412 ATLAS CULTURAL MAPAS DE ROSTROS CON IDENTIDAD 413

BALANCE

Nicolás Piwonka
Porvenir, Tierra del Fuego
414 ATLAS CULTURAL
MAPAS DE ROSTROS
CON IDENTIDAD
Instrucciones para armar
La cultura es un resultado arrojado por dos tiempos.
A veces antecede o determina las prácticas sociales, reduce
o selecciona las alternativas de lo posible, crea un conti-
nente desde el cual representar la realidad, valorarla, rela-
cionarse con otros. A la vez, irrumpe en un tiempo poste-
rior al de las relaciones sociales y sus quiebres. Viene más
atrás, a un ritmo pausado, y es, a veces por ello, que en
ocasiones decimos que la sociedad, o una comunidad de-
terminada, no estaba en condiciones de asumir ciertas trans-
formaciones. También, la cultura es el producto de una
relación entre dos o más factores distintos a ella, pero que
la contienen, la impelen, la reformulan. En una operación
es el signo que vincula, ni uno ni otro influye en el resulta-
do, pero tampoco es igual a él. Transcurre entre la forma y
el contenido, entre la figura y el significado.
En las páginas anteriores, hemos transitado por nues-
tro país desde las coordenadas de la cultura, en el intento
por delinear lo que tienen de determinación y de libertad;
de anticipación y de contención. Comenzamos mirando la
figura de Chile en este espejo a partir de los territorios que
la sostienen. La primera relación entonces, nos hizo hablar
de nuestros lugares de acuerdo a las bondades y desafíos
que han urdido para el hombre que los habita. Desde esos
signos que se elevan en medio del espacio y el ser huma-
no, narramos los territorios de Chile, sus olores, tempera-
turas, espesores, tiempos, elementos. Del amarillo y suave
norte, en el silencioso inicio septentrional del país, pasan-
do por el sosiego verde de la zona central, por el
profusamente intervenido espacio de la capital, siguiendo
hacia el sur acuoso, volcánico, boscoso, hasta terminar en
el sur del sur, a punta de tierras amenazantes en su des-
membramiento, en el frío azul, en la altura, husmeando
por quebradas todavía vírgenes a la mano del hombre.
Y concluimos que la naturaleza, como esperando que
dejemos a un lado la opresión y los simplismos, aún
nos impulsa a aceptar de una vez la ineludible verdad
de nuestra diversidad, desde este inicio que no fue crea-
do por nosotros, que ha estado aquí desde siempre, es-
perando ser leído.
Luego, miramos el pasado, lo que han venido siendo
estos lugares, intentamos retroceder pisando las huellas
de sus comunidades, las decisiones humanas y naturales,
el antes y el después de un proceso que se puso en marcha.
Y llegamos al momento actual para describir a sus habi-
tantes, de acuerdo a la forma en que se distribuyen por el
territorio, según el modo de ganarse la vida, de vincularse.
El espejo aquí demarcó figuras desde los resultados del
enlazamiento del ser humano a sus actividades económi-
cas, a sus herramientas para conocer y representar el mun-
do, a sus carencias materiales, a sus ritos, a los significados
de sus tiempos y circuitos espaciales.
Como se señaló el cronómetro de la República se
echó a correr en el centro criollo. Desde las ciudades cua-
driculadas de Pedro de Valdivia y sus sucesores, principal-
mente asentadas en el valle, a excepción del siempre ex-
cepcional Valparaíso, los proyectos de continuidad territo-
rial de Chile se fueron anclando en objetivos y tiempos
diversos.
El norte se fue a poblar para extraer la riqueza mine-
ra con recursos y tecnología inglesas; la Araucanía mapuche
se parceló para ampliar las divisas reportadas por el agro;
los bosques australes fueron penetrados más tarde por yu-
goslavos, chilotes, suizos, alemanes, italianos, por una ne-
cesidad en esencia geopolítica, sumada al nicho comercial
que significaba el puerto de Punta Arenas de cara al Estre-
cho de Magallanes. Al norte, todo ha venido a armarse de
una vez. Las empresas extranjeras dispusieron un pueblo
funcional para sus trabajadores trasplantados del sur, que
injertaron en plena pampa y sobre esos poblados nacien-
tes, sus prácticas culturales vallecentralinas. Aquí hubo
menos necesidad de integración, porque los pueblos
prehispánicos fueron rápidamente reducidos, con excep-
ción de los indígenas del altiplano ya acostumbrados a
participar de otro proyecto y estructura de dominio por la
experiencia inca.
Al sur, La Frontera fue testigo de un choque que lle-
vó siglos, y que aún parece no saldarse. En este ambiente
turbulento creció esta parte de Chile, que hoy guarda vesti-
gios y vida de ambas partes, española y mapuche, y de sus
intercambios mestizos. Aquí comienzan también los deslin-
des definidos por cada colonia de inmigrantes europeos, los
límites de lo mixturable y de lo que había que preservar
inmaculado. Chiloé, por su carácter insular, ha sido un es-
pacio fructífero para emprender y permitir la maduración
de proyectos; basta el inútil ejercicio de intentar distinguir
qué de chonos–veliches y qué de españoles guarda su po-
blación, porque la síntesis de la evangelización jesuita se
encargó, desde el arraigo territorial, de potenciar la cultura
naciente.
Al centro, la identidad se reproduce ligada al saberse
eje principal en la formulación de la chilenidad y a un ejer-
cicio de exportación e implantación de sus iconos y prácti-
cas a lo largo y ancho de todo el país, de hegemonía nacio-
nal del sí mismo aquí producido. En el litoral central y en
los lagos del sur, la identidad se vincula a la relación que
se comienza a levantar entre turismo, recreación y cultura.
La preeminencia económica del turismo ha desarrollado,
de un tiempo a esta parte, una reflexión identitaria sobre
lo propio, lo consumible por el veraneante.
En el sur, a partir del Bío Bío, la identidad ha sido
conformada por la constante acción de distinguir lo propio
en contraposición a lo ajeno por parte de mapuches, chilotes,
criollos, ingleses, alemanes, suizos, italianos, yugoslavos;
católicos, judíos, protestantes. En contraposición, Valparaí-
so, si bien se constituye al igual que ellos, por criollos,
culturas y pueblos principalmente europeos, han basado
su identidad en la riqueza de la constante mixtura surgida
en el intercambio propio de un lugar dominado por el trán-
sito portuario, por la libertad y extroversión que permite
expresar sin tapujos.
En los extremos norte y sur, allí donde la cordillera
de Los Andes han sido dispuestos para marcar el contorno
de la República, la identidad cultural difumina las fronte-
ras físicas y políticas, constituyéndose como el resultado
en primera instancia del altiplano y la Patagonia; en segun-
da, de lo boliviano–peruano–chileno y de lo chileno–ar-
gentino, respectivamente. En lugares aislados, dispersos,
protegidos, invisibles, donde se vive porque toda la familia
ha habitado allí, la espesura de la historia y el correr del
tiempo ha permitido preservan prácticas ancestrales, inclu-
so más allá de los intentos de cada país por nacionalizar
con sus instituciones estos territorios. En el caso de la
Patagonia, más allá también de los intentos por distinguir-
se de los colonos, y en el altiplano de la mano de la Iglesia,
que ha recogido las cosmovisiones preexistentes ahora
sincretizadas con las católicas, de las cuales emergen las
festividades religiosas como el evento comunitario e
identitario central.1
1 En un largo período también la zona central vivía una constante transculturación fronteriza, de vinculación, intersección y encuentros
a partir de los montes de los Andes que eran entendidos como un paso, lugar de intercambio para pehuenches, mapuches, bandoleros
y arrieros; no como un límite. La división político–administrativa interrumpió el intercambio cultural, elevó las cimas de la cordillera.
En el intento por ser Chile, en cierta medida, se dejó de ser andino.
MAPAS DE ROSTROS CON IDENTIDAD 415
Por último, en Rapa Nui, la historia los ha hecho
anclarse ya no en el eje identitario, sino en el de la
sobrevivencia como grupo humano, mientras con la es-
tabilidad de las últimas décadas se ha levantado una
frontera voluble entre lo continental y lo polinésico en
un territorio nacional. Por su parte, el archipiélago de Chi-
loé comparte ciertos rasgos con aquellos isleños, en lo que
tiene de aislamiento, de crecer siendo relativamente invisi-
bles a otros, y constantemente visibles a sí mismos, del
orgullo del singular y también de la endogamia e
introyección de la cultura.
Observamos asimismo el accionar del tiempo y las
horas en que están anclados los múltiples relojes que con-
viven en Chile. Al norte, la imperceptible demarcación de
las dos estaciones del año por la naturaleza, ha llevado a
que sean los ritos del hombre los que definan el fin de una
y el inicio de otra. Al centro, es el cuádruple cambio natu-
ral de temperaturas, luces, vegetaciones y movimientos el
que conduce hegemónico los giros del tiempo cíclico y las
faenas campesinas que se deben disponer para cada uno.
Al sur, se vuelven a diluir dos estaciones, y son los solsticios
los que anuncian los traspasos, con la noche más extensa o
la más breve del año, remarcadas por las celebraciones
comunitarias.
También transitamos por nuestros lugares. Desde el
ritmo nortino que genera el paso ciudad–desierto–ciudad,
esta última en general emplazada en la costa; la prolifera-
ción de asentamientos humanos de distintos tamaños y
edades: ciudades, pueblos y aldeas que aún conviven con
zonas agrícolas en el centro templado que las acoge, hasta
el sur que apacigua la proliferación de poblados, espar-
ciéndolos por un territorio prolífico en volcanes y que cre-
ce en aguas, sea en forma de ríos, lagos o mar. Chile se
cierra en el austro con la polarización entre una urbanidad
de ciudades anclas y la solitaria vida rural de extensos te-
rrenos ganaderos.
Al interior de ellos, notamos que la ruralidad agro–
minera del norte anida entre cajones precordilleranos, bor-
deando la invisibilidad, con la suficiente lejanía respecto
de las ciudades como para no recibir su influjo. Por el ais-
lamiento y la escasa calidad del suelo, el cultivo es comuni-
tario y se combina con las incursiones de pirquineros por
los cerros en busca de vetas capaces de arrojar mineral;
cerca de esas minas que en una época de abundancia y
derroche atrajeron a ciertas generaciones de campesinos
que hoy hacen disminuir su cantidad entre la población
general.
