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Introducción
El término deontología procede del griego: to deon (lo conveniente, lo debido) y logía
(conocimiento, estudio…); lo que significa, en términos generales, el estudio o la
ciencia de lo debido. El objeto de estudio de la Deontología son los fundamentos del
deber y las normas morales. El concepto de deontología fue acuñado por Jeremías
Bentham en su obra Deontología o ciencia de la moral, donde ofrece una visión
novedosa de esta disciplina. Para Bentham, la deontología se aplica fundamentalmente
al ámbito de la moral; es decir, a aquellas conductas del hombre que no forman parte de
las hipótesis normativas del derecho vigente, aquellas acciones que no están sometidas
al control de la legislación pública. Esto sugiere una de las intenciones de la redacción
de los códigos deontológicos: explicitar la dimensión estrictamente moral de una
profesión, aquellos comportamientos exigibles a unos profesionales, aunque no estén
delimitados jurídicamente, o quizá, por ello mismo.
Conocimiento (Ciencia): Aquello que se sabe de manera cierta y sus causas. Doctrina
ordenada que constituye una rama particular del saber humano. Disciplina filosófica. La
ética como disciplina filosófica intenta a través de métodos de análisis y experiencia
propios de la filosofía, elaborar los conceptos y argumentos para comprender la
dimensión moral de la persona.
La moral se puede justificar desde tres perspectivas: la Metaética (viendo qué son los
juicios morales como juicios de valor), la Ética normativa y mediante la propuesta de
unas reglas práctias para la discusión, escapando del "todo vale".
Podemos señalar una serie de características que conforman la Ética de la Virtud según
Aristóteles.
Para Aristóteles, el orden social en los modos de vida está directamente ligado con el
orden natural de los mismos. Aristóteles considera que, lo bueno es hacia lo que tienden
las cosas de forma natural. Dicho de otra forma, todo aquello que es natural es, según
este autor, bueno.
Sin embargo, esta teoría no está libre de crítica. Es, precisamente, la absolutización de
su postura la que genera más desacuerdo, ya que no podemos probar, a ciencia cierta,
que lo natural puro exista. Por otra parte, muchas cosas de las que consideramos
"naturales", nos vienen dadas por la cultura. Además, no podemos olvidar el hecho de
que la naturaleza evoluciona, no es estática, por lo que si ésta es susceptible de cambio,
lo bueno también se vería afectado.
Se podría considerar como una ética independiente y formal si tenemos en cuenta que
no ofrece contenidos, no establece pautas para llevar una vida que se pueda considerar
“buena" o “mala”.
Al igual que sucede con la teoría de Aristóteles, la teoría de Kant también es objeto de
crítica:
En primer lugar, a Kant se le puede criticar que, al relacionar la ética con cómo deben
hacerse las cosas, está universalizando el concepto, porque presupone que todos
debemos entenderla del mismo modo. No obstante, la ética está ligada a la moral, y ésta
también es particular a cada persona. Por lo tanto, probablemente el deber, no es visto
igual por todos.
En segundo lugar, Kant establece cómo hay que actuar, pero no nos dice si eso es bueno
o no. La ética no se refiere sólo a la forma, sino también al fondo de las cosas.
Por último, Kant olvida por completo el sentimiento humano: según él tenemos que
actuar en base al deber y no en base a lo que de verdad queremos hacer. En este sentido,
actuar conforme al deber nos aleja de la felicidad.
[editar] Objetivos
Todo profesional está y debe estar sometido a controles sociales más o menos rigurosos
que permitan exigirle responsabilidades de muy diversa índole en relación con sus
actos, de ahí la necesidad de establecer unos principios éticos. Independientemente de la
propia conciencia, que debiera ser quién más rigiera el cumplimiento de los códigos
morales, existe la figura de los colegios profesionales para mantener, promover y
defender la deontología. Éstos vigilan el cumplimiento de determinados niveles de
exigencia, de competencia y de calidad en el desempeño del trabajo de sus colegiados.
Para que se pueda pedir responsabilidad por actuaciones profesionales se precisan dos
requisitos: la independencia y la libertad. El profesional debe ser independiente en el
momento de tomar decisiones y debe ser enteramente libre de ejecutarlas.
Estos dos términos proceden uno del griego,<êthos> (=carácter), y otro del latín,
<mos−moris> (=costumbre). Ambos tienen la misma raíz semántica y por tanto la
misma significación original. Por ello Ética y Moral, etimológicamente, se identifican y
se definen como la "ciencia de las costumbres". Sin embargo, con el tiempo ambos
vocablos han evolucionado hacia significaciones distintas.
