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La mayoría de las personas han tenido alguna vez este tipo de experiencia
espontáneamente, especialmente durante la niñez. Los sueños lúcidos son aquellos en
los que el soñador cobra conciencia de estar soñando y a partir de esto interactúa (hasta
el punto de tener el poder de manejar las cosas a su antojo) sabiendo que todo lo que
percibe es parte de un sueño. Esto no solamente sucede, sino que es posible entrenarnos
para lograrlo.
Aunque suena a utopía el control de los sueños se acepta como un hecho comprobado
científicamente. Es desde 1975, cuando una serie de experimentos demostraron que era
posible. Alan Worsey en Gran Bretaña y Stephen LaBerge en California, son dos
investigadores que, de manera independiente, aportaron evidencia experimental sobre la
existencia del sueño lúcido y aprendieron a provocar deliberadamente este fenómeno.
Ambos fueron capaces de comunicarse “con el exterior” mientras dormían mediante
señales previamente acordadas (tales como mover los ojos de una manera particular o
respirar con mayor rapidez). Los sujetos no sólo llevaron a cabo dichas acciones sino
que lo hicieron precisamente en los momentos en que el equipo electrónico señalaba
que estaban soñando. De este modo demostraron que era posible actuar conscientemente
mientras dormimos.
El Aprendizaje del Sueño Lúcido
Hablando en términos generales, quienes quieren recordar sus sueños pueden hacerlo y
aquellos que, por el contrario, no desean hacerlo, no suelen recordarlos. A ciertas
personas les basta simplemente con tener la intención de recordar y con ser plenamente
conscientes de esta intención antes de acostarse. Un modo eficaz de fortalecer esta
decisión consiste en tener un diario de sueños sobre la mesa velador e ir anotando en él,
apenas nos despertemos, todos los pormenores que podamos recordar de nuestro sueño.
Cuantos más sueños apuntemos, más fácil nos será recordarlos. Por otra parte, la lectura
de este diario puede procurarnos el beneficio adicional de ayudarnos a comprender la
verdadera naturaleza de nuestros sueños y contribuir, de este modo, a reconocerlos con
más facilidad en el mismo momento en que están aconteciendo.
Como ocurre con cualquier otro proceso, el aprendizaje de la capacidad para recordar
los sueños constituye un proceso, en ocasiones, lento. Debido a ello, es muy importante
no desalentarnos en el caso de que las primeras tentativas no se vean coronadas por el
éxito. A la larga, quien persiste en la práctica termina obteniendo resultados evidentes.
En la noche, antes de dormir, conviene decirse - e incluso anotar - qué es lo que uno
desea hacer cuando adquiera lucidez, e ir a dormir con la intención de lograrlo. Repítete
con convicción “me daré cuenta de estar soñando”. El simple hecho de desearlo es
suficiente como para proporcionarnos un punto de partida.
El siguiente paso es estar siempre atentos a las señales de los sueños mediante chequeos
de realidad.
En los sueños pasan cosas muy raras, cosas que por sentido común deberían delatarnos
que estamos soñando. Pero a pesar de ello la mayoría de las veces somos incapaces de
darnos cuenta. Tomamos todo como viene, creyendo que los acontecimientos más
inverosímiles son verdaderos y al despertar nos preguntamos: “¿Como no me di cuenta
de que era un sueño? ¡Era tan obvio!”
Estas pruebas no sólo nos ayudan a determinar que estamos en estado de sueño y no de
vigilia, sino que también sirven para “convencernos” de que estamos soñando y
aumentar nuestra lucidez.
Es posible que le tome al menos una o dos semanas antes de tener su primer sueño
lúcido, así que no se desespere. Recuerde también que su primer sueño lúcido
probablemente sea muy corto y un tanto confuso. Eventualmente sus sueños lúcidos
aumentarán en duración y frecuencia, al igual que se incrementará el control que usted
tiene sobre los mismos.
Una advertencia: Se deberá tener un propósito claro para los sueños lúcidos cuando se
vaya a dormir. En otras palabras, cada noche se debe considerar qué se quiere hacer
cuando se tenga un sueño lúcido, y seleccionar una cosa. En el mundo onírico las
posibilidades son infinitas, pero aquí tienen varías ideas de lo que podrían intentar.
* Volar
* Atravesar muros o espejos
* Movilizar objetos con la mente
* Cambiar el entorno/paisaje
* Hacer aparecer/desaparecer gente y objetos
* Resolver problemas matemáticos simples
* Leer y recordar una vez despierto lo que se leyó
* Recordar durante el sueño algo que se propuso antes de dormirse
* Metamorfosear
* Tener sexo (difícil, pues la excitación provoca el despertar)