416 ATLAS CULTURAL MAPAS DE ROSTROS CON IDENTIDAD 417

Al centro en cambio, describimos la rururbanidad de que cada vez con menor constancia y frente a la cual emer- Datos de la cartografía Mapa Nº 1 • Que se cuenta con 2,2 creadores in-
Distribución de agrupaciones
la región de Valparaíso en comparación a la ruralidad más ge la conformación de una cultura urbana en las últimas Totales nacionales de música folklórica y de raíz dividuales registrados, por cada mil
dispersa y aislada de O’Higgins, Maule y la parte norte del décadas. En O’Higgins y el Maule, son dos los núcleos ur- El Proyecto arrojó un total nacio- folklórica por región habitantes de 14 años y más de todo
Bío Bío. Y las relacionamos con los grados de conectividad banos que mantienen su hegemonía desde la época colo- nal de 21.195 registros, que se país y que esta tasa asciende a 5 crea-
que genera en la primera la disposición circular de la pobla- nial; en Valparaíso y Bío Bío, junto a las ciudades del valle, desglosan en: dores por cada mil habitantes, cuan-
ción rural en torno a varios centros urbanos de importancia, se vuelve a dirigir la vista al mar con el comercio de las • 11.393 creadores individuales, do el cálculo es de creadores indivi-
36 — 50
y con la linealidad que produce en las segundas el paso de la ciudades–puertos. que alcanzan al 54% de este total duales estimados (48.101), por cada
51 — 80
ruta panamericana cercana a la cual crecen los dos centros La urbanidad de la metrópolis del país, el núcleo del nacional; mil habitantes del país igual o ma-
81 — 120
urbanos principales, entre los que se alínean agroindustrias y átomo que es Chile, que concentra, recepciona y convoca • 2.622 agrupaciones, que ascien- 121 — 200
yor de 14 años.
empleadas temporeras; lejana de la cual se conserva una cul- grupos sociales transterrados, la extrema pobreza y rique- den al 12%, y 201 — 230
• Que la concentración territorial de
tura tradicional, en espacios pequeños, con menores flujos y za en una ciudad cuyos espacios y recursos se encuentran • 1.512 manifestaciones colectivas, los 21.195 registros, se distribuye por
escasos tránsitos; menos permeada por el intercambio con segregados para la población. A la vez, Santiago actúa como que corresponden al 7% del re- las cuatro zonas del país de la mane-
las ciudades, sus leyes, normas y recursos. punto de contacto, absorción y muestra de las pautas cul- gistro. De esta manera, los crea- ra siguiente:3 la zona norte reúne al
En el norte del sur, pervive la ruralidad del campesi- turales extranjeras, añadiendo a las identidades dores individuales y agrupados y 21% de los registros; la central, el
no que persiste en los cultivos tradicionales, cosechando socioespaciales, las emanadas de la vinculación en redes las manifestaciones colectivas su- 31%; mientras la zona sur agrupa el
trigo tal como su padre y su abuelo, con las reducciones comunicacionales. man 15.527 inscritos. 18% y la Región Metropolitana el
indígenas pauperizadas por el desgaste de la escasa tierra, En las regiones del sur, la urbanidad tiene la forma • Por su parte, las instituciones re- 30%.
con haciendas ganaderas y los bosques de las industrias de grandes capitales ubicadas en el eje norte–sur. Ciuda- gistradas en el país son 4.341, en- • Podemos afirmar además, que la tasa
forestales, plantados por ex campesinos que abandonaron des de madera y cemento, de perfil moderno europeo, ro- tre instancias de apoyo, de ges- de registros de individuos reales (no
su predio o el de su familia, para participar de una faena deadas de periferias rurales para las cuales son el centro tión, salas y espacios, escuelas y estimados) por cada zona del país,
nómada a la que es difícil arraigarse. En el fin del sur, se indiscutido de servicios. Sólo en Los Lagos se descentra el talleres y medios de comunica- según mil habitantes iguales o ma-
* “ACUERDO ENTRE LA
extiende en estancias la ganadería, pastoreada por el poder de una urbe hegemónica, para repartirse entre ciu- ción, los que en su conjunto co- REPÚBLICA DE CHILE Y
yores a 14 años, es como sigue: zona
patagón transnacional. Allí donde la supremacía del terri- dades equivalentes en sus roles. Aysén, la capital regional rresponden al 21% de las inscrip- LA REPÚBLICA ARGEN- norte: 4,2; zona centro 2; zona sur
TINA PARA PRECISAR
torio destaca frente a la escasez de densidad poblacional, más joven del país, debe gran parte de su movimiento a su ciones del proyecto. EL RECORRIDO DEL LÍ- 2,7 y zona metropolitana 4,6. Si el
la definición de la ruralidad es indisoluble del aislamiento. función administrativa, sobre la cual aparece la calma e • Finalmente, los registros de pa- MITE DESDE EL MON-
cálculo se realiza con los individuos
TE FITZ–ROY HASTA EL

A su vez, advertimos una urbanidad nortina confor-
mada por ciudades hijas de las instalaciones industriales,
que emergieron por tanto con un equipamiento y funcio-
nalidad transitorios. Ciudades puertos, de cara al mar, y
que marcan una linealidad oriente–poniente en este Chile
bipolar. Así como la ciudad prefabricada cuya duración está
ligada a la de la industria extractiva, la cultura se ha debi-
do instalar, transportar desde otros lugares nacionales y
extranjeros.
Una línea litoral desde la Región de Coquimbo hasta
la Araucanía, remarcada por la sucesión de pueblos costeros,
simples, acogedores, que al norte y centro han dispuesto lo
básico para su existencia, porque el clima entrega lo de-
más, mientras al inicio del sur pesan tanto los recursos
marinos como el carbón, y ya con el frío de la Araucanía,
comienza a decrecer su presencia.
Una urbanidad centralina que ha crecido al servicio
del campo y sus faenas, que continúan permeándola, aun-
incompletitud urbanística de una ciudad con beneficios trimonio suman 1.192, entre mo- CERRO DAUDET” (Bue- estimados, para cada zona del país,
nos Aires, 16 de diciem-
de pueblo. Por último, Punta Arenas es una ciudad moder- numentos nacionales, patrimonio bre de 1998)
las cifras ascienden a: zona norte 9,9
na, porteña y cosmopolita, cuyo poder es directamente pro- local y monumentos conmemora- creadores por cada mil habitantes;
porcional a la cantidad de población que sostiene y a la tivos, que representan un 6% de zona centro, 4,4; zona sur, 5,8 y zona
importancia de su existencia en el resguardo geopolítico este catastro nacional. metropolitana, 3.
de nuestra puerta sur.
De la mano de este signo vinculante y distintivo, com- Estas cifras nos permiten indicar Creación
probamos que desde la cultura las divisiones o fronteras las siguientes tendencias generales: La información recabada por el
son otras. Claramente en muchos casos no coinciden con • Que se cuenta con un subtotal proyecto en el ámbito de la creación,
aquellas desde las cuales se administra el país, aunque su estimado de creadores indivi- compuesto por las distintas actividades
instauración sea anterior a las divisiones estatales. A algu- duales de 48.101 inscritos. Esta artísticas, ya sea en el ámbito indivi-
nas las supera. Es el caso, por ejemplo, de la extensión cifra supera el total de registros dual o agrupado, junto a las manifesta-
interregional de la cultura del valle central o de la región absolutos, en tanto asciende a ciones colectivas,* asciende a 15.527 re-
cultural chilota en la Patagonia, mientras otras son dema- la sumatoria de todos los suje- gistros, cifra que corresponde al 73%
siado amplias, tensionando la convivencia en un territorio tos inscritos e involucrados en del total de inscripciones. Al interior
de realidades divergentes, como la de Rapa Nui en la Re- procesos culturales y artísticos, de este universo, los creadores indivi-
gión de Valparaíso o la chilota, tanto isleña como conti- tanto individual como agrupa- duales lideran la distribución porcen-
nental, en la Región de los Lagos. damente;2 tual, representando al 73%, situación que se mantiene aún

2 El cálculo de creadores estimados, se elaboró sobre la base de la suma de los creadores individuales registrados por el proyecto y la
estimación de 14 integrantes —en promedio—, por agrupación inscrita. Este promedio fue resultado de la cantidad de integrantes de
una muestra conformada por 114 agrupaciones seleccionadas al azar entre los diversos acápites y de todo el país, a las que se les aplicó
una encuesta telefónica. Esta elevada cifra de estimación, hace referencia al éxito en la elaboración del catastro, pero no nos permite
afirmar que sea una información de carácter censal.
3 Cada zona está conformada por cuatro regiones contiguas a las que se suma el Área Metropolitana. De esta manera, Tarapacá, Antofagasta,
Atacama y Coquimbo, conforman la zona norte; Valparaíso, O’Higgins, Maule y Bío Bío, la zona central; Araucanía, Los Lagos, Aysén,
*
Magallanes y Antártica, la zona sur; finalmente está el Area Metropolitana. Es decir, estas cuatro zonas, en que agrupamos las regiones
político–administrativas del país, cumplen un objetivo instrumental que facilita la elaboración del material de apoyo visual (gráficos),
de manera tal que no constituyen una afirmación irrestricta de cualidades o características culturales comunes a las regiones así
organizadas. Por lo demás, los volúmenes de población que ellas reúnen son también variables: zona norte 1.485.563 habitantes; zona
centro 4.651.151 habitantes; zona sur 1.953.750 habitantes y la Región Metropolitana con 5.257.937 habitantes, producto de lo cual
no son comparables sólo a partir de esta concentración. INE, 1992.
Para disminuir el margen de tendencias siempre cargadas a las zonas de mayor población, es usual que hagamos cálculo de tasas, vale
decir, dividimos las cifras absolutas de actores culturales, por cada mil habitantes iguales o mayores de 14 años, en cada zona o región del
país.
Se han destacado en cursiva, todas aquellas actividades que corresponden a acápites consultados y otras que hacen referencia a ellos de manera
más general.
418 ATLAS CULTURAL
al considerarlos de acuerdo a la totalidad nacional de ins-
cripciones, donde concentran al 54% de ellas.
Por su parte, las agrupaciones y las manifestaciones
colectivas representan al 17% y 9,7% de la creación, res-
pectivamente. Cabe mencionar, que el grueso del regis-
tro de agrupaciones se encuentra compuesto principal-
mente por aquellas pertenecientes a actividades donde
se observa una amplia diversificación en las estrategias
de producción y reproducción; es el caso de la música
en todas sus variantes, del teatro y la danza, como las
más representativas.
Re–crear lo creado
Al establecer la relación entre la creación propiamen-
te tal, y la reproducción de ésta, se observa que los actores
dedicados a la reproducción son más numerosos, como
sucede en la música a través de los intérpretes individuales
y agrupados, aun cuando existen prácticas donde los crea-
dores materializan su creación en una obra artística pro-
pia, como los pintores y escritores, por ejemplo.
A su vez, la distribución territorial a nivel nacional de
actores abocados a la creación, varía dependiendo del tipo
de actividad a la cual se encuentran dedicados. Dentro de
la música, los compositores de música docta son escasos, y se
dispersan entre la Región de Atacama y la de Los Lagos,
concentrándose en la zona central, incluida la Región Me-
tropolitana. Asimismo, los directores de música docta son aún
menos, lo cual puede deberse en parte a las limitadas alter-
nativas de formación profesional enfocadas hacia esta es-
pecialidad dentro de nuestro país.
Una situación similar viven los compositores de música
popular internacional, en cuanto a su volumen; sin embar-
go, su radio de concentración territorial es menor, por cuan-
to se ubican entre la Región de Coquimbo y la Araucanía,
incluida la Región Metropolitana. Debe considerarse ade-
más, que la composición en este tipo de música también se
practica en la modalidad de cantautor y crecientemente las
agrupaciones crean sus propias canciones, incluyendo esta
labor dentro del proceso de representación.