La moral hace referencia a todas aquellas normas de conducta que son impuestas por la
sociedad, se transmiten de generación en generación, evolucionan a lo largo del tiempo
y poseen fuertes diferencias con respecto a las normas de otra sociedad y de otra época
histórica. El fin último que persiguen estas reglas morales es orientar la conducta de los
integrantes de esa sociedad.
Moral Ética
1. El primer nivel reside en la Moral, es decir, en las normas de origen externo que
condicionan la mentalidad del individuo.
Estos dos términos suelen usarse como sinónimos, pero no lo son. Es importante
destacar las principales diferencias entre ellos:
De forma teórica, podríamos diferenciar dos grandes grupos: la ética social y la ética
individual. Dentro de la ética individual se diferencia, también, una ética interpersonal
que es la que rige el comportamiento que tenemos en relación a otros individuos. Aquí
se puede situar la ética profesional ya que rige el comportamiento del profesional en su
actividad laboral. Los principios que rigen la profesión se obtienen a través de métodos
similares a los de la ética general: dialógico, inductivo y deductivo. Para conocer el
fundamento ético y moral de un código ético, se requiere el estudio de la actividad
profesional en sí misma y no es suficiente la labor de un filósofo que desconozca la
profesión.
Los principios se distinguen de las normas por ser más genéricos que éstas. Los
principios ponen ante los ojos los grandes temas y valores del vivir y del actuar. Las
normas aplican los principios a situaciones más o menos concretas, más o menos
genéricas. Las normas suelen hacer referencia a algún tipo de circunstancia, aunque sea
en términos genéricos. Pero también los principios se hacen inteligibles cuando
adquieren concreción normativa y hacen referencia a las situaciones en las que se
invocan y se aplican. En términos generales un principio enuncia un valor o meta
valiosa. Las normas, en cambio, intentando realizar el principio bajo el que se
subsumen, dicen cómo debe aplicarse un principio en determinadas situaciones.
Tanto las normas como los principios son universales aun cuando el ámbito de
aplicación de los principios sea más amplio y general que las normas específicas que
caen bajo dicho principio.
Desde la perspectiva de la ética profesional, el primer criterio para juzgar las
actuaciones profesionales será si se logra y cómo se logra realizar esos bienes y
proporcionar esos servicios (principio de beneficencia). Como toda actuación
profesional tiene como destinatario a otras personas, tratar a las personas como tales
personas, respetando su dignidad, autonomía y derechos sería el segundo criterio
(principio de autonomía). Las actuaciones profesionales se llevan a cabo en un ámbito
social con demandas múltiples que hay que jerarquizar y recursos más o menos
limitados que hay que administrar con criterios de justicia (principio de justicia). Y, en
todo caso, habrá que evitar causar daño, no perjudicar a nadie que pueda quedar
implicado o afectado por una actuación profesional (principio de no maleficencia).
La espina dorsal de la que subyacen todas las críticas del periodismo es que este ha
dejado de cumplir con su función principal y propia, es decir, acercar a los ciudadanos
la información necesaria para que puedan tomar mejores decisiones, orientarse en la
vida pública, conocer aquello que no pueden vivir de forma directa y controlar a quienes
ejercen el poder. A lo que hay que sumar, que lejos de garantizar la salud del sistema
democrático, la práctica periodística estaría incluso poniéndolo en la cuerda floja. No es
de extrañar, por tanto, que denunciar la crisis del periodismo, e incluso, pronosticar su
desaparición como lo conocemos, sea algo habitual. Se llega afirmar que la profesión
periodística se transformaría en una rama del espectáculo y hasta su disolución en los
beneficios de una tecnología que permitiría la "autoinformación".
La materia prima del periodismo es, altamente sensible y frágil, y motivo de disputa de
los poderes públicos, se trata pues de una mercancía valiosa. Es, principalmente, un bien
público, es decir, aquel que corresponde a todos los ciudadanos por el solo hecho de
serlo, por lo que se encuentra al mismo nivel que la educación, la salud o la justicia.
Pero esto es así, según Bettetini y Fumagalli, siempre y cuando la información sea
"verdadera y en algún modo esencial, mientras que toque temas relevantes, aquellos
sobre los cuales es necesario decidir, tomar partido, tanto en el ámbito público como en
el privado".
