Vous êtes sur la page 1sur 4

“A cada época la salva un pequeño puñado de hombres que tienen el

coraje de ser inactuales”.


[G.K. Chesterton].

“La Iglesia es intolerante en los principios porque cree; pero es tolerante


en la práctica porque ama. Los enemigos de la Iglesia son tolerantes en
los principios porque no creen; pero son intolerantes en la práctica porque
no aman”.
[R.P. Reginald Garrigou-Lagrnage O.P.]

«La marca más evidente de la ira de Dios y el más terrible castigo que Él puede
infligir al mundo se manifiestan cuando Él permite a su pueblo caer en las manos de
clérigos que son sacerdotes más de nombre que de hecho, sacerdotes que practican la
crueldad de lobos rapaces más bien que la caridad y el afecto de los pastores
devotos...
Cuando Dios permite tales cosas, es una muy positiva prueba de que Él está
profundamente enojado con Su pueblo, y los visita con su más terrible ira. Por eso es
que Él grita incesantemente a los Cristianos, "volved hijos rebeldes... y os daré
pastores según Mi corazón" (Jer 3. 14-15). Así, las anomalías en las vidas de los
sacerdotes constituyen un azote sobre el pueblo como consecuencia del pecado»
S. Juan Eudes
El sacerdote: su dignidad y obligaciones,
(P. J. Kenedy & sons, N.Y, 1947)

“Habiendo peligro próximo para la Fe, los prelados deben ser argüidos incluso
públicamente por los súbditos”.
(Suma Teológica, II-II, 33, 4-2)

“Más vale causar escándalo que esconder la verdad” (San Gregorio Magno)

"No sigas a la muchedumbre para obrar el mal, ni el juicio acomodes al parecer del
mayor número, si con ello te desvías de la verdad."
(San Atanasio, De la Verdad y el numero)

"No sólo es lícito sino necesario aporrear además de la herejía o el error al


hereje y al que yerra con malicia. Incluso desprestigiarlo, sin mentir, solo con la
verdad. Esto para que el susodicho no use de su prestigio al fin de sostener su
herejía o error pertinaz."
Cf. P. Fèlix Sardá i Salvany, "El Liberalismo es pecado".

LA VERDAD ES ÚNICA Y NO PUEDE DIVIDIRSE; PERMANECE ETERNA,


SIN DOBLEGARSE A LOS TIEMPOS: JESUCRISTO ES EL MISMO AYER,
HOY Y SIEMPRE.

(S. Pío X, Enc. "Iucunda Sane")

«Es importante que Dios sea grande entre nosotros, en la vida pública y en la vida
privada. En la vida pública, es importante que Dios esté presente, por ejemplo,
mediante la cruz en los edificios públicos; que Dios esté presente en nuestra vida
común, porque sólo si Dios está presente tenemos una orientación, un camino común;
de lo contrario, los contrastes se hacen inconciliables, pues ya no se reconoce la
dignidad común. Engrandezcamos a Dios en la vida pública y en la vida privada».
BENEDICTO XVI, Homilía en la Santa Misa de la Solemnidad de la Asunción de la
Virgen María (15 de agosto de 2005).

«Las raíces de la apostasía moderna son el ateísmo científico, el materialismo


dialéctico, el racionalismo, el laicismo y la masonería, madre común de todas ellas».
Pío XII, Discurso a la Octava Semana de Formación Pastoral (24-07-58).
«No se edificará la Ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará
la Ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la Civilización
no está por inventar ni la Ciudad nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y
existe; es la Civilización cristiana, es la Ciudad católica. No se trata más que de
establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra
los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana de la Revolución y de la
impiedad: “Omnia instaurare in Christo” (Eph 1,10)».
San Pío X, Notre charge apostolique.

"Corresponde a nosotros dar la batalla y a Dios dar la victoria"

Santa Juana de Arco

Dame, Señor, un poco de sol,


algo de trabajo y un poco de alegría.
Dame el pan de cada día, un poco de mantequilla, una buena digestión y algo para
digerir.
Dame una manera de ser que ignore el aburrimiento, los lamentos y los suspiros.
No permitas que me preocupe demasiado
por esta cosa embarazosa que soy yo.
Dame, Señor, la dosis de humor suficiente
como para encontrar la felicidad en esta vida
y ser provechoso para los demás.
Que siempre haya en mis labios una canción,
una poesía o una historia para distraerme.
Enséñame a comprender los sufrimientos
y a no ver en ellos una maldición.
Concédeme tener buen sentido,
pues tengo mucha necesidad de él.
Señor, concédeme la gracia,
en este momento supremo de miedo y angustia,
de recurrir al gran miedo
y a la asombrosa angustia
que tú experimentaste en el Monte de los Olivos antes de tu pasión.
Haz que a fuerza de meditar tu agonía,
reciba el consuelo espiritual necesario
para provecho de mi alma.
Concédeme, Señor, un espíritu abandonado, sosegado, apacible, caritativo, benévolo,
dulce y compasivo.
Que en todas mis acciones, palabras y pensamientos experimente el gusto de tu
Espíritu santo y bendito.
Dame, Señor, una fe plena,
una esperanza firme y una ardiente caridad.
Que yo no ame a nadie contra tu voluntad,
sino a todas las cosas en función de tu querer.
Rodéame de tu amor y de tu favor.