En comparación a las dos actividades anteriores,
los compositores de música folklórica y de raíz folklórica
presentan una gran variación, al constituir un registro
más elevado, además de encontrarse presentes en todas
las regiones del país. Esta última característica es co-
mún también a los dramaturgos, cuya disciplina parece
desempeñarse paralelamente a la literatura, pues en la
mayor parte de los casos no han sido fruto de una tra-
dición académica.
4 Existe un subregistro de estas instancias en la Región Metropolitana.
5 Cifra obtenida a partir de la suma de los creadores individuales y el número aproximado de integrantes de cada agrupación, según el
valor que la muestra efectuada arrojó para cada caso. Así se obtuvo como resultado un total de 13 integrantes para las agrupaciones
Gráfico Nº 1
Total nacional de registros por área
Gráfico Nº 2
Total nacional de Música, según tipo de música
Al respecto, las escuelas y talleres dedicados a la
formación en las distintas disciplinas, presentan un pa-
norama variado, pues mientras existen escuelas y talleres
de pintura en todas las regiones del país, otras manifes-
taciones dentro de la plástica tienen opciones bastante
más restringidas de aprendizaje. En particular, según el
gráfico N° 4, los registros de escuelas y talleres de graba-
do sólo se observan en la Región de Valparaíso. 4 Esta
última junto a la de la Araucanía y la de Los Lagos, así
como la Metropolitana, concentran a las escuelas y talle-
res de escultura; más limitado es el caso de las escuelas y
talleres de fotografía artística, que sólo están registradas en
la Región de Coquimbo y la de Valparaíso, además de la
Metropolitana.
Dentro de las artes escénicas y co- Mapa Nº 2
Distribución de agrupaciones
reográficas, las escuelas y talleres de tea- de música popular internacional
tro están distribuidas desde la Región por región
de Antofagasta a la de Aysén, mientras
las escuelas y talleres de mimos sólo se
registraron en la Región de Coquimbo. 1 — 15
Luego, al comparar la cantidad de es- 16 — 30
cuelas y talleres con las compañías de 31 — 50
su respectiva actividad, se observa que 51 — 100
en teatro la cantidad de instancias de 101 — 144
aprendizaje es mayor, situación que se
invierte en la danza, donde además se
ha detectado escasez de espacios de
difusión, así como una alta inestabili-
dad en la continuidad de las compa-
ñías.
Fuertes presencias por todo el
territorio
Las prácticas más dominantes y
mejor distribuidas en el país, se en-
cuentran lideradas por las agrupacio-
nes de música folklórica y de raíz folkló-
rica (ver mapa nacional N° 1), las que
además de no requerir una formación
exclusivamente académica, se encuen-
tran caracterizadas por la impronta que
el valle central ha legado a las demás
zonas del país, a través del baile nacio-
nal y la figura del huaso. A ellas le si-
guen las compañías de teatro (ver mapa
nacional N° 5), que han experimenta-
do la apropiación de diversos espacios
sin una infraestructura determinada
desde donde desempeñar su oficio. Es
posible que el papel de las escuelas y
colegios donde esta disciplina consti-
tuye una actividad extraprogramática,
influya en la presencia territorial de sus
exponentes.
A su vez, y de acuerdo a lo ob-
servado en el mapa nacional N° 6, los escritores se encuen-
tran presentes a lo largo de todo el país. Sin duda, el carác-
ter individual de esta actividad propicia su desarrollo al
margen de condiciones de producción externas al creador.
Algo similar ocurre con los pintores, los que según el mapa
nacional N° 4, se concentran principalmente en la Región
de Coquimbo, de Valparaíso, del Maule y de Los Lagos,
de música, 13 para las compañías de teatro, 22 para las compañías de danza y 24 para las agrupaciones y talleres artesanales. Estas
prácticas reúnen el 93% de los registros totales estimados.
MAPAS DE ROSTROS CON IDENTIDAD 419
además de la Metropolitana. Por su par-
te, el mapa nacional N° 3 destaca la am-
plia presencia territorial de los artesanos
a través de todas las regiones, destacán-
dose la de O’Higgins, del Maule, del
Bío Bío y la de Los Lagos.
Aunque en menor cantidad, las
distintas expresiones de la música po-
pular internacional recorren la mayor
parte del país, esencialmente en la fi-
gura de sus agrupaciones (ver mapa na-
cional N° 2), las cuales se han desarro-
llado al alero de influencias foráneas,
como las cumbias y rancheras, el funk,
jazz, hip–hop y rock entre otros, o a
través de la mixtura de tradiciones lo-
cales con otras de menor arraigo, ge-
neralmente ligadas al intercambio que
se produce en los contextos urbanos.
Chile, país de ...
* “ACUERDO ENTRE LA
REPÚBLICA DE CHILE Y Las distintas disciplinas registra-
LA REPÚBLICA ARGEN-
TINA PARA PRECISAR
das en las áreas de creación artística,
EL RECORRIDO DEL LÍ- nos proveen de una primera aproxima-
MITE DESDE EL MON-
TE FITZ–ROY HASTA EL
ción al universo de la creación nacio-
CERRO DAUDET” (Bue-
nal según la distribución porcentual de
nos Aires, 16 de diciem-
bre de 1998) los individuos que intervienen por cada
tipo de manifestación. Así, los escritores
lideran la creación representando al
16% de ésta, seguidos por los pintores
y los artesanos, donde cada uno con-
centra un 11%; finalmente se encuen-
tran los exponentes de la música, con
7,2% para aquellos dedicados a la folkló-
rica y de raíz folklórica, 7,1% para la
música docta y 4,2% para la popular
internacional.
Sin embargo, esta distribución ex-
perimenta notables transformaciones al
calcular la representación de los indi-
viduos de cada área, dentro del uni-
verso estimado de 48.101 creadores individuales. De esta
manera, se altera el orden expuesto anteriormente, donde
los creadores de música folklórica y de raíz folklórica re-
presentan ahora al 31%, los de música docta y popular
internacional, al 11% y 16%, respectivamente; los artesa-
nos concentran un 13%, y finalmente los individuos dedi-
cados a la danza, con un 5%.5
420 ATLAS CULTURAL
Algunas apreciaciones
Si bien las características de las distintas áreas de la
creación manifiestan fluctuaciones internas, conforme al
volumen y distribución a lo largo del país, es preciso resal-
tar algunos rasgos que les otorgan unidad y continuidad a
pesar de sus variaciones.
El gráfico nacional N° 1 nos proporciona una prime-
ra aproximación al registro obtenido en cada área a nivel
nacional por zonas. Así se observa que las artes visuales
lideran la concentración de inscripciones, al representar al
25% de la totalidad del catastro nacional, seguidas por la
música y la literatura oral y escrita, con 24% y 13%, res-
pectivamente. Por su parte, las artes escénicas, que inclu-
yen al teatro y otras manifestaciones ligadas a la represen-
tación, participan en el quehacer cultural registrado con
un 4,5%. Encontramos luego a las artes coreográficas re-
presentadas por la danza, las que concentran al 3,1% de
los registros. Finalmente, el audiovisual, consecuentemen-
te con su incipiente desarrollo a nivel nacional, abarca al
1,2% de las inscripciones.
Luego, al interior de cada área, es posible distinguir
algunas continuidades que les caracterizan. En lo referido
al área de la música, según el mapa nacional N° 1, el tipo
más frecuente —en general de mayor volumen y presencia
territorial— es siempre la música folklórica y de raíz folkló-
rica, la cual se concentra principalmente en la zona central.
De acuerdo al gráfico nacional N° 2, esta situación se re-
vierte en la Región Metropolitana, en la cual la música docta
ejerce su dominio a través de la cantidad de registros que
exhibe en sus distintas actividades. Cabe destacar, que
este último tipo de música se observa en centros urba-
nos, donde frecuentemente se desarrolla ligada a insti-
tuciones, de las cuales obtiene algún tipo de apoyo, como
ocurre con las universidades, a través de sus orquestas
y coros. En el caso de estos últimos u otros conjuntos
que requieren de menor infraestructura y recursos, mu-
chas veces se genera apoyo desde entidades y organiza-
ciones ligadas al magisterio y a los gobiernos locales,
como son los municipios.
Dentro de las artes visuales y audiovisuales, el gráfico
nacional N° 3 expone que la artesanía es la expresión plás-
tica dominante en el país, cuya residencia preferencial es
nuevamente la zona central. Tal como ocurre con la músi-
ca, la Región Metropolitana se aleja de esta tendencia, donde
la pintura y el grabado constituyen las prácticas más fre-
cuentes, por sobre la artesanía. Es en esta región también,
y en particular en el Gran Santiago, donde se concentra la
actividad audiovisual, la cual también se observa, aunque
en menor cantidad, en otras dos regiones de la zona cen-
6 Sin duda, el acápite de declamadores y payadores deberá ser redefinido, en tanto se observan distinciones que no estaban contempla-
das inicialmente, como los cantores a lo humano y lo divino, los narradores orales o cuenta cuentos, por ejemplo.
Gráfico Nº 3
Total nacional de artes visuales y audiovisuales
según actividad
Gráfico Nº 4
Total nacional de escuelas y talleres
según área de la creación
tral, la Región de Valparaíso y la del Bío Bío, a través de
sus capitales, Valparaíso y Concepción.
Las artes escénicas y coreográficas se caracterizan por
congregar a dos de las expresiones con presencia en todo
el país: el teatro y la danza. Sin embargo, como se mencio-
nó, una constante en ellas es la desigualdad que existe al
comparar la cantidad de escuelas y talleres dedicados a la
enseñanza de cada disciplina en relación a la cantidad de
compañías. El teatro responde a la tendencia observada en
otras actividades, donde las instancias de aprendizaje re-
gistran menor cantidad que las agrupaciones, situación que
se revierte en la danza, donde se inscribieron más escuelas
y talleres que compañías. Esto introduce la interrogante
acerca del destino del aprendizaje en esta disciplina, la
profesionalización y las condiciones bajo las cuales se im-
parte y difunde. Otra continuidad al interior de esta expre-
sión, se relaciona con los tipos de danza que se imparten
en las escuelas, talleres o academias, las que en general se
encuentran dedicadas fundamental- Mapa Nº 3
Distribución de artesanos por región
mente a la transmisión de manifesta-
ciones contemporáneas, seguidas por
aquellas que incluyen bailes propios
de las colonias extranjeras, lo que con- 33 — 50
tribuye a alterar la visión tradicional 51 — 100
de la danza como una expresión ca- 101 — 150
racterizada exclusivamente por el bai- 151 — 260
le clásico. Una situación similar se 261 — 335
observa en las compañías, donde las
opciones por el anterior tipo de baile
es inferior en comparación con las
compañías de danza contemporánea
o ligadas a tradiciones foráneas.
Por su parte, la literatura oral y
escrita se encuentra liderada en todo el
país por la figura del escritor, cuya acti-
vidad presenta un fuerte arraigo a tra-
vés de las regiones, principalmente en
los centros urbanos. Si bien los regis-
tros de declamadores y payadores tam-
bién se observan en todo el país, éstos
se concentran en la zona central, a tra-
vés de un circuito que se extiende des-
de la Región de Coquimbo a la del Bío
Bío, incluida la Metropolitana, descen-
diendo en cantidad hacia las zonas ex-
tremas. Es posible afirmar también, que
la declamación y la paya parecen estar
experimentando un proceso de
revitalización en el último tiempo, por
cuanto los encuentros de payadores o
cantores populares inscritos son de re-
ciente data.6
Hombres y mujeres en la creación
La creación nacional, según se
observa en el gráfico nacional N° 10,
se encuentra caracterizada por la ma-
yor participación de hombres, los que
representan al 64% de los individuos registrados, situa-
ción que constituye una constante al interior de las distin-
tas actividades, salvo algunas excepciones.
