Vous êtes sur la page 1sur 12

USOS, NOCIONES Y VISIONES SOBRE LA COCA1

CHUMPITAZI RAMÍREZ, Julio Eduardo


sociedaddemente@gmail.com
Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Resumen

La interculturalidad, como respuesta a la necesidad de tender puentes comunicativos que


garanticen el diálogo activo y creativo entre grupos y sociedades diversas e
interrelacionadas, a pesar de importancia y difusión que ha tenido, no deja de presentar
experiencias bastante superficiales. Dos ejemplos ilustran el problema. Hacia finales de la
década de 1980, la conocida cadena musical televisiva MTV, en su filial latinoamericana,
censuró a canción “Hoja verde de la coca” del músico Miki Gonzales. El año 2008, Junta
Internacional de Fiscalización de Estupefacientes de la ONU (JIFE) publicó su Informe
anual 2007, en el que recomendaba a los gobiernos de Perú y Bolivia implementar políticas
para abolir el consumo de coca (no cocaína) “incluida la práctica e masticarla”. La forma en
que los distintos actores involucrados ven la problemática de la coca, está relacionada con
nociones de usos tradicionales, por un lado, y comerciales, por el otro. Enfocarnos en la
tarea de comprender esto nos puede permitir, a su vez, comprender mejor los términos en
que suelen presentarse los conflictos inherentes al relacionamiento entre sociedades
diversas.

Palabras clave: Interculturalidad, hoja de coca, visiones, nociones, usos.

1
Con el término “noción” hago referencia al “Conocimiento o idea que se tiene de algo”, en la misma medida
que al “Conocimiento elemental” de ese algo. Con “visiones” la referencia se ubica entre el “punto de vista
particular sobre un tema, un asunto, etc.”, y la “Imagen que, de manera sobrenatural, se percibe por el sentido
de la vista o por representación imaginativa.”. En cuanto al término “uso”, quiero referirme al “Ejercicio o
práctica general de algo”. (RAE 2002)
USOS, NOCIONES Y VISIONES SOBRE LA COCA

CHUMPITAZI RAMÍREZ, Julio Eduardo


sociedaddemente@gmail.com
Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

“Hoja verde de la coca, humo blanco del cigarro,


adivínenme la suerte compañero de la vida. Hoja
verde de la coca, humo blanco del cigarro,
adivínenme la suerte, si esa muchacha me quiere…”
(Miki González, Hoja Verde 2004)

Introducción

La interculturalidad, como paradigma político-académico, goza hoy de una popularidad


considerable. En parte porque en cuanto discurso es una creación bastante reciente, pero
fundamentalmente porque no fue hasta la primera mitad de la década de 1990 e inicios del
presente siglo que todas las razones y contradicciones que la globalización y la
sobremodernidad (AUGÉ 1998) entrañan, dejan sentir toda su magnitud y rebasan
grandemente las posibilidades explicativas, aplicativas y acumulativas de paradigmas
como el multiculturalismo, que a su vez fue esgrimido como alternativa viable frente al
denominado liberalismo de la neutralidad (TUBINO 2002).

El proyecto de homogenización planetaria, que identifico a “Occidente Civilizado” como


sinónimo de Desarrollo (con mayúscula y en todos los sentidos que esta palabra engloba)
en el marco de una “Historia de la Humanidad” unidireccional, se hunde por el peso de su
propia inconsistencia ante las evidencias que ratifican al espacio contemporáneo como una
heterotopía (FOUCAULT 1997) y al tiempo como heterogéneamente denso
(CHATTERJEE 2007).

