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La Filosofía Práctica de Vaz Ferreira y los

Modos de Producción y Reproducción Actual de


Conocimientos en Uruguay

Autor:

Ruben Tani

1) ¿Por qué Vaz Ferreira?

En este trabajo trataremos de destacar conceptos de Vaz Ferreira que


nos permiten reflexionar de manera crítica sobre nuestra práctica docente, así
como, abordar los problemas de la enseñanza de grado universitaria y de la
formación docente actual (Vaz Ferreira, I:142, XVII:98 y XIV:289) 1. Respecto a
la labor crítica que este autor uruguayo ha realizado sobre nuestras
instituciones y nuestras prácticas culturales y educativas queremos destacar
los siguientes aspectos:
a) La relevancia social que le otorga al lenguaje como instrumento que
permitiría una comunicación razonable 2 si evitamos la incidencia negativa de
las falacias.
b) La argumentación como expresión de un acto propio de reflexión oral o
escrita en contextos institucionales.
c) Que la capacidad de argumentar y reflexionar no es innata, se aprende
mediante una práctica que consiste en exponer y comentar los argumentos de
diferentes autores basándonos en la lectura de sus textos.
d) Que nos previene de caer en un protagonismo monológico que nos
impide crear un espacio dialógico de reflexión teórica en el que aquellos que
estudian y, no sólo a quienes enseñan, puedan tener un rol activo.
Vaz Ferreira nos sugiere que el aprender a aprender en forma crítica no
se adquiere realizando cursos de actualización promovidos por la razón
instrumental educativa, producto de un “aparato de Estado” que desconoce su
propio habitus y, que por lo tanto, cree que su misión pedagógica y su discurso
son autónomos de las prácticas institucionales e ideológicas que lo re-
producen.
Estamos convencidos que el concepto de Vaz Ferreira sobre la
“formación fermental” nos permitiría comenzar a educar para ser civilizadores y

1
Las Obras de Vaz Ferreira editadas en el Homenaje de la Cámara de
Representantes, se citarán en números romanos (tomo) y las páginas en arábigos.
2
En referencia al concepto de “lógica de las discusiones”, una contribución original de
Vaz Ferreira, nos ha sido de enorme utilidad la lectura de la tesis de maestría de María Gracia
Núñez: “Aproximaciones a la «Lógica de las discusiones» de Carlos Vaz Ferreira” (FHCE,
2007).
no sólo civilizados por autores que desconocen nuestra realidad. Por esta
razón, sin ser “localistas”, nos basamos en la teoría y la práctica de este autor
uruguayo y no en autores extranjeros, pero evitando caer en la falsa oposición,
que el mismo Vaz Ferreira menciona, consistente en ser unilateralmente y
exclusivamente o bien teóricos “transplantadores” que reproducen lo que otros
piensan o bien teóricos localistas (Vaz Ferreira, XXI:199).