Al introducirse en la especificidad de las áreas y dis-
ciplinas, se observa que, en general, los actores culturales
de sexo masculino superan el promedio nacional de su
participación. Esto sucede con los declamadores y payadores,
donde los hombres representan un elevado 82% de los
inscritos en este oficio; a ellos les siguen los dedicados a la
7 Ejemplo de ello, es la presencia de amplios listados aportados por instituciones y gremios, donde la mayor parte de sus afiliados
declara a la academia como origen fundamental de su aprendizaje.
MAPAS DE ROSTROS CON IDENTIDAD 421
música folklórica y de raíz folklórica y
popular internacional, con un 76% cada
una; luego los escultores, que concentran
al 74% de los creadores registrados, y,
finalmente, los exponentes de música
docta y los escritores, con un 68% y 67%,
respectivamente.
En tanto, las mujeres superan la
representación de su participación na-
cional en algunas disciplinas de las ar-
tes visuales como la artesanía y la pin-
tura, donde concentran al 54% y 43%,
respectivamente. Por último, a través de
la danza, la participación femenina se
destaca con un elevado 65%.
La transmisión de un saber
Consecuentemente con la coexis-
tencia a lo largo del territorio de mani-
festaciones cuyos aprendizajes se en-
* “ACUERDO ENTRE LA
REPÚBLICA DE CHILE Y
cuentran ligados a distintas tradiciones,
LA REPÚBLICA ARGEN- el gráfico nacional N° 12, muestra una
TINA PARA PRECISAR
EL RECORRIDO DEL LÍ-
equilibrada distribución de los registros
MITE DESDE EL MON-
según las estrategias declaradas por los
TE FITZ–ROY HASTA EL
CERRO DAUDET” (Bue- creadores individuales. De esta mane-
nos Aires, 16 de diciem-
bre de 1998)
ra, un 50% de los individuos declaró
como origen de su aprendizaje la aca-
demia o el seguimiento de cursos con
maestros o en talleres, el 34% se iden-
tificó como autodidacta, mientras el
16% restante, señaló a la transmisión
familiar o local como mecanismo de
aprendizaje de su actividad.
Dentro de las disciplinas que ca-
racterizan el aprendizaje a través de
la academia, destaca el 96% de los
cultores de música docta, el 75% y
65% de los pintores y escultores, res-
pectivamente.
El autodidactismo supera su repre-
sentación nacional al interior de algunas actividades, como la
música popular internacional, donde este mecanismo alcan-
za al 51% de los creadores, y al 38% de los dedicados a la
música folklórica y de raíz folklórica, así como al 50% de los
declamadores y payadores, y al 37% de los artesanos. Es proba-
ble además, que los creadores autodidactas se encuentren
subrepresentados, en tanto mantienen una menor vincula-
ción con instituciones o gremios que pudieran haber actua-
do como canalizadores del registro en algunos casos.7
422 ATLAS CULTURAL
La transmisión familiar o local caracteriza al 41%
de los artesanos, y al 33% de los exponentes de música
folklórica y de raíz folklórica. Ambas expresiones so-
brepasan la representación nacional de estas estrategias
de aprendizaje.8
Cabe destacar, que la distribución de los creadores
según el origen del aprendizaje, fluctúa dependiendo del
tipo de práctica a la cual se dedican. Esto se explica al
considerar las necesidades específicas de formación que
requieren las distintas disciplinas. Como ocurre con las
especialidades dentro de la música, en la cual las expresio-
nes doctas se inscriben necesariamente en estrategias más
académicas, que suponen el alejamiento de los individuos
de su núcleo de socialización, en contraposición a la músi-
ca folklórica y de raíz folklórica, donde la transmisión y
adquisición del conocimiento a través del autodidactismo
o transmisión de tipo familiar o local, se realiza a través de
la propia comunidad y en el lugar de origen, por ejemplo.
Comprendiendo estas particularidades, es posible valorar
cada proceso de aprendizaje vivido por los creadores, se-
gún la especificidad de su actividad.
Al respecto, también es posible identificar ciertas dis-
ciplinas cuyo desarrollo es característico de sectores rura-
les, donde no existen ni se requieren alternativas académi-
cas para permitir el desarrollo de las manifestaciones. Así
también, el acceso de los individuos a instancias de apren-
dizaje especializado, puede influir también en las estra-
tegias adoptadas para adquirir el conocimiento que les
permitan desarrollar sus actividades. Sucede en algunas
regiones, donde existen alternativas de formación musical
docta para niños, pero que no encuentran continuidad en
instancias dedicadas a la profesionalización, las que ade-
más residen siempre en los centros urbanos.
Finalmente, persiste una tensión respecto de la per-
cepción que se tiene dentro de la creación hacia los dife-
rentes mecanismos de aprendizaje, por cuanto las estrate-
gias más académicas gozan de una amplia legitimidad en
oposición al autodidactismo o los distintos tipos de trans-
misión local. Sin embargo, al interior de cada oficio la legi-
timidad muchas veces recae en factores que no se relacio-
nan necesariamente con las estrategias a través de las cua-
les se ha adquirido el conocimiento o, como se mencionó,
se encuentra ligada directamente a los requerimientos de
cada práctica.
Tradiciones en el tiempo
Los alcances temporales de las actividades regis-
tradas, a través de la antigüedad de los individuos, vin-
8 Cabe mencionar, que no se consultó origen del aprendizaje en las disciplinas del teatro. Lo mismo sucedió con el acápite de escritores;
sin embargo, entrevistas realizadas dan cuenta de una formación fundamentalmente autodidacta, para pasar luego a mecanismos más
formales, representados por los talleres de literatura.
Gráfico Nº 5
Total nacional de espacios de difusión artística
según tipo de exhibición
Gráfico Nº 6
Total nacional de manifestaciones colectivas
según tipo de manifestación
culan la creación con los procesos vitales de sus culto-
res, contribuyendo además a establecer caracterizacio-
nes de acuerdo a la estabilidad de las prácticas a lo lar-
go del tiempo. De acuerdo a lo observado en el gráfico
nacional N° 11, la presencia de actores culturales que
se han integrado al ámbito de la creación en la última
década (39%), es considerable, si se toma en cuenta
que el rango de 2 a 10 años representa un lapso menor
en cinco años al rango de 11 a 24 años que le antecede,
dentro del cual se ubica el 33% de los creadores. Esta
situación encuentra su mayor expresión, al calcular la
cantidad de individuos que se integraron a la actividad
creadora durante cada período. Así, durante el primer
rango mencionado —que registra a quienes comenzaron
a ejercer su oficio luego de 1988— se integraron 265 indi-
viduos por año, mientras durante el segundo —que abar-
ca los años comprendidos entre 1974 Mapa Nº 4
Distribución de pintores por región
y 1987— lo hicieron 144 sujetos.
Paralelamente, el 28% de crea-
dores que llevan 25 años y más en
su oficio, representa muchas veces la 10 — 50
estabilidad de ciertas prácticas o la tem- 51 — 75
prana integración en éstas por parte de 76 — 150
los creadores. De esta manera, tanto la 151 — 250
música folklórica y de raíz folklórica, 251 — 620
como la artesanía, la declamación y la
paya, constituyen manifestaciones de
larga data, donde los cultores han in-
gresado al campo de la creación desde
muy jóvenes, aun más si se toma en
cuenta que el aprendizaje fundamen-
tal se realiza en sus lugares de origen,
por cuanto no deben adherirse a los
plazos temporales fijados para el
aprendizaje por instituciones como
la academia, por ejemplo. Debe consi-
derarse además, que los cultores de las
expresiones mencionadas practican el
desarrollo de ellas a lo largo de toda
su vida.
Por otra parte, la fluctuación de
creadores a través de los períodos —an-
tes de 1973, entre 1974 y 1987 y des-
pués de 1988— que enmarcan los
rangos de antigüedad, está sujeta al
contraste que emerge al comparar la
fluctuación cuantitativa de creadores
a lo largo del tiempo, producto muchas
veces de las condiciones sociales y políti-
cas que caracterizan la realidad nacional
de aquellos períodos, y la percepción
cualitativa según el impacto que ha te-
nido el contexto para el desarrollo de
las distintas expresiones del arte.
Si bien se aprecia una baja en la
cantidad de creadores durante el pe-
ríodo comprendido entre los años 1974 y 1987 —el llama-
do “apagón cultural”—, y un posterior repunte al iniciarse
el proceso de la transición democrática, las transformacio-
nes experimentadas por el arte contribuyen a evaluar el
período desde una perspectiva distinta, en tanto surgió una
serie de manifestaciones que llevaron al arte por nuevos
caminos. De esta manera, la apreciación de un oscureci-
miento en la vida cultural nacional está teñida por la diná-
9 Si bien empiezan a gestarse nuevas expresiones y una reciente “camada” de creadores se abre paso en el campo de la creación en la
última década, se han abierto discusiones respecto de la calidad de aquella creación, así como la necesidad de reflexionar acerca de la
estabilidad de los creadores que se han incorporado recientemente.
MAPAS DE ROSTROS CON IDENTIDAD 423
mica propia de la cultura, en la cual los
cambios y transformaciones significan
nuevas formas de representar la reali-
dad e interactuar con ella, en este caso
desde la producción artística, la cual de-
bió comenzar la búsqueda de nuevos
referentes y expresiones menos ligados
al proceso social y político, como ha-
bía sido hasta 1973.9
No obstante, es innegable que las
repercusiones en la creación se encuen-
tran condicionadas además por el quie-
bre producido en los procesos de for-
mación y transmisión del conocimiento.
Recordemos la intervención de algunas
de las universidades más relevantes del
país durante el régimen militar, y el
consecuente cierre de carreras y mer-
ma en la labor de extensión cultural
* “ACUERDO ENTRE LA
que aquellas venían realizando desde
REPÚBLICA DE CHILE Y
mediados de siglo.
LA REPÚBLICA ARGEN-
TINA PARA PRECISAR
EL RECORRIDO DEL LÍ-
MITE DESDE EL MON-
Manifestaciones
TE FITZ–ROY HASTA EL colectivas
CERRO DAUDET” (Bue-
nos Aires, 16 de diciem- Los distintos momentos de inter-
bre de 1998)
cambio comunitario se encuentran
liderados por las festividades religiosas,
que representan el 36% del registro
total de manifestaciones colectivas; se-
guidas por los encuentros culturales es-
tables, más generales en su definición,
con un 30%; las festividades locales con
el 9%, y finalmente los carnavales, que
reúnen al 3,3% de estas expresiones.
Como se aprecia en el gráfico na-
cional N° 6, la zona norte congrega el
40% de estas manifestaciones, donde
a los acápites anteriores se añaden
como una particularidad de gran rai-
gambre los bailes religiosos y en algu-
nas zonas las asociaciones en torno a ellos. Le sigue la
zona central, que congrega al 30% de los registros obteni-
dos en esta área; luego la zona sur, con el 17%, y finalmen-
te la Región Metropolitana, que sólo acoge al 9,8%.