La ética está de este modo vinculada a la práctica del periodismo ya que como se ha
dicho antes, si se concibe a la información como un bien público, cuya circulación libre
y contenido veraz e independiente garantizan la vida democrática de una comunidad, el
manejo responsable de esta sensible materia prima es condición de la actividad
periodística. Los ciudadanos son los encargados de juzgar tanto a periodistas como a
medios, ya que ante ellos deben dar cuenta de la responsabilidad que contrajeron con la
sociedad al hacerse cargo de la tarea de buscar y difundir información. Se trata de un
deber constitucional. Sin embargo, los principales dilemas éticos de los periodistas no
están ya en los valores que se enumeran en los códigos deontológicos. Por ejemplo, la
libertad de expresión puede considerarse un valor reconocido, al menos
legislativamente, en la mayoría de los países democráticos del continente. Por el
contrario, los problemas éticos fundamentales son de origen interno y derivan de la
inédita crisis de identidad que atraviesa la profesión.
Más que un código deontológico del periodista general, más que una declaración de
principios, los periodistas necesitan en la actualidad incorporar una conciencia ética y
un convencimiento sobre las implicancias que tiene la tarea de informar, que oriente el
trabajo cotidiano y hacer frente a las presiones a las que la profesión está sometida. Este
sentido ético para la práctica cotidiana solo sería posible si se desarrolla y se comparte y
discute con los colegas.
Intercambiar experiencias y debatir los dilemas éticos sería poner en marcha una
práctica saludable, que los periodistas suelen dejar de lado, como reflexionar sobre la
profesión.
La costumbre son normas que crean una sociedad y que le dan un hecho jurídico
palpable. Tienen al igual que ocurre con las leyes, consecuencias cuando son violadas.
El profesional debe regirse por su código de ética propio, pero también tiene que tener
en cuenta un marco de costumbre.
Una profesión cualquiera debe tener un periodo de aprendizaje, una preparación previa
especializada y casi siempre formal, que se debe completar con una formación
permanente que se completa con el paso del tiempo y la vivencia de distintas situacíones
en la vida profesional a las que enfrentarse.
Los Colegios Profesionales, tal como los define la ley, “son corporaciones de derecho
público, amparadas por la ley y reconocidas por el Estado, con personalidad jurídica
propia y plena capacidad para el cumplimiento de sus fines, entre los que se encuentra la
ordenación del ejercicio de las profesiones”. Además, son las corporaciones que
elaboran los códigos deontológicos.
Por otro lado, las sanciones de la deontología profesional en aquellas profesiones que no
exigen para su ejercicio la colegiación obligatoria son sanciones sociales difusas; es
decir, que aparte de no llegar al grado de gravedad de la sanción jurídica, no tienen por
qué estar necesariamente institucionalizadas. Un ejemplo de sanciones sociales difusas
-en este sentido de informalidad, cercanas a la moral- emitidas por la deontología puede
ser la consideración de exclusión del colectivo profesional de un miembro, sin llegar
ésta a ser una sanción no formalizada.
[editar] Autorregulación
Artículo principal: Autorregulación periodística
La deontología es uno de los tres órdenes normativos que regulan el ejercicio de las
profesiones, junto al Derecho y la moral. Cabe señalar que las normas deontológicas se
encuentran a medio camino entre los otros dos órdenes normativos.
Todo ser humano desde su nacimiento trae consigo cualidades o dotes que lo
caracterizan o dan una identificación de lo que será dicho ser en un futuro.
Para el desarrollo de cada profesión , arte u oficio, debe complementarla con cursos,
seminarios, congresos que amplíen mas sus conocimientos acerca del comportamiento o
su conducta en el ejercicio de las funciones asignadas en el paso de su vida, llegando así
a ejercer la profesión con una verdadera ética profesional.
Por tal razón nos motivamos a realizar este trabajo para descubrir los requisitos que por
ética debe tener todo profesional en el ejercicio de sus funciones frente a la sociedad
que le rodea, dando lo mejor a cambio de lograr nuestros objetivos propuestos.
Objetivos(Propósitos)
El objetivo de este trabajo es darnos cuenta de como debemos actuar en la vida laboral
del mañana, ya que a partir de esto serán valoradas nuestras acciones tanto buenas como
malas, también , aprender a relacionarnos humanamente con los demás.
Por otro lado, pasan a formar parte de los objetivos los que mencionaremos a
continuación:
Conocer los diferentes rasgos que debe tener una persona en cuanto a lo profesional
se refiere.
