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Heidegger y el Humanismo
JOSÉ LUIS MOLINUEVO
Universidad de Salamanca
puesta, para que pueda en la verdad del sar para el hombre», y que para que los
Ser aparecer el ente en cuanto tal. El contemporáneos podamos estar en la
hombre ya no es «el Señor del ente», dimensión de la verdad del Ser, es neo
sino «el pastor del Ser». El quehacer cesario poner antes en claro en qué me-
del pensar consiste, pues, en traer a len- dida al hombre le importa el Ser y en
guaje el Ser, y de este modo el lengua- qué medida éste le reclama.
je es «la casa del Sen. Vattimo ha señalado a la Carta sobre
El «es gibt Sein» de Heidegger no el Humanismo corno «el escrito que
quiere expresar una facticidad, sino la inaugura la conciencia contemporánea
identidad de lo mismo en la donación de la crisis del Humanismo». Esa cri-
que crea el lugar de lo abierto, de su sis es la misma que la de la metafísica,
verdad, y de su ocultación en el olvido ya que consiste tanto en la caída del su-
de la metafísica. El darse del Ser abre jeto como «autoconciencia» como la de
una historia como destino, en la que su fundamento, el ser-presencia. Hei-
acontece el pensar del Ser, es decir, la degger habría intentado pensar el Ser
ek-sistencia humana. El hombre no crea más allá de las relaciones entre .sujeto
la historia, ni decide sobre ella, sólo le y objeto, de fundamento que no se di-
compete preguntarse si su esencia está ferencia de lo fundado, en una nueva di-
adecuada a su destino. El pensar esen- mensión del tiempo. Y en ese intento,
cial es el intento de corresponder a esa después de la inflexión que significa
donación. No tiene un carácter activo la «Kehre», es capital, para él. y toda-
en el sentido de efectividad y sus resul- vía más para Vattimo, la influencia de
tados son inciertos. Nietzsche. Porque, en un primer mo-
Se ha subrayado el componente teo- mento, Vattimo interpreta a Nietzsche
lógico del pensamiento de Heidegger. a través de Heidegger y posteriormen-
a pesar de que él confina a la teología te a Heidegger a través de Nietzsche.
dentro de las ciencias, por tratar de un Esto significa algo más que una cues-
ente, Dios; también se ha detectado una tión de hermenéutica tradicional. por-
difusa religiosidad que va desde el de- que va a propiciar las dos salidas que
sencanto epocal, la ética protestante, al propone a su crítica de la modernidad.
tono enfático y la tradición predicado- Así, Nietzsche habría conectado la cri-
ra de los grandes idealistas alemanes sis del Humanismo con la muerte de
(Fichte); y, más recientemente, entre no- Dios, el fundamento al que se sujeta el
sotros, se estima una cierta devoción sujeto, por lo que «es también el primer
«mariana» en la «piedad del pensa- pensador radical no humanista de
miento», propia de las gentes sencillas nuestra época». Aunque es cierto que
e ignorantes, los «pastores» por ejem- esto queda matizado en Vattimo cuan-
plo, no los torturados y retorcidos me- do la voluntad de poder ve también la
tafísicos; de este modo, el tiempo ek- presencia del Humanismo, en forma de
stático se convertiría en un eterno mayo metafísica consumada.
en el que el pensador ofrece los juegos Pero si Vattimo está de acuerdo en el
florales del lenguaje al Ser. análisis de la modernidad como época
del sujeto en sentido «fuerte», yen la
'" '" '" que lo moderno se convierte en valor (lo
nuevo como valor, el valor de lo nue-
Afirma Heidegger que «todavía espe- vo), las diferencias empiezan anotarse
ra el Ser que él mismo sea digno de pen- cuando se plantea la pregunta de qué
toria con la anterior. Advierte que en timonio, Reconoce que en esa obra el
Gadamer se vuelve otra vez a la «enfer- sujeto podía ser auténtico porque la
medad histórica» que ya denunciara iniciativa radicaba en él mismo, depen-
Nietzsche, y que no es otra que el exce- día de él. Bastaba con apartarse del
so de conciencia histórica que lastra la «man» para que pudiera ser auténti-
vida, la separación entre saber y hacer, co. Pero Vattimo está interesado ahora
entre teoría y praxis. De este modo, y en acentuar el carácter de historicidad
junto con la propuesta ya apuntada an- de la decisión: sólo es posible vivir
tes de una experiencia estética y retó- auténticamente si el mundo es cam-
rica, Vattimo se siente insatisfecho con biado, no si uno se aparta del mundo.
los acentos fatalistas del último Heideg- Estas observaciones de Vattimo tie-
ger, de la impotencia del hombre fren- nen dos consecuencias importantes: so-
te al Ser y la acción. Parece reivindicar bre cómo valora el compromiso políti-
el que, tras la disolución de la historia co de Heidegger en relación con la
en la multiplicidad de los horizontes de «Kehre» y, más en general, qué sentido
sentido, haya la posibilidad de funda- tiene hoy hablar de compromiso, o
mentar a partir de ello también la «pre- cómo debe entenderse esa posibilidad
ferencia» y la « decisión" históricas, y, de cambiar el mundo.