Las festividades religiosas, que en general se caracteri-
zan por su larga data, se desarrollan prioritariamente en
las cuatro primeras regiones del país (43%), disminuyen-
do su proporción según se avanza hacia la zona sur. Así, en
424 ATLAS CULTURAL
el centro se organiza el 28%, en el sur el 23% y en la
Región Metropolitana sólo el 5,2%. Ello es coherente con
las historias culturales de cada territorio, pues las tradicio-
nes altiplánicas de las poblaciones nortinas constituyen un
referente ancestral, que no ha sucumbido a la mixtura con
la religiosidad católica, generando manifestaciones que con-
vocan la fe de distintos pueblos, constituyéndose además
como factores de arraigo identitario.
Por otra parte, y consecuentemente con la seculariza-
ción observada en los centros urbanos, al acercarnos a la
Región Metropolitana se produce una disminución de las
instancias colectivas que reviven la fe, lo que no significa
necesariamente una desaparición de ésta, sino el mayor
desarrollo de estrategias individuales que se alejan del in-
tercambio comunitario. En medio, se encuentra el aún rele-
vante calendario festivo del valle central, hispano, criollo,
católico, donde todavía perviven una serie de manifesta-
ciones que se pueden observar también en la periferia ru-
ral del Gran Santiago, por ejemplo. Más al sur, la participa-
ción de otras confesiones marca su peso, al igual que las
limitaciones del clima para la celebración de procesiones y
romerías en espacios abiertos, con lo cual las acciones de
gracias y rogativas tienden a ser más privadas, a excepción
de aquellas propias de los pueblos indígenas que persisten
en la comunidad ritual que las sustenta.
En contraposición a las manifestaciones descritas an-
teriormente, los encuentros culturales estables poseen un ca-
rácter más abierto, por cuanto constituyen convocatorias
heterogéneas, y en general de reciente data, que no pre-
sentan la vinculación específica o exclusiva con la tradi-
ción de una comunidad, aunque es posible distinguir su
particularidad comunitaria, dependiendo del tipo y canti-
dad de público al cual están destinados. Así, se observa la
existencia de encuentros masivos o megaeventos, cuya rea-
lización reside generalmente en las capitales regionales, los
que congregan a personas de distintos puntos de la región
y el país, por ejemplo. En otra escala, se encuentran aque-
llos organizados por las comunidades locales, destinados
preferentemente a sus propios habitantes.
Si bien su cobertura territorial es relativamente equi-
librada, de su concentración en las distintas zonas puede
desprenderse la relevancia que tienen al interior de ellas.
Resulta significativo que en la zona norte los encuentros
concentran sólo el 19% de los registros en este acápite,
mientras en la zona central se inscribió el 31,4%, seguida
por la zona sur con un 27%, y finalmente la Región Metro-
politana con el 22,3%.
Institucionalidad cultural
Las 4.341 instituciones registradas se distribuyen en
las zonas de la siguiente manera: 816 están en la zona nor-
te (18,8%); 1.473 en la zona central (34%); 9.738 en el sur
Gráfico Nº 7
Total nacional de patrimonio natural y humano
según tipo de patrimonio
Gráfico Nº 8
Total nacional de instancias de apoyo y gestión
según tipo de instancia
(22%) y 1.079 en la Región Metropolitana (25%).
Por su parte, las instituciones de apoyo registradas son
3.090, conformando el 71% del total de instituciones del
proyecto. Las instituciones de gestión alcanzan las 441 ins-
cripciones con un 10% del total de registros de esta área y
finalmente los medios de comunicación, con 802 registros,
que implican al 19% de las instituciones.
Instancias de apoyo
Las 3.090 instituciones de apoyo se distribuyen en las
cuatro zonas con 568 en la zona norte (18%), 1.047 en la
zona centro (34%), 700 en la zona sur (23%) y 783 en la
Región Metropolitana (25%).
Al proporcionar la cantidad de instancias de apoyo
con la población igual o mayor de 14 años del país, resulta
que existen 3 instituciones por cada diez mil habitantes.
En la distribución zonal, son 5,4 en la
Distribución de compañías de teatro
zona norte; 3,1 en el centro; 5 por cada
diez mil en la zona sur, y 2 en la zona
metropolitana. Vale decir, esta última
zona, que concentra gran parte de las
instituciones de poder político, admi- 7 — 10
nistrativo, financiero y de producción 11 — 15
de conocimiento, en cuanto a la cultu- 16 — 20
21 — 30
ra aparece con menor cobertura para
31 — 84
su población.
Ahora bien, si hacemos el cál-
culo entre salas y espacios de difusión
cultural, tales como salas y espacios,
galerías, salas de exposición audiovisual,
salas de teatro, escenarios de danza y fe-
rias artesanales, por la cantidad de in-
dividuos y agrupaciones existentes en
el país, resultan 0,08 espacios por
creadores. Es decir, hay un espacio
de difusión por cada 10 individuos o
agrupaciones dedicadas a la creación
o reproducción cultural.
Bibliotecas, salas y espacios
Contamos con un registro de
514 bibliotecas en todo el país y 719
salas y espacios para muestras cultura-
les. Ello implica que el 17% de las
instancias de apoyo son bibliotecas y
el 23% son salas y espacios, constitu-
yéndose en los dos tipos de institu-
ciones más frecuentes y mejor dis-
tribuidas a lo largo del país, como
se puede apreciar en los gráficos na-
cionales N° 5 y N° 8 y en los mapas
nacionales Nº 7 y Nº 8.
Sin embargo, en el 21% de las
comunas no tenemos registradas bi-
bliotecas y en el 37%, salas y espacios,
habiendo a su vez, comunas donde
existen varia(o)s registrada(o)s. O
sea, tenemos aproximadamente una biblioteca para
25.000 personas y una sala o espacio para 18.000 per-
sonas.
Es importante señalar además, que las bibliotecas
–principalmente las adscritas a la Dirección Nacional
de Bibliotecas, Archivos y Museos— han ido convirtién-
dose paulatinamente en espacios para muestras y difu-
sión cultural. Así también, es posible encontrar expe-
riencias que aun siendo aisladas, han resultado exitosas
y donde el concepto de inmueble y salón de lectura se
ha visto enriquecido con la idea de que la biblioteca
MAPAS DE ROSTROS CON IDENTIDAD 425
Mapa Nº 5 puede llegar a la gente; como en
Aysén el Bibliobus rural, los Biblio-
por región
metros en Santiago y los Bibliotrici-
clos y Biblioquioscos en los cerros
de Valparaíso, que son parte de estas
iniciativas estimuladoras.
Las salas y espacios para muestras
culturales, por su parte, son acápites más
abiertos a la apropiación que en la rea-
lidad hace la gente de ellos, al momen-
to de buscar “escenarios” posibles para
sus creaciones y para la reproducción
cultural local. El ejemplo emblemático
lo constituyen los polivalentes gimna-
sios que se transforman en teatros, sa-
las de baile o escenarios musicales, lue-
go del partido de fútbol. Ello ocurre
en muchos pueblos y ciudades a lo lar-
go del país. A pesar de que esta apro-
piación y uso diversificado resuelve par-
* “ACUERDO ENTRE LA cialmente las necesidades de expresión
REPÚBLICA DE CHILE Y
LA REPÚBLICA ARGEN-
de las comunidades, es claro que de-
TINA PARA PRECISAR muestran la poca especialización de la
EL RECORRIDO DEL LÍ-
MITE DESDE EL MON- infraestructura para la cultura. Es ne-
TE FITZ–ROY HASTA EL
cesario señalar además, que otra de las
CERRO DAUDET” (Bue-
nos Aires, 16 de diciem- problemáticas asociadas a la infraes-
bre de 1998)
tructura de apoyo, es la poca accesibi-
lidad que ofrecen las instituciones en
general a los creadores no adscritos a
ellas.
Los espacios públicos o destinados
a la comunidad, de carácter gratuito o
sin fines de lucro, se han desvinculado
y la percepción de los creadores es que
la institucionalidad aún está separada
de la particular dinámica de la activi-
dad cultural. A la institución se la liga
con el poder y fundamentalmente con
el poder estatal o municipal, y lo que
aparece como más evidente, es la ca-
rencia, las dificultades de acceso, la falta
de calidad y oportunidad de estos espacios; quizás porque
justamente no son espacios comerciales ni privados, de-
bieran ser facilitados por el Estado para dejarlos en manos
de la comunidad. Es así como los artistas y creadores per-
ciben que hay intermediarios que inhiben y obstaculizan
la apertura, gratuidad y accesibilidad a tales espacios.
Corporaciones, fondos y fundaciones
Se observa en las regiones, una confluencia de las
instancias de apoyo definidas desde el nivel central con los
regionales. Por su parte, existe una concentración centra-
426 ATLAS CULTURAL
lista de éstas, tanto en la capital nacional como en las re-
gionales.
Es indudable que el Estado sigue siendo el inquiridor
y el mayor aportador en la demanda de recursos económicos
para la cultura, en tanto no poseemos una sociedad civil or-
ganizada en torno a este tema, salvo en su versión comercial
de la entretención. No obstante esta mayor responsabilidad
estatal, los balances de estos fondos indican que se está cu-
briendo no más de 15% aproximadamente,10 de la demanda
de quienes se han integrado a los circuitos de competencia a
través de proyectos, los que sin duda no constituyen la ma-
yoría del mundo cultural del país.
Sin embargo, en algunas ciudades y regiones, se
percibe la emergencia de agrupaciones a través de las
cuales se han puesto en marcha pequeñas fundaciones
(corporaciones culturales, centros culturales) con las que
se intenta disminuir la enorme dificultad en la conse-
cución de recursos y apoyo para la actividad cultural,
proveniente del erario nacional. Creemos que podría
estarse generando un incipiente proceso de asociación
y privatización de las iniciativas, adscritas a la noción
del trabajo cultural y artístico como un quehacer renta-
ble, perspectiva que difiere de la tradicional subven-
ción estatal de la cultura.
En los últimos 10 años, los artistas han debido
aprender a postular a los fondos y de esta manera se ha
ido gestando lentamente la “cultura del concurso” como
“competencia de competentes”. Ello ha implicado el sur-
gimiento de una nueva barrera dentro del mundo cul-
tural donde los que manejan más información, lógicas
de autogestión para la difusión cultural y que logran
mayor legitimidad social como artistas, han logrado
constituirse en una especie de elite de esta liberaliza-
ción en la resolución de los problemas del
financiamiento de la cultura artística.
Esta cultura de proyecto, como todo, no permite a los
artistas desarrollar una carrera o una trayectoria con conti-
nuidad y sistematicidad. No existe —a través de esta dinámi-
ca alternada de azares y escasez de recursos— la posibilidad
de establecer contactos con los pares y compartir pertenen-
cia y experiencias, que no sea esporádica y eventualmente.
La figura del concurso, de los fondos y fundaciones,
viene a reemplazar a la antigua división entre el Estado y las
universidades, los sindicatos o gremios que a través de sus
políticas de extensión, gestionaban actividades culturales,
dejando al Estado el rol de canalizar a través de ellos los
recursos para cultura.
