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El propósito de Elena G. White está implícito en la lectura. Ella nos quiere hacer entender

que la educación superior exige un conocimiento persona y experimental con Cristo y no

solamente el conocimiento que se puede obtener de los libros. Esto es de vital importancia para

nosotros, como educadores, pues los libros en general están llenos de teorías que en la mayoría de

sus casos van en contra del plan divino; nosotros debemos permanecer fuertes en nuestras

creencias pues Satanás estas empeñado en hacernos dudar de la verdad de Cristo.

La pregunta que la lectura nos llama a contestar es ¿Estaremos suficientemente

capacitados para distinguir cuáles son los conocimientos impartidos por Dios y cuáles los

impartidos por el Enemigo?

La autora cita un texto bíblico para hacernos entender por qué es que los escritos paganos

e incrédulos resultan ser tan atrayentes para la mente. Este texto se encuentra en Ezequiel

18:12,14, 15 dice: ³Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí

estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos desde

el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad´. Lucifer ha pervertido la grandeza y el

poder con que el Creador lo dotó; sin embargo, cuando conviene a su propósito, puede impartir a

los hombres sentimientos encantadores. Satanás puede inspirar a sus agentes pensamientos que
parecen elevadores y nobles. Es por eso que la lectura insiste en permanecer ligados a Jesucristo,

quien es dador de toda inteligencia y sabiduría.

Podemos decir que Elena G. de White infierede que todo verdadero conocimiento y

desarrollo tiene su origen en el conocimiento de Dios. A fin de que Nosotros como educadores

podemos lograr el objeto de nuestro trabajo, debemos ser una personificación viva de la verdad,

un conducto vivo por medio del cual puedan fluir la vida y la sabiduría. Una vida pura, resultado

de sanos principios y hábitos correctos, debe ser considerada, por lo tanto, como nuestra cualidad

más esencial.

Hay un concepto que la autora quiere que entendamos. Es el concepto de educación

superior, que no se refiere a la preparación universitaria, sino a seguir las pisadas de Cristo,

practicar virtudes, renunciar al egoísmo y dedicar la vida al servicio de Dios.

Elena de White cada vez que menciona ³al verdadero conocimiento´ da por

sobreentendido que es a la inspiración divina a la que se refiere, y no al conocimiento que el ser

humano cree que es verdadero. El verdadero conocimiento es universal y eterno.

La autora también considera que los hombres a quienes el mundo admira, el Señor les

concedió inestimables dones intelectuales, los dotó de mentes maestras; pero ellos no usaron sus

facultades para la gloria de Dios, sino que permitieron convertirse en instrumentos del enemigo.

Si nosotros como estudiantes y como futuros educadores tomamos en cuenta cada consejo

que la autora nos brinda, al igual que cada palabra inspirada por Dios, ampliaremos los límites

estrechos de la erudición humana, y presentaremos ante las mentes un conocimiento mucho más

profundo: el conocimiento que se obtiene por una relación vital con Dios.

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