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CORRUPCIÓN Y ABUSO DE PODER EN LA

ADMINISTRACIÓN EDUCATIVA
Duncan Waite
Departamento de Gestión y Administración Educativa
y Servicios Psicológicos
Universidad Southwest Texas Estate-USA

Traducción: Violeta Ruiz. Universidad de Granada.

“El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente.”


Lord Acton, 1887, Carta al Obispo Creighton.

Introducción
Esta conocida cita de Lord Acton muestra la posible existencia de una
estrecha relación entre poder y corrupción. En este trabajo, examinaré las
manifestaciones de corrupción existentes en la gestión y administración
educativa, desde la educación infantil hasta la superior, y la interrelación
dinámica entre estos dos factores: corrupción y abuso de poder. Examinaré
cada concepto, analizando los problemas que pueden presentar sus
definiciones y nuestra comprensión de los mismos. Dado que no tenemos a
nuestra disposición datos a gran escala de los fenómenos individuales y de sus
inter-relaciones, para desarrollar mi tesis utilizaré noticias de prensa, anécdotas
y mi experiencia personal. Los análisis que ofrezco se completarán con una
comparación multi-cultural e intra-cultural.

Corrupción
Las definiciones del término “corrupción” son problemáticas: el consenso
sobre ellas es escaso. Suelen abarcar un amplio espectro: desde las que son
demasiado amplias y por lo tanto, relativamente, inútiles, hasta las demasiado
específicas y por lo tanto aplicables sólo a casos muy concretos. La discusión
de este concepto parece estar completamente ausente de la literatura existente
sobre administración educativa. Por fortuna, otros campos profesionales tratan
el tema de la corrupción de forma más regular. De la literatura policial
extraemos esta definición de corrupción, relativamente simple: “el mal uso o el
abuso del poder público para beneficio personal y privado” (Palmer [1992] en
Sayed y Bruce, 1998b). Según Sayed y Bruce, esta definición sencilla, supone
un buen punto de partida al identificar tres elementos críticos en el concepto de
corrupción: qué se ha hecho, cómo y por quién. Estos autores desarrollan a
continuación, una definición mucho más estricta de corrupción (policial):
“... cualquier conducta o falta de ética considerada ilegal que implique el uso
del poder profesional en beneficio de una persona, grupo u organización” (p.9).
Aunque esta definición presenta ventajas frente a la anterior, como por
ejemplo, la introducción de los términos de beneficio de grupo o de
organización –lo cual será positivo en la discusión sobre corrupción en la
administración educativa–, la insistencia en la ilegalidad de la corrupción se
convierte en su principal inconveniente. Los autores incluyeron los términos
grupo y organización en la definición para tener en cuenta a los individuos de
una determinada profesión (en este caso la policía) u organización que actúan
en coordinación para su beneficio individual y colectivo mediante el abuso de
poder y posición.

Como Sayed y Bruce (1998b) admiten, existen varios enfoques en el


análisis y definición de corrupción, distinguiendo entre los formales (jurídicos) y
los sociales. Estos últimos permiten una concepción mucho más amplia, al
aplicar, por ejemplo consideraciones morales para distinguir los actos corruptos
de los no corruptos. Estos autores admiten que las definiciones jurídico-
formales de corrupción son con frecuencia demasiado limitadas.

Según Sayed y Bruce, un enfoque social, más amplio, de esta definición


(1998b) expresaría “la noción más básica de corrupción, que hunde sus raíces
en las concepciones clásicas que enfatizan el aspecto moral e intentan no tanto
identificar un tipo de conducta sino juzgar globalmente la salud política de una
sociedad y sus instituciones.” (p.3)

Para el análisis que aquí se expone, corrupción será todo uso de poder o
posición, mediante acciones o conductas concretas, que beneficie individuos,
grupos u organizaciones. Nuestra definición debe tener en cuenta los estados

2
de corrupción, es decir, la acumulación de estos actos a lo largo del tiempo
hasta constituir un estado, clima o cultura de corrupción. Las ganancias o
beneficios obtenidos a través de actos corruptos pueden en ocasiones no ser
económicos. Además, nuestra definición debe incluir una valoración normativa
de la corrupción, que no esté basada exclusivamente en la estricta
interpretación jurídica, sino que utilice una concepción más común y corriente
en el sentido de la desviación de una persona, organización o grupo de sus
propósitos, por ejemplo, cuando el propio interés influye en las decisiones de
los gestores.

