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ARTE, MÚSICA
&
LITERATURA
ISSN: 1989-4198
Hostal Santel Periódico Semanal Belianís
Homenajes
Arte
...
STAFF:
Editorial
La primavera se nos ha echado encima sin previo aviso, llegando por sorpresa y dejándonos la sensa-
ción del tiempo perdido, atrás, en algún rincón ajeno a nuestras vidas rutinarias y consensuadas con
el resto de la sociedad, incapaces, como somos de dar un paso adelante y gritar a los cuatro vientos
por nuestra libertad.
Una libertad que sí encontramos en las páginas de esta, nuestra revista, vuestra revista, la revista de
todos, Letras (tu revista literaria), que un mes más ve la luz tras los ímprobos esfuerzos de todos los
que la hacemos, la hacéis, posible.
Entre todos, no podemos por menos que destacar a nuestro Director y Fundador, Salvador Moreno
Valencia, que este mes estrena novela, “Santa Compaña”, un viaje literario que te recomiendo, no
por amistad, que también, sino por sibarita literario dispuesto a devolverte el dinero que te cueste la
novela si no te satisface, como si de un mediocre anuncio comercial se tratara.
Además, te traemos nuestro primer engendro literario, de todos, pero engendro en el aspecto me-
nos peyorativo del término, de hecho alabatorio, si me permites que me invente una palabra, licen-
cia editorialística le llamaremos (¿no se inventa El Mundo las noticias?). Se trata de “La casa con
desván”, que recoge los diez relatos finalistas del I Certamen de Relato Corto Antón Chéjov, organi-
zado por Letras (tu revista literaria) y el diario online El Librepensador, a la limón, juntos, de la mano,
defendiendo a los anónimos de nuestras letras.
Unas letras que son honradas por todas las colaboraciones que nos ofrecéis mes a mes y que nos
abruman aquí, en la redacción, donde hacemos el trabajo oscuro, pero tan satisfactorio. Y como
muestra de agradecimiento hemos decidido ponerlo fácil, simplificar la elección de los artículos y
cada mes adelantaremos una temática para el mes posterior y así retroalimentaremos nuestro baga-
je literario, entre todos, unos a otros, otros a unos, y todos por las letras. El mes que viene dedicare-
mos nuestra revista al Surrealismo.
Termino aprovechando este atril lingüístico para reclamar a la comunidad internacional que haga
honor a su grandilocuente nombre y se deje de mirar hacia otro lado en conflictos de menor impor-
tancia económica. Hay otros pueblos oprimidos sufriendo las consecuencias de dictadores brutales,
la pena para ellos es que no se llaman Libia y no tienen petróleo.
Rubén Sancho
Subdirector
El surrealismo
Rafael Alberti
Vicente Aleixandre
Luis Cernuda
Salvador Dalí
Luis Buñuel
De Eva Marie Saint no sabemos nada, salvo que su belleza es exuberante. De hecho, sólo ha aparecido
brevemente en un incidente ocasional con el propio Grant. Muchas fueron las rubias que Hitchkock
inmortalizó en sus películas, pero Eva Marie siempre será mi preferida por ese halo de frialdad pasio-
nal que destila su mirada.
La suerte, o el destino (“los cinco dólares que le he dado al maître”, dice ella), hace que compartan
mesa a la hora de comer, y eso da pie a una de las conversaciones más inteligentes y sugerentes que
ha dado el cine.
Él cree engañar, pero es ella la que engaña. “Eres de esa clase de mujeres”, dice él. “¿De qué clase?”,
pregunta ella. “De las sinceras”, se confunde Grant, que cree dominar la situación sin querer darse
cuenta de que es ella la que la domina.
“Va a ser una noche muy larga y no me gusta el libro que he empezado a leer”, parece ser la declara-
ción definitiva, una indirecta lanzada de manera directa, o viceversa, que llevará a ambos comensales
al departamento 3901 para explorar la pasión que todos intuimos en sus palabras.
No se trata de la escena más espectacular de “Con la muerte en los talones”, ni la que es más recorda-
da por el común de los cinéfilos, pero mi retina siempre guardará entre sus tesoros la comida en el Ex-
preso Siglo XX.
Una escena construida desde el respeto al espectador y a la historia, haciendo germinar la química en-
tre los actores en pos de permitir que la historia creciera de la manera que sólo él sabía hacer, hasta
llegar al clímax final.
Letras/ nº 33/2011/ abril/ http://www.alvaeno.com/letras.htm Página 6
Reseña Literaria
Una muestra la tenemos en esos diálogos cortos, secos, de los cuentos co-
mo en “Los asesinos”, entre esos dos tipos del hampa, cuya misión en llevar
a cabo un ajuste de cuentas por encargo liquidando un hombre que se esconde de una trágica aven-
tura. La densidad con un mínimo de elementos es de un realismo magistral. Así, con una fidelidad ad-
mirable fue trasladada al cine dirigida por John Frankenheimer con el título de Asesinos e interpreta-
da por Burt Lancaster, una breve historia de desamor en el cuento. Otro ejemplo lo tenemos en “Diez
indios”; donde un devaneo amoroso impacta en la sensibilidad del joven Nick. En esta historia los diá-
logos se ajustan al espacio preciso con los sustantivos y adjetivos justos, otra muestra más de la gran-
deza en el ejercicio narrativo.
La personalidad de Hemingway tanto escritor como hombre es compleja, variada en función de los
juicios dispares fabricados para todos los gustos. Aventurero, fingidor, machista, persona llena de
complejos, acabado como escritor en edad temprana. Ante esta barahúnda de manifestaciones lo
más correcto es ajustarse a su obra y su contenido, quizás teniendo en cuenta dos juicios sobre el per-
sonaje real. Uno su propia reflexión, posiblemente resultado de sus muchas experiencias: “Un idealis-
ta es un hombre que, partiendo de que una rosa huele mejor que una col, deduce que una sopa de ro-
sas tendría mejor sabor” en donde se percibe el posible fracaso del idealista y aventurero ante la cru-
da realidad.
(Continúa en la página 7)
Letras/ nº 33/2011/ abril/ http://www.alvaeno.com/letras.htm Página 7
Reseña Literaria
La otra versión es la señalada por Faulkner cuando afirma que,”Hemingway no ha escrito una palabra
en sus libros que haya llevado a un lector a buscar en un diccionario”. Partiendo de estos dos criterios,
no es nada extraño que no se hayan escatimado los ríos de tintas y las especulaciones. Mi criterio en-
tonces, es que su escritura, especialmente los cuentos, ofrecen el fruto de un ejercicio muy meditado
dentro de su propio carácter de persona activa incapaz de aceptar la rutina a cambio del bienestar.
Perdedor nato, hijo de una generación perdida víctima de la Gran Guerra, que arriba a Europa,
huyendo del sueño americano, para entrar en el laberinto del tiempo y la conmoción del mundo cons-
cientes de ser grandes perdedores.
Luego la importancia, no la justificación como autor, tiene ganado el pulso por sí mismo. Actualidad y
frescura en la narración, sed de vida que emana frente al desenlace de cualquier aventura con posible
derrota. Esta puede ser en una plaza de toros de su apasionada España, la lucha de un viejo pescador.
Un boxeador derrotado o el tener y no tener de aquellos que se niegan a venderse por un miserable o
maloliente soborno.
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Para Recordar
Él mismo declaró que su labor como periodista lo había influido incluso estéticamente, pues lo obligó
a escribir frases directas, cortas y duras, excluyendo todo lo que no fuera significativo. Su propio pe-
riodismo, por otra parte, también influyó en el reportaje y las crónicas de los corresponsales futuros.
Entre sus primeros libros se encuentran Tres relatos y diez poemas (1923), En nuestro tiempo (1924) y
Hombres sin mujeres (1927), que incluye el antológico cuento "Los asesinos". Ya en este cuento es
visible el estilo de narrar que lo haría famoso y maestro de varias generaciones. El relato se sustenta
en diálogos cortos que van creando un suspense invisible, como si lo que sucediera estuviera oculto o
velado por la realidad. El autor explicaba su técnica con el modelo del témpano de hielo, que oculta
la mayor parte de su materia bajo el agua, dejando visible sólo una pequeña parte a la luz del día.
Otros cuentos de parecida factura también son antológicos, como "Un lugar limpio y bien iluminado",
"La breve vida feliz de Francis Macomber", "Las nieves del Kilimanjaro", "Colinas como elefantes blan-
cos", "Un gato bajo la lluvia" y muchos más. En algunas de sus mejores historias hay un vago elemen-
to simbólico sobre el que gira el relato, como una metáfora que se desarrolla en el plano de la reali-
dad.
La mayor parte de su obra plantea a un héroe enfrentado a la muerte y que cumple una suerte de
código de honor; de ahí que sean matones, toreros, boxeadores, soldados, cazadores y otros seres
sometidos a presión. Tal vez su obra debe ser comprendida como una especie de romanticismo mo-
derno, que aúna el sentido del honor, la acción, el amor, el escepticismo y la nostalgia como sus vec-
tores principales. Sus relatos inauguran un nuevo tipo de "realismo" que, aunque tiene sus raíces en
el cuento norteamericano del siglo XIX, lo transforma hacia una cotidianidad dura y a la vez poética,
que influiría en grandes narradores posteriores como R. Carver.
(Continúa en la página 9)
Letras/ nº 33/2011/ abril/ http://www.alvaeno.com/letras.htm Página 9
Para Recordar
Sus novelas tal vez sean más populares aunque menos perfectas estilísticamente que los cuentos. Sin
embargo, Fiesta (1926) puede ser considerada una excepción; en ella se cuenta la historia de un gru-
po de norteamericanos y británicos, integrantes de la llamada "generación perdida", que vagan sin
rumbo fijo por España y Francia. En 1929 publicó Adiós a las armas, historia sentimental y bélica que
se desarrolla en Italia durante la guerra. En Tener y no tener(1937), condena las injusticias económi-
cas y sociales. En 1940 publicó Por quién doblan las campanas, basada en la Guerra Civil española.
Esta obra fue un éxito de ventas y se llevó a la pantalla.
En 1952 dio a conocer El viejo y el mar, que tiene como protagonista a un modesto pescador de La
Habana, donde vivió y escribió durante muchos años enfrentado a la naturaleza. Algunos críticos han
visto en este texto la culminación de su obra, porque en él confluyen el humanismo y la economía
artística; otros, sin embargo, opinan que éste no es el mejor Hemingway, por una cierta pretensión
didáctica. Hacia el final de una vida aventurera, cansado y enfermo, se suicidó como lo haría alguno
de sus personajes, disparándose con una escopeta de caza. Para muchos, es uno de los escasos auto-
res míticos de la literatura contemporánea.
Letras/ nº 33/2011/ abril/ http://www.alvaeno.com/letras.htm Página 10
Ciudades literarias
Cada vez que llego a Buenos Aires me olvido de mi sobrio idioma castellano aprendido malcreciendo
por las tierras de Salamanca, y adopto la jerga rioplatense que aprendí de Sábato para sumergirme por
la idiosincrasia de este pueblo tan polifacético, composición algebraica de pueblos mediterráneos que
llegaron hasta sus tierras para aprovechar sus riquezas. Sábato lo comprendió y nos lo hizo disfrutar a
nosotros, pobres arrogantes de la madre patria.
Quisiera confesar, como hace Castel, y enfrentarme a la sociedad, tan desquiciada hoy como entonces,
envolverme en mi propia personalidad aguda y poliédrica mientras la ciudad me abruma con su poder,
con su esencia, con su aroma indescifrable, a la vez que repaso mi ausente inteligencia rememorativa
para lanzar a los cuatro vientos palabras sonoras que surquen los mares y lleguen allá donde nadie
llegó nunca.
El Buenos Aires de hoy no es el de ayer, ninguna ciudad lo es, Sábato lo sabe, y por ello se retiró, dejó
de publicar, que no de escribir, porque el escritor nunca abandona su pasión aunque puede que no la
comercialice.
Me marcho de Buenos Aires y dejo atrás un halo de desesperanza inquebrantable, aquella que me im-
presiona nuevamente cuando me sumerjo en la relectura, y ya he perdido la cuenta de las veces, de
“El Túnel”, un libro único en su género, único en su especie, y único en su exquisitez, capaz de trans-
portarte allá donde ningún otro lo consiguió. Un libro que debería de ser obligatorio para toda la
humanidad.
Letras/ nº 33/2011/ abril/ http://www.alvaeno.com/letras.htm Página 11
Conocimiento
El bloqueo emocional
Por María Jesús Verdú Sacases
brisadeemociones.blogspot.com
Confiar en el proceso de la vida, no tener miedo al futuro, saber esperar nuestro momento con pa-
ciencia sin perder de vista el momento presente, ser conscientes de que podemos encontrar la solu-
ción que buscamos y que, para ello, pondremos todos los medios a nuestro alcance para conseguirlo,
y no descartar la posibilidad de que siempre nos puede llegar un golpe de suerte inesperado, nos pue-
de ayudar a planificar y canalizar las circunstancias que nos toca vivir.
Para desbloquearnos emocionalmente debemos tener claras nuestras posibilidades y nuestras limita-
ciones para tener una visión coherente de las cosas. De esta manera, hay que tener claro qué es lo
que podemos ser y no dañar nuestra vida intentando ser precisamente lo que no podemos ser. Debe-
mos abrirnos a la idea de tener fe en nuestra intuición y percepción del mundo para detectar la activi-
dad que nos gusta o para la que tenemos una cierta facilidad y en la que, si nos dedicamos, nos hará
crecer y evolucionar como personas a la vez que vamos satisfaciendo nuestros objetivos. Luchar por
nuestros proyectos y aspiraciones es un punto que no tenemos que dejar nunca de lado. Al contrario,
hemos de creer más que nadie en nosotros mismos. Todo es cuestión de tiempo, de paciencia, de es-
fuerzo y de saber valorar y explotar nuestro potencial interno.
La determinación, tener claros nuestros propósitos, ser optimistas y estar motivados para activar
nuestra voluntad hará que salvemos las dificultades, a veces, menos numerosas de las que en realidad
pensábamos. Para superarlas, nos basaremos en nuestros valores y serán nuestras ganas de mejorar
las que nos impulsarán. Así, la mejora personal hará que el camino de la vida no nos parezca tan em-
pinado, sino más bien, interesante. Al final, la recompensa valdrá la pena y, si no, siempre habremos
aprendido algo nuevo que nos servirá de cara a un futuro reto pues los errores son las mejores opor-
tunidades que nos brinda el juego de la vida para aprender y madurar.
