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Resumen
1
Con el término “noción” hago referencia al “Conocimiento o idea que se tiene de algo”, en la misma medida
que al “Conocimiento elemental” de ese algo. Con “visiones” la referencia se ubica entre el “punto de vista
particular sobre un tema, un asunto, etc.”, y la “Imagen que, de manera sobrenatural, se percibe por el sentido
de la vista o por representación imaginativa.”. En cuanto al término “uso”, quiero referirme al “Ejercicio o
práctica general de algo”. (RAE 2002)
USOS, NOCIONES Y VISIONES SOBRE LA COCA
Introducción
Esta necesidad de tender puentes comunicativos que garanticen el diálogo activo y creativo
entre grupos y sociedades diversas e interrelacionadas, a pesar de la importancia y difusión
que tiene –en el plano teórico– no deja –en el plano de la praxis– de presentar experiencias
bastante superficiales. Para ejemplificar lo dicho se exponen a continuación, grosso modo,
dos casos representativos ocurridos uno a finales de la década de 1980 y el otro apenas el
año pasado. El uno vincula a un cantante (Miki Gonzales), a una canción (Hoja Verde de la
Coca) y a una corporación televisiva globalizada (MTV); el otro, a un organismo
internacional (ONU), dos gobiernos nacionales (Perú y Bolivia) y las prácticas cotidianas
de los miembros de por lo menos dos sociedades (quechuas y aymaras) que pueblan buena
parte de los respectivos territorios que comprenden los Estados que dichos gobiernos
representan. Luego, con la intención de contribuir al ejercicio comprensivo de las bases
sobre las cuales los distintos actores involucrados en los casos referidos fundan sus
razonamientos sobre la problemática de la coca, se presentan dos visiones “cuyos
caracteres se estiman lo suficientemente generales como para contener de manera idónea la
marea de visiones existentes sobre el tema” (CHUMPITAZI RAMÍREZ y ROJAS MATOS
2007: 2), que vienen relacionadas a nociones tradicionales y comerciales acerca de sus
usos2. Enfocarnos en esta tarea permitirá comprender mejor los términos en que suelen
presentarse los conflictos inherentes al relacionamiento entre sociedades diversas.
2
Debe quedar claro que esta distinción entre tradición y modernidad no es la misma oposición
absoluta y excluyente que caracterizo las ciencias sociales de la primera mitad del siglo XX. Por el contrario,
ambas categorías pretenden referir desarrollos socio-históricos distintos que se vinculan en el espacio
intersticial de las prácticas culturales y político-económicas. Deben de entenderse en relación a conceptos
como Hibridación (García Canclini 1990); Sobremodernidad (Augé 1994); Heterotopía (Foucault 1984) y
Tiempo Heterogéneo (Chatterjee 2004); nociones cuya relación, por razones de espacio, no me es posible
desarrollar, pero que pueden ser comprendidas en conjunto bajo la idea de contemporaneidad heterogénea.
3
Esta obra es la versión etno-rock de la canción elaborada por el compositor peruano Marcos
Senizario, que ha sido interpretada por distintas agrupaciones “folclóricas”, fundamentalmente peruanas y
bolivianas.
Congreso Nacional de Estudiantes de Antropología (CONEAN) llevado a cabo en la
ciudad de Trujillo, Perú.
En aquella ocasión la lectura que hicimos apuntaba al conflicto suscitado entre la temática
que el músico aborda y los conceptos que pretende presentar, frente a la interpretación que
los representantes de un medio de comunicación masiva transnacional hacen de la obra, a
partir de conceptos que aluden a una temática diferente; lo cual supondría una serie de
(pre)juicios que impiden el diálogo intercultural (CHUMPITAZI RAMÍREZ y ROJAS
MATOS 2007).