El estudio de actos definidos y documentados nos ayudará a precisar la


definición de corrupción. Los ejemplos que vienen a continuación (algunos
provenientes de ámbitos distintos a la educación e incluso de otros países) nos
permitirán, como teóricos y profesionales de la administración educativa,
percibir nuestras acciones desde otra perspectiva, lo que redundará
positivamente en la práctica de nuestra profesión.

Ejemplos/Modelos

México
Cuando se habla de corrupción, quizá el ejemplo que más rápidamente
acude a nuestro pensamiento es el del cuerpo de policía de México DF. Su
Jefe de Policía ha declarado: “desde hace muchísimo tiempo, este cuerpo ha
perjudicado a todos los habitantes de la ciudad o incluso del país con algún
acto de corrupción, ineficacia o incapacidad.” (Althaus, 2000, p.1)
El Presidente de México, Vicente Fox, ha calificado la corrupción como el “peor
de los males”. La corrupción en México no se limita sólo al cuerpo policial, sino
que se infiltra en todos los niveles y sectores de la sociedad. De hecho, es tan
endémica en el país que comúnmente se hace referencia a una “cultura de la
corrupción” que la sostiene y es además su resultado. El servicio público se ha
considerado en México una manera de acceder al bienestar, es decir, “la
administración pública es un camino hacia las riquezas.” (José Alberto
Garibaldi, citado en Althaus, p.4). La corruptela que prevalece en la sociedad
mexicana está compuesta e incluso posibilitada por estructuras jerárquicas

3
piramidales, como las que encontramos en la mayoría de las burocracias
modernas.

Fig. 1.

Mi ex-cuñado recibió un título de ortodoncista en una universidad de una


ciudad mexicana importante. (He usado el término recibir, pues es la única
palabra que describe cómo obtuvo su título, al ser un importante y firme
simpatizante del presidente de la Asociación de Estudiantes, de gran influencia
en la política estatal.) Conforme ascendió la trayectoria política del patrón
(libremente, patrón, mentor; literalmente, jefe), ascendió también la de mi
ex-cuñado. En primer lugar fue designado director de la escuela preparatoria
dependiente a la Universidad y poco después Vicerrector de la misma. Mi
ex-esposa y todos sus hermanos, excepto uno, fueron nombrados parte del
cuerpo docente de la escuela preparatoria. En aquella época mi ex-esposa
vivía conmigo en Oregon (EE UU). No hace falta decir que jamás vio un sueldo
por este puesto. Tras un período como director de esta escuela preparatoria, el
“ortodoncista” pasó a ser Vicerrector y también recibió un título superior de
derecho. Lo último que supe de este señor es que él y su mujer estaban
viviendo en una gran casa de una zona residencial de la ciudad, rodeada por
altos muros y protegida por guardaespaldas, donde, según él mismo presumía,

4
recibía a generales del ejército, tratando de registrar sus armas, que no tenía
registradas (y por tanto eran ilegales).

China
Recientemente, una explosión en un colegio del pueblo de Fang Lin,
provincia de Jiangxi (China) ha revelado un ejemplo particularmente insidioso
de corrupción en ese país. (Agosto, 2001.) Aunque las noticias sobre el hecho
fueron cuando menos superficiales y negadas por los medios de comunicación
del Partido Comunista Chino, la explosión causó la muerte de “al menos 41
personas1, muchas de ellas, niños” (p.1). El New York Times recoge las
palabras del padre de uno de los niños diciendo que “la explosión fue causada
por la pólvora con la que los estudiantes estaban rellenando cohetes”. (Smith,
2001, p.1) . Según Newsday “la utilización de escolares en la industria
artesanal es habitual en las regiones pobres de China, y un periódico del sur
del país, el Nanfang Daily, publicó en su página web que desde 1998, los niños
han estado confeccionando cohetes en la escuela con los profesores
repartiéndose los beneficios” (Gargan, 2001, p.2). El reportaje de Newsday
continuaba diciendo que UNICEF había expresado su indignación y
denunciaba formalmente que el desastre de Fang Lin pone de manifiesto los
males parejos del trabajo infantil y de la infradotación de las escuelas en
China.” Citando como fuente la Agencia France-Presse, el Newsday reproducía
la declaración de un albañil local que daba a conocer que “empezaron a obligar
a los niños hace dos o tres años. (...) Los profesores les daban la
responsabilidad de confeccionar los petardos durante la hora del almuerzo. La
escuela quería obtener dinero... A los niños no les pagaban nada... Los padres
protestaron muchas veces ante la escuela y las autoridades locales, pero no
hicieron nada.” (pp.3-4)