2) La experiencia teórica e institucional de Vaz Ferreira

En nuestra experiencia coincidimos con las consideraciones previas de


Moral para Intelectuales, en las que Vaz Ferreira afirma que la enseñanza, por
sí sola, no es suficiente para crear sentimientos morales, si bien puede, en
cambio, “enseñarnos a hacer un mejor uso de los que ya existen en nosotros”.
(Vaz Ferreira, III:20). En la tarea de enseñar tenemos en cuenta que (a) los
individuos no ingresan y no egresan a las instituciones educativas en las
mismas condiciones (Vaz Ferreira, XVII:139), (b) que el proceso educativo
debe procurar la igualdad, al reconocimiento de las diferentes características
cognitivas y sociales, a la autonomía y a la libertad de las personas y (c) la
enseñanza debe atender dos fines: uno organizante, tendiente a un minimun
para todos; y otro, estimulante, fermental, para dar a cada uno su máximun,
para motivar a cada individuo a llegar hasta donde desee llegar. (Vaz Ferreira,
XIV:161-162), (Tani, 1989).
Para cumplir con esta exigencia en Estudios Pedagógicos, Vaz Ferreira
plantea las ideas directrices que son fundamentales para comprender su
pensamiento filosófico y pedagógico, éstas le permiten formular un modo de
proceder que procura desarrollar lo que Vigotski dio en llamar “zona proximal”.
El procedimiento que propone es integral y graduado y da cuenta de las
prácticas lingüísticas y no-lingüísticas que conforman el proceso educativo:
didácticas, reglamentarias, evaluativas y cognitivas. En síntesis Vaz Ferreira
propone:
1) Evitar el exclusivismo pedagógico, de un método, un sistema, un autor,
una corriente, un modo de evaluar (Vaz Ferreira, XVII:211 y XXI:436-8).
2) Tener en cuenta los “múltiples” estilos cognitivos y tipos de memoria:
verbo-motores, visuales y kinésicos (Vaz Ferreira, XXI:141-142 y XXV:118),
(Tani,1985).
3) Hacer recordar, entender y descubrir (Vaz Ferreira, XVII:222).
4) Cumplir no sólo con los contenidos “reglados” del programa sino con la
lectura fermental de los textos (Vaz Ferreira, XIV:72).
5) Oponer al mínimo de exigencia selectiva del programa rutinario el
máximo de posibilidades de sugerencias de lecturas (Vaz Ferreira, XIII:101 y
132).
6) Preocuparse en cómo se lee y cómo se escribe (Vaz Ferreira, XIV:162).
Estas exigencias aseguran a todos los individuos un mínimun de
opciones en el punto de partida que garantice iguales posibilidades formales
abiertas a las distintas capacidades, según Vaz Ferreira, nos sugiere medidas
de discriminación positiva y modificaciones en el orden social existente, por
ejemplo, en lo concerniente a la herencia y a la propiedad de la tierra. En el
ámbito pedagógico, en cambio, demanda un ordenamiento graduado y por lo
tanto racional, de las condiciones institucionales que reglamentan los
programas y los exámenes de acuerdo a: “la diferencia entre los
temperamentos individuales, el hecho de que hay grandes diferencias en la
memoria, en la imaginación, en la ideación, etc.” (Vaz Ferreira, XXI:141).
De este modo, se aplica el concepto de “graduación” en el orden
institucional y reglamentario, fundamental para respetar y evaluar las
capacidades de cada individuo. Si bien, al sistema educativo le corresponde
universalizar y organizar, también debe estimular la creatividad individual y
permitir la capacidad "fermental" como un aspecto constituyente del sujeto y de
la libertad de los individuos.
Además de responder a estas sugerencias teóricas, pedagógicas e
institucionales de Vaz Ferreira nuestro trabajo pedagógico se ha centrado en
conceptos que Vaz Ferreira expone en Lógica Viva, sobre la importancia social
del lenguaje y la relación entre el pensamiento como actividad y la
argumentación, la lectura y la escritura. Sin embargo, estos conceptos están
presentes en todos sus escritos pedagógicos cuando analiza y critica el efecto
negativo de las falacias, productos del pensamiento a-crítico y esquemático,
formas de pensar que resultan negativas al objetivo que se propone Vaz
Ferreira de enseñar a pensar, sentir y actuar con sinceridad (Ardao, 1961:62).

3) La importancia social del lenguaje

Creemos que en Lógica Viva, Vaz Ferreira postula que la “realidad”