Esta necesidad de tender puentes comunicativos que garanticen el diálogo activo y creativo
entre grupos y sociedades diversas e interrelacionadas, a pesar de la importancia y difusión
que tiene –en el plano teórico– no deja –en el plano de la praxis– de presentar experiencias
bastante superficiales. Para ejemplificar lo dicho se exponen a continuación, grosso modo,
dos casos representativos ocurridos uno a finales de la década de 1980 y el otro apenas el
año pasado. El uno vincula a un cantante (Miki Gonzales), a una canción (Hoja Verde de la
Coca) y a una corporación televisiva globalizada (MTV); el otro, a un organismo
internacional (ONU), dos gobiernos nacionales (Perú y Bolivia) y las prácticas cotidianas
de los miembros de por lo menos dos sociedades (quechuas y aymaras) que pueblan buena
parte de los respectivos territorios que comprenden los Estados que dichos gobiernos
representan. Luego, con la intención de contribuir al ejercicio comprensivo de las bases
sobre las cuales los distintos actores involucrados en los casos referidos fundan sus
razonamientos sobre la problemática de la coca, se presentan dos visiones “cuyos
caracteres se estiman lo suficientemente generales como para contener de manera idónea la
marea de visiones existentes sobre el tema” (CHUMPITAZI RAMÍREZ y ROJAS MATOS
2007: 2), que vienen relacionadas a nociones tradicionales y comerciales acerca de sus
usos2. Enfocarnos en esta tarea permitirá comprender mejor los términos en que suelen
presentarse los conflictos inherentes al relacionamiento entre sociedades diversas.

De “hoja verde” al Informe sobre estupefacientes de la JIFE

A finales de la década de 1980, MTV en español (canal de televisión parte de la Cadena


televisiva MTV) censuró la canción Hoja Verde, interpretada por el músico peruano-
español Miki González, cuya temática alude al uso tradicional de la coca en la adivinación
a través de la “lectura” de sus hojas3. El argumento que sustentaba esta decisión se
amparaba en una supuesta apología al consumo de clorhidrato de cocaína, implícita en el
contenido de la canción.

El reconocimiento de lo que esta confusión significa, sumado a una especial situación


laboral, despertó el interés por indagar en algunas implicaciones subyacentes al hecho. Los
transitorios resultados de esa breve indagación se vieron plasmados en una ponencia
elaborada en colaboración con una compañera de curso, que fue presentada en el XIV

2
Debe quedar claro que esta distinción entre tradición y modernidad no es la misma oposición
absoluta y excluyente que caracterizo las ciencias sociales de la primera mitad del siglo XX. Por el contrario,
ambas categorías pretenden referir desarrollos socio-históricos distintos que se vinculan en el espacio
intersticial de las prácticas culturales y político-económicas. Deben de entenderse en relación a conceptos
como Hibridación (García Canclini 1990); Sobremodernidad (Augé 1994); Heterotopía (Foucault 1984) y
Tiempo Heterogéneo (Chatterjee 2004); nociones cuya relación, por razones de espacio, no me es posible
desarrollar, pero que pueden ser comprendidas en conjunto bajo la idea de contemporaneidad heterogénea.
3
Esta obra es la versión etno-rock de la canción elaborada por el compositor peruano Marcos
Senizario, que ha sido interpretada por distintas agrupaciones “folclóricas”, fundamentalmente peruanas y
bolivianas.
Congreso Nacional de Estudiantes de Antropología (CONEAN) llevado a cabo en la
ciudad de Trujillo, Perú.

En aquella ocasión la lectura que hicimos apuntaba al conflicto suscitado entre la temática
que el músico aborda y los conceptos que pretende presentar, frente a la interpretación que
los representantes de un medio de comunicación masiva transnacional hacen de la obra, a
partir de conceptos que aluden a una temática diferente; lo cual supondría una serie de
(pre)juicios que impiden el diálogo intercultural (CHUMPITAZI RAMÍREZ y ROJAS
MATOS 2007).

Este ejemplo de la macropolítica de las industrias culturales me parece relevante en tanto


considero que es relacional al campo de las políticas estatales e interestatales globalizadas,
que ilustra un itinerario que va de la negación y la homogenización hacia los intentos
fallidos de mutuo reconocimiento y dialogo entre sociedades.

Al ejemplo de la MTV y “hoja verde” se suma otro que resulta incluso mucho más
comprometedor para los procesos políticos de diálogo intercultural promovidos desde
instancias supranacionales: en marzo del año pasado se publicó el Informe Anual 2007 de
la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes de la ONU (JIFE), cuya séptima
recomendación refiere lo siguiente:

“continúa la práctica de masticar hoja de coca en Bolivia y el Perú[…]” y exhorta a


los Gobiernos de ambos países “a que adopten medidas sin demora con miras a
abolir los usos de la hoja de coca que sean contrarios a la Convención de 1961,
incluida la práctica de masticarla[…]” (JIFE 2008: 121).