En otro informe (Divjak y Conachy, 2001, p.2) un padre que perdió a su


hijo de nueve años en la explosión afirmaba: “La escuela dijo que era
obligatorio. Ellos lo llamaban “auto-sostenimiento del alumno durante la etapa
escolar mediante el trabajo.” Otra fuente observa que aún después de la
explosión “la corrupción bien arraigada y una completa falta de respeto por la
1
Algunos informes señalan entre 60 y 70 niños fallecidos. (Gargan, 2001)

5
vida humana seguían siendo evidentes y abundantes” (Devore, 2001, p.1). “Era
del conocimiento de los padres de los alumnos de la Escuela Primaria de Fang
Lin que el colegio obligaba a los niños a hacer fuegos artificiales para cubrir el
presupuesto y pagar a los profesores, y de paso obtener pingües beneficios
para los dirigentes de la célula local del Partido.” (p.1) El informe continuaba
afirmando que “en la más grotesca mezcla entre corrupción y falta de respeto
por la vida, el responsable del Partido Comunista en el pueblo, que a su vez
era pariente del administrador de la escuela, comparaba la explosión con la
infame política china de “un solo hijo”, diciéndole a los furiosos padres ‘No es
tan malo, es un tipo de planificación familiar’...” (p.2) El Primer Ministro chino,
Zhu Rongji, precipitó una maniobra organizada para encubrir la explosión y a
los procesos corruptos y personas implicadas en ello, culpando al tonto del
pueblo: “No es que la escuela estuviera ganando dinero al alquilar espacio para
almacenar fuegos artificiales. Un hombre estaba resentido y tenía una
enfermedad mental. Llevó estos materiales al sótano y los encendió, muriendo
él mismo en la explosión.” (Divjak y Conachy, 2001, p.3) Este informe pone de
manifiesto cómo “los medios de comunicación y el aparato del Estado chinos
están tratando de que esta maniobra de encubrimiento descarada sea no sólo
la versión oficial, sino la única versión de lo que ocurrió en Fang-Lin. En efecto,
la policía acordonó el pueblo. Las carreteras de acceso estaban cortadas y se
ordenó a los periodistas extranjeros que volvieran a la capital de la provincia...
Se eliminaron todos los mensajes en los salones de chat de Internet que
desafíen la versión oficial y las líneas telefónicas también se cortaron.” (p.3)
Zhang Minggeng, que perdió a una hija de 11 años y un hijo de 10 en la
explosión, “dijo amargamente de la historia de Pekín ‘No es verdad. Están
mintiendo y tratando de engañar a las autoridades centrales. En China, los
funcionarios se ayudan unos a otros, pero a nosotros nadie nos ayuda.’...” (p.2)
(Ver fig. 2)

6
Fig. 2

Estados Unidos

El tema de la corrupción en EE UU es algo más complicado y distinto


que en los dos casos anteriores, como pueden imaginar. (Ver fig. 3) A veces es
difícil ver dónde y cómo opera la corrupción en el sistema educativo
estadounidense. De hecho, hay múltiples niveles y diferentes clases de
corrupción operantes en el país.

Corrupción individual frente a corrupción colectiva

En Midland (Texas), un estudiante de último año de secundaria fue


expulsado y no se le permitió graduarse con su clase (Newton, 1999, p.B4).
Parece ser que el estudiante poseía una fotografía del coche del director de la
escuela (casado) delante de “la casa de una atractiva profesora” en sábado. El
estudiante nunca llevó la fotografía a clase. La historia aparecida en los medios
de comunicación dando crédito al director contaba que éste le exigió al alumno
una carta formal de disculpa, y al negarse fue expulsado por “ser irrespetuoso
con un adulto al levantar rumores”. El director declaró “ha sido castigado según
la política que la escuela siempre ha defendido.” La junta del distrito mantuvo el
castigo. Al estudiante se le trasladó a una escuela para estudiantes con

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problemas de conducta. El estudiante denunció al distrito, el cual resolvió el
conflicto con una indemnización de 150.000 dólares (168.478 €). (Austin
American Statesman, 2 de mayo de 2000, p.B2)

Este incidente es similar al que ocurrió en Evans (Georgia), donde un


estudiante de secundaria fue expulsado por llevar puesta una camiseta de
Pepsi™ cuando la escuela celebraba el día de Coca Cola™ (The San
Francisco Examiner, 25 de marzo de 1998, p.A 12). Parece ser que la escuela
participó en un concurso patrocinado por Coca Cola™ (con un premio local de
500 dólares (562 €) y otro nacional de 10.000 (11.244 €) [The Battalion Online,
26 marzo de 1998]) y ese día recibió la visita de varios inspectores de la
compañía. Según la prensa, el director de la escuela expulsó al estudiante por
incurrir en una falta de respeto hacia los invitados (San Francisco Examiner, 25
de marzo de 1998).