Sin embargo, es importante analizar fríamente y objetivamente la situación a fin de no dejarnos llevar
por impulsos erróneos sino por decisiones claramente meditadas, realistas y a nuestro alcance. Es así
como podremos guiarnos para continuar siempre adelante.
Conocimiento
Así pues, para salir de nuestro bloqueo temporal lo que haremos es mirarnos interiormente para ave-
riguar qué queremos, cómo lo queremos y porqué lo queremos.
De esta manera, elaboraremos un plan de acción para posibilitar una posible salida al problema que
nos inquieta.
Por lo tanto, inicialmente, el bloqueo nos paralizará pero la emoción de tristeza, preocupación o ansie-
dad constituirá nuestro instinto básico de supervivencia y de superación personal lo que, posterior-
mente, nos empujará a buscar las respuestas que necesitamos. Es el juego de la vida y tenemos que
jugar la partida.
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Entrevista
Definir al escritor del siglo XXI, cuando aún el propio siglo está muy le-
jos de definirse, es asunto complejo. Tal vez esta época no sea tan dis-
tinta a otras y el escritor, como siempre, para escribir sólo necesite en-
cerrarse en su asunto creativo. No obstante, es cierto que en este tiem-
po se piensa en el escritor como una mezcla de solitario participativo
(que entra a su habitación, se encierra, y sigue comunicado con el mun-
do a través del espacio virtual). Un escritor que juega muy bien al equi-
librio entre la imperiosa soledad y la comunicación a escala planetaria,
es Salvador Moreno Valencia (Setenil de Las Bodegas, Cádiz. España,
1961), quien tiene tiempo para crear novelas y medios digitales que
marcan la diferencia en momentos de saturación mediática. Con More-
no Valencia conversamos sobre “Santa Compaña” (Casa Eolo Editorial,
2011), su nueva novela que se mueve entre la complejidad y las aven-
turas de Dediegos, un personaje-escritor que, según su autor (como si de un juego entre autores se
tratara), “debe vencer la mediocridad y la majadería de la literatura del siglo XXI”.
P: “Santa Compaña” es una novela de aventuras que tiene a un escritor (Dediegos) como protagonista
frente a sus conflictos. ¿Qué me dice su autor? (me gustaría que en esta respuesta, además de lo que
se pregunta, plantearás lo que cuenta “Santa Compaña”).
R: “Santa Compaña” es un grito alto y fuerte, el grito de un escritor (quizá como muchos escritores),
sumido en sus contradicciones, y en su mundo de fantasía. ¿No es el escritor creador de ficciones?
Aquí Dediegos además de crear la ficción vive en ella, por tanto en su descabellada aventura él es
mismamente la ficción, entra dentro de sus libros, es un personaje más de sus propias creaciones,
“Santa Compaña” es una novela dentro de las novelas, sí, estoy de acuerdo en definir que es una
novela de aventuras como la vida misma que no nos atrevemos a vivir como lo que realmente es:
una aventura.
P: La novela le propone al lector la posibilidad de jugar en clave de intriga. ¿Qué significa para ti el jue-
go en la escritura y en la lectura?
R: Para poder divertirse, por tanto disfrutar, tanto en la primera como en la segunda hay que jugar,
hay que proporcionar; en la primera, la intriga que haga desplazarnos en la segunda, hacia donde el
narrador, en este caso, Dediegos, nos quiere llevar, pero dejándonos en una cierta e intrigante in-
certidumbre en la que el juego es averiguar las claves que el escritor va dejando para que descubra-
mos el mensaje.
Entrevista
R: Planteado así, podemos decir que en “Santa Compaña” la realidad se proyecta en el espejo de la
ficción para mostrarnos el camino hacia la “verdad”, la de cada uno, la de Dediegos y la de los per-
sonajes que en la novela pululan, incluso la de cada lector.
Vivimos en un mundo donde la ficción ha superado la realidad, de hecho, ésta está siendo moldea-
da a cada instante por un guión ficticio escrito por el poder y que los medios de comunicación, afi-
nes a éste, nos transmiten dándonos una imagen distorsionada de los acontecimientos más cerca-
na a la ficción que a lo real, pero que se da y se toma como cierta. Por ello, Dediegos, confronta su
realidad ante su ficción y se pregunta: ¿qué es real y qué ficticio, cómo discernir lo uno de lo otro
cuando se carece de un sentido crítico que nos puede hacer dilucidar la diferencia entre ambos?
Entrevista
P: Con esta novela logras algo complejo: ofreces literatura de alto nivel sin restarle al lector la posibili-
dad del disfrute. ¿Cuáles son los complejos que en este sentido (profundidad, ventas, placer, calidad,
best Sellers, etc.) debe vencer la literatura escrita en español en el siglo XXI?
R: No creo que la literatura de alto nivel deba estar reñida con el disfrute (lectura es placer), mi opi-
nión es que tanto la calidad como el placer deben subsistir en la literatura, en el mundo de la crea-
ción y por supuesto en la vida. La pasión con la que escribamos, leamos, o realicemos cualquier acto
creativo, o vivamos, será motivo de nuestro disfrute y por tanto de la calidad de nuestra obra o de
nuestra vida. ¿Se puede escribir una obra profunda y que esta sea amena? Claro, solo habrá que
esforzarse y ver de qué forma se puede conseguir esto, es una fórmula perfecta si se consigue llevar
a cabo. Las ventas no tienen por qué estar contendidas con la calidad de una obra, esto lo decidirán
los lectores que son realmente quiénes disfrutarán o no, con un determinado libro, y también las
campañas que se hagan para vender una u otra obra, sea de nivel o no, ¿por qué una novela
además de entretener no puede hacer pensar? Creo que el fin de la literatura debe ser este: hacer
pensar, confrontar, descubrir nuevas preguntas, e intentar ofrecer nuevas respuestas sin caer en
dogmatismos. La literatura del siglo XXI, debe vencer, ante todo, la mediocridad y la majadería,
y los escritores, como hace Dediegos en “Santa Compaña”, deben luchar: vencer la mediocridad,
imponerse a la ramplonería, crear una literatura que, como tú dices, sea de alto nivel, nos invite a
reflexionar sobre cuestiones determinadas, además que nos produzca o regale momentos de pla-
cer, la literatura como dice el escritor Ernesto Pérez Zúñiga puede salvar a los seres humanos.
P: ¿Por qué la ficción sigue siendo un asunto tan poco comprendido por nuestras realidades sociocul-
turales? (¿Qué representa la ficción para tu escritura?).
R: Porque a esa realidad sociocultural no le conviene cierta ficción, por eso la denuesta porque lo
que nos aproxima a la verdad, a lo que nos hace pensar y profundizar en nosotros mismos es aleja-
do por esa realidad sociocultural porque es peligroso para su existencia. La ficción en mi escritura es
la única forma que conozco de enfrentar esas realidades socioculturales fabricadas para manipular
a los individuos que la conforman.
Letras
Letras/(Fuengirola)/ nº19 /año
nº 33/2011/ abril/ 10/ febrero / http://www.alvaeno.com/letras.htm
http://www.alvaeno.com/letras.htm Página 16
Entrevista
No fui atento con ellos hasta los 16. Y eso que tenía una aceptable
biblioteca en casa de mis abuelos. Mis tías tenían por licenciosas
las Novelas Ejemplares, según un tío cura; eso hizo que leyera al-
guna de ellas.
Sin duda, Álvaro Cunqueiro, Italo Calvino y todo el que ejercite el lenguaje de la buena prosa y la
imaginación.
Aún lo conservo. Fue un villancico que nos propuso el profesor por Navidad. Tanto me lo alabó que
tal vez le debo hoy el escribir.
Fue a través de premios. El Ateneo de Valladolid en novela y el Juan R. Jiménez en poesía hicieron
que definitivamente me dedicara con más ilusión. Pero Las primeras editoriales, que no Institucio-
nes, fueron Cátedra, por el premio Azorín; y Alfaguara por el premio Jaén de literatura juvenil.
La imaginación eso es todo. Gómez de la Serna está en su raíz. En él se demuestra que el abstracto
también puede captarlo el joven; que el ingenio no es nada despreciable.
Entrevista
7)USTED ESCRIBE POESÍA PARA NIÑOS, ¿POR QUÉ HAY TAN POCAS CO-
LECCIONES QUE SE ENCARGUEN DE ESTE GÉNERO?
8)¿QUÉ OPINA DE LAS ACCIONES DE ANIMACIÓN A LA LECTURA QUE SE REALIZAN EN COLEGIOS Y BI-
BLIOTECAS?
Entrevista
Ernesto Pérez Zúñiga vuelve a encontrarse con los lectores en El juego del
mono (Alianza Literaria), una novela circular repleta de capas donde el autor
madrileño reflexiona, entre otras cosas, sobre la fuerza de la literatura, los
territorios fronterizos y la difusa línea entre realidad y sueño. Protagonizada
por Montenegro, un desencantado profesor de instituto que emprende un
viaje interior en busca del origen de un misterioso manuscrito, El juego del
mono es una novela con gran lirismo que atrapa al lector desde la primera
página y le plantea múltiples interrogantes sobre la sociedad en la que
vivimos. Pérez Zúñiga ha desvelado a Belianís los entresijos de su nuevo libro,
con el que regresa a la novela después de El segundo círculo.
El juego del mono es una historia de intrigas llena de fronteras que se pasean por el libro como un
personaje más: desde las fronteras físicas –la de Gibraltar, escenario de la acción– a las éticas –el
eterno debate entre hacer lo que a uno le corresponde o dejarse llevar por los instintos–, pasando por
las fronteras emocionales –el deseo, el amor y las máscaras bajo las que nos escondemos– y las
literarias. En medio de todas ellas, tirando de un hilo invisible, se mueve Montenegro, el protagonista
de la historia, un profesor de instituto que empieza a trabajar en un centro de La Línea de la
Concepción donde la indiferencia lo domina todo.
“Escribir esta novela me ha traído muchos recuerdos, puesto que en 1997 fui docente durante unos
meses en La Línea de la Concepción y viví en primera persona muchas de las cosas que cuento en el
libro. Después de eso, decidí tomarme un tiempo para dedicarme sólo a escribir, y diez años después
comencé esta novela, que tiene el sabor a una época pasada y muy importante para mí, por eso ha
supuesto una especie de catarsis”, explica Ernesto Pérez Zúñiga. Nacido en Madrid, pero con fuertes
raíces andaluzas, hace más de una década Pérez Zúñiga dejó Granada para venir a la capital y
centrarse en la literatura, una decisión de la que nunca se ha arrepentido, aunque confiesa que en su
momento “fue difícil”.
Para protagonizar su nueva novela eligió a Montenegro, un anti héroe en la treintena, un personaje
canalla y falto de amor que se va haciendo consciente de sus defectos según avanza la historia. Sin
embargo, es un personaje que reflexiona y que vive en primera persona el problema del sistema
educativo. A su llegada a un conflictivo instituto de la Línea de la Concepción se encuentra con un
ambiente donde reina el caos y el desencanto: profesores que han tirado la toalla y estudiantes que
apenas han leído un libro a los que él debe evaluar. El hallazgo de un manuscrito en el sótano de la
casa que ha alquilado supone para Montenegro la vía de escape al tedio de la enseñanza. Pero el
manuscrito, redactado por un escritor al que una mujer enmascarada retiene contra su voluntad,
además de un enigma, también conlleva un viaje al infierno dantesco. “El sótano y el manuscrito
empujan al protagonista a un viaje al interior de sí mismo, un viaje hacia la oscuridad, donde la
escritura parece ser la única tabla de salvación”, continúa al autor.
(Continúa en la página 19)
Letras
Letras/(Fuengirola)/ nº19 /año
nº 33/2011/ abril/ 10/ febrero / http://www.alvaeno.com/letras.htm
http://www.alvaeno.com/letras.htm Página 19
Entrevista
El mono que da nombre a la novela y que acompaña a Montenegro en el descenso a los infiernos,
como si de su propia Beatriz se tratara, es otro personaje fronterizo, porque es el animal que más se
parece al hombre y en la novela representa los instintos, lo primario. “El mono es un espejo en el que
se refleja Montenegro: a través de sus vicios y de la curiosidad que ambos comparten, el protagonista
comprende que le separan pocas cosas del animal”. La sociedad actual, explica el narrador y poeta, a
veces “se asemeja a estos primates, puesto que vivimos en un ambiente donde la responsabilidad no
importa y la gente se deja llevar por impulsos”. También por impulsos se mueven las mujeres de esta
historia, unas féminas misteriosas, enmascaradas y a veces mitificadas, como la Lolita de Nabokov,
pero siempre fundamentales. “Las mujeres se aparecen ante Montenegro siempre con una máscara, y
despojarlas de ese elemento es lo que le conducirá a la realidad”, explica.
Entrevista
1. Elizabetta, hábleme de sus primeros años de infancia, del hogar en que nació, creció y de su primer encuen-
tro con las letras.
R. Nací en el seno de una familia muy sencilla, mis padres eran campesinos y yo crecí en una granja con mis
tíos y primos. Tengo recuerdos maravillosos de aquellos tiempos, daba largos paseos en medio de hermosos
campos. Sí, todavía recuerdo los colores de las hojas de los árboles de durazno en el otoño y las hermosas
flores de durazno, manzana y los árboles de cerezo en primavera.
Hoy por hoy, la joven poesía italiana muestra nombres de un interesante quehacer literario femenino muy poco
conocido en esta parte del mundo. En mayo del 2000, sale a la luz una antología, hablo de POESIA ITALIANA
CONTEMPORANEA (Ediciones Torremozas S.L. Madrid) en la que doce poetisas muestran al mundo su obra poé-
tica. El traductor de dicha Antología bilingüe, Emilio Coco (*) dice en un aparte de la introducción. ”…las muje-
res, en la más absoluta autonomía, se han hecho portadoras de una palabra poética llena de vitalidad y viabili-
dad humana excepcional…”
2.-Mi pregunta es, ¿Que piensa Ud. de los valores actuales de la intelectualidad italiana, fundamentalmente la
joven intelectualidad italiana femenina?
R. Creo que la mayoría de los intelectuales italianos tienen buenos valores, especialmente las mujeres, aun-
que la noticia de medios de comunicación ven una realidad diferente.
Elisabetta comenzó a escribir poemas desde los 16 años, entonces llamó a la colección "Yo, quien soy yo?
