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Estamos a las puertas de un momento importante para nuestro país. El próximo 7 de mayo los
ciudadanos serán consultados acerca de varios temas que afectan profundamente la vida
cotidiana de nuestro pueblo.
Esto es lo que está en juego en esta consulta. Entonces, para contribuir a la construcción de
una sociedad verdadera, libre y justa, tenemos que dejarnos guiar por unos criterios que
respondan a nuestras verdaderas necesidades.
Por lo tanto:
Queremos una justicia efectiva y humana, que garantice una sociedad sin violencia y
que no dependa de los programas políticos del momento. Una sociedad más justa no
se consigue a través de leyes más rígidas o actos que favorecen la división entre clases
sociales, sino a través de un proceso educativo que lleva a reconocer que el valor de
cada persona radica en sus exigencias y deseos fundamentales.
Queremos una sociedad en donde la libertad sea garantizada por la independencia de
las funciones del estado, única condición de una verdadera democracia (como nos lo
han recordado los Obispos del Ecuador en su comunicado de prensa).
Queremos también una sociedad donde la libertad sea garantizada por la libre
expresión y el libre acceso a la información.
Queremos entender con mayor claridad el sentido profundo de lo que se nos está
proponiendo. Por eso necesitamos que sean garantizados espacios de diálogo e
información acerca de las implicaciones de las preguntas de esta consulta.
En este momento se hace más clara la importancia de un Estado que no se proponga como
fuente única y última de verdad, justicia y libertad, sino que trabaje por el bien común y
garantice la libertad religiosa. En efecto, la Iglesia es el lugar donde viviendo la experiencia de
Cristo todos pueden conocer la urgencia y la infinitud de sus exigencias y empezar a
experimentar una respuesta.
“Sólo si Jesús ha resucitado ha sucedido algo verdaderamente nuevo que cambia el mundo y la
situación del hombre. Entonces Él, Jesús, se convierte en el criterio del que podemos fiarnos”
(Benedicto XVI). La Pascua nos recuerda esto.
COMUNIÓN Y LIBERACIÓN