En otro incidente, la directora de una escuela fue investigada por intentar


sobornar al representante de una compañía de máquinas expendedoras a
cambio de renovar su contrato (Spencer, 2000). El vendedor declaró que la
directora le pidió cuatro entradas para el partido de fútbol americano de
University of Texas contra Texas A&M y 200 tazas de cerámica con el nombre
y el emblema de la escuela que, según el denunciante, ella pensaba distribuir
como regalos de Navidad.

Es evidente que los casos estadounidenses citados entran dentro de


nuestra definición de corrupción. Pero consideremos el caso de los
administradores escolares que dimitieron y podrían enfrentarse a un juicio por
falsificar las cifras de alumnos escolarizados (Austin American-Statesman, 1 de
julio de 2001, B2) Según la prensa “los inspectores del distrito escolar dijeron
que las cifras de escolarización se habían alterado para conseguir más dinero
para la escuela en una época de marcada escasez de alumnos.” ¿Es esto un
caso de corrupción? ¿Cuál es el beneficio?

Y qué decir del coordinador de un programa universitario que hace caso


omiso de la normativa del mismo y de los procedimientos que requerían una

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revisión por parte de todo el cuerpo docente para nombrar un profesor adjunto,
y que directamente le asigna el cargo a su pareja de hecho. Este acto no es
ilegal, porque para ser un caso de nepotismo debe haber una relación legal
entre los implicados, y este estado particular de “pareja de hecho” no está
reconocido como tal. O qué decir del director del programa de doctorado que
se adjudica a sí mismo un curso, cuando los créditos de cursos de doctorado
tienen una carga lectiva una vez y media superior a los créditos de otros
cursos. O qué decir de lo que me han contado sobre la directora de un colegio,
ausente frecuentemente del trabajo, que dijo al subdirector que “para ser un
buen director hay que saber dirigir el colegio desde la bañera”.

Otros casos menos claros de corrupción podrían ser los siguientes: El


profesor universitario, consejero de la sección de su campus de una
organización estudiantil nacional, que decide organizar una excursión a
Disneylandia, saltándose un día del programa de la reunión nacional y
pagándolo con los fondos para ésta; o el caso de otra profesora universitaria
cuya universidad formaba parte de una concierto escolar-universitario. Un
requisito de este consorcio era que los profesores universitarios y maestros se
presentasen juntos en los congresos nacionales. La profesora universitaria
invitó al congreso a un/a maestro, después lo dejó solo/a y, en un coche
alquilado, aprovechó que su familia vivía cerca y se marchó a visitarla.

Más ejemplos son los casos de profesores que ocupan a sus becarios
en cortar el césped de sus jardines, el director de un departamento que los
utiliza como camareros en su casa con motivo de una fiesta de la facultad, las
llamadas telefónicas personales desde el despacho, el uso de la fotocopiadora
y material de oficina para asuntos personales.

Los límites comienzan a estar más difusos. Debemos ser conscientes de


que existen grados de corrupción. Esto implica utilizar distinciones normativas,
como la de Sayed y Bruce (1998 a) citando el Informe de la Knapp Comission
(Kockars, 1983), que diferencian entre “herbívoros” y “carnívoros”, siendo los
primeros aquellos que se implican pasivamente en actos corruptos, y los
segundos, los que “buscan activamente nuevas oportunidades para

9
beneficiarse a través de la corrupción”. Otras distinciones susceptibles de ser
utilizadas son las oposiciones entre legalidad – ilegalidad, o individualidad -
colectividad de actos o conductas.

Corrupción coyuntural y corrupción sistemática

Una nueva distinción: formas de corrupción coyuntural y corrupción


sistémica/sistemática. En el caso de la utilización de los recursos de la
universidad para uso personal, puede que uno sea ignorante de la naturaleza
corrupta de este acto. Tomemos como ejemplo el caso de una secretaria que
fue despedida de la Northwestern University (Hansen, 2001) por, según la
propia universidad, descargar demasiados archivos de música MP3 (unos
2000) en el ordenador de su despacho, violando una normativa que prohibe el
uso de los recursos de la universidad para fines personales. La secretaria adujo
que su superior inmediato era conocedor de esta práctica y que incluso la
aprobaba (iafrica.com, 4 de agosto de 2001). Parece ser que la polémica surgió
cuando, la compañía discográfica del ex - Beatle George Harrison se puso en
contacto con la universidad para protestar porque la secretaria había estado
descargando ilegalmente su música. La secretaria afirmó que ni siquiera le
gustaba este cantante y que no tenía nada suyo en el ordenador. Ella comentó
“Quién sabe cual es el límite del uso personal. Si había algún problema, me
deberían haber dado un aviso.” (iafrica.com p.2)