Considero que en el texto citado -tal como sucedió en el caso de “hoja verde”- se
confunden dos cosas bastante diferentes. La confusión consiste en igualar dos formas de
consumo específicas, dejando de lado evidencias como la diferencia entre los productos
que se consumen, así como los procesos de producción correspondientes y la significación
social que cada uno posee. Aclarar esta confusión no implica recurrir a formulas
discursivas esencialmente mágico-religiosas. De lo que se trata es de comprende que el
problema esta ligado a una cuestión de lógicas discontinuas que no traducen correctamente
su propio tejido simbólico, antes que a una cuestión de prácticas efectivas. Deseo que esta
constatación sea también y sobre todo un llamado de atención acerca de la necesidad de
construir un nuevo lenguaje que permita un diálogo mucho más activo y comprensivo.

“La milenaria y sagrada hoja de los Incas”: las nociones tradicionales y


tradicionalistas sobre la coca
“Sufría mucho: he muerto de sed, tenía mucha hambre y acudía a la coca;
tenía sueño y acudía a la coca, cuando lloraba, a la coca; la coca era mi
único alimento.” (FLORES APAZA 1999)
Desde la época prehispánica las propiedades nutritivas, mágicas y económicas de la coca
han sido valoradas por un grueso sector de la variedad de habitantes de las sociedades
andinas. En el periodo de hegemonía incaica, esta planta se constituyo un bien de lujo de
alto valor simbólico que estaba reservada para la uso en rituales religiosos, el pago a las
deidades, el consumo casi exclusivo de la élite cusqueña y sus aliados más cercanos, sellar
alianzas militares y retribuir la colaboración de los Curacas (Jefes) locales; prohibiéndose
su uso por parte de etnias ajenas a este círculo de poder. (GUAMAN POMA 1980,
ROSTWOROWSKI 2001)

A inicios del proceso de colonización española este status sagrado de la coca se vio
afectado debido a la prohibición de uso que recayó sobre la planta, al ser considerada un
obstáculo por los sacerdotes católicos encargados de la evangelización de la, para entonces,
indiferenciada maza indígena. A pesar de ello, en un periodo relativamente corto, los
encomenderos españoles constataron que el manejo de la producción y distribución de esta
planta les permitía lograr un control social directo sobre la fuerza de trabajo de los
indígenas, puesto que su sacralidad se mantenía incólume y el recuerdo del prestigio que
confería su posesión, bastante fresco. Con el transcurso del tiempo, el afianzamiento de la
colonia y el crecimiento de la marginación a los indígenas, las prácticas relacionas con la
coca se convirtieron en un soporte físico y simbólico para sobrellevar la dominación.
(QUISPE MEJIA 2004)

Una mezcla de necesidades y percepciones generadas durante la colonia abrieron las


puertas para “democratizar” la coca, conformando de esta manera la base de lo que hoy
conocemos como el uso tradicional; reconocido internacionalmente con el nombre de "uso
tradicional lícito", en el art. 14 inc. 2 de la Convención de las Naciones Unidas contra el
Tráfico Ilícito de Estupefacientes de 1988. Entre estos usos tradicionales se ubica el
conocido Pijchado (mal llamado chacchado), que consiste en masticar repetidamente hojas
de coca con la finalidad de combatir el hambre y el cansancio, durante largas faenas en la
chacra. Esta practica trasciende el ámbito tecno-económico y se ubica en una dimensión
simbólica: masticar la hoja de coca es también un acto espiritual, una suerte de comunión
con las divinidades a través del “espíritu de la coca” (Mama Coca en quechua o Inalmama
en aimara). El concepto de espíritu de la coca permite el uso ritual de la hoja en
ceremonias como el pago, una especie de Don, entregado a los Dioses. Junto al Pijchado
crean una atmósfera de sacralidad que busca la cohesión del grupo sellando el pacto de
colaboración y de equilibrio con el medio ambiente y los dioses: se regala a los dioses a la
vez que se “come” de “su mesa”. Otro aspecto de igual importancia es la adivinación e
invocación de poderes ocultos y divinos a través de la lectura de las hojas de coca, práctica
especializada y de gran respeto en que la coca se constituye en la mediadora ante las
fuerzas sobrenaturales que determinan la existencia humana y facilita el conocimiento del
posible devenir personal. Medicina y religión también se unen en esta práctica, sirviendo
para el diagnostico de enfermedades y siendo utilizada como medicina, debido a sus
propiedades reguladoras del flujo menstrual y de facilitador del parto, como tónico
estimulante, estomacal y otras. (MAYER 1978, QUIJADA 1982, FLORES APAZA 1999,
QUISPE 2004, CASTAÑEDA s.f.)