Lograr ser un profesional al máximo conociendo sus deberes y derechos para darse
por entero a su profesion.
Crear confianza hacia nuestra persona como profesional, frente a la sociedad que
nos rodea.
Introducción
La Ética es un concepto que encierra un gran significado, tanto en el ámbito personal
como en el ámbito profesional. Mediante la Ética se hace posible un orden personal y,
así mismo, esto conlleva a un orden público en general. Conlleva directamente a un
régimen razonable y equitativo para todos, en lo que se refiere a la manera de pensar de
cada individuo.
Con la ausencia de este factor en cada uno de los diferentes aspectos en que nos
desenvolvemos, se crearía una serie de problemas que tendrían como consecuencia un
desorden personal en cada ser humano, lo que no traería resultados muy agradables para
la sociedad. Es por tal razón que debemos trabajar con mas eficacia la moral con la que
realizamos nuestros trabajos para realizarlos lo mas correcto posible, siempre y cuando
podamos cumplir nuestros deberes como profesionales y exigir nuestros derechos como
tal.
Existen diferentes deberos y derechos que debemos tomar en cuenta, pero el que ahora
nos concierne es el secreto profesional, donde cada profesionista no tiene derecho de
divulgar información que le fue confiada para poder llevar a cabo su labor, esto se hace
con el fin de no perjudicar al cliente o para evitar graves daños a terceros.
A continuación, veremos de una forma más amplia y detallada acerca de lo que es Ética,
Ética profesional, los derechos y deberes del profesional, la responsabilidad profesional
y el secreto profesional.
La Etica Profesional
El vocablo ética proviene del griego y tiene dos significados. El primero procede del
termino éthos, que quiere decir hábito o costumbre. Posteriormente se originó a partir de
este la palabra êthos que significa modo de ser o carácter. Aristóteles concidera que
ambos vocablos son inseparables, pues a partir de los hábitos y costumbres es que se
desarrolla en el hombre un modo de ser o personalidad.
Su sinónimo latino es moris, de donde deriva el término moral. Tanto la ética como la
moral señalan la línea demarcatoria entre lo lícito y lo ilícito, lo correcto y lo incorrecto,
lo aceptable y lo inaceptable.
La ética anida en la conciencia moral de todo ser humano y le sirve de motor, de freno o
de dirección, según los casos, al momento de actuar. Por otra parte, el comportamiento
ético, lo que llamamos rectitud, no es ingrediente ajeno al ejercicio profesional, como la
pintura de una casa que es sólo un aspecto decorativo del cual puede prescindirse. El
elemento ético es un componente inseparable de la actuación profesional, en la que
pueden discernirse, al menos, tres elementos:
• Aceptar que la primera idea que debe venir a nuestra mente en el momento de
enterarnos de actividades profesionales “poco claras” realizadas por un colega,
será la consideración de esas actividades como realizadas por un profesional
fraterno. El imperativo nos dirá: El docente se abstendrá absolutamente de
utilizar adjetivos que representen un juicio subjetivo acerca de lo realizado
previamente por un colega.
• El docente evaluará todo trabajo profesional realizado por otros docentes desde
una perspectiva objetiva, crítica y amistosa, otorgando a ellos el beneficio de la
duda y considerando siempre que la información y circunstancias pasadas en
cada caso, muchas veces no son tan claras y evidentes como lo son una vez que
el problema ha evolucionado hasta el momento en que él hace una segunda
valoración, y debe considerar la posibilidad de que los que se vieron
involucrados en un hecho -por ignorancia o por voluntad- no necesariamente
proporcionaron toda la información precisa y verídica en la indagación anterior.
El imperativo nos dirá: El docente se abstendrá de emitir juicios condenatorios o
de valor sin antes cerciorarse si se han hecho las indagaciones y verificaciones
que el caso amerite.
Dicho de otra manera, las relaciones del docente con sus colegas han de estar fundadas
en los principios de lealtad, mutuo respeto, consideración y justa solidaridad, el docente
debe contribuir a que prime la armonía y la mejor relación humana entre los colegas de
una misma institución; el docente deberá respetar en todo momento y circunstancias, el
buen nombre, dignidad y honra del colega, abstenerse de toda expresión o juicio que
pueda ir en mengua de su reputación y prestigio; el docente está inhibido para
solidarizarse con el colega cuya labor sea deficiente, o su conducta moral resulte tan
seriamente reprobable que desnaturalice y desprestigie su misión.
