Vous êtes sur la page 1sur 17

AYUDA ESPIRITUAL A MEDICOS Y MORIBUNDOS

Por: María Cristina Cuevas Viveros.

Un joven, recién graduado de la facultad de medicina, comenzó su


residencia en un hospital… De pronto enfrentó una situación que no supo
manejar. Una mujer en su lecho de muerte, tenia los ojos clavados en la
ventana de su habitación, con la mirada perdida y triste, con un respirar
entrecortado y con pocas fuerzas, que a penas pudo murmurar: ¿Doctor, cree
usted que voy a ir al cielo? ¿me siento mal por lo que he hecho a otros, recibiré
perdón algún día?. El joven quedó paralizado sin saber cómo reaccionar ante el
miedo que la pregunta le generó… lo único que se le ocurrió fue dar un rápido
“escaneo” a las materias, clases y profesores buscando algún tipo de
información que pudiera recordar para decirle… pero de poco le sirvió, podía
contestar las interrogantes del cuerpo, pero no las del alma.

En nuestra cultura no tenemos una concepción tan conciente y honesta


respecto a la verdadera comprensión de la muerte; cuántas veces no se piensa
que tan solo es un final que entraña perdida, dolor, sufrimiento y ausencia. Si
bien las religiones mencionan la vida después de la muerte; en la práctica
muchos seres humanos estamos atados por deseos, por expectativas, por
tanta ignorancia sobre lo que en realidad conlleva un proceso tan intenso y
liberador como lo es la muerte.

Hoy en día la atención está totalmente fija en la permanencia, el poder,


el éxito, la continuidad; tenemos la atención fija en un plan ya establecido
tácitamente con nuestra sociedad: estudiar, trabajar, casarnos, tener hijos,
alcanzar el éxito, triunfar profesionalmente, adquirir bienes y cuando esto se
acaba no queda más que morir; de manera que a la muerte se le rehúye, se le
ve con morbo y hasta con enojo, pues es la terminación de todo aquello que
aparentemente nos engrandece y nos llena, y claro la muerte viene a acabar
con todo esto.

1
El filósofo Montaigne dijo en sus ensayos: “Los hombres vienen y van,
trotan y danzan, y de la muerte ni una palabra. Todo muy bien. Sin embargo,
cuando llega la muerte, a ellos, a sus esposas, sus hijos, sus amigos y los
sorprende desprevenidos,¡qué tormentas de pasión no los abruma entonces,
qué llantos, qué furor, qué desesperación!...Para empezar a privar a la muerte
de su mayor ventaja sobre nosotros, adoptemos una actitud del todo opuesta a
la común; privemos a la muerte de su extrañeza, frecuentémosla
acostumbrémonos a ella; no tengamos nada más presente en nuestros
pensamientos que la muerte. (…) No sabemos dónde nos espera la muerte;
así pues, esperémosla en todas partes. Practicar la muerte es practicar la
libertad. El hombre que ha aprendido a morir ha desaprendido a ser esclavo1”.

Así, para ver a la muerte como la vida, y como un triunfo en vez de una
derrota, debemos aprender a mirarla cara a cara, tener la capacidad de pensar
en nuestra propia muerte y del sentimiento de tristeza emerger con aceptación
y confianza. Una vez que seamos capaces de establecer un lazo entre la
muerte y nosotros, tendremos la libertad de comunicarnos sin temores, de
forma clara y directa, con una carga desapego y una conexión suficiente como
para sentirnos ligeros y así concluir esta vida, logrando ayudar a otros en el
mismo proceso, dotando una carga de amor incondicional.

El abandono de los enfermos, no solo radica en la ausencia física de la


familia o el personal de salud, no!. Puede que el enfermo esté rodeado de
todos sus familiares; sin embargo ante la insistencia de éstos respecto que se
quede en esta vida, de que luche por que no saldrán adelante sin él; le genera
ansiedad, tristeza e impotencia que no lo deja descansar en paz, pues se
siente atado y comprometido; se siente solo en un proceso donde lo que su
alma le está pidiendo liberarse de este mundo terreno, y lo que más requiere
en ese momento es comprensión ante esta sensación de trascendencia.

Cuántos casos encontramos donde, los pacientes le dicen a sus seres


queridos: “Vete, yo estaré bien, luego nos vemos, lucharé para continuar con la
vida”… y una vez que están solos, dan la última exhalación, por que saben que
1
Michel de Montaigne, Ensayos Completos, Porrua, México, 1998.