Al ejemplo de la MTV y “hoja verde” se suma otro que resulta incluso mucho más
comprometedor para los procesos políticos de diálogo intercultural promovidos desde
instancias supranacionales: en marzo del año pasado se publicó el Informe Anual 2007 de
la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes de la ONU (JIFE), cuya séptima
recomendación refiere lo siguiente:
Considero que en el texto citado -tal como sucedió en el caso de “hoja verde”- se
confunden dos cosas bastante diferentes. La confusión consiste en igualar dos formas de
consumo específicas, dejando de lado evidencias como la diferencia entre los productos
que se consumen, así como los procesos de producción correspondientes y la significación
social que cada uno posee. Aclarar esta confusión no implica recurrir a formulas
discursivas esencialmente mágico-religiosas. De lo que se trata es de comprende que el
problema esta ligado a una cuestión de lógicas discontinuas que no traducen correctamente
su propio tejido simbólico, antes que a una cuestión de prácticas efectivas. Deseo que esta
constatación sea también y sobre todo un llamado de atención acerca de la necesidad de
construir un nuevo lenguaje que permita un diálogo mucho más activo y comprensivo.
A inicios del proceso de colonización española este status sagrado de la coca se vio
afectado debido a la prohibición de uso que recayó sobre la planta, al ser considerada un
obstáculo por los sacerdotes católicos encargados de la evangelización de la, para entonces,
indiferenciada maza indígena. A pesar de ello, en un periodo relativamente corto, los
encomenderos españoles constataron que el manejo de la producción y distribución de esta
planta les permitía lograr un control social directo sobre la fuerza de trabajo de los
indígenas, puesto que su sacralidad se mantenía incólume y el recuerdo del prestigio que
confería su posesión, bastante fresco. Con el transcurso del tiempo, el afianzamiento de la
colonia y el crecimiento de la marginación a los indígenas, las prácticas relacionas con la
coca se convirtieron en un soporte físico y simbólico para sobrellevar la dominación.
(QUISPE MEJIA 2004)
La coca no sólo fortalece el mundo material reforzando la solidaridad social, sino que
alimenta el mundo simbólico de los pobladores andinos al facilitar la comunicación ritual
con las divinidades: es la mediadora entre los aspectos culturales, las estructuras-
acontecimiento, y bases materiales de existencia (CHUMPITAZI RAMÍREZ 2007). Esta
es, grosso modo, la noción tradicional sobre los usos de la coca que la mayoría de
sociedades andinas comparten y desde la cual se construye la visión tradicional en que se
amparan los movimientos sociales (llamados cocaleros), lideres políticos (dirigentes de los
movimientos y representantes en el parlamento) y Organizaciones No Gubernamentales
vinculadas al tema.
Estas visiones tradicionales suponen una lógica compuesta por funciones socioculturales
(en sentido matemático) que guardan estrecha correspondencia con el papel efectivo que
tiene la coca para las adaptaciones tecno-ecológicas y tecno-económicas de las poblaciones
andinas; y sirven de sustento a los discursos “a favor” del consumo de la coca que los
actores sociales referidos esgrimen comúnmente como sus “caballos de batalla”. En
general, estos discursos responden a una extraña mezcla de conciencia política selectiva y
determinación cultural aleatoria, que se verifica en el hecho de que muchas de ellas
responden también a una figura de factibilidad desarrollista (en el sentido plenamente
capitalista y neoliberal). En la mayoría de casos se trata de rescatar sus posibilidades de
industrialización desde una la lógica de productividad y mercado. En este punto se integran
características de la visión comercial junto a la tradicional, de manera tal que la una no
puede funcionar sin la otra, a la vez que cubren los posibles “baches” discursivos de cada
cual.
Nociones comerciales sobre el uso de la coca: “la hoja buena versus la hoja mala”.
Hemos señalado que la coca resulta de vital importancia en la historia de las sociedades
andinas y que la noción tradicional acerca del carácter sagrado de la planta se ha venido
prefigurando desde periodos pre-coloniales hasta la actualidad, pero también que la
discontinuidad histórica producida por la colonización española significó una variación de
esa noción. Cambios en las bases materiales de existencia (sobretodo las del Estado) y
nuevas estructuras-acontecimientos, que representaron la inclusión de la historia andina en
la “Historia Mundial”, sumado a la hegemonía de formas culturales sustancialmente
diferentes de las previas, supusieron la creación de una noción de la coca sustancialmente
diferente de la hasta entonces imperante. A partir de ella una nueva visión se fue
construyendo hasta tomar las actuales características comerciales.
