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Empresas multinacionales

En la actualidad hay unas 50.000 empresas multinacionales con 450.000 filiales que dan trabajo
a más de 200 millones de personas en el mundo. Su impacto puede percibirse en casi todos las
facetas de la actividad industrial, comercial, de servicios y negocios. En 1977 el Consejo de
Administración de la OIT adoptó la Declaración tripartita de principios sobre las empresas
multinacionales y la política social, con la finalidad de orientar e inspirar el comportamiento de las
empresas multinacionales y la forma en que se relacionan con los gobiernos donde operan y las
organizaciones de empleadores y trabajadores. Los principios de la Declaración reflejan las
buenas prácticas y políticas en los sectores del empleo, formación, condiciones de trabajo,
seguridad y salud, y relaciones industriales.

Bien resulta evidente que la especie empresa multinacional pertenece al genero “Grupo De
Empresas “que ha sido designado también como conjunto económico. Los autores sostienen que
la multinacional es un especie de grupo económico es decir un grupo de empresas con actividad
multinacional. MORGENSTERN Incluye los problemas laborales de las multinacionales entre los
problemas laborales suscitados en los grupos de empresarios.

ROBINSON, define las empresas multinacionales (firmas, conglomerados, corporaciones,


trasnacionales, etc.). “Un sistema de producción o prestación de servicios, integrado por unidades
localizadas en distintos países, que responden a estrategias centralmente planificadas en una
casa matriz cuyo control se basa prominentemente aunque no exclusivamente en la propiedad de
todo o parte del capital de las subsidiarias, y que a su vez es poseída y gerencia da por
ciudadanos del país donde tal matriz tiene su domicilio.”

En base a estos conceptos puede decirse que la empresa multinacional reúne dos elementos: el
grupo de empresas y la actividad internacional (o en territorios de varios estados) por lo cual las
multinacionales no son otra cosa que “un conjunto económico distribuido internacionalmente.”

Elementos Característicos De Las Multinacionales

Es importante destacar que no basta con que un país tenga recursos naturales, mano de obra
barata o mercados atractivos para que se produzca la inversión extranjera. Pues es necesario
que las firmas que inviertan en él sean propietarias de ciertas técnicas, habilidades y recursos
que a otras firmas no les sea fácil obtener. Esto, sin embargo, tampoco es suficiente para explicar
las inversiones extranjeras. Hace falta también, que las firmas obtengan beneficios de llevar a
cabo por si mismas estas actividades en otros países y que estos beneficios de venderle o
alquilarle sus ventajas privadas a firmas locales. De no darse esta ultima condición, gran parte de
las inversiones serían sustituidas por relaciones contractuales entre firmas compradoras y firmas
vendedoras dependientes entre sí.

Tratemos de visualizar tres componentes comparándolos entre sí, en base a las distintas
modalidades de producción internacional que conllevan las inversiones extranjeras:

a) la importancia de diferenciar tres tipos de inversiones extranjeras, ya que con cada tipo varían
los elementos centrales a considerar y las conclusiones.

b) Es obvio que una política publica general sobre inversiones y empresas extranjeras tendrá
efectos diferenciales sobre distintos tipos de empresas extranjeras, ya que éstas probablemente
tendrán diferentes motivos, características, incentivos y consecuencias en relación al país.

c) Puede darse una fragmentación del fenómeno, sin proveer esquema conceptual que permita
una integración rigurosa y más general de los distintos elementos teóricos de los que hace uso.
De esta manera, el esquema corre el peligro de ser abrumado por la multiplicidad y variedad de
casos especiales, cuya incorporación al enfoque lo transformarían en un modelo casuístico y
particular.

En El este asiático, y otras 15 son de América Latina. En general, el índice de multinacionalidad