Otras prácticas, que no se consideran corrupción según las estrictas


definiciones jurídicas, son más sistemáticas. Es el caso de las subvenciones
agrarias en los EE UU. Una historia reciente pone de manifiesto cómo el
gobierno federal de los EE UU pagó 27.000 millones de dólares (30.375 €) en
subvenciones agrarias el año pasado (ayuda gubernamental destinada
originalmente para sostener a los agricultores sin recursos). Sin embargo, “casi
dos tercios... fueron destinados exclusivamente al 10% de los agricultores
estadounidenses, incluyendo corporaciones multimillonarias y agencias del
gobierno”, así como a “20 Fortune, 500 empresas y más de 1.200
universidades y granjas del gobierno.” (p.A1) Según el informe, un heredero de
la fortuna de Rockefeller recibió 146.000 dólares (164.248 €) de subvención.

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Chevron recibió a su vez 100.770 dólares (113.365 €), Archer Daniel Midland,
17.793 dólares (20.017 €) y la compañía Caterpillar 59.184 dólares (66.581 €).
El magnate Ted Turner y sus empresas recibieron “al menos 190.000 dólares
(213.747 €)” y el jugador de baloncesto de los Portland Trailblazers, Scottie
Pippen, recibió 26.000 dólares (29.250 €). “Las facultades y universidades
recibieron otros 6’3 millones (7.087.741 €) en concepto de cosechas
experimentales o tierras de cultivo legadas por benefactores” (p.A9).

Otro ejemplo de procesos sistemáticos rayanos en la corrupción están


citados en Waite (en prensa)
La decana de la Junta de Gobierno de una pequeña universidad del este de los
EEUU, en su discurso de apertura del nuevo curso académico, reveló que se
había se había desviado dinero (¿robado?) continuamente del presupuesto
docente para pagar los salarios de los gestores y de otros puestos no
docentes. Ella declaró:

Déjenme tratar el tema de los salarios por un momento. La facultad


recibe el dinero de los salarios en una partida presupuestaria llamada
101-1310. Esta línea contiene una cantidad limitada de dólares. Se debe
decidir qué cantidad se destina a los sueldos y qué otra a los nuevos
puestos. Teóricamente, cuantos más puestos haya, menor será la carga
de trabajo, pero los sueldos también serán menores. (Por ejemplo, cada
puesto administrativo adicional, como vice-decano o asistente de
dirección, hace que disminuya el salario medio e incrementa la carga
docente, provocando que haya menos profesorado en las aulas y menos
dinero disponible para aumentos salariales).

Durante los últimos años, la Junta de Gobierno de la Facultad ha estado


examinando cómo se han usado los fondos de la línea 101-1310. La
Administración General (AG) en Raleigh (Carolina del Norte, EE UU)
define claramente cómo deben ser usados: para los salarios de
profesores permanentes. Sin embargo, el Comité de presupuestos de la
Junta de Gobierno ha descubierto que más de 600.000 dólares
(675.000 €) se han destinado a pagar puestos que no son de naturaleza

11
docente: tutores, funcionarios de desarrollo, consejeros, y vicedecanos,
por nombrar unos pocos. ¿Cómo aumentarían nuestros salarios si
siguiéramos las directrices de la AG en cuanto a la utilización del 101-
1310? Afortunadamente, la Administración ha acordado orientar
gradualmente todo el dinero de la partida 101-1310 hacia los salarios de
profesores permanentes. De hecho, este año se han “devuelto” 150.000
dólares (168.748€) a este fondo. El rector nos notificará pronto (¿hoy?) a
dónde se destinará exactamente este dinero este año, ¿a nuevos
puestos y/o a subidas salariales.? (...) (Weitz, 14 de agosto de 2000).

Este ejemplo es un caso de directivos universitarios que han sustraído dinero


(en grandes cantidades y durante muchos años) del fondo docente para pagar
a otros gestores y tutores, mediante un proceso de desvío de estos recursos.

Existen formas puramente de corrupción económica y de corrupción


administrativa actuando en el sistema educativo de los EE UU. Como en
ejemplos anteriores, la estructura de la burocracia educativa estadounidense es
piramidal (ver fig. 3). Sin embargo, al contrario de los sistemas descritos hasta
ahora, el flujo de los recursos parece ir de arriba hacia abajo en dicha
estructura piramidal. Por ejemplo, el presupuesto adjudicado para educación
ingresa en la parte superior de la estructura y se desembolsa a través del
sistema piramidal, jerárquico. ¿Para qué? ¿Con qué efecto?