2
su familia no puede manejar la situación de su muerte… y es como se genera
esta paradoja de amor entre las familias, quizá un amor un tanto egoísta al
decir “te quiero, vive, no te puedes morir”… cuando lo que el enfermo lo que
más anhela es el amor incondicional “te quiero, vive, ya puedes morir en paz…”
Aprendamos entonces a tener la fuerza necesaria de corazón para soltar y no
apegarnos, para dejar ir con amor a nuestros pacientes y enfermos, a
ayudarlos en su transición, pues no existe mayor don que ayudar a una
persona a bien morir.

Estar con un moribundo nos hace tocar lo mas profundo de nuestro ser,
nos hace tener presente que la mortalidad y lo efímero no sólo es del enfermo
sino de nosotros mismos; comencemos entonces en primera persona,
toquemos nuestros mas enraizados miedos y temores, nuestros sentimientos
mas profundos y excelsos respecto de la muerte. ¿Cómo? A través de
herramientas que la sabiduría de la vida nos da. En este capitulo, los médicos,
enfermeras, personal del hospital, amigos familiares y toda aquella persona
interesada en ayudar a pacientes y moribundos, podrá tener claras algunas de
las mismas y será capaz de reconocer el resto en su vida diaria, recordemos
que la vida nos manda a cada uno la solución adecuada para nuestro caso; si
bien hay generalidades que mas adelante veremos; cada quien tiene su
sabiduría personal, lo importante es conectar con ella para ayudarse
primeramente él-ella y luego poner en práctica este auxilio a los pacientes que
sin esperanza o abandonados mueren sin tener una atención anímica.

La herramienta de la Compasión
El amor es un arte, como Erich Fromm lo dijo, es un don, es la expresión
más alta de nuestra creatividad humana, es un sentimiento que debemos de
sentir primero en nosotros mismos, para luego transmitirlo a los demás; bien
dicen que el mas grande amor comienza por uno mismo… y el amor más
sublime es la compasión.

El amor tiene varias expresiones que van desde la física hasta la


espiritual; es en esta última donde ubicamos a la compasión, la compasión es

3
estar en comunión y conexión almica; y así como el cuerpo necesita comer, el
alma necesita amar con pasión; de ahí el nombre… compasión.

Es la mejor cura que puede existir, sana el alma y el cuerpo. Cuando hay
carencia de amor, de escucha, de comprensión, de acompañamiento, es
cuando surgen dolores en el alma; así pues habrá que desarrollar esta clase de
amor sublime para atender a todos los pacientes, moribundos y a nosotros
mismos. La sanción debiera ser como una flecha que se gesta en nuestro
interior y se proyecta hacia los demás. El hombre más pobre es el que no tiene
capacidad de compartir o que teniéndolo no sabe como hacerlo.

El maestro Osho dice “En la compasión, simplemente das. En el amor,


estás agradecido porque el otro te ha dado algo. En la compasión, estás
agradecido porque el otro ha tomado algo de ti; estás agradecido porque el otro
no te ha rechazado. Tú llegaste con energía para dar, llegaste con flores para
compartir y el otro te lo permitió, el otro fue receptivo. Tú estás agradecido
porque el otro fue receptivo…. La compasión es el florecimiento. Y, cuando la
compasión se da en alguna persona, millones se curan. Cualquier persona que
entre en contacto con ella se sana. La compasión es terapéutica2”.

La compasión es muy distinta de la lástima; mientras que la primera se


sustenta en el amor, en la luz y en la más alta expresión que tenemos como
seres humanos; la lástima tiene como fundamento el miedo, la soberbia, las
heridas, el dolor y los complejos. Stepehen Levine dice: “Cuando tu miedo toca
el dolor de otro, se convierte en lástima; cuando tu amor toca el dolor de otro,
se convierte en compasión3”.

La pregunta es ¿Cómo puedo ser compasivo? ¿Existe alguna forma


para trabajar sobre ello?. La respuesta es sí; en varias religiones y filosofía
existen diversos métodos para contactar con lo más profundo de nuestro amor
y poder compartirlo incondicionalmente. Una forma es rezar o meditar,
encomendándonos al ser supremo en el que creamos; otra forma es canalizar
2
Osho, Compasión la Panacea Universal, http://victormoreira.blogspot.com/2008/08/osho-compasin-panacea-
universal.html
3
Citado en el Libro Tibetano de la Vida y la Muerte, Sognyal Rimpoche, ediciones Urano, Barcelona, 2006.

4
amor hacia lo que nos rodea; llenarse de energía de la naturaleza; cultivar en la
mente la bondad, la ecuanimidad y la compasión.