de las firmas de los países asiáticos es superior al de las latinoamericanas. Asimismo, el patrón
de especialización de las EMED asiáticas, muchas de las cuales operan en sectores intensivos
en "skills" o tecnología (electrónica, equipamiento eléctrico, automotriz, química), es más
"sofisticado" que el de sus pares latinoamericanas, las cuales se concentran mayormente en
actividades vinculadas a ventajas naturales (petróleo, alimentos y bebidas, cemento, minería,
etc.). Se pueden encontrar algunos antecedentes de operaciones de IED realizadas por firmas de
PED antes de los años 1960, pero se trata de casos aislados, siendo el más notable, como se
señaló en la introducción del trabajo, el de Argentina. En contraste, Dunning (1988) calculaba
que en 1983 el stock de IED proveniente de PED alcanzaba a U$S 15.000 millones, 15 veces
más que en 1960, lo que implicaba una tasa de aumento dos veces y media superior a la del
stock de IED originario de PD en el mismo período.
Esta "primera ola" de IED de PED incluyó firmas de Argentina, Brasil, Hong Kong, Singapur,
Malasia, India, etc., que se embarcaron en diferentes clases de proyectos de inversión, desde
operaciones en sectores extractivos (minería, petróleo) y obras de ingeniería civil y construcción
hasta iniciativas destinadas a sustituir importaciones en el país receptor. El grueso de estas
operaciones se localizaba en los países vecinos, generalmente a través de joint ventures, y las
ventas se destinaban principalmente al mercado interno. En muchas ocasiones estas
operaciones tenían como motivación eludir barreras comerciales (Whitmore et al, 1989).
Algunos de los países que a fines de los años 1970 formaban parte importante de esta "primer
ola" de internacionalización, como Argentina, Brasil, Colombia, México, Venezuela, Filipinas o la
India, no mantuvieron el mismo dinamismo en la década de 1980 y, por tanto, no tuvieron una
participación relevante, al menos inicialmente, en la "segunda ola" que se iniciaría en dicha
década.
Esta "segunda ola" estuvo dominada por firmas de Hong Kong, Taiwán, Singapur y Corea,
economías que habían venido creciendo muy rápidamente desde los años 1960, y que se
caracterizan por su fuerte orientación exportadora. En general estas inversiones estaban
motivadas por la necesidad de mantener o incrementar la competitividad de las firmas en los
mercados locales y externos. Factores propios del proceso de desarrollo de dichos países (tales
como la apreciación cambiaria, o el aumento de los costos laborales) se conjugaron con otros de
tipo estructural (carencia de materias primas), así como con elementos del entorno competitivo
global (necesidad de acceso a marcas, capacidades tecnológicas, contactos con los usuarios,
etc.) para explicar las crecientes operaciones de inversión en el exterior (Whitmore et al, 1989).
Comparadas con las de la "primera ola", las inversiones de esta fase eran, en promedio, de
mayor escala. Asimismo, algunas se orientaban a segmentos de mayor sofisticación
tecnológica. Mientras que la primera ola estaba orientada fundamentalmente al mercado interno
del país receptor, en esta fase el grueso de los proyectos era export-oriented. En cambio, se
mantenía la preferencia por los joint ventures y por invertir en otros PED, pero en este caso,
más que el mercado interno o las barreras arancelarias, un factor determinante de la
localización solía ser el costo de la mano de obra en el mercado receptor. Asimismo, pese a este
mayor peso de los PED, otro de los aspectos nuevos de esta "segunda ola" es la mayor
tendencia a invertir en PD, especialmente por parte de las firmas asiáticas (Dunning et al,
1997). Por otro lado, las firmas asiáticas que invertían en otros países ya consideraban en
aquel momento que esas operaciones eran una pieza esencial para su estrategia competitiva a
largo plazo. Esto se reflejaba, entre otros elementos, en la división de tareas que establecían
con los socios locales. Las firmas asiáticas generalmente se hacían responsables por la compra
del equipo de capital, el know how tecnológico y gerencial, la distribución y comercialización
externas, el entrenamiento y el control de calidad. Los socios locales manejaban los asuntos
administrativos, las relaciones laborales y los vínculos con el gobierno (Whitmore et al, 1989).
Mirza (1998) presenta una interesante caracterización de los distintos tipos de IED provenientes
de los países asiáticos. Por un lado, encuentra grandes grupos industriales que actúan en
industrias relativamente avanzadas (electrónica, automóviles, especialidades químicas)
provenientes de Corea, Singapur y, en menor medida, Taiwan, Malasia y Hong Kong. En
general, tienen una orientación regional, ya que su base tecnológica es aún débil comparada
con las ET de los PD, pero varias actúan con una perspectiva global, especialmente desde el
punto de vista de sus ventas, lo cual se refleja en las operaciones de IED que realizan en
Europa o Estados Unidos para apoyar sus operaciones comerciales.
Un segundo tipo de operaciones corresponde a conglomerados diversificados de países como
Hong Kong, Malasia y Singapur que tienden a invertir en finanzas, turismo, construcción y
bienes raíces. También tienden a invertir en países vecinos, pero pueden realizar compras
oportunistas en PD. En general, invierten en el exterior a través de joint ventures. Un tercer
grupo está constituido por empresas pequeñas y medianas de Corea, Taiwán y Hong Kong que,
bajo la presión de los costos laborales crecientes en sus países de origen, invierten en China y
otros países asiáticos. Por último, están las firmas chinas, generalmente estatales, que están
motivadas predominantemente por los intereses del Estado chino, que pasan por la obtención
de divisas, tecnología o la consolidación de las relaciones con regímenes políticos aliados.
Otro hecho interesante que destaca Mirza es que los gobiernos de la región (no sólo el chino,
sino también los de Singapur, Malasia, o Tailandia, por ejemplo) han venido estimulando la
internacionalización de sus firmas vía IED a través de distintas políticas.