La coca no sólo fortalece el mundo material reforzando la solidaridad social, sino que
alimenta el mundo simbólico de los pobladores andinos al facilitar la comunicación ritual
con las divinidades: es la mediadora entre los aspectos culturales, las estructuras-
acontecimiento, y bases materiales de existencia (CHUMPITAZI RAMÍREZ 2007). Esta
es, grosso modo, la noción tradicional sobre los usos de la coca que la mayoría de
sociedades andinas comparten y desde la cual se construye la visión tradicional en que se
amparan los movimientos sociales (llamados cocaleros), lideres políticos (dirigentes de los
movimientos y representantes en el parlamento) y Organizaciones No Gubernamentales
vinculadas al tema.

Estas visiones tradicionales suponen una lógica compuesta por funciones socioculturales
(en sentido matemático) que guardan estrecha correspondencia con el papel efectivo que
tiene la coca para las adaptaciones tecno-ecológicas y tecno-económicas de las poblaciones
andinas; y sirven de sustento a los discursos “a favor” del consumo de la coca que los
actores sociales referidos esgrimen comúnmente como sus “caballos de batalla”. En
general, estos discursos responden a una extraña mezcla de conciencia política selectiva y
determinación cultural aleatoria, que se verifica en el hecho de que muchas de ellas
responden también a una figura de factibilidad desarrollista (en el sentido plenamente
capitalista y neoliberal). En la mayoría de casos se trata de rescatar sus posibilidades de
industrialización desde una la lógica de productividad y mercado. En este punto se integran
características de la visión comercial junto a la tradicional, de manera tal que la una no
puede funcionar sin la otra, a la vez que cubren los posibles “baches” discursivos de cada
cual.

Nociones comerciales sobre el uso de la coca: “la hoja buena versus la hoja mala”.

“En el Perú 9 de cada 10 hojas de coca van al narcotráfico. Quedémonos


con la hoja de coca. Reemplacemos las hojas de coca con alternativas reales
de desarrollo.” (spot televisivo de DEVIDA, 2006)

Hemos señalado que la coca resulta de vital importancia en la historia de las sociedades
andinas y que la noción tradicional acerca del carácter sagrado de la planta se ha venido
prefigurando desde periodos pre-coloniales hasta la actualidad, pero también que la
discontinuidad histórica producida por la colonización española significó una variación de
esa noción. Cambios en las bases materiales de existencia (sobretodo las del Estado) y
nuevas estructuras-acontecimientos, que representaron la inclusión de la historia andina en
la “Historia Mundial”, sumado a la hegemonía de formas culturales sustancialmente
diferentes de las previas, supusieron la creación de una noción de la coca sustancialmente
diferente de la hasta entonces imperante. A partir de ella una nueva visión se fue
construyendo hasta tomar las actuales características comerciales.

En una ponencia del año 2006, Luis A. Reluz manifestaba que “podemos observar que en
los últimos cinco siglos, el uso de la hoja de coca ha variado desde una perspectiva ritual-
tradicional-sagrada a una perspectiva material-monetaria en un contexto de incorporación
al capitalismo” (RELUZ VARGAS 2006). Y Es precisamente ese carácter material-
monetario fundamentalmente comercial de esta noción moderna, lo que produjo su
transformación en mercancía. Esta cosificación de la planta significó la constitución de un
“Mercado de la Coca”.

