Vous êtes sur la page 1sur 4

José Luis Sánchez Saiz-Ezquerra

1º Periodismo

c     


    

La II República supuso un cambio sustancial en muchas de las cuestiones de las


sociedad española de la época. Especialmente relevante fue el tratamiento que
recibía la mujer en la sociedad y el papel que pasó a ejercer a partir de 1931.

En 1930, la población española era de 23, 5 millones de personas, donde


aproximadamente seis millones de familias de las cuales el 85% eran obreras. En
cinco millones, la mujer realizaba las tareas del hogar y el cuidado de los niños
unica y exclusivamente. La integración de la mujer en el mundo laboral suponía un
gran número de dificultades. En primer lugar, el nivel de analfabetismo era
superior al de los hombres, superior al 50 %, lo que suponía estar en inferioridad
de condiciones con un mayor de dificultades y rendimiento a la hora de encontrar
y ejercer un cargo. Aún así, las mujeres iban incorporándose poco a poco en la
población activa. Sobre todo las mujeres jóvenes que buscaban un trabajo
reenmunerado emigrando a las ciudades evitando el campo donde era díficil
conseguir un trabajo de estas características. Este hecho fue en aumento debido al
desarrollo de la industralización y la urbanizaciónAsimismo, tampoco la burguesí
llevó a cabo un mecanismo para incrementar a la mujer en el mundo laboral, en la
medida que le interesaba mantener a la mujer entre las cuatro paredes del hogar,
llevando adelante las tareas imprescindibles para la reproducción de la especie y la
reposición de la fuerza de trabajo obrera. n 1930 la población activa femenina era
del 24% sobre el total. El 80% de estas mujeres eran solteras y viudas. Cuando el
marido moría la mujer se veía obligada a trabajar para sacar adelante a sus
familias, porque no existía ningún tipo de pensión de viudedad. Por otra parte las
mujeres casadas se encontraban con más dificultades ya que había leyes que
dificultaban su acceso al trabajo, necesitaban tener permiso del marido para poder
trabajar, no podían disponer libremente de su salario, y si el marido se oponía a
que la mujer cobrase el salario, lo podía cobrar él directamente, e incluso si se
separaban judicialmente el marido seguía teniendo el derecho a cobrar el salario
de la mujer. En cuanto a derechos laborales la legislación existente en ese
momento concedía pocos derechos a las mujeres por no decir que ninguno. Era
una sociedad centrada en el trabajo del hombre, siendo este quien tenía poder
absoluto en el seno de la familia en decisión de todos y cada uno de sus miembros.
Era una sociedad meramente machista.

En enero de 1930, el general Primo de Rivera presenta su dimisión y Alfonso


XIIIintentó devolver al debilitado régimen monárquico a la senda constitucional y
parlamentaria, a pesar de la debilidad de los partidos dinásticos. Se formó un
gobierno provisional dirigido por Juan Bautista Aznar, aunque realmente era
dirigido por la mano derecha y consejero del rey, El Conde de Romanones. Tras las
elecciones de municipales el 12 de abril de 1931 unos respultados parciales daban
una mayoría sobre los concejales monarquicos sobre los republicanos, pero en más
de 41 ciudades la corriente republicana se hizo claramente victoriosa. El almirante
Aznar presentó su dimisión ante la tensión de la situación, y el rey Alfonso XII se
exilió en Roma sin abdicar, abandonando a España tras la inminente proclamación
de la II República en España.

