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DOUGLAS HYDE

Dedicación
y
Liderazgo
Aprendiendo de los comunistas

«Este libro no será vendido»


instituto de libre empresa
DOUGLAS HYDE

Dedicación
y Liderazgo
Aprendiendo de los comunistas

instituto de libre empresa


© 2006 Instituto de Libre Empresa
E-mail: info@ileperu.org
Website: www.ileperu.org

© Douglas Hyde

Publicado en los Estados Unidos en 1966 por la imprenta de la Universidad de Notre Dame
Notre Dame, Indiana 46556

Segunda impresión 1969


Tercera impresión 1970
Cuarta impresión 1971
Quinta impresión 1974
Sexta impresión 1976
Sétima impresión 1977
Octava impresión 1980
Novena impresión 1983
Décima impresión 1987
Décima primera impresión 2001
Décima segunda impresión 2005
Primera impresión en español 2006

Traducción: Karina López. Email: consultoriacyl@terra.com


Corrección: Werner Gustavo Bartra Padilla

Derechos Reservados©Instituto de Libre Empresa, Lima, Julio de 2006.

Prohibida la reproducción parcial o total de las características graficas


de este libro. Ningún párrafo de esta edición puede ser reproducido,
copiado o transmitirlo sin autorización expresa del instituto.

Este libro es vendido bajo la condición de que por ningún motivo, sin
mediar expresa autorización del instituto, será objeto de utilización
económica alguna, como ser alquilado o revendido.

Diseño de carátula y diagramación: Wilson Carpio Tejada

Tiraje: 1,000 ejemplares


Impreso en el Perú

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Indice

pag.

Prefacio

Capitulo I: El punto de inicio 01

Capítulo II: Tomar el riesgo 15

Capitulo III: La ejecución 26

Capítulo IV: Grupos de estudio en acción 29

Capítulo V: La historia de Jim 42

Capítulo VI: El proceso de formación 50

Capítulo VII: “Debes ser el mejor” 66

Capítulo VIII: Campañas, críticas y directivos 73

Capítulo IX: El valor de las técnicas 88

Capítulo X: ¿Líderes, para qué? 103

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Prefacio

Se necesita entender el origen y evolución de este libro, si su propósito


es ser comprendido de modo correcto. Comienza como un intento por respon-
der, desde la base de mi experiencia, una interrogante tan frecuentemente
planteada: ¿Por qué los comunistas son tan dedicados y exitosos como líderes
mientras que otros no?

Me pidieron intentar responder esto en una serie de charlas dictadas como


un seminario de capacitación y liderazgo en la convención anual de la Secreta-
ría de la Misión de Washington, D.C. Los presentes fueron cientos de líderes
religiosos y de laicos que llegaron de casi todas las partes del mundo, pero
particularmente de Asia, África y Latinoamérica.

Los patrocinadores me instaron a exponer de forma tan libre como quisie-


ra, ya que el propósito era examinar los lados débiles de los católicos y, como
contraste, por los lados fuertes de los comunistas. Les tomé la palabra y hablé
sin pelos en la lengua, razón por la que en todo el libro —donde he preservado
la forma de la palabra hablada más que de la escrita— hago hincapié de los
éxitos obtenidos por el comunismo y de las debilidades del catolicismo.

El seminario original fue, en su debido momento, adaptado a las necesida-


des de otras organizaciones, religiosas y no religiosas. Es mi esperanza que
este presente formato, “Dedicación y Liderazgo”, pueda tener algo nuevo que
ofrecer a cualquier político, aquel interesado en la psicología del comunismo y,
en particular, aquél que crea que hay una urgente necesidad de liderazgo en
cada nivel del mundo no comunista. Este libro intenta, por sobre todo, ser un
desafío.

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Capítulo I:

El punto de inicio

H ay dos puntos necesarios de destacar, desde el mismo inicio, de modo


que tengamos un claro objetivo y propósito de estudio. En primer lugar, el tema
es dedicación y liderazgo, no anticomunismo. En segundo lugar; debemos,
principalmente, discutir sobre aquellos métodos de capacitación de liderazgo
comunista que son viables de imitación y adaptación por cristianos u otros o
que, en cambio, pueden destruir ciertas ideas útiles y constructivas sobre
nuestros propios métodos. Si en el proceso llegamos a un mejor entendimiento
de motivación y formación de los cuadros comunistas, nos será mucho mejor
lograr este objetivo. Es más, espero que esto pueda ser un fructífero resultado
de esta discusión. Pero su principal propósito busca ver lo que podemos aprender
de las actitudes, métodos y técnicas comunistas.

Debemos ver a los comunistas, no a fin de atacar, ni de probar que están


equivocados, sino más bien para ver qué es lo que tienen para enseñarnos. Es
obvio que, por razones éticas y morales, no recomendaré aquellos aspectos
que debemos aborrecer, aun cuando aquí podemos efectivamente notar que
algunos de ellos aún merecen ser evaluados, así sea sólo por la imagen de
mentalidad de un solo propósito que los comunistas transmiten. Ésta será una
mirada altamente selectiva al comunista y al comunismo. Incluso, los ejemplos
que menciono son los mejores que he rescatado tras años de convivir con
comunistas y de observar el comunismo en casi todas las partes del mundo.

Cuando dejé el comunismo luego de permanecer veinte años en el partido,


conocí su perversidad. Sin embargo, también creo que los comunistas tenían
razón en algunos importantes aspectos. Por ejemplo, cuando ellos dicen que se
está librando una gran batalla en el mundo, y ésta es, en resumen de cuentas,
una batalla por los corazones, las mentes y las almas de los hombres. Podemos
aceptar esta elucubración, incluso si no compartimos la idea de que todos los
“buenos” están por un lado y todo los “malos” por otro. Es evidente que el
pensamiento de millones hoy se encuentra en un estado de flujo. La gente de
todos lados está alejándose de la lealtad, las creencias y los modos de vida de
antaño, por ende, es aún muy pronto decir que este proceso llegará a su fin.

- Dedicación y Liderazgo - 1
Creo que tienen razón también cuando dicen que, aunque no pueden avizorar
cuando será el fin de la batalla, el resultado probablemente se producirá durante
la época que estamos viviendo. En resumen, éste es un momento decisivo en
la historia del hombre, tiempos terribles pero formidables en los que tenemos
que vivir.

Esto lo ha dicho, por supuesto, otra generación. En el pasado, sin embargo,


cuando los hombres señalaban que el destino de “todo el mundo” y de “toda la
humanidad” estaba en juego, sólo podían referirse a una parte de la superficie
del globo donde vivía una minoría de la raza humana. Cuando hoy hablamos de
una batalla a nivel mundial, nos referimos a una que incluye a los hombres de
cada país de todo el mundo. Por consiguiente, cuando los comunistas hablan de
lanzar al mundo hacia al comunismo en el periodo en el que vivimos —se
refieren a todo el mundo, excepto Estados Unidos, Reino Unido o cualquier otro
país de estas características,— uno puede sentir esto como una prueba de
contraataque.

La meta es bastante clara. Nunca la han ocultado y es algo que es


inmensamente significativo para cada comunista: Un mundo comunista. A
mediados del siglo pasado, alcanzaron una tercera parte de este propósito.
Desde todo análisis, esto es un logro remarcable, probablemente sin precedentes.
Sin embargo, el mundo en el que vivimos es aún predominantemente no
comunista. Es dos veces mayor el número de gente que vive en el mundo no
comunista que el que vive bajo el comunismo. No hay razón aquí para el
derrotismo. Aun así, es probable que sea cierto afirmar sobre los comunistas
que, nunca en la historia de la humanidad, han contado con un pequeño grupo
de personas instruidas para ganar un mundo y lograr más, en menos tiempo.
Ciertamente, ellos han logrado captar mucho más gente bajo su dominio
mediante los métodos que emplean como ningún otro antes había logrado captar
durante ese mismo periodo. Además, siempre han operado mediante minorías.
Esto sucede en aquellos territorios que ahora ellos gobiernan y también en
aquellos donde aún no han llegado a tomar el poder.

Esto es, sin embargo, menos excepcional de lo que podía parecer. En la


práctica, la mayoría de las organizaciones y causas trabajan mediante minorías.
Aun aquellos que creen más firmemente en la regla de las mayorías dependen,
incluso, de unos pocos fieles para hacer el trabajo, para realizar sacrificios
necesarios de tiempo, energía y contar con la devoción para mantener el
movimiento en curso.

Los comunistas han aprendido a partir de la experiencia, así como por


resultado de reunir sus ideas y de aprender de los éxitos y fracasos de su

2 - Dedicación y Liderazgo -
movimiento en todos lados, lo bien que pueden lograr un máximo impacto en
otros, aunque deban trabajar a través de una minoría. Muchos de los métodos
que han evolucionado han resultado de este entendimiento. Son éstos, considero,
los más útiles de análisis para nosotros.

El partido comunista en todo el mundo cuenta con treinta y seis millones de


miembros. De éstos, una gran proporción vive en tierras gobernadas por el
comunismo. Por ende, el partido, muy consciente y de modo deliberado, se
conserva en un número reducido para poder mantener la característica de
una élite. Sólo unos pocos millones viven y trabajan en un mundo no comunista.
Sin embargo, el impacto que ellos logran es tal que somos conscientes de su
presencia en todo momento. Ellos han influenciado profundamente en el
pensamiento de la mayoría. Es debido a la existencia de los comunistas que las
políticas de otros partidos son muy diferentes de los que, de otro modo, habrían
sido.

Los comunistas son una pequeña minoría, en comparación a algunos de los


otros grupos que también lidian por conquistar los corazones y mentes de los
hombres. Hay, por ejemplo, cuatrocientos millones de musulmanes y más de
quinientos millones de católicos, la mayoría de los cuales viven fuera de los
países comunistas. Estos otros grandes movimientos mundiales tienen a su
disposición un material humano inmensamente mayor al que tienen los diversos
partidos comunistas. Sin embargo, ninguno puede alegar haber tenido éxito
igual al de los comunistas durante el periodo en el que el comunismo ha estado
entre nosotros. No estoy hablando, por supuesto, de su destreza para tomar el
poder por la fuerza de las armas, como subterfugio, sino de su habilidad para
incentivar la imaginación, crear un sentido de dedicación y conducir a los
seguidores hacia una acción efectiva y significativa.

Es casi imposible leer un periódico o escuchar las noticias en la radio o


televisión sin dejar de saber de algo que los comunistas se encuentran haciendo.
Nunca nos dejan olvidarlos. Esto no sucede por casualidad, existe razones para
ello y vale la pena analizarlos.

No creo que la fuerza del comunismo radique en la fuerza de sus ideas.


Creo, como todo cristiano debe hacerlo, que el cristianismo tiene algo
inmensamente mejor por ofrecer que lo que tiene el comunismo. Para ponerlo
en la degradada terminología de nuestros tiempos, tenemos algo inmensamente
mejor que vender pero son ellos quienes han sido capaces de influenciar a
nuestra generación más profundamente que nosotros.

- Dedicación y Liderazgo - 3
Las creencias son importantes para los comunistas. Las políticas comunistas
resultan de ellas. Leer a Marx, Engels, Lenin, no puede ser fácil pero sí necesario
para lograr un entendimiento de los comunistas y del comunismo. Pero no es
esto lo que invoca a la gente a la causa del comunismo. En mi experiencia, la
fortaleza del comunismo radica en su gente y en la manera cómo la utilizan. Es,
en este tema, donde los comunistas nos tienen tanto que enseñar. Ellos hacen
buen uso del material humano a su disposición mientras que la mayoría de los
no comunistas, no.

Es necesario aclarar que, cuando me refiero a los comunistas en dichos


términos, lo hago en contra de la experiencia de haberme asociado a los
comunistas de casi todos los lugares del mundo y no sólo contra ciertos tipos
especiales de comunistas británicos u occidentales que viven en sociedades
opulentas. Un punto que debe comprenderse en toda discusión sobre el mundo
comunista es que los comunistas son o llegan a ser más que un tipo de mundo.
Tienen ciertas cosas en común que los distinguen en todos lados.

Por veinte años, fui un miembro del Partido Comunista Británico, integrándome
cuando tenía diecisiete años de edad. Pasé los últimos años de mi adolescencia
y mi temprana adultez en el partido. Cuando me retiré, casi todos mis amigos
que tenía en el mundo eran comunistas. El comunismo había sido mi vida y
podía asegurar conocer bien a los comunistas o, por lo menos, a los comunistas
de Gran Bretaña. Normalmente, el ex-comunista, —particularmente aquel que
sale de manera pública siendo, en consecuencia, catalogado como renegado—
es aislado de sus antiguas camaradas y del movimiento al que había estado
asociado.

Sucede que desde que dejé el partido, un constante grupo de comunistas ha


estado en comunicación conmigo. A excepción de los primeros meses, luego de
mi renuncia al partido y del periódico del que era editor, no ha habido periodo
en el que no he estado en comunicación, al menos, con algunos de los miembros
del partido. No los busqué al principio. Ellos habían oído sobre lo que decía en
conferencias públicas y leído lo que había escrito sobre ellos en libros y artículos,
y reconocieron que estaba intentando dar una fiel imagen de lo que ellos son. Y
así, cuando se encontraban en alguna dificultad o empezaban a sentir alguna
duda sobre el comunismo, algunos de ellos venían hacia mí, creyendo que yo
los entendería. El resultado ha sido un “diálogo” vivo que ha continuado a
través de los años.

Como comentarista de asuntos mundiales, he viajado a casi todas las áreas


del mundo. Dondequiera que he ido, he seguido en contacto con comunistas y

4 - Dedicación y Liderazgo -
con el comunismo. Desde 1957, he pasado muchos meses de cada año viviendo
en celdas de prisión con líderes comunistas asiáticos, quienes estaban
cumpliendo sentencia luego de haber conducido guerras en la jungla o
insurrecciones, o con quienes fueron detenidos en tierras donde el comunismo
era censurado y el partido era una organización clandestina e ilegal. Por
consiguiente, lo que tengo que decir sobre el uso que hacen los comunistas de
las personas tiene que ver con miembros de numerosas y diversas razas de
distintas partes del mundo. Aquí nuevamente, a fin de lograr una idea clara, se
debe mencionar que el material humano con el que ellos trabajan no es distinto
al que está en disposición de otros.

La mayoría de comunistas son de “primera generación”. Esto significa que


otros, frecuentemente cristianos y cristianos misioneros, los tenían en sus manos
por largo tiempo antes que se orientaran hacia el partido comunista. Uno puede
y debe, en nombre de la honestidad, ser más específico: a menudo, estas
personas son idénticas a aquellas que están a disposición de los cristianos para
ser instruidos y utilizados. En cierto modo, una alarmante gran proporción de
ellos, particularmente de quienes conforman el núcleo del partido comunista,
fueron una vez católicos. En otras palabras, los comunistas capacitan y utilizan
satisfactoriamente a la gente con las que el cristianismo ha fracasado. No estoy
siendo teórico: Todo análisis sobre los orígenes del liderazgo del partido
comunista de, por decir, Gran Bretaña, USA, Australia, o en esta circunstancia,
Kerala (Sur India), proporcionará una amplia evidencia de la habilidad comunista
para atraer a sus filas extintos y decaídos católicos

Toqué este punto, que puede parece cruel, por dos razones: primero, es
necesario notar que no hay fundamento para creer que los comunistas tienen
un cierto tipo especial de material humano mediante el cual ellos trabajan. La
gente con quienes frecuentemente tienen gran éxito representan nuestros
propios fracasos. En segundo lugar, debemos ser humildes y aceptar que entre
los cristianos y particularmente católicos que se orientan hacia los comunistas,
muchos son los que encuentran en el comunismo lo que ellos habían esperado,
sin poder encontrar lo mismo entre los cristianos. La responsabilidad en nosotros
consiste, por consiguiente, en encontrar una respuesta a este problema.

Si reconocemos que los comunistas no son una marca diferente de seres


humanos a los que otros comparables movimientos establecen, entonces
debemos cambiarnos a sus métodos y ver en dónde dichos métodos cumplen
la función de ayudar al partido comunista a desarrollar las potencialidades de
sus miembros de dedicación y liderazgo.

- Dedicación y Liderazgo - 5
El cristiano que está tratando de capacitar y producir líderes puede impedir
que los cristianos estén preocupados por lo sobrenatural y debe trabajar en
ese aspecto, mientras que los comunistas están preocupados sólo con lo
concerniente a lo natural. Es teológicamente contundente decir que lo
sobrenatural está construido sobre lo natural. Considerando los métodos de los
comunistas, debemos abordar el tema en un nivel natural, lo que es precisamente
donde el cristiano frecuentemente tiende a tener su punto más débil. Es aquí
donde nosotros tenemos más por aprender.

Disposición al sacrificio

Si me preguntan cuál es la marca distintiva del comunista, qué es lo más


destacable que los comunistas tienen en común, no diría, —como algunas
personas esperan— que es la habilidad para odiar, pues no es, de ningún
modo, común a todos ellos. Yo diría que, más allá de cualquier sombra de duda,
sería su idealismo, entusiasmo, dedicación, devoción a su causa y su disposición
al sacrificio. Esto es lo que caracteriza a los comunistas en cualquier lugar
donde el comunismo puede aún tomar el poder, e indiscutiblemente es real en
muchas de las distintas circunstancias en las que ahora gobierna. La vasta
mayoría de los comunistas que he conocido en algún lugar cumplen este modelo.
No es casual, no sucede solamente porque sí. Los comunistas han evolucionado
sus propios medios por los cuales son capaces de despertar un grado excepcional
de dedicación, y lo usan de manera realmente muy efectiva. Para entender
cómo se logra, uno debe seguir todo el proceso paso a paso desde el inicio.

La mayoría de aquellos que se integran al partido comunista son jóvenes.


La edad promedio para integrarse solía ser entre los diecisiete y veinticinco
años. El Partido Comunista Británico recientemente organizaba una campaña
de reclutamiento que logró varios miles nuevos miembros. Cuando el secretario
general, en el momento indicado, hizo el informe para el comité ejecutivo,
reveló que la mayoría de los que se habían unido durante el período de campaña
tenían entre quince y diecinueve años.

La mayoría de comunistas asiáticos con lo que he compartido la celda en


prisión se integraron al movimiento cuando estaban en el colegio. En Caracas,
Venezuela, se descubrirá que muchos de los mayores éxitos de los comunistas
se encuentran en las escuelas superiores y en las escuelas secundarias para
varones o mujeres. Algunas de las bandas de guerrilla en las montañas de
Venezuela son formadas, casi exclusivamente, por los jóvenes de esa edad,
quienes han dejado sus hogares y sus estudios con el fin de poder iniciar la
lucha armada por el comunismo. La primera señal de comunismo que los

6 - Dedicación y Liderazgo -
misioneros en África han descubierto, ha sido, a menudo, ataques perpetrados
en sus propias escuelas misioneras. En otras palabras, el éxito de la convocatoria
a los más jóvenes no es un fenómeno británico. Uno lo puede ver en todos
lados.

La juventud es un periodo de idealismo. Los comunistas atraen a la gente


joven al llamarlos directamente al idealismo. Muy a menudo, otros han fracasado
ya sea al convocar o al usar dicho idealismo y, en consecuencia, resultando
perdedores. No tendremos razón para quejarnos si, habiendo rechazado el
idealismo de la juventud, vemos a otros surgir al tomarlo, usarlo y aprovecharlo
para su causa —y contra la nuestra—.

En la actualidad, está de moda en algunos círculos burlarse de un “idealismo


entusiasta”. De todas las formas para ayudar al comunismo, no puedo pensar
en otra cosa mejor que esto último. Este tipo de cinismo ha llevado a muchos
jóvenes entusiastas, serios, inteligentes y potencialmente buenos a creer que
el Occidente no tiene nada que ofrecer a los jóvenes idealistas, a no ser cinismo.
Ésta es una expresión de decadencia de nuestra forma de vida que los ha
llevado a creer que si uno está interesado en mejorar la suerte del hombre de
la tierra, si uno quiere cambiar el mundo (y el joven que no desee hacerlo en
algún momento de su adolescencia ciertamente practicará un viejo y cínico
materialismo), se debe orientar hacia los comunistas y no hacia los cristianos.

En todo lugar donde he viajado, he encontrado que la gente joven es idealista.


Esto es natural para cualquier joven saludable y sólo puedo concluir que es de
esa manera que Dios quiere que sean. Nosotros ofendemos a la caridad, a la
justicia y también al sentido común al mofarnos del idealismo entusiasta. Lo
hacemos originando nuestras propias pérdidas.

La gente joven siempre ha soñado con mejores mundos y debemos esperar


que siempre lo hagan. El día que perdamos nuestros sueños, cesará todo
progreso. La juventud idealista querrá cambiar el mundo y perseguirá su propio
rumbo idealista en cualquier oportunidad. Si su idealismo no es incentivado y
canalizado dentro de los círculos donde han crecido entonces, buscará otros
lugares como salida.

Los comunistas han demostrado que el idealismo de la juventud es algo que


puede ser aprovechado y utilizado, logrando efectos grandiosos. Es algo dinámico
que, a pesar de los cambios y giros de la política del comunismo, continúa, con
el pasar de los años, proporcionando dinamismo al movimiento comunista.

- Dedicación y Liderazgo - 7
Los viejos cristianos, quienes creen que no se puede construir mundos
perfectos y sociedades perfectas con hombres caídos, muy a menudo adoptan,
en el mejor de los casos, un enfoque supersticiosamente tolerante al idealismo
de la juventud —si acaso no lo ignoraran por completo—. Los comunistas en
cambio lo toman y lo utilizan.

El comunismo se convierte en la razón dominante de la vida del comunista.


Es algo al que se entrega por completo. Es bastante evidente que el comunismo
satisface una necesidad, llena un vacío en el momento en que el comunista es
atraído por primera vez hacia éste. Lo más resaltante es que permanecerá
normalmente siendo la fuerza dominante en la vida del comunista mientras
éste permanezca en el movimiento.

La atracción de los comunistas hacia el idealismo es directa y audaz. Ellos


aseguran que si uno hace pequeños e insignificantes requerimientos a la gente,
se logrará una respuesta pequeña y significante que será lo merecido, pero si,
se hace grandes demandas, se conseguirá una respuesta heroica. Ellos prueban,
una y otra vez, con la práctica que esto es cierto. Operan con el supuesto de
que si uno hace grandes sacrificios, la gente responderá, y más aún si se trata
de sacrificios relativamente más pequeños, pues vendrán con bastante
espontaneidad.

Cuando por primera vez empecé a trabajar en el periódico del Partido


Comunista Británico, me sentía orgulloso de haber sido elegido para este puesto.
Orgulloso de hacer cualquier sacrificio que se me pidiese, pese a que era
consciente del hecho de haber aceptado voluntariamente un absurdo y modesto
sueldo. Admitiré que me sentí algo virtuoso por esta razón, hasta que conocí a
otros miembros del personal. Muchos de ellos eran mayores que yo en ese
entonces y habían llegado más lejos que yo en sus carreras (algunos, mucho
más allá), habiendo tenido que hacer un mayor sacrificio que el mío. Muchos de
ellos estaban ganando la décima parte de lo que había sido su salario cuando
trabajaban para la prensa “capitalista”. Había momentos en los que, aun siendo
salarios tan reducidos como eran los nuestros, no podían ser pagados de ningún
modo. Incluso, cuando el periódico llegó a ser un poco más próspero y el
personal técnicamente recibía el salario promedio establecido por el sindicato,
los sacrificios aún continuaban. Cogíamos nuestros sobres de pago, lo abríamos
e inmediatamente aportábamos ocho decimocuartas partes al partido y al
diario —antes que nos quemaran los dedos—. Como todo el mundo hacía esto,
luego de un tiempo empezó a ser un ritual intrascendente, de modo que ya ni
siquiera nos molestábamos en recibir el efectivo pues pasaba directo a la causa.
Y así continuaba la jornada.

8 - Dedicación y Liderazgo -
Entre los líderes del partido se encuentran muchos hombres capaces, algunos
de ellos podrían aspirar a salarios muy altos si trabajaran en la industria o
comercio. En cambio, aceptan un salario equivalente al de un experimentado
operario moderadamente pagado. Esto no es una particularidad del Partido
Comunista Británico. Lo mismo pasa con otros. El Partido Comunista Francés,
por ejemplo, confrontó una crisis financiera como consecuencia de la llegada al
poder del General De Gaulle. De madrugada, perdieron casi todo su gran grupo
parlamentario. Ellos, al igual que los miembros comunistas del parlamento en
Gran Bretaña —cuando había alguno— o de otro lugar, recibían sus salarios del
Estado de manera habitual y, como era usual también para los miembros de
parlamentos comunistas, dichos salarios pasaban directamente al partido. El
partido, a su vez, les pagaba a ellos un sueldo de operario. La repentina pérdida
de tantos diputados y de sus salarios condujo al cierre de muchas bases locales
del partido comunista.

Al otro lado del mundo, en Kuching, Sarawak, Borneo, un jefe de seguridad


recientemente mencionó, casi con temor, el caso de un joven que había ido a
integrarse a la organización comunista clandestina. Venía de una próspera familia
china. Su padre no había tenido la más remota idea de que éste estaba asociado
a los comunistas, en todo aspecto, hasta que un día el joven desapareció. En
un debido momento, el padre supo que su hijo había ido a trabajar como obrero
de caucho por unos cuantos centavos al día en un área “mixta”, es decir, un
área donde los chinos pobres y rurales, y los Dyaks vivían en gran cercanía el
uno con el otro, aun cuando difícilmente se mezclaban.

Sobre todas las cosas, la organización comunista del Sarawak,


exclusivamente china, quería ganar seguidores entre la gente indígena. Sus
líderes habían exhortado a los voluntarios a ir y vivir entre los Dyaks en sus
grandes casas. A los chinos, la comida de los Dyaks les parecía completamente
insípida y casi incomible. La falta de limpieza y cuidado de la higiene personal
horroriza a los chinos. Mucho de los voluntarios cayeron enfermos, como fue el
caso de este chico.

Tales sacrificios, a nivel de líder o de las bases, son impresionantes. De esta


manera, ellos logran una gran impresión a quienes se unen a su movimiento.
Particularmente, es impresionante el hecho de que el sacrificio se realice en
todos los niveles de organización. Los jóvenes de cada continente han respondido
a este ejemplo de idealismo, expresándose en términos de sacrificio. Esto es
una realidad en las áreas, recientemente, en vías de desarrollo. Es real también
en el Occidente “decadente”. Efectivamente, cuanto más materialista se vuelve
la sociedad, más destacado se vuelve el hombre dedicado, a manera de

- Dedicación y Liderazgo - 9
contraste. El hombre dedicado tiene como propio incentivo el simple hecho de
ser dedicado.

El gusto atrae al gusto. Aquellos que son atraídos por la dedicación que ven
dentro del movimiento, serán poseídos de un latente idealismo y de una
capacidad por la dedicación. De esa manera, la dedicación se perpetúa, marca
la pauta del movimiento en su totalidad. Siendo así, el movimiento puede hacer
grandes demandas a sus seguidores pues sabe que la respuesta llegará. Si la
mayoría de los miembros de una organización tienen el corazón dividido y son
prolongadamente inactivos, entonces no será sorprendente que los otros que
se integren pronto formen parte de la regla general. Si la organización hace
relativamente pocas demandas a sus miembros, y si ellos evidentemente no
sienten la obligación de darle una gran importancia a la causa, entonces quienes
se integren podrán ser perdonados si llegan a suponer que todo esto es una
regla y que es eso lo que implica la militancia.

Por otro lado, si la mayoría de miembros, desde los líderes hasta los de
menor rango, son caracterizados por su devoción de único propósito a la causa;
si es claro que la mayoría ofrece tal devoción a su disposición hasta llegar al
dolor, sacrificando su tiempo, dinero, pensamiento y si es necesario la vida
misma, entonces, aquellos que consideren integrarse, asumirán que eso es lo
que se espera de ellos. Y si ellos, a pesar de todo, toman la decisión de integrarse,
estarán ya condicionados al sacrificio hasta llegar al dolor.

Es absurdo suponer que los desganados cristianos pueden llevar a cabo un


diálogo fructífero con los comunistas de total devoción. Quizá, esta razón está
detrás del temor que algunos cristianos sienten por cualquier diálogo. Ellos dan
por hecho que en tal diálogo, los comunistas sobresaldrán, que los marxistas
serán los ganadores y ellos, los cristianos, los perdedores. Yo explicaría, si
esto llegara a suceder, que ello tendrá menos que ver con la decepción comunista
que con la dedicación comunista —aunque el cristiano en tales circunstancias
debe también estar preparado para la decepción—. Los cristianos de buena
educación, totalmente comprometidos y dedicados tienen poco que temer. Pero
la dedicación debe ser satisfecha con la dedicación. Idealmente, deberá ser
respaldado por un genuino entendimiento de sus propias creencias y las de
otros. Esto debe ser el punto de inicio para cualquier diálogo con los comunistas.

Entre los ex-comunistas que he conocido, he visto algunos que lo han dado
todo al comunismo, llegan con el tiempo a desilusionarse, o ven los defectos de
su ideología, y luego habiéndolo dejado, encuentran otra causa a la cual ellos
mismos podrán dedicarse. Algunas veces, he contribuido a este proceso. Hay

10 - Dedicación y Liderazgo -
otros, sin embargo, que pierden su comunismo, mas no encuentran algo que lo
reemplace. Frecuentemente, aquellos son figuras patéticas. Me recuerdan a un
limón bien exprimido, todo se ha agotado excepto los rasgos de su vieja acidez.
No se han quedado con nada que no sea desilusión, lo que puede fácilmente
convertirse en cinismo. Incluso, aun cuando viven una vida como muchos
otros la viven —sin alguna creencia sólida de ningún tipo— recordarán con
nostalgia, cada cierto tiempo, los días en los que ellos tenían algo por qué y
para qué vivir.

Estuve hablando con un hombre en cierta ocasión. Nuestra conversación


llevó muy vívidamente a mi mente el grado de dedicación que había sido común
en el partido en los días cuando éramos comunistas. A menudo, los ex –
comunistas, cuando se reúnen, pueden hablar de “los viejos días en los que
estaban en el partido”, a modo de viejos soldados discutiendo nostálgicamente
las campañas que compartieron en el pasado. Nosotros estábamos haciendo lo
mismo. Habíamos hablado de los viejos camaradas que ahora se ven como
nuestros enemigos, de aquellas campañas en las que habíamos estado
compenetrados.

Entonces, de manera muy melancólica, me dijo “¿Recuerdas cómo era


realmente la vida en el partido? Te levantabas en la mañana y mientras te
afeitabas ya estabas pensando en los trabajos que realizarías ese día para el
partido. Bajabas a desayunar y leías el Daily Worker para ponerte al día con el
partido —para conseguir los elementos para la pelea en la que ya estabas
inmerso—. Leías cada artículo en el periódico pensando como podías usarlo a
favor de la causa. Nunca estuve interesado en el deporte pero leía esa sección
para poder discutirlo con otros y poderles decir: “¿Has leído aquello en el Daily
Worker?” Lo haría dándoles el periódico con la esperanza que puedan voltear
las páginas deportivas y leer las páginas políticas también. En el bus o en el
tren, camino al trabajo leía el Daily Worker tan ostentosamente como podía,
levantándolo un poco hacia arriba a fin de que otros también pudieran leer los
titulares y de repente, ser influenciados por éstos. Llevaba dos ejemplares del
periódico conmigo, el segundo lo dejaba en el asiento esperando de alguien lo
recogiera y lo leyera. Cuando llegaba al trabajo, hacía circular al Daily Worker.
Un trabajador tras otro lo llevaba afuera, lo leía por unos minutos y me lo
regresaba nuevamente. A la hora del almuerzo, en el comedor o el restaurante,
trataba de entablar conversaciones con quienes se encontraban comiendo. Hice
habitual sentarme con diferentes grupos a fin de expandir mi influencia lo más
ampliamente posible. No les imponía el comunismo de manera repentina sino
que guiaba nuestras conversaciones de una manera tal que podían desviarse a
la política, o de ser posible, a las campañas que el partido dirigía en ese entonces.

- Dedicación y Liderazgo - 11
Antes de salir de mi centro de trabajo por las noches, había una breve reunión
del grupo de la fábrica. Allí, discutíamos por unos minutos sobre los éxitos y
fracasos del día y también de lo que esperábamos hacer al día siguiente.
Llegaba a casa a la carrera, comía una rápida merienda y luego salía, quizá a
asistir a clases, para enseñar como maestro, para integrar alguna campaña
comunista, de repente para hacer una campaña proselitista o para pararme al
lado de la avenida para vender periódicos comunistas —siempre haciendo
algo por el comunismo—. Luego iba a casa en las noches y soñaba con los
trabajos que iba a realizar por el comunismo al siguiente día.”

Luego, agregó con cierta tristeza: “Tú sabes, la vida tenía algún significado
y propósito en esos días. La vida era buena en el partido comunista”.

Él tenía razón. Por supuesto que lo fue. Es bastante equivocado suponer que
sólo la gente santa es triste. Los pecadores pueden también alejarse de la
diversión. Y quienes son dedicados se apartan mucho más de la vida que aquellos
que no lo son. El día que él describía había sido un día en mi vida y en el de la
mayoría de las antiguas camaradas. Era un día en la vida de un hombre dedicado,
un día normal en la vida de un sólido miembro de un partido comunista. No es
sorprendente que, con cierto grado de nostalgia, mirara retrospectivamente
aquella vida desde el páramo de su presente existencia sin propósitos.

Quizá, debería añadir, a propósito, que éste no era un hombre sin educación
ni falto de ideas. Había vivido simplemente basándose en sus emociones y
acción. En efecto, era un graduado de la Universidad de Oxford, dotado de una
gran inteligencia y fruto sensato de una familia política reconocida. Toqué este
punto con el fin de reiterar y enfatizar lo más enérgicamente posible, que es
equivocado suponer que el comunismo apela solamente a ciertos tipos, clases
o razas en particular. Dentro del partido comunista, se encontrará gente de
todo tipo y clase, y dentro del movimiento comunista mundial se encontrará
gente de toda clase. Discuten sus casos con ellos mismos, indagan sobre qué
fue lo primero que los llevó al comunismo y descubrirán en reiteradas ocasiones
que no se trataba de teorías ni políticas ni compañas comunistas —importantes
como deben serlo en la formación de comunistas— sino el impacto producido
por ciertos comunistas dedicados quienes los predispusieron y los condicionaron
a integrarse a un movimiento y aceptar una doctrina que, de otra manera,
habría sido inaceptable para ellos.

Déjenme ilustrar mi punto de vista basada en mi experiencia vivida en las


cárceles asiáticas. Durante el transcurso de un año, estuve en prisión con seis
líderes comunistas de tres diferentes razas. Uno provenía de un origen

12 - Dedicación y Liderazgo -
aristocrático feudal y había sido una vez conferencista universitario. El segundo
era un profesor. El tercero había estado a cargo de una plantación con un par
de cientos de trabajadores a su mando. El cuarto, de origen pobre, había
trabajado en los servicios gubernamentales. Los dos últimos eran jóvenes
científicos, ambos pertenecientes a familia de negocios. Seis líderes comunistas
asiáticos de tres razas diferentes y de casi tantas diversas clases sociales como
las que existen en su país. Como personas, ellos eran de tipos ampliamente
distintos. De ningún modo, alguien podía ponerlos en la misma categoría, excepto
claro, que todos se habían vuelto comunistas. Cada uno había respondido al
llamado comunista y, en cada uno de los casos, se trataba de una integración al
comunismo como personas y no fue un estudio previo de la teoría comunista lo
que los había motivado. Cada uno también se había preparado para arriesgar
su libertad y su carrera por la causa. El riesgo se volvió una realidad. Los
conocí a todos ellos en prisión.