social consiste en un conjunto de “hechos” producidos e interpretados por
seres humanos en un proceso institucional continuo y complejo. Existen
diferentes interpretaciones de los sucesos institucionales que plantean
cuestiones normativas que en general no admiten una única solución sino más
bien una búsqueda de consenso. De allí, se deduce el interés que dedica Vaz
Ferreira al estudio de las falacias referidas a las cuestiones normativas y su
insistencia acerca de que pensar es una actividad que consiste en graduar
nuestras creencias, nuestros esquemas, para comprender diferentes
perspectivas o “planos mentales” que expresen sus opiniones sobre los
“mismos” hechos, tanto en las discusiones orales como en los argumentos
escritos. En cambio, es una característica del pensamiento esquemático
establecer cristalizaciones teóricas a partir de falsas oposiciones,
generalizaciones, precisiones, etc. Las falacias que estudia Vaz Ferreira no son
meros ejemplos de errores técnicos en la formulación de un razonamiento y por
lo tanto no representan una contribución destinada a enriquecer una lista de
falacias retóricas. Forman parte de una crítica general a los usos del lenguaje y
a formas esquemáticas de pensar empleadas tanto por intelectuales como por
personas comunes, como lo demuestra en Lógica Viva y en otros textos (Vaz
Ferreira, XVII:221), cuando analiza ejemplos tomados en diferentes ámbitos de
la experiencia cotidiana:
(1) La “falacia pedagógica” se basa en la creencia de que "a tal edad
aparece tal facultad” lo que conduce a muchos educadores a suponer que, si
un ejercicio pone en acción una facultad psicológica, entonces, ese ejercicio
desarrolla esa facultad (Vaz Ferreira, XVII:20). La falacia reside en el carácter
general que se le da a ciertas hipótesis realizando una falsa generalización,
exagerando las consecuencias de una experiencia particular, además no se
tienen en cuenta, las consecuencias pedagógicas a largo plazo del ejercicio en
cuestión ni se consideran una pluralidad de causas y una multiplicidad de
efectos3. Vaz Ferreira sostiene: “No basta evidenciar que un ejercicio pone en
acción una facultad determinada, para probar que la educa y desarrolla, si por
ello hemos de comprender algo más que la simple disposición para repetir el
mismo ejercicio realizado” (Vaz Ferreira, XVII: 24).
(2) El caso de la mesa examinadora de un idioma donde los
examinadores, para determinar su juicio, van anotando, a medida que se
desarrolla el examen, las faltas en que incurre el alumno, clasificándolas según
su naturaleza: faltas de pronunciación, faltas de traducción, faltas de ortografía,
etc. Después, para discernir la nota, apelan a una especie de contabilidad:
cada falta de traducción valía, supongamos, por dos faltas de ortografía, y por
cuatro faltas de pronunciación; el estudiante que no llegara a un promedio de
faltas, debía ser aprobado; el que pasara de ese promedio, reprobado; y hasta
había alguna relación entre el número de faltas y las notas que le discernían.
“En esto veían aquellos examinadores un modo de dar mayor precisión y
justicia a sus fallos, y de evitar las discusiones tan frecuentes en estos actos”
(Vaz Ferreira, V:115).
(3) La defensa que realizan los profesores del sistema anual de examen.
Vaz Ferreira prefiere el “régimen del juicio del profesor en clase” al “sistema
anual de exámenes” porque considera que los exámenes son un dato
sumamente incierto y dudoso, con respecto a la capacidad o conocimientos del
alumno; “en el juicio sobre ese acto azaroso, se cometen los mayores errores”.
El sofisma se produce cuando uno de sus interlocutores le responde: “es cierto:
en el examen hay eso; pero en el régimen de juicio en la clase, siempre queda
algo al azar; no se suprime del todo el mal: por consiguiente... etc.”. Se razona
pensado que como no se puede suprimir en absoluto el mal, mejor es no hacer
nada, lo cual constituye un error muy común y funesto. Vaz Ferreira sostiene
que “aunque no se suprima un mal siempre es bueno atenuarlo” (Vaz Ferreira,
IV:171).
(4) La Pedagogía del doctor Berra que presenta la Pedagogía reducida a
un número fijo de leyes claras y precisas, que puede enumerarse y ponerse en