10 Son estimaciones a partir del balance de los últimos años, del Fondo Nacional de Apoyo a las Artes y la Cultura.
11 Cuestionario Cartografía Cultural de Chile, opinión de de María José Lemaitre, Consejo Superior de Educación.
12 La extensión cultural no es un espacio físico, es el territorio de intersección entre la universidad y la sociedad. Así era concebido como
Gráfico Nº 9
Total nacional de medios de comunicación de masas
según tipo de medio
Gráfico Nº 10
Total nacional de creadores según sexo
Universidades
Coherentemente a la distribución de la población, y
como muestra el gráfico nacional N° 8, las universidades se
encuentran fuertemente concentradas en la Región Metro-
politana y en la zona central, luego en porcentajes bajos y
similares, en las zonas norte y sur del país. No obstante,
existen regiones muy desprovistas de cobertura suficiente
para la educación superior, de acuerdo al número y distri-
bución de su población, como es el caso de Los Lagos,
Aysén y Bernardo O’Higgins.
Hoy se hace imprescindible además, distinguir entre
las universidades tradicionales y las privadas, así como entre
las antiguas y las recientes. Entre las Mapa Nº 6
Distribución de escritores por región
inscritas, 38 han surgido en los últi-
mos 10 años; 17 entre 1974 y 1988, y
11 tienen más de 25 años de existen-
cia. Las del primer rango correspon- 26 — 50
den a instituciones privadas y sin apor- 51 — 100
te fiscal; las del rango intermedio re- 101 — 200
únen a muchas de las que dejaron de 201 — 300
ser parte de las tradicionales de cober- 301 — 1168
tura nacional, como la Universidad de
Tarapacá, ex sede de la Universidad de
Chile, o la Universidad del Bío Bío, ex
sede de la Universidad Técnica del Es-
tado. Por tanto, éstas aparecen con una
antigüedad inferior a la de su forma
jurídica precedente. Finalmente, en
el último rango están las tradiciona-
les, todas con aporte fiscal y larga tra-
yectoria en sus respectivas regiones.
Con relación al rol de ellas en el
ámbito cultural, la situación actual es
compleja; las privadas, en general, son
universidades sin protección frente a
la normativa del pragmatismo domi-
nante, lo que las obliga a actuar de for-
ma inmediata, a corto plazo, sujetas a
la “necesidad de hacer caja”, encontrar
“un nicho en el mercado” y estar siem-
pre bajo la presión de la supervivencia
y respondiendo a los “alumnos–clien-
tes”. “No tienen fines de lucro, pero sí
los tienen de supervivencia, y llega un
momento en que las consecuencias de
uno y otro, son tan parecidas que es
difícil distinguir”.11
Las antiguas universidades, por
su parte, han reducido el rol central
12
de extensión y gestión cultural, para
dedicarse a formar técnicos y profesio-
nales, disminuyendo el espacio desti-
nado a la formación de personas con una formación inte-
gral y universalista. La identidad de un egresado de cual-
quiera de estas universidades, era identificable más allá de
su despliegue profesional. La construcción de perfiles iden-
titarios claros se gestaba fuera del aula más que dentro de
ella; era el currículo paralelo el que los distinguía entre las
otras instituciones. Asimismo, fueron muy relevantes en la
una misión tradicional de la universidad, era extrapolar la vida universitaria más allá de las fronteras institucionales y de manera
gratuita. La extensión ocurre vinculada al quehacer universitario, pero no sujeta al currículo formal.
13 Cuestionario Cartografía Cultural de Chile, opinión de de María José Lemaitre, Consejo Superior de Educación.
MAPAS DE ROSTROS CON IDENTIDAD 427
estimulación de actividades culturales
y de creadores en las regiones; fueron
escuela de gestión, gracias a su cerca-
nía a la cultura y en su centralidad en
referencia a la sociedad en la que esta-
ban insertas. En algunas regiones, se
constituyeron como el promotor fun-
damental del desarrollo cultural, el cen-
tro de la creación, difusión e intercam-
bio. Muchas orquestas, compañías de
teatro, ballet, salones de pintura, even-
tos de investigación, reflexión y expe-
rimentación en las distintas áreas, sur-
gieron al alero de estas instituciones.
Con el advenimiento del régimen
militar, el cierre de carreras, la pérdida
de la pluralidad y la disminución de
los recursos estatales para la educación
superior, se ven mermadas no sólo las
* “ACUERDO ENTRE LA
actividades, sino que también aquel
REPÚBLICA DE CHILE Y tiempo y espacio para la culturización
LA REPÚBLICA ARGEN-
TINA PARA PRECISAR de los estudiantes y para el ocio creati-
EL RECORRIDO DEL LÍ-
vo. Lo primero que se sacrificó fue el
MITE DESDE EL MON-
TE FITZ–ROY HASTA EL espacio de extensión, las posibilidades
CERRO DAUDET” (Bue-
nos Aires, 16 de diciem-
de adquirir cultura paralelamente a la
bre de 1998)
formación profesional. Por el peso que
tuvieron y por el esfuerzo con que se
desarrollan las disciplinas artísticas hoy,
así como por el costoso camino de la
investigación y la crítica, el efecto en la
cultura se siente fuertemente en todos
las regiones. Éste es un gran reclamo.
Ahora existe una generación de perso-
nas que creció desvinculada de la uni-
versidad como ente formador de
liderazgo en la gestión cultural, y que
tiene sobre sí otra generación que creó
desde ella.
Actualmente, la universidad como
institución ha perdido posición y rele-
vancia en el desarrollo social; “la sociedad no confía en la
universidad”, los estudiantes están desencantados; por lo tanto,
su capacidad crítica es restringida. La investigación está re-
ducida a ser un mecanismo para la obtención de recursos y
por ello se investiga casi exclusivamente lo que tiene venta
en el mercado. De esta manera se estrechan enormemente
los espacios de reflexión y crítica independiente.13
428 ATLAS CULTURAL
Librerías
Está inscrito en la zona sur del país, un número desta-
cado de librerías, que pareciera pertinente ser considerado
como un factor de análisis y profundización, pues éstas co-
rresponden al tipo de instancia que se funda sobre la base de
ser viables gracias a la demanda real de libros de parte del
público. En una biblioteca la gente puede o no solicitar
libros; una librería subsiste en función de las ventas y su
clientela. Es cierto que la mayoría combina productos y
son menos aún las que se especializan. No obstante, es muy
probable que este dato pueda estar asociado a la profusión
de la literatura en la zona de la que se trate, así como la
especialización de las mismas, podría estar vinculada a las
zonas más urbanizadas y con una o más universidades.
Ferias artesanales
Parecen fructificar en los territorios con perfil turísti-
co, por tanto en las regiones VI y VII, no suelen ser el
espacio de intermediación con los creadores y
reproductores de artesanía, tan prolíficos en la zona cen-
tral. Así, los distintos pueblitos especializados en alguna
rama de la artesanía, como Rari o Quinchamalí, pasan a
constituirse en centros que reúnen todas las funciones; el
lugar entero es residencia, taller y mercado.
Por otra parte, encontramos las situadas en espacios
de intercambio comercial y de mayor circulación de visi-
tantes. Estas ferias muestran artesanías de menor vincu-
lación con los materiales propios de la zona; es más,
presentan una variedad de productos que traspasan ge-
neralmente las fronteras de sus territorios cercanos y que
pueden ser temporales.
Finalmente existen las ferias estables, que conjugan
el espacio taller con el de comercialización, como es el caso
del Pueblito de los Dominicos u otras de artesanos tradi-
cionales como las de los mercados municipales.
Museos
Estos espacios se encuentran bien distribuidos a lo
largo de nuestra geografía. En la zona norte, se registran
41 que corresponden al 25% del país; en la zona central
son 52 con el 31%; la zona sur presenta 37 con el 22%, y la
zona metropolitana 36, con un 22%.
Los museos son el espacio de los intangibles cultura-
les y patrimoniales. La diversidad de tipos de museos y la
dominancia de los museos históricos, apunta a una bús-
queda de la identidad y raíces del lugar donde están
implantados. Es claro que existe una cultura de la instau-
ración del museo como referente identitario, más aún en
lugares que reciben visitantes; son entonces la fotografía
de la historia propia frente a la otredad. Un país culto debe
tener museos y bibliotecas, haya o no concurrencia, a dife-
rencia de las galerías de arte, librerías y ferias artesanales que
Gráfico Nº 11
Total nacional de creadores según rasgos de antigüedad
(año de referencia: 1997)
Gráfico Nº 12
Total nacional de creadores según origen de aprendizaje
se alzan como espacios de transacción de bienes culturales
tangibles y que se ubican geográficamente persiguiendo
un potencial consumidor.
Habría que señalar que los tipos de gestores y pro-
motores de los museos locales son muchos y variados, por
lo que no existe un monopolio en la iniciativa. Requieren,
sin embargo, estar al resguardo de instituciones que ase-
guren su continuidad, renovación, mantención y financia-
miento. De esta manera pueden ser estatales, municipales,
universitarias, militares y eclesiales, así como familiares o
simplemente comunitarias.
Galerías de arte
Las galerías de arte han proliferado en nuestro país en
las últimas décadas y se encuentran también distribuidas
en todo el territorio, con una clara Mapa Nº 7
Distribución de bibliotecas
dominancia en la zona metropolitana. por región
La Cartografía registra 13 en la zona
norte, con el 12% nacional; 33 en la
zona central, con 31%; 12 en la zona
sur, que representan el 11%, y 50 en 11 — 20
el área metropolitana, que ascienden 21 — 30
al 46% de los registros nacionales. 31 — 46
47 — 70
Estas últimas, a diferencia de sus
71 — 110
homónimas regionales, están asociadas
a la incipiente industria cultural del
país. Las registradas en regiones, en
cambio, tienen mayoritariamente un
carácter expositivo y un menor perfil
comercial que las santiaguinas.
Medios de
comunicación de masas
De acuerdo al gráfico nacional
Nº 9, del total de 802 medios regis-
trados en el país, 162 se encuentran
en la zona norte y corresponden al
20% de ese total; 261 están en la zona
centro con un 33%; 219, en la zona
sur con 27%, y finalmente 160 en la
zona metropolitana, los que implican
un 20% del total inscritos.
Los medios de comunicación na-
cionales se distinguen según tipo de
medio en: 69% de radios, 25% de pren-
sa escrita y 6% de canales de televisión.
La distribución porcentual de ra-
dios por grandes zonas es de 22% en
la zona norte; 34% en la zona centro;
32% en la zona sur, y 12% en la zona
metropolitana.
El cálculo de la tasa correspon-
diente a la cantidad aproximada de ha-
bitantes por radio local inscrita, según
las grandes zonas, es de 12.000 habi-
tantes por radio en la zona norte;
24.400 en la zona central; 10.800 en la zona sur y 84.800
en la metropolitana. No obstante estar bien distribuidas a
lo largo del país, las radios de la Región Metropolitana son
menos en cantidad respecto de su población; sin embargo,
es desde allí donde se generan la mayoría de las cadenas
transregionales.