No hay misterio en el hecho irrefutable de que los comunistas ejercen una


influencia que no concuerda con la proporción de su número, siempre que uno
llega a comprender que prácticamente cada miembro del partido es un hombre
dedicado y en cuya vida el comunismo se vuelve una fuerza dominante, desde
que se levanta hasta que se acuesta en las noches, los 365 días del año. A los
comunistas los ayudan inmensamente las malas condiciones sociales y
económicas, así como la injusticia social y racial, y todas las imperfecciones de
nuestra sociedad moderna. Las situaciones políticas, a menudo, también juegan
directamente a su favor. Debo decir que, de igual forma también, si vamos a
ser honestos, lo hacen los oponentes de los comunistas.

Lo que distingue el movimiento del comunista de los muchos otros


movimientos, y lo que hace posible que tan pequeña minoría logre tan gran
impacto en nuestros tiempos, es la dedicación de cada miembro promedio y la
fuerza, inmensa y dinámica que ésta representa cuando todas estas personas
contribuyen colectivamente a la causa. Sin ello, los comunistas no estarían
preparados para aceptar la organización, la disciplina, la perenne “educación
marxista” y las incesantes exhortaciones a más y más acción. Todo esto
contribuye al impacto comunista, pero el punto de inicio es la dedicación.

Los comunistas mismos se dan cuenta totalmente de esto. Todo maestro


comunista que dicta un curso sobre liderazgo deberá insistir, desde el principio,
que la verdadera base y punto de inicio debe ser la dedicación.

Esto es algo a considerar para todos los otros preocupados por producir
líderes. Por supuesto, es absolutamente posible producir líderes de cierto tipo,

- Dedicación y Liderazgo - 13
enseñándoles ciertas técnicas. Éstos no son los tipos de líderes que le interesan
a los comunistas, ni son los que la causa cristiana requiere hoy en día. Uno
puede aprender ciertas técnicas y así llegar a ser un líder que lidera por sí
mismo —si acaso se entiende por liderazgo como el simple hecho de llegar a la
cima— ya sea una organización, un negocio, una profesión, o un sistema
político. Pero el primer requisito, si uno va a crear un líder para una causa, es
que éste sea dedicado.

14 - Dedicación y Liderazgo -
Capítulo II:

Tomar el riesgo

L os comunistas hacen peticiones mucho más grandes a su gente que lo


que la organización cristiana promedio osaría hacer. Como ya he señalado,
los comunistas creen que si hacen grandes demandas a la gente lograrán una
gran respuesta. Ésta se vuelve entonces una política deliberada de su parte.
Ellos nunca hacen una demanda pequeña si pueden hacer una grande. Contrario
a lo que a menudo creen quienes nunca han sido comunistas, ellos normalmente
no logran dicha respuesta, por lo menos en países no comunistas, apuntando
con una pistola en la cabeza de los partidarios, hablando de manera realista o
metafórica. Esto no lograría su propósito. La dedicación y la voluntad por el
sacrificio deben desarrollarse dentro de una persona y luego hacerlos crecer
pero no forzarlos. Los comunistas han tenido que encontrar modos y medios
para hacerlo. En el proceso, se han dado cuenta que pedir bastante es una
buena psicología. Es mala psicología y mala política, en cambio, pedir poco.

Ésa uno de las diversas paradojas que debe enfrentar todo aquel que empiece
a profundizar este aspecto del comunismo. El comunismo, se nos ha dicho, es
el gran enemigo del individuo y que con el comunismo puesto en práctica, la
personalidad sería suprimida. Psicológicamente, es realmente cierto. Pero en
la práctica, mientras el movimiento comunista permanece aún solamente en
camino al comunismo y, por ende, debe trabajar mediante las minorías y utilizar
al máximo a cada miembro, dicho movimiento muestra una excepcional
preocupación por sacar las potencialidades de cada individuo que se caracteriza
por su disciplina. El despliegue y el crecimiento de la personalidad del enrolado
al comunismo son frecuentemente espectaculares, y esto se aplica a los tipos
más diversos.

Recuerdo una conversación con un juez en el sureste de Asia ante quien


han comparecido cientos de combatientes de guerrillas rendidos, capturados y
detenidos. Éste me dijo, que sin apuntar a alguien, podría invariablemente
distinguir entre aquellos que fueron capacitados para ser miembros de un partido
comunista y aquellos que fueron meramente simpatizantes. De los muchos
intelectuales que durante los años treinta llegaron al comunismo en el oeste, se
debe decir que su asociación al movimiento comunista condujo al florecimiento
de sus talentos.

- Dedicación y Liderazgo - 15
La mejor etapa de muchos de los artistas, escritores, y poetas que llegaron
al comunismo —aún cuando posteriormente lo dejaron— fue aquella cuando
eran comunistas. Esto, en parte, se debe no sólo al hecho de que su trabajo se
volvió más importante para ellos mismos pues tenían en ese entonces una
causa por la cual vivir y por la cual aprovechar sus talentos, sino que también
se debe al hecho de que el comunismo demandaba todo de ellos. Pedían el
hombre entero y lo tenían.

La paradoja, repito, radica en que los comunistas muestran más fe en su


gente que los cristianos, quienes siendo, supuestamente, los grandes defensores
de la persona humana, a menudo no están preparados para mostrarla. Los
comunistas piden todo y obtienen la gran respuesta que esperan. Al mismo
tiempo, son lo suficientemente obstinados para saber que no es suficiente tener
una organización de entusiastas. El sacrificio, la dedicación, y el entusiasmo no
son suficientes para ellos mismos. Son importantes pero son sólo el punto de
inicio. Todo esto ayuda a lograr que un hombre permanezca como miembro
activo y asegura que cuando este hombre se haga un líder, continuará liderando
para la causa y no para él mismo. Para lograr esto, se debe crear una voluntad
inicial al sacrificio pero se debe alcanzarla con preparación, capacitación e
instrucción.

Así, los comunistas empiezan a intentar usar el material humano que está a
su disposición de la manera más efectiva posible: “Cada comunista es un líder,
cada fábrica una fortaleza” es uno de sus lemas. Pero es más que un lema, es
un objetivo que ellos se proponen de modo decidido a cumplir. El significado
detrás de este lema es: cada miembro del partido debe estar tan capacitado,
sin importar el lugar donde se encuentre, que siempre estará calificado para
salir adelante y liderar. Cuando uno cuenta con suficientes miembros juntos en
una fábrica o dentro de alguna organización en particular, uno puede convertir
eso en una “fortaleza” para el comunismo. En otras palabras, su posición puede
hacerse altamente inexpugnable. Que esto no es sólo un lema, es bien sabido
para muchos en la gerencia de una fábrica. Puedo mencionar a muchas fábricas
en Gran Bretaña donde los comunistas, en base a su genuino liderazgo dentro
de los talleres, han ganado el control del comité de enlace sindical y, no mucho
tiempo después, han llegado a casi dirigir la compañía. Generalmente, cuando
su dominio se destruye, no habrá sido por el resultado del liderazgo alternativo
y superior ofrecido a los trabajadores en la fábrica, sino por la gerencia que
habrá sido capaz de aprovechar alguna situación en particular para librarse de
los comunistas al despedirlos. Desde el punto de vista de la gerencia, no les
quedará otra alternativa a los comunistas. Hubo muchas huelgas que
involucraban a miles de trabajadores no comunistas en contra de la
“victimización” de los enlaces sindicales comunistas.

16 - Dedicación y Liderazgo -
Es lo suficientemente fácil para los hombres de prensa “explicar” dicha
situación, en tales circunstancias, en términos de intimidación de las bases por
los líderes del comunismo, o de la alegada aptitud temerosa del obrero ordinario.
Aquellos en la industria generalmente saben mucho más que eso. Ellos saben
que si un hombre se va a convertir en un líder de fábrica y mantenerlo en esa
posición, lo hará en base a sus cualidades probadas de liderazgo, a una habilidad
para mostrar resultados y a la voluntad de arriesgarse a ser víctima. Lo que
equivale a decir, en simple español, estar tan preparado como dedicado para
perder su fuente de ingresos, figurar en la lista negra de cada empleador en las
industrias y ver como su propio estándar de vida y el de sus seres queridos se
desploma a consecuencia de esto.

Esto entonces, es el enfoque comunista en cuestión de liderazgo. Uno debe


creer en el material humano que se tiene a disposición. Uno no debe temer
hacer grandes demandas sobre ellos y debe invocar a los sacrificios de manera
inteligente y hábil, haciendo consecutiva una próxima invocación. Para animar
y entusiasmar, se debe agregar el entendimiento.

En otras palabras, los comunistas reconocen que si uno va a estar dotado


para liderar en este mundo moderno, debe aprender lo más posible sobre
aquellas cosas en las que uno cree. También, se debe usar lo que se aprende.
Pero ninguna de estas cosas “sucede” así nomás. El adulto común promedio
(mientras exista esta persona) no será fácilmente entusiasmado, no se sumergirá
automáticamente sin motivo a una causa, sacrificando sus intereses para un
interés mayor. Tampoco, regresará a la escuela voluntariamente. Para lograr
todo esto de él, debe ser inspirado. Y es responsabilidad de ellos que tal
inspiración, y los comunistas los reconocen, debe venir de fuera y luego crearla.

Por esta razón, lo que debo llamar elemento “inspirativo” en la visión


comunista es siempre muy fuerte. Esto ha sido así desde el principio. Frederick
Engels, amigo y colaborador de Karl Marx, concluyó su libro titulado Ludwig
Feuerbach con las palabras, “Los filósofos solamente hemos tratado de explicar
el mundo, el trabajo consiste, sin embargo, en cambiarlo”. Este lema de “cambiar
el mundo” ha probado ser uno de los más dinámicos de los pasados 120 años.
Muchos años después que Frederick Engels muriera y fuera enterrado, los partidos
comunistas en todo el mundo hicieron dicho lema suyo. Algunos de los hombres
más sensibles de su generación se afiliaban al partido comunista en los días de
La Gran Depresión de los años treinta, creyendo que al hacerlo estaban
contribuyendo a “cambiar el mundo” —un mundo que en ese momento parecía
no ofrecer nada sino desempleo, pobreza, fascismo y guerra—.

- Dedicación y Liderazgo - 17
Cada miembro del partido comunista era llevado a creer que juntos, ellos y
otros como ellos, podían cambiar el mundo durante el transcurso de su vida.
Ellos se encuentran convencidos que esto no sólo es un sueño ya que cuentan
con la técnica y con la ciencia marxista de realización del cambio que les facilita
los medios necesarios para que este sueño se realice.

Cuando uno ha logrado hacer que los hombres crean que el cambio es
necesario y posible y que ellos son los únicos que pueden lograrlo, cuando se
les ha convencido de que ellos y la pequeña minoría de la cual forman parte
pueden transformar el mundo durante el transcurso de sus vidas, uno habrá
logrado algo muy importante en verdad. Habrá implantado en sus vidas una
fuerza de dinamismo tan poderosa que se les puede conducir a hacer cosas
que, de otro modo, nunca habría sido posible lograr. Lo aburrido y rutinario se
vuelve substancial. La vida se transforma en una vida con más propósitos y
vivirla vale mucho más la pena.

Marx concluyó su manifiesto comunista con las siguientes palabras: “Ustedes


tienen un mundo para ganar”. He aquí un tremendo objetivo. En términos
materialistas, uno casi no podría tener un objetivo mayor. La creencia de que el
mundo tiene que ser ganado y que los comunistas pueden ganarlo es impuesta
firmemente en la mente de cada militante comunista. Dicha creencia está
presente en él todo el tiempo. Tiene una meta clara. Sabe para qué está
trabajando y es algo que cree estar en la capacidad de cumplir. Adicionalmente,
se le recuerda un ciento de veces cada día que no solamente hay cabida para
el cambio sino también hay una urgente necesidad de ella.

Antes que el militante terminara de leer su diario matutino, ya sea de tipo


capitalista o comunista, ya se le había provisto de una docena de recordatorios
mediante reportes de guerras, rumores de guerras y en artículos; analizaba
luego cual ofrecía la evidencia de cuan lejos estaba la caída del hombre
empequeñecido y su sociedad.

Para los cristianos, hay en esto un elemento de gran tragedia, que la gente
con tales potencialidades deben dar tanta energía, entusiasmo y dedicación a
dicha causa, mientras que otros que creen tener la mejor causa existente en la
tierra, generalmente hacen poco por ella. Asimismo, sus líderes tienen a menudo
temor de preguntar más de lo mínimo. El cristiano puede decir que los comunistas
tienen el peor credo de la tierra, pero tendrán que apreciar el hecho de que los
comunistas gritan este credo desde lo alto de sus casas, mientras normalmente
aquellos que creen tener el mejor discurso muestran una voz apagada y hablan
lo más mínimo.

18 - Dedicación y Liderazgo -
En un periodo relativamente corto de la historia de la humanidad, los
comunistas han logrado un enorme impacto en su recorrido. Nuestro
pensamiento social, nuestras condiciones de trabajo, nuestros programas
políticos y militares son distintos a los podrían haber sido debido a que esta
minoría existe. Una tercera parte de la humanidad vive ya bajo su mando. El
resto vive de una manera distinta porque los comunistas están allí. Hasta este
limitado punto, ellos ya han logrado cambiar el mundo. Pero, ellos están todavía
lejos de lograr su cometido, y esto es un pensamiento dinámico que los conduce
a continuar.

Si alguien va a cambiar el mundo para mejor, esto podría discutirse, ése


tiene que ser el cristiano y no el comunista. En mi opinión particular, diré que si
empezáramos a aplicar nuestro cristianismo en la sociedad en la que vivimos,
entonces seríamos nosotros, en realidad, quien cambiaríamos el mundo. Los
cristianos también tienen un mundo que cambiar y un mundo que ganar. Si los
primeros cristianos buscaran un lema, éstos también serían suyos. Dichos lemas
deberían ser nuestros también. No existe ninguna razón por la que dichos
lemas deban ser monopolio de los comunistas.

Desde cuando me integré al partido comunista, hasta prácticamente veinte


años después de dejarlo, estuve conciente del hecho de que nuestros miembros
firmemente creían que, aunque ellos podían ser pocos, tenían un mundo para
ganar y lo iban a hacer. Llegué a la iglesia católica preparado para la mayor
parte de lo que encontré —y sería pura hipocresía admitir que esperaba que
todo fuera bueno y que lo encontré—. Pero una cosa con la que no había
contado es que mucha de la gente que conocí allí, me dijeran que la comunidad
católica en Gran Bretaña sufría de algo que ellos describían como complejo de
minoría. Yo no me lo había esperado, pues v enía de una organización
conformada, en ese entonces, por algo de 45,000 miembros, una organización
cien veces más poderosa numéricamente y que representaba el diez por ciento
de la población de Gran Bretaña.

Incluso en los días en los que los comunistas podían solamente disponer de
algo de quince mil miembros, nosotros creíamos que cuando llegaran las
adecuadas circunstancias, como debían llegar, formaríamos al comunista
británico y lo haríamos con el apoyo de la masa del pueblo. De cualquier otra
cosa podíamos haber sufrido, pero no de complejo de minoría.

Pasando, directamente, como lo hice, de un mundo a otro, me asombré que


hubiera tal número de gente a su disposición, y con la verdad de su lado,
deambulando abrumados por la idea de ser una minoría pequeña, y que realizan

- Dedicación y Liderazgo - 19
algún tipo de lucha imposible contra una gran mayoría. El concepto mismo era
erróneo. Psicológicamente, era calamitoso. Y no había nada en los hechos,
desde lo que pude ver, que afianzara tal visión.

No llegué al catolicismo esperando un gran calibre de material humano.


Nosotros los comunistas habíamos pensado que la comunidad católica era la
parte más ignorante, supersticiosa, apostólica y obscurantista de la población
británica. En la realidad, descubrí que el material humano era similar, ciertas
veces idéntico al que había conocido dentro del movimiento comunista, lo que
equivale decir, que era una gran mezcla de la población británica. Viendo esto
así, y recordando el uso que hicimos de nuestra gente, me era casi increíble
pensar que un grupo de casi cinco millones de miembros distribuidos en toda
una comunidad entera, presente a cada paso y en cada estrato de la sociedad,
pensara en términos de un complejo de minoría.

Ciertamente, los comunistas no piensan en dichos términos, ni siquiera


necesitan hacerlo, mientras continúen cumpliendo su objetivo de que cada
miembro en esencia debe ser un líder. Cuando en lo más grave de “La Gran
Depresión”, cuando Hitler claramente se proponía hacer una guerra e imponer
un “Nuevo Orden” en el mundo, cuando las nubes de guerra estaban cubriendo
todo el orbe, no estábamos deprimidos por la idea de que nuestra asociación
fuera algo de quince mil personas. En efecto, estábamos entusiasmados al
saber que los más perversos de aquel entonces operaban a nuestro favor, que
la situación que nos sería ventajosa de seguro maduraría, y que estaban a
nuestra disposición quince mil líderes capacitados, operando en casi cada
momento de la vida británica. Sabíamos que estábamos efectivamente
difundiendo ampliamente nuestras ideas. Es cierto, la dirección de los eventos
parecían no ayudar en nuestros sectores del frente mundial tan favorablemente
como lo habíamos esperado. Sin embargo, en ese entonces, teníamos gran
evidencia que demostraba que las ondas se expandían muy ampliamente en
nuestra vida nacional cada vez que lanzábamos una moneda al agua.

Ahora, me encuentro bastante lejos de mis días de comunista y conozco lo


suficiente acerca de los problemas de la comunidad católica para poder reconocer
que medir y comparar a los potenciales comunistas con los católicos no es sólo
un asunto aritmético. Pero, aún no creo y no veo a nadie que pueda creer, que
tanto la comunidad católica como los cristianos hayan logrado el máximo impacto
en nuestros pensamientos y en nuestras épocas que son capaces de lograr.

Si, como usualmente se dice, la batalla de nuestro tiempo es al final de


cuentas una batalla por corazones, mentes y almas, entonces será de inmensa

20 - Dedicación y Liderazgo -
y quizá de decisiva importancia. Con toda humildad, debo admitir que en este
nivel los comunistas han logrado, desde que se formó el primer partido
comunista, mucho más que los cristianos. No es de ningún beneficio que el
cristiano pretenda creer que los éxitos de los comunistas pueden ser explicados
en términos de artimañas. Gran parte del éxito comunista ha surgido de las
formas de actividad y del acercamiento a la gente, lo que fácilmente podría ser
usado por los cristianos con mucho más justificación.

Para entender el éxito del comunista, se debe entender los mecanismos


puros mediante los cuales la gente común y con potencialidades promedio, no
sólo es llevada a un ánimo de ansiedad por servir a su causa al hacerse en
líder, o a convertirse en líder sino que también mediante los cuales se les pueda
permitir dirigir efectivamente. Si bien describo el método que los comunistas
usan; los cristianos y otros pueden ocuparse de relacionarlo a su propio trabajo.

La mayoría de personas que se unen a un partido comunista conocen muy


poco sobre el comunismo. Esto es un hecho, tanto en el caso de los intelectuales
como de los trabajadores. El militante potencial observa al partido en acción.
En forma frecuentemente, algún miembro del partido que él conoce, o alguien
con quien trabaja, llama su atención por algún tipo de actividad en la que está
participando. Puede que los comunistas estén pidiendo firmas para un pedido
de paz o que se esté dirigiendo una campaña comunista para mejorar las
condiciones de trabajo o para obtener mayores salarios. Puede que él vea la
manera como el partido hace campaña para impedir que una viuda sea
desalojada de su precaria morada de barrio. Lo importante es que él vea al
partido en acción y admire lo que éste está haciendo. A partir de allí, él continuará
tomando más atención de las otras campañas y paulatinamente sentirá que
ellas corresponden a necesidades reales. Dichas campañas son importantes,
allí donde lo que hacen otras entidades parece ser irrelevante a las necesidades
titánicas y padecimientos de nuestros tiempos.

En otras palabras, es el partido en acción, un ente en campaña y muy


activo. Además, es la gente que conforma dicho partido la que normalmente
ofrece el incentivo para la primera aproximación de los militantes al comunismo.
Para explicarlo más detalladamente: los militantes son normalmente atraídos
al comunismo por la gente comunista dedicada y por el partido en acción, y
dicha acción es motivadora porque se muestra preocupada por problemas reales.
El partido opera a un nivel que es significativo para el militante potencial. El
partido va hacia él, por así decirlo, él no tiene que buscar al partido.

- Dedicación y Liderazgo - 21
El Papa Pablo VI, cuando aún era el Arzobispo Montini de Milán contó una
vez que en el pasado era necesario para la iglesia, sólo tocar la campana para
que la gente acudiera a ella. Ahora, sin embargo, es necesario que la Iglesia
lleve la campana a la gente. Esto es algo que los comunistas han sabido desde
hace mucho tiempo. La ironía en esto radica en que son ellos -no los cristianos-
, quienes parecen ir, como dice la canción: “con el martillo de la justicia, la
campana de la libertad y un canción de amor entre mis hermanos y mis hermanas
en toda esta tierra”.

Es probable que sea la dedicación del primer comunista a quien se unió lo


que produjo el impacto más fuerte en la mente del militante. La primera impresión
que logra el partido surge de la actividad, y de la aparente importancia de dicha
actividad en nuestros tiempos. Siendo así, el hombre que decide ser comunista
lo hace con la perspectiva de que él, también tendrá que ser dedicado y activo.
Esto, y lo sabe desde el principio, es lo que implica ser comunista. Por
consiguiente, acude al partido preparado a tener que entregarse a sí mismo
hasta límites excepcionales.

Si ésta es la forma como llega al comunismo, entonces sabrá que integrar el


partido es un punto decisivo en su vida. Esto es bastante distinto a lo que
implica integrarse a otra organización con la que está familiarizado. Su
concienciación sobre ello, particularmente si tiene un origen cristiano, se hará
más fuerte por el hecho casi inevitable de haber comparado entre los comunistas
y el partido comunista por un lado, y los cristianos y la iglesia por otro. La
comparación que ha hecho no será favorable para el cristianismo pues lo vuelve
más predispuesto a dirigirse al comunismo y sumergirse en éste en cuerpo,
mente y alma.

Si ha crecido en círculos cristianos sabrá que el cristianismo, al igual que el


comunismo, pide al hombre por entero y que los cristianos tuvieron la intención
de cambiar el mundo, y se espera que lo hagan. Sabrá, además, que ellos
también deberán ser activos, que la comunidad de una iglesia no es igual a la
afiliación a un club. Sabrá, en teoría al menos, que el cristiano deberá relacionar
su cristianismo a su vida entera y a su mundo en todo momento y en todos
lados. Sin embargo en la práctica, a pesar que el cristianismo le ha enseñado
que la total dedicación es algo admirable y algo al que uno debe aspirar en la
vida, probablemente será el comunista la primera persona totalmente dedicada
que ha conocido. Expresado crudamente, el comunista puede ser la primera
persona dedicada que ha conocido que no está avocada a su propia salvación
sino dedicada a la transformación de la sociedad y al cambio del mundo.

22 - Dedicación y Liderazgo -
Mi propósito no es discutir si esta impresión sobre el comunista es justificada
en términos de felicidad o infelicidad humana, como frutos de los cambios que
el comunismo ha logrado. Estoy enfocándome en el impacto que cada comunista
y el partido producen en el hombre considerando a convertirse en comunista
pues, ésta es una clave para entender por qué es posible para los comunistas
pedir tanto de sus miembros y conseguirlo. El hecho es que incluso cuando el
militante toma la decisión de ingresar al partido, se prepara psicológicamente,
se predispone a sí mismo para las grandes demandas y la gran respuesta. Si
no estuviese preparado para esto, no ingresaría al partido.

Este proceso es tan similar en muchísimos casos que, cada cierto tiempo,
los ex-comunistas han usado casi palabras idénticas para poder describirme el
proceso mediante el cual ellos llegaron al partido. La descripción era así: “Por
años, estuve parado a un lado observando la lucha, admirando a los miembros
del partido por todo lo que ellos estaban haciendo, pero sin estar directamente
involucrado. Luego estallaban ciertas crisis referentes a asuntos nacionales e
internacionales y empecé a pensar que, al sentirme así, no tenía derecho a ser
sólo un espectador cuando otros estaban dando tanto de sí. Me sentí obligado a
integrarme y a unirme a ellos en la pelea. Me habría traicionado a mí mismo
sino lo hubiese hecho.”

Esta imagen que ha creado el partido, de gente totalmente dedicada


otorgando en conjunto todo lo que tienen a su causa, es tal que una cierta
mística se ha formado de manera bastante natural en el acto de “formar el
partido”. Uno puede recordar la casi reverencia que los simpatizantes, entre
ellos los intelectuales en los días del Frente Popular, tenían por aquellos que
tenían carnés de miembros del partido. Asimismo, puedo recordar a muchos
quienes por años habían leído las alternativas del Left Book Club (Club del Libro
de Izquierda) y que se habían reunido para discutirlas cómo, de un momento
u otro, vinieron a mí y dijeron: “Tengo que entrar al partido. No he tenido
excusas para no haberlo integrado mucho antes a no ser mi propio deseo de
una vida tranquila, mi flojera y mi egoísmo. He descubierto que es aquí donde
realmente pertenezco. Pero ahora, en esta situación, no podría vivir en paz
conmigo mismo si no lo integro. Ahora, estoy listo para hacer los sacrificios que
me sean demandados”.

Ésta no es la idea que, generalmente, el no cristiano o aquel relacionado


con ellos, aunque que no sea uno de ellos, tiene del significado de ser cristiano.
Al menos hasta que hayan cristianos dedicados y significativamente activos en
un número suficiente para crear una imagen similar del cristianismo, los
comunistas estarán predestinados a conseguir grandes respuestas más
fácilmente que los cristianos.

- Dedicación y Liderazgo - 23
Para ser más específico, un hombre puede decidir llegar a ser un católico
sin que suceda alguna vez que el patrón de vida que lleva será transformado,
que cada mañana al despertar será diferente debido al conjunto de creencias
que ha aceptado. Es posible que el aspirante ya convertido vaya a visitar al
sacerdote por un largo periodo de instrucción sin alguna vez haber sentido que
está a punto de formar parte de un grupo de personas excepcionales por su
dedicación. Es más, hacerle sentir eso sólo lo llevaría a la desilusión pues
estaría en contra de la verdad.

Es igualmente posible para él, recibir una completa instrucción requerida


antes del bautismo sin oír una sola palabra acerca de la enseñanza social de la
iglesia o sobre su responsabilidad personal a ayudar a transformar la sociedad,
al adoptar valores cristianos —para él, seguramente, una nueva escala de
valores— ya sea en su lugar de trabajo, en su sindicato, en su organización
profesional, en su política o en sus relaciones interpersonales con los otros.
Ciertamente, terminará su instrucción sabiendo que debe asistir a misa los
domingos, abstenerse de comer carne los viernes y rezar sus oraciones. Pero,
su instrucción concluirá, como en la mayoría de los casos, sin que alguna vez
se le ocurra pensar que él es ahora una de las personas originalmente
encomendadas a la labor de transformar al mundo puesto que, nunca se le ha
cultivado este pensamiento y nunca lo ha visto en la práctica.

En circunstancias como ésta, el número de miembros no dedicados y no


activos continuará creciendo. Su minúscula cristiandad, su falta de dedicación y
la ausencia de actividad se convierte en una norma. Es un círculo vicioso.

La norma en un partido comunista es bastante diferente. Su consecuencia


es que los militantes, desde el inicio, llegan al partido con la expectativa de que
se les va a pedir mucho de ellos. Esto es tremendamente importante. Significa
que el militante empieza con el pie derecho. El partido tiene solamente que
apuntalar y mantener un concepto que está ya en la mente del nuevo integrante.
El nuevo integrante tenderá a encontrar que este concepto del partido es
razonable. En Indonesia, por ejemplo, verá a altos líderes del partido, el partido
más grande del mundo no comunista, llevando unas vidas simples, libres de
ostentación y lujos.

En los Estados Unidos, encontrará líderes que, contra un escenario de odio


y desprecio público, pasan gran parte de su tiempo entrando y saliendo de
prisión —sin la esperanza de un pronto cambio de esta situación, sin un prospecto
inmediato de cualquier compensación a manera de poder o de privilegio—.

24 - Dedicación y Liderazgo -
Ex comunistas me han afirmado: “Aun cuando veo ahora la maldad en el
comunismo, aún creo que el haber integrado el partido comunista fue la mejor
y mayor decisión que he tomado en mi vida. Fue lo menos egoísta que alguna
vez haya realizado”.

Entiendo lo que ellos quieren decir con esto. Ninguno que integre el partido
comunista podrá suponer que la vida iba ser igual a la de antes. Los militantes
han visto a los comunistas en acción, han llegado a conocerlos como personas,
y han sido atraídos hacia éstos porque han sido comunistas todo el tiempo —
siendo personas al cien por ciento en un mundo al cincuenta por ciento—. Esta
imagen de los comunistas y del partido comunista puede frenar al militante
potencial durante algún tiempo. No obstante, cuando tome la decisión de
ingresar, sabrá que es un punto decisivo. Él cree que será mejor hombre al
integrarse, y menos hombre si permanece fuera.

La ausencia de cualquier imagen cristiana que se compare —fuera de las


órdenes religiosas—claramente, crea un obstáculo para aquellos que quieren
ver cristianos igualmente dedicados. La respuesta se halla en los cristianos.

- Dedicación y Liderazgo - 25
Capítulo III:

La ejecución

D e esta manera, el militante comunista llega al partido esperando tener


que sacrificarse y esperando tener que entrar en acción. Está condicionado
desde el mismo inicio a esto. El proceso que sigue su militancia, por consiguiente,
tiene la naturaleza de una operación de seguimiento o apuntalamiento. Vale la
pena estudiar cada detalle del proceso paso a paso, no sólo para que podamos
entender cómo trabajan los comunistas sino, especialmente, con el fin de ver lo
que tenemos que aprender de ellos. Donde una organización comunista y las
técnicas de preparación se encuentren en su mejor situación, los resultados
serán impresionantes. Cualquier comunista que esté involucrado en la
preparación de otros sabe, a partir de su experiencia, que ninguno de los pasos
de la operación podrá ser salteado y que éstos siguen un cierto orden –o si se
prefiere decir, una cierta secuencia lógica.

La instrucción del nuevo miembro del partido normalmente no empieza de


inmediato luego de integrarse. Deliberadamente y con buena razón, el partido
manda a su nuevo integrante, siempre que es posible, a alguna forma de
actividad pública antes de iniciar con su instrucción. Más específicamente, la
instrucción esta diseñada a comprometer públicamente al militante al comunismo.

A menudo, esto tomará la modalidad de ser enviado a pararse a un lado de


la calle o en algunos lugares públicos para vender los periódicos, revistas o
folletos comunistas. Esto puede parecer una actividad muy simple, de un cierto
bajo nivel. Es, de hecho, de profundo significado psicológico. Para el nuevo
militante, quien aún tiene que acostumbrar su mente a la idea de ser ahora
comunista (y sabe que para grandes sectores del público, el puro nombre de
comunismo está manchado), esto es algo muy significante en verdad. Está
haciendo un testigo público para la causa que la hace propia. Asimismo, está
incidentalmente comprometiendo a la causa comunista en más de una forma.

Cuando era comunista vendía periódicos del partido al costado de la avenida.


Odiaba eso. Sólo alguien que hizo lo mismo puede entender de lo que estoy
hablando. Uno se para en algún lugar público en particular, provisto de una pila

26 - Dedicación y Liderazgo -
de periódicos. Los ojos del mundo están puestos en uno mientras los
desempaquetas, y yo estaba conciente que eso pasaba. Uno está convencido
que la gente se pregunta qué iba a salir de ese paquete. Uno coge un ejemplar
del periódico tratando de gritar su nombre y apenas puede reconocerse la voz
al hacerlo. El significado de todo esto es que, para dedicarse al partido se
requiere, dentro lo humilde que puede parecer la tarea para muchas personas,
de un cierto grado de coraje moral.

Cuando el nuevo militante emprende en el partido, su primer trabajo para


el partido, lo puede hacer sentir un tonto que casi puede estar resentido por
haber sido encomendado a tal trabajo. Pero en breve, empieza a ver el
significado de todo esto. Por un momento un público indiferente pasa, ignorando
a uno y al periódico que se trata de vender. Alternativamente, uno ve gente que
te observa con suspicacia o incluso desprecio. Entonces quizá, alguien salga de
la multitud que transita y empiece a maltratarte. Un maltrato de muy bajo nivel
que no tiene mucho de racional. El hombre puede ser un fascista fanático, un
excéntrico, o un intolerante, puede que sea una de esas personas que cree que
cada maldad de este mundo se les tiene que reclamar a los comunistas, judíos
y masones. El militante, cargando su pila de periódicos, está conscientemente
avergonzado del prospecto de convertirse en el centro de la “escena”. Pero la
multitud que empieza a amontonarse se vuelve heterogénea. Ahora se encuentra
teniendo que enfrentar objeciones más racionales al comunismo. Esto lo hace
recurrir profundamente a aquellos pequeños recursos que adquirió en el camino
al conocimiento de los sucesos actuales y del pasado, del comunismo presente
y futuro, de las políticas, filosofía del partido y de las actividades de sus líderes.
Su instinto le hace querer huir del lugar, sin embargo se predispone a tomar el
toro por las astas. Requiere otro acto de valentía moral para permanecer en la
pelea para la que, como se da cuenta ahora, no se encuentra totalmente
preparado. La valentía moral no es un mal punto de inicio para las acciones
futuras.

Las preguntas continúan: “¿Por qué te integraste al partido comunista?”


“¿No ves la sarta de malos elementos, cómo puedes integrar a tal partido
cuando sabes todo lo que Rusia ha hecho en Hungría?”, “¿Por qué José Stalin
acordó un pacto con Hitler?”, “Si eres comunista, debes ser entonces ateo”.
¿Cómo puede alguien ser ateo hoy en día a no ser que sea un tonto?”, y así las
preguntas continúan. Él da las repuestas que puede dar. Cuando todo termina,
exhala un respiro de alivio, deja el lugar y lleva su bulto de periódicos no
vendidos. Pero, también se lleva la conclusión de no tener todas las respuestas
a las preguntas que les serán cuestionadas como comunista.

- Dedicación y Liderazgo - 27
Está conciente ahora que sabe menos de lo que pensaba saber. Muy
probablemente se sienta insatisfecho consigo mismo. Él habría querido armar
una tremenda riña por la nueva fe descubierta, ya sea enfrentando y venciendo,
o convirtiendo al comunismo a todos los espectadores de la pelea. Nada de eso
había logrado en cambio. Esto, se puede decir, es el principio de la sabiduría.

Aquellos que lo mandaron a hacer este tipo de actividad no esperaban que


tenga todas las respuestas. No ha decepcionado ni al partido ni a sí mismo. En
el proceso, ha aprendido un buen compromiso. Cuando la próxima vez se pare
al lado de la avenida, estará más decidido a hacerlo mejor.

Muy probablemente, habrá estado leyendo los periódicos comunistas de


una manera diferente, buscando respuestas a las preguntas que le hicieron la
última vez, juntando todas sus armas preparadas para la próxima contienda.
Esto sucede cuando realmente quiere aprender —y el deseo de aprender ahora
viene del interior de sí mismo—. Busca hacerse más apropiado, más valioso
para el partido, más capaz de servir a la causa. Su sed, recién descubierta, por
el conocimiento sobre el comunismo y el sentido de urgencia que siente al leer
y tratar de entender los libros y periódicos comunistas, habrán surgido de la
acción. Teoría y acción –que aparentemente parecen opuestos – han encontrado
una unidad en su mente y en su experiencia.