3
Vaz Ferreira afirma: “También se le ocurrió a Rousseau que hay en el niño edades
absolutamente separadas, en cada una de las cuales han de cultivarse facultades diferentes:
Así, hasta los doce años, sólo han de educarse en el niño los sentidos (además del ejercicio
físico). De los doce a los quince años, se educará la inteligencia; y de los quince a los veinte el
sentimiento.” Posteriormente, anota que autores modernos como el Dr. Philips sostiene que
“en el desarrollo del niño hay tres períodos: en el primero, que llega hasta la primera dentición,
sólo aprende a coordinar movimientos; en el segundo período, que es el de la segunda
dentición, el niño coordina imágenes; en el tercero, de los doce años a la pubertad, coordina
ideas”. Vaz Ferreira se pregunta “¿No han tenido ideas antes?” Y agrega “Y nos preguntamos
si quienes escriben semejantes cosas en sus libros han tenido hijos o han conversado media
hora con un niño...”(Vaz Ferreira, XXIII:24-25).
orden, y que son susceptibles de ser aplicadas deductivamente con un
resultado infalible (Vaz Ferreira, XVII:187). Afirma que se trata de un caso de
falsa precisión, ilusoriamente simplista en tanto no pueden distinguirse tan
claramente las facultades unas de otras, ni los métodos unos de otros; “ni la
marcha real y efectiva que el espíritu sigue de hecho en la adquisición de los
conocimientos, puede esquematizarse de tal manera; ni, sobre todo, es posible
llegar hasta contar las clases de objetos conocibles, los métodos para conocer”
(Vaz Ferreira, IV:114).
Vaz Ferreira afirma en Lógica viva que la pedagogía ofrece numerosos
ejemplos de falacias de falsa oposición, de falsa sistematización, falsa
precisión, etc. (Vaz Ferreira, XXI:35 y XXIII:22). Dedica su atención a los
efectos que tiene el pensamiento esquemático en la cuestión educativa porque
cree que éste no permite graduar nuestra creencia ya que (a) reduce los
matices de la interpretación de los textos limitando la consideración de sus
efectos pedagógicos, (b) limita la consideración de otras opiniones, formas de
valorar y actuar diferentes de las nuestras4. Las ideas directrices que postula
son coherentes con su creencia filosófica de que la significación de los textos
es compleja y que el lenguaje y el pensamiento no la agotan. De allí, la
importancia de los conceptos de “penetrabilidad” y de “escalonamiento”,
asociados al concepto de “gradación” que permite referirnos al proceso de
aprender a pensar mediante el proceso de interpretación y comprensión de
textos “parcialmente inteligibles”. Por esta razón recomienda la lectura de
textos que no hayan sido simplificados y en el caso de que los textos se
adapten a la edad de los jóvenes y los textos originales se reduzcan en
extensión y se simplifiquen siempre exigirán una interpretación.
El concepto de pensar en forma graduada propuesto en las ideas
directrices se aplica tanto a las discusiones orales como escritas y por lo tanto
resulta de fundamental importancia para entender el concepto de interpretación
de Vaz Ferreira. Dicha interpretación supone un proceso hermenéutico que
partiendo de la lectura literal de un texto se propone lograr la comprensión de
los argumentos, de los significados implícitos pero no ocultos y de los efectos
que el pensamiento que leemos ejerce sobre nuestras creencias. Esta idea nos
permite considerar que en este proceso no existe diferencia entre la lectura, la
interpretación y el acto de pensar (Vaz Ferreira, XVII:53 y XXI:153-154).