R.W. Lee III (1992) separa ese mercado en tres: el tradicional, el legal industrial y el
“ilegal de la cocaína”. Pero aun cuando la separación de base legal entre las últimas sea
pertinente, debe quedar claro que la industria de la cocaína responde a una lógica similar a
la de los otros usos industriales. No se trata de igualar la industria legal a la industria del
narcotráfico, de lo que se trata es de poner énfasis en su correspondencia, junto con el
mercado tradicional, a una misma visión comercial. Esta aclaración permitirá una mejor
revisión de los discursos que se articulan en base a ella: los discursos a favor y los
discursos en contra del consumo de la coca.

Los discursos “a favor” se encuentran articulados a cierto cálculo de las potencialidades


industriales –y de desarrollo sostenible- de la producción de la Coca. El uso tradicional se
constituye en uno de los referentes principales de esta postura, planteando que la reducción
a mero insumo del narcotráfico de la que es “victima” la coca es más una cuestión política
que un problema económico. Podemos ubicar, por ejemplo, a Ulpiano Quispe (2004), con
su libro Coca y cultura política, dentro de esta perspectiva. Él desarrolla la idea de que la
creación de un mercado legal para la coca es posible si es que se apertura la posibilidad de
industrializar su uso valiéndose de una trasferencia de toda la carga simbólica (positiva)
que esta planta posee hacia el producto final del proceso.

Por otra parte, los discursos “en contra” no niegan la posibilidad del uso tradicional, lo
que plantean es la imposibilidad de un consumo sostenible, fuera de la industria del
narcotráfico, de los excedentes de la producción cocalera. Los datos proporcionados por la
“Encuesta Nacional de Consumo de Hoja de Coca”4 muestran que, en el Perú, las
industrias legales nacionales (ENACO) y transnacionales (Coca cola y algunos Grandes
laboratorios farmacéuticos) no demandan ni la sexta parte del volumen total de la
producción nacional. La demanda en el mercado tradicional en lugar de aumentar se
encuentra en franco decrecimiento, debido principalmente a la ruptura generacional entre
padres e hijo, al tener estos últimos mayores posibilidades de elevar su nivel de vida
emigrando del campo a la ciudad o accediendo a la educación formal; por lo cual no llega a
consumir un volumen significativo de la producción. De esta manera, el grueso de la
producción (más de tres cuartos del total anual) estaría destinado a la industria del
narcotráfico, por lo que se podría suponer que una lucha efectiva contra el tráfico ilícito de
drogas pasa necesariamente por la erradicación de la fuente de dicho excedente: los
cultivos de coca. (ROSPIGLIOSI et al 2004)

4
Realizada por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) entre noviembre de 2003 y
enero de 2004, por encargo de la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (DEVIDA). Se
encuesto a más 24 mil personas, distribuidas en más de 8 mil hogares de los 24 departamentos y la Provincia
constitucional del Callao, en Perú.
Generalmente este tipo de discursos son tomados de manera acrítica, a la manera de
recetas, constituyendo la fuente de distintas políticas estatales e interestatales, además de
inspiración para recomendaciones como las del informe anual de la JIFE, citado con
antelación. Algunas de estas políticas consisten en restricciones para la producción y
comercialización legal de la coca y en programas de sustitución de cultivos (QUISPE
2004). También existen propuestas para estimular la “migración revertida” de los cocaleros
en dirección a sus “lugares de origen” u otros más propicios para la actividad agrícola que
las zonas altas de la amazonia, también llamada ceja de selva (LEE III 1992).

Estos proyectos están vinculados a planes de lucha internacional contra el narcotráfico en


que los distintos gobiernos cumplen una serie de procedimientos y metas, generalmente a
cambio de algunos beneficios (como lo fue hasta hace poco el APTADEA para Colombia y
Perú). Pero este plan también contempla acciones más extremas, que van desde la
fumigación aérea con herbicidas y hongos sobre las áreas de cultivo (lo cual es no solo un
atentado contra los derechos humanos sino también contra la frágil ecología de la
Amazonia) hasta la intervención militar (lo que es un atentado contra la soberanía). Un
buen ejemplo de esto es el “Plan Colombia”, propuesto por los EE.UU. y actualmente en
ejecución

A modo de conclusiones: la coca entre la tradición y el comercio.