28 - Dedicación y Liderazgo -
Capítulo IV:

Grupos de estudio en acción

P or cierto tiempo, nuestro militante continúa inmerso en formas de


actividades simples. Algunos planifican comprometerlo a un cargo, darle un
sentido de participación; una personal participación a la causa. Una participación
en la lucha. Se ha hecho testigo de sus nuevas creencias y debido a esto,
ahora, cree en ellas más firmemente, y está preparado para defenderlas más
agresivamente.

Entonces un día, alguien conocido como el secretario del departamento de


educación del partido viene hacia él y le dice: “¿No crees que debes aprender
más del comunismo que has aceptado?”. “¿No te gustaría asistir a algunas
clases?”. “Estamos organizando algo especialmente diseñado para principiantes.
No te harán grandes demandas. Serán clases muy simples, adaptadas al nivel
que has alcanzado hasta ahora. Nos gustaría que asistas y estamos seguros
que los encontrarás útiles. Si logran lo que esperamos que logren, llenarán
algunos vacíos en ti y te ayudará a ver el propósito de lo que estamos tratando
de hacer”.

Él exhalará un suspiro de alivio y agradecerá a cualquier dios existente por


esta pertinente oportunidad de obtener respuestas a las preguntas que aún lo
inquietaban. Aquí encontrará la posibilidad de conseguir las herramientas para
la lucha en la que está involucrado y por las que ya había sentido necesidad.

Es importante comprender esto, si debemos entender el éxito de las clases


educativas marxistas promedio. Éstas son normalmente exitosas en dos aspectos.
Primero, contrariamente a la experiencia de la mayoría de las organizaciones,
las clases de los comunistas cuentan con la mayoría de los que se inscriben. La
experiencia en otros lados es que, a menudo, una asistencia va decreciendo —
una clase empieza con veinte, va bajando a diez a la mitad del curso, y, con
suerte, termina con siete u ocho asistentes que han permanecido de principio a
fin—. Segundo, la clase comunista logra el éxito en el sentido de que el maestro
gana aceptación por las ideas que son por sí mismas fundamentalmente
inaceptables para la mayoría de personas, cuyo tema parece, a primera vista,

- Dedicación y Liderazgo - 29
no ser inmediatamente interesante. Quizá, el éxito de las clases comunistas del
tipo que tengo en mente se explique mejor si menciono lo que es una realidad
irrefutable: Las clases comunistas cambian vidas.

El punto de inicio, como hemos observado, es que el hombre que asiste a


las clases siente ya la necesidad por lo que el profesor tiene que ofrecer. Las
clases cumplen con una necesidad ya sentida. Esto, sucesivamente, significa
que el militante va a clases con un esquema de mente receptiva. No sólo tiene
un interés académico, sino un vago deseo de “educarse” a sí mismo. Mucho
menos asiste para debatir. Él va para aprender.

El maestro tiene algo que ofrecer que el militante sabe que necesita. Algo
que está ansioso por conseguir. Por lo tanto, él va a prestar atención a lo que se
le brinda y acude con la intención de hacer todo el estudio necesario y de poner
en práctica todo lo que aprenda en el momento apropiado.

Estos trabajos simples que se le dio al principio, como vender periódicos a


un lado de la calle o distribuir folletos de puerta en puerta, que le costara tanto
cuando empezó, ha sido una preparación psicológica para lo que ahora
necesitamos. Se verá que mandar a nuevos miembros a convertirse en testigos
públicos de la causa jugará un papel tremendamente importante en el éxito
consecuente de las clases a las que asistirá. El proceso es importante en la
preparación de los comunistas como futuros líderes para asegurar que serán
miembros activos y no pasivos, y para mantenerlos firmes en la causa.

Muy a menudo, nuestro fracaso al comprometer a nuestros propios jóvenes


a nuestra propia causa conduce a su consecuente deserción. Nos produce temor
arriesgar demasiado si les hacemos peticiones y, en consecuencia, los perdemos.

Recuerdo que en una ocasión estaba viajando a África del Centro. Un jesuita
irlandés me había guiado en el monte. Luego llegamos a las afueras de una
ciudad. Vi que habían unos africanos dispersados en casi cien yardas o algo así,
vendiendo una publicación de algún tipo en cada lado de la calle. Cuando me
acerqué más, noté que se trataba del Watch Tower. Eran Testigos de Jehová —
quienes, a propósito, están extendiéndose mucho más rápidamente que los
cristianos hoy en día—.

Ya que la gente normalmente no nace en la comunidad de los Testigos de


Jehová, pregunté a mi compañero que habían sido ellos antes de formar esta
secta. “Una gran proporción de ellos”, replicó, “fueron una vez nuestra gente.
Fueron bautizados católicos pero hoy son Testigos de Jehová”. “¿Cuándo fueron

30 - Dedicación y Liderazgo -
nuestros, les dimos algo que hacer?”, pregunté. “¿Los mandamos alguna vez a
pararse en las calles a vender periódicos?”. “Me temo que no lo hicimos”
respondió él, “Es esa, probablemente, una razón por la que ellos están allí
ahora”.

Evidentemente, esta gente comprometida no estaba, vendiendo muchas


copias del Watch Tower. Dudo que alguno esperara hacerlo. El punto importante
era que estuvieran captando un testigo público de su recién descubierta fe.
Expresado de manera más sencilla, estaban haciendo sentir que estaban
haciendo algo por la causa, mientras anteriormente nunca se les había pedido
salir y hacer algo, nunca habían sentido una real significado de participación.

No sugiero que cada convertido tenga que ser enviado directamente a vender
diarios religiosos —aunque podría hacerlo, más aún particularmente si estos
diarios son de cierta relevancia a las necesidades de nuestros tiempos y a los
intereses de la gente al que se les pide que compren—. Sin embargo, creo que
los comunistas han probado, como otros también lo han hecho, que comprometer
públicamente a la gente y hacer que ésta realice algo que implique cierto grado
de valentía moral desde el primer momento de entusiasmo, algo que los conduzca
antes que a otros a su nuevo rol y les brinde la posibilidad de ataque, puede ser
de profundo significado.

Esto, entonces, es un estado de ánimo del hombre que empieza a asistir a


las clases de principiantes del partido comunista. Aquí, él aprende el marxismo-
leninismo básico. Empieza desde el mero inicio. Se asume que prácticamente
no tiene conocimiento del tema que se está abordando. Está siendo admitido en
un mundo excitante y nada familiar del pensamiento, y es motivado a aprender
más de un conjunto de creencias que desafían a todas las demás, dan nuevas
interpretaciones, emiten una nueva luz, ofrecen explicaciones donde otras no
las tienen, y conducen al camino de la acción que puede cambiar el mundo.

Le harán sentir a este hombre, desde el mismo inicio de la primera clase,


que la instrucción no se termina en ella misma, que adquirir conocimientos
puede ser interesante, pero que esto deberá tener algún propósito. Se le hará
entender que el conocimiento que obtenga será una gran provisión de munición
para sus luchas, será algo para ser utilizado, no sólo absorbido. Y él, puede ver
que esto no es sólo palabras ya que todos a su alrededor son personas que
están viviendo el comunismo que le están enseñando.

La manera en la que el tema es presentado, enfatiza la diferencia entre


estas clases y la “educación adulta” ortodoxa. Si alguna vez ha asistido a otras

- Dedicación y Liderazgo - 31
clases sabrá que es normal para una gran proporción de la gente que asiste
estar allí presentes “sin interés” y que otros están aprendiendo simplemente
por aprender. Ellos son el tipo de personas que hablan mucho y hacen poco.
Filósofos de sofá y sabelotodos parlanchines. No sería cierto decir que no hay
gente en las clases comunistas que disfruten el sonido de sus propias voces.
Sin embargo, los militantes pronto verán que son los únicos a quienes el profesor
les muestra paciencia o que la atención que les brinda tiene como objetivo
convencerlos, presionarlos con palabras relacionadas a la acción.

Importante también es el hecho de que el profesor no simplemente pide a


sus alumnos entrar a la batalla, él también está claramente involucrado en ella.
Los ejemplos que emplea, las anécdotas que cuenta, no son extraídas de los
libros. Éstos vienen directamente de su propia experiencia, de su contacto con
la gente y con el mundo cotidiano. El llamado a un total compromiso, implícito
en las palabras del maestro, se vuelve aceptable por el hecho de saber que el
maestro está también totalmente comprometido.

Si él está tan claramente dedicado, entonces tiene el derecho a presentar el


mundo en términos que enfaticen la necesidad por la dedicación.

Enfoque inspirativo

Cuando los maestros comunistas están siendo capacitados (yo mismo los
preparé una vez en Londres), se les enseña que la manera como ellos presentan
su tema es de inmensa importancia. Asimismo, el método de presentación
normalmente sigue el mismo patrón. Los comunistas prueban en la práctica
que no importa cuán aburrido puede ser un tema, aún así puede ser presentado
de una manera inspiradora. Del maestro depende descubrir como ésta se puede
desarrollar. Esto llama al pensamiento y a la ingenio pero, sobretodo, el propio
maestro deberá también estar inspirado.

En su trabajo, el maestro cuenta con la ayuda del departamento de educación


del partido quienes preparan el syllabus que él usará. Consideremos, por
ejemplo, una clase que nuestro militante tomará cuando asista a sus primeras
clases. Se denominará “Curso A para nuevos miembros”. Hay cuatro lecciones
sobre socialismo elemental y científico, una combinación de economía y filosofía
marxista. Para muchos, la economía y filosofía suenan como los cursos más
tediosos. El militante comunista promedio tiene muy poca noción sobre ambos,
pero todo lo que sabe le hace a pensar que serán intrínsecamente aburridos. Lo
que el maestro tiene que enseñar no es simple, pero está diseñado de la manera
más sencilla posible.

32 - Dedicación y Liderazgo -
¿Cómo entonces hacerlo inspirativo, cómo llamar y mantener la atención de
un grupo de personas que, no hace mucho tiempo atrás, se habrían quejado
por la sola ideología de los cursos a los cuáles están siendo ahora introducidos?.

Los títulos asignados para las cuatro lecciones, enumerados en la carátula


del syllabus, ofrecen una clave a la respuesta. Éstos son:

1) El tipo de mundo en el que vivimos.


2) Cómo se puede cambiar ese mundo.
3) La fuerza que puede cambiarlo.
4) El partido comunista, el partido de la clase trabajadora.

Aquí, se encuentra adicionalmente la economía y filosofía. “Los filósofos


solamente han intentado explicar el mundo, el trabajo consiste, sin embargo,
en cambiarlo…..” Las palabras de Engels cobran vida. Se utiliza la filosofía y la
economía en la clase de principiantes para lograr un propósito grandioso, heroico
y desafiante, por no decir menos: cambiar el mundo.

Aquí otra vez, no es sólo cuestión que el maestro sólo se limite a decir eso.
El tema es presentado a fin de relacionar la vida y la experiencia de los que se
encuentran frente a él con la tarea de cambiar el mundo. Muy rápidamente, se
le hace sentir al militante que el partido comunista va a cambiar el mundo y que
ésta es la razón de existencia del partido. Al convertirse en un miembro, se ha
convertido también en uno de los que están realizando dicha tarea. Entonces al
asistir a estas clases, él, además, estará aprendiendo cómo hacer esta labor y
a hacerlo de manera eficaz y rápida. Estará calificado para estar en las filas
frontales de quienes están comprometidos con esta operación, en cualquier
lugar del mundo.

El curso es muy elemental, todo lo que él aprende es presentado de manera


tan sencilla como el tema lo permita, aunque lo conduce a las raíces del
marxismo. Implícita en la elaboración del syllabus, en el enfoque de su profesor
y en la manera misma en la que es invitado por primera vez a asistir a las
clases, se encuentra la idea de que éste es un serio proyecto realizado por
gente adulta de ideas serias. Incluso, cuando el militante está siendo instruido,
también está siendo inspirado. La instrucción es lo más aceptable para él, porque
es motivador. Todo maestro con una buena preparación creerá, por tanto, que
el punto de inicio debe ser un acercamiento motivador.

- Dedicación y Liderazgo - 33
Lucha mundial

Luego se presenta el tema en términos globales, en contra de un escenario


de un mundo en conflicto. Se hace sentir al militante que hay una gran batalla
librándose en todo el mundo el cual incluye a su propio país, su propia ciudad,
su propio vecindario, el edificio donde él vive, la fábrica u oficina donde trabaja.
También se le hace sentir que el periodo de la historia que le toca vivir es
decisivo y que él, en lo personal, tiene que jugar un rol fundamental, que es
parte de un gran movimiento a nivel mundial cuyo desafío se encuentra en
todos lados, que está confrontado a un enemigo implacable y, finalmente, que
se encuentra inmerso en una batalla que decidirá el curso de la historia para las
generaciones futuras.

Las palabras que el maestro emplea y aquellas que el militante lee en su


pequeño syllabus, se muestran puramente “educativas”. Incluso, en el impacto
que producen en sus mentes, estas palabras son semejantes a las de
propagandas bélicas. Están diseñadas para hacer que esté listo a pedir,
metafóricamente hablando, que le entreguen un revólver en sus manos, le
provean de munición y lo envíen directamente a la guerra. Es más, en un
sentido muy real, esto sucede. Ciertamente, el mismo partido comunista ve al
marxismo como un arma a ser utilizada y hace que sus seguidores lo vean y lo
utilicen en el mismo modo.

Le enseñan que la batalla es a nivel mundial, es global. Por un lado, se


encuentra la humanidad padeciente, extenuada y sudorosa. Todos los que sufren
y los menos privilegiados de este mundo, quienes sufren la pobreza, aquellos
que todavía viven bajo el colonialismo. Aquellos que murieron de enfermedades
sociales prevenibles y aquellos que murieron por guerras que eran inevitables,
previsibles y prevenibles, productos del maléfico sistema capitalista.

Vagamente, remontándose en el pasado, nuestro militante ha sentido estar


en el lado de los que sufren. Se ha incluido a sí mismo dentro de los reformistas,
de aquellos que quieren el cambio. Pero éste es un cambio con una diferencia,
es un cambio fundamental y de raíz. Asimismo, el sentimiento de compenetración
que tiene con aquellos por quienes su nueva causa le clama manifestarse,
pronto se hace mayor por la manera como el tema es abordado en las clases a
las que acude. Aquí se halla otra clave de la comprensión, una de muchas,
sobre el dinamismo del movimiento comunista en el mundo.

Supongo que es cierto decir que la mayoría de convertidos de una causa a


otra debe sentir inevitablemente un cierto sentido de privación. En forma

34 - Dedicación y Liderazgo -
frecuente, he discutido esto con clérigos anglicanos que se han convertido al
catolicismo. Hubo un mundo lleno de significado y un inmenso sentimiento de
pérdida detrás de las palabras de alguien que me decía: “Durante los años que
me he parado frente el altar, he creído que tenía a Dios en mis manos. Entonces,
un día comencé a creer que no era así. Dejé de ser sacerdote y ahora soy
profesor de escuela. Si iba a prestar alguna atención a mi integridad, no tenía
otra alternativa que convertirme en católico. Pero mi sentido de privación es
realmente muy verdadero, a pesar de todo lo que he ganado”.

Asimismo, recuerdo la melancolía de otro que conversaba conmigo sobre el


tremendo significado que fue para ser ministro cuando era un clérigo protestante
y como esto inevitablemente se esfumó cuando se convirtió en un laico católico.

Mi propio sentido de privación cuando vine del comunismo al catolicismo


tomó una forma distinta. Era la pérdida del sentido de unidad que teníamos en
el partido comunista. Los católicos hablan sobre la comunidad del Cuerpo Místico
de Cristo pero muy pocos sienten ese sentido de unidad que los comunistas
sienten con los hombres en todos lados.

Por supuesto, el sentido de unidad del comunismo, si no es una contradicción


en términos, es una unidad electiva. Hay aquellos que el militante ama y otros
a los que odia. La aplastante mayoría son sus potenciales aliados, aquellos con
los que se identifica a sí mismo. Los otros, una minoría, son sus explotadores.
Empleadores de caras rígidas, terratenientes voraces e imperialistas intrigantes.
Puede no necesariamente odiarlos como personas pero es instruido a odiarlos
como colectividad. Y esa aversión se hace aún más intensa porque los ve
como un grupo pequeño que se instala entre los hombres y tiene como fin las
injusticias, obstaculizando los caminos hacia el progreso con sus acciones y con
sus políticas que perpetúan un sistema que sólo puede traer sufrimiento a la
humanidad, e impidiendo el desarrollo de otro sistema por medio del cual el
hombre, por primera vez, puede demostrar verdaderamente lo que vale.

No obstante, no importa cuanto uno tenga que calificar el término de “unidad”


creado por los términos globales con los que se enseña el comunismo para
principiantes. Ésta es realmente suficiente. Es inmensamente importante en su
vida.

La idea del mundo unido tiene un particular atractivo hoy en día. Jamás
hubo anterior generación que tuviera los medios por los cuales los hombres de
todo el mundo pudieran estar verdadera y activamente unidos. Es sólo ahora
que la unidad mundial se hace posible, debido a que el acceso a cualquier parte

- Dedicación y Liderazgo - 35
del mundo está ahora disponible para un acrecentado número de personas,
gracias a que el transporte se ha hecho más veloz y a que una nación puede
hablar con otra por medio de la radio y la televisión. Este deseo de una unidad
mundial fue expresado en una forma práctica en la creación de la Liga de
Naciones.

Cuando La Liga fracasó, con la llegada de la Segunda Guerra Mundial, la


idea de unidad mundial no fue desechada. Por el contrario, la Segunda Guerra
Mundial dio nacimiento a las Naciones Unidas. Sin embargo, la unidad que se le
ofrece al comunista parece calar más profundamente, pues se basa en un
movimiento mundial ya existente, en una filosofía comúnmente compartida y
en un objetivo generalmente aceptado.

La profunda división que se ha desarrollado en el movimiento comunista


mundial inevitablemente debilita su imagen, siendo ésta una de las numerosas
razones por la que los propios comunistas deberán sentir que es urgentemente
necesario cerrar la brecha. Sin embargo, aún sigue siendo cierto que una de
las más poderosas fuerzas en la vida del individuo comunista es el sentido de
unificación, en primer lugar, con los desfavorecidos y explotados de todos los
lugares y, en segundo lugar, con la gente que comparte sus propios objetivos,
perspectivas, su propia forma de organización y disciplina, y junto a quienes
ellos constituyen una élite que, en su debido momento, logrará el fin del
desfavorecimiento y la explotación. Esto surge y es alimentado por la constante
reiteración por parte de los líderes y teóricos comunistas de que su movimiento
es un movimiento global, compenetrado en una lucha global.

Instrucción para la acción

Luego, la instrucción que recibe el militante desde el principio y que está


ligada a la acción, se vuelve significativa para quienes la reciben. Es la obligación
del maestro que, de algún modo, dicha labor se encuentre vinculada a la vida
real en todos los sentidos. Se le debe hacer sentir a cada persona que está
siendo instruida que lo que se le enseña es importante para su vida, para el
mundo y para el tiempo en el que vive. El maestro ve su trabajo no simplemente
como una acción de bombardeo de información sobre las cabezas de tanta
gente, sino más bien como el hecho de brindarle la instrucción que los conduzca
automáticamente a la acción.

Todo maestro comunista que merece su reputación concluye una clase con
estas palabras: “¿Qué van a hacer los camaradas sobre lo que hemos aprendido
hoy? ¿Cómo vas a aplicarlo en el hospital donde atiendes? o ¿Tú, en la escuela

36 - Dedicación y Liderazgo -
donde enseñas? o ¿Tú, en la fábrica donde eres empleado?, o ¿Tú, como ama
de casa en el vecindario donde vives?”. El primer punto en la agenda para la
próxima clase será: “¿Cómo aplicaron las camaradas lo que aprendieron la
semana pasada?” No importa si el tema es sobre la historia de los sindicatos,
socialismo científico o materialismo dialéctico, maestro y pupilo deben tratar
de relacionarlo con la vida y a la acción.

A propósito, debo reiterar que éste no es el modo como, por ejemplo, el


cristianismo es generalmente enseñado. El hombre que recibe enseñanzas para
convertirse en católico puede —o no, según el caso— ser instruido con una
gran cantidad de doctrina básica. Si el sacerdote que está instruyéndole es
particularmente bueno, este hombre podrá entonces culminar su instrucción
conociendo bastante bien los fundamentos de su fe. No obstante, en una típica
“clase de catequizados”, raramente si no es nunca, existe la intención de poder
vincular lo enseñado a la acción, excepto en términos de “deberes”
absolutamente mínimos. Sería exagerar si se sugiere que la religión está
relacionada a la acción y a la vida.

Es muy poco probable que los puntos de doctrina que se enseñan al


convertido estarán vinculados a la acción en todo momento ni que, se le hará
ver, poco a poco, que sus ideas y su comportamiento, no sólo los domingos por
la mañana, los viernes y en algún momento o durante toda la cuaresma, deberán
ser diferentes a lo que fueron anteriormente. Es también poco probable, que lo
que se le está enseñando deba influenciar su comportamiento en la bolsa de
valores o en la organización de empleadores, en la fábrica o en el sindicato, o
en donde su vida cotidiana lo lleve. En tales circunstancias, ya que tan poco
piden sus líderes a los cristianos y tanto piden los suyos a los comunistas, los
cristianos tendrán pocas razones para quejarse pues parecen producir sólo un
leve impacto en una comunidad mayor donde ellos forman parte mientras que,
un puñado de comunistas tienen éxito al hacer que la gente tome conciencia en
todo momento de su presencia.

La Lucha contra la maldad

Las enseñanzas comunistas son presentadas de manera tal que logra que el
individuo que asiste a “las clases de educación del partido” sienta estar
involucrado en una lucha contra lo malo y a nombre de lo que es bueno. Se
puede bien decir que es una sorprendente alteración de la verdadera situación,
mas no se debe esperar que los comunistas crean eso. Los comunistas sienten
profundamente que la sociedad capitalista bajo la que vivimos y los vestigios

- Dedicación y Liderazgo - 37
del feudalismo que aún persisten en importantes partes del mundo, son
perversos. Por tanto, no es ilógico que vea como malvados a aquellos que de
algún modo están dedicados a perpetuar este sistema. Malvados en sus creencias,
malvados en sus acciones.

Para él, nuestro sistema social es inherentemente injusto e inhumano. Hubo


una época cuando, a pesar de todo, el sistema era “progresista”. Llevaba a los
hombres de una situación inferior a una superior. Lanzaba grandes fuerzas
productivas, abría el camino para la invención e ingenio humano, y hacía posible
un nivel de vida mejor de lo que alguna vez se haya conocido. Pero los sistemas
sociales van y vienen. Son “progresistas” en sus inicios, alcanzan un punto
donde han realizado una gran contribución a la evolución del hombre, y luego
comienza su declive. Asimismo, una sociedad decadente ofrece poco, a no ser
sufrimiento, en una escala cada vez mayor para aquellos que viven en ella.
Dos aterradoras guerras mundiales en las que la vida y el sufrimiento humano
llegaron a ser de poca importancia, han sido sólo unas de las secuelas del
capitalismo en su fase “imperialista” final.

Desde el punto de vista comunista, la verdadera maldad radica en el hecho


de que, siendo el capitalismo una sociedad adquisitiva basada en un propósito
de ganancia, las personas capitalistas, la clase dominante y sus parásitos
colectivamente sacan provecho de las masacres de las guerras y del sufrimiento
de la gente de áreas desfavorecidas del mundo. La idea de que existen entes
que tienen intereses personales en el sufrimiento humano puede ser una
tremenda incitación a la acción de la vida del comunista.

Todo esto ayuda a hacer que el comunista se sienta estar inmerso en una
gran cruzada contra algo que es indescriptiblemente perverso. En su corazón,
ya que trabaja por la causa comunista sin importar que tan pequeño sea el
modo, siente un profundo aborrecimiento por el sistema social en contra del
cual se encuentra trabajando, y un hondo desprecio por quienes buscan
perpetuar dicho sistema.

Ésta es parte de la psicología de guerra. Si vas a ganar una guerra, debes


hacer que tu gente crea que está peleando contra cosas monstruosamente
malvadas, que el enemigo, individual o colectivo, merece ser combatido, o en
todo caso, que debe ser combatido hasta que el perverso sistema sea destruido.
Puedes hacer sentir a tu gente que está del lado de lo bueno. Sembrar voluntad
para dar todo de sí por la causa de la victoria, deberá ser más fácil de lograr si,
particularmente, en las etapas iniciales puedes hacer que la gente crea estar
luchando a nombre de alguien, de algún grupo, de alguna nación, de alguna

38 - Dedicación y Liderazgo -
desprotegida víctima de un enemigo poderoso, sea ésta real o potencial. Puede
ser la “gallarda pequeña Bélgica”, pueden ser sus propias esposas que serían
violadas y sus hijos que serían asesinados si los enemigos triunfaran.

Los comunistas logran esta idea de cruzada, no sólo con una encendida
propaganda de “guerra” entre sus propios miembros (aunque no dudan usar
esto entre el público en general). Lo logran en un nivel marxista, mediante una
“educación marxista” y mediante el método por el cual debe enseñarse. El
pequeño muriendo de hambre en las veredas de Calcuta puede ser un motivo
tan grande para que el comunista salga y sacrifique su tiempo, energía, dinero
y la vida si es necesario, como lo fue la “pequeña Bélgica” para cualquier
soldado británico de la Primera Guerra Mundial que respondía al llamado para
voluntarios en 1914.

Muy aparte del aspecto de “propaganda de guerra” que se le dé al tema, el


punto que consideramos aquí, es que la preparación comunista se presenta de
modo tal que el miembro del partido está convencido de estar de lado de lo
bueno e inmerso en una lucha contra la maldad. Esto incentiva a algo profundo
dentro de su naturaleza, a algo bueno. Muchos hombres en sus corazones,
quizá la mayoría, quieren sentir que están del lado de la rectitud. El comunista
es conducido a creer precisamente esto. Lo que era, al integrarse por primera
vez, un vago sentimiento de identificación con una causa a favor de lo bueno,
se transformó en un profunda convicción intelectual. Muchas cosas se derivan
de esto. Una razón por la que el comunista se encuentra preparado para hacer
un excepcional sacrificio, es creer que está del lado de la rectitud. Su total
entrega no es más misteriosa que el hecho de que millones de hombres pudieron,
casi concientemente, enrumbarse a trituradoras para ser destrozados en batallas
sin razón entre los años 1914 y 1918. Ellos dejaron sus hogares y sus seres
queridos, casi ansiosos de despojarse de sus jóvenes vidas. Una dedicación de
este tipo es normal en tiempos de guerra. Con la creación de una psicología
similar, los comunistas en tiempo de paz logran una respuesta acorde a dicha
psicología.

Para el cristiano, puede parecer extraordinario que un maestro ateísta logre


convencer a otros, a quienes ha estado inculcando bajo un credo ateísta, de
que ellos son parte de una gran cruzada que lucha a favor de lo bueno. En
efecto, esto sencillamente parecería probar la profunda necesidad del hombre
por una causa y por una fe. Esta es una evidencia del hambre espiritual del
hombre moderno.

- Dedicación y Liderazgo - 39
Los propagandistas comunistas saben que el comunismo tiene una invocación
tanto económica como ética. Para un hombre, la más poderosa será la invocación
económica. Probablemente, esté del lado del que sufre pobreza, subsalarios y
desempleo. Para otro, lo más grande será la invocación ética. Esto probablemente
sea el más profundo y resistente de los dos. En la práctica, los comunistas
usualmente combinan lo ético con lo económico, incluso cuando estén invocando
al hombre a ponerse “en la mira”.

Alguien que alguna vez ha conducido una huelga que lucha por “el tema del
pan de cada día” sabe perfectamente bien que si ésta va mal, el estado de
ánimo de los huelguistas amenazará decaer y resquebrajarse por lo que, si
realmente quiere dar empuje, entonces deberá dejar de hablar de motivos
económicos y aferrarse a la motivación ética. Deberá simplemente evitar
mencionar que la huelga es sólo para lograr muchos más centavos extra por
hora, e insistir que hay un grandioso principio en juego. De esa manera, se
mantiene el ánimo y se acrecienta la voluntad de pelear hasta el final. Los
comunistas utilizan esto. Primordialmente, convocan a algo que es bueno e
incentivan la capacidad de sentir indignación moral.

La indignación moral puede, y a menudo parece no poder ser hipócrita,


pero puede serlo. Los comunistas han contribuido a hacer que esto sea así,
debido a que su indignación moral es selectiva. Incluso en ellos mismos, el
llamado a la indignación moral no es necesariamente algo enfermizo. Los
escritores líderes de editoriales pueden abordar el tema como si fuera algo
meritorio o de burla. Los católicos que he observado, particularmente tienden a
verlo con cierta suspicacia. Uno teme que aquellos que, a menudo, escriben y
piensan en tales términos sean tan cínicos para poder sentir indignación moral,
lo que sugiere que se trata de idealistas estropeados. De ser así, ellos serán
mucho más carentes de indignación moral, es decir serán menos hombres.

Ciertamente, los comunistas crean y usan una indignación moral para sus
propios propósitos y, evidentemente, lo hacen de manera muy eficaz. Al culminar
su primera lección sobre “El mundo en el que vivimos” y la segunda sobre
“Cómo cambiarlo”, el militante del comunismo, de algún modo, sentirá esta
indignación moral como una fuerza poderosa en su vida —como si ésta intentara
que él la sintiera—. Los syllabus impresos, cuando los revisó por primera vez,
le advirtieron que vendrían clases aburridas. En cambio, las encuentra
emocionantes, estimulantes, relevantes para todo lo que tiene algún significado
en su nueva vida. Esto, para resumir, se logra con la presentación del tema en
términos heroicos, globales, importantes, vinculados a la acción, y se logra
también con la habilidad del profesor para convencer a dicho militante de que

40 - Dedicación y Liderazgo -
está ahora sumido en el lado de lo correcto, en la vieja lucha entre el bien y el
mal, y que el movimiento al que pertenece tiene ahora los medios para asegurar
la victoria final. El cambio en su pensamiento y en su comportamiento es
profundo.

- Dedicación y Liderazgo - 41
Capítulo V:

La historia de Jim

A inicios de la última guerra, me encontraba dictando un curso de


capacitación de liderazgo dirigido a un grupo de comunistas en un distrito de
Londres. Culminé mi última charla de esta serie diciendo que el partido comunista
podría tomar a cualquiera que deseara ser capacitado en liderazgo y convertirlo
luego en líder. Bajé de la tribuna y allí, esperándome, estaba Jim.

Era un miembro relativamente nuevo del partido, estaba ansioso, de manera


casi patética, por ser convertido en líder. Me tomó la palabra con respecto a lo
dicho al concluir la charla. Cuando lo vi, creí que no había visto a nadie en mi
vida que se pareciera menos a un líder que él. Era el hombre casi más inatractivo
que había visto alguna vez. Era de muy baja estatura, grotescamente gordo y
con un blanquiñoso y fláccido rostro, con un objeto en un ojo y, para hacer las
cosas peor, un perturbador tartamudeo.

No estoy burlándome de él —tiene mucho que ver en mi historia— cuando


relato casi literalmente como vino hacia mi y dijo: “C-c-c-camarada, q-q-q-
quiero que me t-t-tome y me c-c-c-convierta en líder de h-h-h-hombres”. Miré
a Jim y me pregunté cómo iba a hacerlo. Entonces pensé y me dije: “Bueno,
dije en las clases que podría tomar a cualquiera que deseara ser capacitado
para liderar y convertirlo en líder, y aquí está Jim, patéticamente ansioso para
que cumpla con lo dicho”. “Esto es un desafío”. Entonces, emprendí el trabajo.

Tendré que recalcar que sólo había mencionado un requisito: que el aspirante
a líder debería tener la voluntad de ser capacitado. Esto presupone una cierta
actitud mental que Jim ya tenía. Era eso lo único que veía, hasta entonces, que
tenía que mejorar.

La experiencia de los comunistas indica que si uno va a convertir a un


hombre en líder, primero se debe darle confianza en sí mismo. Jim, como muchos
otros, pero con más razones, no tenía confianza en sí mismo y parecía no tener,
de ningún modo, fundamentos para ello.

42 - Dedicación y Liderazgo -
Lo segundo que se le debe dar es algo por qué sentir confianza. Este mundo
está lleno de personas dotadas de una sobredosis de autoconfianza pero sin
nada que la respalde, y pese a todo lo que puedan pensar al respecto, no son
líderes. Una mirada a Jim era suficiente para saber que prácticamente no tenía
nada por que sentir seguridad, así que se le tenía que brindar algunas bases
para que ganara esa autoconfianza.

Le dije: “Si asistes a las clases que la base del partido organiza y aprendes
las cosas que podemos enseñarte allí, te daremos las respuestas a todas las
grandes preguntas que agobian tu mente de hombre moderno. Te explicaremos
el universo de modo que empezarás a ver que las leyes mismas del universo,
por ser dialécticas, actúan a favor de la victoria final del comunismo. Lo que te
enseñemos te permitirá ver el mundo con nuevos ojos, reconociendo así las
fuerzas que hacen el cambio”.

“Te daremos un nuevo enfoque de la historia, explicándote la historia del


hombre de manera que puedas comprender de qué ha venido sufriendo la
gente común y qué hemos logrado a través de los años. Te mostraremos que
hay un modelo en la historia, y que la historia completa del hombre ha sido
labrada con miras a la revolución venidera y la victoria del comunismo. Ésta es
la verdadera esencia del materialismo histórico y dialéctico que también te
enseñaremos en su debido momento. Cuando aprendas esto, descubrirás que
todo progreso proviene del conflicto. Esto significa que cuando tú y el partido
participen en huelgas y movimientos arrendatarios, cuando participes en la
guerra de clases sociales, estarás identificado con la ley mediante la cual se
produce el cambio. No sólo trabajarás para el cambio, sino que entenderás su
naturaleza esencial y la capacidad del hombre para identificarse con aquellas
leyes del universo físico y de la historia mediante las cuales surgen los cambios.
Esto significa que no actuarás a ciegas. Te formarás como un instrumento
conciente y voluntario de un proceso histórico. Asimismo, sabrás que hay otros
como tú, millones de nosotros en todo el mundo que nos encontramos haciendo
lo mismo. Cuando el momento de la oportunidad llegue aquí, a Gran Bretaña,
tú serás uno de esta minoría, uno de los pocos que a causa de su discernimiento
sobre estas leyes será capaz de derrocar esta vieja sociedad podrida en la que
vivimos, podrás conducir a la gente hacia la revolución y a la construcción de
una Gran Bretaña que pertenezca a la gente común y que sea parte de un gran
nuevo mundo”.

Como consecuencia de esta primera charla preparatoria, lo dejé en el camino


a lograr una nueva autoconfianza. Le di algo en que creer, lo ayudé a creer en
sí mismo. Indudablemente, tenía un complejo de inferioridad cuando vino hacia

- Dedicación y Liderazgo - 43
mí no mucho antes, imagino, de que le diéramos, en cambio, un complejo
mesiánico.

Lo que le dije fue reforzado en las clases a las que asistió. Ya entonces creía
en algo, tenía un objetivo y veía que tendría una función para lograr alcanzarlo.
No mucho tiempo después, se podía observar cómo se revelaba su personalidad.

