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Paulo Freire: In Memoriam

Sandra Olivia Qui Orozco


Abril 2010

El 2 de mayo de 1997 murió Paulo Freire, éste conocido pedagogo latinoamericano


(brasileño para ser precisa) nos ha dejado reflexiones importantes sobre la educación para
el siglo XXI, en el que se proclama el fin de las ideologías y de las utopías, por lo que
pareciera ser que sólo queda educar para las competencias y entrar al juego de la
globalización de la pobreza.

La concepción de educación de Freire es clara y no deja espacio para la


“neutralidad”, por ello no temió decir que la educación puede ser o una práctica para la
liberación, o por el contrario una práctica de la dominación, que al mantener la ingenuidad
de los educandos lo que pretende dentro de su marco ideológico es inducir y re-producir su
acomodo al mundo de la opresión

Esta visión no neutra de la educación responde al concepto que Freire tiene del ser
humano: hombres y mujeres en construcción permanente, seres humanos históricos en
proyecto, programados y condicionados, nunca determinados. Somos seres programados
para aprender, pero la verdad pedagógica que Paulo Freire proclama expresa que en ese
aprender la conciencia crítica se desarrolla empezando con el diálogo abierto en una clase,
en la cual los educandos empiezan a exponer sus experiencias y entendimiento de un tema.
Para Freire el diálogo en educación es la práctica de la libertad.

Freire nos enseñó la desocultar las verdades obvias que están presentes en la
cotidianeidad escolar y social que invitan a participar en la creación de un mundo más
humano y más justo

La educación liberadora apuesta por el desarrollo humano y está directamente


vinculada a los derechos humanos y a la democracia.. Freire reconoce a los sujetos de la
educación como Educador-educando y Educando-educador, nadie educa a nadie, todos los
seres humanos nos educamos y liberamos juntos. La pedagogía freiriana parte de la lectura
del contexto hacia el texto, de un leer el mundo para leer la palabra y finalmente re-escribir
el mundo reconociendo siempre que, estudiamos, aprendemos, enseñamos y conocemos
con el cuerpo entero, con los sentimientos, con las emociones, con los deseos, con los
miedos, con las dudas, con la pasión y también con la razón crítica. Jamás sólo con ésta
última.

La educación desde la perspectiva freiriana está orientada al cambio directo que nos
sitúa en el comportamiento ético y político, que nos ayuda a pasar del cambio personal al
buen cambio de la sociedad. Es un modo de vida que conlleva tensión, un movimiento
afanoso entre el “ser” y el “no ser”, es una educación en base a la cual la persona y la
sociedad trabajan dentro de una incesante evolución, en el hacer y el re-hacer.

La pedagogía de Freire emana frescor y suscita ganas de probar utopías reales que
se perciben en el positivo ambiente del riesgo y el diálogo; creativa y solidaria nos pone en
camino para descubrir nuevos espacios de poder, nos recuerda que toda la política
académica refleja posiciones políticas e ideológicas, que no hay política académica neutra;
afirmar una política y sostener que ella es neutra es una contradicción, así, Freire nos
permite advertir que el estudio de la pedagogía es una necesidad fundamental para la
práctica de la educación.

De acuerdo con el pensamiento freiriano, el trabajo político-pedagógico es una tarea


que los profesores/profesoras progresistas tenemos que emprender, elaborar metodologías
que rescaten lo cotidiano y la teoría en el salón de clases. Es preciso desmontar, desocultar
el papel asignado a la educación en el contexto del neoliberalismo

Debemos empeñarnos, como Freire, en hacer una escuela democrática, estimulando


la curiosidad crítica de los educandos, una escuela que, siendo superada, fuese sustituida pr
otra en la que enseñar y aprender fuesen parte inseparable de un mismo proceso: el de
conocer

Es responsabilidad de los profesores/profesoras (de todos los niveles, desde el


básico hasta el superior) no tanto el repetir, sino crear; no tanto consumir ciencia, sino
hacerla; re-inventar la práctica educativa para el diálogo. El/la estudiante junto con el
profesor/profesora no pueden contentarse con una especie de contemplación angelical del
mundo de la desfachatez y la impunidad, de la destrucción y la desvergüenza.

Paulo Freire ha muerto… la responsabilidad de la vida nos corresponde ahora a


quienes creemos en su obra, sus trabajos teóricos-prácticos están ahí para que los
reinventemos, para contribuir a la formación del nuevo hombre y la nueva mujer que toman
conciencia de lo que somos como seres del conocimiento y de la transformación del mundo
y de nosotros mismos

Freire ha sido siempre, es y será un fuego siempre vivo, que se enciende según
medidas y se apaga según medidas, como si se dijera: no ha de faltar gente de mi clase,
haced de mi el uso que os parezca.

Gracias Paulo…

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