En los últimos 10 años, ha habido una gran profusión
de radios y de cadenas de conexión satelital, que repercuten
en la existencia cada vez mayor de programaciones
globalizadas, fundamentalmente noticiosas, lo que afecta a
grandes extensiones territoriales que involucran a varias
MAPAS DE ROSTROS CON IDENTIDAD 429
regiones. Esto ha traído como correlato,
la disminución del perfil local de di-
chas programaciones y el consiguiente
aumento del monopolio temático y de
enfoque informativo.
Los canales de televisión loca-
les han experimentado un proceso
expansivo muy reciente que dificul-
ta el análisis de impacto en la pobla-
ción. Existen percepciones iniciales
que valoran en general estas iniciati-
vas, pero se reclama mayor calidad
en la programación, que les permita
conectar el deseo de acercamiento
del medio a la localidad, pero con ca-
pacidad de entretención. Actualmen-
te todas las regiones del país tienen
al menos un medio televisivo local.
Los medios de comunicación
audiovisual —cine y televisión— en
general, habrían repercutido en las
* “ACUERDO ENTRE LA
REPÚBLICA DE CHILE Y propuestas escénicas, influyendo en las
LA REPÚBLICA ARGEN-
TINA PARA PRECISAR
temáticas, la escenografía, la puesta en
EL RECORRIDO DEL LÍ- escena, la iluminación, la música en
MITE DESDE EL MON-
TE FITZ–ROY HASTA EL vivo, el desafío de estimularle al espec-
CERRO DAUDET” (Bue-
nos Aires, 16 de diciem-
tador todos los sentidos desde el esce-
bre de 1998) nario, trasladando la multimedia a la
relación directa y no “envasada” que
implica el audiovisual. También en la
plástica se comienza a construir un es-
pacio escénico con influencia audiovi-
sual a través de las instalaciones.
Los medios de prensa escrita se
encuentran subrepresentados, lo que
podría explicarse por la inestable
temporalidad de los mismos, así
como por su restringida difusión. No
obstante, figura la zona metropolita-
na como gran concentradora de es-
tos medios, alcanzando el 44% de los
nacionales inscritos; 15% la zona nor-
te; 29% la zona centro, y 12% la zona sur.
El balance de estabilidad en el tiempo marca una
gran distinción entre aquella prensa que ha logrado ins-
talarse en el medio y una gran profusión de iniciativas de
muy diversa motivación que no logran perdurar en el tiem-
po. Se ha detectado, por ejemplo, publicaciones comuna-
les que al parecer constituyen una nueva política de difu-
sión interna y de reforzamiento identitario local, pero muy
pocas de ellas fueron inscritas, pues es probable que no
hayan contado con dos años de antigüedad o con la vigen-
cia necesaria.
430 ATLAS CULTURAL
Patrimonio natural y
Distribución de salas y espacios
humano
La distribución del patrimonio
—monumentos nacionales, patrimonio
local y monumentos conmemorativos—
a través de las grandes zonas identi-
ficadas es de 28% en la zona norte;
30% en la central; 20% en la zona
sur, y 22% en la metropolitana.
Un 37% de los patrimonios legi-
timados por la comunidad no cuenta
con reconocimiento legal e institucio-
nal, como se puede apreciar en el grá-
fico nacional Nº 7, a través de la canti-
dad de monumentos nacionales com-
parados con la cantidad de patrimonio
local. Esta información refleja el reco-
nocimiento que tiene la población res-
pecto de sus bienes patrimoniales, más
allá de que se encuentren o no legali-
zados. Además, el tipo de monumento
designado educa a la población en la
salvaguarda de bienes similares a los re-
conocidos institucionalmente. De esta
manera, aparece la zona norte del país –
con especial énfasis en la Región de
Coquimbo—, con un alto desarrollo de
conciencia patrimonial, al menos en la
identificación de sus bienes no prote-
gidos, pues los patrimonios locales son
casi tantos como los monumentos nacio-
nales y constituyen para la zona, el 35%
de los registrados por la Cartografía en
todo el país.
Todos los tipos de patrimonio y
sus motivaciones son rastros o hue-
llas de la historia local o nacional.
Con estos últimos, se establece una
línea de continuidad de la historia
patria en todo nuestro territorio a tra-
vés de los monumentos conmemorati-
vos, principalmente. El caso emblemático de esta convi-
vencia se produce en Santiago, donde existen patrimo-
nios que no están vinculados a su historia territorial,
Mapa Nº 8
como tampoco a su realidad cultu-
para muestras culturales ral.
por región Por otra parte, estos bienes pa-
trimoniales o conmemorativos se im-
plantan en los territorios a la manera
6 — 10 de hitos o símbolos de dominio, que
11 — 20 surgen de algún sector social o insti-
21 — 60 tucional. De esta manera, es frecuente
61 — 80 que en referencia a un proceso con-
81 — 116 flictivo se extrañen los de los derrota-
dos, o estén sobrerepresentados unos
por sobre otros.
Las tres comunas con mayor can-
tidad de monumentos nacionales son
Santiago, Iquique y Valparaíso. Obser-
vando el tipo de patrimonio y su de-
pendencia, creemos que la tendencia
de concentración en la ciudad capital
radica en que ella ha vivenciado gran
parte de la historia nacional, o ha ge-
nerado desde allí procesos hacia los
* “ACUERDO ENTRE LA
REPÚBLICA DE CHILE Y extremos. Es también, donde primero
LA REPÚBLICA ARGEN-
TINA PARA PRECISAR
se instalaron las instituciones de po-
EL RECORRIDO DEL LÍ- der dominantes. De esta manera, ello
MITE DESDE EL MON-
TE FITZ–ROY HASTA EL se expresa en edificaciones arquitec-
CERRO DAUDET” (Bue-
tónicas emblemáticas; palacios de las
nos Aires, 16 de diciem-
bre de 1998) elites económicas, construcciones re-
publicanas del siglo XIX, iglesias y
otras de tipo militar.
Las dos ciudades costeras, por
su parte, congregan a los explorado-
res nómadas del mar, los que han
procurado demarcar recorridos a tra-
vés de los monumentos conmemorati-
vos, en todo el país y en particular
donde han existido grandes flujos de
recursos financieros en las épocas en
que el comercio mundial circulaba
por vía marítima. Finalmente, las tres
ciudades mencionadas han tenido
entre sus componentes fundaciona-
les, una importante población de origen europeo, lo que
podría ser un factor de potenciación de la cultura del
recuerdo.
GLOSARIO
DE TÉRMINOS
Este anexo está compuesto por un glosario que contiene
las definiciones de los 81 acápites en que se han agrupado
los registros que componen la Cartografía Cultural de Chi-
le. Cada una de estas definiciones encabezó las distintas
áreas de creación, tipos de institución y manifestaciones
artísticas y culturales que conforman este Directorio.
A través de significados sencillos quisimos orientar la ins-
cripción en los diferentes e ilimitados rumbos que dan vida
a la cultura. Debido a que ella surge del decantamiento de
un proceso dinámico de cambio, reconstrucción y crea-
ción de nuevas áreas de expresión, un grupo de estas defi-
niciones fueron generadas al recibir una gran cantidad de
inscritos en el acápite “Otros”. Este apartado se reservó
para acoger, en la medida de lo posible, manifestaciones
emergentes, menos difundidas o legitimadas.
I. Instancias de Gestión y Difusión
Vinculadas a la Cultura
Bibliotecas: instituciones dedicadas a la conservación y
difusión del registro escrito de la cultura (libros, dia-
rios, revistas, etc.). Se han considerado aquellas privadas
o universitarias, generales y especializadas de cualquier di-
mensión, que estén abiertas al público a través de activida-
des como el préstamo, la lectura en sala, exposiciones, etc.
Canales de televisión: señal de emisión por cable o abierta,
que emite mensajes en formato audiovisual, producidos
preferentemente en la región, abarcando el quehacer re-
gional y/o comunal.
Corporaciones, fondos y fundaciones: instituciones que
ofrecen distintos programas de apoyo o financiamiento en-
focados al desarrollo de áreas del conocimiento o creación
artística. Estos pueden fomentar la investigación, difusión,
implementación de infraestructura, etc.
Encuentros culturales estables: son aquellos eventos artís-
ticos que se realizan con periodicidad, y que reúnen a la
comunidad en torno a un área creativa particular (por ejem-
plo, festivales de cine, muestras de dramaturgia, encuen-
tros de bailes tradicionales, etc.).
1 Ver acápite “Otros” al final del Glosario.
2 Ver acápite “Otros” al final del Glosario.
MAPAS DE ROSTROS CON IDENTIDAD 431
Escuelas y talleres artísticos: instituciones dedicadas a la
enseñanza y difusión de distintas ramas del arte (plástica,
música, teatro, etc.). (Este acápite surgió para reagrupar las
escuelas y talleres que se encontraban registrados simultá-
neamente en distintas áreas de creación, ya que imparten
conocimientos en más de una rama del arte con similar
énfasis).
Gestores culturales: individuos o entidades públicas o pri-
vadas, dedicadas a la elaboración, difusión e implementa-
ción de propuestas de carácter cultural. (Esta agrupación
provino del registro de personas o entidades en el acápite
“Otros”1 con la descripción de “gestor cultural”).
Institutos culturales bilaterales: organizaciones de repre-
sentación extranjera, que realizan distintos tipos de activi-
dad cultural en el país.
Librerías: entidades comerciales que contribuyen con la
difusión de la cultura escrita preferentemente a través de
la comercialización de libros o revistas en el mercado.
Medios de prensa escritos: medios de difusión escritos pro-
ducidos en la región, y que abarcan preferentemente el
quehacer regional–comunal (periódicos, revistas, otros
como boletines, anuarios, etc.).
Organizaciones culturales: entidades y agrupaciones, de-
dicadas a la promoción de la cultura a través de la asocia-
ción de personas en torno a intereses comunes y objetivos
consensuados. (Las organizaciones con estas característi-
cas, inscritas originalmente en el acápite “Otros”,2 pasaron
a conformar esta nueva agrupación). En ella pueden en-
contrarse, por ejemplo, la Asociación de Cortometrajistas,
Clubes de Cueca, Clubes de Tango, etc.
Productores culturales: individuos o entidades dedicadas
a la facilitación e implementación de eventos culturales,
mediante la vinculación de artistas, espacios de presenta-
ción, fuentes de recursos, etc., y el público.
Radios: emisoras de programación auditiva en bandas AM
y FM, que son producidas en la región.
Salas y espacios para muestras culturales: espacios esta-
bles destinados por la localidad, para exponer distintos
432 ATLAS CULTURAL MAPAS DE ROSTROS CON IDENTIDAD 433

tipos de muestras artísticas. En esta agrupación pueden
encontrarse teatros, gimnasios, auditorios, etc.
Universidades: entidades de educación superior regiona-
les, encargadas de la profesionalización del conocimiento
a través de la enseñanza de distintas disciplinas. Aparecen
registradas casas centrales y sedes, siempre y cuando en
estas últimas se impartan carreras.