Pese a que el fenómeno no se refleja, por distintos motivos, en las estadísticas oficiales, en
este trabajo mostraremos que en los años recientes se ha registrado un significativo proceso de
internacionalización productiva de las firmas de algunos países de América Latina. Este
proceso, que guarda pocos puntos en común con la arriba descripta "primera ola" de IED de los
PED, no ha sido analizado aún de manera sistemática en la literatura recibida, pero podemos
adelantar que guarda tanto semejanzas como diferencias específicas con la llamada "segunda
ola", correspondiendo a las distintas historias previas, sectores de operación y contextos
socioeconómicos de los distintos grupos de países.

El marco analítico más abarcativo para entender los determinantes, modalidades e impactos de
los flujos de IED, así como el carácter y objetivos de las estrategias de las ET, es el llamado
"paradigma ecléctico", desarrollado por Dunning (1988). La primer condición para que una firma
decida internacionalizar su producción es contar con ciertas ventajas de propiedad (O) que le
permitan posicionarse mejor que otros inversores en el mercado receptor. Las ventajas de
propiedad de una firma pueden derivar de la posesión de ciertos activos “intangibles” -Oa6
(patentes, marcas, capacidades tecnológicas y de management, habilidad para competir en
base a diferenciación de productos, etc.) -muchas veces vinculados al carácter no codificable
de los conocimientos tecnológicos y al desarrollo de procesos internos de aprendizaje-, y/o de
las ventajas que surgen del common governance de actividades diversas pero complementarias
-Ot-, incluyendo las que específicamente derivan de la propia multinacionalidad de la empresa.
En segundo lugar, debe ser más rentable aprovechar esas ventajas O a través de la
incorporación y organización de una nueva unidad productiva dentro de la red de activos de la
firma que hacerlo vía exportación desde el país de origen o a través de la concesión de
licencias de producción de dichos bienes y servicios a otras firmas. En otras palabras, deben
estar presentes lo que la literatura denomina "ventajas de internalización.

Por último, las ET aprovecharán sus ventajas de propiedad de forma internalizada en un


determinado mercado, si el país elegido posee alguna ventaja de localización que justifique una
inversión en dicho país en lugar de abastecerlo vía exportaciones. Entre las ventajas de
localización (L) más importantes se encuentran la posesión, costo y calidad de los recursos
naturales y “creados” (recursos humanos calificados, know how tecnológico, infraestructura,
instituciones, etc.), el tamaño y características del mercado, el grado de estabilidad política y
económica, la disponibilidad y costo de la infraestructura, los costos de transporte, el nivel del
tipo de cambio, el esquema de política económica -grado de apertura al capital extranjero,
política comercial, regímenes de incentivos, política fiscal-, entre otros.

Sobre la base de este marco analítico, Dunning (1994) clasifica a la IED, de acuerdo a su
motivación, en cuatro grandes tipos: resource seeking, market seeking, efficiency seeking y
strategic asset seeking. Las dos primeras modalidades aluden, en general, a los objetivos de la
inversión inicial de una ET, en tanto que las dos restantes corresponden básicamente a modos
de expansión de una firma ya establecida. Resource seeking son las inversiones orientadas a
explotar recursos naturales, o mano de obra no calificada, cuya disponibilidad es, obviamente,
la principal ventaja de localización que ofrece el país receptor. Las inversiones market seeking
se dirigen a explotar el mercado doméstico del país receptor (y eventualmente el de los países
cercanos).
En la medida en que se modifican las condiciones de competencia como resultado del
desarrollo económico, la liberalización comercial o por la emergencia de competidores locales,
las inversiones market seeking son seguidas con frecuencia de inversiones efficiency seeking,
en las cuales se busca racionalizar la producción para explotar economías de especialización y
de ámbito. Tanto los procesos de integración regional como la reducción de los costos de
transporte y los avances en las telecomunicaciones favorecen este tipo de estrategias, ya que
frecuentemente se materializan a través de procesos de complementación, tanto comercial como
productiva, de las operaciones de las filiales de la corporación transnacional.