El maestro budista Sogyal Rimpoché, menciona ciertas formas de abrir


el amor y la compasión, las cuales son:

1. Abre el manantial: Retroceder mentalmente a nuestro pasado y


visualizar un amor que alguien nos dio y que conmovió verdaderamente
con gran intensidad; sentirnos amados de verdad hará que lo sintamos
de nuevo… Hecho eso, se abre el corazón y hay que permitir que fluya
hacia nuestro cuerpo y todo lo que nos rodea.
2. Considérate igual que los demás: considerar que los otros tienen el
mismo deseo de felicidad y miedo ante el sufrimiento, como nosotros.
3. Cambiarnos por los demás: ¿Cómo me sentiría? ¿Cómo querría que me
trataran los demás? ¿Qué desearía de los otros?
4. Servirse de un amigo para generar compasión: Imaginarse a un ser muy
querido que sufre y pensar que estamos en su lugar, rezar por esa
persona, desearle bien y que sea libre de sufrimiento. Después de eso
se le agradece por que ayudó a aflorar la compasión, y se le manda una
bendición.

Practica de Tonglen
En tibetano Tong quiere decir “enviar” y glen “recibir” o “aceptar”, y es un
ejercicio simple que sirve para reciclar el dolor, sufrimiento, enojos, tristeza…
transformándolos en compasión, alegría, bienestar, sanación…. Consiste en
inhalar la carga negativa del ambiente o bien el sufrimiento propio y de los
demás; una vez inspirada esta energía; habremos de llevarla al corazón en
forma de humo negro, una vez ahí se disuelve, se le inyecta amor y al exhalar,
imaginemos que sale en forma de luz dorada, paz, alegría, felicidad, sanación,
vida, y esos rayos se depositan en el corazón de los demás.. Así el Tonglen lo
pueden practicar aquellos que tienen un dolor, que están muriendo, o sufriendo
pues toman su dolor y el de otros, transformándolo en amor. O bien si como
médicos o enfermeras o personal de hospital vemos el sufrimiento de otros
podemos realizarlo y limpiar el lugar o llenar de confianza y salud el alma del

5
paciente. Al hacer eso, también destruimos nuestro propio apego y
aferramiento a nosotros mismos.

En realidad esta es una breve explicación del Tonglen acoplada para


este manual, pero para conocer más sobre la misma habrá que apelar a los
textos y enseñanzas budistas o maestros tibetanos, como Pema Chodrun,
Chogyam Trungpa, Geshe Chekhawa, entre otros. Y para trabajar aún más la
compasión podemos recurrir la Sagrada Biblia, el Corán, la Torah, las
enseñanzas de Shantideva, textos sagrados del hinduismo y un sin fin de
fuentes más. Hay muchos caminos para llegar a contactar con la compasión, lo
importante es encontrar el más adecuado a nosotros y recorrerlo.

La herramienta de la comunicación
No es necesario tener una preparación ardua sobre los temas. Los
moribundos y pacientes han tocado su vulnerabilidad, por lo tanto son personas
abiertas, sensibles, sin mascaras. De manera que no es necesario que nos
esforcemos por darles un mensaje certero; cualquier mensaje que se venga a
la mente proviniendo del corazón es más que suficiente; conectemos mejor con
la sabiduría de la persona, pues no debemos llegar a adoctrinar, simplemente
dejar que hable; es lo que más necesitan; no requieren de una mayor
inspiración, la inspiración la traen ellos mismos y para hacer que contacten con
la misma, es tan simple como practicar el siguiente ejercicio:

Cerremos los ojos, y pongamos atención en la respiración; imaginemos


como sale y entra el aire por nuestra nariz y llena todos los rincones de nuestro
cuerpo; a la hora de exhalar dejamos que se vayan con el aire todos los
pensamientos, ideas, emociones y sentimientos que nos bloquean lo que Dios
quiere que digamos, y lo mandamos al centro de la tierra o lo ponemos en
manos de Él; en caso de no tener creencia alguna, simplemente entregarlo al
universo, él se encargará de transformarlo. Hecho eso, imaginemos que se
abre un canal en la parte superior del cráneo, por la coronilla, y que el canal se
extiende a lo largo de nuestro cuerpo en forma descendente hasta llegar al
corazón, pasando por en medio de nuestra cabeza, garganta y pecho; y con las
respiraciones que estamos haciendo lo dejamos limpio y luminoso, de manera

6
que por ahí llegará la información que debamos decirle, Dios y el universo la
llenará, de manera que podremos expresar de forma certera lo que el paciente
requiere oír. Con esto tenemos confianza en que las palabras que digamos
saldrán del corazón y del alma.

