares, de forma que pue-
den ser usados en diversos contextos,
tanto en la escuela y la educación for-
mal como en el hogar. Son multidisci-
plinares, en cuanto que permiten a los
docentes trabajar en habilidades rele-
vantes en su disciplina, integrando esas
nuevas capacidades en el currículo.
Se trata también de compartir ¿no?
La biblioteca está diseñada como una
plataforma abierta que permite a los
educadores, y a los estudiantes, no sólo
utilizar las actividades que ya existen
sino incluir lo que funciona bien en sus
propias clases, para compartirlo con
otros educadores. Además, facilita re-
construir los contenidos que otros han
incluido, de tal manera que unos pue-
den aprender de otros. En otras pala-
tema del mes
bras, la biblioteca de aprendizaje permi-
te poner en práctica lo que ya he ido
mencionando acerca de la cultura parti-
cipativa y la inteligencia colectiva.
Queremos que distintas organizaciones
desarrollen sus propias actividades y que
las incluyan en esta biblioteca. Es muy
interesante que educadores de países
muy diferentes compartan aspectos de
sus propias culturas relacionadas con los
medios. Las actividades de esta bibliote-
ca nos permiten explorar y aprender a
escala global. Quiero invitar personal-
mente a los educadores españoles a
que se enfrenten a retos que reflejen sus
propias prácticas educativas locales y
también sus prácticas culturales.
Pongamos un nuevo medio como
ejemplo: los videojuegos. ¿Pueden
convertirse en instrumentos educativos?
Will Wright, el diseñador de Sim City,
los Sims y Spore, ha sugerido que po-
demos pensar en los videojuegos como
conjuntos de problemas que los estu-
diantes deben resolver. Esto significa
que un buen juego plantea retos com-
plejos en los umbrales de las habilida-
des del jugador. El videojuego crea un
conjunto de experiencias guiadas, a tra-
vés de las que se adquiere el conoci-
miento y las habilidades necesarias para
resolver esos problemas. Ofrece tam-
bién la oportunidad de volver hacia
atrás, de cometer errores y de aprender
de ellos. Existen juegos que permiten
manipular situaciones de simulación,
cambiar las variables y conocer las con-
secuencias de esos cambios. Un buen
videojuego crea un contexto en el que
es posible compartir lo que se ha
aprendido y lo que se produce con
otros jugadores, permitiendo así el
aprendizaje entre iguales. Como ha su-
gerido Jean Paul Gee, en los videojue-
gos se ponen en acción muchos de los
principios nucleares que están presen-
tes en el aprendizaje de las ciencias
contemporáneas.
¿Las escuelas podrían utilizarlos como
instrumento de aprendizaje?
Algunos argumentan que en las aulas se
han de elaborar actividades sobre y al-
rededor de los videojuegos comerciales
existentes, que tienen ya un alto poten-
cial de aprendizaje. Otros investigado-
res piensan que los educadores han de
{ Nº 398 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. 55
desarrollar nuevos videojuegos, atracti-
vos y que conecten el contenido escolar
con un buen diseño del juego. Por últi-
mo, otros sugieren que debemos redi-
señar las actividades de la escuela para
incluir elementos de juego y el diseño
de videojuegos. Todos estos modelos
apuntan a la necesidad de incorporar
contextos de aprendizaje más placente-
ros y fortalecer el papel de los videojue-
gos en situaciones de educación formal.
Mi experiencia en el desarrollo de video-
juegos educativos sugiere que el primer
paso es intentar repensar qué queremos
que los niños aprendan, esto es, lo que
les permitirá actuar en el mundo. Es ne-
cesario que la información escondida en
el libro de texto se desarrolle activa-
mente en un juego, de otra manera no
se producirá el aprendizaje.
¿Cómo hay que provocar que los nue-
vos medios sean una parte habitual de
la educación y no sólo accidental?
Lo primero que querría señalar es que
es necesario entender las nuevas alfabe-
tizaciones como un paradigma de cam-
bio que incide en cada tema escolar, no
como algo adicional que alguien ha in-
troducido en el ya superpoblado mun-
do de la escuela. Impulsarlo ha de signi-
ficar que cada docente asuma su
responsabilidad para poner en práctica
habilidades y formas de actuar que es-
tán presentes en el mundo real. No se
trata de encerrar a las tecnologías en un
laboratorio especial o en clases que las
aíslan de la vida cotidiana del centro. Es
necesario un trabajo conjunto, por parte
de la comunidad escolar, de estrategias
que permitan su integración plena a tra-
vés del currículo. Además, se trata de
identificar aquello que cada persona
puede aportar a la comunidad. Es nece-
sario trabajar desde modelos que se
apoyan en la inteligencia colectiva y en
las relaciones sociales, identificando y
ampliando, por una parte, el conoci-
miento existente dentro de la propia co-
munidad y, por otra, buscando nuevas
fuentes de experiencia y conocimiento,
por ejemplo, en las familias, en otras es-
cuelas y también en comunidades más
amplias. Han de existir canales para que
quienes aceptan el reto de la transición
puedan compartir sus mejores prácticas
y también sus fallos. Ha de tenerse en
cuenta no sólo cómo enseñar sino tam-
bién con qué se enseña.