¿Ustedes, quién son ustedes? ". Para mí fue muy importante conocer quién era yo, dice, y continúa. A menudo
me preguntaba quién era yo, de dónde vengo, por qué existo, estas fueron las preguntas que me encantaban.
La belleza de la naturaleza, la humanidad y yo éramos los protagonistas de la vida. Entonces, si esto existía, más
allá de todo, hubo un gran misterio que me atrajo, así que tuve que encontrar las respuestas a mis preguntas.
Las respuestas que encontré después de una búsqueda espiritual difícil y larga se puede tomar en la lectura de
mi poesía, mis novelas y mis guiones.
Entrevista
3.-Su interés por las Artes Plásticas en general la han llevado a ilustrar algunos libros y trabajar algún que otro
mural, como el de Nagikata, en Hungría. También ha laborado a favor de los enfermos mentales ¿Esta situación
la aleja negativamente o enriquece su labor literaria?
R. Mi interés por las artes nació conmigo, recuerdo que en la escuela primaria mis dibujos eran mostrados a
todos los profesores de la escuela y luego colgados en el pasillo, para que todos pudieran verlos. He trabaja-
do como educadora en un instituto para niños discapacitados. Creo que todas las experiencias sirven para
mejorar interna y externamente. Todas las experiencias de nuestra vida son las piezas del rompecabezas que
sirven para complementar nuestro camino espiritual. Lo que importa para nuestro Padre Celestial es nuestra
evolución espiritual.
4.-Ha recibido el premio internacional "Los protagonistas” de 1998" por su libro de poesías "YO, QUIEN SOY
YO?". Los candidatos de este último premio (solo veinte), han sido cuidadosamente seleccionados entre un cen-
tenar de escritores, todos merecedores de recibir un reconocimiento de tal nivel. También se le ha otorgado
otros cuatro premios internacionales por sus novelas y sus relativos guiones. ¿Cuál de estos premios, entiende
Ud., ha sido el más importante para su vida intelectual?
R. Estos premios son importantes para mí, pero lo más importante para mi vida intelectual han sido los si-
guientes:
El 06 de mayo 2009 en París el jurado del " THE ENCHANTING VERSES INTERNATIONAL poetry journal" (LOS
VERSOS ENCANTADORES, periódico internacional de poesía) me hizo entrega del Segundo Premio Internacio-
nal "Editor´s Choice - II certification" ( Elección del Editor - II certificación) Literatura para la Paz.
El 28 de Abril del 2010, el Prof. Hassan Artiste Raheem de WACP. Community Service AWARD "We are creati-
ve people!" ( PREMIO de Comunidad de Servicio "Somos gente creativa!") me hizo entrega del diploma
"Certificado de Apreciación", para acreditar que he contribuido al crecimiento y al desarrollo de una de las
mas positivas y progresistas comunidades del web en el mundo entero.
5.- ¿Se siente bien en su mundo interior, en ese mundo en el que “vive¨ desde hace muchos años situaciones
paranormales bajo forma telepática, vidente y sobre todo precognitiva?
Sí, me siento muy bien porque sé que estoy protegida y guiada desde arriba para completar mi tarea terrenal,
como todos por otra parte, porque cada uno de nosotros ha venido para evolucionar, pero también para com-
pletar su tarea terrenal .
Mi madre vivió las mismas experiencias que yo vivo, pero en la familia no se podía hablar porque eran todos
escépticos.
A principios del mes que viene (Noviembre) me voy a Roma a firmar el contrato para hacer una película. Es
uno de mis proyectos más importantes titulado “La Reina Bruja del Sol de Oriente", así estoy muy feliz, espe-
ro ser capaz de dar una buena noticia cuando regrese de Roma.
Bitácora de un Decrecista X
(La indiferencia)
¿Utiliza hoy en día la humanidad los poderes de la razón y la observación para obtener conocimien-
to? Habrá excepciones que no digo que no las hayas pero esas serán las menos, para el resto de esta
covacha la fhilosofhía es algo de gente extraña. O lo que quiere decir que la humanidad no tiene solu-
ción ya que lejos de usar tales poderes para alcanzar el conocimiento usa los de el desconocimiento,
la ignorancia, y la falta de sentido común, y esto a qué o a dónde nos lleva: a la más atroz de las indi-
ferencias que es el arma que aniquila cualquier intento de filosofía.
Así que visto lo visto y narrado lo narrado como bien decía Voltaire que mejor sería para el ingenio
dejar de escribir, yo doy por acabadas mis Bitácoras de un Decrecista, porque en el proceso de decre-
cimiento me he convertido en una micra de polvo galáctico absorbido por esa nueva moda del Face-
book donde si no estás es como si no existieras aunque te cartees a través del dichoso invento con la
vecina de al lado.
Y en definitiva, como ya he dicho, visto lo visto y narrado lo narrado y leído lo leído, me quedo con lo
de leer, que os seguiré leyendo, incluso, a esos del Pensamiento Hispánico, grupo de extrema dere-
cha, o más bien de ultra derecha que también, cómo no, se les permite publicar en este diario libre-
pensador para hacer honor a su nombre, y si publican los ultra comunistas por qué no iban hacerlo
los profascistas: al fin y al cabo, tanto unos como otros han usado de las mejores armas que a su al-
cance han tenido siempre para ostentar el poder, unos con el discurso favorecedor a los ricos y los
otros con el discurso de favorecer a los pobres, cuando en el fondo de la cuestión el fin es el mismo.
Me paso al bando de la indiferencia y a partir de hoy en que digo adiós al Decrecista me voy a conver-
tir en un Indiferencista que os castigará con sus artículos sobre la idiotez y la indiferencia humanas.
Letras
Letras/(Fuengirola)/ nº19 /año
nº 33/2011/ abril/ 10/ febrero / http://www.alvaeno.com/letras.htm
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Poesía
El Sótano (1995-1997)
Fernando Gómez Márquez
Soneto a ella
Poesía
Poesía
Poesía
Primo Cruel
Delfina Acosta
Cuando Narcisa Ibáñez enviudó, y luego de una breve enfermedad sus ojos
asustados se cerraron, en una tarde en que un jilguero picoteaba
nerviosamente los vidrios de la ventana de su habitación, Clementina, su
hermana, supo que debía traer a sus tres sobrinos, Juan, Marta y Manuela, a
vivir en su casa.
Eran mellizos de siete años, la niña, Marta, con una cara que parecía robada de
una muñeca pues sus pecas abundantes, sus bucles rubiáceos, sus ojos como botones azules, y su
rubor encendido cual brasa, resultaban parecidos a la colección de juguetes "mami, mami", que
desde los escaparates conseguían que las niñas aplastaran sus narices, sus caritas enfermas de amor
maternal contra los vidrios. El mellizo, Juan, era ligeramente distinto a su hermana. Las pecas no
cubrían su rostro. Una pizca de bondad, propia todavía de una edad desconcertada, cruzaba su rostro,
en especial, cuando parpadeaba. Ambos coincidían en las ganas de jugar sin fatigarse.
Manuela, la mayor, sufría de alergia. El polvo de las cortinas, la cubertería de los aparadores, el hollín de
los quinqués, los ácaros de las enciclopedias, la errante fragancia de las rosas que delineaban como una
raya de tiza roja, donde terminaba el jardín, y donde comenzaban los hierbajos que rodeaban una
pequeña naciente de agua, le hacían daño. Sin embargo, le gustaba ser la "enfermiza" de los tres, debido
a una confusa idea de santidad que tenía sobre su persona desde la primera crisis de asma.
Clementina instaló a los mellizos Carolina y Juan, y a Manuela, en la habitación de Carlos, su único hijo.
Era el mes de agosto.
En el patio, junto a la muralla pintada con cal, un sauce cabeceaba sobre su silencio, pero su sombra,
regada por migas de pan, parecía volar ruidosamente cuando los gorriones, una vez saciados,
emprendían el vuelo hacia el viejo alambrado de los postes del telégrafo.
Carlos sacó del armario, para dispersar la tristeza y la penosa desorientación de sus nuevos compañeros
de cuarto, sus mariposas, las doncellas de la centaurea y las blancas del majuelo, clavadas en un
cartón. No les contó que las cortejaba, celoso de su amor, primeramente, hasta que ellas entraban en
confianza y caían en sus manos para ser llevadas - entonces - a su "sitio de trabajo". O "el laboratorio"
instalado en el altillo. Allí, a la hora en que la luz del día se filtraba por la ventana despertando una vida
fingida en el polvo del aire, las contemplaba en la belleza de su sufrimiento, en su inútil pero heroico
esfuerzo por recuperar su libertad atravesada por alfileres. Se preguntaba entonces, qué sería de
grande. Nunca abogado, por supuesto, como su padre pretendió cierta vez cuando leyó una composición
escolar suya "La inocencia de la criminalidad". Acaso, si viajaba al extranjero, científico como el tío
Miguel, quien cada vez que aparecía con su olor a formol por la casa, mortificaba a sus padres cuando
contaba, víctima de su pasión, aquellas historias sobre las disecciones de batracios y de calamares,
historias que a él le sumían en la necesidad de saber alguna página más, algún capítulo todavía oscuro o
desconocido sobre el dolor. Lástima las vacilaciones, la vuelta a la cordura, el repentino respeto del
hombre de ciencia a la mesa familiar donde los pocillos exhalaban sus vapores de té verde, que
llevaban al tío a cambiar de conversación y a él lo dejaban maldiciendo por dentro .
Carlos, con el cartón de mariposas en las manos, aguardaba exclamaciones y preguntas cruzadas de
sus primos, pero ellos estaban muy cansados, y por otra parte, sólo entendían del sufrimiento las pali-
zas que su madre les daba cuando no aprendían las lecciones de catecismo. Así pues, se quedaron
callados. Y su silencio se sumó al del ave.
Parpadeaba bastante Manuela; para disimular su tic, buscó una tos que no le vino como hubiera de-
seado, sin embargo no se desanimó, y pidiendo perdón al primo, siguió tosiendo, tosiendo.
- Esto me va a matar - dijo, mientras hundía su pecho como si el aire se le hacía difícil.
Los mellizos se cruzaron miradas sombrías, pero luego de que la cuerda del juego se hubiera activado
mecánicamente en ellos, se reclinaron en un lecho cubierto por un edredón de plumones, y jugaron a
piedra, papel y tijera. Era tan previsible que Juan sacaría la tijera, pero Carolina no caía en la intención,
y le mostraba, con el rostro desafiante, su puño cerrado, y así seguía esa ñoñería, que era una función
obligada para Manuela. Después de un rato ella se hartó, y colocó en el piso la lámina con la casa en
forma de hongo pintada con crayola marrón, y el camino rectilíneo que llevaba a la puerta cerrada, y
las tres golondrinas perdiéndose en el cielo mitad tormentoso y mitad soleado. De cuando en cuando
volvía los ojos en dirección a Carlos, aguardando una actitud que equivaliera a un interés, y él se la
daba, pero juraba vengarse cuando ella, complacida, sonreía con sus dientes desparejos.
El viento movía las hojas de los árboles callejeros. Agosto transcurría a paso de animal herido.
El primo hubiera querido que se largaran ya de su habitación, que se fueran a jugar con Toby, total
ese perro pulgoso también tenía su diablo aparte, y no tanto porque giraba sobre la idea fija de querer
morder su cola, sino porque además pasaba la pata y hacía otros fingimientos, pero allí estaban los
mellizos, rostro contra rostro, jugando a mirarse fijamente y no reír, porque el primero que reía, la re-
gla era la regla, perdía. Y ambos perdían y reían hasta toser mientras Manuela se las daba de víctima
con su voz catarrosa llamándolos a silencio.
- Chicos..., la tía se va a enojar, miren... - decía y traía una tos que no existía.
Ah... si lo dejaran solo, para mirar a gusto ese lejano punto verde en la colina, donde comenzaba un
bosque en que la vegetación de cañas, cipreses, fresnos y árboles espinosos, cuyos troncos parecían
querer desprenderse de su rebaño de hormigas rojas al caer el viento, se erguía desafiante. Ese bos-
que le daba de comer a él, Carlos alias "El lobo", de sus propias manos. Aquel sitio alimentaba su
imaginación de implacable cazador de animales desde muy pequeño.
El bosque era peligroso, lo sabía. Pero iba día tras día a él, con sólo cerrar los ojos, y se sentía irreme-
diablemente destinado a morir bajo las garras de un hermoso tigre salido de un telón verdoso del fo-
llaje, hasta que recuperaba el facón con mango de guampa caído sobre una piedra, y lo clavaba en el
vientre, revolviendo sus vísceras.
Ahora los mellizos jugaban a pegarse, y Manuela les pedía que se quedaran quietos, que dejaran de
gritar, pues no podía concentrarse en su arco iris.
El viejo Mariano Álvarez, que solía caer por la casa en ausencia de los "señores", apareció a las diez de
la mañana con su botella de vino bajo el brazo. Como sus pasos no eran firmes, Toby le gruñía. Estaba a
punto de dar una patada al animal, cuando apareció Adelfa, la cocinera, y lo llevó muy enojada hasta
el comedor.
En algunas ocasiones, cuando estaba de buen humor, ella le preparaba un café rápido, y sentaba a es-
cuchar sus historias.
El viejo decidió contar, con la resignación de los que dicen sus secretos porque saben que van a mo-
rir, aquella verdad que desde hace tiempo deseaba que supiera Adelfa, por lo menos. Y ella, después
de pedir perdón por sonarse las narices, juró ser toda oídos.
Y él dijo:
Veníamos caminando horas y horas. Éramos seis. Siete, contando con un pájaro negro, que venía sal-
tando, de rama en rama, adelantándose a nuestros pasos. Se pasaba chistando el infeliz. Un sol abra-
sador nos sumía en vértigos y la sed nos devoraba.
Los árboles de troncos rugosos y resecos eran trajinados por hormigas rojas y el hormigueo en nues-
tras cabezas no nos dejaba pensar ni un segundo. Mario Vargas se sentó en la tierra, y nosotros hici-
mos lo mismo. Era el líder natural. Y cuando hizo girar una botella sobre el piso y el cuello de la misma
apuntó hacia Horacio, entendimos la decisión fatal de aquel juego que negociaba nuestras vidas, pero
la verdad es que ya nos daba igual. Así fue como cada uno de los que nos salvamos bebió un poco de la
cantimplora, y Horacio, maldiciéndonos, nos advirtió que no llegaríamos lejos. El pájaro chistó. Des-
pués de un instante de furia, nos rogó que le diéramos una ración, la mitad siquiera de la nuestra, pero
ya no lo escuchábamos.