12
Fig. 3

Tomemos un ejemplo sencillo: la estructura salarial. Por lo general, en la


burocracia educativa estadounidense, las gratificaciones salariales se
acumulan en los puestos superiores de la jerarquía burocratica. Los salarios de
los jefes de distrito escolar oscilan entre 0 y 360.000 dólares (405.022 €) al año
más prestaciones extrasalariales.2 Los salarios de los maestros son
infinitamente más bajos

Como estructura jerárquica, las burocracias de la educación pública en


EE UU son en gran medida similares a las empresariales. En estas, los
directivos de muchas compañías perciben primas sustanciosas
independientemente de que las empresas que dirigen mejoren o no su
rendimiento. Por ejemplo, “en las 52 empresas que anunciaron recortes de

2
La cifra más alta de este abanico es lo que pudo recibir el Jefe del distrito escolar
independiente de Dallas (Texas) en su primer año en concepto de “incentivos salariales y
ayuda por traslado de su familia a Dallas, según su contrato.” (Austin-Américan Statesman, 24
de noviembre de 2000, p.B9), informando del salario de jefe de distrito escolar más alto en ese
momento del país. La persona que ocupó el puesto era el anterior Comisario de Educación de
Texas.

13
plantilla de más de mil empleados en la primera mitad del año pasado, los
directivos obtuvieron aumentos que superaban la media” (Marketplace, 28 de
agosto de 2001, p.2). Según un informe empresarial, “conforme el valor de sus
acciones caía, los directivos se beneficiaron de lo que la investigadora del
Instituto [de Estudios Políticos] Sarah Anderson llama incrementos dramáticos
en anticuados salarios en efectivo y primas.” Este informe señala cómo “El
rango tiene sus privilegios. Aun cuando la economía se desmoronaba en la
segunda mitad del año pasado y no se producían beneficios, el mercado de
valores caía y las empresas despedían a sus empleados, ... los directivos, en
cambio, continuaban percibiendo jugosas subidas salariales... Durante el año
2000, mientras el sueldo de un trabajador medio subía en un 3%, las primas y
los salarios de los directivos se incrementaron en un 18%...” Citando como
fuente al profesor de la Universidad de Cornel, Robert Frank, el informe
prosigue: “Frank dice que el aumento de los salarios y las primas de los
directivos ha sobrevivido a un nuevo activismo de los accionistas que intenta
vincular los pagos a los directivos con el rendimiento de la empresa.” (p.3). El
informe también menciona un juicio pendiente mediante el cual un accionista
de U.S. Airways pretende anular las indemnizaciones ofrecidas por la junta
directiva que “a pesar de la caída del 60% en el precio de las acciones y el
fracaso de su fusión con United” se pagarían “45 millones dólares a los tres
ejecutivos principales de United Airways si deciden jubilarse” (p.3)

Los casos de directivos en la industria y en la educación son similares


en cuanto que en los dos casos rara vez el salario está supeditado al
rendimiento. De hecho, el salario más alto del jefe de distrito escolar al que nos
referíamos anteriormente se negoció con anterioridad a la aceptación del
puesto. Salario y compensación, por lo tanto, son susceptibles de ser
aparejados tanto con estatus o nivel social como con rendimiento. El jefe del
distrito de Dallas (Texas) llegó a su cargo con amplia experiencia y contactos,
al haber ejercido como comisario de educación de Texas, vicerrector de la
Texas Tech University y al haber recibido una mención honorífica de la

14
Coalición Tejana de Empresas y Educación, entre otros, que es por lo que
realmente la Junta del distrito escolar de Dallas estaba dispuesta a pagar3.

Como mencionaba anteriormente, otra similitud entre empresas y


educación, como organizaciones, es la estructura piramidal de su jerarquía. Lo
que es exclusivo de la jerarquía/burocracia educativa estadounidense,
comparada con las de otros países, como la policía mexicana y la educación
china es que, a falta de pruebas que indiquen lo contrario, parece como si los
beneficios o las ganancias de los otros dos ejemplos de corrupción se
manifestaran en un flujo ascendente4, es decir, debido a la naturaleza piramidal
de la burocracia, los beneficios se acumulan y se multiplican al subir en la
jerarquía. Esta situación es similar al “pyramid scheme” (estrategia de pirámide)
o a los “gifting clubs” (clubes de regalos”, también llamados dinner club), en los
que pequeñas cantidades se van haciendo mayores conforme suben de nivel
en la jerarquía, de manera que la persona que ocupa la cúspide es la que más
beneficios obtiene.