56 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. Nº398 }
¿Qué papel deben jugar los jóvenes en
este proceso ?
Cuando sea posible, han de plantearse
problemas complejos, que exijan a los
estudiantes buscar información a través
de múltiples canales, trabajar en grupo
y combinar las habilidades que desarro-
lla cada uno de ellos. Los jóvenes han
de poder compartir sus producciones
con el resto del mundo y sentirse res-
ponsables de la calidad de la informa-
ción que hacen circular. Las escuelas
necesitan eliminar las barreras que ha-
cen difícil crear plataformas participati-
vas en contextos educativos. Es necesa-
rio dar marcha atrás en el uso el
software que filtra o bloquea el acceso
a Internet, pero a la vez se ha de traba-
jar para generar normas de uso que
respeten la especificidad de la comuni-
dad escolar y sus propias metas.
Muchas familias tienen miedo a los
nuevos medios. ¿Qué les diría?
Las preocupaciones de padres y ma-
dres sobre los nuevos medios son com-
prensibles, nos enfrentamos a nuevas
experiencias que no formaban parte
del mundo de nuestra infancia. No sa-
bemos cómo proteger a nuestros hijos
cuando entran en estos nuevos espa-
cios y, quizás, tampoco cómo aconse-
jarles ante los problemas que pueden
encontrarse allí. Pero estas preocupa-
ciones, que son razonables, pueden lle-
gar a convertirse en miedo, e incluso
en pánico, si son manipuladas por la
prensa sensacionalista, las demagogias
políticas o los guardianes de la cultura.
Como adultos, no podemos privar a
nuestros hijos de oportunidades impor-
tantes. Tenemos la obligación de cono-
cer mejor esas prácticas culturales
emergentes de las que hemos estado
hablando aquí. No debemos dar la es-
palda a nuestros hijos ni tampoco es-
piarlos. Es preferible convertirnos en
unos aliados informados que los ayu-
den a descubrir otra perspectiva cuan-
do se encuentren ante situaciones que
no lleguen a comprender plenamente.
Hemos de estar allí para celebrar juntos
sus logros, para aconsejarlos cuando se
enfrenten a problemas éticos, para que
adquieran las habilidades que necesi-
tan para acceder a la información y
comprenderla. Hemos de actuar así
porque es importante para su desarro-
llo y bienestar.
¿Puede poner algún ejemplo de
actuación?
Cuando mi hijo tenía tres años, mi mujer
y yo comenzamos a ayudarlo en la ad-
quisición de nuevas alfabetizaciones.
Algunas noches le leíamos un cuento
para dormir. Otras noches le pedíamos
que él mismo nos lo contara. Grabá-
bamos los cuentos en el ordenador, los
imprimíamos y después los ilustraba con
sus dibujos. Hacíamos una fotocopia de
todo y la enviábamos como regalo a sus
abuelos. La leían y respondían a sus
cuentos. Sus historias tenían que ver con
los medios que consumía, los videojue-
gos, la TV, los comics, las películas, los
juguetes. Podíamos apoyarnos en estas
actividades relacionadas con los cuen-
tos para hablar con él de sus miedos y
sus fantasías, para compartir nuestros
propios valores sobre los temas que ex-
plorábamos. Contar historias le permitía
sentirse autor, algo que es una experien-
cia clave cuando pensamos en la nueva
cultura participativa. De esta manera iba
adquiriendo las bases para futuras expe-
riencias creativas en las que podría parti-
cipar a través de la red.
Y para un niño o niña mayor…
Podemos imaginar también a un chico
de unos diez años, que ya se interesa
por las redes sociales. Podríamos pedirle
consejo para hacernos nuestra propia
página en Facebook. Esto nos ayudará a
conocer esas redes y también a crear un
contexto en el que hablar sobre cómo la
gente se presenta a sí misma en la red.
Seguramente esta niña o niño estará
preocupada por la imagen pública de
sus padres, lo mismo que nosotros lo es-
tamos cuando él o ella comparte infor-
mación online. Estas situaciones son una
buena ocasión para hablar e intercam-
biar determinados valores. Cuando co-
mienzan a moverse en este mundo nue-
vo para ellos, los jóvenes todavía
necesitan la presencia del adulto y el
apoyo de los padres, pero también me-
recen que ese apoyo se lo dé alguien
que tenga una experiencia directa y que
haya explorado ese universo en el que
les estamos preparando para entrar. Es
la misma lógica a la que se enfrentaron
otras generaciones de padres y madres
ante los cambios tecnológicos del siglo
XX, aunque ahora haya aspectos especí-
ficos y diferentes a los que se acercaron
quienes nos educaron a nosotros.