Yo tenía miedo de que la suerte no me acompañara en la próxima estación, cuando nos sentáramos a
observar, temblando, a quién mandaría al infierno aquella botella vacía. Pero ya ves, aquí estoy. Y el
pájaro negro...
Una bronca fingida de la hermana mayor, quien llamaba a la paz, encendió repentinamente su ira, y
subiendo los escalones de dos en dos, se presentó ante ellos.
Los rayos del sol dominguero hacían que las más delicadas flores del jardín agacharan las cabezas. Un
colibrí se entregaba al placer de libar con su trompa el néctar de las flores.
Los primos lo observaron durante un largo rato. Y él les dijo, con una voz inflada por el entusiasmo,
que estuvieran listos pues irían a dar un paseo. Mientras escuchaba al mellizo dar gritos de Tarzán ( la
alegría extrema solía llevarlo al estado de un mono o del rey de la selva) sentía en su interior el llama-
do misterioso de una última aventura.
Cuando emprendieron la caminata en dirección al bosque Carlos sólo llevaba en su mochila dos cantim-
ploras con agua y una botella vacía.
Delfina Acosta
Relatos
Vecinas
Eva Monzón
Los gritos se escuchaban cada día, daba igual la hora, la excusa, el mo-
tivo. Daba igual. Cada vez que él llegaba a casa, no se tardaba ni diez minutos
en empezar a escucharse su voz, gritando, exigiendo, rompiendo la tranquili-
dad del salón de Ana, que vivía pared con pared y que no podía evitar escu-
charlo todo. Lo peor eran los llantos del bebé; no paraba de llorar, y eso irri-
taba aún más al padre.
Era por todo, él se enfadaba por todo: porque no estaba bien condimentada la comida, por-
que repetía menú, porque el niño no se callaba, porque el jefe le había llamado la atención, porque
el estúpido del compañero no había hecho bien su parte, porque llovía, porque no llovía. Daba igual.
Ella nunca alzaba la voz, intentaba amortiguar el malhumor, la irritabilidad del otro. Era un intento
vano.
Ana se desesperaba, sentada en su sofá, por mucho que quisiera centrarse en la lectura, o en
la película que estuviera viendo, o en los pensamientos que le rondaban continuamente sobre las
decisiones tomadas, que le habían llevado a esa casa, lejos de otra que decidió dejar, pidiendo el
traslado de oficina y el distanciamiento geográfico de donde ya no era feliz. Aún sumergida en sus
pensamientos era imposible no salirse de ellos a cada grito, a cada puñetazo sobre la mesa, a cada
susurro de ella intentando quitar hierro.
Un día más violento en gritos que los demás, Ana se asustó mucho; quitó la radio para aten-
der mejor: nunca había escuchado que la pegase, pero no sabía por qué, siempre estaba pendiente
de ese golpe. Creía que hoy podía ser el primero. Escuchó a través de ese tabique sonoro y se notó
tensa; si acusaba cualquier signo de violencia física, llamaría a la policía. No tenía duda. Ni cuando vio
a su vecina hace una semana, esperando el ascensor, no habían coincidido aún desde que se mudó.
La reconoció por la voz suave, la misma que usara para calmar las tormentas. “Hola; ¿a cuál vas?” “Al
séptimo”, “Igual que yo”, “Sí, somos vecinas. Me llamo Ana. Encantada”, “Ah, sí, eras la nueva, ¿no?,
bueno, pues ya sabes, lo que necesites, llamas, ¿vale?”; “Muchas gracias, igualmente”. Y esas pala-
bras las remarcó con muchísima intención, tanta, que se sintieron incómodas lo que quedó de tra-
yecto en el ascensor. Ana miraba a su vecina en busca de señales de violencia en su cuerpo: un mo-
ratón, unas gafas oscuras, ropa más abrigada que la que se requería en este tiempo..., pero no en-
contró nada.
Y ahí estaba, preparada para intervenir, aunque fuera indirectamente. Sabía por experiencia
que a nadie le gustaba que gente ajena interfiera en sus vidas, aunque estas sean más infierno que
vida. El derecho a equivocarse es sagrado. Ella lo sabía bien. Aún tenía señales visibles de la última
paliza de quien escapó.
Relatos
Éste era un sueño recurrente los últimos dos meses. ¿Cómo debía interpretarlo? la única conclusión
clara que lograba sacar era que aquello no le gustaba, y que jamás se debe leer la metamorfosis de
Kafka antes de dormir.
Çentáo-n un lokà kon unah kopa de má, Miguè Ernánde çe inkietó kuando dehkubrió ke er tiempo
paçaba también pa-è. Abía ehkuxáo kon deçidia a çuh amigo la infançia kuando le akonçehaban ke
çentara la kabeça, pero nuehtro ombre çiempre çe tomó akeyah palabra komo patrañah kon lah ke
enkubrían çuh fruhtraçioneh, proyehtándolah çobre Miguè pa-evità ke éhte pudiera açè lah koça ke
eyoh nunka tubieron la oportnidá d-açè, ni arían. Fuera çierta la krisi loh kuarenta o fuera debío al
efehto del arcò, Miguè çe çentía aturdío por akeya çençasión de soledá en un lugà der ke çiempre
abía dihfrutáo; aora miraba arrededò i tó le pareçía efímero: loh baile kareçían de çentido, i la apa-
rente feliçidá de loh otro le molehtaba. No reprimió el impurso de lebantarçe pa çalì a tomà aire, i,
una beh ayí, dehpertaba...
Éhte era un çueño rekurrente loh úrtimoh doh meçe. kómo debía interpretahlo? la únika konkluçión
klara ke lograba çakà era ke akeyo no le guhtaba, i ke hamá çe debe leè la metamrfoçih de Kafka an-
teh de dormì.
Letras
Letras/(Fuengirola)/ nº19 /año
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Relatos
Bajo el mástil estaba el emperador, quien fue salvado por el águila, la cual se lanzó en picado a una
gran velocidad, para impedir justo a tiempo que el gran mástil aplastara al monarca, empujando y
propinando un picotazo al gobernante para que se apartara del peligro.
El emperador, agradecido, pidió al águila que se quedara para siempre con él para seguirle prote-
giendo pero el águila adoraba la libertad del vuelo en las montañas y a sus queridas crías, que le es-
taban esperando en el nido. Además, pronto les enseñaría a volar y esa experiencia para el águila era
un regalo que la vida le brindaba en cada crianza.
Sin embargo, el águila le prometió al emperador que seguiría cerca de él, sobrevolando el palacio y
cuenta la leyenda que una familia de águilas es desde entonces la vigía del palacio imperial del reino.
Cuento publicado en el libro Cuentos de Hadas para niños y adultos editado por Bubok Publishing,
S.L. en 2011
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Relatos
Microrrelatos
Rosario Raro
Guardaespaldas
Ahora las hadas transitan por estaciones de autobuses con una año-
ranza inmensa de no se sabe qué.
Desde su alfombra mágica observan a desconocidos que comparten galletas mientras tintinean al fon-
do las máquinas tragaperras. Las Vegas de bolsillo.
Dos góticos con mechas azules en el pelo escenifican todas las formas de entretenerse con un café.
Ellas en la zona de fumadores, porque prefieren a los más débiles, deciden a quien librarán hoy de la
manzana envenenada.
El entorno de la Vía verde de Ojos Negros es un bosque animado; no sólo por la irrupción sorprenden-
te de garzas y zorros, perfiles de forja a contraluz, sino porque a los viandantes nos une una suerte de
simpatía telúrica.
Mientras yo fotografiaba vestigios del tiempo mineral, nombres incompletos de estaciones; resolvía
los rótulos convertidos en crucigramas por la falta de letras, tú surcabas el antiguo trazado ferroviario
sobre tu bicicleta de titanio, envuelto por el exoesqueleto del maillot y la cazadora de tejido tecnológi-
co.
Pronto me guiaste en las conversaciones frondosas de forma nada agreste. Aunque hablamos muchí-
simo, en tantas horas sólo una vez utilizaste una expresión incorrecta: fue cuando te presentaste co-
mo “maestro jubilado”.
Engarzamos la receta de las nueces caramelizadas a Liszt, el recuento hedonista de los viajes al descu-
brimiento de la forma helicoidal del corazón.
A ambos nos ha enseñado la vía que se puede encontrar un tesoro a la salida de cualquier túnel.
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Relatos
Harry
Adrián Nésttor Escudero
Harry le decíamos nosotros al más inútil de la barra, eso sí, porque no sólo ostentaba sus años y esos
horribles anteojos que el dibujante le calzaba a Potter en cada tapa de su libro de aspirante a hechi-
cero –y a despecho de la figura elegante y dulce que prefirió su casting para las versiones cinema-
tográficas de sus alucinantes aventuras-, sino que compartía toda esa facha de pibe mojigato, cortado
también en la frente –como el inglesito- pero no a causa de un rayo mortal del Señor de las Tinieblas,
sino por de la certeza bien real de una flecha lanzada por un arco casero, de vereda a vereda, por el
líder de la otra banda de secuaces escolares, con las que compartíamos territorio y desmanes.
La respuesta no se hizo esperar de nuestra parte, e ideamos lo que después sería –a la distancia y con
el pelo cano- la más atrevida de las venganzas contra Groucho y sus idiotas útiles… ¡Ya verían, si de
hacer daño se trataba! No habría Otra Vez para el desgraciado correntino, escapado de las fazendas
brasileras y aterrizado por el hambre en nuestro abundoso litoral santafesino.
Hubo un juramento de odio previo hecho con sangre de navaja nueva, muñeca con muñeca, entre los
trece muchachos que, ocultos en la Caseta Siguiente al refugio del guardabarreras, culminara con la
macabra ceremonia de descuartizar, pieza por pieza, al Caballo Balancín que estúpidamente acompa-
ñaba su trabajo de sereno de ferrocarril por la mañana, y de encargado de la Estación de Pesaje de
mercaderías en los depósitos de la Central del Mitre…
“Todos nos estamos muriendo”, me dijo La Voz en la Noche. Y eso me bastó para aspirar el último
aroma a poxipol que guardaba en los bolsillos, hasta que Los Visitantes del Otoño vinieran a encum-
brarme con la masa blanca El Deseo de dominio absoluto, aunque más no fuera, de Un Fragmento de
la Realidad que odiaba y, al mismo tiempo, deseaba conquistar… Y que ellos me habían enseñado
cómo: a tiros y cuchillazos, a sienes partidas y cuellos seccionados por la yugular… Con cada entrada
al reformatorio, más odio y más deseo de venganza… ¡Pobre Groucho! ¡No sabía con quién se había
metido el infeliz!
Relatos
La Sábana a los Pies de la Cama fue arrojada de un puntapié por la ira de conquistador que me abrasa-
ba. ¡El Groucho y sus guachos jodidos estaban muertos! ¡Muertos! Al pibe Harry nadie lo tocaba, ex-
cepto nosotros. Del pibe Harry nadie se burlaba, excepto nosotros. Nosotros que, como a Rómulo y
Remo, lo habíamos salvado y alimentado a escondidas de la pérfida bruja de su madre abortista, “La
Esposa del General”, de “El Hombre que Amó”, del fiolo traidor y asqueroso de barrio Alfonso y alre-
dedores, siempre listo a La Coartada de un Amante…; y que hasta aprendimos a cambiarle los pañales
y hacerle y darle la mamadera al pobre gurí… ¡Qué alma de madre nos da Dios a los que nada somos
ni tenemos, ¡la pucha! Pero vamos al grano. Ya Firulete me dijo que con Tres Cuentos Aleccionadores
lo habían calmado al pobre Harry que todavía gemía susurrando de dolor. A la sangre se la pararon
con un tapón de botella que estaba tirado en el suelo de la Caseta. Después, cuando se nos calmara la
rabia, alguien lo iba a llevar al Hospital Piloto de la ciudad ¡Qué boquete le dejaron en el frontis al pi-
be! Harry No es Nuestro Hermano, pero en la banda era como si lo fuéramos, y La Mano que Ayuda
no falta… Y su venganza artera tampoco. Claro que si el cura Bueno se entera de lo que vamos a hacer,
de seguro que no nos invita más a tomar arroz con leche en la capilla San Lorenzo, y terminamos
todos presos por…
Ahora, hay un Cambio en el Mar y El Río Estigia Fluye Corriente Arriba y no importa la Descripción de
Ciertas Extrañas Perturbaciones que se Produjeron en Aungier Street, en los dominios del mítico
Dublín… Doy una nueva patada al bollo de sábanas, abandono la película germana y negra que veía, y
apago el maldito televisor en blanco y negro, mientras observo, en el espejo del cuarto, mi cuerpo y
estampa como la de un Ébano Absoluto e indestructible… (Todavía está fija en mí la trama argumental
de los hermanos Grimm, en su –tal vez- menos difundido cuento: “El Enebro”. Ése, donde la infaltable
madrastra asesina a su hijastro, culpa a su hija, esconde el cuerpo en la comida que sirve al padre del
pobre niño, entierra los huesos, pero es descubierta por un pajarito avizor que desparrama la noticia
en el pueblo…).
El Deseo está claro. Groucho debe sufrir, y hasta morir si resulta necesario… En Harry cada uno de no-
sotros veía lo peor: el abandono y las humillaciones constantes de una sociedad perversa que no da ni
oportunidades ni revanchas… Alguien me dirá: che, mirá que el Groucho es otra víctima como ustedes
también… Por eso mismo, carajo, ¡que entre mosquitos nos pongamos espirales! No, lo que le hicie-
ron al Harry no se lo vamos a perdonar. El médico que lo atendió ha dicho que la herida se le ha infec-
tado gravemente y la cara del Harry está irreconocible. Que tiene que punzarlo y no sé qué otras co-
sas más, porque si alguna porquería se le va por la sangre al corazón o al cerebro, ¡fuiste!