Despúes invitamos al paciente a que él hable, que él se exprese,


podemos preguntarle ¿qué siente? ¿en qué parte de su cuerpo se deposita su
dolor anímico? ¿qué piensa?... Escucharlo! darle ánimo, esperanza. Le
debemos insistir que, lo que ha logrado lo ha hecho bien y era lo que en ese
momento podía hacer, por lo tanto debe estar en paz por que fue lo mejor que
hizo. Concentrémonos en sus virtudes y no en sus defectos. Si están
vulnerables a la culpa, al remordimiento y a la depresión; la mejor forma no es
dar toda una teoría acerca de cómo liberarlo, simplemente permitir que
expresen libremente esos sentimientos para que afloren y por sí solos se
liberen… la clave es Escuchar.

Nadie quieren sermones ni que lo rescatemos, simplemente que le


pongamos atención, no es necesario decir palabras “profundas”; basta con que
sean de corazón y ligeras. Para esto el sentido del humor es maravilloso, por
que ayuda a romper momentos de tensión, libera todo el estrés que el dolor
provoca y abre una puerta a que la comunicación sea abierta y sencilla.
Recordemos no burlarnos, simplemente tomar las cosas con alegría y con
algún chiste o comentario que no vaya directamente sobre el paciente o su
enfermedad sino sobre algo externo de manera que el moribundo pueda salirse
del enganche emocional negativo pero conecte con su parte creativa y positiva
para expresar desde el corazón sus sentimientos, anhelos y deseos pero sin
culpas ni cargas.

Basta con preguntar sobre sus creencias, su filosofía y forma de ver la


vida, para que las palabras fluyan por sí solas, solo debemos confiar que Dios
o el universo nos mandará el mensaje adecuado en caso de necesitarlo; en
ocasiones basta con una caricia, con una mirada, tocar su mano o respirar a su
ritmo. Los enfermos, nuestros enfermos son personas que quieren ser tratadas

7
como vivas y no como enfermedades, cada uno de ellos es un maestro que
ofrece la capacidad de transformarnos y aprender más sobre nosotros mismos.

La herramienta de la verdad
La verdad es un derecho que todos los seres humanos tenemos. De
manera que como personal de salud debemos decirles la verdad de una forma
afectuosa, sensible y hábil.

Por más que queramos engañar a nuestros pacientes, no podemos


hacerlo, ellos ya no traen máscaras, ya son más sensibles y tienen una
capacidad receptiva a nivel intuitivo superior que nosotros; saben
instintivamente lo que está pasando, pero esperan a que les sea confirmado. Al
final del día la falta de sinceridad hará solo que se sienta peor, solo, con
angustia e incertidumbre, y no hay peor estado mental que el no saber lo que
sucede.

No hay que hablar desde el miedo, desde el qué dirán, desde la


incertidumbre. Si la familia se opone, habrá que explicarles cuáles pueden ser
las consecuencias, de no hablar claro, la mas fuerte es no poder confiar en los
seres mas allegados, y eso es un golpe duro para el enfermo, pues se sentirá
cada vez más desanimado, solo y que no puede poner “su vida” en los demás;
comenzará a dudar de todos, de sus actitudes, a cuestionar e incluso su
deterioro será más evidente y por ende el canal de comunicación con él será
nulo. Invitarlos a que tomen la decisión desde el amor que le tienen a su
pariente, la verdad aunque dolorosa es por mucho la mejor ayuda que
podemos brindarle al paciente, por que no le estamos negando la oportunidad
de crecer, de evolucionar; las enfermedades y muertes no están asignadas al
azar, cada quien tiene su camino y cada quien debemos de ser responsables
de enfrentar los procesos propios y no mermar los ajenos.

No seamos crueles, démosles la oportunidad de prepararse a bien morir,


de cerrar sus asuntos, de expresar sus sentimientos, de encontrar su fuerza y
sentido de vida; de terminar bien, de afrontar el dolor y las pérdidas, sabiendo

8
que están apoyados por su médico, enfermera y familia. Pues al hablar con
sinceridad se crea un vínculo de confianza y eso permite que la comunicación
sea más fácil, abren un canal directo para poder ayudarlos con certeza y
coherencia.