En el caso estadounidense, en el que cuanto mayor es el cargo, mejor


remunerado está, el dinero que entra a formar parte del sistema en los niveles
superiores (puesto que el jefe de distrito y sus empleados controlan el
presupuesto) se desvía de su finalidad, empezando por la cúspide. Los jefe de
distrito cobran salarios desproporcionados, sus asesores, asistentes, etc.
(deputy, associate or assistant superintendents) cobran un sueldo menor,
curriculum directors algo menos y, por último, los directores de los centros,
menos todavía. Además de en concepto de salarios, en cada nivel se desvían
recursos adicionales para mantener esos cargos, como por ejemplo,
3
Ver en Waite, Boone y Mcghee (2001), el papel que la Coalición Tejana de Empresas y
Educación jugó (y continúa jugando) en el establecimiento del sistema de contabilidad tejano,
que está entre los más regresivos y represivos del país, y las incestuosas relaciones entre las
multinacionales, el gobierno del estado y los principales educadores del mismo.
4
Es posible que en los casos de corrupción mexicano y chino también se obtengan beneficios
a través del flujo descendente y del desvió de recursos. Sin embargo, y debido a la naturaleza
protectora de estos sistemas y el código o cultura de silencio que rodea estas prácticas
(además de la particular naturaleza cerrada del estado chino) hay escasa evidencia de ello.
Además, el poder es responsable de que no se divulguen sus abusos, pudiendo castigar muy
fácilmente al que denuncie. En el caso de la policía de México DF, el Houston Chronical
(Althaus, 2001, p.1) describe la práctica mediante la cual “algunos políticos se remuneran a sí
mismos o a sus familiares con dinero de las arcas públicas.” Y según este artículo, en esta
cultura de la corrupción podemos encontrar la pirámide de poder del (entonces) partido
gobernante, el PRI (Partido Revolucionario Institucional).

15
secretarios, oficinas, edificios, informes financieros, etc., por lo que la cifra
puede llegar a ser importante. ¿Realiza un trabajo mayor el jefe de distrito que,
digamos, profesor para justificar un salario superior? ¿O nosotros, los
profesores universitarios trabajamos más que los futuros gestores a los que
enseñamos, para que eso justifique nuestro salario, comparativamente más
elevado?

Desde una perspectiva interaccionista habría que decir que no, que todo
el mundo, sin importar su cargo, trabaja todo el tiempo y al máximo de su
capacidad. (Erickson, 1986). La pregunta entonces es, ¿Cuál es su trabajo? En
realidad lo que nos interesa es ¿Cómo se valora dicho trabajo? Y la otra
cuestión es: ¿Hasta que punto estos desvíos disminuyen los recursos que de
otra manera podrían aplicarse a la misión principal de la institución educativa,
esto es, a la enseñanza y al aprendizaje?

Formas sistemáticas de corrupción

Se entiende que el desvío de fondos es legal. Si nos tuviéramos que


ceñir a la definición jurídica y específica de corrupción, este desvío no tendría
las características necesarias para considerarse corrupción. Se debe señalar
que las prácticas chinas de utilizar a los alumnos como mano de obra no es
ilegal en China. Según los informes, se fomenta que las escuelas chinas y sus
gestores aumenten sus escasos recursos de esta “ingeniosa” manera. El
examen de los casos mexicano y chino muestra que la corrupción se manifiesta
de forma ascendente en la pirámide. Suponemos, (al menos algunos informes
así lo indican [Althaus, 2000]) que en los sistemas corruptos también se
obtienen beneficios del desvío de fondos de las arcas públicas (de arriba hacia
abajo). También hemos visto que existe corrupción de arriba abajo en el caso
estadounidense. Lo extraño, la pieza que falta y que convierte a EE UU en una
excepción, es la aparente inexistencia de una multiplicación de abajo hacia
arriba de los beneficios adquiridos a través de la corrupción.

Sin embargo, como mostraré más adelante, esta miopía está causada
por la lente o lentes con las que observamos el proceso educativo en EE UU.

16
Dentro de una cultura, especialmente de una cultura de la corrupción, las
prácticas y las normas son vistas como normales, como algo natural.

Godland (1979, p.58) sostiene que la función educativa de las escuelas


está corrompida por las reglas con las que se juzga el rendimiento académico.
Existe otra manera de examinar el sistema educativo americano (más
exactamente, las escuelas donde se enseña y la educación que se recibe) a
través de un enfoque sociológico, concretamente a través del concepto de
gestión de impresiones (Goffman, 1959).