Con su llegada, el clima político cambió para dejar paso a un tiempo más
prometedor y esperanzador, especialmente el tema que nos ocupa. En la
Constitución de 1931 se reconoció el derecho al voto de la mujer y el derecho a ser
elegidas para cualquier cargo público. En 1932 se aprueban la Ley de Matrimonio
Civil y la Ley del Divorcio, que en ese momento era la más progresista de Europa,
ya que reconocía el divorcio por mutuo acuerdo y el derecho de la mujer a tener la
patria potestad de los hijos. En 1935 se decretó la abolición de la prostitución
reglamentada, dado que hasta ese momento el cuerpo de la mujer era considerado
legalmente por la burguesía como una mercancía en venta. En el terreno laboral se
dieron algunas mejoras para todos los trabajadores, por ejemplo se reconoció el
derecho a asociación y sindicación y se decretó la jornada laboral de 8 horas. Se
prohibió contratar mujeres en trabajos considerados como peligrosos o duros y
que pudiesen atentar contra su salud o su futura maternidad. Pero a pesar de todo,
las condiciones laborales siguieron siendo duras para los trabajadores, y para la
inmensa mayoría de las mujeres trabajadoras no supuso una gran mejora ya que
un tercio que trabajaba en el sector doméstico quedó excluido de la jornada de 8
horas, no tenía derecho a las prestaciones de los seguros sociales, no tenía subsidio
de paro, ni de maternidad, ni eran beneficiarias de la Ley de Accidentes de Trabajo;
trabajaban casi en régimen de esclavitud para las mujeres de la burguesía. En 1933
cobraban el subsidio 200.000 obreros, de estos 100 eran mujeres, representando
solo el 0,5 %. Para poder cobrar este subsidio era necesario estar afiliados a las
Sociedades Mercantiles y a éstas no podían afiliarse los trabajadores eventuales,
caso de la mayoría de las trabajadoras de este país. Otro problema constante era la
discriminación salarial que sufrían las mujeres, algo que continúa en la actualidad.
En 1930, el salario de una jornalera en la recogida de la aceituna era el 50% del
que cobraba un jornalero por el mismo trabajo; una obrera metalúrgica cobraba el
41,3%, y en el sector textil la diferencia era de un 47,6%. En todos y cada uno de
los sectores, en ningún caso, el salario máximo de una trabajadora alcanzaba el
mínimo de lo que cobraba un trabajador por el mismo trabajo. Y además había que
unir a esto los trabajos que estaban considerados como "femeninos",
fundamentalmente el servicio doméstico, el sector que sufría las mayores jornadas
laborales y el que estaba peor remunerado. A pesar de todo, sí que se consiguieron
derechos importantes para las trabajadoras con hijos, por ejemplo la Ley de
Maternidad, que regulaba por primera vez el período de lactancia, el tiempo de
baja por maternidad, etc.

Una de las mayores y mejores avances en cuanto a los intereses de la mujer se


refiere, corresponde al artículo 43 de la constitución de 1931, que promulgaba la
igualdad de derechos entre hombres y mujeres en muchos de los aspectos de la
sociedad española. Aunque esta igualdad no se consiguió del todo pese a que aún la
mujer estaba en una desventaja muy grande respecto a los derechos que gozaba el
hombre. Una de las igualdades más importantes se decretó al establecer el sufragio
universal, donde las mujeres se convirtieron en ciudadanas con plenos derechos,
con la igualdad a votar como los hombrs y se les reconoció, además, como sujetos
políticos con la capacidad de formas sus propios partidos. Y se llevaron a cabo
organizaciones de mujeres que defendían estos derechos y como bien dijo Jose
Antonio Primo de Rivera, estas organizaciones V   
  

  Dieron lugar, por ejemplo, a la Sección femeninda de la Falange, entre
otras.

En fin, con la entrada en vigor de la Constitución de 1931 con la Segunda República,


las mujeres pasaron a gozar de ciertos derechos e igualdades en equidad con los
hombres. Unos derechos que se vieron visibles pero que no se mostraron
suficientes para combatir esta desigualdad. En pequeña medida, la vida cambió,
siendo las mujeres fuera del hogar aún una clara minoría (un 14%). La
remuneración de las trabajadoras era inferior a la de los hombres, los contratos no
respetaban la legislación igualitaria... Únicamente el magisterio se fue haciendo
una profesión muy feminizada llegando incluso a ocupar buenos cargos en los
sistemas escolares.A pesar de gozar del derecho a votar, de la igualdad de
oportunidades laborales, muchos sectores de la sociedad dificultaban la
participación de la mujer en los asuntos políticos y públicos. Pero, aún así, en este
contexto, y en la lucha insaciable de muchas organizaciones de mujeres por
preservar estos derechos, consiguieron forjar espacios de debate y encuentro que
cuestionaron los límites a su mundo de actuación, introdujeron nuevas formas de
pensar y de actuar, pero a su vez, divergieron en su visión de la política y de los
horizontes de actuación femenina.
  

http://www.elpais.com/articulo/cultura/AZANA/_MANUEL/ESPANA/SEGUNDA_
REPUBLICA_ESPANOLA/Azana/mujer/Segunda/Republica/elpepicul/19810108el
pepicul_1/Tes

http://centros5.pntic.mec.es/ies.parque.de.lisboa/alumnos2001/24.htm

http://www.slideshare.net/fernandezlazaro/elba-las-mujeres-en-la-ii-republica

http://www.republicaa.com/Republica%20la%20mujer%20en%20la%20segund
a%20REPUBLICA%20espanola.htm

Vous aimerez peut-être aussi