Después que había pasado por algunos meses de capacitación, tuve otra
franca conversación con él. Le dije que ahora estaba preparado para ser profesor
y debía prepararse para su nueva forma de trabajo. Se sintió aterrorizado:
“¡Q-q-q-quién, y-y-yo!”, exclamó. Respondí recordándole que cuando por primera
vez se unió al partido comunista, él como muchos otros que se habían integrado,
no sabían prácticamente nada sobre el comunismo en sí. Él ingresó por medio
de una de las campañas comunistas. Le pregunté si había aprendido mucho en
esos pocos meses que habían pasado. Me dijo que sí.

“Pero la gente que recién llega al partido como militantes conoce tan poco
sobre comunismo como tú cuando recién llegaste” le dije. “Esto significa que,
sobre las bases de lo que has aprendido ahora sabes mucho más que ellos.
Todo el arte de enseñar consiste en saber sólo un poco más que la gente a la
que intentas enseñar. Si tú tienes ya eso, entonces podrás lograr mucho con
ello. Además, si ellos te hacen preguntas a las que no tienes respuestas, debes
admitirlo, diles que les darás las respuestas en la siguiente clase, entonces ve
a tus textos y encuéntralas. De esa manera aprenderás”.

De esta manera le hice creer que podía hacerlo. Lo convencí que él, un
trabajador común bastante nuevo en el partido comunista, tenía algo más que
sus tantas dificultades físicas y psicológicas, algo que otros no tenían y que, por
tanto, también tenía deberes que debería procurar cumplir. Llevarlo a un
seminario para este propósito fue una parte esencial de su capacitación como
líder. Tuve al principio que empezar a pensar en nuevos términos. Por meses,
había sido bombardeado de ideas. Para entonces, tenía que empezar a
ordenarlas en su pensamiento. Debía aprender a formular dichas ideas, luego
transmitirlas a otras personas en lenguaje simple posible de entender; primero
para un grupo pequeño de personas y luego, esperaba yo, para grandes grupos.

Él era electricista, un empleado de construcción de una obra, que trabajaba


junto a muchos otros trabajadores. No lo envié a dictar materialismo dialéctico
o física nuclear. Mucho más importante, lo mandé a enseñar el curso de
principiantes y la gente que enseñaba era gente común, obreros de construcción
como él, hallados en la misma obra. Para ese entonces, eran muchos los obreros

44 - Dedicación y Liderazgo -
que compartían el trabajo, el lodo y las inconveniencias de la vida dentro de
una gran obra. Pero en las noches, él se convertía en el profesor de sus
propios compañeros de trabajo, sentándose sobre sus pies al igual que sus
alumnos. La relación cambió totalmente. Él tenía algo que ellos no, algo que
ellos querían. Y fue a él, el hombre que aparentemente parecía tener mucho
menos que ellos, a quien ellos tenían que dirigir su atención. Esto, por supuesto,
aumentó inmensamente su seguridad en sí mismo y su autorrespeto. Su
personalidad se desarrolló aún más. Si estaba destinado a tener éxito con
ellos, tenía que entender suficientemente bien lo que había aprendido para
poder ponerlo en su propio lenguaje. Tenía que transmitir sus ideas a sus mentes.
Tenía que comenzar a expresarse. Estoy seguro que cuando comenzó se
encontraba aterrado pero, no mucho tiempo después, al debatir con un pequeño
grupo de gente que sabía menos que él sobre el tema en discusión, se vio
explicándolo con gran seriedad, volviéndose elocuente en el proceso.

Vale la pena resaltar que, antes que lo pusiéramos a realizar este trabajo
tutorial, le brindamos una exhaustiva capacitación sobre los temas y métodos
de enseñanza simultáneamente, de modo que fue enviado a la lucha con una
anticipada preparación. Asimismo, de gran importancia psicológica fue que supiera
que, aunque lo habíamos incentivado a entrar en esto, también nos habíamos
preocupado por prepararlo para esta labor.

Lo dejé con su trabajo tutorial durante un tiempo. Los reportes que me


llegaban indicaban que, después de una etapa inicial de nervios, ahora se
encontraba mostrando un buen progreso y que todos los que pasaban por sus
manos aprendían realmente de él lo que nosotros queríamos que aprendan.
Así, simultáneamente, estuvimos capacitando a un maestro, enseñando a
principiantes y desarrollando un líder.

Luego, un día, me dirigí a él nuevamente y, esta vez, le sugerí que debería


seguir un curso de oratoria con miras a introducirlo a la agitación y de la
propaganda pública. Otra vez, se asustó con la idea. Sin embargo, él sabía, en
base a su experiencia de tutoría, que poseía potenciales insospechados. Así
que fue. No lo habíamos convertido en un gran orador, ni siquiera lo habíamos
curado completamente de su tartamudez aunque, al haber ganado confianza
en sí mismo, esto llegó a modificarse y terminó siendo un notorio, mas no
totalmente infructuoso, impedimento de su discurso. A menudo era éste el caso
que, cuando lo llevábamos a los lugares comerciales a dirigir un discurso público,
él conseguía la simpatía de una multitud y la mantenía más fácilmente que
otros que no tenían su discapacidad. Parecía como si una justa multitud común
británica pensara que si un hombre que tenía tantas excusas para no pararse

- Dedicación y Liderazgo - 45
en una plataforma y enfrentar a una audiencia hostil, estaba preparado para
hacerlo, al menos entonces merecía ser escuchado.

Una vez que se instituyó a sí mismo como propagandista y agitador efectivo,


capaz de ejercer influencia sobre una multitud, lo llevé al siguiente paso de su
capacitación. Le expliqué que nunca debería dejar de lado sus tutorías ni su
trabajo en las calles. No obstante, su verdadero campo de liderazgo se hallaba
en otro lugar. Hasta entonces, su preparación había sido orientada en dirección
al liderazgo en general. Ahora, debíamos darle liderazgo en una esfera particular
de actividad, aquella donde podía ser más eficaz, y que era más suya por
naturaleza. No había más duda sobre la elección: debía ser dentro de su propia
rama industrial, en el trabajo y en el sindicato. En particular, dentro del sindicato.

Es una regla del partido comunista que cada miembro del partido deba ser
un miembro también de su respectivo sindicato. Jim era ya, en consecuencia,
un sindicalista organizado pero hasta ahora había estado inactivo. Le dije que
debía convertirse en miembro activo. Debía llevar a la filial de su sindicato las
aptitudes de liderazgo que habíamos sacado a flote. Pero así como lo habíamos
preparado para su trabajo tutorial y luego para la agitación en las calles, así
entonces lo prepararíamos para su nueva forma de actividad. No lo lanzamos a
los lobos o, para cambiar la metáfora, no lo mandamos a la guerra sin
entrenamiento o preparación.

Por meses asistió a clases a manera de preparación —historia de los


sindicatos, procedimiento de los sindicatos, la historia del movimiento laboral
más grande y de las clases trabajadoras—. Allí, también aprendió el vocabulario
propio del movimiento sindicalista.

Un porfiado grupo de sindicalistas pronto sospecha de un hombre que aparece


súbitamente en la escena, dominando la discusión con una clara intención de
lograr un particular provecho de ella o realizando su pasatiempo. Es aquí, por
cierto, en donde a los católicos que han ingresado a los movimientos sindicalistas,
frecuentemente, les ha ido mal. El hombre que simplemente impone sus propias
creencias a sus oyentes usando, en este caso, el vocabulario de una clase de
doctrina social católica y no la de un sindicato, permanece siendo un outsider.
Si sólo contribuye a la discusión cuando puede imponer un tema supuestamente
católico ante los presentes como por decir, la oposición a la propuesta de apertura
de una clínica de control natal, o en tiempo de elecciones, la necesidad de un
trato justo a escuelas católicas, dicho tema será escuchado con poca simpatía,
y lo merecerá.

46 - Dedicación y Liderazgo -
Hay muchos hombres autodidactas en el movimiento laboral que conocen la
historia de su sindicato como parte de sus vidas, las grandes guerras industriales
del pasado fuera de las cuales se desarrollaron las presentes legislaciones y
actitudes, y las llevan profundamente en sus conciencias. Pero el hombre que
puede ponerse de pie y referirse espontánea y convincentemente a cerca del
Juicio Taff Vale de 1901 o del decreto referente al conflicto laboral de 1927, o
acaso hablar acerca de “La Triple Alianza” o del “Viernes Negro”, se considerará
instintivamente que no sólo conoce de lo que está hablando sino que también
es alguien cuyo sindicalismo es realmente importante. Esto fue lo que le dimos
a Jim. No mucho tiempo después, tuvo uno de las más altas posiciones en su
filial sindicalista. Entonces fue electo para pertenecer al comité de área sindical
y también al enlace sindical de la federación en la obra.

Con el tiempo se convirtió en líder nacional dentro de su propia rama


industrial. Cuando murió, unos años más tarde, su muerte fue de la importancia
suficiente como para garantizar un artículo de portada en el Daily Worker, y
muchos de sus compañeros de trabajo y sindicalistas siguieron su cuerpo hasta
el crematorio.

Jim, la pieza de material humano menos prometedora en cuanto a apariencia


que alguna vez se haya cruzado en mi camino, se había convertido en un líder
de hombres.

La historia de Jim dice mucho de lo que se puede decir sobre la percepción


comunista de lo que es la capacitación de un líder. Primero, lo inspiré. Le di un
objetivo claramente definido, un nuevo y mejor mundo, así que hice que creyera
que él y otros, conjuntamente, podían lograrlo ya que se habían preparado lo
suficiente para el momento en que llegara la oportunidad. Le di un sentido de
participación en la batalla y también la convicción de que asistiendo a las clases
adquiriría las armas y municiones necesarias para la lucha.

Las clases a las que asistía fueron adaptadas a sus necesidades. Lo que
aprendió fue presentado en terminología entendible para él como obrero. Las
clases a las que fue, eran reducidas. Podemos retomar esto último luego pero
es muy importante mencionarlo. Allí, él se mostraba como persona y en esa
intimidad del pequeño grupo pudo, a pesar de su estilo poco retórico, ser llevado
a contribuir en la discusión.

Al formarlo como maestro, le dimos confianza en sí mismo, le permitimos


apreciar sus propias e insospechadas potencialidades. Al hacer de él un maestro,
también hicimos que pensara de forma organizada, separando lo importante

- Dedicación y Liderazgo - 47
de lo irrelevante; aprendió, pues tenía que hacerlo, a comunicar las ideas de
su mente a otras. Lo hicimos elocuente. Le proporcionamos el conocimiento
que otros no tenían así como un grupo inteligentemente seleccionado al que le
podía trasmitir dicho conocimiento. Al capacitarlo, y luego ponerlo a hablar en
los lugares comerciales y en las esquinas, le mostramos que podía influenciar
a grandes masas de gente también. Lo ayudamos a crecer en estatura cuando
nosotros lo llevábamos frente al público como uno de las figuras locales líderes
del partido. Luego también, le brindamos una preparación especializada para la
esfera de actividad en la que sería más efectivo, la más próxima y donde había
la mayor labor por hacer.

Esto, creo yo, es un modelo que otros deben seguir. El comunismo en la


práctica arremete con el uso de paradojas. Aquí, en el caso de Jim, como en
tantos otros, existe, en efecto, una gran paradoja. Los oponentes al comunismo
dicen que éste es el gran enemigo del individuo. Los comunistas creen en
términos de masas no de individuos. La libertad y personalidad humana son
aplastadas por el comunismo. Filosóficamente, todo esto es cierto. Sucede
también en su práctica, como se ha demostrado en los países donde ya gobierna.

Asimismo, por otro lado, es notablemente cierto que todo miembro del partido
comunista que pase por una capacitación y formación frecuentemente surgirá
luego como una personalidad. La gente que ha sido considerada como perdedores
en otras organizaciones, será usualmente convertida en exitosa por los
comunistas. Aquellos hombres que han sido ignorados o rechazados por otros,
aquellos que parecían ser muy comunes o muy mediocres para ser considerados
líderes, son revelados por el comunismo como poseedores de potenciales para
el liderazgo .

De muchos, puedo recordar un comunista desertor del catolicismo que me


contaba que cuando estaba profesando la fe, la mayor responsabilidad que se
le encomendó fue ayudar, junto a otros, a mover las sillas en el salón parroquial
“para el padre”. Dentro del partido comunista, se le hizo sentir que tenía algo
mejor que eso por ofrecer. Los sucesos probaron que sería así.

Pienso en la vieja campesina, analfabeta, pero de inmensa inteligencia y


gran carácter, de Filipinas que abandonó el catolicismo para unirse a la Ecclesia
Christi —una secta recientemente fundada—. Cuando le pregunté por qué había
hecho esto, me respondió que cuando era católica nadie le había mandado a
hacer algo. Desde entonces, como miembro de Ecclesia Christi, salía todas las
noches a organizar pequeñas reuniones grupales en los hogares, en los barrios
de toda el área donde vivía.

48 - Dedicación y Liderazgo -
Los comunistas mostraron confianza en los Jims de este mundo cuando, en
cambio, otros los ignoraban. Ellos demostraron a todos, con la práctica, una fe
mayor de la que nosotros mostramos con el material humano que Dios pone en
nuestras manos. Ningún cristiano puede lograr mucho consuelo de esta
conclusión, pero debe considerarse como un desafío. Ya que el proceso de
capacitación de liderazgo que he descrito no es inherentemente malvado, no
existe nada fundamentalmente poco ético en ello. No había nada que hiciéramos
a Jim que otros no pudieran haber hecho a nombre de una causa más valiosa.

- Dedicación y Liderazgo - 49
Capítulo VI:

El proceso de formación

E s en el grupo de estudio donde los líderes comunistas son formados. Allí,


se descubren, se extraen y canalizan los potenciales del individuo. Parte del
secreto del éxito del comunismo, en lo que ellos llaman educación marxista y lo
que sus oponentes llaman “indoctrina”, radica en los verdaderos métodos que
utilizan. No es necesario mencionar que, parte de la instrucción comunista se
logra mediante una serie de conferencias de tipo convencional donde el
conferencista habla por espacio de cuarenta y cinco minutos a una hora, y
luego formula preguntas a la audiencia. Este método normalmente lo consideraban
sólo apropiado para la preparación de sus miembros hacia un estudio más
exhaustivo, o alternativamente, como un método de educación masiva.

Cuando quieren inculcar sus ideas a un cierto grupo de sus propios miembros
con el fin de convertirlos en directivos o de mejorar la calidad de los directivos
existentes, ellos utilizan distintos métodos. Para grupos de estudio pequeños,
tienen como propósito: (1) enseñar el marxismo (2) preparar a los asistentes a
orientarse hacia una acción efectiva para la causa; (3) en cuanto al proceso de
enseñanza, contribuir a su capacitación como líderes. Si se tiene que alcanzar
estos objetivos, es importante que el maestro deba mantener a sus alumnos
firmes en sus ideas, ya sea al preparar o al desarrollar una clase. Se espera de
cada maestro al preparar sus apuntes se pregunte a sí mismo, “¿educación,
para qué?”.

Ésta es una pregunta que católicos y otros tipos de educadores deben también
cuestionarse a menudo. Usualmente, el propósito pierde la perspectiva, y
entonces nos encontramos en un situación donde sacerdotes, monjas y hermanos
educadores, quienes años antes siguieron sus vocaciones creyendo que éstas
demandarían una total dedicación, se quedan tan atrapados en el trabajo
pedagógico que el propósito original se aleja de su origen, y empiezan a medir
el éxito únicamente en términos de logros académicos —logros que, por cierto,
podrían ser casi más bien de profesores laicos—. Esto no sólo significa una
pérdida de sacerdotes y religiosos sino también una pérdida de oportunidades.

50 - Dedicación y Liderazgo -
Pero se espera que el tutor comunista se recuerde una y otra vez a sí
mismo que no sólo debe centrarse en trasmitir su conocimiento a las personas.
Su propósito es prepararlos para la acción y ayudarlo a convertirlos en líderes.

El tema en discusión y el nivel existente de comprensión de las clases por


parte de los asistentes determinarán cual de todos los métodos deberá ser
usado por el maestro. Los tres más comunes serán: (1) una conferencia seguida
de preguntas, de discusión o de ambos; (2) “discusión controlada”; (3) método
de respuestas y preguntas.

De los tres, el (2) es el único método considerado el más útil y donde las
circunstancias son las correctas. Cuando este método es utilizado, el propósito
de desarrollar las cualidades de liderazgo y rescatar los potenciales de los
asistentes es más posible de lograrse. Desde el punto de vista del maestro,
esto es lo más difícil. Los lineamientos que normalmente sigue son:

Idealmente, el número de personas que toman el curso no debe ser menos


de tres o cuatro ni exceder de catorce o quince. Ya que el objetivo será involucrar
a cada alumno en la discusión, si la clase es muy reducida obviamente conducirá
a un intercambio de ideas bastante limitado. Si hay muchos presentes, entonces
naturalmente los más callados permanecerán igual. Será imposible hacer que
todos participen en la discusión.

Se tiene que prestar una absoluta y minuciosa atención. Por ejemplo, incluso
la manera como estén sentados los presentes será importante. Lo ideal es que
ellos deban estar formando un círculo alrededor del maestro en una atmósfera
relajada, informal y, aún así, seria. El maestro no sigue la modalidad convencional
de realizar una charla y luego recibir preguntas. Su éxito debe ser medido
hasta el punto en el que pueda lograr que los asistentes lleven el diálogo y
digan lo que él hubiera dicho en la charla.

Mediante la preparación., se les dará anticipadamente a los miembros de


las clases, una lista de “lectura obligatoria”. Se sabe que la gente que asiste a
estas clases es probablemente gente ocupada que irá a aprender al final de un
día pesado. En la mayoría de los casos, son también activistas del partido. Por
consiguiente, la lectura necesaria se reduce a lo más mínimo. El capítulo I del
Manifiesto Comunista, tendrá quizá ocho o nueve páginas del salario, labor y
capital; unas cuantas páginas de una publicación reciente emitida, quizá un
capítulo o dos de un libro de Lenin. La selección es realizada, con gran cuidado,
por el departamento de educación de las oficinas del partido.

- Dedicación y Liderazgo - 51
Esto sirve para un doble propósito: será más probable que el miembro de la
clase haga todo lo que se le indique si no es mucho pero, también será más
conciente del hecho de que aquel que elaboró el syllabus, ha invertido mucho
esfuerzo y cerebro para cumplir la labor de intentar ahorrarle tiempo. Entonces,
sentirá un vínculo con aquella persona anónima del departamento de educación
del partido que preparó el syllabus.

Posiblemente, pensará que ellos entienden los problemas de la gente como


él. A su debido tiempo, cuando las clases se pongan en marcha, rápidamente
sabrá que la lectura obligatoria es necesaria. Sin éstas, no podrá ser capaz de
entender completamente el rumbo que sigue la discusión.

El maestro se prepara para la discusión como si fuera a dar una charla. En


otras palabras, prepara el marco lógico de la lectura, limitándose a quizá tres
puntos en los cuales espera ganar la aceptación. Pero se propondrá, de esta
manera, liderar y controlar la discusión para hacer que todos los participantes
participen en cada tema principal. Luego hace una “presentación de apertura”
donde se resume brevemente el tema a debatir en esta sesión en particular. Se
expone, con aun menos palabras, el resumen contenido en el syllabus impreso,
el cual cada uno de los asistentes habrá estudiado ya. Esta presentación de
apertura probablemente no durará más de cuatro o cinco minutos, diez a lo
máximo. Luego, dejará de hablar y emprenderá la tarea de intentar que todos
hablen. En dicho grupo, casi invariablemente, habrá alguien a quien hablar no
le será difícil.

Luego, probablemente tendrá que pedírsele silencio pues, de otro modo,


dominará la discusión mas será tremendamente útil durante las etapas de
apertura. El maestro se vuelve a él y le dice: “Bueno camarada, ¿cuáles son tus
puntos de vista sobre el tema que acabo de tratar?”. El incurable hablador
empezará a hablar. Será casi irrelevante si lo que dice es lo que el profesor
quiere finalmente que diga o si dice algo en contra. Luego que haya hablado
por largo tiempo, el profesor que ha estado observando la cara de los otros, ya
habrá visto a alguien más picándole el bichito de entrar en la discusión, sea ya
para tocar uno de sus propios puntos o, posiblemente, para polemizar algo
dicho por el “hablador”. El profesor hace participar a dos. Y así continúa,
alternando de uno a otro, poniendo una palabra suya aquí y allá a fin de conducir
la discusión de la manera que él quiere que marche, sin ser inoportuno. De esta
manera, al igual que todo grupo que tenga al menos un hablador incurable,
probable también tendrá un participante “silencioso”. Éste encuentra difícil salir
a hablar al frente, lo que no necesariamente significa que no pueda pensar o
que no puede formular un pensamiento profundo sobre dicho tema. En la práctica,

52 - Dedicación y Liderazgo -
el “hablador” es frecuentemente un pensador más superficial que el participante
“silencioso”. Pero el propósito del maestro es lograr que todos hablen incluyendo
los silenciosos.

Esto no es sólo un ejercicio de creatividad. El propósito es desarrollar a


todos los asistentes, lo que sólo se puede lograr haciendo que todos se vuelvan
elocuentes. Y así, tarde o temprano, el maestro debe proponerse deliberadamente
hacer participar al callado. Si tiene algo de psicólogo, sabrá que si lanza una
pregunta directa a dicha persona, lo hará enmudecer. Por lo tanto, sigilosa y
casualmente se dirige a él y le pregunta si, en vista que él es el único que no ha
manifestado su punto de vista, tiene alguna duda o dificultad. De ser así, y si en
caso le interesara demostrar esto al grupo, quizá ellos podrán ayudar a resolverlo.
Si, en realidad, no tiene “dudas” o “dificultades, el tema será rápidamente
aclarado. Pero tomemos el caso de un hombre que sí tiene una dificultad.

La preocupación que el maestro muestre por su silencio sirve para un triple


propósito: Le hará sentir al participante que cualquier duda que tenga puede
ser despejada, le hará creer que el hecho mismo que tener esa duda, cualquiera
que sea, se deberá a cierto defecto de su parte lo que querrá luego rectificar, y
finalmente, que todos los otros están deseosos por ayudarlo.

El resto del grupo por su parte, que ya llegó colectivamente a una opinión
concordante, aparentemente, en base a su propia discusión y a su propia
voluntad, estará ansioso por tomar esta oportunidad de convertir a alguien
más hacia su recién descubierto punto de vista. Todos los presentes, al parecer,
están ansiosos por ayudarlo en sus “dificultades”. Éste es un entorno en donde
probablemente responderá. No mucho tiempo después, sentirá que el no poder
acompañar a los otros se deba quizá a algún defecto en sí mismo, a alguna
incapacidad para ver lo que es evidente así que, toma un enfoque nuevo y más
crítico de su propio punto de vista que, de seguro, revisará. Cada uno se siente
contento cuando juntos logran que supere sus dificultades y el grupo podrá
entonces seguir adelante con la discusión del siguiente punto principal.

A excepción de que haya alguien manifiestamente hostil, irritable o poco


colaborador hasta el punto que no haya esperanza alguna de convencerlo, el
maestro no pasará a la discusión del segundo punto, el cual querrá que ellos
acepten, hasta que todos hayan aceptado el primero, colectiva e individualmente.

El valor de este método radica en que las ideas no parecen venir del maestro
sino de los participantes de la clase. Quienes no sientan que se les está imponiendo
ideas, creyendo que han llegado a estas conclusiones por medio de su propias

- Dedicación y Liderazgo - 53
ideas y debates, se marcharán convencidos que éstas son sus propias opiniones
y creencias, logradas sobre las bases de la lectura, el discernimiento y la
discusión. Esto es políticamente importante. Otros pueden hablar de la
“indoctrina” comunista. A quienes se les ha instruido mediante este método,
probablemente rechazarán irasciblemente tal descripción de su propia instrucción.
Sentirán esto aún más intensamente cuando sus oponentes lo describan como
un “lavado de cerebro”. Considerarán que la propaganda anticomunista que los
describe como “los ingenuos de Moscú” es claramente maliciosa y falsa.

Una y otra vez se dice en el partido comunista, con la más profunda


convicción, que “no hay lugar en la tierra donde haya más debate que en el
partido comunista”. Se dice con orgullo, creyendo que ésta es la objeción
definitiva e indiscutible contra todos los cargos imputados por sus oponentes.
Este es ciertamente el caso en el que el comunista promedio, al salir de una
clase donde se ha empleado el método de la “discusión controlada”, siente que
los puntos de vistas que, en general, todos llegaron a aceptar esa noche, son
tales que cualquier grupo de personas razonables podría esperar adoptar una
vez que sus mentes se encuentren despejadas de todo prejuicio y propaganda.
Individualmente, cada miembro siente que su punto de vista ha sido aceptado
como tal. Él ayuda a obtener una idea, contribuye en la discusión, y por sus
propios esfuerzos y de los otros, llega finalmente a la conclusión sólo después
de que todas sus ideas preconcebidas y falsas han sido despejadas del camino.

De ahora en adelante, este punto de vista será suyo y la defenderá como


tal. El segundo método tutorial de mayor preferencia utilizado por los comunistas
es el de “las preguntas y respuestas” que guardan una cercana similitud a la
primera. En ambos casos, será necesario que los asistentes a las clases deban
haber hecho previamente la “lectura obligatoria”. Aquel que no pudo hacerla
antes de la primera sesión, pronto se encontrará en aprietos debido al método
utilizado. Cuando el maestro haga las preguntas y los otros presentes vayan
apareciendo con las repuestas correctas, éste quedará desconcertado y
desplazado. Normalmente, ninguno lo censurará por ello mas lo dejará en una
actitud autocrítica, de alguna manera atado por no poder aparecer bien y
determinadamente Por consiguiente, le dará a la lectura un tiempo relativamente
corto pero necesario, la cual, después de todo, ha sido reducida al mínimo, de
una manera tan bien pensada, por las camaradas de las bases.

No importa que método pueda ser utilizado, el maestro al igual que el


estudiante, estará recibiendo la máxima ayuda de los que dirigen ese sección
del partido. El alumno tiene su syllabus y el maestro su guía del maestro,
especialmente diseñada para el syllabus del alumno.

54 - Dedicación y Liderazgo -
El partido explica el método “preguntas y respuestas” mediante una guía
que dice así: “Las clases deberán incentivar a los asistentes a realizar un
estudio más profundo del syllabus y de los libros que tratan de manera detallada
las preguntas formuladas en las clases. Las clases deberán ser consideradas
básicamente como discusiones útiles a estos fines. Más adelante en la guía,
habrá un resumen para maestros que pretende ayudarlos a conducir las clases
en base al método de “respuestas y preguntas”. Se sugiere que los maestros
planteen preguntas para la discusión en las clases. Los maestros pueden, por
supuesto, añadir otros o preparar un cuestionario totalmente distinto. Deberán
usar estas clases y las secciones del syllabus como material de base para sus
respuestas.”

Entonces, resaltando, continúa: “Es de gran importancia que los maestros


preparen los apuntes principales de sus respuestas a mano y no simplemente
se conformen con plantear una pregunta”. En la “guía para maestros”, se brinda
un modelo de apertura para las clases basado en un syllabus sobre los “Principios
fundamentales del marxismo”.

Primero, el maestro deberá explicar el método de la siguiente manera:


Vamos a emplear el método de las “preguntas y respuestas”. Esto implica que
el maestro hará una o varias preguntas en torno a algún aspecto principal de
los problemas tratados en el syllabus. Luego, cuando la discusión sobre el tema
haya concluido, el maestro hará un resumen, continuando con el siguiente
problema de la misma manera. Para tener éxito, este método requiere la máxima
cooperación de todos las camaradas que asistan a las clases. Por consiguiente,
se les pedirá que participen lo más que puedan.

Luego, el maestro seguirá resumiendo el tema a tratar durante esta clase


en particular. Se les dirá a los asistentes que los syllabus otorgados deberán
estudiarse antes y después de las clases, y que el maestro no necesariamente
intentará desarrollar todo su contenido. Y así, el maestro continuará: “Esta
noche, tocaremos los problemas correspondientes a la sección I del syllabus:
“Materialismo histórico”. Discutiremos principalmente nuestro punto de vista
sobre el desarrollo histórico: cuáles son las bases de la sociedad humana, qué
es lo que hace cambiar a la sociedad, cómo surgen las clases sociales y qué es
lo que causa esta lucha de clases.

“El punto de vista marxista en cuanto a desarrollo social consiste en la


aplicación a la historia humana de la visión marxista del mundo y de la naturaleza.
Nosotros llamamos a esto materialismo dialéctico que es, en esencia, la filosofía
marxista. Iniciemos, por tanto, con una breve discusión sobre algunos de los

- Dedicación y Liderazgo - 55
principios de la filosofía marxista”. Eso es todo. A partir de allí, proseguirá con
las preguntas.

Lo primero que la guía para el maestro sugiere tratar es: “¿qué es la filosofía?”
y luego consecutivamente, “¿qué se quiere decir por “materialismo”, “idealismo”
en filosofía”? y “¿por qué llamamos a la filosofía marxista materialismo
dialéctico?” y, finalmente, “¿cuáles son algunos de los aspectos del método
dialéctico?”.

Muy pocos de los asistentes, si acaso ninguno, tendrán alguno tipo de


conocimiento previo sobre filosofía. Es evidente, por ende, que no podrán
responder tales preguntas a menos que hayan realizado la lectura sugerida.
Pero, si por el contrario, han hecho su pequeña tarea, entonces se sentirán
muy orgullosos y quizá algo superiores cuando acierten con las respuestas
correctas. Después de todo, los simples mortales raramente tendrán una mínima
idea de lo que a materialismo dialéctico se refiere. Incluso, poder llamarse
materialista dialéctico con alguna justificación parece indicar ser parte de una
élite intelectual.

Y así continuarán las preguntas. Todas son muy básicas pero inmensamente
importantes en la creación de un líder comunista. En cada punto, se definen los
términos. Pero las definiciones que se dan a los términos comunes son propias
del comunismo, las mismas que no son aceptadas normalmente por otros. De
aquí en adelante, en consecuencia, el comunista instruido poseerá su propio
lenguaje y cuando haga propaganda utilizará palabras con las que la audiencia
ya estará familiarizada. Pero al pronunciarlas, escribirlas, éstas significarán
una cosa para él y otra bastante distinta para los no comunistas que las escucha.
Un buen ejemplo de ello es el cuestionario sobre “Los principios fundamentales
del marxismo”, el mismo que se le recomienda al profesor preguntar al final de
la primera sesión. Estas preguntas son:

¿Qué es una clase social?


¿Cuándo surgen las clases sociales?
¿Qué es una lucha de clases?
¿Cuál es la base para la lucha de clases?
¿Qué es una clase revolucionaria?
¿Cuáles han sido —y son— las más grandes clases revolucionarias de la historia?

Al momento que todas estas preguntas hayan sido respondidas


satisfactoriamente, los asistentes habrán aprendido mucho del marxismo —no
sólo de forma teórica sino con ejemplos mencionados por los mismos asistentes,

56 - Dedicación y Liderazgo -
tomados de las luchas industriales donde ellos mismos han participado, de
agitaciones de arrendatarios que el partido comunista ha llevado a cabo— y así
sucesivamente. Pero también tendrá que aceptar una nueva idea que
conceptualiza cómo se constituye una clase. Tanto es así que los que hayan
aceptado dicha idea, rechazarán automáticamente cualquier sugerencia, por
considerándola propaganda hostil, que indique, por ejemplo, que están
emergiendo o que alguna vez podrán emerger en ciertas circunstancias, nuevas
clases de los que tienen y los que no tienen, ya sea en Rusia o en otros países
comunistas donde el partido comunista está controlando el poder.

Un documento preparado por el departamento de educación del partido


tiene que decir lo siguiente acerca de este método: “El método de las preguntas
y respuestas” en su sentido extremo consiste en elaborar una clase completa
en base a cuestionarios.

El maestro toma un tiempo mínimo para empezar y dar su aportación


mediante sus resúmenes de respuestas correspondientes a las preguntas. Este
método es el más efectivo para una clase realmente reducida como, por ejemplo,
una clase realizada en una de las sedes conformada por cuatro o cinco asistentes.
Una vez más el método necesitará una preparación aún mayor que la clase
directa o una “discusión controlada”.

Luego, surge la siguiente advertencia: “Un maestro necesitará tener sumo


cuidado de: (1) tener las preguntas correctas (2) resolver las respuestas a las
preguntas antes de la clase (3) resumir las discusiones, utilizando lo más posible
la contribución de los estudiantes”.

En efecto, el departamento de educación tendrá el cuidado pertinente para


las preguntas y las respuestas para él. El maestro promedio es un hombre
ocupado y, en vista que la enseñanza del marxismo está rodeada de escollos
que abren la posibilidad de enseñar herejía, lo más probable es que el maestro
tome todas las preguntas de las guías para “maestros”, tal como están. De
igual manera, tenderá a tomar las respuestas que son dirigidas a él como
referencias de las frases específicas de diversos “clásicos” comunistas y textos
que él que ya cuenta como maestro.

Muchos pensamientos se han vertido en las preguntas y en las respuestas.


A menudo, las preguntas son enmarcadas de un modo tal que, casi de pasada,
minan la posición tomada e indiscutiblemente aceptada por el nuevo militante
que ha llegado al partido procedente de otro sector de movimiento laboral o
socialista. El siguiente, es un típico extracto de “La guía para maestros”:

- Dedicación y Liderazgo - 57
“El maestro inicia: Vamos a discutir sobre el tema del Estado —éste es uno
de las temas más importantes donde, sin embargo, ha existido una gran falta
de comprensión dentro del movimiento laboral británico—….”. Luego comenzará
directamente a hacer una serie de preguntas que, en conjunto, presenta la
definición marxista del Estado, contraria a aquella normalmente aceptada por
los líderes y miembros del movimiento laboral británico. Sólo tendrán que
resumirla para descubrir el concepto puramente marxista implantado por este
medio en la mente del más serio militante que recibe las clases. Esta definición
señala:

Es, por supuesto, bastante erróneo suponer que el estado es “neutral” y que
se encuentra por encima de las clases sociales. El estado es y deberá ser
siempre, mientras las clases continúen existiendo, un arma de la clase dominante.
Esta es la manera como el Estado capitalista está organizado en base a los
intereses de capitalistas como clase. Su tarea consiste en mantener y perpetuar
el sistema capitalista incluyendo todas las “armas de persuasión” tales como
sistema educativo, prensa, predicadores, medios de difusión y televisión, etc.
Mantenidos en reserva pero siempre presentes, listos a ser utilizados, se
encuentran “los armas de coerción del estado” que incluyen el sector judicial, la
policía y en último lugar, las fuerzas armadas. Todas sirven a la clase capitalista
a través del denominado Estado “neutral”.

Con esto, se llega a la conclusión de que es correcto y apropiado que, en los


países socialistas donde el partido comunista domina, el Estado sirva a la nueva
clase dominante formada por los trabajadores y albañiles generalmente. Al
igual que el Estado capitalista, el Estado del proletariado es un arma para la
clase dominante —la nueva, la del proletariado—. Los comunistas no están
haciendo más de lo que cada clase dominante ha realizado a través de la
historia al utilizar el sistema educativo, la prensa, predicadores, los medios de
difusión y la televisión, el sector judicial, la policía y en última instancia, las
fuerzas armadas, con el objetivo de perpetuar el sistema social existente y
aplastar a quienes podrían acabar dicho sistema.