II. Música
Música docta: se refiere a la música universal de todos los
tiempos, que requiere de transmisión escrita y aprendizaje
académico. En esta área se han registrado Agrupaciones,
Compositores, Directores e Intérpretes.3
Música folklórica: es la música anónima, propia, común y
aglutinante para una comunidad derivada de costumbres
y tradiciones que les son significativas. En esta área se han
registrado a los Compiladores4 de este tipo de música
Música popular de raíz folklórica: es aquella que toma de
la música folklórica giros melódicos, ritmo y forma y tiene
autor conocido. Se incluyen dentro de ella a los Composi-
tores de este tipo de música.5
Música popular internacional: es la música que se carac-
teriza por cierto desarraigo en los giros melódicos con
respecto a su país o cultura, con un fin comercial y difun-
dida masivamente a través de los medios de comunica-
ción. En ella se han registrado Agrupaciones, Cantautores,
Compositores e Intérpretes.
Escuelas de música: En este acápite se han registrado es-
cuelas, conservatorios y talleres dedicados a la enseñanza
de los distintos tipos de música, en las áreas teórica e
interpretativa, sea vocal o instrumental.
III. Artes Visuales y Audiovisuales
Artesanía: trabajo manual que ejercita una persona por cuenta
propia o con ayuda de algún otro (generalmente familiar), y
a través del cual produce objetos de carácter utilitario u or-
namental, elaborados a partir de materia prima provenien-
te de su entorno. En este oficio se han inscrito Agrupaciones
de artesanos, Artesanos, Ferias y Talleres artesanales.6
Audiovisual: arte y técnica de la comunicación, que utiliza
como soporte imagen y sonido. En esta área se han regis-
trado Audiovisualistas y Salas de exposición audiovisual.7
Escultura: es el arte que interviene el espacio, usando como
medio la materia y dando como producto figuras y formas
tridimensionales. En esta área se han registrado Escultores
y Escuelas y Talleres de escultura.
Fotografía (artística): arte y técnica de la fijación de imá-
genes por la acción de la luz. En este acápite nos hemos
referido a aquella que es producida con el objetivo de ser
difundida en circuitos de exposición artística, excluyendo
de esta forma a la fotografía publicitaria. Se han registrado
Fotógrafos y Escuelas y Talleres de fotografía.
Galerías de arte: espacio destinado especialmente a la mues-
tra y comercialización de diferentes creaciones plásticas.
Gráfica: en esta área se ha considerado el arte del grabado
y el dibujo.
Dibujo: arte del trazo sobre una superficie, utilizando para
ello lápices, plumas, etc. En esta área de la gráfica se han
registrado Dibujantes y Escuelas y Talleres de dibujo.8
Grabado: es el arte de la impresión y la reproducción se-
rial por medio de diferentes técnicas en matrices y tintas,
según las cuales toma distintos nombres como xilografìa,
serigrafía, agua fuerte, etc. En este tipo de gráfica se han
registrado Grabadores y Escuelas y Talleres de grabado.
Pintura: Es el arte del color y la forma sobre una superfi-
cie bidimensional. En ésta se han registrado Pintores y
Escuelas y Talleres de pintura.
IV. Patrimonio Natural y Humano
Archivos públicos o patrimoniales y centros de documen-
tación: centros públicos o privados que reúnen y conser-
van materiales documentales (escritos, audiovisuales,
auditivos entre otros) principalmente para preservación y
consulta pública.
Monumentos conmemorativos: son construcciones en ho-
menaje y de ornamentación de distintas características, eri-
gidos o reconocidos por la comunidad, ubicados general-
mente en algún sitio público.
Monumentos nacionales: “son los lugares, ruinas, construc-
ciones u objetos de carácter histórico o artístico; los
enterratorios o cementerios u otros restos de los aboríge-
nes, las piezas u objetos antropo–arqueológicos,
paleontológicos o de formación natural, que existan bajo o
sobre la superficie del territorio nacional o en la platafor-
ma submarina de sus aguas jurisdiccionales y cuya conser-
vación interesa a la historia, al arte o a la ciencia; los san-
tuarios de la naturaleza; los monumentos, estatuas, colum-
nas, pirámides, fuentes, placas, coronas, inscripciones y, en
general, los objetos que estén destinados a permanecer en
un sitio público, con carácter conmemorativo”.9
Los Monumentos Nacionales se encuentran divididos en
las siguientes categorías: Monumento Histórico, Monumen-
to Arqueológico, Monumento Público, Zonas Típicas y San-
tuarios de la Naturaleza.
Museos: instituciones dedicadas a la conservación y difu-
sión del patrimonio cultural de la nación (artístico, arqueo-
lógico, histórico, etc.).
Patrimonio local: son bienes muebles e inmuebles, luga-
res o formaciones naturales dentro de una localidad, reco-
nocidos por la comunidad como valiosos y necesarios de
conservar.
V. Manifestaciones Colectivas
Bailes religiosos: son aquellos bailes que se generan y or-
ganizan en torno a una festividad religiosa, cuyo objetivo
principal es de alabanza a la virgen, santos o la conmemo-
ración de fechas relevantes del calendario litúrgico. Este
tipo de baile se sustenta en una organización de fieles, que
tiene como finalidad rendir culto a través de la danza. Este
acápite surge del registro de bailes que aparecían en el
acápite “Otros”.10
Asociaciones y sociedades de bailes religiosos:11 agrupacio-
nes (sociales restringidas) estables dedicadas a la organi-
zación de los socios y danzantes de bailes religiosos, así
como la preparación de los bailes (financiamiento, ense-
ñanza, etc.) y la regulación de estos en su práctica.
Festividades religiosas: son fiestas que contribuyen a man-
tener y reproducir tradiciones locales ligadas a una creen-
cia religiosa.
Carnavales: son celebraciones o festividades locales, que
conmemoran eventos de importancia para la comunidad,
denominados por ésta como “carnavales”, no necesariamen-
te de connotación religiosa, sino también de sociabilidad.
Festividades locales: son fiestas enfocadas a reforzar la
identidad y sociabilidad comunitaria, a través de la ce-
lebración de aniversarios locales, realzamiento de las
características de la localidad, conmemoración de he-
chos históricos o sociales sucedidos en la comuna. (Este
acápite no existía inicialmente, y proviene de la agrupa-
ción de distintas festividades que aparecían en los acá-
pites de Encuentros Culturales Estables, Carnavales y
Otros).
VI. Artes Escénicas y Coreográficas
Arte circence: se refiere a aquel que generalmente se reali-
za en espacio circular y cubierto, en el cual un grupo de
artistas muestran disciplinas, oficios y destrezas acrobáticas
de larga tradición. Se caracteriza por la itinerancia del es-
pectáculo, en el cual algunos de sus miembros pueden des-
empeñarse estable o esporádicamente.
Danza: arte de expresión corporal rítmica. En ella se han
registrado Bailarines,12 Compañías, Coreógrafos y Escue-
las de danza.
Mimo: arte de la representación dramática muda. En éste
se han registrado Compañías, Cultores y Escuelas y Talle-
res de Mimos.
Murgas: acciones de arte itinerante, callejeras y colectivas,
que integran diversas prácticas artísticas y tienen una con-
notación social.
Malabarismo: práctica de origen circense que como es-
pectáculo acrobático, despliega las destrezas de una o más
personas en interacción con objetos como clavas, diábolos,
pelotas, etc. En éste se han registrado Malabaristas.
Teatro: arte corporal de representación dramática. En éste
se han registrado Compañías, Directores, Dramaturgos, Es-
cuelas y Talleres de teatro y Salas de teatro.13
Titiriteros y marionetistas: arte en el que animadores in-
dividuales y colectivos de muñecos, efectúan una dramati-
zación (representación) teatral. En éste se han registrado
Compañías y Manipuladores.

3 La intención original era inscribir solamente a aquellos intérpretes que realizaran presentaciones públicas como solistas, sin embargo
en algunas regiones esto se interpretó en forma más estricta que en otras, por lo tanto existe cierto desequilibrio entre regiones, que
se espera corregir en futuras Cartografías.
4 Se refiere a aquellos sujetos que realizan una labor de recopilación sobre la producción musical folklórica, contribuyendo a perpetuar-
la en el tiempo, ya que ésta es anónima y fundamentalmente de transmisión oral.
5 En el Directorio aparecen juntas tanto Agrupaciones y Cantores que se dedican a interpretar Música Folklórica y Música Popular de Raíz
Folklórica, a pesar de que inicialmente se encontraban separadas, Las personas parecían no manejar esta distinción, lo que significó que
se inscribieran simultáneamente en ambos tipos de música; por esta razón se decidió agruparlos en un nuevo acápite llamado Agrupacio-
nes de Música Folklórica y de Raíz Folklórica y Cantores de Música Folklórica y de Raíz Folklórica, para que no aparecieran repetidos.
6 Proviene del acápite “Otros”.
7 Espacios públicos o privados dedicados a la difusión y comercialización de la producción audiovisual, de corte comercial o propia-
mente artístico.
8 Estos acápites surgieron del registro de personas que aparecían en el acápite “Otros” (ver al final del Glosario) con la descripción de
“caricaturista”, “graffittero” o “dibujante de comics”, igualmente las Escuelas y Talleres de Dibujo.
9 Según definición tomada de la Ley Nº 17.288 de Monumentos Nacionales.
10 Ver acápite “Otros” al final del Glosario.
11 Registrados solamente en la I Región de Tarapacá.
12 Inicialmente nuestra intención era registrar sólo a aquellos bailarines que se desempeñan en su actividad como solistas, sin embargo
no es una realidad muy frecuente (o común) del quehacer del área a nivel nacional, por lo tanto se incluyeron a todos aquellos que
realizan su actividad de forma individual o colectiva.
13 En el cuestionario original, no se contempló la inscripción de actores particulares, bajo el supuesto de que la producción teatral se
cubriría adecuadamente en el acápite Compañías de Teatro. Sin embargo, se registró un número de actores en el acápite “Otros”, por
lo cual se está considerando la inclusión de un acápite propio en la próxima Cartografía.
 434 ATLAS CULTURAL
VII. Literatura Oral y Escrita
Declamación y paya (literatura oral): representación
o divulgación oral de historias, anécdotas, rimas y otros
originales o transmitidas por generación. En este se han
considerado además los Cantores a lo humano y a lo
divino.
Literatura (escrita): arte cuyo instrumento es la palabra
escrita en distintos géneros. En esta área se han registrado
Escritores y Talleres literarios.14
VIII. Otros
Este acápite registra a aquellos creadores que realizan dis-
tintas prácticas que aportan a la cultura local, y que no
están incluidos en los acápites anteriores. En éste se pue-
Nicolás Piwonka
14 Espacios de reunión y aprendizaje, en el cual un grupo de personas participa periódicamente con su creación literaria en torno a la
guía de un profesor.
den encontrar por ejemplo, luthiers, diseñadores teatrales,
restauradores, organilleros, etc.
Este registro permitió a su vez crear nuevos acápites en las
áreas ya existentes, como fue el caso del acápite de Organi-
zaciones Culturales en el área de Instancias de Gestión; o
el acápite de Dibujantes en al área de Artes Visuales, por
ejemplo.
Aun así, se presentaron una serie de otras actividades, ofi-
cios o manifestaciones vinculados al quehacer cultural, ta-
les como editoriales, investigadores, periodistas,
ilustradores, autores de textos educativos, etc., cuya incor-
poración al Directorio del año 2000 se encuentra en deba-
te, y dependerá de la discusión que realicen en su interior
los propios gremios.