A continuación se presentaran, a modo de conclusiones, cinco afirmaciones que se coligen


de lo expuesto en los acápites anteriores. Estas afirmaciones no son de modo alguno
concluyentes, ni significan el final de mis indagaciones sobre el tema. Solo constituyen un
reconocimiento del terreno que nos ubica entre el diálogo y el conflicto, la hegemonía y la
subordinación, el discurso y la acción. Al situar nuestro análisis de este modo, podemos dar
cuenta de que:

a) De modo general, el conjunto de relaciones interculturales y los conflictos


inherentes a su puesta en práctica, producen y reproducen visiones particulares que
se exteriorizan en una variedad de discursos cuyo factor en común es una extraña
mezcla de conciencia política selectiva y determinación cultural aleatoria. Desde
este factor en común es que se pueden construir tipos ideales que engloben las
características más generales de unos y otros y nos permitan una re-entrada distinta
al problema.
b) La coca es un importante mediador entre los aspectos culturales, las estructuras-
acontecimientos y las bases materiales de existencia de las sociedades andinas pre-
coloniales, coloniales y post-coloniales. Por este motivo, el controlar su
producción, distribución y consumo ha sido fundamental para garantizar la
hegemonía de una élite y el dominio del Estado, práctica que se remontaría por lo
menos hasta el estado inca, cambiando significativamente sus concepciones durante
la colonia y la República, pero manteniendo la misma utilidad como herramienta
política estatal. En la actualidad, su vinculación con la industria del narcotráfico,
hace aun más importante lograr dicho control. Pero el control de la coca es también
un ejercicio de poder de características intergubernamentales, desde el cual los
Estado “desarrollados” tratan de imponer los modelos mundiales de tecnología y
desarrollo a los Estados “en vías de desarrollo” de la región andina.

c) Aquello que reconocemos como uso tradicional no necesariamente implica


practicas “ancestrales”. Por ejemplo, no existen pruebas suficientes que permitan
confirmar que el Pijchado era practicado durante periodos anteriores a la
hegemonía del Estado inca, pero se sabe que durante dicho periodo su consumo
estuvo restringido a las elites e indisolublemente vinculado al uso ritual-sagrado.
También se puede confirmar que fue durante el dominio colonial que la practica del
pijchado se constituyó tal y como la conocemos hoy, debido principalmente al paso
de una lógica religiosa y de valoración ritual hacia una lógica económica y de
valoración mercantil. Por otra parte, esta practica tiene una significación
sociocultural que en ocasiones (como en el informe de la JIFE) no es tomada en
cuenta, lo cual configura una percepción miope de sus reales dimensiones.

d) Los usos comerciales de la coca, sean legales o ilegales, parten de una lógica
capitalista mercantil, desde la cual se la percibe como una mercancía más, parte de
un circuito económico más grande e importante. En otras palabras, una noción
moderna desde la cual Coca es igual a lo que se produce con ella, lo que significa
que como en el caso del Informe de la JIFE y otros tantos al ser la materia prima
para la industria de la cocaína se la reduce a esta.

e) Y por último, aquellos discursos que hemos denominado como discursos “a favor”
presentan determinados aspectos tanto de las visiones tradicionales, como de las
comerciales, con marcada preeminencia de una noción moderna sobre la coca. Los
discursos “en contra”, por su parte, se centran en la visión comercial, sin tomar en
cuenta la lógica de las visiones tradicionales. Parece ser que la única noción a la
que responden es a la moderna.

BIBLIOGRAFÍA

AUGÉ, MARC 1998, LOS NO LUGARES. ESPACIOS DEL ANONIMATO. UNA


ANTROPOLOGÍA DE LA SOBREMODERNIDAD. BARCELONA: GEDISA.

