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El filósofo Montaigne dijo en sus ensayos: “Los hombres vienen y van,
trotan y danzan, y de la muerte ni una palabra. Todo muy bien. Sin embargo,
cuando llega la muerte, a ellos, a sus esposas, sus hijos, sus amigos y los
sorprende desprevenidos,¡qué tormentas de pasión no los abruma entonces,
qué llantos, qué furor, qué desesperación!...Para empezar a privar a la muerte
de su mayor ventaja sobre nosotros, adoptemos una actitud del todo opuesta a
la común; privemos a la muerte de su extrañeza, frecuentémosla
acostumbrémonos a ella; no tengamos nada más presente en nuestros
pensamientos que la muerte. (…) No sabemos dónde nos espera la muerte;
así pues, esperémosla en todas partes. Practicar la muerte es practicar la
libertad. El hombre que ha aprendido a morir ha desaprendido a ser esclavo1”.
Así, para ver a la muerte como la vida, y como un triunfo en vez de una
derrota, debemos aprender a mirarla cara a cara, tener la capacidad de pensar
en nuestra propia muerte y del sentimiento de tristeza emerger con aceptación
y confianza. Una vez que seamos capaces de establecer un lazo entre la
muerte y nosotros, tendremos la libertad de comunicarnos sin temores, de
forma clara y directa, con una carga desapego y una conexión suficiente como
para sentirnos ligeros y así concluir esta vida, logrando ayudar a otros en el
mismo proceso, dotando una carga de amor incondicional.
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su familia no puede manejar la situación de su muerte… y es como se genera
esta paradoja de amor entre las familias, quizá un amor un tanto egoísta al
decir “te quiero, vive, no te puedes morir”… cuando lo que el enfermo lo que
más anhela es el amor incondicional “te quiero, vive, ya puedes morir en paz…”
Aprendamos entonces a tener la fuerza necesaria de corazón para soltar y no
apegarnos, para dejar ir con amor a nuestros pacientes y enfermos, a
ayudarlos en su transición, pues no existe mayor don que ayudar a una
persona a bien morir.
Estar con un moribundo nos hace tocar lo mas profundo de nuestro ser,
nos hace tener presente que la mortalidad y lo efímero no sólo es del enfermo
sino de nosotros mismos; comencemos entonces en primera persona,
toquemos nuestros mas enraizados miedos y temores, nuestros sentimientos
mas profundos y excelsos respecto de la muerte. ¿Cómo? A través de
herramientas que la sabiduría de la vida nos da. En este capitulo, los médicos,
enfermeras, personal del hospital, amigos familiares y toda aquella persona
interesada en ayudar a pacientes y moribundos, podrá tener claras algunas de
las mismas y será capaz de reconocer el resto en su vida diaria, recordemos
que la vida nos manda a cada uno la solución adecuada para nuestro caso; si
bien hay generalidades que mas adelante veremos; cada quien tiene su
sabiduría personal, lo importante es conectar con ella para ayudarse
primeramente él-ella y luego poner en práctica este auxilio a los pacientes que
sin esperanza o abandonados mueren sin tener una atención anímica.
La herramienta de la Compasión
El amor es un arte, como Erich Fromm lo dijo, es un don, es la expresión
más alta de nuestra creatividad humana, es un sentimiento que debemos de
sentir primero en nosotros mismos, para luego transmitirlo a los demás; bien
dicen que el mas grande amor comienza por uno mismo… y el amor más
sublime es la compasión.
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estar en comunión y conexión almica; y así como el cuerpo necesita comer, el
alma necesita amar con pasión; de ahí el nombre… compasión.
Es la mejor cura que puede existir, sana el alma y el cuerpo. Cuando hay
carencia de amor, de escucha, de comprensión, de acompañamiento, es
cuando surgen dolores en el alma; así pues habrá que desarrollar esta clase de
amor sublime para atender a todos los pacientes, moribundos y a nosotros
mismos. La sanción debiera ser como una flecha que se gesta en nuestro
interior y se proyecta hacia los demás. El hombre más pobre es el que no tiene
capacidad de compartir o que teniéndolo no sabe como hacerlo.
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amor hacia lo que nos rodea; llenarse de energía de la naturaleza; cultivar en la
mente la bondad, la ecuanimidad y la compasión.