El hombre como ente social tiene misiones que cumplir para hacerse útil dentro del
ámbito donde se desenvuelve. La formación profesional es un esfuerzo del individuo
para el logro de una rango intelectual, que le permitirá una calificación superior y
eficiente, así, ganará el profesional la obligación de disponerse, en toda ocasión, a
devolver en parte siquiera, a la sociedad, algo de lo mucho que a ella debe reconocerle,
justificando lo que no se puede dudar, que el profesionalismo es el orgullo de una
sociedad y el triunfo de su futuro.
Cabría, en este punto, formular una crítica enérgica a la actitud que se viene imponiendo
en nuestras. En lugar de impartir la formación ética con la jerarquía que ella merece,
Ética Profesional o está ausente del Programa de Estudios o sólo se ofrece como ramo
optativo, siendo excepcional que ella constituya un soporte de la educación sistemática
de un profesional.
Es verdad que la formación ética llega a veces por otros cauces; y que la mejor
enseñanza moral proviene del ejemplo del maestro y no del mero discurso. Pero cada
profesión afronta problemas conductuales específicos que difícilmente se podrán
resolver correctamente si no se les ha previsto y analizado en la etapa formativa, por eso
mismo existen los Códigos de Ética de cada profesión, sin perjuicios de los principios y
normas de la Ética General.
Por lo que nos preguntamos: -¿con qué grado de confianza se le puede exigir a un
profesional, en el juramento de estilo, cumplir las reglas de su Código deontológico
(tratado de los deberes de un profecional) si ni siquiera lo conoce?.
A primera vista pareciera que las actuaciones antiéticas afectan sólo a las víctimas que
las sufren. Desde luego, éstas son las primeras perjudicadas. Pero no son las únicas.
Ellas disminuyen la honra y la autoestima de quienes las cometen; dañan notoriamente
el prestigio de la respectiva profesión, cuya defensa constituye el primer objetivo de los
Colegios Profesionales; pero, sobre todo, hiere a la comunidad de dos maneras:
erosionan la confianza pública que es el cimiento necesario para el ejercicio de toda
profesión y frustran la esperanza de un correcto servicio al que la sociedad tiene derecho
por haber contribuido a formar esos profesionales a costa del sacrificio colectivo.
De esta manera, las actuaciones contrarias a la ética no sólo dañan a quienes las sufren
sino -principalmente- a la comunidad humana en que acontecen.
Derechos:
Deberes :
El deber puede catalogarse en el grupo de las obligaciones morales. Estas son deudas
morales de obligado acatamiento por la fuerza de la razón sana del individuo. El
cumplimiento del deber es un rasgo enaltecedor, relevante de la conducta humana. En el
orden privado, habla elocuentemente de la educación del individuo y de la pureza de sus
propias concepciones, en el ámbito público afianza sus relaciones sociales y le aseguran
el éxito, que es aspiración constante del hombre.
La responsabilidad debe trazar el rumbo hacia los actos aceptables, a las acciones
fecundas, actos justos y conscientes, reveladores de la buena fe y la capacidad
profesional.
El profesional responsable trata por todos los medios de que sus actos sean aceptables,
para no cargar con una censura justa, ni con el conflicto de una retractación.
«La mejor fuente de información son las personas que han prometido no contárselo a
otros.»
Marcel Mart
Conclusión
Para concluir, el buen empleo y uso de los conocimientos morales e intelectuales que
nos provee la ética como dogma de comportamiento, es la clave que nos llevará al éxito,
no sólo como personas, sino también como entes que desempeñamos funciones en una
sociedad en la que cualquier manera de pensar o actuar nuestra influirá directa o
indirectamente.
La historia de la Ingeniería como tal, se describe desde la época de los Griegos, con la
construcción de los acueductos y toda su obra arquitectónica, y de alli a los precursores
de la época del siglo XVIII. Dos personas se consideran los padres de la ingeniería
industrial en el mundo: Frederick W. Taylor y Henri Fayol. Otros pioneros de la
ingeniería industrial fueron Harrington Emerson, defensor de las operaciones eficientes
y del pago de premios para el incremento de la producción, y Henry Ford padre de las
cadenas de producción modernas para la producción en masa (producción en serie). De
acuerdo con estos precursores la historia de la evolución de la Ingeniería la dividen en;
• Primera: desde los primeros usos del carbón en 1732, hasta la producción de
electricidad en 1869.