La Ciénaga del Salado y el Vertedero de Basuras cercano a sus orillas parecía el lugar ideal para hacer
funcionar el Carrusel de la Muerte. La Balsa nos acercaría para prepararle la trampa, y hasta el Quinto
Fragmento de su alma pediría misericordia luego de que, cada uno de nosotros, en ronda, le fuéramos
cortando un pedacito de ropa, primero, y luego de carne; de carne de cabeza con cabellos, de carne
de cabeza sin cabellos, de carne de cuello, de carne de hombros y brazos, de carne de torso y caderas,
de carne de piernas y pies, y luego, de hueso de cabeza con cabellos, de hueso de cabeza sin cabellos,
de hueso de esqueleto de cuello, de hueso de esqueleto de hombros y brazos, de hueso de esqueleto
de torso y caderas, de hueso de esqueleto de piernas y pies, y luego, todo mezclado y sazonado con
bosta de caballo y caca de perro, sumergido de a poco, de a gruesos goteros en el remolino cenagoso
del País de Nunca Jamás…
Después, con el tiempo, el hecho de que nadie hubiera descubierto nuestro crimen perfecto, habría
sido nuestra máxima condena; porque ahora, repitió La Voz en la Noche, “todos nos estamos murien-
do” y nadie puede darnos un poco de consuelo…
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Relatos
La otra verdad
Rubén Sancho
Son las 6:00 de la primera noche del año y siento como la sangre que fluye por mis venas pierde, inexora-
blemente, la batalla contra el ingente volumen de alcohol que estúpidas tradiciones culturales me han
obligado a ingerir. Las electrónicas notas musicales cobran su más cruda realidad en el interior de mi ca-
beza, y las luces giratorias de la discoteca acaban por producir un efecto telequinésico en mi cuerpo, que
comienza a girar con pretendida gracilidad a la misma velocidad que aquellos maquiavélicos aparatitos.
Sin previo avisto, la fuerza de la gravedad me atrae con un poder fantasmagórico hacia el cochambroso
suelo del local.
Tras unos instantes de plácido sufrimiento siendo pisoteado por el histriónico baile de un grupo de ab-
surdos borrachos, consigo escabullirme de la pista diabólica cual niño en su más tierna infancia . Con ese
extraño proceder doy con mis huesos en el bucólico “Belén” olvidado en una esquina con sabor a melan-
colía. Allí, en posición cuadrípeda y con un sonoro estruendo a modo de banda sonora descubro que todo
era mentira. Habían sido más de veinte años escuchando una y otra vez la misma historia, de forma que
se había instaurado en mis restringidas neuronas con el estigma de verdad absoluta. Sin embargo, gracias
a las propiedades sanadoras del agua del infierno, la verdadera historia fluye ante mí en hermosos foto-
gramas.
Toda la teoría sobre el nacimiento de Jesús, piedra angular de la inquebrantable religión católica, no es
más que una sucesión interminable de embustes que María debió inventar al verse embarazada de ocho
meses sin haber consumado el matrimonio con aquel carpintero simplón. El apodo de Virgen era utiliza-
do en un tono claramente sarcástico, ya que todo Oriente sabía que se trataba de una auténtica meretriz.
Amiga de hombres de todo tipo, gustaba de la compañía de personajes importantes, siendo el más sona-
do su pasional amor con el rey Herodes, que al descubrir el estado de buenaesperanza de la madre de
todos los cristianos, y creyéndose el padre de la criatura, ordenó el asesinato de todos los niños del reino,
para evitar que un hijo suyo pudiera estar relacionado con semejante elemento. Sin embargo, María era
lista, y José estúpido, y logró convencer a su confiado marido de que otros motivos movían la escabrosa
labor de la excesiva majestad.
María, consumada experta en el vicio del maquillaje de la verdad, siguió engañando a su marido que, or-
gulloso por creerse el elegido de su Dios, nunca se planteó la idea de la consumación matrimonial para
mantener así el virginal estad de su pura mujer. Cuál bola de nieve descendiendo por la amenazante pen-
diente de la mayor de las colinas, las mentiras trascendieron el ámbito marital y llenaron las vacías almas
de sus contemporáneos, ante la ausencia de casposos programas televisivos que degustar en su exquisito
paladar. Así, de generación en generación, los católicos han estado viviendo en una inmensa fantasía que
se inició como ingeniosa excusa a la infidelidad reiterativa.
Despierto desconcertado en la cama de mi novia con una abrumadora jaqueca que se agudiza cuando
aparece la gafitas de las pecas que comparte piso con la mujer que casi quiero y comienza a contarme,
con su elevado tono de voz, como se lo montó con un moreno de dos metros. La obligo a salir bajo el pre-
texto de que tengo que escribir y gracias a la perniciosa mezcla de somnolencia, alcohol y lujuria desen-
frenada cuando veo entrar a mi novia semidesnuda, doy a luz a esta atrocidad que algún alma caritativa
tendrá a bien publicar.
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Zona Roja
Desde mi estancia prolongada a este lado de la aldea global (y del extenso charco
que separa dos continentes ancestralmente unidos), me indigna todavía más verme obligado a perte-
necer a una determinada parte de la civilización occidental, precisamente la denominada 'más moder-
na y democràtica' y, sin embargo, la más asilvestrada y antisocial (lo demuestran los hechos recientes),
pues se le presupone ser un racimo de sociedades cuyos componentes humanitos y humanitas han
asistido a la escuela para saber leer y entender en un mayor porcentaje, algo que no parece haber ser-
vido precisamente para mejorar en relación con otros procederes otrora tan criticados...
Y es por ello que casi preferiría pertenecer al racimo de sociedades potencialmente 'pendientes' de
aprender; nos queda mucho aún... Para lo que nos han enseñado en occidente, ya vemos dónde va-
mos. Ahí van mis apuntes sobre lo que nos acucia en estos días (sin contar la última catástrofe al norte
de Japón, no todo por culpa de la Naturaleza, desgraciadamente).
Visto lo visto, a uno le quedan muy pocas ganas de volver al mundo 'cotidiano' en enfrentarse a la opi-
nión generalizada, o a la sinrazón que nos invade; parece que ya hemos olvidado el 'NO A LA GUERRA'
y que para las de ahora tenemos 'salvoconducto' de no sé muy bien quién para matar impunemente:
Los de 'la coalición' matamos (no sé por qué güitos me incluyo, debe ser porque también yo les he vo-
tado, aunque ahora me arrepienta) iraquíes, matamos afganos; hemos matado en África, en Asia, en
Latinoamérica; y sentimos ganas de matar en Corea del Norte, en Irán, en Venezuela, si antes hubiéra-
mos sido 'primos' próximos del Emperador Buhs... Y ahora, que ya somos 'primos' del Emperador Oba-
ma, queremos matar libios. Es el puto negocio de las armas.
La unanimidad actual en un “Sí a la Guerra”, guerra expansionista que responde (como todas las gue-
rras) a intereses económicos, geo-políticos y de avasallamiento cultural, muestra a las claras que habi-
tamos ya el neo-fascismo de las Democracias, que Occidente remeda a Hitler y a Stalin.
Hitler y Stalin “pasaron”... Ahora nos pasan Obama, los caudillos temporales de los países desarrolla-
dos” de Europa (Sarkozy, Cameron, Berlusconi, Zapatero...) y los prohombres desalmados de las po-
tencias emergentes. Nos pasan Obama, sus subordinados, sus secuaces y sus antagonistas de superfi-
cie... Hace tiempo que inauguramos la III Guerra Mundial. El responsable de esta conflagración puede
ser nombrado de diversos modos: nosotros lo deberíamos llamar “Demofascismo Occidental”, mien-
tras que muchos políticos, analistas y mercenarios de los “mass media” prefieren designarlo como
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“Comunidad Internacional”. Pero ¿qué es la Comunidad Internacional, en este caso, aparte de una
camarilla de potentados y de asesinos? No siendo “democrática” la ONU, persistiendo (entre otras
lacras) el “derecho de veto”, ¿quién va creer que el Comité de Seguridad, o una parte mayoritaria
del mismo, representa fehacientemente los intereses y las aspiraciones de la Comunidad Global
Internacional? No, no es la Comunidad Internacional la que ya ha empezado a matar libios: lo está
haciendo, sencillamente, una oligarquía despótica. Y todos somos cómplices con nuestro apoyo
electoral.
Por otra parte, es evidente que, como tal, la Comunidad Internacional nunca se ha dado, no existe
en tanto sujeto, carece de un referente social o político discernible; y es esgrimida hoy de forma de-
magógica, cosmética, siempre al interior de formulaciones mixtificadoras. Hablar de “Comunidad
Internacional” puede servir, en esta ocasión, para no señalar con el dedo (como deseaba Nietzsche)
a los criminales: EEUU, Francia, Inglaterra y cuantos se irán apuntando a la previsible Victoria de los
Neo-imperialistas (Italia, Portugal, Grecia, España..., regímenes satélites de otros continentes, for-
maciones oportunistas...).
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Los diversos y ampliables “G” (grupo de los siete, ocho, nueve, diez, veinte y así pronto hasta los treinta
o cuarenta) procuran, desde su preeminencia, al lado de las organizaciones internacionales meretricias,
de las multinacionales, de la banca mundial y, en fin, de todas esas corporaciones capitalistas tan opu-
lentas como crueles, que el mercado se instale en todas partes. Pero que se instale bajo la égida de la
Democracia Liberal... Y, para lograrlo, no escatiman en sangre: fueron usureros de la sangre en Iraq, en
Afganistán, en África, en América Latina... Lo cierto es que les cabe la máxima “distinción” en el homici-
dio, que son criminales “de altura”: masacran como nadie, victimizan y asesinan casi en masa, y 'ellos'
siempre salen ilesos.
Ahora están calibrando el monto de cadáveres con que habrán de apechar a fin de instalar, para su usu-
fructo, esa tenaza de la democracia representativa (falsa democracia, democratismo tiránico) y del mer-
cado libre/desigual (estructuralmente injusto) en Libia o en una parte de Libia. Matar libios puede ser
un negocio; y solo se está haciendo porque parece, de verdad, un negocio.
Las recientes “revueltas en Oriente Próximo y Norte de África” -porque es erróneo, si no turbio, hablar
de “revueltas árabes”, “revueltas musulmanas”, “revueltas democráticas”, etc.-, estos rumbos diversos
de la protesta, con un referente mínimo geográfico, exhiben una índole indiscutiblemente autónoma.
Tienen que ver con lo que ocurre allí, con lo que ha estado pasando allí, y con el modo de responder de
otras gentes, con la contestación de los otros. Es muy bello que no podamos conjeturar hacia dónde
camina ese mundo, menos previsible y menos declinante que el 'nuestro''.
Dice Zizek, en “La tiranía de la felicidad”, que la única diferencia entre la modalidad
contemporánea de control absoluto de la población adoptada por EEUU y los dispo-
sitivos de vigilancia desplegados por el viejo estalinismo estriba en que a éste eran
muchas las cosas que se le escapaban, que no 'sabía', que se le hacían opacas (y de
ahí aquella hipertrofia de la delación, de la constante sospecha, de las purgas histé-
ricas...), mientras que aquél todo lo conoce, de todo tiene informes, todo lo con-
templa... Siendo cierta la constatación de este autor, debemos señalar enseguida
que la omnisapiencia yanqui solo funciona 'hacia el interior', en lo concerniente al
tejido social estadounidense, y que flaquea sorpresivamente, encallando sin reme-
dio, cuando aleja la vista de su propio ombligo. Los países ricos lo saben casi todo
de sí mismos, de sus poblaciones, todo de las capacidades de respuesta 'militar' de los Estados que ata-
can; pero desconocen a los pueblos otros agredidos. Y sus 'científicos sociales', esa grey de antropólo-
gos, sociólogos, etnólogos, sicólogos, etc., manifiestan la más absoluta miopía ante las demás gentes
y las diversas culturas. Es una 'suerte'...
Reconforta que todavía germinen procesos en cierto sentido 'autóctonos', parcialmente 'autónomos',
de algún modo “inciertos”. Pero se ha dado, a continuación, una aproximación parasitaria de Occidente,
de los países encumbrados, de las potencias emergentes y de los Estados advenedizos. Han hecho
cálculos, previsiones, atendiendo a la economía y a la geo-política, mirando siempre por sus intereses y
dispuestos a seguir esgrimiendo la mentira inmensa de los Derechos Humanos, de la Democracia, del
Bien Común Planetario. ¡Tropa cínica de canallas!...
Zona Roja
Y es verdad hoy que, si se ha desatado la guerra mayor, si hemos desplegado nuestras 'tropas de paz',
nuestros 'ejércitos humanitarios', si hemos hecho uso del más corrupto de los derechos, decretado
por nosotros y para nuestro bien particular (el derecho de injerencia), si hemos corrido a matar gente,
a matar libios, no ha sido para defender la más profunda filosofía de la vida, el concepto mejor funda-
do de la libertad, una idea franca de la Paz Mundial. Porque hay, sobre la Tierra, muy distintas filosof-
ías de la vida, muy diversos conceptos de la libertad y muy diferentes modos de entender la Paz y has-
ta lo que sea 'el mundo'.
Esta Guerra Mundial III se hace para la acumulación de poder y de capital, guerra de bestias que viven
de la carnicería humana, de la podredumbre universal. No cabe duda: nos sumamos al conflicto para
reclutarlo, para llevarlo al encuentro de nuestras ambiciones económicas, geo-políticas, filosóficas,
'civilizatorias'...
...Y estamos dispuestos a seguir matando gentes, a asesinar sin descanso (como ya obramos en Iraq,
en Afganistán, en África negra, en Sudamérica...: lo repetiré mil veces), para defender nuestros inter-
eses materiales y afianzar (exportándolo, si es posible) el modo propio, 'nuestro modelo', de dominar
y exprimir a una buena parte de la sociedad de la aldea global. Entre la guerra que hacemos a los de
afuera y la vuelta de tuerca que aplicamos a los más débiles de los de adentro se ha establecido un
vínculo cofundador. El fascismo clásico nos enseñó la relación típica entre 'crisis' y 'guerra'; el demo-
fascismo del siglo XXI, dando un paso más para atrás, revela la conexión lógica entre “crisis”, “guerra”
y “sobre-explotación de la masa laboral”.
Mataremos libios, si hace falta, como hemos matado iraquíes y seguimos matando afganos, como
hemos matado a lo largo de la historia en tantos rincones del mundo; a fin de cuentas para mantener
sofocados, con la soga al cuello, atornillados a la explotación y al deseo de ser explotados, a la “fuerza
del trabajo”, a los “recursos humanos” y a los recursos materiales, a los nuevos “parias” de Occidente,
a lo que queda de 'pueblo' en regiones de todas formas condenadas, en vías de naufragio definitivo.
Matamos allí, y es “vida” lo que segamos, para explotar mejor aquí la “muerte” sostenida, cotidiana,
congelada, de nuestros supuestos compatriotas, de nuestros vecinos innegables, de todos estos
“ciudadanos”, no quisiera decir “idiotizados”, que, por su docilidad enigmática y su aquiescencia cul-
pable, no solo dan ya un poco de pena. Porque somos como ellos, en días como hoy, a las puertas de
otro genocidio, nos damos también un mucho de asco ...