CASTAÑEDA MURGA, J. S.F, LA COCA EN EL ANTIGUO PERÚ: REVISIÓN


BIBLIOGRÁFICA. DOCUMENTO ELECTRONICO
http://www.enaco.com.pe/empresa/pubcocaant.php, CONSULTADO EL 14 DE
SEPTIEMBRE DE 2008.

CHATTERJJE, PARTHA 2007, LA NACIÓN EN TIEMPO HETEROGENEO Y OTROS ESTUDIOS


SUBALTERNOS. LIMA: IEP.

CHUMPITAZI RAMÍREZ, J. E., Y ROJAS MATOS, L. C. 2007, "DOS VISIONES GENERALES


SOBRE LA HOJA DE COCA: ENTRE LA TRADICIÓN Y EL COMERCIO". DOCUMENTO
PRESENTADO EN EL XVI CONGRESO NACIONAL DE ESTUDIANTES DE
ANTROPOLOGÍA, TRUJILLO, PERÚ.

FLORES APAZA, P. 1999, EL HOMBRE QUE VOLVIO A NACER. VIDA, SABERES Y


REFLEXIONES DE UN AMAWT`A DE TIAWANAKU. LA PAZ: PLURAL EDITORES.

FOUCAULT, MICHEL 1997, LOS ESPACIOS OTROS. ASTRÁGALO: REVISTA


CUATRIMESTRAL IBEROAMERICANA 7(N.D.): 83-91. TRADUCIDA POR LUIS GAYO
PEREZ BUENO.

GUAMAN POMA DE AYALA, FELIPE 1980, NUEVA CRÓNICA Y BUEN GOBIERNO.

JUNTA INTERNACIONAL DE FISCALIZACIÓN DE ESTUPEFACIENTES 2008, Informe


Anual 2007. DOCUMENTO ELECTRÓNICO
http://www.cinu.org.mx/prensa/especiales/2008/informeanual/docs/InformeSpanishJIFE20
07.pdf, CONSULTADO EL 18 DE SEPTIEMBRE DE 2008.

LEE III, R. W. 1992, EL LABERINTO BLANCO DE LA COCA. COCAÍNA Y PODER POLÍTICO.


BOGOTÁ: CEREC.

MAYER, E. 1978, “EL USO SOCIAL DE LA COCA EN EL MUNDO ANDINO:


CONTRIBUCIÓN A UN DEBATE Y TOMA DE POSICIÓN”. EN AMERICA INDIGENA
XXXVIII.

QUIJADA JARA, S. 1982, LA COCA EN LAS COSTUMBRES INDÍGENAS. HUANCAYO: RIOS.

QUISPE MEJIA, U. 2004, COCA: CULTURA Y POLÍTICA. CUSCO: INDOAGRO.

REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA. VIGESIMO


SEGUNDA EDICIÓN. VERSIÓN ELECTRÓNICA http://www.rae.es/rae.html, CONSULTADO
EL 10 DE SEPTIEMBRE DE 2008.
RELUZ VARGAS, L. A. 2006, “DETRÁS DE LA HOJA COCA. SIGNIFICADO Y
RESIGNIFICACIÓN”. DOCUMENTO PRESENTADO EN EL XIII CONGRESO NACIONAL DE
ESTUDIANTES DE ANTROPOLOGÍA, AREQUIPA, PERÚ.

ROSPIGLIOSI, F. ED. 2004, EL CONSUMO TRADICIONAL DE LA HOJA DE COCA EN EL


PERÚ. LIMA: IEP.

ROSTWOROWSKI, MARÍA 2001, HISTORIA DEL TAWANTINSUYU. LIMA. IEP.

TUBINO, FIDEL 2000. “ENTRE EL MÚLTICULTURALISMO Y LA INTERCULTURALIDAD:


MÁS ALLÁ DE LA DISCRIMINACIÓN POSITIVA” EN N. FÜLLER, INTERCULTURALIDAD
Y POLÍTICA. DESAFÍOS Y POSIBILIDADES. LIMA: RED PARA EL DESARROLLO DE LAS
CIENCIAS SOCIALES EN EL PERÚ.

Vous aimerez peut-être aussi