Practica de Tonglen
En tibetano Tong quiere decir “enviar” y glen “recibir” o “aceptar”, y es un
ejercicio simple que sirve para reciclar el dolor, sufrimiento, enojos, tristeza…
transformándolos en compasión, alegría, bienestar, sanación…. Consiste en
inhalar la carga negativa del ambiente o bien el sufrimiento propio y de los
demás; una vez inspirada esta energía; habremos de llevarla al corazón en
forma de humo negro, una vez ahí se disuelve, se le inyecta amor y al exhalar,
imaginemos que sale en forma de luz dorada, paz, alegría, felicidad, sanación,
vida, y esos rayos se depositan en el corazón de los demás.. Así el Tonglen lo
pueden practicar aquellos que tienen un dolor, que están muriendo, o sufriendo
pues toman su dolor y el de otros, transformándolo en amor. O bien si como
médicos o enfermeras o personal de hospital vemos el sufrimiento de otros
podemos realizarlo y limpiar el lugar o llenar de confianza y salud el alma del
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paciente. Al hacer eso, también destruimos nuestro propio apego y
aferramiento a nosotros mismos.
La herramienta de la comunicación
No es necesario tener una preparación ardua sobre los temas. Los
moribundos y pacientes han tocado su vulnerabilidad, por lo tanto son personas
abiertas, sensibles, sin mascaras. De manera que no es necesario que nos
esforcemos por darles un mensaje certero; cualquier mensaje que se venga a
la mente proviniendo del corazón es más que suficiente; conectemos mejor con
la sabiduría de la persona, pues no debemos llegar a adoctrinar, simplemente
dejar que hable; es lo que más necesitan; no requieren de una mayor
inspiración, la inspiración la traen ellos mismos y para hacer que contacten con
la misma, es tan simple como practicar el siguiente ejercicio:
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que por ahí llegará la información que debamos decirle, Dios y el universo la
llenará, de manera que podremos expresar de forma certera lo que el paciente
requiere oír. Con esto tenemos confianza en que las palabras que digamos
saldrán del corazón y del alma.
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como vivas y no como enfermedades, cada uno de ellos es un maestro que
ofrece la capacidad de transformarnos y aprender más sobre nosotros mismos.
La herramienta de la verdad
La verdad es un derecho que todos los seres humanos tenemos. De
manera que como personal de salud debemos decirles la verdad de una forma
afectuosa, sensible y hábil.
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que están apoyados por su médico, enfermera y familia. Pues al hablar con
sinceridad se crea un vínculo de confianza y eso permite que la comunicación
sea más fácil, abren un canal directo para poder ayudarlos con certeza y
coherencia.
La herramienta de la despedida
Habiendo hablado de frente y con mucho amor el enfermo tendrá que
afrontar su duelo (negociación, enojo, negociación, depresión, aceptación). Y
dentro del mismo tendrá contacto con el miedo, incluso con el miedo a morir.
Sin embargo para ayudar a alguien a que toque su miedo, lo observe y lo
libere, habremos de comenzar por nosotros mismos.
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Hecho esto, lo observamos en silencio y a la vez que seguimos dándonos un
pequeño masaje o caricia, vemos como el miedo se disuelve, imaginándonos
que es un humo blanco que se va hacia el suelo, hacia la tierra dejando un
hueco que llenamos de amor, claridad, luz universal o divina.
Esta pequeña practica nos ayuda a ver nuestro propio miedo ante la
circunstancia. Ya para una mayor conciencia no es mala idea, tomar un curso,
terapia, meditar, platicar el miedo y sanarnos. Con ello será más fácil tocar las
fibras sensibles de nuestras angustias y bloqueos frente a la muerte; cuando
las hayamos entendido, estaremos en actitud de ayudar a los otros; quizá con
el mismo ejercicio y proporcionando simplemente la herramienta de escucha y
el amor.
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cambio, pues la persona se muestra receptiva, abierta a escuchar y
perdonar.
Dile en voz alta todo lo que piensas, sientes, que no quede nada, si es
necesario llora y dile lo que necesites. A continuación toma una hoja y
escribe lo que crees que la otra persona te respondería… pero ojo, no te
pares a pensar lo que antes decía, recuerda que ya ha sido
transformada y que está receptiva, abierta y en amor. Busca lo que tu
contestarías y si no tienes más que decir…
Pregúntate si eres capaz de dejar ir el pasado de corazón, si es así,
despídete de la persona y visualiza que se da la vuelta y se marcha.