Sin embargo, existe la siguiente diferencia: “Todo lo que el capitalista no


puede utilizar ha sido eliminado”. Mientras los capitalistas hipócritamente enseñan
a los niños en las escuelas y al público en general que el Estado es “neutral”,
atacan a todo aquel que busca develar esta falsedad; los comunistas, en cambio,
son abiertos, francos y honestos declarando, para conocimiento de todos, que
el Estado es un arma de la clase dominante. Los pobres tendrán que demostrar
cuánto valen cuando finalmente, con una justicia relativamente severa, el Estado
sea utilizado en nombre de ellos y contra sus ex opresores.

58 - Dedicación y Liderazgo -
Si uno considera el desconocimiento casi total de la teoría política por parte
de aquellos a los se está enseñando, y si recuerda que éstos han ido a aprender
en un modo receptivo, mas no a discutir, entonces uno podrá entender por qué
tales teorías marxistas básicas son aceptadas como revelaciones, como
elementos para comprender el mundo como realmente es.

La mayoría que toma el curso casi nunca se ha puesto a pensar mucho


sobre que es lo que constituye una clase o cual es la naturaleza del Estado.
Pero, al haberse terminado de responder las preguntas, probablemente no
tendrá ninguna duda sobre ello. Las definiciones que, en todo momento, se les
ha proporcionado o sugerido en el syllabus impreso, parecerán ser evidentes.

En algunos países, particularmente durante los primeros años luego que los
comunistas hayan tomado el poder, la “indoctrina” podrá ser manifiestamente
coactiva, siendo a menudo un abierto proceso de “lavado de cerebro”. En algunos
países, los no comunistas no tienen la más mínima apariencia de “indoctrinarios”.
Todo el énfasis de las guías para maestros es puesto en la creación de una
atmósfera amigable y cooperativa. No hay una presión evidente sobre aquellos
que toman el curso.

Una guía para maestros trata este punto bajo un título algo curioso
“contraataque”, como método educativo. Éste explica lo siguiente:

“Existe una vieja y recalcitrante teoría que indica que la mejor forma de
enseñar a los niños a nadar es lanzándolos al agua. Todos los informes acerca
de los niños que terminan flotando milagrosamente son sumisamente archivados.
Hay un silencio, sin embargo, sobre aquellos niños que se hundieron. Una teoría
similar prevaleció una vez en ciertos círculos de maestros del partido, la cual
sostenía que la forma como se enseñaba a la gente iba a atacarlos. Expusieron
públicamente sus debilidades, malas formulaciones y desviaciones. Dicha forma
puede haber tenido un buen efecto en personas de carácter fuerte pero de
aquellos que nunca regresaron a ser atacados nuevamente, no hay reportes”.

El pasaje que sigue puede sorprender a los que han conocido al comunismo
y a los comunistas a través de los propagandistas no comunistas, quienes
suponen que los métodos de los comunistas son siempre necesariamente
despiadados y coactivos.

“Mi propia experiencia indica que uno de los primeros requerimientos para
ser maestro es tener un actitud gentil y decente para con los estudiantes.
Muchas camaradas encuentran las cosas difíciles; muchos, al principio, son

- Dedicación y Liderazgo - 59
tímidos o están nerviosos dentro del campo de estudio. Estoy a favor de una
atmósfera más cooperativa y de camaradería, del esfuerzo de escuchar
pacientemente lo que las camaradas tienen que decir incluso si uno cree que es
equivocado, del esfuerzo para escoger lo bueno de lo malo a través de la
participaciones, y de explicar los errores de la manera más servicial y amigable
posible. En general, hay un fuerte sentido de modestia por parte de los profesores
quienes, a menudo, tienen menos experiencia que aquellos a los que está
ayudando a estudiar. Un trato rudo debe ser reservado para los arrogantes e
intolerantes con los demás durante la clase o el debate”.

Mediante la práctica, en los países no comunistas, el partido ha aprendido


que el enfoque sutil normalmente logra mucho más que los “ataques”. En manos
comunistas, el método sutil puede adoptar una cualidad casi siniestra pues, las
ideas, que de otro modo serían inaceptables, son hábilmente trasmitidas a los
cerebros de los asistentes a las clases.

Esta instrucción lleva a aquellos “indoctrinados” a abandonar y repudiar


prácticamente toda su ideología pasada y, es más, a abandonar las mismas
cosas que, en un inicio, lo llevaron al comunismo. Por ejemplo, el hombre que
se integró al partido porque era totalmente pacifista con el tiempo acepta natural
y “lógicamente” la necesidad de violencia, de guerras civiles y de insurrección
(aun si todo aquel que ha experimentado una guerra civil sabe que ésta tiende
a ser mucho más grave y sangrienta que las guerras comunes “imperialistas”).
Acepta también la idea de sentarse hasta medianoche para estudiar los estudios
de Lenin sobre el arte de insurrección como medio para establecer un sistema
de sociedad donde la posibilidad de guerra será eternamente imposible.

El hombre con un pasado liberal empieza a creer que al unirse al partido


comunista, de algún modo, estará situándose del lado de la libertad e la igualdad.
Luego de asistir a unas cuantas clases marxistas, se habrá “dado cuenta” que
las ideas pasadas no son sino conceptos “burgueses” que no sólo se debe
abandonar sino también combatir, pues son parte del medio por el cual un
sistema social inhumano se vuelve aceptable bajo la apariencia de ser tolerante
y democrático con aquellos que sufren en sus manos.

Y el hombre que se ha integrado al comunismo porque siempre ha estado a


favor de la reforma y, por tal razón, ha respaldado causas y movimientos de
caridad para la reforma social, será conducido a un punto donde aceptará el
dictum de Lenin que señala que “el marxista está interesado en las reformas
mientras éstas puedan usarse como puentes hacia la revolución”.

60 - Dedicación y Liderazgo -
Algunos consejos dirigidos a maestros del partido indican que: “ Puede ser
más importante o más gratificante ayudar a que la gente de clase trabajadora
comprenda verdaderamente el mundo sobre ellos mismos, que ayudarlos a
ganar una perspectiva de clase trabajadora y a despojarse de las ideas y
valores falsos del capitalismo de monopolio”.

El uso de estos métodos de preparación ha mostrado ser gratificante para el


partido comunista. Ellos pasan por lo que es la única evaluación para el
comunismo: Trabajar. Logran su cometido. Hay lecciones que los no comunistas
aprenderán de ellos.

Una de las cosas más importantes, para aquellos avocados al intento de


incentivar la dedicación y creación de líderes, será producir en las clases
comunistas una gran dosis de reflexión, dedicación, tiempo y preocupación. Se
le hará creer tanto al profesor como al discípulo que la gente que se preocupa
por la causa está en una posición superior dentro la organización.

Si la que era la Unión Soviética llevaba a cabo un cambio de políticas, las


nuevas clases estarían organizadas en los partidos comunistas de todo el mundo
para explicar dicho cambio y demostrar que no se alejaban naturalmente de
las enseñanzas marxistas-leninistas. Los mismos syllabus, traducidos una gran
variedad de idiomas, serán frecuentemente utilizados en los partidos comunistas
en decenas de distintos países; los mismos “apuntes de los maestros” serán
utilizados también. Y no mucho tiempo después, la editorial de lenguas
extranjeras en Moscú estará produciendo alguna nueva selección de los escritos
de Lenin para respaldar todo esto. Un ejemplo bastante reciente se produjo
cuando se tuvo que imponer, en todos los países recientemente en desarrollo,
un nuevo énfasis sobre la necesidad de las alianzas de los trabajadores-
campesinos. Esto fue respaldado por un cuidadosamente seleccionado volumen
de escritos de Lenin referente al tema especialmente producido, de atractivo
empastado y bajo precio. Se podría dar muchos más ejemplos como éste.

Así, encontramos también lo mismo en niveles nacionales menores. Podemos


rescatar, más o menos al azar, un ejemplo de la publicación de los miembros
del partido comunista Noticias del Mundo del 8 de septiembre de 1962 en donde
Jack Cohen del departamento de educación del partido publicó un artículo.

La temporada de vacaciones de verano terminó, o pronto terminaría lo que


significaba nuevas oportunidades de trabajo para los miembros del partido
comunista. El partido iba a salir a aumentar el número de sus miembros antes
de efectuarse el próximo congreso del partido. Estaba preparando nuevas

- Dedicación y Liderazgo - 61
campañas contra el fascismo, a favor de la paz y en contra de la incursión de
Gran Bretaña en el Mercado Común.

El escritor estaba revelando lo que era obvio, desde el punto de vista de los
miembros del partido comunista, al decir que todas estas campañas serían más
efectivas “si los principales factores sociales y políticos fueran constantemente
explicados y que esto sólo se podía lograr eficazmente bajo los principios del
‘marxismo-leninismo’ ”. Por lo que, en consecuencia, se requería enseguida
más clases con más gente que asista a ellas.

“El otoño e invierno venideros” escribió, “serán tiempos de creciente lucha


pero para que sean efectivos, deberán ser también tiempos para el estudio.
Estudio de los principios teóricos que guíen nuestro trabajo cotidiano en la
lucha de clases en la pelea por la paz, la democracia y el socialismo”.

El desarrollo de la educación marxista dentro del partido había sido discutido


por el Comité Ejecutivo que había adoptado un plan educativo minucioso para
el año siguiente, el mismo que Jack Cohen continuó explicando. Enumeró muchas
clases nuevas que tuvieron que ser organizadas, dirigidas a cada categoría del
trabajador en el partido, desde el militante incipiente hasta el dirigente mejor
instruido. También se estaba preparando material especial para reforzar estas
clases y hubo charlas simples de introducción. La prensa del partido llevaba
artículos educativos regulares de “especial interés” para nuestros “nuevos
miembros”. Todas las dependencias iban organizando una gran variedad de
clases que se desarrollaban en las “escuelas de enseñanza diaria y de fines de
semana a manera de sucursal”. Había también una campaña nacional de charlas
públicas a la cual “nuestros conferencistas y profesores estarán asignados” con
el fin de difundir las ideas comunistas entre el público en general.

“Un propósito elemental de educación es el incentivo al estudio personalizado


—una práctica rechazada por muchos compañeros activos que alegan “no tener
tiempo” —. Para superar esta visión errónea estamos lanzando este esquema,
especialmente entre nuestros miembros más recientes, con el objetivo de poner
a disposición una biblioteca básica de libros marxistas-leninistas”. Adicionalmente,
se puso a disposición una Guía de lectura para el Estudio del Marxismo –
Leninismo.

Éste es el típico pensamiento y planeamiento comunista. Una nueva situación


política, una nueva campaña, un cambio en las políticas. Todo esto requiere
automáticamente de un mayor estudio que esté directamente ligado al nuevo
progreso. El comunista es un materialista dialéctico. Él cree que, a pesar del

62 - Dedicación y Liderazgo -
conflicto de opuestos, deberá hallar en su propia vida una unidad de éstos. En
la labor de organización y en su propia vida política personal, deberá unificar
estos opuestos aparentes entre la teoría y la práctica. El partido sólo estará
siendo verdaderamente marxista cuando sus campañas sean reforzadas por el
estudio pues dichos estudios están vinculados a las campañas.

En el artículo titulado “Estudiando el marxismo-leninismo” publicado en La


Revisión del Mundo Marxista de diciembre de 1964, Sebastián Calderón describe
cómo el ilegal Partido Comunista de Guatemala, del cual es líder se encuentra
organizando la “educación política” de sus miembros en condiciones clandestinas
y enfrentando una “persecución policial”. Entre las clases que dicta dicho partido,
se incluyen aquellas que tratan sobre economía, historia, estructura de las
clases sociales del país. Ha elaborado un pequeño manual que explica a los
semianalfabetos los términos que escucharán en sus clases de estudio. Asimismo,
ha preparado folletos y syllabus en el lenguaje más simple posible. Los activistas
de la capital han sido asignados para “colaborar en los debates” dentro de los
locales rurales.

No mucho tiempo atrás, el departamento de educación del Partido Británico


abordó el problema del trabajador con poca educación que, llegando cansado a
las clases al final del día, se le indica que debe hacer algo de lectura “básica” si
quiere entender la clase. El departamento sugería que, hasta donde fuera posible,
un compañero que tuviera una formación marxista debía ser asignado a ayudar
a dichas personas. Ésta era su mayor responsabilidad dentro del partido. El
debía, de ser necesario, estar preparado para sentarse al lado del trabajador
exhausto, y poder explicar oración por oración, casi palabra por palabra, lo que
se estaba leyendo.El departamento enfatizó que esto no era un uso extravagante
de personal. Si, al final de un año de tal actividad, se ha desarrollado un nuevo
líder marxista, este tiempo habrá valido la pena. A propósito, si el guía o mentor
ha hecho su trabajo apropiadamente, no será fácil luego que alguien convenza
a dicho trabajador de que éste es un cierto proceso siniestro de “lavado de
cerebro”. Por el contrario, cuando hagan tal imputación su respuesta será:
“¿Quién más en este mundo alguna vez ha mostrado tanto interés en ayudar al
pobre como yo lo hago?

Para entender de manera más completa lo que significa en la vida del partido
todo este énfasis puesto en la instrucción constante y significativa, creo que
uno puede hacer un legítimo paralelo con la iglesia católica. Las nuevas políticas,
los nuevos enfoques a las viejas preguntas (algunos de ellos pueden ser
considerados por el outsider como “volteretas” de los cuales se acusa a los
comunistas) han surgido de las deliberaciones de los sacerdotes asistentes al

- Dedicación y Liderazgo - 63
Segundo Consejo del Vaticano. En general, el laico y el clérigo, en un menor
grado en este caso, han obtenido el conocimiento de estos temas mediante una
prensa secular. Para algunos, muchas de las ideas y de las “directivas” que han
provenido del Consejo han sido desconcertantes. Se ha puesto muy a prueba
la obediencia de algunos de los antiguos sacerdotes; la nueva atmósfera de
mayor libertad ha conllevado a la emergencia de lo que algunos de los elementos
conservadores temerosamente consideran como una tendencia anticlero, sino
hereje, entre las sectores laicos con educación.

Si los comunistas estuviesen confrontando una situación similar, y si la iglesia


sería el partido comunista, entonces la jerarquía católica, en cada país en
particular, designaría de inmediato una comisión de los mejores cerebros para
determinar cómo se podría explicar todo esto a los creyentes: dotándolos del
entendimiento más completo y profundo posible sobre lo que se está haciendo
y las razones de ello. Las clases serían realizadas dentro de cada organización
de la iglesia, con maestros que primero desarrollen cursos especiales donde se
discutan sobre los métodos de presentación y sobre el contenido de lo que se
va a enseñar.

Alguien se haría responsable de hacer una lista de las “lecturas necesarias”,


las que se reducirían a lo más mínimo, de modo que estuviesen limitadas a lo
que es directamente relevante en los temas en discusión. Los syllabus serían
preparados, impresos y distribuidos. Los cursos de estudio serían dirigidos a
cada grupo de la iglesia, desde la persona de menor hasta el de mayor
educación, desde el más novísimo convertido hasta el profesor de teología.
Cuando se tomen las clases, los sacerdotes descubrirían cómo su trabajo sería
afectado por los diversos decretos del Consejo del Vaticano y cómo dicho trabajo
sería trasmitido a la gente mediante sus predicadores, en clases de instrucción
y en actividades pastorales convencionales. La enseñanza a monjas y religiosos
tendría su propio syllabus y sus clases propias donde su trabajo sería revisado
a la luz de las nuevas tendencias, y relacionado, en todo momento, con sus
actividades prácticas y cotidianas así como con su vida de devoción. Miembros
de las organizaciones coristas y de servidores del altar discutirían cómo los
cambios en las liturgias afectarían sus actividades.

Los sindicalistas católicos y otros comprometidos en la acción social asistirían


a clases donde se discutiría sobre su nuevo rol en el nuevo “diálogo con el
mundo” y sobre las nuevas y mejores relaciones con los cristianos no católicos
y con otros. Las organizaciones de estudiantes católicos, de graduados y de
intelectuales, tendrían el trabajo de dar una mirada a los pasados, presentes y
futuros acercamientos a aquellos con quienes han trabajado y con quienes han

64 - Dedicación y Liderazgo -
estado asociados, de modo que éstos últimos también puedan jugar un
importante y completo papel en el diálogo con el mundo a su mismo nivel.

Todo esto puede o no ser factible. Lo que parece cierto es que si esto se
llevara a cabo con algún grado de éxito, la iglesia podría conducir a los católicos
a estar mucho más interesados en su catolicismo, mucho más preparados para
aplicar su cristianismo en su vida diaria en el mundo secular, y podría también
llevar a cabo una grandiosa renovación de la vida de toda la “gente de Dios”
que conforma la iglesia. Sin embargo, la iglesia no está organizada de esta
manera. Ésta no es la forma como “los católicos hacen las cosas”. Empero,
para distinguir esta diferencia entre la iglesia y el partido comunista se tiene
que dar un pauta más que explique por qué los comunistas, a los que los
católicos describen como “hijos de este mundo”, a menudo parecen lograr un
mayor impacto en nuestros tiempos pese a su relativa pequeñez en número, y
por qué están evidentemente más profundamente comprometidos y son más
tenaces que los mismos cristianos.

De lo que hemos visto de la “educación” comunista y de los métodos


tutoriales, quedará claro que hay mucho que los no comunistas, particularmente
los cristianos, no pueden copiar. Hay mucho en ello que será, propiamente una
afrenta para la mentalidad de cualquier demócrata. Pero, hay mucho también
de lo que otros podrían aprender, particularmente en cuanto a la actitud comunista
en el tema del estudio, formación y en cuanto a la reflexión comunista de que
aquél que trabaje para una causa debe lograr una unidad de teoría y práctica
en su vida. Es aquí donde los no comunistas tienden muy a menudo a mostrar
su punto más débil y es aquí donde, con toda certeza, los comunistas tienen su
fortaleza más grande.

- Dedicación y Liderazgo - 65
Capítulo VII:

«Debes ser el mejor»

D esde 1948, cuando me aparté de los comunistas y me volví católico, he


oído quizá cerca de media docena de sermones que han causado gran impresión
en mí, quizás de uno o dos jamás me olvidaré. Uno de estos sermones
inolvidables fue predicado una mañana de domingo de semana santa en una
iglesia, en las afueras de una selva del sureste asiático.

Estaba viviendo como detenido político, en aquel entonces, en una cárcel


local cercana, y le habían ordenado a uno de los guardias, un musulmán, que
me llevase en la camioneta a la misa. Dichas circunstancias, sin duda, ayudaron
a grabar esta ocasión en mi memoria de manera especial pero, fue en especial
la simple efectividad del sermón en sí lo que lo marcó indeleblemente en mi
mente.

La ceremonia ya había comenzado cuando llegué. Un viejo sacerdote hindú


se encontraba predicando a una congregación de hindúes y chinos, la mayoría
de los cuales eran muy pobres. Les narraba que las mujeres, el primer domingo
de pascua salieron al huerto a buscar al Señor resucitado. Buscaron en la
tumba y no lo hallaron. Buscaron en el huerto y, de nuevo, no lo encontraron.
Pero, siguió el predicador, “ustedes no tienen que buscarlo en la tumba, ni
alrededor del jardín para encontrar al Señor resucitado. Él está en sus manos.
Cuando salgas a trabajar mañana, ya sea conduciendo una carreta, perforando
una alcantarilla o cualquier cosa que estés haciendo en tu trabajo diario, estarás
cooperando en el trabajo de creación de Dios. Dios está en tus manos”.

Sentado al frente mío se encontraba un viejo coolí hindú cuyas piernas


desnudas, retorcidas y cubiertas de varices enmarañadas entre sí estaban
como enredaderas en la rama de un árbol. Aquellos que conocen el oriente
estarán familiarizados con este tipo característico. Mientras el predicador
pronunciaba las siguientes palabras: “Dios está en tus manos”, vi al viejo mirarse
sus desgastadas, callosas y retorcidas manos cuyas uñas quebradas eran casi
intimidantes. Algo grandioso le estaba sucediendo. Uno podía observar una
gran y simple verdad entrando en su conciencia. El reconocimiento de lo dicho

66 - Dedicación y Liderazgo -
se expandía en su rostro tomando una mirada de un auténtico asombro. Durante
el resto del sermón, de rato en rato, observaba sus manos, aquellas que
habían de pronto tomado un nuevo y sublime significado. Creo que nunca su
trabajo, cualquiera que haya sido, volvería a ser el mismo. De pronto, no
importaba cuan degradante podía ser ese trabajo, se volvió significativo para
él. Su cristianismo de repente se convirtió esencial para su trabajo. Sus creencias
podían estar relacionadas con la limpieza, al día siguiente, del drenaje del
monzón o con el pedalear desde la mañana a la noche en su pesada carreta.

Así es, por supuesto, como todo cristiano debe ver a su trabajo. Esto es uno
de los puntos más claros. Sin embargo, no es ésta la forma como realmente lo
ve. Si lo hiciera, el denominado “occidente cristiano” sería muy distinto de lo
que es. Los valores de la misa u oficio dominical deberían ser llevados a la
bolsa de valores, a la reunión de directivas, a la oficina de campañas de
marketing, a la fábrica, mas evidentemente no es así. Para el cristiano y para
la mayoría de los otros, el trabajo se divorcia de los credos. Esto no sucede con
los comunistas.

La visión de los comunistas sobre el trabajo va en un sentido mucho más


próximo al del predicador hindú. Para ellos, su lugar de trabajo les brinda una
oportunidad ideal de hacer una labor para el comunismo. Los comunistas lo ven
así. Está en la naturaleza de la sociedad capitalista llevar a, gradualmente,
grandes cantidades de personas a un contacto diario entre ellos mismos con el
fin de producir productos, y por consiguiente, obtener las ganancias que los
empleadores capitalistas demandan. Ésta es una de las formas como la clase
capitalista cava su propia tumba. No puede evitar hacerlo, no importa cómo lo
intente. Pues, al llevar a un número cada vez mayor de trabajadores a fábricas
cada vez más grandes, la clase capitalista obsequia una audiencia hecha a los
comunistas que existen entre los trabajadores. Desde el punto de vista de los
comunistas, esta clase capitalista está obligada por naturaleza a brindarle a
este comunista la oportunidad dorada de diseminar sus ideas entre las grandes
cantidades de trabajadores.

Uno puede anunciar y organizar un mitin, si se trabaja lo suficientemente


duro quizá durante semanas y meses hasta el final, y si el discursista es bueno
y bien conocido, se podrá lograr una audiencia de unas cinco mil personas. Si
se logra, probablemente uno creerá haber tenido éxito. Pero la sociedad
capitalista concede al comunista, no sólo una sino varias veces, quizá varios
miles de personas como audiencia ya lograda. Esta audiencia es concedida de
forma libre, a costa del propio enemigo. Los capitalistas brindan las instalaciones,
consiguen a la gente y le dan la oportunidad al comunista de estar con ellos

- Dedicación y Liderazgo - 67
unas seis, siete, quizá ocho veces al día. El comunista se instala entre ellos al
lado de sus máquinas mientras trabaja, come con ellos en el comedor durante
el almuerzo, conversa con ellos en los descansos de la mañana y de la tarde.

La parte del día del comunista más importante es o debe ser lo que le
acontezca en el trabajo. Ve su trabajo como algo que le ofrecerá una oportunidad
grandiosa para hacer algo por la causa. En contraste, el activista católico
promedio piensa que el momento para entrar en acción en nombre de sus
creencias comienza luego de retornar del trabajo, después de haber merendado
y haberse cambiado y tendrá sólo una hora o dos —cuando está ya cansado—
para brindar a la causa.

Los comunistas habiendo determinado que la clase dominante les ha facilitado


providencialmente esta oportunidad, comienzan a explotarla de manera
organizada. Con mucha razón, llegan a la conclusión que uno tiene más
posibilidades de ser eficaz si es respetado. En una compañía industrial donde
trabajan hábiles operarios, o dentro de una profesión, uno será respetado si es
bueno en su trabajo, no por ser bueno hablando de sus creencias. Puede ser un
tanto ilógico pero el hecho es que, si uno es reconocido por sobresalir en algo,
será escuchado en todas las variedades de temas que no estén relacionados a
este trabajo. Los operarios respetan a los operarios tanto como los empresarios,
quizá con menos razón, respetan a un empresario exitoso. Dentro de la ingeniería
de motores y aeronáutica, en la construcción de embarcaciones y en todo tipo
de trabajos especializados, un hombre es visto con desdén por los mejores
trabajadores si se sabe que es deficiente en su trabajo. Él no es bueno, es un
inútil. Como consecuencia, será poco probable que lo escuchen receptivamente
cuando se refiera a otros temas. Esto puede ser un obstáculo que puede superar,
como algunos lo han hecho, pero es, en efecto, un verdadero obstáculo.

Y así, los comunistas señalan si uno va a ser realmente efectivo en su


centro de trabajo, debe procurar ser el mejor allí. En muchos partidos comunistas,
esto se ha convertido en una regla verbal. Se repite dentro de cada círculo
comunista una y otra vez , “cada miembro debe proponerse ser el mejor en su
trabajo”, la cual no es una mala regla.

Conocí a un hombre que ayudó a dirigir un movimiento de desempleados


desde el fin la Primera Guerra Mundial hasta los inicios de la Segunda. Cuando
se producía una agitación de desempleados en Gales del Sur, él estaba allí para
contribuir a que se llevara a cabo. Las barricadas se dirigían a las calles de
Merseyside y hasta allí llegaba él para liderar la lucha. Si los manifestantes iban
hacia Londres, él iba con ellos. Era un agitador a tiempo completo, dedicando

68 - Dedicación y Liderazgo -
todos sus esfuerzos a la expansión del comunismo entre los desempleados al
apoyar su causa. Como resultado de los líos en los que estaba involucrado,
cada cierto tiempo, iba a parar a la cárcel y al hospital.

En la época en la que surgió la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de los


desempleados ya habían sido absorbidos en las industrias de la guerra. Había
cada vez menos de ellos para que él pudiera organizarlos. Luego vino la
confirmación de que los hombres óptimos físicamente serían conducidos por el
gobierno ya sea hacia las fuerzas armadas o hacia la industria. Los líderes del
partido decidieron que debían retornar voluntariamente a la industria en lugar
de ser esperar ser enviados allá.

Durante la Primera Guerra Mundial, él había trabajado en una rama de


ingeniería que requería un alto grado de habilidad, así que decidió volver al
mismo tipo de trabajo. Como forma de preparación, desempolvaba y estudiaba
nuevamente sus manuales de ingeniería. Luego, buscó y encontró trabajo dentro
de una fábrica relacionada a la actividad de guerra que empleaba a trabajadores
de alto nivel. Los trabajadores allí no eran particularmente conocidos por su
simpatía con el comunismo. Cuando oyeron que el notable agitador iba a trabajar
entre ellos, se mostraron irónicos: “Puede que sea muy bueno al hablar, al
dirigir a los desempleados y al lidiar con la policía en las barricadas, pero
pronto v eremos si es bueno en su trabajo” dijeron. Llegó al trabajo y,
contrariamente a las expectativas, no hablaba ni fomentaba la agitación. Sólo
seguía con su trabajo y fue lo que hizo por periodo de unos cuantos meses.
Durante ese tiempo, se concentró en recobrar sus viejas habilidades, llegando
a dominar su trabajo una vez más. Era un hombre inteligente, las viejas destrezas
retornaron y, otra vez, restableció su reputación por su alto nivel de trabajo.
Sus compañeros entonces empezaron a verlo con otros ojos. En el transcurso
de ese periodo, no tenía ninguna representación principal en el taller ni en su
local sindicalista. Asistía a las reuniones de la fábrica, participaba en las elecciones
de los enlaces sindicalistas, acudía a sus reuniones sindicalistas locales pero
simplemente como militante e integrante. Solamente, para sorpresa de todos,
cuando ya se había establecido como un buen trabajador dentro de los
trabajadores entró en acción. Para ese entonces, ya se había ganado el respeto
de cada trabajador en la compañía y en el local sindicalista. Fue sólo entonces
que postuló para un puesto en el comité de enlace sindicalista y fue elegido.
Dentro de su local sindicalista, permitió que su nombre postule a un menor
cargo y también fue elegido. Realizó ambos trabajos muy bien. No mucho
tiempo después, tuvo una influencia dominante dentro del comité de enlace
sindicalista. Simultáneamente, escaló niveles dentro del sindicato. Luego de
dos años de retornar a una industria donde había estado ausente por veinte

- Dedicación y Liderazgo - 69
años, alcanzó uno de los cargos más influyentes en su sindicato desde donde
podía influenciar profundamente en la política relacionada a la vida laboral y a
los cientos de miles de trabajadores británicos indispensables para la industria
de la guerra.

La visión comunista de la selección de métodos a utilizarse o a rechazarse


que no implicaran principios marxistas como tales, era la pragmática. Los
comunistas evalúan sus métodos mediante una simple pregunta: “¿Funciona?”.
Han demostrado que ser el mejor en el trabajo realmente funciona y lo han
probado una y otra vez. Ellos saben que por causa de todo lo que se ha dicho y
escrito contra el comunismo, y debido a ciertas características del comunismo
propiamente dicho, lo que tengan que ofrecer y lo que traten de “vender” al
público, no será inmediatamente aceptado. Tendrán que vencer al prejuicio, y
si se quiere decir, a la “resistencia ante la venta”. El miembro en particular que
trabaja en una fábrica aprende que puede superar rápidamente estas dificultades
estableciendo tranquilamente una reputación de ser un buen trabajador y un
buen sindicalista. Esto es un consejo que vale la pena se tome en cuenta por
quien trate de imponer ideas impopulares, o por quien es miembro de una
minoría impopular que busca activar a una mayoría apática.

Esta misma regla se aplica al trabajo de los comunistas entre los estudiantes.
Como bien se sabe, los comunistas están activos entre los estudiantes de todo
el mundo —esto sucede particularmente hoy en día en Asia, África y
Latinoamérica—. Es verdad que uno encontrará al estudiante comunista ocasional
que se deja llevar por su comunismo y que por dedicar mucho tiempo a la
actividad política desaprueba sus exámenes, lo cual no es visto con aprobación
por el partido. Es más, probablemente tendrá que rendir cuentas de sus
calificaciones. Su líder del grupo partidario probablemente le dirá: “Trabajas
muy arduamente por la causa y agradecemos lo que has hecho. Pero habrías
hecho una labor aún mejor para el comunismo si hubieras pasado tus exámenes
en lugar de desaprobarlos”. Tendrías más posibilidades de fomentar una
convicción entre tus compañeros de estudio y lo más importante, serías mucho
más efectivo de aquí en adelante. No siempre serás estudiante. La vida del
estudiante es una preparación para lo que viene. Queremos que utilices este
periodo estudiantil como preparación para salir y dejar una marca en tu profesión
y así podrás hacer un buen trabajo para el comunismo desde allí. De modo que
cuanto mejor rindas en tus exámenes, mejor serás para la causa”.Una vez que
el estudiante haya comprendido este punto, sus estudios se volverán más
significativos dejando de ser una necesidad extenuante y convirtiéndose en
una forma de actividad para la causa. Si los encuentra difíciles o desagradables,

70 - Dedicación y Liderazgo -
entonces será esto un sacrificio para él. Tal perspectiva de sus estudios tiende
a hacerlo más exitoso en ellos. El comunista lleva esta misma regla verbal de
que cada miembro debe ser el mejor de su grupo a sus actividades dentro de
otras organizaciones.

Bien recuerdo escuchar a William Gallacher, uno o dos días luego de su


elección como miembro del parlamento en 1931, recordándonos en un mitin en
Manchester que el comunista “debe ser siempre el mejor dentro de la
organización a la que pertenece….yo trataré de ser el mejor en la Cámara de
Los Comunes”, señaló. “Deseo que mis constituyentes en West Fife comiencen
a creer que tienen el mejor M.P. (parlamentario), aquel que vele por sus intereses
mejor que ningún otro”. William Gallacher no fue el único de los grandes
oradores del parlamento. Su excesivamente marcado acento escocés hacía
que lo que decía fuese bastante incomprensible para los que se quedaban en la
Cámara a escucharlo. No obstante, se convirtió en un parlamentario de primera
categoría, como todo el que estuvo algún tiempo dentro de su circunscripción
estará obligado a admitir. Los puntos de vista que expresaba en la Cámara,
aun cuando eran comprendidos, eran aborrecibles para la mayoría de los que
escuchaban. Tenía pocas posibilidades de lograr algunos convertidos allí o incluso
de poder formar algún número significante de simpatizantes en su entorno.

Pero de regreso, en su circunscripción, donde se encontraba la población


minera que lo había llevado de vuelta a Westminster, pudo haber sido un rey
sin corona , al trabajar día y noche por ellos. Y eso es lo que hizo. Al final de
una semana en el parlamento, ya había viajado ciento de millas hasta su remota
circunscripción. Allí, durante todo el fin de semana, se puso a disposición de
todo el que requiriese su ayuda sin importar si eran comunistas o anticomunistas,
laboristas, liberales o conservadores, ateos como él, presbiterianos escoceses
o —como una gran parte de ellos— católicos. Se ocuparía de sus problemas
llevándolos de un departamento gubernamental a otro, manteniendo su
preocupación por éstos como un terrier por su presa. No dejaba en paz a los
ministerios o a los funcionarios hasta haber conseguido las respuestas que
necesitaba. No fue su desenvolvimiento en la Cámara de Debate lo que hizo
que este luchador comunista fuese llevado de retorno al Parlamento una y otra
vez por la gente, la mayoría de ellos anticomunistas, sino el simple hecho de
que pudiera ver que la única manera para llegar “a ser el mejor M.P.” era
poniéndose completamente a la disposición de la gente y trabajando para ellos
detrás de escenas. Por supuesto, esta visión no es exclusiva de los comunistas.
Cuando pienso en algunos de los mejores misionarios que había visto en acción,
recuerdo a los hombres que han llevado mucho de esta visión a su trabajo.

- Dedicación y Liderazgo - 71
Pienso, por ejemplo, en el periodo cuando me hospedaba, a principios de
1962, con un grupo de jesuitas en Calcuta entre ellos dos belgas que,
anticipadamente al Papa Juan XXIII y Pablo VI, se encontraban ya conduciendo
un diálogo fructífero con los no cristianos. Esto fue posible por la visión que le
dieron a su trabajo. Uno se había ganado la reputación, dentro de los círculos
académicos hindúes, de ser uno de los más destacados eruditos bengalíes en el
Este de Bengala. El otro, un erudito de sánscrito, era particularmente conocido
por haber llegado a dominar la música clásica hindú. Esto hacía que
frecuentemente fuera invitado a asistir a los matrimonios y funerales hindúes
para cantar himnos en sánscrito de su propia composición, inspirados en el
Espíritu Santo de la Santísima Trinidad. Estos hombres tienen acceso a círculos
que, de otra manera, estarían cerrados para ellos. Un mundo de cultura en la
que no podrían formar parte si no fuera por el hecho de que ellos también se
han propuesto ser los mejores en su trabajo.

Ellos no han salido a hacer proselitismo crudamente: no han impuesto su


religión a otros sino que han contribuido a las ideas de la gente seria,
culturizada e interesada en sus pensamientos. No se encuentran a la
caza de convertidos a manera de caza de cueros que hacían los indios rojos,
pero si alguien llegara a convertirse, podrán estar seguros que no se tratará de
alguien de segunda clase.

Esa clase de hombres como los jesuitas belgas atraen a los mejores. En
otras palabras, ellos tienden a atraer gente de su propio tipo. Esta regla de los
comunistas, aplicada al trabajo o a otras actividades, ayuda a asegurar que el
partido consiga calidad de su material humano. Esto ayuda a explicar por qué,
tan a menudo, son los mejores y no los peores quienes van al comunismo.