3) Las consecuencias concretas de las falacias: la lectura y la


escritura peptonizadas 5

4
Si bien Vaz Ferreira reconoce que los esquemas son herramientas didácticas de
cierta utilidad no los considera adecuados para propiciar un pensamiento crítico y abierto.
Propone, en cambio, la discusión en el aula. (Vaz Ferreira, XIV:274).
5
En “Dos ideas directrices pedagógicas, y su valor respectivo”, Vaz Ferreira se refiere
al “peptonismo” como una forma de simplificación pedagógica excesiva de los textos de lectura
(XVII:87). Considera en tres conferencias o clases, citando y comentando textos, el
exclusivismo pedagógico que opone, por ejemplo, el “hacer descubrir” al “hacer recordar”
(XVII:211), la exageración de una buena idea, comentando textos de Spencer y Le Bon
(XVII:109) y la falsa simplificación o precisión a propósito de la lectura de un libro de Berra
(XVII:187).
Vaz Ferreira entiende que casi toda la enseñanza está afectada de falsa
precisión en tanto los contenidos se conforman en “esquemas simplificados”
(Vaz Ferreira, IV:120). Según Vaz Ferreira, la Filosofía misma y su enseñanza,
ha cometido el error de falsa precisión presentando a la filosofía como
aparentemente precisa; “y además hacerla dogmática” (Vaz Ferreira, XV:79).
Por ejemplo, critica la costumbre de afirmar que existen determinado número
de escuelas: el espiritualismo, el materialismo y el positivismo, cada una con
soluciones para todos los problemas, y a una de las cuales forzosamente ha de
pertenecer todo aquel que estudie filosofía (Vaz Ferreira, XV:82). Su crítica se
centra en que se trata de una concepción estrecha e impropia para comprender
la filosofía en tanto la presenta dividida en un número fijo y limitado de teorías
opuestas e inconciliables lo que termina produciendo intolerancia y
exclusivismo.
Otro ejemplo de error de simplificación en la enseñanza, Vaz Ferreira lo
encuentra cuando se considera que la Metafísica trata solamente problemas
abstractos dejando de lado los problemas “más vitales de todos: los de la
libertad y los del determinismo, el de la existencia de Dios, y el más vital, el
más importante de todos, para nosotros: el de la inmortalidad, el de la
supervivencia de la conciencia” (Vaz Ferreira, XV:71).
Un ejemplo de esta falacia pedagógica la representa el caso del
profesor que en una clase enseñaba la teoría de Hobbes siguiendo el resumen
que de ella hacía un manual. Ocurrió que un estudiante fue al texto original,
leyó la teoría y la expuso en clase; seguidamente el profesor le dijo “ésa no es
la teoría de Hobbes”. “A tal punto lo es –respondió el estudiante– que acabo de
leerla en el mismo Hobbes”. El profesor quedó completamente desconcertado,
pero pronto reaccionó: “Pues, léala en N. Allí está más clara” (Vaz Ferreira,
IV:121).
Lo que Vaz Ferreira deja claro es que, por una parte, el docente
restringe el tratamiento y explicación de la teoría de Hobbes a un manual y,
paralelamente, desestima la iniciativa del alumno que tiene por objetivo adquirir
y compartir conocimientos con sus compañeros.
Para Vaz Ferreira, por el contrario, son fundamentales las instancias
participativas de adquisición de conocimientos y propone valorar positivamente
aquellas conductas del alumno centradas en ampliar su horizonte de
expectativas (educativo, social, político, filosófico) así como los intereses
generados por los temas que el profesor enseña en clase. Asimismo, tiende a
reconocer el desempeño del estudiante realizando lecturas y actividades que
exigen el desarrollo de competencias como: abstraer, interpretar, exponer y
argumentar, en el proceso de interpretación presentado en forma abierta a más
lecturas y opiniones:
En lugar de dejarse creer al estudiante que las cosas son
como las comprende, como se exponen en los textos, debería
impresionarlo tanto como efecto de advertencias expresas y
continuas del profesor, como del espíritu mismo de la enseñanza
que éste diera, una especie de sensación constante de que hay
algo más allá, y de que la realidad es más compleja de lo que se
la hace parecer (Vaz Ferreira, IV:120-121).
Vaz Ferreira critica a toda actitud simplificadora que niega la pluralidad
de interpretaciones considerando que corresponde presentar las teorías en su
justo término y exponiendo la dificultad de las cuestiones que ellas expresan
cuestión que exige un cambio en el “espíritu” de los docentes o encargados en
dictar las clases, Vaz Ferreira considera que:
Y donde se produce muy a menudo una de las formas más
comunes de esos estados de espíritu, inconscientemente
retardatarios, es en las universidades, en las instituciones de
enseñanza, donde se estudia con textos, donde hay clases,
programas, exposiciones, discusiones, exámenes... Los ejercicios
universitarios, y pedagógicos en general, exponer teorías, discutir,
refutar teorías, resolver cuestiones, sostener tesis, producen,
entre otros buenos, dos efectos malos, o, en todo caso, tienden a
producir dos efectos malos: el primero, alejar de la realidad; y, el
segundo, desnaturalizar las mismas teorías, alejando de los libros
originales (Vaz Ferreira, III:163-164).
En oposición a esta actitud simplificadora Vaz Ferreira considera que “la
Filosofía debe ser enseñada con crítica y sinceridad” (Vaz Ferreira, XV:88).
Esto significa que el proceso pedagógico, en primer lugar, demanda una actitud
ética-dialógica que favorezca la adquisición del hábito de reflexión mediante la
expresión sincera de lo que pensamos en una actitud de respeto y búsqueda
del entendimiento entre sujetos diferentes, en segundo lugar, esa actitud es la
que permite crear un espacio de reflexión más adecuado a la acción educativa
fermental que pretende realizar la propuesta educativa de Vaz Ferreira, en la
formación de individuos autónomos e interesados por las cuestiones de interés
colectivo.