En esta técnica se puede buscar apoyo de una persona para que ante ella
se lea la carta o se haga el ejercicio como si fuera la persona ante la cual
debemos de soltar. Como personal de salud podemos dar auxilio en esta
práctica con mucho respeto y amor.
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veces creemos que es algo terrible… que participen, incluso preguntarles
¿cómo te quieres despedir? Invitarlos a que inventen una práctica para que la
familia se despida; la creatividad de los niños es inmensa, que mejor maestro
que la inocencia y la pureza de un niño para liberar procesos de una forma más
espontánea, el dolor se mitiga mucho y los que quedan en la tierra pueden
unirse y afrontar juntos el dolor.
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OSHO, Muerte y meditación, http://www.oshogulaab.com/OSHO/VISION/muerteymditacion.htm
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abanico de posibilidades al paciente para que pueda orar, meditar y liberar lo
que tanto le acongoja.
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• Práctica 1:
o Invoca la encarnación de cualquier verdad en la que creas (Jesús,
el Espíritu Santo, Virgen María, algún santo, algún buda, Shiva,
Vishnu, ghanesa, alguno de los 72 nombres de Dios, o cualquier
deidad en que creas o te sientas más próximo), e imagina que es
una luz radiante. Si no tienes una creencia, tan solo imagina una
luz pura y dorada en el cielo frente a ti; lo importante es que
sientas la encarnación de la verdad, la sabiduría y la compasión
que de la luz emana.
o A continuación reza: pido bendición para mi alma, que se liberen
mis karmas destructivos, pensamientos oscuros, y que los
bloqueos sean eliminados; pido alcanzar el logro de la práctica
para tener una muerte pacífica y serena y que el triunfo de mi
muerte pueda beneficiar a todos los demás seres muertos o
vivos.
o Imagina ahora que la presencia de luz te responde con una
sonrisa afectuosa, te manda amor, compasión y un torrente de
rayos de luz que emanan de su corazón, los cuales te penetran,
logrando tu purificación y limpieza. Piensa que tu cuerpo se
disuelve en esa luz y que ahora el cuerpo de luz que eres se
eleva hacia la presencia de la divinidad que invocaste.
o Permanece en ese estado de Unidad todo el tiempo que puedas.
• Práctica 2:
o Invoca la presencia de la encarnación de la verdad.
o Imagina que tu conciencia es una esfera de luz situada en tu
corazón, sale proyectada de ti como una estrella fugaz y vuelve
hacia el corazón de la presencia que tienes delante.
o Se disuelve y se fusiona con la presencia.
o Entrega el alma en la naturaleza de Dios. Como tirar una piedra a
un lago, piensa que cae a plomo en el agua y baja cada vez más
hondo. Con ello tu mente se ilumina de la sabiduría divina.
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• Práctica 3:
o Invoca la presencia de la encarnación de la verdad.
o Limítate a fusionar tu mente con la mente de sabiduría de la
presencia pura. Piensa “mi mente y la mente de Dios son una”.
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quiere, a los niños que hagan dibujos para el enfermo, llevar estampas de Dios,
la virgen, o protectores e incluso hacer un pequeño altar con una vela y flores
artificiales a quien pueda dirigirse el paciente en cualquier momento. En caso
de no contar con una habitación poner unas cortinas alrededor de la cama y en
ellas poner los dibujos, fotos estampas, o telas de colores, la psicología del
color puede ayudar a liberar procesos mentales, emocionales y anímicos. En
fin, lo importante es hacer del lugar y de la muerte un proceso sagrado.
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las personas y la experiencia es sentir que una llama consume internamente.
Finalmente con el aire, la respiración se vuelve más difícil, la inhalación es
corta y forzada mientras que la exhalación es larga; los ojos se ponen en
blanco, hay poca movilidad corporal, todo se vuelve borroso y aparecen
visiones y alucinaciones en algunos casos…. Finalmente se interrumpe la
respiración y solo queda un ligero calor en el corazón, es en este momento que
se declara clínicamente muerta a la persona; sin embargo para la visión
tibetana es aquí donde comienza la disolución interna. Y para muchas
religiones este proceso sigue, pues equivale al desprendimiento del alma para
alcanzar la trascendencia7.
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Sogyal Rimpoche, El libro Tibetano de la Vida y la Muerte, ediciones Urano, Barcelona, 2006.
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