LAS PRINCIPALES EMPRESAS MULTINACIONALES (O) GLOBALES QUE FABRICAN O.G.M.

Entre las grandes empresas multinacionales o globales que fabrican Organismos Genéticamente
Manipulados (O.G.M.) podemos citar las cinco (5) principales, que son: NOVARTIS,
MONSANTO, ZENECA, AGROEVO, y DUPONT.

1. NOVARTIS.

Empresa suiza, Es el resultado de una fusión de CIBA-GEIGY y SANDOZ, Produce para las
industrias fitosanitarias y farmacéuticas. En 1997 tuvo ventas de 4.500 Millones de DOLARES.

2.- MONSANTO.

Estados Unidos en 1997 vendió productos agroquimicos por un valor de 3.000 millones de
DOLARES.

3.- ZENECA.

Reino Unido Grupo agroquimico y farmacéutico, a lanzado el fungicida AMISTAR. En 1997 tuvo
ventas de 4.500 millones de DOLARES. En agroquimica.

4.- AGROEVO.

Alemania, Vende herbicida para colza y maíz. Tiene el control de PLANT GENETIC SYSTEMS,
una pequeña empresa belga, de la región flamenca, que desde 1997 tiene autorización para
comercial colza con O.G.M. en toda Europa. En 1997 vendió 2.100 millones de DOLARES. En
agroquímica.

5.- DU PONT

Estados Unidos, Es la principal empresa mundial en química. Ha adquirido recientemente las


empresas AMERICAN PIONEER HI- BREED INTERNATIONAL, selecionador de semillas de
maíz y TECHNOLOGIES INTERNATIONAL, proveedor del 75% del mercado mundial de
proteínas de soja.

Las grandes empresas multinacionales que venden semillas modificadas son :

 ICI.

 SANDOZ.

 PIONEER.

De éstas empresas podemos analizar más detalladamente una, que es MONSANTO.

MONSANTO :

Una de las principales empresas multinacionales que se dedica a los productos de


ORGANISMOS GENETICAMENTE MANIPULADOS ( O.G.M. ) es MONSANTO.

La empresa MONSANTO es un milagro en la bolsa económica. Sus acciones tenían un valor de


11.5 dólares en 1994, y subieron a 45 dólares 1997 . Su capital es de alrededor de 26.000
millones de dólares .

El producto clave de Monsanto es el glifosfato , un herbicida que tiene el nombre comercial de


ROUND-UP READY.

MONSANTO se especializa en:

 Semillas agrícolas genéticamente manipuladas.

 Fitogenética.

 Biología Molecular.
 Biotecnología.

Ellos comercializan especialmente con semillas de:

 Soja.

 Algodón.

 Colza.

 Maíz.

En 1995 compró en 150 millones de dólares la empresa AGRACETUS, que tiene patente de
manipulación genética de soja y algodón. En 1996 invirtió 450 millones de dólares en la
investigación de biotecnología.

En enero 1997 adquirió por 1.000 millones de dólares la HOLDEN’S FOUNDATION SEED,
primer productor de semillas de maíz; y en febrero de ese mismo año absorbió a CALGENE, una
empresa fabricante de tomates, algodón y frambuesas, genéticamente manipuladas.

De las 12.14 millones de hectáreas de agricultura trangenética sembrada en el mundo en 1997,


7.68 millones pertenecen a MONSANTO, más del 60% de toda la producción mundial. Se estima
que para el presente año 1998, 1.000 millones de hectáreas serán sembradas de soja « Round
Up Ready » ; y se ha emprendido una campaña a nivel mundial de sembrar maíz « Round Up
Ready ».

El 7 de enero de 1998 MONSANTO negoció una alianza de investigación con la firma francesa
FLAMEL TECNOLOGIES, especializada en fórmulas, para desarrollar una nueva presentación
del herbicida « Round Up Ready ».

Todos los que compran semillas genéticamente modificadas deben firmar un contrato de que
utilizarán herbicida MONSANTO.

En Canadá se sembrarán en 1998, alrededor de 200.000 hectáreas de zanahorias y otras tantas


de papas (patatas), genéticamente manipuladas ; ya existen 1.21 millón de hectáreas sembradas
de colza, y 1.01 millón de hectáreas cultivadas de algodón, ambos genéticamente modificados.
Todos con licencias de MONSANTO.
El objetivo de MONSANTO es tener el control mundial de todos los canales de alimentación.

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