En un entorno urbano degradado y difícil se propone una actuación radical de vaciado, eliminando una antigua fábrica de recipientes de vidrio. El vacío se transforma en una plaza con dos edificios enfrentados, un centro de asistencia primaria (CAP Progrés Raval) y un futuro edificio municipal. La plaza será el nexo entre estos dos edificios y unas líneas en el pavimento expresarán esa relación de los dos rostros mirándose cara a cara. Una trama de círculos (parterres y bancos) recuerda por sus formas el antiguo uso de la fábrica y se superpone a la trama de líneas cerámicas que relaciona la plaza con la fachada del edificio. Los bancos, por la noche se convierten grandes lámparas que dan luz al lugar. El edificio da fachada a la nueva plaza y al separarse de las construcciones colindantes genera un patio que permite ventilar las piezas más privadas y construir en planta baja un espacio de acceso al edificio. El volumen de consultas aparece como un prisma abstracto protegido con celosía cerámica que se apoya en un cuerpo de color negro. Un pilar singular y expresivo construye un porche y separa el acceso del resto de espacio público, aportando personalidad y carácter a la pieza. Una pequeña actuación de acupuntura urbana que transforma no sólo un tejido físico sino también humano (la plaza como espacio de encuentro de diferentes grupos sociales, el centro de salud como espacio de acogida) y que vuelve a demostrar la capacidad y potencia de la arquitectura como herramienta de transformación e integración ciudadana.
El filtro cerámico de la fachada principal proporciona la imagen contundente
del conjunto, mientras que proporciona un confort térmico adecuado al clima mediterráneo, en su fachada más soleada, y tamiza la cálida luz de sur. Con esta solución, utilizando materiales autóctonos y tradicionales de una manera contemporánea, se persigue no solo el mayor confort de los usuarios, sino también el ahorro energético y la consiguiente menor emisión de CO2 a la atmósfera, haciendo de éste un edificio más sostenible económica y medioambientalmente. La pieza utilizada es una celosía grande (24x17,5x11,5cm) de Tejerías Iturralde, color gris marfil, y la junta se resolvió con mortero blanco con polvo de cuarzo; las juntas horizontales y verticales son continuas, formando una retícula ortogonal. Al cocer esta pieza de sección maciza pequeña respecto al tamaño total de la misma se consiguen piezas bastante irregulares, que al ser repetidas en un paño tan grande (8.620 unidades en total) le proporcionan una vibración muy interesante al conjunto. Para soportar los empujes y el peso de la fachada se usaron dos tipos diferentes de soporte: unas armaduras verticales de la casa All-Wall, de acero inoxidable, que a modo de costillas verticales integradas en el grueso de la junta vertical ligan el plano cerámico con los cantos de los forjados intermedios, repartiendo el peso a través de unos anclajes también metálicos tipo “trau-colís”; y unas armaduras de la casa Murfor para los tendeles horizontales, cada tres hiladas, que proporcionan homogeneidad y robustez al conjunto.
Colaboradores internos | Rafael Berengena, Daniel Guerra, Jordi Framis Fotografía | Pedro Pegenaute
BIENAL DE ARQUITECTURA ESPAÑOLA POC0238 Cap Progrés-Raval | Badalona, BAAS