Letras/ nº 33/2011/ abril/ http://www.alvaeno.com/letras.htm Página 42
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Un asunto que no pocos entienden como actualización muy tardía en tanto durante décadas esos paí-
ses soportaron opresiones, desmanes oprobiosos de las clases altas y un abuso incurable al derecho
fundamental de las personas.
La inusitada duración del poder gigantesco de dirigentes como el egipcio Hosni Mubarak o Anwar el
Kadafi en Libia, perjudicaron tanto a lo más bajo del escalón social en sus países que suena canalla la
cobertura mediática a esos autoritarismos cobijados por los intereses de países centrales. Que natu-
ralmente y ayudados siempre por alguna corporación de ilusión religiosa, sometieron a sus pueblos a
condiciones irreparables al menos en una generación.
Toda esa región que hoy concentra las expectativas contradictorias de Francia, Gran Bretaña y demás
países europeos con más Estados Unidos —perpetuo presente—, fueron siempre dueños absolutos
casi sin sobresaltos y, sugestivamente, aún no ordenaron una estrategia común. Y hasta existe por
ahí cierta voz discordante de Alemania con llegada al grupo principal, considerando prudencia en
cuanto la reserva petrolera de Libia es sobradamente superior a la de Túnez y Egipto.
Si el olor a petróleo incita al sistema capitalista y financiero a ubicar marines sobre los pozos para pro-
teger ‘la civilización democrática y occidental’, reflejo condicionado repetido en el último siglo, eso
obliga a los más desheredados de la Tierra a huir del conflicto según puedan. Con los recursos misera-
bles de siempre, fermento constante de los traslados imprevistos hacia lo desconocido donde tal vez
logren comer, una ‘emoción’ de la especie que nunca experimentan las clases altas y brutal recrudece
contra lo más miserable del pobrerío.
Una realidad que históricamente invalida esta civilización y el prodigio de sus adelantos, al excluir ta-
maña proporción de seres humanos. Pero bué...
El cataclismo de cualquier migración analizada con imparcial seriedad bien ilustra de manera casi vis-
ceral nuestra permanencia en la tierra. Los forzosos y grandiosos traslados por el hambre nos explican
aspectos no previstos de razas, comarcas y religiones, y, eludiendo el transitado ejemplo del descubri-
miento de América, la reacción de algunos países centrales a la irrupción de extranjeros que llegan
para comer y ellos —que deberían asumir como sus iguales—, en la Europa de hoy hasta se ufanan de
una intolerancia simplemente criminal.
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Las manifestaciones cada vez más frecuentes —en el mundo y en los países árabes por estos días— ni
siquiera accionan toques de atención o aviso previo. Todas son movidas separadas, autónomas, urdi-
das sin doctrinas, sin programas explícitos o actores estelares que no pocas veces suelen distraer
y el objetivo principal.
Los condimentos de improvisación permitirían vislumbrar que algo profundo o quizá atávico crece con
más fuerza en las entrañas de esta sociedad humana; hasta parecieran aflorar dinámicas soterrada en
lo ancestral de la comarca dichas en pocas palabras y hasta en silencios que serían usuales a nuestra
especie. Acaso veamos una inflexión en la historia si prosigue esta transitoriedad que padecen consa-
grados mitos de la religiosidad cotidiana, empujados por la puesta en juicio a muchas categorizacio-
nes sociales establecidas desde el Poder.
Romper con la forzada sujeción de las mujeres a la voluntad del hombre —el hecho cultural más pro-
fundo del último tiempo— no acontece apenas en occidente cuando otras culturas diferentes sacu-
den sus propias estanterías.
Aunque claro, no solamente se lesionan los cimientos de una tradición secular sólo por haber descu-
bierto internet, digamos.
De persistir el sustrato revulsivo y a pesar del clásico despliegue militar estadounidense que por ahí
anda, si el poder que ausculta mejor que nadie las difusiones subterráneas obra rápido y corporativa-
mente contra los de abajo, suponemos que esta vez se obliga a jugar una difícil partida con final abier-
to.
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*1+ Frase que es epìgfrafe de esta edición de Surysur; aquí el enlace al servicio de Citas Logos
(Logos Quotes) en más de 100 idiomas; la suscripción es gratuita.
Letras/ nº 33/2011/ abril/ http://www.alvaeno.com/letras.htm Página 44
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Cierto día un hombre observó a una mujer postrada ante los dioses en actitud ridí-
cula y, queriendo liberarla de su superstición, se le acercó y, de acuerdo con la na-
rración de Zoilo de Perga, le dijo: ¿No temes, buena mujer, que el dios esté detrás de ti (pues todo
está lleno de su presencia) y tu postura resulte entonces irreverente?
Este hombre solía hacerlo todo en público, las obras de Deméter y las de Afrodita. Y lo justificaba ar-
gumentando que si comer no es un absurdo, no es absurdo hacerlo en la plaza pública; y como resulta
que comer es natural, también lo es hacerlo en la plaza pública. También se masturbaba en público y
lamentaba que no fuera tan sencillo verse libre de la otra comezón del hambre frotándose las tripas.
En cierta ocasión lo invitaron a entrar a una lujosa mansión, quien le invito le advirtió que no escupie-
se en ella, tras lo cual éste, arrancó una buena flema y la escupió a la cara del dueño, para decirle des-
pués que no le había sido posible hallar lugar más inmundo en toda la casa.
Otro día estaba en un banquete, algunos le echaron huesos, como si fuera un perro: él, comportándo-
se como un perro, orinó allí mismo.
¿Sabe quien es este personaje? Su nombre es Diógenes de Sínope, hombre amante de la desvergüen-
za, procacidad, osadía, desparpajo, podríamos llamarlo como el padre del cinismo o la desfachatez, tal
como lo muestran algunos ejemplos que al principio de este escrito hemos colocado como algunos
ejemplos de su conducta, en diferentes esferas del diario vivir ¿Por qué llamaríamos padre del cinis-
mo a Diógenes de Sínope?
Teofrasto, retrata a un cínico de la siguiente manera: “Es un hombre que maldice y tiene una reputa-
ción deplorable. Es sucio, bebe y nunca está en ayunas. Cuando puede hacerlo, estafa y golpea a quie-
nes descubren el engaño antes de que puedan denunciarlo. Ninguna actividad le repugna: será patrón
de una taberna y, si es necesario, encargado de un burdel, pregonero e incluso, si se quiere, recauda-
dor de impuestos. Ladrón, habituado a las comisarías y a los guardias civiles, a menudo se lo encuen-
tran locuaz, en la plaza pública, a menos que se convierta en abogado de todas las causas, aunque se-
an las más indefendibles. Prestamista con fianza, tiene además la soberbia de un famoso y no cuesta
mucho imaginarlo. Para completar el cuadro, no olvidemos que el cínico deja sin sentir vergüenza que
su madre se muera de hambre… ”
Diógenes de Sínope, era el representante mas conocido de la escuela filosófica de la antigua Grecia
(Siglo IV a.n.e) seguidor de Antistenes estos cínicos expresaban desprecio de las convenciones sociales
y de todas las diferencias que se fundan en las capas democráticas de la sociedad esclavista.
Zona Roja
Por eso son cínicos, porque desprecian las reglas sociales con características de imprudencia, desver-
güenza y procacidad. En nuestra forma vulgar le llamamos cínico a esas personas que no tienen reser-
va ni decencia, a quienes hacen daño y ni miden ni les importa las consecuencias.
Desgraciadamente esta escuela cínica y sus alumnos perjudican y nos hunden cada día más y más en
el profundo abismo del subdesarrollo, ¿Qué futuro estamos dejando a las generaciones venideras?
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El carnaval y la represión
Genaro Chic García
La Religión se puede decir que es un paso previo al Estado (nota 1). De hecho en los textos más anti-
guos que conocemos, de la Mesopotamia de hace 4500 años, encontramos que el Palacio se va segre-
gando del Templo: lo racional se va a separar progresivamente (sin romper nunca) de lo emocional,
que es el campo del que siempre se parte para establecer el marco represivo de la cultura. La religión
(de religare o relegere, religar o volver a elegir) intenta establecer un puente (pontem facere → pontí-
fice) entre la vida natural y la cultural, entre Estado y Salvajismo.
No es, con todo lo contrario del Estado, sino su válvula de escape, que reprime al mismo tiempo que
alivia. Reprime (la Religión también es cultura) afirmando el control –como siempre a través de las
creencias en principio- sobre los aspectos biológicos fundamentales de la vida humana, como son el
instinto reproductor y el matador; y alivia estableciendo fiestas, en el marco cultural, que permitan
acceder en el marco comunitario a la satisfacción de esas necesidades básicas. De ahí que, como esta-
bleció G. Bataille (El erotismo), las dos fiestas fundamentales son las orgías (suelta vigilada del instinto
sexual) y los sacrificios o reconocimiento controlado de la sacralidad (sacrum facere) de la acción de la
matanza; fiestas que pueden estar ligadas entre sí desde luego. Y recuerdo que la sacralidad es el sen-
timiento (no el razonamiento) de la realidad.
La ilusión del Estado será su progresiva independencia de la Religión, al tratarse en el primer caso de
una forma cultural más avanzada, y en la medida de lo posible prescindir de ella en cuanto se pueda,
al menos como actividad pública (reduciéndola al ámbito de lo privado). El Estado procurará potenciar
sus propios valores (o creencias interiorizadas: gobernar es hacer creer) para conseguir una autorre-
presión que permita al mismo tiempo –paradójicamente si se quiere- el desarrollo de una libertad cul-
tural, de jaula, distinta de la salvaje o natural.
Zona Roja
Por tomar un ejemplo valen los comentarios en Francia de madame Le Pen, presidenta del Frente Na-
cional, que exhibe un veinte por ciento de opinión favorable de voto a su candidatura, que desafió
con opiniones entre alucinadas y acordes con la comedia barata que concurre la derecha francesa de
hoy.
Una descripción de manual propia de un fascismo alienado y cerril en un escenario siglo veintiuno
que no logra predecir dónde sucederá la próxima pueblada, y además un desmadre xenófobo de
quien merecería un poco más de reposo.
Sin que se evidencie una movilidad visible en lo económico que le propicie algún nuevo rumbo al sis-
tema, al agruparse multitudes a protestar por lo que sea se perfilan algunos vectores o vórtices socia-
les con cierto cercano futuro en superficie. Y aunque no sean todavía visibles los entramados de cada
movilización, se adivinan factores decisivos hacia la integración y la modernización social, tanto que a
quienes detentan el poder la gente en la calle los inquieta cada día más.
La pueblada sin aviso ni estrategia previa les mete inseguridad, algo bien sabido en América Latina
donde tanto incrementamos esa gimnasia desde el 17 octubre de 1945 en Buenos Aires, cuando ante
la multitud entusiasta y pacífica entrando a la plaza, el valioso Raúl Scalabrini Ortiz dictaminara aque-
lla jornada de reclamo popular como “el subsuelo de la patria sublevado”. Eso es categórico y sin re-
torno; la gente amontonada por la calle para gritar consignas inesperadas pone de pésimo carácter a
los patrones del privilegio en todo lugar del mapa, y mucho más a los señores de la tierra donde hay
tanto petróleo sustancial para que el capitalismo armamentista y financiero siga girando sobre su eje,
simplemente.
Zona Roja
Pero, por mucho que se las reprima, las tendencias salvajes –o naturales- siguen existiendo y se mani-
fiestan, por ejemplo, en el desarrollo del consumo de drogas que permitan la evasión del sentimiento
de represión. De hecho lo que se busca con el consumo de drogas es romper las barreras asfixiantes
del individualismo al que induce la racionalidad del Estado (tan beneficiosa por otro lado para la pre-
servación de los individuos, aunque quizás no tanto para la de la especie). Una de esas drogas, la más
antigua que conocemos pues se puede ligar al comienzo de la agricultura, es el vino, que desde siem-
pre estuvo ligada a las fiestas religiosas (el que figure en el acto religioso fundamental del cristianis-
mo no es una casualidad). Y en concreto sabemos que estuvo ligado a las fiestas orgiásticas, en las
que la exaltación de la sexualidad salvaje –representada por el mundo femenino de las ménades o
“locas”- estaba ligada al consumo del vino. Es lo que vemos en el antiguo mundo griego, con el culto a
Diónysos; o en el romano con el correspondiente de Baco. En ambas el elemento menos culto jugaba
el papel más importante, de ahí que, cuando un nuevo líder quería hacerse seguir, se favoreciera es-
pecialmente este tipo de cultos (como hicieron César y Marco Antonio en Roma o Pisístrato en Ate-
nas) para luego, ya desde el poder, intentar reconducirlos. Algo así como lo sucedido con ese parénte-
sis anual que han sido los carnavales, donde se daba rienda suelta en un “adiós a la carne” a las pul-
siones naturales que inmediatamente después eran reprimidas de modo especial durante el período
de cuaresma.
Para hacerse una idea de lo que eran dichas fiestas podemos fijarnos en los que no dicen especialistas
tan serios como M.P. Nilsson y J.H. Croon, en su art. "Dionysia" en The Oxford Classical Dictionary, 2ª
ed., New York, 1976 (r.), p. 350, (lo adjunto) referido a Atenas:
“Las Dionysias Urbanas eran un gran festival que reunía a gentes de todas partes. La estatua de Dióny-
sos era llevada al templo que había en la Academia y, partiendo de allí, el dios hacía su epifanía con
mucha pompa; se llevaban falos en la procesión, que iba hacia el templo que estaba en la vertiente
meridional de la Acrópolis donde se realizaban sacrificios….”
Evidentemente este culto a la fecundidad no fue exclusivo del mundo grecorromano. Se puede ver
con claridad en la fiesta japonesa, que se sigue celebrando como rito aunque la mayoría de los asis-
tentes ignoran ya el mensaje religioso, llamada el Festival del Pene (o Falo). El video adjunto te puede
dar una idea de lo que eran las fiestas de navidad y de primavera en la antigua Atenas.
Letras/ nº 33/2011/ abril/ http://www.alvaeno.com/letras.htm Página 49
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Letras/ nº 33/2011/ abril/ http://www.alvaeno.com/letras.htm Página 50
Isabel nació en Barcelona un caluroso junio de 1983. Fue una niña alocada e
imaginativa, apodada “rara” por los demás niños. Antes de aprender a leer,
congregaba multitudes en el patio de su abuela y explicaba historias medio
inventadas que narraba a partir de las ilustraciones de los libros. Cuando
aprendió a escribir, empezó a plasmar todo aquello que sentía en el papel.