La herramienta de la despedida
Habiendo hablado de frente y con mucho amor el enfermo tendrá que
afrontar su duelo (negociación, enojo, negociación, depresión, aceptación). Y
dentro del mismo tendrá contacto con el miedo, incluso con el miedo a morir.
Sin embargo para ayudar a alguien a que toque su miedo, lo observe y lo
libere, habremos de comenzar por nosotros mismos.

¿Cómo podemos tocar y liberar nuestros propios miedos antes de


ayudar a otros? Uno de los miedos más grandes radica en conocernos a
nosotros mismo; al no conocernos no sabemos como enfrentar otros tipos de
miedos. Por eso el primer paso es tener la capacidad de decir “estoy sintiendo
miedo por esto… lo acepto” “reconozco que tengo tal…” No es cobardía
aceptar que tenemos miedos, eso se llama valentía; en realidad el cobarde es
quien no acepta la realidad. En si las frases de aceptación del miedo, son
liberadoras per se, pero para terminar de sacar el miedo debemos llegar a la
raíz.
Una forma de hacerlo es cerrando los ojos y respirando, poniendo
atención en la misma para dejar en blanco nuestra mente y nuestros sentidos.
Y ahora si el miedo comienza a invadirnos, démonos cuenta en que partes del
cuerpo se manifiesta ¿en el corazón? ¿en el estómago? ¿sentimos una
punzada en el perineo? ¿un escalofrío debajo del ombligo? ¿o a caso un
malestar en la garganta algo así como ganas de sacar algo y no poderlo hacer?
¿desde un carraspeo hasta ganas de vomitar?. Una vez que hemos ubicado
físicamente nuestro miedo, llevamos la mano hacia ese lugar y comenzamos a
acariciarnos y llenarnos de amor, y preguntamos ¿por qué se genero?;
comenzarán a llegar ideas, sonidos, mensajes… que nos pueden dar una clara
idea de qué es lo que sucedió… quizá de repente llegue la imagen de nuestra
paciente moribunda y luego de nuestra madre… tal vez nos habla de un miedo
a la muerte de nuestra propia mamá… y así vamos haciendo conciencia.

9
Hecho esto, lo observamos en silencio y a la vez que seguimos dándonos un
pequeño masaje o caricia, vemos como el miedo se disuelve, imaginándonos
que es un humo blanco que se va hacia el suelo, hacia la tierra dejando un
hueco que llenamos de amor, claridad, luz universal o divina.

Esta pequeña practica nos ayuda a ver nuestro propio miedo ante la
circunstancia. Ya para una mayor conciencia no es mala idea, tomar un curso,
terapia, meditar, platicar el miedo y sanarnos. Con ello será más fácil tocar las
fibras sensibles de nuestras angustias y bloqueos frente a la muerte; cuando
las hayamos entendido, estaremos en actitud de ayudar a los otros; quizá con
el mismo ejercicio y proporcionando simplemente la herramienta de escucha y
el amor.

Habiendo enfrentado los miedos, es más fácil comenzar a cerrar los


asuntos pendientes, pues ésta es otra angustia frecuente. Genera angustia el
aferrarse a la vida, a lo material a nuestros bienes, familiares; debemos soltar,
ser libres; en eso radica la libertad en no depender de nada más que del plan
divino universal (para quien crea); no generar expectativas nos quita un gran
peso de encima y nunca es demasiado tarde para dejar y perdonar.

A veces tenemos remordimientos por no haber dicho lo que queremos a


algún ser querido y cuántas veces ya no está en persona para hacerlo. Un
sencillo método utilizado en prácticas budistas e incluso como técnica
gestaltica para resolver asuntos pendientes como consecuencias de bloqueos
por falta de comunicación es el siguiente:
 Saca todos los pensamientos, sentimientos y emociones negativos que
tienes para observarlos, trabajar con ellos, resolverlos y liberarlos.
Puedes escribirlos y acto seguido quemar la hoja.
 Después visualiza a la persona con la que dejaste inconclusa una
situación o con la que tienes el problema y vela como siempre la has
visto (con juicios, poca apertura para hablar, etc…)
 Después imagina que una luz divina o universal toca a la otra persona y
a ti, uniéndolas por medio de un puente, lo cual motiva un auténtico

10
cambio, pues la persona se muestra receptiva, abierta a escuchar y
perdonar.
 Dile en voz alta todo lo que piensas, sientes, que no quede nada, si es
necesario llora y dile lo que necesites. A continuación toma una hoja y
escribe lo que crees que la otra persona te respondería… pero ojo, no te
pares a pensar lo que antes decía, recuerda que ya ha sido
transformada y que está receptiva, abierta y en amor. Busca lo que tu
contestarías y si no tienes más que decir…
 Pregúntate si eres capaz de dejar ir el pasado de corazón, si es así,
despídete de la persona y visualiza que se da la vuelta y se marcha.

