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La última Cena es una imagen que está presente en el inconsciente colectivo de la


sociedad. Judas es el único de aquella reunión ±que manifiesta de manera explícita, que
ha decidido un camino diferente, el rechazo del liderazgo de Cristo. El Evangelio nos
relata algunas muestras de la impaciencia de su discípulo:

³En este momento interrumpe Judas y le dice: "Maestro, sabemos que Usted es el
Enviado del Padre, pero a nosotros ¿Quién nos ha enviado?".

Contesta el Maestro: "Mi Padre me ha enviado a Mí para enseñar a vosotros; mi Padre


los ha enviado para que me escuchen. La Parábola de quien da y de quien recibe, es
semejante a una semilla que cae en la tierra, nace, crece y fructifica y su fruto le es dado
a quien sembró la semilla; así como Yo hago la Voluntad de mi Padre, vosotros también
deberéis hacer la Voluntad de mi Padre, porque con vosotros somos UNO".

Dirá Judas: "Entendido, Maestro, pero,... si yo hago lo que Usted me enseña, ¿ya lo es
todo?". Ante la objeción responde el Maestro: "Lo que Yo te enseño es para que tú lo
vivas y así puedas llegar como Yo he llegado, a hacer la Voluntad de mi Padre".

Judas replica: "Yo estoy haciendo lo que Usted me enseña, ¿indica esto que ya soy
UNO con Usted?".

Contesta el Maestro: "Nosotros somos UNO, como mi Padre es UNO conmigo, pero tú
no puedes todavía hacer lo que Yo hago,..´(1).

El Evangelio según Judas -de reciente publicación-, establece que el rol de su discípulo
es sacrificarse por Cristo ±previamente de acuerdo con él- para que este pudiera
liberarse de su envoltura humana. Lo que si aparece como necesario e imprescindible es
que la posición minoritaria dentro de la secta religiosa encarnada por Iscariote debía
aflorar ¿en términos de traición? para hacer creíble el legado posterior. El botín ±harto
dibujado en la iconografía universal- es el estigma. El cambio de opinión -por Judas-
frente a su líder es un precio, una imagen tasada en nuestra educación occidental.
Podemos afirmar perplejos como en esa cena las decisiones mundanas contrarias -
aunque expresadas dentro del grupo- la iconografía histórica las resuelve en el símbolo
de una mercancía (la bolsa del dinero), ante lo cual podríamos decir que identifica el
interés ante el liderazgo, o ante su propia individualidad, pero también, todos visualizan
en esa bolsa, la universalidad del valor.

Es en este punto, es necesario hacer algunas reflexiones:

La minoría que disiente religiosa, política o moral ¿debe ser estigmatizada?. En este
caso la primera constatación, es la unión de Judas con la persecución de los judíos. O el
interés de la frase. ¡Ese es un Judas!.

El legado es interpretado de diferentes maneras: por los propios del culto y los ajenos a
él. Estamos frente a la disidencia de opiniones ante un acto histórico. Pero observamos
algo muy común en nuestros días, la consumación del compromiso en el interior de la
secta.(2)

La minoría supone la existencia de un líder. El mundo moderno se construye con el


liderazgo, la disidencia y la democracia para dirimir las diferencias.

Queda un último recurso y es considerar que la cena fue la Eucaristía, pero es mejor
construir nuestras reflexiones de la siguiente manera: ³34. Dijo Jesús: «Si un ciego guía
a otro ciego, ambos caen en el hoyo».

(1)El Evangelio (2) Utilizo la palabra secta no en un tono despectivo, sino como en
aquella época era realmente. La secta de los cristianos.

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