72 - Dedicación y Liderazgo -
Capítulo VIII:

Campañas, críticas y directivos

“E l partido vive por sus campañas”. Esto es uno de sus lemas y, a diferencia
de otros, hay mucho de verdad en ello. La mayoría de los militantes, como se
pudo observar anteriormente, se integran al partido mediante las campañas
que el partido organiza. Las campañas mantienen activos a los miembros del
partido a tiempo completo. Ésta es una política deliberada. Muchas ideas se
tienen que aportar para asegurar que una campaña continúe una a otra, casi
sin parar. Los comunistas, si merecen en algo llamarse así, están siempre
activos. La actividad por sí misma sirve para un propósito importante, pero
ésta tiene que ser lo más significativa posible de modo que más y más no
comunistas puedan ser atraídos para integrarse al partido.

Para mucha gente que no son comunistas, la actividad es casi un objetivo


en sí misma. Años atrás, conocí a un hombre que dedicaba cada momento de
su tiempo libre, siete días a la semana, 365 días al año, a la crianza y
competencia de palomas caseras. La mayoría de nosotros conoce a otros que
dedican todo su tiempo libre al cultivo de orquídeas o quizá a jugar bridge,
dándoles a estas actividades un enfoque tan serio como cualquier hombre alguna
vez daría a una causa que puede cambiar el mundo. Algunos pasan su tiempo
organizando a otra gente. Al instar a sus miembros a ser activos, por ende, los
comunistas no estarán yendo contra sus principios. Estarán usando algo que
tiene su propio poder de atracción. La gente, una vez que está apropiadamente
integrada al activismo, siente una satisfacción por ser activa. Si esto puede
llegar a ser significativo, entonces logrará una satisfacción aun mayor pues
sentirá que está participando de algo virtuoso. Los comunistas lo reconocen.
Ellos logran el éxito, hasta grados excepcionales, tanto para mantener a su
gente casi constantemente en acción como para lograr que la actividad de sus
miembros se vuelva relevante a las necesidades o a los deseos de la gente a la
que se está buscando influenciar o convocar al activismo.

Éste entonces, es el enfoque que se le da a la técnica de campaña.


Colectivamente, los líderes de todos los niveles deben encontrar temas mediante
los cuales puedan hacer campaña, los mismos que estarán relacionados a las

- Dedicación y Liderazgo - 73
necesidades reales de las personas. Idealmente, estos asuntos deben estar
ligados a los más profundos deseos de las personas. Es muy frecuente que las
campañas comunistas tengan poco que ver con los objetivos a largo plazo del
comunismo sino más bien con la gran tarea de mantener en acción a los miembros
del partido, de atraer a otros al movimiento y de crear la imagen de un partido
que se preocupe solitariamente por las vidas y por los problemas de la gente
común.

Mucho del éxito de Mao Tse-tung, particularmente durante la fase de guerrilla


de su lucha, dependió de la habilidad de su partido para descubrir las necesidades
de la gente y llegar ante ellos como defensores. En uno de sus ensayos, describe
esta perspectiva como “de la gente para la gente”. Con esto, él quiere decir
que su partido deberá mandar a sus miembros a interactuar con la gente,
tratar de descubrir que es lo que más quiere, que preguntas perturban su
mente y que cosas están más cerca de su corazón. Luego, los miembros deberán
reportarse a su partido, recoger, unificar y agrupar lo que han descubierto.
Luego, se deberá discutir sobre todo ello y encontrar los medios por los cuales
esto será usado para la causa comunista. El partido entonces adapta su campaña
a las cosas que la gente realmente desea. Uno obtiene de la gente la materia
prima para la campaña, le da un contenido comunista y la devuelve a ella
nuevamente. Ya que se originó con la gente, como Mao observa, responderá
naturalmente a ella.

Los comunistas dicen que su meta es lograr un mundo comunista. Esto,


como previamente lo enfatizaron, significa cada país del mundo. Este propósito
es mantenido firmemente en la mente comunista todo el tiempo y se le hace
sentir que todo lo que hace está relacionado con el objetivo final. Nunca debe
perder de vista esto o las campañas pueden terminar siendo objetivo de sí
mismas. Incluso, el comunista puede ser estar tan atrapado en las campañas
en pro de las reformas que con el tiempo empieza a creer que la sociedad
existente puede ser reformada, cuando como marxista debería creer que la
erradicación de dicha sociedad debe ser una precondición necesaria para la
construcción de su mundo comunista. No obstante, no se puede hacer campaña
exclusiva y continuamente para el mundo comunista. Esto es un objetivo a
largo plazo. Debido a su propia naturaleza, no puede obtener un logro inmediato
pues no mucho tiempo después la gente se hartará de hacer campaña a favor
de su causa si es que no tienen otros objetivos por los cuales trabajar.

Los libros de Lenin y Stalin son leídos como textos militares. La terminología
corresponde a la de la academia militar. Los comunistas piensan en términos de
estrategia y táctica, y piensan como muchos oficiales del ejército. Asimismo,

74 - Dedicación y Liderazgo -
cada militar debe saber que el arte de hacer campaña consiste en poder
mantener la moral de sus tropas pase lo que pase. Él sabe que una gran derrota
puede hacer que sus hombres se desmoralicen pero sabe también que existen
formas para evitarlo. Sabe y debe saber que se puede sufrir una derrota y aún
mantener la moral en alto si él envía a las tropas a la acción rápidamente, hacia
cualquier vector del frente de batalla donde puedan conseguir una pronta victoria,
sin importar que tan pequeña pueda ser. Así, por esta razón, se necesita
también de objetivos a corto plazo. El objetivo a largo plazo del mundo comunista
puede no lograrse por algún tiempo (aunque los comunistas creen que se logrará
durante el periodo en el que viven). Pero a los miembros de partido comunista
también se les da objetivos que son posibles de cumplir en el acto. Puede haber
lugar para pensar en castillos en el aire pero los hombres necesitan, entretanto,
algo que los mantengan en el camino.

El objetivo inmediato del comunista es ganar su propio país para el


comunismo. Es tarea del partido nacional comunista es facilitar formas y medios
para lograr dicho objetivo y para hacer partícipes a todos sus miembros en
esta labor. Cada comunista, por lo tanto, trabaja al mismo tiempo unánimemente
para lograr un mundo comunista y para hacer de su país, un país comunista
como contribución a su objetivo de largo plazo. Es innecesario, creo, mencionar
que hay una cierta similitud en esto entre el comunista y el cristiano, que desea
ganar el mundo para Cristo -su propósito a largo plazo- y lograr la cristianización
de la sociedad en la que vive, la misma que debe describirse como intermediaria.
Sin embargo, debe haber objetivos a corto plazo e inmediatos. Hacer campañas
para dichos objetivos es como efectuar pequeñas escaramuzas en las que el
sabio oficial manda a sus hombres, sabiendo de antemano que tiene una buena
oportunidad de obtener una pequeña victoria. Esto sirve de gran importancia
psicológica para mantener constantemente la moral en alto. Campañas para
objetivos inmediatos correctamente seleccionados ayudarán a asegurar que
los integrantes no pierdan el espíritu, los mantendrán trabajando continuamente
por la causa y los mantendrán, por ende, ligados a ella. Un cese repentino de
la actividad, debido a alguna enfermedad u otra contingencia, ha sido la perdición
de más de un comunista -esto ha conducido su actitud hacia el enfriamiento del
comunismo y a su consecuente deserción-.

El objetivo inmediato debe ser todo aquello que vincule a la gente con el
partido, que debilite la posición de la “clase dominante” y de los oponentes al
comunismo, y que haga progresos a favor de la causa del comunismo. Si los
miembros pueden ver resultados cada cierto tiempo, como los comunistas
normalmente lo hacen, entonces sentirán que toda su lucha y campaña vale la

- Dedicación y Liderazgo - 75
pena, y lograrán la muy humana satisfacción de ver algo “intentado”, algo
“realizado”.

Un evidente e inmediato objetivo es el formar convertidos. Esto es algo que


está en la mente del comunista todo el tiempo. Él, está fuera para crear
convertidos cuando pueda y dondequiera. A menudo, los métodos de los
miembros de manera individual han sido ordinarios. Han hecho proselitismo
tan descaradamente que han provocado una resistencia a sus esfuerzos, lo que
es natural y comprensible. Esto no es propio de los comunistas. Hubo muchos
otros que han caído en esta misma trampa.

Los comunistas aprenden de sus errores y así sus métodos para lograr la
conversión se han inclinado a volverse más sutiles conforme han transcurrido
los años aunque, esto no significa que sus miembros tengan ahora una mentalidad
menos orientada a la conversión. Todo comunista que merezca reputación,
actuará con miras a integrar a un nuevo grupo de personas, casi instintivamente
observará a su alrededor para ver quienes son los “probables”, aquellos que
pueden ser conducidos al partido con mayor facilidad y provecho. Habiéndolos
seleccionado, tratará de disfrazar sus modos y medios para lograr su conversión.
Yo mismo hice esto hace muchos años. Algunos de mis convertidos ahora han
dejado el partido, algunos están trabajando contra el comunismo, sin embargo
aún hay muchos que están totalmente comprometidos a la causa. Mientras que
se espera que cada comunista en particular esté al acecho de convertidos a
tiempo completo, trabajando pacientemente en sus compañeros de trabajo,
amigos y familiares, también se debe reconocer que el partido, por medio de
su propaganda, tiene la responsabilidad de tratar de convertir a la opinión
pública y de cambiar el clima de opinión que dichas conversiones fácilmente
provocarán.

Lo que es de interés inmediato para nosotros es que el partido sí logra crear


en sus miembros una cierta actitud mental. Dicha actitud es la que los conduce
a la creencia de haber alcanzado lo mejor que puede existir en la tierra y que,
ya que es así, tienen el derecho y la responsabilidad de compartirlo con los
demás. Al llevar a los convertidos al partido, están contribuyendo a apresurar
el día en que se alcanzarán los objetivos comunistas de mediano y, en su
debido momento, de largo plazo.

Las campañas para alcanzar objetivos de corto plazo son, ciertas veces,
innegables a los intereses de la gente común —siempre que podamos olvidar el
motivo oculto de los comunistas—. Un comunista se regocija cuando aprenden
a soportar ciertas privaciones innecesarias que la gente está padeciendo, y por

76 - Dedicación y Liderazgo -
razón de las cuales el partido puede desencadenar una agitación. Un éxito
rápido y relativamente fácil mejorará la imagen del partido y se traducirá en
muchos más lectores nuevos de la prensa comunista y, posiblemente, muchos
convertidos al partido también.

Un comunista debe permanecer cerca a la población si tiene que ofrecer


una total contribución a la vida del partido. “Somos el pez, la gente es la
corriente” decía Mao Tse-tung. Lo que quiso decir con esto es que los comunistas
están tan cerca de las personas que pueden sentir cada corriente y actuar de
acuerdo a ella.

Posiblemente, los padres de unos niños en un cierto vecindario se encuentren


preocupados, con toda razón, por el hecho de que una calle, hasta ahora
considerada relativamente segura para que crucen los niños, se ha vuelto
peligrosa. Puede ser que haya un servicio de transporte inadecuado que dificulta
a las amas de casa llegar a la tienda o a los trabajadores llegar a la estación
desde donde viajan diariamente a su trabajo. Cualquiera sea el asunto, se
espera que el partido se ponga en acción, siempre que no esté en conflicto con
los mayores objetivos e intenciones del partido, y que sea del conocimiento del
local sindicalista.

Recuerdo como, en una ocasión —remontándome nuevamente a mis días


comunistas—, descubrí que la gente que vivía en una urbanización a las afueras
de la ciudad donde me hallaba trabajando, tenía que salir unas tres cuartas de
milla fuera de la carretera para llegar a la ciudad, pues su carretera estaba
bloqueada por el ferrocarril central que atravesaba la urbanización. Era una
demanda perfectamente legítima. Alguien debía haber facilitado ese puente
años atrás cuando se construyó por primera vez esta urbanización. Según
recuerdo, tenía literalmente hasta ese momento a cada residente de la
urbanización que apoyaba la demanda. Una agitación espléndida, con peticiones,
concentraciones y marchas, y una buena publicidad de la prensa, fue promovida
a nombre del partido comunista. No conseguimos nuestro puente pero
conseguimos una unidad del partido comunista establecido en la urbanización
donde previamente era yo el único miembro que vivía allí, por lo que, desde el
punto de vista, la campaña fue un éxito total.

No importa cuáles puedan ser los motivos, el hecho es que frecuentemente


los temas de su campaña, y mediante las cuales ganan a sus convertidos, son
los que podrían y deberían ser focalizados por otros. Si los cristianos, demócratas
y otros no están en contacto con la gente, si no ven que tienen la responsabilidad
de preocuparse por las necesidades diarias de la gente común, entonces no

- Dedicación y Liderazgo - 77
tendrán razón de quejarse cuando los comunistas se presenten y conduzcan
una campaña para sus propios propósitos, tomen los convertidos y, quizá, el
crédito también.

Los miembros, en particular de las organizaciones católicas, se sienten


frustrados a menudo porque en las clases de estudio y los cursos de “formación”
pueden discutir primero sobre los principios y sobre “los derechos humanos
inalienables del hombre”, siempre que éstos sean de su agrado y mientras
cada miembro de la autoridad esté perfectamente feliz con ellos, pero una vez
que los miembros tratan de traducir a la acción lo aprendido, los problemas
comienzan. El clero se siente nervioso de lo que ellos pueden hacer y ven con
aprensión cuando los jóvenes se empiezan a intentar aplicar su cristianismo a
algún segmento de la sociedad pagana en la que viven. Mientras que los laicos
hablan, no tienden a producir, al parecer, mucho daño pero una vez que salgan
y empiecen a tratar de hacer cosas, las luces de alerta empezarán a encenderse
a la distancia.

A veces, organizarán ambiciosas encuestas locales y potencialmente útiles.


Irán de casa en casa tratando de descubrir cuales son los problemas de los
jóvenes trabajadores. Todo esto persigue un propósito y aparenta ser relevante.
Y así entonces, la recopilación de información, el tocar las puertas, los
cuestionamientos y discusiones tendrá un fin. La encuesta será finalizada y
cierta información útil habrá sido recopilada. En escrito, sabrán más de lo que
sabían antes. Sabrán por ejemplo sobre la explotación de aprendices como
mano de obra barata en las fábricas, sobre la perpetuación de inmorales rituales
de “inauguración” en talleres donde trabajan un gran número de mujeres, sobre
el gran número de jóvenes que nunca entraron a una iglesia, sobre aquellos
que viven desprovistos de cualquier propósito o dirección, o sobre aquellos que
continúan saliendo por día y noche con sus “corazones púrpuras” (píldoras que
se usaban con frecuencia como estimulantes o drogas en la década del sesenta)
. Y luego de esto no surgirá nada, excepto un anticlímax. No se emprende
ninguna forma de actividad curativa o preventiva. Se ha dejado una base para
la campaña pero no hay campaña. Todo aquel que deba rendir cuentas a sus
superiores sentirá temor de lo que esto puede provocar. Esto, una y otra vez,
ha conducido a un alejamiento de la afiliación y la participación en actividades
de organizaciones tan excelentes como, por ejemplo, los Jóvenes Trabajadores
Cristianos.

Esto no es un problema para los comunistas. Una vez más nos encontramos
frente a la paradoja de que aquellos que supuestamente son los grandes
defensores del individuo muestran menos fe en la gente que los comunistas

78 - Dedicación y Liderazgo -
que son, supuestamente, enemigos de la persona humana. Los miembros del
partido son enviados a la acción y van, sabiendo que sus superiores creen en
ellos. Los líderes envían a sus militantes a campañas esperando que cometan
errores, de hecho lo harán, pero les enseñan también a aprender de los mismos.

La importancia del rol que los laicos desempeñan —la necesidad de


consultarles, de crear vínculos personales y organizacionales que les permita
comunicarse con el clero y con la jerarquía— empieza a ser reconocida como
resultado de las deliberaciones del Segundo Consejo del Vaticano. Pero las
viejas actitudes y costumbres son difíciles de erradicar. Muy a menudo, cuando
los laicos cristianos entran en acción no sienten que sus líderes realmente
creen en ellos. No sienten que cuentan con la confianza del sacerdote u obispo
cuando se lanzan hacia una campaña, y hay razones para ello. El problema no
es simple pero es real, particularmente para aquellos que se ven frustrados por
lo que parece ser casi una total falta de confianza. Los laicos ven que los
sacerdotes cometen error tras error y esperan fervientemente que aprendan
de ellos. Ellos también desean poder tomar el riesgo de cometer errores y que
también se les dé la oportunidad de aprender de ellos.

Recuerdo que en una ocasión había dictado una charla a un numeroso grupo
de sindicalistas católicos. La reunión había sido un éxito, desde todo punto de
vista. Pero luego, mientras todos compartían una tranquila comida, el sacerdote
me dijo: “Has hecho que toda mi gente quiera entrar en acción, pero se me
ponen los pelos de punta. No sé de qué clases de herejías van a ser culpables”.
Si uno nunca dice algo en nombre de sus creencias, si nunca hace algo, nunca
va a ser culpable de herejía, a no ser el total fracaso por no hacer algo por sus
ideas que, casi constituye, a mi parecer, una herejía por sí misma. Quizá esa es
una de las más grandes y terribles herejías de nuestros tiempos.

Por supuesto, el enviar a la acción a un hombre implica un riesgo calculado.


Debe haber pérdidas y fracasos. He viajado mucho por el mundo, lo que me ha
permitido saber que los sacerdotes que salen al exterior para realizar misiones
no están infrecuentemente involucrados en crisis emocionales durante los
primeros meses de su vida en el lugar foráneo, y por esa razón, son reenviados
a su sitio de origen. Ninguno sugiere que por esta razón se debe retirar a los
sacerdotes y religiosos de las misiones. Cuando lo mismo sucede con los
misioneros laicos que salen hacia distintos lugares, aún habrá frecuentemente
una autoridad que resolverá que el esfuerzo del laico moderno es una amenaza
y, a partir de entonces, excluirá posiblemente a todos los misioneros laicos de
su diócesis. Sin embargo, los seres humanos cometen errores y todo aquel que
esté a cargo de otros tiene que aprender a estar preparado para ver cometer
dichos errores.

- Dedicación y Liderazgo - 79
Todo comunista dirá que lo importante no son los errores que se haya cometido
sino que se debe enseñar a la gente a aprender de ellos. Han demostrado que
pueden, a menudo, aprender más directamente de sus fracasos que de sus
éxitos. Es ésta una razón por la que, aunque los comunistas, obviamente cometen
errores, desde los más altos líderes mundiales hasta los de menor rango, es
excepcional para ellos cometer el mismo error dos veces —y no quiero decir
que todos ellos sean desterrados y degradados como el Sr. Molotov o
Khrushchev—. Esto, hoy en día, es reservado principalmente para los altos
líderes. Nuestros estadistas occidentales cometen errores también pero, se
teme que sigan cometiéndolos por años.

No es por coincidencia que esto sucede. Nosotros encubrimos nuestros


errores. Ésta es una forma de hipocresía, de completa deshonestidad, aun si
normalmente se hace a nombre de la cortesía. Los comunistas, por otro lado,
son implacablemente autocríticos y se critican entre sí. No tienen que
preocuparse por practicar la caridad cristiana. No obstante, hay algo que se
debe aprender de su enfoque autocrítico ya que es un maravilloso antídoto a la
autocomplacencia. Lo llaman “autocrítica bolchevique”, lo que suena como una
pieza de jerga comunista pero es muy significativa para los comunistas.
Ciertamente, ellos señalarían que ésta es una de las más sanas y mejores
tradiciones en la vida del partido.

Ellos manejan una campaña, participan en alguna forma de actividad y luego


sigue lo que ellos llaman la “investigación”. En la investigación, no están
preocupados por ser amables entre sí. Su única preocupación es descubrir qué
debilidades fueron descubiertas durante la campaña y qué errores se cometieron.
Ellos no le dicen al otro lo maravilloso que son y cuan espléndida fue dirigida la
campaña. Al contrario. Cuando se hace una contribución a la discusión, primero
uno hace una autocrítica, admitiendo que fue de tal y tal forma que estuvo
equivocado. No hace referencia de sus triunfos ya que éstos son considerados
como concedidos. En lugar de eso, se dice: “Cometí un completo desliz en esto,
en aquello y en lo otro.” Luego, habiéndose autocriticado de manera honesta y
franca, uno considera entonces tener la facultad de hacer lo mismo con los
otros presentes. Se enfatiza dónde hubo equivocación en ellos y se busca sus
puntos de vista al respecto. Se saca a relucir cada error pero, lo más importante,
las constantes encuestas revelan por qué se cometieron los errores, cómo
podrían haber sido evitados y cómo las lecciones tomadas de dichos errores se
podrán aplicar a tipos específicos de actividad ya planificados. Su lenguaje es
quizá más severo y agudo que aquel que el cristiano puede usar legítimamente.
Sin embargo, el enfoque crítico es bueno para cualquier organización que tome
tan seriamente su trabajo como lo hace el partido comunista, que considere
ser o aspirar ser una élite, y que desee ser lo más efectiva posible.

80 - Dedicación y Liderazgo -
Ciertamente, ellos han demostrado que la idea es buena para los propósitos
comunistas. Una de las consecuencias más importantes es que los líderes se
sienten libres para enviar a la acción a sus miembros, sin inhibirse por la idea
de poder estar cometiendo errores. En vista que estos líderes saben de antemano
que los errores no necesariamente son desastrosos, siempre que toda persona
involucrada los estudie a su debido tiempo, aprenda de ellos y trate de asegurar
que no se repetirán. La autocrítica bolchevique es de una importancia psicológica
considerable, pues ayuda a crear un enfoque serio a las actividades de los
miembros. Ante el hombre que se integra al partido comunista y que ve cómo
la autocrítica se aplica al trabajo, parece mostrarse una clara evidencia de que
allí hay un grupo de gente de ideas serias, deseosa de terminar con todas las
tareas que la realización de éstas le imponen, evitando cualquier distracción y,
así, continuar con las labores que requiere este serio asunto.

Déjenme darles un ejemplo de mi propia experiencia de cómo esto funciona.


A principios de la última guerra, yo estaba viviendo en un suburbio industrial de
Londres. La población de la ciudad se había casi duplicado, a mi parecer, en el
transcurso de los seis años previos. Este suburbio estaba rodeado de áreas
urbanizadas y no había algún terreno sin construir dentro de los límites de la
ciudad, lo que significaba que tenía que haber casi dos familias viviendo en
cada casa. La provisión de combustible doméstico, que los constructores de las
casas habían suministrado estaba prevista para las necesidades de una familia,
no de dos. Todo ello estaba destinado a provocar un problema. Pero el problema
se hizo inmensamente mayor cuando Gran Bretaña tuvo que cambiar su
economía de épocas pacíficas a una economía de guerra. Todo estaba dirigido
a satisfacer las necesidades de las fábricas de guerra. Esto incluía el carbón. En
muchas partes de Gran Bretaña hubo, a consecuencia, una crisis de combustible
doméstico. El carbón no llegaba al consumidor doméstico sino que iba a las
fábricas, además se mantenían los ferrocarriles libres de carbón para el
transporte de materia prima requerida por la industria.

En ese entonces, estaba trabajando en el staff del Daily Worker y la mayoría


de mis actividades e intereses se hallaban en el centro de Londres. Con poca
frecuencia, veía mi casa, la cual se había convertido en un poco más que un
dormitorio para mí. Pero a tiempo me percaté que estaba padeciendo una
severa crisis de combustible. No había llegado el carbón hasta allí por semanas.
La gente no tenía el lugar adecuado ni era de la clase que pudiera guardar
anticipadamente grandes provisiones de modo que, ya habían gastado todo su
combustible. El invierno era crudamente frío. La gente vivía en sus casas
desprovistas de calefacción lo que significada incomodidad para muchos y un
real padecimiento para algunas personas. Me di cuenta de todo esto cuando

- Dedicación y Liderazgo - 81
descubrí que yo mismo no tenía carbón. Convoqué a reunión a los líderes del
partido comunista local. “Hay una crisis de combustible que ya está golpeando
muy severamente a la clase trabajadora” dije. “La gente está sufriendo. Ustedes
están viviendo aquí, la mayoría de ustedes están trabajando aquí, deben haberse
enterado de esto, y sin embargo no han hecho nada al respecto. La pregunta
es, ¿qué vamos a hacer en esta situación? Esto demanda la acción del partido”.Me
senté allí y entonces escribí un folleto que manifestaba que la gente de ese
pueblo debería “rehusarse a tiritar en silencio”. Describí una situación en la que
los ancianos se sentaban cerca de estufas vacías y la gente enferma moría en
casas sin calefacción. El combustible, señalé, debe llevarse a los hogares de la
gente y debe hacerse inmediatamente. En esa etapa de la guerra, nosotros, los
comunistas, nos oponíamos a la causa de ella. Habíamos dicho que era una
guerra injusta y que nuestra línea política era tratar de socavarla. Una campaña
para lograr la distribución del combustible a los hogares de la gente, golpearía
levemente los esfuerzos de la guerra pero también estaba comprometida con
las necesidades de la población. Era una combinación perfecta. El folleto
culminaba exhortando a las amas de casa a acudir al municipio, el jueves, a las
3 de la tarde para hacer conocer su descontento. Prácticamente, no contábamos
con amas de casa en el partido local así que no teníamos idea de cómo sería la
respuesta. Sin embargo, pedí a los líderes locales imprimir unas 10 000 copias
de los folletos y luego veríamos quiénes aparecerían.

La máxima expectativa a la que aspirábamos era ver aparecer a un número


de gente suficiente para poder tener una delegación comunista convencional
que se entrevistara con el alcalde. Cinco genuinas amas de casa de clase
trabajadora y Douglas Hyde para mantenerlas dentro de los lineamientos del
partido. Al momento pactado, acudimos a ver los resultados, si en caso hubiese
alguno, que tuvieron los folletos. No había, en efecto, posibilidad de seleccionar
una reducida delegación entre todas las que estaban allí. Miles de enfadadas
amas de casa habían llegado para hacer conocer al mundo que no estaban
preparadas para tiritar en silencio. Yo había estado presente en guerras civiles,
en revoluciones pero nunca vi algo más atemorizante que miles de amas de
casa enojadas demandando combustible para calentar a sus tiritantes niños.
Entraron furiosamente al municipio y agarraron al alcalde fuera de su sala, y
luego fueron al departamento de combustible e hicieron lo mismo con el
funcionario respectivo. Rompieron algunas ventanas y luego se fueron a casa.
A la mañana del domingo siguiente, me desperté por el ruido de pesados
camiones circulando por la calle donde vivía, y también, por el ruido producido
en todas las calles del vecindario. Corrí mis oscuras cortinas, eché un vistazo
afuera y observé que incluso los hombres de baja policía habían sido obligados
a entregar carbón por la autoridad local. La municipalidad había movilizado a
casi todos los camiones disponibles del lugar.

82 - Dedicación y Liderazgo -
Nuestra demostración con las amas de casa había sido publicada en la portada
del Daily Worker describiéndola como una gran campaña comunista. No es
necesario mencionar que la edición del lunes del Daily Worker traía una historia
aun más importante con titulares mucho más resaltados, anunciando la gran
victoria de la que el partido comunista había sido promotor. Destacó también la
adecuada moraleja de que la gente del suburbio industrial de Londres no tiritaría
más, pues se habían rehusado a tiritar en silencio. Luego al reunirnos en la filial
partidaria, se produjo la etapa de investigación para discutir esta aparentemente
exitosa campaña. Nuestra propaganda había sido descrita, lógicamente, como
un gran éxito. Pero, ¿cuál fue el resultado de nuestro veredicto en la
investigación? Resultó que la campaña había fracasado. ¿Por qué? Habíamos
demostrado a las autoridades y a nosotros mismos que las amas de casa de
nuestra ciudad estaban molestas por una situación provocada por la guerra.
Habíamos tenido miles de irritadas amas de casa en una situación conflictiva y
luego provino la victoria. Sin embargo, ésta había llegado muy fácilmente.
Entonces como consecuencia teníamos miles de amas de casa satisfechas y
complacidas presumidamente sentadas cerca de sus estufas, felicitándose y
halagándose a sí mismas por lo que habían logrado por su propio esfuerzo;
debíamos haber formado una molestia en las clases, debíamos haberle dado a
la campaña un contenido revolucionario; teníamos que haber conseguido algunos
convertidos para el partido comunista. Desde nuestro punto de vista, los
resultados habían sido inútiles y no ventajosos para la causa revolucionaria.
Publicamos su descripción como un fracaso. En eso consiste la autocrítica
bolchevique en acción.

Si hubo algo en esto que otros tendrían que adoptar y adaptar es ciertamente
la actitud mental. Una determinación honesta consigo mismo y con los otros en
relación a lo que uno está haciendo. Descartar los cumplidos y las frases repetidas
de modo que sea posible ver si los propósitos de la causa han sido realmente
beneficiados por las actividades en las que uno ha participado. Para poder
decirse a uno mismo y al otro, “¿de qué se trata todo esto, y para qué sirve?”.

Los comunistas, se dice, están preocupados en cambiar la sociedad, no en


cambiar al individuo. Esto es verdad en el sentido de que ellos creen que
cambiarán al mundo al cambiar a la sociedad, que al mejorar el entorno del
hombre le permitirán evolucionar más rápidamente para convertirse en un ser
totalmente civilizado. Pero también es cierto que cada individuo comunista está
preocupado por desarrollarse a sí mismo, y que sólo puede llegar a ser un buen
comunista al hacerlo. Para mencionar otra situación, los hombres que están
ansiosos por transformarse en mejores personas pueden encontrar una salida
a sus deseos a través del partido. Esta es, no hay duda, una de las muchas

- Dedicación y Liderazgo - 83
razones por las que el comunista ve cómo el partido del comunismo ateísta se
convierte en un hogar tan familiar para muchos ex seminaristas, sacerdotes
renunciantes, hombres que en su juventud soñaron con ser monjes budistas o
sacerdotes de los templos hindúes, y aun quienes habiendo crecido contra una
formación familiar religiosa, se han rebelado contra su religión.

La necesidad de la preocupación comunista por su autodesarrollo es


enfatizada más elocuente y atractivamente en el escrito Cómo ser un buen
comunista de Liu Shao–Chi. Este libro se basa en una serie de conferencias
realizadas en el Instituto del Marxismo- Leninismo en Yenán, en 1939 (mientras
los comunistas aún estaban luchando desesperadamente para lograr su victoria),
y es estudiado por los comunistas de todo el mundo sin importar si éstas son
escuelas pro Pekín o pro Moscú. Liu Shao-Chi explica los objetivos del
comunismo en términos globales y heroicos, así como un buen maestro
comunista lo haría: “¿Cuál es el deber más fundamental y común de nosotros,
los miembros del partido comunista? Como todos saben, es establecer el
comunismo, transformar el mundo actual en un mundo comunista. ¿Es bueno o
no un mundo comunista? Todos nosotros sabemos que es bueno. En ese mundo
no habrá explotadores, opresores, terratenientes, capitalistas, imperialistas o
fascistas. No habrá gente oprimida o explotada, oscuridad, ignorancia, retraso,
etc. En tal sociedad, todos los seres humanos se harán comunistas inteligentes
y desinteresados con un gran nivel de cultura y técnica. El espíritu de ayuda
mutua y afecto recíproco prevalecerá entre la humanidad. No habrá cosas tan
irracionales como el engaño y el antagonismo mutuo, ni la matanza o la guerra
entre sí, etc. Dicha sociedad será, por supuesto, la mejor sociedad, la más
hermosa y la más adelantada en la historia de la humanidad. ¿Quién podrá
decir que tal sociedad no es buena? Aquí surge una pregunta: ¿Se puede producir
una sociedad comunista?, nuestra respuesta es ‘sí ’. Referente a esto, la teoría
del marxismo-leninismo, en su totalidad, ofrece una explicación científica que
no dará lugar a dudas.” Hay una denotación en esta última oración de casi una
certeza religiosa, que nos evoca a los primeros días del cristianismo. Un siglo
atrás, Karl Marx decía a sus seguidores: “Tendrán que pasar por quince, veinte,
cincuenta años de guerras civiles y conflictos internacionales, no sólo para
poder cambiar las condiciones existentes sino también para cambiarse a sí
mismos y poder estar capacitados para ejercer el poder político”.

Señaló Liu Shao-Chi: “De esta manera, los hombres deberán verse a
sí mismos como seres con la necesidad y capacidad de ser cambiados. No
deberán mirarse como algo incambiable, perfecto, santo y que esté por encima
de toda reforma. No es de ninguna manera un insulto sino una ley inevitable de
evolución natural y social; de otro modo los hombres no podrán progresar…”.

84 - Dedicación y Liderazgo -
“Pasar de ser un novato a un experimentado y maduro revolucionario capaz de
confrontarse con cualquier situación, requiere un proceso muy largo de
fortalecimiento y preparación revolucionaria, vale decir, un largo proceso de
reformación”.

Los marxistas se ven a sí mismos como instrumentos concientes y voluntarios


del proceso en acción de cambio en el mundo y en la sociedad humana. Por
consiguiente, creen poder acelerar y dirigir este proceso. Esto se observa en su
visión de la sociedad y de sus hombres, particularmente de sus propios
miembros. Si van a producir un partido conformado por directivos fortalecidos,
deben entonces transformar la materia prima que llega a sus manos y hacerlo
de la manera más efectiva posible. Por esta razón, prestan enorme atención a
la tarea de tratar de desarrollar a cada miembro individual del partido, y toman
en cuenta sus diversas aptitudes, preferencias, talentos y potencialidades.

El estudio, observa Liu Shao-Chi, puede contribuir al proceso de desarrollo.


Pero, añade: “Estudiamos para el único propósito de poner en práctica lo que
hemos aprendido. Es por el partido y por la victoria de la revolución que nosotros
estudiamos. Los hombres y mujeres que el partido desea crear, deberán
convertirse en una élite”. Los miembros del partido comunista han sido a menudo
comparados con los miembros de una orden religiosa, quienes coincidan con
esto encontrarán cierto apoyo en la afirmación de Liu Shao-chi: “El principio
marxista consiste en que los intereses personales deberán estar supeditados a
los intereses del partido, a los intereses parciales y totales, a intereses temporales
y de largo plazo, y a intereses de una nación y del mundo en conjunto”.

Nuevamente: “El fortalecimiento y la formación son importantes para cada


miembro del partido, ya sea un nuevo miembro no proletariado, un miembro
veterano o incluso de procedencia proletaria. Esto se debe a que nuestro partido
comunista no cayó del cielo sino que surgió de la sociedad china y se debe
también a que cada miembro de nuestro partido proviene de esta vieja sociedad
miserable….De aquí que nuestros miembros del partido hayan traído
relativamente con ellos vestigios de la ideología y hábitos de la vieja sociedad,
y permanezcan en constante relación con todas las cosas perversas de ésta.
Tenemos todavía la necesidad de fortalecimiento y formación en todo sentido,
con miras a elevar y preservar nuestra pureza como vanguardias del proletariado
y mejorar así nuestras cualidades sociales y técnicas revolucionarias. Esta es
la razón por la que los miembros del partido comunista deben emprender una
auto preparación”.