En el presente caso, la impresión que se gestiona es que los


estudiantes están rindiendo, es decir, que las escuelas (profesores y gestores)
están llevando a cabo su tarea. Pero este “milagro” sólo es posible si
sustituimos rendimiento por aprendizaje, escolarización por educación. Cuando
los niveles de los estudiantes se definen estrictamente mediante ciertos test de
rendimiento o test normalizados, el aprendizaje que se pide que los estudiantes
demuestren esta asimismo estrictamente delimitado. Las pruebas de tipo test
sustituyen aprendizaje más amplio, más difícil de medir. (ver, por ejemplo,
Waite, Boone y McGhee, 2001)

Los beneficios de la corrupción que los profesores y gestores obtienen


son sus salarios, y a veces, el reconocimiento y los elogios por fomentar el
“rendimiento académico”, en términos de notas altas en los exámenes. El
precio que pagan los estudiantes es de tipo psicológico. (ver fig. 4) Sustituyen
sólidas y vitales experiencias educativas por memorizaciones de mínimas
capacidades. Pagan con trabajo emocional. Es verdad que algunos profesores
y gestores también pagan con la misma moneda, que están descontentos e
insatisfechos por lo que se les pide que hagan en nombre de la “educación”. A
menudo, los funcionarios educativos tienen que justificar su complicidad con lo
que aquí estoy llamando un sistema corrupto para mantener su trabajo. Están
sujetos por lo que mi difunto tío llamaría “esposas de oro”.

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Fig. 4

La omnipresente, dada por hecha, corrupción institucionalizada en EE


UU tiene sus paralelismos en la historia militar y política del país. Balzar (2001),
cuando escribe sobre la guerra de Vietnam y las relaciones entre políticos,
público y prensa, afirma:

Otra verdad: La militar, entre todas las instituciones, no está exenta de


nuestro “modo de contar las cosas”. Las personas que buscan un manto
de secretismo, a menudo son las que lo necesitan.

Vietnam fue una prueba de ello. No fueron las tropas en el campo de


batalla las que se enfrentaban a la prensa. Repito, no eran las tropas.
No, ellos querían que se contara la historia. Eran los generales se
Saigón los que no podían manejar la situación: que no habían podido
ganar la guerra con las órdenes que les habían dado, y no podían dar la
cara ante los políticos que insistieron en que debían hacerlo. Empezaron
a mentir. Redes de mentiras, años de mentiras. Y cuando ya nadie los
creía, atacaron a los que decían la verdad. (p. A15).

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Profesores y gestores están en la misma situación que los soldados, atrapados
en una maraña de mentiras, intentando convencerse a ellos mismos, a sus
superiores y a su público de que el aumento del rendimiento escolar significa
que los estudiantes están siendo educados y que gestores, profesores y
escuelas están teniendo éxito. No obstante, esta falta de sinceridad exige un
coste psicológico, mayor para aquellos con algo de integridad.

Conclusiones
Los sistemas corruptos convierten a la gente en su víctima. Las
personas corruptas, o aquellos de motivación o disposición corrupta, serán
arrastrados a sistemas corruptos. Las personas íntegras sucumbirán a dichos
sistemas, se aislarán dentro de ellos o los cambiarán (ej., mediante el traslado),
si es posible. Una vez que alguien se convierte en participante activo de un
sistema corrupto (por ejemplo, un gestor) los alicientes para mantenerlo están
ahí. El esfuerzo (en dinero, tiempo y energía) para sostener un sistema
corrupto es a la vez una forma y un resultado de la propia corrupción. Es más
probable que las decisiones que se tomen sirvan al propio interés que a
razones más altruistas o idealistas.

Todos estamos implicados en mayor o menor medida. Es muy difícil, si


no imposible, desafiar y cambiar estos sistemas desde dentro, especialmente
porque el poder que opera dentro de ellos es auto-protector y auto-
perpetuador. Asimismo, la corrupción puede darse conjuntamente con otras
formas de represión, como racismo, sexismo y clasismo. No es de extrañar que
sea tan difícil cambiar las instituciones, que la educación en los EE UU sea tan
resistente al cambio. A México le costó una revolución electoral deshacerse de
una burocracia política corrupta (el PRI) y aun así, es probable que el esfuerzo
que se hace para eliminar la corrupción, para modificar esta cultura, sea un
esfuerzo a largo plazo y de enormes proporciones.

En cuanto a nosotros, en las presentes circunstancias, ponerle nombre a


la corrupción, de manera pública y privada, es quizás el primer paso para
desafiarla y cambiarla. Hasta que no reconozcamos la corrupción en todas sus

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facetas, nosotros y aquellos para los que trabajamos seremos sus víctimas
involuntarias.

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