5) La reflexión es un hábito que se adquiere mediante una


práctica institucional

La actitud ética dialógica a la que nos referimos resulta fundamental en


la “pedagogía práctica del aula” para crear el ámbito de reflexión activa que
pretende Vaz Ferreira y no un simulacro monológico de tal actividad. De allí se
entiende la importancia que le da Vaz Ferreira a la pertinencia de las
explicaciones, las interrogaciones y las discusiones en clase (Vaz Ferreira,
XIV:274 y XXV:155). En cuanto a la forma y el procedimiento, la explicación de
un tema nuevo no debe ser excesiva para permitir la participación activa del
estudiante, en tanto, la explicación ampliatoria y la explicación aclaratoria,
deben ser breves y ocasionales, resultan útiles si responden a inquietudes de
los estudiantes que siguen el desarrollo del tema (Vaz Ferreira, XIV:244).
De acuerdo a estas sugerencias, si nos ceñimos a la enseñanza de la
Filosofía del Lenguaje, las explicaciones se emplean solamente en forma
accesoria, pero sin suprimirlas totalmente, porque permiten: (a) aclarar y
ampliar la lectura de un texto, (b) relacionar un tema tratado por un autor, con
otras obras suyas y la de otros autores, dando una visión general de las
grandes líneas de la materia, por último (c), “hacer útil e interesante la
enseñanza”, introduciendo teorías, desarrollos y aplicaciones.
Las exposiciones y las explicaciones que se realizan en forma oral
tienen por finalidad facilitar a los estudiantes la comprensión de un texto
propuesto y permitirles elaborar una mejor exposición y argumentación por
escrito de los comentarios que se les propone como tarea. En consecuencia,
en primer lugar, hemos tratado de evitar hacer ostensión de erudición y dedicar
extensas explicaciones a cuestiones de detalle y temas aislados, para no dejar
librada “a la inteligencia del estudiante las grandes vistas del conjunto, que son
tan difíciles para una inteligencia no familiarizada con el espíritu de la
asignatura”, y por lo tanto, no consideramos que las explicaciones ampliatorias,
sean elementales, fáciles e innecesarias (Vaz Ferreira, XXV:157-158). En
segundo lugar, tratamos de no exigir a la memoria de los estudiantes un
“esfuerzo antinatural” reproduciendo nuestras exposiciones orales, que aunque
nos parezcan muy importantes, su finalidad es la de ayudar a comprender los
textos que se les propone leer. Si evitamos hacer ostensión de erudición
mediante explicaciones demasiado extensas, podremos dedicarnos a motivar
la participación y la reflexión, Vaz Ferreira sostiene que plantear cuestiones a
discusión y a su argumentación en conjunto permite:
...extirpar desde el principio cierta vanidad y ciertas
aficiones oratorias que hacen que los estudiantes se abstengan
de responder cuando no han estudiado perfectamente el punto;
muchas veces una respuesta incompleta es más útil a la clase,
por las aclaraciones y explicaciones que suscita, que una
disertación bien hecha. (Vaz Ferreira, XXV:159 y 162).
Para aprender a graduar la creencia y para superar posiciones
unilaterales, es útil, proponer a los estudiantes, una discusión abierta sobre
teorías opuestas para llegar a conceptos y cuestiones fundamentales,
criticando los argumentos favorables a la propia tesis y reflexionado sobre los
argumentos contrarios. Así, sostiene:
La discusión racionalmente entendida empieza por
examinar los argumentos que militan en pro y en contra de una
teoría, para pronunciarse al fin sobre la teoría misma. Las
discusiones en clase, como los ejercicios de los escolásticos y de
los sofistas, invierten todo esto: se parte de una tesis impuesta
por el catedrático o adoptada ligeramente con la preparación
deficiente de las aulas, y se emprende después la tarea de refutar
sistemáticamente todos los argumentos contrarios. No
impunemente se someten las inteligencias a estos ejercicios
artificiales, que acaban por destruir el respeto por la verdad y la
lógica, y por desarrollar, al mismo tiempo que la vanidad, hábitos
funestos de exclusivismo y de ligereza superficial en el examen de
las cuestiones (Vaz Ferreira, XXV:161).
Estamos convencidos que para Vaz Ferreira la argumentación, oral o
escrita, es un procedimiento que nos permite graduar nuestras creencias con el
fin de evitar caer en las “falacias de pensamiento”. Un procedimiento
característico de la discusión filosófica que “exige siempre la reflexión y el
reposo” y pone distancia de la exposición oral que obliga, muchas veces, a la
improvisación. (Vaz Ferreira, XXV:162). En todo caso las discusiones que se
proponen deben “desarrollar hábitos de raciocinio” y fomentar el hábito de
ejercitar las facultades lógicas por medio del intercambio de opiniones y
objeciones que se deben proponer los alumnos (Vaz Ferreira, XXV:162). Vaz
Ferreira considera que la argumentación no es sólo un tema a estudiar en
forma teórica, es una práctica dialógica que permite tanto la exposición teórica
de la disciplina como enseñar la práctica de la filosofía “por medio de ejercicios”
orales o mediante el análisis de los argumentos de un texto, por ejemplo, los
ejercicios que propone en Lógica Viva.
Quizá no exista una diferencia fundamental, sólo de grado entre la
enseñanza de la filosofía y su ejercicio profesional, ya que siempre se trata de
evitar actitudes unilaterales, exclusivismos e improvisaciones. De allí surge la
importancia de concebir la educación como un proceso gradual y continuo
sujeto a cambios de posiciones y de opiniones:
Lo esencial es que el efecto del aprendizaje de la filosofía
es tan complejo como amplio e irremplazable: (...) Enseñar a
graduar la creencia, y a distinguir lo que se sabe y se comprende
bien, y de lo que se ignora (enseñar a ignorar, si esto se toma sin
paradoja, es tan importante como enseñar a saber) (Vaz Ferreira,
XV:76).
La voluntad de centrar la enseñanza de la filosofía alrededor de
problemas y de insistir en las dificultades connaturales a los mismos, le llevan a
afirmar que la enseñanza de la filosofía debe hacer tocar la dificultad de los
problemas:
¿Qué hacer y cómo hacer? En el fondo, es sencillo:
enseñar los sistemas, y, más y mejor todavía que los sistemas,
las tendencias generales. Enseñarlas con simpatía y con amplitud
(aquí menos que nunca entrar en detalles escolásticos y
mnemónicos). Decimos los sistemas y las tendencias, porque se
deben enseñar, no diremos todos, pero sí los principales, para
que el espíritu no se exclusivice; si la mente ha de llegar alguna
vez a la convicción o a la creencia, o simplemente inclinarse a
favor de tal o cual tendencia, no debe ser por desconocimiento de
las otras, sino por elección, o, mejor todavía, por reacción mutua
de ellas, sin que esa convicción deba buscarse, ni menos
forzarse, como un fin: podrá ella ser un resultado final de la
evolución individual de cada pensamiento. (Vaz Ferreira, XV:85).
Estas consideraciones sobre el papel de la exposición y de la
argumentación como prácticas de “raciocinio” en el aula nos han servido como
guía para intentar crear un espacio de reflexión en la enseñanza de grado, con
el fin de evitar la rigidez prematura de los espíritus jóvenes; aprendiendo a
discutir examinando los hechos y los argumentos en cuestión; a pensar y
escribir con el objeto de llegar a una aproximación de la verdad parcial. (Vaz
Ferreira, XV:86).