- Dedicación y Liderazgo - 85
El cristiano lucha con el viejo Adán mientras que el buen comunista lucha
con la vieja burguesía adherida bajo la piel. Pero el miembro del partido no
está solo, en medio de una lucha con sus principios y su yo burgués, para
lograr todo lo que se espera de él, ni siquiera es dejado solo en la ardua batalla
que implica su preparación, como el caso de alguien tratando de aprobar unos
exámenes inadmisiblemente difíciles, teniendo como base de estudio unos cursos
autodidácticos. El partido estará allí para ayudarlo.

En un famoso discurso dirigido a los graduados de las academias del “Ejército


Rojo” en mayo de 1935, Joseph Stalin lanzó el lema: “Los directivos lo deciden
todo”. Decía que las técnicas eran importantes pero en el balance final el éxito
de las técnicas dependía de la gente. No era útil simplemente tratar de desarrollar
las técnicas si uno no desarrollaba a su gente. Este lema fue adoptado y aplicado
de modo práctico por los partidos comunistas en todo el mundo. En cada uno
de ellos se estableció un departamento especial para directivos, el mismo que
existía en cada nivel del partido. Su función era asegurar que cada miembro se
desarrollara al máximo, haciendo de él lo más eficiente posible para la lucha a
favor del comunismo. La gente era asignada a supervisar este trabajo, desde
el más alto al menor nivel dentro de la organización del partido.

En una base local bien organizada, por ejemplo, había un secretario de la


directiva que se suponía debía conocer a todos los miembros individualmente y
saber de ellos tanto como fuese posible. Un buen secretario de la directiva
debía tener un archivo con fichero en donde anotara las formas de actividad en
las que cada miembro participaba, las clases a las que asistía, su respuesta a
ellas, aquellas esferas de actividad o de estudio donde había destacado, y
también aquellas por las que no había mostrado aptitud ni inclinación alguna.
Dentro de la unidad del partido en particular, el secretario de la directiva tenía
una autoridad primordial. Con esto quiero decir que él estaba facultado para
dirigirse al líder de grupo o de la base local y decir que consideraba que se
estaba utilizando al camarada X para demasiadas campañas, que estaba en
riesgo de transformarse en un activista que poco sabía de lo que se trataba la
acción, o contrariamente, que estaba asistiendo a muchas clases pero ejerciendo
poca práctica y, por tanto, estaba en peligro de transformarse en un filósofo de
sofá. Él podía decirle al líder de grupo que esta situación debía rectificarse, y
que juntos podían discutir como sería más fácil convencer al camarada a
realizar un balance apropiado entre la teoría y la práctica para aplicarlo en su
vida. Sería entonces tarea del secretario de la directiva ver que esto se cumpla.

Debía visitar al miembro que él consideraba que necesitaba de una


orientación, a aquel que parecía desarrollarse fuera del partido y al que mostraba

86 - Dedicación y Liderazgo -
signos de apego a viejos prejuicios y actitudes burgueses. Con gran seriedad,
debían discutir como el camarada podía mejorar y convertirse así en un buen
comunista, en la clase de persona que él quería ser. No queda la más remota
duda de que cuando el trabajo del directivo se desenvolvía de la manera más
exitosa, produjo el rápido desarrollo de los directivos del partido y le dio a cada
individuo comunista un sentimiento de que, habiéndose comprometido
totalmente con el partido y habiéndose sometido a la dirección del secretario
de la directiva, se convertiría ahora en una persona “mejorada”, encaminada a
perfeccionarse como comunista. Un “buen trabajo de dirección” ha conseguido
en el pasado una mejor contribución a la producción de “hombres de un molde
especial” como, a decir de Stalin, debían ser los comunistas. Es un hecho que,
de este grupo minoritario relativamente pequeño, haya surgido un número
bastante desmedido de líderes, los que podrán ser encontrados en el nivel más
alto de los sindicatos, en organizaciones de campesinos, organismos
profesionales y grupos culturales. No todo esto es logrado al azar. Cuando
buscamos explicaciones tenemos que mirar la preparación que se le ha brindado,
la manera cómo ha sido formado en sus clases, y la manera cómo el partido los
desarrolla día a día, cómo utiliza sus habilidades, y cómo rescata sus potenciales
de auto preparación y de liderazgo. Y podemos admitir que todo esto es
eficientemente desempeñado por el partido.

Cuando Stalin focalizó su atención en el desarrollo de la gente, cuando trató


de convencer a sus líderes del partido que la gente debe ser apreciada y
desarrollada tenía en mente, de modo evidente, a un cierto sector de la gente
—a aquellos pertenecientes al partido comunista, quienes fueron de uso directo
e inmediato para éste y, como ya se mostró anteriormente, quienes fueron de
provecho inmediato para él—. Su “humanidad” era selectiva, pero el lema “Los
dirigentes lo deciden todo” no era nada malo. No hay razón pues por la que la
demás personas, que no se centran únicamente en ayudar a una minoría sino
a toda la humanidad, no debieran adaptarlo a sus propios propósitos.

- Dedicación y Liderazgo - 87
Capítulo IX:

El valor de las técnicas

L os comunistas tienen una merecida reputación de ser buenos


propagandistas. Esto tampoco sucede así nomás. Surge del enfoque integral de
sus técnicas. Refleja la actitud mental de este grupo de gente que cree tener lo
que el mundo necesita y, por tanto, es su responsabilidad transmitirlo. No lo
deja normalmente tal como está sino que trata de transmitirlo lo más eficiente
y eficazmente posible. Al tratar de ganar la aceptación de sus ideas, se enfrentan
a una reacción del público con la que muchos otros ya están familiarizados. La
gente dice: “Bueno claro, ellos pueden hablar muy bien pero, ¿hacen algo?” Así
que se propondrán demostrar que no sólo hablan sino que también actúan.
Para los que observan esto, naturalmente hará que su propaganda sea más
aceptable. Muy a menudo, de acuerdo a mi experiencia, los cristianos dan la
impresión que ellos saben hablar y que quizá, tienen también todas las respuestas
correctas pero luego no lo llevan hasta su punto final al ponerlo en acción. El
cristiano creerá que los comunistas tienen las respuestas equivocadas, pero
ciertamente tendrá que reconocer que ellos tratan de ponerlo en práctica. El
partido sabe por su experiencia que la gente tiende a ser influenciada por el
hecho mismo de que los comunistas no sólo dicen sino que hacen algo, y que
luego pasan a aceptar la idea de que probablemente ellos están logrando algo
también.

Los comunistas intentan demostrar al público que se preocupan por ellos


como personas. La propaganda anticomunista ha fomentado la idea de que los
comunistas se preocupan solamente por el poder. Particularmente en las áreas
de reciente desarrollo, han combatido exitosamente esta idea hasta el punto
que hay un gran número de personas que viven en áreas de vital importancia
hoy en día que, aunque no aceptan los dogmas comunistas o aunque sepan
poco o nada sobre sus enseñanzas, creen aún con absoluta convicción que
“sólo los comunistas se preocupan por ellos”. Es ésta una reflexión también
referente a los cristianos y otros. Es también un tributo a la efectividad de la
propaganda comunista. Norteamérica ha contribuido inmensamente más al
desarrollo de los países subdesarrollados que la misma Unión Soviética. Los
cristianos han hecho más por aquellos que sufren por la pobreza y por las

88 - Dedicación y Liderazgo -
enfermedades que los comunistas. Sin embargo, la gente del lado beneficiado
puede aún repetir lo que a ellos les parece ser un hecho evidente “que solamente
los comunistas se preocupan por ellos”.

Esto no se ha logrado simplemente por el hecho de verter más palabras


escritas y habladas que las que provienen del resto del mundo. Allí, donde el
trabajo de los comunistas ha sido mejor efectuado, los comunistas habrán
aportado una gran cantidad de ideas a los diversos medios por los cuales el
público puede llegar a ser convencido de que los propagandistas anticomunistas
están equivocados al describir a los comunistas como meros parlanchines.

En varios lugares de Asia en los años recientes, se ha convocado a congresos


del partido comunista, congregando a todos los líderes nacionales y locales.
Estos congresos han sido vistos como oportunidades para demostrar al público
que los comunistas creen en la acción a nombre de la gente. El congreso se
reúne, no en una ciudad grande que pueda proporcionar el tipo de alojamiento
de hotel que normalmente se ofrece para convenciones americanas o
conferencias de sindicatos británicos, sino en algún lugar remoto. Una de las
grandes necesidades de aquellas áreas que intentan desarrollarse son las
carreteras, medios para unir pueblos aislados con autopistas y con el mundo
exterior. Solamente cuando las comunidades están unidas en esta manera, se
puede comenzar a progresar y olvidar aquel prototipo de vida que no había
mostrado cambios por siglos.

Precisamente, en algunas ocasiones, dichas áreas han sido deliberadamente


escogidas por los partidos comunistas asiáticos como sedes de los congresos.
Los delegados son convocados a reunirse una semana antes de comenzar sus
deliberaciones. Durante los siete días previos a la apertura de la conferencia,
los delegados, altos líderes y todos en general, trabajan conjuntamente para
construir una carretera que unirá la comunidad a la autopista más cercana.
Esto va a asegurar que la gente nunca olvide que fue cuando los comunistas
llegaron que comenzaron sus posibilidades de una vida mejor. Todo propagandista
anticomunista que se dirija a ellos y les diga que los comunistas “sólo hablan”
tenderá a encontrar una audiencia no receptiva.

Los partidos políticos hoy en día están muy preocupados por crear una
imagen que esperan sea aceptable para el público. Los expertos en relaciones
públicas y las agencias de publicidad son orientados a este propósito. Es
totalmente artificial el intento de crear mediante métodos de hábil publicidad,
una imagen que no necesariamente tiene mucha relación con el desempeño
real, pasado, presente y potencial del partido concerniente. Tarde o temprano,

- Dedicación y Liderazgo - 89
el público podrá percibir esto. Sin embargo, cuando los comunistas se proponen
a crear una imagen por los medios ya descritos, ésta parece auténtica y
convincente. Es ciertamente probable lograr más dentro de un público poco
sofisticado que con todos los costosos métodos de publicidad de los oponentes
al comunismo. Esto no significa que los comunistas rechazan los métodos de
propaganda moderna, al contrario, tratan de utilizarlos y adaptarlos de la manera
más efectiva e imaginativamente posible.

Propaganda impresa

Cuando estaba trabajando en el Daily Worker, el diario fue censurado y


bombardeado. Como consecuencia, nuestro personal se dispersó. Se estaba
desarrollando una guerra, y así algunos fueron enviados a la industria, más
especialmente a las fuerzas armadas —de donde, a propósito, la mayoría de
ellos emergieron, a su debido tiempo, como oficiales—. Luego que Rusia fuera
introducida a la guerra, se levantó la censura. Muy rápidamente, uno o dos de
los que quedamos tuvimos que formar un nuevo personal. Había poca oportunidad
para buscar y escoger, pero una cosa era esencial: debían ser inteligentes y
sólidos políticamente. Debían ser buenos comunistas. Nuestro nuevo personal
estaba formado por un experto en peletería, ingenieros, amas de casa, cualquier
periodista capacitado y que, en ese momento, simplemente no se podía conseguir.
Teníamos que capacitar en periodismo a este grupo mixto lo más pronto posible.
Nuestro objetivo era producir un diario que compitiera directamente con el
mejor que podía producir la prensa millonaria en ese entonces, por consiguiente
tenían que transformarse en gente de alto nivel, especializada en diarios.
Adicionalmente, teníamos que hacer de ellos buenos periodistas comunistas,
gente que usara el periodismo para contribuir a la causa comunista. Cuando
reuní a mi personal antes de producir la primera emisión del diario, les recordé
que Lenin había dicho que todo el arte del periodismo comunista consistía en
transmitir ideas profundas en un lenguaje simple. Fue algo que nunca dejé de
repetirles ya que no hay cosa más fácil para alguien que está redactando a
favor de una causa que ser rimbombante, doctrinario e imposible de leer.

Lo cierto es que precisamente todo lo que los comunistas publican para sus
propios miembros es mostrado ante el outsider. Pero, en ese caso, los
responsables de esta labor estaban redactando para los miembros iniciados,
los bien instruidos que conocían ya el lenguaje —y cada rama especializada de
conocimiento tiene su propio lenguaje—. Pero en su propaganda dirigida a los
no comunistas, el éxito de los periodistas y escritores comunistas deberá ser
evaluado en base a su habilidad de poder transmitir ideas profundas en un
lenguaje simple. Ellos mismos deberán decir que la evaluación de si realmente

90 - Dedicación y Liderazgo -
entienden el marxismo radica en si son capaces de transmitirlo a otros en
términos simples.

Éstos eran los principios que habíamos aprendido de Lenin y que nos había
guiado mientras restablecíamos el Daily Worker. Debo mencionar, a propósito,
que durante un lapso muy corto, el diario fue catalogado como el tabloide de
mejor edición de noticias del año y recibió una condecoración por tal nominación,
compitiendo directamente con la prensa millonaria “capitalista”. Cada miembro
de mi equipo de reporteros era incentivado a hacer una rápida lectura del resto
de la prensa al comenzar el día. En particular, se esperaba que el reportero vea
las ediciones similares de los otros periódicos como rivales directos y comparara
sus historias con las suyas. Y al juzgar si él o ellos habían hecho un mejor
trabajo, tendría que someterse a una doble evaluación a sí mismo. Primero,
que su narración debía ser tan bien escrita, tan fácilmente entendida y tan bien
informada como los mejores periódicos capitalistas lo eran. Segundo, que debía,
de ser en algo posible, brindar al lector del Daily Worker una interpretación
marxista de la situación o una guía comunista para la acción. Un diario comunista,
señalaba Lenin, debe ser un educador, un agitador y un organizador en favor
del comunismo. En su periódico, Iskra (La chispa), él fundó el Partido
Bolchevique, preparó el camino a la revolución y encendió a una sexta parte
del mundo. Nos propusimos también hacer de nuestro periódico un educador,
agitador y organizador en favor del comunismo. Vale la pena destacar, hablando
del tema, que actualmente se están organizando nuevos partidos comunistas
en toda África Negra en torno a la publicación trimestral llamada The African
Communist, dentro de la mejor tradición leninista.

En todas las áreas en reciente desarrollo, los comunistas han logrado difundir
sus ideas fundamentales en el lenguaje común de la población. A menudo,
éstas se han difundido tan espontánea y ampliamente que es imposible hallarlas
directamente en los comunistas; las han lanzado al mundo y otros las han
adoptado. Por ejemplo, cuando estaba haciendo turismo en el norte y sur de
Rhodesia hace tiempo atrás, conversaba frecuentemente con exclusivos oyentes
africanos en localidades de los condados africanos, en reuniones públicas, en
colegios, escuelas y seminarios. Descubrí que allí los africanos habían aceptado,
casi de manera universal, dos afirmaciones simples pero falsas: que Rusia era
el hermano mayor que ayudaba a conseguir su libertad a las luchadoras
poblaciones coloniales y pobres; y que cuando éstos la hayan alcanzado, Rusia
y otros países comunistas brindarían ayuda sin ataduras.

No existía partido comunista como tal dentro La Federación Africana por ese
entonces. Un grupo de estudio marxista estaba empezando a reunirse en

- Dedicación y Liderazgo - 91
Rhodesia del Norte pero era aún muy pequeño e incipiente para poder tener la
responsabilidad por este punto de vista tan ampliamente arraigado. Sin embargo,
incluso antes de que los comunistas se hubieran mudado allá, estas ideas, tan
beneficiosas como parte de un proceso de ablandamiento, habían ganado ya
credibilidad entre la mayoría de la población africana. Estas ideas habían llegado
a ellos por medio de diferentes tipos de personas, a través de una variedad de
diferentes medios. En algunos casos, éstas habían sido traídas por personas
que habían visitado la sede de la Organización de Solidaridad Afro-Asiática en
el Cairo. Probablemente, los líderes nacionalistas que hayan asistido a las
conferencias panafricanas habrán recogido esto también. Algunas ideas habían
sido circuladas por la radio de Pekín y Moscú. Uno puede encontrar la misma
situación en Asia y Latinoamérica. Es un tributo a la efectividad de la propaganda
comunista.

Todo aquel pendiente por la propaganda de mostrador o por intentar transmitir


nuestras propias positivas ideas hará bien en estudiar los métodos comunistas
con humildad. Hay mucho que aprender de ellos. Algo que aún Occidente tiene
que aprender, puede parecer absurdamente simple y básico pero es importante.
Por ejemplo, nunca utilizar una palabra larga si una corta puede servir de igual
modo, no escribir teniendo la intención de demostrar su propia erudición sino
más bien para garantizar que sus ideas serán formuladas de la manera más
comprensible posible. Todo aquél preocupado en intentar transmitir ideas, que
estudia los métodos comunistas verá rápidamente que ha aprendido a usar los
términos más simples, particularmente al tratar de apuntalar a la gente común.
Ellos adaptan lo que tienen que enseñar a la audiencia en particular y esto es
algo que Occidente ha mostrado comprender lentamente. La “respuesta al
comunismo” que puede sonar completamente convincente a un grupo de
personas altamente instruidas con una formación sofisticada, con un empleo
en una oficina de Washington D.C. o de Londres, no necesariamente sonará
convincente al hombre de la localidad africana o de las aldeas asiáticas. Lenin
tenía buenas razones para saber que las ideas simples podían lanzar a la acción
a gente poco sofisticada. Estas ideas pueden parecer tan elementales y casi
irrisorias, aunque otros aun siendo simples, morirían por ellas.

Recuerdo la historia contada por un periodista que se encontraba en


Petrogrado en el momento de la revolución bolchevique. La contrarrevolución
apenas comenzaba. En algún lado, más allá de las afueras de la cuidad se
escuchó un tiroteo. El periodista decidió que tenía que estar en el lugar de los
hechos para obtener la historia y le pidió a la gente que lo guiara hasta el
frente. Le tomó un buen tiempo encontrar a alguien que tuviera idea de dónde
estaba dicho frente. Luego vio un camión lleno de campesinos viniendo por un

92 - Dedicación y Liderazgo -
campo arado congelado. Ellos le dijeron que iban a tratar de encontrar el
frente y así poder unirse a la lucha por la defensa de la revolución. Le invitaron
a acompañarlos. Se trepó al camión y descubrió que estaban sentados sobre
un cargamento rodante de granadas de mano. Como todo periodista, empezó
a entrevistarlos. Les recordó —aunque no necesitaba hacerlo— que
probablemente ellos iban a morir. Lo admitieron pues era obviamente el caso.
Les preguntó para qué iban a morir, iba formulando esta pregunta a uno tras
otro, y uno tras otro manejaban torpemente sus palabras, tan incultas, tan
inarticuladas debido a tantas generaciones de servidumbre, que no podían
expresar en palabras lo que querían decir. Finalmente, encontró a alguien que
explicó con voz entrecortada: “Mira camarada”, dijo éste, “durante toda la
historia siempre ha habido dos clases, los ricos y los pobres; y los pobres
siempre han sido pisoteados por los ricos. Nosotros somos pobres. Pertenecemos
a la clase que ha sido siempre explotada. Ahora al fin, los pobres están
encaminándose por sí mismos y vamos a construir una sociedad en la que no
habrá más pobreza. Es por eso que estamos preparados a morir”.

Es por esas ideas tan simples por la que la gente muere. Ninguno de aquellos
campesinos podía haber explicado siquiera los fundamentos del materialismo
dialéctico. Con toda probabilidad, ninguno de ellos había oído alguna vez sobre
esto. El nombre de Lenin, como el defensor de los pobres, era conocido por
ellos pero como eran analfabetos nunca habían leído sus libros. Sin embargo,
Lenin y sus compañeros bolcheviques habían logrado reducir su mensaje a una
simple propuesta dirigida para la gente común. Al hacerlo de esa manera,
produjeron una mayor contribución a la victoria de la revolución pues las
revoluciones son hechas por la gente común, sin importar si estas personas
son sangrientos comunistas o cristianos pacíficos, aun cuando pueden ser dirigidos
por intelectuales.

Si un comunista que está avocado al trabajo propagandista ha sido un buen


comunista, estará ya cerca de la gente. Conocerá su lenguaje, la manera como
piensan y la forma como expresan sus ideas. Le será por tanto fácil hacer
propaganda en su lenguaje, saber qué comunicarles y qué no. Los portavoces
del mundo no comunista, muy a menudo, están distantes de las mentes y de
las vidas de aquellos a quienes les quieren expresar sus ideas. Los comunistas
decían que si una propaganda tiene que tener éxito entonces uno no puede
vivir cerrado al mundo. Uno debe identificarse con aquellos entre los cuales se
desee hacer propaganda. La responsabilidad está en uno. Se tiene que encontrar
una forma cómo llevar las ideas a ellos. Si no son receptivos, no es bueno
culparlos. Se debe a que uno no ha encontrado la forma de hacerlos receptivos.
Únicamente se logrará esto, si se comprende cómo trabajan las mentes de las

- Dedicación y Liderazgo - 93
personas y si uno hace que lo que es importante para ellos sea inmensamente
importante para uno mismo.

Stalin una vez escribió: “Creo que los bolcheviques nos recuerdan al héroe
de la mitología griega, Anteaus. Ellos, como Anteaus, son fuertes porque
mantienen una conexión con su madre, las masas, que les dieron la vida, los
alimentaron y los criaron. Y así, mientras mantengan esta conexión con su
madre, la gente, ellos tendrán todas las posibilidades de mantenerse
invencibles”. “Esta es la clave de la invencibilidad del liderazgo bolchevique”, o
como La historia del partido comunista de la Unión Soviética señala: “Un partido
perece si se encierra en la angosta caparazón del partido, si se desprende de
las masas…...”

Recuerdo una conversación que tuve una vez con un sacerdote en Corea
quien deploraba el hecho de que, aunque finalmente los coreanos con educación
empezaban a acudir a lo que anteriormente había sido exclusivamente la iglesia
de los pobres, no había literatura que ofrecerles en su propio lenguaje. Lo
mejor que estaba disponible era una docena de libros y folletos religiosos muy
pobremente traducidos y excesivamente melosos, la mayoría de ellos trataban
la vida de los santos. No había nada que atraiga al intelectual en su propio
lenguaje. El sacerdote prosiguió explicando que era una “un orgullo” para el
escritor coreano esparcir libremente citas de los clásicos chinos en sus escritos
con el fin de probar su sapiencia. El problema era que esto hizo que lo que
escribiera fuera casi tan explicativo para el lector promedio como lo sería un
tabloide británico lleno de cita griegas y latinas. Y así, repetidas veces, las
autoridades católicas habían rechazado los esfuerzos literarios de sus propios
escritores coreanos alegando que, “simplemente no podían lograr que escriban
en el lenguaje común de la gente” dijo. Le pregunté si esto era característico
de todos los coreanos. A esto respondió: “Diría que sí había sido así hasta el
momento en el que los comunistas entraron a Corea del Norte e inundaron el
país con folletos y volantes que estaban escritos en el lenguaje de la gente. No
había citas de los clásicos chinos en ellos. Los comunistas encontraban los
medios para comunicar sus ideas en un lenguaje simple mientras nuestra gente,
aún preocupada, mantenía sus caras henchidas, lo que es una muestra de
orgullo. Los comunistas no estaban preocupados por lograr una gran impresión,
su preocupación era difundir el comunismo”.

El principio de que el comunista debe ser “el mejor hombre en su trabajo”


gasta jugosos dividendos con la palabra impresa. No es una coincidencia que la
mejor industria de impresión a color del mundo provenga de la China comunista
y de Alemania Oriental. Cuando los países comunistas quieran bombardear su

94 - Dedicación y Liderazgo -
propaganda en áreas hambrientas de literatura donde no hay un público exigente,
ellos se concentrarán más en transmitir ideas simples en lenguaje simple, que
en la calidad del papel en la que dichas ideas son impresas o que en las cualidades
artísticas de tipología y diseño. Pero, cuando están dirigiendo la palabra impresa
a un público que pueda apreciar algo bueno, ellos buscarán hacerlo de la mejor
manera.

Fue esta propuesta de propaganda que los comunistas de Italia llevaron a


sus campañas de formidables carteles, las que fueron una especie de
característica de las elecciones italianas en los primeros años de la postguerra.
Algunos de los carteles fueron considerados dentro de los mejores carteles
producidos en cualquier lugar. Era algo producido para todos y tenía como meta
llegar a todos los niveles.

Los católicos ven esto como un desafío. Los comités cívicos, bajo la protección
de La Acción Católica, produjeron también carteles de alto nivel. Para ellos, las
elecciones de 1948 eran de decisiva importancia y así, virtualmente dejaron
todo fingimiento de no ser políticos. Llevaron el mismo enfoque a las campañas
de carteles como lo hicieron los comunistas. Buscaron a los mejores entre los
católicos, a los mejores en prensa y publicidad, a artistas especializados en
carteles, artistas de comerciales, periodistas, publicistas y expertos en publicidad.
Los comunistas iban a la ciudad y cubrían cada pared con carteles ingeniosos y,
a menudo, maliciosamente satíricos. Luego de unas horas, los miembros del
Comité Cívico local pasarían pegando otros que directamente desacreditaban
los carteles comunistas o con una respuesta a éstos. Se tenía que observarlos
muy detalladamente pues eran tan buenos en el diseño así como imaginativos,
divertidos y arrolladores. Cada uno, era tan buenos como lo eran los mejores
carteles comunistas. Esta competencia capturó la atención del público italiano y
también de la prensa mundial quienes la denominaron “La Guerra de los carteles”.
Esto jugaba una rol importante en la victoria de esas elecciones decisivas y
mantenía al margen el comunismo. Pero esto era raro. Muy a menudo,cuando
una respuesta a la propaganda comunista provenía de un anticomunista, tenía
la impresión de ser inferior al de los propios comunistas.

Películas y discos

Los comunistas llevaban esa misma perspectiva a la producción de películas.


Cada congregación misionera pequeña, cada orden religiosa quiere actualmente
tener su película. Muy a menudo, siente que el haber producido una película es
un logro excepcional y los resultados hacen que esto sea terriblemente aparente.
Los más fervientes seguidores de la orden irán a ver la película pese a su

- Dedicación y Liderazgo - 95
inferioridad. Pero precisamente por esa calidad sub-estándar, es poco probable
que llegue más allá de los convertidos y pueda llegar a los no convertidos. En
otras palabras, fracasa en lo que es supuestamente su verdadero propósito.

Puedo recordar, cuando al final de una huelga de hambre a inicios de los


30s, fui a ver una película exhibida por el partido comunista. El filme que
estábamos mostrando era El Acorazado Potemkin de Eisenstein que había sido
reducido a 16 mm. y aun así fue soberbio. Su propaganda poderosa y
revolucionaria se impuso. El entonces reciente motín en Invergordon perpetrado
por un sector de flota británica en el que los comunistas jugaron un rol principal,
le dio una temática. El motín de los marineros rusos en el Acorazado Potemkin
tuvo un mensaje para la audiencia que estaba ya en conflicto con el sistema.
Pero el mensaje llegó a casa de una manera inmensamente más poderosa y
vívida debido a las técnicas que había empleado Eisenstein —ya que se aproximó
más a la perfección técnica posible en ese entonces—.

La propaganda no necesita ser directa, ni evidente en lo absoluto para poder


ser efectiva. Una de las más exitosas piezas de propaganda comunista ateísta
que alguna vez he visto fue una película sobre la naturaleza y no una película
política. Aquellos que la hicieron resistieron la tentación de introducir algo de
política o de incluir una sola palabra de propaganda abierta. El trabajo de cámara
fue excelente y los colores convincentes. La película se había rodado en la
Hungría rural. Primero, mediante la película, uno participaba en la faena de
caza de un hurón, lo seguía hasta un madriguera y se le veía matar a los
conejos bebés mientras su madre, en la secuencia de una toma simple pero
lleno de tensión y de drama natural, trataba de defenderlos. Uno seguía a la
pequeña bestia de rapiña mientras ésta iba de nido en nido, espantando a los
pájaros padres, comiéndose los huevos y matando a sus crías. Luego uno
podía seguir la caza de un águila desde lo alto del cielo. Allí nuevamente, la
fotografía era impresionante buena, e inexplicablemente, cercana al objetivo.
Con el águila, uno podía merodear a una ave más pequeña, arrastrándola
hasta matarla. Y durante todo el tiempo, el escenario, en la parte inferior, era
magnífico. Finalmente, por medio de la fotografía submarina, uno podía cazar
con los peces. Se veía a un gran pez devorando a innumerables peces pequeños,
sin esperar que empezaran a vivir. Devoraba los huevos de los peces incluso
cuando las hembras los estaban poniendo. Eso fue todo.

Fue, repito, la mejor película de propaganda ateísta comunista que alguna


vez haya visto. Uno podía imaginar lo que sucedería cuando ésta fuera proyectada
de sala en sala en la aldea húngara. Todos irían a verla. Aquí, se mostraba algo
que estaba cerca de las vidas de los aldeanos, de la gente que trabaja en la

96 - Dedicación y Liderazgo -
tierra, de aquellos para los que los pájaros, animales y peces son parte de sus
vidas. Éste era su lenguaje, su mundo.

Los campesinos que vieron el filme seguramente estarían maravillados de


lo que habían visto. Luego, al día siguiente, en la granja colectiva o en la
cooperativa, el comunista que se encontraba entre ellos les preguntaría si habían
ido a la sala del pueblo la noche anterior a ver la película de la naturaleza y qué
era lo que pensaban de ella. Habiendo obtenido la aprobación general con
respecto a la excelencia e interés de la película, él concluiría con esto: “Les diré
que lo que me preocupó después al regresar a casa y empecé a pensar en ello.
¿Notaron que el hurón, el águila e incluso el pez viven gracias a que matan a
otros? No había otra manera por la que pudieran subsistir, ya que esa es la
naturaleza de la que están hechos. Por supuesto, esto es como el mundo es.
Ahora, tú y tú y tú que son católicos, díganme, cómo un Dios de amor puede
hacer un mundo como ése y cómo se explican esto.” El campesino promedio
ciertamente tendría gran dificultad al encontrar las respuestas y de igual manera
la tendrían muchas otras personas. Y esto era todo lo necesario para sembrar
la duda. Fue, repito, una pieza de propaganda magníficamente realizada. Era
buena técnicamente, cercana a las vidas de la gente, hablaba en su lenguaje.
Entonces, siempre que un comunista llegaba a una correcta conclusión, su
efecto podía ser certero.

Una vez, cuando me encontraba en Vietnam del Sur, intenté comprar unos
discos de gramófono de la genuina música tradicional vietnamita para agregarlos
a mi colección. Mientras lo hacía, tuve que dejar Saigón de prisa antes que
pudiera comprar los discos. Algún tiempo después estaba en París, donde unos
amigos vietnamitas fueron mis anfitriones. Les conté de mi desilusión por no
haber podido conseguir los discos que había querido cuando estaba en ese
país. Me dijeron que era posible conseguir esos discos en París. Una gran cantidad
de soldados franceses habían luchado en Indochina y esto les proporcionó un
mercado habitual para ellos, además de eso, miles de estudiantes vietnamitas
llegaron a vivir en y cerca de París. Me dijeron que me llevarían a una tienda
musical donde podía conseguir lo que quisiera. Les recordé que el tipo de disco
que quería debía ser auténtico. No quería nada que haya sido matizado para un
público francés. Los instrumentos, la música y las voces debían ser genuinos.
Fuimos juntos a la tienda musical donde un asistente sacó un montón, quizás
una docena de discos. Mi anfitrión, luego de descartar un disco tras otro del
montón, tomó sólo uno que le satisfacía “Éste”, dijo, “es el único que es auténtico”.
Lo tomé y luego, cuando salimos de la tienda, le pregunté por qué ese era el
único que valía la pena comprar. Mi anfitrión me confirmó que yo no entendía el
idioma vietnamita. Entonces, me explicó que todo el resto había sido

- Dedicación y Liderazgo - 97
americanizado u occidentalizado. Ése, de todo el montón, era el único que
cumplía con mis requerimientos. Había solamente una forma en la que no era
auténtico, pero ya que no entendía el vietnamita, eso no importaría. Técnicamente
era perfecto. Pero, mientras los otros provenían de Vietnam del Sur, éste provenía
del norte comunista. Las palabras eran propaganda comunista. Y así, explicaba
él, cuando los estudiantes vietnamitas se reunían, se relajaban juntos un sábado
por la noche, soñando y hablando del hogar en un modo nostálgico y receptivo,
éste era el disco, el auténtico que tocaban una y otra vez. Y como consecuencia,
probablemente a la semana siguiente irían cantando para sí mismos las palabras
revolucionarias del disco. El mensaje de los comunistas iría continuamente a
sus mentes.

Ésta es una buena propaganda. Pero, ¿por qué culpamos a los comunistas
por su astucia mientras nosotros degradamos la cultura de la gente, insultamos
sus sentimientos nacionalistas y le ofrecemos la segunda mejor opción que
hemos ya condicionado a aceptar a nuestro público? A mucha gente en los
países subdesarrollados no les gusta la forma en la que sus culturas locales
están siendo degradadas de manera similar por la americanización y la
europeización. Deploran la manera cómo sus propios jóvenes responden a ese
mismo proceso al hacerse manifiesto en sus ropas, sus discursos, su gusto por
la cultura juke-box, siendo esto casi todo lo que ellos conocen de nuestra
preciada “estilo de vida” occidental.

Uno de los primeros actos del nuevo gobierno de izquierda cuando se le


otorgó un autogobierno a Singapur, fue empezar un ataque desde afuera a la
“cultura amarilla” (cultura occidental degradada). Los carteles hollywoodenses
casi pornográficos fueron despojados de las vallas publicitarias que se
encontraban al lado de las calles, las películas que anunciaban fueron deportadas,
la literatura de papel de Occidente —ediciones en rústica con tapas
espeluznantes— fueron vetadas de los puestos de venta. Los burdeles fueron
clausurados. Nuevas y más estrictas regulaciones fueron impuestas en los
hoteles. Un escéptico chino-singapurense señalaba impetuosa e
imborrablemente: “Teníamos que limpiar el desorden que los cristianos dejaron
atrás”. Hollywood es parte de una sociedad de libre empresa, parte del precio
que pagamos por ella. La literatura de papel, al parecer, es parte del costo de la
libertad democrática también. Pero es una mala propaganda y,
comprensiblemente, esto es algo que los comunistas han aprovechado. Sin
embargo, ellos también conocen lo que es una buena propaganda.

98 - Dedicación y Liderazgo -
La palabra escrita

Cuando el comunista es capacitado en oratoria, se le pide siempre


mantenerse cerca de las vidas de la gente a través de anécdotas y ejemplos
utilizados. Cada vez que él toca un punto teórico, debe iluminarlo con una
historia sobre los campos, los talleres o las calles, sobre la vida laboral y sobre
algo de interés de las masas. En los primeros días del partido comunista, su
propaganda era lo que ellos ahora describen como “sectaria”. En otras palabras,
no le importaba a quién ofendía. Los comunistas no hicieron ningún esfuerzo
para lograr que sus ideas sean aceptables ante los otros. El marxismo está, en
efecto, en conflicto con todas las otras filosofías, con cada punto de vista, por lo
que el propagandista comunista se ve inmerso en una batalla cada vez que
sube a una tribuna. Este propagandista atacaba las creencias de su audiencia,
ridiculizaba su religión, y les decía que eran mimados y tontos. De esa manera,
lo que lograba era enemigos, no amigos. Si los comunistas hubieran continuado
en esa línea, se habrían quedado como un pequeño y fracasado grupo de
conspiradores y nada más. Con el transcurso del tiempo, sin embargo,
aprendieron que se requería de un enfoque más sutil. Esta reflexión surgió tras
el impacto de la derrota devastadora del inmensamente poderoso Partido
Comunista Alemán y del triunfo de su archienemigo, Hitler. A partir de ese
momento, los comunistas del mundo no comunista se dieron cuenta que no
podían permitirse seguir haciendo enemigos tan innecesariamente. Lo que
necesitaban eran aliados, necesitaban amigos, e incrementarse en su propio
número también. Y así, desde ese entonces, han evolucionado una técnica muy
opuesta a la anterior. En vez de proponerse demostrar que el otro estaba
equivocado, buscaban encontrar un punto de contacto con la mente del otro y
luego, tratar de ampliar lo más posible la concertación y un interés comprensivo.