En esta técnica se puede buscar apoyo de una persona para que ante ella
se lea la carta o se haga el ejercicio como si fuera la persona ante la cual
debemos de soltar. Como personal de salud podemos dar auxilio en esta
práctica con mucho respeto y amor.

Finalmente viene la despedida de las personas que hay alrededor del


paciente, hay que aprender a dejar marchar. Para que una persona pueda
soltarse en paz necesita oír dos garantías verbales de sus seres queridos: que
le dan permiso para morir y en segundo que saldrán adelante… ¿Cómo?
Imaginar que se está junto a la cama del ser amado y con el corazón y el alma
decirle: “Estoy a tu lado, te quiero y te amo… me encantaría que siguieras a mi
lado pero entiendo que debes de irte, no sufras más, liberate de todo… el
tiempo que estuvimos juntos fue lo más hermoso y suficiente para disfrutarnos
el uno al otro, siempre lo llevaré en mi corazón… ya no te sujetes a la vida, te
doy todo mi apoyo para que te vayas, vete con todo mi amor…”

Muchas familias piensan que soltar a su paciente es una traición;


podemos entonces hacerles ver que no lo es, que es una traición no dejarlo ir
pues lo dejan solo en su proceso; por lo tanto habrá que apoyarlos y quizá
hacer una pequeña dinámica de soltar: pedirles que se tomen de las manos y
que imaginen a su pariente en el centro, que todos manden todo su amor y le
digan algo semejante a lo que arriba se menciona; estando todos juntos la
pérdida se aligera. Deben incluirse a los niños, es un error no hacerlo, cuantas

11
veces creemos que es algo terrible… que participen, incluso preguntarles
¿cómo te quieres despedir? Invitarlos a que inventen una práctica para que la
familia se despida; la creatividad de los niños es inmensa, que mejor maestro
que la inocencia y la pureza de un niño para liberar procesos de una forma más
espontánea, el dolor se mitiga mucho y los que quedan en la tierra pueden
unirse y afrontar juntos el dolor.

La herramienta de la oración y la meditación


“No solamente hay una fuerte conexión entre meditación y muerte, sino
que casi son la misma cosa, son dos maneras de mirar la misma experiencia.
La muerte te separa de tu cuerpo, de tu mente, de todo lo que no eres tú. Pero
te separa en contra de tu voluntad. Te resistes, no quieres separarte; no estás
dispuesto, no estás en un estado de «dejarte ir»…. La meditación también
separa todo lo que tú no eres de tu ser y realidad, pero la resistencia no está.
Esa es la única diferencia. En lugar de resistencia hay un tremendo querer, un
deseo, una apasionada acogida. Lo quieres, lo deseas desde las
profundidades más hondas de tu corazón.4”

Encontremos entonces una práctica espiritual adecuada para nosotros y


luego ayudemos a nuestros pacientes a encontrar la suya. Invitémoslos a
recordar alguna oración o una meditación. Si no habremos de ser creativos e
inventivos: recemos o hagamos alguna práctica para que llegue la fe y la
confianza; la sanación al alma; la liberación de los males; el éxito de la
persona; el perdón para con la persona y su familia; el amor; la energía
necesaria para transformarse; purificación del corazón, la mente, el alma y el
cuerpo. Invoquemos alguna presencia divina o luminosa. Alguna jaculatoria,
dependiendo de la religión. Invocar a Dios o la energía universal. Algún texto
sagrado nos podrá dar luz. Bien la repetición de un mantra, la visualización de
alguna presencia u objeto, o bien meditando con un objeto (estampa religiosa,
estatua, amuleto o lo que la creencia del paciente dicte). Existen diversos
textos con pequeños pensamientos y meditaciones. Lo importante es darle un

4
OSHO, Muerte y meditación, http://www.oshogulaab.com/OSHO/VISION/muerteymditacion.htm

12
abanico de posibilidades al paciente para que pueda orar, meditar y liberar lo
que tanto le acongoja.



¿Estás tranquilo? Reza-medita: así te mantendrás.


¿Estás ansioso? Reza-medita: te dará paz.
¿Te sientes solo? Reza-medita: Dios y el universo te acompañaran.
¿Estás triste? Reza-medita: te dará alegría y tranquilidad.
¿Sientes desesperación? Reza-medita, te dará paciencia
¿Te rodea la soberbia? Reza-medita, obtendrás humildad
¿Sientes odio? Reza-medita: vivirás compasión!