6) Vaz y Pink Floyd: “hay que evitar que el espíritu acabe en un


muro...” (Vaz Ferreira, XIV:82)
Hemos expuesto que en nuestra práctica de aula hemos coincidido con
Vaz Ferreira en aspectos teóricos y prácticos, porque consideramos que sus
aportes nos ayudan a crear una de “zona de desarrollo próximo” que nos
permita evaluar el grado de recepción que realizan los estudiantes de las
explicaciones y de las lecturas que realizamos, y evitar la interferencia que
puede crear nuestro protagonismo (Vaz Ferreira, XVII:135). Para crear una
zona de desarrollo próximo hemos considerado que es necesario crear un
espacio de reflexión fermental basado en las “dos ideas directrices” de Vaz
Ferreira, que se dan en forma simultánea: el docente debe graduar (escalonar)
las explicaciones, las exposiciones y las relaciones que establece entre
autores, temas y textos “parcialmente legibles” (penetrables) tratados en un
proceso que tiene en cuenta:
(a) el grado de comprensión de los textos por parte de los estudiantes
mediante una práctica hermenéutica que se propone “comprender no la
expresión sino lo expresado; lo cual supone un proceso reconstructivo.
Comprender no el lenguaje, sino por medio del lenguaje o a propósito del
lenguaje” (Vaz Ferreira, XII:115),
(b) que la forma corriente de escribir en forma lineal no es suficiente para
expresar “la complejidad del pensamiento” y se necesitarían más recursos
tipográficos, además del paréntesis, coma, guión, etc., como por ejemplo,
utilizar un pentagrama (Vaz Ferreira, XX:379), (Tani, 1985,1991,1992).
(c) (c) que los efectos que producen la lectura y la interpretación se
desarrollan en el tiempo y no respetan un orden causal (Vaz Ferreira, XIV:127).
Lo importa es “el hecho de la lectura; no del efecto producido, que podrá ser,
en cada caso, más o menos grande, y distinto; y que no se presta a contralor”
(Vaz Ferreira, XIV:100). (Itálicas de Vaz Ferreira).
Basados en las ideas directrices y sus consecuencias, coincidimos con
la crítica que realiza Vaz Ferreira al modo de contralor y evaluación de lo
“parcialmente legible” que se pretende ejercer mediante la modalidad de
examen realizada en circunstancias poco propicias para la reflexión (Vaz
Ferreira, XIII:169). Modalidad de contralor del conocimiento que según Vaz
Ferreira no tiene en cuenta el estado psicológico de los examinados, qué se
pretende evaluar y a la tensión que genera dicho acto antipático entre todos los
participantes (Vaz Ferreira, I:172 en nota al pie de página; XIII:169; XV:131,161
y 195; XXI:503), ya que en estos casos de evaluación, considera que “nadie
tiene la obligación de encontrar qué decir sobre cualquier tema que se le
presente”. (Vaz Ferreira, XXI:503).
Estamos de acuerdo con Vaz sobre la inconveniencia de guiarse por
programas definitivos y fijos, pues, niegan el carácter fermental que deben
tener los programas de enseñanza cuyos contenidos no deberían estar
contraloreados sólo por el “examen final” (Vaz Ferreira, XIV: 201).
La crítica de Vaz Ferreira se fundamenta, en primer lugar, en que el
“examinismo” es un exclusivismo pedagógico, que muchas veces no tiene en
cuenta la actuación del alumno y no da lugar al desarrollo de una
argumentación más sofisticada que la mera exposición de datos que exige el
contralor puntual de conocimientos, de temas y de autores. En segundo lugar,
este exclusivismo de falsa oposición, atenta contra el “enseñancismo” que él
promueve, fomentando la lectura atenta de textos de autores y creando un
espacio de reflexión fermental. Sólo en este espacio es posible hacer que un
libro sea fermental, cuyo texto parcialmente inteligible al comienzo se hace
penetrable mediante un proceso de lectura y de reflexión en clase, un proceso
que no se limite a la perspectiva futura de una prueba de contralor. En este
espacio, se pretende que los estudiantes no solamente “estudien” los textos
seleccionados con un propósito, sino que los lean.6
En este sentido entendemos su crítica a la actitud “examinista” basada
en una concepción bancaria y no hermenéutica del aprendizaje, que pretende
“creer que lo enseñable y lo examinable son lo mismo: que debe examinarse
todo lo que debe enseñarse, y que sólo debe enseñarse lo que debe
examinarse” (Vaz Ferreira, XIV:203). Entiende que la educación realizada
mediante la lectura y el comentario de textos es un proceso continuo y
cualitativo que alterna la parcialmente inteligible con lo “completamente
comprendido” (Vaz Ferreira, XV:70).
Compartimos la profunda convicción con que Vaz Ferreira fundamenta la
importancia de las lecturas fermentales de libros “que pueden hacerse en una
clase especial siempre que no se parta de que todo eso es para recordar, para
retenerlo en sí, de que todo es para examinarlo” (Vaz Ferreira, XIII:165-166;
XIV:222; XVI:129), con el fin de que a partir de la lectura podamos entender,
reflexionar, trabajar y practicar en grupo (Vaz Ferreira, XIII:89). Apoyamos su
idea de crear un curso de lecturas creativas (Vaz Ferreira, XIV:102) a partir de
textos que no presenten el pensamiento de un autor resumido o esquematizado
(Vaz Ferreira, XVI:120; XVII:53) y que por lo tanto, promuevan el hábito de
reflexionar a partir de una trabajo de interpretación que no se conforma con
realizar un esquema sumario del pensamiento de un autor. La creación de una
“clase especial” de lecturas, según Vaz Ferreira se justifica porque constata un
vacío, en general no se promueven hábitos intelectuales, ni se enseña a los
estudiantes a estudiar, a leer, a reflexionar sobre la lectura, a utilizar la
escritura, es decir, los que llama “procedimientos prácticos” para conservar
dicha reflexión: resúmenes, fichas, etc., es decir, contribuir a generar el hábito
de redacción y composición (Vaz Ferreira, XIV:162; XXI:497; XXV:159). El
“aula de lectura” que propone consiste en “hacer leer obras”, escuchar música
y observar pinturas, sin examen en cada caso y de asistencia facultativa (Vaz
Ferreira, XXIV:103-109). En todo caso propone un contralor de las lecturas
realizadas en clase y fuera de ella (Vaz Ferreira, XIV:100).
La utopía de Vaz Ferreira consistió en lograr que dentro del sistema
educativo, un programa mínimo de enseñanza reglada no le impidiera la
creación de lo que ha llamado “su” aula de lectura fermental. Vaz Ferreira se
refiere a su experiencia en “el aula de lectura” que practicó en su cátedra de
conferencias en la Facultad de Humanidades, que contó con una concurrencia
asidua y constante a pesar de no ser obligatoria la asistencia. Luego de una
experiencia de lecturas realizadas durante cuatro años, enumera los autores y