No hay ninguna duda de que los no comunistas son capaces de usar el


engaño empleado por los comunistas en su propaganda y en sus relaciones con
los otros. Sin embargo, aquí se encuentra una técnica perfectamente buena, no
hay nada inmoral en ella que los otros no puedan imitar. Es, en la mayoría de
los casos, el elemento de verdad, sin importar cuán pequeño sea, lo que hace
posible que los comunistas logren la aceptación de sus puntos de vista. Puede
que haya solamente una pizca de verdad dentro de un saco de falsedades,
pero es eso lo que emplearán para comunicar sus ideas. Pero consideren las
implicancias de todo esto. Si el elemento pequeño de verdad en la propaganda
comunista es lo que la hace aceptable, entonces aquellos que piensan tener la
verdad tienen una inmensa ventaja sobre los comunistas. Ellos únicamente
necesitan mejorar sus propios métodos de presentación, el dominio de sus
propias técnicas, su propio intento por llevar conjuntamente la teoría y la práctica
a sus vidas, para poder ganar, con todo ello, la aceptación de su verdad.

- Dedicación y Liderazgo - 99
Hay cristianos que se mofan de los comunistas porque tienen que explotar
la poca verdad que ellos poseen, mientras los cristianos gozan de ella por
completo. Estos cristianos deberían mejor preguntarse por qué, con la verdad
de su lado, han fallado tanto allí donde los comunistas han tenido éxito -en
áreas que son, al final de cuentas, provincias pertenecientes más legítimamente
al cristiano que al comunista-.

Organización

El comunista cree que toda esta actividad debe ser respaldada por una
correcta forma de organización. La organización del partido, como bien se sabe,
se basa en pequeños grupos llamados “células”. Éstas son sus unidades “básicas”.
A través de ellas, el partido realiza su trabajo en las bases locales o, si se
quiere cambiar la metáfora, dichas células son los ángulos del comunismo. Se
verá, por consiguiente, que esta forma de organización es de gran importancia
para el partido.

La gente ha escrito mucho acerca de las células comunistas y, al parecer,


tienen una escasa idea de la manera cómo trabajan dichas células. Por ejemplo,
se dice a menudo que cada comunista pertenece a una célula. Esto, en un
sentido limitado, es cierto. Pero el hecho es que un comunista puede pertenecer
(y la mayoría lo hace) a muchas células, pues es un comunista organizado a
tiempo completo y sus diversos intereses probablemente lo llevarán a diferentes
organizaciones en cada una de las cuales se integrará.

Consideren un hipotético caso. Un comunista, digamos, trabaja en una


compañía. Él también es un miembro de su respectivo sindicato. Tiene un interés
particular en la cultura de uno de los países comunistas y tiene un interés
especial en la música cuando tiene tiempo libre de darse un gusto. En el primer
lugar mencionado, el comunista será un miembro de su base partidaria cuya
sede se encuentra en el barrio donde vive. Si la base es algo grande, será
enviado a la célula del área o de la calle, una de las que conforma el local
partidario. Es un principio de la organización comunista que dondequiera que
uno tenga tres o más comunistas, uno tiene una célula comunista. Se espera
que éstos trabajen en conjunto de una manera organizada dentro de los intereses
del comunismo. Si, por consiguiente, en la fábrica donde el miembro trabaja,
hay tres o más miembros del partido comunista, ellos pertenecerán a su célula
en la fábrica. Si el partido es fuerte dentro de la fábrica y hay tres o más
trabajando en su departamento o taller en particular, entonces será un miembro
de la célula departamental o la del taller. No es necesario señalar que el
comunista es lo que es, hasta cuando va a trabajar a una fábrica o a un

100 - Dedicación y Liderazgo -


departamento donde sólo hay un comunista más, pues intentará junto a este
otro lograr un convertido lo más pronto posible para poder formar una célula, y
así empezar a organizar la actividad del partido comunista. Antes que vaya
rumbo a casa, usualmente tendrá una rápida reunión en su célula donde los
éxitos y triunfos del día serán objeto de discusión. Él pertenece a su respectivo
sindicato y, si hay dos o más comunistas además de él en la filial local, ellos
también funcionarán como una célula dentro de la filial y juntos planearán su
trabajo en la misma. Adelantándose a las reuniones de la filial, repasarán su
agenda y decidirán qué resoluciones van a apoyar, a cuál se opondrán y cuál
iniciarán. Ellos redactarán resoluciones anticipadamente, decidirán a qué
miembro de la célula retirarán, o en un sentido más ideológico, qué persona
no comunista podrá ser inducida más fácilmente a incentivar la resolución a
favor de ellos. Cuando las elecciones a algún cargo de responsabilidad en las
bases estén pendientes, decidirán anticipadamente a quién ayudarán a que
salga elegido, y quién deberá ser reemplazado. Esta actividad organizada les
da resultados, como más de un sindicato lo habrá descubierto en numerosas
ocasiones.

Si nuestro miembro partidario acepta una responsabilidad a nivel local dentro


de su sindicato, es casi seguro que realizará esta función poniendo lo mejor de
sus habilidades, y, en consecuencia, algún bien intencionado no comunista podría
sugerir su ascenso a un nivel más alto dentro de la organización, o bien, puede
ser dirigido por la célula de la filial. Así, se iría dirigiendo hacia el comité del
área, el distrital o a la división de su sindicato. Si hay tres comunistas en dicho
comité, ellos funcionarán como una célula comunista, como casi unidades
menores de dicho sindicato. Su interés en la cultura de uno de los países
comunistas lo llevará a una organización que fomente la amistad y el interés en
ese país. Muy probablemente, la mayoría de los miembros de dicha organización
es no comunista pero, si hay el número requerido de miembros del partido
dentro de los miembros de esta organización —y, en este caso, es casi seguro
que habrá muchos más entre ellos— habrá, inevitablemente, una célula
organizada de la que nuevamente, será miembro.

Su interés en la música puede llevarlo a un grupo musical de canciones


folclóricas, a una compañía del gramófono o a una orquesta. Aquí también se
aplican los mismos principios. Aquí también se convierte en un organizado
comunista tratando de hacer alguna labor a favor de la causa. Esto no hace que
su interés en la música sea menos auténtica, sólo le añade un motivo extra y
un propósito. Si es tonto, hará una propaganda cruda dentro de la sociedad
musical, pidiendo eternamente que se toque cada vez más la música soviética.
Muy probablemente, será uno de los más entusiastas miembros de la organización

- Dedicación y Liderazgo - 101


que muy frecuentemente surgirá con buenas ideas, impresionando a otros por
su amplio interés musical. Pero fuera de las relaciones interpersonales, él
encuentra algunas oportunidades para la difusión de las ideas comunistas, quizá
incluso para captar más convertidos a la causa. Si alguna vez, a propósito, el
partido comunista debiera ser vetado y en consecuencia es llevado a la
clandestinidad, esta última célula podría convertirse durante ese periodo en la
más importante a la cual pertenece. Esto, evidentemente, es una forma de
organización que sólo pocos organismos no comunistas podrían o incluso,
quisieran iniciar. Ésta es la organización de una élite adecuada para una entidad
de actividades determinadas con objetivos bien definidos, con una sola ideología
y propósito. Sin embargo —y esto es típico en mucho de los aspectos de la
vida del partido comunista a la que hemos analizado— es la actitud y el enfoque
que se le da a la causa, lo más significativo y lo que puede ser imitado con
mayor provecho. El comunista lo es a tiempo completo. Con su vida y ejemplo,
desafía al cristiano a llegar a ser un integrado dentro de su comunidad y a ser
un cristiano a tiempo completo.

Una historia, usualmente contada, habla sobre el General Booth, fundador


del Ejército de Salvación, quien, cuando se le preguntó por qué motivo el Ejército
puso su himno en melodías modernas, replicó: “No veo la razón por la que el
diablo deba tener las mejores melodías”. No parecería haber razón tampoco
por la que se deba permitir que el diablo tenga todas las mejores técnicas.

102 - Dedicación y Liderazgo -


Capítulo X:

¿Líderes, para qué?

L enin decía que quería un partido conformado por quienes llamaba


“revolucionarios profesionales”. No quería decir con esto que ellos cobrarían,
sino que tenían que ser profesionales en el sentido de no ser aficionados y de
que sus métodos no fueran los de un inexperto. Pelearían por el comunismo
como si estuviesen luchando en una guerra. Pelearían como un ejército
disciplinado, erradicando la existente sociedad como necesaria precondición
para construir una nueva. Y así, el partido comunista en todo el mundo formado
en el modelo original ruso de Lenin, se propondrá hacer una organización de
revolucionarios profesionales, de gente que vive para la revolución desde que
se levanta hasta al acostarse en las noches, como gente capacitada y
disciplinada.

La revista del partido interno del comunismo internacional, The World Marxist
Review, frecuentemente se refiere a los comunistas como “soldados” de la
“revolución”, y así es como se ven ellos mismos. Y mientras la lucha continúa,
sin importar si están operando en una “situación revolucionaria” o en etapas de
cambio más gradual las que consideran como de preparación. En tal situación,
empiezan a establecerse como líderes. No todos ellos pueden ser líderes dentro
del partido comunista en sí ya que, sería un caso donde todos son jefes y no
hay ningún indio. Ése no es el objetivo. Se espera que cada miembro del partido
comunista sea líder en cada campo de actividad a donde la vida lo conduzca, y
que esté automática y espontáneamente capacitado para asumir una posición
de liderazgo dondequiera que vaya. Después de todo, los hombres no van a
seguir a los comunistas, de pronto cuando levanten barricadas en las calles, a
menos que se hayan establecido ya como líderes. Stalin, en la tumba de Lenin
escribió: “Nosotros, los bolcheviques, somos hombres de un molde especial”. El
partido comunista en todo lugar se dispone a producir hombres de un molde
especial y espero que ahora hayamos podido ver que tiene éxito en ello. Es
esto lo que justifica nuestro presente estudio.

El hombre formado por el comunismo, el nuevo hombre marxista, es


formidable. Es moldeado con el molde opuesto al del Nuevo Hombre en Cristo.
Aun cuando su original motivación puede haber sido generosa, aun cuando

- Dedicación y Liderazgo - 103


preserve mucho de su idealismo inicial y del sentido de identificación con el
sufrimiento de la humanidad, incluso con todo eso, ya que ha aceptado un
credo perverso, su vida también tenderá a hacerse perversa. Así, el molde
sobre el cual el comunista es modelado finalmente lo degrada como hombre —
y esto particularmente sucede en lugares donde el comunismo ya ha asumido
el poder—. Parte de la tragedia del comunismo radica en que toma a hombres
buenos, con buenas intenciones y los utiliza para una mala causa. Ya que sus
enfoques en cuanto a Dios, a la naturaleza del hombre y al mundo son
desacertados, empieza con el pie izquierdo. En consecuencia, los idealistas y
rebeldes naturales que se integran al partido comunista y se proponen ser los
salvadores de la humanidad, llegan a ser, en cambio, carceleros de hombres.
El comunismo es condenado no sólo por lo que le hace a las masas sino por lo
que les hace a los propios comunistas.

No obstante, como he tratado de demostrar, es cierto que los comunistas


muestran una fe impresionante en las personas que conforman el movimiento
comunista. Su sentido de dedicación, su idealismo, es constantemente alimentado
y mantenido por el mismo partido comunista. Parte de todo esto es resultado
de una buena organización y de un planeamiento minucioso, otra parte será el
resultado de la formación, capacitación y del “trabajo de directiva” en los cuales
el partido ha dedicado mucho tiempo y reflexión. La conversión de un hombre
a un “directivo endurecido” no necesariamente destruye su idealismo. Muy a
menudo, conjuntamente a la instrucción y formación, el proceso de
fortalecimiento aún sigue con el ferviente idealismo original, pues es algo a lo
que los comunistas nunca dudarán ni dejarán de recurrir. He indicado que esto
no es algo típico de los comunistas occidentales y hay bastante evidencia para
demostrar que es cierto.

Recuerdo, cuando algunos años atrás conversaba con un hombre de Indochina


que había combatido a las comunistas en el gran sitio de Dien Bien-Phu. Lo
conocí en Hong Kong. Era un hombre católico del norte de Vietnam que había
sido conscripto en la armada de Ho Chi Minh. Nuestra prensa occidental había
sido toda la gloria del ejército francés el cual se había resistido a demostrar que
estaba en una posición desesperada ante el asalto conducido por los comunistas.
Los franceses se aferraron a la fortaleza por semanas hasta el final, soportando
todo el inmenso sufrimiento que implica permanecer en un vasto sitio militar.
No supimos mucho, sin embargo, sobre los hombres y la experiencia vivida en
el otro lado. ¿Qué había sobre la gente que estaba peleando contra los franceses?
Sitiar una fortaleza es labor difícil y sangrienta también. Le pregunté al católico
de Vietnam del Norte: “¿Qué tipo de instrucciones te dieron antes de enviarte al
campo de acción?” La instrucción fue: “Es casi seguro que vas a morir. Ya

104 - Dedicación y Liderazgo -


incluso para lograr penetrar dentro del campo de fuego, tendrás que pasar por
encima y deslizarte sobre cuerpos de hombres en estado de descomposición,
los cuerpos de tus propias camaradas. Si lo haces, no sólo estarás muriendo en
la lucha contra el colonialismo francés. No solamente morirás por Vietnam.
Morirás por la humanidad padeciente y oprimida de todo el mundo. Tu muerte
contribuirá a hacer del mundo un lugar mejor”.

Ahora bien, ésta era la instrucción que los líderes ateístas daban a sus
seguidores antes de que éstos entraran en acción. No temían exhortarlos a la
muerte ni dudaban fundamentar esta exhortación en el llamado al idealismo
escuchado en el fondo del corazón de todo hombre. Ellos demostraban, como
frecuentemente los comunistas lo han hecho, que era una herramienta poderosa.
Ola tras ola, sus seguidores llegaban al campo de acción, dispuestos a morir
para que otros pudieran vivir. Eran enviados a la batalla moralmente preparados
para la contienda.

Los partidos comunistas de Latinoamérica creen que tienen un periodo


excepcionalmente prometedor ante ellos, oportunidades que nunca antes habían
tenido. Pero los líderes también creen que antes de poder alcanzar su objetivo,
es casi seguro que, para cada uno de ellos y para la mayoría de sus seguidores,
debe haber un periodo de ilegalidad, de sufrimiento, de encarcelamientos,
torturas y posiblemente de martirio. No dudan en considerar tal periodo o
prepararse para éste, ni tampoco dudan en decir a sus seguidores lo que les
espera en adelante. La mayoría de los partidos comunistas de Latinoamérica
ha pasado ya por periodos de ilegalidad, de sufrimiento y, en muchos casos,
por varios periodos de éstos. Ellos saben por su dura experiencia lo que todo
eso implica. Actualmente, hay muchos líderes comunistas en Latinoamérica
que han pasado cerca de dieciocho de sus últimos veinticinco años en prisión.
Muchos de ellos llevan en la piel las muestras de las torturas sufridas en las
prisiones de sus oponentes.

El Partido Comunista de Venezuela es uno de los partidos que ha pasado


años como un partido proscrito, y se ha sabido, sólo recientemente, que puede
operar más o menos libre sobre el país. Incluso ahora, se encuentra
preparándose para otro periodo de ilegalidad. Es más, realmente está a la
expectativa de que esto pase, ya que cree que esto le dará la oportunidad para
un enfrentamiento. Algún tiempo atrás, como parte de su preparación para
dicho propósito, elaboró un documento que fue circulado entres sus propios
miembros y luego entre los comunistas en otras partes de Latinoamérica. Su
propósito era prepararlos para el periodo venidero de ilegalidad. Toma la forma
de una historia del partido. Ya que mucho de esta historia ha sido vivido en
condiciones de clandestinidad, se convierte ciertamente en un manual para

- Dedicación y Liderazgo - 105


trabajadores clandestinos. Es escrito de un modo tal, no sólo para registrar lo
que se hizo en el pasado, sino para preparar y armar a sus miembros para lo
que les depara el futuro.

Déjenme darles un ejemplo de esto: Los miembros del partido deben guardar
secretos del partido y salvaguardar la organización y los líderes. La presunción,
el descuido y los errores, los cuales pueden perjudicar la seguridad de la
organización del partido, no pueden tolerarse. Un gran daño también pueden
causar la gente traidora que es fácilmente aprehendida o aquellos que caen en
operativos policiales. Informadores y todo aquel que ceda bajo la tortura policial
merecen la condena del partido. No pueden existir excusas en este aspecto. Al
integrar el partido comunista, cada revolucionario debe ser conciente que puede
llegar a ser arrestado o ser víctima del ataque del enemigo. Es, por ende,
importante para él estar preparado, política y moralmente, para soportar estas
pruebas con honor….

“Habiendo caído en las manos enemigas, el comunista deberá darse cuenta


que está ahora en un nuevo campo de batalla. Su encarcelamiento no será
asunto de su vida personal sino parte de una lucha de clases, de un evento
político, de un golpe al partido. Deberá pelear a más no poder en este nuevo
frente para poder ser útil a la causa del partido y de la revolución. Cuando
estés en la cárcel, deberás enlazar a los revolucionarios arrestados, mantener
la moral y la vigilancia revolucionaria, ayudar a las camaradas menos
experimentadas, corregir a quienes cometieron errores o actuaron
imprudentemente. Lo principal es ser firme. Un momento de debilidad puede
desgraciar al revolucionario para siempre. Un momento de cobardía puede
terminar con los años de servicio dedicado a las clases trabajadoras. Ni la
tortura, falta de experiencia, ni el estado de salud, o alguna otra razón podrán
justificar la traición a la causa del partido”.

Ésta es la instrucción que los comunistas latinoamericanos reciben en ese


momento. Es una preparación para entrar deliberadamente a un periodo de
ilegalidad, encarcelamiento, y tortura, de ser necesario. Esto es a lo que me
refiero cuando digo que los comunistas sienten ser soldados de la revolución.
Un miembro del partido comunista puede estar preparado para sentir que es
casi un honor enfrentarse a tamaño desafío, a tamaña oportunidad.

Ellos creen, por supuesto, que verán realizado su objetivo por lograr un
mundo comunista, o, al menos, que verán al mundo encaminarse a dicha meta
durante el periodo en el que viven. Lenin dijo que ésta es “la época de la
revolución del proletariado y la dictadura del proletariado”. Esto, muchos podrán
decirlo, resalta como una, dentro del gran número de diferencias entre el

106 - Dedicación y Liderazgo -


comunismo y el cristianismo. El comunismo es nuevo, el cristianismo es viejo,
y más que eso, está viejo y cansado. En el transcurso de más de 2000 años,
algo se ha perdido en el camino. Los comunistas, al igual que los antiguos
cristianos, son convertidos en su mayoría. La población de la comunidad católica
y de otras comunidades cristianas es cristiana “de nacimiento”. Aunque esto no
es realmente así. Cada generación debe ser evangelizada nuevamente. Cada
generación de jóvenes que llega debe ser cristianizada otra vez. Eso, obviamente,
ha sucedido por siglos.

Hoy en día, esto es cierto en un sentido particular pues estamos al inicio de


un proceso de renovación. Ésa es una razón por la que el Segundo Consejo del
Vaticano ha estado mirando retrospectivamente los siglos de la antigüedad. Es
comprensible, ya que esto significa evocar a un periodo cuando los conocimientos
se acumulaban en el fondo de la barca de San Pedro, un periodo cuando la
“gente de Dios” era menos estratificada de lo que es ahora, dividida entre
jerarquía, clérigo y laicos, y cuando la comunicación entre ellos era espontánea
y auténtica. Pero la Iglesia también está observando al siglo veinte y por
consiguiente, también al siglo veintiuno. Casi lo único cierto sobre el periodo
que se nos viene es que será un periodo de gran cambio. Es un proceso que ya
ha comenzado y no hay cómo detenerlo. Es probable que este proceso sea
acelerado en lugar de retrasado.

La sociedad en la que el cristiano debe operar, en la cual se siente llamado


a liderar, no será como la que es ahora. Nunca hubo algo que respaldara las
discusiones sobre el “ateísta oriental” y el “cristiano occidental”, tan de moda
hace unos años atrás. Los líderes del Este, defensores de toda la geografía, de
todos los países gobernados por el comunismo, fueron ateístas como aún lo
son. La sociedad que ellos están edificando está construida sobre cimientos
ateístas. Practican lo que pregonan y de esa manera tratan de construir una
sociedad sin Dios. Sin embargo, nunca hubo algo más que ilusiones para
justificar la etiqueta del “cristiano occidental”. La causa de la religión no se
beneficia al usarse los términos “la sociedad de libre empresa” y “el cristianismo”,
aun cuando éstos sean términos intercambiables y sinónimos. La sociedad de
libre empresa puede ser rica —para algunos— y ciertamente ha logrado un
éxito en lo material mayor a lo que los hombres alguna vez hayan conocido.
Esto no la hace más cristiana. En realidad, la evidencia sugiere que es más
probable tener un efecto opuesto. No hay nada en la enseñanza social cristiana
que apoye el punto de vista ampliamente concebido de el hombre tiene derechos
humanos inalienables para un estándar de vida de progreso constante, sin
importar lo que suceda a otros hombres en el distrito colindante, al otro lado
del camino o al otro lado del mundo.

- Dedicación y Liderazgo - 107


Evidentemente, hay aquí todavía una gran labor que los cristianos tienen
que realizar, hay una tremenda pelea a la cual pueden lanzarse conjuntamente
con la gente de otras religiones, y en este aspecto, también con otros humanistas
profanos y con otros hombres de buena voluntad —a fin de terminar con este
escándalo actual en el que, mientras una parte del mundo se vuelve cada vez
más rico, la otra parte, literalmente, se vuelve más pobre—. La brecha se
extiende entre las naciones ricas y las pobres, entre el norte próspero y el sur
golpeado por la pobreza. De acuerdo a la Organización de Alimentación y
Agricultura de las Naciones Unidas, actualmente hay más hambre en el mundo
que en 1945. Esto, a pesar del hecho de que nuestra generación es la primera
en toda la historia del hombre que cuenta con los medios científicos y tecnológicos
para erradicar el hambre. Estamos moralmente involucrados en este problema
como nunca antes lo estuvieron los hombres. Sin embargo, a pesar de esto, los
cristianos duermen plácidamente en sus camas durante las noches, con las
conciencias tranquilas.

No puede haber duda de que aquí hay un gran trabajo por hacer, un desafío
tan grande al que nunca antes los antiguos cristianos se habían enfrentado.
Hay tantas razones por las que el cristiano deba querer luchar en una batalla
contra estas cosas malignas, al igual como las hay para un soldado comunista
de la revolución para querer entrar a su propia y particular lucha. La sociedad
capitalista se ha mostrado ser inmensamente flexible. Cualquier cosa que sea
dicha para o contra el capitalismo, puede, en todo caso, ser dicha a su favor: se
ha mostrado capaz de un cambio fundamental. Los mismos fundamentos del
capitalismo hoy en día difieren de aquellos existentes en los días de Marx. En
ese entonces, se basaba en pequeñas empresas envueltas en feroces
competencias entre ellas mismas. Hoy, se basa en grandes monopolios que
reducen, la real competencia, al mínimo. Si ha cambiado una vez, puede ser
cambiada de nuevo.

Si el cristiano cree que será el mejor por ser más cristiano, tiene el derecho
y el deber de intentar lograrlo. Si cree que la sociedad debe ser cambiada
entonces, tiene toda razón en querer emprender la tarea de intentar cristianizarse
a sí mismo, y simultáneamente, tratar de convertir la sociedad en la que vive,
en una donde la personalidad humana pueda desarrollarse, en una sociedad
que no degrade más a los hombres y que, virtualmente, haga posible vivir una
vida decente a cualquiera de ellos.

Si el comunista, por consiguiente, tiene una razón para querer difundir su


comunismo, también la tiene el cristiano. El cristiano hará bien en seguir el
ejemplo del libro comunista y reconocer que nada está ganado si se malgasta

108 - Dedicación y Liderazgo -


nuestro material humano o si se deja desperdiciar, como frecuentemente es el
caso hoy en día. Se va a ganar todo si se le utiliza bien. Si uno realmente se
propone a hacer un trabajo, entonces es sólo cuestión de sentido común hacerlo
de la manera más efectiva posible. Si uno cree que, por decir, la opinión pública
necesita ser rescatada de las tendencias actuales, entonces tendrá toda la
razón para intentar hacer que el cristiano logre el mayor impacto posible en
ella. Para esta labor, se necesitará de los líderes cristianos dedicados. Hay
técnicas que pueden ser aprendidas y existen todas las razones para estudiarlas
y luego enseñarlas a otros.

Hemos venido dando una mirada muy selectiva al comunismo en acción,


pues advertía desde el principio que lo haríamos. No le he buscado el punto
perverso ni he señalado lo falso que hay en sus enseñanzas o lo deshonesto en
su práctica. El propósito de esta tarea ha sido observar a los comunistas, esa
extremadamente exitosa minoría, y poder ver qué podemos aprender de ellos.
Hemos visto que ellos no son tan matones y bandidos. Son un material humano
bueno, no malo. Hemos visto a algunos de los métodos que utilizan y los hemos
encontrado efectivos. Algunos de estos métodos, posiblemente podremos ser
capaces de imitar, algunos serán aptos para la adaptación mientras en el caso
de otros, nuestras ideas pueden encender las suyas, precisamente debido a
que solamente lo que es muy opuesto a sus acciones es aceptable para nosotros.
Sin embargo, todo análisis de sus métodos, de su formación y del uso de la
gente debe ser exigente. Supongo que la lucha por lo que es bueno siempre
tiene que tomar dos formas, la lucha por la verdad y la lucha contra la falsedad.
En este estudio, nos hemos centrado en el lado positivo de la pelea, casi
excluyendo al otro. A mi parecer, diría que necesitamos más líderes cristianos
como respuesta a los capacitados líderes comunistas. Debemos proporcionar
respuestas al comunismo de manera más efectiva, no mediante la formación
de más militantes anticomunistas, puramente negativos, ni de más detectives
aficionados, sino mediante la producción de demócratas adultos y con mayor
educación, y más específicamente, de más creyentes religiosos bien instruidos,
dedicados y totalmente comprometidos. No obstante, es cierto señalar que no
hay lugar en el mundo actualmente donde los comunistas no estén activos; y
es ciertamente inevitable que aquellos que creen que el comunismo es una
doctrina desastrosamente falsa, y más aun, aquellos que tienen que vivir bajo
dicha doctrina, deban oponerse a su propagación. Puede parecer que esto sea
una lucha sin recompensa, una lucha que no es de nuestra elección mas, a
veces, es una lucha necesaria.

La labor de hacer líderes es realmente crear una actitud mental. Cuando


surge una nueva situación, la reacción de la mayoría de la gente será preguntar:

- Dedicación y Liderazgo - 109


¿cuándo alguien va a hacer algo al respecto? La reacción espontánea del líder
capacitado es preguntarse enseguida a sí mismo: ¿Qué hago en esa situación?
El líder se dirige hacia sus compañeros y dice: “Debemos hacer esto, eso y
aquello, y ellos lo seguirán. En parte debido a la autoridad con la que habla,
ellos lo respetarán y lo admirarán, pero también esto se deberá a que se han
dado cuenta mediante la experiencia que este líder tiene algo que ofrecer. Al
comunista se le enseña a preguntarse siempre a sí mismo: ¿Qué hago como
comunista? La respuesta que da, fluye directamente de sus creencias. La acción
y la creencia están siempre relacionadas en su mente y también en su práctica.

El cristiano, si va a competir con el comunista frente a frente, probablemente


se preguntará convenientemente: ¿Qué hago yo como cristiano?, y luego actuará
como corresponde. Algo que existe en la naturaleza de una revolución social y
de una regeneración moral podría ocurrir en la vida de occidente si cada cristiano
comprometido con el que contamos, tuviera que adquirir o ser dotado de esta
actitud mental y empezará a pensar en dichos términos. En la práctica, uno
aprende a dirigir, dirigiendo, siempre que uno haya sido apropiadamente
preparado y capacitado para aprender de sus propios errores.

Los comunistas no están interesados en producir líderes como tales. Lo que


ellos quieren son líderes comunistas. Hombres que liderarán para una causa,
no para ellos mismos. Lo mismo seguramente también sucede con los cristianos.
Nuestra vida pública y profesional está llena de gente líder y cristiana también.

El propósito de la capacitación para el liderazgo cristiano no sólo pretende


ayudar a los hombres ambiciosos a llegar a la cima, o hacer que los hombres
empequeñecidos que han llevado los cursos de liderazgo se sientan más
engrandecidos de lo que realmente son. Mucho menos busca producir führers
o “guías”, ya sean grandes o pequeños. Este propósito tiene mucho más que
ver con la formación de gente integrada. Gente que comprenda lo que cree,
que esté profundamente dedicada a ello, y que trate incansablemente de vincular
sus creencias a cada faceta de su vida y a la sociedad en la que vive.

Para el cristiano hay algo peculiarmente conmovedor en el dicho de los


comunistas ateístas, que muchos otros también lo sienten desde el fondo de
sus corazones: “No hay nada demasiado bueno para el partido”, luego salen y
hacen que sus acciones coincidan con sus palabras. No es necesario subrayar
cuál debería ser la respuesta positiva de los cristianos a este dicho.

110 - Dedicación y Liderazgo -


Acerca del
Instituto de Libre Empresa

¿Qué es el ILE?

La asociación civil «Instituto de Libre Empresa» es un centro de pensamiento


privado sin fines lucro fundado en 1998 que fomenta ideas de libre empresa en
el Perú, con la finalidad de lograr el progreso real del país en su conjunto, una
mejora en el clima de los negocios, y el incremento sustancial y rápido en los
niveles de vida de todos los peruanos, como resultado de la aplicación y puesta
en práctica de los valores y virtudes del Estado limitado al cumplimiento de sus
funciones naturales, la propiedad privada, el mercado libre y la competencia
abierta, y las libertades individuales y empresariales.

¿Cuál es su objetivo y razón de ser?

El ILE despliega esfuerzos para lograr el reconocimiento público del derecho


moral de las personas y empresas a los ingresos y utilidades que logran (“lucro”);
al mejoramiento del bienestar económico de los empresarios, emprendedores
y trabajadores a través de las libertades individuales (“derecho al progreso”);
y a esperar del Estado suficiente seguridad, justicia y obras públicas sin estorbar
ni menguar las actividades sociales y económicas privadas no violentas ni
fraudulentas, las cuales son capaces de producir y distribuir riqueza y bienestar,
siempre y cuando sean llevadas a la práctica en un clima institucional y legal
respetuoso de los mencionados valores y principios.

¿Cuáles son los medios e instrumentos de su accionar?

En el ILE creemos en las verdades objetivas, y confiamos en su poder de


convencimiento. Por eso trabajamos en escuelas de liderazgo, círculo de estudios,
talleres, conferencias, foros y seminarios. Dialogamos e intercambiamos
información con otras organizaciones, a fin de promover conjuntamente una
sociedad abierta, y capitalista de libre empresa, donde todos podamos emprender
y realizar proyectos personales, ganar dinero, y disfrutar libre y pacíficamente
del íntegro fruto del esfuerzo honesto, diligencia en el servicio y creatividad.

instituto de libre empresa


¿Qué quiere el ILE para el Perú?

Tres cosas: Estado limitado; mercados libres; e instituciones privadas separadas


del Gobierno y la política. Y un cambio en los valores y paradigmas culturales,
que comience por el reconocimiento público del rol moral del empresario y su
derecho a las ganancias.

¿Cómo hace el ILE para mantener su independencia?

No acepta ningún fondo gubernamental. Las contribuciones son recibidas de


fundaciones, empresas, e individuos y otros ingresos generados por la venta
de publicaciones y servicios.

Áreas de Trabajo

1. RELOCALIZACIÓN Concentración de la acción estatal en seguridad,


DEL ESTADO justicia y obras públicas, con redimensión de los
gastos públicos a estos fines, para erradicar la
competencia desleal del estado que se manifiesta
en sus diversas actividades empresariales, por lo
que deben ser privatizadas.

2. DESTRIBUTACIÓN Todas las actividades económicas de la sociedad


se enriquecen por la reducción y eliminación de
impuestos; individuos, trabajadores y empresarios
se benefician por el aumento de su capacidad de
consumo, ahorro, e inversión privada.

3. DESREGULACIONES Con la eliminación de las excesivas regulaciones


se da un incremento en el número, tamaño y
competencia entre las empresas. Es decir:
creación y distribución de riqueza mediante la
competencia abierta, y encargando a los privados
la producción de bienes y servicios económicos y
financieros, la educación y la atención médica y
previsional.

instituto de libre empresa


INSTITUTO DE LIBRE EMPRESA (ILE)
Free Enterprise Institute
Asociación Civil
Calle Barajas 522 - San Borja
Lima 41- PERÚ
Telefax: (51 1) 475-9752
E-mail: info@ileperu.org

instituto de libre empresa


Web: www.ileperu.org
Ciencia Política

“Debemos mirar a los comunistas, no a fin de atacarlos ni para probar que


están equivocados, sino para ver qué es lo que tienen para
enseñarnos…..”

Dedicación y Liderazgo

El 14 de marzo de 1948, Douglas Hyde entregó su renuncia como editor de noticias del
diario londinense Daily Worker y puso “fin” a veinte años de trayectoria como miembro
del partido comunista. Una semana después, en una declaración escrita, Hyde anunciaba
que había renunciado al comunismo y que su esposa e hijos se habían integrado a la
iglesia católica.

La larga peregrinación del comunismo al cristianismo llevó a Douglas Hyde, de una


dedicación total al marxismo a una cuestionante inquietud sobre las evidentes
contradicciones de la Unión Soviética en cuanto a ideología y acción, y finalmente a la
renuncia al partido.

En DEDICACIÓN Y LIDERAZGO, propone la teoría que indica que, aunque las metas y
propósitos del comunismo son antiéticos a la dignidad humana y a los derechos del
individuo, hay mucho por aprender de los métodos comunistas, de sus directivos y de
la motivación psicológica. Hyde describe los mecanismos comunistas para incentivar
la dedicación, primer requisito del liderazgo. He aquí las razones lógicas de la técnica
del partido: cómo incentivar la voluntad al sacrificio; lo recomendable que es hacer
grandes demandas para asegurar una gran respuesta; la indoctrina motivadora y los
métodos sutiles de conversión.

En este pequeño libro, tan grande en importancia, Douglas Hyde comenta sobre el
comunista y el católico potencial y sobre la falta de una máxima efectividad por parte
de ambos. Apoya la acción católica positiva, mas no a manera de no comunista
negativo, y enfatiza que las pautas están ahora disponibles para una decisiva elección
entre un comunismo total o un cristianismo total.

Éste es un enfoque realista de un intenso problema desprovisto de una propaganda


emocional, y, aquí, se halla una respuesta realista sobre cómo motivar la dedicación
para el liderazgo.

Free Enterprise Institute


Calle Barajas 522 - San Borja
Lima 41- PERÚ
Telefax: (51 1) 475-9752
E-mail: info@ileperu.org

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