La práctica del Phowa5


Es una meditación valiosa y poderosa para asistir a los moribundos; una
práctica de la tradición tibetana que se pronuncia “po-ua” y significa
“transferencia de la conciencia” o “práctica de la muerte conciente”. La phowa
practicada por amigos, familiares, médicos, enfermeras, da la oportunidad de
que el paciente muera con serenidad y está a disposición de cualquiera que
desee utilizarla, sin importar la creencia, religión o filosofía…. Es un ejercicio
esencial que incluso podemos practicar para nuestra propia muerte.

Sogyal Rimpoche nos proporciona tres tipos de práctica esencial de


Phowa, para que se elija con la que más cómodos nos sintamos. A
continuación resumo: Comencemos por ponernos cómodos, adoptar una
postura de meditación es decir una postura donde estemos cómodos (sentados
o acostados), con la espalda erguida, las manos sobre el regazo o a los
costados, de manera que la respiración fluya con facilidad.
Pongamos la mente en blanco, para lograr esto podemos concentrarnos en la
respiración, hasta que sintamos que nos hemos vaciado, o hayamos “traído la
mente a casa”; soltémonos y comencemos:
5
Sogyal Rimpoche, El libro Tibetano de la Vida y la Muerte, ediciones Urano, Barcelona, 2006.

13
• Práctica 1:
o Invoca la encarnación de cualquier verdad en la que creas (Jesús,
el Espíritu Santo, Virgen María, algún santo, algún buda, Shiva,
Vishnu, ghanesa, alguno de los 72 nombres de Dios, o cualquier
deidad en que creas o te sientas más próximo), e imagina que es
una luz radiante. Si no tienes una creencia, tan solo imagina una
luz pura y dorada en el cielo frente a ti; lo importante es que
sientas la encarnación de la verdad, la sabiduría y la compasión
que de la luz emana.
o A continuación reza: pido bendición para mi alma, que se liberen
mis karmas destructivos, pensamientos oscuros, y que los
bloqueos sean eliminados; pido alcanzar el logro de la práctica
para tener una muerte pacífica y serena y que el triunfo de mi
muerte pueda beneficiar a todos los demás seres muertos o
vivos.
o Imagina ahora que la presencia de luz te responde con una
sonrisa afectuosa, te manda amor, compasión y un torrente de
rayos de luz que emanan de su corazón, los cuales te penetran,
logrando tu purificación y limpieza. Piensa que tu cuerpo se
disuelve en esa luz y que ahora el cuerpo de luz que eres se
eleva hacia la presencia de la divinidad que invocaste.
o Permanece en ese estado de Unidad todo el tiempo que puedas.

• Práctica 2:
o Invoca la presencia de la encarnación de la verdad.
o Imagina que tu conciencia es una esfera de luz situada en tu
corazón, sale proyectada de ti como una estrella fugaz y vuelve
hacia el corazón de la presencia que tienes delante.
o Se disuelve y se fusiona con la presencia.
o Entrega el alma en la naturaleza de Dios. Como tirar una piedra a
un lago, piensa que cae a plomo en el agua y baja cada vez más
hondo. Con ello tu mente se ilumina de la sabiduría divina.

14
• Práctica 3:
o Invoca la presencia de la encarnación de la verdad.
o Limítate a fusionar tu mente con la mente de sabiduría de la
presencia pura. Piensa “mi mente y la mente de Dios son una”.

Debemos familiarizarnos tanto con la práctica de phowa para que se


convierta en un reflejo espontáneo, una segunda naturaleza….

Phowa para ayudar a los moribundos


La secuencia de la práctica es la misma, pero en lugar de derramar los
rayos de luz sobre uno mismo, se harán sobre nuestro paciente. Hemos de
sentarnos a su lado, y podemos encender una luz o vela y poner una estampa
de Dios, la Virgen, Buda o de quien invoquemos. Y a continuación se hace la
práctica. No es necesario hacerla en voz alta, si podemos invitaremos al
paciente para que la haga con nosotros, sino simplemente la llevaremos a cabo
en silencio.

“A los médicos y enfermeras les recomiendo encarecidamente que


practiquen phowa para sus pacientes moribundos. Imagina qué maravillosos
cambios se darían en la atmósfera de un hospital en el que atienden a los
moribundos si hicieran esta práctica…”6

Atmosfera para morir


Lo ideal es tener una muerte en paz y para eso el ambiente juega un
factor clave. Es difícil en un hospital contar con serenidad, entrando y saliendo,
el movimiento del exterior, el ambiente que se comparte con otros pacientes,
dolores y sufrimientos, los horarios de visitas con restricción… en fin un sin
número de cosas hacen que se dificulte el proceso de una muerte serena.

