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La conquista de América (la soja en Argentina)

09/04/11 Portal de Internet Clarin – Suplemento Rural

“La soja se ha convertido en un cultivo más difícil de manejar que el maíz”, asegura Ariel Méndez,
gerente de Producción de Pago Viejo, una empresa mixta ubicada en el noroeste de la provincia de
Buenos Aires, una zona donde los avances registrados en la genética de semillas, sumados a
novedosas prácticas de manejo, vienen generando una verdadera revolución en los rendimientos
alcanzados en cada campaña.

“Año a año, vamos aprendiendo en base a los ensayos propios, de la red CREA y del INTA, y nos
sorprendemos por los buenos resultados. Si bien atravesamos campañas bastante secas, como la
actual, hemos estado cerca de 6.000 kg/ha, algo que hubiera sido impensado años atrás”, sobre todo
en suelos con muchas limitaciones, aseguró.

En las últimas décadas, esta firma, cuyo propietario es el ex presidente de AACREA Germán
Weiss, desarrolló un cambio radical en su sistema productivo, motivado por el avance de la frontera
agrícola y la integración de esta actividad con la ganadería de carne y leche. Hoy, reconoce a la
agricultura como su motor: representa entre 60% y 70% de la producción, que se expande en 12.000
hectáreas, entre propias y arrendadas, con base en la localidad de América.

El crecimiento de la superficie dedicada a la agricultura se sumó luego al aumento de la


productividad. Los techos se corrieron hacia arriba, pero esta suba de los rendimientos no fue
casual. Según Méndez, el crecimiento se sostiene en, al menos, dos aspectos fundamentales: la
genética de avanzada y el manejo fino de los cultivos, adaptado a cada ambiente productivo.

Respecto de la genética, el técnico destaca que la empresa compra 100% de semillas de soja
fiscalizadas. La fuerte interacción con proveedoras de insumos, sumado a las entidades técnicas,
como CREA e INTA, le permiten estar a la punta de las novedades tecnológicas.

En el caso de las semillas, la disponibilidad de nuevos materiales permitió adecuar los ciclos de
maduración utilizados y diversificar fechas de siembra con mayor eficiencia. “Antes sembrábamos
pasturas y verdeos, y sojas del grupo dos a seis (para pastoreo), junto a la DM 4800 (para
agricultura). Cuando achicamos la ganadería y estabulamos el tambo, sacamos los ciclos más cortos
y largos, y nos quedamos con el grupo cuatro”. Los resultados se ven en el lote: “Andan muy bien”,
afirmó Méndez.

En la actualidad, las variedades de soja más sembradas en Pago Viejo, para la localidad de América
y alrededores, varían entre los grupos tres largo y cuatro. Los materiales que ocuparon la mayor
superficie en el actual ciclo productivo, asegura Méndez, fueron DM 3810, 4210 y 4870, aunque
también siembra materiales de otras compañías.

“El manejo de los cultivos incluye otras variables que, tal vez, antes no se manejaban tan finito
como ahora”, dijo, y detalló que involucran un conjunto complejo de factores que van desde la
elección del lote y la medición de agua en el suelo, variedades y fechas de siembra, densidades,
manejo de enfermedades, malezas y plagas, y fertilización, que ahora se comienza a realizar con
herramientas de precisión (ver Paso a paso ...).
Méndez advirtió que los suelos sobre los que trabaja la empresa en el oeste de Buenos Aires poseen
muchas limitantes, entre las cuales destaca su alto componente de arena y, sobre todo, la diversidad
de ambientes: “Es una zona muy heterogénea. Dentro del mismo partido hay campos con distinta
calidad de lotes, con diferentes porcentajes de arena y muchas lomas”.

Ante este escenario, la estrategia de la empresa apunta a diversificar con fechas de siembra: “En
soja, hacemos siembras tempranas y demoradas, con grupos más largos”. La práctica se repite en el
caso del maíz, sumando la implantación de segunda de este cultivo, detrás del trigo.

Pensando en la sustentabilidad del sistema, tanto en términos ecológicos como económicos, la


empresa realiza contratos de arrendamiento a largo plazo. Esta relación con los dueños de los
campos les permite organizar un sistema de rotaciones: “Si bien no tenemos una rotación fija
estipulada, somos muy concientes de la importancia de esta práctica. Originariamente, en el
establecimiento se desarrollaba un tercio de cada actividad (agricultura, ganadería y tambo). Luego,
la agricultura empezó a crecer y hoy se siembra 50% de gramíneas y 50% de leguminosas,
principalmente soja”.

Detrás del maíz se siembra la soja. El cultivo de trigo es importante por su aporte de cobertura y
también porque influye en una buena distribución del fertilizante en el suelo. Además, se ve
favorecido por el buen negocio que representa el doble cultivo trigo-soja.

No obstante, la implantación va atada al comportamiento del clima. Así como en maíz, resulta
fundamental, para el resultado final, la medición de agua a la siembra, también en el caso del trigo
(ver Midiendo el agua ...).

Antes de finalizar, Méndez reflexionó sobre el sistema del establecimiento y el por qué de sus
logros: “Con una buena genética, un manejo adecuado y un poco de agua, se logran cosas muy
importantes”, resumió. Y aseguró: “La diferencia más grande de nuestra empresa es la relación a
largo plazo que establecimos con nuestros proveedores de servicios, los dueños de los campos, los
contratistas y los empleados. Las responsabilidades se reparten según las capacidades y todos nos
sentimos parte de la empresa”, concluyó, como si fuera sencillo

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