El año 2008 se licenció en Filosofía por la Universidad Autónoma de Barcelona, y enamorada como está
de la literatura, entró a trabajar en la librería Santos Ochoa, como encargada y responsable de las activi-
dades socio-culturales, así como del blog con el mismo nombre.
Isabel es defensora de los derechos humanos y animales, por ello publicó durante sus estudios el artícu-
lo: Controversia: Derechos Animales en la revista A Parte Rei de filosofía. Durante un tiempo fue muy
activa en la red y nació Astrid, la historia de una niña que puede leerse por internet. Además, varios de
sus relatos y poemas han sido finalistas en concursos y han aparecido en antologías y compilaciones –A
Contrareloj I y II, y Poemas para un minuto son algunos de ellos-.
Letras/ nº 33/2011/ abril/ http://www.alvaeno.com/letras.htm Página 51
Revistas Digitales
http://www.lanausea.tk/
http://www.destiempos.com
http://alotroladodelespejorevista.blogspot.com/
http://creaturafanzine.blogspot.com/
http://revistaremolinos.blogspot.com/
http://www.letralia.com/
Letras/ nº 33/2011/ abril/ http://www.alvaeno.com/letras.htm Página 52
Revistas Digitales
http://issuu.com/revistagroenlandia/docs/ http://www.arquitrave.com/principal.html
groenlandia_diez_revista
http://ibioculus.com/
http://y-letradas.blogspot.com/
http://myrtoscultural.blogspot.com/
http://www.canasanta.com/
http://letras-uruguay.espaciolatino.com/
Revistas Digitales
http://www.4shared.com/document/Pit1L4Xd/
P12_-_De_Pelcula__Versin_inter.html
http://www.revistaterral.com
http://publishingperspectives.com/2010/10/
spanish-content-the-next-frontier-in-the-digital- http://pepegrillo.com
race/
http://
centrodetraduccionliterariarecipr.blogspot.com/2
010/04/por-que-traduccion-reciproca-uno-de-
los.html
http://www.almeriavoz.com
Letras/ nº 33/2011/ abril/ http://www.alvaeno.com/letras.htm Página 54
Rubén Sancho nació en Salamanca y combina su faceta profesional con su faceta literaria colaborando
en numerosos medios de comunicación, tanto escritos como online. Sus primeros relatos publicados se
pueden leer en Tribuna Universitaria de Salamanca, bajo el pseudónimo de Rubén Eduardo, y en la ac-
tualidad es Redactor Jefe de Economía y Deportes del diario online El Librepensador, así como-
Subdirector de la revista cultural Letras (Fuengirola) y colaborador habitual del diario online Belianís, a
la vez que publica habitualmente en los blogs de los diarios El País y As.
Marian Raméntol
Dirección La Nausea
http://www.marianramentol.blogspot.com
http://www.odiritualdrone.tk
http://www.myspace.com/odiritualdrone
Letras/ nº 33/2011/ abril/ http://www.alvaeno.com/letras.htm Página 55
Pero Olga y la ciudad plantea, sobre todo, una reflexión actual sobre
la relación entre los lenguajes audiovisual y literario, la creatividad
artística y los mecanismos de decisión de la industria cultural.
Tengo la ilusión y la esperanza de que los hijos de S. Martín del Valle, vuelvan a verse retratados y
envueltos en aquella época que, pese a sus carencias, me sigue sonando como la melodía del más
apasionado de los recuerdos.
Una mujer, todas las mujeres que, desde el principio de los días,
trazaron con su ejemplo sendas de luz y dignidad, dan nombre y
geografía a este libro lleno de revelaciones. En las páginas de es-
te libro, Norma Segades-Manias congrega un selecto grupo de
mujeres excepcionales para, con sus nombres y en sus nombres,
elevar un canto armónico y celebrar el amor y la entereza con las
que cada una de ellas, quebrando estigmas, moldes y falsos con-
vencionalismos, entregaron su piel, su aliento y su sangre por la
libertad que ha vuelto encarecerse en estos días tan turbios de la
humanidad. «En nombre de sus nombres», sin lugar a dudas, es
uno de esos libros llenos de matices; vivo, fiero y tierno porque
habla del amor y ha sido escrito con amor.
Letras/ nº 33/2011/ abril/ http://www.alvaeno.com/letras.htm Página 58
“Las cartas que debía” nos muestra un poeta reflexivo, que describe los subterfugios de la vida y con
ella el camino hacia la muerte que al igual que la primera está tan presente en sus versos, pero es in-
soslayable que la una pueda existir si la otra, y eso Rafael lo sabe, y por eso lo escenifica en sus versos.
Aviso al navegante:
En “Las cartas que debía” me he introducido como un trampolinista se lanza a la piscina mirando el
agua desde arriba y viendo que cuando llegue a ella las sensaciones y emociones que va a percibir
serán como olas de Tsunami, dispuestas a abrazar la carne para entregarla sin ambages a un poemario
de versos encendidos como los de Soler. Por ello les digo a los lectores que "Afilen los puñales y dis-
pónganse a inmolarse, si se atreven." Así que estoy dispuesto afilar los puñales y una vez hecho inmo-
larme leyendo la poesía de este poeta al que sin duda tengo que hacer esta ofrenda, porque ante sus
versos me destoco.
La inmolación es cuestión de honor, y de ofrenda: Inmolación: (del latín inmolare, que significa espol-
vorear con harina) es el sacrificio ritual de una ofrenda en honor de la divinidad. Lo haré en sentido
metafórico porque este poeta y su poesía merece el sacrifico y es digno de la ofrenda. Sacrificio de
tiempo, y ofrenda del mismo para entregarme a la bacanal poética a través de “Al paciente de la 101,
que nunca he visité”, y “Lugar de paso para huéspedes estables”:
Si el cero es el silencio
la llave perfecta del olvido
un labio con niebla que nos besa
O “A los que tanto elogian los asilos”. Y en su “No la llamen, por favor, habitación con vistas”:
La poesía de Rafael Soler es como caminar al filo de una cuchilla, de puntillas, y descalzos, como mori-
bundos o borrachos, perdidos en el silencio de la noche, y atentos a cada movimiento al otro lado del
brillo azulado del espejo de los versos que nos llevan al espejo de lo que somos, y nos enseña lo efíme-
ro de nuestras vidas.
Ediciones Alvaeno
Ediciones Alvaeno nace con el fin de publicar en sus tres colecciones a escritores nove-
les y a consagrados relegados al ostracismo.
La primera comunión
Pero sobre los castigos del colegio, y sobre aquel himno que decía algo sobre cara al sol con una
camisa nueva, os contaré más adelante. Ahora centrémonos en mi lucha con las clases para hacer
la comunión.
Como soy gemelo, creo haberlo dicho ya, a mi madre se le ocurrió la feliz idea de que yo fuera a
las clases de catecismo -llamadas ahora catequesis-, con mi hermana, que estaba en un colegio de
niñas exclusivamente, como era normal en aquellos tiempos, y no tuvo otra cosa que hacer que ir y
hablar con la directora del mismo para que ésta le autorizase, con la recomendación del párroco,
que yo acudiese a las citadas clases con el grupo de niñas que ese año, incluida mi hermana, hacían
la primera comunión. Y tras el beneplácito de todas las partes y sin contar con mi opinión, no obs-
tante era un niño de unos siete años, mi madre me dejó en el despacho del colegio de mi hermana
a la espera de que todas las niñas estuviesen ya dispuestas en fila para ir de la escuela a la iglesia
que estaba unos doscientos metros más abajo. La directora que tuvo la inteligente idea de colocar-
me en la cola de toda la fila, no tuvo mejor idea, sobre todo para mí, que este hecho me dio moti-
vos de alegría porque me encontraría en ventaja para realizar lo que ya venía planeando desde que
me comunicaron la decisión que ellos habían tomado para que yo me integrara en un grupo de ni-
ñas con tal de que hiciera la comunión junto a mi hermana gemela, y aquel primer día, al igual que
cuando me fugué con el niño gitano y su jauría de perros, me escabullí tras un coche y aparecí en
casa tres horas más tarde, y evidentemente el castigo fue de órdago, pero esto lo dejo para el
próximo capítulo.
.
Letras/ nº 33/2011/ abril/ http://www.alvaeno.com/letras.htm Página 64
Mundo Literario
Para saber si un gobernante es bueno o malo en su gobierno o dictadura, basta saber si ha enseñado
a leer a sus súbditos (El analfabetismo de Haití llega actualmente al 90 por ciento de sus habitantes).
En Cuba no hay gente que no lea y, afortunadamente, los libros son baratos, y los textos escolares,
gratis. En Panamá, Torrijos quiso hacer algo igual, pero los libros, ya editados, aun esperan su turno.
Aceptamos que los analfabetos han sido eliminados casi del todo, pero en reemplazo de éstos han
quedado los llamados sub-alfabetos, es decir, quienes sabiendo leer, no leen ó leen pasquines y foto-
novelas ó no saben elegir sus lecturas.
En la época feliz de nuestros años primarios leímos en la escuela "El Lector Istmeño", compilado por
pedagogos panameños con prosas y poesías nacionales, y en ese tiempo no había mejor regalo que
un libro. Hoy no es lo mismo. A un joven-niño de 12 años le pregunto si quiere (con motivo de su
cumpleaños) como regalo un buen libro de cuentos o de aventuras, y me responde, haciendo un ges-
to de desagrado, que prefiere el dinero para jugar Atari. Siempre hay buenos alumnos que desde muy
pequeños gozan leyendo, pero tenemos que aceptar que en esos casos está brotando en él una tem-
prana vocación literaria. El que los hijos lean ó no lean, también depende mucho de las familias. La
educación se adquiere en casa; la instrucción en la escuela. La famosa canasta familiar obliga a traba-
jar a ambos padres. ¿Qué hacen los hijos por las tardes? ¿Estudian, leen o hacen sus tareas escolares?
Ni pensarlo... Más potente es la magia de la televisión, que los atrae para ofrecerle dibujos animados
de pésima estructura ó un complicado juego de atari.
Mundo Literario
Lo que he escrito hasta ahora hará pensar que soy demasiado pesimista. Cuando he hablado del lento
amanecer de la cultura en el Istmo, me he referido solamente a Panamá, no al resto de Centroaméri-
ca. El viaje aéreo a Bogota en Colombia, o San José de Costa Rica, dura apenas una hora. Pues, seño-
res, basta tan corto lapso para que nos sintamos transportados a otro mundo como Alicia en el país
de las maravillas. Magnificas librerías, magníficos teatros, soberbios espectáculos, diarias actividades
culturales, buenos programas de televisión, educación elevada, etc. y etc.
He hablado del lento amanecer de nuestra cultura, pero no la he negado. Nuestra Primera Casa de
Estudios, la Universidad de Panamá, forma muy buenos médicos, profesores y otros profesionales. El
Canal 11 de la Televisión Educativa ofrece los mejores programas del país. El Canal 5 proyecta, entre
otras cosas, un magnifico programa de teatro dirigido por el intelectual Alfredo Arango. Volviendo al
Canal 11, la otra noche tuvimos el agrado de ver "Bodas de Sangre" de Federico García Lorca, actuada
por la genial Carmen Montejo. Le rogamos a Itzel Velásquez (Directora de programación del Canal 11)
que lo repita, pero que nos lo anuncie por su mismo Canal de TV con la adecuada anticipación".
Rogelio Sinán
Su verdadero nombre es Bernardo Domínguez Alba, y nace en la pequeña Isla de Taboga, cerca de las
costas del pacifico panameño. Es considerado uno, sino el mejor, de los escritores que ha tenido Pa-
namá. Claro esta, después de Ricardo Miró, que es considerado el Poeta de la Nación Panameña. Pe-
ro Miró vivió inmerso entre el modernismo de principios del siglo 20, con la influencia romántica de la
época decimonónica. Pero Rogelio Sinán fue quien atrajo al país por primera vez en una corriente
que ya se estaba desarrollando en Europa: La Vanguardia Moderna. Es así como Sinán es considerado
el iniciador de la literatura vanguardista en Panamá, y tal vez es considerado como uno de los prime-
ros vanguardistas en Centroamérica y en América Latina, toda vez que se rodeo de los grandes de la
pluma de la vanguardia latinoamericana, y de los vanguardistas que estaban en boga en el continente
Europeo, donde residió algunos años como diplomático. Es en realidad uno de los grandes maestros
(maestros de maestros) de la literatura panameña, leído por varias generaciones, forjador de nuevas
corrientes en las letras nacionales, e inclusive el Gobierno panameño instituyo en su honor, en el día
de su natalicio, el Día del Escritor en Panamá.
Su primera obra literaria fue el Poemario "ONDA" que publico en Roma en la época de entre guerras
(1929), cuando era diplomático en Italia. Es una obra literaria innovadora, imbuida por la corriente
vanguardista, de una belleza estética indescriptible, con unos versos que contienen unas imágenes
prístinas y conceptos de profundidad filosófica, con un ritmo interno que revoluciona la rítmica y la
rima tradicional, influido por una temática diversa: el amor, el hombre y su destino, la muerte, la na-
turaleza, la búsqueda constante por expresar los recónditos paisajes de la conciencia, que transmite al
lector simple, en un lenguaje sencillo, claro, las indagaciones de un hombre que busca en si mismo y
en el mundo que le rodea, las respuestas a sus interrogantes pasadas, presentes y futuras, acerca de
la existencia del ser y de las cosas. Tiene además otros libros tan trascendentes como el anterior, pero
este poemario es considerado el primero de sus obras, y el que le da renombre a nivel nacional e in-
ternacional.
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Mundo Literario
Pues bien, el Realismo Existencial es, en este campo, también un esfuerzo del
razonar. Esfuerzo que desea mantenerse, ante todo dentro de las estrictas po-
sibilidades de la misma razón. Es decir, sin recurrir ni invocar nada que pueda
estar más allá de ella, como serían las creencias, fueran las que fueran.
Manteniéndose dentro de sus límites y precisamente por eso mismo, nuestro razonar desea vivamen-
te un diálogo que resulta connatural con todas las ciencias, y en especial aunque no exclusivamente
con las más cercanas, de un modo u otro, a la Antropología.