en definitiva, de «cambiar las circuns- Vattimo une la interpretación «ínter-
tancias". no quedándose en un papel de na» de la «Kehre» (producida por las
vagabundeo esteticista, o en el lamen- propias necesidades ontológicas del
to impotente y nostálgico frente a lo que pensamiento, no habría entonces frac-
sucede alrededor. tura) y la «externa» (habría una ruptu-
El problema que se plantea en la ra con las líneas maestras de Ser y
propuesta de Vattimo es quién y cómo Tiempo, ligada a su compromiso polí-
llevará a cabo esa tarea de unión en- tico con el nazismo). Pretende así con-
tre teoría y praxis, una vez consuma- ciliar la autointerpretación de Heideg-
da la crisis de la modernidad. Vattimo ger con las críticas de Lukács, Loewith
no renuncia a la idea de sujeto, ha- y Adorno. Según ello, Heidegger habría
bla de construir un nuevo sujeto, des- continuado su crítica primera al tras-
pués de haber sometido a una «cura cendentalismo del sujeto (en sus versio-
de adelgazamiento» al que nos legaron nes fenomenológica y neokantiana) con
de la modernidad. Este sujeto «depo- el análisis de su fundamento, el ocaso
tenciado» es una de las consecuencias del individuo burgués-cristiano, indi-
primeras que saca de su lectura de la cando que, en la sociedad e historia ac-
Carta sobre el Humanismo de Heideg- tuales, el tema exige un nuevo ámbito
ger. Ahí encuentra expuesta la crisis de tratamiento, puesto de manifiesto en
definitiva del sujeto burgués-cristiano, una investigación más originaria del
el «ocaso del rol hegemónico de la lenguaje: es el ámbito del destino o del
conciencia» tanto respecto al sujeto, Ser, de unos poderes e instancias supra-
como a su acción en la historia y la personales frente a las cuales se en-
sociedad. Por eso, observa también, cuentra impotente el individuo.
que a partir de Ser y Tiempo van de- El haber reconocido esto significaría
sapareciendo en Heidegger nociones el verdadero sentido y mérito del «giro»
emparentadas con el exístencialismo, heideggeriano. Aunque todavía encuen-
tales como las de angustia y, sobre tra en él restos de pensamiento metafí-
todo, autenticidad, que asimila a tes- sico, que le impiden concebir que, des-
para que todos tuvieran algo: religión, La última fase de la Teoría Crítica,
liberalismo, socialismo, ciencia y lite- tanto en la mística judía de Horkhei-
ratura, en un trasfondo ontológico exis- mer como en la estética de la trascen-
tencialista. A este tema era muy sensi- dencia de Adorno, tiene indudables, y
ble Horkheímer, pero particularmente para algunos indeseables, puntos en co-
a partir de los años cincuenta. Porque mún con Heidegger. La colaboración
ya no hace una lectura del liberalismo que no fue posible en vida, por la dis-
exclusivamente en términos económi- tancia y la crítica, se realiza ya a tra-
cos, y, por otra parte, no tiene inconve- vés de los mediadores. Por eso, la suge-
niente en declarar «ya no somos mar- rencia de Vattimo es aceptada por
xistas». La recuperación tiene lugar por aquéllos que ven una línea truncada a
el contraste crítico con los ideales cul- partir de la formulación de la Teoría
turales de la tradición liberal burgue- Crítica, y que pudo ser retomada en El
sa. El idealismo mantendría como ele- principio de esperanza de Bloch. No
mento válido la protesta que recorre obstante, me parece que más allá de la
sus creaciones frente a la injusticia de coincidencia en determinados análisis
lo existente. Pero habría también que filosóficos, fruto de un compartido
salvar al individuo, ya no desde una neoidealismo, hay una diferencia entre
perspectiva de clase, sino desde el mo- la Teoría Crítica y Heidegger. Diferen-
tor reformista de los ideales neoilustra- cia que, por utilizar la conocida expre-
dos. A la petición de que cuando se ha- sión de Aranguren, podríamos denomi-
ble de libertad, hay que precisar de qué nar de «talante». Heidegger ha insistido
libertad se está hablando, para no caer en ello a raíz de sus interpretaciones de
en una utopía estéril y, a la postre, con- Nietzsche, y constituye uno de los ele-
formista, se une la necesidad en Hork- mentos más significativos de la «Kehre»
heimer de darle una cierta fundamen- y de la polémica en torno al Humanis-
tación en la nostalgia y anhelo de una mo: se trata de colocarse ante la «deci-
religión, un Dios, encarnación de la so- sión» de por el hombre o por el Ser.
ciedad justa. El Humanismo permane- Cuando se intenta una reformulación
cería como análisis de lo inhumano en de la Teoría Crítica, que tenga en cuen-
una sociedad injusta, como «negación ta la mediación social e histórica de los
determinada», pero no como escepticis- años sesenta y comienzos de los seten-
mo o glorificación respecto a las posi- ta, ¿sigue siendo válida la convicción de
bilidades de lo humano, sino como de- Horkheimer en 1938: "o bien desen-
seo de algo mejor y distinto, como mascara la situación histórica o no con-
solidaridad en el sufrimiento y en la cierne sino a los epígonos amantes de
búsqueda de una sociedad más racio- la belleza»?
nal y menos planificada.