Testamento espiritual de san Luis rey de Francia a su hijo


Hijo amadísimo, lo primero que quiero enseñarte es
que ames al Señor tu Dios con todo tu corazón y con
todas tus fuerzas; sin ello no hay salvación posible.
Hijo, debes guardarte de todo aquello que sabes que
desagrada a Dios, esto es, de todo pecado mortal, de tal
manera que has de estar dispuesto a sufrir toda clase de
martirios antes que cometer un pecado mortal.
Además, si el Señor permite que te aflija alguna tribu-
lación, debes soportarla generosamente y con acción de
gracias, pensando que es para tu bien y que es posible
que la hayas merecido. Y, si el Señor te concede pros-
peridad, debes darle gracias con humildad y vigilar que
no sea en detrimento tuyo, por vanagloria o por cual-
quier otro motivo, porque los dones de Dios no han de
ser causa de que le ofendas.
Asiste de buena gana y con devoción al culto divino y,
mientras estés en el templo, guarda recogida la mirada
y no hables sin necesidad, sino ruega devotamente al
Señor, con oración vocal o mental.
Ten piedad para con los pobres, desgraciados y afligi-
dos, y ayúdalos y consuélalos según tus posibilidades. Da
gracias a Dios por todos sus beneficios, y así te harás
digno de recibir otros mayores. Para con tus súbditos
obra con toda rectitud y justicia, sin desviarte a la de-
recha ni a la izquierda; ponte siempre más del lado del
pobre que del rico, hasta que averigües de qué lado está
la razón. Pon la mayor diligencia en que todos tus súb-
ditos vivan en paz y con justicia, sobre todo las perso-
nas eclesiásticas y religiosas.
Sé devoto y obediente a nuestra madre, la Iglesia ro-
mana, y al sumo pontífice, nuestro padre espiritual.
Esfuérzate en alejar de tu territorio toda clase de pecado,
principalmente la blasfemia y la herejía.
Hijo amadísimo, llegado al final, te doy toda la ben-
dición que un padre amante puede dar a su hijo; que la
santísima Trinidad y todos los santos te guarden de todo
mal. Y que el Señor te dé la gracia de cumplir su volun-
tad, de tal manera que reciba de ti servicio y honor, y
así, después de esta vida, los dos lleguemos a verlo,
amarlo y alabarlo sin fin. Amén.

“La dificultad radical del Parlamento de la Religiones fue que


se ofreció como un ámbito donde los credos pudieran ponerse de
acuerdo. El verdadero interés hubiera sido el de un lugar donde
pudieran no estar de acuerdo. Los credos deben estar en
desacuerdo, esto es lo divertido de esta cuestión. Si yo pienso que
el universo es triangular y usted piensa que es cuadrangular, no va
a haber lugar para dos universos. Podemos discutir con educación.
Podemos discutir con humanidad. Podemos discutir con gran
beneficio mutuo. Pero, obviamente, debemos discutir. La tolerancia
moderna es realmente una tiranía. Es una tiranía porque es un
silencio. Decir que no debo negar la fe de mi oponente es decir que
no debo discutirla. Puedo no decir que el budismo es falso, y eso es
todo lo que necesito decir sobre el budismo. Es lo único interesante
que cualquiera puede querer decir sobre el budismo; o sea, que es
falso o que es verdadero. Pero en esas asambleas modernas, que se
supone son tolerantes y científicas, se ha difundido un acuerdo
general y tácito de que no debe haber ninguna aserción o negación
violenta de una fe. Esto no es sólo hipocresía sino falta de
practicidad, porque no se va al grano. En una palabra, la torpeza de
un congreso de credos es que si se encuentran dos credos
absolutos, probablemente van a enfrentarse, y si no se enfrentan,
no tiene mucho valor que se hayan encontrado”.

G. K. Chesterton, “La historia de las religiones”, 10 de octubre de


1908. En “Cien años después”, Ed. Vórtice, 2008.

Vous aimerez peut-être aussi