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Cuando Vaz Ferreira se interesa por la enseñanza de los idiomas vivos, sostiene que,
además de la gramática, hay que preguntarse para qué, a quién, dónde, y en qué condiciones
se enseña. Para obtener un fin dado, no es forzoso que haya un método único y mejor que los
demás; en tal caso habrá varios métodos buenos o aceptables, que serán aplicados según el
fin práctico que se busca. A propósito de esto afirma: Cabría una preparación para todo lo que
puede surgir: empleos posibles, conversación con extranjeros, viajes, etc.; segundo, facilidades
para cultura general y literario-científica. (Vaz Ferreira, XXI:438-439).
los temas tratados diciendo que “Me siento autorizado para afirmar, así,
basándome en hechos de experiencia, la posibilidad, la eficacia y la bondad de
una acción semejante” (Vaz Ferreira, XIV:178). Algunos ejemplos de su
“método” de pensar con otros, son las lecturas directas y comentadas en
público y luego citadas de varios textos de Nietzsche (Vaz Ferreira, XX:191), la
“discusión” entre Spencer y Guyau (Vaz Ferreira, I:15-97), la lectura crítica de
James (Vaz Ferreira, VIII), de textos de Berra y de Le Bon entre otros (Vaz
Ferreira, XVII). Una fuente interesante sobre las lecturas realizadas en la
Cátedra de conferencias en la Universidad son los informes anuales elevados
por Vaz Ferreira al Rectorado (Vaz Ferreira, XXIII:43-137).
Estamos de acuerdo con Vaz Ferreira en que la práctica de leer y
analizar el pensamiento de un autor mediante el estudio de sus argumentos y
sus ideas, no es sólo una estrategia pedagógica que permite comenzar a
aprender a pensar a través de la lectura asidua de textos; se trata de una
práctica concreta y productiva que realizamos cuando expresamos nuestro
propio pensamiento, sea en forma oral o escrita. Para producir y no meramente
reproducir conocimientos desde el borde de occidente debemos comenzar a
reconocer nuestra tradición filosófica con el fin de comenzar a reflexionar
filosóficamente sobre nuestras propias experiencias culturales.
Hemos tratado de no caer en la falacia de falsa oposición que opone la
influencia negativa que ofrecen los medios de comunicación masivos a la
acción benéfica que imparte el sistema educativo y los docentes. En nuestra
experiencia hemos observado que en general los estudiantes de grado, leen y
están mucho más actualizados, de lo que los docentes suponemos. No resulta
difícil, pues, generar en el sistema reglado un espacio para leer y pensar, que
sea ameno y no aburrido, en el que los estudiantes produzcan escritura y no
tengan que memorizar el legado de toda la Metafísica “Occidental” de Platón al
presente.

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