El Realismo Existencial, al hacerse cada vez más consciente de nuestra contingencia, de la "levedad de
nuestro ser" (para decirlo con palabras de Kundera), nos lleva a una auténtica humildad óntica, que es
base firme y punto de arranque de toda una serie de actitudes del ser humano respecto a sí mismo, al
mundo que le rodea y también con referencia a toda la historia.
Muchas veces se habla largamente de alguna cosa, incluso sin haberla visto de hecho. Recuerdo una
discusión de arquitectos sobre la conveniencia o no de invertir grandes sumas para la conservación de
Venecia, y ninguno de ellos había estado nunca en esa ciudad. No habían podido sentir la emoción de
su ambiente, ese etéreo sentimiento de pisar sus plazas, sus estrechas aceras al borde del agua, con-
templar "in vivo" su belleza o deslizarse en la tarde por sus canales.
Eso ocurre también con harta frecuencia en el tema del ser. Se puede perorar sobre muchos aspectos
de él, incluso sin haber gozado la vivencia, la experiencia del existir más cercano que es uno mismo.
Entonces el discurso filosófico se hace aberrante o demasiado abstracto.
Muchas veces nos parece que no tenemos tiempo de paladear en la soledad y el silencio y, mejor aún,
si nos envuelve la oscuridad y nos empapa un sosegado abandono, paladear, digo, la evidencia tam-
bién de que antes uno no era y sin embargo, ahora se es. Llegado ese momento, nos sentimos como
flotando. Y percibimos también algo "extra-mí" que nos sostiene, como el mar cuando sobre él nos
tendemos inmóviles. Pero, a la vez, nos sentimos libres, dueños de uno mismo dentro del área de
nuestros límites. Ese "algo" desconocido, extrínseco, no me ata como tampoco el mar.
Mundo Literario
Además, casi de inmediato igualmente la sorpresa de ese "estar-existiendo-ahora" cuando antes cier-
tamente no existíamos. Y vemos, a solas con nuestra razón, que si cualquier detalle de los que incidie-
ron en nuestro engendramiento hubiera sido distinto (desde el Big-Bang hasta aquel día de amor de
nuestros respectivos padres), nosotros no existiríamos. Por ejemplo, si los padres, por cualquier míni-
ma causa, no se hubieran encontrado ni conocido en la vida. Y está claro que no nos hemos dado este
ser que tenemos, que es la razón de todo nuestro devenir.
Este, repito, sentir que existimos frente a tantas posibles universales de no haber existido nunca, hace
brotar un éxtasis y, muy probablemente a la vez, una alegría precisamente por existir en medio de la
total oscuridad de la no existencia. Y esta vivencia del existir que uno siente es previa al razonar. Laín
Entralgo lo expresa así en su reciente libro El cuerpo humano, teoría actual: "La sentencia de Descar-
tes pienso, luego existo ¿no es un razonamiento secundario y artificioso, y a la postre inútil? A mi jui-
cio, si el poder decir y estar diciendo "yo existo" (por tanto: el origen y la posesión de la conciencia y
la certidumbre del propio existir) dimana de una evidencia anterior a todo acto mental; es un dato
inmediato de la conciencia, para decirlo con las palabras, también famosas, de Bergson".
Y si ese sentir es previo al razonar, lo es aún más, por consiguiente, a las palabras. Si digo soy, ya he
recorrido un largo camino desde aquel percibir que existo hasta ese inventar un verbo con el que
quiero expresar algún modo -quizás también expresármelo a mí mismo-, aquella evidencia sentida,
esa autoevidencia. Si luego formulo además yo soy, anteponiendo explícitamente ese pronombre al
verbo, he andado mucho más trecho todavía, pues me he descubierto, no sólo como existente sino
como persona.
Esta evidencia de existir (que primero hay que saborearla pausadamente para poder luego hablar de
ella con seriedad) no es una abstracción. ¡Es, justamente, lo más real! Y pletórica de consecuencias.
El Realismo Existencial desea unir en nuestro pensar la realidad y la existencia; la realidad real de
nuestro ser. No es una metafísica-fuera-de-nosotros, idealista y con tanta abstracción que el ser se
nos hace casi como un fantasma. El ser está en nosotros, que es donde encontramos primero la base
más cercana, clara y real, para la posible elaboración de una teoría del ser. En nosotros el ser no es
extranjero. Nos es cotidiano y diáfano, aunque esa diafanidad nos siga dejando en penumbra -y eso es
bellísimo- el insoslayable misterio.
III. La palabras "Realismo Existencial" pudieran sonarnos como un eco de otra forma de pensar bien
conocida: el Existencialismo.
Si bien aquél coincide con éste en dar de nuevo una gran importancia al ser del ente, aún sin negar las
esencias (Heidegger mismo, decía que eran custodios del ser), al llegar a un cierto punto del camino
común, el Realismo Existencial sigue diversa dirección.
El pensamiento de Heidegger es consciente de la fragilidad de nuestro ser. "Es un ser para dejar de
ser" como una estrella fugaz en una noche de verano. Esto les parece absurdo a los existencialistas y
por ello la vida la interpretan como una pasión inútil. Y esta finitud a Sartre le da "náuseas".
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Según ellos, el "hombre auténtico", consciente de su trayectoria, debe vivir en continua "angustia
existencial", como la que agarrotaría al que cae desde un alto andamio a la calle, viendo cada vez más
cercana su muerte sin sentido.
Y un hombre es "inauténtico" si trata, en cambio, de olvidar este drama personal y colectivo que no
tiene solución, distrayéndose con bagatelas, por ejemplo: tener ambiciones, enamorarse o pretender
construirse un porvenir.
Lo coherente con ese pensar del Existencialismo sería más bien el suicidio para acabar de una vez con
esta angustia inútil del "vivir para dejar de vivir". Y ya no se tiene ni la efímera gloria de habernos da-
do a nosotros mismos el ser, se tenga al menos, el trágico esplendor de destruirlo por uno mismo.
La autodestrucción parece a alguno que es quizá lo único serio y razonable. O una apocalíptica des-
trucción del mundo. Cuando Alemania se hundió y Hitler se suicidaba, las radios transmitieron el wag-
neriano y nietzschiano "Ocaso de los dioses".
¿Cuál es, pues, la encrucijada donde el Realismo Existencial emprende otro camino?
Veamos: El hombre existencialista, al descubrir que nada menos es ser, se envanece y no querría se-
guir siendo un contingente, limitado, no sólo en el espacio sino, sobre todo, en el tiempo. Recorde-
mos el título del primer libro famoso de Heidegger: "Ser y tiempo". El existencialista querría poseer de
alguna manera, ya que existe, la absolutez del ser. Por eso cree que le es ofensivo, traidor, ese tener
que dejar de ser. De ahí el desprecio al mismo ser que tiene, ya que no es la clase de ser que él dese-
aría.
En cambio, el hombre-realista-existencial, más realista, valora del todo su existencia concreta, pues
reconoce que él es así o no sería nunca. Que no podria ser el que es con otra clase de ser, por ejem-
plo, el ser de las piedras o de un superman o super hombre.
Ser como se es, contingente y ser quien es, constituye nuestra única posibilidad de existir en medio
del universo. Puede haber muchos otros existentes, pero son otros. Yo no. Hamlet dice con una cala-
vera en la mano: "Ser o no ser, ésta es la cuestión (o la pregunta)." Podríamos añadir: "Ser quien soy y
como soy, un ser finito y con límites, o no ser."
La encrucijada marca esas dos direcciones: hacia el orgullo del ser o hacia la humildad óntica. La pri-
mera dirección, a pesar de mucho orgullo que se tenga por ser conduce a un engreimiento que hace
desear tener un ser que fuera más densamente ser, para liberarse así de los límites propios del ser
humano. Ello lleva a la desesperación ante la imposibilidad de alcanzar este deseo. Por el contrario, la
humildad óntica, es decir, la aceptación gozosa de nuestro leve ser que es nuestra única posibilidad
de existir lleva a la alegría jubilosa de ser. Y así podemos disponer de todas nuestras fuerzas para des-
arrollar lo mejor posible el abanico de nuestras posibilidades en vez de malgastarlas en improperios y
frustraciones. Y se puede contemplar la belleza de toda cosa y sentir anhelosa y a la vez plácidamente,
la solidaridad y la amistad de los que comparten con nosotros, igualmente sorprendidos y gozosos, el
existir. Cada uno se sentirá entonces más hermano de todos, no tanto por la común sangre humana
sino, aún más hondamente, por el sendo existir que es lo que más nos enlaza.
Continúa en la página 69)
Letras/ nº 33/2011/ abril/ http://www.alvaeno.com/letras.htm Página 69
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Quizá descubriríamos que ese velo invisible que nos cierra el paso a lo ignoto, no es frío sino cálido,
no rígido sino envolvente. Y que cuanta más humildad óntica logremos, más innominada luz se trans-
parenta en él.
Y no sé... sentiríamos como un indescriptible perfume que nos llegara de detrás de las tapias de un
inimaginable jardín.
Los seres vivos racionales, en cuanto a tales, pueden intentar hacer toda clase de analogías para atra-
vesar de alguna manera esta frontera. Pero me parece que es como saltar con pértiga: se sube más
alto, sí, pero se sigue cayendo a este lado nuestro. ¿Qué son realmente la belleza, el bien, la verdad,
cuando éstas las suponemos infinitas?
Si bajamos en cambio, por el pozo abierto de la conciencia de nuestra vida, hacia el nivel más hondo
del existir, allí se contacta con ese algo absoluto, como dice Zubiri, con el poder de lo real. Este con-
tactar es como una mística óntica aunque natural nada más. El palpar y aceptar gozosamente estas
dos clases de ser, yo y ese algo radicalmente distinto de nosotros, es la humildad óntica que venimos
señalando.
IV. Esa actitud del Realismo Existencial humilde por ser existencial y real está, como decíamos, llena
de consecuencias, a mi ver, esclarecedoras. También entraña válidos aspectos al abordar la Historia,
la cual, por desgracia, tantas veces va envenenando las relaciones de todo tipo de los seres humanos
en el ámbito nacional e internacional.
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Mundo Literario
Bases completas
La Palabra
Di mi palabra para llegar, y mi palabra dí al partir, que de mi pluma digital, este libro iba a escribir.
Para infantes y mayores: mercaderes y artesanos, campesinos y señores, todos bajo su consejo es
para mi un honor.
Como quien canta la alegría, escribo estos cortos cuentos, que nacen del sentimiento, para traducir
a la lengua que de estas tierras abandero.
El Cristo sin su brazo, tal vez, me lo dejo prestado, para escribir como en verso, y pintar los bosques
y el cielo, y retener en mi mano el cuenco, para beber su dulce agua.
Letras/ nº 33/2011/ abril/ http://www.alvaeno.com/letras.htm Página 73
Exposiciones colectivas
- Proyecto Relaciones Públicas para la Asociación EO EO. Casa de la juventud de Alhaurín de la torre.
Málaga, Junio 2010
Exposiciones individuales
Publicaciones de fotografías
Los Nébures
-¿De qué tierras tan lejanas vienes que desconoces un incidente de tamaña importancia?
-Espero que sí. Dejé mi amor atrás y espero que me esté aguardando cuando regrese.
El viejo era el camarero de la única cantina que encontró Odraude. Tras su descenso por la colina
había llegado a un pueblo pseudodesierto en el que no se cruzó con ningún otro nébur hasta que
encontró la cantina. “Casa José”, rezaba un cartel desvencijado a la entrada. Apuró el chupito de
tequila que le había servido el viejo, de aspecto apesadumbrado, y se interesó por la historia.
Los Nébures
-Claro.
-Bien, no eres tan tonto como pareces. Este niño fue atacado por un
perro cuando apenas contaba con unos meses de vida, con tan mala
suerte que el chucho castró al bebé. Irreversible. Castrado para toda la
vida.
-Entonces, no.
-¿Y se supo?
-Todos lo supieron.
-Pobre niño.
-Sufriría.
-Se enfadaría.
-Sí, que la supuesta inferioridad de la que se reían sus amigos no estaba en él sino en ellos.
-Tardaría.
-Tardó.
-Vivió.
-¿Feliz?
-No hay nadie feliz en esta vida, y el que presuma de ello miente.
-Embusteros.
Los Nébures
-¿Cuál es la diferencia?
-¿Usted es feliz?
-¿Cuál es?
-Dios ha muerto.
Los Nébures
- Yo no.
- Sin ofender.
- No ofendía, definía. Los Compson somos una familia aristocrática allá en los Estados Unidos.
- Pensé que no había aristocracia, que eso era cosa de vuestra madre patria, Inglaterra.
- No ofendía, definía.
- Bien, touché. Digamos que en el Sur la aristocracia no tiene nada que ver con títulos pero sí
con clase y elegancia.
Asher comenzó a sentir una extraña atracción por aquel hombre. Su arrogancia congénita, su mira-
da dañina y su figura algo abigarrada le atraía de forma irremediable. Comenzó a notar como su
sonrisa nerviosa comenzaba a aparecer sin que la conciencia que recordaba a cada segundo el
nombre de Odraude pudiera acabar con ella.
Los Nébures
- Si me tengo que guiar por ello te diré que será de larga duración, al menos hasta que regrese
el siempre inoportuno marido.
- Interesante apreciación.
- He encontrado un pisito con buenas vistas en Casa de las Conchas, está bien comunicado y
tengo a mi alcance las secciones más interesantes. ¿Y tú, Asher, dónde es que vives?
- Yo vivo en Santo Tomás de Vitoria, junto a las facultades, y antes de que me lo preguntes, sí,
mañana estoy libre para ir a cenar contigo.
- ¿Qué reloj?
- Allí estaré.
Ambos se despidieron sin poder dejar de mirarse, como si sus miradas hubieran quedado imanta-
das. Al doblar la esquina Asher se dijo a sí misma “sólo voy a cenar con él, no estoy haciendo nada
malo”, el problema es que nadie la había acusado de tal cosa .
Arte Kalvellido
http://www.kalvellido.net/
Letras/ nº 33/2011/ abril/ http://www.alvaeno.com/letras.htm
LETRAS
ARTE, MÚSICA
&
LITERATURA
ISSN: 1989-4198
Rotonda de la Luna,
Ed. Luna de Andalucía I, 1B
Fuengirola, 29640,
Málaga
Blog Letras
http://letras.alvaeno.com
E. Hemingway
Santa Compaña, la
novela No Bestseller de
2011, escrita por
Salvador Moreno
Valencia
http://
www.belianis.es/