Sin embargo es posible adecuar la habitación del paciente o tratar de


crearle un espacio “especial”. Si cuenta con un cuarto asignado exclusivamente
para él, podemos pedirle a la familia que lleve fotografías de las personas que
6
Sogyal Rimpoche, El libro Tibetano de la Vida y la Muerte, ediciones Urano, Barcelona, 2006.

15
quiere, a los niños que hagan dibujos para el enfermo, llevar estampas de Dios,
la virgen, o protectores e incluso hacer un pequeño altar con una vela y flores
artificiales a quien pueda dirigirse el paciente en cualquier momento. En caso
de no contar con una habitación poner unas cortinas alrededor de la cama y en
ellas poner los dibujos, fotos estampas, o telas de colores, la psicología del
color puede ayudar a liberar procesos mentales, emocionales y anímicos. En
fin, lo importante es hacer del lugar y de la muerte un proceso sagrado.

Debemos llegar a un acuerdo con los familiares, pues en caso de que no


se llegue a recuperar el paciente, ser honestos y darle un espacio especial, y
no prolongar la vida más allá de lo debido, no ensañarnos con la persona; hay
que dar la ayuda que se pueda pero sabiendo que tenemos límites y no somos
dioses para prolongar más allá de lo que físicamente es imposible. Que los
tratamientos no sean más agresivos tales que puedan provocar ira, irritación y
dolor, es importante que antes de morir el paciente logre tener serenidad.

Para ello habrá que estar al pendiente, de los signos, y de ir


monitoreando no solo su estado físico sino también mental y emocional, pues
se van dando señales en concreto que van indicando cuando una persona está
a punto de morir, y en ese momento prestarle debida atención. Aprendamos a
desarrollar esa intuición médica. En la cultura tibetana se detallan enseñanzas
respecto al proceso de morir, aquí a grandes rasgos explicamos el mismo:
Consta de dos procesos, uno de disolución externa y otro de disolución interna.
En el primero los sentidos dejan de funcionar (oído, gusto, tacto, vista, olfato),
los cuales están relacionados con los elementos de la naturaleza. Así en la
primera fase, la de la tierra todo empieza a perder fuerza, la persona se queda
sin energía y tiene la sensación de caer; las posturas comienzan a ser
incómodas y la tez pierde color; la mente está agitada y hay mucha
somnolencia. La segunda es el agua: el paciente pierde control de los líquidos
corporales, es decir chorrea la nariz, babea, hay la sensación de que los ojos
se secan, los labios también, la garganta está pegajosa y obstruida; la mente
se vuelve brumosa, frustrada, irritable y nerviosa, se tiene la sensación de que
se ahoga en un océano. Durante la etapa del fuego, se seca por completo la
nariz, y el calor se disipa del cuerpo, hay un punto en que no se reconocen a

16
las personas y la experiencia es sentir que una llama consume internamente.
Finalmente con el aire, la respiración se vuelve más difícil, la inhalación es
corta y forzada mientras que la exhalación es larga; los ojos se ponen en
blanco, hay poca movilidad corporal, todo se vuelve borroso y aparecen
visiones y alucinaciones en algunos casos…. Finalmente se interrumpe la
respiración y solo queda un ligero calor en el corazón, es en este momento que
se declara clínicamente muerta a la persona; sin embargo para la visión
tibetana es aquí donde comienza la disolución interna. Y para muchas
religiones este proceso sigue, pues equivale al desprendimiento del alma para
alcanzar la trascendencia7.

Cómo equipo hospitalario, debemos de ponernos de acuerdo para que


las entradas y salidas sean en calma, en paz y en silencio, sin tanto ajetreo o
interrupciones, siempre de forma respetuosa y llena de amor. Que al
administrar medicamentos lo hagamos con entrega y con la firme convicción de
que al administrarle la medicina le estamos dando una sanación no solo para el
cuerpo, sino también para el alma; el deseo de curar lleva a trascender límites,
si no posible curar lo físico no es imposible curar lo anímico; aprendamos a ser
médicos de cuerpo y de alma.

7
Sogyal Rimpoche, El libro Tibetano de la Vida y la Muerte, ediciones Urano, Barcelona, 2006.

17

Vous aimerez peut-être aussi