En una ponencia del año 2006, Luis A. Reluz manifestaba que “podemos observar que en
los últimos cinco siglos, el uso de la hoja de coca ha variado desde una perspectiva ritual-
tradicional-sagrada a una perspectiva material-monetaria en un contexto de incorporación
al capitalismo” (RELUZ VARGAS 2006). Y Es precisamente ese carácter material-
monetario fundamentalmente comercial de esta noción moderna, lo que produjo su
transformación en mercancía. Esta cosificación de la planta significó la constitución de un
“Mercado de la Coca”.
R.W. Lee III (1992) separa ese mercado en tres: el tradicional, el legal industrial y el
“ilegal de la cocaína”. Pero aun cuando la separación de base legal entre las últimas sea
pertinente, debe quedar claro que la industria de la cocaína responde a una lógica similar a
la de los otros usos industriales. No se trata de igualar la industria legal a la industria del
narcotráfico, de lo que se trata es de poner énfasis en su correspondencia, junto con el
mercado tradicional, a una misma visión comercial. Esta aclaración permitirá una mejor
revisión de los discursos que se articulan en base a ella: los discursos a favor y los
discursos en contra del consumo de la coca.
Por otra parte, los discursos “en contra” no niegan la posibilidad del uso tradicional, lo
que plantean es la imposibilidad de un consumo sostenible, fuera de la industria del
narcotráfico, de los excedentes de la producción cocalera. Los datos proporcionados por la
“Encuesta Nacional de Consumo de Hoja de Coca”4 muestran que, en el Perú, las
industrias legales nacionales (ENACO) y transnacionales (Coca cola y algunos Grandes
laboratorios farmacéuticos) no demandan ni la sexta parte del volumen total de la
producción nacional. La demanda en el mercado tradicional en lugar de aumentar se
encuentra en franco decrecimiento, debido principalmente a la ruptura generacional entre
padres e hijo, al tener estos últimos mayores posibilidades de elevar su nivel de vida
emigrando del campo a la ciudad o accediendo a la educación formal; por lo cual no llega a
consumir un volumen significativo de la producción. De esta manera, el grueso de la
producción (más de tres cuartos del total anual) estaría destinado a la industria del
narcotráfico, por lo que se podría suponer que una lucha efectiva contra el tráfico ilícito de
drogas pasa necesariamente por la erradicación de la fuente de dicho excedente: los
cultivos de coca. (ROSPIGLIOSI et al 2004)
4
Realizada por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) entre noviembre de 2003 y
enero de 2004, por encargo de la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (DEVIDA). Se
encuesto a más 24 mil personas, distribuidas en más de 8 mil hogares de los 24 departamentos y la Provincia
constitucional del Callao, en Perú.
Generalmente este tipo de discursos son tomados de manera acrítica, a la manera de
recetas, constituyendo la fuente de distintas políticas estatales e interestatales, además de
inspiración para recomendaciones como las del informe anual de la JIFE, citado con
antelación. Algunas de estas políticas consisten en restricciones para la producción y
comercialización legal de la coca y en programas de sustitución de cultivos (QUISPE
2004). También existen propuestas para estimular la “migración revertida” de los cocaleros
en dirección a sus “lugares de origen” u otros más propicios para la actividad agrícola que
las zonas altas de la amazonia, también llamada ceja de selva (LEE III 1992).
d) Los usos comerciales de la coca, sean legales o ilegales, parten de una lógica
capitalista mercantil, desde la cual se la percibe como una mercancía más, parte de
un circuito económico más grande e importante. En otras palabras, una noción
moderna desde la cual Coca es igual a lo que se produce con ella, lo que significa
que como en el caso del Informe de la JIFE y otros tantos al ser la materia prima
para la industria de la cocaína se la reduce a esta.
e) Y por último, aquellos discursos que hemos denominado como discursos “a favor”
presentan determinados aspectos tanto de las visiones tradicionales, como de las
comerciales, con marcada preeminencia de una noción moderna sobre la coca. Los
discursos “en contra”, por su parte, se centran en la visión comercial, sin tomar en
cuenta la lógica de las visiones tradicionales. Parece ser que la única noción a la
que responden es a la moderna.
BIBLIOGRAFÍA